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Al pueblo de Venezuela

“Se convierte en dictador


quien no tiene de su lado al pueblo.”
Fidel Castro (La Habana, 8 de enero de 1959)

"Quien desee patria segura,


que la conquiste.
Quien no la conquiste,
viva a látigo y destierro,
oteado como las fieras,
echado de un país a otro,
encubriendo con la sonrisa limosnera,
ante el desdén de los hombres libres,
la muerte del alma."
José Martí

“Cómo se Perdió Venezuela”


de Robert Alonso
PRÓLOGO
Siendo en Miami las 9:06 minutos de la noche, de
hoy domingo 15 de febrero del año 2009, comencé a
lanzar este libro, de manera gratuita y universal, a
toda mi red. Estaba esperando, solamente, el
cómputo del C.N.E., donde, era más que evidente, se
anunciaría el “triunfo” de la opción del “SI”. Quienes
contemplaron otro escenario, no conocían al
enemigo que enfrentábamos.

1
Este libro, “Cómo se Perdió Venezuela”, lo
comencé a escribir hace mucho tiempo, porque era
evidente que Venezuela se había perdido hacía rato,
gracias – en gran parte – a la traición de la gran
mayoría de nuestros dirigentes de la oposición,
quienes JAMÁS Y NUNCA debieron haber aceptado la
batalla por Venezuela en el campo “electoral”,
tomando en cuenta que en nuestro país jamás se
llegaron a dar las condiciones necesarias para poder
optar por esa vía, de cara a recuperar la libertad, que
hace mucho, perdimos en Venezuela. Sobre todo, no
debimos haber aceptado ir a este nuevo garabato
comicial, porque, además de ser una consulta ilegal
e inconstitucional, le daba la opción al régimen de
rematarnos, como en efecto sucedió.

Este libro comenzó a ser enviado a la red por


capítulos. En él pretendo explicar cómo perdimos la
patria, aunque todavía pudiera haber espacio para la
única opción viable, válida, verdadera, efectiva e
incruenta: la de la sublevación cívica, activa,
generalizada y sostenida, por la cual no quisieron
llevarnos nuestros líderes, luego de una efectiva
estrategia de resistencia cívica no-violenta, al más
puro estilo de Serbia, propuesto por el Dr. Gene
Sharp, del Instituto Albert Einstein de Boston.

Culpa tuvimos todos y los factores fueron muchos.


En este libro intento relacionar cada uno de ellos,
porque todavía quedan demasiados países en la
América Latina propensos a pasar por el mismo
calvario que hizo que nuestra hermosa patria se
perdiera… ¿para siempre?

2
Robert Alonso

Nota importante: Algunos nombres han sido cambiados


para proteger la integridad e identidad de ciertos
personajes aquí mencionados.

Capítulo 1

INTRODUCCIÓN
“Robert”, me comentó John Watson, uno de los
asesores más influyentes del Senador John MacCain
en materia de asuntos latinoamericanos, “hasta
tanto este país no vea una opción inmediata de
poder, clara y realmente distinta a la de Hugo
Chávez en Venezuela, Estados Unidos no
tomaría parte del lado de la oposición
venezolana, gane quien gane las elecciones
presidenciales norteamericanas (de 2008).”

John Watson, además de ser un experto en la


materia, había hecho carrera en la CIA y ahora venía
de formar parte del Departamento de Estados de
Estados Unidos de América. Era un furibundo
republicano y un pertinaz detractor del entonces
presidente, George W. Bush, a quien catalogaba de
imbécil al servicio de su padre y del “Clan Bush”.
Fue Mr. Watson, durante las muchísimas horas de
conversación que pasamos juntos a principios del
año 2008, quien me habló por primera vez de los
importantes negocios comerciales, en el campo
energético, entre la Halliburton (multinacional
controlada por el “Clan Bush”) y Hugo Chávez.
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Comencé a corroborar que en eso que mientan
comunidad internacional, se sabe – perfectamente y
mejor que nosotros los venezolanos – cómo es que
se bate el cobre dentro de Venezuela. Una vez más
me conecté con aquel pensamiento de José Martí:
“En política, lo real es lo que no se ve.”

Claro está, no solamente tendríamos que demostrar


una inmediata y verdadera opción de cambio en
Venezuela. Si queríamos obtener algún apoyo de los
norteamericanos, tendríamos que esperar a que el
Presidente George W. Bush saliera del poder en
Estados Unidos, porque los negocios con Chávez
representaban muchísimos más beneficios para ese
clan que el peligro real de una desestabilización, a
paso de vencedores, a lo largo y ancho de todo el
sub-continente americano, algo que – evidentemente
– no era de la preocupación e interés del entonces
presidente de la nación más poderosa del planeta
Tierra.

Cuando en el recinto de las Naciones Unidas Hugo


Chávez llamó “Satanás” a George W. Bush y dijo
haber olido a azufre en el mismo pódium donde
momentos antes había hablado su socio, estaba
montando uno de sus más exitosos shows. El
mundo entero se lo creyó al pie de la letra. ¡Todos
caímos por inocentes… y por ignorantes!

Cuando el 31 de mayo de 2005, George W. Bush


recibió en la Oficina Oval de la Casa Blanca a María
Corina Machado, para darle – a través de ella – el
apoyo a su ONG, “Súmate”, nos estaban
guaraleando, metiéndonos gato por liebre… o, en su
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defecto, el presidente de Estados Unidos le estaba
dando un apoyo (político, moral y material) a un
individuo a quién él sabía perfectamente bien que
poco podría afectar la estabilidad de uno de los
grandes socios con que contaba la empresa
Halliburton: Hugo Rafael Chávez Frías.

Luego de darle muchas vueltas en mi cabeza sobre


el dato que me había dado Mr. Watson con respecto
a la sociedad comercial entre los Bush y Hugo
Chávez a través de la Halliburton y de evaluar los
pros y los contras, decidí jugármelas todas
escribiendo y publicando el siguiente artículo en mi
publicación, “La Revista Venezuela”, en las páginas
14 y 15 del Tomo 4, que salió a la calle en marzo de
2008. A continuación el mencionado escrito que
selló la suerte, para mal, de mi entonces exitoso
medio de comunicación, el cual pueden leer también,
en la publicación virtual, si visitan las siguientes
páginas:

http://www.mrr.name/86.pdf
http://www.mrr.name/87.pdf

“CAPITANES Y REYES”

Aquella novela escrita por Taylor Caldwell,


basada en la vida de los Kennedy, aunque
ubicada una generación antes, pareciera
cobrar vida hoy en día, sobre todo en
Venezuela, donde una cosa es lo que piensa el
borracho… y otra, muy distinta, lo que piensa
el bodeguero.

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EN DIOS CONFIAMOS

Nuestra historia, perfectamente, podría comenzar en


la ciudad de Dallas, Texas… en el año de 1919,
cuando Erle Pigmous Halliburton fundó la
empresa de servicios que a partir de 1960 se
comenzó a conocer, simplemente, como la
“Halliburton”: la Halliburton Energy Services,
considerada hoy como la tercera multinacional más
importante e influyente del globo terráqueo, con
grandes operaciones en más de 120 países y
headquarters en Houston y Dubai. Un conglomerado,
que por su complejidad, jamás pudo haber sido
imaginado por Taylor Caldwell, escritora de una
novela que hizo historia en los años setenta,
“Capitanes y Reyes”, sobre la acumulación
inagotable de poder político y económico.

Las familias reales nacen, los capitanes del poder, se


hacen. Al final, las primeras se subordinan a los
segundos y la tierra gira sin percatarse de su
existencia, hasta que emerja el próximo escándalo,
como ha sucedido por estos días en la Venezuela de
Hugo Chávez, muy extremadamente ligada a todos
los personajes que arriba hemos destacado con sus
fotografías. (Fotografías, de izquierda a derecha:
George Bush Sr., Dick Cheney, David J. O’Reilly,
Condoleeza Rice, David J Lesar y George Bush Jr.)

En los frenéticos viajes de Alfredo García


Deffendini y Cristal Montañez por el mundo,
alertando a tirios y troyanos sobre la tiranía de Hugo
Chávez, posiblemente llegaron a hablar con algunos
de los personajes que llevaban ya tiempo disfrutando
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del contubernio mercantil con el dictador que ellos
pretendían denunciar. Al final, uno nunca sabe para
quién trabaja y, sobre todo, por quién vota.

En febrero de 2003, el Presidente Chávez, en cadena


nacional, le dijo a Venezuela que existía una
plataforma marina dueña del mayor yacimiento de
gas natural del mundo: la Plataforma Deltana.

Eran pocos los venezolanos que conocían de tales


riquezas. El 14 de febrero de 2003, el Presidente
Chávez, también en cadena nacional de radio y
televisión, les entregó a las empresas
multinacionales los contratos para la explotación de
esa plataforma, entre las que se encontraba la
Chevron-Texaco.

Las irregularidades eran varias. Para comenzar, estas


empresas no cumplieron con lo pautado por la Ley
de Licitaciones. Fueron escogidas a dedo por el
Presidente Chávez sin pasar por el Congreso de la
República. Ya por ahí se violó la ley. Además, según
los entendidos, entre los que se encuentra el experto
petrolero Horacio Medina, Venezuela fue birlada de
unos 100 o 150 millones de dólares que el Ejecutivo
les perdonó a las empresas explotadoras, entre ellas:
la Chevron-Texaco.

De todos es conocido que el capital, además de ser


tremendamente cobarde, no tiene ideología. Es una
norma aceptada universalmente por todos aquellos
que apoyamos el capitalismo y la economía de
mercado. No podemos, entonces, castigar a quienes
manejan el capital que hace grandes negocios con
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las más infaustas e ignominiosas tiranías del planeta,
como la de Castro en Cuba o la de Castro, en
Venezuela. No hay… o no debería de haber,
absolutamente algo reprochable. Claro, cuando
nuestra patria tiene como enemigo al tirano socio de
esas multinacionales, se crea una tendencia a
condenar a los socios, lo que debería ser una
práctica injusta.

Cuando Fidel Castro fue invitado por Carlos Andrés


Pérez a su coronación en febrero de 1989, fueron
muchos los venezolanos y venezolanas, de la alta
sociedad civil y política, que disfrutaron con la visita
de quien llevaba décadas masacrando seres
humanos en Cuba, separando familias y acabando
con su tierra. Pero como ese monstruo todavía no
había tocado los recientes intereses venezolanos,
nadie pensó que hubiera algo inadecuado en tratarlo
como una prima donna. Ya nos habíamos olvidado de
cómo Castro mató venezolanos en las décadas
sesenta-setenta durante las guerrillas castro-
estalinistas dirigidas y financiadas desde Cuba.

Hoy, los responsables del capital que hace negocio


con la tiranía castro-estalinista de la Venezuela
actual, pudieran ser acusados de mercaderes porque
esa tiranía - que se beneficia de esos negocios - nos
afecta directamente. Pero la salsa que es buena
para el pavo, tiene que ser buena para la pava. Si
hace 19 años estábamos felices y contentos con la
visita de Castro a Venezuela y nadie veía en ella algo
inadecuado, mal podríamos ahora castigar a aquellos
que se nutren de la corrupción de quienes depredan
nuestra patria, porque a ellos Chávez no les ha
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hecho daño alguno… y está el sagrado compromiso
de velar por ese capital que ellos representan.

Ellos, sin embargo, son blancos y se entienden.


Nosotros, los simples mortales, solamente podemos
ver los toros desde la barrera y pensar de acuerdo a
nuestras neuronas. Es por eso que no entendemos
cómo pueda Chávez ser socio de empresas
íntimamente ligadas a la familia Bush, para luego
insultar a diestra y siniestra a aquellos que de alguna
forma son íconos visibles (activos o en la reserva) de
esas empresas. Veamos.

La firma que más apoyo le ha brindado al régimen de


Chávez es la Chevron-Texaco, amparada por la
Halliburton. Para entender a la Chevron, tenemos
que comenzar por conocer a la Halliburton,
empresa de la cual Dick Cheney fue presidente
hasta que le pasó el cargo a David Lesar, cuando
llegó como vice-presidente a la Casa Blanca, ya que
ambas están íntimamente relacionadas.

A pesar de que Cheney jamás había sido un hombre


de empresas, su paso por Halliburton le produjo
varias decenas de millones de dólares declarados.
Cheney es ampliamente conocido como un hombre
de confianza de la familia Bush, tanto del padre,
como del hijo.

Tal vez estemos siendo muy duros e inflexibles


cuando pensamos que Cheney jamás se alejó mucho
de la Halliburton. Tal vez no empleó a un testaferro
para deshacerse de sus acciones en esa empresa, tal

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y como lo ordena la ley norteamericana si se quiere
llegar a la vice-presidencia de este país.

La Halliburton asimiló a la Dresser Industries,


empresa donde surgió Bush padre. No es un secreto,
sin embargo, que la Halliburton ha tenido presencia
importante cercana al gobierno de EEUU, en los años
de ambos Bush. Por ejemplo, en la Guerra del Golfo,
mientras Cheney era Secretario de Defensa, fue
beneficiada con $8.5 millones para llevar a cabo un
estudio militar. En 1991, obtuvo contratos para
aplacar fuegos en más de 320 pozos petroleros en
Kuwait.

En 1990, la Halliburton se declaró culpable de


haberle vendido varios generadores de neutrón,
nada menos que a Libia, por lo que tuvo que
cancelar una multa de unos cuantos millones de
dólares. En agosto de 2005 reventó un escándalo
cuando la Halliburton fue acusada de venderle
importantes componentes para un reactor nuclear a
una empresa iraní.

En septiembre de 2006, salió la siguiente nota en


uno de los portales más serios venezolanos,
Venezuela Analítica. De ahí transcribimos: “Otro
tópico es la materia petrolera y gasífera.
Recientemente se supo de nuevos contratos
para Halliburton mediante la mixta Petrozuata.
Hay que decirle al venezolano que cree en el
discurso antiimperialista de Chávez, que
Halliburton es propiedad de los Bush en los
EEUU, sus asesores son precisamente Dick
Cheney y Condoleezza Rice. Chevron obtuvo el
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manejo de la Plataforma Deltana sin licitación
y gran porcentaje de la producción del petróleo
venezolano ha sido puesto en propiedad de las
transnacionales con la creación de las
empresas mixtas. El gobierno venezolano
mantiene aún deudas con distintos sectores de
la sociedad venezolana, mientras en Wall
Street, adoran a Chávez porque paga la deuda
externa dólar a dólar y sin ningún tipo de
atrasos.”

Ellos son blancos y se entienden. No hace mucho,


Chávez estaba tratando de sacarle cría a la
Condoleezza con el negro Aristóbulo, mientras
esta señora es una pieza clave de una de las
empresas que más aplaude todo lo que dice Chávez
en materia energética: la Chevron-Texaco, donde
su presidente, David J. O’Really, siempre está al
tanto de apoyar cualquier delirio que emane de la
voluntad del tiranuelo tropical venezolano.

La conchupancia entre Chávez y las empresas que el


mundo relaciona con la familia Bush es tal, que hasta
algunos importantes chavistas se han dado a la tarea
de criticarla. Ese fue el caso del Ing. Esmil Quijada,
quien en una carta que le envió al Presidente de
PDVSA (Rafael Ramírez), le preguntó si él creía que
compartiendo la tienda con esas empresas íbamos
rumbo al socialismo.

No hay nada de malo en que la Chevron-Texaco, la


Halliburton o cualquier persona natural o jurídica
deseen hacer unos pesos a costa de nuestro
máximo líder, Hugo Chávez. Tal vez lo condenable y
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despreciable sea que nos traten de vender una
enemistad inexistente y tanto del lado de allá como
del de acá, nos pongan a creer lo que no es. No en
balde Martí nos aseguraba que en política, lo real es
lo que no se ve y Bolívar insistía que por el engaño
nos habían dominado más que por la fuerza.

¡Seguiremos confiando en Dios!

Capítulo 2

IGNORANCIA Vs.
“CONCHUPANCIA”
Sería poco menos que absurdo llegar a asegurar que
el gran fracaso de los líderes de la oposición
venezolana estuvo basado en la ignorancia: en la
ignorancia con respecto al poderosísimo enemigo
que a un grupo de dirigentes le tocó enfrentar en
una Venezuela donde casi todos éramos felices… y
no lo sabíamos.

Esa ignorancia se hacía extensiva a connotados


periodistas venezolanos, dentro y fuera de
Venezuela. Uno de ellos, Julio César Camacho, le
aseguró a su audiencia de Unión Radio en Miami, que
siempre saldría un líder, del lugar que uno menos
imaginara. Para muestras, puso como ejemplo la
aparición de la líder que destronó a los Ortega en
Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro. Más
adelante, en este libro, veremos cuál fue la

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participación de esta títere y cuál fue su verdadero
liderazgo político dentro del sandinismo.

No solamente existía una profunda y generalizada


ignorancia con respecto al enemigo del patio, el
grueso de la población no tenía la más mínima idea
de la realidad regional, sobre todo, en cuanto a la
que se refiere a los regímenes donde impera el
castro-estalinismo internacional.

Si bien las comparaciones, en la mayoría de los casos


son odiosas, cuando evaluamos a estos regímenes,
tenemos que entenderlos apoyados en un caudal de
experiencia y de conocimientos sobre eventos que se
han repetido, con impresionante exactitud en otras
latitudes, en las cuales la mano de Castro ha sido
predominante para lograr la destrucción, la opresión
y la mantenencia – eterna – del tirano en el poder.
No tenemos que irnos al pasado y buscar similitudes
de los procesos en Angola o en Nicaragua. Podemos
ver hacia adelante y observar cómo en Bolivia el
presidente Evo Morales copia las pautas de la
revolución “bonita” bolivariana de Hugo Chávez, muy
apegado al “Manual del Castro-Estalinismo
Moderno”. Ya, hoy en día, los venezolanos
deberíamos tener suficientes horas de vuelo como
para asesorar a los bolivianos en materia de engaño.
Ahí tenemos al Evo, quien días después del
referéndum del 15 de febrero de 2009, se embulló a
hacer lo propio en Bolivia y a montarse en la bicicleta
de la re-elección indefinida o eterna. El que
incursiona en la historia, puede que pierda un ojo…
pero que la ignora, puede terminar perdiendo la
cabeza.
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El proceso de Castro en Venezuela no es similar al de
Castro en Cuba, pero sí al de Castro en Angola y al
de Castro en Nicaragua… como ya se nota que será
el de Morales en Bolivia… aunque en ese país
bolivariano no se ha podido instaurar, por ahora, la
“oposición conchupante”, al menos, en todo el
territorio nacional, como sí se pudo instalar (esa
oposición traidora) en Angola, Nicaragua y
Venezuela.

Ese mismo periodista, Julio César Camacho, director


de Unión Radio en Miami, está esperanzado porque
ahora, con la baja en los precios del petróleo, se le
va a poner la cosa chiquita a Chávez. Ya veremos
cómo el régimen le sacará punta a esa desgracia.
Habrá menos dinero para el pueblo, eso sí, lo cual es
estupendo para los planes del castro-estalinismo.
Siempre habrá dinero para el proceso y para que la
cuerda de sátrapas que destruye a Venezuela se siga
enriqueciendo y, si no, que vayan a Cuba a ver qué
sucedió cuando Castro, intencionalmente, destruyó
la industria azucarera, la industria del turismo… del
tabaco, del ron y todo aquello que producía bienes y
servicios en la isla. Aún después de la caída de la
Unión Soviética, cuando se le acabó la teta a Castro,
el pueblo siguió en una pobreza más que crítica:
miserable, pero el régimen no cayó. Siempre existió
la excusa del “bloqueo” para amansar a los más
guapos y seguir anestesiando a la mayoría de los
cubanos, quienes muy pronto comenzaron a
esperanzarse con el día en que se pudieran montar
en una balsa para llegar a los “mayamis”.

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Cuando la cosa se ponga chiquitica en Venezuela,
Chávez siempre podrá decir que es una cuestión
global, que el mundo entero está en crisis…
comenzando por “El Imperio”, donde ya estamos al
borde de una depresión económica jamás vista. De
hecho, ya Chávez ha comenzado a resaltar la crisis
norteamericana, como para ir abriendo boca y
estableciendo una matriz de opinión que sierva de
excusas para justificar sus macabros y atroces
planes de total destrucción del país. No nos
olvidemos que él no cuenta con la formidable
herramienta de un “bloqueo”.

¿Y qué pasó en Nicaragua? Habiendo sido el país de


Rubén Darío el granero de Centro América, una
nación pequeña en donde se vivía bien y del cual sus
habitantes jamás emigraron masivamente, se
convirtió en una de las naciones más pobres de
América, peleándoles el puesto a Cuba y a Haití, con
una cultura – ya establecida a través de las décadas
– de éxodo masivo, que obligó al Congreso de
Estados Unidos a promulgar la Ley Nacara, como un
ajuste de estatus legal en el país para los
nicaragüenses y aliviar así la grave crisis que ese
éxodo significaba para los países de Centro América.
¿Se acabó el sandinismo en Nicaragua? Ya veremos,
más adelante en este libro, qué pasó en el país nica.

Durante el año 2002 y parte del 2003, cuando mi


campaña cibernética había tomado cuerpo en
Venezuela a través de la Internet, comencé a
reunirme en tertulias que diariamente se
organizaban por las tardes (en el quiosco que se
encuentra al lado de la piscina del Hotel Tamanaco,
15
en Caracas) con la mayoría de los miembros de la
oposición. Ahí nos reuníamos todos: adecos,
copeyanos, miembros de Primero Justicia, etc. La
supuesta crema y nata de la oposición venezolana,
muchos de los cuales pertenecían a aquel garabato
político que pasó a la funesta historia
contemporánea de Venezuela con el nombre de La
Coordinadora Democrática.

Hubo un evento que comenzó a modificar la manera


en la cual evaluaba la actitud de la gran mayoría de
los líderes de la oposición venezolana: el utópico
Referéndum Consultivo, programado para llevarse a
cabo en febrero del año 2003, suspendido por el
Tribunal Supremo de Justicia en enero del año en el
que se suponía se llevaría a cabo.

Hasta que se comenzó a manejar aquel ejercicio


anestésico, pensaba que había una gran dosis de
ignorancia e ingenuidad entre los líderes de la
oposición venezolana, sin embargo, durante aquellas
tertulias en el Hotel Tamanaco, pude comprobar que
en casi la totalidad de los dirigentes de la oposición,
existía una certeza de que tal absurdo jamás tendría
un final feliz.

A través del Referéndum Consultivo, una


herramienta contemplada en la constitución que en
1999 Chávez ordenó hacer a su medida y para cubrir
sus intereses de entonces, se les pediría a los
electores venezolanos si consideraban que el-para-
entonces presidente legítimo de Venezuela, debía
renunciar a su cargo, o si – por el contrario – debía
mantenerse en el poder en Miraflores.
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Chávez se burlaba descarada y abiertamente de las
aspiraciones de aquellos líderes de papel, que no
daban muestras de entender el daño que se le hacía
a la moral de la oposición nacional cada vez que se
inventaba una maroma para intentar propinarle un
golpe al régimen. Seguía así el juego político
cargado de pugilato, amenazas, recriminaciones,
insultos y todos aquellos elementos que le dan vida
al nuevo estilo conflictivo, dictatorial y autocrático
impuesto por la revolución. Mientras ambos bandos
pretendían engañarse, el régimen acumulaba tiempo
para trabajar en ese plano del país nacional que muy
pocos entienden y conocen de su existencia, donde
se consolida o se pierde el poder de un régimen
dictatorial, opresor y tiránico.

Primero Justicia, movimiento que se abrogó el


liderazgo de aquel intento de referéndum y lo hizo su
bandera temporal, colocó un inmenso almanaque en
el distribuidor de Altamira, en la Autopista Francisco
Fajardo de Caracas, donde se llevaba una cuenta
regresiva hacia el día en que – según ellos – se
llevarían a cabo los comicios.

La Iglesia Católica intervino en aquel asunto terrenal


del Referéndum Consultivo, paseando por la
Autopista de Prados del Este, en Caracas, a todas las
estatuas de vírgenes conocidas y desconocidas por
sus feligreses. Una de ellas, la Virgen de la Caridad
del Cobre, patrona de Cuba, iba a la vanguardia…
como si alguna vez los cubanos hubieran recibido
apoyo celestial, en materia política, emanado de la
Madre de Cristo.
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Al sacar al seremillón de vírgenes a la arena política,
la Iglesia se exponía así a la merma de fe que el
pueblo venezolano pudo haber depositado en sus
beldades más veneradas y adoradas y Chávez se
haría dueño de la imagen que reviste a los mortales
todopoderosos: ni la fuerza Divina haría que aquel
referéndum se diera… como en efecto sucedió,
incrementando lo que muchos han querido llamar la
depresión colectiva del pueblo opositor venezolano y
disminuyendo las esperanzas que ese pueblo puso
en sus dirigentes, quienes no parecían dar pie-con-
bola a la hora de hacerle daño al régimen de oprobio
que cada día se mostraba más insolente, blasfemo e
insultante.

En una oportunidad le pregunté a Julio Borges, uno


de los creadores de aquella maroma sin sentido, si él
creía que el tal Referéndum Consultivo tendría un
final feliz. Me respondió que no, pero que había que
hacer algo. Como el médico que le tiene que recetar
- algo - al paciente enfermo de dengue hemorrágico
y lo que le receta es aspirina.

La tarde en que la Iglesia paseaba a las vírgenes por


la Autopista de Prado del Este en Caracas, para que
le ablandaran el corazón a Chávez con respecto al
Referéndum Consultivo y lo aceptara, me encontraba
con mi amigo, el Padre (jesuita) Mikel de Viana, en
una reunión del Bloque Democrático, en la
urbanización de Altamira, en Caracas. Le pregunté a
Mikel si él, como sacerdote católico, creía que esas
vírgenes nos iban a resolver la tragedia que ya se
veía venir en nuestra patria y me respondió
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textualmente… textualmente: “Robert, la
equivocada manera de venerar a la Virgen de
Coromoto (patrona de Venezuela) y la falsa
creencia en María Lionza (una diosa del folklore
venezolano), tienen fuñido a este país.” (sic)
Supongo que de Viana quería decir que no había que
poner las esperanzas, en materia política, en nuestra
virgen… o, en su defecto, en alguna fuerza esotérica
folklórica e idólatra. Algo así como “ayúdate, que
yo te ayudaré.”

Tal vez inspirado por estas palabras de mi amigo


Mikel, esa noche escribí y publiqué en mi red un
ensayo que titulé “Reto a Dios”, en el cual retaba al
Ser Supremo, sin duda un sacrilegio imperdonable, a
que extendiera su mano todopoderosa e hiciera que
Chávez aceptara ir al fulano referéndum, a sabiendas
de que Dios no se metería en tales asuntos
terrenales y mucho menos siendo estos asuntos
políticos. Al día siguiente lancé mi artículo por la red
y en la noche tenía cientos de solicitudes donde
lectores solicitaban ser retirados de mi base de
datos, evidentemente ofendidos por mi insolencia.

Mikel de Viana fue sacado de Venezuela por la


Iglesia, para que no sucediera con él una desgracia.
Hoy, tal vez, se muere de tristeza en España, lejos de
su patria y de la lucha política. No ha sido el único
sacerdote digno que se le ha enfrentado al régimen
de oprobio de Chávez, pero sí uno de los más
combativos y sinceros. En la tarde del 11 de abril de
2002 (día de “La Masacre de Miraflores”) convocó
por la radio a todos los venezolanos a que tomaran
las calles del país y a que no regresaran a sus
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hogares hasta no recuperar la Libertad. Siempre
abogó por la sublevación cívica, activa,
generalizada y sostenida y repudió el llamado a
las urnas, por estar seguro de que por ahí no iríamos
a ningún lado bueno.

Luego del desinfle de aquel globo de humo, Julio


Borges, el máximo dirigente del partido Primero
Justicia declaró: “No tenemos un poder judicial
sino una sucursal de lo que es en este
momento el gobierno, que no quiere
elecciones, desmanteló el poder electoral, no
le importa la voluntad de la gente, no le
importa el paro, lo que le importa es
mantenerse en el poder.” (sic).

Si alguna vez Julio Borges ha dicho alguna verdad en


su vida, fue aquel día en que le pegó en el centro a
la diana. Sin embargo, ¿es que Borges no sabía que
no había un poder judicial y que al “gobierno” (al
régimen) no le importaba un bledo la voluntad de la
gente si no mantenerse – eternamente – en el poder?
¡Claro que sí!

El haberse lanzado con tamaña ocurrencia no tuvo


justificación alguna. Si hubieran tomado la decisión,
parcializada y politizada, del Tribunal Supremo de
Justicia para alebrestar al pueblo de una manera
sostenida en una decidida estrategia de desgaste
entre el colectivo y el oficialismo, hubiera tenido
algún sentido, así hubiera terminado en fracaso.
Pero no se contempló tal cosa. Los propios
promotores del Referéndum Consultivo sabían,
perfectamente bien, que aquello sería como echarle
20
una cucharadita de sal a una piscina olímpica con la
pretensión de salarle el agua. Con cada derrota, la
oposición retrocedía en el tiempo y el régimen
ganaba espacio. La dirigencia opositora ha sido muy
eficiente en ponerle a Chávez, en bandeja de plata,
las herramientas requeridas para poderse atornillar
eternamente en el poder por la vía “democrática” y,
sobre todo: “pacífica”.

De ahí en adelante, a pesar del vasto conocimiento


que Borges demostró tener del régimen y de sus
intenciones en materia comicial, él mismo tomó la
iniciativa de organizar a la oposición en todas las
demás elecciones y referendos que a continuación se
montaron en Venezuela. ¿Qué había cambiado de
entonces a hoy, febrero de 2009? ¡Absolutamente
nada!

Por los meses de la diatriba en torno a aquel


pretendido Referéndum Consultivo, los miembros del
C.N.E. (Consejo Nacional Electoral) estaban en una
situación transitoria, a expensas de que el Congreso
(o la Asamblea Nacional) nombrara a las nuevas
autoridades permanentes. Aquel C.N.E. era menos
chavista… digámoslo así, que el que se conformó –
inconstitucionalmente – después… y eso que todavía
teníamos a la antigua Asamblea, repleta de
opositores, como repleta de opositores está hoy la
Asamblea de Nicaragua.

A partir de entonces, el C.N.E. se radicalizó,


descaradamente, a favor del régimen y lo mismo
hizo el Tribunal Supremo de Justicia, con la vieja
Asamblea (la que no estaba repleta de chavistas) y
21
todo. Si para enero de 2003 Julio Borges consideraba
que los venezolanos no contaban con un poder
judicial imparcial y probo; que para entonces el
régimen ya había desmontado el Poder Electoral y
que a Hugo Chávez le importaba un comino la
voluntad de la gente: ¿qué le hizo cambiar de opinión
como para seguir insistiendo por la vía electoral, en
especial cuando las condiciones, en vez de mejorar,
empeoraron?

Faltando días para el referéndum del 15 de febrero


de 2009, Julio César Camacho entrevistó, para Unión
Radio en Miami, al connotado periodista
internacional – de la cadena Univisión – Jorge Ramos,
gran conocedor del proceso venezolano. Éste le dijo
que no importaban los resultados de ese
referéndum: ganara el “NO” o ganara el “SI”, no
habría forma de sacar a Hugo Chávez del poder por
la vía electoral. Recordó que Chávez era un golpista
que había intentado apoderarse de Venezuela por la
vía del golpe de estado y que no había fuerza real
alguna en nuestro país para parársele frente al ya-
dictador Chávez. Era evidente que Ramos estaba
más claro que la mayoría de nuestros analistas
políticos venezolanos, aunque lo más probable era
que todos nuestros dirigentes de la oposición
coincidieran con el periodista mexicano (considerado
dentro de los 25 hispanos con mayor influencia en
Estados Unidos) en todos sus puntos con respecto a
Hugo Chávez y a sus pretensiones de eternizarse en
el poder. Las condiciones electorales para esta
última maroma comicial del régimen, habían
empeorado considerablemente, comparadas con las
existentes en el país antes de enero de 2003, seis
22
años atrás. El poder de Chávez, por el contrario, se
había incrementado en todos los ámbitos.

Era evidente, claro y lógico suponer que si el pueblo


venezolano no contaba con un poder judicial
independiente y que si el máximo organismo
comicial (el C.N.E.) fue desmantelado antes de enero
de 2003, hasta tanto no se modificase ese escenario,
no se podía llevar al pueblo a unas elecciones en
Venezuela, entre otras cosas, porque a la hora de
acudir al Tribunal Supremo de Justicia para un
arbitraje, estaríamos acudiendo a lo que Borges
llamó una “sucursal de lo que es ahora este
gobierno” (sic). Es más, si como se dijo
inmediatamente después del referéndum del
15F2009, de ser cierto el supuesto negado en el que
se aseguró que Chávez todavía tenía “mucho
pueblo”, menos debimos haber ido a esos comicios y
para evitarlo – con nuestro pueblo en las calles –
teníamos la excusa que esa consulta ya se había
hecho y la había perdido Chávez, con todo y su
pueblo: tendría que irse en el 2012… de aquí a allá,
veríamos.

Por supuesto que Julio Borges no estaba hablando


entonces de la boca para afuera. Estaba declarando
una verdad más grande que un inmenso templo. El
problema es que al pasar los meses, y luego los
años, fue el mismo Borges quien, junto al resto de los
líderes más connotados de la oposición, aceptó las
batallas sucesivas en el campo electoral y, para
colmo, en circunstancias muchísimo más adversas y
menos favorables, donde el régimen se había
fortalecido al máximo, tanto en lo político como en lo
23
militar… y había ya corrompido todas y cada una de
las instituciones del Estado y a un inmenso sector de
la población. ¿Entonces?

La trampa en torno a la vía electoral era difícil de


desmontar. Por el lado que escogiéramos
recibiríamos palo del bueno. Las confesas
irregularidades del C.N.E. eran tales que le servían al
régimen para incrementar la abstención electoral. El
discurso incendiario y la violencia que siempre se
desataba, en menor o mayor grado, antes de cada
una de estas elecciones, contribuían a configurar el
gran fraude. Los líderes de la oposición siempre
supieron que esa gran trampa no se podía combatir
desde las mesas electorales, sin embargo, les
hicieron creer a sus seguidores, millones y millones
de venezolanos, que el régimen se vería
imposibilitado de trampearnos, si vigilábamos y
defendíamos los votos inmediatamente después de
cerradas las urnas. Eso era tan falso como un billete
de cuatro pesos. Para empezar, los líderes de la
oposición debieron haber conocido mejor a esos
electores y saber que después de votar, la inmensa
mayoría de ellos se iría a sus respectivos hogares a
enchufarse en Globovisión, para ver cómo iba la
cosa, como en efecto sucedió. Ya para las 7:30 de la
noche, del domingo 15 de febrero (de 2009), el
pueblo estaba “recogido” en sus casas, tal como
pudimos escuchar por los boletines noticiosos que
nos llegaban a Miami desde la estación Unión Radio
en Caracas, boletines que no ponemos en duda,
porque vivimos experiencias similares estando en
Venezuela, de cuerpo presente.

24
A lo largo y ancho de ese tortuoso camino donde se
había aceptado la vía electoral como campo de
batalla, se presentaron mil y una excusas para
embasurar al país, convulsionarlo políticamente y
crear un estado absoluto de ingobernabilidad, todo
bajo el real y justificado pretexto de querer votar
debidamente y de negarnos a acudir a las urnas
hasta tanto no se dieran las condiciones que
pautaban la constitución y las leyes. Todo hubiera
sido válido, con tal de evitar medirnos en el campo
electoral, bajo las condiciones que el régimen había
establecido, las cuales jamás hubieran sido
modificadas. En unos comicios bajo condiciones total
y absolutamente desiguales y con escaso tiempo
para “prepararnos” mejor, donde gran parte de los
electores potenciales de la oposición le habían
perdido la confianza al máximo árbitro electoral y el
respeto a la dirigencia opositora de Venezuela, era
más que evidente que no podríamos votar para salir
de Chávez, sino que habría que salir de Chávez, para
poder votar… y para eso, tendríamos que salir,
primero, de esa dirigencia opositora que siempre se
ha mostrado tan complaciente y permisiva con el
régimen.

Las firmas recolectadas para solicitar aquel intento


de Referéndum Consultivo estaban depositadas en
unos galpones del este de Caracas. Una tarde, una
turba del oficialismo se dirigió al lugar donde estaban
depositadas las cajas contentivas de dichas firmas,
con la evidente intención de secuestrarlas, lo que
generó un gran alboroto. Los dirigentes de aquel
movimiento refrendario llamaron, a través de las
cámaras de Globovisión, a todos aquellos ciudadanos
25
opositores que estuviesen dispuestos a defender las
firmas del robo de los antisociales enviados por el
régimen para sembrar desconcierto, zozobra y
desamparo, robándose las firmas y evitando que la
convocatoria se diera… un vandalismo innecesario,
pues el referéndum no iría con firmas o sin ellas. Era
todo parte de aquel interminable show que comenzó
el mismo día en que Hugo Chávez se encaramó en el
poder en Venezuela. Peor aún: un show del cual
participaban esos dirigentes de la oposición, a
sabiendas de que todo era una farsa.

Esa misma tarde llamé a algunos miembros de la


Coordinadora Democrática, mis compañeros de
tertulia en el Hotel Tamanaco y les sugerí que
dejaran que se llevaran las firmas – las cuales no
servirían para nada – y ante el descarado e impune
vandalismo, alebrestáramos al pueblo para crear el
necesario ambiente que diera pie al comienzo de una
sublevación colectiva a nivel nacional. Por supuesto,
la propuesta no encontró el más mínimo apoyo por
parte de ninguno de ellos. Las firmas fueron
defendidas y, más tarde, entregadas con bombos y
platillos ante el C.N.E., organismo que le otorgó el
valor que tienen, en nuestros baños, los rollos de
papeles sanitarios.

Lejos de aprovechar todas las irregularidades en


torno al Poder Electoral, los líderes opositores se
dieron a la tarea de anestesiar a sus millones de
seguidores con el cuento de no caer en
provocaciones… de luchar por la vía democrática y
civilizada. Prometieron triunfos en las urnas, si se
lograba la unidad, pero todos ellos sabían que por
26
ahí no se lograría nada bueno y así lo
conversábamos en muchísimas oportunidades, fuera
de cámara, claro está. Entre la evidente falta de fe
en nuestros líderes, que cada vez se hacía más
palpable y peligrosa y la falta de confianza en
nuestras máximas autoridades electorales, lo único
seguro que se podía esperar, para arrancar, sería
una inmensa ABSTENCIÓN. Era como si a David le
hubiesen quitado las piedras y su honda, antes de
pelear con el gigante Goliat… y le hubiesen vendado
los ojos, además.

La vía electoral no es la ÚNICA VÍA para enfrentar a


una tiranía. De hecho, es la menos recomendada,
como veremos más adelante en este libro, y requiere
de ciertas condiciones que jamás se han dado en la
Venezuela de Chávez, en parte, porque la dirigencia
opositora jamás ha tenido la voluntad política de
crearlas a través de un liderazgo sincero, valiente,
digno y patriótico. Mucho se nos vendieron las
experiencias de Chile y de Nicaragua, para que nos
diéramos cuenta de que los dictadores salían con
votos. Pero no nos pintaban los panoramas
existentes en ambos países, previo a esos procesos
electorales exitosos, para que aquellos comicios
tuvieran algún sentido… y alguna opción de triunfo
en Venezuela.

En una oportunidad, cuando protesté por la manera


ingenua y “comeflórica”, empleada por la dirigencia
de la oposición para enfrentar al régimen, se me
respondió: “¿y qué vamos a hacer, Robert, si no
tenemos con qué enfrentarnos a Chávez? Era
evidente, entonces, que nuestros líderes no habían
27
oído hablar de la resistencia cívica no-violenta, ni del
Dr. Gene Sharp, padre de esa corriente estratégica
de lucha que le resolvió la vida a Serbia y a Ucrania
ante situaciones similares (o peores) a las existentes
en la Venezuela de Chávez. El famoso ensayo del Dr.
Sharp, “De la Dictadura a la Democracia”,
publicado en todos los idiomas del mundo,
incluyendo a varios dialectos africanos, que se podía
(y se puede) bajar de la Internet sin pagar un solo
centavo, no había llegado a Venezuela, todavía.
Luego me cansé de enviarles copias a cada uno de
aquellos dirigentes, pero: o no se las leyeron, o no
las entendieron… o no quisieron aplicar el contenido
de las propuestas del fundador del Instituto Albert
Einstein de Boston, que luego Chávez tanto atacaría.

Era evidente el lamentable cuadro de ignorancia


entre la dirigencia de la oposición en cuanto a los
patrones de lucha bajo la estrategia de la verdadera
resistencia cívica. Por ejemplo: era lógico,
entendible y aceptable que quisiéramos participar en
elecciones, pero no ante un poder judicial que
entendíamos como “una sucursal de lo que es
ahora el gobierno”. No ante un C.N.E. totalmente
entregado al régimen y bajo la supervisión de un
“Plan República”, implementado y dirigido por
militares que obedecían a los intereses de un
régimen totalitario. Por un lado nos empeñábamos y
nos esforzábamos en alertar al mundo – a la
comunidad internacional – de lo que estaba
sucediendo en Venezuela y por el otro acudíamos a
las urnas, aceptando – tácita y previamente – las
condiciones y al máximo árbitro comicial, en el cual
nadie en el país confiaba. Las irregularidades y los
28
abusos del C.N.E. eran tan evidentes, que faltando
un par de días para el referéndum del 15F2009, ese
organismo se vio en la necesidad de expulsar del
país a un diputado español, luego de que éste
expresara su asombro ante tantas anomalías, las
cuales dijo no haber visto jamás en su vida como
político y parlamentario europeo.

En el pasado referéndum del 15 de febrero (de


2009), la desconfianza en ese árbitro comicial era
más grande que nunca. ¿Cómo se entiende que el
llamado Poder Electoral hubiese sido tan
transparente como para declarar la derrota del
régimen en el referéndum del 2D2007 y, sin
embargo, para los comicios del 15F2009 se mostrara
tan aberrante y arrebatadoramente vendido a
Chávez? Para pocos venezolanos, la respuesta se
encontraba en el show que el régimen montó para
hacerles creer a los venezolanos – y al mundo – que
Chávez había aceptado su derrota bajo una fuerte
presión. Jamás nos cansaremos de repetir que
aquella jugada tan noble de reconocer la derrota del
referéndum del 2 de diciembre de 2007, obedeció a
una estrategia para darle vida a la vía electoral, para
subirle la credibilidad al C.N.E. e ir legitimando un
caudal de votos para cuando la olla estuviera
hirviendo, luego… en febrero de 2009, como en
efecto sucedió. ¿Dónde estaba esa misma fuerza
para evitar que se volviera a votar la misma
propuesta que ya habíamos llevado a las urnas,
cuyos resultados, gracias a ella (a “la fuerza”),
Chávez se vio obligado a reconocer?

29
En el año 2002, se montó en Venezuela una
impresionante obra teatral tragicómica entre algunos
miembros de la oposición y el régimen autoritario-ya
de Hugo Chávez: “La Mesa de Negociaciones y
Acuerdos”, moderada por el ex presidente de
Colombia, César Gaviria Trujillo. Fue mucha catibía
la que se propuso, se debatió y se comió allí. El
pueblo, una vez más, se esperanzó. Todo el mundo
metió la mano, incluyendo el ex presidente Jimmy
Carter, quien se dio el tupé de proponer los
siguientes puntos para re-establecer la paz y la
armonía en el país:

1. La oposición debe anunciar la finalización


del paro. El Gobierno debe anunciar que no
habrá represalias contra los trabajadores
públicos que recurrieron a sus derechos
sindicales. Quienes sean encontrados culpables
de sabotaje o de otros delitos, deberán ser
penados conforme a la ley.

2. El Presidente debe garantizar su disposición


para que el referéndum revocatorio sea
realizado no más tarde del día 19 de agosto de
2003 (se celebró un año más tarde).

3. La Mesa de Negociaciones y Acuerdos


terminará el “Borrador de Acuerdo” que se
encuentra actualmente bajo análisis,
agregando la siguiente propuesta con el fin de
resolver la cuestión electoral:

a. La Mesa buscará que el Tribunal Supremo de


Justicia ratifique su sentencia anterior acerca
30
de que la mitad del período presidencial se
cumple el 18 de agosto de 2003. La oposición
deberá obtener las firmas requeridas, según lo
especifica la Constitución. El Presidente
también deberá garantizar la seguridad y
todos los recursos financieros necesarios. (Al
final, el dichoso referéndum se llevó a cabo un año
después, en agosto de 2004).

b. La Asamblea Nacional debe ser


reestructurada si no se logra un acuerdo y
ambas partes deberán aceptar, entonces, que
el Tribunal Supremo de Justicia los designe. (El
acuerdo fue logrado, por lo que la Asamblea Nacional
siguió intacta).

c. Se debe crear una “Comisión Conjunta”,


compuesta por venezolanos y expertos
extranjeros, para supervisar todas las etapas
de estos procesos electorales. Sus tareas
incluirían: proveer asistencia técnica,
monitorear el proceso electoral, y controlar la
objetividad de la cobertura de los medios
masivos de comunicación. (Esa “Comisión
Conjunta” se creó y el organismo internacional de
expertos que se escogió para tal supervisión, fue la
Fundación Carter, con el funesto resultado que todos
conocemos, ya que fue esa fundación la que le dio el
aval internacional al Referéndum Revocatorio).

d. Se debe tener todos los preparativos listos


de manera que si el referéndum requiere luego
la realización de elecciones, las mismas
puedan hacerse no más tarde del 19 de
31
septiembre de 2003, pudiendo todos ser
candidatos. (Por supuesto, los preparativos no
fueron necesarios, porque Chávez ganó el
referéndum en lo que se conoció como “El Mega
Fraude”).

e. Se debe acordar que todos los referendos


revocatorios para los que se hayan recogido
firmas (gobernadores, alcaldes o diputados) se
realizarán el mismo día que el referéndum
presidencial - 19 de Agosto de 2003. (Jamás un
alcalde o un gobernador fueron revocados mediante
elección revocatoria alguna porque nunca se
convocó este tipo de consulta para ellos).

4. Asimismo, la “Mesa de Negociaciones y


Acuerdos” deber garantizar que se traten los
siguientes temas en el Acuerdo:
a. Los derechos humanos básicos consagrados
en la “Declaración Universal de los Derechos
Humanos”, el “Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos”, la “Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre” y la “Convención Americana sobre
Derechos Humanos”, así como todos los demás
derechos y garantías de los que gozan los
ciudadanos venezolanos a partir de la
Constitución de 1999, que deberán ser
garantizados a todos los participantes del
proceso, independientemente de sus lealtades
políticas en los hechos ocurridos durante la
crisis reciente.

32
b. Los mecanismos y los tiempos necesarios
para la renovación de los poderes públicos - el
Tribunal Supremo de Justicia y el Poder
Ciudadano (Fiscal General, Contralor General y
Defensor del Pueblo).

c. El gobierno y la oposición acordarán antes


de que se realicen las elecciones generales
que, luego de que éstas se hayan llevado a
cabo, se lanzará un proceso de consulta
nacional con los líderes claves y cuyo propósito
será la reconciliación de las diferencias
existentes y la promoción de la justicia social.
Dicho proceso de consulta puede ser
organizado por representantes aceptables de
la comunidad internacional, inclusive por
aquellos que patrocinaron la “Mesa de
Negociaciones y Acuerdos”.

Era más que evidente que aquella propuesta del ex


presidente Jimmy Carter estaba revestida de una
impresionante ignorancia de la realidad nacional, a
menos que la misma obedeciera a una agenda oculta
para el grueso de la población venezolana… y para el
mundo.

Ninguna de sus propuestas tuvo fiel cumplimiento,


pero lo peor fue que en agosto de 2004, cuando por
fin se llevó a cabo aquella cosa que se llamó
Referéndum Revocatorio, el propio Jimmy Carter
aprobó ese proceso comicial, a pesar de que ninguna
de sus propuestas había sido tomada en cuenta, lo
que debió haberle obligado a pronunciarse en cuanto
a que en Venezuela, para aquel momento, no
33
estaban dadas las condiciones para que
prevalecieran la paz y la armonía, factores
fundamentales para poderse llevar a cabo unas
elecciones transparentes en país democrático
alguno.

El fulano acuerdo, emanado de las negociaciones de


la mesa, fue firmado por algunos de los miembros de
la oposición con el pañuelo en la nariz. Hubo uno
que hasta se persignó frente a las cámaras de
televisión, en cadena nacional, antes de estampar su
firma. Una vez más, en lugar de advertirle al país
que aquello era un absoluto adefesio y una soberana
burla, se le dio un mateo protocolar y chirrín-
chirrán… jamás se volvió a mencionar. La
impresionante alharaca que en un inicio produjo ese
show mediático montado por el régimen y por los
entonces-líderes de la oposición, se esfumó como si
en Venezuela jamás se hubieran llevado a cabo tales
eventos, supuestamente, conciliatorios.

En el Restaurante La Cacerola de la urbanización El


Placer, en el municipio de Baruta (Gran Caracas), me
encontré sentados en una mesa al Dr. Américo
Martín en compañía de una famosa politóloga
llamada Vilma Petrach. Américo Martín era uno de
los miembros principales de la fulana mesa y ex
comandante guerrillero que obedecía órdenes de
Castro durante la guerra de guerrillas que tanto daño
y muertes le produjo a Venezuela en las décadas de
los sesenta y setenta.

No me pude contener y me dirigí hacia donde


estaban ambos almorzando y le reclamé a Américo
34
su participación en aquella farsa nacional, con
repercusión internacional. El Dr. Martín,
evidentemente asombrado por mi reclamo furtivo,
me aseguró que esa era la manera de lograr la
victoria y que tenía que entender que había una
estrategia detrás de todo aquello. Luego de esa
conversación, salí convencido de que nuestros
líderes tenían una poderosa carta oculta bajo la
manga de alguno de ellos.

Al cabo de los años coincidí en el exilio de Miami con


el Dr. Martín, aunque él se dejó de eso (de insistir en
su asilo político) y decidió regresar a Venezuela para
seguir en la pachanga de siempre: organizando
elecciones y estrategias. Era más que evidente que
no había carta alguna bajo la manga de nadie: ¡puros
cuentos chinos!

La Dra. Petrach también se asiló en Miami y hasta el


momento de entrar en imprenta este libro, seguía
manteniendo su status de asilada política en Estados
Unidos. Tanto el Dr. Martín como la Dra. Petrach
habían decidido el exilio al sentirse amenazados por
el régimen, luego de haber firmado el famoso
“Manifiesto de Miraflores”, donde – supuestamente y
según el régimen – se le daba apoyo a la
presidencia de Don Pedro Carmona, quien pretendió
suceder a Chávez tras los eventos del 11 de abril (de
2002), en donde se nos aseguró que el sátrapa había
renunciado. Al final de cuentas, ninguno de los más
de cuatrocientos firmantes de aquel histórico
documento, sufrió persecución real alguna.

35
En medio del proceso de diálogos y de acuerdos, se
intentó constituir una nueva bufonada llamada
“Grupo de Amigos de Venezuela”, compuestos por
varios países amigos. Chávez le dio un soberano
zapatazo matando a ese grupo al nacer, durando lo
que dura un merengue a las puertas de un colegio.
Era evidente la intención de marear al grueso de los
venezolanos para que perdiera la noción de la
realidad. El país nacional se encontraba en una
verdadera montaña rusa, pero a otro nivel no estaba
sucediendo absolutamente nada: los líderes de la
oposición y el régimen se pagaban y se daban el
vuelto, mientras ese pueblo – engañado a más no
poder – sonaba sus cacerolas y aguantaba sol y sed
en largas marchas que jamás llegaron a sus
programados destinos… y en los intervalos de
descanso, se sentaba a ver el programa en
Globovisión del Lic. Leopoldo Castillo, “Aló
Ciudadano”, donde éramos guaraleados otro tanto,
para poder irse a la cama sin tener la más mínima
idea de lo que verdaderamente estaba ocurriendo en
Venezuela y creyéndose, de verdad-verdad, que se
estaba luchando por la patria.

En el medio de aquellos absurdos utópicos, se


programaba todo tipo de “eventos patrióticos”, como
ciclo-marchas, caimaneras (partidos improvisados
entre Soberano Vs. Escuálidos) de futbolito en las
autopista, calistenia y bailoterapia… también en el
medio de las autopistas; comparsas de samba,
pitorreo, caravanas y paremos de contar. Nuestras
bellísimas chicas se pintaban sus caras con los
colores patrios y mostraban sus ombligos. Hubo
hasta un famoso monito titi a quien disfrazaban, en
36
las marchas, con la bandera tricolor. En esos eventos
pacíficos, valientes, democráticos y patrióticos que
sacarían de Venezuela al régimen castro-estalinista
de Chávez, estaba la mano de Elías Santana y su
ONG, “Queremos Elegir”… organización no
gubernamental que pasó a mejor vida y que hoy
recordamos con nostalgia, como recordamos las
famosas fiestas decembrinas con las orquestas de La
Billo Caracas’ Boys y de Los Melódicos.

Llegó un momento en que mis escritos, todos,


estaban dirigidos a criticar aquellas marchas
carnavalescas, llenas de una alegría desbordante,
serpentinas, confetis y raca-racas… aquellos
ejercicios de calistenia que, para combatir al
régimen, nos imponía Elías Santana (quien tuvo sus
15 minutos de gloria) y su combo de “comeflores”.
Un día recibí una llamada telefónica de un personaje
que hoy está en exilio conmigo, con quien desayuno
de cuando en vez en la Calle Ocho, quien me explicó
que con aquellos eventos, “se estaba calentando
la calle”.

Mientras todo esto ocurría del lado de nosotros los


escuálidos, oligarcas, pacíficos, “comeflores” y
demócratas, las FARC instalaban hospitales y
campamentos dentro del territorio nacional, se
crearon el FBLN (Frente Bolivariano de Liberación
Nacional), los paramilitares de los Tupamaros y de La
Piedrita… los escuadrones motorizados de Lina Ron y
de otro tercio por ahí, cuyo nombre no recuerdo. La
guerrilla colombiana secuestraba ganaderos en los
estados fronterizos; se constituía la milicia, que en
Venezuela le llaman “La Reserva”; nos inundaron al
37
país de cubanos castristas que depredaban, impune
y descaradamente, las riquezas de nuestros suelos y
se las llevaban a Cuba, día-a-día por el puerto de
Guanta, en el oriente de Venezuela. Se organizaban
los Círculos Bolivarianos (similares a los CDR
cubanos, “Comité de Defensa de la Revolución”);
Chávez buscaba presupuesto para comprar todo tipo
de armamento bélico… el narcotráfico a millón, el
hampa desatada… y nosotros bailando y haciendo
ejercicio en pro de la libertad. ¡Insólito!

Casi al final de aquel tareco apodado “Mesa de


Negociaciones y Acuerdos”, comenzó otro más
absurdo aún: El Paro General, que luego se convirtió
en indefinido. Los miembros convocantes al paro
debieron haber tomado en consideración que no
sería un paro, que no sería general y que mucho
menos sería indefinido.

Pero hay más. En uno de los reportes que al final de


cada día eran ofrecidos a la prensa nacional por
parte del moderador de aquella mesa, César Gaviria
Trujillo, le jaló las orejas al régimen por aupar lo que
ya se perfilaba en el país como un paro general.
Para muchos – Gaviria incluido – era más que
evidente que el propio régimen estaba interesado
en aquella huelga nacional. ¿No se dieron cuenta
nuestros líderes? “A falta de un bloqueo, bueno
es un paro”, pareciera haber pensado Hugo Chávez
ante aquel “flaicito” al pitcher.

Así como Castro siempre le había echado mano al


bloqueo norteamericano para justificar su inducido
desastre económico en la isla de Cuba, Chávez le
38
echaría mano al paro para justificar lo que vino
después. La culpa de todos los males de Venezuela
la tendría, por un ratico, el paro… ¡y los golpistas!
Luego: “El Imperio”, Bush (su socio), la baja de los
precios, la crisis mundial… ¡y “La Guarimba”!

Es muy cierto. Un paro general, sostenido e


indefinido hubiera acabado con todos nuestros males
de entonces, pero los líderes de la oposición no
estaban dispuestos a llevar a cabo un paro-paro, de
verdad-verdad… y el pueblo no supo cómo pararse ni
mucho menos, cómo paralizar al país de una manera
generalizada y sostenida: no había nacido todavía
el concepto depurado de “La Guarimba”, una de las
evidentes pesadillas de Chávez.

Lo que terminó habiendo en Venezuela fueron unas


prolongadas vacaciones colectivas, remuneradas
para muchos, no-remuneradas para otros. Por
ejemplo, algunos colegios privados obligaron a los
padres y representantes a cancelar a los maestros
los salarios caídos producidos por el paro; los bancos
y los supermercados abrían unas horitas nada más.
La mayoría de los buenos restaurantes – al menos en
Caracas – hicieron su agosto con clientes huelguistas
que por las noches iban a evaluar los resultados del
paro, mientras devoraban grandes cantidades de
comida y bebidas alcohólicas. La gasolina
escaseaba, pero la misma Guardia Nacional se metió
en el negocio de su distribución en el mercado negro.
Al finalizar el paro no sabíamos qué hacer en nuestra
finca con tantos pipotes repletos de gasolina.

39
Al fracasar aquel paro que no fue paro, se perjudicó
la opción de la sublevación activa, generalizada
y sostenida… de verdad-verdad y el régimen salió
victimizado. ¿No supieron predecir, los líderes de la
oposición, las consecuencias de un posible fracaso
antes de convocar al pueblo a aquel paro, como,
evidentemente, era la intención del régimen? ¡Quién
sabe quién maquinó aquel paro!

Si ese paro se le hubiera montado a Rafael Caldera,


hubiera caído en menos de una semana. Pero un
paro así no le hizo ni coquito al régimen insolente de
Hugo Chávez. Eso lo debió haber contemplado la
dirigencia de la oposición. En su momento y antes
de que se produjera el fracaso, lo advertimos y lo
publicamos en un artículo titulado, precisamente, “El
Paro”. En su momento, también advertimos que
ante la posibilidad de perder el referéndum del 15 de
febrero de 2009, en “buena lid”, teníamos que
haberlo evitado, echándole mano a la montaña de
excusas que teníamos frente a nuestras narices, ya
que todo estaba en contra de la verdadera oposición:
¡todo!

Lo mismo sucedió con la huelga de PDVSA donde


miles de familias quedaron desamparadas, y lo que
fue peor: le entregamos al régimen, mansamente, la
empresa más estratégica e importante del país. En
su momento y ante los concurrentes de PDVSA en la
llamada “Plaza de la Meritocracia”, lo denunciamos
sin pelos en la lengua… luego lo publicamos en la
red y en varios periódicos del país, en un artículo
titulado “Hablando Claro”. Muchos decían que
Chávez no se podría dar el lujo de despedir a MILES
40
de empleados de PDVSA… y se lo dio. Otros decían
que al ser PDVSA la caja chica del régimen, Chávez
no se atrevería a perjudicarla… ¡y la perjudicó! El
régimen incrementó la deuda que se encontró en
PDVSA de $ 2mil millones a $ 20mil millones,
perdiendo dinero a manos llenas, derrochando,
robando y repartiendo. Para la fecha en que
terminamos de escribir este libro, los bonos de
PDVSA estaban por el suelo, con un valor casi similar
al que tenían los marcos alemanes recién terminada
la Segunda Guerra Mundial.

No es hoy, años después del desastre, que nos


alentamos a las críticas. Mucho que lo hicimos en su
momento y DESDE la propia Venezuela. Fui invitado
en varias oportunidades a dar conferencias sobre el
castro-estalinismo, tanto en INTEVEP (en Los Teques)
como en Chuao, en la “Plaza de la Meritocracia”,
donde se reunían los disidentes de PDVSA. Ahí
siempre hablé claro y dije que por esa vía no
deberían de ir los tiros. Que había que sublevar al
país nacional y que Chávez se alzaría con la primera
empresa del país, como en efecto hizo… y que al
final se alzaría con el país entero: ¡como acaba de
hacer el 15 de febrero de 2009! Cada vez que le
hablaba a la gente de PDVSA, al final de mis
conferencias, recibía cualquier cantidad de
comentarios que me hacían pensar que, en el fondo
(y no muy hondo), muchísimos de ellos estaban de
acuerdo con lo que yo decía y proponía y, lo que era
peor, estaban pensando que había sido un inmenso
error haber buscado aquella estéril e inocua
confrontación, aunque yo siempre les dije que más
tarde, o más temprano, si no nos sublevábamos
41
todos, todos perderíamos todo… y que al final todos
seríamos afectados como serían afectados ellos.

En unas de las conferencias para los disidentes de


PDVSA, narré una anécdota sobre Fidel Castro.
Resulta que en su Luna de Miel por Estados Unidos,
Castro se reunió con su cuñado, Rafael Díaz-Balart,
quien vivía entonces en la ciudad de Nueva York. Por
aquellos días se produjo un asalto a un banco, al más
puro estilo de las películas de Hollywood. Fidel
Castro le hizo a su cuñado el siguiente comentario:
“no hay que robar a los bancos… ¡hay que
robarse los bancos!” Con la huelga de PDVSA, los
disidentes ayudaron a Chávez, no a robarle a la
principal empresa del país, como seguramente lo
hacían los gobiernos anteriores, sino a robarse la
institución completa, como Castro, años más tarde,
se robaría todos los bancos de Cuba y, luego, la isla
entera.

Era más que evidente que aquella huelga de PDVSA


no llegaría a nada saludable para la oposición,
aunque el grueso del pueblo opositor se emocionó
con ella. En una oportunidad llegamos a pensar – y
así lo publicamos – que aquella huelga había sido
cocinada por el régimen. Chávez, al final, se quedó
solito con PDVSA y se sacudió de miles de empleados
que se habían identificado con la oposición. Aquella
huelga terminó siendo para PDVSA lo que la Plaza
Altamira fue para las Fuerzas Armadas, es decir: un
excelente ejercicio de depuración. Peor aún:
aquellos líderes de la oposición dentro de PDVSA,
que cayeron en la trampa del régimen y provocaron,
indirectamente, la desgracia de tantas familias de
42
“petroempleados”, siguieron ejerciendo un liderazgo
nacional, convirtiéndose en héroes, cuando en países
como Japón, hubieran tenido que hacerse el harakiri.

Justamente, comenzando el año 2003, todos los


jueves transmitía desde Venezuela el programa
radial “Mesa Redonda”, que desde hacía muchos
años dirigía (y todavía dirige) en Miami el periodista
cubano Armando Pérez Roura. Uno de esos
programas lo hice con Enrique Mendoza, desde sus
oficinas en la Quinta La Unidad, sede de la hoy-
desaparecida Coordinadora Democrática.

Luego de la entrevista, ya fuera del aire, nos pusimos


a conversar. Mendoza me mostró un video que
había recibido sobre el proceso opositor cubano,
donde aparecían las multitudinarias marchas que los
cubanos hicieron al principio de la revolución, para
protestar por los desmanes, el engaño, la traición y
el incumplimiento de Castro. Incluso, se mostraba –
en el video – una procesión de punta a punta de la
isla, con la virgen de la Caridad del Cobre a cuestas.
El mismo Mendoza me comentó lo mucho que
aquellas protestas se parecían a las que los
venezolanos se habían acostumbrados a llevar a
cabo en Venezuela, pero sin la algarabía de fiesta…
las madres cubanas vestidas de negro y con caras
largas: en silencio, llorando a sus hijos muertos en el
paredón de fusilamiento.

Al final de nuestra reunión, y cuando ya me estaba


montando en el carro para regresar a mi casa,
Enrique Mendoza no se pudo aguantar y me
preguntó: “¿Tú ves la cosa muy jodida, no
43
Robert?” Le iba a responder, pero me contuve. Esa
pregunta me la estaba haciendo el máximo líder de
la oposición, el mismo a quien yo le había dicho al
aire, una hora antes, que “estaba hediondo a
presidente…” ¡No era nada lo del ojo, y lo llevaba
en la mano!

La ignorancia con respecto al enemigo ha sido


generalizada. Cubanos de vieja data en la lucha
contra el castro-estalinismo, han perdido la brújula
en el largo camino por el mundo, a raíz de la toma
del poder de Castro en la isla.

El escritor cubano, Héctor Carbonell Arenas, escribió


un libro en el año 2002 titulado “Bolívar en Llamas”,
ISBN 1-890829-19-6, en el cual dice muchas,
muchísimas verdades. Sin embargo, a partir de la
página 53 se encuentra un capítulo titulado
“RECOMENDACIONES AL EJECUTIVO NACIONAL”. El
mismo comienza de la siguiente manera:

“No obstante, sería incongruente no hacer


algunas sugerencias, que de ser aplicadas,
estoy seguro le devolverían al pueblo
venezolano su confianza en un destino mejor y
le permitirían al Presidente Chávez terminar su
mandato en paz.”

A continuación expone una serie de sugerencias


sobre el desempleo, el fortalecimiento de las
relaciones con nuestros socios comerciales naturales,
la importancia de la descentralización, el cese del
fraccionamiento de la sociedad venezolana entre
ricos y pobres, la garantía de la pulcritud e
44
independencia del poder judicial, la privatización de
todas aquellas empresas que están dando pérdidas
en mano del Estado, el aumento de la garantía de
Fogade para los depósitos bancarios del público (algo
así como el FDIC en Estados Unidos), la reducción –
razonable – de los impuestos, la definición de los
fondos de pensiones, la separación de los
delincuentes primarios de los reincidentes y el
mejoramiento del sistema educativo.

El Dr. Carbonell Arenas, quien cumplió condena


política en la Cuba de los Castro y vivió muchos años
en Venezuela, selló ese capítulo de recomendaciones
a Chávez de la siguiente manera: “Por último,
sacúdase de tantos marxistas frustrados que
pululan a su alrededor como caimanes en boca
de caño. Carlos Marx aborreció a Simón
Bolívar, lo tildó de cobarde y corrupto. Ningún
bolivariano de corazón puede ser marxista. Y,
por favor, olvídese de Ezequiel Zamora, que
vivió denunciando a los oligarcas, pero tuvo
esclavos y terminó su vida siendo un
latifundista de la alta sociedad.”

Es evidente que el amigo Carbonell tenía muy


buenas intenciones cuando escribió su libro y estaba
muy lejos de pretender percibir con él algún
beneficio político, dentro o fuera de Venezuela. Su
buena fe está más que garantizada.

No se entiende cómo un cubano que vivió el castro-


estalinismo en su país y que conoció, de cuerpo
presente, cómo Castro utilizó la miseria creada por él
en Cuba como una herramienta a su favor, para
45
provocar el éxodo masivo de la clase media durante
décadas (hasta que acabó con ella) y para mantener
a los cubanos que se quedaron en la isla en una
miseria más que crítica, buscando el hueso cada día
con el cual cocinarle el caldo de la noche a su
familia, pudo haber pensado que Chávez le haría
caso y que si había fracasado en darle paz y
prosperidad a su pueblo era porque no había sido
bien asesorado y no porque era (es y será) parte de
ese absurdo manual para amasar el poder
eternamente… incluso, hasta después de muerto!

Un ex alcalde venezolano con muchas horas de


vuelo en el ruedo político nacional, ex diputado al
Congreso y ex asesor de Francisco Arias Cárdenas
cuando éste hizo el paripé de lanzarse como
candidato presidencial en función de gallo tapado,
me aseguró, el 31 de diciembre de 2003, que Chávez
tenía sus días contados porque no estaba mejorando,
para nada, el desastre económico que heredó del
nefasto presidente Rafael Caldera. Hoy ese
experimentado político vive asilado en Miami y fue
uno de los que conformaron, hace poco, el “Bloque
del No”, para darle vida y legitimidad al hiper-mega
fraude del 15 de febrero de 2009, en lugar de
participar en bloque para evitar que tal burdo
montaje comicial se llevara a cabo para insistir en un
tema que ya había sido votado con anterioridad,
como fue la propuesta que un puñado de
venezolanos de Miami le hicimos al exilio y al pueblo
de Venezuela desde Estados Unidos, evento que se
realizó – sin mayores éxitos – el 31 de enero (de
2009) en los salones del antiguo Hotel Radisson de
Miami, auspiciado por la Fundación Interamericana
46
por La Democracia y con la participación de
miembros del exilio nicaragüense y cubano.

Pareciera ser que el grueso de los políticos y del


mismo pueblo opositor venezolano, todavía no ha
llegado a la conclusión que un capítulo de ese
“Manual del Castro-Estalinismo Moderno”, trata –
justamente – de cómo destruir las economías de los
países arrebatados por ese sistema. Si para mejorar
la economía, el mundo está de acuerdo en promover
la mayor descentralización posible, los tiranos al
frente de un país regido por un sistema castro-
estalinista (con sus pertinentes actualizaciones), son
inducidos, por ese manual, a centralizarlo todo en
sus propias manos… ya no en la capital del país,
donde radica el poder político y militar más absoluto.

Si estuviésemos ante un gobierno malo más, dentro


de aquello que a Chávez le dio por llamar la “Cuarta
República”, sería muy conveniente remachar en el
fracaso económico del equipo gobernante
bolivariano. Pero ante un régimen donde la política
había dejado de tener sentido alguno, insistir en ese
punto era poco menos que arar en el mar. Aquí no
había que demostrarles a los electores venezolanos
que Chávez era (y es) un desastre para el país,
porque a la hora de contabilizar esos votos, no
importaba por qué o por quién se votó, es el régimen
quien, a través del C.N.E. decide los resultados.
¿Qué sentido tiene llevar a cabo una campaña
electoral? Todo ha sido un burdo engaño.

Las cifras económicas, por ejemplo, del antes y del


después de Chávez, así como del antes y del
47
después de Castro, están al alcance de un teclado en
cualquier computadora que tenga acceso a la
Internet. Sería, además, una sencillez incalculable el
tratar de divulgar los fracasos económicos y el resto
de los desmanes del régimen de Venezuela y Cuba
ante la llamada comunidad internacional, porque allá
afuera saben - perfectamente bien - cómo encontrar
estadísticas micro y macroeconómicas de cualquier
país del mundo y saben, además, cuales son los
regímenes de pacotilla que ocultan o maquillan sus
cifras más allá de lo creíble.

Escuchando a Chávez, en una entrevista que


Venevisión le hiciera pocos días antes del
referéndum, me dieron ganas de pedirle perdón y de
regresar a Venezuela… ¡un país de ensueños! El
desempleo casi en cero, el crecimiento del PIB por
las nubes y una democracia como jamás ha existido
en el planeta Tierra. Fíjense que Chávez le preguntó
al periodista que lo entrevistaba si él conocía alguna
democracia en el mundo que en diez años de
gobierno hubiera llevado a cabo once procesos
comiciales. ¿Qué tal? Claro, todos esos procesos
fueron posibles gracias a la oposición genuflexa,
conchupante, apátrida, traidora y cómplice. Si
Chávez hubiera sido peruano, ucraniano, filipino,
serbio, argentino o chileno, no hubiera podido darse
ese inmenso lujo, porque los dirigentes opositores de
esos países demostraron que no estaban dispuestos
a bailar al son que sus respectivos dictadores (o
presidentes chimbos) tocaban, sobre todo en materia
electoral. Gracias a todos esos comicios, por demás
fraudulentos, ahora Chávez se puede llenar la boca y
dar muestras al mundo de lo participativa que es su
48
democracia. ¡Na tan buena…! Bueno hubiera sido
cilantro, carajo… pero no tanto. No dudo que muy
pronto, el sátrapa emule a su mentor – Castro – y le
termine preguntando a su pueblo: “¿Elecciones
para qué?”

En una oportunidad un altísimo dirigente del Partido


Socialcristiano Copei me dijo que el caso de Cuba era
muy diferente al de Venezuela, porque en Cuba lo
que había era azúcar, mientras que en Venezuela
hay petróleo que es el commodity que mueve al
mundo, queriendo decir que Cuba no tenía
importancia alguna para los intereses de Estados
Unidos y, por lo tanto, no era prioridad ponerle un
parado a Castro.

Precisamente, ha sido el petróleo el factor que más


ha ayudado a atornillar a Chávez, entre muchos
otros, en el poder. Tan importante ha sido, que se
asoció con la multinacional de los Bush – la
Halliburton – para consolidar unos padrinos quienes,
según los entendidos, son más poderosos que el más
poderoso de los gobernantes de cualquier país del
mundo industrializado. Las ganancias que debe
estar obteniendo la Halliburton, con sus negocios
directos e ilícitos con Chávez, son tan importantes y
voluminosas que a quien se le ocurra
desestabilizarlos en alguna forma, sería hecho out
por regla. Se permitiría meterse con el santo, pero
jamás con la limosna. Se podría jurungar la cadena,
pero sin meterse con el mono.

Hacer negocios con un tirano es más fácil que pelar


mandarinas con las uñas largas. No hay que cumplir
49
con los requisitos de las licitaciones ni estar
sobornando a senadores o a diputados. Es
directamente al pulmón, con el tirano mismo. Si
esos negocios son cuadrados por elementos
poderosos a nivel mundial, el evento se convierte en
un paseo por el campo, en un soleado día de
primavera.

El valor estratégico que Cuba demostró tener para


Estados Unidos no se puso en evidencia plena hasta
que se produjo la “Crisis de Octubre” (o “Crisis de los
Misiles”), cuando los soviéticos instalaron en la isla
misiles con cabezas nucleares que tenían la facultad
de desaparecer del mapa a todas y cada una de las
grandes ciudades norteamericanas, con la excepción
de Seattle, en el Estado de Washington, por estar
esta ciudad fuera del alcance de los cohetes
soviéticos de entonces. Sin embargo, lo que en un
momento pareció ser el fin del castro-estalinismo en
Cuba, en el año de 1962, fue el evento que atornilló
a Castro, sin muchos tormentos, en el poder. La
“Crisis de Octubre” se convirtió para Fidel Castro en
eso que los cristianos-evangélicos llaman una
“bendición oculta”.

Se ha comentado con insistencia que fue el propio


Castro quien filtró hacia la CIA las pruebas de las
bases nucleares en Cuba, para provocar la crisis que
culminó en el “Pacto K-K” (Kennedy-Kruschov),
donde Estados Unidos se comprometió, no sólo a
respetar al régimen de Castro, sino a velar porque
desde suelo norteamericano no saliera expedición
bélica alguna que pusiera en peligro la seguridad del
castro-estalinismo en la isla. Esos polvos trajeron
50
estos lodos que hoy nos perturban tanto en la
América sub-continental, desde México hasta la
Patagonia.

Luego Cuba demostró tener un valor casi tan


importante como el estratégico militar: el valor de
frontera. Cuba, junto con México, conforma la
frontera sur de Estados Unidos. El 28 de septiembre
de 1965, en uno de esos pases de luna que
afectaban a Fidel Castro, como pareciera también
afectar a Hugo Chávez, el tirano de Cuba anunció –
en un acto público celebrado en La Habana – que el
pequeño puerto pesquero de Camarioca, al norte de
la provincia de Matanzas, sería abierto para recibir a
las embarcaciones de cubanos que, procedentes de
Estados Unidos, viajaran a la isla para recoger a sus
familiares. Era, además, una gran manera de dejar
escapar un poco de ese vapor que en su momento
hubiera sido un peligro de explosión en aquella olla
de presión que siempre ha sido la isla de Cuba.

Fue, además, la primera vez que Castro utilizó la


emigración masiva como un arma política en su
conflicto permanente con Estados Unidos. La medida
tomó por sorpresa a las autoridades
norteamericanas, las cuales, también por primera
vez, enfrentaban una emigración masiva provocada
deliberadamente por un país extranjero.

En 1980 se produjo el famosísimo “Éxodo del Mariel”,


a través del cual llegaron a Estados Unidos más de
cien mil cubanos con la intención de quedarse en ese
país como refugiados políticos. Entre los que
llegaron a las costas norteamericanas, venían unos
51
cuantos cientos de criminales tapiñados y enfermos
mentales, que Castro metió de contrabando entre los
miles de barcos que llegaban a Cuba para recoger
familiares de cubanos que ya estaban residenciados
en tierras de libertad. En 1994 reventó lo que se
conoce como “La Crisis de los Balseros”, en la cual
decenas de miles de cubanos lograron arribar a las
costas norteamericanas para solicitar asilo político.

Uno de los grandes temores del gobierno


norteamericano ha sido una explosión social en Cuba
dentro de la cual miles y miles de cubanos se lancen
al mar, superando con creces, aquella avalancha de
los balseros, donde se calcula que más de 70mil
cubanos perdieron sus vidas en la peligrosa travesía,
intentando cruzar el peligrosísimo Estrecho de La
Florida.

Que a nadie le quepa le menor duda: Cuba es una


“prioridad prioritaria” para Estados Unidos de
América… una papa bien caliente que solamente
dejará de serlo el día en que la isla retorne a la
normalidad. Alegar que Cuba no tiene importancia
para las autoridades norteamericanas pero que
Venezuela sí, queriendo decir que los
norteamericanos no abandonarían a los venezolanos
a la misma suerte que han corrido los cubanos por
medio siglo, es – sencillamente – infantil.

Combatir un régimen de ese corte se escapa a todos


los parámetros políticos que nuestros dirigentes
habían conocido en épocas anteriores. No se trata
de repeler militarmente una invasión, como la que
produjo Castro en la Venezuela en épocas de
52
Betancourt. Las reglas han cambiado
diametralmente. Se juega en el mismo terreno,
como si se empleara un campo de fútbol, pero para
jugar beisbol. Nuestros líderes, por aquello de estar
vestidos de futbolistas y de encontrarse en un campo
para jugar fútbol, se han dado a la tarea de observar
las reglas del balón pie, a pesar de que el equipo
contrario se presentó en el campo con guantes y
bates y, para colmo de colmos, vestido de peloteros
grandes ligas. Vale decir: nuestros dirigentes
insisten en jugar bajo las reglas democráticas y el
enemigo emplea tácticas dictatoriales. Aún así, esos
dirigentes de la oposición fueron exitosos en
venderle al pueblo que aquella estrategia pacífica y
democrática daría buenos resultados, cuando ellos –
los líderes – sabían que nos estaban remontando al
salvajismo político de los años sesenta y setenta, del
siglo pasado y que, más tarde o más temprano, ese
pueblo se daría cuenta de dónde se habían
encaramado con la ayuda de tanto pacifismo y
democracia.

El connotado periodista venezolano, Roger Vivas,


vocero de la línea dura e intransigente del verdadero
exilio en Miami en contra del régimen de Chávez,
distinguió lo que para él era esa oposición
conchupante, denigrante, apátrida y traidora de la
verdadera oposición patriótica, resaltando dos
preposiciones: “de” y “a”. Vivas, ex diputado a la
Asamblea del estado Mérida, define a la oposición
genuflexa como la “oposición DE Chávez” (la que él
controla), mientras que la verdadera oposición es la
“oposición A Chávez”.

53
Entre los líderes de la oposición DE Chávez y los
elementos del régimen, comenzando por el mismo
Chávez, se encasilló a la opción de la sublevación
cívica dentro de las herramientas inconstitucionales,
anti democráticas, brutales, incivilizadas, golpistas y
salvajes. Ya nos habíamos olvidado que apenas
Chávez salió de prisión, luego de haber sido su causa
sobreseída por el presidente Caldera, convocó una
sublevación al estilo del “Mayo Francés”, cargada
de violencia, muerte y desgracia. Aquella salsa que
Chávez sugirió para aderezar la ensalada venezolana
de entonces, no era buena para este nuevo mejunje
donde los perjudicados serían él y su infausto
régimen. Una vez más, los líderes de la oposición DE
Chávez fueron descartando la posibilidad de una
sublevación cívica, activa, generalizada y
sostenida (aunque no-violenta) y reforzando la
ilusión óptica y utópica de la vía electoral, para
lograr la recuperación de la Venezuela que habíamos
perdido.

Todavía ayer, ante lo que se anunciaba como el más


grande fraude de la era republicana venezolana, la
que se materializó en el referéndum de febrero de
2009, los líderes de la oposición DE Chávez insistían
en jugar al fútbol con un contrincante que bateaba
de jonrón… para luego quejarse ante los árbitros,
que eran los miembros de un cartel a sueldo del
enemigo, previamente aceptados y legitimados por
ellos.

Al final del camino, la sociedad venezolana, tal vez


ante la realidad que representaba el embarque de
sus líderes, sembró todas sus esperanzas en los
54
muchachos universitarios. Era como si hubiéramos
enviado a los niños peloteros del equipo “Los
Criollitos” (un magnífico equipo infantil venezolano),
a decidir la suerte de Venezuela en una serie
mundial contra los Yankees de Nueva York. Si el
régimen les había dado mil vueltas a los
experimentados políticos tradicionales, como Ramos
Allup, Ledezma, Mendoza… y paremos de contar:
¿cuántas no les darían a estos muchachos que se
estaban estrenando en el campo político ante
semejante monstruo de diez mil cabezas?

Una de las especialidades del castro-estalinismo la


encontramos en el campo de la infiltración. Todos y
cada uno de los movimientos de resistencia en Cuba,
fueron desmantelados por la sistemática infiltración
y sus activistas terminaron en el paredón, en las
cárceles o en el exilio. Lo más lógico era suponer
que esa dirigencia estudiantil sería infiltrada por el
régimen… ANTES de que el digno y valeroso
movimiento de los estudiantes hubiera llegado a
convertirse en un verdadero peligro para el régimen.

Enfrentársele a un régimen como el de Chávez en


Venezuela, además de conocer a fondo al enemigo
que teníamos delante, requería de una voluntad
política que debió haber ido mucho más allá de los
intereses partidistas para mantener eso que se ha
dado a llamar los espacios políticos. Era necesario
un desprendimiento personal y el haber estado
dispuesto a perderlo todo, la vida inclusive.

“Si no puedes con tu enemigo, únete él.”

55
Dejando a un lado la impresionante ignorancia que
nuestros líderes han demostrado tener del enemigo
que dicen o alegan haber combatido, entramos en un
terreno mucho más escabroso: el de la
conchupancia.

Me llega a la mente aquel borrachito que entró en un


bar donde no cabía un alma más. Agarró una tiza y
dibujó una línea que dividía el local en dos grupos:
“de esta línea a mi derecha son todos unos
ignorantes… y de esta línea a mi izquierda son
todos unos vendidos…”, gritó el borrrachito, a lo
que uno por ahí le aclaró: “¡Un momento, yo no
soy ningún vendido!”, “…pásate para el grupo
de los ignorantes entonces”, le ordenó el
borrachito.

Hasta ahora, salvo contadas excepciones, todos los


líderes de la oposición venezolana han demostrado
ser unos ignorantes (del enemigo que pretendieron o
dijeron haber combatido) o han sido unos vendidos.
No hay término medio. Unos, porque creyeron que
estaban haciendo lo correcto y otros, porque sabían
que estaban haciendo lo incorrecto, pero estaban
detrás de esos dichosos espacios políticos que les
mendigaron al régimen a cambio de hacerle el juego
que exigía eso que ahora Chávez llama el
“Socialismo del Siglo XXI”, que no es más que una
modificación – actualizada, mutante y mejorada – del
castro-estalinismo que ha imperado en Cuba desde
hace medio siglo. Un sistema modificado y
adecuado a los tiempos que se ha venido aplicando,
con el mayor éxito posible, en Angola y en

56
Nicaragua, cuya principal prioridad y objetivo ha sido
siempre no dejar jamás el poder.

Nuestros líderes han tenido ojos, pero no han querido


ver… han tenido oídos, pero no han querido
escuchar. Les han faltado otras cosas.

A los dos días del referéndum del 15F2009, me llegó


por Internet un diálogo cibernético cruzado entre tres
personajes cultos, uno de ellos, una importante
periodista y analista política de una estación de
televisión venezolana de mucha importancia para la
oposición. En este intercambio de notas y de
opiniones, podemos ver incongruencias, ignorancia
con respecto al enemigo y una total desconfianza
hacia los dirigentes de la oposición y el máximo
árbitro electoral. Veamos:

NOTA ORIGINAL DEL CIBERNAUTA “A”

Me llegó este e-mail de una persona que trabaja con


información electrónica. Porque los partidos políticos
de la oposición 'certificaron los resultados' y no
hablaron de la vulnerabilidad 'electrónica' del
sistema de votación venezolano. Como Sociedad
Civil tenemos que exigirlo!!!!!!

Conexiones Inalámbricas y Transparencia


Electoral

A 5 días del Referéndum del 15F2009 se realizó la


auditoría de la tinta indeleble. En ella, los técnicos
que representaron al Bloque del SI y al Bloque del
NO certificaron su eficacia.
57
A 2 días de la votación, muchos de quienes
asistieron a la instalación de sus mesas de votación
se percataron que la tinta que allí se encontraba era
soluble.

Sí bien es preocupante el hecho que la tinta


indeleble que se va a utilizar en muchas de las
mesas de votación sea soluble, lo es mucho más, el
que los protocolos de las auditorías que se le
realizan a nuestro sistema electoral no sean
confiables.

De éstos no serlos, ¿cómo podemos tener la certeza


de que la configuración, hardware y software, de las
máquinas de votación que funcionarán el día de la
votación tendrán la misma configuración que tenían
en los días que fueron auditadas? ¿Cómo podemos
tener certeza que no tendrán capacidad de conexión
inalámbrica?

De éstas tener esta capacidad, con algunas


tecnologías, como por ejemplo la Wimax® de
Movilnet (compañía controlada por el gobierno), el
interactuar con ellas e intervenirlas a distancia
pudiese resultar una labor extremadamente sencilla.

Pensar que las auditorías de cierre son eficaces para


impedir un fraude electrónico resulta, por decir lo
menos, ingenuo ¿Alguna vez se han hecho públicas
las actas de las auditorías de cierre?

Ante esta situación, es indispensable apelar a la


transparencia electoral para exigir que el software y
58
hardware de las máquinas de votación sean
auditadas el día de la votación. Es tan sólo un tema
de transparencia electoral.

PRIMER COMENTARIO DE LA CIBERNAUTA “B” A


LA NOTA ORIGINAL DE LA CIBERNAUTA “A”

Esto está muy bueno. Pero les digo algo: si


legitimamos al CNE aceptándolo como árbitro, ya no
tiene sentido no certificar sus resultados. Esto es
más que ventajismo... y nosotros (la oposición)
debemos entenderlo para poder luchar contra esto.

SEGUNDO COMENTARIO DEL CIBERNAUTA “C”


A LA NOTA ORIGINAL DEL CIBERNAUTA “A”

Estoy de acuerdo contigo. Por eso critiqué a Omar


Barboza cuando, irresponsablemente, le dio un voto
de confianza al C.N.E en nombre de la oposición. Allí
es donde a veces pensamos en complicidades y
arreglos por debajo de la mesa a espaldas de los
verdaderos demócratas del país. Estamos
conscientes de que los rectores del C.N.E. con
excepción, (posiblemente, no estoy muy seguro) de
uno de ellos, están al servicio y de rodillas al jefe de
ellos, quien al mismo tiempo es el jefe del Tribunal
Supremo de Justicia, de la Asamblea, y del resto de
los poderes. Democracia no es únicamente
elecciones hay otros factores más, por supuesto. No
hay duda que el aporte de los estudiantes y de los
dirigentes jóvenes de los partidos nos está dirigiendo
lentamente hacia una mayoría de demócratas a
mediano plazo. Si nos vamos por las cifras recientes
(aunque tengo mis reservas al respecto) podemos
59
notar que los demócratas, a través del NO,
aumentamos en un 17 % aproximadamente los
votos, comparándolos con los recientes del 23N(08),
y los oficialistas solo aumentaron en un 2,5%
aproximadamente. Vemos un avance sin duda, lo
que nos lleva a pensar que en un futuro podríamos
llegar a tener un equilibrio en las próximas
elecciones de concejales (a pesar del ventajismo
delincuencial del C.N.E.) y juntas parroquiales y para
el año que viene de asambleístas (diputados), en la
cual podríamos llegar hasta tener una mayoría
siempre y cuando se pongan las pilas los dirigentes
de los partidos políticos como se las pusieron los
estudiantes. Por cierto, para las próximas elecciones
viene una avalancha de jóvenes que cumplen 18
años y serán nuevos votantes (+ o - 850mil) si se
registran en el REP. Ya que estamos convencidos de
que la llamada "revolución" <que en realidad no es
sino una mafia chavista> no tiene juventud a pesar
de los intentos del régimen, con la ayuda de Cuba,
de lavarles el cerebro... Amanecerá y veremos.
Saludos cordiales.

TERCER COMENTARIO DE LA CIBERNAUTA “B”

Pero si la cosa es ir a otra elección en las mismas


condiciones, no creo que aumentemos votación
alguna, pues la gente ya está cansándose de urnas
cada seis meses...y menos para que saboteen sus
gestiones como ahora ocurre con Pérez Vivas,
Ocaríz, Ledezma... sin que se pueda hacer nada.
Hay que evaluar si vamos a seguir en esto o le
agregaremos elementos más eficaces a nuestra
estrategia.
60
CUARTO Y ULTIMO COMENTARIO DEL
CIBERNAUTA “C”

Por supuesto que hay elementos más eficaces en


nuestra estrategia, estamos de acuerdo
enteramente. No hay duda de que uno de los
factores principales es cambiar el C.N.E., que podría
venir de una propuesta que hiciera la oposición en
bloque (+ de 5millones de votantes) y que dicho
C.N.E. se pusiera en manos de organismos
internacionales imparciales, revisando el Registro
Electoral Permanente (REP), etc. Ahora bien, como
es casi seguro, por no decir seguro que no lo van
aceptar, entonces la estrategia a tomar es aquella
que a través de los años la han venido planteando y
proponiendo Peña Esclusa y Robert Alonso. Pero es
obvio que intereses mezquinos y oscuros han
buscado la manera de ignorarlos incluyendo a la
mayoría de los medios. Saludos cordiales.

Vemos, por ejemplo, cómo la Cibernauta “B” le


reclama a los dirigentes de la oposición el haber
legitimado al C.N.E., pero – con la misma – se queja
de los abusos del régimen con respecto a aquellos
mismos dirigentes que han consolidado la trampa,
como Pérez Vivas, Ocaríz y Ledezma, quienes fueron
beneficiados por el sistema para lograr tener una
cuota de poder. Esos no van a cuestionar la
transparencia con la que actúa la máxima autoridad
electoral, pues estarían cuestionando sus victorias
emanadas de ese proceso viciado y tramposo.

61
El Cibernauta “C” es más propenso a la
contradicción, dando dos pasos hacia adelante y uno
hacia atrás. Le llama “mafia chavista” al régimen (a
la revolución), pero piensa que con ese nuevo caudal
de votos, cuyas cifras él pone en duda, se puede ir
construyendo una nueva oposición… con la ayuda de
los estudiantes y la avalancha de jóvenes que está
por caer en los próximos años. Habría que
preguntarse qué podrán hacer esos estudiantes y
esos nuevos jóvenes votantes, ante la “mafia
chavista” que tiene ya diez años de experiencia en
el poder y que controla, como él mismo asegura,
todos los poderes e instituciones del estado. Por otro
lado, ¿de qué vale evaluar una situación basándonos
en unas cifras que él mismo pone en duda? No es
muy festinado suponer que todas esas cifras de
votos y de abstenciones que el C.N.E. nos ha dado,
hayan sido “maquilladas”… por decir lo menos.
Entonces, ¿de qué nos vale tomarlas en cuenta? ¿De
qué nos vale tomar en cuenta las encuestas? Es un
mundo irreal, el que nos presentan el régimen y
nuestros dirigentes… un “submundo” donde nadie
vive, donde nadie existe… donde votan los muertos y
matan a los vivos a la hora de votar.

La ignorancia no solamente viene de parte de


nuestros líderes de la oposición. Hay mucha
ignorancia de parte del pueblo “de a pie”: ignorancia
y complicidad directa o indirecta. ¿Cuál ha sido la
pertinaz propuesta que han venido haciendo
Alejandro Peña Esclusa y Robert Alonso a lo largo de
todos estos años? ¡La intransigencia! Ambos hemos
tratado de llevar al país opositor a la realidad, a la
verdad-verdadera, como solía decir Luís Herrera. Esa
62
opción de intransigencia, de verdadera resistencia,
que algún día nos lleve, quiera Dios, a la
sublevación cívica, activa, generalizada y
sostenida, en la cual está comenzando ya,
tardíamente, a pensar el Cibernauta “C”, descarta la
participación de esa dirigencia conchupante,
apátrida, genuflexa, traidora y cómplice. Pero para
aceptar la propuesta de Alejandro Peña Esclusa y
Robert Alonso, se requiere de la participación del
pueblo en general como ente activo en esa
estrategia. Dedicarnos a luchar de verdad-verdad,
no contando votos efímeros ni escuchando
resultados de encuestas pagadas y manipuladas por
el régimen. Se requiere de un sacrificio que el
venezolano pareciera no estar dispuesto a aportar.
Es más fácil seguir pensando que algún día
podremos modificar al C.N.E. o que los nuevos
votantes nos van a sacar del hueco.

Tampoco podemos esperar un solo gramo de ayuda


proveniente de nuestros dirigentes. Veamos, pues,
qué le declaró Andrés Velásquez a César Miguel
Rondón, a los tres días del Hiper-Mega Fraude del
pasado 15 de febrero de 2009: “Este
comportamiento del C.N.E., La Banda de los
Cuatros, como lo calificó Teodoro Petkoff en el
día de ayer, no es un comportamiento
imparcial, ya que fue frontalmente parcializado
hacia el Ejecutivo Nacional. El presidente
(Chávez) quiso que no se incluyeran a los
nuevos votantes, porque había que hacer esto
(llevar a cabo el referéndum) de forma
atropellada. Quiso (Chávez) que fuera para el
15 de febrero, porque esa era la fecha en la
63
que se conmemoraba el comienzo del Congreso
de Angostura (de 1819). El C.N.E. no dejó que
se revisara la pregunta, la cual tenía que
hacerla clara para que la población la
entendiera… bueno y el resto es la total
violación de las normas electorales, con el
cuento de que eso no fue una elección si no un
referéndum, por lo tanto no había que aplicar
(según el C.N.E.) la ley electoral, algo que es
absolutamente ilógico, porque frente a una
ausencia de normas para un referéndum, lo
que aplica, por analogía, debía ser la misma
ley electoral (Ley Orgánica del Sufragio). El C.N.E.
hacía todo lo que le daba la gana, estableció
un horario distinto al establecido. Un asunto
que tiene que ser tomado en consideración
para las futuras elecciones, porque con
condiciones así, definitivamente, no puede uno
participar en procesos electorales. Ahora: ¡nos
derrotaron! Efectivamente, ganó el gobierno…
nos derrotaron bajo el punto de vista
numérico, ahora: esta no es una derrota como
para echarse a llorar.”

Andrés Velásquez nos está pintando un panorama de


evidente y descarado fraude electoral, pero acto
continuo, reconoce que nos ganaron y que ante
dicha derrota no hay que echarse a llorar. Pareciera
que en una reunión del cartel de la oposición
genuflexa, se pusieron todos de acuerdo para darle
el mismo mensaje al país: hubo fraude, nos
ganaron, pero tranquilo, que eso no es para
tanto.

64
Con la mayor modestia, este libro pretende
internarse en la historia contemporánea de
Venezuela. Como todo relato histórico, está
compuesto por elementos objetivos y subjetivos.
Popularmente se entiende el concepto de objetividad
como sinónimo de imparcialidad. Esto no es del todo
correcto. Una narración objetiva sobre un evento
cualquiera, es la presentación del mismo, tal y como
sucedió, observando – por supuesto – la más estricta
veracidad. No se trata de la verdad vista desde el
punto de vista de quien narra el evento, pues eso
sería una apreciación subjetiva, la cual pudiera ser o
no cierta.

Por ejemplo, un segmento de la narración objetiva


sobre el referéndum pasado podría ser que se llevó a
cabo el domingo 15 de febrero de 2009. Eso es un
ejemplo clásico de objetividad en cuanto a un
aspecto narrativo del evento, porque es
evidentemente cierto: se produjo el domingo 15 de
febrero de 2009. Lo demás, las apreciaciones del
historiador, del cronista, del periodista o del narrador
de ese evento, podría estar ya en el campo de la
subjetividad. ¿Cuántos votos sacó la opción del
“NO”… es subjetivo. Lo objetivo es lo que dijo el
C.N.E., porque emitió una cifra, pero aceptarla o no
como cierta, entra en el campo de lo subjetivo. No
existe tal cosa como un periodista objetivo, concepto
ya obsoleto en el estudio moderno de la
comunicación social. Puede, eso sí, existir un
reportero objetivo, que narra o reporta los hechos
apegado a la más estricta veracidad. Pero el
periodista, quien también puede fungir en un
momento dado de reportero, no siempre puede,
65
debe ni tiene que ser objetivo. Puede tratarse de un
periodista imparcial, pero esa imparcialidad puede
que no sea objetiva. En la mayoría de los casos, el
periodista y el periodismo se mueven en un mar de
subjetividad… sin que con esto queramos igualar a la
subjetividad con parcialidad o con falsedad.

En el campo de la subjetividad, podría explicarme –


de manera, tal vez muy coherente – por qué muchos
de estos dirigentes de la oposición han escogido
hacerle el juego al régimen, engañando –
miserablemente – a sus seguidores, a sabiendas de
que los están engañando. Para mí es
tremendamente sencillo y muy ligero de entender.

Chávez es un personaje de mucha fortaleza


mediática, de mucho carisma y con un gran olfato
para el engaño masivo. Un personaje que nace cada
muchas décadas, o – tal vez – siglos. Sin
intenciones comparativas absolutistas y guardando
toda la distancia posible, podríamos compararlo, en
su medio-ambiente sociopolítico – con figuras,
también despreciables, como Benito Mussolini,
Adolfo Hitler… o Fidel Castro. No hablo en cuanto a
la importancia histórica del personaje en sí, hablo de
la proyección de su personalidad con respecto a un
importante sector de las masas, a las cuales él se
dirige dentro de su propio hábitat.

Chávez, con su personalidad autocrática, arrolladora,


apabullante y psicopática, infunde más terror que
miedo. Sus acólitos se cuidan mucho de cómo lo
tratan y en qué momento le pueden dar malas
noticias o de no contrariarlo en los temas más
66
insignificantes. Maneja todos los elementos
necesarios para el engaño de las masas, incluyendo
la comunicación corporal, un don que no se adquiere:
se nace con él, aunque pueda perfeccionarse.

Chávez es un “monstruo político”, aunque la política


ha dejado de tener sentido ya en esa hacienda
particular en la cual él ha convertido a Venezuela.
No hay un líder en la oposición, en estos momentos,
que pueda “latirle en la cueva” a Hugo Chávez: ¡no
lo hay! Es posible que pasen varias generaciones
antes de que vuelva a nacer un personaje igual.

Vamos a estar claros. Si agarrásemos al primer


borrachito de barrio que encontrásemos por ahí, le
echásemos un baño, lo afeitásemos, lo vistiésemos
bien, lo obligásemos a memorizarse tan solo un
discursito corto para que lo utilice como su arma
electoral frente a Chávez, el borrachito – hoy –
ganaría, en buena lid, si hubiesen unas elecciones
libres y transparentes. Algo que es imposible en la
Venezuela del momento. Pero cuando Chávez
comience, desde las alturas del poder absoluto, a
amenazarlo, a humillarlo, a lanzarle las turbas de
chusmas y a apabullarlo con insultos e improperios,
ese borrachito arranca y se mete debajo de una
piedra... o se convierte en conchupante.

Si a ese Júpiter Tronante, le sumamos el


asesoramiento con el cual cuenta y ha contado y el
sistema que escogió para subyugar al pueblo con el
único propósito de permanecer en el poder
eternamente, a costa de lo que sea, nos

67
encontramos ante un escenario tremendamente
desconsolador.

Si yo fuese un político de oficio venezolano, que lo


único que hubiere hecho en la vida haya sido
“politiquear”, hace rato que me hubiera preocupado
por mi futuro profesional, por mi modus vivendi…
sobre todo si me hubiera tocado montarme en el
autobús de la oposición y en el escenario real de la
Venezuela actual. No hay nadie en nuestro país,
chavista o no, que pueda pensar en suplantar a
Chávez por la vía normal y democrática, o por la vía
de la violencia, a menos que cuente con la
colaboración del pueblo: ¡no existe! El día en que
aparezca uno que pudiera hacerle sombra, por muy
insignificante que ésta sea, no duraría un round. Si
usted ve en Venezuela a un líder que se le pare firme
a Chávez y que aparente acorralarlo, péguele el cuño
que eso es un montaje. No le dé más vuelta ni se
deje engañar: ¡es un paquete chileno!

En la Cuba castro-estalinista, el General Arnaldo


Ochoa, alguna vez, pudo haber manoseado las
esperanzas de suceder a Castro por la vía de la
fuerza. El ex canciller Robertico Robaina, tal vez –
después de fumarse una “lumpia” – pudo haber
pensado que él era una estrella que podría brillar al
lado de su máximo jefe. El primero terminó en el
paredón de fusilamiento y el segundo, echando
gasolina en una estación de servicio de La Habana,
luego de haber sido el único canciller de peso y con
carisma que tuvo la revolución cubana. Fue
suplantado por “El Zocotroco”, un individuo que si se
llegase a caer de frente, comería yerba.
68
Figuras importantes de la revolución cubana tuvieron
un final muy infeliz y trágico, por pretender brillar un
poquito al lado de Castro. En ese lote podemos
incluir al más famoso de todos, Camilo Cienfuegos…
pero hubo muchos más. El Che Guevara es uno que
fue sentenciado por Castro, cuando pretendió pensar
por su cuenta. Todos esos cuentos los han oído
nuestros dirigentes venezolanos de la oposición. ¡Ni
pendejos que ellos fueran!

Promoví en Venezuela la opción de la sublevación


cívica, activa, generalizada y sostenida, que –
como veremos más tarde – pudo haberle hecho un
gran daño a Chávez durante “La Guarimba” del año
2004 y terminé con las tablas sobre mi pobre cabeza.
Mi única vivienda, La Finca Daktari, fue reducida a
polvo y en ella, el 9 de mayo de 2004, se produjo
“La Masacre de Daktari”, donde el régimen pasó
por el machete a muchos seres humanos, que luego
fueron enterrados en lo que era el jardín de mi casa.
Los “coordinadores democráticos” se apresuraron a
advertir que ellos no tenían nada que ver conmigo, lo
cual era cierto y el régimen lo sabía perfectamente
bien.

Supongo que muchos dirigentes de la oposición, que


saben que están engañando al pueblo, se han visto
reflejados en mi espejo y en el espejo de muchos
otros que pretendimos echar la pelea por la vía en la
que había una opción, aunque sacrificada y
peligrosa, como Roger Vivas… quien ya está en el
exilio y muchos otros, entre los que incluyo a
oficiales dignos que lo perdieron todo y hoy viven
69
pasando penurias en el destierro, como es el caso de
mi gran amigo, el Coronel Jesús Farías, su hermano y
su sobrino, entre muchos, muchos otros.

Los ejecutivos y empleados dignos de PDVSA dieron


un inmenso paso al frente por una vía distinta del
conformismo. Se enfrentaron con valentía al
régimen… y ahí los tenemos. Muchos han podido
recuperarse, pero la inmensa mayoría no. Entre ellos
hay cualquier cantidad viviendo en tierras extrañas.

Ya nuestras cárceles albergan una población


importante de presos políticos, muchos de los cuales
se enfrentaron, valientemente, al régimen. El costo
para ellos y para sus respectivas familias ha sido
inmenso: ¡inimaginable!

Cuando un político profesional se mira en todos esos


espejos y se da cuenta plena de lo difícil y sacrificado
que sería liderizar una opción frontal, lejos de la farsa
de la vía electoral, lo piensa mil millones de veces.
Prefiere compartir el poder – “agarrando
maquesea fallo” –dirigiendo una alcaldía o una
gobernación, con todos los contratiempos que eso
implica, a embarcarse en una aventura que, de
fracasar, lo convertiría en cadáver, presidiario o
exiliado. Cualquiera de las tres cosas sería
tremendamente dura e indeseable.

Pudiera suponer que, tomando en cuenta la


necesidad que tiene “El Socialismo del Siglo XXI” de
contar con una oposición genuflexa, apátrida,
traidora, cómplice y conchupante, la opción más
segura que tienen estos individuos, es la de cumplir
70
con ese papel de dirigente opositor, pero para
cumplir con él, necesitan – irremediablemente – del
apoyo, por medio del más vil engaño, de sus
seguidores, que en el caso de Venezuela conforman
la gran mayoría de los venezolanos.

Si estudiamos el proceso nicaragüense, nos daremos


cuenta de que allá funciona ese sistema a “las mil
maravillas”, luego de que el sandinismo asesinara a
más de 600 verdaderos opositores, muchos de ellos,
durante los tres gobiernos “democráticos”.

Como se trata de un país mucho más pequeño que


Venezuela, los líderes de esa oposición chimba son
pocos: Arnoldo Alemán, Enrique Quiñonez, Violeta
Barrios de Chamorro (fundadora de la oposición
genuflexa), Antonio Lacayo, José Antonio Alvarado,
José Rizo Castellón, Edmundo Jarquín, y Eduardo
Montealegre, entre los más connotados
chonchupantes. En Nicaragua no están cerradas las
fronteras, como en Cuba… y existe la propiedad
privada, como en Venezuela, pero hay más de un
millón de nicas desplazados hacia Costa Rica y
Honduras, viviendo en condiciones infrahumanas y el
país desmoronándose en las manos del régimen, de
los conchupantes políticos y de algunos vividores que
nunca faltan.

La única opción que teníamos, era la sublevación


cívica, activa, generalizada y sostenida, donde
el liderazgo lo hubiese asumido el colectivo, como en
Fuenteovejuna. Esa opción fue traicionada por esos
representantes traidores de la oposición, como
veremos más adelante. Así como terminó Nicaragua,
71
podría terminar Venezuela: con Chávez en el poder
absoluto y una oposición eterna genuflexa que le
hará, para siempre, el juego… mientras el país se
desintegra ante nuestros ojos. Esa, amigo lector, es
mi apreciación subjetiva. Tal vez me equivoque,
ojalá.

Muchos, muchísimos… tal vez la mayoría de los


eventos comentados en este libro, se enmarcan en el
campo de la subjetividad y emanan de la apreciación
particular de quien escribe. Esta narrativa está
basada en mi experiencia particular y en mis
apreciaciones muy personales. Puede que en
muchos aspectos me equivoque, porque la
subjetividad no es acreedora de la verdad absoluta,
como sí lo es la objetividad.

Todavía, al día siguiente del MEGA-DESASTRE


producido por el HIPER-MEGA FRAUDE del 15F2009,
los dirigentes de la oposición cantaban victoria,
porque habíamos logrado superar la cifra de los 5
millones de electores en contra de Chávez, cuando
ellos mismos saben – perfectamente bien – que esa
cifra es piche comparada con la realidad, porque
ellos monitorearon los llamados exit polls. Nos
dicen que hay mucho futuro por delante. Que ahora
es cuando… que hay que continuar la lucha (siempre
por la vía electoral) y prepararnos para el 2012.

Esa actitud de mega-burla, por parte de nuestros


líderes, me recuerda el famoso chiste de Álvarez
Guedes del cubano aquel que llega a un teatro y le
ofrece a su dueño un programa con Frank Sinatra y
Liza Minelli, por la módica suma de $ 10 la entrada;
72
una tercera parte para el dueño del teatro, una
tercera parte para el cubano y la otra a repartir entre
las dos grandes estrellas. El dueño del teatro se
emocionó y contrató el concierto con el cubano. Por
supuesto que el teatro, que quedaba en Hialeah
(pegado a Miami), se atiborró de gente a más no
poder.

El concierto debía comenzar a las 9 de la noche, pero


a las 10, nada que empezaba. Ni Sinatra ni la Minelli
aparecían por todo aquello. La audiencia comenzó a
incomodarse y a las 11 de la noche estaba lista para
quemar el teatro. En eso el cubano llamó al dueño y
le dijo la verdad: todo había sido una farsa, pero
aceptó salir al escenario a hablar con el público.

“Amigos y hermanos”, comenzó diciendo el


cubano. “Aquí todos somos cubanos. Yo acabo
de llegar a Miami en una balsa con mi mujer y
cuatro hijos. Uno de ellos está en el hospital
con graves quemaduras provocadas por el sol
en la dura travesía en busca del oxigeno de la
libertad. Otro de los niños está trastornado
por su experiencia de balserito y, para
rematar, mi mujer ha sido diagnosticada
anoche con un cáncer fulminante. Hice todo
esto para poder conseguir un poco de dinero
con el cual palear mi triste situación… es
verdad: no habrá concierto alguno, pero les
ruego comprensión, porque todos somos
cubanos y todo cubano en Miami conoce la
tragedia del balsero.” En eso se levanta una
viejita cubana que estaba en primera fila, se voltea
hacia el público y grita: “!Démosle una mano a
73
nuestro hermano! ¡Viva Cuba Libre!” Santo
remedio. El público, comprensivo, comenzó a
levantarse para abandonar el teatro, pero cuando el
cubano vio aquello, agarró – nuevamente – el
micrófono y gritó: “¡Y no se olviden que mañana
hay matinée!”

Capítulo 3

LA EXPERIENCIA DE NICARAGUA
El gobierno de Estados Unidos, por medio de la
Agencia Central de Inteligencia, CIA, organizó y
financió a partir de la antigua Guardia Nacional
(somocista) y con la ayuda de otros países como
Argentina (en plena era militar), un ejército
paramilitar con base en los países vecinos, Honduras
y Costa Rica, que intervino en acciones de guerra
contra el régimen sandinista con el objetivo de
instaurar la democracia en Nicaragua. Estados
Unidos financió a “La Contra” para combatir al
Ejército Popular Sandinista (EPS), financiado por la
URSS y Cuba, interesados en expandir el castro-
estalinismo a lo largo y ancho de la América hispana.

El apoyo se incrementó con la administración del


presidente Ronald Reagan durante la década de los
74
80. En 1989 estalló el escándalo Irán-Contra, donde
los americanos de Reagan les vendían ilegalmente
armas a los iraníes para combatir la guerra contra
Irak, con el fin de conseguir fondos de financiamiento
para “La Contra” en Nicaragua. Este escándalo puso
en peligro, incluso, la presidencia de Reagan.

“La Contra” estaba formada, ya al final, por muchos


grupos armados. La única relación que unía a las
diferentes organizaciones armadas que formaban “La
Contra” era su oposición o supuesta oposición a los
sandinistas.

Los grupos más importantes eran los MILAS (Milicia


Popular Anti-Sandinista, antes Anti-Somocistas)
grupo maoísta y primer grupo en oponerse al
gobierno sandinista. La Fuerza Democrática
Nicaragüense (FDN), cuyo jefe era el antiguo Coronel
Enrique Bermúdez Varela, “El Comandante 380”,
asesinado por los sandinistas ya fuera del poder, en
plena era democrática de Violeta Barrios, viuda de
Chamorro y frente a las oficinas de los Ortega. El
Comandante Bermúdez había regresado a la
Nicaragua “democrática”, bajo el gobierno de la
Violeta, quien le había colocado cuatro escoltas para
su seguridad física mientras se encontraba en su
país. Un día, el gobierno de la Chamorro le informó
que no podían seguir manteniéndole la escolta, por
motivos de “presupuesto”. Esa misma tarde, el
“Comandante 380” fue brutalmente asesinado,
precisamente, frente a las oficinas de los hermanos
Ortega en Managua… como para que no quedara la
más mínima duda de quién lo había asesinado y de
quién era el poder absoluto en Nicaragua.
75
La Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE), era
otro de los grandes grupos armados que
conformaban “La Contra”. ARDE estaba liderada por
el ex sandinista Edén Pastora, “El Comandante Cero”
y Alfonso Robelo, antiguo miembro de la Junta de
Reconstrucción Nacional.

Estaban también las Fuerzas Armadas


Revolucionarias Nicaragüenses (FARN) de Fernando
Chamorro, “El Negro”… además, KISAN, YATAMA y
MIDURA, integrados por los indígenas caribeños,
eternos enemigos de los sandinistas.

La presión ejercida por todos estos grupos armados


obligó a los sandinistas a aceptar acudir a unas
elecciones en las que ganó Violeta Barrios, viuda de
Chamorro, quien encabezaba la coalición UNO (Unión
Nacional Opositora), apoyada por Estados Unidos y
los países democráticos de América.

Después de las elecciones, “La Contra” se disolvió y


fue absorbida, con más o menos dificultades, por el
tejido social nicaragüense. El acuerdo con Estados
Unidos fue que en el momento en que se dilucidara
el panorama político, a través de unas elecciones
debidamente supervisadas, el parapeto paramilitar
sería desmantelado de inmediato y así sucedió,
dejando las fuerzas armadas bajo el absoluto control
sandinista, lo que más tarde demostró ser el gran
error que cometieron las fuerzas democráticas en
ese sufrido país.

76
Ya “La Contra” desde la guerra, había sido penetrada
por el sandinismo. Las instituciones políticas se
habían convertido en la maquinaria sandinista y el
control militar y policial estaba en manos de los
Ortega. No había para dónde agarrar. Era el exilio o
el cementerio. El sandinismo comenzó a asesinar a
todos sus enemigos, comenzando por el
“Comandante 380” Enrique Bermúdez Varela… y
siguiendo con más varios centenares de enemigos.
Al final, quienes tenían intenciones de seguir
viviendo y produciendo en Nicaragua, tenían que
plegarse, de una u otra forma, a la dictadura bajo
sombra del sandinismo, incluyendo a lo que quedó
de la familia Somoza, que al final terminó en cierta y
temporal conchupancia con el régimen.

Todos los demás gobiernos a partir de la Chamorro


(1990 -1997), el de Arnoldo Alemán (1997-2002) y el
de Enrique Bolaños (2002-2007) estuvieron bajo la
tutela del sandinismo. Quien se resbalara perdía. El
sandinismo tenía sus cuadros en todas las
instituciones del poder político y jurídico, además de
controlar al ejército... el cual jamás fue
desmantelado. Se sabía que la Violeta no gobernaba
el país. Era su yerno, Antonio Lacayo, el “El Hombre
Fuerte de Centroamérica” como le llamaban, quien
fungía de Ministro de la Presidencia, pero al servicio
de los hermanos Ortega y del FSLN. Este súper
ministro llegó a decir que el gobierno que
representaba (el de la Violeta Chamorro) era la
continuación de la revolución sandinista. La Violeta
terminó convirtiéndose en una especie de “Reina
Embajadora”, para asuntos protocolares
internacionales.
77
El gobierno de Bolaños llegó a ser tan pro-sandinista,
que el Secretario de Estado—de Estados Unidos—
Collin Powell, le llegó a halar las orejas, ordenándole
que mantuviera su distancia con el Frente Sandinista
de Liberación Nacional. Los “contras” habían ganado
la guerra, pero habían perdido a Nicaragua.

Un proceso muy similar se produjo en Angola, con


sus propias características, claro está.
Lo importante de la experiencia nica, en función del
proceso histórico venezolano, es que muchos líderes
de la oposición en Venezuela, para apoyar y justificar
la vía electoral en nuestro país, alegaban que a los
dictadores se les podía sacar del poder como sucedió
en Nicaragua y en Chile. Además de servir como
espejo, no solamente en cuanto a lo que a la
“oposición conchupante” se refiere, sino a cómo se
adueñan estos castro-estalinistas de un país, para no
soltarlo jamás… aún tras elecciones transparentes.

No podríamos dejar fuera, para evaluar ambos


procesos (el de Venezuela y el de Nicaragua, porque
el chileno tiene otras variables muy diferentes) el
factor paramilitar: ¡miles de hombres armados bajo
un mismo objetivo!

La guerra fratricida nicaragüense afectó los intereses


políticos, sociales y comerciales de toda una región.
Los llamados “contras” estaban abiertamente
apoyados por una potencia mundial de primer orden,
sobre todo, en nuestro continente. La mejor manera
de acabar con aquella guerra, que se extendió
durante una década y produjo varias decenas de
78
miles de muertos y lisiados, era a través de unas
elecciones. La jugada de los sandinistas fue
perfecta. Según ellos, habían quedado tablas en el
plano militar. Lo mejor que podía pasarle al Clan
Ortega era perder las elecciones, como en efecto
sucedió, pero dejar intactas sus fuerzas militares…
como terminó sucediendo. Cuadrar a los nuevos
gobernantes sería soplar y hacer botella, como en
efecto sucedió. De haber ganado los sandinistas
aquellos comicios, hubieran hecho trampa para
declararse derrotados y derrotar así el factor de la
guerra; total, a fin de cuentas se quedaron – tras
bambalinas – en el poder y con todo lo que les
habían quitado a los oligarcas nicas (los llamados
“confiscados”), durante la era abiertamente
sandinista, confiscaciones que están reapareciendo
hoy, en esta nueva etapa abierta del sandinismo de
los hermanos Ortega.

El yerno de Violeta Chamorro, Antonio Lacayo, era –


como ya dijimos – quien de hecho “gobernaba”
Nicaragua. Más adelante demostró ser una pieza
importante del sandinismo y hoy se desempeña
como el asesor financiero del régimen, plenamente
identificado con él. Por cierto que poco antes de
morir la madre de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal,
el esposo de la Violeta, aseguró que a su hijo no lo
habían matado los somocistas, acusando –
tácitamente – a los sandinistas, quienes
aprovecharon la muerte del dueño del periódico “La
Prensa”, para fomentar disturbios callejeros que
hicieron posible la estocada final al dictador Somoza.

79
De Arnoldo Alemán ni hablemos. Un perfecto
desconocido a quien lo hicieron los propios
sandinistas, como el régimen de Venezuela se ha
dado a la tarea de construir la imagen de Manuel
Rosales… a punta de quemarle la alcaldía, de hacerle
atentados quirúrgicos, en donde salió muerto uno de
sus guardaespaldas y de montarlo en la alcaldía de
Managua.

Con Rosales se empleó otra estrategia. Primero fue


asignado (sabrá Dios cómo y por quiénes) como el
candidato único de la unidad, con el compromiso de
aceptar la derrota antes de que cantara el primer
gallo de la madrugada y se terminaran de contar los
votos. ¿A quién se le puede ocurrir que Chávez
quiera sacarlo del medio, si ha sido uno de sus más
grandes colaboradores desde SU oposición? Para
sacar del medio político (y de la calle), tanto a
Alemán en Nicaragua, como a Rosales en Venezuela,
solamente hay que acusarlos (de verdad-verdad) de
corrupción y llevarlos a prisión, luego: inhabilitarlos
políticamente. Se dice que Alemán fue encarcelado
por corrupción. Hoy sabemos que eso fue todo un
show mediático montado por el sandinismo. No hace
mucho, en un intento por parte de los Ortega de
levantar las acciones a Alemán, fue – nuevamente –
acusado, pero su causa fue cerrada antes de que se
disolviera el humo del escándalo. Al mismo tiempo,
la Asamblea Nacional de Venezuela montó el mismo
paripé con Manuel Rosales… y hasta ahora no ha
pasado nada.

Durante los gobiernos democráticos de la Chamorro,


de Alemán y de Bolaños, no fue llevado ante los
80
tribunales un solo caso criminal de los tantos que
cometieron los sandinistas cuando estaban
abiertamente en el poder. Peor aún: ninguno de los
cientos de asesinatos políticos ocurridos durante los
gobiernos democráticos terminó en los tribunales.
Hubo un caso patético en 1991 (durante el gobierno
de la Violeta), el del Coronel (de la Seguridad del
Estado, durante la primera década abiertamente
sandinista) Frank “Trompudo” Ibarra, quien luego de
asesinar a uno de los grandes líderes civiles de la
oposición, el Dr. Argel Sequeira, dio una rueda de
prensa aceptando que lo había ajusticiado y, lo que
es más, donde anunció el futuro ajusticiamiento de
Arnoldo Alemán, amenaza que era parte del libreto,
pues jamás se llevaría a cabo.

Días antes del referéndum de la enmienda del 15 de


febrero de 2009 en Venezuela, el auto-proclamado
jefe del grupo paramilitar venezolano, “La Piedrita” –
un tal Valentín David Santana Torres – aceptó la
responsabilidad por los atentados con bombas
lacrimógenas y tiros en Globovisión, la Nunciatura
Apostólica, el Ateneo de Caracas, el Nuevo País, el
partido Copei y los hogares del Dr. Marcel Granier
(alto directivo de RCTV) y de la Lic. Marta Colomina,
periodista de connotada trayectoria en las filas de la
oposición. En la misma entrevista periodística,
aseguró que Granier sería ajusticiado por ser
considerado un objetivo militar. Cualquier similitud
con los eventos protagonizados por el Coronel Ibarra
en la Nicaragua de los años 91 (durante el comienzo
de la era democrática de Violeta Barrios, viuda de
Chamorro) y éstos en donde se auto-involucra el
Comandante Santana, es – por supuesto – pura
81
coincidencia. Tal vez lo que funcionó bien en la
Nicaragua de los Ortega, se aplicó, se está aplicando
y se aplicará en la Venezuela de Chávez. El común
denominador de ambos casos arriba narrados, ha
sido la más absoluta impunidad. El escándalo
provocado por Santana Torres, sin embargo, sirvió
para guaralear, marear y entretener más a los
venezolanos, días antes de llevarlos – nuevamente –
al matadero electoral.

De regreso a Nicaragua, se puede decir que ya los


nicas aceptan la versión en la cual se asegura que
Alemán jamás pagó un solo día de cárcel y que lejos
de haber sido un dirigente clave y de importancia de
la oposición, había sido – SIEMPRE – un perfecto
conchupante que fungió, es su momento, de “gallo
tapado”, como Francisco Arias Cárdenas y Manuel
Rosales, entre muchísimos otros en Venezuela. Para
las elecciones regionales del año 2008 su figura
política estaba totalmente desprestigiada en el
grueso de la población, razón por la cual los Ortega
comenzaron a construir la imagen de un nuevo
opositor: Eduardo Montealegre.

Enrique Quiñones, quien había sido un fuerte aliado


de Arnoldo Alemán y quien se cansó de acusar a
Montealegre de traidor y corrupto, terminó como
candidato a la vice-alcaldía de Managua, un año
después, en la fórmula de Eduardo Montelegre y re
direccionando sus baterías en contra de Alemán, a
quien hoy acusa de “dialoguero” y “pactista”,
además de corrupto y traidor.

82
Conocí al Comandante Marlon Gutiérrez en la ciudad
de Miami, meses antes de que Rosales se lanzara al
ruedo como candidato presidencial – único – en las
pasadas elecciones presidenciales, donde perdió por
una ñinguita. Venezuela estaba entretenida con el
cuento chino de las primarias. Todo el mundo
analizando las encuestas para determinar quién sería
el “Cid Campeador” que la oposición le lanzaría a
Chávez.

Un día me comentó el Comandante Gutiérrez, quien


había heredado el liderazgo político de los “Contras”
tras el asesinato del Comandante Enrique Bermúdez
frente a las oficinas de los Ortega en Managua, que
Chávez no perdería las elecciones porque había
hecho lo que Daniel Ortega hizo en Nicaragua:
buscarse un gallo tapado para que fuera su
contrincante; una estrategia que había repetido,
hasta el cansancio, Joaquín Balaguer en la República
Dominicana, treta que lo ayudó a mantenerse en el
poder, interrumpidamente, durante más de 20 años.
Algo viejo en Chávez, quien en sus anteriores
elecciones había hecho lo mismo – ahora ya no
tenemos duda alguna – con su compadre, el
Comandante Francisco Arias Cárdenas.

En aquella oportunidad, Gutiérrez me mencionó el


nombre de Manuel Rosales y eso no me cuadró para
nada. Todavía estábamos en Venezuela con el
teque-teque de las primarias. Los nombres que más
sonaban eran los de Julio Borges, Teodoro Petkoff y
otros payasos conchupantes por ahí. Para mí
Rosales era aquel politicucho oportunista que aceptó
el triunfo, en buena lid, de Chávez en el
83
Referéndum Revocatorio, cuando todo el país
manejaba la versión del mega fraude. ¿Manuel
Rosales? ¡No lo creo!

Cuál sería mi sorpresa cuando un día viendo


Globovisión desde mi televisor en Miami, me topo
con Julio Borges en la pantalla, anunciándole a toda
Venezuela que ya se había llegado a un candidato de
consenso: Manuel Rosales, gobernador del estado
Zulia. Nadie en Venezuela, ningún periodista de la
supuesta oposición, se preguntó de dónde salió ese
consenso.

Ahí mismito comencé a denunciar la trampa en todas


las formas y maneras posibles. En la estación radial
de La Poderosa había un programa diario dedicado a
la problemática venezolana, dirigido por un tal
Guanipa y por el teniente que fue acusado de poner
los triqui-traquis frente a la embajada de España y
del consulado de Colombia. Ahí comenzaron a
atacarme acusándome de disociado, extremista,
radical, mentiroso y paremos de contar. Entonces
contaba con un solo aliado, mi compañero de
infortunio en Miami: el ex diputado a la Asamblea del
estado Mérida, Roger Vivas… unos de los pocos
asilados políticos, de verdad-verdad, que se podían
contar en la gran urbe del Sur de la Florida.

Le había escrito y publicado una carta abierta al


candidato de la avalancha, Manuel Rosales, en la
cual – ÚNICAMENTE – le pedía que reclamara ante el
C.N.E. y para sus millones y millones de seguidores,
las mínimas condiciones para poder acudir, en
buena lid, a las elecciones presidenciales donde él
84
sería el candidato único representando a la
oposición. Las utópicas peticiones se las formulé a
sabiendas de que jamás me haría caso, porque sabía
que ya todo se había cuadrado y la traición estaba
montada. Sin embargo, esa carta me costó hasta las
buenas relaciones con algunos miembros de mi
propia familia, sin mencionar las de una avalancha
de amigos y de seguidores cibernautas.

En un programa radial en La Poderosa, “Lo Que


Otros No Dicen”, dirigido por la hoy-desaparecida
Raquel Regalado – periodista ícono de la oposición
cubana en Miami – y ante su segundo moderador, el
periodista venezolano (y propietario del periódico
“Venezuela Al Día”), Manuel Corao, denuncié en el
aire, CATORCE DÍAS ANTES DE LAS ELECCIONES
PRESIDENCIALES VENEZOLANAS – lo que Rosales
estaba a punto de hacer. El programa fue grabado
en video y publicado en la Internet bajo la siguiente
dirección:

http://www.mrr.name/VIDEO70.htm

Ver también este otro:


http://www.mrr.name/VIDEO11.htm

En ese programa, y apoyando nuestra tesis con


respecto a la vía electoral y a la futura traición de
Rosales, nos acompañó Roger Vivas, hoy en día
imagen de esa planta radial miamense.

Una semana antes de las elecciones presidenciales


venezolanas, fueron las elecciones presidenciales en
Nicaragua. Ortega ya se había fortalecido gracias a
85
la conchupancia de su otrora hiper-enemigo: Arnoldo
Alemán. Antes de que se terminaran de contabilizar
más del 15% (algunos hablan del 20%) de los votos,
Eduardo Montealegre, el candidato con mayor opción
de triunfo, aceptó su derrota, tal y como el
Comandante Gutiérrez me lo había anunciado meses
antes… y no sólo eso: esa misma noche se fue a
levantarle la mano a Daniel Ortega y a celebrar el
triunfo de los sandinistas en el comando de campaña
enemigo. Se cumplían en Nicaragua los pronósticos
del Comandante Marlon Gutiérrez.

A la siguiente semana le tocó el turno al bate al


opositor Manuel Rosales, quien hizo lo mismo que
había hecho en Nicaragua su homólogo Montealegre,
tal y como lo había anunciado el Comandante
Gutiérrez meses antes y como me había cansado de
anunciarlo por todos los medios posibles. Al otro día
de este nuevo mega-fraude con la participación
necesaria y traidora de Rosales, aquellos locutores
de La Poderosa que me habían insultado,
renunciaron y aceptaron que hubo jujú. Llamaron
traidor a Rosales, como hicieron unos cuantos que en
Miami se dieron a la tarea de acusarme de rabioso
radical, difamador, distorsionador y hasta de
infiltrado del régimen de Castro en Miami.

No hace mucho, Rosales fue acusado de corrupción


por uno que otro miembro de la Asamblea Nacional,
una acusación que no dudamos esté sustentada,
pero que jamás llegará al fondo del asunto, porque al
régimen le interesa mantener vigente esa pieza
tapada quinta-columnista. Si lo condenasen y lo
llegasen a encarcelar, mantendría mi misma
86
apreciación con respecto a él. Puede que lo metan
preso, que le manden a quemar su alcaldía y que le
hagan un atentado, donde muera uno que otro de
sus guardaespaldas… como en su momento hicieron
los sandinistas con Arnoldo Alemán, para
incrementar la figura de este traidor nica como
máximo dirigente de la “oposición”. Eso no
modificaría mi percepción sobre ese personaje
funesto que tanto daño le ha hecho ya a Venezuela y
a las futuras generaciones de venezolanos, mis hijos
y mis nietos, incluidos.

Rosales pudo haber hecho la debida presión,


utilizando esa gran avalancha humana que lo
respaldaba como candidato presidencial, para
obtener las condiciones mínimas para unas
elecciones transparentes… así hubiéramos salido de
dudas. Sin embargo, según él HUBO FRAUDE por
medio de la manipulación de los votos, porque según
él, el margen por el cual perdió no fue el mismo que
acusó en sus cómputos el C.N.E. Es decir, SÍ HUBO
TRAMPA. Jamás saldremos de dudas, porque a
confesión de parte (aceptación de la “derrota”),
relevo de pruebas. Así sucedió en la Venezuela de
Chávez y así sucedió en la Nicaragua de Daniel
Ortega… pero tales similitudes, solamente, se la
podemos achacar a la coincidencia: seamos
“objetivos”.

No podemos olvidar que el lema de Rosales era:


“Gano y cobro”. En aquella oportunidad se llamó al
pueblo a defender el voto. De ahí en adelante se
puso de moda esa herramienta: la de la defensa del
voto. Jamás algún dirigente de la oposición dijo
87
cómo era que íbamos a defender ese voto… sobre
todo, cuando más de 100 mil hombres en armas
custodiaban cada rincón del país, con el llamado
“Plan República”, sin contar a los grupos
paramilitares, como La Piedrita, Los Tupamaros, los
facinerosos de la Lina Ron, etc. ¿Cómo?

En aquella oportunidad, uno de los jefes de campaña


de Rosales me dijo que no había músculos para
poder exigir las condiciones previas, razón por la cual
me pedía que no insistiera con mi campaña de
presión para que Manuel Rosales exigiera unas
condiciones que, al menos, nos hubiera dado algún
chance de equilibrarnos electoralmente. Si no había
músculos para exigir condiciones previas, ¿habría
músculos para cobrar ante un proceso fraudulento?
Por supuesto que no los habría, sin embargo, no
hubo necesidad de músculo alguno, ya que nos
mataron la cobranza en las manos, al aceptar la
derrota antes de que nos cantara el primer gallo
pataruco de la madrugada.

Mucho se ha dicho que en el referéndum del 2 de


diciembre de 2007, Chávez fue presionado por una
“fuerza” – la cual, hasta ahora, sigue siendo
misteriosamente abstracta, para que aceptara su
derrota. Sin embargo, esa misma fuerza que obligó
a Chávez a aceptar aquella derrota, no fue capaz de
hacerse presente para evitar que volviera a llevar a
las urnas la misma cantaleta, esta vez bajo el disfraz
de una enmienda… mucho menos fue capaz de
evitar todas las irregularidades que se presentaron
antes de llevar a cabo los comicios del 15F2009.

88
A pesar de todas las evidencias de fraude que se
demostraron después, esa “fuerza” brilló por su
ausencia. Ni los estudiantes, ni las fuerzas armadas,
ni “Fuerza Divina” alguna, se hizo presente para
reclamar la trampa. ¡Todo fue una farsa! Me cansé
de publicarlo: después del referéndum (del
15F2009), “nuestros” líderes patalearán un poquito,
porque hay que hacer algo “para engañar al
público”… y luego nos volverán a montar en el
carrusel electoral, bajo similares o peores
condiciones de las que existieron en ese pasado
proceso electoral. Exactamente lo que sucedió – y
pronosticamos – en las elecciones municipales de
Nicaragua, donde brotaron salteadas protestas que
se diluyeron en medio de un “análisis profundo” por
parte de los opositores conchupantes, quienes hoy
ya se están preparando para la próxima mega-burla.

Así como Chávez ya había empleado a su gallo


tapado para sus segundas elecciones presidenciales
– a Francisco Arias Cárdenas – los hermanos Ortega
hicieron lo mismo durante la guerra civil donde
participaron los llamados “contras”, en la figura de
Edén Pastora, el famoso “Comandante Cero”, quien –
ahora lo sabemos – le abrió un frente de guerra a los
sandinistas para así minimizar los daños bélicos
verdaderos y darle volumen a las fuerzas opositoras.
El pasado año, Daniel Ortega tuvo el descaro de
CONDECORAR al “Comandante Cero” y éste último,
de aceptar la condecoración, evidenciando – una vez
más – que no son todos los que están ni están
todos los que son… y que ambos, Ortega y
Pastora, son y han sido siempre: caimanes del
mismo pozo.
89
El aguante del pueblo nica, sin embargo, es digno de
un profundo estudio social y político. Con la ayuda
de esa oposición genuflexa y conchupante de
Nicaragua, acudieron – recientemente - a las urnas
para hacer el papel de imbéciles útiles, pero el
fraude fue más que descarado y los sandinistas no
dejaron ni un huequito para la oposición. El tiempo
de la conchupancia se está agotando para los
conchupantes nicas. De aquí en adelante pudiera
ser sandinismo puro y al que no le guste que se vaya
del país.

En consecuencia, más de un millón de nicaragüenses


ya ha cruzado la frontera con Costa Rica, donde
viven hacinados y tratados como lumpen. A esto hay
que agregarle que más de la mitad de los ciudadanos
nicaragüenses no tienen papeles de identificación ni
partidas de nacimiento: son ilegales dentro de su
propio país, una irregularidad reconocida por la
UNICEF. En Nicaragua votan nicaragüenses con
pinta de árabes, que no hablan español… ciudadanos
nicas con fuerte acento colombiano o cubano, pero la
mitad de su población no tiene derecho al voto,
porque no puede identificarse.

Es evidente que ante regímenes así, no hay otra


opción que la sublevación cívica, activa,
generalizada y sostenida. Para el referéndum
nuevo, del 15F2009, que Chávez se inventó, donde
“ganó” con más de un millón de votos, más de 80mil
ciudadanos venezolanos, nuevos votantes, fueron
sacados del juego electoral. Una cuenta que no le
interesaba al régimen variar, porque el caudal de
90
votos a favor ya había sido legalizado, legitimado y
aprobado por propios y extraños entre el referéndum
del 2 de diciembre de 2007, cuya derrota aceptó y
las pasadas elecciones regionales, donde la
oposición se adjudicó unas cuantas gobernaciones y
alcaldías… pero que le sirvieron al régimen para
consolidar y legitimar ese caudal de votos con el cual
ahora ganó el último de los referendos: el más
importante de nuestra historia como república. Un
evento comicial que debimos haber evitado a toda
costa, para lo cual teníamos cualquier cantidad de
elementos justificativos, en lugar de acudir a él a
sabiendas de que terminaría constituyéndose en el
fraude más descarado que se ha montado en la
Venezuela contemporánea.

La manipulación del padrón electoral en ambos


regímenes, el nica y el bolivariano, obedece al libreto
emanado de un mismo manual, el “Manual del
Castro-Estalinismo Moderno”. Este descaro,
entre muchos otros, aumenta en la población
electoral de la oposición un desinterés por participar
en los comicios, aumentando el índice de
abstención, el cual, unido a la participación de los
candidatos de la oposición, favorece grandemente a
ambos regímenes. Si bien la abstención es un factor
que perjudica, supuestamente, a la oposición, no
debemos pasar por alto que la misma es producida –
en gran parte – por la falta de confianza en el
proceso electoral mismo y en la dirigencia opositora.
De esta manipulación de los sentimientos de los
votantes hablaremos más profundamente en el
transcurso de este libro.

91
Lo que sí ha quedado más que claro es que a
ninguno de estos regímenes les importa un grano de
maíz lo que se diga, o se haga, allá afuera, en eso
que mientan comunidad internacional. No les
importan las condenas ni las sanciones de los
organismos internacionales, como la O.E.A., la
O.N.U., o El Santo Sepulcro de los Sapos Muertos.
Pensar que esos organismos van a mover un dedo
para ayudarnos a sacar de nuestras naciones a
sátrapas de esta calaña es, sencillamente, absurdo…
a menos, claro, que vean una opción real de cambio
o sus intereses se vean afectados por el
embasuramiento del país oprimido o la región
geográfica donde éste se encuentre, como fue el
caso de Nicaragua, que tanto se ha mencionado en
Venezuela.

Capítulo 4

LA EXPERIENCIA DE CHILE

92
Como ya he dicho en el capítulo anterior, algunos
líderes opositores que en Venezuela han promovido
la vía electoral, pusieron como ejemplo el caso
chileno, donde a punta de un plebiscito, el general
Augusto Pinochet fue sacado del poder en Chile.

El prestigioso diario El Universal, de Venezuela,


recordó en la primera plana del 13 de febrero de
2009 (dos días antes del referéndum del 15F2009),
cómo salieron del poder, a punta de elecciones,
dictadores como el general Augusto Pinochet, Alberto
Fujimori y otros.

Son muchas las diferencias que existen entre lo que


fue el proceso chileno, con Pinochet y lo que ha sido
el proceso venezolano con Chávez.

Augusto José Pinochet Ugarte llegó al poder en Chile


en septiembre de 1973. Encontró un país totalmente
destruido y dividido por el gobierno de Salvador
Alllende y su intento por poner a navegar a Chile en
el mismo “mar de felicidad” por el cual venía
navegando, desastrosamente, la isla de Cuba, con
los hermanos Castro al timón.

Augusto Pinochet enderezó la economía chilena -


para muchos, a un precio sumamente alto –
sentando las bases económicas que han colocado
hoy a Chile como el país número uno de la América
hispanoparlante, a través de lo que se conoció como
“el milagro económico chileno”, poniendo su
confianza en los llamados “Chicago’s boys”,
economistas neoliberales egresados de la
Universidad de Chicago, fuertemente influenciados
93
por las políticas monetarias de Milton Friedman, lo
que hizo – entre otras cosas – que se controlara y se
eliminara la hiperinflación. Redujo el gasto público
en un 20%, despidió al 30% de los empleados
públicos (la mayoría de los cuales cobraba sin
trabajar, mediante cambures o botellas), aumentó el
IVA, privatizó la mayor parte de las empresas
estadales, liquidó los sistemas de ahorro y de
préstamos para obtener vivienda, un foco
impresionante de corrupción y, entre muchas otras
cosas, privatizó el Seguro Social. Fueron todas
medidas impopulares que pudieron llevarse a cabo
gracias, tal vez, a la imposición de su sistema
dictatorial, pero a la larga, junto a muchísimas otras
medidas necesarias, la economía chilena floreció.

Pinochet reconstruyó a Chile, Daniel Ortega terminó


de destruir a Nicaragua. Cuando en 1988, luego de
15 años en el poder, aceptó - por las razones que
fuesen - a pasar por la prueba de un plebiscito en el
cual el pueblo chileno decidiría o no si debía seguir
gobernando ocho años más. Pinochet tenía entonces
casi la mitad de la aceptación de su pueblo. Perdió,
de verdad-verdad, por una nariz, con un reconocido
47% de los votos. Es posible que se haya sentido
seguro de ganar y ese factor, tal vez, pudo haberlo
“democratizado” un tanto, sin insistir
superlativamente en trampear los comicios, algo que
intentó hacer por la vía del ventajismo, el control de
instituciones, de las Fuerzas Armadas, etc.

Sin embargo, las condiciones en torno a aquellos


comicios distan muchísimo de ser las mismas que
han imperado en la Venezuela de Chávez. Allá
94
existían unas fuerzas armadas que demostraron
estar, al final de cuentas, al lado de la voluntad del
pueblo. Existía un Tribunal Constitucional que no se
doblegó ante las presiones del régimen dictatorial,
como sí fue y es el caso de nuestro Tribunal Supremo
de Justicia, donde fueron duplicados los magistrados
para que Chávez pudiera controlar la mayoría
absoluta… y lo que es más importante: los miembros
de la oposición chilena – UNIDOS TODOS – pusieron
rodilla en tierra para que se dieran las condiciones
constitucionales que garantizaran unos comicios
pulcros y transparentes, como en efecto sucedió.

Es cierto que hubo mucho pugilato e intento de


arrimar la sardina del lado de Pinochet, al menos eso
es lo que se dice y se acepta como verídico. El
mismo Tribunal Constitucional, afecto al dictador en
su mayoría, pudo haberse inclinado a favor del “viejo
general”, pero por presiones cívicas o por entender,
a fin de cuentas, que se estaba jugando el futuro y la
paz del país, sentenció a favor de las condiciones
transparentes, lo que en su momento se entendió
como la primera derrota sufrida por Pinochet en ese
proceso comicial que resultó ser pulcro y probo.

Tal vez si Pinochet no hubiera tenido ese inmenso


caudal de electores a su favor (caudal que por más
que lo digan las “encuestas” en Venezuela, no tiene
Chávez en nuestro país), le hubiera dado el palo a la
lámpara y hubiera mandado a todos los juristas y
opositores a freír monos al valle. Pero fueron
muchos los factores que lo indujeron a jugar limpio.
Se establecieron normas claras que ambas partes

95
respetaron, incluyendo la suerte del dictador, en
caso de que perdiera la consulta nacional.

Es cierto que no fue fácil para la oposición chilena,


pero había un pueblo decidido a hacer sentir su
voluntad y un liderazgo opositor claro, valiente y
confiable.

En Venezuela no pareció haber habido jamás la


voluntad de pelear las condiciones para acudir a
elecciones que garantizasen la pulcritud de las
mismas… ni sus líderes estaban dispuestos a
enfrentársele al régimen para que diera su brazo a
torcer. Muchos dicen que no había fuerza suficiente
como para latirle en la cueva al tigre. “Presiona el
que puede, no el que quiere…”.

En oportunidades como luego del Referéndum


Revocatorio, luego de la traición de Rosales o luego
del pasado referéndum del 15 de febrero de 2009,
esos líderes pudieron haber sublevado al pueblo,
pero en vez de hacerlo, decidieron cantar derrota,
matándonos en las manos la herramienta justa y
constitucional de levantarnos en contra del régimen
opresor, usurpador y tramposo a más no poder.
Alegaron que con cada elección en las cuales
participábamos, íbamos aprendiendo a organizarnos
mejor, aunque se olvidaban que también el régimen
aprendía para ir perfeccionando la trampa. Que la
oposición había superado los 5 millones de votos, y
eso era un buen índice… que esto y que aquello. Por
el engaño nos han venido sometiendo más que por la
fuerza… por el engaño de “nuestros” dirigentes
“opositores” y por la intimidación del régimen.
96
Tanto las fuerzas armadas venezolanas, o lo que
quedó de ellas, como el máximo tribunal del país, el
homólogo de lo que en Chile se conoce como
Tribunal Constitucional, para los efectos de aquel
plebiscito, han demostrado estar, abiertamente, a
favor de los intereses de Hugo Chávez y no a favor
de los intereses de todo un pueblo, en busca de “la
paz y de la armonía”.

Nunca hubo voluntad política por parte de la


oposición venezolana para pelear por esas
necesarias condiciones, así que nunca estuvimos en
una situación similar a la chilena como para
comparar el proceso comicial del país hermano
austral, en donde se le puso un parado al dictador
Pinochet, con los múltiples procesos electorales de la
primera etapa de la era de Chávez, la que culminó
con el Hiper-Mega Fraude del referéndum del 15 de
febrero de 2009.

No obstante el poder que ha amasado el régimen


bolivariano de Venezuela, si los líderes de la
oposición hubieran tenido el guáramo requerido y el
liderazgo adecuado para convocar al pueblo a que
juntos se pusieran los pantalones, o el jacket, como
se comenzó a decir en Cuba a raíz del golpe de
estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952,
otro gallo muy diferente le hubiera cantado a
Venezuela.

Desgraciadamente los venezolanos no emularon ni a


los “contras” nicas ni a los chilenos opositores a
Pinochet, en consecuencia, hemos ido a elecciones
97
bufas a sabiendas de que campeaban los elementos
para escoger cuál trampa era la idónea para que el
régimen se saliera con la suya. A raíz del
referéndum del 15F2009, ha surgido cualquier
cantidad de métodos empleados para concluir un
fraude que había comenzado mucho antes de
llevarse a cabo las votaciones. Uno de ellos, por
mencionar el más “insignificante”, el de la supuesta
tinta indeleble, se produjo porque “nuestros” líderes
le dieron su aprobación “técnica” al material que se
emplea para evitar que un mismo elector pueda
votar varias veces… lo que evidentemente sucedió.
De hecho, a los días del fulano referéndum (del
15F2009), el rector Vicente Díaz (quien
supuestamente es el único “imparcial” dentro de la
directiva del C.N.E.) declaró haberle advertido a los
representantes de la opción del “NO”, que la tinta
no era confiable, sin embargo, ninguno de ellos
tomó previsiones ni armó alboroto alguno. Lo más
triste del caso, para ofensa del gentilicio venezolano,
es que esos mismos “líderes” de la “oposición”,
quienes después – inmediatamente después del
referéndum del 15F2009 – relataron el sinfín de
irregulares previas y durante el “proceso”,
terminaron aceptando que “nos derrotaron”… pero
que hay que prepararse mejor para el futuro. ¿Cuál
futuro?

Como hemos venido diciendo, el cuento ese en torno


a que el 2 de diciembre de 2007, Chávez fue
obligado a aceptar su derrota, hoy no se lo cree – de
corazón – ningún opositor venezolano con dos dedos
de frente y cuatro neuronas al servicio de su
inteligencia y de ser así, no podría ninguno de ellos
98
justificar el hecho de no haberse presionado al
régimen para acudir al REFERENDO DE
REFERENDOS, del pasado 15 de febrero de 2009, sin
haber antes tomado las previsiones para evitar
cualquier tipo de trampa empleada por el régimen
para eternizar a Chávez en el poder.

Repetimos que aquel mismo factor de presión que


logró la aceptación por parte de Chávez de su
derrota del 2 de diciembre de 2007, debió haber
estado presente en los pasados comicios de
febrero de 2009, para evitar la gran desgracia que
a partir de entonces comenzaría a sufrir Venezuela,
en todos los ámbitos de su existencia y a TODOS los
niveles de la sociedad, en especial, el nivel que le
pertenece a los menos favorecios.

Ese factor de presión se debió haber hecho presente


ANTES de llevar al pueblo a las urnas, para que se
conformara un C.N.E. con mayores garantías y se
discutieran los términos del referéndum, si es que en
verdad no había forma humana ni sobrehumana de
EVITAR que tal garabato se llevase a cabo. Pero no
se hizo y así, entre otras cosas, se perdió Venezuela.

Pero, por encima de todo, ese imaginario factor de


presión se debió haber hecho presente – repito –
para haberle dicho a Chávez que el NO del 2D2007,
cuya derrota él aceptó, significo NO y que, NO es NO
y, por lo tanto, NO procedía una nueva consulta para
seguir lloviendo sobre lo mojado. Justificaciones
sobraban para evitar el escenario de tragedia que
generó el “NO ES NO, PERO SEGUIMOS
JUGANDO”. Al final resultó que el NO, no era NO y
99
quien tenía la última palabra de lo que debíamos
entender por NO y de lo que debíamos entender por
SÍ, era el tirano… y no el pueblo en las urnas.

“NO ES NO”, pero no… seguiríamos – y seguimos –


en la misma macoyita… en la misma “chochada”,
como dirían los nicas. ¿Qué hubiera sucedido si
Chávez hubiera ganado el referéndum del 2D2007 y
a la oposición se le hubiera ocurrido recoger firmas
para ir a unos nuevos comicios para decidir, o no, la
misma miasma? He ahí la pregunta.

Nada más por joder, ahora la oposición debería


comenzar a recoger firmas para ir a un TERCER
referéndum para re-enmendar lo que Chávez
enmendó el 15F2009. Perderíamos igual, pero nos
convertiríamos en caricaturistas. Y luego de perder
el TERCER referéndum, iríamos a un CUARTO y a un
QUINTO… y a todos los necesarios para dejar claro el
mensaje. La pregunta podría ser: “¿Está usted de
acuerdo – venezolanOs y venezolanAs - con la
re-elección indefinida?” Estoy seguro que
recogeríamos MUCHO MÁS de cinco millones de
firmas… y ya eso sería un gran triunfo, pues les
demostraríamos a “nuestros” líderes que Chávez NO
GANÓ el referéndum del 15F2009... y que somos
MUCHO MÁS de esos cinco millones que dice el
régimen que somos.

100
Capítulo 5

LA EXPERIENCIA PERUANA
Otro escenario que mucho se ha mencionado, para
justificar la vía electoral dentro de una dictadura, es

101
el caso de Alberto Fujimori en el Perú… un caso muy
similar al de Ferdinand Marcos en Filipinas.

En ambos casos el pueblo esperaba un descarado


fraude electoral. En Perú, Fujimori alegó que había
logrado la mayoría de los votos, pero no los
suficientes como para no tener que ir a una segunda
vuelta. Alejandro Toledo no le hizo el juego y, sin
renunciar a su condición de candidato a la
presidencia, no se prestó para legitimar la trampa en
la segunda vuelta y llamó a sus seguidores a votar
nulo. En consecuencia, el caudal de votos de la
oposición no llegó ni al 15%, pero se dejó claro con
quién estaban los electores.

Al igual que en Venezuela, las elecciones se


celebraron en medio de muchísimas irregularidades,
incluyendo la obstinada decisión de Fujimori de no
renunciar a la presidencia de la república antes de
lanzarse como candidato a la reelección, algo que
violaba las leyes peruanas.

Pero el pueblo opositor y su líder, Toledo, lo esperó


en la bajadita. Las elecciones sirvieron para que el
esperado fraude fungiera de espoleta para una
explosión social sostenida, la cual se manifestó en
las calles de las principales ciudades del país, en
especial en Lima, por supuesto.

El día en que Fujimori iba a juramentarse como


nuevo presidente del Perú, el pueblo tomó las calles
en sublevación… y el resto es historia. Si Alejandro
Toledo hubiera hecho lo que hizo Enrique Mendoza
en la madrugada del Referéndum Revocatorio, en
102
agosto de 2004, todavía Fujimori estaría gobernando
en el Perú.

Lo mismo sucedió en Filipinas cuando Marcos,


apoyado por el Departamento de Estado de Estados
Unidos, se burló del pueblo y trampeó las elecciones
en contra de su contrincante, Corazón Aquino, viuda
de Benigno Aquino, asesinado por el régimen de
Marcos cuando regresaba del exilio para tomar la
conducción de la oposición en su país, apenas se
bajó del avión que lo traía desde el exterior.

El pueblo filipino no le aceptó el fraude y, liderizado


por el Cardenal Sin y la propia Corazón Aquino, se
lanzó a las calles, de manera no-violenta y en
cuestión de días sacaron del poder a un tirano
sanguinario que llevaba tres quinquenios oprimiendo
a sus conciudadanos y depredando,
descaradamente, al país.

Esos escenarios no estuvieron planteados en


Venezuela; a raíz del mega-fraude producido en el
pasado Referéndum Revocatorio, de agosto del
2004, se hizo más que evidente, cuando los líderes
de la oposición que – irresponsablemente – habían
llevado a sus seguidores a las urnas, metieron sus
rabos entre las patas y sacaron, cobardemente, la
bandera blanca. El entonces máximo líder de la
oposición, Enrique Mendoza, dando muestras de una
cobardía inimaginable, se bajó de la tarima, en plena
rueda de prensa improvisada ante todos los medios
de comunicación del país y muchos del exterior… y
se perdió del panorama político por varios años.

103
Sin embargo, esos mismos líderes que demostraron
no tener “boluntad” para defender la voluntad de sus
seguidores, como lo hicieron Toledo, Sin y Corazón
en el Perú y en las Filipinas, siguieron liderizando a
un pueblo sumido en una gran depresión colectiva…
y bajo la misma estrategia maligna, estéril, tramposa
y engañosa de la vía electoral. Peor aún: ese
pueblo, a falta de mejores líderes, siguió bajo el
liderazgo de quienes no habían bateado un solo hit
en todos los juegos de aquel siniestro play off en
donde el régimen le dio zapatero al país entero.

Mucho se ha hablado de cómo el régimen trampeó el


llamado Referéndum Revocatorio, un fraude, por
cierto, más que anunciado y esperado. Ya con
anterioridad a los comicios, la fulana Coordinadora
Democrática había recibido un informe de un técnico
que laboraba en la sede matriz de Smartmatic en
Boca Ratón, Florida, con los datos detallados de
cómo se llevaría a cabo el fraude electrónico, a
través de unas maquinitas diseñadas para
administrar los cómputos de la lotería. A raíz del
fraude, ese informe salió a relucir y los miembros
principales de la “Coordinadora” aceptaron haberlo
recibido y haberlo engavetado, alegando que de
haberlo hecho público, hubiera habido una
grandísima abstención. Sin embargo, no se trataba
de haberlo hecho público, se trataba de haber hecho
lo humanamente posible para evitar que tal
referéndum se llevara a cabo bajo aquellas
desfavorables condiciones… porque los opositores
estaban dateados y las guerras avisadas, no matan
soldados.

104
Debemos suponer que los “expertos” de la oposición
venezolana en materia de elecciones electrónicas
(donde se emplean “maquinitas”), se han leído –
entre muchísimos otros estudios confiables – el
profundo informe técnico preparado por Ariel J
Feldman, J. Alex Halderman y Edward W. Felten, de
la Universidad de Princeton (Septiembre 13, 2006),
titulado “Security Analysis of the Diebold
AccuVote-TS Voting Machine”, donde se
demuestra, MÁS ALLÁ DE TODA DUDA, como estas
máquinas pueden ser preparadas para el fraude, así
tengamos a todos los estudiantes del planeta
“vigilando” y “cuidando” los votos de la oposición en
las mesas. Incluso cómo se pueden “infectar” estas
computadoras con virus, a partir de una de ellas, la
cual terminaría contaminando a las demás. Este
importante estudio científico lo pueden bajar (en
inglés), gratuitamente, en la siguiente dirección:

http://itpolicy.princeton.edu/voting/ts-paper.pdf

El trabajo está ampliamente respaldado por una


montaña de referencias y varios gráficos de apoyo y
proviene, de una de las universidades más
prestigiosas del mundo.

Este solo informe, hubiera sido suficiente para que


nuestros líderes evitaran las contiendas por la vía
electoral, ante un régimen cuya mayor herramienta
ha sido la contumaz y pertinaz trampa, sobre todo,
cuando lo que está en juego ha sido y es el futuro de
nuestro país, de nuestros hijos, nietos y de
nuestras futuras generaciones. Aquellos voceros
de la “oposición” que le aseguraron al pueblo que
105
NO HABÍA FORMA HUMANA DE TRAMPEAR LAS
MÁQUINAS DE VOTACIÓN ELECTRÓNICA, eran
unos mentirosos o unos ignorantes e ineptos. Habrá
que preguntarle a quien le mintió, deliberada o no, a
los votantes de la oposición, en qué grupo desea que
lo ubiquemos. Siempre me cansé de decir y de
escribir, que la trampa no estaba en las mesas, ni
ahora ni antes. Es preciso que el pueblo de
Venezuela investigue, más allá de toda duda, estos
hechos, porque nos hemos jugado a Rosalinda y la
hemos perdido… aunque pueda, todavía, haber
formas de recuperarla: ¡pero no con “nuestros”
mismos dirigentes! Tendremos que asumir el
LIDERAZGO COLECTIVO, de una buena vez y antes
de que se nos haga de noche.

Sin embargo, no hacía falta acudir a universidades


extranjeras para empaparnos de la realidad en torno
a las elecciones electrónicas en Venezuela. En
nuestro país existe una organización de técnicos muy
calificados, Esdata, que se ha cansado de alertar a
nuestros dirigentes en cuanto a los peligros reales
que generan estos procesos electrónicos. Si ustedes
quieren saber quiénes componen esta organización,
pueden visitar la siguiente dirección:

http://www.esdata.info/Quienes-Somos

Antes del referéndum del 15F2009, Esdata contactó


a los altos dirigentes de la oposición, a quienes les
hicieron serias advertencias, las cuales no fueron
tomadas en consideración con la debida atención
que ameritaba el delicado caso.

106
Pero más allá de todo lo que se ha escrito y
comentado de cómo se llevó a cabo el fraude, de
manera electrónica… y descarada, está un hecho
tremendamente revelador. El caudal de firmas
recolectado para solicitar la implementación del
Referéndum Revocatorio, superó con creces el
cómputo anunciado por el C.N.E. de los votantes en
contra de la continuidad de Chávez. Es decir,
aquellos firmantes que dieron la cara firmando,
plasmando en planillas sus firmas, junto a todos sus
datos personales, al llegar el momento de la verdad,
cuando votarían en secreto, supuestamente se
echaron para atrás y no reafirmaron en las urnas lo
que, voluntaria y valientemente, solicitaron a las
autoridades electorales, previo a los comicios: que
Chávez tenía que dejar – ya mismo – el poder
en Venezuela. No tomemos en consideración los
millones de electores que prefirieron no firmar
solicitándole al Poder Electoral la implementación del
Referéndum Revocatorio, por cuestiones más que
conocidas, como el peligro o temor de perder sus
puestos en entidades públicas, etc.

A partir del mega-fraude en torno al Referéndum


Revocatorio, Hugo Chávez dejó de ser
presidente constitucional de la República
(Bolivariana) de Venezuela, para convertirse en
un vulgar usurpador del poder, en un dictador:
¡en un tirano! Luego, salieron por ahí los
comunicadores alcahuetes a asegurar que – el “señor
presidente” – Chávez había ganado en buena lid…
los políticos de oficio, genuflexos y apátridas, a
explicar las razones de la derrota y un gobernador
traidor, Manuel Rosales, quien aceptó que Chávez
107
había ganado el referéndum por la vía de la
transparencia, aunque luego dijera que en realidad
no se sabía si había resultado ganador, porque las
“cifras no estaban claras”.

Todavía, unos días antes de las elecciones regionales


del pasado 23 de noviembre (de 2008), llamé a una
de esas comunicadoras anclas de la estación radial
Unión Radio en Miami y le pregunté si, según ella,
estaban dadas las condiciones para acudir a las
urnas en Venezuela y me respondió, luego de
sacarme del aire, que sí… que estaban dadas las
condiciones. Por cierto que para poder salir al aire,
telefónicamente, tuve que dar un nombre falso,
porque en esa estación venezolana de Miami, Unión
Radio, Robert Alonso está vetado.

Fíjese usted, amigo lector, si “estaban dadas las


condiciones” para acudir de manera diáfana y
transparente a unas elecciones en Venezuela, que –
según Súmate – más del 50% de las actas llegaron al
C.N.E. sin firmas. Sin embargo, una vez más, la
oposición se conformó con el hueso empellejado, o
con el pelo de un lobo, y no se hizo eco de las
delicadas denuncias de una ONG que,
supuestamente, tiene credibilidad entre el sector
opositor venezolano, aunque a veces uno no sepa a
qué juego juega.

Se dice que el régimen perdió las gobernaciones de


Bolívar, de Guárico, de Mérida, de Apure, de Vargas y
de Barinas. El gobernador electo de la oposición en
el Estado Táchira, César Pérez Vivas, fue uno de los
que ayudó a matar la sublevación de febrero-marzo
108
del año 2004, junto a Julio Borges, Teodoro Petkoff,
Pompeyo Márquez y Andrés Velásquez. El ratificado
en el Estado Nueva Esparta, Morel Rodríguez, es un
conocido testaferro del Hezbollah en la Isla de
Margarita y socio del gobernador oficialista de
Anzoátegui, Tarek William Saab. Del nuevo alcalde
de Maracaibo, Manuel Rosales y del nuevo
gobernador del Zulia, su pupilo, ni hablemos. En la
importante gobernación de Miranda, se le dio un
golpe de estado interno a Diosdado Cabello, el
promotor – a gritos – de eso que mientan “chavismo
sin Chávez”… un contrincante real y verdadero de
Chávez dentro de sus propias filas y en cuanto al
Estado Carabobo, se presenta muchísima tela de
donde cortar.

En Carabobo había una situación muy


comprometedora para el régimen. El narcotráfico se
había adueñado, abiertamente, del estado a través
del Cartel Makled, cuyo capo es compadre, socio y
financista del General Eructo, Acosta Carles… quien
ahora se hace pasar por disidente light del chavismo.
La presión del Norte era muy fuerte y el régimen se
vio obligado a guardar, tras las rejas, a miembros
importantes de la familia Makled (uno de ellos,
aspirante a la alcaldía de Valencia), cuyo capo –
Walid Makled – se había convertido en el nuevo
propietario de la poderosa empresa Aeropostal y
controla los almacenes de uno de los puertos más
importante del país: Puerto Cabello.

Sin embargo, como complemento a todo lo anterior,


mucho se ha insistido en que Chávez, al más puro
estilo de “La Cuarta”, negoció la entrega de
109
Carabobo por la gobernación del Estado Barinas,
donde su hermano y mentor, Adán Chávez, era el
candidato y resultó ser el “ganador” de la contienda
electoral en el estado natal de Hugo y sus hermanos,
donde la familia Chávez se ha ganado el repudio
general de los barinenses.

Pero por si todo esto fuese poco, las gobernaciones


en Venezuela pasarán muy pronto a ser
departamento de asuntos sin importancia cuando
entre en vigor la ya-aprobada Ley de Regiones,
donde Chávez, a dedo, colocará a Jefes de Regiones
que estarán por encima de los gobernadores electos
por la voluntad popular. Y para ponerle la tapa al
pomo, gracias a estas elecciones, el régimen logró
consolidar y legitimar el caudal de votos con el cual
justificó el triunfo del pasado referéndum del 15 de
febrero de 2009. ¿Qué tal?

Por cierto. Al perder Diosdado Cabello en Miranda,


Aristóbulo Isturiz en Caracas… y los dos o tres
connotados líderes del chavismo en otros sectores,
Chávez “se vio obligado” a insistir en cuanto a su
reelección eterna, porque “sus delfines” habían sido
derrotados y la “revolución bonita” no podía quedar
acéfala. ¿Cómo les quedó el ojo?

Una oposición total y absolutamente permisiva.


Permisiva con las multisápidas trampas, con el
descaro más ofensivo… permisiva, inclusive, con ese
batallón de cubanos de Castro que, tal y como
hicieron en Angola, ha venido depredando nuestras
riquezas naturales ante el conocimiento, la
impotencia y las narices de todo un pueblo que una
110
vez se mostraba acreedor de un orgulloso
nacionalismo.

Capítulo 6

NO PARTICIPACIÓN Vs.
ABSTENCIÓN
111
Existió siempre una confusión en cuanto a qué
debíamos entender por “no participación” ante los
comicios programados y controlados por el régimen
bolivariano de Venezuela. Hasta el último día en que
escribí mis “alertas” a más de millón y medio de
cibernautas, se entendía la “no participación” como
sinónimo de “abstención”, cuando entre ambos
conceptos hay un enorme abismo.

El concepto de la “no participación” se desmoronó en


Venezuela a raíz de las elecciones cuando debimos
haber renovado los curules parlamentarios de la
ahora-llamada Asamblea Nacional, antiguo Congreso
Nacional de la República de Venezuela.

En aquellas elecciones se produjo, a la perfección, el


fenómeno socio-político de la NO PARTICIPACIÓN
en todas sus partes, como lo exigen los postulados
de la verdadera lucha de resistencia cívica – no
violenta – ante una dictadura. El electorado de la
oposición obligó a sus representantes a retirar sus
respectivas candidaturas, aunque éstos lo hicieran a
regañadientes y con un pañuelo en sus narices.

De no haber evitado que “nuestros” dirigentes


participaran en aquellos comicios, seguramente que
una minoría absoluta hubiera logrado los escaños
opositores, dejando así para los acólitos del régimen
la mayoría absoluta, con la cual gobernar al país
como amaneciera el biorritmo del Comandante en
Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías. Aquellos diputados
de la oposición que hubieran salido, por la gracia del
C.N.E, los más representativos de la oposición
112
genuflexa y conchupante, no hubieran protestado, es
lógico. En consecuencia, se hubiera legitimado – una
vez más – la trampa.

La estrategia dio sus resultados por un ratico. La


nueva Asamblea Nacional estaba total y
absolutamente deslegitimada por dos poderosos
factores: la ALTÍSIMA abstención (por parte de los
simpatizantes del oficialismo) y la no participación
por parte de la totalidad de los electores opositores y
de sus representantes. Entonces se comenzó a dar
un escenario de VERDADERA RESISTENCIA, dentro
de los más puros postulados del Dr. Gene Sharp, tal y
como lo expone – muy sabiamente – en su famoso
ensayo, “De la Dictadura a la Democracia”, ya
que en un movimiento nacional de resistencia, DE
VERDADERA RESISTENCIA, el pueblo demócrata no
participa de las farsas electorales montadas por los
tiranos.

La desgracia, la verdadera desgracia, vino después,


cuando aquellos mismos “representantes” del pueblo
opositor, legitimaron a la Asamblea Nacional –
deslegitimada por la NO PARTICIPACIÓN del pueblo y
por la INMENSA ABSTENCIÓN de los simpatizantes
del régimen –, acudiendo a ese cascarón vacío para
dialogar y buscar un entendimiento nacional. Ahí se
traicionó a ese pueblo que, por primera y única vez
en lo que iba de régimen, había logrado ganar una
verdadera batalla política. Luego, más adelante,
aquellos mismos dirigentes de la oposición,
comenzaron a correr la voz para que “no
cometiéramos” los mimos “errores” cometidos en
aquellas elecciones parlamentarias, donde
113
“perdimos” la Asamblea Nacional, toda, en manos
del chavismo. ¿Cuál Asamblea, señores, si desde
que Chávez se encaramó en el poder, jamás hemos
tenido Asamblea? ¿O es que ya nos hemos olvidado
cómo el oficialismo parlamentario hacía de las suyas,
cuando la Asamblea “era otra”? Lo que pasó fue que
nuestros líderes no quisieron continuar con la
estrategia de la resistencia: de la VERDADERA
resistencia. Muchos de ellos quedaron por fuera,
como la guayabera, y sin “cambur” o “botella”
parlamentaria, haciendo el paripé de opositores.

De ahí en adelante le fue muy fácil al régimen, a


través de sus voceros tapiñados de la oposición,
hacerle ver al pueblo opositor el inmenso error que
había cometido al no participar en las elecciones
parlamentarias, lo que le volvió a dar vida a la
tramposa vía electoral, desmoronando así la
resistencia: la VERDADERA resistencia.

Más tarde se profundizó esa legitimación por parte


de los opositores cuando los estudiantes acudieron a
la Asamblea Nacional para dar sus respectivos
discursos… luego a la Fiscalía General y paremos de
contar. Aquello el pueblo lo entendió como un acto
valiente y patriótico de sus estudiantes, cuando en
realidad fueron utilizados, sabrá Dios por quiénes,
para darle vida y legitimidad a una Asamblea
Nacional que no tenía personalidad política alguna.

No incluyamos aquí la otra jugada maestra del


régimen, cuando le ordenó a la facción de
“Podemos” que saltara la talanquera en gambote, sin
que hubiera tan solo uno de ellos en desacuerdo con
114
romper con la tiranía que los había puestos a comer
cochino, sacándolos a TODOS de una inmensa y
mísera peladera crítica, catapultándolos a la nueva
clase del poder en Venezuela… un fenómeno que
nadie todavía me ha podido explicar. Al menos
debieron contemplar alguna disidencia para hacer la
jugada más creíble, pero no: todos, al unísono,
consideraron que había que romper con la
única fuerza política todopoderosa del país y
pasarse a la escuálida oposición, donde ahora,
en vez de ser cabeza de ratón, son colas de
león.

Chávez logró así una Asamblea, un tanto “pluralista”


(contando con la “traición” de Podemos), totalmente
controlada en su mayoría absoluta, legitimada por
sus opositores y con un balance de oposición dentro
del recinto parlamentario. Que no se nos olvide que
inmediatamente después del primer boletín del
C.N.E., del 15F2009, fueron los miembros de
Podemos, quienes junto a Manuel Rosales y algunos
connotados dirigentes estudiantiles, quienes salieron
a reconocer la “derrota”, a pesar de la catarata de
irregularidades que todo el mundo conoce y conocía.

Pero había un temor que se produjera un “Part II”


cuando el 2 de diciembre de 2007 se abrieran las
urnas para votar a favor o en contra de la
modificación del 40% de “La Bicha”, es decir: de la
constitución de 1999. Ya el pueblo elector de la
oposición estaba maduro para participar en una
nueva farsa… y luego de la victoria, con el
“gallardo, noble y democrático reconocimiento”
de la derrota, por parte de Chávez (presionado por
115
“La Mamá de Tarzán”), el mandado estaría hecho:
nos violaron, sin vaselina, en el pasado referéndum
del 15F2009.

Ya hemos dicho que a nuestro juicio, Chávez se lanzó


con la “gallarda aceptación” de su derrota, aunque
fuese, como él mismo aseguró en cadena nacional,
“una victoria de mierda” por parte de la oposición,
como parte de una maquiavélica estrategia. Ahora
había dejado sentado para la historia esa “gallardía”,
pues nadie podrá decir que él no acepta sus
derrotas, cuando éstas se producen. Vinieron las
elecciones regionales y el régimen, con “gallardía
meridiana”, aceptó su derrota en las gobernaciones y
alcaldías en las cuales ganó la oposición. Con la
correcta actitud de semejante usurpador de todos y
cada uno de los poderes de Venezuela, uno no podía
menos que recordar aquel dicho venezolano que
reza: “¡Tanta amabilidad, me sorprende…!”

Pero según Sumate, si le vamos a creer a esta ONG,


más del 50% de las actas de las elecciones
regionales del año 2008, como ya hemos dicho,
llegaron al C.N.E. sin firmas, es decir, tal y como
según David Morales Bellos se hacía en la época de
“La Cuarta”, para que las actas pudieran matar los
votos del pueblo soberano, en localidades en donde
los adecos tuvieran fuertes intereses políticos,
porque los copeyanos hacían lo propio con la
asesoría de un personaje cuyo remoquete era (y es,
porque sigue vivo) “Garabato”, de apellido
Martínez, como veremos más adelante.

116
Aquellas lluvias de “La Cuarta”, trajeron estos polvos
en “La Quinta”. Comenzábamos así a perder a
Venezuela. Nos acostumbramos a la desfachatez
comicial y veíamos como una gracia al máximo
jurista del mayor partido del país, Acción
Democrática, asegurar que las “actas mataban
votos”… cuando las elecciones eran manuales y
artesanales.

Nadie, en su sano juicio, podría poner sus manos


sobre la candela alegando que en la época en que
las elecciones eran manuales, los comicios eran
pulcros y transparentes. Lo que pasaba era que el
descaro era menor y el chanchullo se hacía en
contubernio con los tres partidos tradicionales que al
final manejaban a sus antojos el país: AD, Copei y el
MAS. En muy pocas ocasiones se denunciaba algún
fraude, pues los chanchullos se hacían bajo consenso
y negociaciones. “Yo te cambio tantos votos
aquí por los votos tuyos de allá…” o, “te voy a
hacer chanchullo aquí y me hago el loco con el
que me estás haciendo por allá.” Eso era así en
“La Cuarta” y el que diga lo contrario: ¡miente!

Es cierto, se contaban manualmente los votos ante


los testigos de cada mesa electoral, apoyados por los
vecinos fiebrúos que se calaban el conteo de las
tarjetas grandes y chiquitas. Luego del conteo, se
levantaban las actas que eran firmadas por cada uno
de los testigos de mesa, asignados por el entonces
Consejo Supremo Electoral.

Al contabilizar esas actas se producían los


chanchullos. Es muy posible que esas trampas no se
117
hiciesen, en la mayoría de las elecciones de la época
democrática puntofijista, a nivel de candidatos
presidenciales… pero a niveles bajos de alcaldes,
diputados y senadores, la trampa campeaba por las
praderas. Si se presentaba alguna controversia,
entraban en juego las negociaciones. “Yo te
acepto tu chanchullo allá, pero tú me lo
aceptas aquí”, como ya dijimos arriba: “yo les
acepto que <El Pollo Salas Feo> ganó en
Carabobo, si ustedes me aceptan que mi
hermano Adán ganó en Barinas”.

Según Andrés Velásquez, hubo trampa en las


elecciones presidenciales donde le adjudicaron el
triunfo a Rafael Caldera, en lo que sería su segundo
mandato. Muchos aseguran que Velásquez ganó
aquellas elecciones, pero que los militares no le
permitieron montarse en el poder. Eso se decía.
También se dijo que Velásquez perdió la gobernación
de Bolívar, ahora, el 23N2008. Sin embargo, fue
Andrés Velásquez uno de los que ayudó al régimen a
montar y llevar a feliz término la guillotina comicial
del 15F2009… en un país en donde a él,
supuestamente, ya lo habían birlado de dos victorias
electorales. Luego, días después, enumeró cualquier
cantidad de ventajismo e irregularidades por parte
del régimen, pero terminó aceptando que,
“numéricamente”, nos habían derrotado.

Esas negociaciones para dilucidar qué trampas se


aceptaban aquí o allá, eran moderadas – se decía
con insistencia – por los personajes arriba
mencionados: por el partido Acción Democrática
hacía presencia el Dr. David Morales Bello, jefe de lo
118
que se conocía en Venezuela como “La Tribu” y por
el partido Social Cristiano Copei, salía al ruedo
Ildemaro Garabato Martínez.

Durante el segundo período del Dr. Rafael Caldera,


se me ocurrió lanzarme a candidato a concejal por la
Zona Rural de El Hatillo, donde estaba ubicado
nuestro hogar, la hoy-famosa Finca Daktari.

Aquella zona rural daba pena. Las carreteras se


estaban cayendo a pedazos. No había agua
corriente. Todos los días se levantaba una
construcción ilegal en un sector que había sido
declarado “Zona Protectora”, pulmón de la ciudad de
Caracas. Los altos funcionarios del Ministerio del
Ambiente hacían su agosto vendiendo permisos
ilegales y negociando multas que ellos mismo
aplicaban y eliminaban.

Todavía la densidad poblacional era


extremadamente baja y la abstención electoral
impresionantemente alta. Los alcaldes del municipio
de El Hatillo no le prestaban atención al sector, ya
que el área era muy extensa, con muy pocos
electores quienes, en su inmensa mayoría, no
ejercían su derecho al voto.

Me propuse modificar aquel entuerto y levantar las


condiciones de vida de la Zona Rural de El Hatillo,
para lo cual me inscribí en un movimiento
independiente liderizado por su fundador, Jorge
Papparoni: “MOVIMIENTO ELECTORAL HATILLO
INDEPENDIENTE”.

119
Jorge Papparoni era un muy-prestigioso abogado
quien dentro de las filas de COPEI (el segundo
partido político venezolano que se alternaba en el
poder con Acción Democrática) estaba muy ligado al
Consejo Supremo Electoral, lo que es hoy el C.N.E.
Se decía que había tenido un problema con su
partido cuando fue designado por el supremo
organismo electoral a dilucidar una disputa en el
estado Nueva Esparta y tomar parte a favor del
candidato del partido contrario al de él, es decir:
Acción Democrática. Se decía, con insistencia, que
hubo un pase importante de dinero que influyó para
que Papparoni tomara su decisión en contra de su
propio partido. Como siempre, jamás se llegó al
meollo del asunto, lo que iba en detrimento del buen
nombre de la persona involucrada en el escándalo de
corrupción.

Papparoni se había dado de baja de su partido,


COPEI, y ahora aspiraba a la alcaldía de El Hatillo,
municipio donde habitaba con su distinguida familia.
A él me le uní con la esperanza de trabajar en pro de
mi comunidad en la Zona Rural.

El día de las elecciones comenzaron a llegar jeepses


(GP’s) repletos de adecos (afiliados al partido Acción
Democrática) en lo que entonces se conocía como
“Operación Galope”. Jamás vi tantos adecos juntos
en la zona rural de El Hatillo.

Con la ayuda de mis hijos, organicé un equipo de


muchachos y muchachas al cual equipé con los
radios de 2 metros que empleaba en nuestra finca
para comunicarme con mis empleados. Coloqué un
120
veedor en cada colegio electoral de importancia y
comenzaron a llegar los informes emanados del
escrutinio manual de los votos.

Enseguida me di cuenta de que había perdido. El


ganador fue un vecino muy querido llamado José
Sarría, adeco hasta los tuétanos. Esa misma noche
hice como hizo Eduardo Montealegre en Managua,
luego de aceptar su derrota frente a Daniel Ortega:
me fui a celebrar a la finca de José y para allá le llevé
los fuegos artificiales y las botellas de champaña que
había comprado para celebrar lo que para mí sería
un triunfo seguro. Esa misma noche acepté mi
derrota, por considerar que había perdido en buena
lid. Hubo una gran abstención que perjudicó
inmensamente mi candidatura y los adecos, dueños
de una impresionante maquinaria, tuvieron la
certeza de buscar a sus simpatizantes, sacarlos de
sus casas y llevarlos a votar.

Al día siguiente recibí una llamada urgente de


Papparoni donde solicitaba mi inmediata presencia,
junto con mi gente, a la sede electoral principal del
municipio de El Hatillo. Un chanchullo estaba en
progreso. La candidata copeyana estaba anunciando
su triunfo, a pesar de que el conteo de los votos le
daba una clara y sobrada victoria al ahora-
independiente Jorge Papparoni, amplio conocedor de
las mañas copeyanas, por haberse curtido dentro de
sus filas y por haber representado a su antiguo
partido en más de una controversia electoral, dentro
del C.S.E, como ya he mencionado arriba.

121
Entre los chanchullos aplicados por COPEI estaba la
presentación - a última hora de la tarde – de un
batallón de los llamados kamikasis, que venían
acompañados para votar de un cuaderno
extraordinario. Los cuadernos extraordinarios son
unos libros que se presentaban en las mesas
electorales a última hora, contentivos de nombres y
datos de electores que “no pudieron” ser incluidos,
por equis razones, en los libros ordinarios que
llegaban a las mesas electorales en el momento de
su apertura. Una trampa que se inventaron los
partidos políticos de “La Cuarta” y que fue aprendida
y heredada por el chavismo y empleada tanto en las
elecciones del 23 de noviembre (2008) como en la
pasada del 15 de febrero (2009), aprovechando las
dos horas extras que fueron adicionadas, de manera
arbitraria, irregular, ilegal e inconstitucional por el
C.N.E., ya que este tipo de trampas se implementa al
final del día, cuando ya hay pocos votantes en los
centros electorales. Como ya dije, la “oposición” ha
venido aprendiendo a través de los procesos
electorales de Chávez, pero también el régimen.
Para hacer esa parte de la trampa más fácil, se
alargó DOS HORAS el cierre de las mesas.

Estuvimos en vigilia permanente ante la sede


electoral de El Hatillo durante tres días con sus
noches. Hubo un conato de entrompe con algunos
jóvenes copeyanos que se presentaron en la sede
para alborotarnos. Mantuvimos nuestra postura
cívica y no nos dejamos amedrentar. No debemos
olvidar, tampoco, que en las campañas electorales
de “La Cuarta”, había su tiroteo, aquí y allá… y sus
entrompes. A mí me partieron la cabeza y los
122
dientes, como miembro de “Las Brigadas de Choque”
de Copei, en un mitin de Caldera en la Plaza de
Toros de Maracay, muchos años atrás, cuando
Caldera llegó al poder por primera vez.

Al cuarto día nos llegó una comisión del ejército que


se llevó todo el material electoral cuestionado para la
sede electoral principal del estado, en la ciudad de
Los Teques, Estado Miranda. Jorge, un gallo jugado
en muchas peleas, nos dijo: “esto se jodió”.

En efecto, se jodió de verdad-verdad. A los pocos


días fue proclamada la copeyana, Flor Aranguren,
como nueva alcalde del municipio El Hatillo y
Papparoni se quedó a pié, entendiendo que no había
nada que hacer. El movimiento electoral, “Hatillo
Independiente” tuvo su debut y despedida: sacó un
solo concejal… y, el movimiento, murió al nacer.

Ahí no termina mi cuento… ahora es que se hincha.


Unos quince días después de las elecciones, en una
diligencia de negocios que hice por los lados de los
Teques, donde reposaban los recaudos electorales
de los pasados comicios, se me ocurrió entrar para
averiguar la cifra exacta y oficial de mis votos. No
me pareció nada extraño, entonces, que los datos no
estuvieran actualizados y oficializados, ya que las
cosas de palacio, van despacio y la demora en
computar las cifras finales de los votos formaba
parte vital del proceso fraudulento de entonces.

Pasaron las semanas y me tocó regresar por las


inmediaciones de la ciudad capital del estado
Miranda, Los Teques, a una hora de camino de mi
123
finca, para averiguar cuál fue mi caudal oficial
electoral. Para mi inmensa sorpresa, había sacado –
oficialmente – TRES VOTOS: ¡TRES VOTOS!

Lejos de contrariarme, aquel anuncio – oficial – me


causó risa. ¡Tres votos! Eso significaba que ni mi
esposa, Siomi, ni mis hijos, ni mis hermanos, padres,
suegros, amigos, vecinos y empleados, habían
votado por mí, muchos de los cuales se habían
registrados, ilegalmente, para votar en un municipio
en el cual ellos no vivían, donde yo era el candidato.
Estaba segurísimo de que había votado
correctamente por mi candidatura y suponía que mis
dos suplentes, quienes habían invertido fuertes
sumas de dinero en sus campañas, habían hecho lo
propio.

Llegué a la casa con el cuento y todos nos reímos.


Después de todo, no era mi intención dedicarme a la
política y estaba en el medio de la construcción de
un laboratorio de extracción y procesamiento de
semen equino, el cual me llevaría gran parte de mi
tiempo útil de producción diaria. Pocos días antes de
las elecciones, casi estaba suplicándole a Dios que
no me dejara ganar.

Luego me enteré de que por falta de maquinaria


política, aquellos votos que me habían birlado
descaradamente, unos 800 según mis cálculos, se
los habían adjudicado a otros candidatos, luego de
las consuetudinarias y normales negociaciones que
al más alto nivel se habían llevado a cabo entre los
partidos del estatus, Acción Democrática y Copei.
Esos votos que me “desviaron”, eran necesarios para
124
llevar bien la cuenta y no excederse del número de
electores del padrón electoral del municipio.

Si así se hacía en “La Cuarta” y con elecciones


manuales, donde el Consejo Supremo Electoral
estaba debidamente representado por los partidos
políticos de mayor alcance nacional, de acuerdo con
los votos obtenidos en las elecciones anteriores y
siguiendo las normativas legales que pautaba la Ley
Orgánica del Sufragio, ¿qué podíamos esperar de un
Consejo Nacional Electoral donde todos sus
directivos están a sueldo del régimen y obedecen las
órdenes emanadas del Máximo Líder de la
Revolución Bolivariana quien, para cerrar con broche
de oro, cuenta con un atajo de colaboracionistas
opositores que a la primera de cambio meten el rabo
entre sus piernas y abandonan el escenario, tal y
como todo el país nacional pudo apreciar que a
través de la televisión hiciera Enrique Mendoza, en la
madrugada donde el C.N.E. anunció la victoria de
Chávez en el Referéndum Revocatorio de agosto del
año 2004… ¡por Dios!

Estos chanchullos y otros más que se escapan a mis


conocimientos, los saben los altos dirigentes actuales
de los partidos políticos de la oposición. Ellos saben,
perfectamente, que ni que votemos manualmente,
las elecciones en Venezuela podrán ser pulcras, si los
factores del poder se empeñan en trampearlas.
Cuando le dicen al pueblo que hay que estar
vigilante, ellos saben que están mintiendo porque la
trampa se hace a espaldas de ese pueblo en vigilia.

125
En los salones de cómputos del C.N.E. solamente
entran los que tienen la aprobación de los chivos.
Las actas son transportadas desde los centros
electorales hasta el C.N.E. por soldados al servicio
del régimen. Los directivos del máximo organismo
comicial son afectos a Chávez, aunque digan que
uno de ellos es independiente. Las elecciones, hoy
en día, son electrónicas y esas máquinas las
programan y controlan el C.N.E. La tinta chimba la
compran ellos y “nuestros” representantes miran a
otro lado ante su ineficiencia. Es una pelea entre un
león africano, hambriento y cebado, contra un
monito tití viejo, reumático, artrítico, enfermo,
dopado, amarrado y con una capucha para que no
pueda ver. El régimen dice cuando ganó o cuando
perdió… y no hay fuerza humana en Venezuela para
latirle en la cueva al tigre… porque donde ronca
tigre, no hay burro con reumatismo.

El 31 de diciembre de 2003, fui invitado a recibir el


año 2004 en la casa de mi amigo de la infancia,
Alexis Ortiz, quien para entonces era el alcalde de la
ciudad de Lechería, en el Estado Anzoátegui. El
tema del Referéndum Revocatorio salió a relucir en
la sobremesa. Fue ahí cuando conocí la existencia
de ese personaje pintoresco, mencionado ya en
páginas anteriores de este libro, llamado Ildemaro
Martínez, quien poseía el cariñoso remoquete de
“El Garabato”.

Alexis, quien durante su juventud militó en el Partido


Social Cristiano COPEI... y luego en el Movimiento al
Socialismo (MAS), llegando a ser diputado al
Congreso Nacional por ese partido de izquierda, me
126
contó que el encargado de los chanchullos
electorales para COPEI era “El Garabato” Martínez.
El tercio era tan descarado y conocido que hasta se
había inventado un chiste en torno a su persona.
Resulta que, según el chiste, Ildemaro iba en un
avión comercial el cual sufrió una avería en pleno
vuelo. El piloto decidió que había que lanzar al vacío
a unos cuantos pasajeros, para aminorar el peso de
la aeronave. “El Garabato” Martínez logró salvar su
pellejo cuando propuso una elección entre los
pasajeros, para ver a quiénes lanzaban por la
puerta… elección que él supervisó y, por supuesto,
trampeó.

Lo más triste del caso es que Alexis Ortiz, quien al


cabo de los años se tuvo que exiliar en Miami, por
razones que muchos aseguran no eran políticas, ha
sido el líder que ha organizado – en esa ciudad
norteamericana – cuantas elecciones se han llevado
a cabo durante el régimen de Chávez, en total y
absoluto contubernio con su admirado mentor
político: Teodoro Petkoff. En esas últimas llevadas a
cabo el 15 de febrero (de 2009), para la dichosa
enmienda constitucional, fue uno de los dirigentes
del llamado “Bloque del No”. Un movimiento
electoral que contaba, entre sus múltiples
comisiones, la “Comisión de Relaciones
Consulares”, para trabajar coordinadamente todo lo
concerniente a dicho referéndum con el “señor
cónsul” de Chávez en la ciudad de Miami.

No nos explicamos cómo un individuos – gallos


jugados en mil vallas – no hayan contemplado los mil
y un chanchullos que nos terminó haciendo un
127
régimen forajido como el que nos gastamos en
Venezuela, cuando en “La Cuarta” ellos sabía cómo
era que se batía el cobre en materia electoral. Lo
menos que Alexis Ortiz debió haber hecho,
conocedor a fondo de la materia, era alertar a la
dirigencia complaciente en Venezuela, para que nos
jugáramos a Rosalinda en las urnas (ahora
electrónicas) electorales, donde el dueño de las
maquinitas, de la tinta y de todo lo demás, era –
precisamente – quien pretendía, con ese referéndum
eternizarse en el poder hasta después de muerto. Si
cuando las elecciones eran manuales, con tarjetones
y tarjeticas, al “Garabato” Martínez se le hacía
posible hacer chanchullos, cómo sería ahora, en “La
Quinta”, donde los únicos que meten las narices en
el proceso son los acólitos del régimen, respaldados,
cobarde y permisivamente, por “nuestros” líderes. ¡Y
todavía nos hablan de esperanzas para el 2012!

Es muy entendible que el común de los venezolanos


creyera en la vía electoral y en sus dirigentes
vendidos, pero inconcebible que lo hicieran los
tártaros que han vivido todas sus vidas de la política
en Venezuela.

Ahí está el caso de mi pobre hermana, María


Conchita. Una noche me llamó mi mamá desde
Venezuela, para avisarme que sintonizara a
Globovisión (aquí en Miami, en Direct TV), porque iba
a aparecer María Conchita dándole su apoyo a
Manuel Rosales, en su contienda “en contra” de
Hugo Chávez, por la presidencia de la república.
“¿Ha Rosales?” le pregunté a mi madre… “¿María
Conchita?”
128
No entendía qué hacía mi hermana metiéndose en
política, un tema que ella entiende como entiende de
ingeniería nuclear. Además, cuando logré llegar a
Estados Unidos, luego de dos semanas perdido entre
Venezuela y las selvas colombianas, donde mi familia
no sabía dónde estaba, a la primera persona que
llamé por teléfono (Miami – Los Ángeles), para dar fe
de que me encontraba vivo y en buena salud, fue a
ella, quien me salió con un impresionante e
inesperado responso: “¿Cómo se te ocurre? ¿Y
ahora que van a hacer con Papi y Mami en
Venezuela? ¿Tú estás loco?”

Muy pronto la experiencia me enseñaría que la


derrota no solamente es huérfana, sino que no tiene
hermanos, ni tíos, ni primos… ni amigos.

Los organismos de la seguridad del Estado le habían


hecho dos allanamientos a nuestra madre, en La
Colonia Tovar donde vivía, buscándome. De no
haber sido por la protección brindada por el alcalde
de La Colonia (quien para entonces era chavista y
luego se dejó de “eso”), le hubieran saqueado y
destruido su bellísima casa, como la turba hizo con la
mía, la Finca Daktari, donde crecieron dos de
nuestros hijos y nacieron los dos más pequeños, la
cual destruyeron hasta convertirla en polvo y
escombros.

A los pocos meses, nuestra madre se vio obligada a


abandonar su vida, su casa, su familia, sus perros,
sus flores, su montaña y sus bienes, para salir al

129
exilio, una vez más. Hoy se encuentra viviendo en la
ciudad de Miami.

Nunca pensé que vería a María Conchita, en


Venezuela, metiéndose en política… y muchísimo
menos, apoyando a Rosales. Luego me contaron que
fue en una fiesta donde la “reclutaron” y en un
momento de locura, muy adecuado a ella, decidió
que de ahí en adelante sería política.

Le escribí una extensa carta advirtiéndole quién era


Manuel Rosales y cuáles eran sus propósitos. En esa
carta le hice unos cuantos comentarios que me son
imposibles reproducir en este libro, pues estaría
comprometiendo a unos cuantos activistas, la
mayoría de los cuales tuvieron que dejar el país
debido a la indiscreción de mi hermana.

Esa carta, ella se la reenvió a un “gran amigo” (de


ella) en Venezuela para que le “aclarara” ciertos
puntos que le había mencionado en ella.
Evidentemente se la había enviado al mismo que la
había reclutado para las filas de Rosales, para
aprovecharse de su nombre y hacer, todavía, más
creíble la farsa.

Al cabo de los días, recibí una copia de la carta que


le había mandado a mi hermana, junto a una copia
de la respuesta que recibió de “su gran amigo”, un
personaje muy conocido en Venezuela, quien pulula
en los altos círculos sociales del país. Me la había
mandado un infiltrado que nuestro movimiento (el
M.R.R.) tenía en la Dirección de Inteligencia Militar
(DIM). Esa indiscreción motivó la salida de
130
Venezuela, a la mayor brevedad posible, de – por lo
menos – ocho activistas nuestros, quienes más tarde
o más temprano terminarían en los calabozos del
régimen… o en el cementerio.

Se produjo la evidente traición de Rosales y María


Conchita se dio cuenta de la torta que había puesto y
de quién era “su gran amigo”, aquel que le había
respondido con una carta llena de adulaciones y le
había asegurado que todo lo que le advertía en la
mía era falso.

Con el “triunfo” del 2D2007, María Conchita se volvió


a emocionar y retornó a la política. Esta vez, se dejó
engatusar por un personaje que ha hecho de nuestra
desgracia un negocio y la convenció para que hiciera
un llamado a las urnas, sin mencionar la necesidad
de reclamar condiciones ante el C.N.E. (algo que no
hubiera prosperado, lo sabemos) y, para rematar, la
puso a promover la venta de unos perolitos que ese
individuo está vendiendo para recaudar unos fondos
que no se saben todos hacia dónde van.

Volví a escribirle, esta vez cuidándome de NO darle


información sensitiva, advirtiéndole que no se podía
engañar más a los electores venezolanos. Que si iba
a utilizar su imagen, se dedicara a alertar sobre la
trampa en la cual estaban montando, una vez más, a
nuestros hermanos de crianza.

Tras el hiper-mega fraude del pasado referéndum,


entró en la misma depresión en la cual ha entrado el
grueso de la población venezolana, cuando debió
haber sabido cuál sería el resultado y cómo
131
contribuía ella a darle vida a un nuevo chanchullo
que estaba a la vista de todos nosotros… aunque la
mayoría se esforzaba por no verlo en toda su
magnitud.

Si en el futuro, a mi hermana se le vuelve a ocurrir


llamar a los venezolanos a las urnas, en nombre de
la pequeña parte que me corresponde de la familia
Alonso, les ruego que no la tomen en serio, pues
estaría evidentemente afectada por un pase de luna
o, en el peor de los casos, por “una noche de
copas… una noche loca”.

Ella, María Conchita, quien no acepta un contrato a


menos que el mismo sea minuciosamente revisado
por su manager y, luego, por sus abogados, una y
mil veces; cuyas condiciones contractuales son poco
menos que leoninas, para preservar su imagen y sus
intereses, debió haber pensado que lo mismo
debieron haber hecho “nuestros” abogados, los
dirigentes de la oposición, antes de llevarnos a
“cantar” a las urnas del régimen. Ella JAMÁS hubiera
aceptado un contrato donde, no solamente no
hubiera las mínimas condiciones que ella siempre ha
exigido, sino que todo hubiera estado en su contra…
lo que, con toda seguridad, la hubiera hecho salir con
las tablas en la cabeza. Me consta que en NO POCAS
ocasiones, ha rechazado contratos porque los
mismos no contemplan las condiciones que ella
siempre ha exigido, a lo largo de su extensa carrera
artística.

En una oportunidad, por no haber contemplado todas


esas condiciones, no la dejaron abandonar el Hotel
132
Tamanaco (donde ella siempre se queda cuando
visita Venezuela), hasta que no cancelara la
kilométrica lista de gastos que ella y sus músicos
generaron durante la estadía en ese prestigioso hotel
capitalino. Se le olvidó incluir en aquel contrato, que
aquellos gastos correrían por cuenta del promotor
que la llevó a Venezuela para que cantara en nuestro
país. Esta experiencia, sumadas a otras no menos
traumáticas, le enseñó que no se puede aceptar un
contrato, a menos que se aseguren en él todas las
condiciones para que el mismo llegue a un final feliz,
tanto para ella como para su contratante.

Lo mismo se aplica a un país en elecciones. No se


puede acudir a unas elecciones sin condiciones
algunas, pues no nos llevará a un final feliz, sobre
todo, cuando lo que está en juego es el futuro de la
patria y todo lo que ese futuro significa para nuestras
futuras generaciones, las cuales sufrían a causa de la
desidia, por un lado, y a causa de la traición, por el
otro, de aquellos que contribuyeron a aceptar un
“contrato colectivo” de tanta importancia histórica.

Así las elecciones en la Venezuela actual hubieran


sido supervisadas por las hermanitas de la
Congregación de la Madre Teresa de Calcuta, se lo
dije, hubiera seguido siendo suicida el habernos
disputado el destino de Venezuela, de nuestros
hijos, nietos y futuras generaciones, en las
urnas electrónicas de Hugo Chávez. Entonces, en
“La Cuarta”, el cambio era entre adecos y
copeyanos. La diferencia no era mucha… las
alternativas tampoco. No estaba en juego el sistema
democrático tal y como siempre lo habíamos
133
conocido, concebido, entendido y aceptado. De
ganar los adecos, se decía a modo de gracia,
comerían como los loros, dejando que otros se
alimentaran con las migajas que sueltan estas aves
trepadoras en su desorganizado comer. Si ganaban
los copeyanos, comerían como las gallinas, no
dejarían granos para que otros se atragantaran.
Pero siempre había manera de sacarle el agua al
coco… mientras transitábamos el camino hacia la
destrucción de Venezuela, claro está.

Con Chávez, en “La Quinta”, ha sido un cantar muy


diferente. Aquí se puso en juego la libertad, los
derechos humanos, la clase media como fuerza
productora de Venezuela, la propiedad privada, la
paz, la mente de nuestros niños, el gentilicio
venezolano, la armonía que siempre nos ha
caracterizado, el honor nacional e individual: y el
país tal y como hasta hoy lo hemos conocido, donde
nacimos o crecimos los más viejos.

¿Cómo promovió el régimen la abstención, una vez


que cuadraba la participación de los candidatos
opositores? De una manera macabra, maquiavélica
y, por encima de todo: infalible.

Desprestigiando al C.N.E., el régimen garantizaba


una abstención en la población electoral de la
oposición. Fomentando la desconfianza en el manejo
de las elecciones, el régimen contribuía a
incrementar esa necesaria abstención. Es una
manera velada de hacer fraude, como lo es mediante
la estrategia del engaño o del terror; por un lado
veíamos a un régimen intentando limpiar al máximo
134
árbitro electoral y, por el otro, filtrando información
sobre las innumerables irregularidades, para que el
elector perdiera fe en el proceso. Cuando Chávez
amenazaba a los venezolanos con una guerra civil si
hubiese perdido el pasado referéndum del 2D2007,
estaba cometiendo un fraude electoral… como
cuando empleaba los elementos del Estado para
promover su candidatura. El fraude tuvo muchas
caras y todas ellas estaban a la vista de cualquier
ciego.

¿Cómo se explica que la oposición se hubiese


enterado de las mil y una irregularidades
encontradas en los padrones electorales, como el
hecho de tener inscritos en las filas de electores al
Pato Donald, Tribilín, Batman, Robin y, entre muchos
otros, a Supermán? ¿Cómo se descubrió que la
cédula del famoso Batman, 11870029 y la de
Supermán, 8005619 (quien vota dos veces, como es
Supermán, con esa cédula y esta otra: 4308005,
aprovechándose de su capacidad de vuelo
supersónico, para votar en el estado Aragua y la otra
en el estado Guárico), estaban registradas en el
registro electoral del C.N.E., tal y como se puede
comprobar si nos internamos en el portal del máximo
organismo comicial de Venezuela (www.cne.gov.ve)
e introducimos ambas cédulas?

¿Cómo supimos que en una sola casa de habitación


de tres cuartos estaban registrado más de 40mil
electores, la mayoría de ellos con nombres chinos y
árabes? No cabe duda de que alguien filtraba esos
datos y la oposición genuflexa, conchupante y
cómplice se daba a la tarea de divulgarlos…
135
fomentando así, lógicamente, la abstención en gran
parte de los electores de oposición que pensaban
que serían una pérdida de tiempo ir a votar en
aquellas caricaturas comiciales.

Las siguientes cédulas de identidad, entre


muchísimas otras similares, de supuestos electores
venezolanos, aparecen – descaradamente – en el
portal del C.N.E.

10, 13, 14, 17, 55, 84, 97, 99, 100, 103, 111, 117,
119, 123, 126, 132, 134, 155, 159, 160, 163, 172,
193, 196, 212, 214, 217, 222, 231, 241, 252, 255,
334, 403, 405, 422, 467, 1002, 1010, 1034, 1040,
1043, 1082, 1085, 1093, 1503, 1515, 1535, 1586,
2024, 2031, 2049, 2080, 2090, 3389, 5021, 5061,
5089, 5095, 10070, 10076, 10092, 19989

Todos los electores cuyas cédulas de identidad


aparecen relacionadas arriba, pasan de los 100 años,
aunque esto no quiere decir que estén muertos. Si
usted lo quiere corroborar, puede visitar el portal de
Esdata, en la siguiente dirección:
http://www.esdata.info/venezuela Esa relación de
supuestos electores es una pequeña muestra entre
millones, pero es suficiente como para invitar a las
autoridades del REP (Registro Electoral Permanente)
a investigar más a fondo.

Lo más descarado del caso, es que esta información


viene rodando desde hace años, se recuerda en
cada “elección” o “referéndum” y, aún así, las
autoridades del C.N.E. no tienen la delicadeza de
eliminar las evidencias, que ya han traspasado las
136
fronteras de Venezuela y pululan en la red y en los
medios de comunicación extranjeros. ¿Por qué los
directivos del máximo organismo comicial no
ordenan el retiro de esta información absurda del
portal oficial de esa “importante” institución? Simple
y llanamente, suponemos que entre otras razones,
para promover la abstención dentro del electorado
de la oposición.

Justamente, las máximas autoridades del C.N.E. se


han negado, rotundamente, a depurar este padrón
electoral. Un importante porcentaje del electorado
no se presta para votar en unos comicios donde el
árbitro se presenta tan abiertamente descarado,
porque siente que lo ofenden y le pisotean su
dignidad. Yo creo que ni en la Uganda del ex
boxeador, Idi Amín Dada, sucedieron estas
sinvergüencerías.

Si en verdad queremos que nos llamen valientes,


patriotas y luchadores (incluyendo en ese lote a
nuestros estudiantes), debemos comenzar por evitar
ser co-participes de esta ofensa nacional, donde se
usa el gentilicio venezolanos como papel higiénico.
Nadie, en Venezuela, podrá levantar su cabeza,
dignamente, mientras estas cosas sucedan en
nuestro país… aunque esa burla no es nada,
comparada con la DESCARADA E IMPUNE
depredación que llevan a cabo los cubanos de Castro
en Venezuela, delante de las narices de un pueblo
descendiente de los próceres de América y de
aguerridos caciques, donde terminarán llevándose –
al paso que van – hasta los bombillos de las plazas,
tal como sucedió en Angola, al cual dejaron sin un
137
solo palo de madera preciosa y no se llevaron el
petróleo, porque habían sido contratados (los
cubanos de Castro), por las multinacionales que
operaban en ese país africano, para que sus pozos
no fuesen destruidos durante la guerra civil entre el
MPLA y la UNITA. ¡Pero acabaron hasta con los
elefantes!

Ya se nos ha olvidado aquel famoso grito caribe, que


tanto le gusta repetir al sátrapa: “¡¡¡ANA KARINA
ROTE AUNICON PAPAROTO MANTORO ITOTO
MANTO!!!” (¡¡¡SOLO NOSOTROS SOMOS GENTE,
AQUÍ NO HAY COBARDES NI NADIE SE RINDE Y ESTA
TIERRA ES NUESTRA!!!)

Venezuela, supuestamente, a finales de 1944, fue el


primer país de Latinoamérica en expedir un
documento de identidad nacional, durante el
gobierno del General Isaías Medina Angarita, titular
de la cédula de identidad No. 1. Juan Vicente
Gómez, por ejemplo, jamás tuvo. Si uno es nacido
en Venezuela, o ha adquirido la nacionalidad
venezolana a temprana edad, se puede saber – más
o menos – la edad, por el número de cédula, con
muchas excepciones, claro está. Por ejemplo, mi
número de cédula es 3.986.959 y el año que viene
cumplo los 60 años. Nuestro hijo menor nacido en
Venezuela, Eduardo José, es titular de la cédula de
identidad No. 21.468.617 y acaba de cumplir los 15
años. Cuando mi hijo Eduardo se ceduló, había poco
más de 21 millones de cédulas expedidas desde
López Contreras hasta ese momento. Tomando esa
festinada regla, podríamos comenzar a revisar el
padrón electoral, para investigar cuántos muertos
138
podrían estar votando por Chávez… porque pareciera
que los electores muertos son chavistas.

La última cédula de identidad que relacionamos


arriba, 19989, le pertenece a un “elector” llamado
BERCWSKI ABELEVICH, SIMON de 107 años de edad.
La primera de las cédulas, la No. 10, le pertenece a
un “elector” llamado RIERA FORTIQUE GREGORIO JOSE,
de 122 años de edad.

Uno de esos votantes inscritos en el C.N.E., con la


cédula 22521123 tiene un nombre repleto de
consonantes: NNAMCHI ONUCHUKWU OKOH, que
pudiera obedecer a un nombre del lejano oriente, por
allá… por la Cachimbimbia, sin embargo, ha
levantado suspicacias. Cuando se le preguntó a la
presidenta del C.N.E., Tibisay Lucena, cómo era
posible tal nombre, la respuesta fue: “Qué voy a
saber yo… pregúntenle a la madre de ese
individuo, que fue quien le puso el nombre.”

En un solo día, en el estado Zulia, nacieron miles de


niños con el mismo apellido González. Pero eso no
era lo más insólito: todos ellos sacaron sus cédulas el
mismo día, ya que los números en las cédulas de
esos ciudadanos fueron registrados en serie,
siguiendo una frecuencia consecutiva.

Antes de cada elección recibíamos por email varias


fotos de cédulas de un mismo individuo (la misma
foto en todas ellas), pero con diferentes nombres y
números. Supuestamente este individuo forma parte
de 500mil más, que entre ellos podrían generar unos
2millones de votos para el régimen.
139
Esta práctica de cedulación múltiple, por cierto, no
es exclusiva de “La Quinta”… en la “Cuarta
República” también conocimos de individuos, al
menos de uno, que fue cedulado TRES VECES con
diferentes nombres y números de cédulas – de
origen cubano, por cierto – y de apellido (original)
Ugarte, quien fue cedulado tres veces “por motivos
de seguridad del Estado”, según aceptó el
entonces Ministro del Interior. A este individuo, quien
luego fue el jefe de seguridad de Telcel, lo llamaban
– jocosamente – con el remoquete de “El Triple
Cedulado”.

En una de esas conversaciones sacadas al aire por


Unión Radio en Miami, entre Julio César Camacho y
Nelson Bocaranda, éste último nos tiró el dato que
varias máquinas de cedular ciudadanos fueron
enviadas a Cuba para darle identificación, en Cuba, a
sabrá-Dios cuántos cubanos. ¿Para qué llevar las
máquinas a Cuba si desde la misma oficina central
de cedulación, en Caracas, se podría hacer el mismo
chanchullo?

La evidencia más palpable de cómo cedulaban a


extranjeros en la Venezuela de Chávez, en este caso,
colombianos, la podemos encontrar en el famoso
caso de los “Paracachitos de Daktari”, un show que
“reventó” el 9 de mayo de 2004, en el cual me vi
directamente involucrado, estando ya en Estados
Unidos, donde llegué el 24 de abril de 2004. Más
adelante, en este libro, cuando lleguemos al capítulo
de los “Paracachitos”, les narraré con muchos más
detalles todos los pormenores que pude recabar
140
sobre este “intento de magnicidio” al “presidente”
Chávez. Pero por ahora, vayámonos por un
momento a ese “evento histórico” para corroborar
cómo se cedulaban extranjeros en la Onidex (Oficina
Nacional de Extranjería) con la intención de abultar
el padrón electoral, con supuestos electores que
“votarían” (electrónicamente y a distancia) a favor
del oficialismo, suponemos.

Según relató el entonces funcionario de la Onidex,


Julio Javier Jaimes Hernández (titular de la cédula de
identidad No. 9.248.127), él fue comisionado por su
jefe inmediato, el Sargento Técnico (de la Guardia
Nacional) José Rafael Rojas, para acompañar a más
de un centenar de ciudadanos colombianos, que en
autobuses que se trasladaban desde el pueblo de
Ureña (estado Táchira y frontera con Colombia)
hasta Caracas, a fin de ser cedulados en las oficinas
centrales de cedulación. Esto, por cierto, está en
autos y su declaración la pueden leer si la buscan en
cualquier buscador de la Internet. Esos mismos
colombianos fueron los que terminaron “capturados”
en la Finca Daktari, de mi propiedad,
aprovechándose el régimen de que yo estaba ya
asilado en Estados Unidos, luego de casi dos meses
de vivir en la clandestinidad, tras los sucesos de “La
Guarimba”, acaecidos entre el 27 de febrero y el 6
de marzo de ese mismo año.

Lo interesante de ese traslado humano, es que más


de un centenar de colombianos indocumentados
pasó – sin tormento alguno – por las docenas de
alcabalas (móviles y fijas) de la Guardia Nacional,

141
incluyendo la de San Antonio, en el estado Táchira,
que es la más “brava” de todas.

Según Jaimes Herández, era una operación habitual,


porque los guardias ni se inmutaron. “¿Ah, van a
cedularse a Caracas? ¡Pasen, pues!”

En un país como Venezuela, donde todos los días se


internan a nuestro territorio cualquier cantidad de
guerrilleros y paramilitares colombianos; donde
operan bandidos y narcotraficantes, el tránsito por
nuestras carreteras y alcabalas de indocumentados
para cedular debe ser tan común, que hasta se pudo
“introducir” (y atravesar el territorio nacional) un
contingente de “mercenarios”, supuestamente, para
asesinar a nuestro “señor presidente”. Por cierto, ni
el funcionario Jaimes Hernández, ni el sargento
técnico, José Rafael Rojas, fueron acusado de delito
alguno. ¿Extraño, no?

En las vísperas de cada elección se nos distribuían


los nombres y cédulas de votantes con más de 150
años de edad, con sus respectivos datos electorales,
en los cuales se podía ver dónde estaban registrados
para votar. La ancianita Josefina Molina Lantz,
nacida el 4 de abril de 1831, es posiblemente, la
electora más anciana del planeta. Si usted coloca
ese nombre en cualquier buscador de la Internet,
verá que la doñita es famosísima. Según el
periodista argentino Andrés Oppenheimer, existen –
de acuerdo con los registros del REP (Registro de
Electoral Permanente del C.N.E.), más de 39.000
ancianos en Venezuela, mayores de 100 años, que
votan en las elecciones de Chávez. Hubo un año en
142
el que el padrón electoral creció un 30% o más,
cuando el crecimiento normal histórico no
sobrepasaba el 3%... o algo así.

Era increíble. Como ya he dicho: por un lado nos


informaban de las graves y descaradas
irregularidades y por el otro lado, acto continuo – en
la misma entrevista – nos llamaban a votar. ¿Cómo
entender ese fenómeno?

“Nuestros” líderes nos decían que mientras más


votáramos, más difícil le era al régimen hacernos
trampas… difícil, mas no imposible. Todas esas
burdas burlas, en el mejor de los casos, fomentaban
y generaban una gran ABSTENCIÓN y no era para
menos. Jamás ha sido posible DEPURAR ese padrón
electoral para eliminar los chanchullos, los muertos
votantes, los superhéroes de las comiquitas, etc. No
se hará jamás, mientras Chávez tenga la llave del
“closet” donde se guarda ese padrón electoral,
porque a él le conviene inflar la población registrada
de votantes, para jugar con esa cifra y manipularla
como mejor le convenga, total que “cuadren” los
números.

Una trampa bien montada, porque aquellas


irregularidades había que denunciarlas… lo que NO
procedía era llamar al voto, a menos que se
adecentara aquella situación incorregible dentro de
una tiranía, como la que existe e impera en la
Venezuela de Chávez. Nadie, en su sano juicio,
puede advertirle al electorado de los chanchullos
existentes e, inmediatamente, llamar a que acuda a
las urnas, como si fuesen pendejos los electores,
143
alegando que mientras más electores acudían a
votar, menos trampa nos podían hacer… o más se
dificultaba el proceso fraudulento.

Aún así, ese pueblo se apendejó y votó, confiando en


esa fuerza de presión, que jamás existió. Confiando
en que los estudiantes velarían por cada uno de
nuestros votos… que al final no sirvió para nada. Sin
saber que la trampa final estaba en otro lado, no en
las mesas electorales, donde no llegan estudiantes ni
pasantes...ni María Santísima.

He aquí un ejemplo evidente, para terminar de


ilustrar el caso. María Corina Machado, presidenta
de la ONG Súmate – una institución que dice velar,
entre otras cosas, por la transparencia de las
elecciones en Venezuela – el 3 de diciembre (de
2008), en entrevista que le dio a “Noticias 24.com”,
respondió lo siguiente, cuando le preguntaron si
después de las elecciones del 23 de noviembre
(2009) había un Hugo Chávez fortalecido o
debilitado: “Creo que es más importante resaltar
qué institución queda fortalecida y yo creo que
en ese sentido, la institución del voto queda
profundamente afianzada como institución en
la que todo el pueblo cree. Quiero diferenciar
entre la confianza en el voto y la confianza en
el Consejo Nacional Electoral, porque a veces
no es fácil distinguir una de otra. Hay un CNE
que claramente ha puesto cualquier tipo de
obstáculo antes, durante y después de un
proceso electoral. Por lo tanto, hay una gran
desconfianza en amplísimos sectores del país,
incluyendo sectores cercanos al oficialismo y
144
otra cosa es que la gente vaya adquiriendo
más confianza en el voto como un mecanismo
de expresión, como un mecanismo de poner
barreras.”

Si unas declaraciones como esas no marean al


elector, nada lo hará. Si, tal vez se crea en el voto,
pero si se vota en Finlandia, en Suiza o en Suecia…
digo yo. Cuando le preguntaron a la María Corina si
ella creía que el CNE puso en práctica un proceso
confiable en las mencionadas elecciones, donde la
oposición se sintió victoriosa, porque le reconocieron
una fracción de las gobernaciones que terminaron
ganando y unas cuantas alcaldías dentro de las que
debió haber ganado, la presidenta de Súmate
respondió: “No, no creo que el CNE haya puesto
en práctica un proceso ni limpio, ni
transparente, ni justo, los cuales son
elementos fundamentales para un proceso
electoral.” Pero cabe destacar en este libro, que
María Corina Machado es una de las dirigentes de la
oposición que llama al voto y promueve la vía
electoral como opción para recuperar la cordura y las
libertades en Venezuela. ¡Tenemos razón, pero
vamos presos!

A este tipo de incongruencia no estaba preparado el


elector venezolano. Fueron muchos los elementos
adversos que ayudaron a perder a Venezuela por
varias décadas… y cuando la recuperemos,
tendremos que comenzar desde cero, si acaso.

A apenas 72 horas antes de la contienda electoral


“entre” Manuel Rosales y Hugo Chávez, por la
145
presidencia de la república, uno de los jefes de la
campaña de Rosales, y máximo componente de la
componenda maléfica, Teodoro Petkoff, comunista
rancio de vieja data, editor de uno de los medios
planos de comunicación más identificados con la
oposición abierta, ex comandante de la guerra de
guerrillas castro-estalinistas de los años sesenta y
setenta en Venezuela, declaró – desde el comando
de Rosales – al connotado periodista César Miguel
Rondón, que de perder Manuel las elecciones
seguiríamos en la pelea, conformando lo que él llamó
“La Oposición Democrática”. Jamás y nunca los
venezolanos habían escuchado a un alto dirigente de
una de las toldas en pugna electoral, medio-cantar
derrota antes de unos comicios… y menos a 72 horas
de los mismos, en especial cuando el electorado
opositor estaba eufórico bajo la seguridad de que se
produciría una verdadera avalancha de votos que le
pondría fin a las pretensiones dictatoriales y tiránicas
de Hugo Chávez.

Esa misma estratégica la volvió a repetir semanas


antes del referéndum por la enmienda constitucional
del pasado 15 de febrero (de 2009). En esa
oportunidad aseguró que Chávez podría ganar en
buena lid, pero que eso no sería el fin del mundo…
que la oposición seguiría trabajando duro para
roncarle en la cueva a un Chávez seguramente-
disminuido en el 2012.

Pero ahí no paró el asunto. Faltando días para el


referéndum, declaró en su diario – “Tal Cual” – que
Hugo Chávez tendría entre sus pretensiones,
modificar totalmente la constitución en su próximo
146
período presidencial, a partir del 2012. Era evidente,
para Petkoff, que Chávez ganaría ese referéndum y
lograría la famosa enmienda que le dio la opción de
seguir postulándose, eternamente, para la
presidencia de la república.

¿Cómo será, para Petkoff, esa nueva constitución


que Chávez tiene en mente para la Venezuela del
futuro inmediato? Habría que preguntarle a uno de
los máximos líderes de esa oposición venezolana.
Pero por los frutos ya conocemos al personaje cuya
intención, según Petkoff, será la de darnos una
nueva carta magna. ¿Será una copia fiel de la
constitución que Castro redactó para la Cuba castro-
estalinista? Habría que preguntárselo al analista
Petkoff.

Faltando poquísimos días para el garabato comicial


del 15 de febrero (2009), Petkoff fue entrevistado,
nuevamente, por César Miguel Rondón, a quien le
advirtió que la ABSTENCIÓN sería el mayor enemigo
de la oposición.

A Petkoff se le olvidó que esa ABTENCIÓN, que tanto


daño le hacía al “NO”, estaba promovida por el
seremillón de irregularidades en torno a todos los
comicios preparados por el régimen y divulgadas por
el mismo régimen y por los propios medios de
comunicación de la oposición.

Petkoff dijo, además, que no obstante, la oposición


ahora estaba mucho más madura que antes. César
Miguel Rondón no le preguntó en qué sentido esa
oposición (el liderazgo, se supone) había madurado
147
con respecto a años y eventos anteriores. ¿Mejor
organizada en las mesas? Todos los dirigentes de la
oposición sabían que las elecciones, en Venezuela,
no se pierden ni se ganan en las mesas. Además,
ese mismo día, el mismo periodista entrevistó a una
dirigente de un grupo organizado de testigos, quien
le aceptó que para ese día – faltando horas para
cerrar las inscripciones de los testigos de mesa –
todavía no estaban completos los testigos que
defenderían los votos del “NO” en las 34.322 mesas
electorales de Venezuela. Todo me hacía recordar a
aquel nefasto personaje quien nos aseguró, de caras
al Referéndum Revocatorio, que el mismo estaba
“blindado”, a prueba de fraude. “Me engañaste
una vez, la culpa es tuya… me engaste dos
veces: ¡la culpa es mía!”

Para rematar la entrevista que César Miguel Rondón


le hiciera a Teodoro Petkoff, el pasado miércoles 11
de febrero (de 2009), éste le dijo que el comunismo
soviético había sido un inmenso fraude. ¿Será que al
amigo Petkoff le hicieron un trasplante de cerebro?
Todavía me acuerdo cuando en el año de 1982 lo
entrevisté, a él y al Secretario General del PCV
(Partido Comunista de Venezuela), Héctor Mujica,
sobre el “Caso del Avión Cubano”, y Petkoff se
mostraba más “comecandela” hacia el comunismo
que el propio Mujica. Entonces, Petkoff estaba ya
bastante viejito como para saber que el comunismo,
sea soviético o de cualquier índole, era un INMENSO
FRAUDE.

Algo similar ocurría con la periodista-política


venezolana, Isa Dobles, quien se demoró toda una
148
vida en darse cuenta – viviendo en Cuba – que Castro
era un desalmado asesino, un psicópata y un
genocida, a pesar de ver cómo había destruido a su
país y de cómo había dividido a la familia cubana…
sin mencionar cómo mató venezolanos durante los
años sesenta y setenta. Bienvenida a las filas de la
oposición, pero a la de la VERDADERA oposición, a la
oposición A Chávez, no a la oposición DE Chávez.
Ella, una persona que se conecta directamente con la
diosa María Líonza (y dice ser su vocera particular y
personal), debió haber sido alertada por esa fuerza
espiritual, para haberse retractado MUCHÍSIMO
ANTES de sus ideas castro-estalinistas. Ella también
promueve, en la Venezuela de Chávez, la vía
electoral.

Esa misma tarde del 11 de febrero (de 2009), me


comuniqué por teléfono con un connotado líder del
partido Social Cristiano COPEI (amigo de toda una
vida) a quien le pregunté si él en realidad creía que
podríamos defender los votos en las mesas y si – en
realidad – él se creyó el cuento chino de que Chávez
había sido presionado el 2 de diciembre de 2007
para que aceptara la derrota del “SI”. Ese dirigente
de la oposición, quien había pertenecido a la funesta
y desaparecida “Coordinadora Democrática”, me
respondió: “Coño, Robert… tú sabes cómo es.”
Inmediatamente le dije: “No, yo no sé cómo es,
¡dímelo tú…!” Fin de la conversación telefónica.
Se escuchó un “click” y luego el tono de ocupado.

Pero hay más. Con el pasar de los días se


incrementaba el terror de los ciudadanos
venezolanos, sobre todo, a las puertas de unas
149
elecciones. Hubo una herramienta que se empleó
para servir como arma de presión para ayudar al
pueblo a tomar una decisión en cuanto a por quién
se debía votar: el elemento del secretismo.

El 12 de febrero de 2009, en conversaciones entre


Julio César Camacho y el periodista de la oposición,
Nelson Bocaranda, éste último le aseguró al director
en Miami de Unión Radio, que el régimen había
corrido la bola en torno a que el satélite Simón
Bolívar tenía la capacidad de saber por quién había
votado cada elector… una bola que el propio
Bocaranda ayudaba a propagar dentro y fuera de
Venezuela.

Tomando en consideración la capacidad que tuvo el


régimen de saber quiénes habían votado en contra
de Chávez durante El Firmazo, datos que fueron
publicados en la tristemente-famosa “Lista Tascón”,
no dudamos que muchos hayan caído en la trampa.
Después de todo, un ex ministro del Interior de
Chávez, ex diputado a la Asamblea Nacional por la
tolda oficialista, Pedro Carreño (o “Carroña”, como
cariñosamente le llama el pueblo opositor
venezolano), nos había tratado de vender la historia
en la que aseguraba que Direct TV, a través de su
plato “bidireccional”, podía saber qué hacíamos en
nuestros hogares cada vez que sintonizábamos ese
canal de cable. (Nota importante: para aquellos
lectores no-venezolanos, esa historia es tal cual la he
narrado, no estoy bromeando ni exagerando).

El mismo régimen, por debajo de la mesa, corría


también la voz en cuanto a que el voto NO era
150
secreto. Se hablaba mucho de esos famosos
aparaticos electrónicos llamados “capta huellas”. Se
decía que había una frecuencia establecida por
medio de la cual era posible saber cómo votó cada
quien, pues antes de emitir electrónicamente el voto,
pasaba por una máquina que lo identificaba. Nunca
se dejó claro si era o no posible tal cosa, pero ante la
duda, muchos votantes, debemos estar seguros,
debieron haber decidido votar a favor del régimen,
por aquello del “por-si-acaso”… o “por-si-las-
moscas”, porque no es que creamos en las brujas,
pero de que vuelan: ¡vuelan!

El otrora-comandante de las guerrillas castro-


estalinistas de los años sesenta y setenta en
Venezuela, el Dr. Américo Martín, envió miles y miles
de emails alertando sobre esta bola, lo que ayudaba
a divulgar el mensaje subliminal del régimen en
cuanto al falso secreto del voto.

Entre muchas otras peticiones, los líderes de la


oposición debieron haber hecho presión para que
esos aparaticos electrónicos (las llamadas capta
huellas) fueran sacadas, del todo, de las elecciones
venezolanas. Mal podrían, entonces, alegar esta
tramoya tramposa luego del fraude, pues era del
conocimiento público que muchos, muchísimos,
electores consideraban que sus votos no serían
secretos y, en consecuencia, pudieron haber votado
“SI”, cuando apoyaban al “NO”.

Lo mismo que las famosas encuestas en las cuales


los encuestadores llegaban a un barrio y le
preguntaban a un ciudadano: “¿usted va votar por
151
el SÍ o por el NO?” Bueeeee. Los venezolanos
podrán ser pendejos, pero no “bolsas”. Posiblemente
se lo estaba preguntando a un vecino del jefe de La
Piedrita… o a un empleado público, o a un pobre
venezolano que pensaban que lo estaban fichando.

Es imposible “encuestar” a los venezolanos, a estas


alturas del juego, sobre si están o no a favor del
régimen, porque ya se estableció el terror. Aún así,
“nuestros” líderes se pasaban horas discutiendo los
resultados de esas encuestas… y el pueblo elector,
también. Eso, sin contar con el factor complicidad de
muchas empresas encuestadoras. Una de ellas,
Datanalisis, “la pegó” de cuajo, publicando una
última “encuesta” donde se reflejó, exactamente, el
porcentaje final de los comicios. ¿Por qué habrá
sido?

El 12 de febrero de 2009, faltando 3 días para el


referéndum del 15 de febrero, César Miguel Rondón
entrevistó a uno de los cinco directivos principales
del C.N.E., el Dr. Vicente Díaz, quien se dice que es
imparcial, pero que – por dignidad – ha debido
renunciar al día siguiente de su nombramiento. Este
directivo resaltó el inmenso ventajismo que a favor
de la opción del “SI” había de cara al mencionado
referéndum. Fue más allá y catalogó el proceso
comicial como un evento totalmente desigual, donde
la mejor parte se la llevaba el oficialismo. Comentó
sobre la descarada ventaja en cuanto a la
propaganda electoral pautada por los medios
controlados por el régimen. Describió la ilegalidad
en cuanto a propagandas a favor del “SI” colocadas
en instituciones públicas, lo que está
152
terminantemente prohibido por la Ley Orgánica del
Sufragio. Habló de la evidente usurpación de
poderes por parte de los oficiales militares del “Plan
República”… y paremos de contar. Ante un
panorama como el que nos pintó el Dr. Díaz en su
conversación telefónica con el periodista Rondón,
solo con la ayuda de Dios, hubiéramos podido lograr
la victoria. Se hizo evidente, una vez más, que El
Señor no se involucra en materia política de los
pueblos… al menos, de los pueblos gentiles, como el
nuestro.

El siguiente entrevistado de César Miguel Rondón de


ese mismo día, fue un dirigente estudiantil, quien
estaba denunciando a las autoridades oficialistas por
negar todos y cada uno de los permisos a las
manifestaciones de calle que solicitaron los
estudiantes a lo largo y ancho del país. La
concentración que los estudiantes pretendieron
montar en la Avenida Bolívar, fue negada. Sin
embargo, se le otorgó permiso al oficialismo para
que en esa misma avenida despidiera la campaña
electoral, el 13 de febrero. Incluso, una marcha
programada por los estudiantes que comenzaría en
Catia y terminaría en Petare, de punta-a-punta de la
Ciudad de Caracas, fue negada por las autoridades
del régimen.

En el pasado un tanto lejano, los venezolanos


votábamos por medio de unas tarjetas grandes y
otras chiquitas. Las tarjetas grandes representaban
el voto presidencial y las pequeñas, las posiciones
parlamentarias. El empleo de esas tarjetas permitía

153
comprobar, más allá de toda duda, la manera en que
un determinado elector había votado.

Los adecos, se decía mucho, premiaban con dinero


en efectivo, a quienes votaban por el candidato de
Acción Democrática. Para cobrar el bono lo único
que había que hacer era presentar todas las tarjetas
electorales, menos la de Acción Democrática, ya que
uno introducía la tarjeta del candidato deseado, y se
llevaba para su casa – de recuerdo – el resto de las
tarjetas. Pero si se votaba nulo, es decir, si no se
introducía tarjeta alguna, entonces el elector pícaro
podría cobrarle a los adecos y a los copeyanos,
porque podría mostrar las tarjetas sobrantes
requeridas para conseguir el bonito.

Haya sido o no esa práctica cierta, se comentaba


muchísimo, lo que – además – sentaba en la mente
del venezolano la necesidad de los partidos políticos
en tener un método de comprobación de la manera
en que un determinado elector votaba. Esa sociedad
de trampas y de tramposos era la perfecta para
hacer correr bolas como aquella que aseguraba que
los votos electrónicos no eran secretos, por lo tanto,
las máquinas electrónicas se prestaban para
fomentar el fraude electoral, sin necesidad – en esos
casos – de montar la trampa físicamente. Todo
quedaba en la mente de cada elector, influenciado o
no por los cuentos de caminos que el mismo régimen
echaba a rodar sobre el manejo inadecuado de
aquellos votos electrónicos.

Bajo un escenario tan viciado como el que siempre


ha imperado en torno a las elecciones en Venezuela,
154
se llevó a cabo el llamado “Referéndum
Revocatorio”, la esperanza blanca del pueblo
opositor venezolano. Enrique Mendoza, el entonces
gran líder de esa oposición y gobernador del Estado
Miranda, tenía como asesor, en materia comicial, al
ya famoso Ildemaro Garabato Martínez, a quien en su
momento le envié la siguiente carta abierta:

CARTA ABIERTA
AL “GARABATO” MARTÍNEZ

27 de agosto de 2004

Respetado y muy admirado


Sr. Ildemaro “Garabato” Martínez

Gracias a la magia de la Internet que me permite


dirigir – directamente – mis ensayos a casi un millón
de lectores/ras (el de hoy está siendo enviado a
912.315 buzones electrónicos) he recibido cualquier
cantidad de datos frescos sobre usted, de quien
había oído hablar como algo abstracto y pintoresco.
Me han dicho, por ejemplo, que fue – al menos hasta
hace una semana – la mano derecha del Gobernador
Enrique Mendoza en la Gobernación del Estado
Miranda. Además, que durante el primer gobierno del
Dr. Caldera fue presidente de la O.C.P. (Oficina
Central de Personal).

Hubo un lector que me dijo, incluso, que corrió por


ahí un chiste sobre un avión que se apresuraba a
tierra debido a su sobre-peso. Usted, según el
cuento, iba en ese avión y cuando se enteró por boca
del capitán que había que lanzar a un pasajero (o a
155
varios) al vacío para poder salvar la nave, usted
organizó unas elecciones preservando así sus
huesos. El amigo que me escribió no se acordaba
muy bien del chiste, porque de eso – según él - hace
ya muchos años.

Créame que no tengo absolutamente nada en su


contra. Como dije en mi alerta anterior (titulado
“¡TRES VOTOS!”), no gané, en buena lid, las
elecciones para concejal de El Hatillo, años atrás. El
día en que mi amigo político de vieja data (y
copeyano) me habló de usted y de su supuestas
mañas para hacer triquiñuelas en las elecciones de la
“Cuarta”, me pareció un tanto simpático el asunto,
obviando – claro - el daño que se le hacía a los
ingenuos ciudadanos que votábamos (y
participábamos en elecciones) creyendo en la santa
pulcritud y transparencia de los comicios.

Supongo que debe haber otro “Garabato” en las filas


de Acción Democrática. Tal vez mis lectores/ras
saturen mis buzones con el nombre de ese experto
en trampear resultados electorales por parte de la
tolda blanca.

Últimamente ha aparecido por ahí en los medios de


comunicación audiovisual, cualquier cantidad de
expertos explicándole al pueblo cómo se pudo
trampear estas elecciones que acaban de pasar,
donde nos escatimaron OLÍMPICAMENTE más de DOS
MILLONES DE VOTOS, lo que supongo le haya hecho
sentir como un niño de pecho si es cierto que en sus
viejos tiempos hacía usted tropelías a la hora de
contar tarjeticas de colores y de matar votos con
156
actas, etc. Entiendo que para usted la tecnología de
punta que produjo tal maravilla cibernética como lo
son las maquinitas “smartmatic”, está fuera de su
especialidad, que es – en todo caso – el manejo de
las votaciones al estilo artesanal, es decir:
manualmente… como muchos de nuestros líderes
proponen que se haga en los comicios del mes que
viene.

Quiero aprovechar esta carta para hacerle dos


preguntas muy alegóricas a los inminentes
acontecimientos futuros, es decir, a las elecciones
para elegir alcaldes y gobernadores:

De ser cierto que es usted experto en elecciones y


fue asesor del Gobernador Mendoza hasta hace unos
días, ¿cómo es posible que no le haya comentado
que hacer trampas en los comicios venezolanos es
más fácil que pelar mandarinas con las uñas largas,
en especial cuando una de las partes es con-dueña
de las maquinitas cuenta-votos, controla al árbitro
electoral y a la sala del Tribunal Supremo de Justicia
donde, en todo caso, se podría dilucidar una posible
controversia… además de tener las armas y de
contar con matones armados que no se paran en
artículo para caernos a tiros al menor movimiento?

¿Qué cree usted de esa ingenuidad que ha invadido


a gran parte de nuestros líderes que hace que
persistan en ir a unas elecciones luego del
MEGAFRAUDE producido el 15 de agosto pasado (del
año 2004)?

En honor a su derecho a réplica, pondré mi red al


157
servicio de su respuesta, si así lo desea. Creo que su
criterio debe ser tomado muy en cuenta a la hora de
lanzarnos a unas elecciones donde podríamos
terminar graduándonos de “imbéciles útiles”, cuya
gracia no sería otra que legitimar ahora a los acólitos
del régimen quienes seguramente ganarán, con o sin
nuestra ayuda.

De usted, atenta y muy respetuosamente,

Robert Alonso

La carta jamás fue contestada por El Garabato o por


ningún otro espontáneo que pudiera haberse lanzado
al ruedo. Era más que evidente que había que evitar
la contienda en ese campo de batalla conocido como
la vía electoral. Eso lo sabían todos los dirigentes
que engañaron a sus seguidores… como lo sabía El
Garabato Martínez y todo su combo de asesorados.
Así, mediante el contumaz engaño, nos ayudaron a
perder a Venezuela.

No cabe duda de que el pueblo opositor fue


engañado por sus dirigentes, quienes, al menos, no
le dijeron toda la verdad. Hubo una gran dosis de
engaño, es totalmente cierto. Sin embargo, también
hubo una gran dosis de cobardía y otra de flojera.

No había alguien en Venezuela que desde las filas de


la oposición creyera en el C.N.E. ni en el régimen.
Por un lado todos los venezolanos opositores
aseguraban que Chávez era un dictador, un tirano…
un comunista disfrazado, sin embargo, escogieron la
vía democrática y constitucional para enfrentarlo y
158
deponerlo, bajo el lema que asegura que para poder
tener opción de ganar una batalla, había que darla
primero. Es cierto, ¿pero bajo cuáles condiciones?

Cuando Fidel Castro atacó el cuartel Moncada, el 26


de Julio de 1953, sabía – perfectamente bien – que
aquella operación militar no tendría opción alguna de
triunfo. Él sabía que estaba lanzando al matadero a
más de un centenar de jóvenes cubanos que creía en
él. Su batalla, él lo sabía, sería más política que
militar, a costa de la sangre que se derramó en aquel
ataque contra el segundo cuartel de Cuba, protegido
por soldados entrenados quienes contaban con un
armamento de guerra, mientras él “se lanzaba” con
un puñado de muchachos inexpertos portando
riflecitos viejos, “Marca U” (calibre .22), pistolas de
cinco tiros, algunas de ellas procedentes de la guerra
de independencia cubana y varias escopetas para
cazar palomitas.

Fidel Castro, quien como Chávez no participó en el


ataque, alegando haber chocado con un muro antes
de llegar al centro del cuartel, sabía muy bien que
jamás y nunca hubieran logrado tomar ese
imponente fuerte… y de tomarlo, nada hubiera
modificado la suerte inmediata del dictador Batista.
Castro planificó el ataque al Moncada con una
agenda oculta. Fue un golpe mediático más que una
acción paramilitar, que nada tenía que ver con la
toma de un cuartel y mucho con la programada
estrategia de catapultar la atención nacional e
internacional.

159
Al menos Castro logró sus objetivos publicitarios y le
sacó provecho, aunque para los muertos fue un
provecho pírrico, de aquel sacrificio pagado con
vidas humanas. Pero la dirigencia de la oposición DE
Chávez no aparentaba obtener beneficio alguno
lanzando a todo un pueblo a las urnas. Todo lo
contrario, fuera de Venezuela, el mundo entero se
preguntaba hasta cuándo los venezolanos seguirían
como corderos acudiendo a las elecciones chimbas
que programaba el régimen y que montaba con la
evidente y necesaria ayuda de aquellos dirigentes
apátridas, genuflexos, cómplices, perversos y
traidores. Claro, lo sabemos, el beneficio era para
ellos, para los genuflexos.

Aún así, el pueblo de Venezuela debió haberse


sublevado bajo el concepto del liderazgo
colectivo, sin seguir contando con sus líderes
naturales. Los estudiantes de Venezuela, que
siempre – durante “La Cuarta” – habían dado
muestras de salir a formar bochinches bajo la excusa
más insignificante, se revistieron de un pacifismo
indescriptible, inimaginable y asombroso. ¿Qué
había pasado con el espíritu de aquellos liceístas del
liceo “Andrés Bello”, del liceo “Rafael Urdaneta”, del
“Fermín Toro” y de tantos otros liceos de Caracas y
del interior del país, que cuando la agarraban con el
gobierno, alborotaban a Venezuela entera?

Cuando comencé a escribir mis “alertas” desde


Venezuela, recibía diariamente MILES de feedback de
mis lectores. A medida en que la cosa se fue
poniendo fea, iba incrementando por un lado los
buzones electrónicos en mi base de datos y, por el
160
otro, disminuyendo las notas que recibía de mis
lectores. Últimamente, ya en el exilio y faltando
semanas para el referéndum del 25F2009, ni siquiera
recibía comentarios de mis estudiantes, aquellos que
querían ver sangre y a quienes les advertía que la
violencia desatada iba en contra de los postulados de
la resistencia moderna. Chávez logró atemorizar a
todo un pueblo… y eso era parte del fraude, un
fraude que incluía a los dirigentes opositores.

Las pocas notas que recibía, reflejaban todas el


mismo espíritu: había que salir a votar, aunque
nos hicieran fraude. ¿Para qué? Si dijéramos:
votábamos, nos hacían fraude y luego el pueblo
saldría a las calles y se quedaría en ellas hasta que el
régimen se desmoronara, entonces había un sentido
claro. Hubiera sido parte de una estrategia que ha
dado resultados en muchos países, como en
Filipinas, como en el Perú… como en Ucrania y en
Serbia, incluso: como en la Venezuela de la época de
Pérez Jiménez, donde el pueblo se lanzó a las calles,
días después de aquel plebiscito chanchullado por el
dictador y provocó la insurrección militar que depuso
al dictador.

En ninguno de esos países mencionados, incluyendo


a la Venezuela de Marcos Pérez Jiménez, había
oposición conchupante y traidora. Los líderes de
entonces estaban para defender los intereses del
pueblo, no para hacerle el juego a los dictadores de
turno.

Mucho se hablaba de votar y de defender el voto,


pero no se dijo cómo había que defenderlo. Se decía
161
que había que irse a los centros de votación para
estar vigilantes. Quienquiera que haya diseñado esa
estrategia es un imbécil o un traidor.

Todo el mundo sabe que el día menos indicado para


sublevarse es cuando el ejército en pleno está en las
calles con el famoso “Plan República”, donde en cada
esquina hay un pelotón de soldados con pertrechos
de guerra y una alta capacidad de movilización. Si a
eso le sumamos la incapacidad de un pueblo para
mantener una sublevación en las calles, a menos que
la sublevación se haga frente a nuestras propias
viviendas – como lo sugiere la estrategia de “La
Guarimba” – entonces la ecuación no podría dar
otros resultados que el fracaso.

Hubiera sido mucho más sencillo y seguro, alborotar


a ese pueblo para EVITAR que se llevara a cabo ese
referéndum que, por demás, era – a todas luces –
ilegal e inconstitucional. Si no se pudo alebrestar al
pueblo para que se evitara ese garabato comicial,
menos se hubiera podido haber lanzado al pueblo a
las calles, de manera furtiva y desorganizada, sin
esperar una derrota contundente y la consabida
depresión colectiva que vendría después… amén de
un impresionante baño de sangre joven.

Nuestros líderes sabían, o debieron haber sabido,


que el día de los comicios se iba a presentar
cualquier cantidad de contratiempos, tanto en las
mesas como fuera de ellas. Esos contratiempos
programados comenzaron a presentarse en las
primeras horas de la votación. El C.N.E.,
deliberadamente, no instruyó debidamente a los
162
electores en cuanto a la manera correcta de utilizar
las maquinitas electrónicas. No fue hasta que el
pueblo comenzó a votar que se dieron instrucciones
de cómo se debía esperar a que una lucecita se
prendiera para poder darle al botón de votar, luego
de haber presionado en las pantallas la opción del
“NO” o del “SI”.

Si un elector cometía ese error, el voto se


consideraba nulo y había que parar el proceso y
levantar un acta y el elector no tenía oportunidad de
volver a sufragar, electrónica o manualmente, su
voto. Ahí comenzó ya la merienda de negros. Era
parte evidente del chanchullo programado, porque –
como nos cansamos de advertir – quien controla las
máquinas y su programación, controla el evento.
Incluso, el gobernador del estado Anzoátegui, Tarek
Williams Saab, del oficialismo, cayó en esa trampa y
su voto fue, inicialmente, nulo. Luego de protestar,
pudo resolver su situación y votar, suponemos, por la
opción del “SI”. La mayoría de los que cometieron
esos mismos errores, producto de la malintencionada
desinformación por parte del C.N.E., no pudo repetir
su voto. Ahí comenzaron a caer presos muchos de
los que se comieron las boletas en blanco, en señal
de protesta… o de evidente locura temporal.

Para la inmensa mayoría de los seres humanos del


mundo moderno, pararse ante una maquinita
computarizada es ya una tragedia de marca mayor.
Luego tenemos el fenómeno del entendimiento. La
mitad de los hombres y mujeres del planeta Tierra
son visuales y la otra son auditivos. Explicarle a un
conglomerado poblacional cómo seguir instrucciones,
163
es materia de un estudio científico que no puede ser
diseñado sobre la marcha, como sucedió en la
Venezuela del día 15 de febrero de 2009, cuando
casi la totalidad absoluta de la población electoral
salió a votar sin saber cómo es que se hacía. Ahí
estaba parte de la trampa que facilitaría llevar a feliz
términos, para el régimen, la trampa final… la que se
hace en la sede principal del Consejo Nacional
Electoral y bajo la exclusiva supervisión de los
acólitos asalariados del régimen o de los
conchupantes apátridas y traidores. Luego vendría
el estudiado factor cansancio, que imposibilitaría –
aún más – el proceso de defensa de esos votos.

A pesar de que muchos muertos votaron, suponemos


que por la vía de los médiums que tenían ocultos en
algún lugar secreto de la sede principal del C.N.E.,
fueron muchísimos los vivos quienes, según las
autoridades de mesas, habían muerto y, por ende, no
pudieron votar… sin contar los que no pudieron
reubicarse y fueron programados a votar en
comarcas distantes a sus domicilios y las decenas de
miles de nuevos votantes, quienes no pudieron
ejercer su sagrado derecho, porque el padrón
electoral fue cerrado para sus debidas inscripciones.

En adición, hubo muchísimas máquinas que no


estaban funcionando correctamente y se debió
esperar a que las repararan, porque no les era
permitido a esos votantes votar en otros aparaticos
electrónicos que no fuesen aquellos en los cuales
debían hacerlo. Esta inconveniencia técnica, ayudó
en gran medida a dilatar el proceso para ayudar a
que se diera tiempo a que llegara la chusma
164
chavista, al final de la tarde, a sufragar amparada
por los famosos cuadernos extraordinarios… tal y
como se había denunciado se haría en ese
referéndum, como se había venido haciendo en
procesos anteriores, incluyendo a aquellos de la
“Cuarta República”, cuando Venezuela era otra.

En el referéndum del 15F2009, se emplearon todas


las triquiñuelas implementadas a lo largo y ancho de
nuestra infausta historia electoral, de antes y
después de Chávez, pero ahora, aquella tinta
indeleble que se caía con los días, diseñada para
teñir el dedo meñique de los electores y prohibir así
que se volviera a votar en el mismo día, se caía con
un poco de cloro comercial, algo que ya había
sucedido en los anteriores comicios de este régimen
y que fue ampliamente denunciado en los medios y a
través de la Internet, con videos y todo, a pesar de
que para esa oportunidad el C.N.E. había garantizado
la cualidad indeleble de la dichosa tinta.

En muchísimos lugares, como en Madrid (España),


por ejemplo, no dejaron entrar a los testigos del
“NO”. Allá se formó un alboroto impresionante y los
oficialistas agarraron las urnas y se fueron con ellas,
sabrá-Dios a dónde. Tuvo que venir la policía
madrileña a poner orden. Así fue en España, donde
había manera de divulgar, en vivo y en directo, lo
que estaba sucediendo en tiempo real.

En la ciudad de Nueva York (EEUU), hubo


amedrentamiento por parte de una chusma
compuesta por no-venezolanos, que insultaban a los
votantes, en la creencia que la mayoría votaría por la
165
opción del “NO”. Nos enteramos porque allá se
podía transmitir los hechos en el momento mismo de
sus acontecimientos, sin temor a ser víctima de la
Ley Mordaza. Tuvo que incrementarse la seguridad
por parte de la policía neoyorquina. ¿Cuántos
sucesos similares se produjeron en Venezuela? ¡No
lo sabemos! Según Súmate, las denuncias recibidas
en su portal cibernético fueron miles. Es de suponer
que la inmensa mayoría de los venezolanos que se
tropezó con irregularidades en el momento del voto,
no se animó a la denuncia… ¿para qué? ¡Muerto
por mil… muerto por mil quinientos!

En Estados Unidos, los centros de votación eran


mínimos y no se pudieron hacer los arreglos
pertinentes para que miles y miles de venezolanos
pudieran votar en unos comicios tan importantes
como se suponía eran los que se dieron el 15F2009.
Por ejemplo, la única ciudad en la que se podía votar
del estado de Carolina del Norte hacia el sureste del
país, era en Miami, a miles de millas de distancia.
Lo mismo sucedió en aquellos estados del centro,
como Colorado, donde los votantes venezolanos
tenían que votar en el consulado de San Francisco,
en California, allá… en la costa oeste de Estados
Unidos, lo que suponía un costo muy elevado de
pagar en términos metálicos y de tiempo, en un
momento en el cual todos los ciudadanos que viven
en Estados Unidos están cuidando sus empleos y el
bolsillo no da para mucho.

A pesar de los múltiples esfuerzos que se hicieron


para resolver esa situación, no fue posible llegar a un
acuerdo satisfactorio. Hay que recordar que en una
166
situación tan supuestamente-reñidas como la que se
presentó en los comicios del 15F2009, donde se
estaba jugando la perpetuidad LEGÍTIMA del régimen
castro-estalinista en Venezuela… y, según Castro, el
futuro de la Revolución Cubana, los votos de los
venezolanos en Estados Unidos hubieran podido
haber hecho la diferencia, si el proceso electoral
hubiera sido limpio y transparente. Una trampa más
para el pote que nuestros líderes debieron haber
contemplado ANTES de lanzarnos a jugarnos a
Rosalinda en aquel garabato comicial que le puso la
tapa al pomo en cuanto a perder, para siempre, a
Venezuela.

Capítulo 7

LOS MEDIOS DE
COMUNICACION
Definitivamente, haberse enfrentado con decisión
meridiana al régimen y en dónde al régimen le dolía,
era una tarea imposible de realizar desde los medios
de comunicación en Venezuela, así se nos haya
presentado el espejismo que en nuestro país había
una amplia libertad de expresión.

En febrero de 2004 fui invitado, gracias a la presión


ejercida por muchísimos de mis lectores cibernautas,
al programa “Grado 33” que transmitía Globovisión,
de lunes a viernes, en horario estelar nocturno.
167
Lo primero que me advirtió el productor de tan
prestigioso programa fue que no podía mencionar,
entre otras, las siguientes palabras: Castro, Chávez,
Venezuela, Cuba… y muchísimo menos “Guarimba”.
¿De qué iba a hablar, entonces? El productor tenía la
respuesta: “habla de cómo cayó el muro de
Berlín y que el televidente saque sus propias
conclusiones…” Hacía unos días,

había enviado a mi red un artículo titulado “La


Guarimba de Berlín”, donde explicaba cómo los
berlineses, sin liderazgo alguno… más allá del
liderazgo colectivo, se lanzaron a las calles, se
dirigieron al ignominioso Muro de Berlín y
comenzaron a destruirlo físicamente, bajo la mirada
atónita de los soldados del entonces Berlín Oriental.

Venezuela se encontraba convulsionada por aquellos


días. “El Grupo de los 15”, sin la mayoría de los jefes
de estado, se encontraba en Venezuela donde se
suponía se llevaría a cabo una cumbre. Chávez
amenazaba con sacar del juego político aquel tareco
que llamaban “Referéndum Revocatorio” y el pueblo
estaba alborotado, pues había puesto todas sus
esperanzas en lo que llamé en mis escritos, “El
Carrusel de Ilusiones”. Se estaban dando las
condiciones objetivas necesarias para sublevar al
pueblo, ya sea de una manera dirigida o de manera
espontánea.

Muchos de mis lectores comenzaron a presionarme


para que fuese yo quien convocara a “La Guarimba”,
la cual veníamos promoviendo con mucho énfasis
168
durante varios años y en especial durante aquellos
días de mucha alteración cívica.

Como los medios de comunicación social en


Venezuela – salvo contadas excepciones y en
pueblos remotos del país a los cuales acudía los fines
de semanas para participar en conferencias y en
asambleas de vecinos – no me daban entrada, entre
otras razones, debido a mi radicalismo, me era
sumamente difícil hacer un llamado claro a la
sublevación cívica, activa, generalizada y
sostenida. Además, si bien contaba con una
importante y nutrida base de datos de miles de
buzones electrónicos, mis lectores abarcaban una
parte ínfima del país nacional en oposición.

En la noche del 23 de febrero de 2004, me fui a la


cama tremendamente deprimido. El país estaba a
punto de caramelo para ser sublevado, sin embargo,
no había maneras de hacerlo por la vía de los medios
masivos de comunicación social. No pude dormir.

Por la madrugada, a golpe de 4 de la mañana, se me


ocurrió una idea que terminó siendo genial: lanzar un
email a todos mis lectores pidiéndoles que
escribieran a Globovisión para presionar a ese canal
de televisión y lograr que me diera un espacio desde
el cual hacer el llamado a las calles, al estilo de “La
Guarimba”, es decir: bloqueando las calles frente
a nuestras respectivas viviendas, sin
confrontar y sin desplazarnos más allá del
frente de nuestras casas… de una manera
sostenida, hasta que el régimen se
desplomara.
169
La campaña funcionó, ya que muchos de mis lectores
le escribieron al canal y éste me contacto de
inmediato, a las once de la mañana del día siguiente.
Contrariamente a mi creencia, mi entrevista no fue
en vivo. Se me pidió que estuviera el 25 de febrero
(de 2004), a primera hora, para grabar mi
participación. Tal cosa me aguó el guarapo, porque
pensaba que el programa sería “en vivo”, pero decidí
aceptar la oferta porque ya había informado en mi
red que Globovisión había cuadrado la caja conmigo.

Aquella participación la pueden ver si visitan la


siguiente página en la Internet:
http://www.mrr.name/VIDEO9.htm (Los comentarios
por vía de generador de caracteres fueron incluidos
por mí años después).

Salí de Globovisión seguro de que mi mensaje no


sería transmitido, así no hubiera mencionado los
vocablos prohibidos. Para mi sorpresa, a las 6 de la
tarde de ese mismo día, faltando dos horas para la
transmisión del programa, me avisaron de
Globovisión que la misma saldría al aire sin
tijeretazos.

Cuando me vi en el aire, me entró una profunda


depresión. Sentí que había traicionado a mis
lectores y seguidores cibernautas, porque no había
mencionado “La Guarimba” ni había llamado al
pueblo a las calles. Sin embargo, toqué la flauta por
casualidad, pues la inmensa mayoría de aquellos que
recibían mis escritos cibernéticos, entendió mi

170
mensaje como una jugada maestra. ¡Estaba
llamando al pueblo a la sublevación sin mencionarlo!

Dos días después, el 27 de febrero de 2004,


reventaba “La Guarimba” en todo el territorio
nacional: en todo el territorio nacional, no en el este
de Caracas, como después quiso hacer ver el
régimen, ya que hasta en el pequeño y alejado
pueblo de Capacho, en el Estado Táchira, frontera
con Colombia, se guarimbeó de lo lindo.

A través de mis escritos me enemisté con no pocos


comunicadores sociales de altura, Marta Colomina
entre ellos… así como Patricia Poleo, con quien más
tarde compartiría mi exilio en la ciudad de Miami.

Marta Colomina era una de las más importantes e


informadas analistas de la política nacional… una
persona que sabía, de sobra, cómo era que se batía
el cobre en Venezuela.

En el año 2003 le escribí mi primera carta pública


cuando se le ocurrió asegurar que Chávez estaba
más blando que un mango maduro y que en
cualquier momento se caía, cuando ella sabía que
era todo lo contrario: en el 2003 Chávez estaba más
duro que sancocho de pato viejo.

Al decir esto, no solamente estaba falseando la


realidad: estaba divulgando algo que ella sabía – o
debió haber sabido - no era cierto. ¿Cómo podía
estar Chávez guindando de un gajo, cual mango
maduro, si tenía todos los controles del país nacional
en sus manos? El optimismo infundado es tan
171
pernicioso como el pesimismo. Lo correcto, pensaba,
se encuentra dentro del realismo.

Tanto la Lic. Colomina, como el resto de los


comunicadores sociales de profesión, quienes viven
de la comunicación o del periodismo en el ramo de la
política, tienen como prioridad el mantener su
vigencia como analistas políticos. Para mantener esa
vigencia hay, por encima de todo, que mantener el
puesto de trabajo en el medio de comunicación
donde se desempeñen profesionalmente. Hay
muchas normas que no se pueden violar, si uno
desea vivir del periodismo en un país con un régimen
como el que impera en Venezuela. Hay que saber
hasta dónde se puede estirar la liga… visualizar con
claridad meridiana eso que mientan la raya amarilla.
Hay que convertirse en el mapurite (el zorrillo) que
sabe a quién pear (a quién echarle el chorro de
líquido fétido). Es ahí cuando entra en el juego la
funesta auto-censura.

A Patricia Poleo, por ejemplo, le critiqué


públicamente el haber publicado, con insistencia,
aquel cuento chino de los “Comacates”, una
supuesta organización castrense, dentro de las filas
militares del régimen, compuesta – según la Poleo –
por los comandantes, mayores, capitanes y tenientes
de la oficialidad militar venezolana, quienes – según
ella – se habían pasado para el bando contrario a
Chávez.

Patricia debió haber sabido que la estaban montando


en la olla y si no lo supo entonces, debió haberse
asesorado con quienes conocían la realidad-real de
172
nuestro estamento militar. ¿Por qué se prestó Poleo
para engañar tan descaradamente a los
venezolanos? No lo sabemos, habría que
preguntárselo, algún día, a ella… si es que no
perdemos la memoria. Unos aseguran que fue para
vender periódicos y otros, porque se estaba
prestando para anestesiar a ese pueblo opositor que
puso toda su confianza, en un momento dado, en
nuestros militares, como los de la Plaza Altamira, por
ejemplo. Yo pienso que la manipularon, porque
Patricia no tiene, o tenía entonces, la suficiente
madurez periodística ni política… ni tenía, entonces,
la suficiente vivencia o experiencia, como para saber
que la estaban ensartando vil y mansamente. Digo
yo.

Esos neófitos, ayudaron a perder a Venezuela,


porque en su momento fueron acreedores de una
impresionante, infundada y absurda credibilidad. En
su momento, lo que escribiera Patricia Poleo era
“Santa Palabra”, casi: “¡Palabra de Dios!” Después
comenzamos a darnos culazos y fuertes tropezones
contra las paredes, producto de tanto mareo. La Pati
se llegó a creer que era para los famosos Comacates,
lo que Hebert Matthews fue para Fidel Castro.

Cuando ya era evidente que aquello de los


Comacates era una burda burla, Patricia aseguró que
publicaría los nombres y apellidos de aquellos
supuestos oficiales que le habían hecho llegar las
famosas cartas amenazadoras de aquellos soldados
fantasmas… pero jamás lo hizo. Aún así, luego de
habernos dado cuenta de aquella farsa,
malintencionada o no, Patricia siguió siendo una líder
173
de la oposición venezolana… por un tiempito, al
menos. Ya en su exilio daba más brincos que un
saltaperico. Un día estaba con la opción electoral,
otro día con el abstencionismo… un día con Rosales
y otro acusándolo de traidor para luego respaldarlo
cuando fue “acusado” en la Asamblea Nacional por
un tal Mario Isea, cuya participación en el libreto era
la de acusar (a Manuel Rosales), para subirle las
acciones de líder opositor… etc.

Cuando a los implicados en la autoría intelectual por


el homicidio del Fiscal Danilo Anderson fueron
liberados y sus casos cerrados, Patricia Poleo optó
por quedarse en el exilio, a pesar de que en una
reunión que se llevó a cabo en la ciudad del Doral
(dentro del área de Miami, en Estados Unidos), había
dicho que ella no pretendía buscar su asilo político y
que se regresaría a Venezuela a seguir luchando.
¿Qué daño le había hecho la Poleo al régimen?
¡Ninguno! Todo lo contrario, con la novela que
montó sobre los Comacates y demás “tubazos”, lo
único que hizo fue incrementar la depresión colectiva
y marear al pueblo verdaderamente-opositor de
Venezuela. Chávez se nutrió, directa o
indirectamente, de estos comunicadores para
guaralear y marear al pueblo más allá de lo
imaginable. Por eso, en parte, perdimos a
Venezuela.

En un momento dado, la prensa comenzó a correr la


bola que a Chávez, los militares, le había prohibido
seguir presentándose con el uniforme militar del
Ejército de Venezuela. Gran parte del país pensó que
Chávez estaba bajo presión militar y, una vez más,
174
crecieron las esperanzas infundadas. Al pasar el
tiempo, Chávez se hizo diseñar un uniforme
especialmente para él, como Comandante en Jefe de
las Fuerzas Armadas de Venezuela. Últimamente se
le ve mucho en ese glamoroso uniforme, con unos
galones inventados por él, jamás utilizado en los
uniformes militares venezolanos.

Para el lector, televidente o radioescucha común, la


auto-censura podría pasar por debajo de la mesa. En
la mayoría de los caso esa práctica pasó
desapercibida. Mientras, tanto el ciudadano de a pie
continuaba percibiendo una Venezuela irreal, falsa…
idealizada o maquillada por esos comunicadores que
sabían, perfectamente bien, que la verdad estaba
siendo mancillada y castrada, a costa de mantener
esa vigencia profesional, la cual, entre otras cosas, le
permitía al periodista de oposición llevar el plato a la
mesa a sus respectivos hogares.

La auto-censura no solamente se ejercía dentro del


territorio nacional. Fuera de Venezuela existía (y
existe), también, una marcada, clara, cobarde e
infausta auto-censura en los medios de comunicación
y entre los comunicadores sociales que vivían (y
viven) de la industria de la comunicación fuera del
país.

A finales del pasado año, 2008, uno de los más


ferviente detractores del régimen de Venezuela,
Orlando Urdaneta, reapareció en los medios de
comunicación de Miami con un programa radial
llamado “Merendando con Orlando”. El programa se
comenzó a transmitir desde la estación Unión Radio
175
de Miami. Tuve la desgracia de escuchar la primera
entrega del espacio que moderaba mi amigo y
compañero de causa, Orlando Urdaneta.

Ese primer programa Orlando lo comenzó con un


triste y bochornoso acto de mea culpa, rogando la
disculpa y el perdón de todos aquellos personajes
públicos a quienes atacó en sus innumerables
presentaciones públicas y en sus prestigiosos,
patrióticos, valientes y concurridos programas de
televisión, dentro de Venezuela… en especial en
aquel espacio que todas las noches (de lunes a
viernes) transmitía el canal noticioso Globovisión.
Como el principal personaje atacado por Urdaneta
era el sátrapa, supuse que le estaba pidiendo
disculpas públicas a Hugo Chávez Frías. El mea
culpa de mi amigo Orlando me sumió en una gran
tristeza, pues estaba viendo cómo se derrumbaba la
imagen de uno de los más grandes y valientes
opositores del régimen de Chávez, quien estaba en
el exilio de Miami acusado en mi misma causa, la
causa de los “paracachitos”. Un venezolano que
decía la verdad y, que por decirla, tuvo que salir al
exilio con su familia.

Lógicamente que los comunicadores sociales son


seres humanos que comen y tienen familias a
quienes mantener. Era evidente que a Orlando se le
puso como condición, para poder producir en función
propia y de su familia, el apartarse de su lucha
patriótica, ya no política, porque Orlando nunca fue
político. En consecuencia, sus programas radiales,
en Unión Radio de Miami, estaban cargados de
gracias y chistes, de eventos sin transcendencia,
176
como el reporte de las efemérides del día,
comentarios sobre eventos culturales que se
llevarían a cabo en la ciudad de Miami, cuentos
sobre las costumbres venezolanas, anécdotas ligeras
de su vida como figura pública del país y cosas por el
estilo. Nada que ofendiese al régimen, porque Unión
Radio tiene el grueso de sus inversiones, por ahora,
en Venezuela.

Creo que Orlando no llegó al mes con su programa


light. Un buen día no lo escuché más. Esta triste
historia de uno de los venezolanos más dignos y
valientes de la era castro-estalinista de Venezuela,
me temo, se repetirá en el tiempo con otras figuras
no menos importantes, algo que los cubanos en
Miami están ya acostumbrados a ver y que no
levanta el más mínimo asombro.

Aquellos periodistas o comunicadores sociales que se


les han enfrentado a Chávez y que no tomaron la
decisión de coger mínimo, fueron sacados de raíz del
juego y tuvieron que salir del país.

Otros, dentro de Venezuela, le bajaron el volumen a


su lucha por la recuperación de la patria, pero el
grueso de esos comunicadores ha seguido como
aquel cuento del mapurite (del zorrillo) mencionado
arriba, que sabe hasta dónde pear, es decir, dónde
está ubicada esa raya amarilla.

No todo lo que se decía en contra del régimen, lo


afectaba. Muchos de esos ataques, lo ayudaron a
atornillarse – eternamente – en el poder. Por
ejemplo, oponérsele férreamente a Chávez, en
177
tiempos electorales, era parte del juego macabro,
apátrida y traidor que desde la oposición se llevaba a
cabo para darle legitimidad a los comicios
organizados e inventados por la tiranía. Mientras
tanto, los venezolanos opositores veían en esos
comunicadores, actos de gran valentía, porque le
estaban ladrando al régimen desde el patio. Pero
jamás escuchamos una sola palabra sobre cómo
debíamos sublevarnos de una manera activa,
generalizada y sostenida. Jamás los escuchamos
mencionar la opción de “La Guarimba”… ni cómo
debíamos DEFENDER el voto, luego de un evidente
fraude. Hablaban en términos genéricos y
abstractos: “Hay que ir a votar y luego, hay que
defender el voto…” Nunca nos dijeron cómo es
que había que defenderlo o como habría que
“cobrar” y, al momento en que debimos haberlo
hecho – de una manera intuitiva – no nos llamaron a
la defensa, pues – al contrario – salían todos en
contubernio con el régimen, a aceptar la derrota,
como sucedió en la noche misma del 15 de febrero
de 2009, cuando Manuel Rosales salió a reconocer,
una vez más, la derrota de la oposición, en compañía
de otros genuflexos (como los líderes de “Podemos”)
y unos cuantos importantes líderes de los
estudiantes venezolanos.

Organizar, desde la tribuna de un comunicador


social, al pueblo opositor para que vote en contra de
los intereses del régimen, en las elecciones
organizadas, supervisadas y trampeadas por Chávez,
NO ERA hacer oposición, era hacerle el juego – repito
– al oficialismo, aunque la inmensa mayoría de los

178
ciudadanos opositores pensaran que se estaba
haciendo patria… y muy valientemente, además.

Hugo Chávez necesitaba de esa oposición y de esa


libertad de prensa y de expresión (con limitaciones
muy puntuales) para mostrar su careta de
demócrata, en la cual nadie creía ya, en especial:
fuera de Venezuela. Era una estrategia para
aquellos que así lo requirieran, de poderse engañar y
justificar el contubernio, dentro de la más pura y
asquerosa complicidad, con un régimen usurpador,
opresor, violador de todos los derechos humanos… y
paremos de contar. Ese auto engaño ha sido
empleado por el gobierno norteamericano, por
ejemplo, para poder mantener unas relaciones sanas
con Chávez, pues me consta que si hay algún
gobierno en el planeta Tierra que sabe
perfectamente bien cómo se toca el joropo en
Venezuela, es el gobierno de Estados Unidos de
América. Solamente tenemos que referirnos a los
anuales reportes que de Venezuela y de su régimen
publica el Departamento de Estado. De hecho, no fui
extraditado a Venezuela gracias a la “Convención
Contra La Tortura” y a la sentencia de un juez federal
de inmigración norteamericano, quien consideró que
nadie puede ser extraditado a nuestro país, debido a
que el régimen imperante en él emplea la tortura
cotidianamente.

Para ayudar al régimen en su papel de demócrata,


era necesaria la colaboración activa y participativa
de los comunicadores sociales de la oposición.

179
Chávez contó siempre (desde que era candidato a la
presidencia por primera vez) con un ejército de
periodistas abiertamente opositores y otros que son
imparciales, tirando a oposición. Aquellos que un día
comentaban favorablemente algunos de los logros
del régimen y al pasar la páginas lanzaban críticas
muy desfavorables. Esos, todavía, eran más
peligrosos, porque se revestían de una falsa
imparcialidad, cuando estaban a sueldo del régimen,
o – en el mejor o peor de los casos – el régimen les
permitía seguir publicando sus artículos. El día en
que se ponían muy melosos con Chávez eran
llamados a capítulo por el mismo régimen, para que
mantuvieran una posición dura o semi-dura (no tan
blandengue) en contra del oficialismo.

Quince días antes de las elecciones presidenciales


entre Manuel Rosales y Hugo Chávez, recibí un dato
de uno de esos periodistas que el régimen
consideraba su ficha, pero que estaban cumpliendo
una función de infiltración a favor de la causa
libertaria. Me comentaba mi fuente cómo se les
pidió a todos esos sátrapas que arreciaran sus
críticas en contra del candidato oficialista, Hugo
Chávez, en apoyo abierto a Manuel Rosales, pero
que, llegado el momento, tras el fraude y la traición
programados, se dieran a la tarea de asegurar que
Chávez había ganado en buena lid.

Aquí en Miami había (y hay) una señora que se hacía


(y se hace) pasar por periodista, a quien, muy
pronto, bauticé con el remoquete de “La Mata Hari”.
Una mujer que explotaba la más exquisita sifrinería,
metiendo el cuento de que era políglota y muy culta.
180
Había engañado a quienes había podido, claro está.
Tras disparates y disparates, compartió su espacio
con un cubano muy corrido en el periodismo, quien
ha tenido que hacer de tripas corazón para poderse
mantener a su lado y así poder cobrar los quince y
los últimos, a pesar de que hacía el papel de un
jarrón chino y solamente habla cuando “La Mata
Hari” así lo consideraba o cuando ésta se tomaba
unos díitas de descanso, para viajar a Venezuela sin
mayores tormentos.

Esta señora fue una de las organizadoras de un viaje


a la OEA en Washington, donde fuimos a pasar frío y
a hacer el ridículo, aunque ella hizo turismo y
aprovechó para tirar físico y comer sabroso en la
capital de Estados Unidos de América.

En ese viaje, donde se suponía que la OEA nos


recibiría una carta en la cual las diversas
comunidades de latinoamericanos estábamos
pidiéndole a Hugo Chávez que no siguiera
interviniendo en los asuntos de nuestros países, la
“Mata Hari” se lanzó un discurso pidiéndole al C.N.E.
de Venezuela que nos dieran las condiciones
mínimas para poder concluir quién ganaría las
elecciones presidenciales venezolanas en buena lid.
Esa parte del discurso, grabado por mí en mi cámara
de video, la publiqué en la Internet como evidencia
inequívoca de su posterior traición.

Bien. La noche en la que Rosales nos traicionó, la


“Mata Hari” me llamó por teléfono para que me
dirigiera a una estación virtual de radio llamada
“Radionexx”, que operaba desde Doral, en las
181
inmediaciones de la ciudad de Miami. Para allá me
fui y cuando me vio se me abrazó llorando y
diciéndome: “Robert, tú eras el único que tenía
razón… Rosales nos ha traicionado.”

La “Mata Hari” tenía entonces un programa radial en


la estación “La Poderosa”, en el horario estelar del
mediodía y junto a quien le sirvió para proyectarse
en otras direcciones más importantes. En la noche
de la traición de Rosales me había invitado para que
participara en su programa del día siguiente,
invitación que acepté, por supuesto.

Cuál habrá sido mi sorpresa cuando escucho a la


“Mata Hari” decir al aire y ante los micrófonos de “La
Poderosa”, que había que reconocer que Chávez le
había ganado a Rosales en buena lid. ¿En buena
lid? El compañero de la “Mata Hari”, al ver mi cara,
se levantó y me susurró al oído que no le
respondiera, porque no quería un escándalo público
al aire. Me pidió que no hablara y me prometió
darme toda la hora en su programa de la tarde, en la
misma estación… promesa que cumplió.

Unos días antes de las elecciones regionales del 23


de noviembre (de 2008), la llamé al aire y le
pregunté – en el aire – si ella creía que estaban
dadas las condiciones para que los venezolanos
pudieran acudir a las urnas en buena lid. Su
respuesta, por supuesto, fue positiva. “Sí están
dadas las condiciones para que los
venezolanos puedan votar en buena lid…”, me
respondió – tajantemente – la “Mata Hari”.

182
¿Qué había cambiado en el C.N.E. para que se nos
asegurara que ya podíamos ir a votar en unas
elecciones claras y transparentes? Habría que
preguntárselo a la “Mata Hari”, por supuesto. Todo lo
contrario, con cada elección se incrementaban las
irregularidades. Sin embargo, estos comunicadores
tapiñados, que se hacían pasar por opositores, tenían
la misión de legitimar el triunfo del régimen, por
medio de la excusa que más a ellos les gustaran:
abstención, desorganización, presiones emanadas
desde arriba, falta de unidad de la oposición, engaño
al pueblo más miserable, etc. Todo menos que hubo
trampa. Se pudo haber admitido cierta manipulación
y cierto ventajismo por parte del régimen, pero
jamás que hubo trampa, cuando ésta era más que
evidente.

Al mismo tiempo, los medios de comunicación se


dieron a la tarea de comparar a Cuba con Venezuela,
pero en planos distintos. Por ejemplo, aseguraban
que los venezolanos tenían alma democrática, pues
llevaban 40 años naciendo y siendo criados en
democracia, mientras que los cubanos no sabían qué
era eso, razón por la cual no supieron cómo derrocar
a Castro por la vía democrática, pacífica, etc. Una
inmensa falsedad diseñada para mantener a los
venezolanos opositores en un estado vegetativo… o
de anestesia general.

Veamos la realidad. Desde el año de 1902, cuando


se constituyó la República de Cuba y fue nombrado
Don Tomás Estrada Palma como el primer presidente
de la recién fundada república, hasta el final de
1958, cuando Castro tomó el poder en Cuba, los
183
cubanos vivieron 42 años de democracia,
considerando al segundo término de la presidencia
del General Gerardo Machado y Morales como el
primer período dictatorial en la isla (1929-1933) y los
seis años de dictadura del General Fulgencio Batista
y Zaldívar (1952-1958).

Si vamos a considerar al gobierno del General Isaías


Medina Angarita como el comienzo de la era
democrática en Venezuela (1941) y sacamos el
cómputo hasta que Hugo Chávez llegó al poder, los
venezolanos disfrutaron de 44 años de democracia,
dos más que los cubanos… sin comparar, por
supuesto, la calidad de esa democracia
experimentada en un país y el otro.

Desde el primer día en que el General Batista dio el


golpe de estado el 10 de marzo de 1952,
comenzaron sectores importantes del pueblo cubano
a revelarse, siendo el movimiento dirigido por Fidel
Castro uno de los tantos que se alzaron en contra de
la dictadura de Batista. Incluso, el pueblo cubano
cayó en la trampa electorera de Batista y acudió
masivamente a unas elecciones chimbas montada
por el dictador en 1958, faltando meses para que
cayera ese régimen. Los cubanos intentaron tumbar
a Batista desde las urnas, y eso que se estaba
desarrollando una virtual guerra civil en la isla y el
país estaba total y absolutamente convulsionado.

Desde el mismo día en que Castro llegó al poder en


Cuba, comenzó la llamada “contra-revolución”.
Contrariamente a la estrategia de lucha que con todo
el fracaso del mundo se escogió para enfrentar el
184
desastre de Chávez en Venezuela, los cubanos –
quienes también fracasaron en todos los intentos –
escogieron la confrontación directa y frontal, donde
el costo se computó en sangre derramada, vidas
perdidas, centenares de miles de presos políticos y
millones de cubanos al exilio. Sin embargo,
muchísimos comunicadores en Venezuela,
participaron en la orquesta que tocó una música
engañosa, en la cual los venezolanos – ignorantes del
proceso cubano – escuchaban falsedades en torno a
cómo el pueblo cubano jamás luchó por su patria,
razón por la cual – según aquellos cuentos diseñados
para engatusar a los venezolanos y hacerles creer
que estaban en el camino correcto de lucha – Castro
permaneció en el poder eternamente.

Un periodista que debe de estarle agradecido a la


providencia por haber estado en el lugar correcto en
la época correcta del chavismo en Venezuela es, sin
duda alguna, el Ciudadano Leopoldo Castillo, quien
ha sabido aprovechar, en términos de pesos y
centavos, la gran desgracia del pueblo venezolano,
entreteniendo a sus televidentes desde un programa
diario que se cuida mucho de no pasarse de la raya
amarilla, dando la impresión, para el ojo no-
entrenado, que se trata del primer programa opositor
al régimen de Chávez. Un espacio donde muchos de
nosotros, los radicales, estábamos vetados. Una
producción en donde se jurungaba hasta la saciedad
la cadena, pero JAMÁS se metían con el mono…
mapurites que sabían muy bien a quién y cómo
pear.

185
El 16 de diciembre del año 2002, El Ciudadano
estaba levantándole la moral a los valientes
venezolanos que habían logrado concluir – sin
mayores tropiezos – una marcha. Una marcha
similar a las muchísimas que se llevaron a cabo en
Cuba, al principio de la revolución castro-estalinista,
cuando ya el pueblo cubano comenzaba a virársele a
Castro.

En un momento de euforia, al Ciudadano se le


ocurrió reproducir al aire un comentario que, según
él, le había dicho un amigo cubano residenciado en
Venezuela, quien le aseguró que si en Cuba hubiera
habido venezolanos, en vez de cubanos, Castro no
hubiera durado un año en el poder. El Ciudadano
había traído a colación el supuesto comentario de su
supuesto amigo cubano, porque estaba eufórico con
las proezas de los marchantes venezolanos.

Esa misma noche me senté delante de mi


computadora y le escribí una carta al periodista
Leopoldo Castillo, El Ciudadano, que le dio la vuelta
al mundo y produjo miles de reacciones
manifestadas a través del correo electrónico de la
Internet; una epístola que seis años después no
había perdido su vigencia, pues a pesar de que
Chávez no ha fusilado a un solo venezolano, ni ha
atiborrado las cárceles de prisioneros políticos, ni ha
cerrado las fronteras del país, ni ha desmontado los
medios de comunicación, etc, ya ha cumplido 10
años en el poder y todo indica que terminará
gobernando al país desde un geriátrico… y, luego,
desde la morgue:

186
El Hatillo, 16 de diciembre de 2002
Ciudadano
Leopoldo Castillo
Conductor del programa “Aló Ciudadano”
Globovisión, Caracas

Ciudadano Castillo:

Entre las múltiples desgracias de salir como un paria


hacia el exilio, está la de tener que oír imprecisiones
alegres y generalizadas sobre lo que supuestamente
fue la Cuba de ayer y los cubanos de siempre. En
ese sentido y desde muy niño, ya fuera de mi patria,
he tenido que soportar la atroz infamia que
aseguraba – entonces – que todas las cubanas eran
prostitutas y Cuba, el prostíbulo del Caribe. Cuba se
forjó una tal vez merecida fama por sus prostitutas y
casas de prostitución. Existía en tiempos de Batista
un funesto turismo sexual que atraía a los putañeros
extranjeros a una isla que además de muchos
atributos naturales, culturales, históricos y artísticos,
ofrecía toda una gama de mujeres de vida alegre de
las más variadas categorías, tal y como siempre se
ha encontrado en las grandes capitales del mundo,
porque La Habana – además – era hace 43 años, una
de las grandes capitales del mundo.

Cuando el éxodo masivo cubano se hizo sentir por el


globo terráqueo, nuestros padres y madres fueron
mostrándole al mundo que había muchísimo más en
el cubano que la etiqueta de la prostitución.
Demostramos ser un pueblo productivo, honesto y
tremendamente trabajador. Ayudamos a construir
grandes empresas y a generar riquezas y fuentes de
187
trabajo en aquellas naciones que nos abrieron sus
corazones y nos brindaron hospitalidad, como fue el
caso de Venezuela, donde nacerían mis cuatro hijos
de un vientre, por cierto, cubano.

Criamos a nuestros hijos enseñándoles el amor por


Venezuela pero cuidando siempre que se sintieran
orgullosos de ser cubanos de sangre. Así se
aprendieron – al mismo tiempo – el “Gloria Al Bravo
Pueblo” y el “Himno de Bayamo”, cargados de
sentimientos heroicos ambos, donde se enseña que
la virtud y el honor de una nación son valores tan
importantes como el de morir por la patria para
alcanzar la vida eterna y heroica en la mente y en el
corazón de los pueblos.

Tras la pesadilla que hoy le ha tocado vivir a


Venezuela, y a todos aquellos cubano-venezolanos
que como mi familia hicimos patria en esta
bondadosa nación, se ha fomentado un nuevo
calificativo despectivo, infame y carente de toda
verdad, cual es la de que los cubanos fuimos unos
cobardes que abandonamos la patria en manos del
castro-comunismo sin haber hecho el patriótico
esfuerzo de luchar por ella.

Lo peor de todo es que en oportunidades he oído tal


aberrada afirmación de boca de quienes se dicen
cubanos exiliados y – para mi profundo dolor – hoy,
en su programa, dijo usted haber oído que la razón
por la cual Castro logró apoderarse de Cuba es
porque en nuestra patria no había venezolanos,
queriendo con esto asegurar que hubiesen sido los

188
valientes venezolanos quienes les hubieran salvado
la patria a los cobardes cubanos.

Viniendo de un comunicador social como usted –


supuestamente amigo del exilio cubano en
Venezuela –, esto fue un puñal de acero que le ha
clavado en los corazones a miles de mis
compatriotas cubanos, en especial cuando fue dicho
en horario estelar y en la versión especial de su
prestigioso programa – “Aló Ciudadano” – el cual
usted con tanto atino dirige y que se ha adueñado de
la inmensa sintonía del televidente venezolano.

Las razones por las cuales Castro se adueñó de Cuba


son muy extensas y variadas como para plasmarlas
en esta carta ya de por sí larga, pero para sintetizar,
le puedo decir que son muy similares a las razones
por las cuales Chávez está en franco proceso de
adueñarse de Venezuela, pero con un agravante que
afortunadamente los venezolanos no tendrán en su
contra: Castro se hizo apadrinar por la Unión
Soviética.

Así como en el caso de Venezuela, que hoy nos


ocupa, hay una inmensa dosis de culpabilidad tanto
en los cubanos como en los venezolanos, por haber
abonado el terreno de nuestras naciones para que
emergieran caudillos totalitarios vociferando la
promesa de la construcción de una patria justa,
apelando a los más elementales derechos de
nuestros ciudadanos, los cuales – sin duda – fueron
criminalmente descuidados por las clases dirigentes
de ambos países, como ha venido sucediendo y
sucede hoy en prácticamente todos los países de
189
nuestra América, desde México hasta la Patagonia.
Tuvo mucho, muchísimo que ver también la
corrupción de nuestros gobernantes y gobernados y
el creer que a 90 millas de los Estados Unidos, o en
el quinto productor de petróleo del mundo no podría
instalarse el comunismo internacional.

Al igual que en Venezuela, terminamos construyendo


un poder judicial al servicio de unos pocos y no al
servicio de la justicia. El cubano de ayer, como el
venezolano de hoy, creyó en cantos de sirenas y se
enamoró de un populista que llevaba marcado en la
frente – con evidente claridad – el sello de la traición,
la mentira y el engaño. Ambos pueblos se negaron a
guiarse por la razón para darle riendas suelta a la
pasión colectiva, cual quinceañeras seducidas por
mozos corridos en cuestiones de amoríos.

Pero en el hecho de asegurar vehemente y


alegremente que fue la cobardía del cubano la razón
por la cual Castro ha podido subyugar a su pueblo
durante cuatro décadas hay un universo de
equivocación. Cuando el cubano de ayer, como
posiblemente suceda con el venezolano de hoy, se
vino a dar cuenta de la traición, era ya demasiado
tarde. Castro había socavado los cimientos de todos
los pilares sobre los cuales se sustentaba la patria al
tiempo que metódicamente destruía también la
pujante economía cubana, la tercera en América
para entonces. Redujo a piltrafa – intencionalmente –
la industria azucarera cubana, que equivalía a la
industria petrolera venezolana. Mientras enamoraba
a su pueblo, trabajaba ardua y maquiavélicamente
en su agenda perversa y criminalmente oculta. Poco
190
a poco fue neutralizando todos los poderes
constituidos, así como purgando su equipo de
quienes él pudiera esperar una reacción de
enfrentamiento, tal como sucedió con el Comandante
Huber Matos, quien muy pronto alzó su voz de
protesta para terminar encerrado inhumanamente
durante dos atroces y martirizantes décadas.

Jamás mostró reparo en ordenar la destrucción


psíquica o física de sus adversarios, aún antes de
que se pronunciaran abiertamente en su contra, tal
como sucedió con el Comandante Camilo Cienfuegos,
quien terminó sepultado en las profundidades del
Mar Caribe, entre otras cosas, por mostrar
desacuerdo con la detención del Comandante Matos.

Al pasar los años, únicamente se quedó con su


hermano Raúl y uno que otro colaborador histórico.
Fue defenestrando uno a uno a sus partidarios
originales para rodearse de una nueva generación de
autómatas mediocres, levantadedos y sumisos,
dispuestos a dejar que el nuevo padre de la patria
hablara y pensara por ellos.

Redactaba varias versiones de una misma ley, tal


como sucedió con la Ley de Reforma Agraria, una – la
cual publicó – redactada por eminentes juristas
cubanos dirigidos por el Dr. Humberto Sorí Marín
(quien más tarde moriría en su pelotón de
fusilamiento) y la otra, que al final implantó, obra de
Guevara y sus secuaces comunistas más
recalcitrantes, como el Dr. Oswaldo Dorticós, quien
más tarde – como mucho de sus seguidores – se
volaría la tapa de los sesos de un disparo.
191
Mientras el cubano trataba de entender qué
verdaderamente sucedía en su patria, Castro
organizaba los CDR o “comités de defensa de la
revolución”. Mientras dentro de la isla se había
convertido en un sanguinario asesino que
masacraba a su pueblo en los paredones de
fusilamiento, fuera de ella era la vedette mundial
que había derrotado al imperialismo yankee en sus
propias narices. Muchos gobiernos amigos y
hermanos de América, incluso, le tendieron una
mano. Cuando vinimos a ver, nos encontramos en un
estado solitario de total y absoluta indefensión.
Llegó el momento en el cual no quedaba otra opción
que huir de aquel infierno. Para cuando el cubano se
vino a dar perfecta cuenta de las intenciones
traidoras y tiránicas del Máximo Líder, ya el confeso
dictador habían implantado en Cuba un estado de
terror, totalitario, autocrático y declaradamente
comunista.

Claro está que aún no es el tiempo para que nuestros


hermanos venezolanos entiendan y comprendan qué
significa vivir en un estado de terror. No han
comenzado los fusilamientos en los paredones, ni los
juicios sumarios. No ha habido un solo niño que
haya delatado a su padre venezolano ante las
huestes de represión del gobierno. Todavía en
Venezuela podemos asistir a misa sin que se nos
señale de contrarrevolucionarios; podemos ver su
programa (“Aló Ciudadano”) y el cubano que se
sienta ofendido por algún desafortunado comentario
que a usted se le escape en el aire, puede cambiar –
todavía – a Venevisión, Televén, Radio Caracas, Vale
192
TV… Venezolana de Televisión, o simplemente
desconectarse por un rato revisando las opciones
que – todavía – encontramos en el cable y si eso no
nos complace – todavía – tenemos cualquier cantidad
de estaciones de radio en las bandas de AM y FM, si
es que no queremos sentarnos a leer un buen libro
que trate de cualquier cosa, comprado – “por la
libre” – en cualquier librería de la esquina.

Los negocios que se cierran en Venezuela lo hacen


por cuestiones económicas, no porque se apropien
de ellos las turbas “bolivarianas”, así que – todavía –
el venezolano no sabe lo que significa ser
“siquitrillado”. No se le puede pedir al venezolano
que entienda qué se siente al encontrarse preso en
su propio país, porque – todavía – puede dejarlo
libremente y regresar a él cuantas veces quiera, con
tal de poderlo hacer económicamente, claro. Se
puede participar un viernes en una marcha de la
oposición, tomar un avión para Aruba el sábado en la
mañana y regresar el domingo en la noche para
seguir marchando toda la semana si uno así lo
desea.

El venezolano no entiende qué son los “actos de


repudio”, por lo que de nada vale hacerles entender
lo que se siente cuando cientos de vecinos (o
individuos transportados de otras urbanizaciones o
barrios) se paran frente a su casa a gritarle:
“paredón, paredón, paredón…¡paredón!”. Es
algo así como los cacerolazos que les hemos dado a
los chavistas en los restaurantes del este de Caracas,
pero mucho, muchísimo más peligrosos y
atemorizantes, si tomamos en cuenta que esas
193
turbas que Castro envía a las calles, tienen carácter
de jurado y sentencian de acuerdo a las líneas
previamente dictadas desde el escritorio del tirano.

Los abogados defensores de los venezolanos –


todavía – defienden a sus clientes, por lo que no vale
la pena hacerles entender que en Cuba los abogados
que el Estado nos asigna para que nos defiendan en
un juicio político (o de conciencia), se parecen más a
un fiscal acusador que a un abogado defensor.

El venezolano, todavía, no sabe lo que es comprar


por la libreta de racionamiento. Cada vez que hay
un peligro de golpe se atiborra de chucherías – y mil
otras cosas que jamás compraría en una situación
normal – para pasar la fiesta, por lo que no podría
entender lo que significa levantarse en la mañana
para hacer una cola de cuatro horas bajo el sol
caribeño (similar al sol de su patria chica, Maracaibo)
para comprar un rollo de papel higiénico… o
conseguir grasa de res en el mercado negro a fin de
mezclarlo con hidróxido de sodio para hacer un jabón
que quema la piel. No sabe lo que es echarse limón
y bicarbonato en las axilas en vez de desodorante, y
en el país del azúcar, sentirse con suerte si puede
llevar a la casa media libra mensual por familia.

El venezolano cuando cuela un café, bota la borra…


por lo que de nada sirve contarle que en Cuba, la
borra del café ya mezclado con chícharo tostado, se
usa una y otra vez hasta que lo que salga de allí sea
un líquido amarillo claro y sin sabor alguno.

194
Todavía el gobierno de esta noble patria, Venezuela,
no ha mandado a un solo muchacho venezolano a
morir en Angola, Mozambique, Etiopía, Yemen,
Zimbabwe, el Congo Belga, Afganistán, Vietnam,
Camboya, Bolivia, Colombia, El Salvador... Nicaragua
o Grenada, en lo que en Cuba se llaman “misiones
internacionalistas”. Tampoco sabe lo que es
dedicarle los fines de semanas a cortar caña sin
derecho a ser remunerado, en obediencia al artículo
45 de la constitución cubana el cual reza: “Se
reconoce el trabajo voluntario, NO
REMUNERADO, realizado en beneficio de toda
la sociedad, en las actividades industriales,
agrícolas, técnicas, artísticas y de servicio,
como formador de la conciencia comunista de
nuestro pueblo...”

Un venezolano no se puede imaginar ni por un


momento que en su propia patria se le vaya a
prohibir la entrada a un hotel por el simple hecho de
ser venezolano, como es el caso de Cuba, donde los
esbirros de Castro no permiten que los cubanos
entren en aquellos hoteles que están destinados
únicamente para los turistas extranjeros.

El pueblo de Venezuela tiene – todavía – esperanzas


en organismos internacionales como la O.E.A., por lo
que de nada vale explicarle que Cuba fue expulsada
de ese club hace 35 años y eso a Castro ni le quitó el
sueño de una siesta.

Todavía los venezolanos creen que los americanos


van a sacarles las castañas del fuego, cuando la cosa
se ponga fea…; ellos no vivieron la traición de Playa
195
Girón, donde nuestros muchachos de la Brigada
2506 que lograron llegar a tierra – unos 1350
brigadistas – fueron total y absolutamente
abandonados en las playas con lo que llevaban
consigo, tras haber sido entrenados, apertrechados y
transportados por el gobierno norteamericano a la
Cuba que ellos iban a liberar de las garras totalitarias
del comunismo internacional.

El venezolano no sabe que el combate en Girón no


cesó durante un solo minuto de las sesenta y ocho
horas que duró y que ante el abandono de los socios
del norte, prefirieron seguir luchando hasta la última
bala antes que rendirse. Tal vez jamás se enteraron
que los barcos de la marina americana se veían a
simple vista alineados en posición de combate frente
a las costas cubanas cuando en realidad no se
encontraban en posición de combate, sino de
observación. No les han dicho a los venezolanos – ni
a usted, Lic. Castillo – que había incluso un porta-
aviones, “El Essex”, que a las pocas horas de la
batalla, comenzó a alejarse junto a los demás buques
de guerra que se suponían brindarían el soporte mar-
tierra y aire-tierra que requiere toda invasión
tradicional (tal y como se había acordado),
abandonando a nuestros muchachos que nos venían
a liberar a la suerte, viéndose obligados a depender
exclusivamente de los pertrechos, el agua y la
comida que llevaban con ellos.

Ningún venezolano jamás vio erguirse en las playas


de Girón y en medio de la metralla al líder cubano de
aquella gesta heroica, Manuel Artime, ni lo oyó
sentenciar al tiempo que miraba hacia los barcos
196
amigos girar a casa: “En las estelas de esos
barcos van doscientos años de infamia...”

Todavía es muy temprano para hablarle al


venezolano de lo que significa vivir en un país sin ley
donde la constitución se invoca pero se viola al son
de la conveniencia del tirano… aunque ya están
comenzando a entrar en materia en este campo.

El venezolano no sabe lo que es vivir en un país sin


Manuel Artime sin radios y sin televisión que no sean los
periódicos,
que controla el Estado, como es el caso de Cuba.
Para él es muy fácil saber el itinerario de una
marcha, porque se anuncia en todos los medios de
comunicación de la oposición. Cuando se queden sin
medios, entonces podrán comenzar a entender un
poco nuestro drama. El venezolano no sabe lo que
es vivir sin un Leopoldo Castillo, sin un José Domingo
Blanco, o una Martha Colomina, un Kiko Bautista… o
un Nelson Bocaranda Sardi. Los cubanos tienen que
depender de Radio Martí o La Voz de Las Américas y
oír las noticias que hablan de libertad y esperanza en
un radio transmisor con baterías recargadas con
orine y mantenidas en los congeladores… y hacerlo
bajito para que el vecino no los oiga y los delate ante
el director del CDR más cercano.

Las mujeres venezolanas no tienen por qué temer


cuando les llevan gallinas y maíz para llamarles
cobardes a los infelices soldados sacados de los
estratos más humildes de la población, porque éstos
no fueron entrenados para calar sus bayonetas y
atravesarlas con ellas. De nada vale asegurarles que
una maroma similar en Cuba es simplemente
197
impensable y que con tan solo planearlo y ser
descubiertas, comenzarían a purgar treinta años en
un fortín heredado de la colonia española.

Los venezolanos están acostumbrados a vivir en un


país en donde las noticias de las masacres
producidas en una marcha o en una plaza les dan la
vuelta al mundo y de ellas se hablan una y mil veces,
sin embargo, no podrían imaginarse vivir en un país
donde los esbirros del gobierno arrementen en
altamar contra un remolcador – como el “13 de
Marzo” – repletos de hombres, mujeres, ancianos y
niños… que pretendían llegar a tierras de libertad, tal
y como sucedió el fatídico 13 de junio de 1994, sin
que la prensa mundial ni los famosos organismos
que velan por los derechos humanos movieran un
dedo para elevar su grito de protesta.

El venezolano entiende al Centro Carter como un


organismo que llega a Venezuela a supervisar sus
elecciones libres y soberanas, mientras que el
cubano ve a sus miembros hacer turismo en la isla y
pasear en autobuses de lujo frente a sus cárceles
repletas de presos de conciencia.

Al venezolano no se le puede meter miedo con el


paredón, porque – como ya he dicho – ellos no saben
de eso. Posiblemente jamás hayan oído hablar de
cómo en la Cuba de Castro se les llegó a extraer a
los condenados a muerte hasta la última sangre del
cuerpo antes de ser fusilados, cuando se
encontraban amarrados al poste del cadalso, para
ser almacenada y empleada en los soldados
mercenarios que Castro enviaba a guerras y
198
escaramuzas internacionales que nada tenían que
ver con los intereses del pueblo cubano. Nunca un
venezolano tuvo que oír a sus muchachos gritar
“¡Viva Cristo Rey!” antes de recibir la descarga del
pelotón de fusilamiento.

Ellos no entienden cómo muchos presos cubanos


pueden quedar inválidos en las cárceles cubanas,
porque en las cárceles infrahumanas venezolanas,
los familiares de los presos tienen la libertad de
llevarles buena comida y medicina, además de
visitarlos dos veces – o más – por semana. No se
imaginan que en Cuba un preso puede pasar años
sin ver a su familia y que muchos de nuestros presos
políticos, los llamados “plantados”, llevan décadas
en calzoncillos por negarse a usar el uniforme de
preso común, sufriendo la inclemencia del duro
invierno cubano, soportando los bayonetazos que les
propinan los guardias, como respuestas a la
exigencia a un trato más digno.

Para el venezolano es difícil aceptar que el General


Acosta Carles maltrate a sus mujeres con quirúrgicas
llaves de judo, porque seguramente no ha visto
cómo la poetisa disidente cubana, María Elena Cruz
Varela, fue arrastrada por los pelos por una turba
castrista enviada por Fidel y sacada de su casa –
escalera abajo –, ultrajada hasta lo indecible y luego
de romperle la boca a punta de patadas y palos, le
hicieron comer sus poesías delante de su hijita más
pequeña y las cámaras de televisión sin que pasara
nada ni la OEA le extendiera una medida cautelar
para que fuese respetada por el régimen de su país.
Al cubano – en su sano juicio – jamás se le ocurriría
199
eso de irse a Washington para que la OEA le otorgue
una medida cautelar. Para empezar, no puede salir
de Cuba para llegar a Washington y de llegar allá,
probablemente se quedaría de una buena vez.

Si un venezolano pudiese leer el manifiesto que


Marta Beatriz Roque y sus tres compañeros
redactaron e hicieron publicar fuera de Cuba – “La
Patria es de Todos” – le costaría mucho pensar que
por tan ingenuo documento en donde se delata –
entre otras cosas – la corrupción que abunda en la
revolución, estos cubanos hayan tenido que sufrir
años de prisión y torturas, salvándose del paredón
gracias a las protestas de personajes internacionales
como Nelson Mandela, el líder del Partido de los
Trabajadores del Brasil: Marcos Rolím… y hasta Hebe
de Bonafini, presidenta de las “Madres de la Plaza de
Mayo” en Argentina.

Tal vez suene duro, pero los venezolanos – todavía –


no sabrían evaluar la valentía del pueblo cubano
porque, entre otras cosas, no conocen a sus mártires
contemporáneos. Pudiera llegar el momento – Dios
no lo permita – en que muchos, los que puedan,
tengan que tocar las puertas de otros países
hermanos y bondadosos, tal y como millones de
cubanos nos vimos obligados a hacer para huir de
una pesadilla que tras cuatro décadas aún no ha
tenido fin, para criar a nuestros hijos en tierras libres,
donde poder orar en nuestras iglesias sin temor a ser
repudiados o encarcelados. Sería muy triste que si
eso llegase a suceder, al pasar cuatro décadas, salga
un periodista por ahí, en donde quiera que un
venezolano se encuentre, y diga que en Venezuela
200
los venezolanos, en vez de conquistar la libertad con
el filo del machete, marchaban con cacerolas, pitos y
pancartas… al son de la zamba y jugando futbolito,
razón por la cual era lo más lógico que Chávez se
apoderara de la tierra de Bolívar.

Quizás muchos venezolanos no sepan o se hayan


olvidado ya, que muchos de nosotros organizamos y
dirigimos parte de la lucha contra las guerrillas
comunistas que intentaron adueñarse de Venezuela
en los años sesenta.

Nuestro pueblo cubano es heroico y lo ha sido


siempre… aún hoy lo es. María Grajales, madre de
nuestro padre, el General Antonio Maceo y Grajales –
“El Titán de Bronce”, quien dio su vida por la
libertad de Cuba, y en el campo de batalla – tras
perder a todos sus hijos en las guerras por la
independencia, le dijo al único que le quedaba: “… y
tú, empínate y apúrate en crecer para que des
también la vida por Cuba”.

Amigo Leopoldo, le ruego reflexión antes de rebotar


comentarios que pudieran herir el alma de un pueblo
que por demás lo admira, le debe mucho y lo cuenta
entre sus filas para morir juntos en la misma
trinchera, de llegar el momento. No irrespete, por
favor, la imagen de nuestros héroes, aquellos que lo
han dado todo por la Cuba de hoy y de siempre. No
irrespete el honor de tantas mujeres cubanas que
han dado muestras de verdadero heroísmo ante la
ignominia castrista.

201
Mientras los padres y madres venezolanas arrullaban
a sus hijos con hermosas canciones de cuna, mi
esposa y yo lo hacíamos con poesías sacadas de los
campos de batallas de nuestra Cuba contemporánea
como esta que a continuación le regalo de nuestro
fallecido líder Manuel Artime, la cual trata de un niño
cubano que dio su vida en la Batalla de Playa Larga
(Bahía de Cochinos) – hace unos días – el 17 de abril
de 1961:

FELIPITO RONDÓN

“Batallón 2, señor, de Infantería”,


me dijiste orgulloso, Felipito Rondón,
cuando a qué batallón pertenecías,
te pregunté, después de una inspección.

Mirabas tu cañón sin retroceso


con tu rostro infantil tan arrobado,
que me luciste un chico muy travieso
que estuviese jugando a ser soldado.

Después vino lo heroico, en Playa Larga.


Tu batallón, derroche de bravura,
hizo que la sonrisa roja fuese amarga
cuando la Patria se creció en altura.

Después, vino aquel tanque, el tanque


ruso
que perforó las líneas avanzadas.
Aquel Goliat de acero que se expuso
a retar el valor de la Brigada.

Y tú, David del mundo de Occidente,


202
te plantaste ante él, altivo, entero,
con tu cañón que era insuficiente
para parar aquel monstruo de acero.

Fue breve. No falló tu puntería.


La explosión te lanzó al suelo
inconsciente.
Y aquella bestia herida, en agonía,
pasó sobre tu cuerpo adolescente.

Y te imagino altivo, sonriente


ante ese Dios que tanto tú querías,
seguro, Felipito, le dirías
cuadrándote ante Él militarmente:
“Batallón 2, Señor, de Infantería”.

Amigo Castillo, cuando usted vaya a hacer algún


comentario sobre la valentía del pueblo cubano, le
ruego – y me disculpa – que se tome el debido
tiempo para recordar nuestra historia cargada de
sufrimiento y coraje.

Con todo mi respeto para usted y su pueblo,

Robert Alonso
Los medios de comunicación han puesto su cuota de
culpa en el camino hacia la perdición de Venezuela,
como ya hemos asomado. Lo mismo sucedió en
Cuba, como se evidencia en el contenido de esa
triste y famosa carta suicida que dejara Miguel Ángel
Quevedo, editor de la famosa revista cubana,
Bohemia, antes de volarse la tapa de los sesos en su

203
exilio de Caracas. Una carta que si le cambiamos las
fechas y los nombres, podríamos transportarla a la
realidad venezolana del momento y, sobre todo, del
futuro no muy lejano, cuando se termine a escribir la
historia de cómo perdimos a Venezuela:

Sr. Ernesto Montaner


Miami,
Florida

Caracas, 12 de agosto de 1969

Querido Ernesto:

Cuando recibas esta carta ya te habrás enterado por


la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré
suicidado — ¡al fin! — sin que nadie pudiera
impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín
Alles el 21 de enero de 1965.
Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba
montañas de inculpaciones. Que querrán
presentarme como «el único culpable» de la
desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi
culpabilidad; lo que sí niego es que fuera «el único
culpable». Culpables fuimos todos, en mayor o
menor grado de responsabilidad.

Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban


mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo
contra todos los gobernantes. Buscadores de
aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y
brutal de la multitud, por sentirse halagados por la
aprobación de la plebe, vestían el odioso uniforme
que no se quitaban nunca. No importa quien fuera el
204
presidente. Ni las cosas buenas que estuviese
realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y
había que destruirlos. El mismo pueblo que los
elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública.
El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería
a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo
que aplaudía a Pardo Llada. El pueblo que compraba
Bohemia, porque Bohemia era vocero de ese pueblo.
El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta
el campamento de Columbia.

Fidel no es más que el resultado del estallido de la


demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a
crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por
estúpidos o por malvados, somos culpables de que
llegara al poder. Los periodistas que conociendo la
hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo
Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su
conducta gansteril en la Universidad de la Habana,
pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el
asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en
prisión.

Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de


Amnistía. Los comentaristas de radio y televisión que
la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió
delirantemente en las graderías del Congreso de la
República.

Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella


calle contaminada por el odio que aplaudió a
Bohemia cuando inventó «los veinte mil muertos».
Invención diabólica del dipsómano Enriquito de la
Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle,
205
pero que también la calle se hacía eco de lo que
publicaba Bohemia.

Fueron culpables los millonarios que llenaron de


dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los
miles de traidores que se vendieron al barbudo
criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando
y del robo que de las acciones de la Sierra Maestra.
Fueron culpables los curas de sotanas rojas que
mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a
Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que
respaldaba a la revolución comunista con aquellas
pastorales encendidas, conminando al Gobierno a
entregar el poder.

Fue culpable Estados Unidos de América, que incautó


las armas destinadas a las fuerzas armadas de Cuba
en su lucha contra los guerrilleros.

Y fue culpable el State Department, que respaldó la


conjura internacional dirigida por los comunistas
para adueñarse de Cuba.

Fueron culpables el Gobierno y su oposición, cuando


el diálogo cívico, por no ceder y llegar a un acuerdo
decoroso, pacífico y patriótico. Los infiltrados por
Fidel en aquella gestión para sabotearla y hacerla
fracasar como lo hicieron. Fueron culpables los
políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a
todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que
como Bohemia, les hicieron el juego a los
abstencionistas, negándose a publicar nada
relacionado con aquellas elecciones.

206
Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión.
Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y negros.
Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro,
que nos faltaba por aprender la lección increíble y
amarga: que los más «virtuosos» y los más
«honrados» eran los pobres.

Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y


traicionado y abandonado por amigos a quienes
brindé generosamente mi apoyo moral y económico
en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt,
Figueres, Muñoz Marín. Los titanes de esa «Izquierda
Democrática» que tan poco tiene de «democrática» y
tanto de «izquierda». Todos deshumanizados y fríos
me abandonaron en la caída. Cuando se
convencieron de que yo era anticomunista, me
demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los
presuntos fundadores del Tercer Mundo. El mundo de
Mao Tse Tung.

Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la


meditación. Para que los que puedan aprendan la
lección. Y los periódicos y los periodistas no vuelvan
a decir jamás lo que las turbas incultas y
desenfrenadas quieran que ellos digan. Para que la
prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de
orientación para esa propia calle. Para que los
millonarios no den más sus dineros a quienes
después los despojan de todo. Para que los
anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a
publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y
de infamia, capaces de destruir hasta la integridad
física y moral de una nación, o de un destierro. Y
para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros
207
de odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser
más amargas.

Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos


víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron
más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Núñez
de Arce cuando dijo:
Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus
propios vicios su tirano.

Adiós. Éste es mi último adiós. Y dile a todos mis


compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz
sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal
que he hecho.

Miguel Ángel Quevedo

LA PREGUNTA
No se trataba ya del descaro con que actuaban las autoridades
del C.N.E., en contubernio con los demás organismos e
instituciones entregadas al régimen: además del descaro,
imperaba la burla… una burla descarada y ofensiva, que traía
implícita una trampa más.

No importó para nada estos elementos de distorsión y el


pisoteo de la dignidad nacional, los líderes de la oposición
persistieron en cumplir con esa parte del libreto en el que los
dirigentes opositores tenían que llevar a sus seguidores al
matadero, para cumplir con un trato que les aseguraba a ellos
una “parcela política”, aunque ésta fuese chimba y coja.

En un país como Venezuela, donde ya existía una distorsión


comunicacional descomunal, el C.N.E. presentó la pregunta que
se les haría a los votantes para aprobar o no la llamada

208
enmienda de apenas cinco artículos de la constitución
bolivariana, cariñosamente llamada por Chávez: “La Bicha”.

He aquí la histórica pregunta:

"¿Aprueba usted la Enmienda de los artículos 160, 162,


174, 192 y 230 de la Constitución de la República,
tramitada por la Asamblea Nacional, que amplía los
derechos políticos del pueblo, con el fin de permitir que
cualquier ciudadano o ciudadana en ejercicio de un
cargo de elección popular, pueda ser sujeto de
postulación como candidato o candidata para el mismo
cargo, por el tiempo establecido constitucionalmente,
dependiendo su posible elección, exclusivamente, del
voto popular?"

Faltando unos diítas para el referéndum (del 15 de febrero de


2009), Nelson Bocaranda, en conversación telefónica con Julio
César Camacho, aseguró que en la confusión de la redacción de
la pregunta se encontraba escondida la guillotina final, pues no
estaba claro qué se podría y qué no se podría interpretar luego
de que el “SI” le ganara al “NO”. Entre esas interpretaciones,
según Bocaranda, estaba la posibilidad de que Chávez, sin
tener que renunciar a su cargo como presidente y convocar a
nuevas elecciones, inmediatamente después de su triunfo en el
referéndum del 15 de febrero (del 2009), podría modificar, una
vez más, la constitución y alargar de un solo guamazo el
período presidencial a 10 años y cumplir así su promesa (SU
AMENAZA) de continuar su mandato hasta el 2019… y más allá,
hasta que su cuerpo aguantara.

Hemos recalcado en este libro que jamás debimos haber


aceptado acudir a esta caricatura de referéndum, por tratar un
tema viejo, ya votado… capítulo cerrado y sellado, lo que en el
campo jurídico se conoce como “cosa juzgada”. Sin embargo,
la estrategia ameritaba acudir a los comicios con la ilusión por
delante. Se le había asegurado al pueblo elector que, siempre
y cuando se defendieran los votos, los comicios cumplirían con
el objetivo de darle un nuevo parado a Chávez, quien – por
cierto – ya había amenazado con volver a solicitar un
referéndum similar si perdía el del 15 de febrero (de 2009) o,
209
incluso, que llamaría a una constituyente, en caso de no poder
lograr su enmienda por la vía de los referendos. ¡Una
verdadera burla!

En esa misma conversación telefónica entre Bocaranda y


Camacho, el 12 de febrero de 2009, el primero le aseguró al
segundo que la cosa no estaba fácil para el “NO”. ¿Y no fue
hasta entonces, faltando horas para que nos degollaran, que
Nelson Bocaranda se dio cuenta? No. Hacía unas semanas, en
conversaciones con el mismo Julio César, Bocaranda le aseguró
que no debíamos haber aceptado acudir a ese referéndum y
que estaba más que claro que por la vía electoral no iríamos a
ninguna parte. ¡Había descubierto el agua tibia!

Debo repetir, una y mil veces además, que había cualquier


cantidad de elementos para evitar que se diera ese referéndum
de enmienda. Había que embasurar al país buscando la
ingobernabilidad absoluta, basándonos en el atropello que de la
constitución nacional estaba haciendo el régimen. Para el
universo entero esa conclusión hubiera sido más que
entendible. Había que sublevar al pueblo para sacar de
Miraflores al régimen usurpador. Sin embargo, ya que se
decidió acudir a las urnas, lo menos que pudimos haber logrado
era intentar modificar la pregunta para hacerla más clara… o
para hacerla clara, punto. Una tarea que se sabía sería
imposible, pero que – por lo menos – se pudo haber intentado
para no quedar tan mal ante nosotros mismos, como sociedad.
Algo como para poderle haber dicho a nuestros nietos: “lo
intentamos, pero no nos fue posible.”

Tal y como fue redactado ese adefesio literario, no decía


absolutamente nada y lo decía todo. Ahí no se supo por qué se
estaba votando. Los electores contrarios a Chávez sabían que
debían votar NO… y los chavistas tenían que votar SI. Eso era,
más o menos, la realidad de aquel garabato que pasará a la
historia como la mayor tomadura de pelo que régimen alguno le
haya propinado a un pueblo elector.

Ya veremos los remolinos que traerá el haber aceptado acudir a


las urnas para votar, a favor o en contra, de aquella pregunta…
eso será de coger palco. Interpretaciones irán e
210
interpretaciones vendrán, en medio de un maremoto de
indecisiones por parte de los dirigentes de la oposición, quienes
cada día se entramparán más en la maléfica telaraña del
régimen.

Por la noche, celebrando, vimos a un Chávez saboreando,


desde su mesa didáctica de Miraflores, una taza contentiva del
néctar negro de los dioses blancos, ligado en
mistificación sublime con el producto blanquecino de la
ubre del consorte del toro.

¡Y Venezuela ardiendo!

LA GUARIMBA

211
El vocablo guarimba significa “refugio”, en uno de los dialectos
que heredamos de los caribes. Guarimba es el nombre de un
famoso juego callejero de niños, sobre todo, en tiempos donde
no había Internet ni juego electrónicos.

Se dibujaban - con un pedazo de carbón o una tiza - dos


grandes círculos (dos grandes guarimbas) en el pavimento de la
calle. Entre cada círculo había unos 15 metros. Todos los
muchachos, menos uno, se metían en uno de esos círculos y el
juego consistía en correr entre ambas guarimbas sin ser tocado
por aquel que estaba fuera de los círculos, cazando a quienes
corrían de un refugio a otro: de una guarimba a otra. En la
medida en que un muchacho era tocado fuera de alguna de las
dos guarimbas, tenía que quedarse preso hasta que todos los
muchachos fuesen cayendo.

En épocas del dictador Pérez Jiménez, la resistencia cívica


diseñó un método de subversión donde se empleaban las
propias viviendas de los activistas subversivos como refugios,
como guarimbas. Salían de sus casas y, estando cercas a ellas,
se operaba en contra de la dictadura para luego correr de
regreso a la seguridad de sus casas, de sus guarimbas. A esta
técnica de empleo de las viviendas como refugio se le llamó,
entonces, “La Guarimba”. En aquella oportunidad no se
hablaba de trancar o tomar las calles, la idea era hacer actos de
sabotajes cercano a las propias viviendas de los activistas de la
resistencia, para luego correr hacia ellas, donde se refugiaban
antes de que “los tocaran” los esbirros del régimen
perezjimenistas. De esa manera “jugaban” a la guarimba.

A raíz de la “Masacre del 11 de Abril” (también llamada “La


Masacre de Miraflores”, acaecida el 11 de abril del año 2002,
donde fueron masacrados más de 20 venezolanos y hubo
cientos de heridos por balas de fuego), nos dimos cuenta de
que no nos podíamos desplazar hacia un objetivo, por muchos
que fuésemos. Vimos cómo en cuestión de segundos, casi un
millón de opositores que marchaba hacia las cercanías del
Palacio de Miraflores, fue dispersado por un puñado de franco
tiradores que hasta hoy no se sabe de dónde salió y desde
dónde disparó.

212
Fue entonces cuando le echamos mano a aquel concepto de
refugio que nos llegó a través de “La Guarimba” anti-
perezjimenista, para diseñar una estrategia donde el elemento
fundamental de protección fuese la vivienda de cada quien, es
decir: la guarimba de los sublevados, en nuestra Venezuela
moderna, la de Hugo Chávez.

Como verá el lector, guarimba no es sinónimo de barricada, ni


de violencia, ni de enfrentamiento. Guarimba significa refugio,
aunque el término haya sido satanizado mil millones de veces
por el régimen e, incluso, por la propia oposición genuflexa y
cómplice.

Llegó un momento en el cual no se sabía si guarimba quería


decir sublevación o, simplemente, boicot. Así nació la
guarimba hospitalaria, para definir las huelgas de brazos caídos
de los médicos y enfermeras que pretendía mejorar sus salarios
y demás condiciones laborales. Se hablaba de la guarimba
educativa, para referirse a los maestros que protestaban ante el
Ministerio de Educación para conseguir mejorías contractuales.

“La Guarimba” debutó en Venezuela el 27 de febrero de 2004,


cuando el régimen autocrático de Chávez persistía en no oír el
clamor de todo un pueblo que velaba, ingenuamente, por llevar
adelante aquello que se conoció como Referéndum Revocatorio,
un derecho contemplado en la constitución venezolana que
terminó en algo parecido a un garabato, al desconocerse y
trampearse los verdaderos resultados comiciales.

Pero el pueblo de Venezuela no estaba preparado para


guarimbear en la modalidad muy específica en la cual fue
rediseñada, de acuerdo a las condiciones muy particulares que
se daban en la convulsionada Venezuela del comienzo de aquel
año 2004.

La gran diferencia entre “La Guarimba” diseñada en Venezuela


y los movimientos masivos de calle de otros pueblos, es que en
la primera se le exige a los participantes no trasladarse más
allá del frente de sus respectivas viviendas, donde
construirán barricadas que deben repotenciar de acuerdo a las
necesidades, SIN CONFRONTAR jamás con los esbirros del
213
régimen, retirándonos, estratégicamente, a nuestras
respectivas viviendas (o guarimbas) en caso de una arremetida
de las fuerzas oficialistas o de sus grupos paramilitares, como
los Tupamaros, La Piedrita, etc.

Si revisamos la obra del Dr. Gene Sharp, “De la Dictadura a la


Democracia”, entenderíamos la necesidad de no agotarnos, de
preservar la buena salud de cada ciudadano en resistencia y de
contar con una logística que nos permita prolongar la acción de
calle durante un período determinado de tiempo.

La estrategia de la resistencia no-violenta propuesta por el Dr.


Sharp, como veremos más adelante en este libro, contempla un
levantamiento masivo final, como culminación de una campaña
de resistencia ciudadana, en la cual se evite la violencia, como
factor fundamental de la misma. No era llevar al pueblo
opositor, de una sola vez, hacia la sublevación, la cual tendría
que ser cívica, activa, generalizada y sostenida. Se
requería de un verdadero movimiento de resistencia cívica (de
parte de la sociedad civil) o ciudadana, con una dirección clara
y tremendamente bien definida… como veremos más adelante.

“La Guarimba” es una opción que siempre estuvo vigente en la


Venezuela de Chávez, pero nuestros líderes la menospreciaron
y la desecharon como herramienta de lucha.

Guarimbas clásicas espontáneas, englobando el concepto de la


sublevación cívica sin violencia o con un bajo nivel de violencia,
habían dado sus frutos en diferentes puntos del globo
terráqueo, aplicadas por grupos étnicos muy diferentes los unos
de los otros. He ahí el caso del derrumbamiento del muro de
Berlín, la eliminación de la dictadura de Marcos en Filipinas, el
afianzamiento de la democracia en Ucrania, la desestabilización
total de los gobiernos de Argentina, Bolivia y Ecuador, por tan
solo mencionar unos pocos.

Son muchísimos los que se atreven a asegurar que “La


Guarimba” del 27 de febrero al 5 de marzo de 2004, fracasó en
Venezuela.

214
Quienes así se expresan no son otros que los acólitos
propagandísticos del régimen, gente desinformada, tontos
útiles o los peores: aquellos politiqueros de la oposición que se
conforman con el podrido y maloliente hueso empellejado de
poder que, desde las alturas, les lanza el tirano. Individuos,
éstos, apátridas y oportunistas que saben que con el régimen
de Chávez “agarran manquesea fallo…”

Recordemos aquellos momentos históricos. El 2004 fue un año


que comenzó convulsionado, gracias a la manipulación
maquiavélica que el régimen desarrolló en torno al tema de
aquel funesto evento que mentaron “Referéndum Revocatorio”,
un invento de Chávez copiado de uno que Castro en Cuba llamó
“El Proyecto Varela”.

Corría la última semana del mes de febrero de aquel año y se


estaba llevando a cabo en Caracas una cumbre – coja y mocha
– del llamado “Grupo de los Quince”.

Muchos de los presidentes del mencionado grupo no asistieron


a la cumbre, temerosos del estado de convulsión, de crisis
política y de ingobernabilidad que reinaba en Venezuela por
aquellos días.

Ante la negativa del régimen de atender el clamor de un


importante y mayoritario sector de la población, la oposición
convocó para el 27 de febrero (2004) una justa y necesaria
marcha hacia el C.N.E., la cual fue brutalmente reprimida por
los efectivos de la Guardia Nacional adeptos al régimen.

Ante tal represión oficialista, ese mismo día 27 de febrero


(2004), estando dadas las necesarias condiciones objetivas
para una sublevación general y nacional, la Coordinadora
Democrática, por boca de su entonces líder – el Gobernador
Enrique Mendoza – y más tarde por boca de uno de su más
importantes voceros – el diputado Andrés Velásquez – se
convocó a todo el pueblo opositor a “tomar sus calles” (sin
mencionar el vocablo Guarimba) a partir de las 6 de aquella
misma tarde. La convocatoria se hizo, originalmente, a través
de las cámaras de Globovisión, en un spot que duró varios
segundos.
215
Tenía ya dos años promoviendo la estrategia por el nombre de
“La Guarimba”. En cada artículo que enviaba – a un promedio
de 1 cada 1.7 días – me cuidaba de mencionarla y de explicarla.
Los buzones que recibían estos “alertas” (como le llamaba a
mis ensayos enviados por la Internet), pasaban los 300mil. Con
el poder de divulgación que demostró tener la red cibernética,
un importante sector del país conocía de la existencia de
nuestra estrategia, que ahora había sido adecuada a la realidad
contemporánea de Venezuela. La propuesta en relación a “La
Guarimba” era clara, sencilla y segura:

1. Bloquear la calle frente a nuestra vivienda


2. No desplazarnos más allá del frente de ella
3. No confrontar con el enemigo

Sabíamos que para que la sublevación bajo la modalidad de “La


Guarimba” tuviera éxito, debía de ser:

1. Activa – donde participara un gran sector de la sociedad


civil.
2. Generalizada – todos al mismo tiempo, contando con el
“factor dominó” que se genera en todo movimiento de
sublevación que goza del respaldo popular.
3. Sostenida – pues teníamos que mantener la sublevación
durante varios días, incluso semanas.

Si la sublevación era generalizada, con una participación de al


menos un 30% de la población nacional y no nos
desplazábamos más allá del frente de nuestras viviendas, de
nuestras guarimbas, podríamos sostenerla en el tiempo, pues el
desgaste, por parte de los sublevados, sería muy poco.

Habíamos logrado implementar, sobre todo en la ciudad de


Valencia (en el centro del país), un sistema de creación de
“células de resistencia”, donde un activista nuestro se
comprometía a contactar, reclutar, educar, entrenar, coordinar
y supervisar, a NO MÁS de cinco amigos de mucha confianza,
con el fin de conformar cada célula. Así lográbamos tres
objetivos importantes:

216
1. Evitábamos o minimizábamos la posible infiltración del
régimen, ya que cada célula estaba compuesta por
“amigos íntimos” o familiares.
2. Al mantener el número de activistas a NO MÁS de cinco
miembros por célula, podría, cada líder de célula,
administrarla con eficiencia, contactarla y darle las
órdenes emanadas de un comando central que, para
entonces, estaba instalado en la Finca Daktari, de
nuestra propiedad… la cual, meses después sería
convertida en polvo y en ella se llevaría a cabo una
verdadera carnicería, la cual bauticé con el nombre de
“La Masacre de Daktari”, donde fue pasado por el
machete, más de una decena de seres humanos.
3. Echar a rodar un sistema progresivo de divulgación, ya
que cada uno de esos nuevos activistas se comprometía
a convertirse en líder de célula y multiplicar la original,
de la cual procedían, por cinco.

La primera célula de resistencia, creada en la Finca Daktari el


23 de agosto de 2003, se multiplicó por cinco, es decir: 25…
esas 25 se convirtieron en 125, luego en 625, 3.125 hasta que
le perdimos el control. Hoy en día sería imposible saber
cuántas células de resistencia, con una capacidad de
reactivación inmediata, existen en Venezuela. De ahí el gran
temor que Chávez demostró tenerle a “La Guarimba”, porque
los comunistas saben la fuerza que estos movimientos
“underground” de resistencia tienen, lo fácil que es operarlas y
lo difícil que es – para los regímenes totalitarios – encontrarlas,
infiltrarlas, destruirlas o neutralizarlas. El líder de cada célula
pierde la noción de quiénes forman otras, más allá de su grupo
de amigos inmediato, lo que establece una formación de
cadena imposible de seguirle el rastro.

En adición a estas células que fuimos creando, sin prisa pero


sin pausa, evitando – en todo momento – que los líderes de
cada célula fueran a configurar grupos celulares de MÁS DE
CINCO ACTIVISTAS O MIEMBROS, pues serían grupos
incontrolaables e inseguros, viajábamos por todo el país, de
punta a punta, dando conferencias y divulgando la estrategia

217
para cuando llegara el momento, que estábamos seguros
llegaría más pronto que tarde.

Para el 28 de febrero (el 2004 fue un año bisiesto) el país


entero – y no como dicen los lacayos del régimen que sólo se
enguarimbó el Este de la ciudad de Caracas – comenzó a
lanzarse a las calles en miles de sectores de pueblos y ciudades
de la geografía nacional, incluyendo al lejano y minúsculo
pueblito de Capacho, en el estado Táchira, frontera con
Colombia, por donde me escaparía del país meses después.

Venezuela entera se paralizó y se convulsionó. Las barricadas,


hechas con neumáticos en llamas, se levantaron por doquier.
Se hizo imposible el tránsito a lo largo y ancho de todo el
territorio nacional. Las autopistas del país estaban desiertas y
se evitó el traslado de tropas y de los temidos tanques de
fabricación francesa, los AMX 30, del ejército, a tal punto que
una vez finalizada “La Guarimba”, Chávez congregó a todo su
poderío militar del Ejército en Fuerte Tiuna, en las afueras de
Caracas, un gravísimo error de táctica militar, porque Chávez
no sabe de “eso”.

Debido a la generalización de “La Guarimba”, se produjo el


necesario factor de la impunidad, haciendo imposible, no sólo la
imputación del supuesto delito de rebelión o insubordinación,
sino la captura de millones de ciudadanos enguarimbados.
Sobradamente, “La Guarimba” demostró su eficacia.

Para el 3 de marzo, después de cinco días de guarimba


nacional, los informes que recibíamos de nuestros contactos
aliados ACTIVOS, dentro de la Guardia Nacional, eran que
estábamos ganando y en vía franca hacia la victoria. Los
soldados de los pocos contingentes que la Guardia Nacional
tenía para reprimir a los guarimberos – conformados por los
famosos robocops – estaban extenuados y desmoralizados. El
pueblo le perdió el respeto al régimen y a esos organismos de
represión colectiva, impotentes – éstos – ante la situación de
total anarquía y caos generalizado, imperante en todo el país…
de oriente a occidente.

218
El 4 de marzo comenzaron las confrontaciones en diversos
sectores focalizados como en la urbanización Altamira, la Av.
Fuerzas Armadas, la Av. Baralt en Caracas y varios sectores de
la ciudad de Valencia, por ejemplo. Se produjeron arrestos y
bajas. El saldo mortal – oficial – superó la decena de muertos.
Sin embargo, el régimen fue incapaz de aventurarse a ordenar
el macabro, criminal y genocida “Plan Ávila”, en recuerdo – tal
vez – del fracaso del 11 de abril de 2002, cuando la cúpula
militar se negó a masacrar al pueblo, decidiendo no seguir
acompañando al presidente Chávez en su camino hacia la
locura total, ya que ese plan contemplaba la masacre
indiscriminada de todo aquel que se mostrara en sublevación.

La ciudad que mejor guarimbeó, por cierto, fue la ciudad de


Valencia, porque – como ya dije – ahí teníamos una
organización casi perfecta. Sabíamos que los tanques
franceses de tecnología de punta, los AMX 30, podrían
ocasionarnos problemas, una vez que la sublevación cívica le
diera paso a la insurrección militar, producida por una
“implosión”, dentro del mismo corazón del estamento militar.
Por lo tanto, enviamos a una decena de jóvenes,
VERDADERAMENTE VALIENTES, que había jurado dar la vida
por Venezuela y que sabía que se estaba enfrentando a la
muerte, no con las manos pintadas de blanco, sino negras del
hollín de los neumáticos quemados que evitarían el paso de las
tropas apátridas por las calles de Valencia y hacia la capital del
país.

Valencia, además, era la ciudad central. Paralizando Valencia y


la autopista que por ella pasa (la importantísima autopista
Caracas-Valencia), dividíamos el país en dos toletes y a Caracas
no llegaría suministro de ninguna clase. El objetivo de paralizar
la ciudad se logró, así como el de evitar el más mínimo tránsito
por la autopista entre Valencia y Caracas, incluyendo la
paralización total de la ciudad vecina, Maracay, donde se
encontraba la Base de Palo Negro con sus once aviones F-16,
seis de los cuales estaban inservibles, debido a la
canibalización empleada para mantener volando al resto de las
naves, donde se les quitaban piezas a los aviones más
deteriorados para reparar otros, ya que Estados Unidos había
ejercido un embargo sobre el suministro de piezas para
219
mantener en el aire a esas máquinas infernales, de fabricación
norteamericana, algo que ni siquiera Bush pudo evitar.

Varios activistas del MRR (Movimiento de Recuperación Radical)


murieron en “La Paralización de Valencia”, hubo centenares de
heridos y miles de detenidos que luego el régimen tuvo que
liberar. No tuve el honor de estar presente en Valencia, donde
hubiera querido estar, porque mi puesto de lucha era en
Caracas… y, además, porque ya no se podía viajar a esa
ciudad, localizada a dos horas de camino por carreta, de la
capital. Tanto en Caracas, donde también sufrimos bajas,
como en Valencia, pude comprobar la valentía de nuestros
jóvenes… y la de muchas personas mayores (hombres y
mujeres), incluyendo ancianos. Por eso cuando veo las fotos de
los estudiantes “pacifistas” de hoy, dirigidos por lacayos que
cumplen una agenda infame y traidora, aplaudiendo con las
palmas de sus manos pintadas de blanco mientras gritan:
“¡estudiantes!”, me acuerdo de mis muchachos muertos… y
me siento culpable de no haberme ido con ellos.

El concepto de valentía fue distorsionado, sobre la marcha, en


apenas cuatro años, cuando comenzaron “Los Mediáticos” a
aparecer en el panorama del liderazgo estudiantil.

“Los Mediáticos” era muchachos escogidos por sus “picos de


plata”, que hablaban muy bonito, con una verborrea muy fluida,
pero que lo único que hicieron fue legitimar la Asamblea
Nacional y la Fiscalía con sus visitas, pautadas y ordenadas por
el régimen… y hacer escándalo, “mediático”, para hacerse los
“musiús” (“los suecos”) al segundo siguiente de declararse el
fraude, como sucedió en la noche del 15 de febrero de 2009,
cuando aquellos líderes estudiantiles se escondieron detrás del
cuerpo cobarde y traidor de Rosales, para aceptar el más
descarado e infausto frade que haya conocido jamás el muy-
golpeado continente americano.

Fueron “Los Mediáticos” los que inventaron el “pacifismo”


dentro del estamento estudiantil universitario y “pacificaron” a
los estudiantes. Nuestra idea jamás fue emplearlos como carne
de cañón, ni siquiera para que confrontaran con el enemigo.
Pero hay que estar claros que en el momento en que un pueblo
220
se subleva, el infierno se puede desatar. Una sublevación no-
violenta no garantiza que no brote la violencia, sobre todo si
ésta es provocada por los infiltrados del régimen, como sucedió
– en gran medida – en la sublevación de febrero-marzo de 2004
en Venezuela. Ninguno de nosotros dijo que sería tan fácil
como pintarse las palmas de las manos de blanco, dar
palmadas al aire y gritar: “¡estudiantes!”

En la mañana del 6 de marzo de 2004, luego de ocho días de


guarimba pareja, el régimen convocó a la Coordinadora
Democrática a una mesa de negociaciones, a la cual la mayoría
de sus miembros se negó asistir, porque se asustaron con tanto
pueblo en las calles. Pero como siempre hay campo para los
esquiroles, hizo presencia en el panorama nacional de aquellos
días, un connotado y rancio comunista, de vieja data, llamado
Pompeyo Márquez, dispuesto a tirarle la toalla al sátrapa.

Chávez había amenazado a los coordinadores democráticos con


el cuento que si caía su régimen, se implantaría un gobierno
militar de ultra-derecha, en una Venezuela donde ellos – los
políticos tradicionales – no tendrían cabida. Aún así se tuvo que
recurrir a la traición de uno de esos políticos, dirigente de la
tristemente conocida Coordinadora Democrática, para poder
desmantelar “La Guarimba” en su momento de clímax, cuando
a la tiranía le quedaban escasas horas de vida. Ese funesto día
para la historia patria contemporánea, comencé a pensar que
Venezuela estaba perdida o iba, inexorablemente, en vías de
perderse para siempre.

En la triste tarde de ese mismo 6 de marzo – fecha trágica para


la democracia en Venezuela – Pompeyo Márquez, como muy
bien se recordará, salió en todos los canales de televisión
pidiéndole al pueblo que desistiera de “La Guarimba”, alegando
que se había cumplido con ella el objetivo, que según Pompeyo,
era el de sentar al régimen a negociar las bases y términos del
proceso que desembocaría en el infeliz y utópico Referéndum
Revocatorio, más tarde conocido como “El Mega Fraude”.

El pueblo, exhausto ya, tras 7 días de intensa resistencia


generalizada y sostenida, atendió al llamado traidor y apátrida
del esquirol Márquez y paró “La Guarimba”. Es de hacer notar
221
que junto a Pompeyo se destacaron, en la labor de aplacarle
“La Guarimba” al régimen, tres individuos de la supuesta
oposición venezolana: Julio Borges, César Pérez Vivas (luego
premiado en el 2008, con la gobernación del Táchira) y Andrés
Velásquez, precisamente uno de los que había convocado la
sublevación hacía unos días.

Aquella guarimba había comenzado mal, pues los líderes de la


oposición sabían que se estaba tramando “algo” para el 5 de
marzo (de 2004) y decidieron adelantarla, poniendo a Enrique
Mendoza a convocar lo que ellos pensaban sería un fracaso.
Nuestros cuadros no estaban preparados para arrancar “La
Guarimba” seis días antes de su planificada ejecución.

En adición a este inmenso inconveniente, muchos grupos de


muchachos guarimberos, tanto en Valencia, como en Caracas y
Maracaibo (la segunda ciudad de Venezuela), fueron infiltrados
en las calle por elementos del régimen para fomentar la
violencia, algo que el Dr. Sharp advierte en su ensayo, “De la
Dictadura a la Democracia”. El día 4 de marzo me tocó ir a
la Avenida Luis Roche, de Altamira, para aplacar un
enfrentamiento que se estaba produciendo entre los
muchachos de ese sector “escuálido” (opositor al régimen),
dirigidos ya por los infiltrados que llegaban del barrio Chapellín
y el ejército, pues ya el régimen había sacado al ejército, con
armamento de guerra, prohibido por la constitución, a las
calles… en un desesperado y último intento para aplacar “La
Guarimba”, que para entonces estaba generalizada. Esa tarde
murieron varios muchachos, masacrados por los soldados en
algunos edificios donde fueron rematados mientras buscaban
refugio. Se escuchaban gritos de “¡no me maten, no me
maten!”, luego el disparo y, de inmediato, el silencio.

Horas antes me encontraba en la entrada de la Urbanización


Prados del Este, pidiéndoles a grito a los vecinos del sector que
se reubicaran al frente de sus respectivas viviendas… pero no
me hicieron caso. Nos habían avisado que varias tanquetas,
con blindaje de 16mm, artilladas con cañones de alto calibre, se
desplazaban hacia el sureste de Caracas. Los vecinos de esa
urbanización, que sería atacada por las tanquetas del ejército,
estaban violando UNA de las REGLAS DORADAS de “La
222
Guarimba”: el no desplazamiento más allá del frente de
nuestras viviendas. El convoy de tanquetas había salido del
sector sur del Fuerte Tiuna, pero no pudo transitar y se regresó.
¡No había paso!

La sublevación había sido generalizada y sostenida, pero hubo


mucho desplazamiento y, ya al final, confrontación, la cual
produjo muchas más bajas de las que reportó, oficialmente, el
régimen. La mayoría de esas bajas, por cierto, se produjo de
parte del estamento militar y de los medios de represión. En la
Avenida Rómulo Gallegos, en Caracas, le dispararon desde los
edificios a un grupo de motorizados de la DISIP (la policía
política venezolana); ahí hubo varios muertos… o heridos
graves, por parte de los funcionarios que intentaron, sin éxito
alguno, burlar las barricadas.

En la urbanización Santa Mónica, al oeste de Caracas, se


produjeron serios enfrentamientos armados entre los vecinos y
algunos elementos de seguridad del régimen, y lo mismo
sucedió en la Avenida Baralt, también al oeste de Caracas, en
donde hubo muertos de bando y bando. Aún así, “La
Guarimba” demostró su efectividad como herramienta de
sublevación ante la tiranía y de no haber sido por la
complicidad traidora de nuestros propios líderes, Venezuela
estaría hoy en franca vía hacia su recuperación. Por cierto,
tengo que destacar que Los Tupamaros, La Piedrita, Lina Ron, el
FBLN y otros grupos paramilitares del régimen, brillaron por su
ausencia. Tampoco vimos bajar a los cerros.

La historia la conocemos hoy. El régimen permitió el


“Revocatorio” tan solo para trampearlo descaradamente, en lo
que – para entonces – se conoció como el mayor fraude de la
historia contemporánea de Venezuela, superado luego por los
tres procesos comiciales, el del 2D2007 (con “victoria” y todo),
23N2008 y el último, que le puso la tapa al pomo, el del pasado
15 de febrero de 2009. Si bien el régimen “aceptó” haber
perdido el referéndum del 2D2007, jamás llegó a publicar el
cómputo final de votos, lo que evidenció un gran fraude, pues
evitaron divulgar la verdadera magnitud de esa derrota y el
escaso y escuálido caudal de votos que tenía el régimen de
Chávez. La atención general fue desviada hacia la “victoria” y
223
no fue sino meses después cuando se comentó hablar con
insistencia de la falta de publicación de los votos en aquel
referéndum. ¡Es que se han cansado de “mamarnos gallo”
(tomarnos el pelo)!

Luego del rotundo triunfo de “La Guarimba”, el pueblo


esperanzado se montó en aquel carrusel de la ilusión y se
avocó a la estéril, infantil e ingenua campaña electoral.
Ninguno de sus líderes le advirtió que los tiranos comunistas
no cuentan votos ni muertos y que sus acuerdos negociados
tienen un real y tangible valor inferior al de un rollo de papel
higiénico.

Tras la desilusión del “Referéndum”, nos enteramos – esa


misma madrugada – que nuestros líderes no tenían un “Plan B”
para enfrentar el esperado y bien-anunciado fraude… y ya se
venía diciendo que “La Guarimba” había fracasado: pero
¿fracasó en realidad “La Guarimba” en Venezuela?

Veamos. Su primer triunfo fue el comunicacional. Hasta


entonces pocos creíamos que el concepto de “La Guarimba”
estaba tan generalizado a todos los niveles de la sociedad
venezolana. Debido a la entendible autocensura de los medios
privados de comunicación social, “La Guarimba” se había
promovido, de forma masiva, a través del reducido medio de la
Internet, en asambleas de vecinos, foros y conferencias donde
asistíamos aquellos que la promovíamos de manera casi
patológica, como único medio coherente para salir del régimen
y prevenir que Venezuela cayera en el CASTRO-ESTALINISMO
INTERNACIONAL, como lo había prometido Chávez en su
primera visita pública a La Habana, tras salir de su prisión,
luego de haber recibido el perdón del anciano presidente
Caldera en 1994. La única organización programada que tuvo
fue la de la conformación de las “células de resistencia”, las
cuales funcionaron, con mayor efectividad, en Caracas y en
Valencia.

Intentábamos evitar la definitiva implantación del castro-


estalinismo en Venezuela, a sabiendas de todo el dolor,
sufrimiento, miseria y muerte que ese sistema le produciría a
nuestra querida patria.
224
Cuando se convocó – intempestivamente – la masiva “toma de
las calles” de toda Venezuela, aquel 27 de febrero de 2004,
para las 6 de la tarde, el grito de guerra generalizado era: “¡A
la Guarimba!”

Aquello demostró cuán efectiva es la Internet, la importancia


del mensaje boca-a-boca, aunque éste sea en asambleas
minúsculas de vecinos y la organización de los cuadros a través
de las “células de resistencia”. La estrategia de “La Guarimba”
jamás fue promovida en medio masivo alguno de comunicación
social, como la televisión, la radio o la prensa plana o escrita,
algo que nos hace pensar que pudiera funcionar en la Cuba de
los hermanos Castro, donde – por cierto – ya se conoce la
estrategia y ha sido promovida, suponemos que tímidamente,
por algunos opositores cubanos, dentro de Cuba.

Ver el siguiente video:


http://www.mrr.name/VIDEO8.htm

Hace tiempo que la vengo promoviendo en la isla que me vio


nacer, a través de unos cuantos miles de buzones cubanos que
tengo en mi base de datos. También la hemos promovido
mucho en Nicaragua, donde el sandinismo ha legislado en su
contra, promulgando una ley que condena a 30 años de prisión
a todo aquel que se dedique a trancar calles con fines
subversivos. Ley que hemos bautizado con “Ley Anti-
Guarimba”.

“La Guarimba” de febrero-marzo de 2004 en Venezuela, nos


demostró que sí había una manera subrepticia de llegarle a las
masas… y que el “trabajo de hormigas” da sus frutos.

Otro triunfo de “La Guarimba” en Venezuela, fue su capacidad


de reacción inmediata. No debemos olvidar que fue convocada
con horas de antelación. En la noche del 27 de febrero el país
estaba virtualmente paralizado y al día siguiente: TOTALMENTE
paralizado.

Corroboramos la incapacidad de movilización efectiva de los


cuadros represivos del régimen, quienes solamente pudieron
225
demostrar funcionalidad y operatividad a la semana de
disturbios nacionales y únicamente en sectores puntuales.
Sabíamos, y así nos cansamos de repetir, que le sería imposible
al régimen reprimir a todo un pueblo en las calles de todas las
ciudades y pueblos del país. De no haber sido por la traición de
Pompeyo Márquez, Venezuela estaría hoy en libertad y, como
ya he dicho, en vías de recuperación social, política y
económica… y de no ser así, nos hubiéramos ya enguarimbado
nuevamente.

Si tomamos en cuenta que el objetivo de “La Guarimba” era –


que no lo era – el de sentar en la mesa al régimen para
negociar los detalles del Referéndum Revocatorio, “La
Guarimba”, entonces, fue exitosa en un 100%. Fue ese
discurso de Pompeyo lo que hizo el milagro – a favor del
régimen – de regresar al pueblo a sus casas, desmantelando así
aquella evidente sublevación cívica, activa, generalizada y
sostenida.

Se demostró el poder de la Sociedad Civil, que obligó al


régimen – por primera vez desde que tomó el poder – a asumir
una posición defensiva y a pedir cacao al adversario,
negociando para ganar tiempo y oxigenarse. El fracaso vino
por la parte de nuestros líderes, no por parte de la sociedad
civil, a través de “La Guarimba”.

Por otro lado, los aspectos negativos de “La Guarimba” de 2004


no fueron pocos. En primer lugar, como he mencionado arriba,
ya al final se violaron dos de sus reglas doradas: la NO
CONFRONTACIÓN y EL NO DESPLAZAMIENTO de muchos
guarimberos más allá del frente de sus respectivas viviendas.

Lo primero ocasionó lamentables bajas, lo que contribuyó a la


desmoralización de la sociedad al ver a los muertos y heridos
en las pantallas de sus televisores. Lo segundo, eliminó de
cuajo la logística para poder resistir por largo tiempo sin el
menor desgaste.

Estamos convencidos hoy, de que quienes comenzaron la


confrontación con el ejército fueron elementos infiltrados del
régimen. El desplazamiento más allá del frente de nuestras
226
viviendas fue producto, entre otros factores, de la
desinformación parcial del pueblo en resistencia. Ambos
errores pudieron haberse evitado, pero no estaba dentro de los
planes de aquellos que tenían la batuta y conducción de la
estrategia de oposición al régimen.

El Dr. Gene Sharp, en su obra “DE LA DICTADURA A LA


DEMOCRACIA”, nos advierte, expresamente, de la
responsabilidad que tienen los líderes democráticos, dentro de
una sublevación, de controlar el desborde de la violencia en sus
respectivas comunidades o sectores. De ahí la necesidad que
había de educar profundamente a los líderes vecinales para
evitar que esos errores se produjeran, mermando la capacidad
de la técnica o de la estrategia de “La Guarimba”.

Fue una guarimba parcialmente espontánea, sin orden


organizativo que la controlara en sus momentos críticos, más
allá de algunos sectores claves de Caracas y de Valencia. Aun
así, de no haber sido por la traición de Márquez – LO
REPETIMOS – hubiera depuesto al régimen CASTRO-
ESTALINISTA de Chávez, con las consabidas consecuencias que
este evento hubiera tenido en la Cuba de Castro, dependiente
hoy – TOTALMENTE – del régimen que impera en Venezuela y
del petróleo venezolano… sin mencionar a Bolivia, a Nicaragua
y a todos los países de América que están en cola.

Estamos también hoy, más que convencidos, de que nuestros


líderes de la oposición – en su mayoría y con salvadas
excepciones – carecían – y carecen – de la voluntad política
para sacar a Chávez del poder. Vemos una macabra
conchupancia (complicidad, una acción de chupar juntos de la
misma teta) entre el régimen y la oposición, la cual indica – más
allá de toda duda – que para ellos (para los politiqueros de
oficio) es más conveniente Chávez, aunque se eternice en el
poder y termine destruyendo a Venezuela, que un cambio
radical que ubique al país en el camino correcto. He ahí la
razón de la bochornosa tolerancia mutua.

Mientras los opositores presenten una “oposición light” que no


haga peligrar los cimientos de la tiranía, todo se tolerará,
guardando las apariencias… claro: un imputado por aquí, otro
227
por allá; unos que otros detenidos, un par de muertos y la
verborrea de ambas partes a todo dar. Nada de eso hace
tambalear a una dictadura. Pedir la renuncia del Fiscal General
no cambia la situación de total atropello. Pedirle la renuncia al
propio Chávez, no cambia el panorama un ápice. Meter un
escrito en el TSJ: ¡menos! Ni siquiera es un “acto valiente”.
Pensar que vamos a adecentar al C.N.E., es creer en pajaritas
preñadas… o que El Pato Donald existe y vive en Orlando.

Salir por las calles a arrollar como en una comparsa de


carnavales, ya lo hemos visto, no impresiona a nadie… ni
siquiera a la llamada comunidad internacional. Escribir y
publicar toneladas de artículos de opinión en contra del
régimen, es arar en el mar o intentar matar a pellizcos a un
hipopótamo adulto. Pero cuando el régimen escucha los
tambores de “La Guarimba”, enseguida le sale al paso. Si no,
vean los centenares de artículos que aparecen en la Internet
atacando a esta estrategia que ha dado resultados muy
positivos ante tiranos de peor calaña que el que se gasta
Venezuela. Bueno es cilantro, para Chávez… pero no tanto.

En el mes de enero de 2009, cuando Chávez estaba armando su


defensa ante una posible sublevación del pueblo, en lo que él
sabía ya que sería un Hiper-Mega Fraude, salió con estas
fuertes advertencias y amenazas en su discurso ante las
mujeres bolivarianas desde el Campo de Carabobo, lugar donde
se selló la independencia de Venezuela ante la corona
española, el 24 de junio de 1821:

“Ministro del Interior, écheles gas (se refería a echarle gas


a unos centenares de estudiantes de la UNIMET – en Caracas –
que estaban comenzando a enguarimbarse trancando la
importante autopista Francisco Fajardo): ¡écheles gas y
disuelva cualquier guarimba…! Nosotros no podemos
comenzar ya mostrándoles debilidades como gobierno…
¡no podemos! Hago responsable de esto al
Vicepresidente, al Ministro del Interior, al Comandante
Nacional de la Guardia Nacional. ¿Y qué quieren, que
vaya yo personalmente a dirigir un pelotón para disolver
la manifestación? ¡No se le puede permitir a nadie que
tranque una avenida o una calle o una autopista, no se
228
le puede permitir! Así que a estos grupitos,
direccionados por El Imperio, se los digo… y doy la
orden de una vez, no hace falta que me pidan permiso.
Estoy dando una orden. Porque anoche yo llamé y me
dijeron: no es que lo estábamos llamando y usted estaba
por allá en La Guajira con Lula, es verdad… yo estaba
con Lula, pero no hace falta que yo dé permiso. Cada
quién que asuma su responsabilidad: el Comandante de
la Policía Metropolitana… y si no hay que quitarlo de allí
y poner a alguien que asuma con autoridad, como jefe
de una policía. ¿Cómo van los policías a estar ahí como
unos pendejos? Les escupen la cara, los atropellan. Los
dirigentes de eso… ¡hay que detenerlos! ¡Doy la orden
de una vez! Señor Ministro de la Defensa, señor
Ministro del Interior y los jefes de la policía: a partir de
este momento, el que salga a trancar una calle, me le
echan gas del bueno y me lo meten preso… si no lo
hicieran, ¡me raspo a los jefes responsables! ¡me los
raspo a toditos…! No voy a permitir, por debilidad de
ningún tipo, que cuatro escuálidos embochinchen al
país.”

Ver el siguiente video:


http://video.google.com/videoplay?docid=-
3308877582697952207

A partir de esas amenazas, algunos dirigentes de la oposición –


incluyendo a importantes dirigentes estudiantiles – comenzaron
a criticar ampliamente la opción de la sublevación cívica,
activa, generalizada y sostenida. Mientras los politiqueros
de la oposición puedan mantener sus pírricas cuotas de poder o
los descaradamente-llamados espacios políticos, la complicidad
continuará en la misma medida. Echarán los tiros al aire, muy
lejos de donde se saben vuelan los patos. Seguirá habiendo
mucho ruido, pero poca cacería.

Días antes del referéndum del 15 de febrero (de 2009), un


periodista cualquiera quiso sacarle una declaración política al
recién instalado gobernador, de la oposición, Henrique Capriles
Radonsk y le fue imposible. Capriles, quien estaba muy

229
emocionado y ocupado con su proyecto “Pico y Placa”, (para
mejorar el infierno del tráfico en el Estado Miranda), le aseguró
al periodista que él no estaba ahí para hacer política, que lo de
él era gobernar a su estado… y hasta ahí.

Cuando volvamos a tener opositores en eso que llaman


Asamblea Nacional, veremos agrios debates – en lo que una vez
se llamó Congreso – para engañar al público, que nos hará
sentir debidamente representados ante el régimen, aunque en
lo sustantivo éste avance hacia el más rancio totalitarismo
CASTRO-ESTALINISTA, con las variables y los ajustes que exigen
las realidades universales, en el globalizado mundo de hoy.
Váyanse a la también-llamada Asamblea Nacional, en Managua,
para que vayan tomando nota de lo que es un parlamento
“pluralista” dentro de un régimen castro-estalinista.

Esos líderes de la oposición no tenían intenciones de cumplir


con la ineludible y sagrada labor de ayudar a esa poderosa
sociedad civil, que languidecía en la más absoluta y deprimente
depresión colectiva, a que despertara y se preparara para la
RESISTENCIA ACTIVA, GENERALIZADA Y SOSTENIDA, a fin
de no claudicar ante la inercia que produce la decepción y para
que se mantuviera firme en su único propósito y objetivo, que
no podría ser otro más que la eliminación del suelo patrio del
mayor cáncer que sociedad alguna haya sufrido jamás: el
CASTRO-ESTALINISMO.

No hay régimen que soporte una guarimba bien hecha. De ahí


el evidente y manifiesto terror que Chávez siente por ella y la
razón por la cual PERSIGUIÓ IMPLACABLEMENTE a quienes la
habíamos promovido como método de lucha para liberar a
Venezuela del inminente peligro que supone el CASTRO-
ESTALINISMO INTERNACIONAL, ese mar de felicidad por el cual
nuestro presidente nos viene amenazando que pondrá a
navegar a Venezuela, como parte de su proyecto enmarcado
dentro de su revolución bonita, y de eso que él llama “El
Socialismo del Siglo XXI”.

La estrategia de “La Guarimba” era tremendamente entendible


y muchísimo más fácil de implementar. En su fase final no
requería de un liderazgo, ya que se auto dirigía de manera
230
espontánea y mediante el fenómeno moderno del “liderazgo
colectivo”. En una oportunidad recibí un escrito de un lector
que me explicaba “La Guarimba” tal y como él la entendía.
Hizo tan buen trabajo, que me dediqué a publicar la carta en
varios portales virtuales de la red:

“VAMOS A VER SI LO ENTIENDO”

Supongamos que un buen día alguien da la orden de comenzar


la desobediencia civil y poner en práctica la tan traída y llevada
GUARIMBA.

Vivo en una urbanización del este de Caracas, digamos Los


Palos Grandes y lo único que tengo que hacer es bajar a la
puerta de mi casa y plantarme en medio de la calle. Si esto se
hace al unísono en todas las calles de todas las ciudades del
país, nos encontramos con que toda la población estaría en la
calle. ¿Qué hacemos allí? Protestar. Unos con pitos, otros con
raca-racas. Unos atravesarían las calles con barricadas, otros
con pancartas.

La circulación estaría paralizada. O más bien, no se permitiría


transitar a ningún vehículo.

Empiezan las preguntas: ¿cuándo haríamos LA GUARIMBA?


¿Cuánto duraría? No creo que pudiese durar mucho, porque un
país paralizado poco tardaría en colapsar. ¿Sería de día o de
noche?

Sigo imaginando... De repente, veo la avenida atestada de


gente. No veo más que cabezas. Uno empieza a gritar y
vociferar consignas. Pero todo el mundo quieto, frente a sus
casas, sin moverse ni un milímetro. La multitud secunda el
griterío. El ruido es ensordecedor. Los carros capturados en el
medio no dejan de tocar corneta.

La policía y el ejército – leales – salen a poner "orden" en la


población. Pero el colapso en las principales avenidas es tal,
que no pueden movilizarse. Los sectores afectos al régimen no
tienen problemas. Por allí no patrullaría la policía. Allí las calles
están despejadas.
231
Salen los "círculos" a poner su particular "orden" en ese caos.
¿Qué pasa si a alguien se le ocurre disparar primero? Hay dos
opciones: replegarse a casa, o repeler la agresión disparando.
En el primer caso, la calle quedaría libre, pero al instante los
ciudadanos replegados volverían a salir a la calle. He aquí el
juego. Ya voy entendiendo... no hace falta la confrontación.
Habría que organizarse muy bien y coordinarse. Unos a la calle,
otros a almorzar o a cenar en nuestras propias casas, otros
vigilando, etc.

¿Cómo terminaría todo esto? ¿Con una marcha – otra – hacia


Miraflores a sacar al dictador? ¿Cómo se haría la presión última?

Ajá, ya vislumbro... Un arrojado general se atreve. Él da el


primer paso, definiéndose, y conmina a sus subordinados a que
se definan también. ¿De qué lado se pondría la mayoría del
ejército? ¿Contra el pueblo o contra el dictador?

En cuestión de horas, no más, el caos es de tal naturaleza que


alguien debe tomar una decisión RADICAL. ¡Ahora o nunca!
Empieza la movilización hacia los centros de poder: Fuerte
Tiuna, Miraflores, La Carlota, Cuartel General del Ejército, etc.

Dependiendo del grado de desorden, el ministro puede o salir


huyendo o intentar tomar el control. Y aquí es donde se pondría
de manifiesto una vez más el valor y el coraje del verdadero
soldado y del verdadero ciudadano. O la patria o la tiranía.

Alguien, tal vez, comience a entonar el himno nacional y este


soldado al escuchar lo de "abajo cadenas", tal vez interprete
que deba luchar contra estas nuevas cadenas y se una al tropel
de gente que se encamina hacia Miraflores...

Me recuerda mucho esta situación a lo que pasó el 11-A.


Casi rodaron cabezas. A muchos los sacaron de sus
apartamentos a punta de patadas, coscorrones y puñetazos
(Rodríguez Chacín). Otros incluso se atrevieron a protestar por
el "atropello" (Tarek Williams). Otros desaparecieron
ocultándose en no-se-sabe-cuál-gallinero, para reagruparse
después.
232
De repente, y como suele suceder en estos casos, entramos en
el Palacio Blanco. Los guardias desparecieron. El personal
desapareció. Y el principal inquilino de Miraflores tampoco está.
Me recuerda a la conquista de los palacios de Saddam en
Bagdad, cuando al entrar los americanos no encontraron más
que lujo y soledad...

¿Dónde está el susodicho? Nadie lo sabe. Las cucarachas,


dirigidas por la cucaracha mayor, pusieron en marcha su plan
de contingencia y desaparecieron sin dejar rastros. A lo mejor,
a estas horas, ya están volando a alguna isla del Caribe
(¿adivinas cuál?), pero desde luego no todos.

La gente, enloquecida, busca a todo el chiripero. Hace falta un


control de la situación. ¿Quién va a ser el "guapo" que se haga
cargo? ¡No importa, cualquiera con dos dedos de frente y
mucho amor al país!

¿Qué pasa luego...?

Robert, ¿es esto la Guarimba? Sin tener demasiada


imaginación, me puedo dar cuenta de que, desde luego, es una
de las pocas formas que existen de acabar con esto de una
buena vez. Rápido, fácil y sin bajas.

Pero lo que vendría luego sería Enea..., aunque eso es tema de


otro de tus alertas. ¿Qué estamos esperando? ¡Adelante con
ello! No permitan que las ratas se multipliquen en su guarida y
sigan pisoteando las libertades.

Si esto es golpismo, yo soy golpista. ¡Y a mucha honra!

A. Carballo

Algo así, como lo imagina el lector Carballo, pudo haber


sucedido en Venezuela, pero nuestros líderes no estaban en la
misma sintonía. Veamos cuál fue la experiencia filipina de “La
Guarimba”:

233
Corría el año de 1983 cuando el avión que regresaba a Filipinas
al opositor de Ferdinand Marcos, Benigno Aquino, tocó tierra en
el Aeropuerto Internacional de Manila. Estando aún en el avión,
los periodistas se internaron en la nave para entrevistar al
mayor líder opositor de la dictadura filipina. En una fugaz
entrevista dada para la televisión, grabada en video, a Benigno
le preguntaron si estaba consciente del peligro que corría su
vida a partir del mismo instante en que bajara las escalinatas y
pisara suelo nacional. La respuesta de Aquino fue afirmativa.
Dijo que su vida era el precio que en todo caso pagaría por la
libertad de su patria.

En efecto, apenas pisó suelo filipino, Benigno Aquino fue


ametrallado por un sicario enviado por el hombre fuerte de
Filipinas, FERDINAND MARCOS. Murió instantáneamente con
una ráfaga en la cabeza… e igual suerte corrió su victimario
casi simultáneamente, como para no dejar rastros intelectuales.

Ferdinand Marcos había nacido en Sarrat (Filipinas) el 11 de


septiembre de 1917. Sirvió en la II Guerra Mundial al lado del
ejército norteamericano y fue electo presidente constitucional
de Filipinas en 1965, siendo reelegido para continuar al frente
del gobierno en 1969. Tuvo que afrontar una incesante
confrontación civil contra las guerrillas comunistas y
musulmanas, suspendió la Constitución en el año de 1972,
declaró la ley marcial y, a partir de entonces, gobernó el país de
forma dictatorial. La corrupción generalizada y la crisis
económica caracterizaron su gobierno, además de la férrea
represión criminal en contra de sus opositores.

Asesinado Aquino, el país entró en una fuerte crisis de


ingobernabilidad que forzó a Marcos a convocar elecciones para
1985. La viuda de Benigno, Corazón, tomó la antorcha de la
oposición y se lanzó como candidata en contra del usurpador
del poder que llevaba veinte años al frente del gobierno filipino
y trece como dictador respaldado por su ejército y por el
gobierno de Estados Unidos.

Luego de una evidente victoria de Corazón Aquino, Ferdinand


Marcos se declaró ganador… pero el pueblo filipino no se lo
caló. Con el apoyo de la Iglesia y en especial del Cardenal Sin,
234
los filipinos se aprestaron a reclamar el derecho de todo pueblo
a ser libre. En consecuencia – en vez de estar guaraleando,
posponiendo lo inevitable, tratando de demostrarles a las veinte
mil vírgenes que hubo fraude – el pueblo salió a las calles en
una especie de “guarimba espontánea”. No hubo tregua para
el régimen durante más de una semana. Las protestas en total
desobediencia y resistencia civil no se llevaron a cabo con
serpentina, carrozas, caravanas, ni montando bicicletas en
ciclomarchas. Los miles y miles de “protestantes” no tocaron
pitos ni raca-racas, tampoco lanzaban serpentinas al aire ni
disfrazaban a sus perros o monos con la bandera de Filipinas.
Las mujeres filipinas no salieron a las calles para mostrar sus
ombligos ni pintorreteadas con los colores de ese país. No hubo
juegos de futbolito con los partidarios de Marcos ni se
recogieron firmas ni re-firmas. Aquellos filipinos no se “pararon
en artículo” porque estaban definitivamente decididos y
comprometidos a no dejarse quitar la victoria. Nadie le echó
las culpas a ningún “carter” o “gavirias” que hubieran podido o
no ratificar la trampa. La culpa se la echaron a Ferdinand
Marcos y se lanzaron a las calles con la determinación de no
regresar a sus casas hasta que el dictador fuera depuesto.

Siendo centenares de miles de filipinos y filipinas


guarimbeando en las calles al UNÍSONO y de manera
GENERALIZADA en todo el país y en especial en Manila, parte
de ese mismo ejército que había apañado las vagabunderías de
Marcos, al ver que era imposible aplacar a los manifestantes
a lo largo y ancho de toda Filipinas, decidió retirarle el apoyo a
Marcos y tomar posiciones de desafío total y frontal.

Cuando la merma de la energía del pueblo filipino se hizo


evidente, el Cardenal Sin logró auparlo para que mantuviera su
posición de RESISTENCIA ACTIVA logrando así mantener la
llama viva y ardiente en las calles.

Estados Unidos le ofreció a Don Marcos una alfombra roja para


que se retirara a contar su inmensa fortuna en la isla hawaiana
de Honolulu, donde murió en el exilio el 28 de septiembre de
1989.

235
En la conferencia organizada por la “Mutual de Cristiana Ayuda
Familiar” y dictada por el Dr. Horacio Bojorge en agosto del año
2000, se expuso el tema de la RESISTENCIA ACTIVA filipina en
los siguientes términos: en 1985 Filipinas, el único país
católico de Asia, vivía el surgimiento de una modalidad
distinta de revolución, que reflejaba las ideas de Juan
Pablo II sobre la Iglesia en el mundo moderno. Ya desde
fines de 1979, la Conferencia Episcopal Filipina
intensificaba sus críticas públicas al gobierno del
presidente Marcos, cuya actividad represora iba en
aumento. En carta pastoral de febrero de 1983 acusaba
al gobierno de violación sistemática de los derechos
civiles y mala gestión económica, agravada por
corrupción en gran escala; también protestaba por el
arresto o intimidación de sacerdotes y monjas a causa
de su labor por la justicia y advertía a Marcos que sin
reformas básicas las tensiones irían creciendo.

A los seis meses, el 21 de agosto de 1983, Benigno


Ninoy Aquino, destacado opositor de Marcos que
regresaba del exilio, fue asesinado de un tiro en la
cabeza en el aeropuerto de Manila al bajar del avión. Un
mes más tarde, medio millón de filipinos tomaba las
calles como protesta contra el régimen. El 27 de
noviembre, día en que Aquino hubiera cumplido
cincuenta y un años, la conferencia episcopal publicó
otra carta donde subrayaba la reconciliación como
principal requisito de un verdadero cambio social.

Los primeros meses de 1984 fueron de constante


ebullición. En julio, otra carta de la Conferencia
Episcopal reflexionaba sobre el asesinato de Aquino
como ejemplo de una cultura de violencia instalada por
Marcos e insistía en la conversión y reconciliación como
única vía de cambio social.

En octubre una comisión independiente concluyó que


Benigno “Ninoy” Aquino había sido asesinado por una
conspiración militar. En enero de 1985 fueron acusados
veinticinco responsables, entre ellos el general Fabián
Ver, jefe del Estado Mayor. En Julio, la conferencia
236
episcopal condenaba en un mensaje “el creciente
recurso a la fuerza para dominar a la gente, una
alarmante realidad que nosotros los pastores no
podemos ignorar”.

En septiembre hubo nuevas manifestaciones contra


Marcos. El 3 de noviembre, Marcos aceptó celebrar
elecciones a principios de 1986. El Cardenal Sin y sus
obispos auxiliares recordaron el deber del voto. El 19 de
enero se publicabó un alerta contra la intención del
fraude electoral: “un acto gravemente inmoral y
anticristiano”. Así fue. El 7 de febrero, las elecciones
fueron fraguadas y Marcos arrebató el triunfo a su
opositora, la viuda Corazón Aquino. La conferencia
episcopal, sin pelos en la lengua, denunció el fraude sin
antecedentes, afirmaba que un gobierno así elegido no
tiene base moral y sostenía que el pueblo filipino tenía
la obligación de corregir la injusticia de que había sido
víctima “por medios pacíficos no violentos, a la manera
de Cristo”.

A pesar de que en la Secretaría de Estado del Vaticano


reinaba un gran nerviosismo, el cardenal Sin y sus
obispos, sin reclamar ni esperar el apoyo de la Santa
Sede, tuvieron la valentía de seguir con su campaña,
declarar moralmente ilegítimo el gobierno de Marcos e
invitar al pueblo filipino a tomar medidas no violentas.

El 16 de febrero, durante una misa para la victoria del


pueblo celebrada ante un millón de fieles, la viuda de
Aquino, Corazón Aquino, hizo un llamado a una campaña
de resistencia no violenta contra el régimen que la radio
católica Veritas retransmitió a todo el país. Seis días
más tarde, el ministro de la Defensa y un general,
segunda autoridad del Estado Mayor, rompieron con
Marcos y se atrincheraron en dos puntos. Los
insurrectos se pusieron en contacto con el Cardenal Sin
y le pidieron ayuda pues estaban ciertos de que sus
posiciones serían atacadas. El Cardenal Sin les preguntó
si apoyarían a Cory Aquino como presidenta electa. Le
dieron garantías de que sí. El Cardenal Sin fue a la Radio
237
Veritas y llamó “a todos los hijos de Dios” para que
fueran a los campamentos y protegieran al ministro de
Defensa rebelde, al General y a las tropas leales.

La ancha avenida Epifanio de los Santos, que unía ambas


bases rebeladas, se convirtió en el escenario de la
revolución. Durante tres días cientos de miles de
filipinos desarmados llevaban rosarios, flores y
alimentos a los tanques con los que Marcos amenazaba
a los rebeldes, formando un gran escudo humano entre
las tropas del gobierno y los campamentos. Jóvenes y
viejos, laicos, religiosos, sacerdotes, de todas las clases
sociales, todos acudieron a la avenida
revolucionaria. Los que durante años habían vivido en el
conformismo tenían la ocasión de convertirse en
resistentes no violentos.

Se recordará cómo todo este proceso terminó en la


salida de Marcos al exilio y la subida al poder de Cory
Aquino. Y se recordará a esta viuda devota del Corazón
de María dirigiendo el Rosario con las muchedumbres.

Juan Pablo II aprobaba al Cardenal Sin y a los católicos


filipinos. En situaciones como la de Polonia y Filipinas,
los pastores tenían la obligación moral de defender la
dignidad humana de los estragos y atropellos a sus
derechos de unos gobiernos malvados. Esa defensa
tenía consecuencias públicas y, a decir verdad: políticas,
pero no era una toma de partido en el sentido de que la
Iglesia se erigiese en alternativa dentro del juego del
poder. Se trataba de una toma de partido a favor de un
cambio en el propio juego.

Como podrá ver el lector, las condiciones objetivas se fueron


creando poco a poco en Filipinas, producto de un proceso de
deterioro y de la persistencia de un dictador por mantenerse en
el poder, a costa de cualquier precio. No fueron los políticos
filipinos los que recuperaron la libertad. No fue un determinado
partido que logró el objetivo de sacudirse a Marcos para
siempre. Fue la determinación de todo un pueblo guiado por un
puñado de líderes que poco tenían que ver con política pero
238
decididamente comprometidos con la libertad y la democracia,
aún a costa de sus propias vidas.

Tampoco fue el pueblo quien directamente tumbó a Ferdinand


Marcos, pero sin la participación de la sociedad civil como un
ente vivo, no hubiera sido posible sacarlo del poder. La
sublevación – no violenta – del pueblo, sirvió como espoleta
para una implosión militar… porque pareciera ser cierto el viejo
refrán venezolano que asegura que “pueblo no tumba
gobierno.”

En Berlín sucedió algo tremendamente interesante, pues la


sublevación fue espontánea y sin dirección alguna.

Cuando Alemania se dividió, tras finalizada la Segunda Guerra


Mundial el 8 de mayo de 1945, Berlín quedó como la capital de
la Alemania Oriental (República Democrática Alemana – D.D.R),
el territorio más conflictivo y peligroso para el bloque soviético,
régimen comunista que se apropió del territorio oriental alemán
como botín de guerra.

No solamente se dividió Alemania, la ciudad de Berlín, la otrora


capital de la Alemania pre-guerra, sufrió una división y gran
parte de la ciudad quedó en manos de los aliados occidentales,
es decir: de los americanos, los franceses e ingleses. Era una
situación bien absurda, pues se vivía más barato en el sector
oriental de la ciudad, donde no había trabajo ni comercios, pero
se ganaba muy bien en el sector occidental. Los berlineses
caminaban libremente entre los sectores ocupados hasta que
un buen día se encontraron con que lo soviéticos estaban
construyendo una barricada para dividir físicamente el sector
oriental del occidental. Algo así como que de la Plaza
Venezuela – en Caracas – para el este, todo fuera controlado
por los adecos y de la Plaza Venezuela para el oeste, por los
copeyanos.

Tuve la fortuna de vivir en Berlín durante el año de 1972, donde


conocí cualquier cantidad de berlineses de ambos lados. Veinte
años más tarde, me contaba Unkel Franz, un berlinés oriental a
quien conocí en mis años universitarios, que cuando se

239
comenzó a levantar lo que finalmente terminó siendo un muro,
en el año de 1961, nadie podía creer que la ciudad pudiera
dividirse físicamente, pero como todas las cosas que tienen que
ver con el comunismo SON POSIBLES, en especial las que
conducen al desastre, aquel monstruo se materializó dividiendo
la ciudad en dos grandes sectores. Prácticamente de la noche a
la mañana, sin que los berlineses se prepararan ante los
absurdos rumores de que eso se llevaría a cabo, la ciudad de
Berlín quedó dividida por el ETERNO LAPSO de 28 años.
Muchos perdieron sus vidas intentando buscar libertad del otro
lado. El sector occidental de la ciudad quedó como una isla de
tierra enclaustrada dentro del mar de la Alemania oriental,
dividida del resto de Berlín por el río y por la muralla. Por
supuesto, a nadie se le ocurría irse al otro lado del muro, es
decir: hacia el lado comunista, pero del sector oriental la gente
se la jugaba por emigrar a occidente.

El 26 de junio de 1963, el presidente norteamericano John F.


Kennedy, al visitar Berlín, dijo en su discurso: “Si hay
algunos que dicen que el Comunismo es la ola del futuro,
déjenlos que vengan a Berlín…” A nuestro presidente, Hugo
Chávez Frías, posiblemente le hubiera parecido Berlín otro mar
de felicidad, como le pareció el desastre que Castro produjo en
Cuba, pero, al igual que en la isla caribeña, la gente dejaba el
pellejo intentando abandonar toda aquella maravilla.

Hubo conatos de alzamientos en el lado oriental de Berlín que


fueron reprimidos de la manera más brutal por las fuerzas de
ocupación soviéticas. El control llegó a ser ABSOLUTO;
los berlineses orientales – en su mayoría – vivían una vida
triste sin mayores esperanzas. Últimamente el régimen
soviético les permitió a los berlineses mayores de 65 años, una
visita restringida al sector occidental al año y les abrió las
puertas a los alemanes occidentales para que fueran a dejar
sus dólares a Berlín Oriental cuantas veces quisieran. Yo me
beneficié de esa política y solía ir a visitar una novia que tenía
en el sector comunista de Berlín, donde – por cierto – la comida
en la universidad era prácticamente regalada y relativamente
buena.

240
Cuando las condiciones objetivas de un país, de un sector o del
mundo entero están dadas, se producen grandes cambios para
sus habitantes. Las condiciones objetivas de la Europa oriental –
bajo la férrea bota soviética – estaban dadas para lograr la
libertad de sus habitantes a finales de la década de los ochenta.
Hungría ya se había alzado en contra del régimen soviético,
cuando el 10 de septiembre decidió abrir sus fronteras a todos
los alemanes orientales que quisieran dejar Alemania
comunista para siempre. Hacía pocos meses, el 6 de febrero
de 1989, un joven berlinés llamado Chris Gueffroy se convirtió
en la última víctima de aquel monstruoso muro, al morir en su
intento por lograr la libertad del otro lado de la muralla.

En mis interminables tertulias con el viejo Franz, tras el


derrumbe del muro, éste me contó que al anochecer del 9 de
noviembre de 1989, había un ambiente raro en la ciudad de
Berlín. La gente sabía que se podía cruzar la frontera por
Hungría, pero no se tenía mucha información y el temor era
impresionante. Hay que recordar que los medios de
comunicación en un estado comunista, son controlados por
quienes están en el poder y se divulga lo que ellos quieren
divulgar. La ciudad de Berlín era una fábrica de rumores. Me
contó Franz que como a las 7 de la noche se corrió la bola de
que el líder comunista de la ciudad, Gunter Schabowski, había
dicho que parte del muro sería abierto para viajes privados al
extranjero, pero nadie lo creía, ni sabían qué carajo eran esos
viajes privados al extranjero y muchos pensaron que se trataba
de una trampa para una nueva masacre de terrible
magnitud.

Entonces, ante estas condiciones objetivas absolutamente


palpables, propicias para un cambio radical, se produjo lo que
yo ahora llamo “LA GUARIMBA BERLINESA”. Un grupo muy
reducido y valiente salió a las calles frente a sus respectivas
viviendas, como retando la suerte y a los soviéticos. No pasó
ABSOLUTAMENTE NADA. Me decía Franz que si hubieran visto a
los policías del régimen venir con sus armas listas a disparar
(como en oportunidades anteriores), lo único que hubieran
tenido que hacer era retirarse a sus viviendas, para volver a
salir cuando pasara el peligro. El pueblo berlinés estaba – al
contrario del pueblo venezolano – absolutamente desarmado,
241
pero – al igual que los venezolanos – cansado de abusos y
deseosos de obtener su libertad.

No sucedió nada. Sin embargo, la confianza fue creciendo en


la medida en que los vecinos iban saliendo masivamente a las
calles. La ciudad se paralizó de punta a punta. Era imposible
que pudieran pasar las tanquetas soviéticas con sus cañones
asesinos. El pueblo se fue envalentonando y en pocas horas
llegaron todos al muro donde los policías de frontera no sabían
qué hacer.

El primer ser humano que logró caminar libremente hacia Berlín


Occidental fue una mujer, quien al saberse libre del otro lado
del muro dijo: “No soy más una prisionera…” Escribo este
relato con lágrimas en mis ojos al pensar que pudimos haber
sido libres, como esa mujer berlinesa que decidió retar al
oprobio con sus manos vacías, un valor a toda prueba… ¡y un
profundo deseo de libertad!

El resto es historia. Al principio los guardias de fronteras


intentaron hacer su trabajo de alguna manera. No dispararon,
pero comenzaron a pedir papeles, labor que muy pronto dejó de
tener sentido. Los berlineses se dieron cuenta de que eran
mayoría ante un puñado de guardias y, aunque tenían 28 años
de brutal represión, se impusieron y se hicieron hacia la
libertad.

Así pudo suceder en Venezuela si nos hubiéramos dado cuenta


de que éramos millones ante un puñado de traidores al servicio
del CASTRO-ESTALINISMO INTERNACIONAL. En el caso de
Berlín, NO HUBO UN SOLO MUERTO. El pueblo berlinés logró
su libertad sin derramar una gota de sangre. Eso mismo
hubiera podido haber sucedido en Venezuela, si hubiéramos
hecho algo similar… si todo el pueblo venezolano – AL
UNÍSONO – hubiera decidido tomar sus calles, FRENTE A SUS
VIVIENDAS y no abandonarlas - ni dejar que nadie transite
por ellas - hasta que hubiéramos sido libres de esta pesadilla.
Eso es lo que he venido llamando con una insistencia casi
patológica: “LA GUARIMBA”.

242
Los muchachos de Serbia lograron deponer al “Carnicero de
los Balcanes”, Slobo MIlosevic, en un mes menos de lo que
habían calculado. El Dr. Gene Sharp les había dicho que en un
año podrían sacar del poder al genocida tirano… y lo hicieron
en once meses. Pero fue necesario observar las sugerencias
del Dr. Sharp al pie de la letra. Aquellos muchachos serbios
sabían que la fórmula para derrocar a las dictaduras modernas
ya estaba descubierta y la publicaba el Instituto Albert Einstein
de Boston, cuyo fundador era, precisamente, el Dr. Gene Sharp.

Lo que no pudo la OTAN a través de un mes de bombardeo


cerrado, lo pudieron estos jóvenes mediante la estrategia de la
resistencia cívica no-violenta… sin producir una sola baja.

Ese manual que emplearon los jóvenes serbios para deponer a


Milosevic, se titula, justamente, “De la Dictadura a la
Democracia”. Ahí está todo lo que hace falta para emprender
una estrategia nacional de resistencia cívica no-violenta. Ese
manual lo copiamos y lo distribuimos entre la gran mayoría de
los líderes de la oposición. Nadie le paró medio.

Hubo dos organizaciones que intentaron emprender un


movimiento de resistencia, pero de resistencia solamente
llegaron a tener el nombre. Uno de esos movimientos, el más
conocido, se llamó “Comando Nacional de Resistencia”
(C.N.R.) y fue liderizado por quien más tarde terminaría electo
como el alcalde mayor de La Gran Caracas, contrariando una de
las reglas inviolables de la resistencia: la NO PARTICIPACIÓN,
entre otros eventos, en elecciones que organice y supervise el
régimen. Ninguno de sus miembros dirigentes tenían en mente
emular a los muchachos de Serbia, solamente utilizaron la
esencia de la resistencia para lograr sus objetivos políticos,
seguir engañando y llegar a compartir el poder con la tiranía,
aunque fuese en un área tan reducida como una alcaldía o una
gobernación.

El otro movimiento, más reciente, se llamó “Resistencia Activa”,


dirigido por un ex oficial golpista del combo bolivariano.
Aunque estos individuos hacen mayor uso de la terminología
sharpiana, se identificaron con la comparsa de los políticos que
aupaban la participación en las urnas electorales en control
243
total del régimen, haciéndole el juego a éste. Nada que ver con
un movimiento de resistencia al estilo de Serbia o de Ucrania,
donde las elecciones fueron utilizadas, a sabiendas de que se
fraguaría el fraude, como la espoleta para sublevar al pueblo.
Nada de eso ha sucedido en las múltiples oportunidades que
hemos tenido en Venezuela, donde luego del fraude, los
dirigentes de la oposición son los primeros en cantar derrota.

El 22 de noviembre de 2004, comenzó en Ucrania lo que se


conoce como “La Revolución Naranja”. Fueron campañas de
protestas, huelgas, mítines y otras acciones de resistencia civil
en toda Ucrania, en las que el pueblo no aceptaba el resultado
del fraude electoral a favor del candidato progubernamental
Víktor Yanukovich, y salieron a la calle para aclamar al líder
Víktor Yushchenko, logrando que se repitiese el proceso
electoral.

Líderes de la oposición como Yuliya Tymoshenko se unieron a


Yushchenko. La primera vuelta de las elecciones se había
efectuado el 31 de octubre, ganando Yushchenko por 39.87%
contra 39.32 de Yanukovich. La segunda vuelta se designó para
el 21 de noviembre. Para evitar la inminente derrota de su
candidato en esta segunda vuelta, los partidarios de
Yanukovich realizaron falsificaciones masivas que
escandalizaron a la sociedad ucraniana y se dispusieron a
declarar la victoria de Yanukovich. Durante esta campaña
Yushchenko, el candidato de la oposición, fue envenenado y
estuvo al borde de la muerte. Aunque sobrevivió, su cara
resultó desfigurada.

El 23 de noviembre el pueblo se enguarimbó saliendo a las


calles para protestar de una manera generalizada y sostenida.
En la Maidan Nezalezhnosti (La Plaza de la Independencia) de
Kiev ya había 500,000 protestantes, y los mítines se extendían
a otras ciudades, paralizando los órganos de poder y del
gobierno.

El 3 de diciembre el Tribunal Supremo de Ucrania, presionado


por el pueblo en las calles, resolvió que durante las elecciones
hubo tal cantidad de irregularidades que violaban la ley, que
era imposible saber su resultado real. El Tribunal,
244
PRESIONADO POR UN PUEBLO DECIDIDO EN LAS CALLES,
resolvió que había que repetir las elecciones el 26 de diciembre.
Se efectuaron las elecciones, una vez más y bajo las constante
presión del pueblo, en las que ganó el candidato opositor Víktor
Yushchenko por 51.99% contra 44.20% de Yanukovich. La
presidencia de Yushchenko se inauguró en enero de 2005 y se
designó a Yuliya Tymoshenko como Primera Ministra,
finalizando entonces la llamada "Revolución Naranja".

Para aquellos que hablan de la falta de historial democrático del


pueblo cubano, como para que los venezolanos no se vean
reflejados en el espejo de la isla caribeña, se les podría poner
como ejemplo las guarimbas de Ucrania y de Serbia, entre
otras. La mayoría de los actores libertarios en ambos países
había nacido en regímenes totalitarios, sin embargo, a la hora
de dar el paso al frente por la libertad de sus respectivas
patrias lo hicieron, sin miramientos y sin comparaciones tontas.

“La Guarimba” al estilo venezolano, era muy sencilla de


implementar, lo único que se requería de cada guarimbero
era que bloqueara el frente de sus respectivas viviendas
(o guarimbas), que no se desplazara más allá del frente
de sus viviendas y que no confrontara con el enemigo.
¡Nada más sencillo que eso! Si uno de cada diez venezolano se
hubiera plegado a la estrategia, sin desplazamientos, sin
confrontaciones y bloqueando – ÚNICAMENTE – el frente de su
vivienda, otro gallo nos hubiera cantado a todos.

El 5 de agosto de 1994 se produjo una guarimba en la Cuba de


Castro, pero todo fracasó porque no se observaron las reglas
doradas de dicha estrategia. Miles de personas se desplazaron
hacia el Malecón, lo que constituyó el más grave de los errores.
En pocas horas fueron controladas por las turbas del régimen y
hasta ahí llegó el primer intento de sublevación cívica en la
Cuba castro-estalinista. Si el pueblo cubano hubiera oído hablar
de nuestra guarimba y se hubiera sublevado de manera
generalizada, pero sin el mortal desplazamiento, otro hubiera
podido haber sido el resultado. En eso estamos hoy y desde
hace varios años: en promover “La Guarimba” en Cuba, porque
mi tiempo se lo dedico a mis dos madres, Cuba y Venezuela y a

245
una hermana adoptiva que he llegado a querer ya como se
quiere a una hermana carnal: ¡Nicaragua!

Hugo Rafael Chávez, acabado de salir de la prisión luego de su


intento golpista del año 92, se inspiró en la guarimba francesa
para fomentar una sublevación cívica similar en Venezuela.
Afortunadamente no fue oído por el pueblo, pero de haberse
implementado, el Presidente Caldera no hubiera durado dos
días en el poder.

¿Cómo fue la guarimba francesa que Chávez intentó


implementar en la Venezuela de 1996?

Corría la primavera francesa de 1968 y el presidente era el


General Charles De Gaulle. Todo se inició cuando se produjo
una serie de huelgas estudiantiles en numerosas universidades
e institutos de París, seguidas de confrontaciones con la
universidad y la policía. El intento de la administración de De
Gaulle de ahogar las huelgas mediante una mayor carga policial
sólo contribuyó a encender los ánimos de los estudiantes, que
protagonizaron batallas campales contra la policía en el Barrio
Latino y, posteriormente, una huelga general de estudiantes y
huelgas diversas secundadas por diez millones de trabajadores
en todo el territorio francés (dos tercios de los trabajadores
franceses). Las protestas llegaron a un punto tal que De Gaulle,
al borde del colapso, se vio obligado a disolver la Asamblea
Nacional y a celebrar elecciones parlamentarias anticipadas el
23 de junio de 1968.

De Gaulle pudo resolver el problema por la vía política,


pactando con la Confederación General del Trabajo, el sindicato
izquierdista y el Partido Comunista francés, claudicando ante
ellas. Estos pactos lograron que los trabajadores franceses
regresaran a sus puestos de trabajo.

Entre los logros de aquella SUBLEVACIÓN CÍVICA VIOLENTA, se


cuenta el retiro del apoyo de Francia a la Guerra de Vietnam, el
derrumbe de la “vieja sociedad” en muchos aspectos sociales,
como los métodos educativos y la libertad sexual, entre muchos
otros menos impactantes. El pueblo francés, temeroso de
aquellos acontecimientos promovidos por la extrema izquierda
246
francesa, se volcó a las urnas para darle un fuerte apoyo al
partido gaullista, sin embargo, fortaleció también a la izquierda
radical francesa y la puso en el camino hacia importantes
posiciones del poder.

Faltó poco para que cayera el gobierno del General De Gaulle, a


pesar de la fortaleza constitucional de su administración y de la
cultura política heredada de la post-guerra por el pueblo
francés.

Los regímenes comunistas, como el de Venezuela, entienden


PERFECTAMENTE el poder de la SUBLEVACIÓN CÍVICA y lo han
empleado en numerosas oportunidades, como en Bolivia, por
ejemplo, que puso en la ruta hacia la presidencia al cocalero
Evo Morales.

El derrocamiento del dictador Fulgencio Batista en Cuba se


remató con la “huelga general” emprendida en los primeros
días de diciembre de 1958. Unos meses antes, caía la dictadura
del General Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, a raíz de la
SUBLEVACIÓN CÍVICA del 23 de enero (del 58), apoyada por un
fuerte sector del estamento militar venezolano.

Si bien las condiciones objetivas de estos pueblos no fueron


idénticas, las tapas de los pomos fueron las guarimbas
(entendiéndose como “guarimba” a cualquier tipo de
sublevación cívica), unas más violentas que otras, pero todas
con una efectividad infalible. No en balde Hugo Chávez apeló a
una guarimba a lo francés, para ahorrarse tiempo en su
maquiavélico y satánico camino hacia el poder absoluto y
autoritario en Venezuela. Solo que a él no le funcionó, porque el
pueblo no le hizo caso.

Todos los pueblos tienen el derecho de sublevarse ante una


dictadura, ante una tiranía, del color que ésta fuese. La
estrategia de sublevación cívica, activa, generalizada y
sostenida, donde al grueso del pueblo se le pide que bloquee
su calle frente a sus respectivos hogares, que no se
desplacen más allá del frente de sus viviendas y que
jamás confronten con el enemigo, se dio a conocer en
Venezuela con el nombre propio de “La Guarimba”.
247
En enero de 2009, la presidenta de la Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner, visitó Venezuela y le preguntó a
Chávez, en cadena nacional de radio y televisión, qué cosa era
“La Guarimba”, pues desde que llegó a Venezuela había
escuchado ese término en bocas de muchos funcionarios y
militares venezolanos. He aquí cómo Chávez se la explicó:

“La Guarimba, tú sabes, que aquí quieren trancar las


calles… es una forma de golpe suave, es una estrategia.
La estamos enfrentando con mano firme. Sí, guarimba
es un término que viene de… ¿ah? ¿de? (Chávez pide
ayuda a sus acólitos, haciéndose el pendejo al estilo de Castro,
para que le ayuden a explicarle a la Cristina de dónde sale el
término)... pero es un término que tiene una historia
etimológica que en estos momentos no lo preciso. La
Guarimba. La Guarimba es un plan subversivo. Salen en
piquetes, sobre todos de los hijos de los ricos… a
quienes usan como peones, ¿no? Como punta de lanza.
Trancan autopistas. Hace unos días le pegaron candela
al Parque Nacional El Ávila. Gasolina y candela, pues.
Es lo que ellos mismos llaman a eso, El Plan de La
Guarimba. En una ocasión lo lograron, Cristina mira…
Aquí hubo una ocasión, hace dos o tres años, en el 2004,
donde trancaron todo el este de Caracas. Allí no podía
salir nadie de su casa. Incluso, si tú querías salir,
porque tenías que ir a trabajar, a llevar a un niño al
colegio, te tiraban piedras… te quemaban el carro.
Además, es un plan internacional. Hay una organización
llamada OTPOR, que quiere decir Resistencia… y tienen
unas manos así… que se la pintan de blanco. Son unas
revoluciones de colores, así las llaman, que las lanzaron
allá en la Europa del Este y en algunos países dio
resultado… es subversión pero bajo una estrategia bien
elaborada. Aquí la estamos enfrentando desde hace
varios años.”

Ver el siguiente video:


http://video.google.com/videoplay?docid=-
8234858588679598849
248
Chávez, en su ignorancia o en su cobardía, solamente tenía que
haberle recordado a la Cristina la guarimba argentina que en
diciembre del año 2001 sacó del poder al presidente Fernando
de la Rúa y a varios presidentes más que intentaron controlar el
descontento popular generado por la hipercrisis económica que
culminó en aquel funesto corralito bancario.

Dos días después de la derrota de la opción del “NO”, el


genuflexo Manuel Rosales (el homólogo de Eduardo
Montealegre de Nicaragua) aseguró: “Aquí se acabo el
cuento del golpismo y la guarimba, somos una
alternativa democrática que seguirá el camino del
civismo”.

¡Que le aproveche…!

Para mayor información sobre “La Guarimba”, visitar la


siguiente página:

http://www.mrr.name/la-guarimba.htm

CASTILLO LARA
A principios del mes de octubre del año 2003, recibí un email
tremendamente interesante. Era de una lectora quien estaba
fungiendo de puente entre mi persona y el Excelentísimo Señor
Cardenal Rosalío José Castillo Lara.

Según mi lectora, el Cardenal quería verme en persona y


sugería la casa de ella como lugar de encuentro. La reunión se
llevó a cabo el 14 de octubre de 2003. Castillo Lara, gran
admirador del Cardenal Sin de Filipinas, quería sublevar a los
venezolanos y requería de mi ayuda por ser la única persona en

249
Venezuela que hablaba de sublevación cívica, al estilo de
Filipinas, por ejemplo.

Le sugerí que comenzáramos por dar una gran demostración de


fuerza y acordamos convocar a una misa que él oficiaría en
algún lugar público y abierto el 21 de noviembre de ese mismo
año. La “sugerencia” vendría, públicamente, de nuestro
movimiento (el M.R.R.) y le daríamos un carácter subversivo
solamente a través de la propuesta, la cual publicaría en mi red
de lectores, que ya rondaba por el cuarto de millón de buzones
electrónicos. Esta fue la propuesta:

Caracas 21 de octubre de 2003

Excelentísimo Sr. Cardenal,


Rosalío José Castillo Lara

El 21 de agosto de 1983, Benigno “Ninoy” Aquino fue asesinado


de un tiro en la cabeza en el Aeropuerto de Manila, Filipinas,
cuando bajaba del avión que lo regresaba del exilio a la lucha
por recuperar la democracia en su país, mancillada durante
más de tres quinquenios por el sanguinario y despiadado
General Ferdinand Marcos. El vil asesinato convulsionó a la
sociedad filipina, produciendo brotes de protestas cívicas en las
calles de varias ciudades de esa hermosa isla, el único bastión
católico-romano del continente asiático.

La bandera que se le cayó de las manos a “Niony” fue recogida


con valentía por su viuda Corazón para continuar la lucha que
su finado esposo había decidido comenzar aquel día que pisó
tierra filipina para inmolarse por la libertad de sus coterráneos,
pasando así a la inmortalidad en los corazones de todo ser
humano que se sienta libre.

Para principios de 1985, año en que usted fue nombrado


Cardenal y diácono de Nostra Signora de Coromoto en S.
Giovanni Dio, Filipinas vivía el surgimiento de una modalidad
distinta de revolución que reflejaba las ideas del Santo Padre
Juan Pablo II sobre la Iglesia en el mundo moderno. Ya desde
1979, la Conferencia Episcopal Filipina intensificaba sus críticas

250
públicas al régimen de Marcos, cuya actividad represora iba en
aumento.

En enero de 1985 una comisión independiente determinó que


Benigno Aquino había sido asesinado por una conspiración
militar ordenada desde las más altas esferas de aquella
despiadada tiranía, lo que se tradujo en un incremento del
terror colectivo por parte del régimen de Marcos. Meses más
tarde, en octubre, la Conferencia Episcopal Filipina declaró,
entre otras cosas, lo siguiente: “Nosotros los pastores de la
Iglesia no podemos ignorar la alarmante realidad del
creciente recurso a la fuerza para dominar a nuestro
pueblo.” Para entonces usted llevaba cinco meses de haber
recibido la birreta roja y se encontraba en el corazón y el
epicentro de la dirección universal de la Santa Iglesia Católica,
el Vaticano.

A principios de 1986, debido a las presiones que ejercía el


pueblo en LAS CALLES, el General Marcos aceptó medirse en
unas elecciones con la viuda de “Niony”. Fue entonces que hizo
sentir su presencia el Cardenal Sin al llamar al pueblo a que
acudiera a esas elecciones, advirtiendo que de producirse un
fraude electoral, sería un acto gravemente inmoral y
anticristiano. En efecto, el 7 de febrero de 1986 las elecciones
fueron fraguadas, pero como los tiranos no creen en elecciones,
el evidente triunfo de Corazón fue arrebatado descaradamente
por el General Marcos.

La Conferencia Episcopal Filipina le salió al paso a aquel MEGA


FRAUDE declarando que “el PUEBLO filipino tenía la
OBLIGACIÓN de corregir la injusticia de la cual había
sido víctima, por medios pacíficos no violentos, a la
manera de Cristo”. Usted se debe acordar del gran
nerviosismo que imperaba entonces en la Secretaría de Estado
del Vaticano, sin embargo, el Cardenal Sin y sus obispos, sin
reclamar ni esperar el apoyo del Vaticano, tuvieron la valentía –
muy similar a la que hoy usted nos ha demostrado tener – de
seguir con su campaña, declarar moralmente ilegítimo al
régimen de Marcos e invitar al pueblo filipino a que TOMARA
SUS CALLES en pleno desafío al tirano y mediante la
RESISTENCIA NO VIOLENTA. Algo así como uno cree entender
251
ordena el Artículo 350 de nuestra constitución, el cual usted
tanto ha mencionado últimamente.

El 16 de febrero de 1986, Corazón Aquino y el Cardenal Sin


convocaron al pueblo a una gran misa que fue celebrada ante
UN MILLÓN de filipinos. Seis días más tarde el Ministro de la
Defensa y un general, la segunda autoridad del Estado Mayor,
rompieron con Marcos y se atrincheraron en dos puntos de
Manila. Los insurrectos hicieron contacto con el Cardenal Sin y
le pidieron ayuda, pues estaban seguros de que serían atacados
por las fuerzas del régimen. Este último les preguntó si le
darían su apoyo a “Cory” Aquino y éstos le aseguraron que sí,
tras lo cual el Cardenal se trasladó a las instalaciones de Radio
Veritas y en un heroico y valiente llamado radial, llamó a
“todos los hijos de Dios” (sic) para que salieran a las calles y se
dirigieran a los campamentos donde estaban atrincherados los
dos oficiales insurrectos con sus respectivas tropas leales.

El Santo Padre Juan Pablo II aprobó la actitud del Cardenal Sin y


la de los católicos filipinos, alegando que en situaciones como
en Polonia y Filipinas los pastores tenían la SAGRADA
OBLIGACIÓN MORAL Y CRISTIANA de defender la dignidad
humana de los estragos y atropellos de sus derechos de
gobiernos malvados.

La ancha Avenida Epifanio de los Santos, que unía a ambas


bases rebeladas, se convirtió en el escenario de la revolución.
Durante tres días CIENTOS DE MILES de filipinos, acudiendo al
llamado del Cardenal Sin, salieron a las calles desarmados y
con rosarios, flores y refrigerios para aquellos que manipulaban
las tanquetas con las cuales Marcos amenazaba a los oficiales
rebeldes, formando así un inmenso escudo humano entre las
tropas del gobierno y los campamentos de los dos generales
rebeldes. Jóvenes, viejos, laicos, religiosos, sacerdotes,
filipinos de todas las clases sociales… todos acudieron a la
“avenida revolucionaria”. Aquellos que antes habían vivido en
el conformismo fueron invitados por el Cardenal Sin –
recientemente fallecido – a que hicieran uso de aquella
patriótica oportunidad de convertirse en RESISTENTES NO
VIOLENTOS.

252
No proliferaron las consignas en contra del régimen, solamente
se oía el monótono rezo del rosario, dirigido a veces por “Cory”
y otras por el Cardenal Sin. Nadie murió… no hubo un solo
herido. El otrora tirano sanguinario que había salido airoso de
numerosos intentos de golpe por parte de los comunistas y los
islámicos, no pudo soportar la presión de TODO UN PUEBLO EN
LAS CALLES. Al tercer día se fueron pasando a las filas de los
generales insubordinados más oficiales arrepentidos de haber
acompañado al tirano por años y años. Antes de finalizar la
semana, Ferdinand Marcos abandonó el poder y su tierra natal
por última vez, rumbo a Honolulu, en Hawai, donde a los pocos
años murió de una penosa enfermedad.

Su excelentísimo Sr. Cardenal Rosalío José Castillo Lara. Hace


años que lo vengo oyendo hablar y no puedo evitar ver en su
persona al Cardenal Sin. Presiento que el amor que usted tiene
por su patria, Venezuela, es similar a aquel amor que sentía su
homólogo por la suya, Filipinas. El Artículo 350 que usted, de
manera tan contumaz ha venido mencionando, casi invocando,
textualmente reza: “El pueblo de Venezuela, fiel a su
tradición republicana, a su lucha por la independencia,
la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen,
legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticos o menoscabe los
derechos humanos.”

Usted percibe claramente que el régimen CASTRO-ESTALINISTA


que hoy destruye a su país, ha contrariado – con creces – los
principios y las garantías democráticos, menoscabando de
manera pertinaz los derechos humanos de MILLONES de
venezolanos. En su reciente entrevista para Unión Radio, usted
ha dicho: "Eso que está sucediendo era una cosa ya
anunciada por Chávez desde el principio. Cuando él
prometió anclar la nave de Venezuela en el mar de
felicidad de Cuba no estaba haciendo una metáfora de
muy mal gusto, sino indicando un propósito que está
cumpliendo con mucha perseverancia." Ha lamentado
públicamente que muchos venezolanos, tanto de la oposición
como del oficialismo, no se han dado cuenta que el régimen
apátrida que hoy entrega a Venezuela en las manos del

253
CASTRO-ESTALINISMO INTERNACIONAL quiere calcar, punto por
punto, el desastre cubano.

Como un ejemplo claro del menoscabo a los derechos humanos


y una contradicción a los principios y a las garantías
constitucionales, violaciones éstas que se mencionan en el
Artículo 350 de nuestra constitución, usted resaltó las
confiscaciones de fincas como Las Marquesinas, en el Estado
Barinas, añadiendo lo siguiente: “Esas confiscaciones son
una muestra de que éste es un régimen autoritario y
tiránico. ¿Cómo es posible que a una finca como La
Marqueseña haya ido el Ejército o los Guardias a
confiscarlas, asaltarlas y a privar de sus derechos a
todos los demás? Eso es expresión de un gobierno
autoritario que se salta todas las leyes".

Ante la conocida inmoralidad reinante en el C.N.E., que


evidencia toda posibilidad de otro nuevo fraude, usted ha dicho
que acudir a votar en las próximas elecciones es como ir a un
matadero, agregando: “No sabemos cuántas trampas hay
allí y no basta la palabra indigna de fe de Jorge
Rodríguez, que diga que hay una enorme transparencia,
si se rehúsan a contar el escrutinio y la auditoria de las
máquinas para contar los votos como debe ser. De
todos modos aquí vamos a una pendiente. Hay que ver
cómo el pueblo venezolano será capaz, cuando llegue el
agua al cuello, para aplicar el 350 o se deja ahogar”.

Ese pueblo, su Excelencia, no se va a dejar ahogar si cuenta


con su Santa dirección, como no se ahogaron los filipinos con la
conducción del valiente y patriota Cardenal Sin ante un tirano
mucho más sangriento que el que hoy intenta desintegrar a
Venezuela y convertirla en un adefesio del comunismo
trasnochado. Usted, admirado Cardenal, debe ser nuestro guía,
como lo fue el Cardenal Sin para su pueblo en los momentos
decisivos.

Hoy es 21 de octubre. ¿Qué le parece si para el 21 de


noviembre convoca usted al pueblo de Caracas a que lo
acompañe a una misa similar a aquella a la cual convocaron al
pueblo filipino Corazón Aquino y el Cardenal Sin, aquel glorioso
254
16 de febrero de 1986, génesis del movimiento de RESISTENCIA
NO VIOLENTA en Filipinas? ¿Por qué no hacer uso del puente de
Altamira para colocar el altar y que el pueblo lo acompañe en
oración silenciosa a lo largo de la Autopista del Este? Sugiero
que en esa misa no se mencione una sola palabra que tenga
que ver con el régimen y sus violaciones… que no se arengue a
nadie. Solo que acudan a misa. Pero detrás de esa
manifestación silenciosa, sin pitos ni maracas, sin pancartas,
estaremos desafiando al régimen y traspasándole el miedo que
hasta ahora hemos sentido ante la impotencia, la indefensión y
la traición de muchos de nuestros dirigentes. Todo aquel que
acuda a su llamado de silencio y de oración, le estará diciendo
al tirano y al mundo entero que está dispuesto a obedecer el
mandato del Artículo 350 de nuestra sagrada constitución,
aunque el mismo no se mencione en su misa.

¿Qué le parece, Cardenal?

De aquí allá hay tiempo de sobra para organizarlo.


Comencemos, como lo sugiere en su tratado “De la Dictadura a
la Democracia” el Dr. Gene Sharp, por RETAR al régimen y
demostrarle que NO TENEMOS MIEDO… que ahora contamos
con un hombre en el cual podemos confiar nuestro destino y el
destino de las generaciones futuras. ¿Qué le parece, Cardenal?

De usted con todo mi fervoroso respeto y admiración,

Robert Alonso Bustillo

A partir de ese momento, todo se comenzó a complicar, tanto


para mí, como para el Cardenal Castillo Lara, quien fue –
digámoslo así – sacado de circulación y mantuvo un bajo perfil
hasta que en el año 2006 le pidió al pueblo católico venezolano
que le rezara a la Virgen para que salvara a Venezuela, ya que
estábamos viviendo una grave situación como nunca se había
vivido en nuestra historia. El 16 de octubre del año 2007,
nuestro Cardenal dejó de existir físicamente y comenzó su vida
eterna, en espíritu.

En cuanto a mí, el régimen arreció su acoso. Las amenazas por


la vía telefónica y mediante mensajes electrónicos se habían
255
incrementado a lo inimaginable. Con la complicidad del
entonces alcalde de El Hatillo me allanaban la finca cada mes.

El miércoles 25 de febrero del año siguiente, 2004, el chofer


que nos buscaba a los dos niños al colegio Jean Piaget, a unos 6
kilómetros de nuestra Finca Daktari, me informó que mi carro
no quería arrancar. Un vecino que me visitaba en ese momento
se ofreció para prestarme su vehículo. Esa misma tarde recibí
un email en el que me preguntaban qué le había pasado a mi
carro, que había ido a recoger a los niños en uno distinto.

Dejé la revisión de mi correo y de inmediato me fui a la agencia


de viajes de la Urb. El Placer y le compré pasajes a mi mujer y a
mis dos hijos pequeños, de 12 y 10 años, respectivamente. Al
día siguiente estaban llegando Miami, a su exilio, donde están
hoy. Poco después me tocaría abandonar Venezuela y llegar al
exilio el 24 de abril de ese mismo año. El 9 de mayo, Día de Las
Madres, me enteraría por boca de mi madre, en horas
tempranas de la mañana, que el régimen había capturado en la
finca a un contingente de supuestos paramilitares colombianos
que estaba acantonado en nuestro hogar, haciendo prácticas
militares con una caja de cachitos (croissants) suministrada por
la famosa Pastelería Danubio, de Caracas. A mediados de ese
mes de mayo, de 2004, todas las instalaciones de la finca se
habrían convertido en polvo y escombros, todos los animales
masacrados, más de una decena de seres humanos asesinados
y enterrados en el jardín de nuestra casa.

Me tocó entonces seguir la lucha como la había comenzado, a


través de mis escritos de la Internet, llegando a juntar más de
millón y medio de buzones electrónicos con los cuales he
mantenido una comunicación relativamente activa.

256
Capítulo 11

LOS PARACACHITOS DE DAKTARI


El 5 de marzo de 2004, a golpe de 2 de la tarde,
Patricia Poleo me llamó a mi celular para pedirme
que me fuera a la estación de Radio Venezuela, la
cual quedaba comenzando la Ave. Rómulo Gallegos,
pegado a Los Palos Grandes, en Caracas. Me
anunció que la Coordinadora Democrática estaba
pactando con
Chávez para ayudar a desmontar “La Guarimba”,
algo que parecía totalmente imposible.

257
En la mañana de ese mismo día, le había dado una
entrevista al periodista de El Universal, Oscar
Medina, aclarándole que así no era “La Guarimba”.
Ese diario (uno de los dos más importantes de
Venezuela y de distribución nacional), había
reportado la matanza del día anterior, producida –
bajo la criminal planificación del régimen – en varios
sectores de Caracas y Valencia, simultáneamente.
Le aclaré a Medina que jamás había llamado a la
violencia y, mucho menos, a la confrontación.
Lamentaba la muerte de tanta gente, una desgracia
que sin duda enlutaba a la gran familia venezolana.
Esa entrevista salió publicada el 7 de marzo,
precisamente bajo el título de “Así No Era La
Guarimba”, cuando ya todo había terminado. Puede
ser leída hoy en la siguiente dirección de La Internet:

http://caracas.eluniversal.com/2004/03/07/apo_art_07152B.sht
ml

Caracas me recordaba esas películas futurista, donde


desaparece la raza humana luego de una guerra
nuclear, en las que presentan ciudades como Nueva
York totalmente deshabitadas, llenas de humo y
escombros. Así amaneció Caracas aquel viernes 5
de marzo, luego de 7 días continuos de guarimba
pura. Quien diga lo contrario, o no estaba ahí, o no
se asomó por su ventana… o miente. Así de sencillo.

Le respondí a Patricia que tenía un grave problema:


no podría llegar a la estación de radio, porque no
había paso desde la urbanización en la que me
encontraba. Ella resolvió ese problema enviándome
a su hermano en una motocicleta, quien llegó a los
258
pocos minutos, acompañado de un escolta,
motorizado también.

La primera barricada la pudimos pasar, a duras


penas, mostrando las credenciales de periodista que,
colgado al cuello, llevaba su hermano. Físicamente
fue un tormento atravesarla. Al llegar a la segunda
barricada, frente a la urbanización Santa Fe Sur, en
la vía marginal, paralela al Autopista del Este, no nos
querían dejar pasar, con credenciales y todo.
Apareció un vecino del sector, uno de los jefes de la
barricada y nos dijo: “esto es como dice Robert
Alonso, ¡por aquí no pasa nada ni nadie…!” En
ese momento me identifique: “¡yo soy Robert
Alonso!”, le dije al guarimbero mayor que nos había
prohibido el paso. Como no me creyó, tuve que
mostrarle mi cédula de identidad. En eso el señor se
volteó hacia los demás vecinos, me señaló y grito:
“¡aquí está Robert Alonso!”, entonces la multitud
comenzó a corear: “¡guarimba, guarimba,
guarimba…!” En verdad fue un momento bien
emocionante para mí.

Nos dieron luz verde para atravesar la barricada,


pero tuvimos que bajarnos de las motocicletas para
poderlas pasar acostadas, ya que habían colocado,
entre muchísimos cachivaches, una guaya de acero
entre dos postes de luz, opuestos uno del otro, por
medio de los cuales pasaba la calle.

La ciudad estaba tan desolada, que recorrimos toda


la autopista de Prados del Este y luego la principal
autopista de Caracas, la Francisco Fajardo, en el
canal contrario. Lo único que veíamos era humo por
259
doquier, producido por la quema de neumáticos que
los guarimberos colocaban en las calles.
Cuando pasamos por delante del Centro Comercial
Ciudad Tamanaco, en la urbanización Chuao, no
había un alma. En la base aérea militar, de La
Carlota no se veía un soldado. Subimos por el
distribuidor de Altamira, atravesamos Los Palos
Grandes y llegamos al comienzo de la Ave. Rómulo
Gallegos, donde se encontraba Radio Venezuela, en
el antiguo edificio de Viasa.

Una vez que llegamos a la urbanización de Altamira


Sur, dejando atrás la Autopista Francisco Fajardo,
tuvimos que sortear barricadas que estaban
abandonadas, pero con neumáticos todavía en
llamas. Sentí un inmenso temor, porque – aunque no
se lo dije al hermano de Patricia – sabía que desde
los apartamentos de los edificios de la Avenida Luis
Roche, entre el distribuidor de Altamira y la Avenida
Francisco de Miranda, habían estado disparando el
día anterior y por ahí no se animaban a pasar los
policías del régimen, quienes transitaban en
motocicletas, como nosotros.

Un día antes, el jueves 4 de marzo, varios


muchachos murieron en esos mismos edificios,
masacrados por los soldados del régimen en
confrontación inútil. El sector estaba caliente y los
vecinos debían haber estado sedientos de venganza,
prestos a acribillar a todo aquel ajeno al sector.

El ruido que producían los motores de nuestras


motocicletas llamaba la atención de muchos vecinos
de aquellos edificios, algunos de los cuales salieron
260
de sus balcones para observar quiénes éramos. Lo
único que se me ocurrió fue saludarlos
amistosamente desde la moto en que iba de
parrillero, detrás del hermano de Patricia. Hay que
recordar que NO HABÍA UNA SOLA ALMA EN LAS
CALLES. Afortunadamente pudimos atravesar sin
mayores tormentos, más allá de la necesidad de ir
esquivando “peroles” (tarecos, chochadas) que los
vecinos habían echado en la vía, entre los cuales
observé que había una bañadera vieja llena de
seborucos inmensos, como para que nadie pudiera
moverla.

Una vez que doblamos hacia Los Palos Grandes, ya


en Altamira Norte, pude respirar con confianza,
porque sabía que estaba entrando en una zona
pacífica que no se había alborotado el día anterior,
donde me tocó ser testigo de excepción, como
mencioné en las páginas de arriba.

Cuando llegamos a la estación de radio, me encontré


a Patricia formando un verdadero escándalo por el
micrófono, al aire. Le estaba reclamando a César
Pérez Vivas (hoy premiado por el régimen con la
gobernación del estado Táchira, desde las filas de la
“oposición”), a quien tenía en la línea telefónica…
conversación que estaba saliendo al aire.

Patricia le reclamaba a Pérez Vivas el arreglo que ya


ella sabía se había llevado a cabo entre Hugo Chávez
y algunos altos dirigentes de la Coordinadora
Democrática, entre los cuales se encontraban Pérez
Vivas, Pompeyo Márquez, Andrés Velásquez y
muchísimos otros.
261
Pérez Vivas le argumentaba que había que parar la
matanza que se estaba produciendo en muchas
ciudades del país. Patricia, de una manera
impresionantemente valiente, le decía que no
podíamos irnos a nuestras casas ahora, cuando el
régimen estaba “pidiendo cacao”, porque, entre
otras cosas: “verdugo no pedía clemencia…”
Aquella conversación estaba siendo transmitida a
varias ciudades del país, ya que Radio Venezuela
tenía un impresionante alcance de cobertura a nivel
nacional.

Cuando entré en el estudio de transmisión, me


encontré a Timoteo Zambrano, “coordinador
democrático” que para entonces – si mal no recuerdo
– seguía en las filas de Acción Democrática. Nos
alegaba lo que parecía ser cierto, que a él no le
habían avisado de negociación alguna entre La
Coordinadora Democrática y Hugo Chávez. Creo
que nos estaba diciendo la verdad, porque entre
bloque y bloque, llamaba por teléfono y le formaba
un escándalo a su interlocutor, reclamándole que
nadie le había participado de dichas conversaciones,
al más alto nivel, entre los dirigentes de la
“oposición” y el régimen.

Patricia llevaba ya tiempo transmitiendo en vivo,


para cuando me sumé a aquel programa especial
que duraría varias horas. El prestigioso periodista
Manuel Felipe Sierra, quien demostró un valor a toda
prueba, Jefe de Prensa de la estación, entraba y salía
del estudio con nuevos informes que Patricia
devoraba y lanzaba al piso, mientras seguía en su
262
frenético llamado al pueblo a no dejar las calles.
Cuando parecía que le iba a dar un soponcio, me
lanzaba el micrófono y entonces continuaba yo con
el mismo llamado, a no permitir que nos mataran “La
Guarimba”.

Al cabo de una hora de haber llegado, recibí una


primera llamada urgente de un vecino en el sector
de La Mata, en la zona rural de El Hatillo, donde
quedaba mi domicilio, en la Finca Daktari, para
informarme que había un contingente de soldados
buscándome. Luego comencé a recibir más llamadas
de vecinos y del caporal de la finca, donde me
alertaban para que no me presentara por la zona.

Llamé, entonces, a un contacto que teníamos en la


Disip (la policía política) y éste me preguntó si era yo
el que estaba saliendo al aire por Radio Venezuela.
Al responderle afirmativamente, me dijo: “¡pues
arráncate ya mismo, porque fueron para allá a
buscarte!”

Bajé las escaleras a toda prisa, pensando que los


efectivos del régimen podrían subir por el ascensor.
El corazón se me quería salir del pecho. Al llegar al
estacionamiento, no sabía si salir a él o quedarme
escondido en las escaleras hasta saber qué estaba
sucediendo. Luego de varios segundos de mucha
indecisión, decidí aventurarme al estacionamiento y
divisé, a lo lejos, al hermano de Patricia, a quien
llamé de urgencia y le pedí que me sacara de la zona
de inmediato.

263
Por cierto, me voy a permitir aquí hacer un
paréntesis bien importante y pertinente.

Hace poco, el martes 24 de febrero de 2009, Patricia


Poleo convocó en su casa de Miami Beach a algunas
figuras del “exilio” en Miami para conversar con Juan
José Molina, diputado “disidente” de la Asamblea
Nacional de la tolda “disidente” del partido Podemos,
que lideriza, entre otros, Ismael García. Un
movientucho político ÚNICA cuya función es
“legitimar” la Asamblea Nacional, “representando” a
la oposición DE Chávez.

El diputado Molina, quien se dio su escapadita para


Miami, entre otras cosas, para pasarla bien y cambiar
por días de ambiente, había sido el cerebro en la
Asamblea, cuando todavía era chavista, del proyecto
del régimen para reunificar a todas las policías
estadales y municipales en una sola, proyecto que se
discutía en el parlamento “hace unos días”, en mayo
del año 2007, cuando ya Chávez tenía 7 años en el
poder… cuando ya se habían masacrado a los
venezolanos en la “Masacre de Miraflores”, cuando
ya Chávez se había apoderado de PDVSA, cuando ya
todos ellos le habían cantado el “cumpleaños feliz” a
Fidel Castro, en uno de sus viajes – oficiales y
públicos – a Venezuela, etc.

A dicha reunión con Juan José Molina, convocada por


Patricia Poleo, asistieron, entre otros menos
conocidos, Hellen Villalonga, Ana Mercedes Díaz,
Gisela Parra, Juan Fernández, Manuel Cora, Flor
Arriaga, Ricardo Guanipa, el Teniente Colina, Edgar
Quijano, Paul Sfeir y su esposa Donatella Ungredda.
264
Muchos de estos nombres no les dicen mucho a los
venezolanos de Venezuela, pero en Miami todos los
conocen.

No se dijo el motivo de aquella reunión, pero muy


pronto se sabría. El diputado Juan José Molina se
estaba proponiendo – “¡Ay, qué gracioso…!”, diría
mi padre – para fungir de representante del “exilio”
de Miami en Venezuela. Pero, no se lo pierdan, les
prometió a los asistentes de aquella velada, que él
podría utilizar su influencia entre “sus amigos” del
“gobierno” (del régimen), para que revisaran el caso
de cada uno de los “exiliados”, con la intención de
que pudieran regresar, felizmente, a Venezuela.
¿Qué tal?

La primera en responderle al diputado Molina fue la


Dra. Gisela Parra, ex presidenta del Consejo de la
Judicatura en Venezuela. Simplemente acotó que si
ella había salido de Venezuela porque no tenía
libertad de hablar, no podría regresar a ella, si no
tenía ese sagrado derecho.

Fue la Dra. Ana Mercedes Díaz, ex Directora de


Partidos Políticos del C.N.E., quien estuvo trabajando
25 años para el máximo organismo electoral de
Venezuela hasta que fue expulsada por el régimen
chavista, autora del libro “Debemos Cobrar”, quien
llevó el peso del debate que se produjo ante tal
propuesta del simpático diputado.

Ana Mercedes, para comenzar y entrar en calor, le


dijo al diputado Molina que ella creería en Ismael
García (máxima figura de “Podemos”) cuando se
265
dignara a explicarle al país cómo se trampeó el
Referéndum Revocatorio de agosto de 2004, ya que
él (Ismael García) había sido el Jefe del Comando
Ayacucho, que velaba por los intereses del “NO”, que
entonces era la respuesta que tenían que dar los
afectos de Chávez para evitar que éste fuese echado
a patadas de la presidencia.

Si hay alguien en Venezuela que vivió los


entretelones del “Mega Fraude” del Referéndum
Revocatorio, es Ismael García, el mismo que en la
noche del 15 de febrero de 2009, junto a Manuel
Rosales (el homólogo de Eduardo Montealegre en
Venezuela) y a otros genuflexos más, se apresuró a
reconocer el “triunfo” del “SÍ” que le daba la
“victoria” a la propuesta de Chávez, para que éste se
pueda eternizar en el poder en nuestro país.

¿Qué haría Patricia en Venezuela si las diligencia de


su amigo Juan José logran que Hugo Chávez la
perdone? No creo que ella estará pensando en
regresar para seguir “echándole vaina” al régimen.
Tendrá que hacer como hizo Orlando Urdaneta, un
“mea culpas” y dedicarse a escribir sobre arte,
deporte… o sobre la inmortalidad del cangrejo, digo
yo.

Por cierto que Manuel Corao, el propietario de unos


de los dos periódicos venezolanos que han
sobrevivido en Miami, “Venezuela Al Día”, quien
tiene muchos años fuera de Venezuela, quería saber
la razón por la cual “El Boque del NO” estaba tan
contento en Miami, si los venezolanos en Venezuela
están de pésame. Corao le informó al diputado
266
Molina que ese “movimiento electoral”, liderizado en
Miami por Alexis Ortíz, el hijo de Raúl Leoni (quien
lleva mil años fuera de su país y se llama igual que
su padre), un tal Pedro Mena, entre otros, estaban
invitando a todo el “exilio” venezolano para la noche
del jueves 26 (de 2009) a una velada de tragos que
se llevaría a cabo en la discoteca “La Covacha”,
propiedad de un venezolano, para celebrar los logros
alcanzado por “El Bloque del NO” en las pasadas
elecciones del 15 de febrero pasado.

Regresando al tema anterior. Al salir de Radio


Venezuela, fui a dar a la urbanización Terrazas del
Ávila, otra zona muy caliente en donde la noche
anterior se había producido un serio enfrentamiento
con el ejército (con un saldo de varios heridos o
muertos, por parte del “oficialismo”), en el extremo
este de la ciudad de Caracas, donde vivía un gran
amigo de la infancia.

Llegué a casa de mi amigo, quien me abrió la puerta


con mucho nerviosismo, mirando hacia fuera de su
apartamento, como para verificar que no me habían
seguido a su vivienda. Había estado escuchando el
programa de Radio Venezuela y pensaba que me
había vuelto loco.

Tuve que caminar varias cuadras hasta llegar a su


edificio, porque no quería comprometer al hermano
de Patricia, en caso de que lo hicieran preso y lo
obligaran a cantar, bajo la presión de la tortura,
dónde me había llevado. Esa urbanización estaba
repleta de edificios, así que sería como buscar una

267
aguja en un pajar, a partir del lugar donde él hubiera
podido haber dicho que me había dejado.

Lo primero que se le ocurrió a mi amigo fue servirnos


un whisky en la roca, empleando unos vasos cortos.
Su mujer nos acompañó, sirviéndose otro, a pesar de
que, según ella, era abstemia. En lo que les dije que
el régimen había ido a buscarme a mi finca, la mujer
comenzó a temblar de tal forma que el whisky se le
salía del vaso. Fue ahí cuando mi amigo me dijo que
no me podía quedar en su casa. Como ya se estaba
haciendo de noche, me dio las llaves de su carro
para que durmiera en él y le diera tiempo a pensar
qué haría conmigo cuando amaneciera.

Su pequeño carro no tenía asientos reclinables, por


lo que tuve que conciliar el sueño sentado o
recostado en el asiento trasero, pero antes de que
amaneciera, ya mi amigo me estaba tocando la
ventanilla para avisarme que me iba a llevar lejos de
su casa, a donde yo le dijera.

Me dio 20mil bolívares y un sándwich de jamón con


queso, que me supo a gloria. En mi estómago
solamente tenía el desayuno del día anterior.

Me paró en un teléfono público desde el cual llamé al


jefe de mis activistas de Valencia y le informé que,
de alguna manera, me iría para su casa y que me
consiguiera unos bolívares y unos dólares. Yo había
traído de mi cuenta en Miami unos cinco mil dólares
en efectivo, para cubrir los gastos de “La Guarimba”
en Valencia. Me enteré que quedaban dos mil y esos

268
fueron los que me sacarían del país y me llevarían a
Miami, vía Colombia.

Logré llegar a Valencia por la Carretera


Panamericana, que todavía mostraba los signos de
“La Guarmba”. Ahí me comentó todo lo acontecido
durante los días de sublevación en la ciudad de
Valencia, una historia que me impresionó, cargada
de heroísmo y desgracia. Muchos de nuestros
muchachos fueron detenidos y algunos de ellos
torturados de manera indescriptible, como me enteré
después, pues para entonces no sabíamos del
paradero de la mayoría de ellos. Para entonces ya
sabíamos de la muerte de dos de ellos.

Aquella mañana del sábado 6 de marzo, el país


amaneció tranquilo. Chávez lanzó a todos sus
soldados y toneladas de empleados de las diferentes
alcaldías a las calles y antes de que cayera la noche,
Venezuela entera estaba limpia de escombros. Las
únicas evidencias de “La Guarimba”, fueron los
tatuajes que los neumáticos, al quemar, dejaron
sobre el asfalto de las calles, avenidas y carreteras
de todo el país. Todavía la Coordinadora no había
llamado al pueblo a sus casas, cuando ya los
soldados del régimen estaban limpiando las calles,
porque ya Chávez sabía que hasta ahí llegaría la
crisis.

Llegando a Valencia, en casa de mi compañero de


lucha, “Antonio”, a golpe del mediodía, vimos al
traidor Pompeyo Márquez dirigiéndose al país a
través de la televisión. “¡Venezolanos: hemos
logrado los objetivos. El gobierno ha acordado
269
sentarse en la mesa para negociar los términos
del Referéndum Revocatorio. Regresemos
todos a nuestros hogares y evitemos más
derramamiento de sangre.” Algo así recuerdo
haber escuchado de boca de quien fuera él único
activista de la resistencia en contra de la dictadura
de Marcos Pérez Jiménez que no cayó preso ni salió
al exilio. Un eterno jefe de las guerrillas castro-
estalinistas que en la década de los sesenta y
setenta, cubrieron de sangre inocente venezolana el
territorio nacional.

Visitar la siguiente página en la Internet:

http://www.mrr.name/2004.htm

Nuestros muchachos habían muerto en vano. Le dije


a “Antonio”: “acabamos de perder a
Venezuela…”

En Valencia pasé un par de semanas y tuve que


mudarme de casa en tres oportunidades, cada vez
que mi presencia era notada por alguna persona
extraña al núcleo familiar donde me encontraba.

Cuando ya se hacía muy latosa mi permanencia en


mis “conchas” (escondites) y se me acabaron los
amigos dispuestos a darme alojamiento en esa
ciudad, decidí agarrar carretera. Había un terror
generalizado y un colectivo complejo de persecución.

De Valencia tomé un autobús que me llevó a la


ciudad oriental de Puerto La Cruz, donde vivía mi
madrina y otro gran amigo de infancia, Alexis Ortiz.
270
Cuando me bajé del autobús lo pensé dos veces. No
era justo comprometerlos. Mi madrina, aunque
divorciada, mantenía buenas relaciones con su ex
esposo, quien era un chavista rabioso y Alexis era el
alcalde de la ciudad de Lechería. Así que volví a
comprar un boleto y terminé en Maracaibo, en el
extremo occidental del país. Había decidido vivir,
por unos días, montado en un autobús, recorriendo
Venezuela de un lado al otro.

Había tirado mi celular por la ventanilla del carro del


amigo que me llevó de Caracas a Valencia, en la
mañana del sábado 6 de marzo. Si los esbirros del
régimen intentaban localizarme a través de las
celdas que mantienen constante comunicación con
los aparatos celulares, me irían a buscar por los
montes entre La Victoria y Maracay… a una hora de
Caracas.

Estuve tentado a llamar a mi familia, pero tenía el


temor de que sus teléfonos estuvieran montados.
Luego me enteré que la Disip me fue a buscar, en
dos oportunidades, a la casa de mi madre, en La
Colonia Tovar.

Mi ocurrente madre se quitó a los esbirros de


encima, haciéndose que padecía de Alzheimer.
Cuando le preguntaron si ella era la mamá de Robert
Alonso, se puso a buscar en su mente, haciéndose
que se esforzaba… como recordando el pasado y
respondió: “Ah sí… yo soy su mamá. ¿Ustedes lo
conocen?” Así y todo, los funcionarios volvieron
una segunda vez, donde ejercieron una mayor
intensidad de búsqueda.
271
El alcalde de la Colonia la llamó para avisarle que
para allá le mandaba a su policía, que no se asustara
pero era para protegerla, porque le habían anunciado
que una turba chavista estaba en camino para
saquearle la casa. Unos meses después decidió que
era hora de volver a salir al exilio. Había vivido en
Venezuela, ininterrumpidamente, 43 años. Había
llegado a la edad de 33 años y la había abandonado
a los 76.

Mi mujer y mis hijos menores (Alejandro y Eduardo),


habían llegado a Miami el día antes de que
comenzara “La Guarimba”, el 26 de febrero de 2004.
Como no tenía mi celular donde tenía todos los
teléfonos registrados y no me acordaba del número
donde se estaban quedando, en casa de unos tíos,
no pude llamar para avisar que estaba bien.

Al llegar a Maracaibo mis energías estaban al


mínimo. Entonces se me ocurrió dirigirme hacia una
de las más prestigiosas funerarias marabinas para
hacerme pasar por deudo del primer muerto que se
me atravesara en la entrada. Me acordé del sabroso
consomé que me sirvieron en la funeraria caraqueña
donde velamos a mi abuela, quien murió exiliada en
Caracas a los 99 años de edad… y de lo sabroso que
dormí en los cuarticos que tienen las funerarias para
que los familiares de los muertos descansaran. Esa
parte estuvo bien. No había consomé, pero había
chocolate caliente y unas galleticas dulces que
sabían a Gloria.

272
De Maracaibo bajé al estado Táchira. En las
inmediaciones de Ureña, frontera con Cúcuta,
Colombia, había un hato cuya mitad estaba en
territorio venezolano y la otra en territorio
colombiano. Conocía a su dueño, “Don Jacinto”,
porque él nos dejaba pasar los caballos de paso que
los venezolanos llevábamos a las ferias equinas en el
hermano país. Así evitábamos el papeleo, la
permisología, etc. Entrábamos al hato por Venezuela
y salíamos por Colombia. Pero cuando llegué, me
encontré que “Don Jacinto” se había muerto y los
empleados que cuidaban la propiedad no me dejaron
entrar.

Una vez en Ureña, decidí quedarme unos días en


casa de un paisano que conocí cuando estudiábamos
en Alemania, treinta años atrás, mientras planificaba
cómo salir hacia Colombia, pues a pesar de que se
puede ir caminando, atravesando el puente
internacional entre Ureña (Venezuela) y Cúcuta
(Colombia), no sabía si había un operativo
buscándome.
“Pedro” me recomendó que me consiguiera
documentación falsa. Los periódicos me
mencionaban como el “padre de La Guarimba” y me
achacaban toda la culpa. Sentí que me había
convertido en “El Chinito de La Guarimba”, es decir,
en el chivo expiatorio de aquella sublevación que
pudo haber derrocado a Hugo Chávez del poder.

En Ureña perdí la noción del tiempo. Mi amigo tenía


una plantación de azúcar y estaba preparando su
siembra u organizando su hacienda, por lo que me
dejaba solo, con dos perros viejos y gruñones, en su
273
destartalada vivienda, ubicada en el centro de un
pueblo que no es el más agradable de Venezuela.

Los contactos que mi ex compañero de estudios dijo


tener, no resultaron efectivos y tuvimos que desistir
del plan. Peor aún, mi amigo tenía programado un
viaje a San Cristóbal para comprar unas maquinarias
y me dijo que no era conveniente que me quedara
solo en su casa, pues habíamos decidido que de ella
no podría salir, si quería que él me diera “asilo”.
Noté en mi amigo una gran dosis de temor y que mi
presencia no era del todo deseable.

No me tocó otra que volverme a montar en un


autobús. Esta vez terminaría, luego de dar muchos
tumbos de pueblo en pueblo, en Ciudad Bolívar, al
extremo sureste del país… ¡bien lejos!

Entre Esmeralda y Ciudad Bolívar, tuvimos que


pararnos en una alcabala donde estaban revisando a
todos los pasajeros, algo que en algún momento me
tocaría, pues las carreteras estaban llenas de
alcabalas, algunas fijas y otras móviles, aunque en
ninguna de ellas nos habían parado, pues se notaba
que los conductores eran conocidos de los guaridas.
Existía un inmenso negocio de contrabando de
indocumentados en el que participaban los choferes
de los autobuses y los guardias nacionales, de ahí
que en la mayoría de las alcabalas no nos paraban
para pedirles documentos a los pasajeros.

Trataba siempre de sentarme en la parte de atrás de


los autobuses, donde pensaba que podía pasar por
desapercibido con mayor facilidad. Era posible que
274
mi nombre no había sido circulado a todas las
alcabalas del país, pero en la psicosis de uno que
anda huyendo, siempre se piensa lo peor.

A media en que el guardia nacional iba revisando


papeles de todos los pasajeros hombres hacia donde
estaba, mi corazón incrementaba sus latidos. Era
más que evidente que buscaban a alguien de sexo
masculino. Faltando ya dos o tres puestos para
llegar a mí, el guardia detectó a un ciudadano
colombiano, supuestamente solicitado o
indocumentado, lo que produjo un tremendo alboroto
que ameritó que el guardia sacara su pistola de
reglamento, forcejeando con aquel individuo al
tiempo en que gritaba por refuerzos. Los pasajeros
comenzaron a salir del autobús corriendo, pensando,
tal vez, que a aquel guardia se le fuera a ir un tiro…
o varios, porque se trataba de una celosa pistola
automática en las manos de un soldadito que tenía
todas las características de ser inexperto.

Sacaron al colombiano del autobús, metieron al resto


de los pasajeros en él y le dieron la orden al chofer
que siguiera su camino, salvándome así de que el
guardia me pidiera mis papeles de identificación.

Pero eso no fue lo peor. No sé si por el nerviosismo o


si por alguna comida de esas que uno ingiere en las
carreteras de Venezuela, me vino una diarrea
imparable que no pude controlar sino hasta días
después.

Al llegar a Ciudad Bolívar, me fui a ver a Valdemar,


un bandido que conocía, traficante de oro de las
275
minas de Las Claritas, quien tenía una parcela cerca
de mi finca. En una oportunidad, aupado por
Valdemar, mi hermano, Ricardo y yo, habíamos ido a
las minas para investigar la posibilidad de comprar
oro para la exportación, uno de los muchos negocios
– éste era lícito – que se puso de moda en Venezuela,
cuando éramos felices. Por cierto que Valdemar, un
“bachaco” (lo que en Cuba se conoce como “mulato
ruso”), odiaba a los negros a más no poder.

Aquel traficante de oro me alojó en su casa, la cual


quedaba en las afueras de Ciudad Bolívar. Allí me
pude bañar y pude dormir, parejo, por más de doce
horas seguidas, a pesar del insoportable calor que
hacía en esa ciudad. En su casa me quedé varias
semanas y gracias a él pude salir de Venezuela por
la vía de Capacho, un pueblito andino, en el estado
Táchira, que hace frontera con Colombia, por donde
había una ruta de penetración de contrabandistas de
oro… y de sabrá-Dios-qué-más, que comerciaban con
el hermano país.

El oro, me enteré por boca de Valdemar, era


empleado en Colombia por los capos de la droga,
para lavar dinero, ya que tenían negocios
organizados de compra y venta del precioso metal,
que justificaba el intercambio de dinero en efectivo
que recibían por sus ilícitas mercancías.

Valdemar me hizo un mapa que memoricé, porque


de perderlo, perdería la oportunidad de salir con vida
de Venezuela. Me dio los datos de su contacto
pasando la frontera y me entregó una pepita de oro,
bien chiquita, como amuleto para la buena suerte.
276
Me dijo que me quitara el reloj y que me metiera los
dólares en las medias, lo que hacía un incómodo
colchón entre las plantas de mis pies y los zapatos.
Me advirtió de los peligros de aquella zona fronteriza,
la cual estaba infectada de guerrilleros, de
paramilitares y de bandidos, pero que,
afortunadamente, los guardias venezolanos que ahí
operaban se hacían los locos, no porque los
sobornaban para que dejaran pasar a los
delincuentes que por allí transitaban, sino porque ya
habían matado a muchos de ellos y los
sobrevivientes habían comprendido que era mejor no
meterse con los bandidos.

Con los pocos bolívares que me quedaban, Valdemar


me consiguió a un chofer, propietario de un carro
que alguna vez había sido un taxi, uno de los
transportistas de contrabandistas que salían de
Ciudad Bolívar hacia Colombia por la ruta del oeste,
para que me llevara a los Andes, ya que hacia el sur
lo que hay es selva, monte, indios y culebra.

Valdemar me había advertido de los forajidos y


guerrilleros de aquella zona, pero se le olvidó
mencionar la plaga de mosquitos y jejenes que del
atardecer en adelante, inundan la zona selvática que
me tocó recorrer hasta llegar a un pueblito
colombiano donde se encontraba el ranchito (bohío)
de su contacto. Allí me dijeron que el sector estaba
muy convulsionado porque el DAS (policía política
colombiana) y el ejército de Colombia tenían
montado un operativo y, al parecer, planeaban
quedarse un buen tiempo buscando a un grupo
guerrillero que había masacrado a una decena de
277
campesinos colombianos por cooperar, algunos de
ellos, con las autoridades. Así que me tocó
“guaralear” un poco en casa de aquel personaje
sacado de una novela de Gabriel García Márquez,
pensaba yo, quien vivía de darles servicio y apoyo
logísticos a los contrabandistas venezolanos que por
ahí pasaban.

El contacto de Valdemar había trabajado en varios


laboratorios donde se fabricaba la cocaína. Una
tarde, mientras saboreábamos un extraordinario café
hecho al estilo campesino, lo que en Cuba se conoce
como “café carretonero”, me echó el cuento sobré
cómo se fabrica la mortal droga, que tanto mercado
encontraba en el mundo entero y muy especialmente
en Estados Unidos.

La historia que me contó era de horror. Cómo se le


echa hasta gasolina y veinte mil porquerías más al
mejunje para llegar al producto final. En adición a lo
dañino de la droga en sí, estaba el horripilante daño
que debe producir en las neuronas de un individuo
que huele todos aquellos componentes “marginales”
que se encuentran en el maldito polvo blanco, que
tanta desgracia ha producido en millones y millones
de familias de seres humanos.

Al cabo de varios días, el contacto de Valdemar


desapareció del mapa y comencé a pensar que me
habían “montado en una olla”. Había salido de
Guatemala y había aterrizado en Guatepeor. El
único dinero que tenía ya, eran los 2mil dólares que
me habían dado en Valencia y sacar dólares en esa
zona era, suponía, buscarme un problema muy serio.
278
Pero lo peor del caso era que para el contacto de
Valdemar, yo era un contrabandista de oro, así que
no hubiera sido nada raro que el tipo hubiera dado el
pitazo a sus compinches para que me cayeran
encima con la intención de despojarme del oro que
ellos pudieran pensar estaba llevando de
contrabando a Colombia.

Por si o por no, decidí caminar hacia el pueblito,


donde había gente, porque el ranchito del contacto
de Valdemar quedaba en la más absoluta soledad, a
unos tres o cuatro kilómetros del caserío, más que
pueblito, donde todo el mundo se conocía, pero los
extraños no levantaban sospecha, pues era un
corredor de malhechores que iban y venían de
Venezuela y Colombia, en sus constantes fechorías…
pensaba yo. Además de la consabida droga y, por
supuesto: el oro, entre los commodities de la zona se
encontraban las esmeraldas, vehículos robados en
Venezuela que se vendían en Colombia… y
ganaderos venezolanos secuestrados, que los
malandros vendían a la guerrilla colombiana. Era un
sector con un alto ajetreo comercial.

Llegando al caserío me topé con un jinete montado


sobre un caballo de paso muy fino y decidí pararlo
para conversar con él. Venía ataviado con su
sombrero blanco colombiano y unos bellísimos
zamarros, que es un sobre-pantalón que usan los
chalantes (jinetes de caballos de paso) colombianos
y que sobrepasan los talones del montador, como
para demostrar que no se emplean espuelas. Era un
tema que conocía a la perfección y a los caballistas

279
colombianos, como a los caballistas venezolanos, nos
encanta hablar de caballos.

En efecto, entablé conversación con aquel individuo


que no tenía mal aspecto, por lo que pensé que se
trataba de un propietario de finca. El caballo era
excelente, con unas patas de resorte
impresionante… y así se lo hice saber a su dueño, lo
que evidentemente le impresionó: “¡patas nacen,
manos se hacen!”, me apresuré a decirle. Una
expresión colombiana muy caballista, para asegurar
que, si bien se podían mejorar las “manos” de los
caballos (las delanteras), nada se podía hacer para
componer las patas (las traseras).

Complacido por el piropo que le eché a su caballo


(los caballistas a veces quieren más a sus ejemplares
que a sus propios hijos), e impresionado por mis
conocimientos sobre el caballo colombiano de Paso
Fino, el jinete me dijo que tenía una parcela a un par
de kilómetro y que si gustaba lo esperara allí, que él
vendría a recogerme para llevarme al pueblito a
echarnos unas cervezas. Decidí esperarlo, porque el
hombre me dio buena espina. En efecto, al cabo de
unos minutos lo vi llegar en una camioneta Range
Rover con placas venezolanas, posiblemente robada
en Venezuela, pensé yo.

El hombre me montó en su vehículo y nos bajamos


en un timbiriche en el que había una cava llena de
cervezas El Águila y una rocola desde donde salían
los ballenatos más insoportables que jamás haya
podido haber escuchado en mi vida… ¡y miren que
he escuchado ballenatos!
280
Mi nuevo amigo intuyó que no era contrabandista ni
bandido, al menos no del tipo de los que por allí
pasaban. Aprovechando su intuición, decidí ayudarlo
un poco y le conté una historia de amor y dolor,
explicándole las razones por la cual me escapaba de
Venezuela, huyéndole a un socio con quien había
tenido un “mal entendido”, llegando el asunto a
mayores, dándole entender que había tenido que
“modificarle la salud”. Algo cotidiano, honorable y
justo por esas regiones salvajes.

Mi cuento lo emocionó y abrimos otra tanda de


cervezas. Trate de indagar sobre el contacto de
Valdemar, quien me había abandonado en su
ranchito, pero aseguró no conocerlo. Aprovechando
la charla sobre caballos, ferias, y caballistas famosos,
aterricé en el tema de la mafia colombiana, un tópico
que es del agrado de ese tipo de gente que vive al
filo de la navaja, como suponía era el caso de mi
nuevo amigo. Le dije que le había comprado un
caballo a Don Fabio Ochoa, lo cual era cierto, hijo de
“Don Danilo”, mi caballo (“Gran Cacique”),
convertido en Gran Campeón Fuera de Concurso en
Venezuela, lo cual – también – era cierto.

Don Fabio Ochoa era el padre de los hermanos


Ochoa, famosos capos narcotraficantes colombianos,
del extinto “Cartel de Medllín”, héroes de muchos
individuos como suponía era mi nuevo amigo y el
hombre (Don Fabio) que más sabía de caballos en
Colombia. “Don Danilo” era uno de los caballos más
famosos del hermano país, ya muerto, un verdadero
héroe nacional, orgullo de los colombianos amantes
281
de los caballos de paso. El hombre se me abrió
muchísimo más… y me brindó otra ronda de
cervezas: “cuénteme, pues, ¿cómo es Don
Fabio?” Ahí le empecé a inventar. El amigo ya
estaba más de acá que de allá. Si yo hubiera sido
mujer, me hubiera propuesto matrimonio.

Cuando el amigo estaba a punto de tomarse una


cerveza de más, decidí jugarme el todo-por-el-todo y
le dije: “Chico, te voy a ser franco… y te lo digo,
porque me mereces toda la confianza del
mundo y, porque, además, entre caballistas no
nos pisamos la manguera”, le dije en una voz baja
y conspirativa, asegurándome de que nadie me
escuchara. “Cargo encima unos pocos dólares y
ni un solo peso colombiano. ¿Habría manera
que me pudieras cambiar, digamos, unos cien
dólares, para poder llegar a Bogotá?”. Todos
los billetes que llevaba eran de a cien.

“¡Cómo no, faltaba más… patrón!”, me respondió


el amigo, con un fuerte acento colombiano de la
serranía. “Fulano, hágame usted el favor de
cambiarle al don cien dólares en pesos
colombianos”, le gritó a uno de los que llevaban
horas chupando cervezas en aquel timbiriche de
mala muerte. El hombre se levantó con mucho
desgano del taburete en el que estaba penosamente
sentado, metió la mano en una alforja que llevaba
colgando del hombro y sacó un impresionante fajo de
billetes, donde se mezclaban dólares, pesos
colombianos y bolívares venezolanos. ¡Toda una
casa de cambio ambulante, en medio de la selva
colombiana!
282
El amigo hizo todavía más. Se levantó y me dijo:
“venga, mi don, que lo llevo al punto donde
podrá tomar un bus.” Los colombianos son muy
formales y respetuosos en cuanto al trato, sobre todo
los de la sierra, lo cual no quiere decir que, al menos
en esa zona de pillos, a la primera de cambio le
empujen a uno una soberana puñalada, para quitarle
el sombrero a la víctima.

Transitamos un par de horas por un camino difícil de


recorrer para un conductor sobrio, pero,
afortunadamente, llegamos – por instrumentos – al
lugar donde tomaría un autobús rumbo al sur,
bordeando la frontera oeste con Venezuela. Una
zona infectada por la guerrilla del ELN colombiano.
Ya para entonces no sabía dónde llevaba los pesos y
dónde llevaba los dólares.

Llegamos a la parada final del bus colombiano y me


aconsejaron que no siguiera bajando en línea recta,
porque me podría encontrar con una alcabala
guerrillera de esas que llaman “pesca milagrosa”.
Así que me vi forzado a culebrear hacia el oeste del
territorio semi-selvático colombiano, dar más vueltas
que un trompo, para terminar en la famosa alcabala
de Pamplona, donde a los venezolanos les piden sus
pasaportes.

La tarde en que me vino a buscar el hermano de


Patricia para llevarme a la estación de radio, le pedí
a un amigo que me guardara mi pasaporte y mi rifle
semi-automático en su casa. Cuando el hombre vio
el rifle se le cayeron las medias y se negó a guardar
283
ambas cosas. Faltó poco para que me sacara de su
casa a empujones. Dejé el rifle en el baúl de mi
carro y me eché el pasaporte encima. Tenía el temor
de caer detenido y que me retuvieran el pasaporte,
lo que me hubiera imposibilitado entrar a un tercer
país.

Gracias a la cobardía de mi amigo, pude tener


encima el pasaporte en todo momento, el mismo que
le presentaría a las autoridades aduanales de
Pamplona. Valdemar me había advertido que los
venezolanos no necesitábamos pasaporte para
entrar y transitar por ciertos pueblos fronterizos
como sabía sucedía en Cúcuta, en el mismo
departamento (estado o provincia) del Norte de
Santander, pero que en ciertos puntos, en la medida
en que me internara en Colombia hacia Bogotá, me
pedirían los documentos, legalizando así la entrada,
lo que tendría que hacer si era mi plan salir,
legalmente, por el aeropuerto de la capital, rumbo a
Estados Unidos.

Cuando el funcionario colombiano revisó mi


pasaporte, notó que no tenía sello de salida de
Venezuela, lo que significaba que había salido de mi
país en situación irregular. “No hay problema”, me
dijo: “váyase al señor gordo que usted ve allá,
el que tiene el sombrero blanco y dígale que
usted necesita que le estampen un sello de
salida de Venezuela”.

Efectivamente, el gordo del sombrero agarró mi


pasaporte, me dijo que me esperara ahí mismito, que
ya regresaba… y que serían doscientos dólares. Le
284
insistí que solamente tenía cien y otro tanto en pesos
colombianos, que ya ni sabía cuántos eran.

El hombre extendió la mano y le di el bojotero de


billetes, colombianos y un billete de cien dólares…
junto con mi pasaporte. Sentí que con mis
documentos le estaba entregando mi vida… o, en el
mejor de los casos, mi libertad.

Pero como los bandidos son personas de honor,


algunos… al menos, el gordo regresó ahí mismito
con un sello estampado en una de las hojas de mi
pasaporte. Cuando lo vi, noté que el sello falso que
me habían estampado los colombianos mafiosos, era
mejor que los otros, legales, estampados por las
autoridades venezolanas, en las infinidades de veces
que salí del país. Eso me causo gracia.

Di media vuelta y me dirigí al funcionario que me


había recomendado al gordo de sombrero blanco y ni
revisó el sello de “salida” de Venezuela. Con la
misma abrió una hoja y estampó el sello de entrada
“legal” a Colombia. ¡Estaba ya en el exilio!

Me he reservado algunos datos de la trayectoria de


mi viaje entre el pueblo de Capacho (en Venezuela) y
la ciudad capital de Bogotá (en Colombia), para
proteger la seguridad de aquellos que me ayudaron
sin pedir nada a cambio y para despistar al régimen
en cuanto a la ruta exacta que tomé en mi fuga de
Venezuela, para que otros hermanos puedan
utilizarla en un futuro no muy lejano.

285
El viaje de Pamplona a Bogotá transcurrió sin
mayores tormentos y disfruté de las inmensas
bellezas del hermano país, recorriendo los
majestuosos e imponentes Andes colombianos.
Llegué a Bogotá, una de mis ciudades favoritas,
donde lo primero que hice fue entrar en un
restaurante y ordenar un ajiaco bogotano, con
guascas (Galinsoga parviflora) y todo… repleto de
papitas criollas, sabaneras y tocarreñas, con
abundante pollo, crema de leche, aguacate,
mazorcas de maíz y alcaparras. Había llegado al
cielo… ¡pero me esperaba el infierno!

Luego de instalarme en un hotel cercano al


aeropuerto de Bogotá y de ducharme, por primera
vez en muchas semanas, en una ducha con agua
caliente, me dispuse a dormir hasta que me
despertara por mi cuenta, no sin antes hacer un
balance de mis finanzas y de esconder, debajo del
colchón, los dólares que me quedaban.

En el mismo hotel compré el pasaje, ida y vuelta, a


Miami. Me monté en un avión de Avianca y el 24 de
abril del año 2004, puse pie (seco) en tierras de
libertad. ¡Había llegado a los Estados Unidos de
América! Esta vez como exiliado, no como turista,
algo que de inmediato aprendería a diferenciar. Muy
pronto, del cielo colombiano, el destino me enviaría
al infierno norteamericano que me esperaba. ¡Me
había demorado un mes y dieciocho días en llegar!

Llegué a Miami con lo que tenía en mis bolsillos, con


menos de mil dólares, y me dirigí a la casa de un
amigo venezolano en la “República Bolivariana del
286
Doral”, como luego me enteraría que le llamaba el
patriota Roger Vivas, diputado merideño que salió de
Venezuela en condiciones muy similares a las mías.

Por cierto que los cubanos dicen que salir de


Venezuela es muy sencillo, porque Venezuela no es
una isla, como Cuba. ¡Sí Luis! Para llegar a las
costas de La Florida, desde la isla de Cuba, hay que
sortear tiburones y el Estrecho de La Florida…
soportar la sed y el sol. En la travesía hacia
Colombia, por los “caminos verdes”, uno no sabe qué
se va a encontrar. Cuando los forajidos de la
hermana república se den cuenta que es por ahí por
donde pasarán los venezolanos que huyen del
régimen, se afilarán sus dientes, todavía más, lo que
nos obligará a hacer un curso de chino gótico, para
poder evadir los miles de peligros que se
encontrarán en el .

Las “rutas de escape” por la selva son pocas. Si uno


no está “dateado” y no cuenta con un guía, en quien
poder confiar más allá de toda duda, se las verá
negra. No es lo mismo transitar por esos caminos en
calidad de bandido que en calidad de ciudadano
probo buscando el oxigeno de la libertad, con el
cartel de “ingenuo” pegado en la frente. Muchos, me
consta, han intentado la evasión por Colombia y se
han tenido que regresar a “tierra firme”… y eso que
todavía “la cosa” no se ha puesto color de hormiga
en Venezuela.

Me instalé por mi cuenta y en soledad, en una


urbanización que quedaba en el corazón de la
“ciudad” de Doral, para enterarme que uno de mis
287
vecinos era uno que fue jefe de la Guardia Nacional
de Chávez, aquel mismo que les había echado gas
lacrimógeno (del “superbueno”) a los vecinos de
Prados del Este, cuando fueron a protestar frente a
su vivienda en aquel sector del sureste de Caracas,
meses atrás. Si ahora no recuerdo mal, creo que
tenía el apellido Gutiérrez, un gordo rechoncho y
retaco, que me recordaba a un vendedor de fritangas
que había en la Plaza Bolívar de Tucupita.

Hice muy pocos contactos, porque cuando uno llega


al exilio con la mentalidad y la psicosis del
perseguido político, adquiere un “complejo de topo”
impresionante. En cada esquina uno ve al enemigo
que lo va a secuestrar para montarlo en un avión,
como en las películas, y llevarlo a las prisiones del
régimen, donde – lo más probable - es que se nos
pudran hasta los huesos esperando que nos liberen…
algún día.

Ya mi familia sabía de mi existencia y de mi buena


salud física, pero había hecho muy poco contacto
físico con mi mujer y mis hijos, suponiendo que ellos
podrían estar vigilados para detectar mis
movimientos. La paranoia era tal, que evitaba el
uso del teléfono, pensando que podrían estar
montados.

Un abogado amigo en Miami me había advertido de


la posibilidad de una deportación, que no es lo
mismo que una extradición. Para la deportación no
había mayores trámites… ni derecho a mucho
pataleo. Las autoridades de Inmigración llegaban, le
daban a uno unos cuantos palos, lo montaban en un
288
avión y aterrizaba en Venezuela en menos de que
pudiera abrir los ojos. El perseguido político, lo
entendería por experiencia propia y por la de otros
que después iban llegando, comenzaba a sufrir de
una aguda y crónica paranoia: un impresionante
complejo de persecución.

Mantuve un bajo perfil, saliendo tímidamente por las


noches, hasta que llegó el 9 de mayo de ese mismo
año (2004), Día de Las Madres. Cuando llamé a mi
mamá para felicitarla, temprano en la mañana, me
preguntó: “¿Estás viendo la televisión
venezolana?, tu finca está llena de soldados y
el Ministro de la Defensa, Jorge Luís García
Carneiro (el ex vendedor de yuca y ñame en el
famoso “Plan Bolívar 2000), está declarando
desde la terraza de la piscina.”

Sintonicé Globovisión y me enteré de cómo el


régimen había “capturado” un “contingente” de
“paramilitares”, supuestamente colombianos,
algunos de los cuales aparecían encapuchados
dando declaraciones desde nuestra finca, La Finca
Daktari. Luego me enteraría que aquellos
colombianos eran paramilitares que yo había
contratado para llevar a cabo un golpe de estado en
Venezuela, previo a pasar por las armas al
presidente Hugo Chávez, quien sería cremado (vivo)
en los hornos del Cementerio del Este, en Caracas.

Me metí en la Internet y ya había montañas de


información acerca del evento. Al pasar los días me
enteré de mi plan por boca del director de la DISIP, el

289
Comisario General Miguel Rodríguez Torres y por
boca propia de Hugo Chávez.

Según Rodríguez Torres, Robert Alonso había


reclutado en el vecino país a un contingente de
paramilitares (guerrilleros de la derecha colombiana)
para secuestrar unos aviones F16 y bombardear
Miraflores y Fuerte Tiuna, el mayor cuartel militar de
Venezuela, clavado en el corazón de Caracas.

Los “paramilitares”, quienes llevaban más de 45 días


de entrenamiento en nuestra finca, ayudarían a
secuestrar los aviones y a tomar un cuartel de la
Guardia Nacional, cercano a nuestra propiedad, para
hacerse de las armas y con ellas darle apoyo a la
intentona militar.

Dos días después recibí un telefonema de mi familia


en Venezuela donde se me preguntaba si me estaba
quedándome en la casa número tal, calle más cual,
de la avenida tal, de la urbanización más cual (en el
Doral), cuyo “zip code” (código postal) era tal. Esa
dirección, con los más mínimos detalles, donde – en
efecto – estaba “enconchado” (escondido) en Miami,
había sido publicada por “La Bicha” en el diario
Últimas Noticias, donde trabajaba como reportera.

Se suponía que Berenice Gómez (alias “La Bicha”),


era (y es) una periodista de la oposición venezolana,
aunque por su chabacanería pareciera, más bien,
una vocero del “oficialismo”. Últimas Noticias estaba
(y está) al total servicio del régimen.

290
Esa misma noche me cayó en mi “concha”
(escondite), una reportera de Radio Caracol de
Colombia, llamada Vilma Tarazona, con el equipo de
grabación y camarógrafo listo para hacerme una
entrevista grabada para la televisión colombiana. De
algún modo había logrado burlar la estricta
seguridad de la urbanización donde se encontraba la
vivienda en la cual me encontraba.

Luego de un duro intercambio de palabras, arranqué


en la compañía de un amigo venezolano, casado con
una cubana, hacia un lugar desconocido dentro de la
ciudad de Miami, dejando atrás toda mi ropa.

Al día siguiente me comuniqué por teléfono con mi


abogado, el ex Fiscal General de La Florida en
épocas de Bill Clinton, Kendal Coffey, quien me
recomendó que me fuera al lugar más alejado
posible de Miami. Tenía que ser DE INMEDIATO,
porque si las autoridades federales de Estados
Unidos expedían una orden de captura, hubiera
cometido un delito federal si cruzaba la frontera de
un estado a otro, dentro del territorio
norteamericano.

Llamé a mi mujer y le dije que se preparara, que


partíamos para el estado de Washington, al extremo
noroeste del país, frontera con Canadá… y que le
explicaría luego.

Había llegado al Dr. Coffey por recomendación de un


abogado cubano-americano, Carlos Loumiet, quien
era socio del bufete “Hunton & Williams”, una de las
más importantes firmas legales de Estados Unidos.
291
Según él mi asunto ameritaba un abogado del calibre
de Coffey, quien tenía fuertes conexiones políticas,
porque, me dijo: “tú caso es político y los
problemas políticos se resuelven con política.”

Había vivido en el estado de Washington durante mis


años de adolescente. Allá tenía a la familia Losh, mi
“familia americana”. Mark Losh, mi “hermano
americano”, con quien viví siete años de mi vida, me
envió un cable con dinero suficiente para que todos
pudiésemos tomar el avión que nos llevaría a la
bellísima ciudad de Seattle.

Mis “padres americanos”, Norman y Beverly Losh,


vivían en un diminuto pueblito llamado Onalaska,
relativamente cercano a Seattle y para allá nos
fuimos todos. Un día salí a recorrer ese caserío,
matando la angustia y el aburrimiento y llegué a la
única gasolinera del pueblo donde agarré un
periódico de distribución gratuita en cuya primera
plana, a ocho columnas, se reportaba la muerte de
un burro que había sido atacado por unos perros.
Aparecía la foto del burro muerto, ya hinchado por
los días.

Se me ocurrió comentarle al dueño de la gasolinera


lo feliz que debía ser Onalaska, tomando en
consideración que la noticia más destacada de
aquella semana (el peridiquito, de tres páginas, era
un semanario), había sido la muerte de un burro. Le
dije que en mi país, los titulares hablaban de cuantos
cientos de seres humanos habían muerto de la mano
del hampa durante una determinada semana y me
preguntó qué país era ese. Cuando le respondí que
292
se trataba de Venezuela, me preguntó que dónde
quedaba “eso”: “más abajo del río Mississippi,
bajando, a mano izquierda”, le respondí.

En el estado de Washington la pasamos muy duro.


Si la inmigración norteamericana me comenzaba a
buscar, pues ya el régimen había dicho que
solicitaría mi extradición bajo los cargos de “intento
de magnicidio”, mi “familia americana” se vería
seriamente involucrada por alojar a un prófugo de la
justicia. Esto no era Venezuela. Aquí el que la hace,
en la mayoría de los casos, la paga. Así que
decidimos mudarnos a un lugar donde nadie supiera
dónde estábamos.

Un gran amigo norteamericano, que había estudiado


conmigo en el colegio de Deer Park, al extremo este
del estado de Washington, me consiguió un granero
en donde quedarnos y para allá nos fuimos. Estaba a
un par de horas de la frontera con Canadá y conocía
muy bien aquellos “caminos verdes” que me
pudieran ayudar a evadir la captura.

Mientras tanto, el bufete Hunton & Williams,


asesorados por el Dr. Coffey, había hecho contacto
con “Homeland Security” y, eventualmente, mi caso
llegó a Washington, a las más altas esferas del poder
político de Estados Unidos.

El plan político era el siguiente. Había que


aprovechar el escándalo en Miami para conseguir el
apoyo de los votantes cubano-americanos del sur de
La Florida. Ese mismo año serían las elecciones
donde George W. Bush buscaría su re-elección como
293
presidente de Estados Unidos y Miami era un
importante bastión para el partido republicano y de
vital importancia para el triunfo de Bush.

Conseguí fondos para poder viajar a Miami y me


aparecí en un popular programa de televisión
conducido por María Elvira Salazar, una periodista
muy popular de padres cubanos, nacida en Estados
Unidos. Un programa que lo veían todos los cubanos
de Miami.

En ese programa conté mi historia… o parte de ella.


Aproveché, además, para despedirme porque –
según el libreto – esa misma noche partiría para
España. Tenía que hacerle ver al régimen de Chávez
que me había fugado de Estados Unidos y así
confundir, también, a las autoridades de Inmigración
de este país, en caso de que se emitirá una orden
oficial de captura, la cual jamás se llegó a dar.

El régimen cayó en la trampa. Al día siguiente, el 27


de julio de 2004, salió publicado en la prensa un
artículo que titulaba: “Líder Terrorista de la
Oposición, Robert Alonso, se Fuga a España”.
Los periodistas esbirros de Chávez reprodujeron el
artículo, para la posteridad, en el famoso portal
cibernético, Aporrea.com. La nota puede leerse en la
siguiente dirección de la Internet:

http://www.aporrea.org/actualidad/n18784.html

Parte del texto dice: “Robert Alonso Bustillo está


preparando su viaje a España a fin de ponerse

294
a salvo ante cualquier gestión de extradición
por parte del Gobierno de Venezuela.”

“Como España no tiene tratado de extradición


con Venezuela, Alonso ha sido aconsejado por
los servicios de inteligencia de Estados Unidos
de <mantenerse tranquilo> ya que su nombre
está muy cuestionado, por su origen cubano,
entre la colonia de los conspiradores
antichavistas.”

En realidad, Robert Alonso se estaba escondiendo,


junto a su familia, de los “servicios de inteligencia
de Estados Unidos”. Así funciona la
desinformación de estos regímenes castro-
estalinistas… y la gente termina creyéndoles. Sin
embargo, no era la primera vez que hacía uso de los
pendejos chavistas para despistar al régimen. En
varias oportunidades empleé, indirectamente, a un
perfecto imbécil que firma con el seudónimo de
“Moreto Pérez”, para enviar falsas pistas a los
servicios de información de Chávez. Todavía hoy,
ese anormal, publica, en su portal “Vencedor en
Boyacá”, los veinte mil artículos que envío en la red.
De vez en cuando me sirve de “puente” para llevar a
cabo mis propósitos de desinformación.

Saliendo del programa de María Elvira Salazar,


agarré un carro que me llevó a Tampa, en el estado
de La Florida y de ahí, al siguiente día, de regreso al
estado de Washington… y todo el mundo
buscándome en la Madre Patria, incluso en casa de
mi familia asturiana por parte de padre, que vive en
una aldea cercana a la ciudad de Oviedo.
295
A mi regreso al noroeste de Estados Unidos, Carlos
Loumiet me informó, vía telefónica, que, luego de
varios días de conversaciones al más alto nivel, el
intento de conseguir el apoyo de Washington (D.C.)
no había tenido éxito alguno y que las autoridades le
aseguraron a su bufete que de solicitar Chávez mi
extradición, me entregarían al régimen castro-
estalinista venezolano.

Rómulo Betancourt dijo una vez, refiriéndose a las


relaciones con los gobiernos norteamericanos, que
era como dormir al lado de un elefante amigo, el cual
– en cualquier momento en el medio de la noche –
podría voltearse, sin querer, y aplastarnos.

Tras la traición del gobierno norteamericano de


Bahía de Cochinos, en abril de 1961, le preguntaron
al entonces líder del exilio cubano en Miami, Tony de
Varona, si pensaba que los “americanos” eran
buenos. De Varona respondió: “los americanos no
son ni malos ni buenos… son americanos.”

Al pasar los años me di cuenta, entre otras cosas, por


qué Bush no me había dado el apoyo requerido por
mis poderosos e influyentes abogados: ¡era socio
comercial de Chávez!

El destino influyó, una vez más, para que salvara mi


pellejo. El activista cubano-venezolano-
norteamericano, Luís Posada Carriles, había sido
capturado por Inmigración, por entrar ilegal a este
país, en el verano de 2004, mientras me encontraba
escondido en el estado de Washington, pensando
296
qué sería de mi vida y de la vida de mi familia
inmediata: mi mujer, Siomi y mis dos hijos pequeños,
Alejandro y Eduardo. El futuro, más que verlo negro:
¡no lo veíamos!

Ya no teníamos un solo centavo y estábamos


viviendo de la caridad de mi “familia americana”, a
quien ni en un millón de vidas podría agradecer todo
lo que hizo por mí y por mi familia y de personas a
quienes apenas conocía. En Miami logramos
conseguir el apoyo financiero de unos cuantos
cubanos que sabían de mí por la prensa. Entre el
dinero que me pudo dar mi hermano Mark y lo que
se consiguió en Miami, pudimos sostenernos, a duras
penas, en el escondite del estado de Washington,
donde no teníamos agua caliente, ni calefacción… ni
televisión ni radio y vivíamos hacinados con los dos
muchachos encima, quienes por las noches se
despertaban dando gritos infrahumanos, pensando
en la masacre que se había producido en la finca
donde ambos nacieron, la Finca Daktari, del Sector
La Mata de El Hatillo, cercana a Caracas.

Debo mencionar la extraordinaria ayuda moral y


económica que nos proporcionó Pablo Alcázar
Meruelos, un amigo de la infancia en Cuba, ex
compañero de Los Maristas de Cienfuegos, a quien
no veía desde hacía cuarenta años. Fue él quien
abogó por mí ante algunos cubanos de Miami y, en
los momentos más difícil del principio de nuestro
exilio, nos ayudó a mitigar las muchas necesidades
que teníamos.

297
En una oportunidad, “Pablito” (como cariñosamente
le decíamos en Cuba), me invitó para que asistiera a
una cena para recolectar fondos para el senador
cubano-norteamericano Mel Martínez, porque –
según él pensaba – Mel me podría ayudar. La cena
costaba $ 100, que mi amigo canceló por mí.
Cuando le dije que no tenía ropa para acudir a tan
importante evento de gala, me llevó al mejor sastre
de Miami y me mandó a hacer, a la medida, una
elegante guayabera cubana de hilo y de mangas
largas que le costó $ 500, la cual he usado como mi
“uniforme de lucha” desde entonces, cada vez que
tengo que presentarme en público o ante las
cámaras de televisión. Con ella di el discurso de
cierre de campaña del Senador John McCaine, en la
Universidad de Miami, dos días antes de las
elecciones presidenciales de noviembre de 2008,
como podrán ver en el video, cuya dirección
electrónica aparece al final de mi biografía (en
inglés) en la enciclopedia Wikipedia:

http://en.wikipedia.org/wiki/Roberto_Alonso

Una noche, acostado sobre un sembradío de alfa-alfa


junto a mi mujer, contemplando un cielo común para
Estados Unidos y Venezuela, me pregunté cuántos
venezolanos habían salido ese día a marchar con
pitos, raca racas y echando serpentinas al aire, en
valiente lucha en contra de uno de los regímenes
más infrahumanos que ha conocido la humanidad: el
castro-estalinismo. Todavía los estudiantes
venezolanos no habían inventado la herramienta de
lucha en la que se pintarían las palmas de sus manos

298
de blanco, darían palmadas al tiempo que gritarían:
“¡estudiantes… estudiantes!”

Luego de la captura de Posada, un juez federal de


Inmigración sentenció que ningún ciudadano podría
ser deportado a Venezuela ni a Cuba, en
cumplimiento con la “Convención Contra La
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos y Degradantes”, aprobada por las
Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1984, que
entró en vigor el 27 de julio de 1987, de la cual
Venezuela y Estados Unidos eran firmante.

En el numeral 1ro del Artículo 3ro de dicha


convención se acuerda: “Ningún Estado Parte
procederá a la expulsión, devolución o
extradición de una persona a otro Estado
cuando haya razones fundadas para creer que
estaría en peligro de ser sometida a tortura.”

¿A tortura? Bastaba con ver cómo había el régimen,


a través de la turba chavista bolivariana y soberana,
convertido en polvo y escombros a la Finca Daktari,
donde se produjo una verdadera masacre de seres
humanos. No crean, no son pocos los que hoy
todavía me escriben a mis buzones electrónicos,
preguntándome qué carajo hago en Miami y por qué
no regreso a Venezuela a echarle bolas. Así de
ingrata es la lucha en contra de los tiranos. Nada
nuevo bajo el sol.

Si el régimen de Chávez me hubiera agarrado vivo,


me hubiera rebanado en pedacitos. ¿Por qué no se
interesaban en perseguir a tantos líderes
299
estudiantileses y a tantos dirigentes de la
“oposición” que trabajaban (por la vía electoral) para
“destruir” el futuro político del “Máximo Líder”, si
ellos también – supuestamente – estaban poniendo
en peligro a “La Revolución Bonita Bolivariana”
(sin mencionar a la “Revolución Verde Como Las
Palmas Cubanas”) y, por ende, la vida misma de
Chávez, quien una vez fuera del poder sería un
hombre – físicamente – muerto? Habría que
preguntárselo al propio Hugo Chávez. ¿Será que “La
Guarimba” es así, tan poderosa y peligrosa y que
persistir por la vía electoral para intentar liberar a
Venezuela del castro-estalinismo lo único que logra
es beneficiar al régimen?

El día en que Chávez así lo desee y le interese, en


una sola aparición en televisión, en cadena (de costa
a costa), podría hacer desaparecer del plano político
a todos y cada uno de los que hoy le hacen el juego
a través de la conchupancia… como hizo Castro con
“el presidente” Manuel Urrutia en Cuba, al principito
de la revolución. Nada más tiene que acusarlos de
conchupantes para que todos ellos queden como
“pajarito en grama”. Ese día podría llegar, más
pronto de lo que muchos imaginamos, cuando
Chávez se fastidie de todos ellos y ya no les haga
más falta. Además, no hay nada más despreciable
que un traidor. Lo usamos mientras cumplan una
función a nuestro favor, pero a nadie se le desprecia
más que a los traidores. Esos dirigentes de la
oposición conchupante, no son más que traidores y
el régimen los desprecia más que a sus verdaderos
enemigos. ¡Ya verán!

300
Un buen amigo de la infancia en Venezuela, a quien
llamaremos por el falso nombre de “Nelson
Hernández Grillet”, se había graduado de
economista en la Universidad de Harvard. Era un
excelente “tecnócrata” y un hombre
exageradamente honesto.

Al llegar Chávez al poder, se enamoró de él


profundamente. Una vez me dijo: “Robert, te lo
aseguro, Chávez es lo mejor que le ha podido
pasar a Venezuela.”

Chávez lo nombró asesor económico y comenzó a


despachar desde el Palacio de Miraflores, a unas
puertas de la oficina de la presidencia de la
república.

Un día Chávez lo llamó para que asistiera a una


reunión donde se tocaría el tema económico. Tras
una rebuznada de “nuestro” presidente, el amigo
Nelson se dirigió a él, muy respetuosamente, para
explicarle – como asesor y en términos científicos –
por qué su apreciación estaba errada.

En eso Chávez se levantó de su silla, golpeó


duramente la mesa con sus puños, se le abalanzó
hacia sus narices y comenzó a humillarlo en frente
de los demás asistentes. Le llamó hasta homosexual
y le preguntó cuánto le habían pagado los yankees
para pasarse de bando. Esa misma noche, Nelson
agarró a su familia y se fue para el litoral central, a
una hora de Caracas. Al otro día se montaron todos
en un avión que aterrizó en Miami, donde hoy se
encuentra “asilado”, con un complejo de topo
301
impresionante, sin querer que le mencionen el
nombre de aquel que, según él, era lo mejor que le
había pasado a Venezuela.

Ya se sabía que a Chávez no había que contrariarlo y


mucho menos en público. A mi amigo Nelson se le
olvidó ese pequeñísimo detalle. Basta con observar
el siguiente videoclip que incluí en mi portal político
de la Internet, para corroborar lo que aquí he dicho…
el pequeñísimo detalle que se le olvidó observar a mi
querido amigo, Nelson Hernández Grillet:

http://www.mrr.name/VIDEO131.htm

Pero es que del garbo le viene al galgo ser rabilargo.


Lo mismo había venido sucediendo con su mentor,
Fidel Castro, en Cuba. Vean este doloroso y
bochornoso video:

http://www.mrr.name/VIDEO76.htm

Para los que no tienen acceso a la Internet, en el


primer video vemos a Chávez, en uno de sus
programas semanales, “Aló Presidente”, asegurar
que la especie humana tenía unos veinte siglos.
Como no estaba muy seguro, le preguntó a un
evidente profesor de historia (suponemos) quien le
corrigió, muy tímidamente, que la raza humana tenía
un poco más de “fundada”. Entonces Chávez le
volvió a preguntar: “¿Un poco más? ¿Veinticinco
o algo así?” a lo que el historiador respondió: “…sí,
algo así.” Chávez y su profesor, dejaron fuera de la
historia de la humanidad a los griegos, los
“inventores” de la democracia y a las pirámides de
302
Egipto, etc. ¡Chávez se había equivocado, nada
menos que por 37.586 años!

En el segundo video vemos a Castro corregir al


Ministro de Educación de Cuba, Abel Prieto, cuando
le explicó a la audiencia que cada billón (según la
minoritaria corriente de algunos matemáticos
franceses e italianos del Siglo XVII), representaba
mil millones, en nuestra manera de contar
churupos, es decir: cada billón sería un millardo, en
nuestro moderno léxico venezolano.

Al menos Castro, cuando le dijo que dos billones eran


dos millones de millones, no estaba del todo
equivocado. Su error fue el no saber que “mil
millones”, mal que bien, se entiende como “un millón
de millones”. Un tema que, en todo caso, genera
mucha confusión. Sin embargo, lo interesante aquí
es cuando el Ministro de Educación cubano le dijo:
“dos millones de millones, correcto. Yo no voy
a discutir las cifras con usted presente”, para
luego rectificar INMEDIATE y asegurar: “… no, ¡ni
con usted ausente tampoco… eso no tiene
ninguna alternativa!”

Es decir que si al “Máximo Líder” se le hubiera


ocurrido decir que dos más dos eran cinco, el
Ministro de Educación cubano no se lo hubiera
rebatido, ni en su presencia, ni en su ausencia…
porque lo que diga el tirano es la más verdadera de
todas las verdades.

En el video de arriba, Castro le acababa de decir, en


cadena nacional de radio y televisión, que él, el
303
Ministro de Educación, en matemáticas no era muy
fuerte.

Todo esto me lleva a preguntarme, una vez más,


¿cuál será la magia o el poder que tienen “nuestros”
líderes, que les “laten” (les ladran) en la cueva a
Chávez, para que éste los tolere de la manera en que
lo hace, cuando en Venezuela a nadie se le puede
ocurrir contrariarlo en las más insignificantes
nimiedades y cuando Chávez, como Castro, se ha
cansado de advertir que “dentro de la revolución:
todo… y fuera de la revolución: ¡nada!”? No lo
sé. Eso es materia de un profundo estudio… ¿o será
que esos ladridos no le afectan y, por el contrario,
ayudan a mantener la farsa de la existencia de una
verdadera oposición en Venezuela? Repito: ¡no lo
sé!

Bien. Aquel juez federal de Inmigración, que sentó


jurisprudencia en cuanto a que no se podía deportar
a Venezuela ni a Cuba a un fugitivo político, porque
Estados Unidos estaba más que seguro que en
ambos países se aplica la tortura como método
cotidiano y regular de presión y de tormento hacia el
prisionero político, me salvó el pellejo. Recibí una
llamada de mi abogado, quien me dijo que ya podía
salir de la cueva, que me regresara a Miami a
continuar con mis trámites para solicitar, en su
debido momento, el ajuste de estatus legal, por
haber nacido en Cuba, ya que en Estados Unidos,
todo cubano que haya entrado legalmente a este
país, tiene el derecho – por ley – de obtener la
residencia permanente, la cual puede solicitar al año

304
y un día de haber llegado a territorio
norteamericano… y así lo hice.

Ahora, habría que preguntarse muchas cosas con


respecto a los eventos de Daktari, donde el régimen
encontró, como únicas armas, una caja de cartón con
varios “cachitos de jamón” (croissant, en francés o
“cangrejitos”, como se le dice en Cuba), de ahí el
apodo de “Paracachitos”, como fueron bautizados
estos supuestos “paramilitares colombianos” por la
opinión pública venezolana.

En primer lugar, ¿cómo pudo Robert Alonso reclutar


a un contingente paramilitar en Colombia, si en ese
país no se mueve absolutamente nada sin que lo
sepan los organismos de inteligencia colombianos y
norteamericanos, las FARC, el ELN y la prensa en
general? Según Chávez dijo más tarde, se trataba de
una fuerza superior a los 3mil hombres.

En segundo lugar, ¿dónde se suponía que íbamos a


artillar a esos aviones F16? A esos aviones de
fabricación norteamericana no se les pueden colocar
bombas en la gasolinera de la esquina. Se requiere
de un personal especializado para llevar a cabo tan
delicada y peligrosa operación. ¿Dónde habíamos
adquirido las bombas, que según el régimen eran de
500 libras cada una, con un poder suficiente como
para borrar de la faz de la tierra a todo lo que se
encontrara en un radio de 1.7 km de su explosión?

A pesar de que en un principio Chávez acusó a su


“socio”, George W. Bush, “Mr. Danger”, jamás
rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos:
305
¿por qué? La única forma de que hubiéramos podido
llevar a cabo tal operación bélica era con la
colaboración necesaria del gobierno
norteamericano… y con la permisividad del gobierno
colombiano. ¡Nada! No rompió ni con Bush ni con
Uribe: ¿por qué?

¿Quién financió tal operación? Hay que verle el


queso a artillar 5 aviones F16 con 12 bombas de 500
libras que llevaría cada avión en sus alas o en sus
barrigas. Habría que llamar al Ministro de Educación
de Cuba, Abel Prieto, para que nos explicara, en
términos sencillos y sin la presencia de Castro, a
cuánto se elevarían esos “billones”.

Supongo que Chávez se estaba refiriendo a aquellas


bombas de 500 libras que Somoza lanzó en los
barrios de El Edén, Costa Rica y Bello Horizonte,
donde se dice que en 1979 murieron centenares de
nicaragüenses… no lo sé, no me consta. Quién sabe
quién fue el libretista de aquella novela escrita por
los sandinistas.

Es, además, necesario preguntarse, cómo ni un solo


periodista venezolano o internacional, no haya
investigado el caso para poder medio-responder
algunas de las interrogantes que planteo arriba.
A los pocos días de la “captura” de los colombianos
en la Finca Daktari, Chávez convocó al Palacio de
Miraflores a la sociedad diplomática acreditada en
Venezuela. En un gran salón les mostró fotos y
videos. Mostró videos tomados por VTV (su canal
particular de televisión), donde se mostraban los
cuerpos humanos que habían sido desenterrados en
306
el jardín de nuestro hogar. Gritó y vociferó a su
gusto.

Cuando el primer diplomático salió del salón fue


entrevistado por un periodista de Globovisión, quien
quería saber sus impresiones. El diplomático le hizo
el siguiente comentario: “sí, en efecto, el Señor
Presidente nos ha mostrado muchas fotos y
algunos videos donde se ven individuos
vestidos con ropa de campaña, cuerpos que
habían estado enterrados y algunas cosas más,
pero uno no tiene la manera de corroborar si
esos eran colombianos o paramilitares, ni
siquiera dónde fueron grabados algunos de los
videos que allí nos mostraron… y así por el
estilo.”

Chávez montó en cólera. El pueblo entero comenzó


a decir que aquello era un montaje… un invento del
régimen para victimizar, una vez más, al presidente
y mantener viva la fábula de la invasión, del
magnicidio, etc. Chávez llegó a decir que él merecía,
en todo caso, un Oscar como libretista de aquella
“obra”.

Por cierto, el famosísimo novelista francés, Gerard de


Villiers, creador del “James Bond francés” – “Malko
Linge” – se inspiró en la “historia de Daktari” para
escribir su novela titulada “Que la Bête Meure”
(“Que la Bestia Muera”), ISBN 2-84267-897-7
(Ediciones Gerard de Villiers, 2006), siendo “la
bestia”, Hugo Chávez, por supuesto, novela que se
desarrolla enteramente en Venezuela y sobre los
eventos de Daktari, de mayo de 2004.
307
En ella menciona la Finca Daktari y a su propietario
(un norteamericano de origen cubano) y describe,
con lujo de detalles, el interior de lo que fue nuestro
hogar. En vez de colombianos, utilizó a los terroristas
irlandeses, por ser éstos más famosos dentro de sus
lectores franceses, supongo yo.

En dicha novela, el General Berlusco y sus amigos,


trama deshacerse de “La Bestia” (de Hugo Chávez),
haciendo explotar una furgoneta cargada de
explosivo militar, cuando “La Bestia” regresaba en su
caravana de visitar a una de sus amantes.

Malko Linge fue contratado por la C.I.A. para que


bajo la falsa identidad de un periodista vienés, Das
Kurier, visitara Venezuela y tratara de impedir el
atentado, por temor a la “mala publicidad” que ese
magnicidio provocaría en detrimento de la “buena
imagen” del gobierno norteamericano.

En las páginas 22 y 23, menciona a “La Guarimba”.


En la 121 de Villiers, quien estuvo físicamente en
nuestra propiedad en Venezuela, comienza a
describir la Finca Daktari, sus caballos, su
construcción rústica, los trofeos que había obtenido
con “Gran Cacique” en las diversas ferias del país, el
piano bar, etc. En la 122 habla del propietario de la
Finca Daktari, un cubano-norteamericano que nunca
iba a Venezuela. Fue en la Finca Daktari donde se
alojaron los terroristas irlandeses para preparar el
complot y construir la furgoneta explosiva. En ella
estaba alojado, por instrucciones de su dueño, el
General Berlusco, sobre quien hace referencia en las
308
páginas 129, 131, 148, 160, 210, 261 y 262. La
historia de los “paracachitos de Daktari” dio para
todo. La novela fue un éxito de ventas en Francia y
en el Canadá francés, desde donde uno de mis
lectores me envió un ejemplar.

Para obtener información (en inglés) del autor,


pueden dirigirse a la siguiente dirección de la
Internet:

http://en.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9rard_de_Villiers

Chávez se aprovechó de aquella “invasión” para


pasarles cuenta a unos cuantos oficiales dignos,
como a mi amigo, el Coronel Jesús Farías y su
hermano, también coronel, entre muchos otros…
algunos de los cuales no cayeron detenidos y
pudieron escapar hacia el exterior. De igual forma,
dejó claro ante el país nacional, que quien se salía
del carril podría sufrir las mismas consecuencias.

Según consta en autos, los colombianos fueron


trasladados en autobuses desde la frontera y
pudieron atravesar el país, porque estaban
escoltados por un funcionario de la ONIDEX, con la
supuesta misión de cedularlos para que votaran por
Chávez en el Referéndum Revocatorio que se llevaría
a cabo meses después, en agosto de ese mismo año
(2004).

Los coroneles Farías y un sobrino, también oficial de


la Guardia Nacional, pudieron evadirse de la cárcel
militar de “Gramo Verde”, en Caracas. Hoy se
encuentran asilados en un país de Centro América.
309
La totalidad de los “paracachitos” fue regresada a
Colombia. Uno de ellos, según consta en la
sentencia, alegó que había sido obligado por Robert
Alonso, para que se pusiera el uniforme del ejército
venezolano. Declaró, bajo juramente, que le había
puesto una pistola en la cabeza y que lo había
amenazado con volarle la tapa de los sesos si no se
disfrazaba de soldado venezolano.

Lo cierto es que tras unos días, el ejército abandonó


mi finca, donde no se tomaron muestras de
evidencia alguna, para abrirla a la chusma, que la
convirtió en polvo y escombros. Jamás nos dijeron si
habían encontrado MONTAÑAS de excremento
humano, producto de la necesaria evacuación de las
tripas de más de un centenar de hombres que había
vivido en mi propiedad durante más de 45 días. No
se presentaron pruebas de los pelos que fueron
cortados, ya que los “paracachitos” mostraban un
reciente corte de pelo a lo militar. Jamás se supo la
identidad de los “muertos” que “encontraron”
enterrados en el jardín de mi casa.

Unos supuestos colombianos que habían llegado,


supuestamente, al país para cometer un genocidio y
un magnicidio, fueron “perdonados” por Chávez y
regresados a Colombia… como un acto de buena
voluntad por parte del régimen.

Fin del capítulo.

310
Capítulo 12

RESISTENCIA
En 1966 mis padres me enviaron a estudiar al
pequeño pueblo de Deer Park, en el estado de
Washington, en Estados Unidos. Un pueblo de 3mil
habitantes cuya escuela secundaria (high school)
tenía el peor equipo de fútbol “americano” del
noreste de ese estado. Hacía una década que no
ganaba un solo juego.

Entonces se mudó a Deer Park un señor, ya mayor y


retirado, con muchísimo dinero y amante del fútbol
“americano”. Visitó la comarca y decidió que era allí
donde quería echar los últimos años de su vida.

Como tenía mucho dinero, se propuso hacer del


equipo de fútbol un equipo triunfador y para eso
contrató, con su propio dinero, al Coach Max
Sánchez, de origen hispano, quien – ya retirado –
había sido entrenador de fútbol en una pequeña

311
universidad del estado de Illinois, en el centro del
país.

Mr. Sánchez llegó a Deer Park High School en 1967,


donde fue recibido por el pueblo como un héroe.
Todos los muchachos quisimos inscribirnos en el
equipo de fútbol, entre ellos yo.

El nuevo “coach” introdujo unas técnicas jamás vista


por los antiguos futbolistas del colegio. En aquellos
tiempos todos llevábamos el pelo largo y vestíamos
como los hippies. Él nos hizo rapar el pelo al estilo
militar y nos obligó a que fuéramos a clases de saco
y corbata, pues nos teníamos que diferenciar de
aquel lote de “perdedores”, como él le llamaba al
resto de la población estudiantil.

Por supuesto, los entrenamientos eran terribles, con


ejercicios nuevos y tremendamente exigentes.
Mandó a comprar una cámara de 16mm (con rollos a
blanco y negro) y nos filmaba en el campo de
práctica. Jamás sacó del equipo a un solo muchacho,
por muy mal que jugara, pero nos obligaba a
encontrar errores en cada uno de nosotros, mientras
observábamos, todos los jueves después de clases,
las películas que nos filmaban en los entrenamientos.

Max decía que era más importante fijarse en


nuestros errores que en nuestras virtudes, como
deportistas… como jugadores de fútbol “americano”,
un juego que requiere una estrategia militar.

El Coach Sánchez despreciaba tanto el optimismo


como el pesimismo. Él nos enseñó a buscar la
312
victoria dentro del realismo. Muy pronto nos
demostró que LA REALIDAD era que nos habíamos
convertido en un equipo estupendo. De no ganar un
solo juego, comenzamos a ganarlos todos, dentro de
nuestra liga, que era la más pobre de todas, donde
se medían los colegios más pequeños del estado.

En el “medio tiempo” de los juegos de fútbol


“americano”, ambos equipos se retiran a los
vestuarios para escuchar las recomendaciones del
“coach”. Cuando íbamos ganando en el primer
tiempo, Max nos caía encima de una manera brutal.
A aquellos que habían anotado tantos a favor de
nuestro equipo, les formaba un escándalo,
preguntándoles si se sentían unas “prima donas”. A
Mr. Sánchez no le gustaba el “triunfalismo” y menos,
cuando todavía quedaba la otra mitad del partido por
terminar de jugar.

Por el otro lado, si íbamos perdiendo, nos daba


ánimo. Nos recordaba que éramos el mejor equipo
de la región. Nos pedía que nos revisáramos
internamente y buscáramos dentro de nosotros
mismos esa fuerza que él sabía existía en cada uno
de nosotros, “sus muchachos”.

Durante muchos años, uno de los pastores del


pueblo, Mr. Harold, nos llevaba en autobús desde el
colegio hasta el campo de juego. Antes de bajarnos
del autobús, nos pedía que bajáramos nuestras
cabezas respetuosamente, para pedirle a Dios que
nos diera la victoria. Jamás Dios nos hizo caso…
debe ser porque el Todopoderoso se ocupa de cosas
más importantes que darle la victoria a un
313
determinado equipo en un juego de fútbol, en el
lejano estado de Washington, de Estados Unidos de
América.

Una de las primeras decisiones que tomó Mr.


Sánchez, fue eliminar esa práctica religiosa, antes de
cada juego. Nos dijo que Dios nos había hecho una
máquina de competencia, tanto mental como física y
que lo menos que nosotros podíamos hacer por Él,
en profundo agradecimiento, era demostrarle que
habíamos aprovechado esa capacidad combativa que
nos dio, para hacernos con la victoria. Dios, según
Max, esperaba de nosotros el máximo esfuerzo y,
según Mr. Sánchez, se sentía muy disgustado cada
vez que le pedíamos que fuese Él quien nos diera la
victoria, sin que nosotros nos esforzáramos para
obtenerla: ¡ayúdate, que yo te ayudaré!

La victoria teníamos que obtenerla con el ESFUERZO


COLECTIVO del equipo, como un ente monolítico. Mr.
Sánchez odiaba el individualismo y el protagonismo.
Decía que no había manera de vencer a un equipo
unido, trabajando en perfecta coordinación física y
mental.

Fueron muchas las experiencias que vivimos en


torno a Mr. Sánchez. Esos conocimientos que recabé
durante mis tres años como jugador de fútbol en el
Deer Park High School, bajo la sabia y experta tutela
de Mr. Max Sánchez, nuestro “coach”, los apliqué
luego en mi vida adulta, en todos los ámbitos de mi
existencia.

314
Para terminar esta historia larga, les diré que en el
año de 1967, luego de una primera temporada en la
que jamás perdimos un juego, llegamos al torneo
estatal, donde nos teníamos que medir con colegios
que tenían más estudiantes que nuestro pueblito de
Deer Park. Terminamos “co-campeones”, es decir:
quedamos tabla. Max nos mando a hacer unas
bellísimas chaquetas de futbolistas, que tenían
bordadas en la espalda las siguientes palabras.
“Deer Park Football Team – 1967 Co-Champs –
Washington State.”

Regresamos al pueblo como regresan los héroes


después de vencer una guerra. Increíblemente,
luego de nuestra victoria en el campo de fútbol, Deer
Park experimentó un “boom” inimaginable. Todo el
mundo quería vivir en él y poner a sus hijos en el
equipo. Incluso, aquellos que no solamente tenían
hijas, querían que ellas formaran parte del equipo de
“cheer leaders”. Las ventas de terrenos se
dispararon, el empleó se disparó a niveles jamás
visto. Mr. Hyde, el señor que había hecho posible la
contratación de Max, invirtió en el pueblo,
construyendo un automercado al estilo de Nueva
York.

El ejemplo fue seguido por el director de la banda del


colegio, la cual llegó a ser invitada, en 1976, para
abrir el desfile de los 200 años de Estados Unidos
como nación, un magno evento que se llevó a cabo
en Philadelphia, al otro extremo del país.

Mr. Max Sánchez sabía lo que hacía, nosotros no.


Logró que nos pusiéramos en sus manos y nos llevó
315
a la cúspide. El Dr. Gene Sharp, fundador y director
del Instituto Albert Einstein de Boston, sabe –
evidentemente – lo que debemos hacer para llevar a
cabo una estrategia de resistencia cívica, no-
violenta, para derrocar dictaduras modernas. El Dr.
Sharp es considerado el padre de la “Resistencia
Moderna.”

Hugo Chávez se puso en manos de Fidel Castro, su


asesor. La “oposición” venezolana ha demostrado
improvisar sobre la marcha, de ahí la morena que
nos lleva el régimen, con el asesoramiento de un
tutor con MÁS de medio siglo de experiencia. Para
cuando le vengamos a agarrar las señas a Chávez,
estaremos listos para entrar en el Reino de los
Cielos… y será entonces cuando podremos comenzar
a ver un poco de luz, al final del túnel.

Así como el sátrapa de Sabanetas tuvo su mentor, la


oposición pudo haber tenido el suyo, a quien lo le
había que mandar petróleo ni dinero. El enemigo
sabe cómo implementar tiranías y mantenerlas
eternamente: el Dr. Sharp sabe cómo deponerlas,
eficazmente y de la manera más segura posible.

La palabra “resistencia” tiene tantas interpretaciones


como intérpretes. En Venezuela, esa palabra no ha
encontrado su real significado. Así hemos visto
varios movimientos “de resistencia”, que de
resistencia solamente tienen el nombre.

Claro. Para subsistir en un régimen castro-estalinista


hay que tener mucha resistencia, pero un tipo de
resistencia muy diferente a la que trata este capítulo.
316
Aquellos que ya no pueden resistir más en Cuba, se
lanzan al mar en una llanta de camión, a expensas
de que se los coman los tiburones, o se los trague el
“Estrecho de La Florida”. Ese es otro tipo de
resistencia.

La resistencia moderna nace a partir de los


postulados “pacíficos” de Mahatma Gandhi, pero así
como las dictaduras han mutado, ha mutado,
también, la estrategia de Gandhi.

En primer lugar, debemos diferenciar dos conceptos


muy similares, pero absolutamente diferentes:
pacifismo y no-violencia. El pacifismo es una
forma de vida, la no-violencia es una estrategia
de lucha.

Si vamos a comparar la no-violencia con “algo”, lo


podríamos hacer comparándola al judo, donde el
judoca emplea la fuerza del contrario para derribarlo
y derrotarlo. A travése de la no-violencia se pelea…
se pelea con otras tácticas.

Contrariamente a lo que muchos venezolanos


piensan, los cubanos anti-castristas echaron la pelea
a más no poder. En ese intento fueron traicionados
una y mil veces. La guerra que se decidió en Cuba,
para sacara a Castro del poder, fue una guerra
frontal, violenta, donde los anti-castristas no tenían
la forma de vencer… y fueron derrotados, no sin
antes – repito – haber echado la pelea y de haber
puesto decenas de miles de muertos y cientos de
miles de presos políticos.

317
Si vemos, en las dictaduras “modernas”, la violencia
ha quedado en un segundo plano. Me refiero a la
violencia-violencia, estilo Castro, con paredón y todo.
Vemos una violencia solapada. Si hay que matar,
que sea “el hampa” quien lo haga. Estas dictaduras
o, como a mí me gusta más llamarlas: tiranías, llegan
ahora al poder mediante los votos populares y se
mantienen en él empleando el engaño y la trampa,
con la ayuda de muchos elementos, como la
confección de una “oposición” falsa, genuflexa,
apátrida, traidora, cómplice y conchupante.

En la media en que ejerzamos la violencia, seremos


derrotados, porque, como dijo Chávez, esas
revoluciones son “pacíficas”, pero armadas.

Preparar a un pueblo para la guerra es una tarea


dura. Requiere de mucho tiempo y de un gran
caudal de dinero. La resistencia no-violenta, con
muchas más probabilidades de éxito, reduce el
tiempo de preparación y cuesta muy poco. La
resistencia no-violenta en Serbia se inició con 10
computadoras usadas y una impresora de la
generación más antigua… pero con muchos deseos
de triunfar, por parte de aquella docena de
muchachos que se puso en las manos del Dr. Sharp,
luego de haber leído y asimilado el contenido del
famoso ensayo, “De la Dictadura a la
Democracia”, que tanto hemos mencionado en este
libro y que puede ser bajado de la Internet, en
español y de manera gratuita, en la siguiente
dirección:

http://www.aeinstein.org/organizationsd1ee.html
318
Claro que hay que leerlo y luego de asimilar su
contenido, aplicarlo a la realidad venezolana, pero en
su esencia, el paquete ya está listo.

Revisemos un poco su contenido. Podemos


comenzar en este punto, el Dr. Sharp se está
refiriendo a esa perniciosa “depresión colectiva”
en la cual suelen caer los pueblos bajo una
dictadura:

“El resultado es predecible: la población se ha


vuelto débil, carece de confianza en sí misma y
es incapaz de ofrecer resistencia alguna. Las
personas por lo general están demasiado asustadas
para compartir su odio por la dictadura y su hambre
de libertad ni aún con su familia y amigos. Están, en
frecuencia, demasiado aterrorizadas para pensar en
serio en la RESISTENCIA popular. De cualquier
manera, ¿de qué iba a servir? En vez de esto,
asumen el sufrimiento sin objetivo y un futuro
sin esperanza.”

“Los dictadores generalmente hacen caso omiso de


las barreras constitucionales y legales, las decisiones
judiciales y la opinión pública. Reaccionando a las
brutalidades, la tortura, las desapariciones, las
muertes, se entiende que todo esto ha hecho pensar
al pueblo que sólo por la violencia se puede acabar
una dictadura.”

“Al depositar la confianza en los medios


violentos, se ha escogido precisamente el
modo de lucha en el cual los opresores casi
319
siempre tienen la superioridad. Los dictadores
pueden aplicar la violencia irresistiblemente.”

“Bajo una dictadura las ELECCIONES no se


pueden usar como instrumento para un cambio
político significativo. Algunos regímenes
dictatoriales, tales como los del antiguo bloque
oriental dominado por la Unión Soviética, simularon
elecciones sólo con el propósito de aparentar ser
democráticos. Pero estas elecciones eran simples
plebiscitos rigurosamente controlados, para obtener
la aprobación pública de los candidatos escogidos
por los dictadores.”

“Estos (los dictadores), de cuando en cuando, debido


a la presión a que están sometidos, podrían tal vez
aceptar nuevas elecciones, pero éstas estarían
manipuladas para colocar marionetas civiles en
los puestos de gobierno. Si a los candidatos de la
oposición se les hubieran permitido concurrir a
elecciones y hubieran sido electos como ocurrió en
Birmania en 1990, o en Nigeria en 1993, los
resultados habrían sido simplemente ignorados y los
supuestos vencedores habrían estado sujetos a
intimidación, arrestados o hasta ejecutados. Los
dictadores no están interesados en unas
elecciones que puedan apartarlos de su trono.”

“Muchas personas que actualmente están


padeciendo bajo una dictadura, o que han tenido que
exilarse para escapar de sus garras, no creen que los
oprimidos puedan liberarse por sí mismos. Ellos no
esperan que su pueblo pueda ser liberado sino por la
acción de otros. Ponen su confianza en las fuerzas
320
extranjeras. Creen que sólo una ayuda internacional
puede ser lo bastante fuerte como para derribar a los
dictadores.”

“Esa visión de que los oprimidos son incapaces


de actuar eficazmente es algunas veces
correcta por tiempo limitado. Como hemos
apuntado, con frecuencia la población sometida no
quiere la lucha y está temporalmente incapacitada
para ella, porque no tiene confianza en su propia
capacidad de enfrentar la feroz dictadura y no ve
una manera razonable de salvarse por su propio
esfuerzo. En consecuencia, no es extraño que
confíe sus esperanzas de liberación a la acción
de otros. Las fuerzas externas pueden ser: la
“opinión pública”, las Naciones Unidas, un país en
particular o sanciones inter-nacionales económicas y
políticas.”

“Una situación así puede parecer consoladora,


pero existen graves problemas en cuanto a la
confianza depositada en un salvador foráneo.
Esa confianza puede estar puesta en un factor
totalmente errado. Por lo general, no van a llegar
salvadores extranjeros. Si interviene otro estado,
probablemente no deba confiarse en él.”

“Hay unas cuantas ásperas realidades con respecto a


esa confianza en la intervención extranjera que
habría que destacar aquí.

“Con frecuencia los estados extranjeros


tolerarán o ayudarán, inclusive, a la dictadura,

321
a fin de avanzar sus propios intereses
económicos y políticos…”

“Los estados extranjeros podrían involucrarse


activamente para fines positivos sólo cuando
hubiere un movimiento interno que ya haya
comenzado a sacudir la dictadura y logrado que
la atención internacional se enfoque sobre la índole
brutal del gobierno.”

“Por lo general, la causa principal que explica la


existencia de las dictaduras es la distribución interna
del poder que existe en el país. La población y la
sociedad son demasiado débiles para causarle un
problema a la dictadura; la riqueza y el poder
están concentrados en muy pocas manos.
Aunque las acciones internacionales pueden
beneficiar, o de alguna manera debilitar a los
dictadores a lograr sus metas.

“Los demócratas deben desconfiar de las trampas


que los dictadores les pueden tender con pleno
conocimiento de causa durante un proceso de
negociación.”

“El llamado a negociar, cuando se trata de


cuestiones fundamentales de las libertades políticas,
puede ser un esfuerzo por parte de los dictadores
para inducir a los demócratas a rendirse
pacíficamente, mientras que la violencia de la
dictadura continúa. En semejantes conflictos, las
negociaciones solamente podrán jugar un papel
apropiado al final de una lucha decisiva, en la cual el
poder de los dictadores haya sido destruido y estén
322
buscando pasaje seguro para llegar a un aeropuerto
internacional.

“Una variedad de motivos y objetivos subyacen la


dominación de los dictadores: poder, posición,
riqueza, la reestructuración de la sociedad y más.
Uno debe recordar que ninguno de éstos será
satisfecho si abandonan sus puestos de control. En
caso de negociar, los dictadores tratarán de
preservar sus objetivos.”

“Cualesquiera que sean las promesas que los


dictadores ofrezcan en un acuerdo negociado, uno
no debe olvidar que ellos son capaces de
prometer cualquier cosa con tal de lograr el
sometimiento de las fuerzas opositoras
democráticas y después descaradamente violar
esos mismos acuerdos.”

“Si los demócratas acuerdan parar la resistencia a


cambio de un alivio en la represión, van a quedar
muy defraudados. Una suspensión de la resistencia
muy raramente conduce a una disminución de la
represión. Cuando cesa la presión de la oposición
interna o internacional, los dictadores pueden
ejercer la opresión y la violencia aún más
brutalmente que antes. El desmoronamiento de
la resistencia popular a menudo suprime la
fuerza que sirve de contrapeso y que ha
limitado el control y la brutalidad de la
dictadura. Entonces los tiranos pueden avanzar
contra los que quieran. Porque el tirano tiene
poder de obrar sólo donde se carece de fuerza
para resistir, dijo Krishnalal Shridharani.”
323
“En los conflictos donde cuestiones fundamentales
están en juego, la resistencia – no las
negociaciones – es lo esencial para el cambio. En
casi todos los casos, la resistencia debe continuar
hasta que los dictadores sean expulsados del poder.”

“El triunfo lo determina con más frecuencia, no la


negociación de un arreglo, sino el uso acertado de
los métodos de RESISTENCIA más apropiados y
poderosos posibles.”

“A menudo Hitler llamó a la paz, pero lo que quería


era el sometimiento a su voluntad. Por lo
general, la paz de los dictadores no es sino la
de la prisión o la tumba. Es más, los
negociadores democráticos o los especialistas
extranjeros aceptados para asistir a los
negociadores, pueden, de un solo plumazo, dotar a
los dictadores de una legitimidad doméstica e
internacional que previamente se les había negado a
causa de haberse apoderado del estado, las
violaciones de los derechos humanos y las
brutalidades cometidas. Sin esa legitimidad tan
desesperadamente necesitada no pueden los
dictadores continuar gobernando indefinidamente.
Los representantes de la paz no deben
suministrarles esa legitimimidad.”

“La dictadura de Marcos en Filipinas cayó ante el


empuje del pueblo en 1986. El gobierno de los
Estados Unidos abandonó rápidamente al Presidente
Marcos cuando la fuerza de la oposición se hizo
patente.”
324
“El grado de libertad o tiranía que existe bajo
cualquier gobierno es en gran medida un reflejo de la
relativa determinación de los súbditos de ser libres y
de la voluntad y capacidad de éstos de ofrecer
resistencia a los esfuerzos que el gobierno haga por
esclavizarlos.”

“El poder totalitario es fuerte sólo si no tiene


que ejercerse con mucha frecuencia. Si el poder
totalitario tiene que imponerse sobre toda la
población y en todo momento, no es probable que
se mantenga vigoroso por mucho tiempo.”

“Algunas tácticas de lucha no violenta requieren que


la gente realice actos que no están relacionados con
su vida normal, tales como volantear, manejar una
imprenta clandestina, ponerse en huelga de hambre
o SENTARSE A MEDIA CALLE.”

“La dictadura puede ser inevitable. La frustración y


el odio contra el régimen pueden explotar
violentamente. O bien, ciertos grupos pueden no
estar deseosos de abandonar el uso de medios
violentos aún cuando reconozcan el importante papel
de la lucha no violenta.”

“La historia indica que aún cuando se espera


que haya víctimas, tanto muertos como
heridos, en el desafío político las habrá en
número mucho menor que las que se
producirían en la contienda armada.”

325
“La lucha no violenta requiere de la pérdida del
miedo y un mayor control sobre sí mismo, por una
parte, y tiende a producir este efecto frente al
gobierno y su represión brutal. Esa pérdida del
miedo, o el control sobre sí mismo, es un elemento
clave para destruir el poder que los dictadores
tienen sobre la población en general.”

“La resistencia no violenta, disciplinada y valiente,


frente a la brutalidad de los dictadores, puede
producir desazón, descontento o desconfianza y, en
situaciones extremas, hasta el amotinamiento entre
los propios soldados y el personal al servicio de la
dictadura. Esta resistencia también puede dar lugar
a que aumente la condena internacional de la
dictadura.”

“Las fuerzas militares del adversario pueden


volverse tan poco confiables que ya
simplemente no obedezcan las órdenes de
reprimir a los de la resistencia. Aunque los
dirigentes del gobierno permanezcan en sus
posiciones y sigan firmes en cuanto a sus objetivos
originales, han perdido la capacidad de actuar con
efectividad. A esto se le llama COERCION
NOVIOLENTA.”

“En algunas situaciones extremas, las condiciones


que ha producido la coerción no-violenta van aún
más lejos. La dirigencia adversaria, de hecho, pierde
toda su capacidad de actuar y se viene abajo toda su
estructura de poder. La auto conducción, la no
cooperación y el desafío de los de la resistencia se
hacen tan perfectos que sus adversarios ahora
326
carecen hasta del simulacro de control sobre ellos.
La burocracia del adversario se niega a obedecer a
su propia dirigencia. Las tropas de los
adversarios y su policía se amotinan. Los
simpatizantes y colaboradores del poder adverso
repudian a sus antiguos dirigentes y les niegan
derecho alguno a mandar. A partir de esto, la
antigua obediencia y colaboración
desaparecen. El cuarto mecanismo de cambio, la
desintegración del sistema del adversario, es tan
completo que éste no tiene siquiera poder suficiente
para rendirse. El régimen se habrá desintegrado.”

“La experiencia de aplicar la lucha no-violenta puede


hacer que la población confíe más en sí misma, en
cuanto a desafiar las amenazas del régimen y la
capacidad de éste para la represión violenta.”

“Para que resulte efectivo, especialmente contra una


dictadura, el desafío político requiere
preparación y planeación. Los probables
participantes tendrán necesidad de comprender qué
se espera de ellos.”

“Las campañas de desafío político contra las


dictaduras pueden empezar de varias maneras. En
el pasado, estas luchas casi nunca se
planeaban y eran de hecho accidentales.
Algunos de los agravios específicos que
desencadenaron las acciones anteriores han variado
notablemente, pero a menudo incluyeron nuevas
brutalidades, el arresto o la muerte de una persona
tenida en alta estima.”

327
“A veces una acción específica de parte de la
dictadura ha enfurecido a la población de tal
manera que ésta se ha precipitado a la acción,
sin tener la menor idea de cómo podía acabar
la insurgencia.”

“A veces, la falta de planificación por parte de los


demócratas ha dejado las decisiones cruciales al
azar, con resultados desastrosos.”

“En el futuro, la acción popular no planificada


indudablemente va a jugar un papel importante en
los movimientos contra las dictaduras. Sin embargo,
ahora ya es posible calcular los modos más
efectivos de dar al traste con una dictadura,
determinar cuándo la situación política y el
sentir popular están maduros y cómo decidir la
manera de comenzar una campaña. Se requiere un
juicio muy cauto, basado en un cálculo realista de
la situación y de las capacidades del pueblo, para
seleccionar la manera más efectiva de conquistar la
libertad en tales circunstancias.”

“¿Por qué será que las personas que tienen la


visión de traer la libertad política a su pueblo,
tan raramente preparan un plan estratégico
global a fin de alcanzar esa meta?

“El patrón común es simplemente reaccionar a las


iniciativas de la dictadura. Así la oposición está
siempre a la defensiva, tratando de defender
libertades limitadas o los bastiones de la libertad; en
el mejor de los casos, demorando el avance de los

328
controles dictatoriales, u ocasionándoles problemas a
las nuevas políticas del régimen.”

“Sin análisis estratégico, los líderes de la


resistencia a menudo no sabrán cuál deberá
ser ese siguiente paso, porque no han pensado
seriamente en los pasos sucesivos que hay que dar
para alcanzar la victoria.”

“El resultado de esa incapacidad de planear


estratégicamente suele ser drástico: se dispersan
las fuerzas, las acciones son inefectivas, se
dilapida la energía en asuntos sin importancia
y los sacrificios se hacen para nada.”

“En lugar de ello, lo más probable es que le


permitan a la dictadura aumentar sus controles
y su poder.”

“Desafortunadamente, porque rara vez se


desarrollan planes estratégicos amplios para la
liberación, las dictaduras parecen ser más
duraderas de lo que de hecho son. Sobreviven
por años y décadas más allá de lo que podría
ser el caso.”

“Al trazar las estrategias, los demócratas han de


definir claramente sus objetivos y determinar cómo
medir la efectividad de los esfuerzos para
alcanzarlos.”

“Entre las técnicas de la lucha no violenta se


incluyen docenas de formas particulares de acción

329
(tales como los muchos tipos de huelga, el boicot, la
resistencia pasiva política y otras parecidas).”

“¿Qué historial tienen los medios escogidos de haber


servido para el derrocamiento de otras dictaduras?”

TÉCNICAS DE LUCHA

“Como parte de la preparación de la gran estrategia,


se necesita calcular qué papel han de jugar la
resistencia interna y las presiones externas en la
desintegración de la dictadura. En este análisis,
hemos insistido que la fuerza principal de la lucha
debe provenir del interior mismo del país. El nivel
que llegue a alcanzar la ayuda internacional
dependerá de cuánto pueda ésta ser
estimulada por la lucha interna.”

“¿Cómo puede la población que resiste persistir en el


desafío y a la vez mantener la necesaria disciplina no
violenta? ¿Cómo podrá la población satisfacer sus
necesidades básicas durante el curso de su lucha?

“Una vez que se ha adoptado un plan estratégico


global para hacer caer la dictadura y establecer un
sistema democrático, es importante que los
grupos democráticos persistan en aplicarlo.
En muy raras circunstancias deberá la lucha
apartarse del plan inicial de la gran estrategia.”

“A pesar de las dificultades y peligros en los intentos


de comunicar ideas, noticias e instrucciones de la
resistencia cuando se está viviendo bajo una
dictadura, los demócratas a menudo han demostrado
330
que sí es posible hacerlo. Aún bajo los regímenes
nazis o comunistas, fue posible que los de la
resistencia se comunicaran, no sólo con otros
individuos, sino con grandes públicos, mediante la
publicación de periódicos ilegales, folletos, libros y
más recientemente por medio de casetes de audio
y video. Ya con la ventaja de una planificación
estratégica previa, se pueden preparar los
lineamientos para la resistencia y diseminarlos.” (N.
del A. Cuando el Dr. Sharp escribió este ensayo, no
existía la poderosísima herramienta de la Internet)

“Los planificadores de la estrategia tienen que


calcular las posibles respuestas y la represión,
especialmente el umbral de violencia de la dictadura
de cara a las acciones de la resistencia
democrática.”

“Anticipándose a la represión, los estrategas harán


bien en considerar por adelantado el empleo de
tácticas y métodos que contribuyan a alcanzar el
objetivo específico de la campaña o la liberación
misma, pero que hagan menos probable o posible
una represión excesiva. Por ejemplo, las acciones
callejeras y las manifestaciones contra las
dictaduras extremas pueden ser muy dramáticas,
pero pueden arriesgarse a dejar miles de
muertos entre los manifestantes. De hecho, el
alto costo que éstos paguen puede no aumentar más
la presión sobre la dictadura que si todo el
mundo se hubiera quedado en su casa, hubiera
habido una huelga o si los funcionarios hubieran
participado en un acto de no cooperación masiva.”

331
“¿Estarán los de la población y los de la resistencia
listos para comportarse disciplinadamente y de una
manera no violenta durante el curso de la lucha?
¿Podrán resistirse a las provocaciones de la
violencia?

“Los dirigentes tienen que estar siempre


alerta ante la presencia de agentes
provocadores cuya misión será incitar a los
manifestantes a la violencia.”

“En situaciones en que la población se siente


impotente y asustada es importante que las tareas
iniciales para el público sean acciones de poco
riesgo, que le desarrollen la confianza en sí mismo.”

“Es necesario que estos objetivos estratégicos


intermedios sean alcanzables para la capacidad de
poder, actual o proyectada, de las fuerzas
democráticas. Esto ayuda a asegurar una serie de
victorias que son buenas para levantar la moral y
que también contribuyen a que se produzcan
cambios incrementales en las relaciones de poder
que resulten ventajosos para una lucha a largo
plazo.”

“Muy al principio, los estrategas tienen que planificar


por lo menos la estrategia para la primera campaña.
¿Cuáles han de ser sus objetivos limitados? ¿Cómo
van éstos a ayudar a la realización de la gran
estrategia? Si es posible, sería prudente formular
por lo menos los lineamientos generales para una
segunda y acaso hasta una tercera campaña. Todas
esas campañas han de llevar a cabo la gran
332
estrategia escogida y operar dentro de los
lineamientos generales de ésta.”

“Al principio de una nueva campaña para minar la


dictadura, las primeras y más específicas acciones
pueden tener un campo limitado. Deben estar
diseñadas en parte para probar el estado de ánimo
de la población e influir en él y prepararla para
continuar la lucha.”

“La acción inicial podría tomar la forma de una


protesta simbólica o podría ser un acto simbólico de
no cooperación limitada y temporal.”

“Ciertas acciones simbólicas como la


ocupación física del territorio frente al palacio
del dictador o de los cuarteles de la policía
pueden incurrir en un gran riesgo; por lo tanto,
no son recomendables para iniciar una
campaña.”

“Haría falta calcular bien el grado de lealtad a la


dictadura de las fuerzas militares, tanto soldados
como oficiales y determinar si son susceptibles de
ser influidas por la fuerzas democráticas.”

“¿Se podría poner en contra del régimen a


muchos de los soldados y oficiales por razones
personales, familiares o políticas? ¿Qué otros
factores harían a los soldados y oficiales vulnerables
a la subversión democrática?

“Las tropas han de saber que la lucha va a tener un


carácter especial destinado a socavar la dictadura,
333
pero que no amenaza su vida. Tales esfuerzos
aspiran en última instancia a minar la moral de las
tropas del dictador y finalmente a subvertir su
lealtad y obediencia a favor del movimiento
democrático. Se debe intentar llegar a la policía
y a los funcionarios con estrategias similares.”

“Es necesario planear cómo puede hacérseles


entender a los oficiales militares que simpatizan con
los demócratas que ni un golpe militar ni una
guerra civil son necesarios o deseables.”

“Los oficiales simpatizantes pueden jugar papeles


vitales en la lucha democrática tales como difundir
entre las fuerzas militares el descontento y la no
cooperación, alentando las deficiencias deliberadas y
calladamente hacer caso omiso de las órdenes,
manteniéndose firmes en su decisión de no
reprimir.”

“El ejército es uno de los recursos de poder más


importantes de los dictadores porque éstos pueden
usar las unidades militares disciplinadas y su
armamento para atacar directamente a la población
desobediente y castigarla. Los estrategas del
desafío deben recordar que va ser
extraordinariamente difícil, si no imposible,
desmantelar la dictadura si la policía, la burocracia y
las fuerzas armadas se mantienen plenamente
leales y obedientes en el cumplimiento de sus
órdenes. Las estrategias orientadas a subvertir la
lealtad de las huestes del dictador deben gozar de
una prioridad especial de parte de los
planificadores democráticos.”
334
“Las fuerzas democráticas no deben pedirles a los
soldados y oficiales que se amotinen
inmediatamente; en lugar de eso, donde sea posible
la comunicación, debe aclarárseles que hay
múltiples formas de “desobediencia disimulada”
que sí pueden ser practicadas desde el principio. Por
ejemplo, los policías o los soldados de tropa pueden
entorpecer el cumplimiento de las órdenes de
distribución, no acertar a encontrar a las personas
buscadas, advertir a los de la resistencia
acerca de las órdenes de represión que se han
dictado contra ellos así como de los arrestos y
deportaciones y pueden dejar de transmitir
información importante para sus oficiales
superiores.”

“Pueden disparar por encima de las cabezas de los


manifestantes. Los funcionarios del estado pueden
perder o traspapelar las instrucciones, trabajar
deficientemente, o <enfermarse> para tener que
permanecer en casa hasta <curarse>”

“Los actos simbólicos de repudio y desafío se


encuentran entre los medios disponibles para minar
la moral del régimen y su autoridad política, es decir,
su legitimidad. Si grandes sectores de la población
practican la no cooperación, el régimen realmente se
verá en serio problema.”

“Si los dictadores ya no pueden confiar en la


policía y las fuerzas militares, la dictadura está
seriamente amenazada.”

335
“El desafío político ofrece una verdadera
posibilidad de victoria.”

“Los estrategas de las fuerzas democráticas pueden


moverse más allá de la resistencia selectiva y lanzar
el desafío masivo. Se debe involucrar a grandes
sectores de la población a todos los niveles de la
sociedad.”

“En algunas situaciones, la caída de la dictadura


puede ocurrir extremadamente pronto, como en
Alemania del Este en 1989. Esto puede ocurrir
cuando las fuentes de poder le son masivamente
negadas como resultado de la repulsa de la
población entera contra la dictadura.”

“Cuando los dictadores tengan que enfrentarse


a una población cuyo poder cada vez es mayor
y al crecimiento de grupos democráticos e
instituciones independientes – a ninguno de los
cuales podrá ya controlar la dictadura – los
dictadores se encontrarán con que su poder se
está desbaratando. Los cierres masivos de la
sociedad, las huelgas generales, las quedadas-en-
casa masivas, las marchas desafiantes u otras
actividades socavarán cada vez más la propia
organización de los dictadores y la de las
instituciones relacionadas con ellos.”

“Como una consecuencia de tal desafío y no


cooperación ejecutados inteligentemente y con
participación masiva todo el tiempo, los
dictadores se quedarán sin poder y los defensores de
la democracia habrán triunfado sin violencia. La
336
dictadura se habrá desmoronado ante la
población desafiante.”

“Tres conclusiones principales se derivan de las


ideas bosquejadas aquí: es posible liberarse de
las dictaduras; una reflexión cuidadosa y una
planificación estratégica muy meticulosa son
indispensables para lograr la liberación, y se
necesitará vigilancia, mucho trabajo arduo y una
lucha disciplinada a veces a un precio muy alto…

Ninguna fuerza externa vendrá a darle al


pueblo la libertad que tanto anhela. La gente
tendrá que aprender cómo conseguir esa libertad por
sí misma. No será fácil.”

Cualquiera que haya vivido en Venezuela en lo que


va de dictadura – o tiranía – chavista, pensaría que al
Dr. Sharp se le contrató para que diseñara un
manual de resistencia, específicamente, para
eliminar nuestra particular tragedia nacional. Es
evidente y claro que no fue así.

Todas las dictaduras, en menor o mayor grado, están


cortadas por el mismo patrón y a todas se les puede
combatir con estrategias, en mayor o menor grado,
similares.

Es una realidad, sin embargo, que la lucha del pueblo


venezolano, por recuperar su libertad, no ha
comenzado. Al menos no con buen pie. Se va a
requerir un sacrificio colectivo para esa lucha, la
cual, no necesariamente tiene que ser violenta.

337
Las enseñanzas del Dr. Sharp han servido para echar
a andar movimientos de resistencia no-violenta en
varios países del mundo. En el próximo capítulo
veremos cómo Chávez ha intentado sacar al Dr.
Sharp del panorama venezolano, a través de la
intimidación y empleando, para ella, a sus
periodistas asalariados fuera y dentro de Venezuela.

Capítulo 13

GENE SHARP
El Dr. Gene Sharp es profesor e investigador titular
del Instituto Albert Einstein de Boston,
Massachusetts, Estados Unidos de América :

http://www.aeinstein.org

Realizó la licenciatura y la maestría en la Universidad


Estatal de Ohio y es doctor en Teoría Política por la
Universidad de Oxford. Es, además, profesor emérito
de Ciencias Política de la Universidad de
Massachusetts, en Dartmouth.

338
Por más de tres décadas se ha desempeñado como
investigador en el Centro de Asuntos Internacionales
de la Universidad de Harvard. Es autor de los
siguientes libros: “The Politics of Nonviolent Action”
(1973), “Gandhi as a Political Strategist” (1979),
“Social Power and Political Freedom” (1980),
“Making Europe Unconquerable” (1985), “Civilian-
Based Defense” (1990), “From Dictatorship to
Democracy” (1993-2002) y “Waging Nonviolent
Struggle: Twentieth Century Practice and Twenty-
First Century Potential” (2004). Sus escritos se han
traducido a más de 30 lenguas.

Nacido en Estados Unidos, el 21 de enero de 1928,


se le conoce como “El Maquiavelo de la No-
Violencia” y como “El Padre de la Resistencia
Moderna”. Sus postulados han sido aplicados en
varios países del mundo, como en Serbia
(asesorando directamente al movimiento Otpor, que
sacó del poder al “Carnicero de Los Balcanes”, Slobo
Milosevic), Georgia, Ucrania, Bielorrusia, Kirguistán,
Lituania y Estonia, entre otros.

El argumento clave del Dr. Sharp es que el poder no


es monolítico; eso significa que no deriva de una
cualidad intrínseca de aquellos individuos que están
en el poder. Para el Dr. Sharp, el poder político, el
poder de cualquier estado -independientemente de
su organización estructural interna - deriva de los
individuos del estado. Su creencia fundamental es
que toda estructura de poder se basa en la
obediencia de los sujetos a las órdenes de los

339
dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los
líderes no tienen poder.

En opinión del Dr. Sharp, todas las estructuras


efectivas de poder tienen sistemas mediante los que
animan o extraen la obediencia de los individuos. Los
estados tienen sistemas particularmente complejos
para mantener a los sujetos obedientes. Estos
sistemas incluyen instituciones específicas (policía,
juzgados, entidades reguladoras) pero también
pueden involucrar la dimensión cultural que inspira
obediencia pretendiendo hacer implícita la idea de
que el poder es monolítico (el culto divino a los
faraones egipcios, la dignidad de la residencia
presidencial, normas éticas y morales, y tabúes). A
través de estos sistemas, los individuos son
enfrentados con un sistemas de sanciones (prisión,
multas, ostracismo) y recompensas (títulos, riqueza,
fama) que influye en la extensión de su obediencia.

Los líderes del movimiento juvenil ucraniano, “Pora”


(que significa “¡Ya es tiempo!”), una organización
inspirada en “Otpor” (que significa “resistencia”) de
Serbia, quienes condujeron a Ucrania a la
democracia, por medio de la “Revolución Naranja”,
consideraban al famoso ensayo del Dr. Sharp (“De
La Dictadura a la Democracia”) como su Biblia
política. Tras una petición que le hiciera Oleh
Kyriyenko (líder de “Pora”) al Dr. Gene Sharp, el
Instituto Albert Einstein le envió fondos para publicar,
en ucraniano, 120mil copias del mencionado
ensayo… libros que fueron distribuidos entre la
población de Ucrania para preparar a la ciudadanía
en la estrategia de la resistencia no-violenta y,
340
eventualmente, para la sublevación cívica, activa,
generalizada y sostenida, la que terminó
derrocando, en el año 2004, la dictadura establecida
en ese país la cual pretendió, por elecciones
fraudulentas, atornillar en el poder absoluto a Viktor
Yanukovych, entonces Primer Ministro.

Los postulados del Dr. Sharp han llegado tan lejos


como a Birmania, pero cuando llegaron a Venezuela,
a Hugo Chávez se les prendieron todos los bombillos
rojos de alerta máxima.

Comenzó a despotricar, personalmente, del Dr.


Sharp, ligándolo – por supuesto – con la C.I.A… y a
Robert Alonso. He aquí lo que la abogada
norteamericana, afiliada al chavismo en Venezuela,
comentó en uno de sus muchos escritos en contra
del Dr. Sharp:

“La otra fundación (desestabilizadora) creada en el


año 1983 es el Instituto Albert Einstein, creada por
Gene Sharp. Este instituto se presenta como un lugar
de formación en las técnicas de lucha no violenta, y
aunque utilizan como símbolos los grandes
luchadores pacíficos de la izquierda, como Ghandi y
Martin Luther King Jr., su misión verdadera es
elaborar y enseñar teorías y estrategias para
derrocar gobiernos con tendencia comunista o
socialista. Sus teorías y talleres de formación han
sido empleados por diferentes movimientos anti-
comunistas y anti-socialistas en países del antiguo
Unión Soviética, y otros en Taiwán, Chile, Indonesia y
Venezuela, para nombrar algunos. También sus
lineamientos son enseñados y utilizados en la
341
formación de equipos élites de las fuerzas armadas
en Estados Unidos y Europa para promover lo que
llaman "defensa realizada por civiles", una teoría que
elaboraron para impedir una invasión rusa en otros
países europeos.”

Continúa la Golinger:

“Vemos brevemente los casos de Serbia (antes


Yugoslavia), Ucrania, Georgia y Kirgistán, donde en
los últimos años se han tomado lugar estas
revoluciones de colores. ¿Cuáles son las cosas en
común de estos países? En primer lugar, recursos
naturales y estratégicos. Gas, petróleo, gaseoductos,
oleoductos, bases militares, fronteras estratégicas
todos estos son factores presentes en estos países.
Serbia, donde tomó lugar el derrocamiento del
gobierno de Slobodan Milosevic en 2001, tiene gas
natural y petróleo; Georgia, donde hubo la revolución
rosa en 2003, comparte bases militares con Rusia y
Estados Unidos y está en la vía de los gaseoductos y
oleoductos más importantes del Medio Oriente hacia
el mundo Occidental; Ucrania, donde hubo la
revolución naranja en 2004 está ubicada
estratégicamente entre los productores más grande
de energía en Rusia y la región del Mar Caspian, y los
consumidores en Eurasia; y Kirgistán tiene una
frontera estratégica con China, bases militares de
Rusia y Estados Unidos y también está ubicada en la
vía de estos importantes gaseoductos que
Washington y sus empresas del Complejo Militar
Industrial quisieran controlar.

342
A parte de los intereses estratégicos está la
ideología. Son movimientos principalmente anti-
comunistas, anti-socialistas, pro-capitalistas y pro-
imperialistas. Entonces, donde hay un gobierno con
tendencia socialista y anti-imperialista en un país con
recursos estratégicas y naturales, habrá un plan de
golpe suave para derrocarlo.

En todos estos países donde se ha ejecutado está


estrategia, los movimientos o grupos que la ha
dirigido emplean las mismas recetas. Involucran a
estudiantes y jóvenes en las acciones para dar una
cara fresca a su movimiento y también para hacer el
trabajo de las fuerzas de seguridad más difícil (a la
hora de arrestar un niño de 14 años por una acción
ilegal de calle, el estado parece el ente represor) y
realizan un proceso de marketing para diseñar un
logo del movimiento, un slogan y/o un color (en
Serbia fue el puño cerrado en blanco con negro del
OTPOR, en Ucrania, el mismo logo pero con el color
naranja, en Georgia, también el mismo puño pero
con rosa, en Kirgistán, rosada, y en Venezuela, en
lugar del puño de OTPOR utilizan la mano blanca con
fondo negro). Siempre se planifican las acciones
acerca de un proceso electoral en el país, donde
preparan una red de observadores, una organización
electoral paralelo y unas operaciones psicológicas
para preparar un escenario de fraude y el rechazo a
los resultados en caso de perder ellos. Siempre
utilizan el mismo material de formación de Gene
Sharp y el Instituto Albert Einstein, y siempre reciben
fondos y asesoría estratégica y política de las
agencias de Washington, como la USAID, la NED, el
IRI, el NDI y Freedom House.”
343
“Fue en el año 2003 que el Instituto Albert Einstein
tocó terreno en Venezuela por primera vez. Un viaje
realizado por el Coronel Robert Helvey y otro
funcionario del instituto, Chris Miller, tomó lugar en
abril 2003 durante 9 días en Venezuela. El objetivo
de la consulta fue suministrar a miembros de la
oposición venezolana la capacidad de desarrollar una
estrategia basada en las técnicas de golpe suave
para "restaurar la democracia" en Venezuela. Según
el informe anual del Instituto Albert Einstein, los
participantes en el taller incluían miembros de
partidos políticos y sindicatos, líderes de ONGs y
otros activistas y fue patrocinado por la organización
Ofensiva Ciudadana, que parece ser simplemente
una entidad de fachada que fue creada para
organizar el seminario. Algunos participantes, como
el opositor Robert Alonso, han admitido que de las
enseñanzas del taller y la asesoría del Coronel
Helvey y Gene Sharp, nacieron las guarimbas, esas
acciones violentas de calle que tenían como objetivo
interrumpir el proceso del referéndum revocatorio en
el 2004 y crear un nivel de caos y desestabilización
en el país.”

Es más que evidente que a la Golinger le gusta


“correr bolas”. Ni las guarimbas nacieron en la
mente del Dr. Sharp, ni son acciones violentas de
calle, como ya me he cansado de explicar a través
de los años.

Las presiones de Chávez, en boca propia y de


muchos periodistas y lacayos del régimen
venezolanos en el exterior, han generado una
344
campaña internacional en contra del Dr. Sharp, que
lo motivó a escribirle una carta abierta al usurpador
del poder en Venezuela. Jamás el Dr. Sharp había
recibido presiones de tirano alguno. Ni siquiera
Milosevic le dedicó un articulito desde Serbia, sin
embargo, Hugo Chávez la ha agarrado,
personalmente, con él. Supongo que logró
amedrentarlo, de lo contrario no se entiende la carta
que a continuación les copio:

Junio 12, 2007


Presidente Hugo Chávez
Caracas, Venezuela

Querido Presidente

He visto y escuchado su discurso del domingo 3 de


junio de 2007. Me temo que alguien le ha
suministrado una información inexacta sobre mi
persona y sobre el Instituto Albert Einstein, que
encontró cabida en su discurso.

Desafortunadamente, esas inexactitudes, a menos


que sean corregidas, mermarán su credibilidad en
aquellas personas que están familiarizadas con mi
vida y con el trabajo del Instituto Albert Einstein. La
responsabilidad por esos errores, debe de recaer en
aquellas personas que le suministraron tales
informaciones erradas.

He leído un artículo de un francés, que pudiera ser


parte de esa fuente errática que provocaron algunas
de sus apreciaciones en su discurso. Esa
información contiene muchos errores en cuanto a mi
345
persona, sobre otros individuos y sobre el Instituto
Albert Einstein. Si sus asistentes hubieran visitado el
portal de nuestro instituto, www.aeinstein.org o
hubieran indagado a individuos familiarizados con
nuestro trabajo, hubieran obtenido información
exacta.

El Instituto Einstein es una pequeña institución sin


fines de lucro, para investigar, analizar políticas y
educar sobre la naturaleza y el potencial pragmático
de las acciones no-violentas en relación a problemas
de opresión, injusticias, guerras y genocidios.

Las acciones no-violentas es una técnica para


conducir conflictos, como las acciones militares,
decisiones gubernamentales y parlamentarias y las
guerra de guerrillas. Esta técnica (de la no-
violencia), emplea métodos sicológicos, sociales,
económicos y políticos y han sido utilizados para
alcanzar objetivos “buenos” y “malos”. Han sido
utilizados de ambas maneras: para cambiar
gobiernos y para apoyar a los gobiernos ante
ataques.

El Instituto Albert Einstein ni crea conflictos ni


participa en ellos una vez que éstos existen.
Tampoco toma parte ideológica en conflicto alguno.
Simplemente lleva a cabo investigaciones, estudios
sobre políticas genéricas y educación.

Ni el Instituto Albert Einstein ni mi persona hemos


recibido recurso alguno de la C.I.A. Cuando en 1968
escribí mi tesis de doctorado para la Universidad de
Oxford, recibí – indirectamente – un financiamiento
346
parcial por parte del Departamento de Estado, en
1960, a través de un aporte hecho a la Universidad
de Harvard, como reconocimiento a mi trabajo,
titulado “Preface to the Politics of Nonviolent Action.”

El financiamiento para apoyar nuestros estudios


académicos y estratégicos sobre las acciones no-
violentas en contraposición de las acciones violentas,
ha sido – en ocasiones – adecuado, pero durante
muchos años ese financiamiento ha sido inseguro y
extremadamente pobre. El instituto ha sido fundado,
mayormente, gracias a las donaciones de individuos
privados y otros apoyos provenientes de
fundaciones. Jamás hemos recibido apoyo financiero
gubernamental.

Nuestro trabajo jamás ha sido apoyado por


poderosos políticos o por intereses económicos en
Estados Unidos o fuera de él.

De hecho, uno de los objetivos en cuanto a propagar


el uso de las técnicas no-violentas, tiene que ver con
la necesidad de infundir poder efectivo entre
poblaciones que han carecido de él y, por ende, han
estado sujetas a la opresión y a la injusticia.

En nuestro empeño de hacer disponible el


conocimiento sobre las técnicas de acciones no-
violenta, el Instituto Albert Einstein jamás le ha dicho
a nadie qué debe hacer en sus situaciones
particulares y dentro de sus propios países.
Nuestros estudios son básicos y nuestras
exploraciones sobre las políticas son genéricas. Es
decir, nuestros análisis no se enfocan en un
347
particular país o conflicto. Estas exploraciones
pueden ser del interés y del uso potencial como
alternativa a la violencia, cuando un grupo
cualquiera, en un país cualquier, sienta una
necesidad y un interés por ellas.

En mi apreciación particular, aquellos grupos que


buscan una significativa reforma social y un cambio,
se beneficiarían con mayor éxito si emplean técnicas
no-violentas en lugar de la violencia o el incremento
de control gubernamental. La violencia y el control
gubernamental pueden llegar a ser opresivos y
aquellos gobiernos que empleen la violencia y el
control gubernamental pueden ser sujetos de golpes
de estados para revertir el esfuerzo de lograr mayor
justicia.

Algunas personas pudieran utilizar acciones no-


violentas para lograr objetivos que muchos de
nosotros no favoreceríamos. Para la sociedad en
general, el empleo de acciones no violentas sería
preferible al empleo de acciones violentas, aunque
los propósitos sean indeseados.

Usted seguramente sabe que, a través de los años,


muchos cambios sociales positivos han sido
bloqueados por golpes de estados en contra de
movimientos y gobiernos que han intentado producir
grandes cambios sociales y justicia económica.

Acciones estratégicas no-violentas pueden ser


aplicadas para bloquear y derrotar esas intentonas.
Si usted llegase a sospechar que su propio gobierno
pudiera ser víctima un golpe de estado, ya sea a
348
través de una fuerza interna o mediante la
instigación y la manipulación de una fuerza de
inteligencia internacional, entonces serían sabios los
preparativos por adelantado y los planes para
bloquear el golpe anti-democrático.

Uno de nuestros análisis que pudieran ser del interés


suyo y de su gobierno es el avanzado estudio de los
golpes de estado. Incluye pasos concretos que
pueden dar los gobiernos y las instituciones civiles
para bloquear los golpes de estado. Es de mi autoría
y de Bruce Jenkins. Se titula “The Anti-Coup” (“El
Anti-Golpe”) y tiene 63 páginas. Ha sido publicado
en Boston, en el año 2003, por el Instituto Albert
Einstein. Se lo podríamos enviar a la dirección que
usted nos diga y también está disponible en formato
electrónico en nuestro sitio de la red.

Espero que encuentre tiempo para explorar la


relevancia de la lucha no-violenta de cara a
desarrollar una sociedad más justa. Uno de los
pioneros más importantes de esta exploración fue el
gran hindú socialista, Rammanohar Lohia, en los
años post-Gandhi, en la India. Algunos de sus
trabajos y de sus colegas, están descritos en el libro
“India Afire” de Harris Wofford y su esposa,
publicado en Estados Unidos en los años cincuenta.

Espero que usted encuentre la vía de corregir la


ficción sobre mi vida y mi trabajo, que sus asistentes
le han dibujado. Muchas gracias por eso.

Mis mejores deseos,


Gene Sharp
349
La carta en inglés la pueden encontrar en el portal
cibernético del Instituto Albert Einstein, en la
siguiente dirección:

http://www.aeinstein.org/Chavez.pdf

No sabría decir si la intención del Dr. Sharp, al


escribirle esta carta a quien lo tiene enloquecido a
punta de amenazas y de “malos deseos”, era la de
tomarle el pelo o la de “pedirle cacao”, perdón.

Lo cierto es que el Dr. Sharp ha sido acosado


últimamente, no solamente por “nuestro”
“presidente”, sino por tiranías de gran calibre, como
lo es el régimen demente de Irán, donde se produjo y
se transmitió por televisión una película de ficción en
la que se mostraba a un personaje que lo
personalizaba como el líder de un complot
internacional en contra de ese país.

En el año 2007, las autoridades de Vietnam


arrestaron a unos activistas que distribuían las obras
del Dr. Sharp y en Moscú, dos años antes, un fuego
consumió una librería en la que se vendía el famoso
ensayo del escritor norteamericano, “De la
Dictadura a la Democracia”, una obra que se ha
venido popularizando en el mundo de hoy en países
como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irán, Vietnam, el
Tíbet, China, Zimbabue, Birmania y Rusia, entre
muchos otros.

350
Iván Marovic, uno de los líderes y fundadores del
movimiento Otport, que depuso al “Carnicero de los
Balcanes”, Slobodan Milosevic, aseguró: “Uno tiene
que invertir mucho tiempo para recabar el
conocimiento necesario para derrocar a un
tirano… el Dr. Sharp, nos hizo ese trabajo sin
siquiera conocernos, mucho antes de que
supiéramos de él y él de nosotros. En un
sencillo manual de 90 páginas, encontramos
todo lo que necesitamos para liberar a Serbia.”
Marovic se estaba refiriendo a la obra del Dr. Sharp,
“De la Dictadura a la Democracia”, que
“nuestros” líderes de la “oposición” venezolana se
han negado a leer.

Cuando la periodista norteamericana, Janine Zeitlin –


autora de un extenso reportaje del Miami New Times
(en inglés) sobre “La Guarimba” y mi trayectoria de
lucha – llamó al Dr. Sharp para preguntarle si me
conocía, éste le respondió que ha conversado con
Alonso, pero alegó no saber mucho sobre él o sobre
su plan, por lo que declinó comentar sobre “La
Guarimba”.

La entrevista completa puede ser leída (en inglés) en


la siguiente dirección:

http://www.mrr.name/MIAMI_NEW_TIMES.htm

Uno de los factores más importantes de un


movimiento de verdadera-resistencia, es el de
mantener al régimen, constantemente, a la
defensiva, ya que desde la ofensiva es que podemos
“meter goles”. En Venezuela, salvo en contadas
351
oportunidades, como cuando se produjo “La
Guarimba” del año 2004, ha sido el régimen quien
nos ha mantenido – constantemente – a la defensiva.
“Aló Presidente” ha sido la herramienta perfecta para
tales propósitos.

Nuestros líderes no se han preocupado por tomar la


pelota y jugar a la ofensiva y luego hoy, aseguran
que estamos adelantando y hemos aprendido
muchísimo.

Si un buen día, a todos los cuentahabientes


opositores a Chávez de una determinada institución
bancaria, acusada de hacer negocios con el régimen,
se les ocurriese sacar su dinero y colocarlo en otro
banco (si es que hubiere uno en Venezuela que no se
haya beneficiado de la conchupancia con el sátrapa),
pondríamos al régimen, de inmediato y sin tirar un
tiro o derramar una sola gota de sangre, a la
defensiva. Hay mil maneras de tomar la ofensiva,
sin mucho esfuerzo más allá de la determinación
light de esa sociedad civil que está a punto de
perderlo todo.

El Dr. Sharp nos da muchas ideas de las tareas que


podríamos hacer para llevar a cabo una efectiva
campaña de resistencia. Salir todos al frente de
nuestras casas, un día acordado por esa dirigencia, a
rezar el rosario, sin paralizar el tránsito… sin
bloquear las calles, cohesionaría a la verdadera
oposición en un acto que tiene todas las
posibilidades de cumplir con el objetivo de poner al
régimen a la defensiva. Ya verían ustedes a Chávez
despotricar improperios en contra del Dr. Sharp,
352
acusándolo de cerebro detrás de la C.I.A. ¡Eso es
poner al régimen a la defensiva!

Pero no puede ser un día. Luego de esa victoria


light, donde no moriría nadie, ni le daríamos al
régimen excusa alguna para detener a nadie,
vendrían otras. ¡Hay miles! Un buen día, todos nos
ponemos de acuerdo para apagar los motores de
nuestros carros y tocar las bocinas por tan solo 10
minutos, a nivel nacional en pleno mediodía de un
día laborable, donde quiera que nos agarre esa hora.
¡Eso pondría al régimen a la defensiva!

Así como Chávez se inventa una todas las semanas,


en su “Aló Presidente”, la resistencia debe hacer lo
propio y cada semana salir con una tarea nueva.
Lograr las tareas, por muy light que ellas sean,
levanta la moral del colectivo en oposición y nos da
un sentimiento de unión, de cohesión. El régimen
comenzará a preguntarse cuándo es que vendrá el
tsunami. A esta estrategia de constante ataque
psicológico en contra de los regímenes totalitario, se
le conoce como “golpe de estado suave”, porque va
socavando la moral del tirano y levantando la moral
de los opositores, que es lo que A GRITOS pide
Venezuela. Los tiempos cambian y las estrategias
también. Hasta ahora, “nuestros” líderes no han
hecho, absolutamente nada, para socavar la moral
del régimen y levantar la moral de la oposición: ¡todo
lo contrario!

Hay que utilizar la inventiva. Se deben programar


tareas viables, que no cuesten dinero, que no
desplacen a grandes masas de opositores y si hay
353
que desplazarse, que no sea para marchar y marchar
como unos enajenados.

Por ejemplo. El día de los padres, por mencionar una


fecha específica, toda la oposición en Caracas se
pudiera poner de acuerdo para llevarles regalos a los
presos políticos que se encuentran en una
determinada prisión. ¡Cientos de miles de personas
a la vez, provenientes de diferentes puntos de la
ciudad! “Técnicamente” no se requeriría de permiso,
pues no se trata de una marcha. El regalo podría ser
una lata de leche condensada. Por supuesto que no
podrían entrar muchos visitantes al presidio, pero los
regalos quedarían frente a la cárcel como una
muestra de protesta. ¡Esto pondría al régimen a la
defensiva! Sería, además, una manera de llevar a
cabo “comicios” palpables, sin la necesidad de
contar con la participación chanchullera del C.N.E.
Cada lata de leche condensada representaría un voto
en contra de la oposición. ¡Tomen nota! ¿Se
imaginan a la prensa mundial?

Esas tareas pueden proponerse a través de la


Internet, sin comprometer a ningún líder dentro del
país. Cuando un escrito interesante es lanzado a la
Internet, todos recibimos una copia. Cuando se
comiencen a proponer tareas, todos podríamos
participar en esas propuestas y llegar a una
determinación en cuanto a cuál de ellas debe ser la
siguiente “maroma” que le podría banderillas al
macaco usurpador. A través de un portal virtual, se
podría hasta votar y escoger la próxima tarea entre
una lista de sugerencias. Si bien no es difícil,

354
requiere de la voluntad de un pueblo y el deseo
colectivo de recuperar la libertad.

La guerra de resistencia tiene que ser constante…


contumaz, sin tregua ni descanso. Por ejemplo, en
Serbia, los muchachos de Otpor corrieron la
sugerencia que para el día del cumpleaños del tirano
Milosevic, sacaran a las calles tortas con la figura del
mapa serbio. Se trataba, supuestamente, de
“celebrar” el cumpleaños del “presidente”, pero ya
se sabía que el significado era otro mucho más
subversivo.

Para asombro de aquellos muchachos “ingenuos”,


miles y miles de serbios salieron a las calles con
tortas y comenzaron a repartirla (a repartir un
pedazo de Serbia a cada ciudadano) en todas las
ciudades y pueblos de la antigua Yugoslavia. Al
hacerlo, estaban votando en unas urnas muy
particulares. El tirano se daba cuenta de que el
pueblo, poco a poco, le perdía el respeto y el temor.
En consecuencia, él comenzó a temer, lo que
constituye uno de los objetivos primordiales de los
movimientos de resistencia, de verdadera
resistencia: traspasar el miedo del pueblo al
tirano.

A través de esas tareas, las cuales se fueron


intensificando en magnitud y en secuencia, a
Milosevic se le ocurrió adelantar las elecciones,
porque ya el país – y el poder – se le estaba
escapando de las manos y sintió una gran necesidad
de “legitimar” su presidencia cuanto antes,

355
mediantes elecciones chimbas, trucadas…
fraudulentas.

Ya para entonces el pueblo estaba cohesionado al


máximo y tarea que se proponía, tarea que se
llevaba a cabo de un extremo al otro del país. En
medio de ese escenario de irrespeto al tirano, sin
disparar un solo tiro, sin morir un solo ciudadano
serbio, el país fue a las urnas. Hubo fraude y, EN
CALIENTE, el pueblo fue llamado a las calles, en
sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida:
¡LA ÚLTIMA GRAN TAREA!

Más o menos, para no entrar en mucho detalle, ese


fue el proceso que llevó a Milosevic a la cárcel, para
morir en ella como una cucaracha. Un genocida que
había soportado, un año antes, el bombardeo diario
de la OTAN, el cual lo fortaleció políticamente, por
haberse escogido una estrategia impopular que
produjo mucho desastre entre la población inocente.

El Dr. Sharp fue quien orientó a esos muchachos.


¿Podrá orientar a “nuestros” líderes de la
“oposición”, a través de sus escritos? Habría que
verlo. ¿Qué piensa usted, amigo lector?
Capítulo 14

LA CORRUPCIÓN GENÉTICA
Unas de las grandes herramientas, con la cual cuenta
el régimen castro-estalinista en Venezuela, es la
misma con la cual cuenta ese mismo régimen en
Nicaragua: ¡la corrupción genética!

356
No es ahora, en “La Quinta” que se ha desatado en
Venezuela el fenómeno de la corrupción, a todos los
niveles. Con Chávez esa corrupción – que en
Venezuela ya era genética – ha venido azotando los
cimientos mismos del país, desde que muchos de
nosotros tenemos memoria.

Ser corrupto en Venezuela ha sido siempre gracioso.


Con Chávez, esta corrupción se ha multiplicado a la
enésima potencia, como una de las mejores armas
con la cual cuenta el régimen.

En Venezuela funciona la “economía de la


corrupción”. Eso es una verdad que nadie puede
negar. Lo mismo sucede en la Nicaragua de los
Ortega, donde hasta los mismos somocistas,
incluyendo a la familia del ex dictador, se empatan.
De esta forma, estos regímenes “embarran” a
propios y extraños.

En nuestro país, como en Nicaragua, existen grupos


de conchupantes: la inmensa mayoría (por no decir
toda) de los dirigentes de la “oposición” y, un
importante sector conformado por millones y
millones de venezolanos, que se aprovechan de la
mano floja en torno a los chanchullos comerciales.

Conozco cualquier cantidad de venezolanos, dentro y


fuera del país, que ODIAN A CHÁVEZ, pero que – de
una manera directa o indirecta – se benefician del
régimen a través de contratos o de negocios ilícitos,
permitidos abiertamente por el nuevo sistema. Uno
de ellos, por ejemplo, es el de generar dólares a la
357
tasa oficial, a través de los cupos para los viajes al
exterior, que luego son vendidos en Venezuela en el
mercado negro. En esa fiesta participa Reymundo
y todo el Mundo. Se le solicita a Cadivi (el
organismo que controla el otorgamiento de divisas,
en un país donde hay un control de cambio) el cupo
anual para viajar al exterior, digamos de $ 3.000. Se
gastan $ 500 y el resto se vende en el mercado
negro.

Esta corrupción funciona como un arma de doble filo.


El día en que a Chávez le dé la gana, podrá sacudirse
de su camino a muchos de los que hoy se benefician
de la repartición de esa gran torta que, aunque
mermada, es Venezuela.

Tengo un gran amigo en Venezuela que es incapaz


de escuchar a Chávez cuando habla. Se entera de
sus locuras por la prensa, sin embargo, no hace
mucho me dijo: “te lo juro, Robert. Yo estoy
haciendo hoy más real que nunca…” Aunque él
me asegura que no está haciendo negocios
directamente con el régimen, muchos de sus
grandes clientes sí. Ese dinero sucio, proveniente de
los chanchullos en contubernio con los chivos gordos
(los llamados “pinchos” en la Cuba de Castro), le
salpica.

Los funcionarios venezolanos, además de ser


corruptos, son malos administradores. Eso no es
nuevo. Si el régimen contratara a la empresa
auditora más prestigiosa del planeta para revisar las
cuentas de los alcaldes y gobernadores de la
oposición, una vez que éstos dejen sus puestos, los
358
sapos y las culebras que encontraría podrían
amontonarse en una montaña que llegaría hasta la
luna… y más allá.

A mí no me consta una sola irregularidad


administrativa cometida por algún funcionario
público de la oposición, pero podría jugarme la vida
que si abrimos los libros, ardería Troya.

¿Por qué Chávez no ha ordenado, siquiera, la más


mínima investigación (de verdad-verdad, no de
mentirita) para verificar el buen proceder
administrativo de alguno de esos dirigentes de la
oposición que han pasado por las alcaldías y las
gobernaciones en calidad de “opositores”?

Estos tiranos de corte castro-estalinistas, si tienen


que mandar a matar lo hacen, con tal de eliminar a
los verdaderos opositores con opción de
desestabilizar el poder que ostentan.

Cuando uno se le para al lado a Arnoldo Alemán, en


Nicaragua, el hedor que expide a corrupción es
inaguantable. ¿Por qué no está preso Arnoldo
Alemán?

En Nicaragua reventó un escándalo donde se ligaba


a Eduardo Montealergre (el Manuel Rosales nica) con
unos bonos que, según muchos, se enquesó, siendo
Ministro de Hacienda del gobierno títere de Enrique
José Bolaños Geyes. Todavía existen nicaragüenses
que creen en él, como existen venezolanos que
creen en Rosales. Si Eduardo Montealegre es un
potencial enemigo de los Ortega, ¿por qué no lo
359
investigan a fondo, lo juzgan, lo encuentran culpable
y lo inhabilitan para que se dedique a otra cosa que
no sea a la de aspirar a un cargo de elección popular
en Nicaragua, en lugar de meterle un tiro en el
medio de los ojos, como los sandinistas han hecho
con centenares de opositores?

Cuando “La Cuarta” también sucedía lo mismo,


porque Venezuela se convirtió en un país de
cómplices. Fueron pocos los funcionarios que se las
vieron negra, tras ser acusados e investigados por
corrupción… como Vinicio Carrera, aquel descarado
ministro de Luis Herrera Campíns, quien tuvo que
salir del país y no pudo regresar a él antes de que su
causa prescribiera.

La acusación por corrupción en Venezuela siempre


ha servido como un arma política. Esa arma se
empleó para sacar del poder, en su segundo período,
a Carlos Andrés Pérez.

Cuando el famoso escándalo de los “bonos de


exportación”, donde a cualquiera que “exportaba”
algo (así fuese agua con perfume) se le daba un
bono de hasta el 30% que podía ser negociado con
un ínfimo descuento en la bolsa de valores
venezolana, una jueza, Mildred Camero, quien luego
se “enchavizaría” para seguir conchupando en “La
Quinta”, recibió en su tribunal MÁS DE MIL CASOS de
corrupción: ¡no encontró culpable a uno solo de
ellos!

360
A esta perla, Chávez la llegó a nombrar presidenta
de CONACUID, la Comisión Nacional Contra el Uso
Ilícito de Drogas. ¡Dios nos ampare!

Entonces, en “La Cuarta”, el pacto contemplaba la


impunidad, porque después de los adecos, vendrían
los copeyanos. Cada partido político tenía una
“cuota de jueces”. Eso no es un secreto ni estoy
dando un “tubazo”. En parte, así comenzamos a
perder a Venezuela.

Thomas Jefferson una vez dijo que sin un sistema


judicial pulcro y probo, no podía existir un país.
Entonces, según esa teoría de Jefferson, Venezuela –
tal vez – jamás ha existido… lo que existió fue, como
dijo alguien por ahí, “una caricatura de país”.

Algunos de los más populares sketchs cómicos de la


televisión venezolana, por décadas y décadas, tenían
que ver con la descarada corrupción que ha existido
siempre en Venezuela. Todavía me acuerdo del
sketch semanal del arbolito, en la época dorada de
Radio Rochela, con Don Tito Martínez del Box, por
allá por los años sesenta, justamente cuando mi
familia y yo llegamos a Venezuela.

El sketch trataba de un individuo que iba a solicitar


un permiso para sembrar un arbolito, cuando éste no
tenía más de 5cms de altura. Cada semana le
pintaban un cuento nuevo, mientras el arbolito fue
creciendo y creciendo hasta convertirse en un
frondoso árbol, el cual jamás pudo sembrar, porque
el ciudadano que pretendía obtener el permiso, “no
se bajaba de la mula”. Un día introdujo todos los
361
absurdos y ya-voluminosos recaudos que el
funcionario de la dependencia gubernamental le
había solicitado, pero cuando éste lo revisó, se dio
cuenta de que faltaba el acta de defunción de la
bisabuela de aquel pobre infeliz que intentaba
obtener el dichoso permiso… un permiso, que para
empezar, no era requerido por la ley.

En el segundo gobierno de Caldera, introduje a


Venezuela, desde África del Sur los primeros
avestruces domésticos (“Avestruz de Cuello Negro” –
Struthios camellus var. domesticus) que llegaron al
país. Fundé la “Asociación Venezolana de Criadores
de Avestruz” (AVCA) y me asocié con un sudafricano
llamado Merlin Malan, quien había montado una
granja de avestruces en Curazao, la “Curazao Ostrich
& Game Farm”.

Todo iba viento en popa en el entonces llamado


Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), donde cumplía
con los protocolos sanitarios y demás exigencias de
importación de animales vivos domésticos para
obtener la licencia que me permitía introducir al país
estos animales pertenecientes a la variedad
domésticas de avestruz.

Un buen día me cita una sinvergüenza llamada Mirna


Quero de Peña, quien – para entonces – era la
Directora de Profauna; luego se convertiría de
copeyana a chavista furibunda y, por supuesto,
ascendería de escalafón.

Mirna Quero de Peña, para hacer la historia corta, me


dijo que los avestruces que venía importando a
362
Venezuela eran animales silvestres y que tenía que
cumplir con el protocolo para la producción, cría y
comercialización de animales silvestres en el país…
algo que era imposible, si se quería comercializar la
carne de estas aves con algún margen de ganancia.

En el Ministerio del Ambiente, que sería el organismo


gubernamental que, en todo caso, tendría que lidiar
con el asunto, pululaban, impune y descaradamente,
unas fieras llamadas “gestores”, que “manejaban el
criterio” del ministerio, como ellos mismos decían.
Profauna estaba adscrito al Ministerio del Ambiente.

Una tarde me llamó Mirna Quero de Peña para


aconsejarme que me pusiera en manos de esos
“gestores” y agilizar así mi situación con el
ministerio. En la primera reunión con uno de
aquellos caimanes de boca ancha, recomendados por
Mirna Quero de Peña, me pidió TRES MILLONES DE
BOLÍVARES (de los “semi-buenos”, no tan
devaluados) para “resolver el incidente” y
determinar que aquellos avestruces NO ERAN
SILVESTRES.

Como había cualquier cantidad de documentación


científica que respaldaban el hecho de que se
trataban de animales DOMÉSTICOS y, bajo sus
características, según la Ley de Fauna Silvestre, no
cabía la menor duda de que lo eran, decidí no
aceptar “la oferta” del “gestor” amigo de la Mirna…
lo que comenzó a complicar el asunto.

La “doctora” Quero de Peña me volvió a citar para


volverme a recomendar que me volviera a reunir con
363
el mismo “gestor”, recomendación que acepté. En la
segunda oportunidad, el “gestor” me pidió DIEZ
MILLONES DE BOLÍVARES. Cuando le pregunté la
razón por la cual me habían subido la parada de
3millones a 10millones, la descarada respuesta fue:
“¿tú no eres hermanos de la María Conchita
Alonso, pues?” La gente siempre ha creído que mi
hermana es millonaria y que reparte esos millones
entre los miembros de su familia. Evidentemente,
aquel sinvergüenza se había recién-enterado de mi
relación familiar con María Conchita.

No me quedó otra que demandar a la nación ante la


Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia. Eso fue en “La Cuarta”, cuando estaba en la
presidencia Rafael Caldera.

Entre pitos y flautas, llegó “La Quinta” y el juicio –


que duró más de diez años – no había arrancado.
Entonces les tocó el turno al bate a los funcionarios
de Chávez.

Para sustentar la realidad científica que mis


avestruces eran animales domésticos, de acuerdo a
la ciencia y de acuerdo a la legislación venezolana,
me traje a varios expertos internacionales de
renombre, quienes declararon, bajo juramento, ante
el Tribunal Supremo de Justicia.

La nación se trajo a tres “expertos” en avestruces,


dos de los cuales eran argentinos. Ninguno de ellos
supo decirle al tribunal cuántos dedos tenían los
avestruces. Cuando le tocó el turno al “experto”
venezolano, se desternilló de la risa con la pregunta:
364
“¿cómo que cuántos dedos?”, repreguntó el
hombre.

En eso mi abogado (mi hermano Ricardo), le


pregunta: “diga cuántas patas tiene una vaca.”
El zoólogo de Profauna respondió: “cuatro, si no es
mocha…”

Todo este careo se estaba llevando a cabo bajo la


majestuosidad la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia. De ahí hacia arriba
solamente quedaba el Tribunal Celestial.

Hace unos meses, en el año 2008, el TSJ finalmente


sentenció en mi contra, algo que era de esperarse…
por supuesto. La “tranca” que me puso Profauna me
hizo perder un contrato de tres millones de dólares.
Por incumplimiento del contrato con mi cliente, tuve
que cancelar doscientos mil dólares, luego de haber
perdido ese juicio, y a que incumplí en la entrega del
lote de avestruces reproductores que vendrían desde
el continente africano. En el proceso perdí una
propiedad que tenía en Miami y algunas inversiones
que había hecho en la isla de Curazao.

En el año de 1984 me encontraba cumpliendo


compromisos profesionales como productor de
televisión en WAPA TV, de San Juan de Puerto Rico.
Tuve que hacer un viaje a Venezuela para resolver
unos asuntos personales. Había ganado Jaime
Lusinchi y en una “cola” en la Avenida Libertador, de
Caracas, me topé – de carro a carro – con mi ex
compañera de Radio Caracas Televisión, Neyda
Plessman. Al verme, me gritó desde la ventanilla de
365
su carro que me quería ver, porque su marido –
Rafael García Flores – se “había adueñado” (sic) de
Venezolana de Televisión (la estación de tv del
estado venezolano), donde podríamos contratar, con
mi necesaria ayuda, la producción de VARIOS
programas de televisión.

Esa tarde me reuní con ella y al día siguiente


estábamos sentados los tres, Neyda, Rafael y yo,
ante el nuevo presidente de VTV, un tal “Poeta
Lizardo”.

En efecto, salimos de la reunión con dos contratos.


El primero para producir un programa de media hora
que lo produciría y lo presentaría yo, sería de corte
científico y se llamaría “Cirugía”. El segundo,
también de mi producción, sería un espacio
presentado por Neyda Plessman y Rafael García
Flores, quienes contraerían nupcias poco después,
titulado “Más Allá de la Comprensión”. Trababa de
temas esotéricos, un tema que les gusta mucho a los
venezolanos.

En la reunión con “el Poeta”, dejé claro cuánto quería


ganar y acordamos que el canal contrataría ambos
programas semanales por Bs. 50.000, que para
entonces era una cifra considerable y muy
respetable. Me comprometía, según el contrato, a
cubrir los gastos de producción, al estilo de las
“producciones independientes”, que más tarde se
pondrían muy de moda en Venezuela. Tenía todos los
equipos necesarios para sacar al aire ambos
programas.

366
Regresé a Puerto Rico, terminé mi contrato con
WAPA y regresé a Venezuela a trabajar para VTV,
como “productor independiente”.

Todo iba a las mil maravillas hasta que García Flores


me dijo que teníamos que contratar (darle un
“cambur”, una “botella”) a un adeco (miembro
inscrito del partido de gobierno para la época, Acción
Democrática), por la IMPRESIONANTE SUMA de Bs.
7.000 al mes. La Plessman y García Flores ganaban
Bs. 3.500 a la semana, cada uno. El “sueldo” del
“camburista” tendría que salir de mi bolsillo, a lo cual
me negué rotundamente. Eso bastó y sobró para
que mi vida cambiara total y absolutamente.

A la semana, mientras transitaba por la urbanización


San Bernardino, de Caracas, leo en la primera plana
de uno vespertino, un inmenso titular en color rojo
que decía: “Acusado de Estafa el Hermano de
María Conchita.”

“No puede ser, si mi hermano Ricardo jamás se


mete en problemas…”, me dije al tiempo en que
salía de mi carro para leer el periódico. Resultó ser
que no se trataba de mi hermano: ¡el acusado era
yo! Rafael García Flores y Neyda Plessman me
estaban acusando de estafa doble y agravada, por la
suma de 7.000 bolívares. Según ambos, los dos
cheques que le había cancelado hacía un par de días
en pago por sus respectivos salarios, había rebotado
por no tener fondos.

Mi productora quedaba en el Edf. Cavendes, de Los


Palos Grandes, en el Estado Miranda, donde se
367
“había cometido el crimen”. La demanda fue
introducida en los famosos tribunales de “Pajaritos”,
en el Distrito Federal y ante una “juez accidental”, es
decir, una juez que le estaba haciendo las
vacaciones al juez titular. Los jueces accidentales
eran temibles, porque se prestaban para todo tipo de
chanchullos.

En aquel entonces, los juicios debían ventilarse en la


jurisdicción judicial donde supuestamente se había
cometido el crimen. En mi caso, la acusación se
debió haber introducido en el tribunal penal de Los
Palos Grandes, que estaba a cargo del Juez Sthory.

Ahí mismo, Neyda Plessman retiró su acusación, pero


García Flores insistió en ella. Cuando el tribunal de
“Pajaritos” fue a protestar el cheque en el hoy-
desaparecido Banco La Guaira, donde tenía la cuenta
de mi productora, se encontraron con que había más
de 300mil bolívares. Cuando el cajero le preguntó a
Rafael si quería cobrar su cheque por 3.500 bolívares
(unos $ 600 para la fecha), éste le respondió:
“nosotros no hemos venido aquí a cobrarlo,
sino a protestarlo”, algo que le fue imposible hacer
a mi acusador, ya que en la cuenta había dinero más
que de sobra.

En eso, mi abogado había introducido una petición


ante mi tribunal natural, en Los Palos Grandes, para
que el juicio se ventilara donde tenía que ser. Él
sabía que tenía que sacarlo de las garras de la juez
accidental, en un tribunal que no podía conocer del
caso. Entonces se estableció una batalla jurídica
entre ambos jueces, ya que la jueza de “Pajaritos” se
368
negaba a enviar los recaudos al juez Sthory,
alegando que primero me tenía que “poner a
derecho” en su tribunal.

En fin. Logramos que la juez enviara todos los


recaudos a Los Palos Grandes, tribunal ante el cual
me puse a derecho, es decir: me entregué.

El escándalo ya se había generalizado y había


traspasado las fronteras de Venezuela. La
Associated Press había distribuido la noticia en varios
idiomas. La comidilla del momento era “el hermano
estafador de María Conchita Alonso”.

La juez accidental de “Pajaritos” me tenía cocinada


una orden judicial para enviarme al “Retén de
Catia”, el más peligroso de Venezuela, donde
enviaban a los criminales más atroces. El juez
Sthory, ante una demanda por estafa de 3.500
bolívares, decidió recluirme en el “Retén del
Junquito”, donde iban los criminales de cuello blanco,
políticos, etc. El mismo retén donde se encontraba
pagando condena, por motivos más políticos que
otra cosa, el ex presidente de la CANTV (compañía
telefónica de Venezuela), Nerio Neri Mago.

En aquel entonces cuando a uno le dictaban un auto


de detención, tras una acusación criminal, tenía que
ser recluido, por ley, en un retén o en una cárcel,
mientras se celebraba el juicio, que podía durar años.
No existía, entonces, el mecanismo de fianza. La ley,
afortunadamente, cambió. De los 20.000 presos que
atiborraban las cárceles de entonces, una tercera
parte estaba compuesta por “procesados penales”,
369
es decir, por reclusos que esperaban que sus juicios
comenzaran o terminaran, lo que podría llevarse
años. Ojo: eso era en “La Cuarta”.

Luego de una semana en el “Retén del Junquito”, el


juez de primera instancia, Sthory, me absolvió y
sentó jurisprudencia, pues me eximió de tener que
pagarle los 3.500 bolívares a mi acusador, Rafael
García Flores, por haber éste despreciado su cobro
cuando intentó protestarlo ante el banco.

Aquella acusación estaba repleta de vicios, además


del hecho de haber sido introducida en un tribunal
que no tenía competencia para llevar mi caso. Para
que hubiera delito de estafa, el estafador debió
haber recibido del estafado una contraprestación… y
en mi caso, le estaba cancelando un salario a un
empleado. De haber rebotado el cheque, lo que
jamás sucedió (como luego nos enteramos en el
juicio), la deuda entre el patrón (yo) y el empleado
(García Flores) hubiera persistido. En todo caso se
hubiera tratado de una demanda civil, por cobro de
bolívares… no de una estafa y mucho menos
“agravada”.

Al pasar los años e, incluso, las décadas, no era raro


que al conocer a alguien se me preguntara: “¿tú no
eres el hermano de María Conchita, el que
estuvo preso por estafa?” Del tiro me salí de la
televisión y comencé a producir documentales para
el exterior. Afortunadamente me fue bien. Fui
contratado como productor de documentales por las
Naciones Unidas y por muchas instituciones de
importancia mundial. Ni Neyda Plessman ni Rafael
370
García Flores regresaron a la televisión. La primera
tuvo un accidente neuro vascular que la llevó al
borde de la muerte y García Flores tuvo que echar el
resto dando clases de locución en un timbiriche de
mala muerte. Pocos meses después del escándalo,
la pareja se divorció y jamás se habló de ellos.

Pude haberlos acusado por un delito sumamente


grave, “simulación de hecho punible”, ya que jamás
hubo tal “rebote del cheque”, pues García Flores ni
siquiera había depositado el cheque o lo había
intentado cobrar por taquilla. Así de descarado era
el sistema judicial en Venezuela, donde lo normal era
que los jueces se prestasen al chanchullo, salvo muy
contadas excepciones, por supuesto. Dentro del
sistema judicial de “La Cuarta”, lo normal era la
corrupción más descarada, lo anormal era la
honestidad. Y que me perdonen los jueces que lean
este libro.

La madre de García Flores trabajaba como telefonista


o secretaria en el poderosísimo bufete del Dr. David
Morales Bello, el capo de un cartel jurídico llamado
“La Tribu” y homólogo de Ildemaro “Garabato”
Martínez (del Partido Social Cristiano Copei), a la
hora de manejar el fraude en el entonces Consejo
Supremo Electoral, hoy Consejo Nacional Electoral.

Imagínense un país donde un individuo con cierta


“palanca” (contacto político), se le aparece a un juez
con un cheque que recién acaba de recibir, del
monto que fuese, con la intención de “hacer una
olla” y que ese juez se preste para que la falsa
acusación prospere, a sabiendas de que jamás el
371
cheque estuvo desamparado por los debidos fondos.
Si consideramos que esa experiencia horrible que a
mí y a mi familia nos tocó vivir, era (en “La Cuarta”)
tan cotidiano como los muertos que hoy producen el
hampa en la Venezuela de Chávez, podríamos
comenzar a entender, un poquito, por qué perdimos
– entre muchísimos otros factores – a Venezuela.

Lo que se produjo en mi caso fue lo que entonces


llamábamos “terrorismo judicial”. Como ya dije, era
algo NORMAL. En el proceso, se le embarraba el
buen nombre a cualquiera o, se le presionaba para
que “se pusiera a tiro”. En realidad no importaba
tanto el factor prisión, porque quien actúa de tal
manera sabe que en el proceso se caerá la acción
judicial, pero queda todo lo demás.

Mis hijos tenían que ir al colegio sabiendo que sus


compañeritos y Venezuela entera estaban al tanto de
que su papá estaba “preso” por estafa, porque desde
que comenzó el escándalo y durante la semana que
estuve retenido, cumpliendo con un absurdo
requisito de la ley de entonces, de lo único que se
hablaba en los medios de comunicación “social” del
país era de la estafa del hermano de María
Conchita.

Todo el proceso se robó grandes titulares, pero el día


en que salí del Retén del Junquito, la prensa lo
reseñó en notas escondidas por allá lejos, entre las
páginas que menos se leían. Cuando le pregunté a
un periodista venezolano amigo, por qué se produjo
tal fenómeno, me respondió que la libertad de un
detenido “no es noticia”.
372
Lo primero que hice, al salir de “prisión” (jamás
estuve “preso” si no “detenido” para cumplir con ese
absurdo e injusto formalismo legal de la época), fue
contratar un bufete con mucho poder político para
introducir las respectivas contra-demandas por
difamación, injuria, falsos alegatos, abuso de poder…
y el peor de todos ellos: simulación de hechos
punibles.

Mi familia me aconsejaba que dejara todo eso atrás,


por temor a otro escándalo. Mi padre me decía que
mientras más se revolviera “la mierda”, más iba a
apestar.

Se produjeron dos hechos tremendamente


influyentes para que desistiera de llevar a la
verdadera prisión a Rafael García Flores y a su
esposa Neyda Plessman. El primero tuvo que ver
con mi guía espiritual, el hoy-fallecido Monseñor
Eduardo Bosa Masvidal, para entonces obispo
auxiliar de la ciudad de Los Teques, un sacerdote –
consejero espiritual del exilio histórico cubano en
Venezuela – quien fue virtualmente echado de la
Cuba de Castro a patadas y había buscado refugio,
como mi familia, en nuestra patria adoptiva. Él me
ayudó a encontrar cierta paz espiritual.

El segundo evento lo produjo una visita que le hiciera


la madre de Neyda Plessman a la mía, donde le
rogaba en llantos que me pidiera que dejara todo así,
porque su familia no podría soportar una desgracia
más.

373
Neyda Plessman provenía de una distinguida familia
venezolana. Su padre era un famosísimo cirujano y
su madre había sido cliente de la mía en el conocido
“Gimnasio Siluet”, propiedad de mis padres. Su
madre hizo que le PROMETIERA que no iba a tomar
acciones legales en contra de Neyda, quien, en un
principio, había introducido la acusación en mi
contra, presionada – supongo – por su entonces
esposo, Rafael García Flores, quien en Venezuela
tenía fama de bandolero y no pegaba con esa
familia, ni con el círculo social en el cual ella se
desenvolvía.

Lo único que hice fue denunciar a la juez accidental


ante el Consejo de La Judicatura, donde el caso fue
engavetado, porque salpicaría, no solo al poderoso
bufete del Dr. David Morales Bello, sino a todo el
sistema judicial, ya que el escándalo sería
superlativo, tomando en cuenta el poder mediático
que había demostrado tener un problema público en
el cual se involucraba el hermano de una de las
artistas más famosas de la Venezuela de entonces,
quien acaba de debutar en Hollywood con la película
“Moscú en Nueva York”.

Así funcionaba la justicia en “La Cuarta”, cuando


Venezuela era “decente” y democrática. ¿Cómo será
ahora, cuando el sistema judicial está al total servicio
de Hugo Rafael Chávez Frías?

Es por eso que me asombro cuando veo que


“nuestros” dirigentes de la “oposición” introducen
escritos, amparos y demandas ante el Tribunal

374
Supremo de Justicia, como si ellos no supieran, de
antemano, cuál será el resultado.

Cuando ahora se comenzó a hablar, luego del hiper-


mega fraude del 15F2009, de solicitar ante el TSJ el
adecentamiento del C.N.E., lo menos que me produjo
fue risa. Como diría Joselo, un comediante que tuvo
su época en Venezuela y que destruyó su imagen
arrastrándose al régimen: “¿por qué engañan?”

A Robert Alonso nadie le puede hablar de cómo se


bate el cobre en los tribunales de justicia
venezolanos… ni en el Consejo Nacional Electoral,
porque ha sido “picado” por ambas “culebras” y el
“picado de culebra, le tiene miedo al bejuco…”

¡Ahí se las dejo!

Capítulo 15

EL GENERAL EFRAÍN VÁSQUEZ


VELAZCO
375
El 20 de marzo de 2002, temprano en la mañana, me
avisa el caporal de la finca que la familia Rodríguez
no había desalojado la cabaña 29 de “Las Cascarita”,
tal y como prometieron hacer la noche anterior.

Cuando Chávez llegó al poder, lo primero que hizo


fue permitir que la chusma invadiera las fincas y los
terrenos que no cumplían una “función social”. Miles
de fincas fueron invadidas en Venezuela, incluyendo
varias de mis vecinos, en la Zona Rural de La Mata,
en el municipio El Hatillo, a pocos kilómetros de la
ciudad capital de Caracas.

Yo había mandado a “terracear” dos lomas en


nuestra finca, La Finca Daktari, para darla como
regalo de boda, el día en que se casaran nuestros
dos hijos mayores, María Carolina y Carlos Alberto…
de ahí que las terrazas llevaban sus nombres.

Pasaron los años y esas terrazas estaban vacías,


sembradas de pasto elefantes que empleaba para
alimentar a más de cuarenta caballos que criaba en
la finca, donde funcionaba uno de los tres
laboratorios de extracción y procesamiento
criogénico de semen equino que existía en el
continente americano. El primero estaba localizado
en la Universidad de Colorado, en Estados Unidos; el
segundo en la Argentina y el tercero en nuestra
finca.

Cuando comenzaron las invasiones, permitidas y


aupadas por el nuevo régimen de Chávez, se me
ocurrió darle una “función social” a cada terraza. En
376
la de María Carolina construí 10 cabañas y en la de
Carlos Alberto, 30. A este “complejo habitacional”,
que sería ofrecido a los estudiantes que venían del
interior del país y que estudiaban en la Universidad
Simón Bolívar, a 7 kms de Daktari, le puse el nombre
de “Las Cascaritas”, en honor a nuestra hija mayor,
quien hace poco nos dio el primer nieto… pues desde
que nació le pusimos ese apodo.

El proyecto resultó ser exitoso, pero al final no fueron


los estudiantes quienes habitaron las cabañas, sino
familias jóvenes de clase media, ya que la “cosa” se
estaba poniendo “peluda” y se estaba haciendo
difícil encontrar viviendas para alquiler y para cubrir
los pagos de los mismos. El alquiler de las cabañitas
era “solidario”.

Para el año 2002, ya la situación económica comenzó


a ponerse crítica y muchos inquilinos comenzaron a
dejar de pagar regularmente. Al final me vi obligado
a cerrar el proyecto porque me estaba dando
pérdidas. Por cierto que en el año 2004, cuando el
régimen “capturó” al contingente de “paramilitares”
en nuestra finca, Chávez aseguró que había
construido las cabañas para darle alojamiento a mis
“reclutas” colombianos.

La familia Rodríguez estaba compuesta por una


pareja joven que tenía un niño de dos años. Eran los
últimos en desalojar las cabañas de “Las Cascaritas”.
Tenían cuatro meses que no me pagaban,
consumiendo electricidad y, sobre todo, agua. Los
vecinos del sector se habían robado las tuberías de
Hidrocapital que llevaba el vital líquido a nuestra
377
finca y teníamos que transportar el agua en
camiones cisternas.

El joven Rodríguez me había prometido que antes de


la segunda quincena de marzo (2002) abandonarían
el complejo y, a cambio, le prometí perdonarle la
deuda de aquellos cuatro meses que no habían
pagado alquiler. En la tarde del 19 de marzo
habíamos quedado que para el día siguiente,
temprano en la mañana, comenzarían a mudarse, lo
que le tomaría a la familia un par de horas, si acaso.

Siendo las cuatro y tanto de la tarde, del día


siguiente, 20 de marzo, los Rodríguez seguían tan
campante en la cabaña, sin dar muestra alguna de
tener intenciones de mudarse jamás, así que subí al
sector donde se encontraban y comenzamos a
discutir.

El clímax de la discusión se produjo cuando la Sra.


Rodríguez me aseguró que ellos no se irían de la
cabaña, porque ellos tenían un “hijo bolivariano”, a
lo que – de manera extremadamente alterada – le
respondí: “¡carajo… ustedes tienen UN hijo
bolivariano y yo tengo CUATRO… ¡”

Aquella discusión me transportó a mi ciudad natal,


Cienfuegos (Cuba) cuando en 1959, recién llegado
Castro al poder, se nos apareció en la casa un
pelotón de milicianos, dándole órdenes a mi padre
para que le dejara revisar la casa, para hacer una
evaluación del uso, debido o no, que nuestra familia
le estaba dando a nuestra vivienda, porque aquella
era una casa demasiado grande para tan poca gente.
378
Además, querían que mi padre le entregara uno de
los dos carros que teníamos en el garaje.

Pensé que a mi papá le daría un ataque al corazón,


como – en efecto – sucedió conmigo en la noche del
20 de marzo del año 2004, luego de aquella
discusión con mis inquilinos “bolivarianos”.

Me había servido un whisky (de los regulares…


porque ya “el bueno” era muy costoso) y me senté a
ver Globovisión, para alimentar mi masoquismo. Al
pasar unos minutos relajado, comencé a sentir que
me ahogaba y un hormigueo que me recorría el
brazo derecho hacia el cuello… luego un dolor raro
en el cuello que se extendió a ambos brazos. Para
cuando llamé a mi mujer, ya apenas podía respirar.

No pudimos salir de inmediato porque en el


nerviosismo, Siomi (mi esposa) no podía encontrar
sus lentes. Me comencé a desesperar pensando que
me iba a morir ahogado.

Al fin pudimos abandonar la finca rumbo a la


medicatura del pueblo de El Hatillo, a unos 20
minutos de camino de la finca. Allí me revisaron y el
médico decidió que estaba en proceso un ataque
cardíaco. La ambulancia de El Hatillo no quería
prender, entonces el médico me montó en su carro y
me llevó al Hospital del Llanito, donde no me
pudieron atender. ¡Me estaba muriendo y no había
quién me auxiliara!

Terminé el “ruleteo” hospitalario en el José Gregorio


Hernández, en el sector noroeste de Caracas, un
379
lugar de cuya existencia no tenía conocimiento. Allá
me comenzaron a “estabilizar”, me tomaron
muestras de sangre cada tantas horas para
determinar si había sufrido un infarto. Pasé la noche
incómodo, en una camilla que era muy pequeña para
mi cuerpo, sin sábanas y con un frío que pelaba.

Siomi entraba y salía del cuarto donde me tenían,


asegurándose de que vinieran a sacarme la sangre,
buscando sábanas con qué taparme. De vez en
cuando la escuchaba dar gritos, como pidiéndole a
las enfermeras que hicieran algo… aunque yo me
sentía ya listo para regresar a la finca, porque no
tenía ningún dolor. Era como si nada me hubiera
sucedido.

Al amanecer, un médico del hospital entró con los


resultados de los tres o cuatro análisis de sangre que
me hicieron y nos informó, a Siomi y a mí, que había
sufrido un ataque cardíaco y que me tenían que
recluir de inmediato en el Hospital Clínico
Universitario.

Estuve tres días en terapia intensiva, donde me


cuidaron extremadamente bien, aunque no dejaban
que mi familia me visitara. Me tuvieron drogado la
mayor parte del tiempo, al punto en que cuando salí,
no sabía cuántos días había pasado allí.

El médico del Hospital Universitario me dio de alta el


9 de abril de 2002, cuando Venezuela estaba que
ardía, con el tema de la huelga de PDVSA. Me había
olvidado ya de la política y lo único que me
interesaba saber era si los Rodríguez se habían
380
mudado de “Las Cascaritas”, porque para allá iba… a
seguir peleando.

Camino a la Finca Daktari y a pesar de las protestas


de Siomi, prendí el radio para ver cómo estaba “la
cosa”. En la sala comunitaria donde me tenían en el
hospital no había televisión y el médico – quien era
uno de mis tantos lectores – me prohibió,
terminantemente, que mi familia me trajera un radio
e, incluso, me prohibió leer la prensa. Me acuerdo
que me dijo: “tú no te me vas a morir a mí,
carrizo. Te tengo que curar para que sigas
escribiendo…”

Luego de haber “cuadrado la caja” con la compañía


de seguros con la cual tenía contratado nuestra
póliza de salud, que no querían reconocer mi seguro
alegando que yo había ocultado que sufría del
corazón, cuando jamás he sufrido de otra cosa que
no haya sido gripe, logré conseguir una cita con un
cardiólogo que tenía su consulta en el Urológico de
San Román. Me harían un cateterismo a las once de
la mañana del 11 de abril de 2002.

Para allá nos fuimos Siomi y mi hija mayor, María


Carolina. En el camino hacia la clínica, en la
Autopista del Este, rumbo norte, me emocionó la
cantidad de carros con banderas venezolanas y me
electrizó el pitorreo de aquellos vehículos que se
dirigían frenéticamente hacia el norte, en la misma
dirección por la cual transitábamos rumbo a mi
médico.

381
Fue entonces, antes de tomar la vía hacia el
Urológico, que le pedí a Siomi que siguiera a los
carros. Llamé a mi hermano por mi celular y le dije
que estaba en el medio de la caravana más
imponente que jamás había visto en mi vida. Él me
dijo lo que estaba pasando: la oposición se iba a
reunir en Altamira, urbanización donde él vivía y
marcharía hasta la “Plaza de la Meritocracia” en la
sede de PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) en
Chuao.

Le dije a Siomi que “La Pelona” (La Muerte) podría


esperar. Que no nos podíamos perder aquella
marcha, a pesar de que llevaba MESES atacando la
manera en que nuestros líderes nos ponían a
marchar con pitos y tambores… como unos
mismísimos pendejos. Además, María Carolina
estaba con nosotros y no quería que ella se perdiera
ese evento, pues todos sentíamos en los poros el
llamado a la sublevación.

A duras penas pudimos llegar al edificio donde vive


mi hermano, a media cuadra de la Plaza Altamira,
bastión de la oposición venezolana en Caracas. Ahí
dejamos el carro y, poco a poco, con la ayuda de
Siomi y María Carolina, nos fuimos caminando hacia
el punto donde se estaba congregando la mayor
manifestación que, hasta ese entonces, había
conocido Venezuela.

Al llegar al punto de congregación nos encontramos


con una afamada politóloga, que había estudiado
bachillerato con Siomi en el colegio de monjas

382
“Mater Salvatoris” (de Las Mercedes, en Caracas) y
nos unimos a ella.

La amiga de Siomi nos dijo que en una reunión que


se había efectuado en Fedecámaras la noche
anterior, se había acordado llevar la manifestación
hacia Miraflores. Eso me impresionó. Pensé que si
aquella gente se metía en el Palacio de Gobierno, a
Chávez le quedaban horas de vida.

Cuando comenzamos a marchar, ya no necesitaba de


la ayuda de nadie para caminar al mismo ritmo de
los manifestantes. Ya sabía, antes de comenzar, que
terminaríamos en Miraflores, porque la amiga de
Siomi estaba bien conectada con Fedecámaras y no
tenía razón para “correr bola” a aquellas alturas del
juego.

Llegamos al Cubo Negro, un edificio que está frente a


la sede de PDVSA y decidí tomarme un descanso que
muy pronto fue interrumpido por el grito de uno que
estaba montado en la tarima que se había colocado
frente a la sede petrolera, donde llamaba a la gente
a marchar hacia Miraflores.

Ahí mismo me levanté y le dije a Siomi y a María


Carolina que para allá nos íbamos. Siomi protestó,
pero de nada sirvieron sus protestas. Los ojos de
María Carolina se les querían salir de su cara. La
noté muy nerviosa. Nos compramos unas cuantas
botellitas de agua y una bandera venezolana que
todavía conservo en el exilio y que me la trajo un
familiar que llegó a Miami a visitarme en el año
2004.
383
Cambié el refrán que asegura que después de París,
morir… por: “después de esta marcha, morir”.
No me iba a perder “La Toma de Miraflores”, así
tuviera que llegar en cualquiera de las muchas
ambulancias que ya se dirigían hacia el oeste.

Caminamos sin descansar hasta llegar frente a la


Universidad Central de Venezuela, donde me tuve
que sentar por más de media hora… lo que,
posiblemente, nos salvó de morir o de ser herido por
las balas de los esbirros del régimen.

Mientras descansaba vi pasar a muchos de nuestros


líderes, incluyendo al amigo Oswaldo Álvarez Paz,
quien siempre había mantenido una posición similar
a la mía y a quien le tenía mucha admiración y
respeto. Vimos también pasar a varios inválidos en
sillas de rueda… mujeres, niños, ancianos. Todos
iban para Miraflores, a recuperar a Venezuela.

Sentí que podía seguir y continuamos la marcha


hacia el centro de Caracas. Al llegar a las
inmediaciones de la Avenida Bolívar, vimos a unos
jóvenes corriendo en dirección contraria a la marcha.
Iban gritando advertencias muy serias: “¡No siga,
no sigan… que allá adelante están matando a
la gente… eso está muy feo!”

Comenzaron a pasar más ambulancias y muchísimos


policías motorizados de la Metropolitana, que
entonces estaban de nuestro lado. Algunos policías
hicieron una barricada humana para que la gente no
siguiera marchando hacia el oeste, donde se estaba
384
desatando el horror… ¡se estaba llevando a cabo una
verdadera masacre!

Buscamos una vía alterna hacia el norte y


terminamos en el Hotel Hilton, donde vimos a miles
de personas correr de una manera anárquica.
Entonces pensé que la cosa era demasiado seria y
que jamás podríamos llegar a Miraflores. Paré el
primer taxi que nos pasó por el lado y le pedimos
que nos llevara de regreso a Altamira.

En el taxi, escuchamos el discurso pausado de


Chávez, que se transmitía en vivo y en directo,
mientras sus asesinos masacraban a nuestros
hermanos venezolanos. Pero de eso nos
enteraríamos después. Al escuchar a Chávez hablar
desde Miraflores, tan tranquilo, me di cuenta de que
la marcha había fracasado… como fracasaba la
mayoría de todas las marchas que montaba la
oposición.

Esa noche, ya en Daktari y luego de verificar – con


mis propios ojos – que los Rodríguez habían
abandonado “Las Cascaritas”, sintonizamos
Globovisión. Luego vino lo de la renuncia de Chávez
y todo lo demás, un evento histórico que todavía hoy
no está muy claro en mi mente y sobre el cual tengo
serias dudas.

Luego de analizar, profundamente, los eventos de


aquel impresionante movimiento cívico que
desembocó en la tristemente célebre “Masacre de
Miraflores”, decidimos estudiar un método de

385
sublevación cívica que tuviera el éxito deseado y
donde se evitara el derramamiento inútil de sangre.

Luego de muchos estudios, profundos y serios,


asesorados por expertos en la materia, me topé con
el concepto original de “La Guarimba”. Una tarde
nos reunimos en un cafetín del Centro Comercial El
Marqués, en la urbanización del mismo nombre, con
Genaro Bolívar, fundador de la red antichavista más
grande que existía entonces en Venezuela (“Tierra
de Gracia”), hoy fallecido. En esa reunión nos
acompañaron varios personajes importantes, entre
ellos el hijo de uno de los generales de la época de
Pérez Jiménez, quien – desde la resistencia y estando
activo en el ejército – participó en su estrategia. Esa
tarde, el 14 de junio de 2002, nació “La Guarimba
Moderna”, que luego llamaban “La Guarimba de
Robert Alonso”.

Entonces el 99.9% de los venezolanos no habían oído


hablar de ella, como una estrategia de sublevación
cívica, pues jamás se hizo popular en sus momento
de origen, durante la dictadura del General Marcos
Pérez Jiménez. A punta de tenacidad y desde
territorio venezolano, sentado en mi biblioteca de la
Finca Daktari, me propuse hacerla conocer – ya
modificada y actualizada – a todos mis lectores,
quienes ya sumaban varios cientos de miles.

Una tarde, mientras revisaba el correo electrónico


que recibía de mis lectores, me encontré con una
nota que me enviaba el General Efraín Vásquez
Velasco, quien fuera el Jefe del Ejército para la fecha

386
en que se produjo “La Masacre de Miraflores” y “la
renuncia” de Hugo Rafael Chávez Frías.

Como dentro de mis lectores había cualquier


cantidad de oficiales, activos y retirados, de la gran
familia militar venezolana, el General Vásquez
Velasco se encontraba entre ellos. La nota que recibí
de él era escueta. Quería conocerme y reunirse
conmigo personalmente… y me enviaba el número
de su teléfono celular.

El General Vásquez Velasco escogió el Hotel


Tamanaco para nuestro encuentro, algo que me
sorprendió, si su intención era mantener en secreto
nuestra reunión. Pero como no quería darle
muestras de desconfianza, acepté el lugar y la hora y
allí nos encontramos.

Estuvimos hablando por más de cuatro horas sin


parar. Quería que supiera, paso por paso, su verdad
sobre los eventos del 11 de abril (de 2002) y lo que
sucedió después, donde él tuvo una participación
histórica, que luego fue muy criticada por el país
opositor.

Me encontré con un ciudadano sencillo. Más que un


ex general del Ejército (el hombre que llegó a ser el
más poderoso de Venezuela, durante unos días),
parecía un sacerdote de comarca. Hablaba con voz
suave, pero enredado, apurado… de una manera, si
se quiere: desordenada. Era evidente que tenía
mucho que contar y poco tiempo para hacerlo.

387
Su disertación era interrumpida por cualquier
cantidad de gente que al pasar frente a nosotros le
saludaban con afecto y respeto: “¿cómo está mi
general?”, era el saludo que más se repetía… “muy
bien, gracias, ¿y usted?”

Con cada interrupción, “Mi General”, como ya


comencé a llamarlo, tenía que hacer un esfuerzo
para retomar aquella interesantísima narración, la
cual me hizo sentir muy privilegiado.

Debió haber sido verdad lo que me decía, pues


jamás, de haber sido él, me hubiera atrevido a
divulgar muchas de las cosas que me dijo, donde su
imagen de hombre duro y fuerte sufría un revés
irrevertible. Por ejemplo, me dijo que cuando “le
robaron a Chávez” y se “lo llevaron” para la isla de
La Orchila, recibió una llamada del embajador
plenipotenciario de Cuba en Venezuela, Germán
Sánchez Otero, quien le ADVIRTIÓ que tenía al
Comandante en Jefe, Fidel Castro, en la línea y le
quería informar que si algo le pasaba a Chávez, él y
el resto del generalato que lo acompañaba, serían
pasado por las armas.

Esa historia me la volvió a repetir en el aire, cuando


lo entrevisté – meses después – en el programa de
radio que transmitía desde Venezuela a Miami, “La
Mesa Redonda”, entrevista que reproduje en mis
escrito y que fue resaltada en primera página en el
diario El Sol de Margarita, único medio de
comunicación que se hizo eco de tan bochornoso
hecho para la historia contemporánea venezolana.

388
“Mi General… ¿y usted qué le respondió al
embajador Sánchez Otero?” Yo pensaba que me
iba a responder que le había dicho algo así como:
“¡Váyase al recontracoñísimo de la grandísima
puta madre que lo parió…!” Pero no. Su
respuesta fue que en verdad no sabía dónde se
habían llevado a Chávez y que no tenía los números
telefónicos de los generales porque su secretaria no
se había presentado a trabajar ese día, debido al
“zaperoco”.

Por cierto, esa no fue la primera vez que Fidel Castro


amenazaba a las fuerzas armadas de Venezuela,
limpiándose el trasero con los generales, los jueces,
fiscales y el gobierno de nuestro país.

Cuando luego de cuatro años de juicio a los cuatro


indiciados por la voladura del avión de Cubana de
Aviación, hecho acaecido en aguas internacionales
frente a las costas de Barbados en octubre de 1976,
el tribunal militar colegiado del Consejo de Guerra
Permanente de Caracas encontró inocentes a los
cuatro - Luis Posada Carriles, Orlando Bosch Ávila,
Hernán Ricardo y Freddy Lugo -, Fidel Castro, desde
Cuba y ante una multitud de un millón de cubanos,
profirió la siguiente amenaza, sabiendo que el caso
tendría que elevarse, automáticamente, a la corte
superior, es decir, a la Corte Marcial, que entonces
estaba presidida por el General Elio García Barrios,
sobre quien más tarde nos enteramos que era un
gran amigo y admirador de Castro: “No caben aquí
excusas ni pretextos de ninguna clase. Todo el
mundo sabe que ellos fueron los autores del
sabotaje, todo el mundo lo supo desde los
389
primeros días y las pruebas eran irrebatibles;
las autoridades venezolanas saben que están
absolviendo a los culpables. Si son liberados,
en definitiva, los autores de ese repugnante y
monstruoso crimen, Cuba considerará a ese
fiscal, a esos jueces y fundamentalmente al
gobierno de la República Venezuela, como los
responsables del monstruoso crimen cometido
el 6 de octubre de 1976.”

Podríamos decir que, en parte, perdimos a Venezuela


porque nuestros oficiales se le apendejaron a Fidel
Castro. Así de sencillo.

Ver los cinco videos sobre el “Caso del Avión


Cubano”:

http://www.mrr.name/VIDEO83.htm
http://www.mrr.name/VIDEO84.htm
http://www.mrr.name/VIDEO85.htm
http://www.mrr.name/VIDEO86.htm
http://www.mrr.name/VIDEO87.htm

Nota: El juicio a los cuatro indiciados por el sabotaje


del avión de Cubana de Aviación, ha sido el proceso
judicial más largo en la triste historia jurídica
venezolana. Duró cerca de 11 años. Erróneamente
se cree que el de mayor duración ha sido el juicio a
los tres oficiales de la Policía Metropolitana, Simón
Simonovis, Henry Vivas y Lázaro Forero, en épocas
de Chávez. Venezuela fue condenada en varias
oportunidades por organismos internacionales por
negación de justicia, al violar los derechos de los
cuatro indiciados, uno de los cuales, Luis Posada
390
Carriles, terminó fugándose de la prisión, luego de
casi una década sin sentencia definitiva, a pesar de
haber sido considerado inocente en un tribunal
militar de primera instancia.

Vean este otro video, muy importante:


http://www.mrr.name/VIDEO88.htm

Nota: A mi regreso a Miami, cuando – gracias a


aquella sentencia de un juez federal de Inmigración –
me fue posible salir de mi escondite en el estado de
Washington, María Elvira Salazar me invita a su
prestigioso programa para tratar, entre otros, el
tema de la explosión del avión de Cubana de
Aviación. Como era un tópico muy extenso,
decidimos presentarlo en tres parte que fueron
grabadas en el mismo día. El video que ustedes
acaban de ver es parte del segundo programa, en el
que me despido adelantándole a la teleaudiencia
que en al día siguiente, concluiríamos el recuento,
precisamente, sobre uno de los puntos más
importantes, donde se implica a fondo a Ricardo
Morales Navarrete, (el “Mono Morales”), un cubano
que fungió de Jefe de la División 54 en Venezuela
con el grado de “Comisario General”, quien – por
cierto – fue nacionalizado por el gobierno de Carlos
Andrés Pérez luego de estar, apenas, unos meses en
el país, un hecho más que irregular que el entonces
ministro del Interior de Venezuela reconoció y
“justificó” por razones de “seguridad de Estado”, ya
que un extranjero no podía ostentar tal cargo. La
División 54, dentro de la DISIP, es – o era –la que se
encarga de la Contra-Inteligencia.

391
Bien. Por alguna razón que hasta hoy no he
descubierto, ese tercer programa NO SALIÓ AL
AIRE… y lo que es peor: jamás me volvieron a
invitar a programa alguno de televisión en la ciudad
de Miami. Muchas estaciones de radio se sumaron a
ese “veto”. No me fue posible, en tierras de libertad
(en “El Imperio” mismo), terminar de echar “el
cuento”.

Según me siguió narrando “Mi General”, él – siendo


Jefe del Ejército – no sabía qué estaba sucediendo en
las inmediaciones del Palacio de Miraflores, aquella
tarde del 11 de abril de 2002. De no haber sido por
su hijo, quien lo llamó por teléfono para advertirle
que estaban matando gente en las calles y para
preguntarle qué iba a hacer él al respecto, no se
hubiera enterado… al menos, “tan pronto”.

Quiso poner la televisión, pero ésta no le funcionó en


su despacho. Entonces fue que llamó a su plana
mayor y se reunió con sus generales. En la noche,
cuando ya Chávez sabía que la alta oficialidad de las
cuatro fuerzas les daría la espalda, hizo que un
fulano coronel de la aviación llamara a “Mi General”
para amenazarlos con bombardearlos a todos si no
se cuadraban con él. Como “Mi General” no conocía
al coronel que lo llamaba por teléfono, les pidió a sus
asistentes que le averiguaran quién era aquel
“tercio”. Al comprobar que era un payaso, siguió con
el plan de abandonar al “señor presidente” (porque
todavía a esas alturas, de manera muy respetuosa,
“Mi General” se refería al sátrapa como de “Señor
Presidente”), lo que fue anunciado por él a los pocos

392
minutos, en la noche del 11 de abril (de 2002), en
cadena nacional de radio y televisión.

Luego todos vimos y escuchamos al Comandante en


Jefe, de cuatro soles, el General Lucas Rincón,
anunciarle al país nacional: “Se le solicitó al Señor
Presidente de la República, la renuncia de su
cargo, la cual: ¡aceptó!”

Ver video en la siguiente dirección:


http://www.mrr.name/VIDEO55.htm

Según “Mi General”, ese anuncio hecho por Lucas


Rincón, un personaje quien, como el Zocotroco
cubano, si se cae come yerba, fue parte de la
estrategia de Chávez para mantenerse en el poder.
El plan, según la historia de Velásquez, era que
Rincón anunciara su “renuncia”, pero que se
mantuviera con el poder militar. El tiro, al parecer (y
según “Mi General”), le salió por la culata, cuando el
general de cuatro soles, también renunció, junto a su
Estado Mayor Conjunto.

Así se quedaba “Mi General” con el control absoluto


de Venezuela, algo que él mismo me aseguró no
haberse imaginado jamás.

En eso Chávez es trasladado, vestido de soldado, con


la apariencia de un mono grande, al Fuerte Tiuna,
donde se encontraban todos los altos oficiales
insurrectos. Me contó que el General (de Brigada)
Néstor González-González, se le fue encima y que
Chávez, cobardemente, se parapeteó detrás del
cuerpo de “Mi General”, buscando protección para
393
que González-González no lo abofeteara… o le
cayera a coscorrones (cocotazos).

Como la vida de Chávez peligraba, “Mi General”


decidió trancarlo en un cuarto, cercano a su oficina y
puso a dos oficiales de baja graduación a cargo de la
“seguridad” del mono. “¡Me lo cuidan con sus
vidas!”, me dijo Efraín que les ordenó a los jóvenes
oficiales.

Como ya era muy tarde y “Mi General” se


encontraba muy extenuado, se fue a dormir a su
casa, pero al día siguiente, apenas se levantó, se le
ocurrió averiguar qué era de la vida del “ex señor
presidente”, que para entonces ya había renunciado,
con su puño y letra y había pedido un avión para
salir hacia Cuba, petición que “Mi General” negó,
porque había habido hechos de sangre que
involucraban, directamente, a Hugo Chávez y,
consideró él, tenía que ser juzgado en Venezuela.

Eso que se dijo que Chávez pidió 7millones de


dólares para irse es, según “Mi General”, un cuento
chino. Chávez estaba “más asustado que palo de
gallinero” y lo único que quería era irse del país a
buscar refugio bajo las barbas de Castro, su mentor y
“padre”.

Cuando “Mi General” llamó a su despacho para


averiguar qué era de la vida de Chávez, se le informó
que “se lo había robado”. “¿Se lo habían robado,
Mi General?” le pregunté tremendamente
asombrado. “Sí, se lo robaron y no me dijeron a
dónde se lo habían llevado. Ya Chávez no
394
estaba bajo mi protección ni bajo mi
responsabilidad, por eso es que no pude hacer
nada cuando el embajador cubano me llamó
para decirme que si algo le pasaba al señor
presidente me matarían…”

No, no, no, no… Había oído historias absurdas en mi


ya-larga vida, pero ninguna comparada con lo que
estaba escuchando, por eso es que le dije a mi
mujer, cuando llegué a la casa, que le creía todo lo
que “Mi General” me había contado, porque yo
jamás hubiera divulgado tales cosas, si hubiese sido
el protagonista de aquel absurdo. ¡Me hubiera
llevado mi bochorno a la tumba!

“Mi General, ¿y a usted no se le ocurrió


suicidar a Chávez para ahorrarles desgracias a
Venezuela y al mundo?” Le pregunté anonadado
por aquella narración histórica. “No, Robert,
nosotros no fuimos educado para el asesinato.
Yo lo quería llevar ante los tribunales.” Claro,
era muy fácil para mí hacerle esa pregunta, meses
después de los eventos, cuando Chávez recuperó –
increíble y asombrosamente – el poder. Para Efraín,
durante aquellas horas donde tuvo “sus quince
minutos de gloria”, Chávez terminaría tras las rejas,
donde si a mí me hubieran dejado, lo atormentaría
por el resto de su vida, obligándole – día y noche – a
escuchar todas sus cadenas (transmisiones de
discursos y “charlas”) llenas de pendejadas.

Inspirado por el personaje, el 22 de febrero de 2003,


lancé en mi red un escrito titulado “Mi General”, el
cual reproduzco a continuación:
395
“Mi General”
Por Robert Alonso

No sé cuantas cartas he recibido ya de gente que me


pregunta qué debemos hacer para salir de este
cáncer que cada día crece y crece peligrosamente.
Por supuesto que me siento tremendamente
halagado, pero injustamente reconocido y
profundamente comprometido.

Tengo una sola certeza sobre la cual podría jugarme


la vida contra un pedazo de la uña del dedo chiquito
del pie de cualquiera: cada hora que pasa nos aleja
más de lo que ustedes y yo conocemos como
Venezuela. Cada hora que pasa aleja a este país de
la posibilidad de enrumbarse por el camino
adecuado, el mismo por el cual se debió enrumbar
hace muchos años.

Todo ser humano ha sido impactado por otro ser


humano alguna vez en su vida. En mi caso, he
tenido la suerte de conocer a muchos individuos que
han dejado huella en mí. Algunos los he conocido
personalmente, otros no. Uno de esos personajes
que han hecho mella en mi conciencia, ha sido el
General Efraín Vásquez Velasco, a quien he tenido la
suerte de conocer personalmente.

Personas como el General Efraín Vásquez Velasco,


como la Profesora Carolina Jaimes Branger y tantos
otros que existen o deben existir, dan la cara por el
resto de nosotros que flaqueamos en un momento
396
dado, cuando lo que debe prevalecer son los más
inquebrantables principios morales que aprendimos
en nuestros hogares y en nuestras escuelas.

Al General Vásquez Velasco lo escuché narrar los


eventos que sacaron del poder al “Sr.” Hugo Chávez
Frías, así como las situaciones que lo regresaron al
mismo lugar donde estaba en la noche del 11 de
abril de 2002. Ha dicho mucho, sin intentar buscarle
la vuelta que lo pudiera eximir de cualquier error que
haya podido haber cometido. Como no estuve
presente en esos hecho y él sí, mal podría juzgarlo,
en caso de que hubiera algo por el cual deba ser
juzgado – más que por una corte conformada por
seres humanos – por la historia misma, que a veces
es todavía más injusta e implacable.

El General Efraín Vásquez Velasco ha comentado en


muchas de sus entrevistas, dos eventos
tremendamente importantes, donde pudiera
esconderse la clave para recuperar la patria, en caso
de que la mayoría de los ciudadanos de este país
llegase algún día a considerar que está perdida o que
esté en peligro de perderse. Veamos.

Uno de los oficiales más institucionalistas y rectos


que ha pasado por la Dirección General del Ejército
de Venezuela – el General Efraín Vásquez Velazco –
le dijo valientemente al Presidente Chávez en la
noche del 11 de abril de 2002, que hasta entonces lo
acompañaba y le sería fiel. Alegaba que no podía
hacerse cómplice con su fidelidad hacia la
investidura del Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas, ante la orden emanada del “señor
397
presidente” de sacar el ejército a las calles para
masacrar al pueblo venezolano. Aquello fue la
espoleta que hizo explotar una serie de eventos
anárquicos no programados ni planificados a muchos
niveles de la sociedad, de las fuerzas vivas, de otros
componentes de las Fuerzas Armadas y del propio
gobierno, tal y como estaba conformado entonces.

Toda aquella reacción en cadena fue provocada por


el simple hecho de negarse, el General Efraín
Vásquez Velasco, a masacrar a un pueblo que –
desarmado – pedía una solución política a la grave
crisis que entonces ya vivía Venezuela.

Lo que vino después es digno de un análisis más


profundo que no tiene que ver con lo que hoy nos
ocupa: la recuperación de la patria. Sin embargo,
cuando los afectos al régimen se agruparon y se
organizaron, llamaron a su pueblo a las calles para
defender al “señor” Chávez, quien se encontraba
detenido en la isla de Orchila, como todos nosotros
sabemos.

Según Chávez, fueron millones de personas que se


lanzaron a las calles. Según el General Efraín
Vásquez Velasco fueron unas treinta mil. Vamos a
aceptar que fueran unas diez mil… ¿cinco mil? Eran,
sin duda, muchos venezolanos que salieron a las
calles a pedir por la restitución del líder que ellos
seguían.

El General Efraín Vásquez Velasco, como Jefe del


Ejército y administrador de las tanquetas y de las
tropas, estuvo – por segunda vez en su vida – ante
398
una disyuntiva de masacrar a su pueblo, un pueblo
diferente en lo ideológico al que se negó a masacrar
días antes, pero idéntico en lo humano y en su
gentilicio a aquel que había salvado ya. ¿Es trampa
lo que es igual?

Lo interesante de esta historia, más allá de la lealtad


– a Dios gracias – que el General Vásquez Velasco le
guarda al ser humano como tal, es que tanto la
“caída” como la “reposición” del “señor” Chávez, fue
producto del pueblo en la calle, dispuesto a exigir lo
que creía era justo.

Ese pueblo no estaba armado. No tenía como norte


la violencia per sé, aunque estaba dispuesto a
mucho. Ambos bandos merecieron sus logros… y el
ejército no se prestó a la masacre.

¿Qué debemos hacer? Ya desde la tarde del 7 de


abril, los efectivos afectos al régimen del “señor”
Chávez, estaban planificando un plan defensivo. ¿Es
que esperaban una insurrección? Según el General
Vásquez Velasco, no se sabía de nada en concreto
que proviniera de las Fuerzas Armadas. No. La
gente de Chávez se estaba preparando para una
acción popular, cívica y logró sus objetivos, pero falló
en la logística. He ahí el gran error de aquella gesta
salpicada inútilmente con la sangre de nuestro
pueblo.

¿Golpe de estado? ¿Auto golpe? ¿Vacío de poder?


No: ¡despelote! Ante aquel despelote que siguió
después, el oficialismo se dio cuenta de la debilidad
organizativa de aquel “movimiento” sin otro dueño
399
más que el pueblo mismo, y – que como no había un
líder – se nos metieron los chavistas por la
retaguardia y ante nuestro fatal y mortal
triunfalismo, mientras poníamos todos el caldo
morado, no sacaron del juego y aprendieron – ellos –
mi lecciones.

Eso – a vuelo de pájaro y para no entrar en detalles –


fue la historia de cómo recuperamos la patria para
perderla antes de que nos cantara un gallo.

Pero nos quedó el extraordinario e importantísimo


testimonio del General Efraín Vásquez Velasco.
¿Quedarán más “vásquez-velascos” en las Fuerzas
Armadas de hoy? Yo creo que sí. Yo creo que la
mayoría de nuestros oficiales son como “Mi General”.
También creo que no habrá otra opción que ponerlos
a prueba en cuanto antes y confiar – hoy más que
nunca – en Fuenteovejuna.

Luego, con el tiempo, hice cierta amistad con Efraín


y su esposa, a quienes mi mujer y yo en una
oportunidad agasajamos con un hervido en nuestra
finca. En uno de esos encuentros, ya amistosos,
Efraín me contó la anécdota de su primer viaje a
Cuba, invitado por el Dr. Fidel Castro Ruz.

La dirigencia militar, compuesta por la alta


oficialidad, fue invitada a “pasear” por Cuba en una
estrategia para engatusarla por ese encantador de
serpientes que era Fidel Castro. Efraín iba en esa
comisión como uno de los oficiales de mayor rango.

400
Una noche llevaron a los oficiales venezolanos a
disfrutar del ambiente, la comida y la música en el
famoso bar, “La Bodeguita del Medio”, uno de los
lugares nocturnos cubanos que más frecuentaba
Ernest Hemingway, autor – entre muchas otras obras
de la literatura norteamericana – del “Viejo y El Mar”,
excelente novela inspirada en la aventura de un
pescador cubano.

Había un trío de músicos cubanos que el régimen


había enviado para entretener a nuestros oficiales.
Cuando ya había cantado las canciones de su
repertorio, uno de los músicos le preguntó a Efraín si
quería escuchar alguna canción cubana. “Sí”,
respondió “Mi General”: “¡Cuando salí de Cuba!”

Capítulo 16

401
EL PRESIDIO POLÍTICO
El tema del presidio político en los regímenes castro-
estalinista es tremendamente, TREMENDAMENTE,
delicado. Es una trampa similar a la de la “vía
electoral”, que por donde quiera que nos metamos,
salimos con las tablas en nuestras cabezas.

Si hay un tema en el cual se requiera de un


VERDADERO ESPECIALISTA, es el tema del presidio
político; como un verdadero especialista se requiere
cuando se va a negociar la libertad de seres
humanos en los casos de secuestros. No es para el
primero que “se presente y diga…”

Los prisioneros de guerra, así como los presos


políticos (también llamados “presos de conciencia”,
que para la Cuba de Castro son, simplemente,
“criminales contra-revolucionarios”) dan para mucho.

La prisión política en Cuba se ha utilizado, entre


otras cosas, como una extraordinaria herramienta
para fomentar el terror entre la población civil. Los
presos viven en condiciones infrahumanas y sufren
torturas indescriptibles, inimaginables.

Esta situación en la que viven los presos políticos de


estos países donde se ha establecido el castro-
estalinismo, hay que denunciarla ante todos los
organismos internacionales que existen en el mundo,
pero al hacerlo, estamos sirviéndole de publicistas,
ad honorem, de esa herramienta de terror que es del
interés de estos regímenes que se divulgue. Al

402
defender a nuestros presos, denunciando las
atrocidades que se comenten en nuestras prisiones,
estamos sirviendo de voceros de nuestros regímenes
tiránicos, interesados en que nuestros
conciudadanos se enteren bien de lo que les espera
si atentan contra los intereses del Estado: “la
revolución”.

En la inmensa mayoría de los casos, las campañas


para conseguir un trato humano para nuestros
prisioneros de conciencia, no ha dado resultado
alguno. Puede que hayamos logrado la libertad de
uno que otro prisionero, pero detrás ellos quedan
centenares, miles… o, incluso, decenas de miles, con
sus mismos derechos a ser liberados.

Cada vez que un prisionero es liberado, luego de


cumplir – EN SU TOTALIDAD – su condena en las
prisiones de Castro, se convierte en un vocero del
régimen, al comentar entre sus familiares, amigos y
vecinos, los horrores que sufrió en la prisión. Lo
mismo sucede con los familiares de los presos que al
regresar de la visita, divulgan las últimas atrocidades
sufridas por sus seres queridos dentro de las cárceles
infernales de estos regímenes atroces y perversos,
en donde la vida humana no tiene el más
insignificante valor.

Los tiranos no se abochornan por las tímidas


condenas emanadas por eso que mientan
“comunidad internacional”, ni por sus organismos.
Ya estamos cansados de verlo. Estos regímenes
están muchísimo más interesados en promover el
más absoluto terror, dentro de sus fronteras.
403
Decía que es una trampa similar a la de la vía
electoral en Venezuela, porque estamos obligados a
divulgar las irregularidades en torno a los procesos
comiciales, pero al hacerlo, fomentamos la
abstención. Al divulgar los horrores sufrido por
nuestros presos políticos, fomentamos el sentimiento
de terror entre nuestros conciudadanos.

Hay que salir de estos tiranos para poder votar


libremente y de una manera transparente. Hay que
salir de estos tiranos para darles libertad a TODOS
NUESTROS PRESOS POLÍTICOS.

El presidio político, además, se presta para que unos


cuantos vivos se llenen de dinero, a costa de esta
tragedia que afecta, de manera directa, a miles de
seres humanos y a sus familias.

Como ya se ha comenzado por ahí a establecerse “La


Industria del Presidio” en torno a la desgracia de
nuestros presos políticos venezolanos, en febrero de
2009 lancé a mi red un artículo titulado “LA
INDUSTRIA DEL PRESIDIO”, el cual copio a
continuación:

LA INDUSTRIA DEL PRESIDIO


Enviado a 1.775.537 buzones electrónicos,
entre ellos, a 32.464 dentro de Cuba

A la hora de inventar negocios fructíferos, algunos


individuos no “se paran en artículos”… les echan

404
mano a cualquier cosa, con tal de hacer unos
churupos. Esos amorales se aprovechan de
cualquier tragedia: niños abandonados de los
páramos, Centro América y el África; ballenas a
punto de extinguirse, sida, cáncer, diabetes… y
prisioneros políticos.

“La Industria del Presidio” en Cuba ha generado


miles de millones de pesos (dólares) a lo largo y
ancho de estos últimos cincuenta años. Sin embargo,
los beneficios para el presidio han sido pírricos. Los
presos de conciencia más dignos murieron en el
presidio, los fusilaron… o pagaron en su totalidad sus
largas e infrahumanas condenas.

Quienes son EXPERTOS en presidios dentro de una


dictadura, en especial de corte castro-estalinista,
saben – perfectamente bien – que abogar por los
presos políticos es arar en el mar. Jamás se ha
logrado un avance significativo de manera global y
solo “avances” puntuales en un que otro “preso de
peso”. En la inmensa mayoría de los casos, el
régimen de Castro “ha aceptado” liberar a un
determinado preso, cuando el infeliz está cercano ya
de cumplir su condena. Sin embargo, por cada preso
que suelta, quedan cientos o miles detrás.

Pero “La Industria del Presidio”, además de dar


dividendos en metálico, da muchísimo dividendos
políticos… en algunos casos, sin embargo, ha servido
para beneficiar al régimen y fomentar la división
entre la oposición y, en el caso de Castro, la división
del Exilio.

405
En 1978, a Castro se le ocurrió inventar “El Diálogo”
(supuesto diálogo con los “gusanos” del exilio
quienes pasaron a ser llamados en Cuba, miembros
de la “Comunidad Cubana en el Exterior”), para
lograr dos buenos objetivos: INGRESO DE DIVISAS
para el régimen y LA DIVISIÓN DEL EXILIO CUBANO.

En efecto, el Exilio se dividió en DOS TOLETES. Hubo


muertos y heridos productos de las horribles
discusiones entre ambos bandos. Unos exiliados
querían “pactar” con Castro a través del famoso
“diálogo” y otros abogaban por la intransigencia,
alegando que con los comunistas no se pactaba ni se
dialogaba. Mi familia y yo estábamos dentro del
segundo grupo.

Entonces Castro le echó mano al delicado tema de


los presos políticos y puso sobre la mesa de
negociaciones la libertad de todos ellos. La unidad
del Exilio se hubiera desintegrado totalmente, de no
haber sido por la dignidad de esos mismos presos,
quienes tomaron participación activa en el asunto y
le enviaron al mundo la siguiente carta histórica:

Manifiesto de los Prisioneros Políticos


Al Pueblo Cubano de la Isla y en el Exilio
Y a la Opinión Pública Mundial

Nosotros, los abajo firmantes, los prisioneros


políticos que hemos resistido con firmeza, durante
casi veinte años, los malos tratos del más represivo
sistema penitenciario de América, sabedores de que
formamos parte de una interminable hilera de
mártires que nos precedieron, habiendo sido
406
informados de que la posibilidad de nuestra
liberación se está usando como una artera maniobra
que podría implicar seriamente a los exiliados y que
podría afectarnos directamente a nosotros,
declaramos por el presente documento en esta
memorable fecha, de manera clara y precisa,
nuestra posición:

Primero: Abogamos por la libertad de todos los


prisioneros políticos sin excepción y por la
reunificación de las familias cubanas. Esto requiere
solamente que a) se den las órdenes oportunas para
que se abran las puertas de todas las cárceles
políticas de Cuba a fin de que los hombres y las
mujeres que tanto han sufrido queden en libertad y
puedan reunirse de nuevo con sus familias; b) se
permita a los cubanos que residen en tierra cubana o
en otros países salir de Cuba o entrar en ella, tal
como han venido solicitando o puedan pedir en el
futuro, para que puedan unirse temporal o
definitivamente con sus familias.
Ninguna de dichas medidas requiere diálogo alguno.
Que el gobierno de Castro actúe haciendo lo más
oportuno si desea realmente rectificar su actual
política de dispersión de la familia cubana. Los que
han llevado el dolor y el odio a los hogares cubanos,
que han divididos y mantenido divididos a los
miembros de la familia cubana, carecen de categoría
moral para concitar un diálogo.

Segundo: Rechazamos el diálogo entre el gobierno


de Castro y los llamados representantes de los
cubanos en el exilio; diálogo que, teniendo en cuenta
nuestra experiencia de horrores y malos tratos, y la
407
característica mala fe con que suele proceder el
régimen, no es más que una farsa montada por el
señor Castro para engañar al pueblo cubano y al
mundo. A la comunidad cubana en el exilio se le está
desorientando y dividiendo mediante vacías palabras
de paz y conciliación mientras, en realidad, se hacen
sutiles esfuerzos para provocar antagonismos entre
los exiliados cubanos que, al no poder vivir bajo las
despóticas condiciones que reinan en su país, han
encontrado refugio y establecido sus hogares en
otras tierras.

Tercero: Rechazamos cualquier forma de diálogo o


acuerdo en virtud del cual se nos conceda la libertad
en condiciones preestablecidas. Nadie, ningún grupo
o persona de la comunidad cubana de exiliados está
autorizado para negociar nuestra libertad con el
gobierno de Castro a cambio de concesiones por
nuestra parte. Nuestra libertad debe ser
incondicional; lo que es conforme a nuestra postura
histórica estoicamente mantenida. Así nadie podrá
pretender que nuestra liberación, cuando tenga
lugar, es un logro suyo.

Cuarto: Si Castro y su gobierno creen que es poco el


precio pagado por los prisioneros políticos con su
saldo de mártires, inválidos, enloquecidos y
mutilados, con sus heroicas mujeres, envejecidas en
la cárcel, pero firmes aún en sus principios frente a
las palizas y al largo confinamiento; si creen que la
inmensa suma de sufrimientos y dolores humanos
padecidos durante sus años de presidio han sido
pequeños, que hagan lo que quieran. Estamos
decididos a conservar nuestra moral para poder
408
mantenernos firmes y resueltos contra la tiranía, tal
como hemos hecho durante los últimos veinte años.

No negociamos nuestra libertad porque nuestros


principios no son negociables...

Estas palabras definen nuestra postura de modo


claro e inequívoco. Adjuntamos --- aparte --- nuestras
firmas, apoyadas por todos los años de sufrimiento
que nuestro amor a Cuba ha exigido a nuestras
vidas.

Cárcel de La Habana del Este, 10 de octubre de 1978

Hasta ahí llegó el asunto. Castro fue derrotado


políticamente por los dignos miembros de la
oposición cubana que estaban tras las rejas, DENTRO
DE LA ISLA, cumpliendo largas e infrahumanas
condenas, quienes no estaban dispuestos a obtener
su libertad a cambio de perder su dignidad como
seres humanos.

Meterse con el tema de los presos son PALABRAS


MAYORES. Solamente un verdadero experto en la
materia podría saber la manera exacta de bregar con
tan delicado tema, aunque el mundo está lleno de
empíricos que se anotan a la defensa – al garete y
festinadamente – de cuanto preso se encuentran en
el camino… unos por ignorancia y otros porque son
vivos y saben que detrás de esa tragedia humana
hay una montaña de monedas de oro.

La clave está en LIBERAR a todo un pueblo, para


LIBERAR a los presos políticos y EVITAR que sigan
409
apresando gente por cuestiones de conciencia. Ahí
está la clave y para eso, la única opción de los
pueblos oprimidos por estos regímenes dictatoriales
y tiránicos es la SUBLEVACIÓN CÍVICA, ACTIVA,
GENERALIZADA Y SOSTENIDA. Lo demás es cuento
chino… y negocio asqueroso.

"Quien desee patria segura, que la conquiste. Quien


no la conquiste, viva a látigo y destierro, oteado
como las fieras, echado de un país a otro,
encubriendo con la sonrisa limosnera, ante el desdén
de los hombres libres, la muerte del alma." José
Martí

Miami, 6 de febrero de 2009

Robert Alonso

410
Capítulo 17

LA OFENSIVA
Según el diccionario de la Real Academia Española,
ofensiva/vo tiene varios significados:

Que ofende o puede ofender.


Que ataca o sirve para atacar.
Perteneciente o relativo al ataque.
Situación o estado de quien trata de ofender o
atacar.
Ataque, agresión, especialmente la realizada
por
una fuerza militar.

Ninguno de estos significados puede aplicarse al


verdadero significado de la palabra “ofensiva”,
cuando sale por la boca de un tirano de corte o de
inspiración comunista. Hay que conocer muy bien el
léxico de estos tiranos, para entenderlos más allá de
toda duda.

Cuando un tirano castro-estalinista comienza a


amenazar a su pueblo con “La Ofensiva”, es hora de
comprar varios pares de alpargatas, de esas que
están hechas con suela de neumáticos, porque lo
que está a punto de venir es joropo del mejor.

“La Ofensiva”, para estos regímenes, tiene un


significado específico. Ellos, los tiranos, se están
refiriendo a una de las etapas más críticas en el

411
proceso de instalación de la revolución comunista en
sus países. Es una etapa que tiene su propio
manual, el cual, hoy en día, debe de estar más que
repotenciado y adecuado a la realidad moderna.

Cuando Chávez habla de “La Ofensiva”, el grueso de


los venezolanos lo escucha sin prestarle la más
mínima atención, pues se entiende como un vocablo
más dentro de la verborrea a la cual nos tiene
acostumbrado el sátrapa de Sabaneta. Pero
Chávez sí sabe a qué se está refiriendo.

Aunque, para muchos, hay divergencias en cuanto al


período exacto, “La Ofensiva” comenzó en la Cuba
de Castro a mediados del año de 1964. Ya se había
producido la primera gran ola del éxodo masivo
cubano, donde gran parte de la clase media había
abandonado la isla. Ya Castro había derrotado la
Invasión de Bahía de Cochinos y se había atornillado
en el poder absoluto, tras el “Pacto KK”, entre
Kennedy y Kruschov, que le puso punto final a la
“Crisis de Octubre”, o la “Crisis de los Misiles”, de
octubre del año 1962.

Tenía todos los elementos del poder bajo su férreo


control, había depurado a su fuerza armada y había
instaurado en Cuba los comités de defensa de su
revolución, los CDR’s. Por supuesto, ya se había
declarado marxista-leninista, aunque él en verdad es
– y ha sido siempre – “estalinista”.

El estalinismo es un sistema que se basa y se


aprovecha de las teorías comunistas de Marx y
Lenin, donde el poder absoluto está en las manos de
412
un solo individuo, diseñado para mantener el más
absoluto y eterno control dentro de una determinada
sociedad e, incluso, región, bajo la excusa de “La
Revolución” y de luchar por los pobres. El
estalinismo se sostiene bajo el engaño y el terror.

El creador del estalinismo, por supuesto, fue Losif


Vissarionovich Stalin, más conocido como Joseph
Stalin, quien se apoderó – personalmente – de la
Unión Soviética tras la muerte de Lenin, en 1924,
aunque llevaba ya dos años como Secretario General
del Comité Central del Partido Comunista Soviético.

A partir de la muerte de Stalin, en 1953, luego de


asegurarse todos los líderes comunistas soviéticos de
que estaba bien muerto, muerto-muertico, se
reinstauró en la Unión Soviética el original sistema
soviético, donde el poder se distribuía entre los
miembros del Comité Central y no lo controlaba un
solo individuo.

Uno de los tiranos estalinistas de mayor notoriedad


en la historia contemporánea de la humanidad, ha
sido Fidel Castro Ruz, cuyo poder ha sido absoluto e
incuestionable.

Para 1964, Castro era la única opción real de poder


en Cuba. No había ya otra opción de poder que no
fuese la que él representaba. Estaba listo, pues,
para llevar a Cuba a la fase de “La Ofensiva”, en la
cual, hasta los limpiabotas perdieron sus cajones de
limpiar zapatos y la clase más paupérrima de la isla,
los pescadores artesanales, perdieron sus pequeños

413
botes y tuvieron que ponerse a pescar para la
“revolución”, es decir: para Castro.

“La Ofensiva” termina de arrasar con todo y crea las


bases para una futura, firme y eterna consolidación
del régimen, generando la más absoluta miseria y la
total dependencia del régimen, de cada uno de los
ciudadanos que componen la sociedad.

La siguiente etapa, luego de cumplirse todos los


objetivos con “La Ofensiva”, es la
“Institucionalización”, en la cual se institucionaliza la
revolución por medio de una nueva constitución, algo
que ya se ha asomado en la Venezuela de Chávez.

En la Cuba de Castro, qué casualidad, el referéndum


para “aprobar” la nueva constitución comunista
cubana, se llevó a cabo en la isla el 15 de febrero
de 1976. Chávez había dicho que teníamos que
apurarnos para que la fecha del referéndum que
“enmendaría” a su constitución – para que él pudiera
reelegirse eternamente – coincidiera con la
inauguración, por parte de Simón Bolívar, del
Congreso de Angostura: el 15 de febrero de 1819,
sin embargo, lo que no sabían los venezolanos era
que un 15 de febrero, Castro llevó a su pueblo a las
urnas para aprobar la nueva constitución comunista,
institucionalizando así, en aquella nueva etapa, su
revolución castro-estalinista. ¿Qué tal?

Siempre me he querido equivocar, sin éxito, cada


vez que he abierto mi boca de sapo en cuanto a
todos y cada uno de los eventos que ha inventado el
régimen de Chávez para ganar tiempo y guaralear al
414
pueblo, con la ayuda de los conchupantes, claro está.
En ese sentido no me he podido equivocar en cuanto
al “paro”, la “Mesa de Negociaciones y Acuerdo”, la
“Huelga de PDVSA”, la “Huelga Petrolera”, el
“Referéndum Consultivo”, “El Firmazo”, “El Re-
firmazo”, “El Referéndum Revocatorio” y todo lo que
ha venido después, culminando con el garabato del
referéndum del 15 de febrero de 2009.

Espero que ahora, por primera vez, me equivoque en


cuanto a “La Ofensiva de Chávez”.

“La Ofensiva de Chávez”, que ya él viene anunciando


con ese vocablo que a mí me para los pelos, está a
punto de comenzar. Ya Chávez ha consolidado su
poder a todos los niveles del Estado en Venezuela.
Además de controlar las tres instituciones más
importantes del país: el “Poder Electoral”, el “Poder
Judicial” y las Fuerzas Armadas (que él le llama
“Fuerza Armada”, en singular, como para controlarla
mejor), controla también a SU oposición, la
“Oposición DE Chávez”, como magistralmente la
bautizó Roger Vivas.

Chávez, si se quiere, está mucho más fuerte en el


poder de lo que estaba Castro en 1964, cuando
comenzó en Cuba “La Ofensiva”. Chávez, además
de ser el amo y señor dentro de Venezuela, es socio
de conchupantes internacionales, como es el caso
del “Clan Bush”, que hemos mencionado al principio
de este libro. Está, como se dice, “bien apadrinado”.
En adición, es un “gobierno amigo”. No se empató
en invadir a países vecinos, como hiciera Castro con
casi todos los países de Centro América, con
415
Colombia, Venezuela, Guayana, Grenada, Jamaica,
Bolivia, Chile… etc, sin mencionar otros países más
lejanos, como Zimbabue, Angola, el Congo… y
paremos de contar.

Chávez no, Chávez es “pana burda”, un gran amigo.


En vez de matar, le cae a billetazos a los países que
“invade”. Es una especie de San Nicolás que opera
el año entero. Es tan bueno, que le manda gasolina
barata a los pobres infelices de los sectores
marginales de Estados Unidos de América. Además,
ya le ha demostrado al mundo que él, cuando pierde,
acepta su derrota y es el único gobernante, desde
que la humanidad existe (hace, según él, unos 20 o
25 siglos) que ha hecho 11 elecciones (y las que
faltan) en 10 años de “gobierno”. ¡Una maravilla!

Si luego del 15 de febrero de 2009, Chávez no


comienza su “Ofensiva” en Venezuela, no la
comenzará jamás. Tiene al país a punta de
caramelo. Lo único que le falta ahora es “renovar”
los curules de la Asamblea Nacional, en agosto de
2009, para ponerse a trabajar, sin descanso, en “La
Ofensiva”.

Será ahí y entonces, cuando “El Trompo” va a


prohibir que le sigan bailando en su casa. Esos
conchupantes que hoy creen que se las están
comiendo, tendrán que aprender muy bien a bailar
pegado con “El Trompo”, si quieren seguir
conchupando, eternamente y luego de “La
Ofensiva”.

416
“La Ofensiva” sentará las bases para llegar a una
nueva constitución, UNA COMPLETAMENTE-NUEVA
constitución, que podría volver a ser modificada,
sobre la marcha, a conveniencia, como hiciera Castro
con la suya en dos oportunidades ya: en 1980, tras el
derrumbe de la Unión Soviética y en el año 2000,
para ratificar el carácter permanente e irrevocable
del sistema socialista (estalinista) en Cuba.

Durante “La Ofensiva”, veremos el verdadero y


generalizado éxodo de la clase media venezolana,
una prioridad para poder pasar al próximo nivel, el
de la “Institucionalización”. Hoy los venezolanos
hablan mucha, mucha… muchísima bobería: “No, yo
no me voy de aquí, que se vaya Él” Eso es
producto de la absoluta ignorancia en cuanto a los
efectos que “La Ofensiva” produce en la sociedad.

La mayor ironía en cuanto al deseo de no dejar a


Venezuela, la encontramos en un conocido canta-
autor venezolano llamado Carlos Baute, quien hizo
famosa la canción “Yo me Quedo en Venezuela”,
cuando hace muchos años abandonó a su país para
irse a vivir a España, desde donde, el 13 de febrero
de 2008, le declaró su pleno apoyo al régimen de
Chávez, al pronunciarse de la siguiente manera: “…
es lógico que el gobierno de Venezuela haya
vetado al español, afincado en Miami y
ganador de un Grammy en la última edición de
estos premios, Alejandro Sanz, porque
demostró un comportamiento incorrecto e
imperialista…”

417
El video de la canción “Yo me Quedo en
Venezuela” lo podrán ver en la siguiente dirección
virtual:

http://www.youtube.com/watch?v=NfZmw6GWGxE

Durante “La Ofensiva” veremos fuertes movimientos


de mata dentro el oficialismo venezolano. No nos
asombremos si vemos a la Lina Ron pidiendo asilo
político en tierras del “Imperio”… y no estoy
bromeando. Tal vez no sea ella, pero pudiera ser ella
o cualquiera como ella: Diosdado Cabello, Juan
Barreto… y hasta el propio hermano del sátrapa,
Adán Chávez podría terminar en ese lote.

El eterno exilio cubano se ha cansado de ver pasar


por Miami a cualquier cantidad de ex esbirros que
hasta el otro día, según ellos, creían que Castro era –
como dijo mi amigo Nelson refiriéndose a Chávez –
“lo mejor que le había pasado a Cuba”. Ahí
tenemos a un cubano que luego de haber sido un
alto funcionario de Castro, hace un par de años
aterrizó en Miami, dijo que se había equivocado
(después de casi 48 años conchupando en Cuba) y
hoy es uno de los más connotados analistas de esta
rara ciudad. ¿Cómo lo ven? "Cosas veredes,
Sancho, que harán temblar las paredes."

Pero fue durante “La Ofensiva de Castro”, donde


comenzó a voltearse el grueso de la sociedad
cubana, para cuando ya no había nada qué hacer.

Fue más o menos por aquella época, cuando salió


publicada esta poesía, de autor para mí desconocido:
418
“Qué Cosas Tiene La Vida”:

Yo te lo advertí con tiempo y no me quisiste


creer,
y ayer te vi en el exilio, hablando mal de
Fidel…

Qué cosas tiene la vida, cómo hay que vivir por


ver.
Cuando aquello Cuba estaba vestida de 26,
con carteles rojo y negro que decían:
“¡Gracias , Fidel!”.
Y aunque ya en los paredones, Caín fusilaba a
Abel,
y tras cada escapulario se escondía un Lucifer,
a ti no había quién te hablara, ni media palabra
de él;
estabas como una novia, vestida de Luna de
Miel.

Quién te iba a decir entonces,


que tan pronto te iba a ver,
en las puertas del exilio… y hablando mal de
Fidel.

¿Te acuerdas? Eran los días de “Cuba Sí,


Yanquis No”.
Los meses del humanismo, cuando Fidel era un
dios.
Cuando olvidaste al amigo que temprano se
asiló,
y como Pedro negaste a todo el que te ayudó.

419
Cuando sólo comentabas cínicamente:
“¡quedó!”,
cada vez que te enterabas de alguien
que moría en el paredón…
y tú hacías con tu envidia, tu propia revolución.

Fue en enero del sesenta, ¿qué iba a


imaginarme yo?,
que te vería en el exilio ahora, en el sesenta y
dos,
diciendo que Fidel era un hijo de… Kruschov.

La última vez que te vi en la Habana me dio


risa;
fue el día que me dijiste: “Si Fidel es
comunista,
¡que me pongan en la lista…!”
Ya entonces no usabas saco
y andabas siempre en camisa.

Y la tarde en que supiste que había llegado mi


visa,
me dijiste hasta gusano y esclavo monopolista.
Y hoy no salgo de mi asombro:
¡tú en la tierra imperialista!

¿Te fijas? No somos nada. Un tremendo


fidelista,
gestionando en el exilio el cheque capitalista.

De cómo llegaste aquí, no sé cómo pudo ser.


Ni si viniste con “waiver” o remando hasta Key
West.

420
Sólo sé que estás en Miami, donde yo te he
visto ayer,
y aunque te lo dije en Cuba y no me quisiste
creer,
y me llamaste gusano y esclavo de no-sé-qué,
quiero que sepas bien esto: me alegro volver
te a ver,
aunque por ti me dio pena, que eso tuviera que
ser,
en las puertas del exilio… y hablando mal de
Fidel.
,

Capítulo 18

COMER GALLINA O MORIR


ARPONEADO
Hay un “detalle” tremendamente importante que
llevo años mencionando y que, personalmente se lo
he hecho notar a casi todos los dirigentes de la
“oposición” con quien he tenido la oportunidad de
hablar cara-a-cara, como Moisés habló con Dios.

Para Hugo Rafael Chávez Frías, a estas alturas de su


régimen, es “seguir comiendo gallina… o morir
arponeado”. No existe otra alternativa.

421
¿Ustedes se imaginan a un Chávez fuera del poder?
¿Cuánto duraría libre? ¿Cuánto duraría VIVO? Aquí
no se trata de un Carlos Andrés Pérez, que lo sacan
del gobierno, lo mete en un plan vacacional donde
tiene su casa por cárcel y luego sale al exilio para
dar declaraciones chimbas.

Chávez saldría del poder (si es que sale), como uno


de los hombres más ricos del planeta Tierra. Dónde
se va a refugiar y por cuanto tiempo, es otra historia.

Chávez y así estoy seguro que lo entiende él, tendrá


que morirse en el poder, a menos que quiera morir –
prematuramente – fuera de él. Ha llegado al “punto
de no retorno”. O sigue comiendo gallina (que en
su caso sería “cochino”), o morirá –
irremediablemente – arponeado. ¡No hay otra!

Allende se quiso entregar en Chile, cuando Augusto


se le alzó. Dicen que gritaba como una vieja:
“¡Augusto, Agusto… dónde está Augusto!”
Ahora ya no se sabe si fue que estaba llamando al
General Augusto Pinochet para que lo ayudara con el
golpe de estado (Pinochet era el Comandante en Jefe
del Ejército de Chile para la época en que Salvador
Allende fue derrocado) o para entregársele a él.

Una de las conversaciones radiales entre Pinochet y


un oficial del ejército que intentaba hacer de puente
entre Allende y este general, fue interceptada y
grabada. Más adelante fue profusamente divulgada
en radio y televisión e insertada en un estupendo
documental sobre los últimos días de Salvador
Allende.
422
En esta grabación se escucha cuando el oficial le
está diciendo al General Pinochet que Allende quiere
rendirse para que lo envíen a Cuba, a lo que Pinochet
le responde: “Sí, envíenlo a Cuba, ¡pero en una
caja de pino, po…!” (Nota: los chilenos dicen “po”
en vez de “pues”)

La historia del suicidio de Allende parece ser parte de


la mitología contemporánea chilena. Muchos
entendido aseguran que fue el “Jimagua” (el
morocho o mellizo) Tony de La Guardia quien le voló
la tapa de los sesos a Salvador Allende, cuando éste
mostró intenciones de rendirse y entregarse. Había
comido gallina… pero le llegó el momento de morir
arponeado.

La familia Allende sufrió una serie de desgracias


cargada de suicidios, divorcios, locuras, etc. Muy
pronto, las relaciones entre la familia Allende y el
régimen de Castro se deterioraron al punto de
ruptura total. Mucho se dice que la manera en que
Castro lo mandó a “suicidar”, tuvo mucho que ver
con esa ruptura… ¡no era para menos”.

La bala que en Venezuela le volaría la verruga a


Chávez, ya tiene inscrita su nombre y apellido y él lo
sabe perfectamente. Está en la pistola de uno de
esos cubanos que lo protegen, como se dice que el
Coronel Tony de la Guarda (Antonio de La Guardia y
Font, fusilado por Castro junto al General Arnaldo
Ochoa en 1989) custodiaba a Salvador Allende en
Chile. Para Hugo Chávez no hay marcha atrás. Es

423
seguir comiendo gallina o morir, irremediablemente,
arponeado.

En tal sentido, es todavía más absurdo e infantil,


pensar que los estudiantes, con las palmas de sus
manos pintadas de blanco, aplaudiendo al aire y
luego gritando, “¡estudiantes, estudiantes…!”; o
el pueblo de Venezuela, parados un domingo en una
cola, esperando su turno para botar sus votos,
terminarán arponeando a Chávez, a quien he
comparado con el “macao”.

Se le llama “macao” a un molusco en Cuba que


cuando “pica” con sus muelas, hay que meterle
candela en el culo para que suelte. Así habrá que
hacer con Chávez para que deje el poder en
Venezuela, a menos que el pueblo se le subleve de
una manera activa, generalizada y sostenida.

Capítulo 19

EL MANIFIESTO DE LA NUEVA LUCHA


(o “MANIFIESTO DE LA LIBERACIÓN”)

424
I. EL ÚNICO OBJETIVO

El único objetivo de esta nueva lucha es erradicar de


suelo patrio a los regímenes que nos han mancillado
la libertad y los más elementales derechos
consagrados a la humanidad.

II. EL CAMINO HACIA ESE ÚNICO OBJEVITO

Unir a nuestra sociedad civil en torno a una nueva


lucha: la resistencia no-violenta cuyo fin será la
sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida;
la cual, a su vez, busca provocar la insurrección
(implosión) militar necesaria para deponer al
enemigo apátrida del poder.

III. AL FINALIZAR LA LUCHA

Al finalizar la lucha para defenestrar a los regímenes


deslegitimados y traidores, se instalaría en nuestros
países un gobierno cívico-militar que pondría orden
en la sociedad, haría justicia y sentaría las bases
para la redacción de una nueva constitución con la
participación de todos las fuerzas vivas democráticas
existentes.

IV. CARACTERÍSTICAS DEL ENEMIGO

Debemos comenzar por conocer y entender al


enemigo como un ente apátrida y traidor que no
conoce fronteras, que desconoce la piedad y que
empleará todos los medios disponibles para justificar
su único fin: mantenerse firme y eternamente en el
425
poder, en pro de su beneficio personal y el de unos
pocos.

Para el enemigo es mantenerse en el poder o


morir. No hay otra. Estamos hablando de una
muerte física, ya no política. Hugo Chávez, por
ejemplo, está consciente de que el día en que él
pierda el poder, perderá la vida física porque no
podrá mantener la seguridad que hoy le ofrece su
régimen. Para el enemigo es seguir “comiendo
gallina”, so pena de “morir arponeado”.

Ante tal contrincante no hay tregua. No hay


posibilidades de entendimiento... de diálogo ni de
esperanzas de eliminarlo por medio de la vía
electoral. A un enemigo así hay que sacarlo con
fuego: el fuego de la sublevación cívica, activa,
generalizada y sostenida que desemboque,
irremediablemente, en una insurrección militar.

V. CON QUÉ CUENTA EL TIRANO

El tirano tiene dos grandes recursos: dinero y


armamento militar, precisamente con lo que no
cuenta la sociedad civil. Para nosotros, el
enemigo es invencible en el campo militar, en
el campo de la violencia. La violencia le es de su
absoluto monopolio, su mayor aliado, de ahí la
necesidad de luchar en un plano diferente, donde él
no cuente con recurso alguno.

El enemigo, además, tiene el apoyo incondicional de


la llamada “comunidad internacional”, porque allá
afuera se es alérgico a los cambios radicales que
426
pudieran poner en peligro a sus propios intereses.
Por ejemplo, una desestabilización sostenida del
régimen actual en Venezuela, desestabilizaría el
mercado energético a nivel mundial, lo que traería
un instantáneo dolor de cabeza en los ámbitos
político y económico en los países industrializados
del llamado “Primer Mundo”.

Para eliminar ese apoyo incondicional del cual hoy


son acreedores estos regímenes, debemos afectar –
sostenidamente – los intereses internacionales y
para eso, la mejor manera es “embasurando” al país
oprimido mediante una paralización total, absoluta y
sostenida... a través de la sublevación cívica no
violenta. Un verdadero, efectivo y sostenido
PARO GENERAL.

Una vez que la “comunidad internacional” entienda


que el desbarajuste se mantendrá indefinidamente
en el país convulsionado mientras las existentes
autoridades estén frente al poder y que la sociedad
civil de ese país no tiene la más mínima
intención de amainar la resistencia, otro gallo le
comenzará a cantar al régimen y esa “comunidad
internacional” cambiará inmediatamente de bando,
colocándose del lado de la inminentemente nueva
opción de poder, es decir: del lado del pueblo
sublevado.

VI. CON QUÉ NO CUENTA EL TIRANO

El enemigo no cuenta con el apoyo incondicional de


la inmensa mayoría del pueblo, así pareciera lo
contrario en regímenes en los cuales se ha
427
implantado el terror como un método de “seguridad
ciudadana” y existe una doble moral, donde cada
quien lleva puesta una careta. Una vez que ese
pueblo mayoritario explote de manera
generalizada y sostenida, no habrá forma de
controlarlo. Los tiranos lo saben y le temen a las
sublevaciones.

Precisamente, la carencia del enemigo es nuestra


mayor herramienta. Nosotros contamos con ese
pueblo mayoritario: ¡nuestro gran ejército! Es a ese
pueblo a quien debemos comprometer en la
lucha de resistencia no-violenta.

Si bien el enemigo cuenta, por ahora, con el apoyo


internacional, ese apoyo es efímero y se disolverá de
inmediato al entender - la “comunidad internacional”
- que el pueblo está decidido a cambiar de
autoridades y a defenestrar a la tiranía.

Será la “comunidad internacional”, entonces, un


valioso aliado que hará su parte para presionar al
tirano a que abandone el poder para buscar con ello
la estabilidad regional y, en casos como Venezuela:
la estabilidad energética mundial.

Pero no nos engañemos. El régimen puede perder


absolutamente todo el apoyo del pueblo que si éste
no se subleva es como si ese apoyo no lo hubiera
perdido. La historia está llena de ejemplos de países
subyugados por odiosas tiranías y las mismas se
mantuvieron por décadas en el poder a través del
terror, porque sus pueblos jamás fueron inducidos a

428
la sublevación y equivocaron sus métodos de lucha...
hasta un día.

VII. CUÁL ES NUESTRO RETO INMEDIATO

Nuestro reto inmediato debe de ser cohesionar a la


sociedad civil en un ente compacto y dispuesto a
seguir las instrucciones dentro de una estrategia YA
PROBADA de lucha, que obedece a la modalidad de
la resistencia no-violenta.

Debemos comprometer a ese pueblo opositor a


que se una a la resistencia de una manera
activa, participativa y decidida.

El primer paso es el de educar a la sociedad civil a


sublevarse de manera activa, generalizada y
sostenida, donde se logre el ÚNICO OBJETIVO de
derrocar la tiranía con el menor trauma posible. Cada
gota de sangre de nuestros hermanos es parte del
tesoro nacional. Debemos preservar cada gota de
nuestra sangre para la reconstrucción del país.

No es fácil educar a todo pueblo, sin embargo,


nuestras instrucciones son sencillas, como veremos
más adelante. El enemigo puede enterarse de esta
estrategia sin mayores peligros para la sociedad civil,
ya que las tiranías no cuentan con los recursos para
combatirla. Además, los regímenes totalitarios, a
estas alturas, conocen muy bien qué les viene
encima cuando un pueblo se une en torno a la
resistencia no-violenta.

429
Los regímenes harán todo lo posible – e imposible –
para evitar que un movimiento de resistencia no-
violenta tome fuerza, pero cuando vean que el
intento es fallido y la sociedad está decidida a
organizarse en un solo bloque, comenzarán a “pedir
cacao”... a intentar diálogos de “entendimiento”. Al
final empezarán a derrumbarse y a perder afectos
dentro de sus cuadros internos, tanto políticos como
militares. Esa es la experiencia histórica que los
tiranos todos conocen y toman muy en cuenta.
Hemos oído, por ejemplo, por la boca del propio
Hugo Chávez, el daño que las estrategias de
resistencia no-violenta les han causado a grandes
tiranos de la historia contemporánea y así lo ha
relatado en cadena, asombrosamente y a modo de
queja, el tirano venezolano.

VIII. TOMEMOS LA OFENSIVA

Hasta ahora los regímenes totalitarios han sido


exitosos en tomar y mantener la ofensiva. Por
ejemplo, Chávez planifica todas las semanas la
agenda de la oposición venezolana en su espacio
mediático (radio y televisión) “Aló Presidente”, al
anunciar una “bomba” cada domingo. Eso genera
una reacción DEFENSIVA de la oposición y así la
entretiene durante siete días, hasta el próximo
programa... o nuevo escándalo.

Es necesario que los medios de comunicación


reseñen las noticias que genera el “oficialismo” de
manera casual, pero que nuestros comunicadores no
se hagan eco de ellas. Al contrario, pongamos al
régimen a comentar las nuestras.
430
IX. RETÉMOSLE E IGNORÉMOSLE

La verdadera resistencia es un constante retar al


régimen. No debe pasar un día en el cual no lo
retemos.

La sociedad civil puede organizar eventos - a modo


de “tareas” – que reten al régimen. Estos eventos
deben de ser ingenuos y absolutamente legales. Por
ejemplo, se puede organizar una jornada de varias
horas donde todo el pueblo opositor salga al frente
de sus respectivas viviendas y, sin obstaculizar el
tránsito, rezar el rosario. Todo un pueblo unido
rezando el rosario... MOSTRANDO SU RECHAZO AL
RÉGIMEN.

Otra “tarea” para retar al régimen podría ser ponerse


todos de acuerdo e ir a visitar a un connotado preso
político. En ninguno de estos casos habrá necesidad
de solicitar permiso para manifestar. No se trata de
una marcha organizada.

Claro está que ese reto establecerá un dinamismo


que se irá evaluando sobre la marcha, porque no
sabemos cuál será la exacta reacción del régimen ni
podemos calcular su nivel o intensidad en el campo
de la represión.

Al mismo tiempo en que retamos al régimen, lo


ignoramos. Debemos pretender que no existe. De
hecho: ¡no existe! En Venezuela se levanta el edificio
donde una vez funcionó el Congreso Nacional, pero
quienes se reúnen hoy en su inmueble, que ahora
431
mientan “asamblea” (como en Cuba), no tienen
legitimidad. No los podemos re-legitimar tomándolos
en cuenta para nada. Son fantasmas. Uno no se
sienta a hablar con fantasmas a menos que se trate
de una sesión espiritista. Tomar en cuenta al
régimen y a sus acólitos es hacerles el juego y caer
en el campo donde ellos se sienten a sus anchas.

No debemos pedirles absolutamente nada a las


entidades del régimen. No hay que introducir nada
ante la Fiscalía General ni acudir al Tribunal Supremo
de Justicia para nada. Esos organismos, al igual
que el Congreso, son cascos vacíos usurpados
por fantasmas temporales. Por supuesto que no
acudiremos a municipio alguno para solicitar permiso
para marchar por el territorio nacional.

Sentarse en la mesa de negociaciones con los


fantasmas... pretender que modifiquen sus
dictámenes, votar en elecciones en contra de ellos
(aunque en ocasiones nos dejen “ganar”, como el
gato deja que el ratón “se escape” antes de matarlo
y comerlo), es perder el tiempo, legitimarlos y
retrasar nuestra lucha de resistencia, porque la
distorsionamos. En la resistencia se resiste, no se
dialoga ni se participa... ¡tampoco se vota! Retamos
e ignoramos al régimen día-a-día.

En una lucha de resistencia no acudimos a las


citaciones que nos hacen los fiscales ni los tribunales
fantasmas. Tampoco pedimos la libertad de nuestros
presos. No hablamos con fantasmas.

432
Esto, como es lógico, supone un gran sacrificio, pero
¿qué lucha no es sacrificada? Es eso, o perderlo todo,
incluyendo nuestra dignidad como pueblo. De todas
maneras, si no resistimos adecuadamente,
terminaremos perdiéndolo todo: ¡la Patria
incluida!

X. EL DÍA D

Toda esta lucha de resistencia no-violenta


tiene como finalidad llevar al país nacional al
“Día D”. El día en que la sociedad civil se sublevará
de manera activa, generalizada y sostenida en
contra de aquellos regímenes tiránicos. Se habrán
acabado las tareas ingenua y habrá llegado el
momento de la verdad.

SUBLEVACIÓN ACTIVA – Porque cada quien


participará activamente en la sublevación.

SUBLEVACIÓN GENERALIZADA – Porque tenemos


que sublevarnos a lo largo y ancho del país. En cada
urbanización o barrio. En cada ciudad, en cada
pueblo: ¡EN CADA CALLE! Esa sublevación
generalizada debe de ser al unísono, es decir: todos
a la vez y en todas partes.

SUBLEVACIÓN SOSTENIDA – Porque tenemos que


mantener la sublevación hasta lograr el único
objetivo: sacar del poder al tirano y a sus acólitos.

Hay muchas maneras de sublevaciones cívicas. Las


hay violentas y no violentas. Por ejemplo, la
sublevación que Hugo Chávez convocó, sin éxito,
433
apenas salió de prisión en marzo de 1994, desde el
programa de televisión de José Vicente Rangel, fue
una sublevación violenta, al estilo del “Mayo
Francés” (de 1968).

Ver el siguiente video:


http://www.mrr.name/VIDEO10.htm

La sublevación que nuestro movimiento de


resistencia sugiere es no-violenta, al estilo de Serbia,
de Filipinas y de muchas otras no-violentas que han
dado resultados positivos e incruentos.

Las sublevaciones de Francia, Serbia y Filipinas


cumplieron con sus respectivos objetivos, sin
embargo, nosotros preferimos la estrategia de la no-
violencia por ser la más factible de realizar, la más
efectiva, la menos traumática… y la más segura.

La histórica sublevación violenta del “Mayo


Francés” fue contra el gobierno democrático del
General Charles De Gaulle.

Las no-violentas mencionadas arriba, fueron en


contra de dos sanguinarios y genocidas tiranos:
Ferdinand Marcos (en Filipinas) y Slodoban Milosevic
(en Serbia).

La sublevación en sí es una vía. Es la última


“batalla” antes de lograr los objetivos planteados.
En el caso de sacar del poder a un tirano, la
sublevación cívica debe culminar con la IMPLOSIÓN
(o insurrección) militar. Para entonces ya las
434
condiciones estarán lo suficientemente “maduras”
como para evitar escenarios de mayores violencias
entre militares.

Dentro de esa sublevación no-violenta está la


modalidad de “La Guarimba”, la cual hemos venido
promoviendo en Venezuela durante muchos años y,
en cierto modo, se aplicó entre los días 27 de febrero
y 5 de marzo de 2004 con un éxito total, a pesar de
no haberse llevado a cabo debidamente porque
muchos no observaron las tres reglas doradas (e
inviolables) de “La Guarimba”.

“La Guarimba” en Venezuela pudo haber depuesto


al régimen en una semana, de no haber sido por la
traición de un sector de los líderes “opositores” que
pactaron con Hugo Chávez cuando la verdadera
oposición popular iba ganando. Uno no se sienta a
dialogar cuando tiene a la vista la victoria. La
rendición del enemigo debe ser INCONDICIONAL.

XI. NUESTRO MAYOR RETO

El mayor reto de toda sociedad civil que pretenda


lograr su libertad a través de la sublevación cívica,
activa, generalizada y sostenida es de carácter
comunicacional. Es imperativo enseñarle a todo un
pueblo la manera más expedita, correcta y SEGURA
de sublevarse sin exacerbar la violencia.

Ojo: No hay que confundir pacifismo con no-


violencia. El pacifismo es una forma de vida. La no-
violencia es una estrategia de lucha. El 99.99% del
pueblo sublevado debe evitar la violencia por
435
razones tácticas más que por convicción moral. La
violencia funciona a favor del régimen. Transmitir por
TV escenas de muertos en las calles podría
desmantelar la sublevación cívica tan pronto como
ésta arranca. Es por eso tremendamente importante
NO DESPLAZARSE más allá del frente de nuestras
viviendas (de nuestras “guarimbas”). De hecho, no
es necesario estar en las calles durante “La
Guarimba”. Solo necesitamos asegurarnos que
nuestras barricadas, frente a nuestras viviendas,
estén trancando la vía. Sólo saldremos de nuestras
casas para repotenciar aquellas barricadas que
ameriten ser repotenciadas.

Decíamos que nuestro mayor reto es, sin duda


alguna, de carácter comunicacional. El pueblo debe
saber cuál es la manera exacta de aplicar “La
Guarimba” dentro de una sublevación cívica, activa,
generalizada y sostenida.

Habremos logrado vencer la barrera de esa dificultad


comunicacional mediante la creación de “CELULAS
DE RESISTENCIA”.

En biología, la célula es la unidad esencial que


forma a todo ser vivo. Es además la estructura
anatómica y funcional fundamental de la materia
viva, capaz de vivir independientemente como
entidad unicelular, o bien, formar parte de una
organización mayor, como un organismo
pluricelular. Nada hace el régimen con desmantelar
UNA célula de resistencia, porque ella forma parte de
un todo organismo pluricelular que está
representado por millones de ciudadanos quienes no
436
se conocen entre sí. Cada “célula de resistencia”
consta de cinco “núcleos” o individuos. Cada
individuo solamente conoce y se comunica con otros
cinco. En otras palabras: es MATERIALMENTE
IMPOSIBLE desmantelar un sistema u organismo
pluricelular.

Estas células de resistencia servirán para divulgar la


manera correcta y segura de sublevarnos, además:
conformarán la más perfecta red de comunicación
del sistema pluricelular de resistencia. A través de
las células de resistencia nos iremos comunicando
como hacen los africanos en la selva con sus
tambores. En cuestión de horas podremos comunicar
una información a millones de ciudadanos… y si se
nos caen los medios de comunicación, como la
telefonía o la red de la Internet, podremos
comunicarnos boca-aboca, cara-a-cara, porque un
individuo, dentro de esa compleja red pluricelular,
solamente tiene la responsabilidad de contactar a los
miembros de la célula de resistencia que él o ella
creó, es decir: A CINCO PERSONAS, no más.

Cada uno de nosotros debe convertirse en


“PRECURSOR DE LA LIBERTAD” creando nuestra
propia célula de resistencia, es decir, invitando a
nuestra casa a CINCO personas. No serán SEIS o
más… ni serán CUATRO o menos: SERÁN CINCO
PERSONAS NADA MÁS. Necesitamos mantener
cada célula lo más manejable posible y si consta de
muchos “núcleos” (individuos), se nos hará más
difícil contactar a cada uno de ellos en el momento
crítico. Recuerden: CINCO PERSONAS NADA MÁS.

437
Una vez en la reunión, leeremos este manifiesto.
Cada invitado se alternará en la lectura de cada
párrafo, así se mantendrán atentos y nos
aseguraremos de que cada quien haya entendido su
contenido.

Leyendo este manifiesto aprenderán la manera más


adecuada y segura de implementar “La Guarimba”,
es decir:

* Trancando los metros cuadrados de


calle que están FRENTE a nuestras
viviendas…

* No desplazándonos más allá del frente


de nuestras viviendas…

* No confrontando con el enemigo…

Así de sencillo Y DE SEGURO es el asunto para el


99.9% de la población sublevada. Habrá “otros” que
harán “otras cosas” pero “esas cosas” no las sabrá el
régimen hasta que llegue el momento, razón por la
cual es IMPERATIVO que el 99.9% de la población NO
SE DESPLACE, pues podría ser muy perjudicial para
aquel que decida hacerlo.

Sin embargo, habrá que explicar un poco más porque


la mayoría de los seres humanos gusta de ponerse
barreras. Siempre habrá aquel que pregunte: ¿y qué
ganamos trancando las calles? Siempre habrá
alguien que tiene un “plan” mejor. Jamás se han
enfrentado a una tiranía castro-estalinista, pero
pretenden tener la “solución” al trauma colectivo. Al
438
final, son esos los primeros que no participan de una
manera o de otra.

La sublevación cívica, activa, generalizada y


sostenida ha sido ampliamente probada en otros
países. Habrá quien diga: “sí… eso habrá sido en
Serbia, pero aquí no somos serbios”. En fin.
Siempre habrá quien guste de ponerse barreras.
Dejemos que sea el enemigo quien nos ponga las
barreras, no seamos nosotros mismos quienes nos
auto-limitemos.

XII. SU FUNCIÓN CÍVICA Y ACTIVA

Es importante, pues, explicar – entre otras cosas –


cuál es la función cívica y activa de “La Guarimba”,
como una modalidad de sublevación.

La única función cívica y activa de “La Guarimba”


es la de paralizar al país de una manera generalizada
y sostenida, logrando un VERDADERO PARO
GENERAL: ¡un verdadero paro general!

Eso solo es suficiente como para defenestrar al más


obstinado tirano, sobre todo, porque al pasar los días
se tiene que buscar una solución y al no haber otra
que cambiar los factores de poder, lo único que
quedaría sería la insurrección militar
presionada internamente por millones de
ciudadanos sublevados y externamente por la
llamada “comunidad internacional”. Así ha
funcionado siempre. El régimen perderá el apoyo
interno, el de sus militares, acólitos y/o policías. Así

439
las cosas, la única vía factible sería el abandono del
poder.

Eso le sucedió a Milosevic… a Marcos, a Batista, a


Aristide, a Fujimori, a Pérez Jiménez, a Ceaucescu en
Rumania y a Erich Honecker en la Alemania Oriental,
entre muchos otros tiranos que fueron depuestos
tras una presión popular de mayor o menor grado de
violencia.

“La Guarimba” es una de tantas maneras de


provocar esa necesaria presión interna y externa
para que los tiranos abandonen el poder. Es,
además, la manera más segura y expedita, si la
hacemos correctamente.

La mayor parte del pueblo solamente tiene que


comprometerse a trancar el pedacito de calle que
está frente a su casa, a no alejarse más allá del
frente de su vivienda y a no confrontar con el
enemigo. Quedarse dentro de su hogar (de su refugio
o “guarimba”) es lo mejor… de ahí el nombre de esta
estrategia ya que “guarimba” significa, en uno de los
dialectos caribes: refugio. En esta estrategia de “LA
GUARIMBA”, el elemento más importante es el
refugio de los participantes, la “guarimba” de los
participantes. Es entendible el por qué no debemos
desplazarnos más allá del frente de nuestras
“guarimbas”, de nuestros “refugios”. Al menor
indicio de peligro, nos retiramos “estratégicamente”
a la seguridad de nuestras “guarimbas”, de nuestros
“refugios”: de nuestras viviendas.

XIII. LOS “PEONES CIRCUNSTANCIALES”


440
Todo régimen sobrevive con la necesaria ayuda de
los “peones circunstanciales”. Estos son aquellos
que conforman, por motivos circunstanciales, las
fuerzas armadas y los organismos policíacos de
represión o prevención. Estos “peones” (soldados y
policías) cambian de bandos con las circunstancias.
Al cambiar el gobierno, cambian de bando.

Debemos captar a los “peones circunstanciales” del


régimen para que nos ayuden a modificarle, para
bien, el destino al país. Además, los “peones
circunstanciales” podrían salvar cientos de vidas de
nuestros aliados al momento de una sublevación.

Es muy fácil hablar con “ellos”… con los “peones


circunstanciales”. Muchos de los “núcleos” de las
células de resistencia conocen a un “peón”… o son
familia de uno de ellos. Hay que pedirles que llegado
el momento, disparen por encima de nuestras
cabezas, con todo lo que eso significa. A esos
“peones” hay que ir ablandando. Todos ellos tienen
familia y muchos familiares de los “peones”, están
del lado de la patria, no del régimen y formarán
parte de nuestras células de resistencia.

XIV. LAS “CONDICIONES OBJETIVAS”

La situación momentánea de un determinado país es


evaluada por las condiciones subjetivas y/u objetivas.
Ambas condiciones son tremendamente
cambiantes... dinámicas.

441
CONDICIONES SUBJETIVAS – Son aquellas
condiciones que CREEMOS existentes en un
determinado país en un momento específico en el
tiempo. Las condiciones subjetivas NO SON
precisamente las reales: son las que un grupo
pudiera creer existentes. Por ejemplo, nuestros
líderes de la resistencia pudieran pensar que están
dadas las condiciones para convocar a la
sublevación, cuando, en realidad, no es así... en cuyo
caso, el llamado a la sublevación podría fracasar.

CONDICIONES OBJETIVAS - Son las reales. Las


existentes. Cuando la marcha del 11 de abril de 2002
en Venezuela, estaban dadas las condiciones
objetivas para una sublevación. Lo mismo sucedió en
la tarde del 27 de febrero de 2004, cuando se
prendió “La Guarimba”.

Oigan bien: es un requerimiento imprescindible que


estén dadas las “condiciones objetivas” (las
verdaderas) para llamar al pueblo a la sublevación o
para que el pueblo se subleve de manera
espontánea. Habrá que esperar el momento
adecuado y mientras tanto, nos vamos preparando
con “tareas”, retando al régimen e ignorándolo en
todos los sentidos, pero – sobre todo – divulgando, a
través de las células de resistencia el mensaje de
sublevación y las instrucciones de cómo sublevarnos
de una manera adecuada y segura. No se puede
PROGRAMAR una sublevación. Aquel líder que
convoque la sublevación a distancia, es decir, dentro
de un mes o más… que “planifique” la sublevación,
es – seguramente – un traidor cuya misión es la de
EVITAR la sublevación y fomentar la depresión
442
colectiva. Lo mismo podemos decir de aquellos
líderes que llamen al DESPLAZAMIENTO de la
población. LO ÚNICO que están buscando son unos
muertos, para “matar” también la opción de la
verdadera y efectiva sublevación.

XV. ¿Y DESPUÉS QUÉ?

Una pregunta muy válida es qué sucederá en el país


después del derrocamiento de la tiranía. ¿Quién
tomará el control del país?

Esa es una pregunta imposible de responder. Puede


que se monte un “gorila” con intenciones muchísimo
más malsanas que las que tenía el tirano depuesto,
lo cual sería difícil... pero no imposible. ¿Qué
haríamos entonces? Lo mismo que hicimos para
sacar al tirano anterior, sólo que esta vez se nos hará
infinitamente más fácil porque ya sabremos cómo
sublevarnos y el poder de la sublevación en manos
de la sociedad civil.

Sin embargo, no se nos ocurre un sistema más


funesto, cruel, aberrante y satánico que el Castro-
Estalinismo, así que nada podría ser peor.

XVI. ¿CÓMO COMENZAR UNA CÉLULA DE


RESISTENCIA?

La etapa más sencilla – Y LA MÁS IMPORTANTE – de


toda sublevación cívica es la creación de UNA “célula
de resistencia”: de la primera. He aquí cómo se
logra paso por- paso:

443
PRIMERO – Debemos imprimir SEIS copias del
“Manifiesto de La Liberación”, este manifiesto que
estamos leyendo en estos momentos, que también
puede ser bajado y copiado en la siguiente dirección
cibernética:

http://www.mrr.name/manifiesto.pdf

SEGUNDO – Debemos invitar a nuestra casa a


CINCO amigos, familiares o compañeros de trabajo
que estén del lado de la Patria. Sería perfecto que
estos individuos no se conocieran entre sí y que no
trabaran amistad de ahí en adelante. No presenten a
los invitados, ni divulguen sus nombres entre ellos…
en el caso de que no se conozcan, claro.

TERCERO – En la reunión cada participante debe


turnarse para leer un párrafo de este manifiesto,
cuya copia habrá recibido al comienzo de la reunión.
Si hubiese acceso a la Internet, sería bueno revisar
nuestro sitio en la red.

http://www.mrr.name/celula.htm

CUARTO – Cada participante debe COMPROMETERSE


a crear una célula de resistencia de la misma
manera.

QUINTO – Debemos velar porque nuestros CINCO


“núcleos” hayan cumplido la misión de crear una
nueva “célula” cada uno.

SEXTO – Debemos estar pendientes de revisar


constantemente nuestro sitio en la web, donde
444
estaremos impartiendo información importante. ¡EN
MENOS DE UN MES HABREMOS CONTACTADO A
CASI 10 MILLONES DE HERMANOS!
MANIFIESTO DE LA
Capítulo 20

EL PAÍS POR NOSOTROS SOÑADO


El país por nosotros soñado dibuja un Estado
absolutamente descentralizado y extremadamente
pequeño con una función moderadamente
supervisora. Un país con un Poder Judicial
exageradamente autóctono y radicalmente probo,
donde los jueces sean escogidos y votados por los
ciudadanos.

Es un país donde el poder comience por las


asociaciones de vecinos y de ahí, hacia arriba; donde
un alcalde es casi más importante que un
gobernador y este último lo es más que el mismo
presidente, quien cumple una función coordinadora
de la administración general y se dedica de lleno a
ejecutar una buena política internacional, sobre todo
ahora, en un mundo globalizado y en una América
retada por el ALCA.

Es un país sin trabas, sin controles más allá de los


estrictamente necesarios. Donde la salud, la
seguridad, la educación, las explotaciones mineras y
petroleras y hasta la administración de las cárceles
estén en manos privadas, debidamente supervisadas
por el Estado, de acuerdo a proyectos emanados de
estudios realizados por expertos del Primer Mundo.

445
Un país donde no se gaste un céntimo más del que
entra y la moneda que corra sea el dólar
norteamericano, que al fin y al cabo es con la cual
nos pagan y la que empleamos para cancelar
nuestras importaciones e inversiones sociales y
civiles, lo que además serviría para que el Estado no
sea tentado – jamás – a producir un centavo de
dinero inorgánico.

Es un país en donde se premie la productividad de


los ciudadanos y se castigue la desidia; donde gran
parte del gasto público se dedique a la educación de
la población, con un abrumador énfasis en la
enseñanza a nivel de preescolar y primaria; donde se
fomente la creación de escuelas y universidades
privadas, debidamente subsidiadas y supervisadas
por el Estado, obedeciendo un patrón y régimen
adecuadamente estudiado e implementado; donde
jamás se mencione la diferencia entre ricos y pobres,
negros y blancos, indios y zambos... donde no haya
fricciones entre hermanos y todos aspiremos - por
igual - a la superación espiritual, intelectual y
material, al tiempo que se respetan los más
elementales derechos humanos.

Un país donde haya absoluta libertad de expresión,


de pensamiento, de religión y de prensa. Donde las
instituciones políticas sean sólidas y democráticas,
representativas de las bases de sus respectivos
partidarios.

Un país en donde se subsidie lo estrictamente


necesario y los precios los dicten la oferta y la
446
demanda, bajo una sociedad de mercado amplia y
absolutamente libre, con la debida protección a la
industria nacional y se diseñe un extenso y atractivo
plan de exoneración fiscal temporal – de largo plazo -
para aquellas nuevas industrias extranjeras que
deseen ayudar a fomentar una agresiva política de
pleno empleo nacional, siguiendo – así mismo – los
proyectos elaborados por expertos del Primer Mundo.

Un país cuyo endeudamiento obedezca a un proceso


de crecimiento y de mejoramiento de la calidad de
vida del pueblo; donde los impuestos – recolectados
con justicia y equidad - retornen a la ciudadanía
convertidos en beneficios sociales y civiles.

Sería un país con un reducido y muy representativo


grupo de legisladores que represente - en su justa
medida - a las mayorías tanto como a las minorías...
sin necesidad alguna de unas Fuerzas Armadas, pero
con contingentes especializados compuestos por
funcionarios profesionales, debidamente entrenados
en materia de seguridad ciudadana, secuestros,
desbordamiento de la seguridad nacional,
contrabando, etc.

Un país donde los funcionarios que preservan el


orden público, los médicos que atienden a la
población menos privilegiada y todos los maestros
reciban un salario digno y atractivo y los funcionarios
públicos, en su mayoría, fuesen de carrera con un
título universitario en administración pública,
entrabando así el funesto “clientelismo político” que
tanto daño les ha hecho a nuestros pueblos.

447
Un país donde los banqueros se dediquen a ser
banqueros y el Estado garantice – en términos
realistas y viables – los ahorros de los depositantes.

En ese país por nosotros soñado, no habría


necesidad de mantener tantos ministerios y los que
queden se encargarían, en gran medida, de la
supervisión de proyectos aprobados por el Estado a
las empresas privadas que opten por prestar sus
servicios a la nación, luego de ser contratadas
siguiendo un sagrado sistema de licitaciones y
evaluaciones técnicas.

Un país donde los ingresos fiscales nacionales serían


repartidos en su mayoría a los estados o provincias,
de acuerdo a la población y a las riquezas propias de
éstos/tas y exista un buen sistema – privatizado y
debidamente supervisado – de seguridad social para
nuestros ancianos y temporalmente desempleados.

Así, más o menos, sería el país por nosotros soñado.


Por ese país - por nosotros soñado - fue que
arriesgamos nuestras vidas y todos nuestros
bienes... y pusimos en un inmenso aprieto a nuestras
familias.

Movimiento de Resistencia Radical


www.mrr.name

448
EPÍLOGO

Las “Siete plagas de Egipto” se verían como un


pequeño e insignificante resfriado si las
comparásemos con lo que le ha caído a nuestra
sufrida Venezuela, una piñata a la que nos hemos
cansado de darle palo parejo, no a partir de la
llegada de Castro a nuestro país, sino mucho antes
de que el castro-estalinismo pusiera pie en suelo
patrio.

Hemos dejado siempre la libertad de Venezuela en


manos ajenas a las nuestras. Primero pensamos que
serían los “americanos” quienes nos iban a liberar de
la pesadilla, a cuenta del petróleo y toda esa
“chochada” (esa paja, como se dice en Nicaragua).
Luego nos emocionamos con “la comunidad
449
internacional”, con la O.E.A., con la O.N.U. y hasta
con la “Asociación de Ancianas Indefensas de
Katmandú”.

Pusimos nuestras esperanzas en Fedecámaras, en


los muchachos de PDVSA, en los capitanes de los
barcos petroleros venezolanos, en los medios de
comunicación con sus respectivos periodistas y
analistas, en nuestros políticos, en todas las vírgenes
y, ahora: en nuestros estudiantes con sus palmas
pintadas de un blanco puro y angelical.

Hemos intentado derrocar al régimen con paros,


firmazos, re-firmazos, mesas de negociaciones y
acuerdos, marchas, manifestaciones de todo tipo,
calistenia, ciclomarchas, caimaneras de futbolito con
“el soberano”, bailoterapías, elecciones, “plebiscitos”
y referendos.

El día en que nos sublevamos, cuando ya teníamos al


régimen buscando el palo en el cual ahorcarse,
salieron por ahí “nuestros” líderes y nos
chalequearon la única y verdadera opción que
tuvimos de recuperar a Venezuela. Esos mismos
líderes que nos traicionaron y nos han llevado por la
ruta del más impresionante “guaraleo”, son los
mismos que pretenden, con el cheque en blanco que
le da la sociedad civil, continuar la “guerra” hacia la
libertad. ¡Estamos mal!

Es cierto: ya perdimos a Venezuela, pero eso no


quiere decir que no la podamos recuperar. Se
requiere, sin embargo, de un profundo análisis
interno, no de la “oposición”, de cada uno de
450
nosotros. Preguntarnos si en verdad estamos
interesados y dispuestos a recuperar la patria, o –
por el contrario – nuestras intenciones son las de ver
cómo capoteamos esta tormenta, confiando en que
algún día nos salga el sol… por allá lejos.

Hermanos venezolanos. La libertad, dejémonos de


cuentos chinos, es como decía el apóstol José Martí,
sumamente costosa. Debemos, todos, estar
dispuestos a luchar por ella o, por el contrario, a
acostumbrarnos a vivir sin ella.

Deseándoles la mayor suerte de este mundo,

Robert Alonso

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