Sei sulla pagina 1di 2

CONCIENCIAS TRANQUILAS

Vivimos en una constante dualidad, en la que el ser humano a través del


tiempo se ha debatido entre lo que comúnmente se denomina el bien y el mal…

Una dualidad que ha enmarcado a la historia en un contexto en ocasiones


trágico pero que ha pesar de todo ha subsistido y ha llegado hasta donde lo
conocemos; hasta la razón de nuestra existencia y el eje de nuestros impulsos.

Y no solamente esta dualidad ha estado presente en la mitología o en la


ciencia sino que ha alcanzado su máxima expresión en el comportamiento y
conciencia humana, pues un solo “sí” o un “no” hacen la diferencia y demarcan
el camino que tomarán las nuevas perspectivas.

Partiendo de ese mismo comportamiento humano se ve evidenciado la


necesidad de comunicarse y compartir en medio de una sociedad; de convivir
bajo principios y costumbres, y sobretodo de intercambiar bienes y servicios.

Esto último ha sido la base de lo que conocemos como evolución, pues le


mercado ha constituido la matriz del desarrollo; a la vez e intercambio o
trueque ha sentado los fundamentos de no solo una expansión territorial sino
también ideológica, cultural, religiosa, política, etc., ya que se han abierto las
fronteras territoriales y se ha permitido conocer al mundo en un solo vistazo.

Poco a poco la especie humana fue evolucionando, evolucionaron también sus


métodos y formas de transformar el medio; tecnificándose los procesos y
sistematizándose las operaciones. De aquí que el mercado ya no era solo un
lugar de intercambio, sino que era un término que trascendía, que iba más allá;
que rompía límites… Por ende, la estrategia se posicionó como la esencia de la
planeación. Ya el mercadeo se veía involucrado en toda acción que el hombre
realizaba y la combinación de todas las variables son sus principales aliados,
convirtiendo al hombre en protagonista de todo.

De aquí que ahora en pleno siglo XXI el mercadeo en combinación con las
logística y una buen administración es el éxito empresarial. Y además, de nada
serviría lo anterior si no se maneja la ética, los valores y los principios
universales, ya que desde las revoluciones sociales por los derechos civiles, y
en especial desde la década de los 60, el actuar del hombre y su aporte a la
sociedad es el eje rotatorio de la humanidad, de esa sociedad que gira entorno
al antropocentrismo y al mejoramiento continuo.

Es por eso que no solo la ética en el marketing sino también la conciencia


tranquila son el resultado de un proceso integral que engloba cientos de
aspectos que cada día son más vanguardistas a los requerimientos de las
nuevas generaciones, y de la nueva era, una era tecnológica en donde la
industrialización y el capitalismo visto en su mayor expresión son el
fundamento de lo que pisamos, comemos, bebemos, miramos, olemos, en fin,
de lo que hacemos….

A pesar de que el mundo no se detiene, y por el contrario cada vez va a mayor


velocidad, es nuestra labor hacer no solo más óptimos los resultados
invirtiendo menos y ganando más, sino también y la parte más importante para
mí, no olvidarnos de la “humanización” de que somos humanos, de que
podemos comprender más allá de los límites, de que podemos ponernos en el
papel del otro, de que no solo se busca el mejor producto o servicio, sino
también una excelente atención, de que se debe dar lo mejor de sí tanto en la
parte técnica como de relaciones personales, de que no nos podemos
conformar y siempre debemos ir tras esa anhelada perfección….

De esta manera, al hacer un buen trabajo, nos sentimos orgullosos de nuestra


labor, y también tendremos la conciencia limpia, pues hicimos a un consumidor
feliz porque en sus manos lleva el fruto de la dedicación, la disciplina, la
calidad, la higiene, la buena logística, el buen mercadeo, la buena
administración… Porque lleva en sus manos el mejor producto del mercado,
que no es el más barato ni el más abundante sino el más trabajado,
inspeccionado y hecho con amor…

Autor: Karen Jaramillo

Potrebbero piacerti anche