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Comprendí que no podía hablar siquiera de Dios sin conocerle. ¿Cómo podía
negar a un Dios que no conocía?
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ganó. Fue así que comprendí ese grandísimo sacrificio que hizo por mí en la
cruz.
(Juan 14:6 RV60) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
(Apocalipsis 22:19 RV60) Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta
profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de
las cosas que están escritas en este libro.
Toda religión fabricará sus propios textos “sagrados” para respaldar sus
herejías, presumiéndoles como la única verdad existente, y que fuera de sí no
hay ninguna salvación.
(Juan 1:17 RV60) Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo.
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Así que la Verdad vino y es por Jesucristo únicamente. Fuera de Él no hay
verdad alguna:
(Juan 14:6 RV60) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
El único libro que contiene cualquier respuesta hecha por el hombre, me atrevo
a decir que está en la Biblia; nadie ni nada podrá darnos respuestas. Es lógico,
si Dios nos fabricó, la Biblia aquí vendría a ser como el manual del Fabricante.
El Cristianismo es la única religión (por llamarle así) que no usa libros hechos
por hombres, y que no complementa la Palabra. Para el Cristiano la Biblia es
suficiente.
(2 Corintios 3:14 DHH) Pero ellos se negaron a entender esto, y todavía ahora,
cuando leen la antigua alianza, ese mismo velo les impide entender, pues no
les ha sido quitado, porque solamente se quita por medio de Cristo.
(2 Corintios 3:16 DHH) Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se
le quita.
(2 Corintios 3:18 DHH) Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la
cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos
transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su
gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.
(2 Corintios 4:3 DHH) y si el evangelio que anunciamos está como cubierto por
un velo, lo está solamente para los que se pierden.
Dado lo anterior es imposible que un religioso sea quien sea o haya sido
establezca dogmas, o “verdades” del evangelio o fuera de él. Es como si un
médico establece reglamentos de gastronomía. Es risible pensar que iglesias
enteras estén basadas en filosofías propias de hombres cegados de
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entendimiento para con Dios. Lo trágico aquí es que esas falsas doctrinas están
llevando a millones al infierno:
Dios aborrece el pecado, y sin arrepentimiento no hay comunión; así que tus
actos sin comunión con Dios no sirven de nada:
(1 Corintios 1:9 RV60) Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión
con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
(1 Juan 1:6 RV60) Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
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Si no estamos en comunión con Dios, cualquier “buena” obra que hagamos en
nombre de Él será en vano, será mentira; ya que Dios conoce nuestras
intenciones, sabe cuál es el fondo de las mismas:
(Lucas 2:35 DHH) a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al
descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu
propia alma.
(Hebreos 4:12 DHH) Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más
cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo
del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los
pensamientos y las intenciones del corazón.
Así que ningún rito, costumbre o tradición en busca de redención será válido
sin un auténtico arrepentimiento para con Dios:
(Hechos 4:12 DHH) En ningún otro (Jesús) hay salvación, porque en todo el
mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos.
(Romanos 10:9 DHH) Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu
corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación.
(Efesios 2:8 DHH) Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación
por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido,
sino que es un don de Dios.
Nada podemos hacer para salvarnos, y con nada podemos pagarle a Dios por lo
que ha hecho con nosotros.
(Lucas 4:18 DHH) "El Espíritu del Señor está sobre mí,
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porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad
a los presos
y dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
(Gálatas 5:1 DHH) Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto,
manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo
de la esclavitud.
(Juan 3:15 DHH) para que todo el que cree en Él (Jesús) tenga vida eterna.
(1 Juan 4:3 RV60) y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros
habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
Pues tan grave es hacer a un lado el enorme sacrificio que hizo Jesucristo en la
cruz, como negar que Jesús existió y murió para el perdón de nuestros
pecados. Nadie más murió por ti o por mí para que obtuviéramos redención,
nadie más dio su vida, así que no puede atreverse a tomar el papel que le
corresponde a nuestro Señor Jesucristo.
Nadie puede atreverse a decir que en nuestras manos está la redención para
con Dios, ya que sin Su Gracia hoy estaríamos fritos.
Nadie puede poner co-redentores para con Jesús, es totalmente anti bíblico y
herético. Nadie más que Jesús nos lleva al Padre:
(1 Timoteo 2:5 DHH) Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que
sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús.
Jesús no necesita intermediarios para que los hombres pidamos algo a Él:
(Juan 14:13 DHH) y todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para
que por el Hijo se muestre la gloria del Padre.
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¿Quién puede poner otra verdad que no sea Jesucristo?, quien así lo haga no
tendrá respuestas claras ni verdaderas, solo hablará con evasivas, ya que el
Conocimiento de Dios es solo uno.
Como ejemplo el catolicismo dice que se debe orar por los muertos que se
encuentran en el purgatorio, en cambio la Palabra dice:
Deuteronomio 18:10-12
(10) Que nadie de ustedes ofrezca en sacrificio a su hijo haciéndolo
pasar por el fuego, ni practique la adivinación, ni pretenda predecir el
futuro, ni se dedique a la hechicería
(11) ni a los encantamientos, ni consulte a los adivinos y a los que
invocan a los espíritus, ni consulte a los muertos.
(12) Porque al Señor le repugnan los que hacen estas cosas. Y si el
Señor su Dios arroja de la presencia de ustedes a estas naciones, es
precisamente porque tienen esas horribles costumbres.
Aquella religión que incita, entrena u obliga a hacer cosas no toleradas por
Dios, explícitamente está mostrando a quien pertenece:
1 Juan 3:8-10
(8) El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde
el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo.
(9) Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido
de Dios.
(10) En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo
aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
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El que hace la voluntad de Dios, es hijo de Dios. Aquel que va en contra del
Señor, es hijo del Diablo.
¿y tú a quién sirves?
Ante Dios, las buenas intenciones salen sobrando. Ya que el ser humano es por
naturaleza malo pero bien intencionado. Si matamos a alguien de nada sirve
darle de comer a los pobres. Si golpeo a mi esposa, de nada sirve irme de
rodillas a la iglesia más lejana. Solo el genuino arrepentimiento del pecado y la
confesión del mismo hacen que Dios nos perdona:
Dios sabe que hay en nuestros corazones, y de nada nos sirve hacer una buena
obra para querer saldar una o más obras malas, y menos cuando se hace por
obligación, sin ser de forma voluntaria y consciente. Existen personas que dan
o hacen obras buenas por obligación y/o compromiso, pero:
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(Mateo 23:5) "Ellos hacen cosas buenas sólo para que la gente los vea.
Realmente se la pasan tratando de mostrar lo religioso que son. Llevan
en la frente cajitas de cuero con porciones de las Escrituras. Hacen esas
cajitas cada vez más grandes y se ponen ropa especial cuando oran.
Las buenas obras sin arrepentimiento son como querer secar el mar sacándole
agua con una corcholata.
Las buenas obras deben ser el reflejo, el fruto de nuestra fe activa en Cristo, ya
que una fe sin obras es muerta:
Santiago 2:18-20
(18) Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe
sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
(19) Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios
creen, y tiemblan.
(20) ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
Entonces qué hacer?, o seguir las reglas de una institución o seguir a Dios? Las
reglas de hombres solo te llevan a la perdición, ya que el hombre no se puede
justificar por sus propias reglas, a las cuales por cierto no se ajusta Dios. La
soberanía del Señor no se puede doblar ante lo que diga el hombre.
Tú eliges, yo elegí seguir a Dios y sus propias reglas, no las de los hombres.
Ninguna institución o religión puede estar más alto que el Señor Jesús. Ningún
hombre puede suplir o estar más arriba de su propio creador. El catolicismo
establece que el papa es el “vicario” de Cristo, o sea que está en vez de… algo
totalmente herético.
Ninguna iglesia puede atreverse a decir que es la que salva, que es la que
redime y que es la que administra las obras de Dios. Porque asirse a una
institución en vez de asirse a Dios.
El hombre debe comprender que para establecer una relación personal con
Dios no se necesitan intermediarios, solo Cristo, mediante el genuino
arrepentimiento.
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Conclusión
Las religiones solo son intentos burdos e inútiles de acercarse a Dios, ya que
establecen métodos de hombres para agradar a Dios, sin concientizar de la
naturaleza de pecador del hombre, del enorme acto de amor de Dios para con
los hombres con el sacrificio de nuestro Señor Jesús.
Por ello es que hui de las religiones; no quise seguir al hombre, quise seguir la
Cruz.
Dios te Bendiga.
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