ADOLESCENCIA Y PATOLOGIA BORDERLINE*
Caracteristicas del proceso psicoanalitico en ellos
CARLOS ALBERTO PAZ
‘TERESA OLMOS DE PAZ, MADRID
INTRODUCCION
Nuestra preocupacién por el estudio y deli-
mitacién de la patologia borderline es de lar-
ga data. Esta busqueda, mantenida por nues-
tra experiencia a través del tiempo y en dis-
tintos medios, nos indicé considerar como
necesaria la caracterizacién de sus rasgos
espeeificos en la nifiez, la adolescencia y la
edad adulta.
El objetivo central de esta investigacién,
entonces lo ha constituido esa busqueda de
os posibles rasgos caracteristicos de estas es-
tructuras en la adolescencia. Punto de parti-
day al mismo tiempo eje central de nuestra
tarea lo constituyé la circunstancia de dispo-
ner de un conjunto de rasgos que ya habfamos
hallado como especificos de dichas estructu-
ras en laclinica psicoanalitica de adultos, (Paz
C.A.,, Pelento M.L. y Olmos de Paz T.,
1976-1977).
Reflexionar acerca de los adolescentes bor-
derline nos llevé a la conclusién de que era
imprescindible un profundo conocimiento del
proceso adolescente que nos permitiera carac-
terizar, luego, una patologia en la que se su-
perponen niveles de desarrollo, y de funcio-
namiento, tan diferentes.
La revisién critica de las principales con-
tribuciones al conocimiento de este tema rea-
firmé nuestra postura. La presentacién de dos
adolescentes borderline permitiré ilustrar
nuestras experiencias abordando, al mismo
tiempo, algunos puntos controvertidos como
Ja analizabilidad o su evolucién con la técnica
psicoanalitica.
CARACTERISTICAS DEL
PACIENTE BORDERLINE
‘Nos preguntabamos en el afio 1980, (Paz
C.A,, 1980), si existfa una nocién del paciente
borderline aceptada internacionalmente, con
una casuistica semejante, teorizaciones com-
partidas y acuerdos basicos en cuanto asugé-
nesis, y también en lo referente a su accesibi-
lidad terapéutica.
Deefamos entonces, y lo reafirmamos hoy,
que no ha sido alcanzado ese nivel de consen-
so pero, que sf existe, en cambio, un impresio-
nante conjunto de publicaciones e investiga-
ciones espeeificas; caracterizaciones clinicas
de indudable seriedad, junto a criterios y ex-
periencias diversas acerca de sus posibilida-
des terapéuticas. Dejada como aceptada la
existencia cierta de este tipo de organizacio-
nes patologicas, dos Iineas parecen presidir
los trabajos actuales sobre ellas.
La primera de ellas, aceptando como cier-
tas distintas teorizaciones, multiplicarfay ex-
tenderia las construcciones e hipétesis sobre
estos easosde una manera constante; cireuns-
tancia que invita aarriesgar una aseveracién:
los pacientes borderline, o'casos limites’, cons-
tituyen la inmensa mayoria de los pacientes
que llegan a los psicoanalistas actuales.
La otra linea de trabajo parece centrarse
en la opcién de delimitar, con la mayor preci-
sién posible, las coineidencias y diferencias
entre las diversas descripciones y teorizacio-
nes de los sujetos borderline, utilizando, por
ejemplo, el estudio detallado y comparativo
de los posibles pacientes borderline mediante
loseuestionarios o entrevistas especificas para
su diagnéstico, integrados en el seguimiento
prolongado de sus evoluciones terapéuticas,
Artieulos como el de Michael Stone
(‘Systems for Defining a Borderline Case’,
1987), o el de E. Brenas y F, Ladame (Les
adolescents borderline. Diagnostic et trait-
ment’, 1985), plantean con lucidez y rigor esta
problematiea, Especialmente, Stone conduce
* Ganador del Premio Libro Anual 19902 CARLOS A. PAZ-TERESA 0. DE PAZ,
una investigacién en la Universidad de Con-
necticut aplicando a sus pacientes la entre-
vista diagnéstica para pacientes borderline de
J. Gunderson y la entrevista estructural de
Otto Kernberg junto alos distintos items diag-
nésticos del DSM-III; utilizan, asimismo, un
método ideado por Spitzer, Endicott y Gibbon
para el diagndstico de estas organizaciones.
Stone, segin nos informa, ha encontrado a
través de estos enfoques multiples dreas de
coincidencias, y otras de divergencia, entre
los sistemas mds popularizados para ubicar
estos casos, Destaca que, en el momento pre-
sente no puede elegirse el correcto sistema
para diagnosticar el paciente borderline’.
(p.31). Cree, en cambio, que son necesarios
estudios comparativos mediante el uso de
multiples métodos diagnésticos y también
subraya la necesidad de estudiar nifios y ado-
lescentes borderline. Enfatiza lo imprescin-
dible en cuantoa estudios de seguimiento para
verificar cudles podrian terminar siendo adul-
tos borderline 10 0 15 afios mas tarde; asimi
mo, considera necesarios estudios de larga
duracién para algunas de las variables espe-
cificas de estos casos.
Nuestra presentacién se inscribe en esta
segunda linea de investigacién y, en conse-
cuencia, hemos privilegiado, en el estudio de
nuestros adolescentes, la caracterizacién de
los fronterizos elaborada por uno de nosotros
en el estudio y seguimiento de pacientes bor-
derline adultos, tomando también en cuenta
los hallazgos principales hechos por otros au-
tores en la delimitacién de estas organizacio-
nes,
Nuestras observaciones y criterios han sido
plasmados mediante el método psicoanaliti-
co teoria y encuadre- por lo que los fenéme-
nos que deseribiremos requieren, para ser
observados, confrontados y discutidos, la re-
gresién analitica, el desarrollo de la transfe-
rencia y el uso de la interpretacién como fac-
tor de cambio, que posibilita el acceso a cier-
tos niveles primitivos, caracteristicos, para
nosotros, del paciente borderline.
Los items basicos son los siguiente:
1) Trastornos en el sentido de realidad, con
la paradéjiea conservacién del juicio de reali-
dad, aunque éste sea mas el resultado de un
esfuerzo adaptativo que una auténtica diseri-
minacién.
2) Desarrollo desigual de las defensas del
yo, con ausencia del mecanismo de represién
como elemento evolucionado; persisten y pre-
dominan primitivos mecanismos tales como
la identificacién proyectiva, splitting, ideali-
zacién, la renegacién (verleugnen) de manera
constante y la negacién (verneinung). Los me-
canismos obsesivos son esenciales desde la in-
faneia; control omnipotente y también anula-
cién y aislamiento. Estos mecanismos contri-
buyen a sus rendimientos intelectuales que
son de alto nivel, con logros sorprendentes en
medio de tal patologia.
3) Presencia de angustias confusionales y
fenémenos confusionales severos que se ma-
nifiestan especialmente en momentos de es-
trés.
4) Trastornos en la regulacién de la agre-
sién, caracterizados por la llamada 'rabia
narcisista’, aunque en nuestra experiencia
ésta puede faltar, encubierta por sometimien-
tos extremos o defensas paranoides.
5) Trastornos en la afectividad, con sensa-
cién caracteristica de soledad y serios proble-
mas en la expresién y matizacién de emocio-
nes y sentimientos.
6) Perturbaciones en la vida sexual con fan-
tasias sadomasoquistasbizarras, pudiendo al-
canzar, estas perturbaciones, niveles que
impidan la vida sexual adulta.
7) Expresiones y movimientos corporales
tipicos, sorprendentemente egosinténicos.
Solo el uso del divan permite su exterioriza-
cién de manera evidente,
8) Transferencia primaria, o delirante, al-
ternando con momentos de transferencia in-
fantil de niveles neuréticos. Durante los mo-
mentos de transferencia primaria se eviden-
cian serias perturbaciones en los procesos de
simbolizacién.
9) Contratransferencia de inusual intensi-
dad 'exigente'’, abrumadora o posesiva, hasta
limites insoportables. A estos elementos se
agregan, en los casos adolescentes, sintomas
tales como: intentos suicidas, anorexia buli-
mia, drogadiccién, conversiones 0 rituales ob-
sesivos y claustro~agorafobias intensas.
REVISION CRITICA DE LAS INVESTIGACIONES
‘Y TEORIZACIONES ACERCA DEL
ADOLESCENTE BORDERLINE
Elizabeth Geelerd fue la primera en plan-
tear y caracterizar esta problematica en la
adolescencia en su trabajo 'Borderline States
in Childhood and Adolescence’, (1958). Mos-
traba alli dos de las mas apasionantes y esca-
sas historias clinicas de esta patologia. Ca-
racterizaba a esos cuadros como con falta de
tolerancia a la frustracién, inmadurez emo-ADOLESCENCIA ¥ PATOLOGIA BORDERLINE 3
cional, incompletud del desarrollo, impulsos
incontrolables del ello y falta de adaptacién
social. Sintomas neuréticos varios los hacen
ificiles de diagnosticar; no estan en contacto
con la realidad y, aunque no deliran, cuando
estan solos se sienten frustrados retirandose
auna vida de fantasia o teniendo explosiones
de mal humor. Durante esos momentos pier-
den el contacto con la realidad y actian como
defendiéndose de un ataque. No han aleanza-
do constancia de objeto y las expectativas de
gratificacién no se han desarrollado normal-
mente.
Geelerd sostenia que no tienen ‘medida de
la realidad’ y el observador verifica el surgi-
miento de avalancha de fantasfas incremen-
tadamente aterradoras, de diferente conte-
nido y diferentes niveles. No existe en ellos la
posibilidad de angustia sefial, sélo desarro-
llan ‘ansiedad bdsica’ que los paraliza; pre-
sentan una tendencia a la fusién entre repre-
sentaciones del self y las del mundo externo,
lo que hace que, para el paciente borderline,
perder a la madre signifique un peligro de ani-
quilacién. Visualiza esta patologia como un
continuum a lo largo de la vida, sosteniendo
que el grado de perturbacién puede variar a
una edad determinada debido a factores evo-
lutivos y ambientales. La negacién (denial), y
Ja omnipotencia, son sus mecanismos bésicos.
‘Fantasies of a Borderline Patient’, trabajo
de Mary Singer (1960), es el unico de la biblio-
grafia revisada por nosotros que muestra la
evolucién de un tipico nifio borderline a tra-
vés de su pubertad y adolescencia.
El estudio detallado de sus fantasias, den-
trode un proceso psicoanalitico, es admirable
y constituye una prueba incuestionable del
pasaje de la nifiez borderline a la adolescen-
cia borderline.
Otto Kernberg, figura central en el estudio
de esta patologia, delimité en 1976 los ele-
mentos esenciales para el diagnéstico del ado-
lescente borderline. (Kernberg 0., 1976-1978).
Jerarquizé la severidad de los sintomas neu-
r6ticos, oscilaciones rdpidas en las identifica-
ciones que hacen sospechar una pobre inte-
gracién yoica y una severa patologia de las
relaciones objetales, a menudo subestimada
por ser compatible con la aparente superes-
tructura neurética. Valor6, también, reaccio-
nes narcisistas y la emergencia tipica de ras-
gos sexuales perversos que obligan a distin-
guir experiencias homosexuales y rasgos
homosexuales verdaderos.
Kernberg sostenia la necesidad de una
aproximacién multidimensional para diseri-
minar todo lo sertalado de un proceso esquizo-
frénico de desarrollo insidioso. En 1984, 0.
Kernberg vuelve a ocuparse del diagnéstico
diferencial con otros cuadros que nos pueden
confundir. Es as{ como presenta tres casos
sospechosos de ser ‘organizaciones borderli
ne’ nosiéndolo, junto a un caso de esquizofre-
nia confundida inicialmente con una organi
zacién borderline y el otro de un auténtico
adolescente borderline.
Es de destacar el valor esencial que Kern-
berg otorga a la prueba de realidad desarro
Mada adecuadamente en los adolescentes bor-
derline. (Kernberg O., 1984).
Paulina Kernberg, en sus trabajos
"Psychoanalytic Profile of the Borderline Ado-
lescent'(1979)y ‘Borderline Condition: Child-
hood and Adolescent Aspects’ (1982), compar-
te los criterios de O. Kernberg y sostiene que
el adolescente borderline es inhabil para in-
tegrar experiencias debido a la intensidad del
splitting y a defensas asociadas. La inestabi-
lidad de su superyé lo priva de guias validas
para evaluar su propio selfy alos otros; de ahi
su inestable y precaria identidad. No son afee-
tados por los hechos positivos de su vida y no
pueden aprender de la experiencia: el tiempo
parece detenido en ellos. Los describe con
reacciones afectivas descontroladas, un esen-
cialmente intenso enojo, falta de tacto social y
fallos en la represin normal, Presentan fan-
tasias masturbatorias con contenidos edipi-
cos que se combinan con fantasfas agresivas y
actividades perversas.
Son pacientes que pueden sufrir episodios
psicéticos breves vinculados con algun estrés,
Muestran sintomas paranoides, despersona-
lizacién, desrealizaciéne intentos suicidas. En
ellos, el miedo a la aniquilacién por el aban-
dono materno aumenta las dificultades nor-
males del adolescente para separarse e inves
tir a otro objeto.
James Masterson, a partir de sus obras “El
adolescente borderline’ (1972) "Treatment of
the Borderline Adolescent: A Developmental
Approach’ (1974), es el autor que mas se ha
ocupado de este tema y también quien ha
presentado la casuistica mas numerosa. Esti-
ma como factores esenciales ‘la fijacién oral
narcisista’ y la ‘depresién de abandono’ que
han impedido el crecimiento del sujeto bor-
derline hacia la autonom‘a, manteniéndolo
fijado en esa fase que M. Mahler denominé de
separacién—individuacién. En 1975, Master-
son y D. Rinsley sostienen que