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SETE - HUANCAYO
SUMARIO DE LOS CAPITULOS 4,5 Y 6
LA BATALLA DE CADA HOMBRE
CAPITULO 5: ¿OBEDIENCIA O SIMPLE EXCELENCIA?
Los negocios americanos están en búsqueda de la excelencia, podrían muy bien estar
buscando la perfección de un producto o servicio, pero la perfección es muy costosa y acaba
con las ganancias.
En vez de ser perfectos los negocios saben que es suficiente darles a sus clientes la
apariencia de perfección. Estos negocios encontraron un lucrativo equilibrio entre la calidad
y los costos, al detenerse en le camino sin haber logrado la perfección.
5.2 ¿Será provechoso para el creyente detenerse a la mitad del camino hacia la
excelencia, donde los costos son bajos y permanecer equilibrados en algún punto entre
el paganismo y la obediencia?
Por supuesto que No! Aunque en el mundo de los negocios aparentar la perfección es una
práctica lucrativa, en el ámbito espiritual aparentar la perfección es una simple comodidad,
pero nunca es provechoso. La búsqueda de la excelencia nos deja abrumadoramente
vulnerables a una trampa tras otra, porque ella permite que haya espacio para la mezcla.
La excelencia es una norma mezclada, mientras que la obediencia es una norma fija. Nuestra
meta debe ser esforzarnos por la norma que es fija.
5.3 ¿Cuan lejos puedo llegar y todavía seguir llamándome cristiano? ¿Cuán santo
puedo ser?
Fred ere el ejemplo perfecto de alguien que no se esforzaba por alcanzar la norma fija de la
obediencia divina. Era maestro en su iglesia, presidía actividades de grupos y asistía a las
clases de discipulado. Su asistencia a la iglesia era ejemplar, y su vocabulario era cristiano.
A veces es necesario escoger entre modificar la verdad o herir los sentimientos de alguien a
quien amamos, en este caso ¿que escoges? ¿La excelencia que se permite mezclas entre
“amabilidad” y mentira o la perfección de la obediencia que siempre dice la verdad cueste lo
que cueste?
Con la excelencia tratamos de cubrir nuestras pisadas desobedientes. El caso de Peter que se
permitía ver películas populares en situaciones sexuales picantes, aun cuando a su esposa
esto le era muy desagradable; él creía que estaba bien según las normas de sus compañeros
sabía que podía hacer eso y aún aparentar que era un buen cristiano. Eso era todo lo que
necesitaba. Esto sucede cuando nos quedamos a la mitad del camino cómodamente y no
avanzamos esforzándonos por lograr la perfección.
Aunque estemos unidos a las congregaciones no llegamos a la meta trazada. Los programas
espectaculares en nuestras iglesias nos hacen sentir bien, pero a menudo no nos presento un
verdadero reto.
Es cierto que nadie argumentaría del valor estratégico de oración, ni pondría en duda el
hecho de que, como creyentes, se nos ordenó a ser fieles en la oración. Pero la obediencia en
el asunto de la oración es costosa y requiere compromiso. Hace tiempo una iglesia organizó
una semana de oración e intercesión al cual de los aproximadamente mil miembros solo
asistieron en promedio veinticinco personas!
Son muchas esferas en las que a menudo nos encontramos sentados juntos a mitad del
camino de la excelencia, a una buena distancia de Dios. Cuando sus elevadas normas nos
desafían nos consuela pensar que no parecemos ser tan diferentes a los que nos rodean. El
problema es que tampoco parecemos diferenciarnos mucho de los no cristianos.
¿Acaso nos hemos vuelto ciegos? ¿Qué podemos esperar de este compromiso general de
estar a medias?
¿Acaso no reconocemos que los nuevos convertidos al cristianismo se convertirán en gente
igual a nosotros? ¿Será un consuelo verlos tan holgazanes como somos nosotros, en cuanto a
su devoción personal con Jesús? ¿Y no nos percatamos de lo mucho que estas deficientes
normas nos están costando en cuanto a nuestro testimonio ante el mundo? ¡Cuanta
indignación siento al respecto! ¿Qué estamos haciendo los cristianos? ¿solo estamos
“jugando a la iglesia”?
El rey Josías de Israel solamente tenía veintitrés años de edad cuando enfrentó una situación
similar al descuidar las normas que Dios estableció. Al reconocer que las normas que Dios
estableció son las de la verdadera vida, Josías se levantó y derrumbó todo lo que estaba en
oposición a Dios.
5.6 ¿Y tú que?
Ahora que escuchaste las normas que Dios estableció para la pureza sexual, ¿estás dispuesto
a establecer un pacto de obediencia a dichas normas con todo tu corazón y tu alma?
¿Derrumbarás también todo lo sexual que está en oposición a Dios?
¿Reconoces que has estado viviendo bajo las normas mezcladas de la mera excelencia? Te
quedas corto pero todavía aparentas ser cristiano. ¿O tu meta a sido la obediencia y la
perfección, que son a lo que e realidad te llamaron?
¿Dónde estas ubicado? ¿Te sientes cómodo? ¿Hay en tu vida una amplia tolerancia hacia el
pecado? ¿Te han llevado tus intentos por acercarte a Dios a un alto nivel de mezcla en tu
vida? De ser así, es posible que tengas una mezcla en tus normas sexuales, probablemente
tienes por lo menos un indicio de impureza sexual en tu vida. ¿No pagarás el precio de la
verdadera obediencia, como evitar la sensualidad que ofrece el mundo a toda hora y por
doquier?
Dios nuestro Padre quiere que le obedezcamos, luego de otorgarnos el Espíritu Santo como
fuente de poder. El cree que sus mandamientos deben ser suficientes para ti, de la misma
manera que tu crees que tus órdenes deben ser suficientes para tus hijos.
El que nos dijo: Sed Santos y Sed Perfectos espera nada menos que eso de nosotros.
No somos ajenos a las tendencias naturales que son inherentes a la masculinidad, y que
afectarán cada aspecto de la pureza sexual. Nuestra masculinidad, y particularmente cuatro
tendencias varoniles, representan la tercera razón para la omnipresencia de la impureza
sexual en todos los hombres.
Desde que Adán pecó aun sabiendo que hacer eso estaba mal todos los hijos de Adán tienen
tendencia la rebeldía. Los hombres cometen más del 90% de los crímenes violentos, 100%
de las violaciones, y 95% de los hurtos. 94% de los conductores ebrios, 75% de suicidios,
95% de ofensas en contra de la familia y de los niños. Los principales responsables son
hombres solteros.
Nuestra masculinidad trae consigo una rebelión natural de forma únicamente varonil. Esta
tendencia natural nos otorga la arrogancia necesaria para quedarnos cortos en cuanto al
cumplimiento de las normas que Dios estableció. Como hombres, a menudo escogemos el
pecado, simplemente porque nos agrada nuestra forma de ser.
6.3 La segunda tendencia: Los varones encuentran que la vida “recta” es aburrida.
Aunque nuestra rebeldía natural provee la arrogancia necesaria para quedarnos a la mitad del
camino en cuanto a las normas que Dios estableció, nuestro disgusto natural por la vida
recta nos brinda el deseo para detenernos a mitad del camino y por el contrario experimentar
los placeres temporales del pecado,. Nuestras normas mezcladas nos ofrecen un alivio de las
responsabilidades que nos aburren.
Nuestro cuerpo no es confiable para ninguna batalla espiritual y mucho menos para la
batalla de la pureza sexual y la obediencia, fácilmente podemos identificarnos como Pablo.
A menudo nuestro cuerpo se rebela y libra una batalla en nuestra contra. Esta tendencia
traicionera ejerce una presión sobre nuestro libido para que pasemos por alto las normas
divinas. Cuando este impulso sexual se combina con nuestra arrogancia masculina natural y
con nuestro deseo masculino natural de alejarnos de la vida recta, el cautiverio sexual nos
ceba y abastece.
6.5 La cuarta tendencia: Los varones reciben gratificación sexual a través de los ojos.
Nuestros ojos nos ofrecen a los hombres el medio extensamente y por voluntad propia. No
necesitamos ni una cita, ni una amante. Nunca tenemos que esperar. Tenemos nuestros ojos
y a través de ellos tenemos obtenemos gratificación sexual en cualquier momento. La
desnudez femenina nos excita en cualquier manera, forma o medio que se nos presente.
Las mujeres casi nunca entienden esto porque no se estimulan sexualmente de la misma
manera. Su sistema de ignición esta vinculado al toque y a la relación. Ellas perciben este
aspecto visual de nuestra sexualidad como superficial, sucio y hasta detestable.
En nuestra batalla por la pureza sexual, la gratificación sexual no es un asunto que deba
tomarse a la ligera. Si consideramos lo que una escena desnuda hace con los centros de
placer de nuestro cerebro, y en estos días es bastante fácil ver muchas mujeres semidesnudas
y desnudas, con razón nuestros ojos y nuestra mente resisten al control.
6.6 Preámbulo sexual: Para los hombres la impureza de los ojos es un preámbulo
sexual.
Es igual que pasar la mano por la parte interior del muslo o acariciar un seno. Porque el
preámbulo es cualquier acción sexual que nos lleva por el camino hacia el coito. El
preámbulo sexual enciende las pasiones impulsándonos de un nivel a otro hasta consumar el
acto.
Dios no aprueba el preámbulo sexual fuera del matrimonio. Desde la perspectiva divina, la
relación sexual es mucho más que el acto de poseer sexualmente a una mujer. ¿Qué actos
constituyen un preámbulo sexual? Estas de seguro te llevaran tarde o temprano al coito o a
lo menos a la masturbación.
La masturbación mientras tienes fantasías con otra mujer que no sea tu esposa o tener
fantasías acerca de tener el coito mientras duermes, es lo mismo que hacerlo. Mt. 5:27-28
Consideramos como preámbulo sexual los siguiente: estrujar los pechos, caricias mutuas en
partes privadas, besos apasionados alrededor del cuello y pecho, descansar su cabeza sobre
le muslo de un adolescente, hacer striptease, bailar despacito rozando ciertas partes del
cuerpo sensibles a la excitación sexual, etc. Todos estos conducen tarde o temprano a la
mutua masturbación y al coito. O a la masturbación solitaria. No menos que todas estas y
con mayor intensidad para el varón la excitación sexual a través de la vista viene a ser un
preámbulo sexual.
Es muy importante reconocer la impureza sexual visual como parte de un preámbulo sexual.
Sí es preámbulo sexual y si estas recibiendo gratificación sexual, entonces profanas el lecho
matrimonial. Heb. 13:14. Gal. 6:7,8.
Le prometiste a tu esposa que ella sería tu único vehículo de satisfacción sexual sobre la faz
de la tierra. Si te gratificas sexualmente con la vista no eres fiel a tu esposa y rompes tu
promesa, la tiras por los suelos. Ninguna esposa debe verse obligada a compartir la
intimidad de su cama matrimonial ninguna desvergonzada modelo pornográfica.
Hay una gran diferencia entre masculinidad y hombría, para ser masculinos no tenemos que
esforzarnos pues lo somos por naturaleza, y es esto mismo que nos trae más insatisfacciones
que beneficios a nuestra vida sexual. Pero escoger la hombría es actuar de acuerdo a nuestro
potencial, elevándonos por encima de nuestras tendencias naturales de buscar la salida más
fácil.
Cuando nuestro Padre nos pide que seamos perfectos, porque él es perfecto nos esta
pidiendo que nos elevemos por encima de nuestras tendencias naturales: los ojos impuros,
las mentes caprichosas e imaginarias y el corazón que divaga. Un norma para la pureza no es
algo que ocurre naturalmente en nuestra vida. El nos llama a elevarnos por el poder de su
presencia que mora en nosotros y que llevemos acabo la obra. “Esfuérzate y mostrémonos
valientes por amor a nuestro pueblo” 2 Sam. 10:12.
¡Conocemos cual es el plan que Dios tiene para nosotros! ¡Vamos a levantarnos como
hombres que somos y dispongamos nuestros corazones y mentes para cumplir nuestro
cometido!
Te metiste en este lío por ser varón, y saldrás de ella comportándote como hombre
Las manos de Jesús nunca tocaron de una forma deshonrosa a una mujer, pero Jesús dijo que
codiciar a una mujer es lo mismo que tocarla. Y dado que Jesús es libre de pecado,
reconocemos que no solamente nunca llegó a tocar a una mujer con deshonra, sino que
nunca miró a una mujer de manera deshonrosa.
Alguien puede decir: “No seas tan duro contigo mismo, para un hombre mirar es natural, es
parte de nuestra naturaleza.” Lo que en realidad hacemos al codiciar a una mujer con
nuestros ojos y mente es robar. La vida de pensamientos impuros es la vida de un ladrón.
Estás robando imágenes que no te pertenecen. Cuando tenías relaciones sexuales
prematrimoniales tocabas a alguien que no te pertenecía. Cuando miras dentro de la blusa de
una mujer que no es tu esposa, estas robando algo que no es tuyo. Es lo mismo que ir
caminando por la calle detrás de alguien a quien se le cae del bolsillo un billete de cien
dólares, y tú lo recoges. Ese dinero no es tuyo, aunque el individuo no se percató de haberlo
perdido. Si decides quedarte con el dinero, entonces te apropiaste de algo que no te
pertenece.
De manera similar, si la blusa de una mujer se abre, no puedes decir: “Bueno, esta frente a
mi vista, así que es para mi” No, tienes que cambiar de vista, desviar tu mirada hacia otro
lado. De lo contrario eres un ladrón. Necesitas dejar esa valiosa creación en las manos de
Dios y de su esposo o de su futuro esposo. Cuando somos ladrones con nuestros ojos
estamos desfalcando la gratificación sexual de esferas que no nos pertenecen, y de mujeres
que no están relacionadas con nosotros.
Este hombre es el modelo esencial de la pureza sexual en las escrituras. Dios estaba
orgulloso de él. Lo consideraba no solo varón perfecto y recto, sino también temeroso de
Dios y apartado del mal. Aplaudió la fidelidad de su siervo con palabras de más alta estima.
Y si nosotros andaríamos en pureza , inocencia y rectitud, El también hablaría de nosotros
con el mismo orgullo. El gozo sería abundante en Su corazón. Ya poseemos la libertad y la
autoridad para andar en pureza. No necesitamos liberación ni asesoramiento adicional,
estamos equipados con todo para ser santos y perfectos.
“Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer” (Job 31:1)
¡Un pacto con sus ojos! Hizo una promesa con sus ojos de no mirar indebidamente a las
jóvenes.
De hecho que Job cumplió su pacto, de otra manera no hubiera hecho la siguiente promesa:
“ Si por alguna mujer me he dejado seducir, si a las puertas de mi prójimo he estado al
acecho, ¡que mi esposa muela el grano de otro hombre, y que otros se acuesten con ella!
(Job 31:9)
Job tuvo un éxito profundo o no hubiera podido hacer esta declaración desde lo más
profundo de su corazón, el sabía que había vivido rectamente y que sus ojos y su mente eran
puros. El lo juró por su esposa y su matrimonio, ante Dios y los hombres.
Entonces el libro de Job empieza diciendo: “Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job; y
era este varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.”
¡Job era solo un hombre!
Y al reconocer este hecho, estas hermosas palabras deben gloriosamente inundar tu alma: Si
él puede hacerlo, yo también puedo. Dios quiere que sepas que en tu hombría, tal y como él
la creó, tú también puedes elevarte muy por encima de la impureza sexual.
¿Qué debo hacer exactamente cuando hago un pacto? ¿Y mis ojos? ¿Puedo esperar
realmente que mis ojos cumplan con la parte de la promesa que les corresponde? ¡Mis ojos
no piensan ni hablan! ¿Cómo entonces pueden guardar una promesa?
En primer lugar deberás tomar una decisión clara y en segundo lugar hacer un cambio de
una vez por todas.
Los actos de obediencia parecen a veces raros e ilógicos. A veces nos han retado con las
siguientes palabras: “¿Quién en sus cabales haría alguna vez pacto con sus ojos? Eso parece
una locura”
A Dios no le interesan las apariencias de fortaleza y rudeza de un hombre, sino que cuando
mira a su alrededor busca a un “hombre de Dios” uno que escucha su Palabra y la cumple
esto puede parecer duro pero es claro. Los resultados de no se un hombre de acuerdo a la
definición de Dios siempre son trágicos. “Dios no puede ser burlado: ciertamente siegas lo
que siembras, tanto lo bueno como lo malo” (Gal. 6:7-8)
Llegamos al punto de considerar que debemos eliminar de nuestra vida todo indicio de
inmoralidad sexual. Si lo hacemos tal como Job, mediante un pactos con nuestros ojos
entonces seremos hombres de Dios, si no eliminas cada indicio de inmoralidad entonces
quizás seamos cobardes.
Cuando leemos el libro de Jeremías en sus inicios encontramos estas desesperadas palabras
dichas por el profeta al pueblo: “¿Cuanto tardarás en purificarte?” Esta pregunta es también
para nosotros ¿Hasta cuando vas a continuar siendo sexualmente inmundo?
Es difícil ser victorioso. No bastan solo las palabras porque se la lleva el viento. Si estas
palabras no están fundamentadas sobre la hombría decisiva, nada sucederá. Hablar no es lo
mismo que hacer!
7
1
Acerca de lo que me habéis preguntado por escrito, digo: Bueno le sería al hombre no tocar
mujer. 2Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga
cada una su propio marido. 3El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y
asimismo la mujer con su marido. 4La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino
el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os
neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos
sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás
a causa de vuestra incontinencia.
6
Pero esto lo digo más como concesión que como mandamiento. 7Quisiera más bien que
todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la
verdad de un modo, y otro de otro.
8
Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; 9pero si no
tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10
A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se
separe del marido; 11y si se separa, quédese sin casar o reconcíliese con su marido; y que el
marido no abandone a su mujer.
12
A los demás yo digo, no el Señor, que si algún hermano tiene una mujer que no es
creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13Y si una mujer tiene marido que
no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone, 14porque el marido no
creyente es santificado por la mujer; y la mujer no creyente, por el marido. De otra manera
vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos. 15Pero si el no creyente se
separa, sepárese, pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante
caso, sino que a vivir en paz nos llamó Dios. 16¿Qué sabes tú, mujer, si quizá harás salvo a tu
marido? ¿O qué sabes tú, marido, si quizá harás salva a tu mujer?
17
Pero cada uno viva según los dones que el Señor le repartió y según era cuando Dios lo
llamó: esto ordeno en todas las iglesias. 18¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese
circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. 19La circuncisión
nada significa, y la incircuncisión nada significa; lo que importa es guardar los
mandamientos de Dios. 20Cada uno debe quedarse en el estado en que fue llamado. 21¿Fuiste
llamado siendo esclavo? No te preocupes, aunque si tienes oportunidad de hacerte libre,
aprovéchala, 22porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor;
asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23Por precio fuisteis
comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 24Cada uno, hermanos, en el estado en que
fue llamado, así permanezca para con Dios.
25
En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi parecer como
quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser digno de confianza. 26Tengo, pues, esto
por bueno a causa de las dificultades del tiempo presente: que hará bien el hombre en
quedarse como está. 27¿Estás ligado a mujer? No trates de soltarte. ¿Estás libre de mujer? No
trates de casarte. 28Ahora bien, si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero
los que se casan tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
29
Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto. Resta, pues, que los que tienen esposa
sean como si no la tuvieran; 30los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si
no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran, 31y los que disfrutan de este mundo,
como si no lo disfrutaran, porque la apariencia de este mundo es pasajera.
32
Quisiera, pues, que estuvierais sin congoja. El soltero se preocupa por las cosas del Señor,
de cómo agradar al Señor; 33pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo
agradar a su mujer. 34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella se
preocupa por las cosas del Señor, para ser santa tanto en cuerpo como en espíritu; pero la
casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35Esto lo digo
para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin
impedimento os acerquéis al Señor.
36
Pero si alguno piensa que es impropio que a su hija virgen se le pase la edad, y que es
necesario casarla, haga lo que quiera, no peca: que se case. 37Pero el que está firme en su
corazón, sin tener compromiso que lo obligue, sino que, dueño de su propia voluntad, ha
resuelto en su corazón guardar virgen a su hija, bien hace. 38De manera que el que la da en
casamiento hace bien, pero el que no la da en casamiento hace mejor.
39
La mujer casada está ligada a su marido por la ley mientras él vive; pero si su marido
muere, queda libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. 40Pero, a mi
juicio, más dichosa será si se queda así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
COMENTARIO
A) El mutuo amor. Los maridos deben amar a sus mujeres como a su propia carne, como
Cristo amó a su Iglesia, con amor tutelar y sacrificado, según la verdad del Evangelio
("sabiamente" 1.a Ped. 3:7), con honor y respeto al vaso más frágil físicamente, no
psíquicamente, y en lo espiritual como a coherederas de la gracia de la vida por la completa
igualdad en Cristo (Gal. 3:28), sin airadas asperezas (Ef. 5:25-33; Col. 3:19; 1.a Ped. 3:7).
Las mujeres han de estar sumisas (el verbo griego hypotasso no expresa sujeción, sino
subordinación, lo cual indica simplemente que el varón es la cabeza del hogar) a los
maridos, con modestia de conducta, gesto y vestido, con respeto y amabilidad paciente, para
ganar sin palabras incluso a los no creyentes (Ef. 5:22-24; Col. 3:18; 1.a Ped. 3:1-6). Si hay
verdadero amor, todo marchará bien, superando las dificultades y el paso de los años. Dicen
que al amor conyugal le pasa como al vino: con el paso de los años, va perdiendo "cuerpo" y
color, pero va ganando en grados. Si hay amor, el varón buscará la compañía de su mujer
con más interés que la de cualquier amigo-la mujer le presentará al marido nuevos atractivos
y sorpresas agradables. Examínese el marido: ¿por qué se siente su mujer irritable, hosca,
depresiva? ¿No le faltará el interés, la caricia, la gratitud, la ayuda, el don-sorpresa, de su
marido? Examínese la mujer: ¿por qué prefiere él marcharse con sus amigos? ¿No le faltará
la comprensión, el interés por sus problemas, el detalle del plato que a él le gusta, el apoyo,
el silencio, de su mujer?
B) El llamado "débito conyugal". La advertencia y el consejo de Pablo en 1.a Cor. 7:3-5 son
de extrema importancia, no sólo para prevenir contra la infidelidad conyugal, sino también
por la importancia que lo sexual tiene en el aspecto psico-físico de suprema gratificación
placentera que mutuamente se ofrece 15 —algo más importante de lo que se cree para la
salud física y mental de la mujer—, como en el aspecto existencial en que se muestra, más
que en ninguna otra faceta de la vida —no cabe el disimulo—, el talante egocéntrico o
alocéntrico de la persona. La frigidez, la indiferencia o la poca disponibilidad de la esposa
pueden acarrear la infidelidad por parte del marido. El egoísmo, la desconsideración, la
violencia, pueden aminorar el afecto de la esposa.
Sin embargo, no hay motivo para prohibir los anticonceptivos como pecaminosos, con tal
que prevengan la concepción, no la melificación (que equivale a un aborto). Lo de Onán
(Gen. 38:8-10) no hace al caso, porque Onán no fue castigado por Dios por impedir la
concepción, sino por negarse a suscitar descendencia al nombre de su hermano.
Prevalecía una conducta inmoral en la sociedad corintia, la cual ejercía una fuerte
influencia sobre los creyentes. Los hermanos empezaron a darse cuenta que ni estaban
creciendo espiritualmente ni daban un testimonio consistente de evangelio de Jesucristo.
Con el propósito de inducirlos a una vida consecuente con la moral cristiana y a un
testimonio más eficaz como iglesia, Pablo aborda diversos temas de los cuales está lo
relativo al matrimonio. Lo enfoca desde una perspectiva muy especial. Debido a las
prácticas ambiguas de los cristianos de Corinto, tiene que expresar su celo ministerial al
presentar sus fuertes convicciones personales respecto al matrimonio y al celibato.
· Habla de las dificultades y decisiones a que se ven expuestos los cristianos casados
con un cónyuge que no es creyente.
Es indiscutible que la relación sexual es parte del deber conyugal, pero no lo es todo.
El deber conyugal implica todo el conjunto de responsabilidades contraídas entre un hombre
y una mujer cuando firman o consienten el contrato conyugal que los une como pareja. El
matrimonio es concebido desde el principio como un compromiso o contrato de unificación
de intereses y propósitos, Génesis 2:24. Así fue desarrollado en el pueblo de Israel. De allí
que la unión conyugal era un compromiso solemne y era amparada por la ley, Romanos 7:2.
El rompimiento del mismo contrato requería de un amparo legal, Deuteronomio 4: l. Así se
reconoce el matrimonio todavía el día de hoy en toda sociedad civilizada. Se trata de un
contrato de mutuas obligaciones.
Pablo lo hace con fines didácticos. El fracaso en la vida sexual de una pareja no es
un hecho aislado. Quienes fracasan en su vida íntima sexual como pareja han fracasado en
todos los aspectos del contrato matrimonial. Es decir, no han cumplido en todas las demás
responsabilidades que se deben el uno al otro.
Pero la base es precisamente el cumplimiento de ese deber general. Incluye todos los
componentes de la vida conyugal. De no ser así Pablo estaría diciendo que la fidelidad
conyugal está garantizada exclusivamente por el cumplimiento del deber sexual entre la
pareja. Eso sería una verdad incompleta, pues nunca la realización sexual de una pareja ha
sido garantía exclusiva de fidelidad conyugal.
El principio del cumplimiento del deber conyugal expresado por el apóstol Pablo,
tanto en lo general como en lo particular, es fundamental para la realización total del
matrimonio. Por eso es que el matrimonio debe verse como un compromiso asumido
voluntariamente. El amor, que es la base del mismo, debe manifestarse como una convicción
permanente más que como un sentimiento circunstancial.
Ese contrato asumido contiene una serie de deberes y conductas implícitas propias de la vida
conyugal. El mismo debe ser honrado. Por eso Pablo dice: El marido cumplo con lo mujer el
deber conyugal, y asimismo lo mujer con el marido. Es este principio general el que debe ser
practicado para el éxito de cada una de sus partes, incluyendo el aspecto sexual.
Quienes entienden la manifestación del amor como una convicción más que como un
sentimiento van a esforzarse por cumplir su deber conyugal, independientemente de su
sensación sentimental temporal. El amor como convicción no elimina los sentimientos, sino
que los redime. Por supuesto que esa capacidad de redimir los sentimientos humanos no es
una virtud propia de la naturaleza humana, sino una virtud divina a nuestra disposición bajo
la dirección del Espíritu Santo. Sin embargo, la voluntad de cumplir el deber, o de honrar el
contrato es un acto soberano, en este caso, de cada uno de los esposos.
El tema central del libro es la batalla que libra toda mujer por la integridad emocional,
sentimental y sexual.
2. ¿Cuál cree que fue el propósito de la autora para escribir este libro?
Enseñar a las mujeres a afrontar la intensa lucha por la integridad sexual, no solo guardando
su cuerpo, sino también su mente y corazón.
3. ¿Cuáles son las lecciones aprendidas en el libro? Mencione por lo menos 10. Cite las
páginas de donde obtuvo las lecciones.
3. Diseñar una nueva defensa para proteger cada aspecto de tu vida. Pg.95
4. Cultivar un nivel de intimidad inimaginable con tu esposo o futuro esposo. Pg. 117
5. Desarrollar una aventura con el único amante que podrá satisfacerte verdaderamente tus
deseos más profundos. Pg. 213
6. Las mujeres al igual que los hombres libran una intensa batalla por la integridad sexual y
emocional, solamente que esta batalla es diferente en diversos aspectos. Pg. 29
12. Aprender a construir límites mejores para fortalecer la relación de pareja. Pg. 156
1. Debería haber consejería para las mujeres de la iglesia, solteras y casadas, respecto a la
batalla que todas afrontan por la integridad sexual y emocional. No se debe ignorar esta
realidad pensando que solo los varones tienen problemas con la infidelidad. Pg. 29
2. Debemos dejar a un lado los mitos respecto a la sexualidad de las mujeres, los esposos
deben estar atentos y preparados para apoyar a sus esposas en este asunto. Pg. 40
3. Los grupos femeninos de la iglesia deben tratar el tema de sexualidad femenina en sus
reuniones, dando espacio a la apertura y consejería de mujeres maduras a las mujeres más
jóvenes. Pg. 40
4. Las reuniones de parejas o matrimonios deben brindar espacios para tratar estos temas en
estudios bíblicos, y al mismo tiempo se debe dar espacio a los encuentros en hogares, retiros
matrimoniales, y consejería familiar. Pg. 117
Creo que la autora logró su objetivo al hablar tan abiertamente de las cosas que les suceden
a las mujeres, a cerca de las luchas que tienen en sus emociones y sexualidad, en su corazón
y en su mente, de cómo llegarse a conocer a ellas mismas según la perspectiva divina y a
vivir sabiamente como esposas o futuras esposas, conduciéndose de por vida en un camino
de verdadero gozo y realización sexual, emocional y espiritual.
Lo recomendaría a mi esposa y a toda mujer de la iglesia porque es un libro que enseña con
la Palabra de Dios y no con argumentos humanos a como vivir una sexualidad femenina en
plenitud. Una lectura obligatoria para toda mujer creyente.
9. Haga un bosquejo para un mensaje o estudio bíblico basado en el capitulo que mas le
interesó.
BOSQUEJO DE MENSAJE
1. MITO 1: "Es imposible controlar el deseo sexual, es inevitable que los jóvenes tengan
relaciones sexuales antes de casarse. Entonces, lo mejor es ayudarles a tener cuidado".
"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es
Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar,
sino que con la tentación proveerá la vía de escape, a fin de que podáis resistirla". (1
Cointios 10:13 BLA)
2. MITO 2: "La meta más elevada con que uno puede soñar es la libertad de expresión".
“Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena
conciencia y de una fe sincera” (1 Timoteo 1:5)
Conclusión.
Si es posible mantenerse puro siendo soltero y también cuando se es casado.
El verdadero amor consiste en el respecto por el pacto antes y después del matrimonio.
Todo pecado, trae consigo consecuencias desastrosas para la persona, familia y sociedad,
asimismo la obediencia produce gozo, paz y bendición.
El homosexual puede cambiar por el poder del evangelio de Jesucristo.
fin