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Sobre el origen de la documentología.

ESCRITURA Y ANÁLISIS PERICIAL. LA DOCUMENTOLOGÍA.


Desde tiempos remotos el hombre ha tratado de dejar estampado su pensamiento
de diferentes formas, y aún más, dejar una marca en la historia de su paso por el
mundo. Frente a la cultura oral inicial, cuya única depositaria era la memoria, con el
nacimiento de la escritura se dio paralelamente la utilización de diferentes soportes y
el desarrollo de muy diversas técnicas para realizarla. Así, al principio, el hombre
primitivo empleó dibujos y símbolos rudimentarios en piedra que representaban
escenas de caza, armas, etc. Estos dibujos, denominados rupestres, son considerados
una forma de proto-escritura.

Escritura rupestre
Fueron los egipcios quienes perfeccionaron estos dibujos hasta convertirlos en un
verdadero lenguaje escrito, que sería el origen de lo que hoy conocemos como
alfabeto. Sin embargo, este sistema era complicado y, por lo tanto, poco práctico
para operaciones comerciales. Es por eso que el pueblo fenicio comenzó con la
simplificación de los miles de caracteres ideográficos egipcios, para convertirlos en
construcciones silábicas, es decir, cada símbolo representaba un sílaba concreta y, de
la combinación de estas, surge la representación de una palabra. Este fue
lógicamente el paso previo necesario para llegar a la escritura de caracteres
alfabéticos que utilizamos en la cultura occidental actualmente, la cual llegó de
mano de los griegos, con algunos aportes posteriores como los signos de puntación,
creados para facilitar, ordenar y amenizar la lectura, fruto del intelecto de un
gramático alejandrino del siglo primero, antes de la era cristiana.
Si bien al principio el conocimiento y uso de la escritura estaba reservado a las
clases sociales superiores, con el devenir del tiempo su uso se fue expandiendo. Con
el invento de la imprenta de tipos móviles por Johannes Gutenberg a mediados del
siglo XV, proliferó la circulación de libros y manuscritos, y con ello el conocimiento,
por parte del vulgo, del idioma escrito.
Sección de una de las biblias de Gutenberg
Este hecho, además de los beneficios a nivel cultural, educacional, comercial, etc.
trajo como consecuencia negativa la difusión de técnicas dolosas de falsificación y
adulteración de documentos, que evolucionaban a medida que evolucionaba el
grafismo como medio de comunicación.

PRIMEROS ESTUDIOS DOCUMENTALES


Hay quienes sostienen que los primeros en establecer medidas de seguridad en
documentos a los fines de preservar su integridad y contenidos, fueron los cristianos
durante la escritura y traducción de las Sagradas Escrituras. Lo cierto es que los
primeros estudios documentales fueron motivados por el interés histórico, naciendo
así la Paleografía y la Diplomática, artes que tienden a la lectura y a la averiguación
de la autenticidad de los documentos antiguos.
Michon en 1875 enunció sus leyes de los signos gráficos, volcando el interés hacia
la autenticidad y falsedad gráfica de documentos contemporáneos. Unas leyes, dicho
sea de paso, infortunadas y desvirtuadas más adelante por Crépieux-Jamin y otos
investigadores, entre los que se puede contar a Edmond Solange Pellat, grafólogo
francés que enunció desde 1927 algunos principios de la expresión gráfica en su
celebre monografía “Les lois de l'Écriture”. Aunque los principios de Pellat pueden
considerarse como postulados básicos de la función grafomotriz, como leyes del
grafismo manual, no deben ser considerados en sentido estricto como leyes de la
grafología.
Mucho después de Pellat se han enunciado otros principios rectores de la actividad
grafomanual, entre los que se pueden citar los de Buquet, Saudek, Michaud, etc.,
todos ellos forman parte de los antecedentes de lo que hoy conocemos como
Documentología, ciencia cuya actividad principal actualmente es la pericia caligráfica
con el objetivo de verificar la autenticidad de documentos y determinar la autoría
dolosa.
1. Control cerebral de la actividad gráfica o "ley del impulso cerebral". "El gesto
gráfico está sometido a la influencia inmediata del cerebro. El órgano que escribe no
modifica la forma de aquél, si funciona normalmente y está lo bastante adaptado a su
función".
2. Conciencia y automatización del movimiento. "Cuando uno escribe, el yo está en
acción, pero el sentimiento casi inconsciente de esta actuación pasa por alternativas
continuas de intensidad y debilidad. Adquiere el máximo de intensidad cuando tiene
que realizar un esfuerzo, es decir, en los comienzos, y el mínimo cuando el
movimiento de la escritura viene secundado por el impulso adquirido, o sea, en los
finales".
3. Ley de la señal del esfuerzo. "No se puede modificar voluntariamente en un
momento dado la escritura natural sin dejar en su trazado la señal del esfuerzo
realizado para lograr el cambio".
4. Evasión del movimiento automático. "El que escribe en circunstancias en que el
acto de escribir es particularmente difícil, traza instintivamente, o bien formas de
letras que le son más habituales, o bien formas más sencillas y fáciles de construir".
Los estudios de estos precursores han sido expresados de diferentes maneras, por
diferentes autores, en diferentes épocas. Sin embargo, todos ellos coinciden en que
toda persona posee una escritura propia y diferente de las demás, principio de base
científica corroborado a través del tiempo que sirve como fundamento a la hora de
realizar un análisis dirigido a determinar autoría grafica de un texto o firma. Saudek
expresaba además, que no se pueden disimular ó modificar todos los elementos de la
grafía habitual; asimismo, el intento de cambio deja señales en el escrito que pueden
ser detectadas por el experto.
Conviene señalar también que, a diferencia de los autómatas, la escritura de una
persona está sujeta a cambios, temporales ó permanentes, originados por diversos
factores, endógenos y exógenos; la tarea del documentólogo consiste entonces en
atribuir, según su entender y los principios de su ciencia, cuales deestas diferencias
pueden ser relacionadas a modificaciones accidentales ó naturales y cuales a causas
fraudulentas.
De más está decir que son innumerables las técnicas y formas de modificación de
escritura. Según la clasificación de Velásquez Posada (2004), las manipulaciones
pueden afectar el “animus” (afectan el contenido ideal ó informativo) ó el “corpus”,
entendido este último como las características fisicoquímicas y/o gráficas del
documento, es decir, sus elementos alegóricos (emblemas, signos, letras, etc.);
sustrato material (grafito, tinta, etc.) o bien el soporte físico del mismo (papiro,
pergamino, papel, etc.). Dentro de este último grupo, se encuentran las
manipulaciones fisicoquímicas y las grafonómicas.
Por otro lado, Val Latierro expone la siguiente clasificación:
Por manipulaciones naturales debe entenderse a aquellas cuya obra no fue
premeditada por el escribiente. Las modificaciones fraudulentas son aquellas en las
que el autor buscaba realizar esa modificación a su grafía "normal", recurriendo para
tal fin a alguna de las manobras descritas más arriba. Finalmente, se mencionan
aparte aquellas modificaciones que presentas los manuscritos en los que han
intervenido más de una persona. Esta mención hace alusión a que no siempre existe
una maniobra fraudulenta en estos casos (p.e., a pedido del mismo autor debido a su
extrema debilidad)
En resumen, la Documentología, como parte integrante de la Criminalística, es un
conjunto estructurado y sistematizado de conocimientos y procedimientos técnico-
científicos dirigidos al estudio de los documentos en general, características, forma
de confección, alteraciones, etc., como así también la investigación de manuscritos ó
firmas en ellos contenidos, en tanto y en cuanto sean de interés para la investigación
judiciaria que se realiza.

ESTUDIOS DOCUMENTALES
Entre la gran diversidad de estudios que se pueden realizar sobre los documentos
(impresos y manuscritos) se pueden citar:
- Estudio de autoría gráfica (textos y firmas)
- Detección de adulteraciones (borrado, raspado, lavado químico, enmendado,
testado, etc.) y falsificaciones (texto y firma, tipo de maniobra, etc.)
- Determinación de autenticidad en documentos (DNI, pasaporte, tarjeta verde,
tarjeta azul, billetes, etc.)
FUENTES CONSULTADAS
BONILLA, Carlos. (2005). Tratado de documentología, Buenos Aires: Ediciones La
Rocca.
VAL LATIERRO, Félix. (1963). Grafocrítica. El documento, la escritura y su
proyección forense, Madrid: Editorial Tecnos, S.A.
VELÁSQUEZ POSADA, Luis. (2004). Falsedad documental y laboratorio forense,
Buenos Aires: Ediciones La Rocca.

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