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10 MU JULIO 2007

Movete
MANUEL DELGADO

La calle como máquina social y como escenario político es el


tema que este catedrático catalán analiza con pasión y
minuciocidad típica. El resultado es este elogio de la
desobediencia y del público, indomable a pesar de la industria del
control que se ha desarrollado para doblegarlo. Así, el texto se
puede leer a la vez como un alegato contra la criminalización de la
protesta -que deberían consultar nuestros jueces- pero también
como una guía miedo el desorden vital de toda ciudad que es
todavía capaz de defender en voz alta sus derechos.
Urbano estructuran sus relaciones con el po- apropiación. En realidad, una
der, para someterse a él, pero cosa es consecuencia de la otra:
La ciudad es un sitio, una gran
también para insubordinársele o para la renuncia de la administración
parcela en la que se levanta una
ignorarlo. pública a planificar la ciudad pa-
cantidad considerable de
ra entregarla al desorden
construcciones, se despliega un Máquina
especulador y a su conversión en
conjunto complejo de
Las ciudades pueden y deben ser producto de y para el consumo,
infraestructuras y vive una población
planificadas. Lo urbano, no. Lo sólo es posible manteniendo
más bien numerosa, la mayoría de
urbano es lo que no puede ser rigurosamente vigilados los
cuyos componentes no suelen co-
planificado, ni se deja. Es la espacios por los que transcurre
nocerse. Lo urbano es otra cosa
máquina social por excelencia, un una vitalidad urbana
distinta. No es la ciudad, sino las
colosal artefacto de hacer y deshacer contemplada siempre como
prácticas que no dejan de recorrerla
nudos humanos que no pueden obstáculo para el buen marke-
y de llenarla de recorridos. Es la so-
detener su interminable labor. En ting urbano y como fuente de
ciedad que producen los urbanitas, la
cambio, en todo el mundo se puede desasosiego para cualquier
manera que éstos tienen de gastar los
constatar las evidencias de que el forma de poder político.
espacios que utilizan y al mismo
proceso que se sigue es exactamente
tiempo, crean. El espacio urbano real
el contrario. Se planifica lo urbano,
es el proscenio sobre el que se nego-
pero no la ciudad, que es vendida
cia, se discute, se proclama, se oculta,
para que el más feroz de los libe-
se innova, se sorprende o se fracasa.
ralismos la deprede y haga de ella
Espacio también en el que los
un negocio. Se estimula la
individuos y los grupos definen y
propiedad, pero se restringe la
Entrar y salir afuera lo es del acontecimiento.

Qué suponen los gestos en principio elementales de entrar y salir? Control


¿A qué nos conduciría una reflexión profunda acerca de las Si la ciudad es flujo, circuito, el Estado es o quiere ser
connotaciones de ese acto de apariencia simple que es abrir una
inmóvil. Si las líneas que conforman la ciudad son hori
puerta para pasar de adentro afuera o viceversa? Dentro se supone
zontales, las que genera el ESTado son jerárquicas y
que estaremos al amparo de las in c le mencias de un mundo
exterior que para la cultura moderna aparece gravemente
verticales. De ahí que, en gran medida, la historia de la
devaluado. El descrédito de lo externo da por sentada que fuera construcción de Estados centralizados de Europa haya
todo es banal, pasajero, frío y que allí nos aguardan –dicen- todo sido la del control fóbico contra comunidades real o
tipo do peligros físicos y morales. Entrar entonces resulta idéntico a míticamente errantes, como los judíos o gitanos. De
ponerse a salvo de un universo exterior percibido como inhumano y
ahí también que a partir del siglo 19, las ad-
atroz.
ministraciones centrales promulguen leyes especiales
Acontecimiento contra los vagabundos. De ahí que, en su forma
actual, esos mismos Estados no dejen de manifestar
Frente a esta perspectiva que inventa el hogar y maligniza el espacio
que lo rodea aparecen, al mismo momento, otras visiones que hacen su obsesión por fiscalizar flujos migratorios.
el elogio de la experiencia. Como Georg Simmel1 supo analizar en
Cultura
un célebre texto de 1908, a la acción de empujar la puerta para salir
fuera puede asociársele la capacidad de cambiar, de devenir otra u No se insistirá bastante en que una calle no es un
otras cosas, de obtener ventajas de aquellas sensaciones que mero pasadizo que se abre paso entre construcciones.
podrían haberse percibido inicialmente como fuentes de desazón: Denigrada por las ideologías más autoritarias y
la incertidumbre, la ambivalencia, la extrañeza. En el exterior se antiurbanas, siempre incómodas ante su tendencia al
extiende en todas direcciones el imperio infinito de las escapatorias
enmarañamiento y su ambigüedad semántica, la calle
y las deserciones, de los encuentros casuales y de las posibilidades
es una institución social. En su seno se desarrollan
de emancipación. Si el adentro es el espacio de la estructura, el
formas propias de aprendizaje y sociabilidad. Es
cierto que, por descontado, la calle está sometida a las que vemos desparramarse por las aceras es una
vigilancias políticas y al control social, pero esas formas oportunidad magistral que recibimos de confirmar que
de fiscalización se ven debilitadas y es mayor la es posible estar juntos sin jerarquías ni estructuras,
posibilidad de que se den desobediencias e insolencias, tejiendo y destejiendo pactos a cada momento,
a la vez que todo tipo de apropiaciones furtivas. Las teniéndonos en cuenta los unos a los otros no en
aceras deben ser consideradas, por tanto, terreno para función de quiénes somos, sino de lo que nos ocurre.
una cultura dinámica e inestable, elaborada y
Comunicación
reelaborada constantemente por las prácticas y
La calle, la plaza, el parque público, el colectivo, el
discursos de sus usuarios.
andén, el mercado, el vestíbulo de cualquier estación
Agitación son espacios comunicacionales. La conducta colectiva
La concertación social automática que, encarnan las en el espacio urbano visto como espacio para un tipo
muchedumbres que vemos agitarse en las calles y de las de acción social en que el movimiento estructura,
que sus componentes se pasan el tiempo entrando y puede adoptar dos modalidades: las movilidades y
saliendo a voluntad, alcanzan su mayor capacidad para las movilizaciones. Las movilidades están integradas
generar estupefacción y energía cuando pasan de su por cambios de posición difusos y moleculares. En el
habitual estado difuso a otro fusional, cuando caso de las movilizaciones, ese personaje central de la
demuestran su capacidad para producir o transformar vida urbana -el simple peatón- alcanza unos niveles
mundos. Es en las multitudes urbanas festivas o máximos de protagonismo en tanto que
insumisas donde lo colectivo es vivido como sociedad apropia, con otro como él, del espacio publico para
puesta a hervir. A pesar de todas las excepciones que hilvanar sobre él un discurso que le permite decir una
delatan la sombra que sobre ella proyecta una estructura cosa, hacer proposiciones, llevar a cabo
social hecha de desigualdad y exclusión, esa agitación interpelaciones, emitir enunciados. Se trata no de
hablar en voz alta y a coro por la ciudad, sino a través de manifestación de calle implica una de las expresiones
ella, como si sus lugares no fueran sólo puntos en un más entusiastas y activas de participación política y
mapa, sino los elementos moleculares de un lenguaje. de involucramiento personal en los asuntos
La calle se convierte de este modo y en un sentido literal colectivos, así como una modalidad especialmente
es un espacio abierto. No sólo por su accesibilidad, sino vehemente y eficaz de control social sobre los poderes
sobre todo por su disponibilidad semántica, que hace de públicos. En ese sentido la manifestación de calle no
él una suerte de pizarra. glosa las condiciones del presente para acatarlas sino
para impugnarlas y por eso se convierte en uno de los
Manifestación
instrumentos predilectos de los llamados
Desde el punto de vista de la teoría política, la movimientos sociales, es decir corrientes de acción
manifestación de calle concreta el derecho democrático social concertadas para incidir sobre la realidad y
a expresar libremente la opinión, derecho personal ejer- transformarla. Los movimientos sociales, en efecto,
cido colectivamente. A través de él, las personas pueden mueven y se mueven o tratan de mover la realidad y lo
apoyar a veces, pero mucho más frecuentemente hacen a base de moverse topográficamente en su seno.
oponerse a los poderes administrativos o a cualquier
Intermediación
otra instancia por medio de una asociación transitoria
que se hace presente en un sitio de paso público, Si el Estado y las diferentes esferas gubernamentales
apropiándose de él u ocupándolo. Ese espacio público tienen su teatro, ese dispositivo de efectos escénicos
deviene así, en efecto, en público, en el sentido que dibujan lo que Marc Abeles2 ha llamado "el
ilustrado del término, es decir en espacio de y para la círculo mágico" alrededor de los políticos, lo mismo
publicidad en que personas que se presumen racionales, podría decirse de instituciones al mismo tiempo
libres e iguales se visibilizan para proclamar su verdad fundamentales e hiperabstractas como el pueblo, la
con relación a temas que les conciernen. La ciudadanía o la opinión pública... es decir todo
aquello que se supone que el sistema político escénica de la crítica pública con relación a los asuntos
representa. En las manifestaciones se suscita la imagen públicos.
de que todos esos personajes no son entidades protago-
Derecho
nistas pero pasivas, que se limitan a depositar su voto
Parecería que las convocatorias públicas están
en una urna cada equis tiempo, sino un conjunto de
destinadas a generar acontecimientos mediáticos, pero
individuos que pueden tomar la determinación de hacer
de hecho, más allá de la función inmediata, la acción
oír su voz directamente, sin la intermediación de sus
política en la calle constituye una modalidad de
mediadores políticos. Se entiende, por todo ello, que
democracia directa y radical, en la que son los propios
cuando una colectividad quiere proclamar alguna cosa
afectados los que se consideran legitimados para
lo hace preferentemente en el centro y no sólo por sus
hablar de sí mismos y sin el concurso de mediadores
virtudes magnificadoras, ni porque allí residan las
orgánicos institucionalizados a través del voto, ni
instancias políticas interpeladas, sino por la propia
usando los "conductos reglamentarios" que prevén el
elocuencia que se atribuye a un territorio donde pasa
sistema parlamentario y la burocracia administrativa.
do aquello que permite hablar - en el sentido que sea-
Se trata, al fin y al cabo, de una denuncia de lo que
de una sociedad urbana.
Pierre Bourdieu llamó fetichismos de la delegación.
Público También una manera de advertirnos que la lucha
Nos encontramos ante lo que convierte el espacio democrática es una lucha por el derecho a hablar en
urbano en espacio verdaderamente público en el voz alta y para que todos oigan lo dicho, de tai forma
sentido moderno del término, es decir como espacio que la manifestación funciona como una conquista de
al servicio de la libertad de la palabra, también de la palabra.
cuestionamiento sin trabas a cualquier forma de
autoridad y de denuncia de abusos, institucionalización
Ciudadano peatón
Patria absoluta del acontecimiento, su protagonista es conocen o están por conocer formas de cohesión
un personaje al mismo tiempo vulgar y enigmático: el espontánea capaces de hacer tambalear cualquier
peatón, el transeúnte, que de pronto decide usar estructura, a disposición de sectores sociales para los
radicalmente la calle, actuarla, decirla diciéndose y que, que la democracia es todavía sólo una palabra. Y es
haciéndolo, se apropia de ella. Aunque acaso fuera ese ahí afuera, a la intemperie, donde se van a
mejor decir que, sencillamente, la recupera. registrar -seguro- nuevos pasos en pos de la conquista
de una ciudadanía sin excepciones, entendiendo
Democracia furiosa
ciudadanía no como una entidad pasiva, sino como un
tema central de y para una práctica incansable e
A pesar de las exclusiones y las vigilancias que la
infinita en aras de la igualdad, como estrategia hacia
afectan, la vida en la calle es el proscenio natural para la
una democracia; furiosa y como argumento inagotable
emancipación, la redefinición y el cambio. Los espacios
para la desobediencia.
abiertos de las ciudades son ya, ahora mismo, ese
escenario que ampara y excita la comunicación Infancia
humana, los contrabandistas culturales en todas las Los niños aparecen hoy expulsados de aquello que un día
direcciones, la generación de redes solidarias. Ahí su imperio natural: la calle, ámbito de
afuera, al ras del suelo, proliferan las transversalidades e sociabilización que había resultado fundamental y
hibridaciones que son nuevos motivos para del ahora se les preserva para proteger la falsa
reconsideración de esto, de aquello, de todo. Cada acto pureza que la caricatura que de ellos hacemos se las
de traspasar las puertas -cualquier puerta-hacia el atribuye. Acuartelándolos en la casa o en la escuela,
exterior es una nueva oportunidad para la deserción o el concentrándolos en singulares para el consumo y la
desvío. En ese ahí afuera -a pesar de todas las estupidez sometiéndolos a toque de queda
vigilancias que se pasan el tiempo escrutándolo- se permanentemente, los protegemos de la calle al
tiempo que protegemos a esa misma calle – ahora más ciudad nos descubrimos atravesando paisajes secretos,
desierta de niños- de la dosis supletoria de entendiendo de pronto que los cuerpos y las cosas se
enmarañamiento que los niños siempre están pasan el tiempo tocándose y que nada, nada, está
en condiciones de inyectarle. Negándoles a los niños el nunca lejos.
derecho a la ciudad se le niega a la ciudad mantener
El trayecto de un ensayista urbano
activada su propia infancia, que es la diabólica
Manuel Delgado nació en Barcelona en 1956. Licen-
inocencia de que está hecha y que la vivifica.
ciado en Historia del Arte y doctor en Antropología,
Revelación tiene una variada y prolífera actividad académica.

Salir a la calle es salir de nuevo a la infancia. Vivir el Desde 1986 es profesor titular de Etnología Religiosa

espacio es jugar en él, con él, a él. También nosotros" en el Departamento de Antropología Social de la

desobedecemos a veces, como los niños siempre, las Universitat de Barcelona. Es coordinador del

instrucciones que nos obligan a distinguir entre nuestro doctorado Antropología del Espacio y del Territorio,

cuerpo y el entorno en que se ubica y genera. Es cierto miembro del GRECS (Grup de Recerca en Exclusió i

que hay adultos que ya han dejado definitivamente de Control Socials) y del Grupo de Trabajo Etnografía de

jugar. También lo hay que nunca han enloquecido, que los Espacios Públicos del Institut Cátala

no han bailado o que no se han dejado enajenar por d'Antropología. Entre otras obras, es autor de De la

nada o por nadie. Los hay también que no tienen nunca muerte de un dios. La ira sagrada, Las palabras de

sueño y no sueñan. Todos ellos tendrán razones para otro hombre, Ciudad líquida, ciudad interrumpida e

descubrirse a sí mismos como lo que son: el cadáver de Identidades dispersas. Con su libro El animal público

un niño. Ninguno de ellos, sabe lo que saben los niños. obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo y las mejores

Se nos vuelve a revelar algunas veces de mayores, críticas, por La calidad de su pensamiento y escritura.

cuando caminando por cualquier calle de cualquier Sociedades movedizas es su más reciente trabajo.
Filosofía del dinero (1900) y El conflicto de la
cultura moderna (1918).

1 Georg Simmel (1858-1918). Doctor en filosofía 2 Marc Abeles es francés, dirige el Laboratorio
por la Universidad de Berlín. Se centró en el Antropología de las Instituciones y de las
estudio de tos pequeños grupos alejándose de las organizaciones Sociales y es profesor de la
grandes macroteorías de la época. Entre sus obras Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales,
destacan: Introducción a la ciencia moral (1893), escribió El nuevo espació público en 1995.

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