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SILENCIO TEXTUAL Raymond Chandler recomendaba a los escritores un méto- do que le parecfa infalible para vencer la pereza: encerrarse en su cuarto y no hacer nada, En ese juego est permitido no escribir, pero totalmente prohibido hacer otra cosa, Ni leer, ni ver peliculas, ni hablar por teléfono, ni revisar la contabilidad. Nada que no sea rascarse, mirar el techo, prender y apagar la luz y fumar cigarrillos, Al eabo, pensaba Chandler, uno se harta de no hacer nada y se pone a tra- bajar, Puede ser. $6 de un escritor que pasé una semana si- guiendo ese método con fa tinica interrupeién de una vian- da al dia apurada en el cuarto, sin vino ni postre y en platos de cartén, Sopa Campbell’, salamin con criollitas y una Coca diet. Al cabo del primer dfa habia anotado, al derecho y revés, el plantel completo de San Lorenzo de Almagro compuesto de veintiocho profesionales. Lo habia alineado por orden alfabético, por puestos, por edades y por antigtie- dad en el club. Se trata de uno de esos escritores que colaboran en revis- tas y diarios para ganarse la vida. El segundo dfa eseribis los nombres de todas las mujeres que habjan contado en sn vida, desde los cuatro afios hasta el dfa en que se encerré a trabajar. Apunts, también, los lugares donde las habia com nocido. El tercer dfa repasé mentalmente las pelicnlas que lo habfan impactado y cuando se sintié extenuado, de ma- dmigada, dejé para el dia siguiente el reparto de actrices y actores, El tipo me conté que el tiempo pasaba a una gran veloci- [282] Sileneto textual dad y era absolutamente consciente de qie si en Ingar de anotar esas cosas hubiera trabajado en su novela, la sereana Je habria dejado con al menos veinte paginas bastante proli- jas, El caso es que tenfa im terror negro a empezar su nove- la. No a la pagina en blanco, sino al resultado de la pagina terminada. Entonces al cuarto dia estrujé lz lata de Coca y con los bordes filosos empez6 a eseribir en la pared los titu- los de sus cinco novelas anteriores. Querfa convencerse de que era capaz de hacer un libro. $i lo habia logrado cinco veces, lo lograria una més, Pero después pens6 que toda nueva historia es tan distinta e inesperada como-un amor que se presenta sin decir su nombre ni su futuro, Es eomo cambiar de mujer a cada vez, Empezar todo de nuevo. Sim- plemente Ja vida se pone patas arribia y el mundo deja de girar ‘Al quinto dia, el tipo habfa probado varies procesadores de palabras para computadora, El WordStar en su séptima edicién le habia parecido servicial porque era el que siem- pre habfe usado, pero no podta negar que Ja tipograffa que mandaba a la impresora dejaba mucho que desear, Traté entonces de aprender la versién seis cero del WordPerfect, pero no acertaba a descifrar la légica del programa, si es que tenfa iine, Por fin se metié en Windows y abrié el Word ver- sién dos. El entorno le ofrecfa todos los chiches: dibujar, pintar, hacer eéleulos, jugar a las eartas, pero esos placeres le estaban yedados y el tipo respeté las reglas de Chandler. Nada de juegos ni mujeres desnudas en la pantalla, Al ise a Ja cama conocfa de memoria los vericuetos de Windows, de Word y hasta del modesto Write. Se sintié tontado, el sexto dfa, de tomar apuntes parauna futura novela cibernética. Para una aventura asf tenfa que saber més: retrocedié de Windows al sistema operativo MS- 184 PIRATAS, FANTASMAS ¥ PINOSAURIOS DOs 6.2 y lo abri6 a ver qué tenia adentro, Es una manera de decir, Estuyo un rato ejecutando cuanta herramienta en- contraba y al final el equipo se le plants. Naturalmente, en ese instante agradecié a Dios no haber escrito nada porque de haber sido asf lo hubiera perdido. No querfa rebajar sw inteligencia aapagar la méquina ni tampoco tenta derecho a pedir ansilio, Fronts a los cuestionamicntos de Chandar expliceba que un sistema operativo no es algo palpable, como un cuerpo que suda o el diario de la mafiana, No pe- netra los sentidos como Ia mésica. A las dos de la madraga- da tuvo que resignarse a apagar la computadora para que, al prenderla de nuevo, los comandos cobraran vida otra vez Pero de tanto toquetear habia alterado la configuractén del sistema. Arraned desco un disqueto y trat5 do restablecor la marcha de su disco rigido. No querfa perder las notas de prense con las que se ganaba la vida y cada pregunta por sf 0 por no que aparecfa en la pantalla le dolfa como una pufala- da en la espina dorsal Asi es como suelen aprender les escritores les rudimen- tos dela informatica, sies que no han optado por las maravi- Ilas de un Macintosh de Apple. Al legar al dino dia de encierro, el tipa caleulé que estaba en condiciones de dictar un taller de computacién para escritores, Estaba dispvesto a ganarle en inactividad a Chandler y se sentia capaz de ven- cer los reoords de Hammett y Juan Rulfo, Los galimattas de Ja infermitica le habian servido para mantener intacto su miedo a eseribir la novela, Sin embargo no se daba por ven- cide y decidié trabajar en papel ordinarioy con un boligrafo comtin, No tenia explicacién para eso. Decidié que la pri- mera frase de la novela seria: “A veces Claudia se ponta infinitamente triste”, De acuerdo, pero por qué Claudia se Sileneto textual ponfa tan triste? ;Por qué a veces y no siempre? gQuién era ella? Por un momento me permitf pensar que asi come Flau- bert fue madame Bovary durante los largas afios que tardé en concluir su obra maestra, mi amigo seria de ahi en mas esa Claudia, joven o vieja, que se le oftecia en la primera frase, Pero no, Rompié la hoja, toms otta y eseribid la mis- ma frase con otro nombre para su personaje, Se sorprondis ese que habia eserito ahora era un nombre absardo, antipd- tico, Nunca sentiria la menor curiosidad por una mujer que se llamare asf. Hizo un bollo, tiré la hojay se pregunt6 si ke que le interesaba saber era por qué diablos ella estaba triste © si esa tristoz serfa ol dotonante de una brisqueda poste. riot: Se respondié con toda honestidad: no tenfa la menor idea, Mas aun, no le importaba. Sabla muy bien que des- pués el personaje tomarfa ua camino propio y lo arrastrarfs auna incertidumbre mayor, Era eso To que Jo asustaba. Fue hasta una pupelorfa de la avenida Santa Fe y se compré cuatro cuadernos bien ordi narios, de industria nacional, Le ofrecieron unos franceses, rnaravillosos, pero estaba convencido de que su historia no seria digna de semejante envoltorio, Pensé que asf como Bicy Casires se refngiaba a trabajar en nna estancia, Mujiea Lainez en las sierras de Cordoba, Horacio Quiroga en la sel- va de Misiones y Osvaldo Lamborghini habfa alquilado un remise pera ir aeseribir en Mar del Plata, él se encerrarfa en un hotel de Morén, Suponfa que con eso iba a ahuyentar la peteza, Pero, aunque desapareciera la pereza, gqné hacia con el miedo? Cada vex era wadia cuando abrfa el euademo. Ni siquiera se entendia la caligrafia, 4 veces, en medio de la noche, tomaba mn coleetivo que lo nds grande el terror que To 186 PIRATAS, FANTASMAS Y DINOSAURIOS dejaba en la calle Corrientes y vagaba hasta el amanecer en busca de caras sugerentes y situaciones insdlitas, Todas eran perfectas hasta que decidfa ponerlas en el papel. Ahf se desinflaban, perdfan encanto y sabor, Un dfa se compré el opiisculo de Raymond Roussel titulade Cémo eseribt algu- nos libros mfos. Convencido de que en verdad trataba de £50, lo ley6 e intent6 hacer una novela a partir de palabras con acepeiones opuestas, Al cabo de uma semana se aburria tanto que solfa quedarse dormido con la cabeza sobre el cuaderno. La anéedota termina 0 empieza asf: a finales del verano lo atropellé una moto y por fin, con medio cuerpo enyesado, convencido de que se estaba muriendo, dict6 la novela en un diminuto grabador y me pidié que la hiciera pasar en limpio. No le importaba lo que pensaran de ella porque cuando alguien la leyera él ya no estarfa aqui, Es la historia de un tipo que le tiene un miedo pavoroso ala escritura, Un dfa se va a Morén a ensefiar informética y conoce a una chi- ca llamada Claudia. A veces, furtivamente, ella lee las pagi- nas que él esté escribiendo. Y se pone infinitamente triste. iad

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