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I ' HUMANAMENTEHABLANDO

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eo y releo a los clásicos del pensa-
miento y a los maestros que nos
han enseñado a pensar y obrar
honestamente, y lo primero que
compmebo es la distancia a b k
mal que existe entre las enseñanzas que
nos han transmitido y la realidad del mun-
que los grandes consorcios arrojan al mer-
cado. ¿Son realmente felices? No lo creo.
por mucho que se lo imagineny por mucho
que en sus ratos de ocio se diviertan,lo pa-
sen bien y se aturdan con los espectáculos
que los administradoresdel poder les ofre-
cen los ñnes de semana con el objeto de que
I do actual. El hombre medio de la sociedad no reflexionen a fondo sobre su verdadera
1 de consumo lee cada vez menos a los gran- suerte.La feiicidad tiene un semblantemuy
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des guías de la humanidad,y en el supuesto distinto al de los rostros hoscos y herm6ti- t
de que los lea, suele hacer caso omiso de su cos que solemos ver a nuestro alrededor.No
ii, contenido,diciéndose a sí mismo, termina-
da la lectura del libro o libros que haya p
menos significativasson en este contexto la
durezay agresividadde las relacionesinter-
L dido tener en la mano: iqué ingenuos eran subjetivas y sociales, un fenómeno que en-
y cuán alejadosde la realidad estaban al ha- intentarían enfkntarse a la inmoralidad tretanto ha penetrado ya en los centros de
blar del bien, de la virtud, del sentido de la reinante y lucharían por un orden político enseñanzay aun en el recinto familiar.EUo
vida y de otros valores superiores! Esta d e y social más justo, más coherente y huma- no puede sorprender; si algo nos han ense-
ducción no deja de ser lógica en una Ppoca no del que hoy impera a lo largoy ancho de ñado los clásicoses que una felicidad digna
que, como la nuestra, concede ante todo va- la geografla mundial. de este nombre es inseparablede un proyec-
lor al egoísmo,al dinero,al éxito, al poder y to superior de vida, lo que a su vez presupe
al hedonismo en sus diversas variantes. Pe LWR QUEi(OOBRAN AS( y se conforman con ne la elección del bien como norma de con-

i ro no menos lógicoes que una sociedad que


se acostumbra a prescindir de todo precep
to moral no puede generar más que caos,
injusticia y lucha encarnizada de todos
el pan y circo que el sistema ha inventado ducta. Pero eso es precisamente lo que cada
como recompensa o premio a la vida banal vez se pierde más: la conciencia moral. Pues
y vacía que suelen ilevar? Senciilamente bien: donde esto acontece, el hombre está
porque están alienadosy han perdido la n o condenado a vivir en estado más o menos
conú-a todos. ¿Se dan cuenta de ello quie ción de lo que es vida verdadera y auténtica. permanente de desasosiego, insatishcción
nes consideran que los buenos sentirnien Esta es la razón de que confundanautorrea- y miedo, reflejo subjetivo o interior de la
tos y la conducta recta se han convertido en lización y felicidad con el fetichsimotécni- enemistad que reina en el ámbito objetivo
anacronismos completamenteinútiles pa- co, el culto d e s d e n a d o a Marnrnon y el o externo, enemistad que el sistema subli-
I ra responder eficazmente a los retos de la consumo cada vez más intenso y acelerado ma con el nombre de competencia. Su h e
vida moderna? No lo creo, de lo contrario de los productos generalmente superfluos gemonía es entretanto tan absoluta que se

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ha convertido en lo que Walter Benjamín de tranquilizar nuestra conciencia y seguir cara a cara y edentándose a eua, lo que no
llamaba "estado de emergencia", término gozando de la vida. Pero mucho antes que sigmñca otra cosa que negarse a ser víctima
al que yo asocio la impotencia para superar el médico vienés, nuestro Jaime Baimes y elegir la opción de la autodeterminación.
este estado de cosas. señalaba ya en 'El criterio' la tendencia del El modelo de vida creado por el sistema no
hombre a huir de sí mismo: "Desgraciada- =esla plenitud, sino la nada. No comprender
ADMiTiR ESTA AWR~Ao callejón sm salida mente, de nada huimos tanto como de no- ni luchar contra esa triste realidad es negar-
no es naturalmente ni facil ni cómodo; de sotros mismos". Mas este tipo de maniobras se a sí mismo y aceptar de buen o mal gra-
ahí que quien más quien menos recurra a psicológicasno conducen a ninguna parte y do el papel de "esclavos sublimadosnque el
lo que Finrud llamaba 'Verdrkgungn,acto no hacen más que prolongar los males que sistema nos ha reservado, como hace varias
consistente en ahuyentar de nuestra mente arrastramos. No es huyendo de la realidad décadas señalaba Herbert Marcuse en su
todo lo desagradablee ingrato-conel objeto que lograremos cambiarla, sino mirándola 'Hombre unidimensionai'.

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