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¿Porque abandoné la religión?

Puedo reconocer abiertamente que desde pequeño pertenecí a una religión, en


la cual hasta hace poco viví.

Dentro de la misma fui mediocre en exceso. Nunca me pude confesar un


verdadero religioso ya que al pasar los años descubría muchas cosas que me
hacían dudar, encontraba aspectos que nunca me gustaron. Realmente nunca
sentí que fuera acercado a Dios por medio de ciertas doctrinas o reglas.
Discutía con mi familia y conocidos; con mis amigos hasta me llegué a profesar
un renegado de mi religión, ya que eran tantas cosas tan malas las que conocí
que mejor no continúe.

Al pasar el tiempo me fui acercando al Evangelio y fui resolviendo muchas de


mis dudas (en sentido figurativo, pues ahora comprendo que las respuestas
vinieron de Dios). Pero no era suficiente pues mi idea de Dios era otra. Yo no
podía comprender como un Dios que decían era puro amor pudiera tolerar
tanto mal, tanto pecado, injusticias, etc. Para ello fui abierto al conocer muchos
puntos de vista, pero sin duda la Biblia fue la mejor fuente de respuestas.

Comprendí que no podía hablar siquiera de Dios sin conocerle. ¿Cómo podía
negar a un Dios que no conocía?

Mi vida en el Catolicismo no me acercó a Dios, siempre me la pasaba hablando


mal de la Iglesia, del clero de sus costumbres pero cometiendo el grave error
de hablar sin conocimiento de causa. Siempre viví en el pecado pensando que
tenía una chance más en el “purgatorio”. Sabía que debía leer la Biblia, pero
para que, si al fin y al cabo que no quería ser un santurrón, creía que leer la
Biblia era de viejitas.

Me acerqué al Cristianismo una vez que seguí leyendo la Palabra de Dios,


empecé a asistir a reuniones donde se estudiaba la Palabra de Dios y comencé
a comprender más y más cosas de las cuales nunca encontré respuestas. Pero
seguí cometiendo el error de hablar sin conocimiento de causa acerca del
Catolicismo. Tal vez el celo por Dios me hizo contender con conocidos acerca
del catolicismo y sus creencias. Para ese entonces ya era nacido de nuevo.

Acepté a Jesucristo en mi vida cuando comprendí que por mí mismo nunca


podría tener una vida agradable a Dios. Fue entonces que llegue a ver desde
otra perspectiva lo que antes profesé y comprendí muchas cosas que antes
ignoré.

Pero existieron muchas cosas que me hicieron correr de la religión, la más


importante de ellas fue que conocí a Cristo, conocí un poco de su Palabra y me

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ganó. Fue así que comprendí ese grandísimo sacrificio que hizo por mí en la
cruz.

Siempre viví con dudas, y el recibir evasivas no ayudó mucho; ciertamente


tampoco fui un estudioso de la Palabra. No conocía mucho de la Palabra ni del
catolicismo, pero aún así me di cuenta de muchas cosas.

Una vez estudiando la Palabra me di cuenta de tantas cosas… me di cuenta


que muchas cosas nadie me las resolvía porque eran en contra de intereses
muy fuertes, incluso porque a quien le preguntaba no sabía que responder.

A continuación pretendo esquematizar algunos de los aspectos más terribles,


risibles y difíciles que me motivaron a dejar la religión y vivir bajo la Fe en mi
Señor Jesucristo, fuera de normas institucionales humanas e inventadas por los
mismos.

1 . La religión no ofrece respuestas


Ciertamente, ninguna religión ofrece respuestas, lo único que hacen es
moldear sus propias reglas, compromisos, legalismos, institucionalismos y
métodos haciéndolos pasar por la única verdad, pero ante esto la Palabra de
Dios dice:

(Juan 14:6 RV60) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.

Cualquier otra “verdad” sea anatema. Pero aún peor es malinterpretar la


Palabra de Dios, ya sea para sacar ventaja, respaldar herejías o agregando o
quitándole:

2 Pedro 1:20-21 RV60


(20) entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada,
(21) porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

(Apocalipsis 22:19 RV60) Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta
profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de
las cosas que están escritas en este libro.

Toda religión fabricará sus propios textos “sagrados” para respaldar sus
herejías, presumiéndoles como la única verdad existente, y que fuera de sí no
hay ninguna salvación.

Nada más alejado de la realidad:

(Juan 1:17 RV60) Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo.

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Así que la Verdad vino y es por Jesucristo únicamente. Fuera de Él no hay
verdad alguna:

(Juan 14:6 RV60) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.

De modo que cualquier “respuesta” será basada en ideas y creencias propias.


La pregunta aquí es, ¿entonces como saber cuál es la verdad? La única
respuesta es Jesucristo. ¿Cómo podemos analizar esa supuesta verdad?, pues
habrá que buscar en la Biblia…

El único libro que contiene cualquier respuesta hecha por el hombre, me atrevo
a decir que está en la Biblia; nadie ni nada podrá darnos respuestas. Es lógico,
si Dios nos fabricó, la Biblia aquí vendría a ser como el manual del Fabricante.

El Cristianismo es la única religión (por llamarle así) que no usa libros hechos
por hombres, y que no complementa la Palabra. Para el Cristiano la Biblia es
suficiente.

2. porque ciega los ojos y coarta la libertad


Ciertamente cualquier hombre que vive fuera de Cristo, es cegado por un velo
que le impide ver la realidad:

(2 Corintios 3:14 DHH) Pero ellos se negaron a entender esto, y todavía ahora,
cuando leen la antigua alianza, ese mismo velo les impide entender, pues no
les ha sido quitado, porque solamente se quita por medio de Cristo.

(2 Corintios 3:16 DHH) Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se
le quita.

(2 Corintios 3:18 DHH) Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la
cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos
transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su
gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.

(2 Corintios 4:3 DHH) y si el evangelio que anunciamos está como cubierto por
un velo, lo está solamente para los que se pierden.

Dios ha hecho ciego de entendimiento a todo aquel que no cree. Y el velo


cubre su corazón impidiendo conocer las maravillas del Señor.

Dado lo anterior es imposible que un religioso sea quien sea o haya sido
establezca dogmas, o “verdades” del evangelio o fuera de él. Es como si un
médico establece reglamentos de gastronomía. Es risible pensar que iglesias
enteras estén basadas en filosofías propias de hombres cegados de

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entendimiento para con Dios. Lo trágico aquí es que esas falsas doctrinas están
llevando a millones al infierno:

Mateo 15:8-9 RV60


(8) Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.
(9) Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de
hombres.

Colosenses 2:20-23 DHH


(20) Ustedes han muerto con Cristo y ya no están sujetos a los poderes que
dominan este mundo. ¿Por qué, pues, viven como si todavía fueran del mundo,
sometidos a reglas tales
(21) como: "No toques eso, no comas aquello, no lo tomes en tus manos"?
(22) Todas estas reglas tienen que ver con cosas que se acaban con el uso, y
solo son mandatos y enseñanzas de hombres.
(23) Es verdad que tales cosas pueden parecer sabias, porque exigen cierta
religiosidad y humildad y duro trato del cuerpo, pero son cosas que no honran
a nadie, pues solo sirven para satisfacer los deseos puramente humanos.

(Hebreos 13:9 RV60) No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas;


porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que
nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.

No hay mandamientos más puros y doctrinas más veraces que la misma


Palabra de Dios; en este caso, ¿porque buscar fuera de Dios?, ya que ninguna
institución puede proclamarse como la única con verdad. Jesucristo es la única
Verdad.

Aunado a lo anterior, cualquier religión coarta la libertad del ser humano


esclavizándolo a doctrinas, usos, tradiciones y una serie de actos que llegan a
creer como necesarios para salvación.

Pero ante ello, es necesario recapacitar, ¿acaso a Dios le interesan tus


sacrificios, tus mandas, tus promesas, tus actos siendo que en ti no hay un
verdadero arrepentimiento? Porque por ejemplo de nada sirve caminar
cualquier número de kilómetros por simple tradición o manda si a la primera
oportunidad estarás emborrachándote, drogándote o maldiciendo a tu prójimo.

Dios aborrece el pecado, y sin arrepentimiento no hay comunión; así que tus
actos sin comunión con Dios no sirven de nada:

(1 Corintios 1:9 RV60) Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión
con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

(1 Juan 1:6 RV60) Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

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Si no estamos en comunión con Dios, cualquier “buena” obra que hagamos en
nombre de Él será en vano, será mentira; ya que Dios conoce nuestras
intenciones, sabe cuál es el fondo de las mismas:

(Lucas 2:35 DHH) a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al
descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu
propia alma.

(Hebreos 4:12 DHH) Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más
cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo
del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los
pensamientos y las intenciones del corazón.

Así que ningún rito, costumbre o tradición en busca de redención será válido
sin un auténtico arrepentimiento para con Dios:

(Mateo 3:8 RV60) Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,

(2 Pedro 3:9 RV60) El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen


por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Dicho lo anterior es bastante cuestionable como cualquier religión te asegura


que las obras harán que Dios se apiade de ti, seas redimido y salvo. Nadie
puede hacer nada para ser salvo, solo aceptando el sacrificio que Jesucristo
hizo en la cruz, y dando frutos dignos de arrepentimiento se puede hablar de
redención. Somos salvos por Gracia por medio de la fe. Ciertamente no hemos
hecho ni podremos hacer nada para ser salvos. Dios nos da la salvación
gratuitamente:

(Hechos 4:12 DHH) En ningún otro (Jesús) hay salvación, porque en todo el
mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos.

(Hechos 16:31 DHH) Ellos contestaron:


–Cree en el Señor Jesús, y obtendrás la salvación tú y tu familia.

(Romanos 10:9 DHH) Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu
corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación.

(Efesios 2:8 DHH) Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación
por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido,
sino que es un don de Dios.

Nada podemos hacer para salvarnos, y con nada podemos pagarle a Dios por lo
que ha hecho con nosotros.

La libertad la encontraremos solo en Dios:

(Lucas 4:18 DHH) "El Espíritu del Señor está sobre mí,

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porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad
a los presos
y dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;

(2 Corintios 3:17 DHH) Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu


del Señor, allí hay libertad.

(Gálatas 5:1 DHH) Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto,
manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo
de la esclavitud.

Jesucristo es Dios, y es el único camino, la única verdad y la verdadera vida. En


él hay libertad y vida eterna.

(Juan 3:15 DHH) para que todo el que cree en Él (Jesús) tenga vida eterna.

3. me cansé de evasivas, mentiras


¿Como una religión puede atreverse a decir que solo hay salvación en ella?
Quien acepte lo anterior tiene el espíritu de anti Cristo:

(1 Juan 4:3 RV60) y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros
habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.

Pues tan grave es hacer a un lado el enorme sacrificio que hizo Jesucristo en la
cruz, como negar que Jesús existió y murió para el perdón de nuestros
pecados. Nadie más murió por ti o por mí para que obtuviéramos redención,
nadie más dio su vida, así que no puede atreverse a tomar el papel que le
corresponde a nuestro Señor Jesucristo.

Nadie puede atreverse a decir que en nuestras manos está la redención para
con Dios, ya que sin Su Gracia hoy estaríamos fritos.

Nadie puede poner co-redentores para con Jesús, es totalmente anti bíblico y
herético. Nadie más que Jesús nos lleva al Padre:

(1 Timoteo 2:5 DHH) Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que
sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús.

Jesús no necesita intermediarios para que los hombres pidamos algo a Él:

(Juan 14:13 DHH) y todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para
que por el Hijo se muestre la gloria del Padre.

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¿Quién puede poner otra verdad que no sea Jesucristo?, quien así lo haga no
tendrá respuestas claras ni verdaderas, solo hablará con evasivas, ya que el
Conocimiento de Dios es solo uno.

Solo el Cristianismo ofrece respuestas. Cristo es la Verdad y es el único Camino.

4. Una religión que no tiene a Cristo como base es anti


Cristo
Toda religión establece sus propias normas, reglas y guías de conducta. El
problema radica cuando dichas normas y propias doctrinas contradicen la
Palabra de Dios.

Pero la Palabra es clara y no da lugar a dudas:

(1 Corintios 3:11) La base de todo ya está construida y nadie puede


construir otra porque esa base es Jesucristo.

Como ejemplo el catolicismo dice que se debe orar por los muertos que se
encuentran en el purgatorio, en cambio la Palabra dice:

Deuteronomio 18:10-12
(10) Que nadie de ustedes ofrezca en sacrificio a su hijo haciéndolo
pasar por el fuego, ni practique la adivinación, ni pretenda predecir el
futuro, ni se dedique a la hechicería
(11) ni a los encantamientos, ni consulte a los adivinos y a los que
invocan a los espíritus, ni consulte a los muertos.
(12) Porque al Señor le repugnan los que hacen estas cosas. Y si el
Señor su Dios arroja de la presencia de ustedes a estas naciones, es
precisamente porque tienen esas horribles costumbres.

Cristo es la base de todo. Nadie, dígase persona o institución puede poner


bases distintas. Nada se puede empatar o superar lo ya dicho por Cristo.

Aquella religión que incita, entrena u obliga a hacer cosas no toleradas por
Dios, explícitamente está mostrando a quien pertenece:

1 Juan 3:8-10
(8) El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde
el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo.
(9) Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido
de Dios.
(10) En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo
aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

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El que hace la voluntad de Dios, es hijo de Dios. Aquel que va en contra del
Señor, es hijo del Diablo.

¿y tú a quién sirves?

Las religiones llevan a dioses, pero nunca al Dios de la Biblia.

5. Dios no quiere hombres religiosos, quiere hombres


de Fe
El cristiano vive sabiendo que su fe lo llevará incluso a mover montañas. La fe
es muy importante, pero para ello, la misma debe ser bien encaminada. Por
ejemplo, la fe del católico se basa en el sistema católico y no en Cristo y su
sangre derramada. Por ello, se crea en el católico una constante de hacer
buenas obras, hacer ritos y creer cualquier cosa dicha por su iglesia, a pesar de
que sea contrario a la voluntad de Dios y su Palabra.

Ante Dios, las buenas intenciones salen sobrando. Ya que el ser humano es por
naturaleza malo pero bien intencionado. Si matamos a alguien de nada sirve
darle de comer a los pobres. Si golpeo a mi esposa, de nada sirve irme de
rodillas a la iglesia más lejana. Solo el genuino arrepentimiento del pecado y la
confesión del mismo hacen que Dios nos perdona:

(Hebreos 4:12) Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más


cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y
el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón.

Dios sabe que hay en nuestros corazones, y de nada nos sirve hacer una buena
obra para querer saldar una o más obras malas, y menos cuando se hace por
obligación, sin ser de forma voluntaria y consciente. Existen personas que dan
o hacen obras buenas por obligación y/o compromiso, pero:

(2 Corintios 9:7) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con


tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

A Dios no le podemos engañar; Él sabe lo que hay en nuestros corazones.

La religiosidad no nos sirve de nada si nuestra fe es muerta. Se debe confiar


siempre en Dios, en su inmensa misericordia y no en nuestros inútiles intentos
por agradarle con nuestras obras, ritos y peripecias:

(Santiago 1:26) Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena


su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

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(Mateo 23:5) "Ellos hacen cosas buenas sólo para que la gente los vea.
Realmente se la pasan tratando de mostrar lo religioso que son. Llevan
en la frente cajitas de cuero con porciones de las Escrituras. Hacen esas
cajitas cada vez más grandes y se ponen ropa especial cuando oran.

Las buenas obras sin arrepentimiento son como querer secar el mar sacándole
agua con una corcholata.

Las buenas obras deben ser el reflejo, el fruto de nuestra fe activa en Cristo, ya
que una fe sin obras es muerta:

Santiago 2:18-20
(18) Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe
sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
(19) Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios
creen, y tiemblan.
(20) ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

Es necio decir: “creo en Dios” cuando tu vida demuestra que tu fe es la de los


demonios, cuando tus actos solo demuestran que le sirves al diablo.

Entonces qué hacer?, o seguir las reglas de una institución o seguir a Dios? Las
reglas de hombres solo te llevan a la perdición, ya que el hombre no se puede
justificar por sus propias reglas, a las cuales por cierto no se ajusta Dios. La
soberanía del Señor no se puede doblar ante lo que diga el hombre.

Tú eliges, yo elegí seguir a Dios y sus propias reglas, no las de los hombres.

6. Nadie está más alto que Jesucristo.

Ninguna institución o religión puede estar más alto que el Señor Jesús. Ningún
hombre puede suplir o estar más arriba de su propio creador. El catolicismo
establece que el papa es el “vicario” de Cristo, o sea que está en vez de… algo
totalmente herético.

Ninguna iglesia puede atreverse a decir que es la que salva, que es la que
redime y que es la que administra las obras de Dios. Porque asirse a una
institución en vez de asirse a Dios.

El hombre debe comprender que para establecer una relación personal con
Dios no se necesitan intermediarios, solo Cristo, mediante el genuino
arrepentimiento.

“Nunca la creación estará por encima del Creador”

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Conclusión

El ser humano es religioso por naturaleza, y malo desde su nacimiento. A un


niño se le tiene que estar enseñando a hacer el bien, el mal lo tiene por dentro
y lo desarrolla conforme va creciendo.

Así mismo, históricamente el hombre ha tratado de moldear a Dios a sus


necesidades y conveniencias, creando religiones, en vez de acercarse a Dios y
dejarse moldear.

Muchos hombres se forjan una idea de su propio Dios, creyendo o dejando de


creer en esa figura, en vez de buscar al verdadero Dios.

Las religiones solo son intentos burdos e inútiles de acercarse a Dios, ya que
establecen métodos de hombres para agradar a Dios, sin concientizar de la
naturaleza de pecador del hombre, del enorme acto de amor de Dios para con
los hombres con el sacrificio de nuestro Señor Jesús.

Peor aún es el nacimiento de sectas, las cuales pueden ser fácilmente


detectables porque atacan la deidad de Jesucristo, tratando de refutar su nivel
de Dios, y hasta negando su vida, hechos y legado.

Por ello es que hui de las religiones; no quise seguir al hombre, quise seguir la
Cruz.

¿y tú, a quién sigues?

Dios te Bendiga.

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