ANDRE GnvoReautT y Persgos oT ,
EL ReLnTo CnernTa6ieFico
eens eeeee Ce
Prides | GaRceLowe , 49°S
1. Cine y retato
Bn gue reconocemos un relate? Ie aqul una pregunta que e especta-
{gk faramente se plantea, puesto que le parece evidente aaein mayoria de
las peliculas que ve relatan algo, Sin ‘embargo, si abrimos un diccionario
Pars ulenet alguna aclaracién, corsatamos con sorpress que el lace s6l0
Se Sagt® a tna tela oral o escrita de un acontecimiento real c imagi
‘asian! En ningin caso a una aucssibn de imagenes eae sonidos.
tador se equivoca? 20 es que la defi-
éDebemos considerar que el espect
‘seneis ingenua ya habla detectado sin necesdad de anisae. rae (SB)
varlo.a cabo, Metz enuncia cinco criterios de. ienta'de cualquier
relato:
ene,L 2Qué es un relato?
1A! Un relato tiene wn inicig youn finat
lanto que objeto material, todo relato esta gclausuradon, Evidente-
mente hay peliculas que suleren prolongaciones: ln sear eeviivas ol
grandes producciones americana, come La germ de ls plains (Stas Wace
George Lucas, 1977) 0 Rocky (Rocky, lhe G. Alder 1976) denen may
a ——rr——————T———
oF, —S EE
vas historias, Otras peliculas nos devuelvenasu punta de pavtiday nos mre
mea, Otte peiclas no paecen ser més aie In entra psa de una sere
muestan, como £! halon nalts (Pe Matese Falcon, John Huston. 19d)
aue no nos cunin masque uno de ls milipesepeodis al aoe he dade
lugar, af argo dels ats, la bisque dea estauila del halen en cuss
SS r— ==
« lanaturaleza del elato en tanto que ajstoriodOTIBP tiene unaitina pi
sina, toda pelicula tiene un itm plano, y ls héroes pueden seguir vivos
en la imaginacién del espectador. cc
Seutin esta concepcién, heredada de|Laffay el elato se opone al «mun:
do realy, Mets no exits las razones par las gue afta que Eo Hens
‘inicio y fina, Sin entrar en une wana disausion metatses,podemon no
obstante, aad esta observacién, que neste parecer completa su ase,
rr —r—“———_—SC*—C“=s$§®h
nas horas extraidas dela vida de un hombre, lt omaniaagin desta dues,
Cidn obedece a on orden, que supone al menos an stode petide yo
finaly que efciimente abate la exganiaciOn de nuest haa ea
‘Ail en uno de ls epsodios de Past (Roberta Rossi, 1946) alst-
nos al eneuentrodeun hombre y una mujer en Florencia todavia ceva
or Tos alemanes y por grupos fascists. Elia busena su prometido, os jlo
deta resistencia, Hl tata de teuiese con su mujer hija Assivegos a ae
itinerario, que terminara cuando «al final, y por casualidad, la mujer sepa
Por un partisano herido que el que buscaba ha muerto» (Bazin, 1981:280),
Bsn waste de age bla URE Bip sin en abut
ae se trate de In enzega de on alragitanO ETE dela realidad, come
el célebreextcoafirmaria postriormente Si ela pureza de este ato vo
debe nada a los procesosclsics de eomposici (bid281), est lejos
a 0CULUL”———C————_—_
|
_ us punetum temporis que ba sida inmalza
iges sdideios ete af
tite que een gue natal enceny. LitaTaT ea
—-A finde cuentas siel rela eal emlindo real» es
; “aindo real» es porque forma
un fodo («lo que tiene in principio, una initad
A&B aue cofncide con el fexio filmico concebida
“Gazo[.] actuaianda, efeativay. Asi pues, para Metz —y comiene oe
eee pnt
12. Bl reloto es uno sien TT Fy
Todo relato pone en juego dos temporalidades; yor una parte, dete
‘sasa-natrada: por otra parte, dpegutedasivedel acto narrativo.en sir Smee
‘eta, conviene pues, distinguir la esuessign ms 0 ienos eromTagic
los acontecimientos» y «la secuncia de significantes que el usuarios
Seip Lem error: enpo de sus, pave un to ett ere
‘bade sin, paren Telia Gnewtogrticon.Voleremior a ets telco:
nes temporales en el capitulo 5.
Dentro de esta perspectiva, en ta que «ana de las funciones de! el
consisteen transformar tn tiempo en otto tiempe|..J, el relato se deine
suede a descripcin (que transformia-oirespeaionomonssiempa), si come
dela imagen (UE tanetormesmaspasioanotemeapaci)y Y hlclz tecnrne
al refato einématogritico para ilustrar estas tres posiblidades
E1(plano) asta
Giant
cesivos de eta ex
inuévil de una extensidn desértica es una imagen
io —~ significante-espacig}; varios «planos» paicisleey su
iensiGn desértica constituyen una descripeidn (ss
ificante-tiempgy, varios eplanosn sueesTVOr de una.
en movimento en ina eiemsten Te Tot
jeséifica forman una narracion lamang
“Nempo —igniteantetiempo-— ae
Dichos ejemplos arrojan las siguientes conclusiones
8) Elrelato, en el sentido amplio, como texto, puede contener enclaves,
descripciones, que no son wnarraciones». puesto que no satisfacen el ov
io de doble temporalidad, Ese estatuto tan particular de las deseripcione
se caplica por eT hecho dé que, a la vez, {oman tiempa al relato («su gn
ante estd temporalizadon) y, no obstante, s6lo-son vélidas para el espacio
En el relato hay, pues, a incidn (Vanoye, 1989:80-116),
b) Esta temporatizacién del significant, que reine narracién y descrip.
cin en una categoria comiin, Jas opone a 1a mame, que es instantines,
i esta observacién puede
Mos preguntar ci
aplicarse perfectamente a la fotografia, nos podei
MO po-28 FL RELATD CINEMATOORARICO,
dria extenderse al ejemplo cinematogrifico citado por Metz (el plano del
desierto). gNo serd que la percepcién de una imagen tal —como la
descripciéa— requiere cierta duracién de visién, inscrita también en el si
nificante? Ciertamente, contesta Metz, pero iio impone un recorrido visual
seguin un orden tinico y obligado. ;Qué pasatia si, de golpe, un hombre atra:
vesaura esa extension desértica? ;Apareceria la narraciOn en ese instante?
semidlogo no contempla esta hip6s Con-
fentémonos con anotar que, para él, en el cine pueden existir momentos
que estan mas acd del relato como actividad.
13, Toda arracién es ux discus
En Met li nosdn de dscurso pete opone, como en Lata, lela
fo al mundo real. En tanto que, para el semidlogo, nadie profiere e! mundo
seal Ja narracin es un dscurg (en esta ocasidn en un sentido mac eancn
oe eee on seu cinéma), es deci, una geri de enunciades*
\Glcbson} 196, cup rumimwrementammemeeeseieensnisin:
To eval no quiere decir que todo dRtuso TENE econo ates
sumentar, demostra,ensenar ee
Por otra parte, el flato no slo serfa un objeto que tiene una existenia
fuera de nosotros, También seta un obiioniferide por ula sss
Harradora», equivalente al «gran imaginadorm de Laffay. Para Negar a este
conclusin, eiformente— parte de la primera impresion
del consumidor del relato, que percibe, de entrada, que alguien relata algo
«Dado que se habla, es necesario que alguien hablen. Como esta instancia
relatora ¢8 «necesariamente percibiday en todo relalo, también esta wnes
cesariamente presente». En cierto modo, queda, pues, verifieado que la
Supuesta equivalencia entre la percepcidn del gran imaginador y su-exs.
‘fencia como susie de-la enunciacién reposa sobre la idea de un cireus,
t0.de a comunicacién, drectamente heredado de Jakobson, en el que todo
‘“Gmensa}eTOMTICaTS por un emisor scodificado por su
ceptor,
14, La percepeién del relato «irrealiza» ti cosa narrada
er cel relato wirreatizan
adic profiere lo «real», ¢ fortiori «nadie relata nunca historias», Es
lecit, a partir del momento en que trato con un relat, ie
‘ad, Evidentemente, existen novelas o peliculas extraidas de historias ver.
Taderas, pero el espectador, seguin Metz, io las confunde jamds con la re
Yoresti taser Se $ ya ceure
Cin ¥ asta 29
Lios0, UDR EL AEA DE
Kennedy es,'a la vez, situarlo como finalizado, al margen de su presente
Comentar una etapa del Tour de Francia en la television, es situarla lejos
desi, en otro universo, en otro lugar. Tambiémes crear una tapografia im
[Besesipeinj ce os
15, Un relatos an conjunto de aconeimientas Oe eer
‘Una vez mits, Metz considera el relato en su conjunto como vn diseurso_
ado, en el que el acontecimiento es la wunidad fundamental» Cuance
{ratamos de resumir una novela, queda claro que, independientemente de.
como lo hagamos, las palabras no bastan: hacen falta una serie de propo-
sislones que formes frases mis 0 menos complejas. Partiendo de esta
consiatacién, ¢influido por los andiss de Pronp, Greimas|tvt-Stese
Bremond j{Todorov| Metz se ve abligado a demostrar que teimagen cine?
matogrifica corresponde més a un enuacigdiggue-wempalabees 1.1 posi
Villdad de pensar cualgui —ya sea una novela, una pelicula o un
ballet— en términos de e define la narratividad como tal y Beit
No obstaite, no hay que tomar el parecido entre
“bs plan y el madelolingustico al pie de ta ltra, Metz no dice que un ola,
o.es-us-eauncindo, como a veces se le hace alimar, ino que wee peer
més a un enunciad’ que a una palabran.
Considerancdo los cinco eriteris que acabamos de exponer, logramos,
bracias @ Metz, Ia sguicnte defiiein- relato es «un discurso cert DSF
ue viene a irrealizar una secuencia temporal de acontecimiaitasn
Retrocedamos, pues, y podremos caracterizar la originalidad det plan-
tcamiento de Metz de la manera siguiente:
a) La cuestién del fundamenio epistémolbgico es 1o que guia su pro-
blemitica. En realidad, se trata de explicar. das i
4 ponerse en tela de juicio en su articulo de 1966:
—el relato existe, ¢s econocido como tal por su «consumidors; suscita
luna eigppyesion de narratividads;
~s pelicula pertenece a Ia categoria de los relatos, aunque la imagen
se pueda situar antes de esta
'b) Su definici6n esta jerarquizada:
—lo que cuenta en primer lugar es su oposicién a la realidad, cuya re-
sultante sel estatuto, un tanto particular, de la imagen, Bspecialmente en
Virtud de esta oposicién, sc piensa el relato ala vez como texto cerrado 9
come’ discurso;
De Te SerebGR Franck eR
igs que no vuelven