Sei sulla pagina 1di 2

Gas del Estado

fue una empresa pública argentina dedicada a la distribución y comercialización de gas


natural en todo el territorio del país, existente entre 1946 y 1992, cuando fue
privatizada. Llegó a ser considerada la tercer mayor empresa de su tipo en el mundo1 y
era para 1990 la segunda más importante del país en términos de facturación, detrás de
la también estatal YPF.2

Historia
Los antecedentes de Gas del Estado se remontan al 1 de agosto de 1929, cuando el
director de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), general Enrique Mosconi,
dispuso la toma del mercado de combustibles líquidos y anunció que a partir de ese
momento sus precios serían determinados por el Estado nacional y no por empresas
extranjeras. La petrolera debió soportar presiones por parte de las mayores empresas del
rubro, como la Standard Oil y Royal Dutch Shell, que en el Acuerdo de Achnacarry de
1928 habían fijado políticas comunes al respecto y repartido los mercados mundiales de
combustible en forma oligopólica.

La cuestión gasífera fue ganando relevancia dentro de Yacimientos Petrolíferos Fiscales,


llegando a convencer al gobierno del Grupo de Oficiales Unidos de la necesidad de
crear un organismo estatal que se encargara de la distribución del gas por redes, hasta
entonces a cargo de empresas extranjeras como la Compañía Primitiva de Gas de
Buenos Aires. El 5 de marzo de 1945 se decretó la nacionalización del gas, asistiendo el
vicepresidente de facto Juan Domingo Perón a la toma de posesión de las instalaciones
de la Primitiva de Gas. Por iniciativa del ingeniero Julio V. Canessa, designado por YPF
director de los servicios de gas para la Ciudad de Buenos Aires, la empresa comenzó a
instalar redes de captación de gas en sus yacimientos de Comodoro Rivadavia. El 1 de
enero de 1946 se creó la Dirección Nacional de Gas del Estado en forma
independiente a la petrolera estatal, siendo su primer director el ingeniero Canessa.

Hasta el momento las necesidades gasíferas se satisfacían con gas de alumbrado


obtenido en base a carbón de hulla importado del Reino Unido, hecho que derivaba en
elevados costos. Canessa convenció al ahora presidente Perón de la necesidad de
reemplazar las importaciones de gas por aquel que se venteaba en Comodoro Rivadavia.
El 1 de enero de 1947 Perón y Canessa soldaron el primer caño de un gasoducto que iría
de Llavallol a Comodoro Rivadavia. Se optó por comenzar la construcción del
gasoducto en el Gran Buenos Aires y no en el lugar de obtención del lugar del gas
porque, según Canessa, así se evitaban las interferencias de empresas extranjeras y
aseguraba la terminación de la obra, puesto que si empezaba en Comodoro Rivadavia
podría ser desviada, pero si partía desde el lugar de destino indefectiblemente debería
llegar a una fuente de gas.

El extenso gasoducto, uno de los más largos del mundo en su momento, fue inaugurado
el 29 de diciembre de 1949. A partir de ese momento se aplicó una política tendiente a
la baja sostenida de tarifas y la expansión del sistema de gas por redes. La Argentina se
colocaba así entre los tres países más avanzados en el aprovechamiento del gas natural,
junto con los Estados Unidos y la Unión Soviética. Gas del Estado incrementó la
cantidad de instalaciones domésticas de 190.000 en 1943 —recibía el servicio el 6% de
la población— a cerca de 5.000.000 en 1992, abarcando 18 provincias y el 45% de la
población del país. La tarifa del servicio había variado en sentido inverso, siendo en
1992 sólo el 6% del promedio de 46 años antes. La empresa, junto con Gaz de France,
era considerada al momento de su privatización uno de los mejores ejemplos en
prestación del servicio público de gas.3 4 5

En sus últimos años como empresa pública, Gas del Estado se dedicó a la construcción
y estatización de gasoductos con el objetivo de elevar la capacidad de transporte de la
red de distribución de gas. El gasoducto troncal Neuba II elevó la capacidad teórica
diaria de transporte a 120 millones de m³/día y la real, a fines de 1989, a 76 millones
diarios; para 1991 estaba prevista la inauguración del Gasoducto Troncal del NEA.
Impulsó también la sustitución de combustibles líquidos, promoviendo la implantación
de gas natural en usinas, industrias y automóviles, lo que dio lugar a una gran difusión
del gas natural comprimido (GNC). Retomó su participación en el mercado de tubos y
garrafas de gas licuado, del que había sido excluida durante el Proceso de
Reorganización Nacional. En 1989 las reservas de gas natural alcanzaban los 744
MM/m³ con un horizonte de 33 años, existiendo planes para almacenar grandes
volúmenes.

La asunción de Carlos Saúl Menem en 1989 y la puesta en práctica del programa de su


ministro de Economía, Domingo Cavallo, significaron la privatización o concesión de la
mayoría de las empresas públicas argentinas, incluyendo a Gas del Estado. El
gobernante Partido Justicialista argumentó que la empresa no invertía en el
mantenimiento de sus redes y el traspaso del sector a manos privadas supondría una
baja en las tarifas, lo que estaría garantizado por un ente de control a crearse —el Ente
Nacional Regulador del Gas, ENARGAS—. El 26 de marzo de 1992 se debatió su
privatización en la Cámara de Diputados de la Nación, retirándose la oposición radical
del recinto. El quórum necesario para poder votar el marco regulatorio de la
privatización se alcanzó al sentarse algunos asesores del justicialismo en bancas de
diputados, en un episodio descubierto por los cronistas presentes en la sala y que pasaría
a conocerse como el del diputrucho.6 El 28 de diciembre de ese año se consumó la
privatización, dividiéndose Gas del Estado en diez sociedades privadas con mayoría de
capitales extranjeros. La empresa entró en un período residual hasta ser finalmente
liquidada en 1997.

Potrebbero piacerti anche