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EL POTENCIAL DEL

PENSAMIENTO POSITIVO
UN CURSO PARA MEJORAR LA CALIDAD DE TU VIDA

UNIVERSIDAD ESPIRITUAL MUNDIAL BRAHMA KUMARIS

CURSO DE PENSAMIENTO POSITIVO


SERIE 1

Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de
que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

Para descargar de Internet:


“ELEVEN” – Biblioteca del Nuevo Tiempo
Rosario – Argentina
Adherida a: Directorio Promineo: www.promineo.gq.nu

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www.11argentina.com

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El Potencial del pensamiento positivo
universidad espiritual mundial brahma kumaris
© Brahma Kumaris Raja Yoga Centres Inc (Australia) 1994
Escrito por: Anthony Strano
Diseño y dibujos y maquetación: Manuel Galdón
Traducido por: Guillermo Simó Kadletz
Digitalizador: ✠
Editado: Acelerado
L-01 – 26/02/04

Anthony Strano

Es escritor y profesor de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris desde 1977, en la actualidad dirige
los centros de dicha Universidad en Grecia y Hungría.

Ha coordinado simposiums internacionales para científicos como Ciencia al Servicio de la Humanidad y Ciencia y
Conciencia. Ha viajado por diversos países impartiendo conferencias y seminarios sobre el Pensamiento Positivo.
El poder de la Mente y sobre como Mejorar la calidad de Vida.

Impreso en la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris que ha producido y editado este libro. Es una
organización no lucrativa cuyo objetivo es compartir conocimiento como un servicio a la comunidad para el
crecimiento espiritual de las personas

ÍNDICE

Introducción
Lección 1. Los beneficios de los pensamientos positivos en la mente, el cuerpo y las relaciones
Lección 2. Convierte a tu mente en tu mejor amigo
Lección 3. El arte de mantener un equilibrio
Lección 4. El juego de la vida
Lección 5. La meditación. El poder del pensamiento concentrado

INTRODUCCIÓN
El objetivo de este curso es desarrollar un conocimiento sencillo pero a la vez profundo sobre la importancia de los
pensamientos y su efecto en nuestra vida diaria.

Se dice: “Eres lo que piensas.” Una afirmación simple pero muy precisa. Lo que hacemos, lo que decimos, lo que
sentimos, todo tiene su origen en la mente. La energía de la mente humana es el pensamiento. Posiblemente es el
mayor pero a la vez el menos comprendido de los recursos energéticos del universo.

El pensamiento es como una semilla, cada pensamiento produce su flor y su propio fruto. Es decir, los
pensamientos pueden ser constructivos o destructivos, amorosos o rencorosos, de felicidad o depresivos. Cuando
somos capaces de entender y utilizar esta energía de la mente, entonces la podemos canalizar para producir
aquellos “frutos” que nos proporcionan más felicidad y contentamiento.

El objetivo de este curso es proveer un entendimiento de nuestra propia mente para mejorar la calidad de nuestra
vida. Ofrece métodos prácticos para mejorar nuestras relaciones ya sea en nuestro hogar, con los amigos o en el
trabajo.

El curso está dividido en cinco lecciones que abordan los siguientes temas:
Lección 1. Los beneficios de los pensamientos positivos en la mente, el cuerpo y las relaciones
Lección 2. Convierte a tu mente en tu mejor amigo
Lección 3. El arte de mantener un equilibrio
Lección 4. El juego de la vida
Lección 5.La meditación. El poder del pensamiento concentrado

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LOS BENEF ICIOS DE L OS PEN SA MI ENT OS P OSI TIV OS EN LA MEN TE,
EL CUERPO Y LAS RELA CIONES

El propósito de estas cinco lecciones es ofrecer una introducción sencilla al papel que tienen nuestros
pensamientos en nuestra vida y en el desarrollo de nuestra personalidad. Nuestros pensamientos juegan un papel
muy importante en todos los aspectos de la vida, incluso podríamos afirmar que todo depende de ellos.
Se dice “Eres lo que piensas”, es verdad ya que la calidad de nuestros pensamientos tarde o temprano se hace
visible mediante nuestras palabras, nuestro comportamiento e incluso a través de las experiencias de nuestra
cara. La semilla de nuestras palabras y acciones es el pensamiento.
Todo lo que está hecho por el hombre empezó primero con un pensamiento o una idea que vino a la mente, sea
de una casa nueva, un descubrimiento científico o incluso una guerra. Primero hay un pensamiento, después se
hacen los planes y finalmente ese pensamiento se exterioriza en la forma de palabras o acciones.
Pero, ¿por qué hemos de pensar en forma positiva? Y, ¿quién dice que todavía no tenemos la maestría en este
arte? Como entendemos que los pensamientos son la raíz de las acciones y de la actitud, hemos de cambiar estas
raíces para que nuestras acciones y comportamiento se hagan más positivos.
Lo primero, antes que empecemos a aprender este arte de pensar en positivo, es descubrir cuántos tipos de
pensamientos puede crear nuestra mente. Normalmente emergen cuatro tipos de pensamientos de nuestra mente.
Entendiendo cada uno de ellos podemos empezar a escoger los pensamientos que nos den beneficio y descartar
los que son inútiles o dañinos para nosotros.
Los cuatro tipos de pensamientos son:

1. Pensamientos necesarios o mundanos.


2. Pensamientos inútiles.
3. Pensamientos negativos y/o destructivos
4. Pensamientos positivos y/o sutiles.

1. Pensamientos necesarios son aquellos que se refieren a nuestra rutina diaria como “qué comemos, qué
tengo que hacer hoy, cuándo tengo que pagar el alquiler, etc.” Pensamientos que tratan con la vida diaria.
2. Pensamientos inútiles son los que no tienen utilidad ni constructiva ni particularmente negativa. Se refieren a
cosas del pasado, como “si esto no me hubiera ocurrido, por qué me dijo eso, si sólo hubiera hecho esto o lo
otro, etc.” Demasiados pensamientos sobre algo que ya no podemos cambiar. Los pensamientos inútiles
tratan también sobre el futuro, como: “¿qué va ha ocurrir si...?, ¿cómo va a ocurrir...?, ¿qué haré si...?, etc.”
Muchos de nuestros pensamientos entran bajo esta categoría de pensamientos inútiles (y la ciencia dice que
diariamente creamos entre 30,000 y 50,000 pensamientos) y aunque no son negativos, aún así nos vacían de
nuestra fuerza interior y nos hacen sentir cansados. Nuestra habilidad de concentración también se debilita
mediante los pensamientos inútiles; y por eso si tenemos muchos de tales pensamientos utilizaremos mucha
más energía y tiempo para llevar a cabo una tarea.
3. Los pensamientos negativos son los más dañinos, especialmente hacia nosotros mismos. Aparte del
impacto que puedan causar en los demás, estos pensamientos causan una gran pérdida de nuestra paz y
fuerza interior. Los pensamientos negativos están basados en la ira, avaricia, expectativas insatisfechas,
desacuerdos, celos, etc. Si nuestros pensamientos están basados en estas debilidades es como si
estuviéramos envenenando nuestra propia mente y también la atmósfera de nuestro alrededor. No importa
cuánta razón tengamos, pensando con negatividad siempre seremos los perdedores ya que los pensamientos
negativos nos arrebatan nuestro autorrespeto y también los demás pierden el respeto hacia nosotros. Por lo
general vemos que la gente que piensa muy negativamente sobre los demás a menudo se encontrará sola,
aunque tenga muchas relaciones. Si, por ejemplo, tenemos pensamientos de ira, los demás intentarán
evitarnos ya que la ira es como un fuego que destruye y hace daño y nadie puede acercarse a tal fuego.
4. Los pensamientos positivos son los únicos que nos permiten acumular fuerza interior y nos capacitan a ser
constructivos. Los pensamientos positivos son los que siempre dan beneficio en todas las situaciones sin
atraparnos en la apariencia externa de una situación. Pensar positivamente no significa que ignoremos la
realidad a nuestro alrededor y pretender vivir en lo irreal o pretender ser otro. Por ejemplo: cuando pasamos
por la calle y hay mucha basura por todas partes, el decir que no lo veo, que no huelo nada, es irreal, o
cuando estamos enfermos y nos repetimos una y otra vez: estoy sano, estoy sano, esto no es lo que
queremos decir con pensamiento positivo. Pensar positivamente significa ver los problemas y reconocer su
realidad, pero al mismo tiempo ser capaces de encontrar soluciones a ese problema. A menudo, esto requiere
tolerancia, paciencia y sentido común. Es fácil ser pesimista, así como ser optimista, pero necesitamos ser
muy cuidadosos y maduros si queremos ser realistas. Una persona que piensa positivamente será consciente
de las debilidades de los demás a su alrededor pero aún así dirigirá su atención hacia las buenas tendencias
de los demás. Los pensamientos positivos nos dan el sentimiento de contentamiento interior y gracias a esto
nuestras expectativas hacia los demás disminuyen cada vez más. Esto no significa que no nos importen, sino
que dejamos de pedirles amor, respeto, reconocimiento, etc. y hacemos que la relación sea más ligera. Este
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es el mejor método para crear relaciones duraderas y armoniosas. También cuando estamos contentos
interiormente tenemos la fortaleza para aceptar a los demás tal como son sin querer cambiarles como
nosotros pensamos que sería correcto. Junto a esto somos capaces de darnos tal como somos, con nuestros
talentos positivos y nuestras limitaciones sin pretender otra cosa. Nuestro cuerpo también experimenta gran
beneficio, ya que cuando nuestra mente está en equilibrio y en armonía somos menos sensibles a las
diferentes enfermedades. Todos conocemos el término “enfermedades psicosomáticas” y vemos como la
ciencia está descubriendo cada vez más la profunda interacción y conexión entre el espíritu y el cuerpo. Una
persona que tiene muchos pensamientos inútiles a menudo se encontrará muy cansada ya que está gastando
su energía en crear miles de pensamientos sin sentido. Nuestra mente se hace fuerte y sana si la alimentamos
con pensamientos positivos. Una mente sana se convierte en la base para una personalidad equilibrada.
Nuestros pensamientos, sean positivos o negativos, crean nuestra conciencia y nuestra actitud hacia los
demás o sobre las situaciones. Si nuestros pensamientos son positivos nuestra actitud también será positiva y
esa es la mayor protección de la negatividad en nosotros y a nuestro alrededor. Teniendo una actitud positiva
podemos permanecer pacíficos cuando afrontamos las dificultades y por lo tanto, rápidamente encontramos la
solución correcta sin quedarnos atrapados en esa dificultad. De esta forma, siendo capaces de tomar la
decisión correcta en el momento adecuado, uno es capaz de ahorrar mucho tiempo y energía. Sobre todo, una
actitud positiva nunca permite la falta de esperanza o que la confusión entre en la mente y por eso nos ayuda
a mantener nuestra dignidad y nuestro autorrespeto. Realmente, la forma en la que afrontemos a los demás o
a las situaciones depende completamente de nuestra actitud. Algunos, por ejemplo, consideran una botella de
agua medio vacía, mientras que otros la consideran medio llena. Para las personas con una actitud positiva,
todos los obstáculos serán simplemente una oportunidad para mejorar aún más, no para reaccionar con
negatividad. Se dice: “Así como es tu actitud, así es el mundo”. Estamos acostumbrados a ver la negatividad
que existe en el mundo, sin embargo, al dirigir constantemente nuestra atención hacia ella, no hemos
conseguido cambiarla por lo mejor. Tenemos que ser conscientes de que donde quiera que se dirijan mis
pensamientos es ahí donde irá también nuestra energía. Concentrándonos ahora en el aspecto positivo de
nosotros mismos, hacemos algo constructivo para llevar a cabo un cambio en nosotros y en nuestro entorno
inmediato. Esto se puede entender como el mayor desafío de nuestros tiempos para el que necesitamos
valentía y autoconfianza.

Ejercicio de Silencio

Ahora podemos experimentar creando un pensamiento positivo y ver por cuánto tiempo podemos mantenerlo. El
pensamiento positivo debería ser sobre el ser: tenemos que aprender a convertirnos en nuestro mejor amigo. El
pensamiento más positivo es experimentarse uno mismo como un ser de Paz. La Paz se considera como el poder
y la religión original del ser humano. Para concentrarnos con facilidad imaginemos un punto de luz, un pequeño
punto de energía en el centro de la frente. Enfocad vuestra atención en este punto, relajaros y empezad a crear
estos pensamientos:

“¿Quién soy yo?, ¿Quién soy verdaderamente?


Me dirijo hacia el interior para conocerme a mí mismo. Relajado, concentro toda la energía de mi mente y poco a
poco me concentro en un pensamiento:
Soy un ser de paz.
Soy un punto de energía, un átomo de luz.
Así como es mi pensamiento, es mi conciencia.
Voy a descubrir mi cualidad eterna, interior de Paz,
Viéndome como un ser pacífico.
Experimentarme como un ser de paz es el pensamiento más positivo de todos.
La paz es mi naturaleza
La paz es mi religión
La paz es mi poder original
Paz significa armonía, significa equilibrio
Soy pacífico
Soy un ser de paz
Siento cómo viene esta energía interna a mi conciencia
Permanezco enfocado en mí mismo como un punto de energía, como un punto de paz eterna.
Yo, un ser eterno, soy pacífico
Siento una profunda paz
Voy a las profundidades de esta experiencia
¿Quién soy yo?
Soy un ser de paz.
En silencio, permanezco absorto en este pensamiento de paz completa.”

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CONVIER TE A TU MEN TE EN T U MEJOR AMIGO

La razón por la que queremos alcanzar un conocimiento más profundo de nuestra mente es para poder entender
cómo se crean nuestros pensamientos, y cómo se expresan en palabras y acciones.
Nuestra mente es nuestro mejor amigo si la alimentamos sólo con pensamientos positivos, pero se convierte en
nuestro peor enemigo si le permitimos que piense pensamientos negativos o inútiles. La cualidad de este
“alimento” depende por completo de nosotros. Aunque las circunstancias exteriores nos influyen fuertemente aún
así podemos convertirnos en los maestros de nuestra mente e ir más allá de esa influencia. Nuestro esfuerzo para
lograr este estado depende del objetivo que nos hemos fijado para nosotros mismos. Este objetivo elevado
depende de cuánto hayamos entendido los beneficios prácticos de pensar de forma positiva. Sin este
reconocimiento básico no nos sentimos motivados para cambiar lo necesario en nosotros mismos.
La mente es probablemente la parte menos comprendida del ser humano, tan poco conocida que le ha sido muy
difícil a la gente entender qué es, cómo funciona y sobre todo, cómo controlarla. Es sólo cuando comprendemos
cómo funciona algo que podemos tenerlo bajo nuestro control y dominarlo.
Pero en nuestra sociedad, especialmente en el mundo occidental, queremos probar y tener una demostración de
todo, y esta actitud hace difícil que la gente pueda entender qué es la mente; ya que, la mente no es algo material
que podamos ver, tocar o medir con instrumentos científicos. La mente es algo invisible, pero aún así, sus efectos
se pueden ver en nuestra cara, nuestras palabras o en nuestro comportamiento. Si, por ejemplo, nuestros
pensamientos son de tristeza aunque intentemos evitar esa tristeza con una sonrisa artificial, tarde o temprano se
hará visible a través de los ojos o de las palabras. La mente es como el viento, invisible, no podemos verlo pero
podemos ver sus efectos. Es como los cimientos de una casa, no podemos verlos pero son los responsables de la
estabilidad del edificio. O es como los raíces de un árbol, están bajo tierra y no las podemos ver, pero aún así le
dan al árbol la fuerza para soportar las tormentas. Algo muy importante que se aplica a muchos aspectos en la
vida es: “Lo invisible determina la cualidad de lo que es visible”.
Nuestras palabras y acciones son el espejo de nuestros pensamientos.
Al principio, hablamos de alimento para la mente. De la misma forma que alimentamos a nuestro cuerpo
diariamente para que pueda mantenerse sano y fuerte, lo mismo se aplica a la mente. La gente hoy en día pone
más atención a tener una dieta sana y equilibrada, pero ¿cuántos de ellos ponen en la misma atención al alimento
de la mente, es decir, a la cualidad de sus pensamientos? Hay dos factores que influyen en nuestra forma de
pensar:
1. Todas las influencias externas en nuestra vida diaria, por ejemplo, la gente con la que entramos en contacto,
situaciones que debemos afrontar, todo tipo de noticias de la prensa, objetos materiales, etc. Dependiendo del
interés o la atención que les demos, de acuerdo a ello es su influencia en nuestra mente.
2. Impresiones de nuestro subconsciente; estas impresiones pueden ser positivas o negativas, las últimas son a
menudo debidas a profundos hábitos causados por acontecimientos del pasado, todo lo que está profundamente
alojado en el ser.
Con atención y algunas disciplinas, las influencias externas y mis reacciones hacia ellas se pueden cambiar. Por
ejemplo, veo que me estoy enfadando debido a lo que alguien me está diciendo y esto está creando pensamientos
negativos en mi mente, así que poniendo atención en mí mismo pongo un freno, un punto final para parar la
expansión o reacción innecesaria.
Sin embargo, la influencia de los hábitos fuertes o del pasado, profundamente enraizados en la conciencia del ser,
son más difíciles de detectar y, por tanto, más difíciles de revisar y de controlar. Pero, sea la influencia del exterior
o del interior o de ambos, la respuesta es la misma. En algún lugar en mi interior tengo que tener la capacidad o el
poder para filtrar o analizar los patrones o tipos de pensamientos creados, de manera que mis palabras y acciones
puedan ser positivas y de beneficio para mí y para los demás.
¿Cuál es esta capacidad, este poder o facilidad para filtrar y analizar? Se llama intelecto. En el ser hay tres
facultades que forman la conciencia humana: la mente, el intelecto y las impresiones.
El trabajo de la mente es crear pensamientos, luego éstos se convierten en palabras y acciones.
Las impresiones son características de la personalidad que constantemente alimentan a lamente y determinan la
reacción con las influencias exteriores. Estos rasgos o hábitos trabajan automáticamente. Por ejemplo, si desde
pequeño se me ha dicho que no soy bueno, que no valgo, etc. y esto lo oigo de la familia, en la escuela y en otros
lugares, al cabo del tiempo se desarrolla un sentimiento de inferioridad que arraiga profundamente en la
personalidad de hecho se convierte en la personalidad y por eso se dice que esa persona no tiene confianza en sí
misma, no tiene autorrespeto, depende de la opinión de los demás, etc.
Cualquier patrón de pensamiento o acciones que se repite por un período de tiempo se convierte en un hábito
arraigado o rasgo de la personalidad. Lo mismo se aplica a malos hábitos físicos, tales como fumar, comer sin
control, etc.
Así que, ¿cómo revisarse y cambiar? ¿cómo hacer que estas impresiones paren de crear automáticamente
patrones de pensamientos y de acciones negativas? La respuesta es utilizar el filtro del intelecto en el ser. Cuando
hay el objetivo de cambiar entonces también hay que tener un método. El poder para cambiar, para ser más
positivo y mejor, reside en uno mismo no en ningún poder exterior.

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El intelecto, cuando está atento, puede desapegarse y observar los hábitos y cómo influyen en el ser. Con práctica
el intelecto aprende a filtrar lo que es correcto de lo incorrecto e intenta poner sólo los pensamientos correctos en
la mente. Es muy importante darse cuenta que tenemos este filtro en nuestro interior que nos permite discernir y
tomar decisiones precisas y beneficiosas.
Sin embargo, a menudo, aunque el intelecto se da cuenta de lo que es correcto e incorrecto, no hay el poder para
poner lo correcto en la práctica. Especialmente cuando uno se ha hecho adicto a ciertos hábitos o impresiones
subconscientes, es como imposible. Por ejemplo, una persona puede comprender perfectamente que fumar
mucho es muy malo para la salud; o que no tener autoconfianza sobre algo influye mucho en el estado mental, sin
embargo, no hay el poder para cambiar tales hábitos o patrones de pensamientos.
Ahora bien, necesitamos comprender que hay impresiones positivas en el ser, de la misma forma que están las
negativas. Las positivas pueden considerarse como fuentes de energía que son cualidades eternas o poderes que
existen en el interior de cada ser humano. Por ejemplo, la paz, la felicidad, la verdad son recursos de energía
eterna que la gente no toma constantemente. Aunque a veces hay la experiencia de paz, amor o felicidad es
pocas veces constante, hay muchas interferencias de las impresiones negativas tales como el miedo, dudas,
celos, ira, ego, etc. Estas impresiones negativas destruyen o polucionan el libre fluir de las energías positivas y
eternas hacia el ser.
El intelecto tiene que trabajar para separa los flujos negativos y positivos que a menudo están mezclados para
permitir que sólo los positivos entren en la conciencia. ¿cómo entrenar al intelecto para hacer esto? ¿cómo
permitir que el flujo positivo entre la mente y en las acciones? ¿Cómo revisar y transformar los flujos negativos?
Es por esta razón que practicamos los ejercicios de silencio. Los ejercicios de silencio me ayudan a concentrar mi
mente e intelecto, ir hacia mi interior hacia las energías positivas y eternas. Con la concentración adecuada de
lamente y del intelecto hacia mis fuerzas constructivas interiores de paz, amor y felicidad, puedo hacerme
poderoso. Poderoso en el sentido de permanecer positivo frente a situaciones negativas; pacífico cuando todo
alrededor mío es caótico, es decir, no ser influenciado negativamente sino influir con mi positividad. Cuando estoy
estable en mi poder interior de paz, entonces puedo dar esto a los demás y ayudarles a calmarse.
Siempre recordad que el primer paso hacia la paz reside en el interior. Cuando he aprendido el arte de filtrar lo
negativo de lo positivo entonces puedo dar verdadera paz y amor a los demás a mi alrededor.
Vamos a hacer ahora un ejercicio de silencio, entendiendo que utilizo la energía de la mente, de los pensamientos,
y la energía de mi intelecto, comprendiendo cómo profundizar hacia mi interior y emerger los recursos interiores de
paz, amor o cualquier recurso que yo desee.
En estos ejercicios de silencios de silencio nos concentraremos principalmente en la paz. Esta es la fundación, ya
que cuando hay equilibrio y armonía interior se hace fácil construir sobre ella los otros poderes del amor, felicidad,
verdad, etc. La experiencia de paz profunda me calma, me clarifica y me llena de energía para pensar y actuar
positivo.
Vamos a empezar.

Ejercicio de Silencio

Me relajo totalmente, y sigo las palabras del comentario con facilidad, sin esfuerzo
“Me veo a mí mismo como un punto de luz, un punto de energía en el centro de la frente.
¿Quién soy? ¿Quién soy en verdad?
Soy energía,
Soy un punto de luz pura,
Y dentro de esta luz
Está mi mente, mi intelecto y mis impresiones.
Voy a crear un pensamiento y situarlo en mi mente:
Soy un ser de paz, soy un ser pacífico.
Me sumerjo en este pensamiento,
Suavemente me concentro en este pensamiento de paz
Y ahora, con mi intelecto, entiendo que tengo
Una gran fuerza interior de paz, la tengo que alcanzar
Y utilizar para recargar mi ser.
Esta fuente de paz eterna está siempre en mi interior.
Ahora voy allí con mi pensamiento.
Me dirijo profundamente con mi pensamiento, muy profundamente hacia mi interior. Empiezo a experimentar esta
fuerza interior de mi ser, esta fuente eterna de paz.
Absorbo esta paz,
La absorbo y me hago totalmente pacífico.
En silencio, en concentración,
Me experimento como un ser totalmente en paz.
Soy un ser de paz.
Soy paz, completa paz.

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En silencio permanezco en este pensamiento.
Soy un punto de energía viviente.
Soy un ser de paz.”

EL AR TE DE MANTEN ER UN E QUILIBRIO

La razón por la que queremos entender cómo funciona nuestra mente es para que podamos crear un equilibrio
entre nuestro mundo interno (pensamientos, sentimientos, impresiones) y nuestro mundo externo (palabras,
acciones, comportamientos, relaciones, etc.)
El equilibrio es la base para la armonía en todos los aspectos de la vida: en el universo, en la naturaleza, en el
entorno, en la sociedad, en la familia e incluso en el individuo. No importa cuán bueno o beneficioso sea algo, si no
lo entendemos y pasamos sus límites se convierte en algo que finalmente causa daño (por ejemplo, la buena
comida). Muy a menudo tendemos a realizar un exceso de cosas y vamos a los extremos; mantener un equilibrio
requiere un claro entendimiento de cuando hacer algo y cuando no hacerlo, cuando empezar y cuando parar. A
esto también lo llamamos la habilidad de discernir y de tomar decisiones, que es la tarea de nuestro intelecto. Un
intelecto claro tiene objetividad y nos da una amplia perspectiva en nuestra actitud hacia los demás y las
situaciones, de esta forma uno puede fácilmente mantener el equilibrio interior y exterior.
Cuando hablamos de equilibrio no nos referimos a equilibrio entre lo positivo y lo negativo sino equilibrio solo entre
aspectos positivos que son opuestos uno con otro. Por ejemplo, el equilibrio entre la tolerancia y la valentía, o
entre el amor y el desapego, o entre la paciencia y la determinación, o ser preciso y a la vez estar libre de
preocupaciones, o ser activo y silencioso.
Vamos a tomar el ejemplo de la tolerancia y la valentía. Todos sabemos lo importante que es la virtud de la
tolerancia, que tan a menudo es necesaria en nuestra vida diaria para evitar conflictos y para permanecer en paz
con nosotros mismos. Con tolerancia somos capaces de aceptar las diferencias que existen y no tenemos miedo
de ellas. La tolerancia viene del entendimiento de que cada persona es como un actor que representa su papel
propio e individual y de comprender que yo tengo que representar mi propio papel lo mejor que puedo. La
tolerancia nos capacita a aprender de cada situación, incluso aunque parezca muy negativa, ya que mediante la
tolerancia aprendemos a no reaccionar negativamente, permitiéndolos así ver el beneficio que está escondido en
esa pérdida. Sin embargo, si nos excedemos de tolerancia, entonces el resultado es que nos asemos apáticos,
indiferentes, despreocupándonos de lo que sucede. La razón por la que la tolerancia puede llegar a un extremo, es
decir, a la indiferencia, es debido a que no la hemos equilibrado con la valentía (afrontar a los demás o a las
situaciones) y ser activo. Muy a menudo es necesario que digamos nuestra opinión acerca de algo que es erróneo
pero por falta de autoconfianza, un poco de inseguridad o por tener miedo a la reacción de los demás, preferimos
mantener silencio y no hacer o decir nada.
No hacer o no decir por miedo a lo que los demás dirán eso no es tolerancia. Aunque es muy importante que
digamos nuestra opinión claramente sobre algo que no nos gusta o que no estamos de acuerdo, aún así tenemos
que poner atención que lo hagamos con buenos sentimientos o ego. Ya que si la ira, la irritación o el odio está
detrás de nuestra palabras entonces la otra persona no lo escuchará, pensando en que la queremos corregir. Por
eso, necesitamos ser capaces de ver el momento adecuado para decir algo y también cómo decirlo de manera
que pueda haber comunicación.
Si por ejemplo, alguien está enfadado con nosotros e intentamos en ese momento decirle que lo esta haciendo
mal, entonces es imposible hacerle comprender. Es más sabio esperar el momento adecuado cuando la persona
esté calmada y entonces hablarle sin malos sentimientos. Ya que tolerancia no significa aceptarlo todo a ciegas,
sino por el contrario, entender y cambiar lo que puedo y aceptar lo que no puedo cambiar.
Otro equilibrio importante en la vida es el de ser amoroso y desapegado al mismo tiempo. Si mantenemos este
equilibrio podemos ser amorosos con los demás y a la vez estar libres de desacuerdos y preocupaciones. El amor
probablemente es el valor más elevado que todos los seres humanos desean experimentar desde el momento del
nacimiento hasta la muerte. El amor verdadero y desinteresado se ha hecho tan escaso que la mayoría de la
gente no cree en su existencia. Por amor verdadero entendemos la capacidad de respetar a los demás tal como
son y ser capaces de dar sin esperar un retorno de lo que se ha dado. El verdadero amor da libertad y nos crea el
espacio para crecer y expresar nuestra individualidad. A menudo, sin embargo, no mantenemos la distancia
adecuada entre nosotros y aquellos a quienes amamos y entonces en lugar de dar desinteresadamente
empezamos a tener expectativas a poseer y a exigir. Es cuando confundimos el amor con el apego que creamos
ataduras hacia nosotros mismos y con los demás. El apego significa que no respetamos la libertad de los demás e
incluso peor, desarrollamos el sentimiento de posesividad con los demás. El signo de este apego o posesividad es
que habrá miedo, preocupaciones, inseguridad, celos y finalmente sufrimiento. Este amor malentendido no sólo
destruye la amistad y las relaciones en general sino que nos hace perder el respeto por nosotros mismos. Por
supuesto que necesitamos también amor y respeto pero nunca podemos recibirlo pidiéndolo o esperándolo de los
demás o dándolo por sentado en nuestras relaciones. Es cuando empezamos dar estas cosas que
automáticamente las recibimos. Cuanto más demos más recibiremos, pero tenemos que dar de forma altruista,
sin expectativas de recibir un retorno, de otra forma puede que demos mucho y no recibamos nada. Solo podemos
dar desinteresadamente cuando primero descubrimos que tenemos estas cualidades en nuestro interior y cuando
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nosotros primero las experimentamos. También viendo el lado positivo en los demás somos capaces de darles
respeto y consideración. Si tomamos el ejemplo de una madre, ella trata de hacer crecer a sus hijos y educarlos lo
mejor posible; cuida amorosamente de ellos y olvida sus errores por amor. Ella constantemente da mucho, pero
¿qué ocurre si el resultado final no es el que ella esperaba, si su hijo no toma todos los buenos consejos que le ha
estado dando y sigue sus propias ideas (erróneas)? Lo que ocurre a menudo en tales casos es que la madre tiene
una conciencia negativa pensando que no fue lo suficientemente buena, o culpará o acusará a sus hijos por ser
tan desagradecidos. En ambos casos, ella no ha entendido una ley básica y eterna que es: “no importa cuanto
demos a alguien, depende de él cuanto quiere tomar”. De la misma forma, como esta madre, nuestra tarea es la
de ser capaces de tener pensamientos positivos y sentimientos de cooperación hacia los demás, pero no es
nuestra tarea el preocuparnos por cuanto quieren tomar o no, o culparlos si no toman nada. Cada uno es libre de
escoger para sí mismo qué quiere hacer y hasta qué punto. Lo importante es que yo esté haciendo lo que es
correcto; revisar esto es mi primer deber.
El equilibrio más importante es el de los pensamientos, palabras y acciones. O en otras palabras, el equilibrio
entre el mundo interior y el mundo exterior. Solo cuando hablamos lo que pensamos y hacemos lo que decimos
puede empezar a crecer en nosotros el autorrespeto y la autoconfianza. Cuando mi entendimiento, mis
experiencias y mis acciones son uno, entonces puede haber armonía y estabilidad interior. Y sólo cuando estamos
estables los demás pueden confiar en nosotros. Ni los demás no pueden confiar en mí ni yo no puedo tener fe en
mí mismo si un día estoy en paz y coopero y al día siguiente estoy enfadado y de mal humor. Probablemente fe en
nosotros mismos es la fe más difícil de tener. Es fácil tener fe en Dios, por lo menos cuando tenemos problemas o
tenemos necesidad. Es fácil también tener fe en los demás si nos ayudan. Pero para desarrollar fe en nosotros
mismos necesitamos poner atención a no repetir el mismo error por segunda vez. La hipocresía, es decir, hablar
una cosa y hacer otra es lo que destruye la fe y la confianza en mí mismo y la fe de los demás en mí. La
honestidad conmigo mismo es muy importante para ser capaz de crear ese equilibrio interior entre pensamientos,
palabras y acciones. La honestidad hace que haya claridad y sencillez en todo; no hay complicaciones ni
confusiones.
El equilibrio es una función especial del intelecto ya que es solo mediante el entendimiento de lo que se necesita,
cuándo se necesita y hasta qué punto, que nuestra vida podrá ser positiva y con contentamiento.
Hemos hablado del equilibrio entre tolerancia y valentía, amor y desapego, los cuales nos ayudan mucho en
nuestras actividades diarias. Otro equilibrio es entre la determinación y la paciencia. Necesito determinación para
conseguir una meta. No dejo que las distracciones me alejen de lo que me he fijado hacer. Esa firmeza es muy
admirable, sin embargo, llevada al extremo, esa determinación se convierte en cabezonería y, con cabezonería la
persona se olvida del arte de escuchar a los demás y no permanece fácil ni flexible. La determinación, para que
sea correcta, tiene que ir equilibrada con la paciencia. Paciencia significa cambiar y seguir un objetivo pero sin
presión. La paciencia me enseña que no todo depende de mí; a menudo tengo que esperar, tengo que tolerar
situaciones y personas mientras intento conseguir mi objetivo. La paciencia es calma y quietud, permitiendo que el
gran factor del tiempo juegue su parte.
El jardinero tiene la determinación de plantar un hermoso jardín y hace todos los arreglos adecuados, sin embargo
necesita paciencia. El sol, la tierra, las estaciones, el tiempo, todos tienen su papel que representar e incluso las
semillas mismas germinan a su propio tiempo. El jardinero no puede insistir para que todas germinen juntas y den
el mismo perfume.
La paciencia es una gran virtud, pero en su extremo puede convertirse en descuido y pereza. “Mañana, mañana”,
“no tengo prisa”, algunas veces tales frases pueden vencer de la pereza más que de la sabiduría. Así que de estos
ejemplos, podéis ver como cada una de las situaciones de la vida requiere un número de virtudes trabajando al
mismo tiempo para que haya éxito.
¿Podéis pensar en otros equilibrios importantes y necesarios para un estilo de vida positivo y con contentamiento?
Para mantener cualquier equilibrio es importante interiorizarnos y tomar poder de nuestras fuerzas interiores y
después utilizar ese poder en los patrones de pensamientos, palabras y acciones que creamos.
No vamos hacia dentro para quedarnos allí, sino para descubrir aquello que falta en nuestras vidas. Es en el
verdadero y profundo silencio que emergemos de nuevo el poder para mejorarnos a nosotros mismos.
Repetir el ejercicio de silencio de la lección 2.

EL JUEGO DE LA VID A

¿Cuáles son algunas de las características de un juego?


A) Cada jugador debe conocer exactamente su posición, papel y responsabilidades.
B) Cada jugador debe conocer la posición exacta, el papel y las responsabilidades de los demás en su equipo.
C) Normalmente hay un equipo de jugadores; cada miembro del equipo necesita cooperar completamente con el
otro, de lo contrario no puede haber victoria.
D) Cada jugador debe conocer la meta y el objetivo del juego.
E) No hay dos jugadores en un equipo que tengan exactamente la misma función.
F) Hay leyes y reglas para cada juego. Romper o desafiar una regla en particular supone una penalización, una
pérdida de algún tipo.
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G) A menudo los juegos tienen un árbitro, alguien que no está jugando pero que observa el juego asegurándose
de que se juega de acuerdo a las reglas.
H) Se necesita mucho entrenamiento para perfeccionar el arte del juego y, en particular, el papel de uno dentro
del juego.

La vida humana es similar a un juego. Cada persona es un jugador que tiene un papel específico que desempeñar.
Cuando hay el reconocimiento del ser o autoconocimiento de mi papel entonces puedo jugar correctamente en el
juego de la vida, es decir, con contentamiento, propósito y éxito. El éxito me da felicidad y realización y, mis
interacciones con los demás son positivas y no están llenas de negatividad como la ira, desconfianza, celos
egoísmo, etc.
Otra imagen que también podemos utilizar para describir la vida humana es la de un teatro. La vida es una obra de
teatro y cada ser humano es un actor que interpreta su papel.
La esencia del tema, sea que veamos la vida como un juego o como una obra, es que cada uno debe conocerse a
sí mismo y su papel, de lo contrario las interacciones, es decir, las relaciones con los demás son confusas y
alteradas. También, para una interacción correcta con los demás jugadores, necesito conocer qué es lo que son y
cuál es su papel; necesito valorar y respetar, eso si queremos relacionarnos los unos con los otros con facilidad,
flexibilidad y tolerancia.
También dijimos que dos jugadores de un equipo o dos actores no pueden tener exactamente la misma parte que
interpretar. Esto también es una regla para la vida: cada uno de nosotros es un individuo único interpretando un
papel único. Si yo no entiendo, valoro o precio mi propio papel, entonces me comparo a mí mismo con los demás y
desarrollo un tipo de pensamientos y hábitos negativos, tales como culpar a los demás por mi propia falta de
felicidad o paz, también celos, competitividad, incluso se desarrollan complejos de inferioridad y depresión. Cando
estas actitudes entran en la conciencia, significa que otra regla o ley básica del juego de la vida ha sido olvidada,
que es: cada persona ene le juego tiene su papel distinto e individual a interpretar, al igual que yo. Cuando nos
olvidamos de nosotros mismos, fácilmente nos olvidamos de esta regla. El resultado es que una observación
excesiva de los demás así como analizarles provoca una “crisis de identidad” dentro del ser. “Debería ser yo así;
debería hablar como éste, debería...”
Yo soy yo mismo; debo aprender el arte del autoconocimiento. A partir de este primer paso al interior del ser se
inician unas relaciones sanas con los demás.
Por supuesto, aunque uno necesita apreciar y valorar al ser, no debería haber ego: “Soy esto, soy eso, tengo este
talento, esta posición social, etc. etc.” Tal ego, que está basado en un entendimiento limitado del ser, significa
perder el juego. Tal falta de autoconocimiento significa que no puedo jugar con precisión, facilidad ni éxito. Los
objetivos más importantes de la vida son las experiencias del amor y la felicidad; una persona egoísta nunca
puede experimentar estas cualidades porque el amor, respeto y felicidad sólo pueden ser dados libremente desde
los corazones de los demás, no pueden pedirse o tener expectativas sobre ellos. Una persona con complejo de
inferioridad ni puede ganar el amor ni el respeto de los demás, sólo pena o compasión en el mejor de los casos.
Para ir más allá del sentido de superioridad e inferioridad hay otra regla: “Nunca pensar que yo soy todo, nunca
pensar que no soy nada”. Mantener siempre reconocimiento de que existo, por lo tanto tengo algún valor y sea lo
que sea tengo que dejar desarrollarme y así utilizar de manera altruista para el beneficio de los demás. Esta
actitud automáticamente trae consigo felicidad y beneficio para el ser. Lo que se comparte es lo que tiene valor.
La libertad es un ingrediente esencial para experimentar felicidad. Cuando hay un amor y respeto verdaderos por
los demás, automáticamente tal persona utiliza su libertad con un sentido de responsabilidad; sabe no infringir en
los derechos de otro porque este también tiene derecho, tiene un papel que interpretar, tiene un valor y por encima
de todo, también tiene un derecho a la libertad.
Una persona irresponsable nunca es libre; irresponsable significa el que usa mal su propia libertad o restringe la
libertad de los demás debido al egoísmo o al ego. Tal persona nunca es libre ella misma porque siempre tiene que
pagar el efecto de tal actitud y tales acciones. Las consecuencias pueden ser en forma de soledad, falta de amor,
vacío interior, depresión, etc.
La libertad y la responsabilidad son las dos caras de una moneda y son absolutamente inseparable. Es una regla
fundamental de todas las relaciones e interacciones humanas. En otras palabras es la ley del karma, que
enunciada de una forma sencilla dice que por cada acción hay una reacción igual y opuesta. Opuesta significa
opuesta en dirección. Lo que yo doy a los demás sea bueno o malo, es lo que recibiré. Somos libres de elegir,
pero cada elección que hago lleva consigo una responsabilidad personal y unas consecuencias.
¿Cómo puedo interpretar el juego de la vida con éxito, interactuando con los demás con Positividad mediante el
hecho de mantener tanto mi autorrespeto como el dar respeto a los demás?
El primer paso, como se ha mencionado, es conocer ¿Quién soy yo? Y ¿Cuál es mi papel?.
Sin autoconocimiento preciso el juego está ciertamente perdido.
Hemos estado hablando en tres cursos previos de un punto de energía y de la mente, intelecto e impresiones.
Ahora voy a entender que yo soy este punto de energía eterna al que se le llama alma y que dentro de yo, el alma,
está en la mente, el intelecto y las impresiones, las tres energías que constituyen la conciencia humana. ¿Quién
soy yo? Soy un ser eterno, pienso, decido, siento, actúo. Yo soy un alma, un actor dentro de este traje físico el

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cuerpo y estoy interpretando mi papel, en el escenario del mundo. Yo no soy este traje de materia sino que lo
utilizo y lo necesito para interpretar mi papel.
Cuando me entiendo a mí mismo como un ser eterno, entiendo que tengo recursos de energía eternos en mi
interior, es decir, paz, amor, felicidad, verdad. Puesto que soy eterno y tengo cualidades eternas, no importa cuán
escondidas pueda parecer que están, entonces entiendo que las demás personas son lo mismo. Nosotros, como
actores eternos, estamos en un juego, en esta obra juntos. Con esta conciencia de mi individualidad y del respeto
por la individualidad eterna de los demás, el juego de la vida puede jugarse correctamente, con armonía.
Sin embargo, cuando me hago “consciente del traje” me siento como que si fuera solo el cuerpo, eso crea
actitudes y emociones negativas tales como el odio, los celos, los complejos de superioridad o inferioridad, el ego,
etc.
Así que cuando se pierde la verdadera identidad del actor o jugador, entonces nuestras interacciones con los
demás se vuelven confusas, negativas y nos cansan. Volver a jugar el juego de la vida correctamente significa que
la paz y la armonía reinarán en el individuo y a nivel global. Todos queremos paz pero necesitamos estabilizarnos
en el punto correcto y este es el interior del ser. Necesito volver a la identidad original, donde todos somos lo
mismo: puntos de luz eterna, seres individuales, todos tenemos un derecho a estar aquí.
Con este conocimiento del ser eterno, uno desarrolla una gran fortaleza interior y con ella es capaz de superar
muchos obstáculos y negatividades de la vida. Cuando más estable estoy en mi autoconocimiento más fácil es
para mí ser tolerante, flexible y paciente. El éxito de mi papel en el juego de la vida depende de esto.
Ahora, en el ejercicio de silencio, podemos practicar el ver, entender y experimentar el ser como un ser eterno con
recursos interiores eternos.

Ejercicio de Silencio

Utilizaremos la expresión “Om Shanti” para ayudarnos a enfocarnos y concentrarnos.


Om significa soy un alma
Om Shanti: soy un alma de paz
Este término, realmente, es un pensamiento que
Podemos mantener de forma firme en nuestra mente
Cuando tal pensamiento positivo se mantiene con firmeza
Uno es capaz de obtener poder de él.
Relajémonos y empecemos:
“Suavemente me concentro en el centro de la frente.
A medida que me concentro
Me veo a mí mismo como un punto de energía,
Un punto de luz pura.
Soy energía
Y dentro de esta energía
Hay muchas cualidades.
La cualidad más poderosa de todas ellas es la paz;
Om Shanti
Soy un alma
Un ser de paz.
Me concentro suavemente en este pensamiento:
Om Shanti,
Y experimento mi estado original de paz eterna.
Om Shanti
Soy un alma llena de paz
Soy un punto de luz, de energía.
Con concentración
Voy en lo profundo de mí mismo
Y absorbo este poder de la paz.
En silencio
Permanezco absorto en este pensamiento
De Om Shanti
De paz pura y eterna.
Om Shanti”.

MEDIT ACIÓN. EL P ODER DEL P ENSAMI ENT O CONCENTRA DO

Cuanto mayor es la concentración, más puede profundizar uno, tanto en el entendimiento como en la experiencia.
Cuando la mente y el intelecto chapucean en la superficie cuando la vida es simplemente una continuación de
rutinas y hábitos superficiales, entonces la vida se vuelve vacía, seca y sin significado.
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Una vida sin una meta es como un barco sin timón. El resultado es un ir a la deriva, agotador y sin un objetivo. Las
energías, especialmente las de la mente, están dispersas y esparcidas, no hay un foco donde reunir y concentrar
las energías del ser y así utilizarlas de forma constructiva.
La sociedad moderna tiene este mal o enfermedad interior, la falta de contentamiento, propósito y valores
apropiados con los cuales la vida puede ser guiada. Esta carencia produce frustración personal, estrés, y una
variedad de pesares.
¿Cómo superar esta enfermedad interior del alma humana? ¿Cómo organizar y dirigir las energías del ser hacia
objetivos dignos?
La meditación ha sido reconocida como un método viable para ayudar al ser humano a reorientar su vida y
conseguir una estabilidad interior. La palabra “meditación” procede de la palabra latina “mederi” que significa
“curar”. La curación del ser interior no es una cuestión de tomar ninguna medicina física sino que depende de
reestablecer el equilibrio interior mediante el conocimiento espiritual, las actitudes correctas y la utilización correcta
de la energía mental. En la meditación, tal y como se ha enfatizado, durante todo el curso entero, aprendemos a
mirar a nuestro interior y es el interior del ser donde hallamos los recursos que puedan sanarnos. ¿Qué recursos?
Los recursos de paz, amor, verdad, felicidad... que son energías eternas del interior del ser y mediante el
pensamiento concentrado aprendemos a dejar que en estas energías puras se manifiesten en la conciencia, y
después, en nuestras acciones diarias.
En Grecia, la palabra meditación se traduce como “dialoguismos”, de donde procede la palabra española
“diálogo”. En Grecia, la idea de la meditación es la de tener un diálogo con uno mismo, con el ser, un proceso muy
necesario para desarrollar el autoconocimiento y acumular fortaleza interior.
El diálogo con uno mismo, con su ser, cuando se dirige correctamente y se basa en las perspectivas y valores
espirituales, limpia la mente de ideas negativas acerca de uno mismo y clarifica el intelecto, tanto para formular
como para seguir ideas correctas para el desarrollo del autorrespeto.
Diálogo no significa quedarse atrapado en sentimientos de culpabilidad sobre los errores o limitaciones, ni significa
blanquear cosas obvias que deben cambiarse, significa la eliminación de repetidas auto- imágenes negativas que
vacían al ser de felicidad y confianza en sí mismo.
La base de este diálogo espiritual con el propio ser es la introspección. La introspección es la habilidad de
examinar, revisar y cambiarme a mí mismo, dondequiera, como sea y cuando quiera que deba hacerlo. Sin una
reevaluación consistente de mis actitudes y modelos de pensamientos, los hábitos negativos dominarán mi
conciencia con mucha facilidad. Por supuesto, un diálogo sano con el ser significa que interactúo positivamente
con los demás, no quedarse atrapado o perdido en mí mismo. Los demás, las situaciones, son todos mis
profesores; ellos me ayudarán a crecer si tengo la sensatez de tomar beneficio de todas las cosas.
Sin embargo, cualquier cosa que entre en la mente y el intelecto siempre necesita ser evaluado y revisado. Tal
evaluación es necesaria a fin de que no se produzca ningún daño para el ser ni para los demás.
La introspección trae al estado de ser un observador: observar el ser y no reaccionar a las situaciones con
emociones negativas tales como la ira, el odio y el resentimiento.
El estado del observador desapegado, conserva la energía interior y al mismo tiempo mantiene al ser espiritual,
mental y emocionalmente sano. Así, si aprendo a dialogar conmigo mismo positivamente, es decir, no quedarme
atrapado en sentimientos de culpabilidad, remordimiento, proyección de culpa sobre otros, comparación con los
demás, entonces puedo convertirme en mi mejor amigo.
El tercer significado de meditación podemos tomarlo de la palabra sánscrita “Yoga”. Es a través del entendimiento
de esta palabra que aprendemos a cómo obtener ayuda, es decir, cierto poder espiritual externo que puede
ayudarme a sanar y también a dialogar positivamente conmigo mismo. La palabra yoga significa juntar o volver a
unir. ¿Volver a unirse con qué y con quién?. La respuesta es, en primer lugar, con mi ser original y eterno, el alma,
y en un segundo lugar con la eterna fuente suprema de todo poder y energía; esa fuente me ayuda a
reenergetizarme y volver a conocerme a mí mismo.
Sobre este planeta tierra, todo depende de alguna fuente externa de energía para el movimiento y el crecimiento.
Por ejemplo, las semillas de las plantas y árboles tienen su propia fuente de energía dentro de sí mismas: a esta
se le llama la energía de la naturaleza. Sin embargo, esta energía no puede liberarse a menos que actúe sobre
ella una fuente de energía externa, es decir, la energía del sol. Sólo a través del poder de la luz del sol las semillas
de la tierra brotarán en la vida y crecerán.
El cuerpo humano mismo tiene su propia energía, pero diariamente necesita fuentes externas de energía, comida,
aire, luz del sol, agua. Sin estas fuentes externas, el cuerpo humano no podría existir.
Incluso una batería gastada, necesita otra batería o alguna fuente de energía para recargarse. El ser humano se
ha debilitado, no hay paz constante ni sensación de propósito, felicidad o contentamiento, etc. El alma humana
necesita recargarse. Aunque el alma humana tiene grandes potencialidades dentro de sí misma como las semillas
de la naturaleza, se necesita una fuente de energía externa para que emerjan los poderes latentes. Esta fuente
externa de poder no es física, puesto que el alma humana tampoco lo es. A esta fuente de poder se le ha llamado
tradicionalmente Dios o el ser supremo. Muchos nombres, de hecho, se le han dado a la fuente. Por el momento
es suficiente saber que este Poder Supremo es el Punto Eterno de Referencia para toda Creación, cuya tarea es
de recargar y limpiarlo todo. Siendo eternamente pura y no polucionada por ningún rastro de egoísmo o violencia,
el Ser Supremo es totalmente benevolente y a través de las energías eternas de Amor y Verdad es capaz de

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recargar y llenar al alma humana con todos los poderes. Por supuesto, cada uno elige su propio nivel de limpieza,
recarga o plenitud. De acuerdo a la elección individual así serán los poderes resultantes de amor, paz, felicidad y
verdad visibles con claridad en el ser.
El Ser Supremo es entendido como un punto eterno, de Luz pura, que reside en el mundo del silencio eterno más
allá del Tiempo y la Materia. Podemos alcanzar esta fuente de Amor y Pureza, o a la inversa el Ser Supremo
puede alcanzarnos a través del poder del pensamiento concentrado. Solo toma un segundo para que empiece tal
comunicación. Cuando alcanzamos tal lugar del silencio eterno, el mundo de la luz silenciosa, enfocamos nuestra
atención amorosa sobre el Ser Supremo y, si nuestro enfoque es concentrado, podemos sentir cómo el ser se
llena de paz y el amor más puros que jamás hallamos sentido en toda nuestra existencia.
Esto es yoga: volver a unir a ser con el Supremo y a través de esto recordar todas las cosas de valor que
habíamos olvidado. Yoga significa recordar: recordar el ser original, la relación original y eterna con el Ser
Supremo y recordar, mediante la experiencia, el significado puro de amor, paz y felicidad.
Ahora, vamos a experimentar con un ejercicio de meditación sobre esta unión con el Supremo:

Me enfoco suavemente en el centro de la frente


Soy un punto de energía viviente
Soy energía
Soy un alma
Suavemente me concentro en este pensamiento
De ser un alma
La personificación de la paz
Om Shanti
Yo, el alma
Estoy llena de paz
Om Shanti
Ahora con un pensamiento, sólo un pensamiento
Voy más allá del tiempo, más allá de esta tierra;
Voy a un mundo de silencio, un mundo de luz
En este mundo veo una luz.
Es un punto de luz pura, irradiando luz.
Es la luz de la sabiduría, la luz del amor.
Este es el supremo entre todos los seres
Es mi padre, y mi madre eternos
Es la fuente suprema de poder espiritual
En profundo silencio, con el pensamiento suavemente concentrado
Me acerco más y más
A esta fuente de luz y amor
Yo, el alma, el punto
Estoy absorto en las olas de amor
De esta fuente
Me lleno con poder, con luz
Con paz.
En silencio, en profunda paz,
Permanezco aquí contigo
Mi amado padre
Absorbiendo suavemente amor y fortaleza.
Déjame permanecer aquí contigo
En paz, en amor y en silencio;
Silencio puro y profundo.
Om Shanti

FIN
* * *

Este libro fue digitalizado para distribución libre y gratuita a través de la red
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26 de Febrero 2004 – 15:30

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