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L5ES3450

Comentario lingüístico de textos

Ejercicio sobre la forma aver + participio /adjetivo participial

1. Quelle question de variation diachronique illustrent les formes soulignées ? À l’aide d’exemples, exposez les étapes
par lesquelles, pour chacune des deux formes, s’est instituée une telle morphologie, ainsi que leur particularité en
termes de prédication.

III sería muy grant marabilia si pudiésedes sofrir las asperezas


Del salto que fizo el rey Richalte de Inglaterra en la mar de la orden, et si después la oviésedes a dexar o bevir en ella,
contra los moros non la guardando como devíades, seervos ía muy grant daño
Un día se apartó el conde Lucanor con Patronio, su para’l alma et grant vergüença et grant denuesto para’l
consejero, et díxol’ así: cuerpo et para el alma et para la fama. Mas pues este bien
-Patronio, yo fío mucho en el vuestro entendimiento, et sé queredes fazer, plazerme ía que sopiésedes lo que mostró
que lo que vós non entendiéredes, o a lo que non pudiéredes Dios a un hermitaño muy sancto de lo que avía de conteçer a
dar consejo, que non a ningún otro omne que lo pudiese él et al rey Richalte de Englaterra.
açertar; por ende, vos ruego que me consejedes lo mejor que El conde Lucanor le rogó quel’ dixiese que cómo fuera
vés entendiérdes en lo que agora vos diré: aquello.
Vós sabedes muy bien que yo non só ya muy mançebo, et -Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un hermitaño era
acaesçióme assí: que desde que fui nasçido fasta agora, que omne de muy buena vida, et fazía mucho bien, et sufría
siempre me crié et visqué en muy grandes guerras, a vezes grandes trabajos por ganar la gracia de Dios. Et por ende,
con cristianos et a vezes con moros, et lo demás sienpre lo fízol’ Dios tanta merçed quel’ prometió et le aseguró que
ove con reys, mis señores et mis vezinos. Et cuando lo ove avría la gloria de Paraíso. El hermitaño gradesçió esto mucho
con cristianos, como quier que sienpre me guardé que nunca a Dios; et seyendo ya desto seguro, pidió a Dios por merçed
se levantase ninguna guerra a mi culpa, pero non se podía quel’ mostrasse quién avía de seer su compañero en Paraíso.
escusar de tomar muy grant daño muchos que lo non Et como quier que el Nuestro Señor le enviase dezir algunas
meresçieron. Et lo uno por esto, et por otros yerros que yo fiz vezes con el ángel que non fazía bien en le demandar tal
contra nuestro señor Dios, et otrosí, porque veo que por cosa, pero tanto se afincó en su petiçión, que tovo por bien
omne del mundo, nin por ninguna manera, non puedo un día nuestro señor Dios del’ responder, et envióle dezir por su
solo ser seguro de la muerte, et só çierto que naturalmente, ángel que el rey Richalte de Inglaterra et él serían
segund la mi edat, non puedo vevir muy luengamente, et sé compañones en Paraíso.
que he de ir ante Dios, que es tal juez de que non me puedo Desta razón non plogo mucho el hermitaño, ca él conosçía
escusar por palabras nin por otra manera, nin puedo ser muy bien al rey et sabía que era omne muy guerrero et que
jubgado sinon por las buenas obras o malas que oviere fecho; avía muertos et robados et deseredados muchas gentes, et
et sé que si por mi desaventura fuere fallado en cosa por que sienpre le viera fazer vida muy contralla de la suya, et aun,
Dios con derecho aya de ser contra mí, sé çierto que en que paresçía muy alongado de la carrera de salvación; et por
ninguna manera non pudié escusar de ir a las penas del esto estava el hermitaño de muy mal talante.
Infierno en que sin fin avré a fincar, et cosa del mundo non Et desque nuestro señor Dios lo vio así estar, enviól’ dezir
me podía ý tener pro, et si Dios me fiziere tanta merçed con el su ángel que non se quexase nin se marabillase de lo
porque Él falle en mí tal meresçimiento, porque me deva quel’ dixiera, ca çierto fuesse que más serviçio fiziera a Dios
escoger para ser compañero de los sus siervos et ganar el et más meresçiera el rey Richalte en un salto que saltara, que
Paraíso, sé por çierto que a este bien et a este plazer et a esta el hermitaño en cuantas buenas obras fiziera en su vida.
gloria, non se puede comparar ningún otro plazer del mundo. El hermitaño se marabilló ende mucho, et preguntól’ cómo
Et pues este bien et este mal tan grande non se cobra sinon podía esto seer.
por las obras, ruégovos que, segund el estado que yo tengo, Et el ángel le dixo que sopiese que el rey de Françia et el rey
que cuidedes et me consejedes la manera mejor que de Inglaterra et el rey de Navarra pasaron a Ultramar. Et el
entendiéredes porque pueda fazer emienda a Dios de los día que llegaron al puerto, yendo todos armados para tomar
yerros que contra Él fiz, et pueda aver la su gracia. tierra, bieron en la ribera tanta muchedumbre de moros, que
-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, mucho me plaze de tomaron dubda si podrían salir a tierra. Estonçe el rey de
todas estas razones que avedes dicho, et señaladamente Françia envió dezir al rey de Inglaterra que viniese a aquella
porque me dixiestes que en todo esto vos consejase segund el nave a do él estava et que acordarían cómo avían de fazer. Et
estado que vós tenedes, ca si de otra guisa me lo dixiéredes, el rey de Inglaterra, que estava en su cavallo, cuando esto
bien cuidaría que lo dixiéredes por me provar segund la oyó, dixo al mandadero del rey de Françia quel’ dixiese de su
prueva que el rey fezo a su privado que vos conté el otro día parte que bien sabía que él avía fecho a Dios muchos enojos
en el exiemplo que vos dixe; mas plázeme mucho porque et muchos pesares en este mundo et que sienpre le pidiera
dezides que queredes fazer emienda a Dios de los yerros que merçed quel’ traxiese a tiempo quel’ fiziese emienda por el
fiziestes, guardando vuestro estado et vuestra onra; ca su cuerpo, et que, loado a Dios, que veía el día que él
çiertamente, señor conde Lucanor, si vós quisiéredes dexar deseava mucho; ca si allí muriese, pues avía fecho la
vuestro estado et tomar vida de orden o de otro apartamiento, emienda que pudiera ante que de su tierra se partiesse, et
non podríades escusar que vos non acaesciesçen dos cosas: la estava en verdadera penitencia, que era çierto quel’ avría
primera, que seríades muy mal judgado de todas las gentes, Dios merced al alma, et que si los moros fuessen vençidos,
ca todos dirían que lo fazíades con mengua de coraçón et vos que tomaría Dios mucho serviçio, et serían todos muy de
despagávades de bevir entre los buenos; et la otra es que buena ventura.

1
Et de que esta razón ovo dicha, acomendó el cuerpo et el son poblados los sus solares. Et vós, señor conde Lucanor,
alma a Dios et pidiól’ merçed quel’ acorriesse, et signóse del pues dezides que queredes servir a Dios et fazerle emienda
signo de la sancta Cruz et mandó a los suyos quel’ de los enojos quel’ feziestes, non querades seguir esta carrera
ayudassen. Et luego dio de las espuelas al cavallo et saltó en que es de ufana et llena de vanidat. Mas, pues Dios vos pobló
la mar contra la ribera do estavan los moros. Et como quiera en tierra quel’ podades servir contra los moros, tan bien por
que estavan cerca del puerto, non era la mar tan vaxa que el mar como por tierra, fazet vuestro poder porque seades
rey et el cavallo non se metiessen todos so el agua en guisa seguro de lo que dexades en vuestra tierra. Et esto fincando
que non paresçió dellos ninguna cosa; pero Dios, así como seguro, et aviendo fecho emienda a Dios de los yerros que
señor tan piadoso et de tan grant poder, et acordándose de lo fiziestes, porque estedes en verdadera penitençia, porque de
que dixo en el Evangelio, que non quiere la muerte del los bienes que fezierdes ayades de todos meresçimiento, et
pecador sinon que se convierta et viva, acorrió entonçe al rey faziendo esto podedes dexar todo lo ál, et estar sienpre en
de Inglaterra, libról’ de muerte para este mundo et diol’ vida serviçio de Dios et acabar así vuestra vida. Et faziendo esto,
perdurable para sienpre, et escapól’ de aquel peligro del tengo que ésta es la mejor manera que vós podedes tomar
agua; et endereçó a los moros. para salvar el alma, guar-dando vuestro estado et vuestra
Et cuando los ingleses vieron fazer esto a su señor, saltaron onra. Et devedes crer que por estar en servicio de Dios non
todos en la mar en pos dél et endereçaron todos a los moros. morredes ante, nin bivredes más por estar en vuestra tierra.
Cuando los françeses vieron esto, tovieron que les era Et si muriéredes en serviçio de Dios, biviendo en la manera
mengua grande, lo que ellos nunca solían sofrir, et saltaron que vos yo he dicho, seredes mártir et muy bien aventurado,
luego todos en la mar contra los moros. Et desque los vieron et aunque non murades por armas, la buena voluntat et las
venir contra sí, et vieron que non dubdavan la muerte, et que buenas obras vos farán mártir, et aun los que mal quisieren
vinían contra ellos tan bravamente, non les osaron asperar, et dezir, non podrían; ca ya todos veyen que non dexades nada
dexáronles el puerto de la mar et començaron a fuir. Et de lo que devedes fazer de cavallería, mas queredes seer
desque los christianos llegaron al puerto, mataron muchos de cavallero de Dios et dexades de ser cavallero del diablo et de
los que pudieron alcançar et fueron muy bien andantes, et la ufana del mundo, que es falleçedera.
fizieron dese camino mucho serviçio a Dios. Et todo este Agora, señor conde, vos he dicho el mío consejo segund me
vien vino por aquel salto que fizo el rey Richalte de lo pidiestes, de lo que yo entiendo cómo podedes mejor
Inglaterra. salvar el alma segund el estado que tenedes. Et semejaredes a
Cuando el hermitaño esto oyó, plógol’ ende muncho et lo que fizo el rey Richalte de Inglaterra en el sancto et bien
entendió quel’ fazía Dios muy grant merçed en querer que fecho que fizo.
fuesse él compañero en Paraíso de omne que tal servicio Al conde Lucanor plogo mucho del consejo que Patronio le
fiziera a Dios, et tanto enxalçamiento en la fe cathólica. dio, et rogó a Dios quel’ guisase que lo pueda fazer como él
Et vós, señor conde Lucanor, si queredes servir a Dios et lo dizía et como el conde lo tenía en coraçón.
fazerle emienda de los enojos quel’ avedes fecho, guisat que, Et veyendo don Johan que este exiemplo era bueno, mandólo
ante que partades de vuestra tierra, emendedes lo que avedes poner en este libro, et fizo estos viessos en que se entiende
fecho a aquellos que entendedes que feziestes algún daño. Et abreviadamente todo el enxienplo. Et los viesos dizen así:
fazed penitençia de vuestros pecados, et non paredes mientes Qui por cavallero se toviere,
al hufana del mundo sin pro, et que es toda vanidat, nin más deve desear este salto,
creades a muchos que vos dirán que fagades mucho por la que non si en la orden se metiere,
valía. Et esta valía dizen ellos por mantener muchas gentes, o se ençerrasse tras muro alto.
et non catan si an de que lo pueden complir, et non paran Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:…
mientes cómo acabaron o cuántos fincaron de los que non
cataron sinon por esta que ellos llaman grant valía o cómo Don Juan Manuel, El conde Lucanor.

Uno de los rasgos con que se puede caracterizar el paso del latín a las lenguas latinas, y al castellano
es la perdida de la morfología flexiva. Las conjugaciones fueron sustituidas por giros perifrásticos:
las formas sintéticas fueron remplazadas por formas analíticas. Un ejemplo de esto es el remplazo
ya desde el latín vulgar de la conjugación pasiva (amor) por una construcción analítica con ser
(amatus est “fue/ha sido amado”)1, así como el remplazo de la conjugación del futuro (cantabo) por
una construcción perifrástica compuesta por el infinitivo y el verbo habere (cantāre habeō)2. La
estructura que nos concierne en el presente trabajo se inscribe también en esta tendencia analítica.
Los enunciados subrayados “Mucho me plaze de todas estas razones que avedes dicho” y “Et de
que esta razón ovo dicha…” son también una muestra de la tendencia deflexiva que afectó el latín y
que resultó, además de los ejemplos anteriormente citados, en el desarrollo de perífrasis basadas en
el verbo aver que vinieron a asumir la expresión de la conjugación del perfectum latino (cantavī >
he cantado).

1
Ralph Penny, Gramática histórica del español, Barcelona: Ariel , 1993, p. 154
2
Ibid., p. 157-162

2
Como puede verse en el texto y particularmente en los ejemplos subrayados, la lengua medieval
aceptaba dos formas:
- El verbo aver acompañado por un participio como en el primer ejemplo: “Mucho me plaze de
todas estas razones que avedes dicho”
- y el verbo aver acompañado por un adjetivo participial que concordaba en género y número con su
antecedente, tal como puede apreciarse en el segundo ejemplo : “Et de que esta razón ovo dicha…”
A pesar de la aparente equivalencia de ambas estructuras, en términos semánticos no expresan lo
mismo. Para comprender la diferencia que existe entre los dos enunciados hay que comenzar por
explicar semánticamente lo que expresa el elemento que tienen en común:
El verbo aver tiene la capacidad de establecer una relación entre dos entidades. Una entidad E 1 que
funciona como soporte del enunciado (el sujeto, que aparece en la desinencia del verbo) y una
segunda entidad E2. Aver expresa la existencia de E2 en una situación de dependencia con respecto a
E13. Relación que podríamos esquematizar así : E1 ← E2.
Puesto que aver era un verbo sintácticamente transitivo, este segundo elemento E2 podía ser en el
español medieval un objeto. La frase “Et de que esta razón ovo dicha…” es un ejemplo de esto ya
que el verbo aver presenta como complemento un objeto (esta razón) acompañado por un adjetivo
participial (dicha). Esta estructura declara la existencia de un objeto en un estado resultativo de una
operación declarada por el adjetivo participial. Así, en este ejemplo se declara la existencia de una
razón dicha con respecto al Rey Richard. Esta construcción ya no es posible en el español actual.
En la primera frase, por medio del verbo aver, se declara la existencia de una acción terminada
declarada por el participio (dicho) con respecto al conde Lucanor (E1). Este evento terminado que
reviste el papel de E2. Con esta estructura el locutor medieval podía insistir en el carácter terminado
de un evento. Mientras que con la estructura anterior el locutor podía focalizarse en la secuela que
dejaba un evento en la entidad afectada.
Fue la estructura aver + participio la que se impuso a partir del siglo XVI, la que permitía relacionar
un evento terminado con respecto a un ser, a una entidad, ubicando así al actor de un evento en
trascendencia con respecto al evento mismo. Esto es lo que declara el aspecto transcendente, hoy
declarado con haber + participio.
En términos de predicación las dos estructuras explicadas anteriormente no declaran lo mismo. En
el primer ejemplo Patronio está contento con el discurso pronunciado por el conde Lucanor, está
contento de que haya hablado y particularmente “porque me dixiestes”. Tenemos aquí dos decir
declarados sucesivamente: es en la acción misma que el locutor quiere focalizarse. En cambio,
cuando el Rey Richard de Inglaterra se prepara a lanzarse a la mar es en el complemento que se
focaliza nuestra atención, en la razón que ha sido pronunciada y que determina lo que ha de pasarle
al Rey.
Nada le impedía a don Juan Manuel escribir en el primer ejemplo “todas estas razones que avedes
dichas” y en el segundo “Et de que esta razón ovo dicho…”, pero al hacerlo, habría declarado algo
distinto, habría decidido focalizarse primero en el objeto afectado y luego en la acción terminada.

3
Marie-France Delport, Deux verbes espagnols: haber et tener, Paris: Éditions Hispaniques, 2004, p. 326-339

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