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Daniel Albarrán
Autor:
Daniel Albarrán
Titulo original:
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria
(en el caso de San José)
ISBN 980-332-182-X
Deposito legal lf 0812002200677
Presentación del Planteamiento
Hace un buen tiempo el predicador de turno de los retiros
espirituales del clero de la Diócesis de Barcelona, en su segundo
día consecutivo, estaba hablando de la obediencia de San José al
plan de Dios. Al principio pareció ser que era una estrategia
metodológica para encuadrar la atención de los que estábamos
esperando los parámetros del guia espiritual de ese año. Pero
como insistía en la idea de que San José, el esposo de la Virgen
María, había obedecido, casi en parada firme la voluntad de
Dios, así quería recalcar; entonces, un grupo de los asistentes
reaccionó en contra de la idea que procuraba trasmitir el
predicador.
Entre los alegatos que se esgrimían estaba que, si la vida
de San José tenía alguna aplicación a nuestras vidas y en la de
cualquier persona, y tenía que tenerla, porque si no carece de
sentido las Sagradas Escrituras, entonces, esa presentación era
muy espiritualista.
Al principio fue una intervención tímida y atrevida del
que se atrevió a levantar la mano para interrumpir el silencio que
debería reinar en la sala de charlas. Además, de ser un
atrevimiento desconsiderado el contradecir al predicador, sin
contar el de despertar a la mayoría. Doble falta, sin duda. Pero,
la fidelidad a la Revelación exigía y permitía semejante
insolencia.
Es decir, si en la Biblia aparece reseñado lo de San José,
es porque tiene un valor universal para todo hombre. Y alguna
connotación existencial tiene que tener. No está allí por
casualidad o por salir del paso. Tampoco, para tomársela a la
ligera. Y ya que el predicador se había metido por esos caminos,
había que andarlos no a la deportiva, sino con todo lo que
implicara. Aquí estaba la sorpresa. No discuto que, tal vez, ese
recurso le habría dado sus beneficios en circunstancias parecidas.
Esta vez, era evidente, que comenzaba a complicársele las cosas,
para mal rato suyo, y beneficio posterior de los oyentes.
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Justificación
La tarea que me he propuesto no es nada fácil. Sobre todo,
para muchos el hecho de combinar la psicología con las
cuestiones de fe, es como el agua y el aceite. Esto era lo que
acaba de suceder en el retiro espiritual de clero de Barcelona. No
era sino una rebeldía de un buen grupo contra una manera
cómoda de ver las cosas. En otras palabras, gente inquieta entre
inquieto. Es decir, tomarse el tiempo suficiente y constante de
leer lo que ya otros han indagado, cuestionado y descubierto,
porque, tenemos que tener bien presente la sentencia bíblica de
“nada nuevo hay bajo el sol” (Cfr. Eclesiastés). Pero para llegar
a esa convicción, no hay otra, que comprobarlo, comprobando. O
sea, tomándose su tiempo y tarea.
Así, que, motivados por esos y otros muchos motivos,
como dice la canción, voy a lo que voy. Y para ir bien a donde
quiero tengo que justificar mi inquietud. No vaya a ser que sea
como otra rebeldía más y no como lo que en verdad es: un
intento inquieto de escudriñar y buscar. No para llevar la
contraria, sino para que la vida cobre el sentido que tiene que
tener y que Dios ya lo impregnó desde el momento de la
creación. Sirve de inspiración repetir “que si está en las
Sagradas Escrituras, por algo es”. Es decir, algún sentido tiene
que tener para el hombre real y concreto de la historia diaria. Si
no, ¿entonces, por qué está allí? Y en el caso concreto de San
José, ¿es una excepción o una confirmación de la regla? ¿Por
qué el sueño? ¿Qué querrá decir el hecho del sueño? No voy a
insistir en el contenido específico del sueño, sino en la realidad
de soñar, como elemento de la naturaleza del hombre. Ese va a
ser el camino y el caminar. No otro.
Es un atrevimiento. No lo discuto. Porque hay que aceptar
me dirán. Y es verdad.
Pero no es que no acepte. Al respecto, no cabe ninguna
duda. Jamás ha sido la intención poner en tela de juicio. Todo lo
contrario. Es, que, aceptando, parto de allí para preguntar que
quiere decirnos ese hecho real. Si esta allí es por algo. No lo
olvidemos nunca. Ahora, es que como esta allí, hay buscarle
respuesta. Pero, para eso, hay que hacerse preguntas. Si no, ¿qué
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SAN JOSÉ:
La referencia y el punto de partida
(Mateo:18-24)
La generación de Jesucristo fue de esta manera: su
madre, María, estaba desposada con José y, antes de
empezar a estar juntos ellos, se encontró en cinta por
obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y
no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en
secreto. Así lo tenia planeado, cuando el Ángel del Señor
se le apareció en sueños y le dijo: ‹‹José, hijo de David,
no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo
engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un
hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvara
a su pueblo de sus pecados.›› Todo esto sucedió para que
se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le
pondrán por nombre Emmanuel, que traducido Significa:
‹‹Dios con nosotros.›› Despertado José del sueño, hizo
como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó
consigo a su mujer.
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EL SUEÑO DE JOSÉ
Resultado de una situación
Desde que me entró el gusanito de la curiosidad inquieta,
y creo que sana, de dedicarme a este trabajo, vengo pensado que
ante una situación concreta, existe un sueño concertó. Es decir,
en la que muchos caminos se nos presentan, o incluso, ninguno,
entonces, es cuando se nos da en nuestra mente una respuesta
concreta, a través del sueño. Porque existe una situación
concreta, existe un sueño concreto. En otras palabras, a un
problema existencial histórico-personal, una solución existencial
histórica-personal. ¿Qué elementos tengo para decir lo que estoy
diciendo? Los iré desgranando y presentando.
Si no hay situación existencial en crisis, no habrá sueño, y
por consiguiente, respuestas en esa direccion. Pero la situación
tiene que tener una connotacion afectiva en nuestra persona. Nos
tiene que afectar, indistintamente del grado de la afectación.
Mucha, poca o más o menos. Nos toca en algo y nos determina,
al punto de ser una situación personal y existencial. Muy propia
individual. Y muy de sentido o de no para la vida. De allí, que
sea personal y, al mismo tiempo, existencial.
¿Esa manifestación se da en casos excepcionales o a
diario? ¿Es común o existen personas privilegiadas que tienen
ese don? ¿Es un don o una facultad de la naturaleza? Si es don,
entonces, sólo algunos lo tienen. Y si es una facultad de la
naturaleza, entonces, todos los seres humanos la poseen. En ese
sentido, ¿José es la excepción o la confirmación de la regla?
¿Era el joven un privilegiado porque le sucedió, o no tiene nada
de nuevo que le haya sucedido?
Vamos a suponer que José es una excepción. Si
suponemos eso y esa va a ser la conclusión, paremos aquí este
trabajo. Porque no tiene sentido que continuemos. Ya que esa
seria la tendencia de la parapsicología, que buscaría comprender
las sensaciones extracensoriales y otras muchas manifestaciones
como la clarividencia, la premonicion y otras experiencias, tal
vez esotéricas. Pero no seria el campo de nuestro propósito.
Supongamos, más bien, que se trata de una manifestación
natural. Entonces, si podemos continuar. Y ahora, me vuelve el
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EL SOÑAR,
Gran Instrumento de la Naturaleza
Si yo hubiese adquirido la costumbre de recordar mis
sueños y anotar mis fantasías nocturnas, si yo hubiese
estudiado la ciencia de traducir a lenguaje hablado las
imágenes difusas, si yo me hubiese familiarizado con
mis sueños como lo estoy con mis actos, mis gustos, mis
instintos y mis reacciones, me conocería yo hoy mucho
mejor, me entendería mejor a mi mismo, a mis
motivaciones secretas y mis deseos irracionales, a mis
entusiasmos y a mis depresiones, a mis complejos y a mis
miedos. Si yo me conociera noche a noche como me
conozco día a día, sería mejor persona y tendría mejor
carácter, podría prevenir mejor mis prontos y suavizar
mis asperezas, reaccionaria mejor ante la vida y
entendería mejor en la practica el enigma de la
existencia. Sé que al perder la dimensión nocturna de mi
vida, he perdido algo importante de la totalidad de mi
ser. Me he racionalizado demasiado, y me he privado de
la guía, el animo, el secreto y el encanto de las voces que
me hablan en la noche cuando mi razón esta callada y mi
amado subconsciente despliega sus antenas para captar
los mensajes secretos y vitales que yo no le dejo percibir
de día. El sueño me ha servido de descanso, pero no de
aprendizaje. Noches a medias (Vallés, Calos, G., S.J.,
Vivir con alas, Ángeles en la Biblia y en la vida, p.22).
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EL INCONCIENTE
Laboratorio de los sueños
(y soluciones)
Hemos dicho ya que la existe una experiencia externa y
otra interna en la persona humana en relación a la realidad. Una
objetiva y la otra subjetiva. Pero ambas en conexión real e
histórica con las circunstancias personales e individuales en una
afectación, en gradación mayor o menor, con la mente. Esa
adecuación con la realidad, ciertamente, hace que la persona
tenga plena conciencia de su entorno real, como fruto y resultado
de una actividad psíquica. Pero existe otra conexión, muy sutil,
que también es psíquica, y de la que depende el consiente. Es,
precisamente, el inconsciente y es lo psíquico lo verdaderamente
real. Su naturaleza interna no es tan desconocida como la
realidad del mundo exterior y nos es dado por el testimonio de
nuestra conciencia tan incompletamente como el mundo exterior
por el de nuestros órganos sensoriales (Cfr. Freud,
Metapsicología: La represión; lo inconsciente; además de las
obras de Freud, altamente citadas en este trabajo). Con ello se
esclarece, en parte, el misterio de la actividad onírica o de los
sueños, ya que, entonces, los sueños ya no se atribuyen a
factores desconcertantes, sino a la actividad diurna del
pensamiento consciente. Lo que significa que el sueño continúa
labores intelectuales diurnas, solucionando y dando soluciones
de mucho valor y una importancia meritoria. Ya no pertenece a
fuerzas ocultas, sino a nosotros mismos. Es importante, sin
embargo, diferenciar realidad psíquica y realidad material.
Porque la realidad psíquica es actividad mental activa en
conexión con la realidad, sea consciente o inconsciente.
Tengamos o no conocimiento de es conexión. Lo lógico es que
haya una actividad totalmente consciente. Visto así hace que el
sueño ya no sea un monstruo al que habría que temer, sino un
instrumento revelador indicativo de que hay “verdades” que
muestran que se mueve el piso sobre el que se alzan nuestra
virtudes, como concluye Freud en su estudio. Y el sueño se nos
convierte, entonces, en nuestra auto-revelación. Nos está
indicando y nos está manifestando nuestra vía de solución,
siempre y cuando le demos su importancia y su interpretación.
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LOS SUEÑOS
¿Son o no son revelación?
A todas estas, por fin, ¿los sueños son o no son
revelaciones? En el caso de José, ¿es o no es revelación? Si
admitirlos que José no es la excepción sino la confirmación de la
regla de la naturaleza, tendremos que afirmar igualmente que no
es revelación, por lo menos de manera como se suele pensar en
revelación. Pero admitir esa manera de pensar significa que
estamos diciendo que José se autoengaño. Y nos metemos en
serios problemas. Pero si enseguida añadimos que el sueño de
José es parte de la solución de su situación concreta, ciertamente,
estamos diciendo que fue la solución que su propia mente le
manifestó. Dependía de él el realizar o no lo que le indicaba el
sueño. Era su decisión. En todo caso, esta implícita la idea,
entonces de que sí era una revelación personal.
Como desde el principio estamos inclinados a pensar que
los sueños no son una enfermedad, ni enfermos los que sueñan,
sino que es fruto de una continuación de la actividad psíquica del
individuo, que asume a plenitud su vida, tenemos que afirmar, de
igual manera, que los sueños son realmente nuestra propia
revelación. Eso nos lleva a preguntarnos si los sueños tienen
carácter de milagros y de profecías, como comúnmente se
piensa. ¿Es un milagro el soñar? ¿O no es ningún milagro el que
soñemos? El hecho es que soñamos. No cabe ni la menor duda.
No está el problema en el soñar, sino en la interpretación
de ese fenómeno totalmente natural. En atribuir a fuerzas
extrañas y ocultas, e inclusive a fuerzas telepáticas u otras
muchas manifestaciones paranormales, el hecho de un sueño en
concreto. Esa manera de solucionar la manifestación de ese
fenómeno hace que nos sintamos como poseídos por mundos que
se nos escapan de las manos. Y el aporte de este trabajo consiste,
precisamente, en hacer ver que no hay nada de anormal ni de
extraño ni de extraterrestre en el hecho de soñar. ¿Por qué
hacemos, entonces, un problema donde no lo hay? Tenemos que
reconocer que lo desconocido lo hacemos ver muchas veces
como misterio. Ciertamente, lo es. Pero la tarea es escudriñarlo
para conocerlo. Otros lo han hecho y lo estamos haciendo
nosotros en este trabajo. Yo al indagar y arriesgarme a ello, y,
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¿Qué hacer con los sueños?
Soñar es una realidad en el ser humano que no podemos
negar. Soñar no es un fenómeno patológico. Es una actividad
psíquica. Lo que significa que es una continuación de la
actividad diurna, pero en calidad de reposo. El sueño no es una
manifestación externa a nuestra realidad ni se atribuye a fuerzas
sobrehumanas. Es una realidad totalmente normal y natural en el
ser humano. ¿Qué hacer, entonces, con los sueños?
Son dos los elementos que se pueden utilizar para asirse
del contenido de los sueños. Uno, es el psicoanálisis de Freud, y
el otro es el método Gestalt. Ese último propone volver a vivir el
sueño y apropiarse su significado. El sueño es un mensaje que el
que sueña se envía a si mismo, mientras se duerme. El mensaje
es el de conocer, descubrirse, recobrarse y integrarse en
personalidad completa. A medida que vamos viviendo nos vamos
imponiendo barreras como condicionamientos a nuestra propia
realización personal. Y esto nos va desgarrando la personalidad.
Veamos lo que señala Vallés al reconocer la influencia positiva
en su vida del pensamiento de Mello:
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Otros libros del mismo autor
Iscariote).
5. El piar de un gorrión.