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ISTITUTO LATIOAMERICAO DE LA COMUICACIÓ

EDUCATIVA

CETRO DE ESTUDIOS E COMUICACIÓ Y TECOLOGÍAS EDUCATIVAS

Maestría en Comunicación y Tecnologías Educativas

Módulo de Investigación

Ensayo:

“La labor docente en la conciencia ética”

Tutora: Rosalba Angélica Sánchez Dromundo

Sede: Centro de Capacitación Continua y a Distancia II

Grupo 4

Rossana Torres Jácome

Agosto de 2008.
“La labor docente en la conciencia ética”

Rossana Torres Jácome.

Resumen
La labor docente conlleva una gran responsabilidad y compromiso, que si no son
asumidos bajo la mirada de la ética, de ninguna manera se podría cumplir
cabalmente. Una de las tareas que ha de atender todo docente, es la de promover
la comprensión de los alumnos, pero no sólo en su orientación hacia lo intelectual,
sino en su carácter de humanidad, es decir, con el objetivo de lograr empatía e
identificación del propio ser ante la necesidad de pertenencia a un grupo social, y
en general a la humanidad.
Los docentes deben fomentar y practicar la ética en el proceso educativo, desde
cualquier perspectiva, considerando el ambiente familiar, escolar, así como en el
ámbito de la investigación.
Introducción
Para quienes estamos inmersos en el ambiente educativo, seguramente en más
de una ocasión nos ha surgido la inquietud acerca de ¿qué se debe enseñar en
este siglo XXI, en la era del conocimiento y de la comunicación? Esta interrogante
nos lleva a otras más, por ejemplo: ¿cuál debe ser el papel del docente?, ¿cuál es
la mejor manera, o bajo qué metodología debemos centrar la labor docente?, ¿qué
les interesa aprender a los alumnos en estos tiempos?, ¿cómo involucrar a los
padres y familiares de los alumnos en el proceso educativo?, en fin, son muchas y
variadas estas inquietudes que aterrizan en una reflexión general: “la educación
como elemento fundamental de toda sociedad, ha de ser acorde a las
necesidades e intereses de los individuos en desarrollo; por ello, la acción docente
tendrá un doble compromiso: cimentar su práctica profesional con eticidad y
orientar a los alumnos al logro de metas, desarrollando sus habilidades y
capacidades basados en la conciencia ética, para formar seres competentes para
la vida.”
El presente trabajo orientará la reflexión sobre el actuar docente ante la necesidad
de incorporar en la práctica educativa, acciones encaminadas al logro de una
conciencia ética de los individuos.
Saberes necesarios en la educación.
Delors (s.f.), plantea ante la UNESCO cuatro pilares básicos para la educación:
aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser, en
sociedad. Estos pilares, replantean la orientación del proceso educativo e invitan
el despertar de nuevos paradigmas en el actuar docente. Si analizamos cada uno
de estos cuatro planteamientos, podremos percatamos del fin último: lograr que el
individuo se haga de las herramientas necesarias para incorporar sus aprendizajes
y conocimientos, basado en principios de convivencia social, a un todo integrador
que le permita desarrollarse plenamente en sociedad y para la vida.
Por otra parte, Edgar Morín (1999), alude a siete saberes necesarios a considerar
por la educación, sin hacer distingo de sociedad o cultura alguna. Ellos son, las
cegueras del conocimiento: el error y la ilusión, los principios de un conocimiento
pertinente, enseñar la condición humana, enseñar la identidad terrenal, enfrentar
las incertidumbres, enseñar la comprensión y la ética del género humano. De
estos saberes hemos de destacar los dos últimos en esta ocasión.
Delors, en el pilar que denomina “aprender a conocer”, alude a cómo brindarle
herramientas al estudiante para desarrollar la comprensión en los términos de
medio y finalidad de la vida humana. Por su parte, Morín señala la importancia de
“enseñar la comprensión” como condición y garantía de la solidaridad intelectual y
moral de la humanidad.
Debemos centrar nuestra atención en la concepción del término “comprensión”, no
en su carácter intelectual u objetivo, como el fin que buscan las diferentes
asignaturas en la educación; la mirada debe estar focalizada más allá de esto, es
decir, hacia el carácter humano o intersubjetivo. Esto tiene una razón, la
comprensión intelectual sigue guardando relevancia, pues a través de su práctica
el individuo construye conocimientos que serán fundamentales para su aplicación
en la vida cotidiana; sin embargo, la comprensión humana nos orientará hacia el
cómo hemos de llevar las interrelaciones con otras personas, tanto en un carácter
individual como en el social.
Ahora bien, la tarea que tendrá el docente ante estas premisas, estará
encaminada a ayudar al alumno a esquivar la gran cantidad de obstáculos que
asechan a la comprensión en cualquiera de sus concepciones, por ejemplo, de
manera externa podemos mencionar: la mala información, ignorancia,
incomprensión de valores y ética de las culturas, imposibilidad de comprender
posturas diferentes a las propias. De manera interior, se pueden presentar
obstáculos como: la indiferencia, egocentrismo, etnocentrismo y sociocentrismo,
que consideran siempre en segundo plano todo lo que refiere a lo extraño (Morín,
1999).
La ética en la docencia.
La docencia no puede entenderse sin ética, pues toda acción que se emprende en
este campo, tiene repercusiones directas en la sociedad y en la humanidad.
Hemos entonces de reconocer, que en toda tarea que los docentes emprendan
con la finalidad de apoyar la orientación de la comprensión de sus alumnos, en los
términos antes analizados, tiene gran relevancia. De este modo, el docente deberá
fomentar en sus alumnos el pensamiento crítico, analítico, propositivo, social,
humanístico, etc., con la finalidad de promover el desarrollo de la comprensión en
su más amplia concepción, para que realmente tenga aplicación en la vida
cotidiana.
Freire (2003), menciona lo siguiente:
No es sólo interesante sino profundamente importante que los estudiantes

perciban las diferencias de comprensión de los hechos, las posiciones a

veces antagónicas entre profesores en la apreciación de los problemas y en

la formulación de las soluciones. Pero es fundamental que perciban el

respeto y la lealtad con que un profesor analiza y critica las posturas de los

otros. (p.18)
Recordemos que no hay mejor ejemplo ético que la coherencia de nuestro decir
con nuestro actuar; en este sentido, los maestros a lo largo de la historia de la
educación, siempre han sido prototipo (positivo o negativo) para sus alumnos, y en
esta ocasión no es la excepción, si se habla de actuar bajo las normas de ética,
entonces no podemos dar otro ejemplo que no sea basado en ella y de cómo es
practicada por los docentes.
Un ejemplo muy claro en el que podemos apoyar el camino ético, es el de
concientizar a los alumnos de la importancia del actuar bajo esta premisa. Así, el
ejercitar el respeto a la autoría de trabajos consultados y citados en los propios, es
un buen comienzo. Evitar el plagio de frases y trabajos completos es una situación
que debe enmarcar las tareas educativas cotidianas en cualquier nivel, ya que son
actos faltos de ética.
Podemos mencionar con toda claridad y razón que, “el plagio puede conducir a
serios problemas tanto de demérito académico como de carácter legal” (Rojas
Soriano, 1992).
En mi práctica profesional, como docente en una licenciatura en ciencias de la
educación, en alguna ocasión se presentó un caso de plagio total en un trabajo
encomendado acerca de la película “Mi vida en rosa” en contraposición con el
análisis de las características de la adolescencia. Varios alumnos acudieron a las
herramientas que oferta el internet, pero sin el mínimo esfuerzo por analizar,
resumir o criticar uno de los trabajos que existen en ese medio. Después de hacer
la revisión particular de cada trabajo con los alumnos, les demostré la
insatisfacción que deja ese mínimo esfuerzo, recalcando la importancia de asumir
con ética toda actividad. Lo relevante en este tipo de situaciones es hacer
conciencia con los jóvenes, que se están preparando para insertarse en el
ambiente educativo, de la necesidad de actuar con ética en toda acción que se
emprenda.
La ética y la familia.
Otro factor importante en el desarrollo integral de los alumnos es sin lugar a dudas
el ámbito familiar en el proceso educativo. Es totalmente decisiva la influencia de
la familia en la conformación del carácter ético de los alumnos. Este valor que el
ser humano ha establecido para el buen convivir entre sus semejantes en la
sociedad en que viven, es un valor que en primera instancia se germina en el seno
familiar. Sin embargo la práctica docente ha de intervenir de manera indirecta en
su cultivo.
No debemos olvidar que la educación es un fenómeno que involucra a tres
actores: docente, alumno y familia. Por tanto, los maestros deberán tener
presentes en las diversas actividades y acciones que emprende tanto al interior
como al exterior del aula de clases, el apoyo e intervención que los familiares más
cercanos al alumno, para fortalecer la ética en la vida de los estudiantes.
La ética en la investigación.
Un tercer elemento en esta revisión está orientado hacia la ética que se ha de vivir
en la investigación. Tanto docentes como discentes involucrados en este campo,
habrán también de practicar la ética en sus tareas. El asumir pensamientos de
tolerancia, respeto, análisis, crítica propositiva, reflexión, etc., son sólo algunos de
los valores que deben rodear el ambiente de la investigación.
En este sentido, es tarea del docente trabajar con sus alumnos, bajo la mirada de
la ética, promoviendo la investigación resaltando como menciona Rojas Soriano
(1992), la importancia de mantener la honestidad intelectual en el trabajo
científico. Así los alumnos habrán de reconocer en sus trabajos, las ideas o
aportaciones de otros autores, como elementos que apoyan la creación de
concepciones o bien, que favorecen con aportaciones que son plataforma para el
establecimiento de nuevos conceptos, propuestas o visiones.
Pero la ética en este campo, también va más allá de lo mencionado hasta el
momento, también ha de considerarse, que el investigador, desde el momento en
que decide llevar a efecto una investigación, debe plantearse una serie de
preguntas que lo llevarán a establecer la orientación que tendrá su tarea. Debe
hacer un primer análisis sobre el tipo de investigación que realizará, de sus
posibilidades ante sus planteamientos, de la disposición de tiempo, recursos, etc.,
y todo esto deberá aterrizar en el planteamiento definitivo del plan de acción. En
cada etapa de este proceso, el investigador habrá de hacer una autovaloración o
autoexamen para ir definiendo la pertinencia de los avances en el mismo.
CONCLUSIÓN.
Hemos hecho referencia a algunos saberes necesarios para enfrentar la
educación en este Siglo XXI, saberes que todo docente no puede dejar de analizar
e incorporar en su práctica cotidiana; sin embargo cada uno debe descubrir su
propia verdad en este sentido, de acuerdo a su realidad, contexto y necesidades.
“No podemos asumirnos como sujetos de la búsqueda, de la decisión, de la
ruptura, de la opción, como sujetos históricos, transformadores, a no ser que nos
asumamos como sujetos éticos” (Freire, 2003, p.19).
Tanto Freire, Delors, Morín y Rojas Soriano, invitan a través de sus textos a hacer
una reflexión crítica sobre nuestra práctica docente y dejan establecida la
necesidad de asumirnos como sujetos activos, críticos, éticos, políticos y que
además tenemos la capacidad de contribuir en la historia de la humanidad, pero
no sólo como objetos de ella, sino como sujetos que promueven cambios.
Dejamos ahora otro cuestionamiento más sobre la mesa: desde la acción docente,
¿cómo ser promotor de los cambios que la historia de la humanidad requiere para
enfrentar este Siglo del conocimiento?
REFERENCIAS

Delors, J.(s.f.). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la


Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI. Recuperado el 27
de agosto de 2008, de
http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

Freire, P. (2003). Pedagogía de la autonomía, Saberes necesarios para la práctica


educativa (8ª ed.). México, D.F.: Siglo veintiuno editores, s. a. de c. v.

Morín, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.
Correo de la UNESCO.

Rojas Soriano, R. (1992). Formación de investigadores educativos. México:


Editorial Plaza y Valdés.

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