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Aspectos neurofisiológicos
SENTIDO CINESTÉSICO
Función
Funcionamiento
En general, lo que sucede es que cuando las diferentes partes del cuerpo se
mueven, estos receptores son estimulados por el estiramiento y la presión
producida, dando lugar a la estimulación cinestésica.
Características específicas
Para mover de forma voluntaria cualquier parte del cuerpo es necesario que el
cerebro mande la orden para hacerlo; se puede considerar que para obtener
información sobre el movimiento del cuerpo, el sistema nervioso central dispone de
dos medios, uno a partir de la información que recibe de los receptores sensoriales y
otro a partir de las órdenes que ha dado para la realización del movimiento.
APARATO VESTIBULAR
1. Sáculo y utrículo
Constituyen el órgano estático e informan sobre la posición espacial de la
cabeza y de sus cambios en los movimientos progresivos. Cada uno de ellos posee
una placa sensitiva, mácula, cuyas células disponen de unas pestañas. La mácula
está recubierta de una sustancia gelatinosa en cuya superficie tiene unos gránulos,
otolitos o estatoconias, que por acción de la gravedad producirán una deformación
de las pestañas, con los que se estimularán las células sensitivas. Las dos máculas
están dispuestas perpendicularmente entre sí: la del utrículo horizontal y la del
sáculo vertical.
2. Conductos semicirculares
Son los responsables del sentido de la rotación. Los tres conductos
arqueados están dispuestos de modo que cada uno se corresponde con uno de los
planos del espacio. Todos nacen del utrículo para, tras dilatarse en forma de
ampolla, desembocar de nuevo en el mismo. Cada ampolla está dotada de una
placa sensitiva, cresta, cuyas células poseen pestañas.
Cuando la cabeza gira alrededor de su eje vertical, el desplazamiento de la endolinfa
en los conductos, por la inercia, dobla las pestañas de las crestas afectadas, dando
la sensación rotatoria.
Función
El sentido vestibular nos informa sobre la orientación, el movimiento y la
aceleración de nuestro cuerpo con relación al espacio, sin que sea necesaria una
actividad muscular. Somos muy poco conscientes de este sentido, salvo cuando los
receptores se estimulan de forma poco usual. Es importante diferenciar el sentido
vestibular del cinestésico: la diferencia esencial estriba en que para que se produzca
la sensación vestibular no es necesario que haya movimiento en las partes del
cuerpo, sino únicamente movimiento del cuerpo con relación al espacio.
Funcionamiento
Algunos estímulos fisiológicos que activan esta sensación son: la rotación del
cuerpo, el cambio de posición de la cabeza con relación al mismo, movimientos
ondulatorios y de aceleración, y algunos estímulos visuales en movimiento (el efecto
de éstos últimos muestra la relación que existe entre el sentido vestibular y la visión).
Los receptores que proporcionan indicios de la posición corporal en ausencia de la
actividad muscular se encuentran situados en la parte no auditiva del oído interno,
en concreto en los canales semicirculares, vestibulares o laberínticos, receptáculos
llenos de fluido (endolinfa) que tienen una cavidad común en el utrículo; cada canal
es funcionalmente un circuito de fluidos completo e independiente, en cuyo interior
hay un conjunto de células pilosas sensoriales y cuya base se amplifica en una
cámara llena de fluido llamada ámpula, que contiene los receptores vestibulares.
Cuando se produce la estimulación fisiológica (aceleración, desaceleración,
cambios de dirección, etc.), los receptores vestibulares se estimulan activados por el
movimiento del líquido de los canales y estimulan las fibras nerviosas asociadas que
envían la información a los centros inferiores del cerebro (médula y cerebelo).
Los ojos.
Los informes ópticos ayudan a mantener el equilibrio, simplemente por
detección visual de la posición con relación a la vertical. Un movimiento ligero del
cuerpo desvía instantáneamente las imágenes visuales en la retina, hecho suficiente
para activar los mecanismos correctores.
Esta información es similar e incluso complementaria a la obtenida por el
aparato vestibular, lo que se hace manifiesto en determinadas situaciones, como las
que reseñamos a continuación:
• Un individuo con anomalía o malformación vestibular puede mantener un
equilibrio casi normal mientras mantenga abiertos los ojos.
• Un individuo al que se haga dar vueltas sobre una silla giratoria sufrirá, al
detenerse bruscamente, la sensación de que sigue dando vueltas (debido a
la inercia del movimiento de la endolinfa), sensación que puede corregir si
fija los ojos en un objeto estacionario.
• El pasajero de un avión, que vuele en completa oscuridad, con movimiento
circular a velocidad constante, perderá el sentido del plano en que gira,
puesto que, tras una primera estimulación, el movimiento de la endolinfa
coincidirá con la del propio conducto, cesando el estímulo a las pestañas, y
creerá que viaja en línea recta, hasta que pueda percibir informes visuales.
La sensibilidad profunda.
Aporta informes de la situación del cuerpo en general y de sus distintas partes
entre sí.
A tal fin se dispone de receptores situados en las articulaciones, en los
músculos y en los tendones, que captan aspectos como el grado de aproximación de
los segmentos articulares, el tono muscular y la tensión a la que están sometidos los
tendones. Destacan por su importancia los receptores del raquis cervical que
informan de la posición de la cabeza respecto del cuerpo.
La sensibilidad cutánea.
De las distintas sensibilidades percibidas en la piel es la de presión la
directamente relacionada con el sentido del equilibrio. La presión ejercida sobre las
plantas de los pies, por ejemplo, indican si el peso del cuerpo está distribuido por
igual en ambos o desplazado delante, atrás o a un lado.
La presión del aire contra la parte anterior del cuerpo de la persona que corre
indica la acción de una fuerza opuesta, y se produce el mecanismo reflejo de
inclinarse hacia adelante, para contrarrestarla.
El vértigo puede tener varias causas. Es una alteración del sentido del
equilibrio, con sensación de inestabilidad y movimientos aparentes del propio cuerpo
u objetos circundantes. Puede acompañarse de náuseas y mareos. Puede tener su
origen en la ingestión de tóxicos (alcohol, droga), ciertos fármacos en dosis
elevadas, ya que estos productos son absorbidos preferentemente por las células
ciliares del aparato vestibular.
Los sentidos de la piel tienen una gran importancia ya que nos informan de
las cualidades de los objetos y/o nos protegen del dolor corporal y de las
temperaturas extremas. Están relacionados con el sentido de la vista y con las
sensaciones cinestésicas y vestibulares.
Los receptores del tacto, presión y vibración son del mismo tipo (a menudo se
les llama sentidos táctiles), y su mensaje se proyecta en la porción anterior de los
lóbulos parietales (áreas 3, 1 y 2 de Brodmann).
La piel
Son terminaciones de neuronas, si bien hay una gran variedad que difieren en
su estructura y posiblemente en sus funciones. Los más conocidos son:
• Los corpúsculos de Krause. Se localizan en la capa dérmica.
• Los corpúsculos de Meissner y los discos de Merkel. Se localizan en la piel
gruesa (no pilosa). Son particularmente abundantes en los labios y en las
yemas de los dedos, y probablemente explican la capacidad de identificar la
contextura de los objetos. Los corpúsculos de Meissner se adaptan pronto y
son sensibles al movimiento de objetos muy ligeros; en cambio, los discos de
Merkel dan sensaciones más estables y permiten recibir contactos
prolongados.
• Los corpúsculos de Ruffini. Se localizan en las zonas subcutáneas y en los
tejidos más profundos. informando de estados de deformación y de presión
en los tejidos profundos.
• Los corpúsculos de Pacini. Se localizan en la dermis, en los tejidos
subcutáneos (especialmente en los de las manos y los pies) y en las
articulaciones y sus ligamentos. se estimulan por movimientos muy rápidos, y
son importantes para el sentido vibratorio.
• Receptores de Golgi y Mazzoni. Se localizan principalmente en los tejidos
musculares y en los tendones.
• Terminaciones nerviosas libres. Se localizan en las zonas más superficiales.
se hallan en cualquier zona de la piel.
No está clara la relación entre el tipo de receptor y su función; parece ser que
por su localización y estructura, las terminaciones nerviosas libres responden más a
los estímulos dolorosos y térmicos que los corpúsculos, y que los receptores de los
tejidos musculares y los tendones están más relacionados con las sensaciones
cinestésicas (algunos autores incluyen el estudio de las sensaciones cinestésicas
dentro de las sensaciones de la piel). En el estudio de la relación entre el tipo de
receptor y su función se han desarrollado tres teorías cuyo estudio dejaremos para
otra ocasión.
Vías nerviosas
Umbral táctil
La presión mínima necesaria para producir la sensación táctil oscila entre los
2-3 g/mm2, en labios y yemas de los dedos, y alrededor de 50 g/mm2 en la espalda.
Entre estos valores se encuentran las necesarias para las demás zonas corporales,
siendo las menores para el dorso de los dedos, el brazo y la cara interna del muslo,
y progresivamente mayores para el dorso de la mano, la pantorrilla, el hombro, el
abdomen, parte anterior de la pierna, planta del pie y dorso del antebrazo.
El tacto
Aspectos fisiológicos
Los receptores más estudiados del sentido del tacto son los corpúsculos de
Pacini, células grandes, de forma elíptica, formadas por capas sobrepuestas en el
extremo de un axón que envuelven la terminación nerviosa. Responden más a un
cambio del estímulo que a una estimulación constante. Su densidad en algunas
áreas de la piel les permite señalar de forma efectiva la localización del estímulo.
La información del tacto se transmite a través de diferentes canales que se
diferencian en los receptores involucrados, la velocidad de adaptación, la
sensibilidad al tamaño y duración del estímulo y en los campos receptivos:
• Los corpúsculos de Pacini y las fibras de adaptación rápida. Responden a
cambios en la estimulación, dejando de responder cuando la presión sobre la
piel es continua.
• Las fibras de adaptación lenta. Responden cuando la presión sobre la piel se
realiza de forma continua.
Los receptores de la piel generan impulsos que se transmiten al córtex
somatosensorial.
La actividad somatosensorial se puede dar de dos formas, que corresponden
a dos sensaciones diferentes, especializadas y complementarias: el tacto pasivo
(notar) y el tacto activo (identificar).
Tacto pasivo
Se produce cuando un estímulo o un objeto se ponen en contacto con la piel.
La sensación básica que se deriva es la de notar el objeto. Los estudios sobre el
tacto pasivo se refieren a dos aspectos básicos:
• Estudios de los umbrales absolutos. Miden los umbrales de los sujetos en la
detección de un estímulo único sobre la piel. Destacan las aportaciones de
Weinstein (1968), quien estudió los umbrales absolutos en los hombres y en las
mujeres, llegando a las siguientes conclusiones:
• Tanto en los hombres como en las mujeres, algunas partes del cuerpo son más
sensibles que otras.
• En algunas partes del cuerpo, las mujeres son más sensibles al tacto que los
hombres.
• Las mujeres y los hombres difieren en sus patrones específicos de sensibilidad.
• Estudios del umbral de discriminación de dos puntos. Miden la capacidad para
detectar la estimulación de dos puntos de la piel. Weinstein (1968) encontró:
• Diferencias entre distintas partes del cuerpo. Por ejemplo, la cara y los dedos
pulgares tienen un umbral bajo en la detección de dos puntos.
• Una relación entre el tamaño del área cortical y el tamaño de los umbrales de
discriminación de dos puntos. Por ejemplo, la gran área cortical dedicada al labio
corresponde a un umbral bajo de esta parte del cuerpo en la discriminación de
dos puntos.
Tacto activo
Se produce cuando el individuo realiza una exploración activa del objeto. Es
un fenómeno complejo, en el cual intervienen las informaciones procedentes de las
sensaciones cinestésicas, y propositivo, es decir, selectivo e intencional.
Aporta mucha más información que el tacto pasivo, ya que en general,
permite la identificación de los objetos. Las informaciones combinadas de la piel y la
cinestesia constituyen la base de un sistema perceptual denominado sistema
háptico.
Algunas de las aplicaciones más importantes derivadas del tacto activo son el
método de Tadoma para sordos y el sistema Braille para ciegos.
Factores que influyen el tacto
Puesto que los mecanismos y las funciones del tacto activo y pasivo son
diferentes, también difieren los factores que los influyen. En síntesis, algunos de
estos factores son:
• Factores que influyen el tacto pasivo. La intensidad del estímulo, la zona
sensorial, el umbral individual, la adaptación, etc.
• Factores que influyen el tacto activo. La experiencia previa del sujeto con los
estímulos, la influencia de otras modalidades sensoriales, situaciones
específicas (como por ejemplo la ceguera), etc.
Estimulación táctil
El ejercicio del sentido del tacto es una actividad compleja, y requiere, más
que otros sentidos, todo un aprendizaje.
Digamos que hay que aprender a palpar, realizar ejercicios de memoria táctil:
• En primer lugar, deben usarse las dos manos. Una mano sostiene el objeto
que se está conociendo mediante el tacto, la otra efectúa el recorrido sobre
el mismo: el contorno, indagación de rugosidades, huecos; presiona para
conocer la dureza total o parcial, sus consistencia, su temperatura. Se
aprieta, se sopesa, se repasa..., se toma posesión táctil del objeto. La otra
mano realiza una función complementaria: se turna o alterna en el
conocimiento, efectúa igualmente el efecto pinza (pulgar contra índice). Las
yemas de los dedos permitirán prevenir cualquier accidente en la palpación
por su mayor sensibilidad al dolor.
• En segundo lugar hay que propiciar la palpación activa mediante el
movimiento continuo de manos y dedos, articulando los mismos, girando
las manos, abriendo y cerrando, presionando en torno al objeto. Y cuanto
más activa sea esta palpación, mayor estimulación en el córtex, mayor
riesgo neuronal, más actividad y rapidez en el punto central receptor... y
mejor conocimiento y posibilidad de identificación del objeto.
• En tercer lugar, la repetición del conocimiento-reconocimiento táctil resulta
en un menor tiempo para la identificación.
El dolor
Aspectos definitorios
Estos factores llevan a pensar que una definición correcta del dolor debe
tener en cuenta dos aspectos o componentes:
• Componente sensorial. Existencia de un daño (estimulación) en los tejidos
corporales.
• Componente emocional. La experiencia desagradable dolorosa.
Aspectos fisiológicos:
Aspectos fisiológicos
El olfato
Esquema representativo del sentido del olfato, situado en el interior de las cavidades nasales.
Para percibir una sustancia se precisa que sea volátil, para que las moléculas
que desprenda sean llevadas por el aire al inspirar, y soluble en grasas y agua para
atravesar la película mucosa, contactando con los cilios.
Este hecho contrasta con la gran amplitud entre los umbrales de otros
sentidos (por ejemplo, auditivo, visual), y parece indicar que es un sentido destinado
a detectar la presencia o ausencia de olor, más que a cuantificar intensidades.
Podemos aumentar las posibilidades de olor aspirando con fuerza para incrementar
la cantidad de aire y, por consiguiente, la de moléculas arrastradas.
El gusto
Esta clasificación ya fue propuesta por Henning (1916), quien utilizó la forma
de un tetraedro para representar en cada una de sus esquinas las cuatro cualidades
principales del sabor, en los bordes los sabores intermedios (mezclas de dos
sabores primarios) y en la superficie los sabores combinados (a partir de tres
sabores primarios); estos términos son adecuados para describir la casi totalidad de
nuestras experiencias gustativas.
Parece ser que existen propiedades físicas y químicas para cada uno de
estos sabores básicos, aunque no son completamente exactas las conexiones entre
las propiedades físicas y químicas de las substancias y la cualidad de su sabor.
Además, la complejidad en la especificación de los estímulos aumenta si
consideramos el hecho de que el sabor de algunas substancias cambia con su
concentración.
Cabe considerar que algunos estudios realizados sobre identificación de
componentes concluyen que la complejidad de los sabores no se puede analizar en
sus componentes primarios, sino como una única cualidad compuesta por diferentes
ingredientes.
Adaptación
Los sonidos que oímos son pautas de alteraciones de presión sucesivas que
ocurren en algún medio molecular, que puede ser gaseoso, líquido o sólido. Los
sonidos no pueden existir en el vacío, es decir, en ausencia de alguno de estos
medios. Cuando un objeto produce un sonido, su superficie vibra rápidamente y crea
diferencias de presión en el aire circundante. Estas variaciones de presión
generadas por los cuerpos vibratorios se desplazan en forma de onda dentro del
medio, siendo el tipo más sencillo de onda sonora la que produce cambios de
presión sucesivos en el tiempo, en forma de una onda sinusoidal única repetitiva.
Una característica específica es que las ondas avanzan en el espacio sin que
lo haga necesariamente su medio de transmisión; la velocidad del sonido se calcula
a partir del tiempo necesario para que una compresión se mueva a una distancia
conocida y depende de las características físicas del medio, siendo inversamente
proporcional a la densidad y compresibilidad del medio de conducción; así por
ejemplo, en el aire, a 0º C, las ondas viajan a una velocidad aproximada de 340
metros por segundo, siendo esta velocidad de transmisión superior en el agua.
Cada una de las propiedades físicas de una onda sonora está asociada con
cada una de las consideradas dimensiones del sonido o características
experimentales o psicológicas del mismo:
• Frecuencia. Corresponde a la rapidez con la cual varía la presión, es decir, al
número de ciclos o cambios de presión completados en un segundo; se mide
en hertzs. Las diferentes frecuencias originan la característica conocida como
el t o n o de un sonido que se expresa en ciclos por segundo (c p s).
Normalmente, un sonido no mantiene una frecuencia constante, sino que lo
que se produce son cambios tipificados en la frecuencia conocidos con el
nombre de modulaciones de frecuencia. Existen diferencias entre las
especies con relación a la capacidad de oír sonidos con diferentes tonos.
• Amplitud. Corresponde a la intensidad de la vibración, es decir, al grado de
desplazamiento de las partículas vibratorias en cualquier dirección a partir de
la posición de descanso; se mide en Newton por metro cuadrado (N / m2). La
amplitud del sonido origina la característica psicológica de la sonoridad y se
mide en decibeles (d B). Existe una gran variabilidad de presiones a las
cuales son sensibles los oídos; la mayor parte de las experiencias sonoras
cotidianas se encuentran en el rango comprendido entre 60 y 90 dB.
1. Oído externo
Recoge las ondas sonoras y las conduce hasta el tímpano. Comprende el pabellón
de la oreja, el conducto auditivo externo y la membrana del tímpano.
2. 1. Cadena de huesecillos.
El mango o manubrio del martillo está firmemente englobado en el tímpano.
El pie del estribo está encajado mediante fibras elásticas a la ventana oval.
El yunque ocupa una situación intermedia.
Esta disposición en cadena permite que las oscilaciones del tímpano lleguen
al estribo que, a modo de émbolo, presionará sobre el líquido del laberinto a través
de la ventana oval.
Caracol:
Presenta forma de tubo arrollado en una espiral de 2.3/4 vueltas. Su luz se
halla dividida en tres compartimientos, el superior o rampa vestibular, el medio o
conducto coclear y el inferior o rampa timpánica.
Frecuencias e intensidades.
Localización de un sonido
Audiometría.
El audímetro es un aparato que emite sonidos de frecuencias e intensidades
variables, a voluntad del explorador. El sujeto debe indicar los que oye. El resultado
se expresa en unos ejes de coordenadas (audiograma). En el eje horizontal se
sitúan las distintas frecuencias utilizadas, normalmente entre 125 y 8.000 Hz, y en el
vertical las intensidades, entre 0 y 100 dB. La línea horizontal, de intensidad cero,
corresponde al umbral teórico auditivo normal. Cualquier otro valor indica pérdida
auditiva.
El ojo
Del ojo humano cabe destacar dos características importantes que confieren
a la visión las características específicas siguientes:
• Movilidad intracraneal. Permite seguir la pista de objetos móviles moviendo
sólo los ojos, sin necesidad de mover la cabeza o en ausencia de movimiento
corporal, y fijar la mirada realizando cambios posturales.
• Posición frontal. Permite que ambas fóveas registren esencialmente el mismo
patrón de información visual, lo cual genera un mayor grado de sobreposición
binocular que mejora la percepción de distancias y profundidades. Constituye
un medio ideal para ubicar objetos en el espacio y provoca un aumento de las
capacidades manipulativas relacionadas con la visión, la coordinación viso-
manual, etc.
Para que «veamos», una estructura luminosa que procede de un objeto ha de
recorrer una trayectoria a través del globo ocular, del nervio óptico y de los centros
corticales neurales visuales.
Fig. 1. 1: Córnea. 2: Cond. de Schlenn. 3: Cuerpo ciliar. 4: Cristalino. 5:
Esclerótica. 6: Coroides. 7: Retina. 8: Mácula. 9: Nervio óptico.
a) Procesos ciliares: Son unos pliegues muy vascularizados que producen el humor
acuoso.
2.3. Iris: Es una membrana con forma de corona circular, situada entre el cristalino
y la córnea, cuyo orificio central 0 pupila es de tamaño variable. Su misión es regular
la entrada de luz al interior del ojo, merced a los músculos dilatador y esfínter de la
pupila.
Presenta una porción posterior sensitiva y otra anterior ciega que cubre el
cuerpo ciliar y la parte posterior del iris.
La componen células nerviosas y tejido de sostén. Conos y bastones son los
dos tipos de neuronas fotosensibles, y disponen de distintos pigmentos
descomponibles por la acción de la luz, que se traduce en el impulso nervioso. Estas
reacciones fotoquímicas dependen de la longitud de onda del estímulo.
Los conos recogen las radiaciones matizando sus distintas longitudes de onda
y, por consiguiente, los colores; son los responsables de la agudeza visual y de la
discriminación del color en condiciones de buena intensidad de luz (visión diurna).
Abundan en la zona posterior de la retina (mácula), en cuya porción central o fóvea
son los únicos componentes y es mayor la nitidez de visión. Se admite que existen
tres tipos de conos, cada uno de los cuales responde en forma máxima a uno de los
colores primarios, azul, verde o rojo.
A los bastones concierne la visión con escasa iluminación, dando sólo cuenta
de intensidad, y no permiten distinguir colores ni detalles finos de los objetos;
únicamente aprecian si son claros u oscuros.
Las prolongaciones de las células sensibles salen por el polo posterior del ojo,
papila o punto ciego, formando el nervio óptico.
4.1. Cristalino.
Es una lente biconvexa de gran elasticidad; se mantiene en posición por una
serie de fibras (ligamento suspensor o zónula) que se insertan en el cuerpo ciliar.
Su elasticidad es importante para el proceso de acomodación que nos permite
enfocar y ver nítidos objetos situados a distancias diferentes del ojo.
Cuando el ojo está en reposo, enfocando un objeto lejano, la zónula está
tensa y el cristalino se mantiene extendido. En esta situación es capaz de concentrar
en la retina los rayos que incidan paralelos al ojo (se consideran así cuando
provienen de una distancia superior a 6 m o punto remoto).
No obstante, cuando queremos enfocar un objeto cercano, el músculo ciliar se
contrae y permite el aumento de convexidad del cristalino. En el niño menor de diez
años el poder de acomodación es muy grande y llega a tener su punto próximo a 7
cm. Con la edad se pierde elasticidad del cristalino y el poder de acomodación,
aumentando el punto próximo. A los quince años se encuentra a 8,5 cm.
aproximadamente.
A partir de los cuarenta o cuarenta y cinco años se sitúa en unos 22 cm. y se
establece la denominada presbicia fisiológica o vista cansada (para poder leer se
necesita ir aumentando la distancia del libro al ojo).
La transparencia del cristalino también se pierde paulatinamente con la edad
denominándose catarata a su opacidad.
5. Estructuras anejas
En síntesis, los pasos que sigue la estructura luminosa para llegar a producir
la sensación visual correspondiente son los siguientes:
1. La luz pasa a través de la córnea, capa protectora transparente que
constituye la parte frontal de la capa externa del ojo llamada esclerótica.
2. Las radiaciones luminosas pasan a través de la pupila, formada por la
abertura del iris, de colores variables, que ajusta su tamaño para regular la
cantidad de luz que entra; así, ante un aumento de luz se producirá una
contracción pupilar (iris más cerrado) para dejar pasar poca luz y viceversa.
3. Los rayos luminosos atraviesan la lente o cristalino, cuya misión es enfocar la
imagen sobre la superficie de la retina.
4. Las radiaciones luminosas atraviesan el humor vítreo, denso fluido
transparente, que ocupa la mayor parte del volumen del ojo.
5. Las radiaciones luminosas alcanzan la retina, en cuya capa más externa se
encuentran los receptores de la visión y las estructuras nerviosas asociadas y
en la cual se realizará la transducción. Los receptores luminosos son de dos
tipos, los bastones y los conos, que a grandes rasgos darán lugar a dos tipos
de visión («nocturna» y «diurna») que se analizarán en el siguiente apartado.
6. Los impulsos nerviosos generados en la transducción viajan a través del
nervio óptico y llegan a los lóbulos occipitales situados en la parte trasera de
los dos hemisferios cerebrales. Existen muchas interconexiones complejas
entre los fotorreceptores de la retina y las células corticales del área visual del
cerebro.
Teoría de la duplicidad
En síntesis, en la vía hacia los centros corticales visuales se producen los siguientes
pasos:
1. Los axones de las neuronas ganglionares, tras abandonar la retina, forman
sendos conjuntos de fibras llamadas nervios ópticos que contienen
información de ambos campos visuales relativos a la proyección de la mirada.
2. Las fibras procedentes de la hemirretina nasal se cruzan en el quiasma óptico
y se dividen, dando lugar a dos sistemas visuales, identificador y localizador:
• Sistema identificador. Formado por la mayor parte de las fibras, cuyo
contenido, una vez cruzado el quiasma óptico, corresponde al del
campo visual opuesto a la retina de la cual provienen; estas fibras se
dirigen hacia los c u e rpos geniculados laterales del tálamo formando
el sistema visual genículo-estriado o identificador, cuya función
principal es la de reconocer y codificar («identificar») los estímulos
visuales. El campo visual derecho está representado en el lado
izquierdo del cerebro y el campo visual izquierdo lo está en el lado
derecho del mismo.
• Sistema localizador. Formado por el resto de fibras, de conducción más
lenta, que se dirigen hacia los tubérculos cuadrigéminos superiores
formando el sistema visual retino-tectal o localizador, cuya misión es
controlar la motricidad ocular necesaria para «localizar» los estímulos
visuales y enfocarlos con la fóvea, o para dirigir la mirada hacia un
objeto móvil que se cruza en el campo visual.
• La agudeza visual
La agudeza visual es la capacidad de ver los detalles en una imagen y
distinguir diferentes partes del campo visual. Su importancia es tan grande que se
considera que una buena agudeza equivale a una buena visión.
La agudeza visual o la visión de los pequeños detalles es posible gracias a la
visión foveal, basada en la activación y el funcionamiento de los conos: la visión por
bastones está mucho menos capacitada para detectar detalles pequeños que la
visión por conos; la agudeza visual es máxima en la fóvea y decae a medida que
nos desplazamos hacia la periferia y a medida que la retina se va adaptando a la
oscuridad. En el disco óptico donde el nervio óptico abandona el ojo, llamado punto
ciego, no hay fotorreceptores y, por lo tanto, no se puede ver nada que se proyecte
en este lugar de la retina; a pesar de ello, el sistema visual completa la información y
hace que no nos demos cuenta de su existencia.
La agudeza visual depende de una serie de factores, entre los que destacan:
• Las características del estímulo. Relacionadas con el nivel de luminosidad y el
brillo.
• Las características del ojo. Relacionadas directamente con el foco del ojo.
Movimientos oculares
Los movimientos oculares nos permiten conservar sobre la fóvea objetos que
están en movimiento. Su precisión, velocidad y complejidad son sorprendentes y
básicas para poder seguir un objeto en movimiento. Se clasifican en dos grupos:
• Movimientos de versión. Movimientos oculares en los que los ojos se mueven
en la misma dirección y el ángulo entre las líneas de visión permanece
constante. Pueden ser de dos tipos:
Movimientos sacádicos. Movimientos oculares rápidos
(sácadas) que se producen cuando el ojo se mueve de un punto
fijo al siguiente; son frecuentes, bruscos, rápidos y no producen
fatiga. Se producen por ejemplo, durante la lectura.
Movimientos de persecución. Movimientos oculares que se
producen cuando se siguen objetos que se mueven sobre un
fondo fijo; son lentos, suaves y no permiten ver los detalles del
objeto en movimiento. Se producen, por ejemplo, cuando
observamos a un pájaro volar por el cielo.
• Movimientos de vergencia. Movimientos oculares que se producen cuando
cambia el ángulo entre las líneas de visión. Son importantes para mantener la
agudeza ya que permiten que ambos ojos enfoquen sobre el mismo objetivo.
Percepción del contraste
El contraste nos permite darnos cuenta de los diferentes objetos que nos
rodean, de sus formas y de sus diferencias. El contraste es posible gracias a la
existencia de un borde o de un contorno: lugar donde existe un cambio repentino en
la brillantez, luminosidad o color; equivale a la región que permite separar de forma
visual un objeto de otro distinto.
La estimulación que proviene del ambiente ofrece, por lo general,
discontinuidades de luminancia y de texturas superficiales; cuando se ve un campo
completamente homogéneo (Ganzfeld), se percibe un ambiente sin estructura,
ambiguo y desorientado.
Según Goldstein (1995), el término de contraste puede tener dos acepciones:
• Contraste físico. Se refiere a las diferentes cantidades de luz que refleja una
determinada escena. Es una propiedad física que se puede medir.
• Contraste perceptivo. Se refiere a cómo se ven las diferentes áreas de la
escena, siendo una propiedad psicológica, percibida por una persona. El
contraste perceptivo depende, además del contraste físico, de los siguientes
factores:
o El estado de adaptación del observador.
o La naturaleza de los contornos existentes entre las áreas adyacentes
(nítidos o borrosos).
o La relación entre las áreas adyacentes.
o La posición aparente del objeto en el espacio.
o El tamaño o la frecuencia espacial del estímulo.
Los colores que poseen matiz y saturación son los cromáticos, y el blanco, el
negro y los grises son los colores acromáticos. La combinación de diferentes
matices, saturaciones y brillos permite la discriminación de una gran cantidad de
colores diferentes.
Se utilizan los optotipos de Snellen, que son unas láminas con figuras o letras
en negro sobre fondo blanco.
Las láminas de cuadrados incompletos tienen la ventaja de ser útiles incluso para
analfabetos; constan de varias líneas de cuadrados, de distinto tamaño, a los que les
falta un lado. Generalmente se colocan a 6 m de distancia del sujeto, dependiendo
del tamaño de la línea inferior.
Hay comercializadas unas en las que la línea inferior corresponde al tamaño
considerado como visión normal a 5 m de distancia. La inmediata superior debiera
percibirse a 7,5 m. la superior a 10 m. y así hasta ocho líneas.
Si no se dispone de estas tablas puede confeccionarse la línea inferior dibujando de
seis a diez cuadrados a los que les falte un lado en distinta posición. Cada lado
mide, aproximadamente, 8 mm. de largo por 2 mm. de ancho, y queda así una
abertura de 4 mm. entre los dos lados paralelos.
Para pasar la prueba se coloca la lámina en una pared bien iluminada, a la altura de
los ojos. Se sitúa a éste a 5 m de distancia y se le pide que indique dónde falta el
lado o hacia dónde señala la abertura. Se examina separadamente cada ojo,
cubriendo el otro.
Si puede ver las letras que deben observarse a 5 m, se dice que tiene agudeza de
5/5=1. Si sólo ve la línea que debiera ver a 7,5 m, su agudeza será de 5/7,5=2/3, y
así sucesivamente. Hasta los seis años, aproximadamente, no se desarrolla
totalmente la agudeza visual.
1.2. Test para la Visión Próxima:
2. Exploración del campo visual o conjunto de puntos del espacio capaz de abarcar
un ojo inmóvil.
Educación de la vista