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1

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado,

ven a nuestras almas

ven no tardes tanto.

¡Oh Sapiencia suma1

del Dios soberano

que a infantil alcance

te rebajas sacro!

Oh, Divino Niño,

ven para enseñarnos la

prudencia que hace

verdaderos sabios2.
1
Discurso de la Sabiduría: Fui formada en un pasado lejano, antes de los orígenes de la tierra, cuando
aún no había océanos fui engendrada, cuando aún no exist´kian los manatiales ricos en agua; antes que
lasw montañas fueran cimentadas, antes que las colinas fui engendrada. No había hecho aún la tierra ni
los campos, ni los primeros terrores del orbe. Cuando consolidaba los cielos, allí estaba yo, cuando
trazaba la bóveda sobre la superficie del océano, cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando fijaba
las fuentes del océano, cuando señalaba al mar su límite para que las aguas no rebasaran sus orillas,
cuando establecía los cimientos de la tierra, a su lado estaba yo, como confidente, día tras día lo
alegraba y jugaba sin cesar en su presencia; jugaba con el orbe de la tierra, y mi alegría era estar con
los hombres. Así pues, hijos, escúchenme: felices quienes siguen mis caminos; hagan caso a la disciplina
y sean sabios; no la desprecien. Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día,
vigilando a la entrada de mi casa. Quien me encuentra, encuentra la vida y alcanza el favor del Señor;
quien me ofende se destruye a sí mismo, pues los que me odian, aman la muerte (Prov. 8, 23-36).
Benedicto XVI, en su catequesis del 22 de octubre de 2008 aifrma: “Sugestivo es también el elogio de la
Sabiduría, contenido en el libro homónimo: “Se despliega vigorosamente de un confín a otro del mundo y
gobierna de excelente manera el universo” (Sb 8,1). Los mismos textos sapienciales que hablan de la
preexistencia eterna de la Sabiduría, hablan de su descendimiento, del abajamiento de esta Sabiduría, que
se ha creado una tienda entre los hombres. Así sentimos resonar ya las palabras del Evangelio de Juan que
habla de la tienda de la carne del Señor. Se creó una tienda en el Antiguo Testamento: aquí se indica al
templo, al culto según la “Torah”; pero desde el punto de vista del Nuevo Testamento, podemos entender
que ésta era solo una prefiguración de la tienda mucho más real y significativa: la tienda de la carne de
Cristo. Y vemos ya en los Libros del Antiguo Testamento que este abajamiento de la Sabiduría, su
descenso a la carne, implica también la posibilidad de ser rechazada. San Pablo, desarrollando su
cristología, se refiere precisamente a esta perspectiva sapiencial: reconoce a Jesús la sabiduría eterna
existente desde siempre, la sabiduría que desciende y se crea una tienda entre nosotros, y así puede
describir a Cristo como “fuerza y sabiduría de Dios”, puede decir que Cristo se ha convertido para
nosotros en “sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención” (1 Cor 1,24.30). De la misma
forma, Pablo aclara que Cristo, igual que la Sabiduría, puede ser rechazado sobre todo por los
dominadores de este mundo (cfr 1 Cor 2,6-9), de modo que se crea en los planes de Dios una situación
paradójica: la cruz, que se volverá en camino de salvación para todo el género humano”.
2
Veéase: Dios concedió a Salomón una sabiduría y una prudencia extraordinarias (1Re 5, 2) y Con la
sabiduría se edifica la casa, con la prudencia se consolida (Prov. 24, 3)
2

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

¡Oh, Adonaí3 potente,

que a Moisés hablando

de Israel al pueblo

disteis los mandatos!4

¡Ah, ven prontamente

para rescatarnos

y que un Niño débil

muestre fuerte brazo!

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

¡Oh, raíz sagrada

de Jesé5 que en lo alto

presentas al orbe

tu fragante nardo!6

Dulcísimo Niño

3
“Adonai” (significa “mi Señor”) es un nombre empleado en la Sagrada Escritura para designar a Dios,
pues, por respeto, su nombre no es pronunciado. Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, exclama: ¿De
dónde a mí, que la madre de mi Señor (Adonai) venga a mí? (Lc 2, 42)
4
En el antiguo Testamento Dios (Padre) da los mandamientos al pueblo (Ex 20, 1-17). En el Nuevo
Testamento Jesús asume el cumplimiento “hasta la última letra” de la Ley y da de nuevo los
mandamientos con un sentido de Plenitud (Mt 5, 17-48)
5
Jesé (o Isaí) es el padre de David. En las instituciones de Israel, a partir de David, todo rey legítimo es
de la descendencia de David. Jesús mismo es aclamado como “Hijo de David”. En Isaías se lee: Saldrá
un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor
del Señor (Is 11,1-2).
6
Dice el Cantar de los Cantares: mi amado es para mí un manojito de nardos de los jardines de Engadí
(Cant. 1, 14). Véase la nota 27.
3

que has sido llamado

lirio de los valles7,

bella flor del campo8.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Llave de David9

que abre al desterrado

las cerradas puertas

del regio palacio.

¡Sácanos, oh Niño,

con tu blanca mano

de la cárcel10 triste

que labró el pecado!

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Oh, lumbre de Oriente11,


7
Es una alusión a un texto del Cantar: soy… un lirio de los valles (Cant 2, 1).
8
Una de las lecturas del tiempo de Adviento, esto es, de preparación a la Navidad, se lee un texto del
Cantar de los Cantares 2, 8-13. Allí se afirma las flores aparecen en el campo (v. 12).
9
La expresión “llave de David” aparece en Apocalipsis: Esto dice el Santo, el que siempre dice la verdad,
el que tiene la llave de David (3, 7) y se encuentra una referencia en Isaías: Pondré en sus manos las
llaves del palacio del David: Cuando abra, nadie podrá cerrar; cuando cierre, nadie podrá abrir (22,
22).
10
Es una de las misiones que Dios da al Siervo de Yahvé: para abrir los ojos a los ciegos, para sacar a
los prisioneros de la cárcel, y del calabozo a los que viven en tinieblas ( Is 42, 7). El Señor se aplica a sí
mismo un texto semejante, en la sinagoga de Nazaret: El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha
ungido para anunciar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los
cautivos, a dar vista a los ciegos, a libertar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor
(Lc, 4,18 e Is 61, 1-2).
11
La estrella que viene de oriente es mencionada por san Mateo en la escena de los Magos: Hemos visto
su estrella en Oriente y venimos a adorarlo (Mt 2,2). La estrella ya había sido anunciada en el Antiguo
Testamento: Lo veo pero no es ahora, lo contemplo, pero no está cerca: Una estrella surge de Jacob, un
4

sol de eternos rayos,

que entre las tinieblas

tu esplendor veamos.

Niño tan precioso

dicha del cristiano,

luzca la sonrisa

de tus dulces labios.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Espejo sin mancha.

Santo de los santos12,

Sin igual imagen13

del Dios soberano.

Borra nuestras culpas,

salva al desterrado

y en forma de Niño

da al mísero amparo.

cetro de Israel (Num 24,17). El título “Luz (lumbre) de las naciones” (Lumen Gentium) se encuentra
también en Isaías: Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador; te tomé de la mano, te formé y te hice
mediador del pueblo y luz de las naciones (Is 42,7), Te convierto en luz de las naciones (49,6), El pueblo
que caminaba en tinieblas vio una gran luz (Is 9,2) y es ratificado, bajo inspiración del Espíritu Santo,
por el anciano Simeón: Luz para iluminar a las naciones y gloria de tu Pueblo, Israel (Lc 2, 32). En el
Evangelio de San Juan el Hijo de Dios es proclamado como la luz (cf. Jn 8, 12).
12
El Padre celestial anuncia a María, por boca del ángel que el que va a nacer será santo y se llamará Hijo
de Dios (Lc 1, 35).
13
El Señor es llamado Imagen (en griego “ikon”). Él es la imagen ("ikon") de Dios invisible (Col 1,15).
La Palabra de Dios nos invita a reproducir en nosotros su propia imagen sin pecado, misericordiosa,
gloriosa: a los que de antemano conoció también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo (Rm
8,29). Tanto la revelación, como la historia de salvación son progresivas, de igual manera es progresiva
nuestra vida de transformación en la imagen de Cristo, que el Padre ha querido con la ayuda del Espíritu:
todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos
vamos transformando en esa misma IMAGEN cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es
Espíritu (2 Co 3,18).
5

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Rey de las naciones14

Emmanuel15 preclaro

de Israel anhelo,

Pastor del rebaño,16

Niño que apacientas17

con suave cayado

ya la oveja arisca

ya el cordero manso.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Ábranse los cielos

y llueva de lo alto

bienhechor rocío

como riego santo18.


14
Las profecías anuncian que el Mesías será rey de las naciones (cf. Is 2,2). El mismo Señor tiene
conciencia de tal realidad: Cuando venga el Hijo del Hombre con todos su ángeles se sentará en su trono
glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él (Mt 25, 31.32).
15
En el anuncio del ángel a San José añade el evangelista: todo esto sucedió para que se cumpliera lo que
había anunciado el Señor por el profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán por
nombre Emmanuel”, que significa Dios con nosotros (Mt 1, 23).
16
El Señor es el buen pastor (cf, Jn 10, 7-16). El anuncio ya estaba dado en el antiguo Testamento,
especialmente en el Profeta Ezequiel (cf. Ez 34, 2-23) y en el Salmo 23, que comienza diciendo Dios es
mi pastor
17
La figura del niño y los animales que viven en paz (apacentados) está inspirada en Isaías: Habitará el
lobo junto al cordero, la pantera se echará junto alo cabrito, el ternero y el leoncillo comerán juntos y
un niño pequeño cuidará de ellos. La vaca pastará con el oso, sus crías se echarán juntas; el león
comerá paja, como el buey, el niño de pecho jugará junto al escondite de la culebra, el recién destetado
meterá la meno en la cueva de la serpiente y no le hará daño (Is 11,6-9).
18
Es una clara eferencia al anuncio de Isaías: Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación (Is 45,
8)
6

Ven hermoso Niño

ven Dios humanado.19

Luce hermosa estrella20,

brota flor del campo21

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Ven que ya María

previene sus brazos

do su Niño vean

en tiempo cercano22.

Ven, que ya José

con anhelo sacro,

se dispone a hacerse

de tu amor sagrario.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

19
La expresión “Dios humanado” es una proclamación del gran misterio de Jesucristo, Dios y hombre
verdadero en una sola persona: El cual, siendo de condición divina no consideró codiciable el ser igual a
Dios sino que se anonadó a si mismo tomando la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres.
Y en su condición de hombre, se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte
de Cruz. Por eso Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre
de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame que
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre (Flp 2, 6-119. Dicha expresión (“Dios humanado”) afirma
la gran realidad de la Encarnación, proclamada por el Concilio de Calcedonia: “Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado”. Es igualmente una explicitación del misterio
anunciado por todo el Nuevo Testamento: En el principio existía la Palabra y la Palabra era Dios… y la
Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria (Jn 1,1 y 14)
20
Véase la nota 9.
21
Véase la nota 6.
22
Después del anuncio del ángel a María, el ángel del Señor anuncia la buena nueva a los pastores y les
da una señal: Esto les servirá de señal: encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre (Lc 2, 12). Fueron a presa y encontraron a María, a José, y al niño acostado en el pesebre (Lc 2,
18).
7

Del débil auxilio,

del doliente amparo,

consuelo del triste

luz del desterrado23

Vida de mi vida24,

mi dueño adorado,

mi constante amigo25,

mi divino hermano26.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Véante mis ojos

de Ti enamorados27,

bese ya tus plantas28,

bese ya tus manos.

Prosternado en tierra,

23
Todos estos epítetos expresan la misión del Señor anunciada por Isaías y proclamada por el Señor en la
Sinagoga de Nazaret (Cf. Lc 4, 18).
24
Jesús es la vida, es el pan de vida, es el que quiere que tengamos vida y la tengamos en abundancia (cf.
Jn 10, 10): En ella (la Palabra) estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (Jn 1, 4).
25
La amistad con el Señor tiene como condición guardar su Palabra. Por su parte, él es el amigo fiel:
Desde ahora los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre (Jn 15, 15).
26
Jesús es Dios por ser Hijo de dios, pero también es hermano nuestro: Santificador y santificados, todos
proceden de uno mismo. Por eso Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos (Heb 2, 11).
27
En el libro del Cantar de los Cantares, citado dentro de las lecturas de Adviento, se hacer referencia
frecuente a las miradas amorosas: Cuando mi amado descana en mi regazo, mi amado es para mí un
manojito de nardos (Cant 1, 13-14).
28
Se encuentra aquí una posible alusión a la escena en la cual una mujer pecadora, en medio del llanto del
arrepentimiento besa los pies a Jesús: Una mujer pecadora pública, al saber que Jesús estaba comiendo
en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume, se colocó a los pies de
Jesús, y llorando comenzó a humedecer con sus lágrimas los pies de Jesús y a enjugárselos con los
cabellos de la cabeza, mientras que se los cubría de besos y se los ungía con el perfume ( Lc 7, 37- 38).
La respuesta de Jesús a tal gesto es grandiosa: Tus pecados quedan perdonados… Tu fe te ha salvado,
vete en paz (vv. 49-50)
8

te tiendo los brazos,

y aún más que mis frases

te dice mi llanto29.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

Ven Salvador nuestro,

por quien suspiramos.

Ven a nuestras almas,

ven no tardes tanto.

29
El llanto de que aquí se habla corresponde a lo dicho en la nota anterior.

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