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te rebajas sacro!
verdaderos sabios2.
1
Discurso de la Sabiduría: Fui formada en un pasado lejano, antes de los orígenes de la tierra, cuando
aún no había océanos fui engendrada, cuando aún no exist´kian los manatiales ricos en agua; antes que
lasw montañas fueran cimentadas, antes que las colinas fui engendrada. No había hecho aún la tierra ni
los campos, ni los primeros terrores del orbe. Cuando consolidaba los cielos, allí estaba yo, cuando
trazaba la bóveda sobre la superficie del océano, cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando fijaba
las fuentes del océano, cuando señalaba al mar su límite para que las aguas no rebasaran sus orillas,
cuando establecía los cimientos de la tierra, a su lado estaba yo, como confidente, día tras día lo
alegraba y jugaba sin cesar en su presencia; jugaba con el orbe de la tierra, y mi alegría era estar con
los hombres. Así pues, hijos, escúchenme: felices quienes siguen mis caminos; hagan caso a la disciplina
y sean sabios; no la desprecien. Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día,
vigilando a la entrada de mi casa. Quien me encuentra, encuentra la vida y alcanza el favor del Señor;
quien me ofende se destruye a sí mismo, pues los que me odian, aman la muerte (Prov. 8, 23-36).
Benedicto XVI, en su catequesis del 22 de octubre de 2008 aifrma: “Sugestivo es también el elogio de la
Sabiduría, contenido en el libro homónimo: “Se despliega vigorosamente de un confín a otro del mundo y
gobierna de excelente manera el universo” (Sb 8,1). Los mismos textos sapienciales que hablan de la
preexistencia eterna de la Sabiduría, hablan de su descendimiento, del abajamiento de esta Sabiduría, que
se ha creado una tienda entre los hombres. Así sentimos resonar ya las palabras del Evangelio de Juan que
habla de la tienda de la carne del Señor. Se creó una tienda en el Antiguo Testamento: aquí se indica al
templo, al culto según la “Torah”; pero desde el punto de vista del Nuevo Testamento, podemos entender
que ésta era solo una prefiguración de la tienda mucho más real y significativa: la tienda de la carne de
Cristo. Y vemos ya en los Libros del Antiguo Testamento que este abajamiento de la Sabiduría, su
descenso a la carne, implica también la posibilidad de ser rechazada. San Pablo, desarrollando su
cristología, se refiere precisamente a esta perspectiva sapiencial: reconoce a Jesús la sabiduría eterna
existente desde siempre, la sabiduría que desciende y se crea una tienda entre nosotros, y así puede
describir a Cristo como “fuerza y sabiduría de Dios”, puede decir que Cristo se ha convertido para
nosotros en “sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención” (1 Cor 1,24.30). De la misma
forma, Pablo aclara que Cristo, igual que la Sabiduría, puede ser rechazado sobre todo por los
dominadores de este mundo (cfr 1 Cor 2,6-9), de modo que se crea en los planes de Dios una situación
paradójica: la cruz, que se volverá en camino de salvación para todo el género humano”.
2
Veéase: Dios concedió a Salomón una sabiduría y una prudencia extraordinarias (1Re 5, 2) y Con la
sabiduría se edifica la casa, con la prudencia se consolida (Prov. 24, 3)
2
de Israel al pueblo
para rescatarnos
presentas al orbe
tu fragante nardo!6
Dulcísimo Niño
3
“Adonai” (significa “mi Señor”) es un nombre empleado en la Sagrada Escritura para designar a Dios,
pues, por respeto, su nombre no es pronunciado. Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, exclama: ¿De
dónde a mí, que la madre de mi Señor (Adonai) venga a mí? (Lc 2, 42)
4
En el antiguo Testamento Dios (Padre) da los mandamientos al pueblo (Ex 20, 1-17). En el Nuevo
Testamento Jesús asume el cumplimiento “hasta la última letra” de la Ley y da de nuevo los
mandamientos con un sentido de Plenitud (Mt 5, 17-48)
5
Jesé (o Isaí) es el padre de David. En las instituciones de Israel, a partir de David, todo rey legítimo es
de la descendencia de David. Jesús mismo es aclamado como “Hijo de David”. En Isaías se lee: Saldrá
un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor
del Señor (Is 11,1-2).
6
Dice el Cantar de los Cantares: mi amado es para mí un manojito de nardos de los jardines de Engadí
(Cant. 1, 14). Véase la nota 27.
3
Llave de David9
¡Sácanos, oh Niño,
de la cárcel10 triste
tu esplendor veamos.
luzca la sonrisa
salva al desterrado
y en forma de Niño
da al mísero amparo.
cetro de Israel (Num 24,17). El título “Luz (lumbre) de las naciones” (Lumen Gentium) se encuentra
también en Isaías: Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador; te tomé de la mano, te formé y te hice
mediador del pueblo y luz de las naciones (Is 42,7), Te convierto en luz de las naciones (49,6), El pueblo
que caminaba en tinieblas vio una gran luz (Is 9,2) y es ratificado, bajo inspiración del Espíritu Santo,
por el anciano Simeón: Luz para iluminar a las naciones y gloria de tu Pueblo, Israel (Lc 2, 32). En el
Evangelio de San Juan el Hijo de Dios es proclamado como la luz (cf. Jn 8, 12).
12
El Padre celestial anuncia a María, por boca del ángel que el que va a nacer será santo y se llamará Hijo
de Dios (Lc 1, 35).
13
El Señor es llamado Imagen (en griego “ikon”). Él es la imagen ("ikon") de Dios invisible (Col 1,15).
La Palabra de Dios nos invita a reproducir en nosotros su propia imagen sin pecado, misericordiosa,
gloriosa: a los que de antemano conoció también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo (Rm
8,29). Tanto la revelación, como la historia de salvación son progresivas, de igual manera es progresiva
nuestra vida de transformación en la imagen de Cristo, que el Padre ha querido con la ayuda del Espíritu:
todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos
vamos transformando en esa misma IMAGEN cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es
Espíritu (2 Co 3,18).
5
Emmanuel15 preclaro
de Israel anhelo,
ya la oveja arisca
ya el cordero manso.
y llueva de lo alto
bienhechor rocío
do su Niño vean
en tiempo cercano22.
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario.
19
La expresión “Dios humanado” es una proclamación del gran misterio de Jesucristo, Dios y hombre
verdadero en una sola persona: El cual, siendo de condición divina no consideró codiciable el ser igual a
Dios sino que se anonadó a si mismo tomando la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres.
Y en su condición de hombre, se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte
de Cruz. Por eso Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre
de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame que
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre (Flp 2, 6-119. Dicha expresión (“Dios humanado”) afirma
la gran realidad de la Encarnación, proclamada por el Concilio de Calcedonia: “Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado”. Es igualmente una explicitación del misterio
anunciado por todo el Nuevo Testamento: En el principio existía la Palabra y la Palabra era Dios… y la
Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria (Jn 1,1 y 14)
20
Véase la nota 9.
21
Véase la nota 6.
22
Después del anuncio del ángel a María, el ángel del Señor anuncia la buena nueva a los pastores y les
da una señal: Esto les servirá de señal: encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre (Lc 2, 12). Fueron a presa y encontraron a María, a José, y al niño acostado en el pesebre (Lc 2,
18).
7
Vida de mi vida24,
mi dueño adorado,
mi constante amigo25,
mi divino hermano26.
de Ti enamorados27,
Prosternado en tierra,
23
Todos estos epítetos expresan la misión del Señor anunciada por Isaías y proclamada por el Señor en la
Sinagoga de Nazaret (Cf. Lc 4, 18).
24
Jesús es la vida, es el pan de vida, es el que quiere que tengamos vida y la tengamos en abundancia (cf.
Jn 10, 10): En ella (la Palabra) estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (Jn 1, 4).
25
La amistad con el Señor tiene como condición guardar su Palabra. Por su parte, él es el amigo fiel:
Desde ahora los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre (Jn 15, 15).
26
Jesús es Dios por ser Hijo de dios, pero también es hermano nuestro: Santificador y santificados, todos
proceden de uno mismo. Por eso Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos (Heb 2, 11).
27
En el libro del Cantar de los Cantares, citado dentro de las lecturas de Adviento, se hacer referencia
frecuente a las miradas amorosas: Cuando mi amado descana en mi regazo, mi amado es para mí un
manojito de nardos (Cant 1, 13-14).
28
Se encuentra aquí una posible alusión a la escena en la cual una mujer pecadora, en medio del llanto del
arrepentimiento besa los pies a Jesús: Una mujer pecadora pública, al saber que Jesús estaba comiendo
en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume, se colocó a los pies de
Jesús, y llorando comenzó a humedecer con sus lágrimas los pies de Jesús y a enjugárselos con los
cabellos de la cabeza, mientras que se los cubría de besos y se los ungía con el perfume ( Lc 7, 37- 38).
La respuesta de Jesús a tal gesto es grandiosa: Tus pecados quedan perdonados… Tu fe te ha salvado,
vete en paz (vv. 49-50)
8
te dice mi llanto29.
29
El llanto de que aquí se habla corresponde a lo dicho en la nota anterior.