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A.

Presentación
Tanto por su posición privilegiada a la salida del istmo interamericano, como por su
extensión y la variedad de sus ambientes, Colombia debió de ser, desde épocas remotas,
lugar de paso y lugar de asentamiento para numerosas poblaciones de tradiciones
lingüísticas diferentes. Lugar de paso o de asentamiento para pueblos mesoamericanos
en movimiento hacia Suramérica ; lugar de paso o de asentamiento para pueblos
suramericanos en movimiento hacia Centroamérica o Norteamérica; laboratorio
milenario donde se encontraron, evolucionaron y se fragmentaron, las múltiples lenguas
que hoy se hablan en la selva amazónica, las sabanas de la Orinoquía, el macizo andino,
la costa pacífica, la Sierra Nevada de Santa Marta, el desierto guajiro ; las múltiples
lenguas que hasta hace poco se hablaban en el valle del Magdalena, en la costa caribe,
en las tres cordilleras.

Esta fragmentada geografía y esta intrincada historia, en


buena parte imposible de reconstituir produjeron una muy
notable diversidad lingüística y una variedad perceptible
tanto en lo tipológico como en lo genético, únicas, a esa
escala, en todo el continente americano.

La preocupación por reducir esta diversidad de lenguas aparece donde quiera que uno
esté confrontado al fenómeno. Desde el indígena witoto del Igara-Paraná, que trata de
explicar hoy, con relatos míticos, por que el paisano del Caquetá habla "distinto, pero
más parecido" que otro paisano del Putumayo , hasta las huestes de Jiménez de Quesada
que escrutaban ansiosamente el grado de entendimiento de los indios traídos de Santa
Marta con los indios de Vélez en las puertas del mundo chibcha.
Antes de entrar a proyectar un orden o una clasificación sobre esta diversidad empírica
y para evitar caer en ciertas falacias persistentes, es requisito epistemológico tratar de
reflexionar un poco sobre el objeto "lengua". Y, se debe primero, anotar que las lenguas
no son individuos biológicos sino sistemas simbólicos, instituciones sociales. No tienen
vida propia de tipo biológico ; suponen seres vivos que las utilicen. Ni nacen, ni mueren
por sí solas, ni se reproducen en otra lengua distinta. Su modo de ser se puede designar
bajo el término de "tradición" y con eso significamos una práctica de transmisión-
modificación-adaptación.
De cualquier acto de comunicación simbólica se puede decir que pertenece o no a tal
tradición. Y más aún de cualquier acto de comunicación lingüística. De ahí que se pueda
censar en un territorio dado un numero bastante preciso de tradiciones lingüísticas
diferentes. Pero esta "identidad" de una lengua no es la "individualidad" de un animal.
Dos tradiciones distintas pueden interrelacionarse, fundirse la una en la otra, permitir
actos de comunicación mixtos, etc. También puede una misma tradición dividirse en
varias tradiciones separadas si van mermando los actos de comunicación que las
manifiestan, las mantienen y las cambian. Estas propiedades nos obligan a tomar con
cierta distancia la idea de clasificaciones "genéticas" entre lenguas, las afirmaciones
sobre "lenguas-madres", "lenguas-hermanas", "familias de lenguas", etc. También nos
obligan a considerar con ironía la pretensión, a veces explícita, de reconstruir un estado
original con unas pocas lenguas primitivas, "ancestros" a partir de los cuales se podría
dibujar un cuadro genealógico.
Afortunadamente, no estamos del todo carentes de recursos. La observación lingüística
permite establecer relaciones entre fenómenos lingüísticos, relaciones que interpretamos
como índices de prácticas lingüísticas comunes anteriores. Ulteriormente se busca
sistematizar y ampliar estas relaciones, lo que ayuda a proyectar una luz tenue sobre el
pasado. No parece que nuestro entendimiento actual de lo que es el lenguaje humano
nos deje ir mucho más allá. Cada época propuso una clasificación de estas tradiciones
en función de lo que pensaba que era una lengua. El gran desarrollo de la lingüística en
los dos últimos siglos abrió un horizonte investigativo en el que apenas estamos
avanzando, en cuanto a las lenguas indígenas colombianas se refiere. Situaremos lo que
sigue en relación a las exigencias de este horizonte investigativo.
B. Primeros intentos clasificatorios
Tempranamente, el conquistador español percibió la diferenciación de lenguas, y a
menudo se escudó detrás de ella para justificar las dificultades de su empresa. Es dificil
medir el componente objetivo que se esconde en afirmaciones como ésta :
" Por lo cual hay tanta barbarie en sus lenguas que de una lengua unos a otros no se
entienden y habla cada uno su lengua. Es cierto haber más lenguas diferentes unas de
otras, que lenguas hay en toda la provincia" (Friede J.,1975 : tomo 5,109, citado por
Triana y Antorveza H., 1987 : 27) .
Los mecanismos de fragmentación lingüística que aún hoy se pueden observar en
algunas partes del país, nos permiten entre ver la realidad que causó el asombro del
español. Es probable igualmente que su misma actitud le impidiera percibir redes de
comunicación lingüística y afinidades entre lenguas que se sobreponían a esta división.
Los intentos que se dan en el siglo XVI y XVII para ordenar este supuesto caos son
escasos (Fray Esteban de Asensio, Fernandez de Piedrahita), y van dirigidos
principalmente a averiguar el área de expansión de las lenguas más habladas, según la
perspectiva de entonces de buscar "lenguas generales". Se trata de reagrupar a partir de
datos geográficos y culturales, o a partir del mismo testimonio indígena, más que de
establecer una clasificación fundamentada en la observacion intrínseca de las lenguas.
Hay que esperar el siglo XVIII para que los jesuítas de las misiones de los llanos del
Orinoco empiecen a despejar el campo. Algunos como Joseph Gumilla aplican a las
lenguas americanas el concepto de lengua matriz, ya en uso en Europa :

"Y es el caso que de aquella behetría de lenguas, unas son


matrices, otras son derivadas (al modo que de la latina,
como matriz, se derivan la española, francesa, e italiana,
mudado respectivamente el dialecto) de modo, que
entendida con perfección la matriz, da luz, y disminuye la
dificultad para sus lenguas subalternas " (Gumilla J.,
[1791] 1955 : 252)

La labor de recopilación y estudio de estos misioneros culmina en los intentos de


clasificación que hacen a fines de siglo, en Europa, con los datos de los jesuítas
refugiados en Italia, Salvatore Gilij ( [1780] 1965 ), y Hervás y Panduro ([1800]
1979). Gilij reconoce, apoyándose no solamente sobre palabras sino también sobre
rasgos gramaticales, la afinidad de varias lenguas del Orinoco con el extinguido taíno de
Haití, con el achagua y con el baure del Bení, dando pasos definitivos hacia la
conformación de la gran familia lingüística arawak. También presenta un intento
importante de clasificación de las lenguas de los Llanos orientales en nueve grupos.
Desafortunadamente, estos trabajos representan más el fin de una época que la llegada a
una etapa de madurez. Las circunstancias históricas que acompañan la decadencia y
destrucción del imperio español interrumpen por casi un siglo el trabajo de descripción,
comparación y clasificación.
C. Las clasificaciones modernas
Hay que esperar el surgimiento de la "americanística" europea para que, de los
documentos aportados por viajeros, etnógrafos y filólogos, reaparezcan, a fines del siglo
XIX, intentos clasificatorios.
Presentamos a continuación el cuadro de Sergio Elías Ortiz (1965 : 24) sobre el número
de familias lingüísticas en Colombia según los autores de clasificaciones de este siglo :
AÑO AUTORIDAD # DE FAMILIAS
1901 Daniel Brinton 11
1913 A.Chamberlain 18
1942 Ch.Loukotka 17
1946 H.Hoijer 6
1950 J.A.Mason 11
1952 P.Rivet & C.Loukotka 12
1956 J.Greenberg 2 grandesclases, 8 subfamilias
1958 M. de Castellví 5 grandes clases, 11 familias
Este cuadro es incompleto y habría que recoger aquí las clasificaciones de P.Rivet
(1924), de W. Lehmann (1926), de M. Swadesh (1959), etc. No es nuestra intención
desarrollar la historia de esta clasificación sino ilustrar la variedad de criterios y de
resultados a que han dado lugar. En esta sucesión vemos algunos hitos importantes y
dos clases bien distintas de intentos.
Despúes de Gilij y de Hervás, ya mencionados, el primer intento importante y sobre el
cual se apoyarán todos los otros es el del nortamericano Daniel Brinton ( [1891] 1946).
A pesar de la gran cantidad de limitaciones de información, el mérito de Brinton fue
recopilar y examinar todos los datos disponibles en la literatura de su época, buscando
clasificar a partir de datos lingüísticos. Recogía así la mejor herencia de Gilij, herencia
que no fue seguida por muchos de sus sucesores que clasificaron a partir de intuiciones
etnográficas, geográficas o simplemente volviendo a tomar afirmaciones no
comprobadas de sus antecesores.
Los trabajos del gran antropólogo francés Paul Rivet (1876-1958) a lo largo de más de
cuarenta años de observaciones, representan la segunda contribución importante a esta
historia. Es un innegable mérito de Paul Rivet haber publicado una gran cantidad de
datos ignotos (así lo testimonian más de treinta artículos exclusivamente dedicados a
lenguas colombianas, véase su bibliografía en Homenaje a Paul Rivet, 1958 : 66) y
haber fraguado muchas hipótesis que resultaron ciertas. Desafortunadamente; y esto es
común en esta clase de ejercicios; el afán de agrupar, de reducir a la unidad esta
prodigiosa diversidad lingüistica, no solamente en la región sino en todo el continente,
sin apoyarse sobre métodos seguros, lo llevaron a varias hipótesis endebles, hipótesis
que fueron a menudo recogidas ulteriormente sin mayor crítica. Justo es decir que la
pobreza de los datos, la inexistencia de estudiosos especializados en cada lengua y sobre
todo la ausencia de testimonios históricos impiden casi siempre la utilización directa del
método comparativo. Rowe (1951, citado por Wilbert en Loukotka C.1968 : 9)
caracterizó de esta manera el método de Rivet :
"Cuando un buen número de vocabularios extensos son disponibles, su procedimiento
habitual (de Rivet) es comparar la lengua que quiere clasificar con familias enteras.
Por ejemplo, si encuentra una lengua nueva que cree poder ser arawak, compara cada
palabra del vocabulario de esta lengua con palabras de significado semejante en unas
treinta lenguas que ya ha clasificado anteriormente como arawak. El encontrar alguna
forma semejante en cualquiera de las treinta lenguas es prueba de relación y el hecho
que el número total de semejanzas a alguna lengua "arawak" en particular puede ser
muy pequeño se pierde en la tabla comparativa. Rivet busca semejanzas más que
correspondencias sistemáticas entre sonidos ; no reconstruye ".
Otra referencia obligada en lo que a lingüística amerindia colombiana se refiere, es la de
Theodor Koch-Grünberg. Fue este universitario alemán (1872-1924) quién reveló la
existencia de muchas lenguas del oriente amazónico colombiano. La precisión de su
documentación y el rigor de sus comparaciones lexicales lo llevaron a constituir o a
definir familias lingüísticas vigentes aún hoy en día (witoto, bora, macú, tucano
oriental).

Los trabajos de clasificación de Sergio Elías Ortiz


continúan, por lo general, las ideas de Rivet. Los citamos
aquí porque siguen siendo consulta obligatoria y utilísima
por la cantidad de datos históricos y lingüísticos que
contienen para cualquier investigador en el tema de las
lenguas indígenas de Colombia.

También en continuidad con los trabajos de Paul Rivet, conviene citar al lingüista checo
Chestmir Loukotka (1895-1958). A lo largo de su actividad de universitario
americanista, Loukotka fue recogiendo y analizando una inmensa documentación que le
permitió elaborar una clasificación general de las lenguas de América del sur, la más
completa y detallada de todas las que tenemos a disposición (Loukotka :1968).
En los años cincuenta los lingüistas norteamericanos Mac Quown, Greenberg y
Swadesh tratan de reducir drásticamente el panorama intrincado de las lenguas
americanas mediante la elaboración de macro-clasificaciones. Basándose sobre las
clasificaciones anteriores, establecen agrupaciones mayores a partir del examen de listas
estándares de palabras. La metodología de tales intentos nunca ha sido muy explicitada
y creemos, por mucho que les acompañe una justificación matemática (Greenberg J.
1987 : Appendix B) que proceden de hipótesis que se van combinando una sobre otra
con un margen de error consecuente demasiado alto. En teoría, se hace comparación
masiva ("mass comparison"), cotejando datos lexicales estándares de cada lengua con
datos lexicales seleccionados, supuestos cognados, que habrían definido pre-
agrupaciones anteriores ( en realidad se siguen esquemas clasificatorios presentes en la
literatura (Gilij, Brinton, Rivet, Lehmann, Loukotka). Así se va determinando en qué
agrupación es preferible incluir la lengua examinada. No nos queda claro cómo se
incluye todo un grupo en otro. A esta comparación lexical "masiva" se añade algo de
información gramatical estudiando la distribución continental de ciertos rasgos como el
sistema personal, los demostrativos, etc. Tampoco queda claro si el mapa de distribución
de estas formas gramaticales coincide con el mapa de los grupos constituídos a partir del
léxico. A continuación presentamos la última gran clasificación de Greenberg en su
libro de 1987, que revisa muy poco el esquema de 1956 (Greenberg J : 1956) y que ha
dado lugar a mucha polémica ( Campbell L. : 1988).
Greenberg postula la unidad originaria de todas las lenguas del continente americano
menos las del grupo Nadene y las del grupo Esquimal. Todas estas lenguas procederían
de una cepa única que llama "amerindio". Este amerindio se habría fragmentado en 11
ramas : Macro-Ge, Macro-Pano, Macro-Caribe, Ecuatorial, Macro-Tucano, Andino,
Chibcha-Paez, Amerindio central, Hoka, Penutiano y Almosan-keresiouan. Las lenguas
habladas en Colombia se encontrarían en las ramas : Macro-Caribe, Ecuatorial, Macro-
Tucano, Chibcha-Paez. Esta sería la composición interna de estas ramas (subrayamos
las familias lingüísticas presentes en Colombia) :

Caribe Kukura
Macro-
Andoque Witoto
Caribe
Bora Yagua

familias macro-arawak (Otomaco, Tinigua, Kariri,


Guahibo, Katembri, Arawak (que incluye Piaroa
Maipure, Guamo, Arawa, Chapacura, Uro)) (= Sáliba),
Taruma,
Ecuatorial Cayuvava,
Timote,
Coche (=Kamsá), Trumai,
Jibaro-Kandoshi (que incluye Cofán, Tupí,
Esmeralda, Jibaro, Kandoshi, Yaruro), Tusha,
Yuracare,
Zamuco.

Auake, Muniche,
Auixiri, Nambikwara,
Canichana, Natu,
Catuquina, Pankaruru,
Macro- Gamella, Puinave ( =Macú-
Tucano Huari, Puinave), Shukuru,
Iranshe, Ticuna,
Kaliana, Tucano,
Koaia, Uman,
Maku, Yurí.
Mobima,
a) familias chibchas que incluyen un
"núcleo chibcha" con Antioquia ,
b) familias paeces que
Aruak (arhuaco),
incluyen un "núcleo páez"
Chibcha,
con Andaquí,
Cuna,
Barbacoa,
Guaymí,
Chocó y Páez propio,
Malibu ( = chimila),
más Allentiac,
Motilón (= barí),
Chibcha Atacama,
Misumalpan,
-Paez Betoi,
Rama,
Chimú,
Talamanca,
Itonama,
más Cuitlatec,
Jirajara,
Lenca,
Mura,
Paya,
Timucua,
Tarascan,
Warrau.
Xinca y Yanoama.

D. El marco de esta presentación


Siguiendo lo que nos pareció ser la opinión dominante del tercer seminario-taller
realizado el año pasado en Yerbabuena (Instituto Caro y Cuervo : 1988) sobre la
prioridad de fortalecer el estudio de cada lengua y la comparación detallada entre
lenguas ya vistas como afines (tanto a nivel de correspondencias fonéticas como a nivel
de la morfología gramatical), dejaremos de lado el establecimiento de relaciones tan
distantes como las anteriores, para examinar la situación de la clasificación a nivel de
agrupaciones menos especulativas. Para tal efecto, seguiremos como hilo conductor la
clasificación de Loukotka (1968) con las revisiones que le hizo Antonio Tovar, en la
última obra que trata de presentar las lenguas amerindias del continente y que tiene, por
lo tanto, una bibliografía más actualizada (Tovar A. y Larrucea C. : 1984).
Loukotka presenta 73 troncos o cepas de lenguas ("stocks") y 44 lenguas aisladas, para
América del sur y Central ( no incluye a Mesoamérica). Las cepas de lenguas habladas
en el territorio colombiano, de acuerdo a la revisión mencionada, serían las siguientes:

La familia lingüística maya consiste de cinco sub-familias e incluye muchas lenguas que
se hablan en México, Guatemala, y Belice. En México, las lenguas mayas se hablan en
siete estados de la república: Chiapas, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo, Campeche, San
Luis Potosí y Veracruz. En Chiapas, todas las lenguas son mayas (excepto el zoque), al
igual que casi todas las lenguas indígenas de Guatemala. (Los mapas siguientes
muestran la distribución aproximada de estas lenguas, tomando en cuenta algunas
migraciones recientes.) El número de hablantes de las lenguas mayas es más de 1 millón
y medio, y es así como esta familia es una de las dos más grandes de México. (La otra
es la familia náhuatl.)

Las cinco subfamilias de la familia maya son:


• Sub-familia ch'ol-tzotzil
• Sub-familia huasteca
• Sub-familia yucateca
• Sub-familia chujeana-kanjobal
• Sub-familia quicheana-mameana

Hay muchas ruinas de la civilización maya antigua en los estados de Chiapas y Yucatán,
y también en Guatemala. Estos sitios arqueológicos y los artefactos descubiertos en
ellos muestran un sentido estético muy avanzado: en escultura de piedra, cerámica,
piezas fundidas de metales preciosos, mosáicos, y la talla de cristal y jade—todos
producidos sin herramientas metálicas. Los Mayas ya habían inventado el símbolo
abstracto del cero para simplificar las matemáticas mucho tiempo antes de que se usara
en Europa, y el calendario maya fue más antiguo y eficiente que el calendario juliano
que usaban los españoles que conquistaron México.

Durante los años cincuenta, se podía distinguir el origen de la gente por la ropa
característica de los hombres y las mujeres. Actualmente, muchos compran su ropa en
tiendas, sobre todo los hombres. Las mujeres en regiones altas prefieren la ropa
tradicional con sus faldas largas hechas de lana de sus propias ovejas. Algunos de sus
rebozos también eran hechos de lana, los cuales les daban a ellas y a sus bebés mucha
más protección en los días fríos.

La dieta típica de los mayas consiste de maíz, frijoles y calabaza. Algunos cultivan
jardines pequeños cerca de sus casas donde plantan col, rábano y otras verduras. Mucha
gente maya no tiene suficiente terreno para cultivar el maíz necesario para sus familias,
ni tienen tampoco bastante tierra forestada de donde obtener leña, así que buscan tierra
dondequiera puedan. Especialmente los tzeltales aumentaron su territorio durante la
segunda mitad del siglo XX, migrando a la selva lacandona en el este de Chiapas.

Muchas lenguas de esta familia suelen tener palabras largas y complejas, con muchos

prefijos y sufijos. Por ejemplo, ‘el maestro’ en el tzotzil es li jchanubtasvaneje; esta


frase contiene las siguiente piezas: li ‘el, la’, j ‘agente humano’, chan ‘aprender’,
ub ‘llegar a ser’, tas ‘causativo’, van ‘habitualmente’, ej ‘nominalizador’ y e ‘fin de
frase’. Así que, el sentido literal de esta palabra es ‘alguien que habitualmente hace
aprender algo (a alguien)’.

Un rasgo distintivo de las lenguas mayas es su uso de consonantes glotalizadas. Éstas se


forman al cerrar las cuerdas vocales durante una consonante como p, t, o c (k); la laringe
se levanta, produciendo presión extra que resuelta en un taponazo después de la
consonante cuando la presión es soltada por los labios o la lengua. (Ver el diagrama de
los órganos principales de articulación.) Usualmente, la glotalización se escribe con una
comilla después de la consonante. Por ejemplo, en el tzeltal, hay tres consonantes

glotalizadas en la frase c'ux c'ajc'al, que significa ‘hace calor’


La Familia:
El indio azteca nacía en un clan o calpulli, que era un grupo de familias con finalidades
comunes y dueño de algunas tierras. El hombre casado recibía directamente del clan una
parcela, pero sólo se le permitía quedarse con el producto de la tierra. El hombre podía
casarse a los 20 años y la mujer a los 16. Factorese económicos, y principalmente, la
preparación de la comida, hcían imposible que un hombre se mantuviera por mucho
tiempo sin esposa.
La mujer tenía derechos, aunque no tan amplios como los del hombre. Podía tener
bienes, acudir al consejo en demanda de justicia y, si era tratada cruelmente por el
esposo, obtener el divorcio. Una vez divorciada, podía casarse de nuevo, si quedaba
viuda, sólo se le permitía contraer matrimonio con un hombre del clan de su difunto
marido. Su mayor temor era no tener hijos, ello era causal de divorcio por parte del
esposo.
La Alimentación:
La alimentación de la familia, además de las tortas de maíz, incluía los porotos, el ají,
pescado y a veces carne de ave, y algunas especies de perros que eran utilizadas como
alimento. Era muy escaso el desarrollo de la ganadería, no tenían vacas, cabras, cerdos
ni caballos y, por consiguiente, no conocían la leche ni el queso. No había grasa para
freír y todo se comía asado o hervido.
Religión:
Los Aztecas practicaban una religión politeísta, (muchos dioses) muy compleja. Sus
creencias manejaban toda la vida de este pueblo. Los dioses aztecas no tenían un sitio
definido, pues podían ubicarse tanto en el cielo como en el mundo cotidiano y tener un
carácter bondadoso y maléfico al mismo tiempo.
Los aztecas hacían ofrendas de sangre. Este alimento se ofrecía al dios del sol para
vencer a la oscuridad. En muchas oportunidades los sacrificios implicaban la muerte de
la víctima.
Sus ceremonias eran múltiples y variadas.

Este Gran Imperio, el más extenso de América y uno de los más grandes
de la antiguedad abarcó casi toda la parte de Occidental de Sudamerica
(Desde Colombia, pasando por Ecuador y Perú,Bolivia hasta cubrir
Chile y parte de Argentina). Con una población de mas de 12 millones
de habitantes unidos por una sola lengua, el Quechua. Estaba gobernado
por un emperador llamado Inca. Su capital, la ciudad de Cusco,
(Ombligo en quechua), ubicada en medio de los Andes, era llamado por
sus pobladores 'Ombligo del Mundo', ya que ellos pensaba que fuera
del imperio no existían pueblos civilizados. Los Incas fueron los
especialistas en la piedra. Con ella construían casi todo, Edificios
Públicos, Templos, Sistemas de Regadío, Canales y Fuentes de Agua,
Esculturas, etc. Son famosas sus inmensas piedras (de cientos de
toneladas) talladas como piezas de inmensos rompecabezas para
encajar a la perfección con las otras piezas.

El Imperio Inca Antes de que el


pueblo inca formara su imperio y
creara su civilización especial,
florecieron en las montañas de los
Andes, en el noroeste de Sudamérica,
varias civilizaciones independientes,
de carácter local, con rasgos que las
diferenciaban bastante entre sí:
Chavín, Mochica, Nazca y
Tiahuanaco, así como Chimú,
precursor de los incas.

El pueblo inca era la Roma de la antigua América: un


pueblo dominador, forjador de un imperio, con una
administración perfectamente organizada, una
burocracia estatal con conciencia de clases, y que
contaba con hábiles ingenieros y arquitectos.
El Imperio Inca, con su centro en las mesetas del Perú,
se formó al mismo tiempo que el azteca, en el s. xiv, y
subsistió hasta que los conquistadores españoles
llegaron en 1530.
En el norte de Sudamérica, los arqueólogos han hallado
restos de cultivos y trabajos que - según sus cálculos -
'se remontan hacia el año 7000 a. de J.C. Los indios
chibchas que habitaron en lo que hoy es Colombia
constituyeron un pueblo destacado. Eran muy hábiles
artesanos y fabricaron objetos de adorno, de oro batido,
que dieron origen a las leyendas de Eldorado (el país del
oro). Con el tiempo se creó una unidad política estatal,
el reino Chimú, que alcanzó bienestar y poderío basados
en los cultivos en terraza, en la pesca, y en una
administración centralizada. Su influencia se extendió
sobre todo el norte de Sudamérica, pero su duración fue
muy corta. El reino Chimú no pudo resistir los ataques
del poderoso pueblo inca.
Muchas características del Imperio Inca, como su
despótica constitución estatal, la rectilínea planificación
urbana y su sistema de comunicaciones, fueron una herencia del pueblo chimú.
Asentado en la capital. Cuzco, situada en lo alto de las montañas, el Inca era un tirano
sin escrúpulos. Se le consideraba como un dios, el Hijo del Sol. La religión dominante
era el culto al Sol. constituyendo los sacerdotes la clase social más poderosa. En el
futuro quedó para siempre relacionada la palabra inca con el nombre de oro. Las
antiguas leyendas de Eldorado quedaron confirmadas. El pueblo inca producía en
grandes cantidades objetos de oro. utilizándose incluso como material de construcción y
hasta para empedrar las calles.
Aunque pueda sorprender, los incas carecían de un
verdadero idioma escrito. A guisa de sustitución,
disponían de un sistema de cordones, de diferentes
colores y longitudes, con nudos, llamado "quipus". Cada
nudo, así como cada color y cada longitud del cordón,
tenia su significado especial. Este sistema de "escritura"
por medio de nudos se empleaba principalmente para
designar cantidades en las actividades mercantiles y
militares.

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