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Ficha de Catedra Nº 3
Tema:
“Apuntes en torno a las fronteras y los procesos sociales. Miradas desde la
historia y la antropología”.
Autor: Lic. Emma Raspi.
1
GRIMSON, Alejandro: “Introducción. ¿Fronteras políticas versus fronteras culturales?”, en
GRIMSON, Alejandro (comp.): Fronteras, naciones e identidades. La periferia como centro, La
Crujía, Buenos Aires, 2000. pp. 9-40.
2
ORTIZ, Renato: Otro Territorio. Ensayos sobre le mundo contemporáneo. Ba As, U.N.
Quilmes. 1996.
3
HANNERZ, Ulfr: Borders. Mimeo, 1997.
* En diversos países y sectores sociales la afiliación nacional en estos espacios no
dejó de constituir un centro de lealtades políticas.
* Las fuertes corrientes migratorias pusieron en escena nuevamente la necesidad de
repensar las cuestiones pendientes relativas a la ciudadanía.
Muchas veces los estados desconocen o tratan de anular las historias y tradiciones
locales. Es decir: el proceso de regionalización y la constitución de bloques regionales
es un proceso atravesado no sólo por la negociación, sino también por el conflicto.
Ulf Hannerz señala también que tal preocupación produjo una serie de estudios
que sólo recientemente nos permiten comprender los problemas que encierran las
fronteras. Dentro de los circuitos académicos quedó en claro que las fronteras son
algo más que la demarcatoria de un límite territorial. Son pocos los reductos
intelectuales y académicos en los que todavía las piensan como espacios naturales y
absolutos, es decir como entidades ontológicamente fijas.
Las interpretaciones actuales parten de la base de considerar la noción de
espacio socialmente construido para pensar a las fronteras4. En este sentido destacan
su carácter de construcciones sociales en proceso de transformación, que están
constituyéndose permanentemente a través de las prácticas materiales y culturales de
la sociedad. Por lo tanto son vistas como procesos abiertos e históricamente
contingentes.
El presente trabajo tiene como finalidad reflexionar en torno a los alcances del
concepto de frontera dentro del ámbito de los estudios historiográficos. Es por ello que
nos detendremos a considerar la naturaleza del concepto y su historicidad (es decir las
significaciones que históricamente le fueron asignadas en el campo intelectual).
En este sentido tomaremos en cuenta las influencias que recibió desde
disciplinas como la antropología, a partir de sus reflexiones en torno a las nociones de
cultura e identidad.
4
ARECES, Nidia: “Regiones y fronteras. Apuntes desde la historia”. En: Andes, N° 10,
CEPIHA, Universidad Nacional de Salta, Salta, 1999, pp. 19-31
espacios en donde el Estado se hace presente mediante la incorporación de los
territorios y configurando los procesos de producción y estructuración institucional y
social. Tales procesos presuponen el choque, la interrelación y la síntesis, la
vinculación dinámica de sociedades distintas, es decir: áreas de contacto de
formaciones diversas.
Este giro en la interpretación de las fronteras obliga a un desplazamiento de la
mirada de lo geográfico al terreno de lo social y económico. Las fronteras serán
interpretadas entonces como áreas de interrelación dinámica entre sociedades
distintas: espacios que intentan ser ocupados y que a su vez, son recorridos y
traspasados en forma intermitente.
Más aún, y al contrario de lo que suele pensarse cotidianamente, estos espacios
tienen una característica peculiar: y es que generalmente no coinciden con las
unidades políticas. Es decir que se trata de franjas de gran permeabilidad, pues se
trata de espacios de intercambio entre sociedades constituidas a partir de la
diferencia5.
Alejandro Grimson sostiene “…Nos encontramos entonces ante un concepto un
tanto difuso, puesto que se trata de: un objeto/ concepto y un concepto /metáfora…”6.
Es decir que por una parte podemos hacer referencias a fronteras físicas, territoriales;
y de la otra a fronteras culturales, simbólicas.
De todos modos es preciso retener aquí una idea fundamental en la definición del
término: La frontera es un hecho histórico.
Consideremos lo siguiente: ¿Cuándo se crea una frontera? “cuando una comunidad
ocupa un territorio ocupado por otra comunidad”.
Entonces, cuando se estudian las fronteras se deben rescatar algunas ideas:
por un lado, la construcción histórico - social de un espacio y por otro las
relaciones que se establecen entre las sociedades que conviven y al mismo
tiempo compiten por ese espacio.
Estas ideas escuetamente expuestas permitieron comprender que las fronteras y la
conceptualización que de ellas se hagan, las convierte en claves para la interpretación
de los procesos culturales contemporáneos. Más aún, las fronteras entre Estados y
“supuestamente “entre naciones: consolidaron límites materiales cargados de sentidos
diversos, con lo cual se convirtieron en el centro de diversas disputas teóricas, tema
sobre el que nos referiremos a continuación.
5
Sobre las formas en cómo puede ser asumida idea de “la diferencia” volveremos mas
adelante.
6
GRIMSON, Ob. Cit.
HISTORIANDO LOS CONCEPTOS DE FRONTERA, CULTURA E IDENTIDAD.
Para avanzar en la proposición de los conceptos que nos sirven como soportes
analíticos para observar y comprender determinados procesos sociales, es necesario
reconocer también los modos en que éstos (los conceptos) fueron entendidos. Es decir
que es preciso averiguar por qué se considera necesario, en esos lugares y en esas
épocas dadas, dar nombre a ese aspecto concreto de la realidad social7. Para ello se
vuelve conviene reconstruir la historia de los usos del concepto, y su relación con los
cambios de significado, nacidos probablemente del debate académico y en
consonancia con los grandes contextos históricos. Ello supondría atender al proceso
por el cual los términos acaban connotando lo que connotan en determinados lugares
y épocas.
En este ensayo nos detendremos a plantear una suerte de historización en
torno a los sentidos e implicancias que fue adquiriendo la teorización sobre las
fronteras y los aportes que recibió de los debates surgidos en torno a los modos de
concebir a la cultura, la identidad y la diferencia. Para emprender esta tarea
tomaremos como fuente del análisis los argumentos de Alejandro Grimson, y de Ulf
Hannerz, entre otros autores.
Hannerz considera que para considerar los sentidos comunes que adquirió el
concepto de frontera entre los antropólogos es preciso indagar primero en algunas de
las ideas centrales que constituyeron a la disciplina:
, la idea de cultura misma.
, Ello implica considerar los modos en que fueron percibidas las
diferencias. Esta insistencia en la variabilidad (y las diferencias) existió
siempre.
, El contraste planteado entre cultura/naturaleza, es decir lo innato y lo
que es socialmente aprendido.
7
Tales consideraciones pueden apreciarse en: CREHAN, Kate: Gramsci, cultura y
Antropología. Barcelona, Bellaterra, 2002
Renato Ortiz8, plantea al respecto que la noción de cultura aquí esbozada se
entendería como “un todo integrado”, en el que se pone de relieve la función
integradora de la cultura misma, tal capacidad de integración quedaría delimitada a un
territorio físico distinguible: “un lugar antropológico” (según las expresiones de Marc
Auge). Esto significa que, en el interior de su territorialidad cada cultura es una e
indivisa.
A inicios del siglo XX, esta forma de ver el mundo chocó con la modernización,
el contacto cultural y la aculturación. Fue entonces cuando el interés en las fronteras
encontró a sus primeros ancestros intelectuales.
Por un lado son fundamentales las ideas del norteamericano Frederick Jackson
Turner(1893/1961)9: quien ofreció una visión de la móvil frontera norteamericana
como una región de oportunidades, en donde el “desierto” podía ser visto como tierras
libres y en donde los colonos sólo podían confiar en sí mismos, las fronteras eran
aquellos espacios desde donde se abría la posibilidad de conformar una nueva
sociedad en la que era posible despojarse de las restricciones de la tradición, las
injusticias, y vivir sin las cargas de la herencia: en definitiva: “el sueño americano”.
Más aún, Turner no pensó a la frontera como una línea divisoria fija sino, que
tuvo en cuenta el proceso formativo de esa nueva sociedad (de colonos), por lo cual
consideró a la frontera norteamericana como punto de partida para comprender la
conformación de la imagen de la nación. Es decir en esta visión sólo era reconocida
con el status de cultura: a la sociedad de los colonos, pues la indígena era
completamente ignorada. El modo de pensar aquí a la frontera es: civilización versus
barbarie. Es fundamental rescatar aquí también que desde esta perspectiva, la cultura
es responsable del contenido de la personalidad, y que la identidad personal se
caracteriza como una consecuencia de una “estructura”, de un universo, que engloba
de modo igual a los miembros de esa comunidad10.
Este tipo de concepción ha sido históricamente asumida tanto en Estados
Unidos en su expansión al oeste, como en Latinoamérica (pensemos en las campañas
al desierto o al chaco argentino) Australia, Sud Africa y otros países, muchos de ellos
de carácter imperialista. Todos la entendieron como modo de legitimar la expansión y
su propia manera de vivir.
Alejandro Grimson sostiene además que los estudios de Turner y de otros
estudiosos en esta línea, conciben las fronteras a partir de una noción particular de
8
ORTIZ, Renato: Otro Territorio. Ensayos sobre el mundo contemporáneo. UNQ. 1996
9
TURNER, F. J.: “The significance of de frontier in American history. In R.A. Billinngton (ed)
Frontiwer and Section. Englewood Cliffs, NJ: Prentice – Hall. 1961
10
ORTIZ, Ob. Cit.
identidad (de carácter esencialista), la cual es concebida como un ser, algo que
verdaderamente es, posee un contorno y puede ser observada. En este sentido tiene
un centro a partir del cual se irradia su territorio. Quienes la piensan en este sentido
debaten sobre su autenticidad.
11
CLEMENTI, Hebe: La frontera en América. Una clave interpretativa de la historia americana.
Leviatán, Buenos Aires, 1987.
tratadas como regiones, con la peculiaridad de que en este caso se trata de espacios
de contacto entre sociedades distintas12.
Un aporte significativo lo dieron historiadores que hoy podrían ser catalogados
como historiadores regionales: Daniel Santamaría13, Susana Bandieri, Marcelo Lagos
y Ana Teruel entre otros, los que en gran medida retomaron estos últimos enfoques y
propusieron además estrategias metodológicas que superaron algunas dificultades de
investigación; puesto que la frontera se presentaba como el terreno de transición tanto
etnográfico como epistemológico: pues en espacio de frontera se conjugaban las
acciones del hombre blanco de origen europeo, asociado con las fuentes escritas, y
las acciones del indígena americano, ágrafo. Sus trabajos reflejan el resultado de la
renovación de fuentes y contactos interdisciplinarios.
Estos autores toman a las fronteras como construcciones sociales, al
historizarlas en el proceso de apropiación de un territorio por una sociedad dada,
establecen su identidad frente a sí mismas y a las sociedades vecinas. Es preciso
entonces, observar las relaciones fronterizas fuera de los marcos oficiales ya que ello
permitirá privilegiar la consideración de múltiples derivaciones culturales, sociales y
económicas, propias de los espacios estudiados y que aparecen como invisibles a las
explicaciones globales o estructurales. Sin descuidar que los pobladores que se
estudian, desarrollan parte importante de sus historias a partir de eventos externos
que tienen que ver con la fuerte presencia del Estado.
Para evitar pensar a las fronteras como espacios sociales en términos
tan abstractos, se hace necesario considerar a los actores sociales que la
integran:
12
TERUEL, Ana: Misiones Economía y sociedad: La frontera chaqueña del Noroeste
argentino en el siglo XIX. Universidad Nacional de Quilmas. 2005. “Consideraciones
preliminares”, pp. 13-30.
13
SANTAMARIA, Daniel: “Población y economía interna de las poblaciones aborígenes del
Chaco en el siglo XVIII”, en Andes, N° 9, CEPIHA, Universidad Nacional de Salta, Salta, 1998,
pp. 173-195.
Es preciso acotar aquí que las limitaciones de las fronteras son impuestas por
los respectivos estados que tienden a desarticular las identificaciones de base14. Lo
importante es que, tratándose de grupos conformados por individuos no considerados
como sujetos históricos valorizados como tales, sí debe reconocerse que ellos son
capaces de desarrollar sus propias identificaciones a partir de una propia lectura de su
pasado más cercano15. En este sentido se vuelve fundamental considerar los
argumentos de Alejandro Grimson quien sostiene que: “el estudio de las fronteras
políticas tiene mucho que decir para la comprensión de las fronteras metafóricas: es
decir sobre el sentido común que buscan imponer los Estados Nacionales de la
frontera política como división cultural”. Se mostró la existencia de numerosos
circuitos de intercambio código e historias compartidas, dando cuenta del carácter
sociohistórico del límite.
Algunas consideraciones importantes para efectuar al abordar los estudios de frontera:
9 Es fundamental pensar a las poblaciones locales sin victimizarlas; su aporte
principal puede y debe ser visto como el de agentes de su propia historia.
9 De hecho existe una asimetría estructural entre ellos (los actores) y sus
respectivos Estados, es ingenuo suponer que las poblaciones estaban allí
unidas y viviendo en armonía cuando las fronteras les cayeron encima.
9 No hay una concordancia precisa entre Estado y nación. Las relaciones entre
poder e identidad en las fronteras y entre las fronteras y sus Estados
respectivos son problemáticas, precisamente porque el Estado no puede
siempre controlar las estructuras políticas que establece en sus extremidades.
9 En las fronteras la tensión entre legalidad e ilegalidad es parte constitutiva de la
vida cotidiana. Las transacciones comerciales entre las poblaciones son
consideradas “contrabando” por los Estados, mientras que para la gente del
lugar es la actividad más natural.
9 Las identidades de los fronterizos se procesan en la tensión entre el control del
Estado y la posibilidad de su evasión.
9 Las fronteras del mundo son muy heterogéneas e irreductibles las unas de las
otras.
14
BARTOLOME, Miguel: “Procesos civilizatorios, pluralismo cultural y autonomías étnicas en
América Latina”. En: Andes, N° 9, CEPIHA, Universidad Nacional de Salta, Salta, 1998, pp. 13-
37
15
Para sostener estas ideas sirve como ejemplo el trabajo de CAMPISI, Andrea Paola:
“...Argentinos, bolivianos, todos somos lo mismo... La comunidad cultural feriante y el problema
de la frontera argentino-boliviana en las ferias de intercambios indígenas”. En: Andes, N° 12,
CEPIHA, Universidad Nacional de Salta, Salta, 2001, pp. 223-243.
Hasta aquí se reflexionó en torno a los modos de pensar las fronteras
(fundamentalmente las interestatales), consideramos que es necesario, para completar
el análisis, poner de manifiesto la variedad de fronteras desde una mirada histórica, en
las que se observen cambios y continuidades.
16
La producción historiográfica en este sentido es sumamente prolífica, mencionaremos sólo
algunos trabajos como ejemplo: GARCIA JORDAN, Pilar: “La invasión simbólica del espacio
indígena. Una reflexión sobre la apropiación ideológica del espacio en las misiones guarayas” en:
García Jordán, P.; Gussinyer, J.; Izard, M.; Laviá, J.: Piqueras, R.; Tous, M.; Zubiri, M. (coord.): Lo
que duele es el olvido. Recuperando la memoria de América Latina. Universitat de Barcelona,
Barcelona, 1998. Pp. 229-243.
17
LAGOS, Marcelo: “Problemática del aborigen chaqueño. El discurso de la “integración”. En:
TERUEL, Ana y JEREZ, Omar (comp.): Pasado y Presente de un mundo postergado.
UNIHR. UNJU. 1998. Pp. 57-101.
Durante esta etapa se visualizan dos formas de frontera:
18
CAVIERES, Eduardo: PROLOGO. Espacios fronterizos, identificaciones nacionales y vida
local. Reflexiones en torno a estudios de casos en la frontera argentino - chilena. La
revalorización de la historia. En: BANDIERI, Susana (Coord): Cruzando la cordillera… La
frontera argentino – chilena como espacio social. Neuquén, CEHIR, Universidad Nacional
del Comahue, 2005
19
KARASIK, Gabriela: “Tras la genealogía del diablo. Discusiones sobre la nación y el Estado
en la frontera argentino-boliviana”, en: GRIMSON, Alejandro (comp.): Fronteras, naciones e
identidades. La periferia como centro, La Crujía, Buenos Aires, 2000. pp. 152-184.
20
BANDIERI, Susana: “La posibilidad operativa de la construcción histórica regional o cómo
contribuir a una historia nacional más complejizada”. En: Fernández, S. – Dalla Corte, G.
(comp.): Lugares para la historia. Espacio, historia regional e historia local en los estudios
contemporáneos. UNR Edit., Rosario, 2001. Pp. 91-117.
En el heterogéneo territorio latinoamericano las relaciones entre
identificaciones étnicas y nacionales variaron según las poblaciones indígenas y las
diversas relaciones con los distintos estados nacionales. En las ciudades de frontera
en cambio, las definiciones nacionales fueron prevalecientes.