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Sandra Montaño*
Introducción
El presente texto busca realizar un primer acercamiento al estudio de la subjetividad juvenil en la Ciudad
de México desde el enfoque de las tribus urbanas. Los resultados que aquí se presentan están basados en
una investigación realizada por un equipo de estudiantes de la carrera de Comunicación de la
Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en el período de agosto a noviembre de 2004 en torno a
los grupos de jóvenes que concurren al Multiforo Cultural Alicia, ubicado en la zona centro de esta
ciudad.
A fin de contextualizar este trabajo se responde primero a la pregunta de por qué realizar una
investigación sobre este tema; en seguida se presenta una breve descripción de los principales conceptos
teóricos del enfoque de las Tribus Urbanas o Tribus Juveniles. Posteriormente se realiza una
descripción etnográfica de este grupo de jóvenes y del Multiforo Cultural Alicia, así como de los
acontecimientos más representativos que ocurren en este espacio y que agrupan a este grupo de jóvenes
en una tribu urbana. Finalmente, se expone, lo que a partir de la experiencia de campo y su posterior
análisis, se considera que son los códigos en torno a los cuales se articula esta tribu urbana de la Ciudad
de México.
Es a partir del análisis de este estudio de caso, que este trabajo pretende dar cuenta de cómo un grupo de
jóvenes que se reúne en torno a un multiforo cultural construye un espacio de pertenencia y significación
a través del consumo de determinados bienes y símbolos culturales, para formar lo que en otros estudios
se ha dado en llamar una tribu urbana.
¿Por qué realizar una investigación sobre las Tribus Urbanas en la Ciudad de México?
Desde hace algunas décadas han surgido en nuestra ciudad grupos de jóvenes con características e
intereses comunes que con el paso del tiempo se han ido transformando, primero fueron los tarzanes en
los años 40, engominados que se reunían en billares; luego los rebeldes sin causa con chamarras de
cuero y cadenas; después los flotas que tomaron la esquina y finalmente las bandas que hicieron lo
mismo pero con una mayor violencia. Y ahora, aparecen las tribus.
Desde su aparición estas manifestaciones han sido catalogadas como situaciones problema que escapan
al control normativo de la sociedad, por lo tanto, han sido objeto de cuestionamientos, como formas de
expresión juvenil, identificándolas, como fuente de peligro y riesgo para el orden social, con la
utilización de rótulos como delincuentes, drogadictos, jóvenes pandilleros, apáticos, entre otras cosas.
Estas miradas de la sociedad como señala Barbero (1998) no están centradas en la preocupación por las
transformaciones y trastornos que la juventud está viviendo, sino más bien por su participación como
agente de inseguridad. Entonces, todas las obsesiones del mundo adulto con los jóvenes, de corte
moralista principalmente, denotan la miopía y la hipocresía de la sociedad en que vivimos, que no es
capaz de darse cuenta que el problema no está tanto en los jóvenes, sino en la sociedad que se ha
construido, por lo tanto son ellos –los jóvenes– los que están reconstruyendo y creando nuevos modelos
societales, nuevos valores y solidaridades, construyendo nuevas subjetividades. Quizás no tengan claro
el o los caminos a seguir, pero hay algo allá afuera, ciertas intuiciones que hay que considerar.
Ante este panorama surgen en México las corrientes –llamadas– alternativas de expresión, entre ellas el
Multiforo Cultural Alicia, que desde 1995 ha incentivado la generación de manifestaciones artísticas
juveniles y alternativas que no tienen cabida en los circuitos comerciales ni en los programas culturales
oficiales. Estos reductos que brotan como una necesidad de expresión, aunque no han tenido toda la
fuerza que podría esperarse o desearse, si han contribuido de alguna manera a la riqueza musical y
cultural de nuestro país y han promovido el sano esparcimiento entre los jóvenes, al abrir espacios para
expresiones alternas a las que promueven los medios masivos de comunicación.
Conocer a nuestros jóvenes es de cierta forma conocer nuestro presente y darnos una idea de nuestro
futuro. Como lo indican las estadísticas de población, México es un país en el que cada vez hay más
jóvenes y si estos jóvenes no tienen un futuro claro y promisorio, el país no lo tendrá tampoco.
A partir del surgimiento de la sociedad Industrial y, por consecuencia, de grandes urbes como en la que
vivimos, surgieron también grupos de jóvenes con códigos y estilos particulares, los cuales en las
últimas décadas han sido comúnmente denominados como Tribus Urbanas y han sido estudiados en
varios países. Algunas de las disciplinas que han estudiado lo juvenil desde este enfoque son la
criminología, psicología social, neuropsiquiatría, sociología, antropología, etología, semiótica y
comunicación, entre otras.
A este respecto Ganter y Zarzuri (1999) se hacen el siguiente cuestionamiento ¿cómo reconstruyen la
comunidad, las relaciones primarias y la identidad (entre otras cosas) los jóvenes que pertenecen o se
nuclean alrededor de lo que se ha denominado tribus urbanas?
Como comentan también los autores, la intuición que emerge como respuesta, resulta de una paradoja.
La idea de la modernidad asimilada a la aldea global, del predomino de una sola cultura, en el fondo, de
una cultura hegemónica, encuentra su respuesta en la aparición de microculturas o microsociedades; de
nuevas sociedades primitivas —en el sentido durkheimniano de elementales— que empiezan a emerger
en las grandes ciudades alterando el mapa urbano —en lo que la escuela etnográfica de Chicago llamara
las zonas intersticiales de la ciudad— y el orden metropolitano. En el fondo, lo que se intentaba destruir
(la variedad cultural) acaba reconstruyéndose o recreándose en nuevas formas de culturas urbanas, en
algunos casos contestatarias y resistentes a la cultura dominante.
Por otro lado, la relación entre juventud y cultura ha estado centrada principalmente en tres enfoques: el
primero es de la Escuela de Chicago y parte del estudio de los grupos como subculturas juveniles; el
segundo surge con el rock y estudia a la cultura juvenil asociada a la música, las industrias culturales y
el consumo; y la tercera que parte del concepto de contracultura, la cual destaca la oposición de los
Durante mucho tiempo se estereotipó la rebeldía de los jóvenes, calificándolos recurrentemente como
apáticos, anómicos, carentes de inquietudes y proclives a la violencia. Contrario a esto, Zarzuri afirma
que son los jóvenes los que actualmente están reconstruyendo y creando nuevos modelos societales,
nuevos valores y solidaridades.
Mas aún, las prácticas juveniles no son valoradas por sí, sino que se relacionan directamente con
indicadores de tipo económico y de consumo. Sin embargo, para comprenderlos dice Molina, es
necesario estructurar a los jóvenes dentro de su realidad, valorando la creatividad de sus prácticas.
Desafortunadamente, ni las políticas de gobierno ni las ciencias sociales aceptan al joven como un
legítimo otro en la convivencia social, si éste no cumple con los roles que la sociedad le tiene
previamente asignados.
Entonces, si los jóvenes no tienen a su alcance los medios para expresarse y relacionarse con su entorno
como desean, desarrollan una manera auténtica, un sentido comunitario de historicidad. En su búsqueda
muchos integran agrupaciones en las que se manifiestan fuertes redes solidarias a través de diversas
actividades tanto lúdico-sociales, como político-culturales. Un espacio físico donde expresarse es lo
primero que buscan, pues la pertenencia física y simbólica es lo que les permite identificarse y
reconocerse como individuos. Además, la violencia tiene un carácter simbólico: destruir o atacar todo
aquello que tiene un carácter institucional, aquello que es ajeno o que ha sido impuesto.
Esta transformación en las relaciones sociales es la que Maffesoli (1990) define como neotribalismo
emergente que hace que el sujeto salga de su encapsulamiento en la individualidad y diluya su
experiencia cotidiana en la pertenencia a diferentes microgrupos o tribus. Las características de estas
tribus serían:
iii) Construir una nueva forma de sociabilidad, en donde lo fundamental es vivir con el grupo, alejarse
de lo político para adentrarse en la complicidad de lo compartido al interior del colectivo (códigos
estéticos, rituales, formas de escuchar música, lugares propios). La sociabilidad neotribal opone una
actitud empática en donde las relaciones intersubjetivas se mueven en una cuestión de ambiente más que
de contenidos específicos; de feeling más que de una racionalidad medios/fines. A diferencia del
individuo que tiene una función en la sociedad, la persona juega un papel dentro del grupo.
Entonces las tribus urbanas pueden definirse como la expresión de una crisis de sentido a la cual no
arroja la modernidad y su globalización, así como una manifestación de una disidencia cultural ante una
sociedad desencantada por la masificación y la inercia que caracteriza la vida en las urbes modernas
donde todo parece funcionar a partir de éxito personal y del consumo alienante.
Dice Zarzuri, que todo esto permite a los jóvenes hacer una resignificación de ciertos símbolos u
objetos, además de permitir la construcción de estilos juveniles compuestos por una serie elementos
culturales como el lenguaje, la música y la estética que identifica estilos juveniles. Ante la pérdida de
expectativas escolares y la estrechez del mercado de trabajo, el pertenecer a una tribu, brinda a decenas
de miles de jóvenes otras formas de socialización acceso a bienes de consumo.
Para los jóvenes no es complicado inventar un nuevo lenguaje, agruparse y comprenderse ante la
necesidad de una identidad y autoafirmación. Algunas Tribus Urbanas que se han etiquetado ya con un
nombre y una serie de características específicas son los Darketos, los Ravers, los Cholos, los Anarkos,
los Punketos, los Ska o Patinetos, por mencionar algunos.
Al entrar al Alicia el tiempo parece regresar a la época de los hoyos funky: es un lugar pequeño, barato,
oscuro, lleno de clanes urbanos; es reconocido como un semillero de bandas de rock, y tiene el
compromiso civil de ser un comité zapatista que promueve talleres, conferencias y cursos.
Se estableció por iniciativa de un grupo de amigos, quienes en 1995 decidieron iniciar el proyecto
autogestivo de un laboratorio de culturas subterráneas (como se empeña en describirlo su director y
fundador), al percibir un cambio generacional que necesitaba de un espacio propio debido a la gran
efervescencia cultural que existía en el DF. El nombre del multiforo está inspirado en la emblemática
radio libre del movimiento autónomo italiano de los setenta y en la novela de Lewis Carroll.
El Foro Alicia que cumplirá nueve años este diciembre, está ubicado desde su apertura en el mismo sitio.
En los alrededores se pueden encontrar un antro y junto una tortería, después una casa, un parque, una
tienda, un bar, una pulquería, un club nocturno con espectáculo de strippers para caballeros y otro para
damas y así sucesivamente; es una zona de muchos contrastes que dentro de esta ciudad de espacios
reducidos pasa desapercibida por su misma saturación.
De frente está el escenario, elevado del piso por una tarima de madera, aunque de pequeñas
proporciones, con espacio suficiente para la batería, un par de bocinas, una televisión y tres o cuatro
músicos. Hacia él apunta un sistema de luces conformado por reflectores de varios colores, que aunque
no se ven improvisados, tampoco son muy sofisticados.
Al lado del escenario hay un elevador de tipo industrial usado para subir y bajar los instrumentos y las
bebidas, junto a éste está ubicada la barra que es en sí un pequeño cubo no más de dos metros
cuadrados, en el fondo se observan cajas de cerveza llenas y vacías, una hielera y por supuesto una
persona sirviendo las bebidas, que en el caso del Alicia sólo pueden ser cerveza o agua embotellada. Se
puede observar también un letrero hecho con luz neón que a la letra dice: “Cerveza Victoria, la más
sabrosa”.
De frente al escenario libre de sillas, mesas y bancos, se encuentra un espacio donde el público convive
y baila. Esta área central mide aproximadamente 15 metros de largo por 15 metros de ancho, lo cual
ofrece a los asistentes, desde cualquier punto de lugar, la posibilidad de ver el escenario, la barra, los
baños y al resto de la concurrencia. No existe ningún tipo de muros, cuartos o divisiones en el lugar.
“...me fascina, es bien chido que esté chiquito. Cuatro paredes, un baño descubierto, que el escenario
esté tan cerca de la gente; es como un hoyo, como si estuviera tocando en casa de un cuate o algo
así.” (Darío, 21 años)
La fiesta de la Tribu.
Pasadas las nueve de la noche la gente comienza a hacer fila para ingresar al Alicia, es noche de surf y
los enterados llegan vestidos para la ocasión, usando camisas floreadas tipo hawaiano y/o máscaras de
luchadores, afuera del lugar se encuentra un puesto improvisado sobre la banqueta que vende este tipo
de artículos, así como llaveros de máscaras de los luchadores más famosos y muñecos de los mismos
personajes. Los asistentes llegan generalmente en grupos de entre tres y cinco personas, a veces mixtos a
Algunos preparan la fiesta tomando algunas cervezas mientras hacen fila, visitando previamente alguno
de los bares cercanos o la pulquería que se encuentra en la misma cuadra.
Una vez que comienza a tocar la primera banda, las luces se hacen más intensas en el escenario y la
gente se vuelve en esa dirección, comienzan a moverse al ritmo de la música sin dejar de ocupar sus
puestos. A medida que avanza la noche y el fervor aumenta, los grupos parecen disolverse; todas las
personas presentes comienzan a mezclarse al bailar, brincar y acercarse al escenario.
Cuando la música se hace más intensa se organiza el llamado slam frente al escenario, en el que los
jóvenes se mueven y bailan chocando uno con otros sin intención aparente de lastimarse, aunque de vez
en cuando un par de enmascarados abre un pequeño círculo dentro del slam para practicar algunas llaves
de lucha libre, algunas patadas voladoras o vuelos desde el escenario para caer sobre su contrincante
momentáneo, lo que es festejado por los concurrentes con gritos y ademanes. En realidad estas mini
luchas no tienen la intención de vencer al oponente ni de mostrar superioridad sino sólo de brindar un
poco de espectáculo y de llamar la atención.
El público del Alicia es muy variado, sus edades fluctúan entre los 18 y los 30 años, aunque también
pueden verse de manera ocasional algunas personas mayores, en su mayoría su audiencia se compone de
estudiantes y trabajadores de perfil bajo, su nivel socioeconómico es bajo o medio bajo.
Es un hecho que entre ellos mismos se identifican y se conocen simplemente con la mirada, el
estereotipo del joven que asiste está muy marcado y por la forma en la que se llevan parece que en
verdad, si bien no se conocen todos, por lo menos si se identifican entre sí. La interacción entre ellos es
muy variada pues así como conviven con sus amigos y amigas en un círculo muy definido, lo hacen
también las parejas uno-a-uno, y por momentos también conviven con toda la demás gente que asiste al
momento del baile, sólo que en éste caso interactúan por medio del slam, ya que en realidad en ningún
momento hay siquiera una aproximación de diálogo, simplemente se van metiendo al slam y así como
van entrando van saliendo, es más, los que permanecen dentro ni siquiera se dan cuenta con quien es con
quien están “bailando” y una vez que acaba la canción cada quién se toma unos minutos para recuperar
la respiración y vuelve a los suyos sin el menor interés por las personas con las que hacía 5 segundos
estaba “conviviendo”. Ellos están en su canal con sus cuates, sus chavas, sus chelas
Todo el lugar da la sensación de estar muy unido entre sí, pero a la vez parece que no les interesa nadie
más que sus conocidos. Entre su grupo de cuates todos están juntos pero a la vez cada quién en su canal,
los que van en pareja se amarran juntos y conviven, los diferentes grupos están juntos pero separados ya
que se dan una vuelta, van a la barra, regresan, se acercan al escenario y cuando regresan platican con
sus amigos de lo que hicieron cuando no estaban juntos.
A pesar de la venta de cerveza, en realidad nadie toma de más, éste no es un lugar donde los jóvenes se
vayan a embriagar solo por embriagarse sino que toman cerveza simplemente por que pueden hacerlo.
Conseguir una chela es bastante molesto. La barra se satura y hay que hacer cola.
Diversos carteles y mensajes escritos en las paredes denotan oposición hacie el gobierno actual, en
general por el presidente Fox y por el jefe de gobierno López Obrador. Algunas de las canciones de las
bandas que tocan atacan al gobierno y el publico apoyaba los ataques. Se ve que no están de acuerdo en
la manera en la que se están llevando las riendas de este país, pero tampoco se escucha que propongan
alternativas, ni algún partido político que apoyen.
Una vez descritas las dimensiones espaciales y temporales en que se constituye la vivencia de este grupo
de jóvenes, expondremos lo que a nuestro juicio son los códigos subyacentes a la pertenencia e
identificación juvenil con esta tribu alternativa. Para dar cuenta de estos niveles de significación nos
apoyaremos en los testimonios de algunos de nuestros entrevistados, así como en lo que pudimos
observar durante las interacciones. En este apartado se analizará la estética de los asistentes, su música y
baile, la interacción como código, el consumo de drogas y alcohol y la política como ideología.
Uno de los códigos que identifican a los asistentes al Alicia como miembros de la tribus es la apariencia
física, aunque se puede observar una muy amplia diversidad de estilos, se pueden identificar ciertas
generalidades que a continuación se mencionan.
En este caso la ropa también juega un papel importante. Nunca ha sido sabio juzgar a las personas por
las ropas que usan, sin embargo, al menos en este caso, parece que a partir de ellas la masa se agrupa.
En el Multiforo Cultural Alicia se pueden ver accesorios que si bien no son exclusivos de uno u otro
lugar, si definen e identifican al tipo de clientes que asisten. La ropa pegada, generalmente oscura si no
es que negra en su totalidad, unos jeans maltratados y unos tenis son la generalidad del Alicia (muy
apegado a la tendencia punk) y es eso lo que les da un determinado sentido de pertenencia, pues si bien
no es requisito para entrar, sí es un elemento para pasar desapercibido dentro de un grupo en el que “se
puede ver más no observar”; o dicho de otra forma “puedes verlos, más no fijarte en ellos”.
Al ser este un Multiforo, se marca y se define un estilo; las peculiaridades se vuelven generalidades y los
accesorios marcan sus fronteras como personas. Entre los jóvenes de ésta tribu se da un fetiche muy
peculiar, pues si bien no utilizan accesorios para la buena suerte, si los usan como complemento de su
personalidad. Incluso su estética va al paso de su ritmo de vida, cuando se vuelve cotidiano el reciclaje
de ropa, y las modas pasadas parecen regresar. Estos jóvenes se adaptan a la moda a partir de los
recursos que tienen a la mano, y en lugar de ir a tiendas a comprar ropa con la ahora tan popular
tendencia “retro”, simplemente hurgan sus clósets, o bien , en los de sus padres, recopilan un par de
prendas, le hacen algunas modificaciones y las acoplan a su vestimenta diaria.
“¿Porqué gastar en ropa que aparenta vejez y maltrato si hay una gran cantidad en todos nuestros
clósets?” (Bernardo, 22 años)
La estética aquí puede llegar a encontrarse un poco contradictoria, en el sentido de que se arreglan para
verse desarreglados, con ropa que pase desapercibida, sin usar colores llamativos o prendas que llamen
demasiado la atención, pero por otra parte, lo contrastan con accesorios que comunican todo lo opuesto.
Como bien puede ser un muñeco de peluche, cadenas, brazaletes, peinados tipo punk o incluso máscaras
de luchador, donde irónicamente se llama la atención dejando en una incógnita la identidad del portador.
A su manera quieren llamar la atención sin dejar de ser parte del resto.
“... es un lugar elitista. La gente no se mete contigo, pero se da muy bien cuenta de que no eres de ahí.
No se meten contigo, mientras no te metas con ellos.” (Luisa, 20 años)
La vestimenta es una dualidad en estos grupos sociales, y al igual que comentan que es algo poco
relevante y que usan exactamente lo mismo día tras día, se observa que por otra parte es un factor muy
importante, pues es lo que los identifica entre si y lo que les da pertenencia, a partir de la vestimenta es
como muchas veces logran identificar a otros miembros de la tribu. Parece que la vestimenta es a la vez
lo más cotidiano e irrelevante y lo más fundamental para estos grupos, al tener una importancia
inconsciente y latente en todo momento. Tal vez ellos no le dan importancia porque saben que en el
fondo la ropa habla por sí sola.
“ ...haga lo que haga uso la misma ropa, tengo ropa más madreada y otra menos, si tengo una sudadera
que está más vieja es por que la uso más...” (Ricardo, 22 años.
La música, el baile y la euforia que produce en los jóvenes de ésta tribu es también un símbolo de
pertenencia. Las música es uno de los mayores atractivos para los clientes, además de que a través de la
música la gente que asiste al multiforo pasa por una etapa de selección natural. Es decir, ya sea ska,
punk, surf u otro, la esencia permanece, sin embargo las costumbres, éticas y estéticas de los visitantes
se adaptan.
En la mayoría de los casos, es la misma euforia de bailar lo que los impulsa a hacerlo, y como menciona
Ricardo de 22 años al preguntarle si disfrutaba de bailar y que es lo que lo impulsa a hacerlo:
“Por sin sentido. Si sí o no, no pasa nada, pero a mí me provoca euforia, y no sólo el slam, lo que sea
que me haga moverme y sacar el stress”.
En este contexto también podemos observar códigos de pertenencia, pues generalmente los bailes que se
dan en sitios similares a éste, y por supuesto en este, son movimientos agresivos manejados de manera
pacífica. El slam es en sí un baile agresivo, y en el Alicia es muy común, no importa si es punk o surf, la
banda espera el momento preciso en el que la música se acelera para lanzar el primer brinco, dar el grito
de guerra y darle inicio al círculo del slam. Ahora lo que resta es esperar que se integren los demás.
Mencionamos que es un baile agresivo, porque en realidad lo es, pero por otro lado, por el lado de la
tribu, de la convivencia, es notable que a pesar de saltar con los codos abiertos y las patadas buscando un
objetivo, no pretenden hacerse daño en realidad. Se comunican a través de movimientos, ya que éstos se
convierten en palabras y la finalidad última es simplemente vivir –aunque sea por unos momentos– esa
euforia que les hace olvidar que existe un mundo afuera, y que lo único que necesitan es estar pendientes
de no recibir circunstancialmente un golpe inesperado que los saque de la “plática”. Ellos mismo lo
saben, el slam no es para lastimarse, es su manera de comunicarse dentro de la misma tribu, y
encuentran en el baile el tan esperado escape que también buscan en las drogas y el alcohol. Bailan para
desahogarse, para tener una probadita de la euforia que da “convivir” con los suyos, y a pesar de en
algunos casos no conocerse, éste es el diálogo con el que se comunican, ya que al terminar ese momento,
todos regresan a sus círculos íntimos, pero ya han identificado a los demás, los han aceptado como
propios y han tomado el primer paso en la comunicación. No solo comparten el lugar y el gusto por la
música, sino que comparten ese escape, que hacen propio, pues es lo que tienen en ese momento y no
están dispuestos a dejarlo pasar mientras ellos simplemente lo observan.
La tribu define así su estereotipo, donde la sociabilidad a su vez encuentra en el baile la manera más
creativa de interactuar y comunicarse sin tener forzosamente que conocerse en un plano más íntimo.
En el Foro Alicia se reestablece el orden cotidiano de las relaciones a través de una paradoja, por una
parte se vive el encuentro con los símiles y la reafirmación de identidades, y por el otro, se observan
rituales de individualidad que rompen con el principio de lo colectivo. Los grupos sociales que asisten al
Alicia manifiestan su existencia exhibiéndose o incluso a partir de la identificación con los demás, con
sus pares.
Sin embargo, las tendencias sociales actuales se ven reflejadas en el Alicia. Se pierde la rigurosidad, los
estilos se mezclan y los grupos de disuelven, convirtiéndose en unidades aisladas e independientes de las
demás. Las personas hoy buscan su individualidad, la noción de tribu o grupo parece haber quedado
atrás; todos se reconocen, saben que se han visto en el Alicia, sin embargo, no se hablan, no se tratan.
Debido a esta individualidad, se percibe un ambiente de frialdad y superficialidad. Pareciera que la gente
esta ahí únicamente para ser vista, más no hablada. Esta actitud, aunada a la nula interacción que existe
entre los asistentes del Foro Alicia, regularmente evita que se presenten casos de violencia. El público se
podría catalogar como gente pasiva a la que no le interesa invadir el espacio físico ni emocional del otro.
Salvo en el slam, no hay mayor contacto ni físico ni verbal, se da un respeto mutuo. Ya no es un grupo
con una ideología compartida, ahora únicamente son individuos en un mismo lugar, por un mismo gusto:
la música.
Elementos que forman parte de los rituales de la tribu son el consumo de alcohol y drogas como la
marihuana. Estos consumos son ciertamente simbólicos, representan un escape de la cotidianidad y la
llegada a un mundo de libertad donde la pertenencia a un grupo transmite seguridad.
Aunque la cerveza es barata, no es lo suficiente como para embriagar a los presentes, pues los
presupuestos de los que asisten no permiten el exceso; además de que el alcohol y la borrachera no son
prioridad ni característica del Alicia.
Para los miembros de la tribu es abiertamente aceptado el fumar marihuana. Incluso, hay testimonios en
los que se alienta a los jóvenes a preferir la mota por encima de otras drogas, como el chemo (cemento)
por ejemplo.
...”yo cuando veo a un chavo partiéndose la madre con el chemo le digo: no la cagues, mejor fuma
mota, la mota no hace daño, el chemo te mata las neuronas”...(José, 40 años aproximadamente)
Sin embargo, muchas veces parece que los fumadores de marihuana lo hacen
más por transgredir las normas de lo permitido que por el gusto de hacerlo.
En ocasiones las condiciones del lugar no son las más adecuadas para una
droga que induce a cuadros paranoicos y de introspección como lo es la
marihuana. Aunque, claro, los más aficionados a esta droga, lo hacen de
cualquier manera, en espacios propicios o no, formando pequeños círculos en
dónde, el ritual dicta que el toque se comparte pasándolo de mano en mano
siempre hacia la derecha.
Entre los asistentes al Alicia impera un aire de libertad en cuanto al consumo de drogas, especialmente
de marihuana, nadie es criticado ni mal visto por hacer uso de ellas, se ve como algo normal, incluso
como un elemento de identificación entre los miembros de la tribu. No está de más decir que el Alicia
entre sus actividades incluye la participación en movimientos que promueven la legalización de la
marihuana.
e) Ideología política
Indudablemente existe una dualidad poco común en cuanto ideología política dentro de los miembros de
la tribu, y es que dentro de la oscuridad del foro y el humo del cigarro no solo se pierden los individuos
para formar parte del lugar, también se llega a perder la conciencia política o ideología con la que se
pensaría que los visitantes y dadores de vida del Alicia darían seguimiento y participación.
Si bien podemos mencionar que el foro tiene 9 años de existencia y que sus fundadores, a diferencia de
muchos sus actuales visitantes, son de una edad que pasaría los 30 o 40. es preciso resaltar que estos
pertenecen a una generación políticamente mas activa que la de los jóvenes contemporáneos, y que el
surgimiento del foro es casi posterior al levantamiento del ejecito zapatista. Por lo que la mayoría de los
participantes del foro se pueden denominar dentro de una corriente de pensamiento político izquierdista
donde su ideología se encamina dentro de una justicia social, resaltando como héroes a los
revolucionarios como Marcos o el Che, con quienes se sienten identificados no solo por su visión de
justicia e igualdad, sino también por el manejo de rupturas sociales que estos utilizaron para llegar a un
fin justo, se podría decir que los fundadores del foro también se identifican con las ideas revolucionarias.
El sentirse revolucionarios parecería que no es solo una postura política, también es un levantamiento
contra los estereotipos sociales que ellos buscan romper al dedicarse a las actividades del multiforo.
Para los no tan directamente involucrados, como los músicos, la participación dentro de este movimiento
ideológico se limita en la mayoría de los casos a difundir un mensaje dentro de su contenido musical.
Lo anterior podría dirigirnos a pensar que si los fundadores, administradores del foro, músicos, y gente
de edad difunden y practican una ideología política los otros visitantes del foro seguirán este patrón,
pero lo cierto es que las nuevas generaciones tienen otros intereses, ya que su ideología política se diluye
en un mar de poca información junto con la poca continuidad de hechos de este entorno.
“bueno una vez un tipo me dijo que lo acompañara a cosas del PAN, lo pensé solo por ganar varo pero a
la mera hora me dio hueva, es lo mas político que he sido”
Las nuevas generaciones se encuentran inmersas en sus propios problemas, los cuales parten de cubrir
necesidades inmediatas, esto hace que no se detengan en cuestiones políticas, solo en los placeres
inmediatos, por lo que sí podríamos generalizar a los miembros de la tribu como apolíticos.
“...Ninguno, porque no creo en ninguno de los partidos y no me identifico con ninguno”. (Gonzalo, 20
años)
La ideología contemporánea, la cual, choca constante mente con lo que algunos pensaron para el foro en
un comienzo es sólo una forma de ejemplificar como en el foro Alicia pueden convivir diferentes
personas, las que de alguna forma se apropian para si mismo este lugar.
Conclusiones
Si se resumen las características de los jóvenes que asisten al Alicia, se hace evidente el vínculo de éstos
con lo que se ha dado en llamar tribus urbanas.
En primer término se puede observar que la construcción de la tribu y de sus códigos se basa
fundamentalmente en elementos emocionales intensos y de corta duración. La tribu se asume como tal
durante el tiempo que dura la fiesta, el baile y la tocada, no se organizan ni se reúnen fuera de ella con
ningún motivo que no sea divertirse y escapar por un momento de la cotidianidad de la vida diaria. Se
reúnen para salir por un momento de la pasividad que caracteriza al individuo de la sociedad de masas,
su asistencia al Alicia y su participación en la fiesta constituye entonces su medio para dar salida a esa
energía subterránea que pide canales de expresión. En este sentido, la participación que se tiene dentro
de la tribu no busca establecer en un compromiso con el otro fuera del marco del evento de fin de
semana. Esto lo encontramos simbolizado en la fragilidad de la mirada de reojo que ve pero no observa,
se compromete y no se compromete a la vez con lo que está pasando a su alrededor. Citando a Maffesoli
(1990), “se trata menos de agregarse a una banda, a una familia o a una comunidad que de revolotear de
un grupo a otro... En efecto, en contra de la estabilidad inducida por el tribalismo clásico, el
neotribalismo se caracteriza por la fluidez, las convocatorias puntuales y la dispersión”.
Por otro lado encontramos que para los jóvenes que participan de la tribu, el construir una imagen
definida y un código de actitudes y comportamientos en relación a ella, es una estrategia para adquirir
una identidad que les permita diferenciarse de la masa, sentirse, al menos una vez a la semana, parte de
una tribu que les otorga un sentido de identidad que se ve reforzado por la colectividad que forman sus
pares, sus iguales. En el caso de esta tribu, su identidad se fundamenta en la construcción de un conjunto
de reglas específicas y diferenciadoras respecto a la ocupación y consumo de espacios y bienes (como
las reglas tácitas del slam, o del consumo de marihuana) a partir de los cuales se siente dotado de un
principio de identidad personal, que es respaldo por la pertenencia al grupo.
Otro punto, que aparece de manera constante en este grupo y que coincide con los planteamientos
Finalmente, se observa que esta tribu construye su identidad y da sentido a su existencia partiendo
fundamentalmente del presente. Como respuesta a procesos de exclusión de la modernidad, y a la cada
vez más aguda escasez de los espacios de expresión de las formas culturales alternativas, esta tribu
construye una nueva estructura de comunicación, que, como menciona Matus (1997) no se basa en los
códigos de la generación anterior (identidad centrada en la política y el discurso), sino que se identifica
con una sensibilidad, que se caracteriza por su ritualidad, por su capacidad de crear vínculos a partir del
compartir la experiencia del rito, en este caso la experiencia de pertenecer de una u otra forma a una
tribu.
Esperamos que el análisis de este estudio de caso, ofrezca elementos que contribuyan a sopesar de una
manera más justa el papel y la importancia que tiene el estudio de estos grupos juveniles, de sus
propuestas, de sus necesidades y del mensaje que tienen para el resto de la sociedad, dejando de lado los
estigmas y los prejuicios de corte moralista de que han sido objeto las tribus juveniles de esta ciudad .
Terminamos este trabajo con una cita del famoso cuento de Lewis Carroll, que se plantea como un
desafío a la sociedad y que invita a volver la mirada a la imaginación: “Podemos intentar poner del
derecho este mundo al revés, atravesando el espejo de las apariencias, aunque la reina de corazones nos
persiga al grito de ‘¡Que les corten la cabeza!’…”
Referencias
- Contreras, Daniel (1996): «Sujeto juvenil y espacios rituales de identidad: el caso del
- Donas, S. (2001). “Adolescencia y juventud. Viejos y nuevos desafíos en los albores del
nuevo milenio”. En Adolescencia y juventud en América Latina. LUR. San José.
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