Grupo: 02 Sede: Puente Tutor: Raúl Porras LA ÉTICA EN NUESTROS DÍAS I. INTRODUCCIÒN Lejos de definir ampliamente el concepto de ética desde el punto de vista etimológico, lo que se expone a continuación son las reflexiones surgidas en el taller del módulo de investigación. La presencia o ausencia de la ética en la vida cotidiana y laboral y la posición que se puede tomar al respecto son tópicos que dan pauta a la cavilación sobre lo que se puede hace para promover la conciencia ética en los diferentes ámbitos en que nos desenvolvemos. Reflexiones primeras y breves pero que son muestra de los valores que promueve la maestría y que son formativas para nosotros como personas y como estudiantes. II. DESARROLLO El hablar de ética en general y más todavía trasladarlo al ámbito educativo no es una tarea superficial ni sencilla. Puesto que la sola definición de la ética es un campo de reflexión, subjetividad y hasta controversia. Este tema en especial y la lectura de Rojas Soriano, me hace recordar situaciones que confirman la experiencia que narra. Por ejemplo: saber que en algunas instituciones de gobierno, las figuras reconocidas que ostentan títulos de doctorado y reconocimiento en su comunidad, (por los temas abordados en su quehacer investigativo, comenzando por su tesis) en realidad hacen uso de traducciones de libros europeos que no se venden en nuestro país, o bien publicaciones de reconocidos institutos de investigación, que son compilados de otras obras, así como también trabajos realizados por orden expresa del “jefe” para que después él mismo vaya a un congreso a exponer una conferencia que no es propia, y más recientemente en esta maestría, la llamada de atención en una telesesión debido a que un alumno había plagiado un trabajo escolar y lo descubrieron. Pareciera (y lo es) que es el pan nuestro de cada día ¿qué está sucediendo?, en qué ámbitos estas situaciones de plagio son condenadas y en qué otros no causa ni la más mínima incomodidad, o bien se acepta con un “así son las cosas”. En dónde quedo la ética, como si fuera un vestido que se quita y se pone a necesidad o bien, como se dijo en la telesesión, como si ésta hubiera pasado de moda. En el módulo de investigación, se nos ha hecho reflexionar en la ética no sólo en el ámbito de investigación, sino también en el familia, social y personal. Surgen opiniones, análisis, aportaciones además de la inquietud de buscar más sobre el tema, con el fin de profundizar y sustentar nuestras conclusiones. Y es justamente en este ejercicio de reflexión que identifico que valores como la ética y tantos otros, pareciera que se pierden en el torbellino de información y tecnologías del marco globalizado que es nuestro mundo actual. La ética o bien la falta de ella, no es un tema pasado de moda, antes bien, sigue vigente y sufre los embates de este torbellino. Tuve la reflexión de pensar en la ética como un valor que necesita de la existencia de otros más para mantenerse, comenzando por la comprensión dice Morín (1999): “Los obstáculos externos a la comprensión intelectual u objetiva son múltiples. • Existe a menudo la imposibilidad, dentro de una visión del mundo, de comprender las ideas o argumentos de otra visión del mundo, o dentro de una filosofía comprender otra filosofía. • Por último, y más importante, existe la imposibilidad de comprensión de una estructura mental a otra.” La comprensión humana de por sí, ya tiene sus dificultades y si partimos de que la ética en su definición más popular nos indica que son normas que rigen la conducta humana, pienso que estas parten de la comprensión. Por otro lado Morín, (1999) también menciona el egocentrismo, el etnocentrismo y el sociocentrismo como parte de su análisis con respecto a la incomprensión. Y pienso su existencia permite la explicación de por qué se manifiestan tantas situaciones en las que se refleja la falta de ética. Ahora bien, ¿qué se puede proponer para promover la conciencia ética? ¿cómo promoverla aún a pesar de la incomprensión y la intolerancia? En mi caso, la reflexión es extensa, puesto que mi formación en pedagogía, me responsabiliza como un profesional formador, como estudiante me responsabiliza en mi propia formación, como persona me responsabiliza conmigo misma, con mi familia y con los demás. Y esto me da pauta para reflexionar sobre mi propia actuación en situaciones donde la ética se hace presente, y no con la finalidad de entrar al banco de los acusados, sino con el fin de reconocerme, de analizar y de concluir para proponer acciones que comenzando por mí misma, permitan que fomente la conciencia ética. Me parece que muchos coincidirán conmigo en establecer o proponer ser congruente en el actuar dentro de la familia, el trabajo y la sociedad, sin embargo, creo que como una acción general es válida, pero es mejor proponer acciones concretas como la actividad de realizar un código de ética del investigador. Pienso que podemos iniciar con acciones sencillas pero firmes en este camino de consolidar una conciencia ética. Como estudiantes de la maestría ya tenemos bastantes recomendaciones, apegarse a los lineamientos de la APA que en buena medida nos obligan a referencia cada vez, las citas que utilizamos en nuestras tareas. Apegarse al rigor científico, dejando de lado las opiniones sin sustento, sino buscando la base teórica para reafirmar nuestra aportación. Respetar el trabajo y contribución de nuestros compañeros que están igual que nosotros en un proceso de formación en posgrado. Referenciar hasta las participaciones que se realizan por el tutor, el coordinador y los compañeros de sede en las sesiones presenciales y en línea. En el ámbito laboral para algunos se puede antojar más complejo o lleno de obstáculos poder actuar con conciencia ética sin sufrir alguna consecuencia y más aún promoviéndola. Sin embargo, creo nos han faltado recursos y creatividad para poder defender la conciencia ética, pienso que en mi caso, he buscado la manera de seguir los lineamientos bajo los cuáles me forme profesionalmente y he buscado alternativas para proponer mejoras en mi ámbito laboral. Como desarrolladora de materiales multimedia, siempre reconocí al usuario como una persona que merece ante todo, respeto, y por lo tanto merecía tener un material de calidad, que sirviera para los fines educativos solicitados y que no sólo cumpliera con los estándares de funcionalidad, o que tuviera la innovación tecnológica como su primer sello de calidad. Defender el objetivo educativo en sí, aunque no se crea, en ocasiones no era compatible con la filosofía de mis jefes, o bien, con los compromisos en tiempos de entrega de la institución en que laboré, a pesar de ello, pretendí no perder el objetivo original de lo que hacemos los pedagogos, como es en el caso de los objetivos educativos, propiciar el aprendizaje. En el ámbito familiar, no me siento muy innovadora, al contrario, me parece que rescato la formación que me dieron mis padres, creo que acciones tan simples que promueven el respeto, el amor y la comprensión entre los miembros de la familia, son base para la formación en la conciencia ética, y estas mismas se reflejan en el ámbito social y escolar. Resulta lamentable que hoy día uno se pueda encontrar con padres de familia que fomentan acciones que lejos de promover la buena convivencia con los demás, la alteran. III. CONCLUSIONES Como dice Morin (1999) No conocemos un camino trazado. “El camino se hace el andar.” La cuestión de la conciencia ética en cualquier ámbito es un tema inagotable, las propuestas de acción en pro de la conciencia ética, también. Sin embargo, en este ejercicio de ensayo lo que me parece interesante e importante y por ello quiero resaltar son las verdaderas acciones, la reales, las que si se llevan a cabo, las reflexiones que terminan en propuestas y acciones. Me preguntaba yo al iniciar este pequeño ensayo, que hacemos nosotros para promover la conciencia ética, que hacemos los estudiantes, que hacemos los profesionales, qué hacen los docentes, qué hacen los padres de familia, creo que era ambicioso tratar de responder estos cuestionamientos, sin embargo, el primer paso de reflexión, ya lo di. IV. REFERENCIAS
Galbán, S. (2008). La diferencia entre la investigación y la evaluación.
México. ILCE-CECTE.
Morín, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del
futuro. México. UNESCO. Santillana. Consultado el 2 de febrero de 2009. En http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf
Rojas, R. (1992) Formación de investigadores educativos. México.
Editorial: Plaza y Valdés.
Teberosky, A. (2007) El texto académico. En Cestelló Monserrat,
(coord.), Escribir y Comunicarse en contextos científicos y académicos, España, Grao, pp 17-46.