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CLAUSURA DEL CAPÍTULO – 23 de enero de 2009

Esta tarde clausuramos el Capítulo, experiencia que esperamos tendrá un impacto


transformador en todos los miembros del Vicariato y, por consiguiente, en el Instituto,
en la Familia y en toda la vida. Cuanto hemos vivido y experimentado aquí, tiene su
origen en las directivas procedentes del Capítulo General, en particular, de Nuestro
Compromiso Colectivo. También se centra en la realidad del Vicariato.

Lo que, tal vez, es específico de este Capítulo es su capacidad para realmente ver, dar
nombre a vuestra realidad, con sus alegrías y sus luchas, sus fortalezas y debilidades. Al
mismo tiempo que habéis dado nombre a esta realidad, mirándola con los ojos de la fe,
habéis podido soñar o imaginar vuestro futuro, en el contexto de nuestra visión como
Instituto.

También habéis considerado un panorama más amplio, escuchando la invitación a un


cambio de mentalidad, de estructuras, a fin de vivir lo esencial de vuestra vida con amor
y esperanza. Vuestra convicción de que la Vida Contemplativa Sagrada Familia tiene un
don especial que ofrecer al mundo de hoy, se ha afirmado y fortalecido. Habéis sentido
un gran entusiasmo para transmitir lo que estáis viviendo como un regalo para el mundo
y, por tanto, se ha consolidado la necesidad de invitar y facilitar la acogida de nuevos
miembros.

Habéis afirmado claramente la necesidad de estar atentas al bien común del Vicariato y
a vivir la disponibilidad que esto exige. Habéis reconocido que es necesario considerar
el conjunto en toda decisión y no quedar atrapadas en el viejo modo de pensar en las
partes por separado. Al estar centradas en la visión que estamos tratando de interiorizar
y vivir, tenéis la motivación, la energía y la posibilidad de realizar las llamadas que se
os presentarán en vuestro camino, que pueden dar lugar a grandes o pequeños cambios,
en la vida de cada una de vosotras, y en el Vicariato en su conjunto.

Se constata una comprensión - aunque todavía débil – de que surge un nuevo estilo de
vida contemplativa. Cuando el cambio llama a nuestra puerta, luchamos entre la
búsqueda de la seguridad de lo conocido, de lo que hemos vivido siempre, y la respuesta
al Espíritu que constantemente llama a la novedad, a la vida. En todo caso, vosotras
tenéis el deseo, que viene del Espíritu, de recorrer este camino en la fe, lo reconocéis
como una forma de vivir el Misterio Pascual, en fidelidad creativa a vuestra vocación y
a nuestra misión común. Sin duda, todo lo que aquí habéis vivido es un don del Espíritu
para el Vicariato y para la Familia en este momento en que celebramos los ¡150 años de
vida contemplativa Sagrada Familia!

Podemos verdaderamente decir "... gloria a Aquel, que tiene poder para realizar todas
las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o imaginar..." (Ef 3)

Gracias hermanas, a cada una de vosotras, por vuestra activa, responsable y reflexiva
participación, llena de esperanza en el presente Capítulo.

Que, cuando regreséis a vuestras comunidades, seáis portadoras de buenas noticias y,


que con amor y esperanza, podáis preparar a las hermanas para acoger las decisiones
tomadas. Todos los miembros, junto con el equipo de liderazgo, han de asumir la
responsabilidad de promover y vivir estas decisiones. En la presente situación, como en
todas las de la vida, os invitamos a abriros, cada vez más plenamente a Dios y a los
demás, a dar y recibir. (Art. 223). Que la Sagrada Familia os acompañe en vuestro
camino y os ayude a "seguir adelante" con alegría y amor.

Margaret Muldoon

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