Muchas de las novelas románticas del siglo XIX revelan una acentuada preferencia por los protagonistas femeninos. Podemos citar a María de Isaacs, Manuela (1866) de Eugenio Díaz, Cecilia Valdés (1892) de Cirilo Villaverde, Cumandá (1879) de Juan León Mera y Amalia de José Mármol. Otra constancia en esas novelas es la repetición del mismo esquema argumental: heroínas cuyos amores terminan en tragedia. En María (1867) del colombiano Jorge Isaacs se advierten varias influencias: Paul et Virginie de Bernadin de St Pierre, Atala de Chateaubriand, La Nouvelle Eloise de Rousseau. En María aparece la vida inquieta de Isaacs, sus desazones sentimentales. El valor más grande de la obra reside en la sensibilidad nueva con que la novela se abre al paisaje americano. La historia de María es contada por Efraín ; el hijo de un terrateniente que, después de haber permanecido ausente durante unos años en un pensionado, vuelve a la hacienda de su familia y descubre entonces a sus hermanas y su prima María ya crecidas. El y María se enamoran en las idílicas cercanías del valle del Cauca, en una naturaleza en armonía. Pero esta belleza esta como a la espera de la catástrofe y refleja y comunica tristeza. La salud de María, siendo frágil, muere cuando Efraín se va para estudiar en Inglaterra. El cubano Cirilo Villaverde (1812-1894) participó en la conspiración de la Mina de Rosa cubana de 1848 y fue condenado a morir por garrote vil, pero acabó en la cárcel con una sentencia de cadena perpetua. En 1849 huyó de la cárcel y consiguió llegar a los Estados Unidos, donde, exceptuando una breve estancia en Cuba en 1858, vivió en el destierro hasta el final de sus días. En Cecilia Valdés (escrito en 1839 pero que no se publicó hasta 1882), una muchacha mulata se enamora de un hombre blanco con trágicas consecuencias, puesto que se trataba de una relación tabú en la sociedad de la época y porque ignora que se trata de su hermanastro. Este amor incestuoso se consuma y Cecilia queda encinta. Al enterarse de la boda de su amante trama un plan para matar a la novia, pero el hombre al que encomienda el cumplimiento de esta venganza es Pimentón, que también está enamorado de ella y que da muerte al amante en vez de a la muchacha. Identidades ocultas, una heroína de origen desconocido, amor y venganza, son los rasgos más frecuentes de los argumentos románticos. Es también una denuncia de la esclavitud, una condena eficaz de una sociedad anacrónicamente cerrada y retrograda, es un documento rico sobre las relaciones entre razas. Cecilia Valdés anticipa el afro-cubanismo de los años 20 al presentarnos 2 sociedades contrastadas: una negra, vital y otra blanca, moribunda.
3.2 La novela indianista
Con la influencia de Rousseau, de Chateaubriand, de Saint-Pierre dentro la narrativa hispanoamericana surgió un interés folklórico hacia el personaje del indio (sus condiciones de vida difíciles), con cierta nota pintoresca. El tema del buen salvaje, así como el de la política de la colonización sirven de argumentos. Entre las novelas indianistas cabe señalar la del ecuatoriano Juan León de Mera, Cumandá; la del uruguayo Alejandro Magariños Cervantes, Caramurú (1848), Los mártires de Anáhuac (1870) del mexicano Eligio Ancona y el Enriquillo del dominicano Manuel de Jesús Galván. El ecuatoriano Juan León de Mera fue partidario del dictador Gabriel García Moreno y enemigo de Montalvo (escritor y político ecuatoriano que luchaba contra la tiranía de García Moreno). Como político y como escritor representa la corriente conservadora de romanticismo, influida por Chateaubriand. En su obra principal, Cumandá o un drama entre salvajes (1871), el argumento es similar al de René. La heroína, una hermosa muchacha india se enamora de Carlos Orozco, hijo de un hacendado español. El odio que siente su tribu por los hombres blancos provoca la separación y Cumandá se vio obligada a casarse contra su voluntad con un jefe). Al morir éste, según la tradición la viuda debe ser inmolada. A pesar de sus esfuerzos Cumandá y Carlos mueren y se descubre solo después que Cumandá era la hija perdida de Orozco y la hermanastra de Carlos. La novela tiene interés por su crítica de la explotación de los indios durante la colonización. Sin embargo Mera cree que el cristianismo es la única fuerza que puede mitigar la codicia del explotador y moderar la crueldad de los indios, que no saben diferenciar entre el bien y el mal. Entre los narradores indianistas cabe mencionar a la escritora peruana Clotilda Matto de Turner (1854-1909), que creció hablando 2 lenguas: quechua y español. Su buen conocimiento de la cultura de los indios es patente a través de sus obras literarias. Aves sin nido (1889) es una mezcla de argumento romántico y detalles realistas. En esta obra Matto de Turner denuncia la subordinación de los naturales peruanos por parte de la vieja aristocracia y crítica la iglesia, lo que le causó ciertas persecuciones. Sin embargo los protagonistas de dicha novela no son los indígenas, sino los que les tienen oprimidos. Matto de Turner se revela muy pesimista acerca del futuro de los indígenas: “¡Ah! Plegue a Dios que algún día, ejercitando su bondad, decrete la extinción de la raza indígena, que después de haber ostentado la grandeza imperial, bebe el lodo del oprobio. ¡Plegue a Dios la extinción, ya que no es posible que recupere su dignidad, ni ejercite sus derechos!”.
3.4 El costumbrismo en las Tradiciones peruanas (1872-1883) de Ricardo Palma
La novela histórica tenía una función didáctica, y era considerada como un proyecto nacional: enseñar al pueblo cual era su tradición nacional. El resultado fue una novela ilegible, cuyo lenguaje era pobre. La invención de un género nuevo la “tradición” que explotó un lenguaje más coloquial, permitió a la narrativa de tipo histórico recobrar vitalidad. El peruano Ricardo Palma (1833-1919) consiguió una visión nueva del pasado histórico inspirándose en el arte de las narraciones orales (la tradición viva) y en el cuadro costumbrista. El costumbrismo se había desarrollado en la España del siglo XIX y consistía en la pintura de tipos populares. En 1872 publicó la primera serie de las Tradiciones peruanas, a partir de anécdotas y sucesos encontrados en los archivos nacionales. Luego publicó sus tradiciones a intervalos frecuentes. A partir de 1892 ocupo el puesto de director de la nueva Biblioteca nacional (destruida en 1882 durante la ocupación chilena), hasta 1912. Palma contempla el pasado no para extraer de él lecciones morales, sino para buscar un sutil humor a costa de las flaquezas humanas. Palma participa de las tendencias del Romanticismo por su predilección por el cuadro de costumbres y por la leyenda. La originalidad de Palma reside en el hecho de recrear el espíritu de la sociedad peruana, a partir de la verdad histórica y transformándola usando la fantasía, la ironía y el humor.
3.3 El realismo y naturalismo
En la literatura hispanoamericana es difícil establecer distinciones tajantes entre los
románticos y los realistas. En sus orígenes el realismo europeo intento describir la vida contemporánea, en oposición a la narrativa de tipo histórico, exótico o imaginario. En muchas obras realistas hispanoamericanas, las estructuras son semejantes a las de la novela romántica, con la excepción de que el amor ideal tiene un desenlace trágico. La naturaleza se convierte en una energía malévola. Lo que caracteriza el realismo hispanoamericano es una fuerte tonalidad moral. La vigencia del realismo en Hispanoamérica se puede situar aproximadamente entre 1890 y 1935. Esta tendencia estética cultivó fundamentalmente la narrativa y, con menor resonancia, el teatro. Es difícil también distinguir el naturalismo del realismo. La influencia de Zola dio origen a muchas imitaciones en Hispanoamérica. Los imitadores de Zola pusieron más énfasis en el determinismo del medio ambiente y de la herencia. Las novelas naturalistas y realistas están concentradas en Argentina y México. En lo que toca al naturalismo, los escritores hispanoamericanos siguieron a Zola y se dedicaron a explorar la psique en los estratos más sórdidos de la sociedad. A través de las novelas de tipo naturalista se lleva a cabo la denuncia de las plagas que azotan a la sociedad hispanoamericana, las condiciones miserables en que vive, la explotación inhumana del hombre, las miserias materiales y morales. Destacan escritores como Federico Gamboa (1864- 1939), Baldomero Lillo (1867-1923), Eugenio Cambaceres (1843-1888). El representante más importante de la narrativa realista hispanoamericana es el chileno Alberto Blest Gana (1830-1920). El costumbrismo y el realismo están presentes en sus novelas: La aritmética en el amor (1860), Martín Rivas (1862), El ideal de un calavera (1863), Durante la reconquista (1897), Los trasplantados (1904) y El loco Estero (1909). Blest Gana fue un profundo conocedor de las letras francesas, sobre todo de Balzac. Desde su primera novela, La aritmética en el amor (1860) se propuso analizar las fuerzas ocultas que movían a la sociedad chilena. En Martín Rivas (1862), Blest Gana critica la sociedad aristocrática chilena, superficial, provinciana y corrupta en un lenguaje literario que la crítica ha calificado de muy pobre. En Hispanoamérica los escritores pronto reciben la influencia del Naturalismo, especialmente en Argentina, donde sobresalen voces como las de Eugenio Cambaceres (1843-1888). Fue autor de 2 novelas que combinaban la condenación del lujo y la perversidad de la ciudad con la tragedia de la herencia. Su obra titulada Sin rumbo (1885) lleva a sus últimos extremos las consecuencias de la pérdida de la fe y de las normas morales.