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Propósito del programa: Mostrar que las victorias ganadas en el pasado no nos
garantizan libertad para el futuro.
Himnos: "Dulce Nombre de Jesús", Melodías de Victoria, No. 149. La juventud para
Cristo", Melodías de Victoria, No. 107.
Ilustraciones: 1) Dos mástiles, en uno de los cuales debe haber cuerdas para alzar un
estandarte; 2) una bandera nacional; 3) una bandera blanca con letras azules que digan
LIBERTAD RELIGIOSA; 4) algún arreglo para indicar el paso del tiempo, como un
largo diagrama o varias tarjetas. Las fechas que han de escribirse son las siguientes:
312, 1075, 1536, 1631, 1689, 1740, 1785 y 1791 (combinadas, 1864, siglo XX y
AHORA.
Si los mástiles están sobre la plataforma, la bandera nacional debe estar a la derecha del
orador y el estandarte que dice LIBERTAD RELIGIOSA a su izquierda. Los reflectores
deben estar listos para iluminar las fechas, la bandera nacional y el estandarte. Dichos
reflectores deben estar instalados de tal modo que se los pueda encender y apagar
cuando se necesite.
Al elegir a los participantes, debe tenerse en cuenta la naturaleza de la voz de cada uno.
Dos partes consecutivas no deben estar a cargo de personas que tengan voces
semejantes. El narrador debe ser un joven o una señorita de voz clara y fuerte. Los
cuatro oradores principales deben ser varones; algunas de las voces no identificadas del
final pueden ser femeninas. Un fondo musical de órgano para acompañar al narrador
hará que se distinga esta parte de las otras. Todos los nombre históricos deben
pronunciarse correcta y claramente.
INTRODUCCIÓN AL TEMA
Por varios siglos la iglesia y el estado han luchado por la supremacía. El estandarte de
la libertad religiosa a veces ha flameado al tope; pero en otras ocasiones ha sido
pisoteado por hombre ambiciosos. (El reflector ilumina el estandarte).
(Dos jóvenes se dirigen al mástil, extienden el estandarte para que se pueda leer lo que
está escrito en él y luego lo levantan al tope del mástil, y se queda uno a cada lado de
él).
Mediante nuestro programa de hoy, miraremos hacia atrás por varios siglos a fin de
rastrear la historia de la libertad religiosa. Durante los primeros tres siglos de la era
cristiana la iglesia sufrió a veces severa persecución y en otras oportunidades disfrutó de
la protección civil. Desde ese período escuchamos voces de tolerancia y voces de
persecución, pero nunca voces de unidad. No cabe la más mínima duda de que el
cristianismo y el estado estaban separados. Pero a principios del siglo IV oímos una voz
diferente. (El reflector ilumina la fecha 312).
CONSTANTINO
Soy Constantino, emperador de Roma. En mi juventud fui general del ejército romano.
Cierta noche, mientras me daba vuelta en la cama haciendo planes para vencer a un
temible enemigo, tuve un sueño milagroso. En dicho sueño vi una cruz sobre la cual
estaba esta inscripción: "Con este signo vencerás".
Por la mañana, inmediatamente ordené que las águilas paganas de los estandartes de mi
ejército fueran reemplazadas por la cruz cristiana. Llevando estos estandartes, mi
ejército venció las fuerzas de Magencio. Desde aquel día en adelante acepté la cruz, mi
estandarte, y a ello atribuyo mis triunfos.
Cuando el concilio determinó quiénes eran los herejes, los eliminé y ordené que se
quemaran sus libros. De allí en adelante consideré todos los ataques perpetrados contra
la iglesia como crímenes cometidos contra el estado. ¿No debía acaso el estado
preservar la unión de sus ciudadanos e imponer lo que la mayoría consideraba la
verdad?
(Se baja el estandarte en una tercera parte desde el extremo superior del mástil).
Los dirigentes de la iglesia disfrutaron del favor de la corona y de la prosperidad que
ellos implicaba. Sólo unos pocos valoraban la independencia de la iglesia. A medida
que el emperador se mezclaba más en asuntos religiosos, la iglesia se fue
secularizando. Pronto desapareció así la autodisciplina, el celo y el sacrificio que
habían caracterizado a la iglesia de los primeros tres siglos.
Siemipre creí que en el papado debería residir más autoridad y poder que en cualquier
otro cargo en la tierra. Acerca de la autoridad del papa, escribí en cierta oportunidad lo
siguiente: "El solo puede usar la insignia imperial; sólo los pies de él deben ser besados
por los príncipes; él puede deponer emperadores; a él mismo nadie puede juzgar; la
iglesia romana es infalible, y lo será por toda la eternidad; el pontífice romano puede
absolver a los súbditos de la lealtad que deben a señores impíos".
Uno de los asuntos más problemáticos fue el derecho de investiduras. Como sabéis,
bajo el sistema feudal, la posesión de tierra implicaba también poder y autoridad.
Puesto que la iglesia tenía grandes posesiones de tierra, desarrolló un enorme poder
político y gran autoridad, que eran ejercidos por los obispos que administraban las
tierras de la iglesia. Todos los terratenientes, sin embargo, tenían que pagar impuestos y
prometer alianza a un rey o emperador. Cuando moría el terrateniente, el rey o
emperador se atribuía el derecho de nombrar quién lo reemplazase en virtud de su
investidura imperial. A mí me pareció que solamente el papa tenía derecho de elegir
sucesores para las tierras papales. En una reunión celebrada en Roma en 1075, todos
los eclesiásticos rechazamos la investidura otorgada por la autoridad laica.
El primer rey que desafió este decreto fue Enrique IV, quien asignó obispo para Milán e
hizo varios otros nombramientos. Lo reprendí; pero él, testarudo, dijo que yo "no era
papa, sino un monje falso". Tal insubordinación era intolerable. Firmé, entonces, un
decreto mediante el cual lo deponía y ordenaba a sus súbditos que dejasen de servirlo.
Mi acción tuvo el efecto deseado. En uno de mis viajes, me detuve en la fortaleza de
Canosa. Al oír que me encontraba allí, el "poderoso" gobernante del mundo cristiano
occidental, el mismo Enrique IV, vino a suplicarme misericordia y a pedirme perdón.
Por tres día lo hice esperar, no en el ambiente cálido de la fortaleza, sino afuera en la
nieve, ni siquiera vestido cómodamente, sino descalzo. Me había propuesto que nadie
volviera a poner en duda la supremacía del papa.
Narrador: Las ambiciones desmedidas de Gregorio VII no fueron del todo satisfechas,
pues Enrique IV más tarde lo envió al exilio, donde murió. La lucha de las investiduras,
sin embargo, continuó hasta la primera parte del siglo siguiente, cuando se llegó a un
acuerdo en el Concordato de Worms, en 1112.
Cien años más tarde, el papa Inocencio III, el primero en llamarse "Vicario de Cristo",
empleó el entredicho como arma para librar luchas económicas, políticas y aun
morales. Hasta se valió de este artificio para liberar algunos súbditos de sus votos de
lealtad a ciertos señores. Durante el reinado de Inocencio III, el poder papal, tanto en lo
temporal como en lo religioso, alcanzó su pináculo. Aunque este poder fue decreciendo
desde entonces, el papa todavía usa una triple corona, que representa su supremacía
espiritual, su dominio temporal y su pretensión de soberanía sobre todos los
gobernantes.
Durante los primeros doce siglos de la era cristiana, la iglesia estuvo bajo la autoridad
del estado, pero luego subyugó el estado a su control. ¿Se oirá otra vez una voz de
separación? Sí, con toda certeza.
JUAN CALVINO
Al principio del siglo XVI el obispo en función entregó sus derechos temporales a los
ciudadanos. Cuando trató de recobrarlos se inició la lucha. Finalmente, el Concilio de
Doscientos desacató la autoridad papal, expulsó al obispo y todos sus miembros
declararon más tarde que ya no eran romanistas.
ROGER WILLIAMS
Soy Roger Williams, un pastor puritano del Nuevo Mundo. Con mi esposa, María,
llegué a Boston en 1631. Traía firmes convicciones de que las iglesias en las colonias
deberían separarse por completo de la Iglesia de Inglaterra. Tales ideas no eran
populares y por ello tuve conflictos frecuentes con los magistrados. Siempre me
pareció que no se puede forzar a ningún hombre a adorar de ninguna manera
determinada, sea esa manera dictada por la Iglesia de Inglaterra, o por cualquier otra.
Escribí: "Dios no requiere que se establezca una uniformidad religiosa por ningún
estado civil". Por mi franqueza fui desterrado a la colonia de Rhode Island.
Voz: 1689, el Acta Inglesa de Tolerancia. Por primera vez en la historia de Inglaterra,
se permite adorar a Dios fuera de la Iglesia de Inglaterra. Mediante esta acta se dio
libertad de culto.
(Se eleva otro poquito el estandarte. Los reflectores iluminan las fechas 1785 y 1791).
Voz: 1785, una ley para establecer la libertad religiosa se pone en efecto en la casa de
burgueses de Virginia: "Sea sancionado por la Asamblea General: que a ningún hombre
debe obligarse frecuentar o sostener absolutamente ningún culto, lugar o ministerio
religioso, ni se lo debe obligar, restringir, molestar o gravitar en su cuerpo o en sus
bienes, ni debe sufrir de ninguna otra manera a causa de sus opiniones o creencias
religiosas; pero que todos los hombres deben ser libres para profesar y, por argumento,
mantener sus opiniones en materia de religión, y que éstas de ningún modo deben
disminuir, ensanchar o afectar sus capacidades civiles".
Voz: 1791, la primera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos: "El Congreso
no dictará leyes con respecto al establecimiento de la religión, ni para prohibir el libre
ejercicio de ella".
Narrador: Aunque el Congreso y la Corte Suprema de Estados Unidos han hecho todos
los esfuerzos necesarios durante los años intermedios para mantener la más estricta
separación de la iglesia y el estado, no todos los grupos aceptan de todo corazón esta
doctrina. Aun entre quienes la admiten en principio, hay algunos que no la aceptan en
práctica. Escuchemos:
VOCES DISIDENTES
Voz: 1864, Syllabus Errorum. Este documento católico romano dice que la idea de
tener "la iglesia separada del estado, y el estado de la iglesia" es un error que debe
condenarse.
Voz: El filósofo católico Jacques Maritain escribe: "El estado...es de veras soberano en
su propio dominio, pero su dominio está subordinado, de modo que su soberanía no es
absoluta ni universal. Solamente hay una soberanía universal y absoluta: la soberanía
del Creador. la soberanía de la iglesia, universal en todo lo que toca a la salvación, es
claramente más extensa y elevada que la del estado".
Voz: 1937, el teólogo protestante Samuel McCrea Cavert escribe que el principio de
separación de la iglesia y el estado descansa sobre la presuposición de que "la iglesia y
el estado tienen jurisdicciones completamente independientes y mutuamente
exclusivas". Pero el Dr. Cavert no está de acuerdo con esto. Por el contrario, estimula a
los cristianos a ejercer su influencia en la función legislativa, no solamente como
individuos sino como grupos.
Voz: 1958, Juan C. Bennett del Union Theological Seminary escribe: "El plan
norteamericano de separación de la iglesia y el estado nunca significó que las iglesias no
debieran tratar de influir sobre la política del estado".
Narrador: Este es el año 200_. ?Qué nuevos ataques se harán a la pared de separación
que hay entre la iglesia y el estado? Muchos católicos creen que la iglesia tiene
predominio en todos los asuntos de la vida. No pocos protestantes creen también que la
religión organizada debe influir en la aprobación de leyes llamadas sociales. ¿Cuánto
tiempo pasará hasta que los católicos y protestantes se unan para eliminar esa pared que
separa a la iglesia del estado?
Estas amenazas a nuestras libertades son perfectamente reales. Hay que luchar contra
ellas con las armas de la verdad y la convicción. Joven, ¿no defenderás también la
libertad religiosa, que significa libertad de la intolerancia tanto civil como eclesiástica?
(El estandarte se eleva al tope. El reflector ilumina la bandera del país mientras se toca
el Himno Nacional).
Para informes o noticias recientes de como se está afectando la libertad religiosa, puedes
visitar y obtener información de lo siguientes enlaces: