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PARA LA UNIDAD 1
DE ECI –
COMUNICACION SOCIAL –
1RA. PARTE
“Fundamentos de lingüística”. único; el hombre conoce otros medios como la pin-tura la escultura, la música, la
fotografía —esto es, las artes en general - el lenguaje gestual, el sistema de señales
marinas, los semáforos. . .
Ed. Guadalupe. Buenos Aires. Pero de todos ellos, el lenguaje verbal —que llamaremos mas pro-piamente el
lenguaje articulado— es el más universal; si tenemos en cuenta la totalidad de los
Sin embargo, la realidad del lenguaje, es más compleja: el Decir que la lengua es un sistema implica afirmar que cada
lenguaje no es sólo social sino que también tiene un lado individual: el signo lingüístico encuentra su razón de ser en su relación con el todo, es
modo como los hablantes usan la lengua en los actos cotidianos de decir, con el sistema mismo.
comunicación. A este lado individual del lenguaje,' Saussure lo
denomina habla y lo contrapone al concepto de lengua (ya veremos
cómo en Saussure los conceptos se explican no sólo en forma unilateral,
caracterizándolos, sino de modo opositivo, esto es, contraponiéndose
entre sí. El concepto de lengua viene a explicarse de manera más
completa en contraposición con el de habla).
Esta idea nos remite a la noción de valor. Es célebre el ejemplo falso; en un subsistema trivalente tres: verdadero, falso, ni verdadero ni
del valor monetario. El valor de un billete de $ 10.000 está determinado falso.
por una serie de relaciones: Tal vez algunos ejemplos aclaren un poco más la noción de
a. el valor adquisitivo: qué puedo adquirir con ese billete; valor.
b. el valor dentro del sistema: equivale a 10 billetes de $
1.000, 2 de $ 5.000 etc.
c. el valor dentro del sistema monetario internacional: 1
dólar por ejemplo;
d. el valor adquisitivo dependiente del valor monetario
internacional: no es lo mismo el poder de compra de $ 10.000 en
Buenos Aires que en Mendoza o Londres.
Es decir, que el sistema de relaciones determina el valor de un
billete y que dicho valor no es intrínseco al billete mismo. Tal es el con-
cepto del valor del signo lingüístico en Saussure: la relación y la oposi- En español tenemos un sistema de cinco vocales: i-e-a-o-u (ya
ción relativa de un signo con los otros determina su valor dentro del verá más adelante por qué este orden en lugar del clásico a-e-i-o-u); el
sistema de la lengua. valor de cada una de las vocales se determina porque si oponemos una a
"La lengua es un sistema en donde todos los términos son otra hay por lo menos un ejemplo en que se produce un cambio de
solidarios y donde el valor de cada uno no resulta más que de la significación: carta / corta; uso / oso; mesa / masa.
presencia simultánea de los otros" (p. 195). Es decir que si a una vocal, por ejemplo a una í, la
Esto nos remite a una primera consecuencia: los valores son pronunciamos más abierta o más cerrada, en español no se produce un
arbitrarios, pues dependen del sistema a que pertenecen (arbitrario no cambio de significación; la palabra sin presenta una i abierta en "sin
quiere decir "caprichoso", sino "no determinado por sí mismo"). salida" pero no en "con o sin", hecho no percibido por el hablante pues
La segunda inferencia es que los valores son diferenciales: el no determina un cambio de significación; en inglés sin embargo un
valor del signo se determina por oposición a los otros del sistema: "su cambio de apertura de la vocal puede alterar el significado de la
más exacta característica es la de ser lo que los otros no son" (p. 199). palabra: sin [sin] pronunciada con una "i" abierta significa "pecado" y
Permítasenos ilustrar esta idea de relación con un refrán gauchesco: "Si scene [si:n] articulada con una "i" media alargada significa "escena".
no existiera el "no' el "sí" estaría de más", es decir, "sí" tiene un Otro tanto pasa con la significación de algunos pronombres: en
significado que no emana de él mismo sino porque se opone a un "no"; español tenemos tres demostrativos (son demostrativos los que indican
si damos dos opciones: "sí" y "no", el campo significativo del "sí" es distancia con respecto al hablante): este, ese, aquel, pero el inglés tiene
diferente del valor que adquiere en un sistema donde se den tres dos: this-that, lo mismo que el francés: celui-ci, ceíui-la y el italiano;
posibilidades: "sí", "no', "quizá"; a una pregunta: "¿Nos vemos en el questo-quello. Es decir, que los valores se reparten aproximadamente
café a la noche?", una respuesta como: "quizá" le ha robado un poco el así:
campo significativo al "sí" y al "no", pues implica por lo menos un En el cuadro se observa que el campo significativo de los
campo de posibilidad de cada uno de ellos; tal vez resulte más claro el demostrativos that, celui-la y quello son más amplios que en español y por
gráfico: eso mismo más inespecíficos.
Algo semejante ocurre en lógica preposicional: en un
subsistema bivalente, una premisa puede tener dos valores: verdadero o
Tomemos la formación del número: en el primer caso y en el
segundo, cuando el sustantivo es plural lleva la marca -s/-es que lo
caracteriza como tal, pero en singular no hay ninguna marca que
indique que es singular, sino que sabemos que se trata de singular
precisamente porque carece de dicha marca; esto quiere decir que no
siempre un signo se opone a otro signo, sino que a veces la oposición
está dada por la presencia de un signo en un caso y la ausencia de dicho
signo en el otro. Esto es lo que se llama signo cero: "Se ve, pues, que
no es necesario un signo material para expresar una idea: la lengua "mesa" es una palabra que designa a un objeto, algo así como un rótulo
puede contentarse con la oposición de cierta cosa con nada" (. 156). adherido al objeto:
Esta idea del elemento cero ya había aparecido en la antigua gramática
india de Pánini (h. 350 a J.C). El signo cero se representa:^
Hemos hablado del valor del signo lingüístico pero hasta ahora
no nos hemos detenido a analizar qué es un signo lingüístico.
Precisamente esto no es un signo lingüístico. Supongamos dos
sujetos, Juan y Pedro, y que uno, Juan, dice "mesa" al otro. Para que
Juan pueda emitir la sucesión de sonidos /m-e-s-a/ ha tenido que
desarrollar un proceso psíquico, por el cual' ha relacionado la idea o
concepto del objeto mesa con una determinada imagen acústica: la
sucesión de sonidos/m-e-s-a/. Del mismo modo, cuando Pedro
decodifica el rnensaje de Juan también desarrolla un proceso psíquico:
relaciona la imagen acústica percibida con el concepto de mesa y sólo
Empecemos por preguntarnos qué es un signo: cuando ha realizado esta vinculación intrapsíquica relaciona la palabra
con el objeto mesa
En sentido amplio todos los elementos precedentes son signos,
porque son objetos que sirven para designar a otros objetos materiales o "Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre
de pensamiento. Gracias a esta función de sustitución que cumplen los sino un concepto y una imagen acústica" (p. 129). Si ahora
signos es posible la comunicación, pues en todo acto comunicativo no reemplazamos "palabra" por signo lingüístico, "concepto" por
nos manejamos con las cosas sino con los signos que designan a esas significado e "imagen acústica" por significante diremos que un signo
cosas. De los signos de nuestro ejemplo sólo dos son lingüísticos: lingüístico es la relación de un significante con un significado.
"mesa" y ";". El primero es una palabra y el segundo indica un
determinado tipo de pausa y de entonación. La primera impresión que
se tiene cuando se está ante un signo lingüístico como "mesa" es que
Tal vez usted se sienta tentado de afirmar que existen signos en
los que la arbitrariedad no es tal, como las onomatopeyas; sí bien éste
es un campo discutible nos parece interesante transcribirle la nota del
traductor del Curso, Amado Alonso, que figura en p. 132: "Nuestro
sentido onomatopéyico reproduce el canto del gallo con quiquiriquí, el
de Ios-franceses coquerico (kokrikó), el de los ingleses cock-a-doodle-
do". Esta nota es ejemplo suficiente como para considerar, en principio,
que las onomatopeyas también son signos arbitrarios.
Casi parece obvia la arbitrariedad del signo; sin embargo, no
todos lo han considerado así siempre. En el diálogo Cratilo de Platón se
exponen frente a frente dos tesis: la de Hermógenes, que no encuentra
ninguna relación entre los nombres y los objetos que designan, y la de
Cratilo, (discípulo de Heráclito) para quien existe una relación natural,
precisa y adecuada entre el nombre y el objeto, y puesto que los objetos
tienen una esencia, el nombre es la imitación de la esencia mediante
sílabas y sonidos. No deja de ser interesante entresacar un párrafo
(transcribimos a nuestro alfabeto las letras griegas del original):
“..esta letra (la r) es una letra muy a propósito para expresar el
movimiento que el autor de los nombres ha creído encontrar en ella con
el objeto de hacerles reproducir la movilidad (. . .): roé (corriente),
El signo lingüístico posee dos caracteres o principios
tromos (temblor), Kroúein (chocar), thrúptein (romper), Timben (hacer
fundamenta-les:
dar vueltas) ( . . . )
La i a su vez le ha servido para todo aquello que es ligero y
1° El significante es lineal,: en efecto, /m-e-s-a/ es una
particularmente capaz de pasar a través de las cosas. He aquí por qué la
sucesión de sonidos; este rasgo diferencia al signo lingüístico de otros,
acción de ir (t'enai) y la de lanzarse (testai) las reproduce mediante la i-
como por ejemplo las señales de tránsito, en que los significantes son
como mediante la ps y la s, que entrañan una aspiración, ha imitado
visuales y se presentan como una percepción súbita y no sucesiva.
todo cuanto tiene este carácter, por ejemplo psikhron (trio), dseón
(hirviente), seíesthai (agitarse) y, en general, la agitación (sismos) ( )
2° El signo lingüístico es arbitrario; "arbitrario" no quiere decir
Viendo que la lengua se desliza particularmente sobre la l ha designado
caprichoso, sino "inmotivado", es decir, arbitrario con relación al
mediante nombres hechos con esta semejanza: lo que es liso (íeíon), la
significado, con el cual no guarda en la realidad ningún lazo natural" (p.
acción misma de deslizar (o/isthanem)”
131). Basta comparar los diferentes signos que emplean diversas
' y así sigue. Por supuesto, la tesis del diálogo es mucho más
lenguas para referirse al mismo objeto, para que quede ejemplificado
profunda y sus argumentos no se corresponden con la superficialidad
este segundo principio; así para el castellano "mesa" tenemos el
expuesta aquí, pero nos pareció ejemplificador presentar esta
portugués "mesa", el italiano "tavola", el francés "table", el inglés
controversia sobre lo arbitrario o río del signo lingüístico.
"table", el alemán "tisch", el guaraní "yecaruhá", etc.
1.2.2.5. Sincronía y diacronía.
En el estadio 2 se ha producido una alteración seria del sistema
de demostrativos; en efecto, el demostrativo de distancia tiene por
función ubicar los objetos con respecto al que habla; de modo que si
solo queda un demostrativo, éste ha perdido su valor de demostrativo
pues por lo menos se requieren dos términos para oponer "lo más
cercano / lo mas lejano". Entonces, lo que luego iba a ser el castellano
echo mano de un demostrativo de identidad para recomponer el cuadro:
La lengua, como todo organismo viviente, cambia con el En este estadio 3 el hablante de nuestra lengua sintió la
transcurso del tiempo: nuestro sistema español del siglo XX no es el necesidad de formar un tercer demostrativo, tal vez para reconstituir el
mismo que el del siglo XVI. Esto nos pone ante una doble perspectiva sistema latino, cosa que no sintió el francés ni el italiano (como ya ha
de estudio: podemos considerar nuestra lengua en su evolución a través visto en pág. 48) y entonces tomó un prefijo eccum que agregó al
del tiempo o bien observar cómo se comporta el conjunto de sus antiguo ule y formo aquel. Del mismo modo, perdió los demostrativos
elementos y cuales son sus relaciones recíprocas en un determinado de identidad al pasar "ipse" a "ese"; entonces con la partícula met y el
momento del tiempo. sufijo de superlativo -issimus formó metipsissimus, que derivó en
El primer punto de vista se denomina diacrónico, que quiere mismo (nuestro actual demostrativo de identidad)
1. El carácter arbitrario del signo. — Ya hemos visto cómo el 4.La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación
carácter arbitrario del signo nos obligaba a admitir la posibilidad teórica lingüística. — La lengua —y esta consideración prevalece
del cambio; y si profundizamos, veremos que de hecho lo arbitrario sobre todas las de más— es en cada instante tarea de todo el
mismo del signo pone a la lengua al abrigo de toda tentativa que pueda mundo; extendida por una masa y manejada por ella, la lengua
modificarla. La masa, aunque fuera más consciente de lo que es, no es una cosa de que todos los individuos se sirven a lo largo del
podría discutirla. Pues para que una cosa entre en cuestión es necesario día entero. En este punto no se puede establecer ninguna
que se base en una norma razonable. Se puede, por ejemplo, debatir si la comparación entre ella y las otras instituciones. Las
forma monogámica del matrimonio es más razonable que la poligámica y prescripciones de un código, los ritos de una religión, las
hacer valer las razones para una u otra. Se podría también discutir un señales maríti mas, etc., nunca ocupan más que cierto número
sistema de símbolos, porque el símbolo guarda una relación racional con de individuos a la vez y durante un tiempo limitado; de la
la cosa significada (ver pág. 94): pero en cuanto a la lengua, sistema de lengua, por el contrario, cada cual parti cipa en todo tiempo, y
signos arbitrarios, esa base falta, y con ella desaparece todo terreno por eso la lengua sufre sin cesar la influencia de todos. Este
sólido de discusión; no hay motivo alguno para preferir soeur a sister o hecho capital basta para mostrar la imposibilidad de una revo
a hermana, Ochs a boeuf o a buey, etcétera. lución. La lengua es de todas las instituciones sociales la que
menos presa ofrece a las iniciativas. La lengua forma cuerpo
2.La multitud de signos necesarios para constituir cualquier con la vida de la masa social, y la masa, siendo naturalmente
lengua. — Las repercusiones de este hecho son considerables. inerte, aparece ante todo como un factor de conservación.
Un sistema de escritura compuesto de veinte a cuarenta letras Sin embargo, no basta con decir que la lengua es un producto
puede en rigor reemplazarse por otro. Lo mismo sucedería con de fuerzas sociales para que se vea claramente que no es libre;
la lengua si encerrara un número limitado de elementos; pero acordándonos de que siempre es herencia de una época precedente, hay
los signos lingüísticos son innumerables. que añadir que estas fuerzas sociales actúan en función del tiempo. Si la
lengua tiene carácter de fijeza, no es sólo porque esté ligada a la
3.El carácter demasiado complejo del sistema. — Una lengua gravitación de la colectividad, sino también porque está situada en el
constituye un sistema. Si, como luego veremos, éste es el lado tiempo. Estos dos hechos son inseparables. En todo instante la
por el cual la lengua no es completamente arbitraria y donde solidaridad con el pasado pone en jaque a la libertad de elegir. Decimos
impera una razón relativa, también es éste el punto donde se hombre y perro porque antes que nosotros se ha dicho hombre y perro.
manifiesta la incompetencia de la masa para transformarla. Pues Eso no impide que haya en el fenómeno total un vínculo entre esos dos
este sistema es un mecanismo complejo, y no se le puede factores antinómicos: la convención arbitraria, en virtud de la cual es
comprender más que por la reflexión; hasta los que hacen de él libre la elección, y el tiempo, gracias al cual la elección se halla ya
un uso cotidiano lo ignoran profundamente. No se podría concebir fijada. Precisamente porque el signo es arbitrario no conoce otra ley que
un cambio semejante más que con la intervención de
la de la tradición, y precisamente por fundarse en la tradición puede ser El antiguo alemán dritteil 'el tercio' se ha hecho en alemán
arbitrario. moderno Drittel. En este caso, aunque el concepto no se haya alterado,
§ 2. MUTABILIDAD la relación se ha cambiado de dos maneras: el significante se ha
modificado no sólo en su aspecto material, sino también en su forma
El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, tiene otro gramatical; ya no implica la idea de Teil 'parte'; ya es una palabra
efecto, en apariencia contradictorio con el primero: el de alterar más o simple. De una manera o de otra, siempre hay desplazamiento de la
menos rápidamente los signos lingüísticos, de modo que, en cierto relación.
sentido, se puede hablar a la vez de la inmutabilidad y de la mutabilidad En anglosajón la forma preliteraria fōt 'pie' siguió siendo fōt
del signo1. (inglés moderno foot), mientras que su plural *fōti 'pies' se hizo fē t
En último análisis, ambos hechos son solidarios: el signo está en (inglés moderno feet). Sean cuales fueren las alteraciones que supone,
condiciones de alterarse porque se continúa. Lo que domina en toda una cosa es cierta: ha habido desplazamiento de la relación: han surgido
alteración es la persistencia de la materia vieja; la infidelidad al pasado otras correspondencia; entre la materia fónica y la idea.
sólo es relativa. Por eso el principio de alteración se funda en el Una lengua es radicalmente incapaz de defenderse contra los
principio de continuidad. factores que desplazan minuto tras minuto la relación entre significado y
La alteración en el tiempo adquiere formas diversas, cada una de significante. Es una de las consecuencias de lo arbitrario del signo.
las cuales daría materia para un importante capítulo de lingüística. Sin Las otras instituciones humanas —las costumbres, las leyes,
entrar en detalles, he aquí lo más importante de destacar. Por de pronto etc.— están todas fundadas, en grados diversos, en la relación natural
no nos equivoquemos sobre el sentido dado aquí a la palabra entre las cosas; en ellas hay una acomodación necesaria entre los medios
alteración. Esta palabra podría hacer creer que se trata especialmente de empleados y los fines perseguidos. Ni siquiera la moda que fija nuestra
cambios fonéticos sufridos por el significante, o bien de cambios de manera de vestir es enteramente arbitraria; no se puede apartar más allá
sentido que atañen al concepto significado. Tal perspectiva sería de ciertos límites de las condiciones dictadas por el cuerpo humano. La
insuficiente. Sean cuales fueren los factores de alteración, ya obren lengua, por el contrario, no está limitada por nada en la elección de sus
aisladamente o combinados, siempre conducen a un desplazamiento de medios, pues no se adivina qué sería lo que impidiera asociar una idea
la relación entre el significado y el significante. cualquiera con una secuencia cualquiera de sonidos.
Veamos algunos ejemplos. El latín necāre 'matar' se ha hecho Para hacer ver bien que la lengua es pura institución, Whitney ha
en francés noyer 'ahogar' y en español anegar. Han cambiado tanto la insistido con toda razón en el carácter arbitrario de los signos; y con eso
imagen acústica como el concepto; pero es inútil distinguir las dos partes ha situado la lingüística en su eje verdadero. Pero Whitney no llegó
del fenómeno; basta con consignar globalmente que el vínculo entre la hasta el fin y no vio que ese carácter arbitrario separa radicalmente a la
idea y el signo se ha relajado y que ha habido un desplazamiento en su lengua de todas las demás instituciones. Se ve bien por la manera en
relación. que la lengua evoluciona; nada tan complejo: situada a la vez en la masa
Si en lugar de comparar el necāre del latín clásico con el social y en el tiempo, nadie puede cambiar nada en ella; y, por otra
francés noyer, se le opone a necāre del latín vulgar de los siglos iv o v, parte, lo arbitrario de sus signos implica teóricamente la libertad de
ya con la significación de 'ahogar', el caso es un poco diferente; pero establecer cualquier posible relación entre la materia fónica y las ideas.
también aquí, aunque no haya alteración apreciable del significante, hay De aquí resulta que cada uno de esos dos elementos unidos en los signos
desplazamiento de la relación entre idea y signo. guardan su vida propia en una proporción desconocida en otras
instituciones, y que la lengua se altera, o mejor, evoluciona, bajo la
influencia de todos los agentes que puedan alcanzar sea a los sonidos sea 1° Evitando estériles definiciones de palabras, hemos empezado
a los significados. Esta evolución es fatal; no hay un solo ejemplo de por distinguir, en el seno del fenómeno total que representa el lenguaje,
lengua que la resista. Al cabo de cierto tiempo, siempre se pueden dos factores: la lengua y el habla. La lengua es para nosotros el
observar desplazamientos sensibles. lenguaje menos el habla. La lengua es el conjunto de los hábitos
Tan cierto es esto que hasta se tiene que cumplir este principio en lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y hacerse
las lenguas artificiales. El hombre que construya una de estas lenguas comprender.
artificiales la tiene a su merced mientras no se ponga en circulación; pero 2° Pero esta definición deja todavía a la lengua fuera de su
desde el momento en que la tal lengua se ponga a cumplir su misión y se realidad social, y hace de ella una cosa irreal, ya que no abarca más que
convierta en cosa de todo el mundo, su gobierno se le escapará. El uno de los aspectos de la realidad, el aspecto individual; hace falta una
esperanto es un ensayo de esta clase; si triunfa ¿escapará a la ley fatal? masa parlante para que haya una lengua. Contra toda apariencia, en
Pasado el primer momento, la lengua entrará probablemente en su vida momento alguno existe la lengua fuera del hecho social, porque es un
semiológica; se transmitirá según leyes que nada tienen de común con fenómeno semiológico. Su naturaleza social es uno de sus caracteres
las de la creación reflexiva y ya no se podrá retroceder. El hombre que internos; su definición completa nos coloca ante dos cosas inseparables,
pretendiera construir una lengua inmutable que la posteridad debería como lo muestra el esquema siguiente:
aceptar tal cual la recibiera se parecería a la gallina que empolla un
huevo de pato: la lengua construida por él sería arrastrada quieras que
no por la corriente que abarca a todas las lenguas.
La continuidad del signo en el tiempo, unida a la alteración en
el tiempo, es un principio de semiología general; y su confirmación se
encuentra en los sistemas de escritura, en el lenguaje de los sordomu-
dos, etcétera.
Pero ¿en qué se funda la necesidad del cambio? Quizá se nos
reproche no haber sido tan explícitos sobre este punto como sobre el
principio de la inmutabilidad; es que no hemos distinguido los
diferentes factores de la alteración, y tendríamos que contemplarlos en
su variedad para saber hasta qué punto son necesarios.
Las causas de la continuidad están a priori al alcance del Pero en estas condiciones la lengua es viable, no viviente; no
observador; no pasa lo mismo con las causas de alteración a través del hemos tenido en cuenta más que la realidad social, no el hecho
tiempo. Vale más renunciar provisionalmente a dar cuenta cabal de ellas histórico.
y limitarse a hablar en general del desplazamiento de relaciones; el 3° Como el signo lingüístico es arbitrario, parecería que la
tiempo altera todas las cosas; no hay razón para que la lengua escape de lengua, así definida, es un sistema libre, organizable a voluntad,
esta ley universal. dependiente únicamente de un principio racional. Su carácter social,
Recapitulemos las etapas de nuestra demostración, considerado en sí mismo, no se opone precisamente a este punto de vista.
refiriéndonos a los principios establecidos en la Introducción. Sin duda la psicología colectiva no opera sobre una materia puramente
lógica; haría falta tener en cuenta todo cuanto hace torcer la razón en las
relaciones prácticas entre individuo e individuo. Y, sin embargo, no es
eso lo que nos impide ver la lengua como una simple convención,
modifícable a voluntad de los interesados: es la acción del tiempo, que
se combina con la de la fuerza social; fuera del tiempo, la realidad
lingüística no es completa y ninguna conclusión es posible.
Si se tomara la lengua en el tiempo, sin la masa hablante —
supongamos un individuo aislado que viviera durante siglos—
probablemente no se registraría ninguna alteración; el tiempo no
actuaría sobre ella. Inversamente, si se considerara la masa parlante sin
el tiempo no se vería el efecto de fuerzas sociales que obran en la lengua.
Para estar en la realidad hace falta, pues, añadir a nuestro primer esquema
un signo que indique la marcha del tiempo: Ya ahora la lengua no es libre, porque el tiempo permitirá a las
fuerzas sociales que actúan en ella desarrollar sus efectos, y se llega al
principio de continuidad que anula a la libertad. Pero la continuidad
implica necesariamente la alteración, el desplazamiento más o menos
considerable de las relaciones.
3°) CABANCHIK y DAMIANI, "Filosofía y formación ética y ciudadana: antropología filosófica". Ed. Longseller.
Buenos Aires. 2002
Es evidente que la separación establecida por Descartes entre mente y cuerpo hace difícil concebir su relación
mutua. Para ilustrarlo, puede pensarse en una experiencia visual: tengo los ojos abiertos (evento físico), recibo
estímulos luminosos (evento físico), veo el paisaje (evento mental), cierro los ojos (evento físico), dejo de ver el pai-
saje (evento mental). La correlación entre lo físico y lo mental es constante en nuestra vida cotidiana, pero si la
mente fuera inmaterial, ¿cómo se conectaría con la materia? Es decir, ¿cómo pueden mente y cuerpo afectarse
mutuamente?
Un tercer problema derivado del punto de vista dualista acerca del ser humano es el de la existencia y el
conocimiento de las otras mentes. Según la imagen dualista, un sujeto sólo conoce en forma directa y segura su
propia mente. La de los otros es algo que conjetura a partir del comportamiento de los demás, pero no tiene
experiencia directa de las otras mentes, ya que el punto de partida de esta teoría fue concebir la mente como
aquello que un sujeto experimenta en el fenómeno de la autoconciencia. Luego, una mente sólo podría conocer
otra mente si accediera a las experiencias de esa otra mente desde el punto de vista propio de esa otra mente, lo
que ciertamente es una idea confusa y, en todo caso, algo que se supone que no ocurre en la vida cotidiana. Pero, de
hecho, cada sujeto actúa frente a los otros como si fueran seres iguales a él en cuanto a sus capacidades mentales. En
consecuencia, algo no funciona en la imagen que propone el dualismo. Gilbert Ryle expresó muy vividamente la
situación en la que nos deja el dualismo, con las siguientes palabras:
(...) cada uno de nosotros vive la vida de un fantasmal Robinson Crusoe. Podemos vernos, oírnos y empujarnos los unos a los
otros, pero somos irremediablemente ciegos, sordos e inoperantes con respecto a las mentes de los demás.
Mente y lenguaje
Desde la Antigüedad hasta nuestros días, la capacidad de comunicarse por medio del lenguaje ha sido
considerada una propiedad que distingue a los seres humanos de otros animales. Los antiguos filósofos griegos
consideraban al ser humano un animal con lógos, término que significa tanto "razón" como "lenguaje". También
Descartes, dentro de su concepción dualista del ser humano, sostiene que el uso del lenguaje es un indicio suficiente
para determinar si alguien es un ser humano. Acerca de la relación entre humanidad y lenguaje, la diferencia entre
la tradición filosófica de la Antigüedad y el dualismo cartesiano consiste en que dicha tradición identifica el intelecto
con la habilidad de usar palabras y oraciones con sentido. Por eso, distingue entre seres conscientes que pueden usar
lenguajes y seres conscientes que no pueden usarlo. Los primeros son los seres humanos; los segundos, los demás
animales. Descartes, por el contrario, no cree que exista conciencia sin lenguaje. Por eso, distingue al ser humano de los
demás animales del siguiente modo: sólo los seres humanos tienen mente, conciencia, autoconciencia y lenguaje. Los
animales carecen de esas capacidades y son sólo cuerpos, máquinas más o menos complejas.
La tradición filosófica antigua identifica la mente humana con la racionalidad y con la competencia lingüística,
y atribuye conciencia a los animales. El dualismo cartesiano, en cambio, identifica la mente con la conciencia, la
autoconciencia y la competencia lingüística, y, por lo tanto, rechaza la posibilidad de que un ser irracional y
carente de autoconciencia y lenguaje sea consciente. El siguiente hecho parece poner en cuestión esta tesis
cartesiana-, un ser incapaz de usar el lenguaje parece sentir dolor, ver colores, degustar sabores, o sea, parece
ser consciente del dolor, los colores, los sabores y demás. Por ejemplo, los niños pequeños ven colores y
experimentan dolor antes de poder expresar sus sensaciones mediante expresiones lingüísticas como las
siguientes:"Aquello es rojo", "Me duele el pie". También los animales parecen tener conciencia de ciertas
sensaciones y son incapaces de utilizar el lenguaje para expresar lo que sienten o describir lo que ven.
Para sentir un dolor o ver un color, hace falta tener conciencia; de lo contrario, ni siquiera podrían
experimentarse ese dolor o ese color. Pero para formar el concepto de dolor o de color hace falta algo más: la
capacidad de usar el lenguaje. Sólo los seres humanos tienen esta capacidad, que les sirve para someter las
experiencias sensoriales a conceptos universales, formular juicios generales sobre ellas y pretender que esos
juicios sean verdaderos. Por ejemplo, no sólo veo frente a mí una forma coloreada, sino que puedo afirmar "eso
que veo ahí pertenece a la clase de los pizarrones "y dar razones para justificar esa afirmación. Los animales de
laboratorio, seguramente, son capaces de distinguir una figura triangular de una circular, pero nunca podrán
aprender geometría, porque no son capaces de usar el lenguaje.
Nombrar el dolor
¿Qué significa que él ha "nombrado"su dolor? escenificación. Y cuando hablamos de que
¿Cómo ha hecho esta denominación del alguien ha dado un nombre a un dolor, lo que
dolor? y, haya hecho lo que fuere, ¿cuál es su está presupuesto es la gramática de la pala-
propósito? Cuando uno dice "él dio un nom- bra "dolor"; ella muestra el puesto donde la
bre a su sensación" uno olvida que, si el mero nueva palabra se estaciona.
acto de nombrar ha de tener sentido, hay que Ludwig Wittgenstein,
presuponer en el lenguaje un alto grado de Investigaciones filosóficas.
El uso de reglas es una actividad necesariamente social. Alguien puede, por supuesto, inventar reglas y
seguirlas en soledad; por ejemplo, puede inventar nuevas reglas para hacer más apasionante un juego de naipes en
el que participa sólo un jugador. Pero una regla, para ser tal, debe poder ser seguida también por otros. Si otro se
entera del juego que alguien ha inventado, debe también poder jugarlo. De la misma manera, muchos matemáticos
y especialistas en lógica se dedican a establecer lenguajes para resolver problemas y realizar ciertas operaciones con
mayor facilidad. Para eso, establecen convenciones que determinan la función de cada signo, reglas que deben
respetarse para formar correctamente fórmulas a partir de los signos establecidos y reglas que deben aplicarse para
operar correctamente con los signos. Incluso, es posible atribuir convencionalmente un significado a cada signo, a fin
de establecer un modelo que permita explicar el comportamiento de un conjunto de fenómenos.
Los lenguajes artificiales y las reglas convencionales establecidas por un individuo deben poder ser
utilizados por otros y no sólo por quien los creó. Por eso, se dice que no es posible establecer un lenguaje privado,
esto es, válido sólo para un individuo. Desde el momento en que se establecen reglas convencionales que
determinan la corrección del uso del lenguaje, éste se ha independizado, al menos virtualmente, de la voluntad
individual de los usuarios. El uso del lenguaje es, por lo tanto, una actividad social, porque supone siempre una
comunidad de usuarios que utilizan ciertos símbolos siguiendo ciertas reglas.
En todas las actividades de la vida social, nuestra acción remite a diversos sistemas de reglas; por ejemplo, los
sistemas jurídicos, educativos y religiosos, los juegos, los deportes, los oficios, las reglas de tránsito, el intercambio de
mercancías, y el modo en que nos comportamos con nuestros semejantes en distintos ámbitos, entre otros. Estos
sistemas de reglas, en la medida en que son aceptados, aplicados y conservados por un grupo social, se denominan
"instituciones". Todos estos sistemas de reglas, sus usos y los símbolos que los constituyen presuponen el dominio de
un lenguaje articulado que permita transmitir y aprender las reglas de los otros sistemas. Por eso, puede decirse que
el lenguaje es una institución muy particular, porque no sólo organiza los actos de habla de un grupo social de
acuerdo con ciertas reglas, sino que permite el establecimiento de otras instituciones: religiosas, sociales, políticas y
demás.
Decir que el uso del lenguaje es necesariamente una actividad social no significa sólo reconocer que los
símbolos tienen un significado compartido y que su uso se atiene a reglas convencionales conocidas y aplicadas por
todos los miembros de la comunidad de usuarios, sino también reconocer que ningún usuario aislado puede de-
terminar arbitrariamente cuándo se ha seguido correctamente una regla del uso de los signos lingüísticos. Los
criterios que permiten determinar la corrección o la incorrección de los signos lingüísticos no dependen de la
voluntad de un individuo. La incorporación de nuevos símbolos, de nuevas reglas o de nuevos criterios para
determinar su uso correcto no es una tarea que pueda estar librada al capricho de cada cual, sino que requiere
siempre cierto reconocimiento social de la comunidad lingüística, que silenciosa y anónimamente autoriza esas
modificaciones.