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“De la provocación a la vocación” (II). Jesús Sanz Montes, ofm. Obispo de Huesca y de
Jaca. Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la Conferencia
Episcopal Española……………………………………………………… 22
Santa Sede: "Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches,
al fin sintió hambre" (Mt 4, 2). Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma
2009 ………………………………………………… 23
Benedicto XVI a los consagrados: Homilía en la XIII Jornada de la Vida
Consagrada….. 26
Iglesia: "Señor has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino"
(Salmo 4). Palabras de Alejandro Fernández Barrajón, OM, Presidente de CONFER,
con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada…………28
Circular de Cuaresma del P. General…………………..30
Secretaría General…………………………………………………… 32
Delegación de Brasil………………………………………………….. 35
Historial………………………………………………………………… 38
Aniversarios……………………………………………………………. 39
* Escultura de San José Manyanet, obra de Francesc Carulla (Capilla de Ntra. Sra. del
Pilar de la catedral de Barcelona).
DE LA PROVOCACIÓN A LA VOCACIÓN (II)
Con gran alegría me encuentro con vosotros al final del santo sacrificio de la
misa, en esta fiesta litúrgica que, ya desde hace trece años, reúne a religiosos y
religiosas para la Jornada de la vida consagrada. Saludo cordialmente al cardenal Franc
Rodé, expresando de modo especial mi agradecimiento a él y a sus colaboradores de la
Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica
por el servicio que prestan a la Santa Sede y a lo que llamaría el "cosmos" de la vida
consagrada.
Saludo con afecto a los superiores y las superioras generales aquí presentes y a
todos vosotros, hermanos y hermanas, que, siguiendo el modelo de la Virgen María,
lleváis en la Iglesia y en el mundo la luz de Cristo con vuestro testimonio de personas
consagradas. En este Año paulino hago mías las palabras del Apóstol: "Doy gracias a mi
Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en todas mis oraciones
con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al
Evangelio, desde el primer día hasta hoy" (Flp 1, 3-5). Con este saludo, dirigido a la
comunidad cristiana de Filipos, san Pablo expresa el recuerdo afectuoso que conserva
de quienes viven personalmente el Evangelio y se comprometen a transmitirlo, uniendo
el cuidado de la vida interior con el empeño de la misión apostólica.
En la tradición de la Iglesia, san Pablo siempre ha sido reconocido como padre y
maestro de quienes, llamados por el Señor, han hecho la opción de una entrega
incondicional a él y a su Evangelio. Diversos institutos religiosos toman de san Pablo el
nombre y también una inspiración carismática específica. Se puede decir que a todos los
consagrados y las consagradas él repite una invitación clara y afectuosa: "Sed
imitadores míos, como yo lo soy de Cristo" (1 Co 11, 1). En efecto, ¿qué es la vida
consagrada sino una imitación radical de Jesús, un "seguimiento" total de él? (cf. Mt 19,
27-28). Pues bien, en todo ello san Pablo representa una mediación pedagógica segura:
imitarlo siguiendo a Jesús, amadísimos hermanos, es el camino privilegiado para
corresponder a fondo a vuestra vocación de especial consagración en la Iglesia.
Más aún, de su misma voz podemos conocer un estilo de vida que expresa lo
esencial de la vida consagrada inspirada en los consejos evangélicos de pobreza,
castidad y obediencia. En la vida de pobreza él ve la garantía de un anuncio del
Evangelio realizado con total gratuidad (cf. 1 Co 9, 1-23), mientras expresa, al mismo
tiempo, la solidaridad concreta con los hermanos necesitados.
Al respecto, todos conocemos la decisión de san Pablo de mantenerse con el
trabajo de sus manos y su compromiso por la colecta en favor de los pobres de Jerusalén
(cf. 1 Ts 2, 9; 2 Co 8-9). San Pablo es también un apóstol que, acogiendo la llamada de
Dios a la castidad, entregó su corazón al Señor de manera indivisa, para poder servir
con una libertad y una dedicación aún mayores a sus hermanos (cf. 1 Co 7, 7; 2 Co 11,
1-2). Además, en un mundo en el que se apreciaban poco los valores de la castidad
cristiana (cf. 1 Co 6, 12-20), ofrece una referencia de conducta segura.
Y, por lo que se refiere a la obediencia, baste notar que el cumplimiento de la
voluntad de Dios y la "responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias" (2
Co 11, 28) animaron, plasmaron y consumaron su existencia, convertida en sacrificio
agradable a Dios. Todo esto lo lleva a proclamar, como escribe a los Filipenses: "Para
mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Flp 1, 21).
Otro aspecto fundamental de la vida consagrada de san Pablo es la misión. Él es
todo de Jesús a fin de ser, como Jesús, de todos; más aún, a fin de ser Jesús para todos:
"Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos" (1 Co 9, 22). A él, tan
estrechamente unido a la persona de Cristo, le reconocemos una profunda capacidad de
conjugar vida espiritual y actividad misionera; en él esas dos dimensiones van juntas.
Así, podemos decir que pertenece a la legión de "místicos constructores", cuya
existencia es a la vez contemplativa y activa, abierta a Dios y a los hermanos, para
prestar un servicio eficaz al Evangelio.
En esta tensión místico-apostólica me complace destacarla valentía del Apóstol
ante el sacrificio al afrontar pruebas terribles, hasta el martirio (cf. 2 Co 11, 16-33), la
confianza inquebrantable basada en las palabras de su Señor: "Te basta mi gracia, pues
mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza" (2 Co 12, 9). Así, su experiencia espiritual
se nos muestra como una traducción viva del misterio pascual, que investigó
intensamente y anunció como forma de vida del cristiano. San Pablo vive para, con y en
Cristo. "Estoy crucificado con Cristo, y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí"
(Ga 2, 19-20); y también: "Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Flp 1,
21).
Esto explica por qué no se cansa de exhortar a hacer que la palabra de Cristo
habite en nosotros con toda su riqueza (cf. Col 3, 16). Esto hace pensar en la invitación
que os dirigió recientemente la instrucción sobre "El servicio de la autoridad y la
obediencia" a buscar "cada mañana el contacto vivo y constante con la Palabra que se
proclama ese día, meditándola y guardándola en el corazón como un tesoro,
convirtiéndola en la raíz de todos sus actos y el primer criterio de sus elecciones" (n. 7:
L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 13 de junio de 2008, p. 10).
Por tanto, espero que el Año paulino alimente aún más en vosotros el propósito
de acoger el testimonio de san Pablo, meditando cada día la Palabra de Dios con la
práctica fiel de la lectio divina, orando "con salmos, himnos y cánticos inspirados, con
gratitud" (Col 3, 16). Que él os ayude, además, a realizar vuestro servicio apostólico en
la Iglesia y con la Iglesia con un espíritu de comunión sin reservas, comunicando a los
demás vuestros carismas (cf. 1 Co 14, 12) y testimoniando en primer lugar el carisma
mayor, que es la caridad (cf. 1 Co 13).
Queridos hermanos y hermanas, la liturgia de hoy nos exhorta a mirar a la
Virgen María, la "consagrada" por excelencia. San Pablo habla de ella con una fórmula
concisa pero eficaz, que pondera su grandeza y su misión: es la "mujer", de la que, en la
plenitud de los tiempos, nació el Hijo de Dios (cf. Ga 4, 4). María es la madre que hoy
en el templo presenta el Hijo al Padre, dando continuación, también con este acto, al
"sí" pronunciado en el momento de la Anunciación. Que ella sea también la madre que
nos acompañe y sostenga a nosotros, hijos de Dios e hijos suyos, en el cumplimiento de
un servicio generoso a Dios y a los hermanos. Con este fin, invoco su celestial
intercesión, mientras de corazón os imparto la bendición apostólica a todos vosotros y a
vuestras respectivas familias religiosas.
IGLESIA
"Señor has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino"
(Salmo 4)
Como cada año, el día 2 de febrero, la Iglesia nos recuerda el valor de la vida
consagrada y nos invita a reflexionar sobre el regalo que supone para la vida del mundo
la realidad interpelante de hombres y mujeres consagrados. En la historia ha surgido una
multitud inacabable de testigos que han narrado en primera persona su experiencia de
Dios y se han entregado sin límite -hasta el martirio- a la causa de la justicia. Dios y la
justicia de la mano en la confesión de la fe. En el año 2008 veinte nuevos mártires -
muchos de ellos consagrados- han depositado su vida y su sangre en los surcos de
nuestra vieja tierra para que pueda surgir esa nueva cosecha que anhelamos.
Este año el lema escogido quiere subrayar esta convicción siempre joven que acompaña
los mejores momentos de la vida consagrada: "Si tu vida es Cristo, manifiéstalo". El
lema de CONFER para el curso que ha terminado iba en la misma dirección: Queremos
ser testigos de Dios aquí y ahora. En un mundo de tantas palabras y la mayoría tan
desgastadas y decepcionantes, necesitamos decir en primera persona que Dios nos ha
amado mucho y que esta seguridad nos arrastra hacia el amor incondicional a todos los
hombres.
Estamos convencidos de que una nueva tierra tiene que labrarse para que nazca llena de
colorido la justicia y haya pan abundante para todos. Al margen de las sombras grises
que nos acechan por el camino: falta de respeto a la vida, autobuses ateos, violencia y
sufrimiento, guerras fratricidas, la vida consagrada reafirma su deseo de vivir con
fidelidad a su Señor y de estar muy cerca de esta humanidad sufriente y desorientada
para animarla en la esperanza. Nuestras comunidades de consagradas y consagrados
encienden, en este día 2 de febrero, su candil de aceite, para elevar a las alturas su
oración como incienso al caer la tarde. Rezad con nosotros.
Ahí estamos todos. Los cientos y cientos de consagrados y consagradas arrugados por el
peso de la vida, enfermos y ancianos, que mantienen encendida su lámpara porque
saben que su consagración se mantiene viva en su corazón. Los cientos y cientos de
consagrados y consagradas que cada mañana abren su ventana a la vida, después de
haber tratado de amistad con Dios, para mirar y escuchar los gemidos de esta dolorida
humanidad. Los cientos y cientos de consagrados y consagradas jóvenes con la sangre
caliente que han decidido apostar por lo eterno, por lo sustancial, por el amor que nunca
se acaba; que han declarado la batalla a lo superficial, a lo pasajero, a lo aparente para
escalar alguna cima y contemplar el horizonte iluminado con la cara radiante. Su vida es
Cristo y lo manifiestan porque no pueden callarlo.
La vida consagrada se sabe invitada a atravesar las sendas martiriales del sufrimiento
porque el amor le quema por dentro y no puede detener sus pies. Ahí está como ejemplo
vivo la hermana Presentación López Vivar, que aparece en el cartel de la Jornada, como
icono real de esta encarnación a la que la vida consagrada está convocada. Ella, desde
una inmensa sencillez, ha regalado su servicio a los más pobres en la misión del Congo
y ha asumido el sufrimiento martirial de su vocación consagrada y misionera. Ha
perdido sus piernas y ha ganado para nosotros un océano de coherencia que roza la
santidad. Estamos en deuda con ella; el mundo entero está en deuda con ella.
Cuando avanzan las sombras de la tarde porque el sol declina, la vida consagrada se
arrodilla en la penumbra del rincón y canta agradecida: ¿Cómo te pagaré, oh Señor,
todo el bien que me has hecho? Un agradecimiento asombrado llena nuestra boca de
risas y nuestra garganta de cantares porque el Señor ha estado grande con nosotros y
estamos alegres. En estos tiempos recios, de crisis y cambios impresionantes que nos
están tocando vivir, no nos sentimos perseguidos, ni marginados; nos sentimos
convocados a colaborar con todos los hombres y mujeres a construir el Reino de Dios
que avanza entre nosotros y quiere llegar a todos, a todos. No queremos sentirnos
víctimas sino testigos. No buscamos grandezas ni números sino entrega y gozo en el
Señor Jesús para acompañar a los más pequeños y olvidados. No queremos sentirnos
una casta religiosa especial sino unos hermanos pequeños y pobres que han puesto su
grandeza en la entrega por amor.
Apreciados Hermanos:
El Santo Padre en su mensaje de Cuaresma para este año, nos invita de una
manera especial durante este tiempo de reflexión y purificación, a hacer experiencia del
poder de Dios mediante las prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana
confiere un gran valor, para poder celebrar mejor la Pascua. Este año se detiene a
meditar sobre el valor y el sentido del ayuno. Comenta que el verdadero ayuno, como
dice el Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial. Si en
nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y
ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el
valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo, estando claro que es
bueno para el bien físico, para los creyentes es, en primer lugar, una terapia para curar
todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios, esto es: a ayudarnos a
mortificar nuestro egoísmo y nuestro ego, y a abrir el corazón al amor de Dios y del
prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el
evangelio.
En la vida consagrada, cada uno debe buscar con sinceridad la voluntad del
Padre, porque de otra forma perdería sentido este género de vida. Y es de gran
importancia que esta búsqueda se haga en unión con los hermanos; esto es lo que une y
hace familia unida a Cristo. El que se pone a la escucha de lo que le dicen los demás
para su propio bien, de las orientaciones de las Constituciones profesadas, de la Palabra
de Dios meditada con asiduidad y personalizada en su quehacer diario y de la propia
conciencia que nos hace reflexionar y autoevaluar, éste estará en camino de encontrar la
verdadera voluntad de Dios.
Ojalá que estas reflexiones nos ayuden en este tiempo santo para que podamos
gozar espiritualmente y con intensidad interior de la Palabra que nos invita a dar
nuevamente y a renovar el SÍ que ofrecimos generosamente el día de nuestra profesión.
Éste es el camino a la santidad a la que estamos llamados y a la que el Capítulo en su
primera prioridad nos invita a profundizar. Preguntémonos: ¿De qué me he de
convertir? La Pascua está cerca. ¡Santa Cuaresma!
“La celebración de la fiesta de la Sagrada Familia se sitúa este año a las puertas
del Encuentro Mundial de las Familias en México, que se celebrará a comienzos de
2009. La temática que centrará esta importante reunió versa sobre la dimensión
educadora de la familia: la familia, transmisora de valores humanos y cristianos. Un
tema bien actual y urgente. Aquello que no se aprende en la familia, difícilmente se
adquiere fuera de ella. Un gran educador de los tiempos modernos, Luigi Giusani,
decía que las cosas más importantes y dignas de ser aprendidas en la vida, difícilmente
pueden ser enseñadas. Son realidades que han de ser transmitidas por la vivencia y el
testimonio habitual de las mismas, y esto es lo que ha de ocurrir en la familia: la
transmisión de los valores fundamentales, la introducción de la persona en una vida
vivida desde el sentido.
San José Manyanet, apóstol y profeta de la familia, hijo ilustre de nuestro
obispado, de la ciudad de Tremp, contemplando el ejemplo de la Sagrada Familia,
captó admirablemente esta dimensión de la familia en el designio creador y salvador de
Dios. En una de sus obras afirmaba: “La Casa de la Sagrada Familia de Nazaret, es la
Casa Santa por excelencia, donde se aprende a servir y a amar a Dios en espíritu y a
ser útiles a nuestros prójimos, a corregir nuestros defectos, a refrenar los malos deseos y
a obrar con pureza de intención”. Manyanet era profundamente realista. ¿Dónde
aprenderán, si no es en la familia, nuestros niños y jóvenes a amar a Dios y al prójimo?.
¿Quién les enseñará respeto y disciplina, espíritu de sacrificio, amor verdadero, en
definitiva, si no es la comunidad familiar? ¿Quién les trasmitirá las virtudes humanas
imprescindibles para una vida plenamente vivida? ¿Quién les dará el testimonio de una
vida de fe plena e iluminadora? ¿Cómo podrían crecer en la vida de la fe los niños si
sus padres no les acompañaran?. En unos momentos históricos agitados en que muchos
proyectos pretenden suplantar o pasar por alto la misión educadora de la familia es más
urgente que nunca que los padres y madres cristianas se pongan ha hacer sus deberes
con toda diligencia y responsabilidad. Lo que está en juego es inmenso. En el ejemplo
de la Sagrada Familia de Nazaret encontrarán luz e inspiración y en la intercesión de
Jesús, María y José obtendrán fuerza para cumplir su importante misión”.
* “Prayers and Devotions to the Holy Family, Jesus, Mary and Joseph”, Prayers
and life, n. 1, A Nazareth in Each Home
es con gran gozo me dirijo a todos al iniciar este servicio que la Congregación
me encomienda. Conozco mis limitaciones, pero confío profundamente en la gracia de
Dios. Cuento con la colaboración de todos para que fraternalmente unidos trabajemos
para el bien de nuestra amada Congregación. Agradezco la confianza depositada en mi y
confío en vuestras oraciones y la intercesión de la Sagrada Familia y de nuestro Santo
Padre Fundador.
Los primeros días del año nos traían la triste noticia del fallecimiento del P.
Marcos Aurélio, nuestro querido P. Marquinho, en su ciudad natal de Taiobeiras-MG.,
tras una larga y sufrida enfermedad, rodeado de sus familiares. El Padre, sintiéndose un
poco más animado, fue a pasar las vacaciones de Navidad con sus padres, pero, estando
allí, le sobrevino un empeoramiento de la salud y el día 11 de enero partió hacia en
Nazaret del cielo. Para el entierro, el P. Evton fue representándonos a todos y
acompañó, en esta hora de dolor, a su familia. Presidió la Misa corpore presente y
acompañó hasta la sepultura al amigo y compañero de tantas horas y hermano de
congregación. Yo, junto con el diácono Edimilson, participamos en la Misa del séptimo
día en Taiobeiras.
Es el primer Hijo de la Sagrada Familia que como simiente de esperanza es depositado
en la tierra brasileña para fecundar como fuerza de resurrección nuestra Delegación.
Esta es la fe que nos anima y fortalece.
Día 11.- VILAFRANCA: Los PP. General y Ecónomo General visitan la comunidad del
colegio San Ramón.
Día 28.- TREMP: Los PP. General y Subdirector General visitan la comunidad de
Tremp. Celebran la Eucaristía en la parroquia-basílica de Nuestra Sra. de
Valldeflors.
CURITIBA. El P. José Luís Nieto, Delegado de Brasil, participa en la
celebración de los 50 años de sacerdocio del P. Ettore di Risio en la parroquia
Santa María Goretti.
ANIVERSARIOS DEL MES DE MARZO 2008
* CUMPLEAÑOS.- Día 2: H. Jordi Belenguer (1972); día 3: PP. Luis Figuera (1939)
y Evton Bezerra (1965); día 4: P. Wilson A. Marciano (1968); día 6: P. Sebastian Lee (1969);
día 7: P. Emili Berbel (1970); día 8: P. Ronald Carrillo (1949); día 12: P. José L. Rea (1966);
día 17: P. José Alex. Díaz (1980); día 21: P. José L. López (1946); día 22: P. Sergio Cimignoli
(1946); día 23: PP. Serafín Bosch (1937) y Domenico Zuchegna (1953); P. Jobany Restrepo
(1979); día 26: P. Joan Pallarols (1935); día 30: P. Josep Roca (1938).
* ONOMÁSTICAS.- Día 1: PP. Ángel López y Muñoz; día 4: P. Casimiro Roca; día
19: PP. Josep M. Blanch, Blanquet, Batlle, Roca, Sentís, García G., Yuba, De Diego, Taulats,
Sanuy, López S., Llort, Nieto, Rea, Juanpere, J.A. Hidalgo, J. Dias.