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todos los movimientos que buscan otro mundo distinto a este, un mundo que en el Evangelio es llamado por Jess el Reino de Dios. La Iglesia puede, por fin, dedicarse a ello y eso siempre ser una ayuda para los pueblos empobrecidos y oprimidos. Creo que los pueblos empobrecidos que luchan por su libertad no tienen que desbautizarse, como propones, sino que bien pueden ser, otra vez y como siempre, esos mismos pobres los que evangelicen a la Iglesia. El cristianismo no es contrario a la causa de la liberacin, todo lo contrario, la verdadera liberacin siempre es cristiana y por ello las luchas por ella estn sembradas con la sangre de los cristianos. El Imperio del mal no podr utilizar a la Iglesia contra los pobres, mucho menos en una Iglesia cuyo servus servorum Dei se llama Francisco. Si as lo hiciera, ya podramos certificar su final, pero las puertas del abismo no prevalecern. Recibe un cordial saludo y el agradecimiento por tus reflexiones. Unos y otros, a este lado y al otro de la mar ocana, a un lado y al otro del muro de la vergenza que separa a los enriquecidos de los empobrecidos, tenemos que hacer lo necesario para avanzar hacia el reino de la solidaridad y la justicia, la repblica del amor y la compasin, la civilizacin de la humanidad verdadera. Rebelin ha publicado este artculo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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