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Yo tiendo a pensar que el superyo funciona también de una manera... digamos, hay
una diferencia entre el inconciente pulsional y el superyo. Sin dudas. Sobre todo
porque el superyo está constituido por fragmentos discursivos, está construido con una
lógica que no es la lógica del inconciente en el sentido estricto. Y es un tema para
pensar, porque en realidad el superyo funciona con algunos aspectos que son
claramente del inconciente, por ejemplo el hecho de que no hay imperativo hipotético
sino que el imperativo es categórico. Porque en realidad cuando el superyo prohíbe
algo es porque ya fue deseado. Con lo cual, en el momento en que lo prohíbe lo
prohíbe como un deseo realizado y no como un deseo a realizar. No estoy hablando
de los aspectos preconcientes de la ley, sino de los modos con los cuales el superyo
opera intrapsíquicamente. De manera que queda abierta esta cuestión de qué
aspectos del psiquismo son para-subjetivos y cuáles no. Hay aspectos del yo que no
están subjetivados. Es indudable eso. Hay modos de las identificaciones que
funcionan como adherencias. Y yo insisto en conservar la idea de subjetividad como
algo relativo a la conciencia y voluntad, aunque sea puntual. Si querés, sexta tesis de
Feuerbach, es ajeno a la conciencia y voluntad de los hombres, lo que no es
subjetivo. Y en ese sentido me gusta esta idea.
Ahora, volviendo a la sexualidad, si hay un punto en el cual la idea de para-subjetivo -y
aclaro para los que no vienen trabajando cuestiones conmigo, que yo digo para-
subjetivo con esta idea de que no es que la pulsión busca realizar algo de manera
intencional, sino que produce algo en la búsqueda de descargas que no están regidas
por la intencionalidad, y creo que el inconciente funciona así- si hay algo que me
parece fecundo de la idea de para-subjetividad del inconciente es que no se
intencionalice la pulsión, sobre todo cuando debe ser interpretada. Y no se interpreten
como intencionales las consecuencias de los actos de los sujetos compulsados.
Entonces me parece que abre una línea muy importante de trabajo práctico respecto a
reconocer cuáles son los deseos de un sujeto, y cuáles son los modos compulsivos
con los cuales no puede controlar su acción. Mientras que, en una tendencia más
clásica, se interpreta que si el sujeto no puede parar de hacer eso es porque eso es •lo
que quiere en el fondo.• No sé si es clara la diferencia, de creer que, bueno: •Usted
dice que quiere esto, pero en realidad, por lo que usted hace, es evidente que quiere
otra cosa.• No. No quiere otra cosa. Quiere lo que quiere, pero no puede parar de
hacer lo otro.
Entonces me interesa mucho esta desubjetivación como una forma de repensar los
modelos clínicos, las formas de intervención. Y, sobre todo, para no sustancializar el
inconciente. Porque en la medida en que uno le dice a alguien: •Bueno, en el fondo lo
que usted quiere es eso,• lo que está diciendo es que todo el resto es epifenómeno.
Que todo el resto es engañoso. No que el preconciente y el yo tienen su densidad, y
que el inconciente tiene otra y son dos instancias diferentes. No, se está diciendo que
es todo •falsa conciencia.• Que la verdad está en el fondo. Y esto yo creo que no
tiene nada que ver con el psicoanálisis. Creo que es una impronta fenomenológica, en
algunos casos se podrían pensar muchas de las formas de la falsa conciencia como
modos de manifestación en psicoanálisis de una ideología espontánea de anulación
de los efectos del inconciente. En ese sentido. No sé si te aclara esto. Ahora,
respecto al superyo y todo, hay que ir pensándolo.
Hay una escena extraordinaria en la película, en Alguien tiene que ceder, que es el
momento en que él la abraza y dice: •Alguien se está despertando.• Y se refiere a que
tuvo una erección sin viagra. Es una escena preciosa de la película, porque marca
cómo el deseo puede ser activado en este hombre a partir de que hace un enlace al
objeto. Mientras que todos los otros modelos con los cuales tenía que insuflarse
potencia estaban articulados por su propio narcisismo y no por el deseo. Eso es
extraordinario. Entonces, por un lado, está esta cuestión de la prematurez. Por otra
parte, está la cuestión de que lo para-genital, y por eso me gusta la expresión para-
genital, no es subsumido en lo genital. Quiero decir que los modos del autoerotismo
nunca... que hay una idea teleológica ahí, en Freud, como si fuera una idea hegeliana,
viene la síntesis y al final todo se junta en la genitalidad. Y entonces lo oral, lo anal...
minga, porque si fuera verdad así sería horrible. Pero, en realidad, residuos de lo oral
y de lo anal es verdad que forman parte. Pero, inclusive, requiere represión, requiere
sublimación... Pero lo que sí es verdad es que el autoerotismo sigue los carriles de lo
para-genital. Que tiene que ver, yo lo he dicho de una manera un poco escatológica,
con lo oral, con lo anal y con lo nasal. Cosa que nuestra cultura no denuncia nunca
pero que está muy presente desde el punto de vista... y Freud por finura nunca lo dijo,
o en su cultura nadie hacía esas porquerías, pero en todos los semáforos de Buenos
Aires uno ve la impronta del erotismo nasal desplegándose alegremente frente al
horror de los que rodean al personaje. Más todavía, gran parte de los reproches en
las parejas tienen que ver con el autoerotismo. ¿De qué se quejan las parejas?
Cuando uno ve parejas, se quejan de cómo el autoerotismo invade constantemente la
relación amorosa al otro. Cómo el ejercicio autoerótico no tiene en cuenta... es
irrespetuoso. Es irrespetuoso, no tiene en cuenta al otro. Este es un tema central en
la evolución de la pareja, precisamente, que indica que lo autoerótico nunca es
integrado a lo genital sino que mantiene su vía paralela.
Ahora, yendo a la edad madura de este señor, hay algo que es muy interesante, que
es la fuerza que toma lo autoerótico en la declinación de la genitalidad. Y esto hay
que tenerlo en cuenta, porque esto se ve mucho en el trabajo con alguna gente
mayor. Cómo no se produce sólo una pérdida jacksoniana, digamos, del control sino
que hay como una regresión, diría Freud, autoerótica a partir de una declinación del
deseo genital. Y que esta declinación del deseo genital aparece también con una
declinación del interés amoroso por el semejante. Y en la medida en que aparece
como una declinación en el interés amoroso por el semejante, caen los diques que
controlan el autoerotismo porque en realidad esos diques están en función de la
conservación del vínculo al otro. Entonces, me parece que es todo un tema para tener
en cuenta cuando uno trabaja.
Intervención. (no se escucha)
Sí, Débora. En realidad no puedo mucho, porque lo estoy pensando a medida que
ustedes me interpelan. Entonces lo voy pensando, pero hay algo que es de
observación en esto, y que aparece como uno de los problemas más serios de la
convivencia con gente mayor, a veces. Es muy impresionante cómo esto va ligado en
general a formas de pérdida de la autoestima y del autorrespeto. A mí me impresiona
mucho cuando Freud dice, en la metapsicología, que las represiones se realizan por
autoestima yoica, porque el self se ama a sí mismo y se respeta y se reconoce. Con
lo cual, en los momentos de pérdida de esa autoestima, de ese respeto, la pérdida de
normas sociales es muy clara. Hay que tener en cuenta, esto lo vamos a tomar, que
todo lo que hace a las formas de la pautación del autoerotismo son las normas básicas
de la cultura, incluido en eso... Yo el otro día tuve que escribir el prólogo para una
persona de San Pablo, que saca un libro sobre enuresis y encopresis, y entonces volví
a leer en el Deuteronomio, en el Libro de Moisés, las reglas de la salud. Y es
impactante, porque ahí dice... yo lo recordaba así como un recuerdo encubridor, pero
lo acabo de volver a leer, dice que cada persona tiene que llevar un bastoncito, una
estaca para hacer sus... y cubrirlo después. Y da una serie... lo cual indica que
estamos hablando de que forma parte no de una evolución natural de las cosas, sino
de algo que ha llevado mucho a la humanidad pautar. Esto es muy interesante. La
pautación de la analidad o de la excreción ha sido muy compleja para la humanidad.
Y ahí aparece muy claro el hecho de que las leyes sanitarias estén simplemente
centradas en eso. No hay ninguna otra ley sanitaria en el libro V. No hay leyes
alimenticias. Son leyes ligadas a la regulación de la segregación excremencial,
digamos, para jorobar un poco con Lacan que hablaba de segregación urinaria.
Entonces me parece que hay que tener en cuenta la relación existente entre
autoestima y autoerotismo. Porque no siempre las formas transgresivas son el efecto
de una modalidad narcisista extrema. Muchas veces son, precisamente, una caída de
los modos de los investimientos narcisísticos y expresión de la pérdida del valor de sí.
Y esto se ve muchas veces en procesos de desubjetivación en sectores que son
marginados, o que van perdiendo la capacidad de conservar ciertas pautas a partir de
la desubjetivación. Esto se ha visto en los Campos, en los procesos de marginación
en estos años, cómo va apareciendo cada vez más algo que degrada los procesos de
control del llamado autoerotismo, en este caso. Me parece que eso es muy
interesante. Y en la gente mayor ocurre. Con lo cual hay que tener en cuenta que
muchas veces estamos frente a un proceso fisiológico, claramente determinado, y en
otros casos estamos frente a un proceso de deterioro de la propia imagen yoica. Yo
creo que lo que no se puede perder de vista es que una vez que se instaura la
represión en el ser humano, la renuncia autoerótica tiene una vertiente relacionada
con la propia autoestima, y no solamente con la relación al otro. Y esto es muy, muy
importante.