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Tschumi, Bernard; Manifiesto I.

Fuegos Artificiales; 1974


Al prender un cerillo, por ninguna otra razn que verlo quemar, puedes ver lo que distingue el aspecto gratuito de la buena arquitectura. Pero debes distinguir a este acto de su aspecto de produccin. Si con ese cerillo prender la fogata de gas que calentar el caf que normalmente tomas antes de ir a trabajar, esta consuncin ya no ser gratuita; entrara dentro de un movimiento que pertenece al flujo de capital : buenos cerillos- fuerza laboral sana- salario bsico- buenos cerillos. Pero cuando enciendes la cabecita caf slo para verla, por ninguna razn, simplemente para ver los colores, para or el ruido sutil, para disfrutar la muerte de un pequeo trozo de madera, es entonces que amas la consuncin gratuita, la que no lleva a nada, la que es una prdida completa. El placer real siempre puede ser reconocido, en su falta de uso. Pero cuando la arquitectura busca placer, en vez de utilidad virtuosa, nunca parece consumirse. Se mantiene, como un espejo fro, que refleja cada cuarto, cada cornisa, cada columna. Cada uno de tus movimientos se transforma a la vez en el movimiento y su reflejo, la cual, claro, posee la dignidad que es particular de las imgenes y que prohbe que tu conciencia se deje llevar por intuiciones perversas. Aun cuando los amantes buscan deleites ms profundos, o los asesinos, mejores asimientos, es la imagen reflejada la que cuenta. El placer de la arquitectura se transforma en arquitectura de placer, no para consumirse, pero para ser consumida, con indiferencia. El placer se vuelve menos importante que su simtricamente documentada evidencia. Y la arquitectura parece siempre encender cerillos para encender fuegos de gas. Pero cuando intentaste encender ese cerillo que no serva, hace tiempo, cuando habas hecho eso por placer y no por significado, por figuracin en vez de representacin, tuviste la experiencia de la ltima diversin de energa. A travs de tu movimiento, produjiste un deleite falso que no poda ser vendido o comprado. No ms que un deseo de muerte, tu deleite produjo nada. Si, de la misma manera que todas las fuerzas erticas contenidas en tu movimiento fueron consumidas para nada, as la buena arquitectura debe ser concebida, erigida, y quemada en vano. La mejor arquitectura de todas es la de los fuegos artificiales: no ensea claramente la consuncin gratuita del placer.

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