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CONTENIDO

COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS


Serie Socioeconómica

Prólogo: Amitai Etzioni............................................................................... 9

Presentación ............................................................................................... [5

1. Introducción........................................................................................ 17

2. Economía y sociología........................................................................ 21
H
2.1. Instrumentos y fines............................................................... 21
2.2. La valoración de los fines y las consecuencias ...................... 28

©José Pérez Adán, i 997 3. La so ció economía ............................................................................. 39


© Amltai Etzioni, para el prólogo, 1997
3.1. Orígenes..................................................................., ............ 39
© Editorial Trotta, S.A., 1997 3.2. La aportación de A. Etzioni y otros pensadores .... ...............44
Sagasta, 33. 28004 Madrid
3-3. Crítica a la economía neoclásica.............................................. 51
Teléfono: 593 90 40
Fox: 593 91 11
4. Las políticas socioeconómicas ........................................................... 59
Diseño
Joaquín Ge' egc 4.1. El trabajo y su centralídad........................................................ 59
4.1.1. El trabajo en el período helénico........................... 63
ISBN: 84-81644 34-0
Depósito Legal: VA-14/97 4.1.2. El trabajo en la civilización romana ..................... 64
4.1.3. El trabajo y el cristianismo ................................... 65
Impiesio." 4.1.4. El trabajo y el capitalismo .................................... 66
Simancas Ediciones, S A.
Pa'. Ir.d Ser Cris¡óbci!
4.1.5. Valor y trabajo ...................................................... 67
(.'./ Estaño, nnr<;c!a 152 4.1.6. Los clásicos........................................................... 70
4/012 Valladolid 4.1.7. Los neoclásicos ..................................................... 70

7
SOCIOECONOMÍA

4.1.8. Marx ............................................................. 71


4.3.8. Et trabajo y los inicios de ía sociología.... 73
4.2. F.l ejercicio del poder. El comunitarismo .................... 77
4.3. La sociedad civil .......................................................... 87
PROLOGO
5. Principales temas de la socioeconomía actual ........................ 93
5.1. El medio ambiente ....................................................... 93
5.2. La co-responsabilidad social: el paro, el desarro-
llo, la deuda.................................................................. 103

6. El futuro de la socioeconomía ................................................. 111

Bibliografía..................................................................................... 117

índice de materias........................................................................... 119

Un remedio sugerido para hacer frente a las considerables difi-


cultades que encuentran los estudios de economía neoclásica,
consiste en buscar amparo en ciencias sociales hermanas, que
puedan proporcionar argumentos más «realistas» a cerca de la
motivación y las instituciones humanas. Podríamos explicar esta
estrategia como un intento de resucitar los tradicionales campos
de la economía política o de la economía institucional. Sin em-
bargo, al pasar los años, estos términos han ido adquiriendo
significados especializados, ajenos para todo aquel que pide una
inyección de nuevos argumentos psicológicos y sociológicos en
el estudio del comportamiento económico.
Por todo ello se está desarrollando una nueva disciplina que
une los estudios sobre economía con otras ciencias sociales,
bajo el nombre de «socioeconomía» («ni Samuelson ni Marx»,
como alguien apuntó). De hecho, esta nueva concepción encuentra
muy diversas propuestas, provenientes del trabajo de numero-
sos grupos de estudiosos en todo el mundo. Pese a las dife-
rencias en cuanto a orientación conceptual, podemos decir que
todos estos grupos comparten ciertas premisas. A saber: 1. las
personas no son entendidas como seres calculadores, caracteri-
zables por su racionalismo, sangre fría y propio interés; 2. la
modificación del argumento de racionalidad; 3. la imbricación
societal del mercado, y el consecuente papel en él de las insti-
tuciones y e! poder político, y 4. el incremento de elementos

9
SOCIOECONOMIA PRÓLOGO

empírico-inductivos en el estudio del comportamiento econó- parte, esta teoría es debida al miedo a que la mutabilidad de las
mico. preferencias humanas signifique su manipulación, lo que supon-
Con cierta rotundidad he de decir que me parece que el estu- dría echar por tierra la noción de la soberanía del consumidor y
dio de los factores que están diseñando las preferencias huma- el preciado argumento de la autonomía del individuo. El punto
nas se va a revelar, en un futuro cercano, como el fundamento de partida neoclásico se revela como falaz cuando se observa
más fértil para el desarrollo de la investigación socio-económi- que se apoya en el argumento de que si su teoría está libre de
ca. Los economistas neoclásicos una y otra vez asumen que las manipulación, entonces también el mundo real lo estará. Una
preferencias son estables. De aquí que, si el comportamiento ha vez se desvele la imposibilidad de cortar el mundo al patrón de
variado entre dos puntos en el tiempo (recordemos que suelen una teoría, la resistencia a la apertura de preferencias —barrera
trabajar con estadística comparativa, no con procesos de cam- para la colaboración entre los estudios económicos y las otras
bio) se asume, por lo general, que el cambio tiene que ser debido ciencias sociales— se reducirá.
a cambios en las «fuerzas determinantes», no en las preferen- Otro punto de fricción entre los estudios económicos neo-
cias. El nuevo paradigma socio-económico pone en entredicho clásicos y las ciencias sociales hermanas está constituido por el
este argumento, aunque es consciente de que los factores que argumento de racionalidad. Los economistas neoclásicos puros
causan cambios en las preferencias, encuentran numerosas hi- todavía sostienen que los individuos son (o diríamos que para
pótesis en los estudios de psicología, sociología, antropología y ellos es productivo decir que son) racionales, maximizadores
ciencia política y, por tanto, asume las dificultades propias de de lo que les es útil; y que si la gente actúa de un modo no
tal multidisciplinaridad. racional, su comportamiento es ilegal, y por tanto no puede ser
Estas dificultades podríamos resumirías en tres puntos. Pri- estudiado. En este estado de cosas, o se asume la racionalidad o
meramente, las ciencias sociales implicadas se encuentran alta- se abandona el campo de la ciencia. Desde la década de 1840,
mente determinadas y contestadas. Hay demasiados factores los sociólogos han mostrado, sin embargo, la capacidad de aná-
objeto de consideración y no existe ni siquiera una lista de estos lisis y explicación sistemáticas que poseen los observadores cien-
factores consensuada entre los estudiosos. Una lista superelabo- tíficos al investigar el comportamiento no racional de los indivi-
rada comprendería las características de los líderes sociales, las duos que se encuentran bajo estudio científico.
características físicas y sociales de los miembros, la substanti- Así, aunque se han apuntado propuestas para acortar la dis-
vidad de los valores en cuestión y su dinamismo interno, el nivel tancia entre los estudios de economía neoclásica y otras ciencias
de legitimación de instituciones sociales establecidas, el efecto de sociales, lo que se necesita es una teoría de la toma de decisiones
grupos cross-entting, y muchos otros. Sólo se podrá esperar un que reconozca que la selección de medios, no simplemente de
progreso significativo cuando los científicos acuerden, como nietas, se encuentra profundamente afectada por emociones y
una primera aproximación, centrarse en una lista de factores valores, y no sólo por un medido cálculo racional del interés
más reducida y concéntrica. En segundo lugar, muchos de los propio. Por eso, el papel de ¡os cambios de preferencias, de las
factores implicados son difícilmente operacionales (por ejemplo, emociones y de los valores, concierne a los meta-argumentos
las emociones). Y, finalmente, en tercer lugar, las correlaciones y conceptos centrales de la socioeconomía, y también al estu-
entre los estados mentales de los sujetos y su comportamiento dio del comportamiento micro (individual). Esto queda bien ilus-
han demostrado ser bastante pobres. Recientemente, sin em- trado por la manera en la que los mercados son entendidos.
bargo, estas dificultades han sido reducidas y se ha dado cierto Los economistas neoclásicos tienden a asumir que el mer-
progreso en el desarrollo de varias mediciones. cado es básicamente autoregulador. Esta noción está profun-
Pese a estas dificultades, queda clara la debilidad del argu- damente enraizada, volviendo en el tiempo hasta el famoso ar-
mento neoclásico de que las preferencias se mantienen fijas. En gumento de Adam Smith, por el que, siguiendo la división del

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SOCIOECONOMÍA PRÓLOGO

trabajo, la gente traba intercambios por propio interés, no por debería surgir ninguna dificultad a la aparición de otra discipli-
benevolencia. Un economista neoclásico puede reconocer que na intersticial en el escenario académico. Sin embargo existen
los valores de una sociedad y su gobierno son necesarios para algunas razones que hacen pensar que el interés en la socioeco-
el funcionamiento del mercado, pero el paradigma neoclásico nomía tiene un alcance mayor que el mero desarrollo curricu-
no estudia las condiciones específicas bajo las cuales el sistema lar. Una de esas razones apuntaría a la considerable decepción
político y ético protege el mercado. que se experimenta en el sector privado con respecto a cómo se
Un argumento central de la socioeconomía es que toda econo- articulan los Masters en Dirección de Empresas, y a la creciente
mía se halla imbricada en una sociedad, portadora de insti- demanda para que los futuros ejecutivos reciban una formación
tuciones éticas y políticas específicas. Sus atributos específicos más amplia. Es cierto que el presente curriculum de las escuelas
determinan a ambas, tanto si a las fuerzas del mercado se les de negocios incluye algunas clases de psicología y algunas me-
ha otorgado suficiente maniobrabilidad para que la economía nos de sociología de las organizaciones o de ciencia política. Sin
sea capaz de florecer (por ejemplo, a través de la legitimación del embargo, muchas escuelas de negocios se encuentran todavía
comercio y la contratación), como si contienen fuerzas opuestas dominadas por la concepción económica neoclásica, por acerca-
al mercado. Estas fuerzas no emanan sólo del campo socio-polí- mientos formalistas y altamente cuantitativos, y por la carencia de
tico, sino que son generadas también por poderosos actores un esquema conceptual integrado del trabajo de las empresas,
económicos que utilizan tanto medios intraeconómicos (manejo mercados y economías. La socioeconomía tiene un gran papel
predatorio de los precios para bloquear la entrada de nuevos en este sentido, una vez haya desarrollado su esquema concep-
competidores) como políticos (creación de lobbies que operan tual, de modo que sea capaz de suministrar el tan necesitado
sobre tarifas, cuotas y exenciones de impuestos), violando la con- marco equilibrado e intregrador. Por eso pensamos que la socio-
fianza que se encuentra en la raíz de toda transacción. Se ve así economía tiene aplicaciones prácticas inmediatas.
que la habilidad del mercado para funcionar «automáticamen- Por otro lado, es el sector público el que normalmente se
te» está controlada por la habilidad que la cápsula social tiene ocupa de ía «economía política». Ésta supone un gran volumen de
para proteger el mercado de tales fuerzas. El estudio del en- operaciones, que comprende desde el desarrollo económico
torno social del mercado es intrínseco al estudio del mercado del Tercer Mundo o la reindustrialización de Occidente, hasta
mismo. el control de la educación o los cambios en las instituciones
En otro orden de cosas observamos que, desgraciadamente, que proporcionan servicios sanitarios. Es lógico que en tal sec-
los estudios económicos neoclásicos han ido volviéndose cada tor exista una necesidad de analistas sociales y de evaluadores,
vez más deductivos, mientras que las otras ciencias sociales han capaces de combinar el examen de fuerzas económicas con el
tendido a ser más inductivas. Un acercamiento combinado de estudio de fuerzas de otros elementos sociales. Resumiendo, pode-
las ciencias sociales puede servir en ía actual coyuntura para mos decir que estamos asistiendo a una imperiosa demanda
restaurar el equilibrio en el estudio del comportamiento eco- de investigación socio-económica; y, ante una demanda de so-
nómico de las sociedades modernas. En este momento, los psi- cioeconomía tan evidente, ¿puede la oferta quedarse rezagada?
cólogos, que llevan a cabo experimentos de laboratorio y de
campo, y los sociólogos, que utilizan encuestas sobre las actitu- AMITAI KTZIONI
des, están intensificando los elementos inductivos en el estudio
del comportamiento económico. Ello ayudará de nuevo a poner
en estrecha relación la ciencia económica en sí con la realidad
circundante, como reclama el paradigma socio-económico.
Por último, querría apuntar que en principio pienso que no

12 13
PRESENTACIÓN

Este librito debe mucho a mucha gente. El texto ha sido revisa-


do, gracias a una impagable labor que nunca podré agradecer
bastante, por varios amigos y colegas de los que se han recibido
críticas, sugerencias y correcciones que han enriquecido el con-
tenido de estas páginas. El autor ha quedado particularmente en
deuda por este cometido con los profesores Manuel Artal, Pablo
García y Antonio Lucas, de los que, además de colega, tiene la
inmensa suerte de ser también amigo.
Querría asimismo, manifestar expresamente mi agradecimiento
a otros; especialmente a aquellos que pueden ignorar lo que les
debo en la confección de esta obra. Ahí están: Amitai, Beat, Frede-
rick, Inmaculada, Jesús, Ramón, Richard, Rosario, Tato y los
alumnos del seminario de Socioeconomía desde que empezó a
impartirse en 1992 dentro del programa de doctorado del De-
partamento de Sociología de la Universidad de Valencia.
A todos, muchas gracias.

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1
INTRODUCCIÓN

La socioeconomía se presenta para muchos como una de las


novedades intelectuales más importante aparecidas en los úl-
timos años y, sin duda, una de las de más relevancia política.
La constatación del excesivo formalismo en que ha discurrido el
discurso económico estándar o dominante ha tenido como re-
sultado la proliferación de propuestas de reforma e, incluso, la
presentación de paradigmas alternativos a lo que se considera
ortodoxia económica. El auge actual de la socioeconomía debe
mucho, ciertamente, a esa vocación de paradigma alternativo
de la que se ha dotado desde el inicio. Lo que esta nueva pers-
pectiva pretende es reconducir la ciencia económica al seno del
contexto social y moral que la vio nacer, con una formulación
rigurosa de los criterios de racionalidad o coherencia interna en
vista de los fines que se persiguen: la justicia, la solidaridad, y la
felicidad globales, y no solamente la maximización de una uti-
lidad llamada interés propio.
Algunos socioeconomistas, principalmente en ios Estados
Unidos, han iniciado una plataforma de acción solidaria —The
Comunitarias Network— para llevar a la práctica desde la base
propuestas operativas del modelo socioeconómico. Esto pone
de manifiesto también que la socioeconomía nace con una fina-
lidad operativa y que no se contenta con planteamientos exclu-
sivamente teóricos o académicos.
Aunque la Sociedad Mundial de Socioeconomía (SASE) fue

17
SOCIOECONOMIA INTRODUCCIÓN

fundada por Amitai Etzioni en Harvard en 1989, sus premisas y 1. Promover una mayor comprensión del comportamiento
desarrollo ideológico no han tenido todavía mucha repercusión económico y sobre todo de los mecanismos de decisión a través
en el mundo de habla castellana. Este libro intenta llenar esa de una amplía y variada selección de disciplinas académicas.
laguna iniciando un debate sobre temas socioeconómicos que 2. Promover el estudio y la investigación de las implicacio-
esperamos tenga repercusiones tanto en la reelaboración de los nes políticas y culturales que se derivan de un entendimiento
nuevos planes de estudio de las facultades de ciencias econó- pluricontextual (social, psicológico, histórico, filosófico y ético)
micas, como en el debate científico a través de congresos y pu- del comportamiento económico dentro de comunidades.
blicaciones. 3. Servir de vehículo de intercambio de ideas y experien-
El Capítulo Español de la Sociedad Mundial de Socioeco- cias a nivel global.
nomía (SASECE) fue oficialmente reconocido en el sexto Con-
greso Mundial de Socioeconomía, celebrado en París en 1994, y Un resumen de lo que significa este nuevo paradigma, diría,
ya organizó sesiones propias en el octavo Congreso, celebrado en primer lugar, que la socioeconomía asume que la econo-
en Ginebra, en 1996. A SASECE pertenecen, en el momento de mía está inmersa en la realidad social y cultural y que no es un
escribir estas líneas, profesores de 18 universidades distintas sistema cerrado y autocontenido. Después recalcaría que los
del Estado español, principalmente de las áreas de conocimien- intereses que generan comportamientos competitivos no son ne-
to de economía, sociología y derecho. cesariamente complementarios y armónicos. La socioeconomía
asume también que los mecanismos de decisión que usan los
individuos están influenciados por valores, emociones, juicios y
ORGANIZACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL prejuicios, así como por afinidades culturales y otros condi-
DE LA SOCIOECONOMÍA cionamientos, y no simplemente por un preciso cálculo del pro-
pio interés. En este sentido, no se presupone la consideración de
La Sociedad para el Avance de la Socieconomía (SASE) está pre- que los sujetos económicos actúan siempre racionalmente o que
sente en más de 30 países. Además de con su fundador, Amitai están motivados principalmente por el propio interés o por el
Etzioni, cuenta entre sus miembros de honor con algunos de los placer.
más prestigiosos economistas y sociólogos del mundo, cual es el
Metodológicamente la socioeconomía valora de igual forma
caso del recientemente desaparecido K. Boulding, y de A. Hirch-
los mecanismos inductivos y deductivos, de ahí que la socioeco-
man, J. Galbraith, A. Sen, y H. Simón por un lado, y de P. Bordíeu,
nomía pretenda ser al mismo tiempo una ciencia descriptiva
M. Douglas, y N. Smelser por otro. La sede central de la SASE está
y normativa. En palabras de Etzioni, «queremos conocer la reali-
en: University of New México, Onate Hall, Alburquerque, New
dad para contribuir a su mejora».
México 87131, Hstados Unidos.
No tienen los socioeconomistas un exclusivo interés en cri-
En Valencia tiene su sede la secretaría del Capítulo Español de
la SASE (SASECE). Entre sus objetivos están: a) favorecer un análisis ticar a la economía neoclásica en su fundamentación y aplica-
pluridisciplinar dentro del dominio de las ciencias sociales, b) promo- ciones, pero sí que pretenden desarrollar modelos alternativos
ver el desarrollo de la socioeconomía en y desde España, y c) favorecer que sean a la vez ejemplares, predictivos y moralmente justifica-
intercambios intelectuales entre los que trabajan en temas afines a bles. La socioeconomía, por último, no implica ningún compro-
la socioeconomía. La dirección de contacto es: SASECE. Departa- miso ideológico y está abierta a una gran variedad de posiciones
mento de Sociología. Campus de Tarongers. 46022 Valencia. que contemplan el comportamiento económico como lugar de
acción de la totalidad de la persona y de todas las facetas de la
Los propósitos que figuran en el ideario de la Sociedad Mundial sociedad. En este contexto, no debemos confundir a la socioeco-
nomía con un «ismo» más: no se trata de una rcrcera vía. Las
de Socioeconomía son:

18 19
SOCIOECONOMIA

pretensiones de legitimación de esta nueva perspectiva son ex-


clusivamente académicas.
Las páginas que conforman esta obra pretenden presentar
un resumen razonado de los fundamentos intelectuales de la so-
cioeconomía de la manera más clara y sucinta posible. Para ello, 2
se lia evitado utilizar un tono demasiado académico reduciendo ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA
las referencias al mínimo indispensable y despejando el texto de
citas a pie de página.
Somos conscientes de que esta publicación trae por primera
vez al mundo de habla castellana un debate académico que va a
llevar a cabo, como ya lo está haciendo en otros países, profun-
das revisiones en la formulación de las premisas del discurso
económico vigente. Por eso esperamos que lo que manifestamos
aquí sirva para hacerse una idea certera de lo que representa la
socioeconomía en el debate ideológico contemporáneo. El libro
va dirigido, particularmente, a estudiantes y profesores de cien- 2.1. Instrumentos y fines
cias sociales, aunque por razón de la pluridisciplinaridad de la
socioeconomía, el texto lia sido escrito con ánimo de que pueda Situémonos en el contexto ideológico de la ilustración para apre-
ser útil a toda la comunidad académica en su conjunto. Expresa- ciar, en una época de indudable efervescencia cultural, la nove-
mos, por último, nuestro deseo de que esta aportación anime a dad que representa el asentamiento definitivo con carta de legiti-
muchos potenciales sociocconomistas a poner por escrito sus midad de las nuevas ciencias sociales. La aparición de la economía
pensamientos y así se rellene esta laguna ideológica en la lite- en la Inglaterra victoriana como área de trabajo e investigación
ratura económica y sociológica reciente de nuestro entorno cul- independiente, motivó un dilema interesante sobre su etiqueta-
tural. do. En principio, la nueva disciplina tenía que ser adjudicada a
quienes, por fuerza del carácter novedoso de la misma, provenían
de campos afines. El debate se centraba en si la pujante ciencia
económica era patrimonio de los sociólogos, como defendía Com-
te, o más bien de los que se dedicaban a la política económica, que
no eran, de nuevo en opinión de Comte, más que unos pseudo-
metafísicos y, por tanto, culpables del marasmo social que la nueva
ciencia intentaba solucionar. Las discusiones sobre este punto
ganaron protagonismo en el entorno ideológico heredero de la
pujanza intelectual del autor de La riqueza de ¡as naciones. Es
ahí donde, paulatinamente, Mili, Cairnes, Marshall y J. M. Keynes
ganaron la batalla por la autonomía de la ciencia económica.
Los nuevos expertos pronto denunciaron cualquier intento de
imperialismo intelectual por parte de una mega-ciencia, que, como
la sociología, podría dedicarse, en opinión de la mayoría de ellos,
a cualquier cosa que quisiese menos al estudio de la economía.

20 21
SOCIOECONOMIA ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

Esta separación o delimitación inicial de campos y de áreas cho de que la adquisición de la carta de naturaleza científica
de conocimiento e investigación entre sociología y economía tiene haya obsesionado tanto a la disciplina económica, hace necesa-
bastante que ver, a nuestro juicio, con el estado en que ha deve- rio defender hoy una reformulación de sus modos y operaciones
nido la ciencia económica al cabo de sus dos siglos de existen- en forma de cura de humildad centrada en la reconducción de la
cia. En este tiempo la transformación de la disciplina ha sido más economía a la función que la vio nacer, esto es: a tratar de ga-
que notable. En gran medida, esta transformación ha sido debi- rantizar el futuro bienestar sobre la base de la racionalidad de
da a un gradual y efectivo viraje desde posiciones que podría- las políticas y de los comportamientos presentes.
mos llamar de marco, globalizantes e interdisciplinares, a posi- El que la ciencia económica esté en un período de crisis de
ciones más especializadas y excluyentes desde el punto de vista confianza y de ulterior legitimación social de acuerdo con los
de la relación con otras ciencias, y, principalmente, el resto de resultados finales de las diferentes políticas económicas hoy en
las ciencias sociales. El cambio de posición de la economía en vigor, no quiere decir que estemos pasando por un período de
este sentido ha sido llamativo, sobre todo si nos fijamos en los sequía intelectual entre los que se dedican a proponer distintas
orígenes de la disciplina. No nos equivocamos si decimos que la soluciones a los problemas que plantea la consecución de un
economía, en sus dos siglos de existencia, ha pasado de ser con- bienestar generalizado. Más bien, al contrario, nos encontra-
siderada hija de la moral a ser nieta de las matemáticas. mos con una pluralidad y riqueza de opciones que por lo que
En esta transformación ha tenido mucho que ver el status de respecta a la problemática medioambiental, por ejemplo, pie-
respetabilidad que ha adquirido la economía y la importancia dra basal por otra parte del argumento socioeconómico, supo-
que su estudio tiene en las sociedades contemporáneas. Esta nen una multiplicidad de recetas y propuestas de solución bastante
consolidación como disciplina hegemónica en diferentes foros diversas. La crisis de la economía actual no es de estanca-
internacionales, en la política, y por supuesto en las universi- miento intelectual sino de legitimación social. Pero, volvamos
dades, ha producido también sus lacras y disfunciones. La cien- al siglo XIX.
cia económica, como disciplina autónoma y de singular rele- El resultado inicial de la separación académica entre las ciencias
vancia, está hoy pasando por una crisis de crecimiento acelerado sociales de marco o de amplio espectro y la economía, fue que la
que la ha separado mucho de sus características iniciales: las que sociología se retiró del campo de operación de la nueva discipli-
acuñó en la época clásica fundamentalmente Adam Smith. No na y tuvo que ceñirse al estudio de temas, que podríamos llamar
es de extrañar, por tanto, que algunos economistas sientan cier- sobrantes o sin dueño, como la familia, la pobreza, y la educa-
ta frustración al observar que las expectativas crecientes que la ción. A la larga esta separación iba a provocar dificultades para
sociedad pone en la capacidad de la economía para predecir ambas disciplinas, y, en concreto para la economía, las que aca-
y solucionar problemas sociales, chocan con la realidad de bamos de apuntar.
la recesión, el aumento de la desigualdad, o la perpetuación La inicial delimitación de campos fue también posible, sin
de la pobreza. Algunos economistas confiesan que el rigor en la duda, porque la sociología de principios del siglo XIX adolecía
presentación de las elucidaciones que se formulan está cobran- de calidad científica en cuanto a los instrumentos metodológi-
do más relevancia que las implicaciones y resultados sociales de cos que utilizaba, una calidad que no se recobraría hasta la lle-
esas elucidaciones, lo que origina un manifiesto exceso de for- gada de Durkheim y Weber en Europa y de Cooley, Summer y
malización. Otros postulan que la economía debe de proponer- Ward en América. No existía tampoco acuerdo general entre los
se prioridades diferentes y reformular conceptos básicos como sociólogos sobre el objeto específico de la sociología. Unos (ini-
el de bienestar, arbitrar otros métodos para la medida de la ri- cialmente Ward y Small, en América) todavía defendían que la
queza, y reformular las mismas pretensiones de objetivación. misión de la sociología era coordinar todas las ciencias sociales,
Para muchos economistas de la talla de Galbraith y Sen, el he- incluyendo la economía. Otros (Giddings), apostaban porque la

22 23
SOCIOECONOMIA ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

sociología estudiara los mismos fenómenos que la economía Toseph Schumpeter. Schumpeter defiende que ciertos importan-
política, pero desde diferente perspectiva. Finalmente, otros tes temas de teoría económica no pueden ser adecuadamente
defendían la tesis de los ya referidos campos sobrantes o sin tratados desde una perspectiva y con un análisis, típica o exclu-
dueño. No es extraño, pues, que algunos opinasen que la socio- sivamente, económicos. Hace falta un marco de operatividad
logía de principios del siglo XIX era más un movimiento que una más amplio. Algo en lo que Schumpeter coincide con Simiand
disciplina intelectual. Fue mala suerte para la economía que {el dinero es una realidad social) y otros franceses relacionados
ésta tuviese que desarrollarse y legitimarse social y académica- con los Anales Sociológicos, y con Mannheim para quien una
mente en este contexto. planificación exclusivamente económica puede llevar a desas-
La paulatina consolidación de la sociología no la separa, tres sociales.
sin embargo, de la economía, y el tira y afloja por la soberanía
intelectual sobre lo que algunos economistas consideran de do-
DOS PARADIGMAS CLÁSICOS
minio exclusivo de la ciencia económica va a continuar hasta
nuestros días. Así, la aportación de los sociólogos clásicos se Humo oeconomicus llamo sociologicus
centra, en ese momento, en la introducción de hecho del con-
Actor individual Colectivo
cepto de sociología económica. En un trabajo publicado en 1904,
Max Weber es lo suficientemente serio como para distinguir Acción Libertad Condicionamientos
conceptualmente dentro de la economía social los hechos eco- Motivo Cálculo raciona! Sentimientos, valores
nómicos, de los fenómenos relevantes económicamente, y de los Ámbito Mercado Sociedad
fenómenos condicionados económicamente. Estos tres campos
Motor Decisiones múltiples Decisiones conectadas
no son, naturalmente, dominio absoluto de la ciencia econó-
mica, particularmente el tercero, y la sociología vuelve a tener Conceptos Analíticos, abstractos Empíricos, descriptivos
aquí un protagonismo académico específico. La sociología eco- Objetivo Predicción Descripción
nómica es adoptada por la sociología, pero con ciertas conno- Status científico Autosuficiente Autosuficiente
taciones beligerantes contra los economistas, a los que Weber
critica con casi las mismas palabras que Comte. Para Durkheim,
sin embargo, hay suficiente espacio para ambos, sociólogos y La estrecha relación sociología-economía es, por otro lado e
economistas: separando los fenómenos económicos, estrictamente inicialmentc, criticada en América. Allí, más que en cualquier
hablando, de otros fenómenos sociales, se pueden delimitar campos otro sitio, la formulación de paradigmas alternativos —el homo
y, al mismo tiempo, establecer líneas de cooperación que pare- oeconomicus y el homo sociologicus— a que da lugar la aporta-
cen necesarias. ción de los teóricos del análisis de organizaciones como Taylor
La punta de lanza que representan las contribuciones de Weber y Maslow, hace reverdecer las discrepancias mutuas tal y como
y Durkheim en la tarea de aproximación interdisciplinar, es re- mostramos en el esquema precedente. Por el lado de los sociólo-
cogida por Simmel —La filosofía del dinero—, Pareto, quien gos, la primera Escuela de Chicago, que florece en los años veinte,
básicamente concibió a la sociología y a la economía como cien- parece estar demasiado ofuscada con sentar las bases científicas
cias complementarias, y Veblen, que trató de dar a la economía de un tratamiento y un método propiamente sociológico como
una base sociológica estable. No obstante el prometedor relanza- para preocuparse de estrechar lazos con los economistas, quie-
miento a través de la sociología económica del hermanamiento nes, por otra parte, tampoco parecen muy proclives a ningún
entre sociología y economía, la idea no va a prosperar ni en acercamiento. Éste se produce, sin embargo, con las discusiones
Europa ni en América. Y esto, a pesar de la contribución de a que da lugar la introducción del concepto de sociedad indus-

24 25
SO CIO E C O N O M Í A ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

trial y tras la aparición de Economía y sociedad de Taicott Par- Cardoso y Raúl Prebísh es, por otra parte, claramente ejempli-
sons y Neil SmelserL En general, la obra de Parsons y Smelser, y fjcadora al reclamar una sociología de la economía internacio-
la de otros autores, como Karl Polanyi, trata de delimitar la eco- n nal. Así, junto a lo que podíamos llamar una sociología del mer-
nomía como un separado sistema social subordinado a la socie- cado mundial, estos modernos socio-economistas abogan por
dad en general, y de recíelar desde una perspectiva sociológica estudios sobre el mercado de trabajo a nivel supranacional (Berg).
las contribuciones teóricas de los economistas modernos. En cierto En este contexto es muy difícil marcar una última línea de sepa-
modo, se busca así un entronque con Weber con el objetivo con- ración entre economía y sociología.
feso de apuntalar la base científica de la sociología económica. La sociocconomía moderna es el resultado, en cierto modo,
La economía parecía encarrilada a acercarse de nuevo al área de de la búsqueda de ese maridaje anunciado entre sociología y
estudio de la sociología. economía. Este, sin embargo, no puede producirse de cualquier
A este hecho no ha sido ajena la corriente de pensamiento manera: la afinidad temática no es suficiente si no hay mutua
marxista y neomarxista que ha tenido indudable importancia en comprensión. Por eso, hay que desechar previamente tres con-
el estrechamiento de relaciones entre sociólogos y economistas. cepciones o aproximaciones erróneas. Por un lado, en primer
Ciertamente, como ha dicho Gouldner, a la sociología postclá- lugar, lo que Swedberg (1990) llama imperialismo económico,
sica hay que recriminarle el que se contentase, en muchas ins- es decir, el intento de maximizar el método de análisis econó-
tancias, con elucubrar sobre los «temas sin dueño» e ignorar a la mico por aplicación a todos los campos relevantes de las cien-
economía. En otro orden de cosas, podemos aseverar que no cias sociales. Este modo de acercamiento supondría la práctica
hay nada más común a la organización social y al sistema eco- desaparición de la sociología como ciencia empírica pues ésta
nómico que la estructura y dinámica de la propiedad. Así, el reclama para sí un método propio.
hecho de que una minoría detente la capacidad decisoria sobre Por otro lado, en segundo lugar, tendríamos que poner en
los medios de producción lleva al antagonismo social como re- cuestión el intento de los estmctural-individualistas en su deseo
acción ante el control de que es objeto la mayoría a través de la de proponer modelos a la investigación sociológica que han acep-
jerarquización, de la tecnificación o de la expansión burocráti- tado sin el necesario criticismo previo el método investigador y
ca. La estructura de la propiedad, la estructura social, las re- las concepciones de los economistas puros dejando de lado muy
laciones intergrupales, etc., son también conceptos económicos a menudo las consideraciones coyunturales de valoración estric-
reales. Separar, pues, sociología y economía, abogan marxianos tamente sociológica. Asimismo, y por otra parte, tendríamos que
y marxistas, no tiene sentido. rechazar a los que se mueven dentro de la perspectiva de la nueva
Esta ausencia de sentido se ve cada vez más claramente a política económica, que incorporan muchas racionalizaciones
medida que nos adentramos en el contexto moderno de la globa- económicas que no cuentan con el estudio de los condiciona-
lización y de la internacionalización de la economía: el hecho es mientos sociales y que por tanto desechan algo que tiene valor
que la situación política y social de entidades políticas concretas crítico y operativo. Parece que el verdadero y equilibrado acer-
está cada vez más profundamente influenciada por la economía camiento entre sociólogos y economistas ha de ser medido, gra-
internacional. La globalización añade complejidad, una nueva y dual y equidistante de extremismos. Los llamados imperialistas
más amplia conceptualización y, naturalmente, la necesidad economistas no pretenden realmente reformar la sociología, sino
de utilizar un mayor enfoque con acento social y totalista. La rechazarla; los estructural individualistas simplemente preten-
experiencia de economistas particularmente afectados por el im- den poner toda la sociología sobre cimientos nuevos y totalmen-
pacto de la internacionalización monetaria como Fernando te distintos; los defensores de la nueva política económica tienen
una perspectiva estrecha al basar todo en las relaciones entre
1. Economy and Society, Rourledgc, Lor.don, 1956. el sistema político y el económico.

26 27
ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA
SOCIOECONOMÍA

Por último, en tercer lugar, podríamos señalar a los racioeco- dos constantes referenciales: una espacial y otra relacional. La
nomistas, interesados en el análisis social para la acción eco- primera hace referencia a la globalidad e interconexión crecien-
nómica y defensores de la idea de la síntesis científica entre la te, o si se prefiere utilizar un término consagrado en el mundo
economía y la sociología. Quizá sean éstos los que más cons- anglosajón, a la perspectiva bolista. La socioeconomía denuncia
cientemente se han ido acercando al justo medio. Este justo medio aquí la incapacidad de la economía estándar de proporcionar un
está representado en nuestros días por una socioeconomía basa- criterio transnacíonal de bienestar. De hecho, la constatación de
da en el estudio sociológico de la economía y de las relaciones que la racionalidad de fines inherente al sistema de relaciones
económicas, estudio que, en su mayor parte, está por hacer. comerciales vigente no tiene otra salida lógica que apostar por
el crecimiento continuo, y esto, a la par que se constata empíri-
camente el paralelo aumento de la desigualdad, delata la incapa-
2.2. La valoración de los fines y ¡as consecuencias cidad de la economía estándar de medir el valor, o lo que es lo
Con todo, este recorrido visual por la historia de unas relacio- mismo: la imposibilidad de tener haremos de suficiencia o de
nes entre disciplinas afines, con ser interesante desde el punto crecimiento no monetarizable. Las desigualdades globales, pues,
de vista de la clarificación de conceptos, no nos muestra de ma- nos dan idea de la pobreza valorativa de los indicadores utili-
nera clara la naturaleza de los problemas que han impulsado el zados al centrar las referencias fundamentalmente en las dife-
desarrollo de la socioeconomía en la época más reciente. Para rencias de renta. Ciertamente la visión holista nos pone a todos
ver la necesidad de la socioeconomía con más nitidez, hemos de en carrera: una competencia por potenciar un tipo de valores,
considerar, no sólo la historia de las respectivas formas de alcan- que como ya denunció G. Myrclal, tienen un carácter acumu-
zar la autonomía académica por parte de la economía y de la lativo-adquisítivo y son monetarizables hasta la exponenciali-
sociología, sino, también, el fin moral que justifica su existencia dad. En esta carrera vale casi todo porque las regulaciones son
o las carencias sociales que motivan su necesidad. Esto es, como mínimas: no hay autoridad política transnacional capaz de ejer-
puede apreciarse a primera vista, una cuestión de valores. cer la protección de los colectivos débiles. Esta visión es, por
El desarrollo moderno de la socioeconomía se ha apoyado otro lado, la que tan bien ha utilizado la bioeconomía y, sobre
en un punto de partida crítico para con la economía ortodoxa todo, N. Georgescu-Roegen2, para subrayar las contradicciones
(estándar o neoclásica), y, sobre todo, con su fundamentación internas de un sistema que tiende a perpetuarse mediante la ex-
ética o, para ser más precisos, con sus criterios de racionalidad pansión en un mundo físico limitado.
de fines. Qué es lo que persigue el sujeto económico, qué lo que Por lo que se refiere a la constante relacional, vamos, prime-
cada uno perseguimos al producir e intercambiar, preguntas a ro, a situarnos en el contexto apropiado. Éste lo entendemos
las que la economía estándar podría contestar en dos términos formado por la suma de relaciones múltiples que continuamente
bien precisos: bienestar y utilidad, delimitan la línea divisoria se dan entre tres ámbitos: el entorno biofísico, o sea, los recur-
entre lo que para los socioeconomistas está caduco y obsoleto y, sos, materias y procesos naturales que posibilitan el sostenimiento
por tanto, en necesidad de revisión en el ordenamiento social, vital, y los productos iniciales en los procesos de transforma-
y lo que no lo está. La socioeconomía parte de la base de que la ción; el sistema de producción y consumo, que es lo que carac-
respuesta neoclásica a estas preguntas está equivocada. La crí- teriza a la sociedad industrial y a las transacciones económicas
tica apunta a denunciar el alejamiento de la economía moderna y comerciales que configuran el modelo capitalista moderno; y
de sus fines sociales y la consiguiente separación y alejamiento de el entorno cultural, conformado por unos valores y sistemas de
su propia justificación intrínseca.
Si nos planteamos cómo hemos llegado a esta situación de 2. Cr. The F.nlropy i.aw and ihe Ecommiic Procesa, Harvard Universirv Press,
Cambridi^, !S>" i.
inadecuación de la economía con la realidad, habrá que apuntar

28 29
SOCIOECONOMIA ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

creencia que, se supone, modelan estilos de vida y priman una economía, y con una larga tradición en filosofía. Por esto, cree-
serie de aspiraciones sociales determinadas. Las relaciones entre mos pertinente hacernos eco de las aportaciones de diferentes
estos tres ámbitos dan soporte a todo el sistema, lo que A. Hawley cosmovisiones para precisar a que nos referimos.
llama tecnoestructura, y lo dotan de su propia coherencia inter- El tema, como decimos, tiene rancia tradición, si bien los en-
na. Naturalmente, lo que acabamos de apuntar supone que la foques modernos son muy novedosos. La distinción entre razón
ciencia económica, que más propiamente está presente o hace especulativa y razón práctica se la debemos a Aristóteles. La ra-
referencia al sistema de producción y consumo, no puede reafir- zón práctica —¿qué puedo o debo hacer?, ¿de qué modo un
mar su autonomía hasta el punto de romper la mutua relación problema práctico recibe una solución racional? o ¿cuándo la
de dependencia entre los tres ámbitos referidos. Para la socioeco- solución dada puede ser considerada racional?— es la que aquí
nomfa, la economía estándar ha hecho precisamente eso. Y es nos interesa. La razón especulativa —¿cómo son las cosas?—
esta una de las razones principales por las que los planteamien- pertenece a un nivel de abstracción más propio de otras discipli-
tos economicistas priman unos fines (técnicos) sobre otros (so- nas aunque los sociólogos y los economistas no se desliguen de
ciales) para desmerecimiento de la ciencia económica hoy. ese nivel por completo.
Veamos algunas de las respuestas más señeras dadas en la
historia del pensamiento occidental a los problemas que plantea
PRINCIPALES INTERACCIONES SOCIOECONÓMICAS la delimitación entre racionalidad e irracionalidad. En concre-
to, repasemos brevemente la aportación de la Escolástica, del
utilitarismo, y del argumento deontológico o kantiano.
Para Tomás de Aquino, la racionalidad supone el conoci-
miento del bien del ser humano, es decir, su fin: la realización
perfecta de su humanidad. Por eso, el primer acto de raciona-
lidad consiste en descubrir la verdad sobre el significado último
de la existencia humana, de manera que podamos aplicar el cri-
terio de racionalidad a todo proceso discursivo que aproxima
a ese significado último, siendo irracional todo proceso discur-
sivo que separa o aleja ese fin. Muchas veces, la racionalidad o
irracionalidad de los procesos discursivos, habrá de juzgarse a
dos niveles; uno subjetivo, en la medida en que el sujeto discur-
sivo aplique las premisas lógicas para llegar a una conclusión
en un proceso mental presidido por la prudencia, es decir, bien
intencionado en vista del fin que se persigue y, por tanto, dando
resultados moralmente justificables; y otro objetivo, que se ve a
posteriori por el sujeto discursivo y que corresponde, en la medi-
¿De qué tipo de fines hablamos? Consideremos el tema de la da en que ese proceso mental ha conducido a acciones humanas,
racionalidad en las ciencias sociales para adentrarnos en el aná- al juicio de Dios.
lisis valorativo de los fines asumidos por la ciencia económica. Para David Hume, la racionalidad consiste, básicamente, en
La racionalidad es una cuestión de tremenda actualidad, la consecución del objetivo propuesto, y por lo que se refiere
multidisciplinar en sí misma, con una riqueza de perspectivas y a las conductas, en aquel modelo elaborado por la razón que en
enfoques, en continuo desarrollo tanto en sociología como en una situación dada se prevé como el más adecuado entre otros

30 31

■■''■ ■
SOCIOECONOMÍA
ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

modelos. La racionalidad es baremable por sus consecuencias día; se asume eme: a) los individuos están simultáneamente bajo
positivas y negativas contrapuestas según un balance de bienes y la influencia de sus preferencias o placeres y de sus conceptos
males previstos. En definitiva, la racionalidad o irracionalidad morales, entendiendo que ambos son reflejo del proceso de so-
de las operaciones intelectuales dependerá de qué solución en- cialización, y b) hay importantes diferencias en el modo en que
tre las varias posibles proporcione una mayor utilidad, medida cada uno de estos dos factores opera en diferentes contextos
como valor de las consecuencias y probabilidad de que éstas se históricos y sociales, y en diferentes individuos en el mismo con-
verifiquen si la solución propuesta es llevada a cabo. texto. Así, el estudio de la influencia relativa de todos estos fac-
Para Kant, por último, la racionalidad es la capacidad que tores en el comportamiento económico genera un nuevo crite-
tiene la razón de obrar a partir de principios. Este obrar, cuando rio de racionalidad que es la alternativa que ofrece el paradigma
es incondicionado —razón pura—, se determina según princi- socioeconómico.
pios absolutos a priori a partir del imperativo categórico de la Podemos mati/.ar todavía más las referencias valorativas de
universalización de la propia actuación. los dos paradigmas que estamos considerando: la economía están-
Pues bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de racio- dar y la socioeconomía, y que ya, claramente, enunciamos como
nalidad económica dominante? La denuncia la hace Etzioni: nos mutuamente excluyentes. Sin prejuicio de lo que digamos des-
referimos fundamentalmente a la maximización de una utilidad, pués, es la consideración de la problemática medioambiental y,
llámese ello interés propio, beneficio o placer. Es decir, la racio- específicamente, la constatación de la imposibilidad de mante-
nalidad económica dominante es de corte utilitarista y, por tanto, ner un crecimiento económico indefinido ante la existencia de
ajena a criterios de racionalidad morales con referencia a un fin límites, bien físicos como los descritos por D. Mcadows\ o in-
extrínseco como pueden ser los criterios escolásticos o deonto- cluso temporales como argumenta H. Daly4, lo que de manera
lógicos. más palpable nos urge a encontrar referencias valorativas alter-
La socioeconomía nace precisamente con esta denuncia que nativas a las implícitas en el paradigma económico dominante.
es el argumento central de la obra capital de Etzioni: The Moral No es difícil encontrar diferentes propuestas alternativas, e
Dimensión. La crítica a los fines perseguidos por la economía incluso, varias descripciones distintas sobre la naturaleza de las
estándar es particularmente clara al afirmar Etzioni que el para- propuestas valorativas implícitas en el paradigma dominante.
digma económico neoclásico no es simplemente neutro en cuanto Nosotros, aceptando la pluralidad de interpretaciones, también
a la valoración de los fines de las acciones humanas, sino mani- ofrecemos una sinopsis particular. Esta interpretación estaría
fiestamente inmoral, en el sentido de que taxativamente im- fundamentada en una catalogación de valencias, que podríamos
pide el reconocimiento de opciones mejores o peores a la hora llamar, genéricamente, instaladas, y a las que opondríamos otras
de diferenciar entre preferencias individuales diversas, que sim- tantas valencias alternativas y qne enumeraremos a continua-
plemente serán distintas. ción. Nuestro objetivo es meramente descriptivo: mostrar un
Naturalmente, la socioeconomía propone una alternativa al código axiológico sobre la base de criterios socioeconómicos,
reduccionismo ético que supone que los individuos adoptan com- alternativo al que parece fomentar la economía neoclásica y que
portamientos morales en la medida en que les compense econó- sólo describimos someramente porque nos interesa más el valor
micamente hablando y por tanto en la medida en que las leyes de la propuesta en sí que la baremación de sus excelencias frente
(esa sería su función) primasen ese tipo de acciones. La alter-
a las de la axiología instalada. Con esto pretendemos subrayar
nativa se aleja también del reduccionismo opuesto que vendría
representado por la opinión de que los individuos interiorizan
la cultura ética del entorno social y la siguen independientemen- 3. Cí. MJs allá de los límites del crecimiento, Agiiilar, MaJritl, 1 992.
4. Cf. "üus>t;iiii;ib'c Growih: an Tmpossihiíicy Thorem»: ¡^evelapnienl 3-4
te de sus preferencias. La propuesta socioeconómica es interme-
(1990).

32 33
SOCIOECONOMIA ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

la importancia de los valores en la configuración de paradigmas por medio de un sistema político que sólo responde a sus impul-
que se dirigen a, y toman en consideración, los comportamien- sos y una estructura de relaciones mercantiles donde el factor
tos humanos. El discurso sobre los valores es básico para entender tiempo se entiende como lo entiende el poder, se proyecta hacia
la razón de ser de la socioeconomía, que, como hemos dicho, delante en un deseo de perpetuación. Es la ruptura entre ética y
reconoce su carácter normativo, como reconoce el carácter norma- política que da lugar al subjetivismo: todo lo más hacemos refe-
tivo que también tiene el paradigma neoclásico. Para elucidar rencia política al futuro personalizado (el que se espera vivir)
esto, en el cuadro siguiente, enumeramos las variables que confi- pero raramente al trascendente (el tiempo después de la vida
gurarían una visión socioeconómica alternativa a la cultura insta- propia) lo que, consecuentemente, introduce el dominio de la
lada en el vigente sistema de producción y consumo, reconocido filosofía del deseo. Aquí está la gran falacia de cierto optimismo
éste mediante la descripción de ciertos valores asumidos. ecológico donde se condena a las futuras generaciones a confiar
en la incertidumbre del progreso científico para solucionar unos
DOS CULTURAS: DE LAS VALENCIAS A LOS CÓDIGOS problemas que el presente no quiere plantearse seriamente.
AX10LÓG1COS La segunda característica, los valores femeninos, representa-
ría el reconocimiento de la superioridad cultural y ética de la
Valores alternativos Valores instalados cooperación, el servicio, y la relación, frente a la competitivi-
Proyección de futuro Énfasis en el presente dad, el beneficio, y la autonomía, valores éstos acendradamente
instalados.
Valores femeninos Valores masculinos La tercera supondría una afirmación de la comunidad frente
Comunidad Asociación a la asociación en el sentido en que entiende Tónnies estos con-
Educación Consumición ceptos, como un reconocimiento de los valores comunales que
Ecología integral Ecología mercantil
hereda la tradición y que afirman el peso de los grupos sociales
y sus vínculos en las acciones particulares, frente a una supuesta
Postmaterialismo Materialismo
independencia radical del individuo manifestada en el albedrío
Libertad y asunción de respon- Seguridad y elección de riesgos de sus decisiones asociativas.
sabilidades La cuarta valencia, educación, la situamos frente a consumi-
Familia, trabajo y naturaleza Estado, trabajo y ocio ción. Una de las premisas básicas de la mercantilización de la
sociedad —somos una sociedad en un mercado y no al revés
(Polanyi)— es la cultura de la imagen, la primacía del escapara-
Por lo que se refiere a las características de una cultura ética te, de los elementos formales, frente al contenido y, consecuen-
alternativa (socioeconómica) frente a una ética instalada o do- temente, la extensión del culto a la superficialidad. El culto a la
minante en el paradigma económico estándar, tendríamos en un imagen es una incitación implícita al consumo con un potente
código axiológico de mínimos, en primer lugar, la proyección gancho de atracción plástica que ejerce su influencia desde la
de futuro. Una ética socioeconómica englobaría a las nuevas ge- niñez. Los niños son pequeños y potenciales grandes consumi-
neraciones en un planteamiento diacrónico donde es posible dar dores que han de ser formados como tales. Frente a esto una
respuestas a los problemas de efectos diferidos, cuales son la cultura ética alternativa trataría de no dar un valor utilitarista al
mayoría de los problemas ecológicos actuales. Frente a ello los proceso de formación y en este sentido potenciaría el espíritu
valores instalados apuestan por la instantaneidad que caracteri- crítico y la introspección. Lo que estamos haciendo es enfrentar
za un utilitarismo anclado en el foso moral de la gratificación la publicidad y la incitación de comportamientos miméticos que
instantánea. El futuro no vota ni compra, con lo que el presente, generan las modas y que son el impulso del consumismo, con la

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SOCIO ECONOMÍA ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

independencia de criterio sólidamente adquirido a través de una trabajo que también tiene una finalidad intrínseca en el sentido
educación (también ética y del carácter) que considera las múlti- de que es realizante, situamos el amparo del Estado para un
ples facetas de los sujetos sociales, y no solo su condición de trabajo que busca una gratificación extrínseca generalmente en
consumidores. el ocio. Se pasa de trabajar para la familia y la mejora del todo
La contraposición que estamos haciendo supone recalcar la (incluyendo la relación naturaleza-sociedad), a trabajar con la
diferencia entre ecología integral y ecología mercantil, que im- protección que da el Estado para el ocio particular que viene a
plica la monetarización de la naturaleza, y de la cual hablaremos constituirse en el locus de las realizaciones personales. Ésta es la
más adelante, así como traer a colación la distinción entre valo- confirmación del Estado del bienestar y frente a ello la socioeco-
res materialistas (seguridad, cauces formales, cuantificación), frente nomía propugna una ética del buen trabajo, en el sentido en que
a valores postmaterialistas (libertad, cauces informales, calidad), hablaba Scbumacher, más acorde con las necesidades humanas
que ha estudiado Ronald Inglehart y, entre nosotros, Torcal de ahora y de luego6.
Loríente, como hemos manifestado en otro lugar5. En definitiva, lo eme estamos haciendo es situar una ética
La siguiente contraposición pone a la libertad y asunción de de la coherencia frente a una ética de la eficiencia o de los re-
responsabilidades en claro contraste con el valor seguridad y sultados. Hemos de avanzar que la derivación económica más
elección de riesgos. La cultura dominante vive bajo el síndrome notable que sacaremos de este planteamiento es la necesidad de
de la seguridad, un valor que se busca no sólo en el ámbito labo- sustituir la búsqueda del beneficio por el afán de servicio, con
ral y sanitario sino también mediante el continuo cálculo de riesgos las implicaciones laborales, comerciales y políticas (legales), que
aun en acciones lúdicas y aparentemente intranscendentes, pero ello traiga consigo. Terminamos recalcando que este mapa axío-
que tienen una repercusión económica. Naturalmente la prepon- lógíco que acabamos de describir (si no lo hemos comentado
derancia de esta valencia es paradójica si nos fijamos en el con- más detenidamente es porque creemos que nos saldríamos del
texto global de la seguridad: globalmente hablando nunca el mundo propósito de este texto) tiene una fundamentación claramente
ha estado más inseguro ante la amenaza del holocausto ecológi- socioeconómica, pero que no es una descripción exhaustiva de la
co. La seguridad que se busca está ceñida, desde luego, al ámbito propuesta ética socioeconómica, que, como puede entenderse
próximo donde sobrepasar el cálculo de riesgos más o menos fácilmente, está abierta a una gran variedad de interpretaciones.
asumible equivale a adoptar comportamientos parejos a la contes-
tación social. La valencia alternativa pone el énfasis, por otra
parte, en el ejercicio responsable de la libertad. Aquí no cabe
aprovecharse de los entornos de seguridad para elegir unas u
otras actitudes; no se trata de llegar hasta donde se pueda en el
sentido de hasta donde sea factible, sino de hacer lo que se deba.
Este punto de la responsabilidad es, asimismo, una de los temas
fundamentales en la argumentación de Etzioni en defensa del
comunitarismo social y volveremos a él más adelante.
La última característica nos presenta una relación de oposi-
ción biunívoca. Por un lado, familia frente a Estado y, por otro,
trabajo-naturaleza frente a trabajo-ocio. Nos explicamos. Eren-
te a los condicionamientos familiares y de entorno natural de un 6. Cf. sobre necesidades, M. Artal, E. Maraguat y J. Pérez Adán, .«Necesida-
des básicas. Pertinencia de un enfoque multidisciplinar": Revista del Trabaju y
5. Cf. Pérez Adán, 19X9. Seguridad Social i 5 (1995).

36 37
3
LASOCIOECONOMÍA

3.1. Orígenes

Las herencias intelectuales de la socioeconomía se encuentran


diseminadas por toda la historia del movimiento obrero, de la
teoría económica, del reformismo social, y del magisterio social
de la Iglesia católica. Hacer un comentario exhaustivo de todas
estas aportaciones está fuera dei propósito de este libro, porque
nos desviaría de los temas centrales y, además, porque ese traba-
jo ya ha sido acometido por varios autores estadounidenses con
notable acierto '. Sí que queremos referirnos a las particulari-
dades más relevantes de esa herencia intelectual para el lector de
habla castellana.
Primeramente hemos de abordar una cuestión terminológi-
ca. No es lo mismo el concepto de economía social que se tiene
en el mundo de habla inglesa, que el que se tiene en el de habla
francesa o castellana, y, por supuesto, tampoco equivale al con-
cepto de socioeconomía. Indudablemente existe una relación entre
los tres términos, pero las diferencias también están marcadas.
La social economics, se refiere a la teoría y práctica de la políti-
ca económica de compromiso social en el contexto de marco de
un sistema político liberal y no intrusivo. La economía social y
Véconomie sociale también incluyen el patronazgo e incluso la

1. Cf. Lvuz, 1990.

39
SOCIOECONOMl* LA S O C I O E C O N O M Í A

gestión pública de fas iniciativas que se consideren. Por otro representa para muchos una figura hasta cierto punto antisocial;
lado, la socioeconomía, quiere ser una alternativa paradigmá- no: más bien al contrario, Sismondi se consideró discípulo del
tica a nivel teórico, así como un instrumento de análisis de las escocés. Efectivamente, el liberalismo en su origen es una doc-
políticas económicas y de la realidad social. Por ello, aunque trina moral. Al menos así lo entienden tanto Smith, como Locke
los tres conceptos compartan cierto ideario y algunos pensa- y Mili, y así van a devenir los primeros códigos de derechos
dores, han tenido un desarrollo institucional diverso. Con todo, humanos. Por otro lado, en la obra de Smith ya están presentes
en el caso de la socioeconomía y por razones de su lugar de los elementos iniciales de una economía con preocupación so-
nacimiento, ia dependencia inicial con respecto a los teóricos cial, sobre todo en su Teoría sobre los sentimientos morales que
de !a social economics ha sido importante. De hecho, la presti- publica en 1860 como una continuación de La riqueza de las
giosa iígffetí; O^SGCÍÍÍ/ Economy, que se publica a partir de 1943, y naciones.
la International Journal of Social Economics, a partir de 1974, La dimensión moral también se refleja en la obra de J. S.
constituyen un primer foro de debate de las propuestas de Etzioni Mili que retoma las preocupaciones de Sismondi afirmando que
hasta la consolidación de la socioeconomía como un paradigma la acumulación de riquezas no puede ser el primer objetivo de la
distinto y la aparición del Journal of Socieconomics y de la pu- actividad humana, y que, como consecuencia, habrá que inter-
blicación de las actas de los congresos anuales de la SASE. venir el mercado a través de la educación para que no degenere
en la consolidación del individualismo insolidano. Esta misma
preocupación llega a T. Carlyle, J. Ruskin y otros ingleses y va a
EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA SOCIOECONOMÍA
impregnar el pensamiento altetnativo anglosajón en dos vertientes.
A. Smith: La riqueza de las naciones 1776 Una de carácter eminentemente práctico y en la que podemos
incluir algunos reformadores sociales como R. Owen y J. Warren,
Sismondi: Nuevos principios de política económica 1819
y también algunos teóricos del anarquismo reformista anglo-
J. S. Mili: Principios de economía 1848
sajón, injustamente desconocidos en el mundo de habla castella-
A. Marshall: Principios de economía política 1890
É. Durkheim: La división de! trabajo social 1893 na, como E. Gil! y H. Read, y también a M, Gandhi, R. Tawney
T. Veblen: Teoría de la clase ociosa 1899 y E. Schumacher. La otra vertiente es más académica y ahí so-
J. Hobson,- Imperialismo 1902 bresale la figura de ]. A. Hobson,
W, Sombard: El capitalismo moderno 1902 De la extensa obra de Hobson, podemos destacar su lmpe~
M. Weber: La ética protestante y el espíritu del capí talismo 1905 rialism: A Study, publicado en 1902. El mérito de Hobson con-
J. M. Keynes: Teoría genera! del empleo, de! interés y del di- siste, sobre todo, en haber situado la perspectiva holista como
ñero 1936 una perspectiva propia y lógicamente económica no ya sólo des-
de el punto de vista de la economía mercantil, y de contraponer-
la al individualismo metodológico, que ve como causa primera
Si nos remontamos a comienzos del siglo X!X, una figura destaca de la injusticia social. Contra la contención neoclásica de que la
como representativa de lo que hoy postula la socioeconomía. Es economía debe de ser meramente descriptiva, positiva y avalo-
el suizo Sismondi que publica sus Nuevos principios de política rativa, Hobson defiende que la economía es un arte que se ocu-
económica en 1819. Para él, la economía no era solamente una pa de la contribución hecha al bienestar global a través de las
ciencia, sino también un arte en el que las consideraciones éti- operaciones de compra y venta. Naturalmente, su concepción
cas tenían un papel crucial. No es de extrañar que fuese uno de del bienestar difiere del concepto de utilidad como cantidad
los primeros en oponerse al cada vez más omnipresente laissez- maximizable que introdujo Bentham, y se centra más en cues-
faire. Pero Sismondi no se opuso a Smith, que equivocadamente tiones cualitativas, que no siempre dependen de su cotización

40 41
SOCIOECONOMÍA LA S O C I O E C O N O M Í A

mercantil. Por esto, su concepto de riqueza no es acumulativo- La DSC constituye uno de los cuerpos teóricos más cohe-
adquisitivo y dependiente del valor de mercado. Hobson, siguiendo rentes en materia social, si bien su interpretación es difícil por
a Ruskin, explícitamente considera la posibilidad real de aumentar estar sus documentos insertos y marcados por contextos ideoló-
la riqueza (moral) propia mediante el desprendimiento de bie- gicos e históricos determinados que hay que tener en cuenta.
nes o riqueza mercantil. Por otro lado, su nivel académico, influencia, y prestigio institu-
Mencionemos también, en esta línea, los trabajos del último cional, no pueden despreciarse a la ligera. Máxime cuando, como
Walras (Estudios de economía social, publicado en 1896), abo- en este caso, la posición de la DSC es tremendamente pertinente
gando por un funcionamiento ideal del estado como bien públi- al tema que tratamos.
co, que tienen después su plasmación en las políticas keynesia- A nuestro entender, la postura crítica de la DSC para con la
nas; así como las aportaciones de la Escuela Histórica Alemana cultura económica dominante es similar a la actitud genérica de
(W. Sombart), del Institucionalismo Americano (T. Veblen), y, muchos socioeconomistas en la búsqueda de caminos aceptables y
por supuesto, la obra de Durkheim y Weber que, como ía mayo- de consenso para la sustitución del vigente sistema de producción
ría de los sociólogos, han tenido más facilidad para ver a la eco- y consumo y la cultura que lo impregna. De hecho, si repasamos
nomía inmersa en el tejido social, que los que han tenido una los documentos más notables, el ataque de la DSC a! capitalismo
formación económica académica casi exclusivamente técnica. práctico es ciertamente demoledor. Los postulados por los que se
Pero pasemos de largo sobre ello y centrémonos en comen- rige la economía estándar comparados con los de la DSC, hacen
tar la relación entre la socioeconomía y la doctrina social cató- de ésta una teoría radical y subversiva en términos políticos. La
lica (DSC). Se trata de un tema olvidado en gran parte en la apuesta de la DSC por el trabajo frente al capital es clara y nítida,
literatura socioeconómica {no así en la economía social estado- hasta el punto de retomar términos hoy grandemente en desuso,
unidense), pero que nosotros no podemos dejar de lado, prime- como la alienación, y de afirmar la defensa de la propiedad sobre
ro porque nos parecen obvias las afinidades intelectuales entre la el fruto del propio trabajo, en forma parecida a como lo hicieron
socioeconomía y la DSC, y, segundo, porque el tema es relevan- en su día pensadores anarquistas cristianos como Enk Gilí y Do-
te para el mundo de habla castellana. rothy Day. La razón de este posicionamiento es obviamente mo-
Los textos en los que se recogen los fundamentos de la DSC ral. La DSC persigue herir los fundamentos del materialismo y del
son muy variados y abundantes. Mencionaremos sólo unos cuantos: consumismo vigentes, deshacer la relación existente entre poder y
Rerum novarum (1891), Quadragesimo anno (1931), Gaudium capital, y redefinir el concepto de riqueza para que pesen más los
etspes (1965), Laborem exercens (1981), Libertatis conscientia criterios cualitativos y éticos que los acumulativos.
(1986), Sollicitudo reisoctalis(í9S7), y Centesimas annus (1991). Por otro lado, al mismo tiempo que se defiende la iniciativa
individual mediante la subsidiaridad y la propiedad privada, la
DSC ha sido una de las primeras escuelas ideológicas en defender
también una visión holista de las relaciones económicas y socia-
PILARES DE LA DSC les. El destino universal de los bienes y la solidaridad pretenden
armonizar el desarrollo a nivel global y han sido dos propuestas
que repetidamente han puesto en tela de juicio el orden econó-
1. Primacía del trabajo sobre el capital (QA 88, 107; GS 64; LE 12)
mico mundial en la denuncia de las crecientes desigualdades y
2. Principios de solidaridad y subsidiaridad (QA 79; LC 73)
también de las amenazas al medio ambiente.
3. Distinción entre trabajo objetivo y subjetivo (LE 6) Por todo ello, la DSC y la socioeconomía tienen muchos puntos
4. Propiedad privada y destino universal de los bienes (RN 4, 6; de contacto a nivel ideológico. La separación institucional es,
QA45). por otro lado, manifiesta.

42 43
SOCIOECONOMÍA LA S O C I O E C O N O M Í A
3.2. La aportación de A. Etzioni y otros pensadores EL AUGE DE LA SOCIOECONOMÍA

Como ya hemos dicho, la figura de Etzioni es de capital impor- K. Polanyi: La gran transformación 1944
tancia para el desarrollo y afianzamiento de la socioeconomía
J. Schumpeter: Capitalismo, socialismo y democracia 1954
como paradigma autónomo. Su Dimensión moral (1988) y su
papel en el lanzamiento de la Sociedad Mundial de Socioecono- G. Myrdal: Contra corriente 1973
mía (SASE), amén de su incansable deambular por lo largo y E. F. Schumacher: El buen trabajo 1977
ancho del planeta y su reciente iniciativa en la fundación del A. Etzioni: La dimensión moral 1988
Communitarian Network en los Estados Unidos, le hacen me- A. Sen: La desigualdad reexaminada 1992
recedor de! título de fundador de la socioeconomía, tal y como
J. K. Galbraith: La cultura de la satisfacción 1992
se conoce hoy en el mundo. Sin embargo, Etzioni no ha edifi-
cado desde cero ni solo, Acabamos de ver las herencias ideoló-
gicas de la Socioeconomía desde casi el inicio de la moderna
ciencia económica hace ya más de doscientos años; repasemos a
papel de sus actores principales y el avance tecnológico. La apa-
continuación las herencias próximas y, en concreto, la apor-
rición de monopolios y la fluctuación de los mismos en la medi-
tación de quienes han ayudado intelectualmente más de cerca a
da en que se incorporan nuevas Tecnologías y en la medida en
Etzioni en el afianzamiento de la nueva disciplina.
que éstas son a su vez superadas por la competición mercantil,
Hemos de comenzar reconociendo la valía de la aportación
afecta a la estratificación social. Desde este punto de vista, al
de los escritos de Kari Polanyi y Joseph Shumpeter. Ambos se
capitalismo no hay nada que objetar si se está en un contexto de
inspiran en los trabajos de Max Weber y, en particular, en su
intento de situar el análisis económico dentro de una dimensión estudio del funcionamiento de la maquinaria económica, pero sí
histórica. Para Polanyi, el desarrollo del capitalismo moderno hay algo que objetar si se consideran las cosas desde la óptica
ha producido una inversión social (la «gran transformación») sociológica. Como en Polanyi, estamos debatiendo desde qué
situando a la sociedad contemporánea desde el fina! de la Pri- tipo de racionalidad juzgamos sobre la benevolencia de un sis-
mera Guerra Mundial como un subsistema de !a matriz desarro- tema de producción y consumo, y, lo que parece claro, es que
llada por el sistema de economía libre de mercado. El problema esa racionalidad debe de ser lo más inclusiva posible, ciertamen-
que esto nos presenta, en opinión de Polanyi, es que la libertad te multidisciplinar, e implicando un diálogo continuo entre eco-
de iniciativa perseguida se ha convertido a la postre en una losa nomía, sociología e historia.
que impide el fortalecimiento de las propias libertades. El omní- El mérito de Cunnar Myrdal está en haber acentuado los
modo poder de los colectivos, en su mayor parte anónimos, que aspectos políticos de todo an á li si s económico y haber así pro-
pueden influir en el mercado ejerce su influencia fuera de él con longado el trabajo de Schumpeter hacia un debate sobre el lugar
lo que es difícil escapar a la equiparación de poder y esa combi- de las normas y de los valores en roda investigación en ciencias
nación de dinero y conocimiento que da a quienes la detentan la sociales. En concreto, al intentar comprender cómo y por qué se
cumbre de la hegemonía social. produce desarrollo económico y cómo es que éste se organiza
Desde la misma inspiración, Schumpeter da a la economía de manera distinta y a velocidad variable en distintos lugares,
un enfoque global de la mano de la sociología y de la historia. no tenemos más remedio que incluir entre nuestros instrumen-
En sus obras intenta explicar los fenómenos económicos desde tos de análisis la variable cultural. Myrdal también utiliza la his-
la Totalidad, tratando de entrever una teoría uniforme del desa- toria: el tiempo como factor económico ha sido generalmente
rrollo que explique la aparición de tos ciclos económicos y el olvidado por la economía estándar. Por otro lado, Myrdal, al
afirmar que no es posible separar claramente un análisis científi-

44 45
SOOOECONOMfA LA SO C I O E C O N O M I A

co de un análisis normativo, avanza uno de los grandes temas de mínimamente aceptables para elaborar prognosis económicas vá-
la socioeconomía. lidas desde el punto de vista de la coherencia interna de las cien-
La obra de Erik Fritz Scbumacber ha sido un revulsivo para las cias sociales. De ahí la decidida oposición de Sen a escuelas de
ciencias sociales en general, aunque, por otra parte, no haya pensamiento que, como la Teoría de la Elección Pública, ema-
renido un reconocimiento académico explícito. Su continua ar- nan directamente de la crítica a la cobertura intelectual formada
gumentación sobre que la economía debía estar realmente al por la economía neoclásica.
servicio del ser humano y no al revés, y la incorporación al dis- Vamos a extendernos más en el comentario de la específica
curso económico de elementos culturales budistas y cristianos, aportación de Etzioni. Este inicia su obra A Moral Dimensión:
supuso un esfuerzo, a la vez teórico y práctico, por incorporar Towards a New Economics con un conjunto de cuestiones cla-
los criterios de eficacia y eficiencia económicos al discurso mo- ve: ¿son los hombres y las mujeres propensos a singularizacio-
ral sobre las necesidades humanas, Schumacher es un ejemplo nes, fríos calculadores, cada uno buscando maximizar su propio
vivo de inculturación socioeconómica e, indudablemente, un bienestar?, ¿son los humanos capaces de imaginarse racional-
pionero en el análisis alternativo de la problemática medioam- mente el camino más eficiente para llevar a cabo sus propósi-
biental, de la satisfacción laboral, y de las economías de escala. tos?, ¿es la sociedad principalmente un mercado en el que las
La trayectoria de Galbraitb, de otro lado, nos presenta una necesidades individuales y de servicio compiten entre sí en el tra-
visión que culmina en una denuncia sobre la crisis de legitimi- bajo y en la política encareciendo el bienestar general en el pro-
dad de las sociedades occidentales modernas. En su extensa obra, ceso? Estas preguntas nos sirven para analizar un pensamiento
los problemas de la marginación y el aumento de la desigualdad, dirigido sobre todo contra el individualismo incardinado en !a
el consumismo, y el deterioro medioambiental, no hacen sino economía estándar.
subrayar la conveniencia de sustituir el presente sistema de pro- Su alternativa a! objeto de crítica, representado por lo que él
ducción y consumo. El análisis negativo y plenamente schumpe- llama REM (Rational Economic Man), es el SEP o Socio-Eco-
tenano que hace sobre la aparición del capitalismo, lo comple- nomic Person. Cuando los actores (SEP) se orientan por unos
menta con una cierta fe en el progreso, entendido todavía en valores, la competitividad económica se reduce y se puede em-
el contexto de la economía estándar, como algo posible desde e! pezar a hablar de cooperación. La competitividad individualiza
punto de vista de la evolución moral y práctica de las sociedades y aisla, la cooperación, por el contrario, construye comunidad.
capitalistas occidentales hacia posiciones de compromiso social Los valores, sin embargo, no son exclusivamente individua-
a nivel global, les. El SEP es un sujeto comunitario y, por tanto, los valores que
De entre las muchas aportaciones de Sen al debate socioeco- detenta están necesariamente vinculados, relacionados, en el
nomía-economía estándar, podemos entresacar su discurso so- sentido en que también utiliza P. Donati la expresión \ con los
bre los problemas de distribución. Sen es un pensador tremen- demás y la comunidad. Para Etzioni, el SEP no puede separarse de
damente activo y profundo y ha sabido dotar su cátedra de la comunidad en la que vive y en la que adopta decisiones. Si el
Economía en Harvard de un merecido prestigio en cuestiones REM representa al «yo» guiado por la razón con ei fin de alcan-
filosóficas y morales. El análisis económico y social de la des- zar su propio interés, el SEP equivale al «yo + nosotros» guiado
igualdad, así como los criterios de racionalidad2, le han conver- por la razón y también por los valores y las emociones y cuyo fin
tido en un punto de referencia obligado para tratar asuntos rela- trasciende el propio interés.
cionados con las necesidades básicas o los criterios de desigualdad Etzioni acepta un individualismo genérico y no determinista
que entiende como autonomía personal y libertad de decisión.
2. Cf. su famoso «Racional Pools», publicado en Philosopby & Public Affairs
en 1977, 3. Cf. Teoría relaiionale deila societá, Milano. 1994.

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SOCIOECONOMlA LA S O C I O E C O N O M l A

Pero, en cambio, no puede aprobar el reduccionismo de un indi- La concepción de comunidad, continúa Etzioni, ya había sido
vidualismo que se desliga del contexto sociai porque el indivi- tenida en cuenta por los liberales o whigs y los conservadores
duo y la comunidad se necesitan mutuamente. En su opinión, el o lories de la época victoriana. Los primeros planteaban la cons-
énfasis neoclásico en el individuo no hace sino romper ios vín- titución de una comunidad como conjunto de individuos unidos
culos sociales y atomizar la sociedad hasta el extremo de la inso- por su conveniencia y que adoptaban las normas de la comuni-
lidaridad. dad en caso de que éstas les fueran útiles. Por el contrario, la
Las objeciones a lo que representa el mal entendido liberalis- concepción tory proponía una comunidad muy estructurada y
mo que asume la economía estándar se pueden adivinar: en la que se impusieran los comportamientos a los individuos.
Es decir, la comunidad whig se nos presenta como poco integra-
dora y más bien iluminista y a Etzioni le parece que olvida algo
1. El liberalismo piensa en nosotros como agentes sin ca-
muy importante: para el compromiso es necesario compartir
rácter, átomos que forman parte de una comunidad sin ningu-
necesidades. Y la comunidad tory, al erigirse en razón de auto-
na referencia a las circunstancias e historias que nos influyen.
ridad y legitimidad que fuerza el comportamiento de los indi-
Para Etzioni así se ignora la dependencia del sujeto respecto del
viduos {en nombre del deber), se convierte en un bloque de-
ambiente en el que vive y del que depende relacionalmente.
masiado estructurado que, como dice Etzioni, no tiene en cuenta
2. El liberalismo revela que la influencia social no determi-
la libertad individual. Por eso, si la primera está infrasociali-
na nuestras identidades actuales. Y eso, según Etzioni, es inco-
zada, la segunda se sobresocializa.
herente porque la vida humana es social.
La salida más lógica para este conflicto conceprual-ideoló-
3. El liberalismo considera la sociedad como una asocia-
gico es el término de comunidad responsable, equilibradora de
ción voluntaria, un club de gente sin una comprensión verdade-
las dos tendencias de manera que obtengamos algo más com-
ra de sí mismos como conjunto o de los medios para obtener su
pacto que la comunidad whig y menos estructurado que la co-
plenitud.
munidad tory. Esta comunidad es la mejor expresión del «yo +
nosotros» de Etzioni y el escenario donde el sujeto se hace libre
Para entender la comunidad, debemos recurrir de nuevo a la y recupera su dignidad. La armonía de la estructura reside en
moralidad y a los valores como soporte de toda colectividad que a pesar de la existencia de unos valores y moralidad compar-
compuesta de sujetos socioeconómicos. En realidad, esta defen- tidos, la autonomía personal también es respetada.
sa a ultranza de los valores no es nueva en el pensamiento socio- Podemos retomar entonces con toda tranquilidad las ideas
lógico contemporáneo. de Hobbes para comprender mejor este entendimiento de la so-
Ya Durkheim creía que esta moralidad era un sistema de reglas ciedad como comunidad. Como en la sociedad hobbesiana, en
y valores creados por la sociedad. También Parsons desde su la comunidad de Etzioni los individuos deben subordinar sus
postura funcionalista consideraba que los actos individuales eran derechos básicos al interés común para mantener la seguridad.
evaluados según su contribución ai orden social, a través de la Por eso es tan necesaria. La comunidad, como antes decíamos,
socialización. El refuerzo de estos actos se realizaba por contrato no sólo libera, sino que da seguridad: la comunidad y el indivi-
social, con lo cual quedaba edificada una comunidad fuerte, un duo son esenciales y se hacen y se necesitan mutuamente como
Estado potente y un poder legitimado que ejercía autoridad. Etzioni las dos ruedas de una bicicleta.
se sirve de estas afirmaciones y aunque no nos habla de sociali- Etzioni no puede separar el «yo» del «nosotros». Esto no
zación o de control social, como hacía Parsons, sí que comparte debe implicar la existencia de un supuesto contrato, sino com-
esa posición integradora del «yo» en una sociedad sólida y legi- penetración plena: de hecho, según Etzioni, la persona fuera de
timada. la sociedad suele ser inestable y mentalmente impulsiva. Al in-

48
SOCIOECONOMÍA LA S O C I O E C O N O M Í A

teriorizar el contexto social (ésta es la misión de los agentes de nes personales y cuya razón de ser es intrínseca al grupo en cuestión:
socialización), la gente adquiere un sentido de identidad com- la comunidad se justifica a sí misma.
partida y unos valores de compromiso. Y entonces se es capaz Para Etzioni esta justificación nace de un compromiso moral
de hacer elecciones sensibles, de rendir juicios y defender valores. que se extiende a todas las esferas (económicas, sociales y cul-
No existe un «yo» antes de un «nosotros»: es evidencia social turales) y a todas las instituciones (familiares, educativas, estata-
que tos individuos nacemos en sociedad. les). En consecuencia, el sentido de la responsabilidad se filtrará
Ante todo, no olvidemos que el principal enemigo intelec- en profundidad en la estructura básica de la sociedad y el ser
tual para Etzioni es el individualismo radical del pensamiento humano desarrollará en ella todo su potencial económico y so-
neoclásico y liberal, el modo de actuar del REM, intrínsecamen- cial. Es la buena sociedad en la que se considera a los demás
te utilitarista y hedonísta. Si los individuos estuvieran sin comu- no como meras comodidades y donde pertenece a los sujetos
nidad, no se les podría considerar personas autónomas porque con los que se comparten relaciones ser tratados como fines y
el individuo no tiene sentido sin la comunidad y viceversa. Se no como medios.
afirma que si se separan la una de la otra, se generarían indefec- Para ello, afirma Etzioni, la persona debe estar dispuesta a
tiblemente políticas individualistas, es decir, tiranía, intoleran- aceptar pequeños sacrificios en bien de la comunidad, cosa
cia, ideologías totalitarias y absolutistas. Sólo dentro de la colec- que sólo es posible con una «lección de humildad»; el cambio
tividad se obtiene el consenso y por eso las comunidades conscientes requiere no sólo el cambio de las mentes y los corazones de los
de sus vínculos son más racionales y tolerantes que aquellos gru- individuos sino también el de las estructuras económicas, socia-
pos sociales donde prima el individualismo. les y políticas. Este cambio necesita, más que conocimiento o
Etzioni insiste en la idea de sujetos que actúan deontológica- consenso, la movilización de las capacidades de los que apues-
mente, nunca presionados por las normas de una comunidad tan por él.
sobresocializada o demasiado «liberados» de esos compromi- El discurso etziniano es, ciertamente, rompedot: no hay
sos en una agrupación infrasocializada. Desde la concepción del capacidad de compromiso con la cultura económica instalada.
«yo + nosotros», la base de la comunidad son los factores norma- No se habla, sin embargo, de revolución o algo parecido. La
tivo-afectivos, es decir, la razón, vaiores y emociones, a los que socioeconomía es un intento de comprensión de la realidad cir-
se sujeta el SEP. No debemos olvidar que dentro de ese marco cundante, en el bien entendido que esa realidad ha de ser desnu-
de compromiso (libertad + consenso de la comunidad = mora- dada de la capa envolvente de generalizaciones y simplificacio-
lidad) cuajan unas premisas específicas entre las que figuran: nes que la han ocultado hasta ahora.

1. Los actos no se juzgan por sus consecuencias, sino por su


intención (esa es la deontología escogida) porque las consecuen- 3.3. Crítica a la economía neoclásica
cias no se pueden predecir y porque actuar moralmente supone
adoptar una intención al hacerlo. Ciertamente, la razón de ser de la consolidación definitiva de la
2. Si existe auténtica libertad, el consenso nace de manera socioeconomía en nuestro tiempo son las disfunciones del pa-
espontánea y ello a su vez desemboca en la división armónica radigma económico neoclásico que Etzioni achaca a la om-
del trabajo y la cooperación. nipresencia del REM como modelo referencial de actitudes
y expectativas. En el entorno social alternativo que represen-
Como nos explicaba Tónnies y como también nos pone de ta el protagonismo del SEP, el consenso (que a su vez implica
manifiesto Buber, uno de los mentores intelectuales de Etzioni, identificación en fines y en valores) es básico. Los individuos,
la comunidad es un agrupamiento sociai basado en las relacio- que también actúan moralmente, sienten que deben compor-

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SOCIOECONOMlA
LA S O C I O E C O N O M l A
tarse según la forma indicada. Generalizan sus comportamien-
otro lado, la inclusión de la economía en el todo giobalizador de
tos y justifican sus actos apelando a reglas generales y así son
la sociedad.
capaces de comprometerse (convivir) y no sólo de consumir (so-
La consideración de la formación de preferencias es fun-
brevivir).
damental para ver la distinción entre neoclásicos y socioecono-
Desde una perspectiva cristiana, Balthasar ya clamaba por un
mistas. La pregunta sobre cómo se forman las preferencias es
cambio de paradigma económico afirmando que la sociedad del
evitada por los neoclásicos: o éstas vienen dadas, o pertenecen a
«yo elijo, tomo, hago» se explica por el sentimiento de vacío
otra área de estudio (psicología o sociología), o son irracionales
que comporta tanto «yo». Para la racionalidad dominante hay que
(Stigler y Becker). El estudio empírico y la dinámica de los fac-
llenar ese agujero con elecciones múltiples: una especie de ati-
tores que producen preferencias es, sin embargo, de capital im-
borramiento para olvidar. Todo el mundo llega a ser entonces
portancia. Si las preferencias fuesen individuales, fijas y dadas,
propiedad potencial, material que elegir, para ser consumido.
naturalmente la tarea de predecir y calcular el nivel de bienestar
La l i b e r t a d humana ha sido reducida efectivamente a la libertad
sería tremendamente sencilla. Por el contrario, si pensamos que las
de elegir entre una serie ilimitada de bienes de consumo. En esa
preferencias y las elecciones individuales están profundamente
sociedad, no hacen falta obligaciones con los otros. Toda la
influenciadas por procesos sociales, la publicidad y la cultura, y
moralidad queda borrada en la aceptación universal del reduc-
el arbitrio de las estructuras de poder, para hacer unas mínimas
cionismo que supone entender la sociedad como un contrato
predicciones económicas globales y justas, tendremos que estu-
social o negociación práctica con otros sobre temas exclusiva-
diar también quién guía los procesos sociales, quién está en el
mente mercantiles.
poder, y qué valores promueven ¡as modas y la comunicación.
Para la socioeconomía este análisis tiene validez. Empece-
Si no lo hacemos así, perdemos la noción de qué factores in-
mos el examen del contraste de pareceres entre socioeconomis-
fluencian las preferencias y a través de ellas el comportamiento
tas y neoclásicos, hablando del entendimiento que se tiene del
económico. Tomemos un ejemplo práctico: la decisión o las pre-
sujeto económico. Si en e! paradigma neoclásico las preferencias
ferencias de actuar criminalmente no se ciñen sólo a un análisis
eran dadas y constantes en el contexto de una economía y un
de coste y beneficio, como afirman ios neoclásicos, sino tam-
mercado competitivos, en la propuesta socioeconómica los ac-
bién a un análisis social que incluya un examen de la educación
tores amoldan sus preferencias a los valores de la comunidad. El
moral de los sujetos concernientes y los valores presentes en los
resultado es que mientras la economía liberal incrementa cada
grupos sociales próximos de los que forman parte.
vez más la competitividad entre unos actores económicos defi-
Ciertamente, el intento neoclásico de aplicar los criterios de
nidos exclusivamente como sujetos de mercado (sin una dimen-
racionalidad económica instalados a comportamientos no eco-
sión afectiva, social, cultural), la socioeconomía prima la coo-
nómicos, como la maternidad o la religión, ha ido demasiado
peración responsable. La búsqueda del propio interés que defiende
lejos. En buena lógica, debe de ser al revés: los factores extra-
la racionalidad económica dominante produce enfrentamiento
mercantiles influyen en el comportamiento económico. El mer-
constante y desigualdades manifiestas en un entorno físico limi-
cado no es autosostenible, autónomo y autocontenido. Los mo-
tado. Y el fenómeno desemboca lógicamente en una separación
delos de comportamiento económico neoclásico, buscando !a
entre ¡a economía y el resto de las ciencias sociales.
exactitud, han ido a la simplificación y de ahí a la pérdida de
Por el contrario, si los actores económicos incluyeran en sus
referentes contextúales. La más obvia de estas simplificaciones
acciones y decisiones la moralidad, la referencia al propio in-
es el olvido de la capacidad que tienen los individuos de u t i l i z a r
terés quedará compensada con ¡a referencia a! interés común.
criterios multirreferenciales a la hora de adoptar preferencias.
Supone ello, por un lado, la definición de un conjunto múltiple
Nos encontramos aquí con la necesidad de separar la econo-
de preferencias maleables y afectadas por la comunidad y, por
mía de campos de otro dueño. El intento neoclásico de entender

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SOCIOECONOMÍA LA S O C I O E C O N O M Í A

comportamientos no económicos de manera exclusivamente ra- economía es !a ciencia social paradigmática por excelencia en
cionalista no es aceptable. Por ello la socioeconomía trata de el sentido de que la racionalidad neoclásica, el sujeto neoclási-
explicar también de qué manera ios condicionamientos morales co {REM) y el mercado, deben de marcar las pautas de toda
y sociales influyen en comportamientos como el ahorro los in- investigación social. De hecho este enfoque ha dominado la es-
centivos laborales, el comportamiento de los mercados y la pro- cena económica claramente a partir de 1960, como puede com-
ductividad. Si lo que buscaba la economía neoclásica con su probarse en e! elenco de premios Nobel y en la preponderancia
entendimiento de la preferencia simple y dada era poder prede- académica de la última Escuela de Chicago y de nombres como
cir, eso ha de encontrarlo adoptando una teoría explicativa del
Becker, Buchanan y Coleman.
comportamiento económico más ajustado a la realidad, que in-
Esto tiene connotaciones metodológicas. Dependiendo de
cluya por supuesto, la acepción de la preferencia múltiple y
r cómo concebimos la economía, valoraremos más un tipo de meto-
variable. '
dología que otra en el análisis de los problemas sociales. El he-
Ahora bien, arguyen los neoclásicos, esto podría convertir a cho de asignar un hueco a la economía en el conjunto de las
la economía en una ciencia normativa al restarle la «neutralidad» ciencias sociales de igual categoría científica y académica que el
que le daba su concepción simplista de la preferencia. No- resto de disciplinas, nos llevará, por ejemplo, a valorar de igual
a economía neoclásica ya era normativa y no existe la posibi- manera la metodología inductiva que la deductiva a través de
hdad de aspirar a la neutralidad pura en las ciencias sociales. modelos matemáticos. Así, para estudiar el comportamiento
Hemos de despejar el cientifismo inherente a la opinión de que de una empresa, podemos tratarla tanto como un concepto ana-
Ja ciencia ha de ser avalorativa y neutral para ser ciencia. Esto lítico que como un modelo: la conceptualización que introduci-
ya o dejó claro Weber y entre nosotros lo ha explicado magis- mos de manera inductiva y las derivaciones deductivas se corre-
tralmente Miguel Beltrán. La misma decisión, presente en cual- girán mutuamente.
quier paradigma, de adoptar o primar unos factores de estudio
sobre otros tiene implicaciones normativas. Y, por supuesto la
postura neoclásica de ignorar actitudes como la cooperación' el ECONOMÍA NEOCLÁSICA SOCIOECONOMÍA
altruismo, o de minimizar el papel de las estructuras de poder
como factores económicos, está «cargada» de compromisos va- Única utilidad Al menos doble: placer y ética
lórateos y no es, ni mucho menos, neutral. Otra cosa es que
intentemos equiparar ciencias sociales e ideología. Eso es otro Sólo razón También valores y emociones
cantar. La socioeconomía no pretende describir cómo debe de Sujeto individual También colectivo
ser el mundo de las relaciones económicas en un entorno social Mercado autocontenido Criterios extramercantiles
asumido sino cómo es y cómo puede llegar a ser, por difícil que
El poder lo da el mercado Hay repartos previos
la complejidad de las situaciones contempladas parezca al re-
duccionismo económico vigente.
Otro contencioso importante entre socioeconomía y el para-
digma neoclásico es el mismo status académico de la economía Como tercer tema de mutua separación entre los dos pa-
como cencía. Nos preguntamos si existe una ciencia puramente radigmas que estamos considerando, amén de las aportaciones
económica y no social que tiene entre sus objetivos estudiar ins- apuntadas con anterioridad, cual es el caso de los criterios de ra-
tituciones, o si, por el contrario, la economía consiste exclusi- cionalidad y de la fundamentación ética, señalemos el caso del
vamente en instituciones sociales. Para la socioeconomía la eco- poder de discrecionalidad. La idea de que los sujetos individua-
nomía es una forma de análisis social; para los neoclásicos, la les saben lo que es mejor para ellos, está firmemente asentada en
el discurso neoclásico y recogida en expresiones como «sobera-
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55
SOCIOECONOMfA LA S O C I O E C O NOMlA

nía de! consumidor», «el que paga manda», o «el cliente siempre a a todos: la primera es trabajo cognitivo, esto es: formación y
tiene razón». Los neoclásicos, a lo sumo, admiten que un sujeto asimilación de experiencia; la segunda es el desarrollo de rela-
puede algunas veces percibir erróneamente lo que es mejor para ciones o adaptación al ambiente social; la tercera es la adecuación
él o ella, pero que por razones de tipo práctico y de eficacia o capacidad de ajuste al cambio contextual. Por esto, la socioeco-
económica, es mejor admitir que los sujetos son efectivamente nomía apuesta más por la educación que por las reglas: la liber-
soberanos en el mercado. tad es potenciada por aquélla y constreñida por éstas. El recurso
Lo contrario sería, arguyen los neoclásicos, que los sujetos neoclásico a corregir mediante la regulación no es más que una
deben de ser guiados por otras instancias y esto supondría abrir forma de reconocer su fallo a la hora de componer un sistema
la puerta a peligrosos totalitarismos. La respuesta de la socio- que potencie la libertad de elección.
economía es que el ejercicio de la libertad de elección es instru-
mental: un medio para conseguir un fin, y como tal ha de acep-
tarlo también la economía, por muy difícil que le sea entender el
término «fin», o incorporar «complejidades externas» a un de
por sí arduo quehacer. Efectivamente, la economía no es un jue-
go, aunque pueda ser un arte. Mantenerse en un nivel de abs-
tracción superior al de la realidad, aunque sea con el sano juicio
de explicarla mejor, tiene el inconveniente de poder llegar a sim-
plificar tanto Jas cosas, que cuando nos venimos a dar cuenta,
acabamos efectivamente jugando a través de dilemas abstractos
con realidades penosas como el paro, la recesión o la pobreza.
El esfuerzo debe ir dirigido a acercarse a la realidad aunque ello
suponga tratar de solventar problemas complejos como el apun-
tado de los fines de las actuaciones humanas.
No se trata de admitir la «irracionalidad» de las decisiones
humanas, como dirían ¡os neoclásicos, sino de asumir su totali-
dad y complejidad. Es en este sentido en el que la crítica so-
cioeconómica tacha a la teoría neoclásica de no referirse a la
realidad. Este escape del mundo, al tiempo que se mantiene el
intento de aferrarse al individuo para salvaguardar lo único que
le queda —su libertad de elección— ha llevado a algunos neoclá-
sicos, y paradigmáticamente a Buchanan y a la Teoría de la Elec-
ción Racional, a salvar el poder de discrecionalidad humano
negando la sociedad. La denuncia de Sen ante esta equivocación
ha sido contundente: el sujeto colectivo existe, las decisiones
colectivas también existen, y la deliberación y el intercambio
están ahí para probarlo.
* El miedo neoclásico por la desaparición del sujeto individual
no tiene razón de ser. Su poder discrecional está asegurado median-
te tres inversiones, que aunque se juzgan costosas son asequibles

56 57
4
LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

4.1. El trabajo y su centralidad

Entramos en un tema de importancia capital. A nuestro parecer,


uno de los más importantes para entender el porqué de la socio-
economía. Comprender adecuadamente la naturaleza del trabajo
humano es, en definitiva, entender la naturaleza de la sociedad.
Si no entendemos que el trabajo es servicio y no interés propio,
no podemos entender qué es ser-con-otros, convivir, como opuesto
a sobrevivir, o, por utilizar terminología etziniana, el paradigma
del yo + nosotros. No es de extrañar, pues, que éste sea el as-
pecto en el que más nos extendamos.
Hemos de preguntarnos, antes de examinar desde el punto
de vista de la socioeconomía el trabajo humano, qué concepto se
tiene de ttabajo. No estamos planteando una cuestión retórica.
Si nos paramos a pensar qué idea tenemos nosotros del trabajo
veremos que es difícil llegar a una respuesta satisfactoria que
englobe todas las situaciones humanas en las que los protagonis-
tas de las mismas piensan que están trabajando. No es de extra-
ñar, por tanto, que el estudio del contenido del trabajo, su valo-
ración social, sus fines y modos nos haya deparado diversas
interpretaciones y abierto nuevas vías de investigación. La difi-
cultad de llegar a una distinción entre trabajo y no-trabajo ha
llevado a algunos autores, entre los que se encuentran escritores
tan eminentes como Garfinkel, Silverman y Giddens, a afirmar

59
SO C I O EC O NO M í A LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

que toda actividad humana es trabajo en la medida en la que dentes. En muchas sociedades con economías de recolección y
directa o indirectamenre hay interacción social y la sociedad como subsistencia el tiempo dedicado al trabajo no pasa de 4 ó 5 ho-
tal transforma la naturaleza y se transforma a sí misma conti- ras diarias, cual es el caso de los aborígenes australianos y
nuamente. Otros autores, como Arendt, nos dan una perspec- los bosquimanos sudafricanos que siguen el estilo de vida tra-
tiva más restrictiva al incorporar la finalidad y autoconciencia dicional. En nuestra propia tradición histórica, se tienen datos
de la persona que realiza la actividad de que se trate ai con- para calcular que en la Roma del siglo IV el número de fiestas
cepto de trabajo. Pero volvamos a la cuestión inicial. ¿Cómo al año era de 175 días. En la Edad Media el gremio de arte-
distinguiremos trabajo de ocio y otras actividades? ¿Es el em- sanos de París tenía sólo 194 días hábiles al año. Si comparamos
pleo remunerado el único trabajo? ¿Dónde termina el trabajo y esto con las 70 y hasta 80 horas semanales que llegaron a traba-
empieza el hobby} ¿Son el arte y la contemplación trabajo? jar los obreros en las fábricas de los países industrializados de
Realmente hemos de llegar a un cierto acuerdo sobre el sig- Europa a mediados del siglo xix, nos damos cuenta de las va-
nificado del trabajo si después queremos apreciar el verdadero riaciones a que ha estado sujeta la medida del trabajo a lo largo
sentido de expresiones como «civilización del ocio» o «sociedad del tiempo.
del bienestar». Además, el trabajo es parte central en las formu- Pero quizá las diferencias más importantes son culturales
laciones de los sociólogos y economistas clásicos sobre las ca- y apuntan a la finalidad del trabajo, algo que escapa a las consi-
racterísticas de la realidad social. Si entendemos el trabajo en deraciones económicas dominantes. Podemos ver el trabajo bien
sentido amplio, podemos conceptuarlo como el ejercicio de ac- como aquello que hace posible la continuidad física de la vida
tividades que capacitan a las personas para mantener cultural y asegurando el nivel de subsistencia, o bien como aquello que
materialmente su existencia cotidiana en el ambiente donde se da sentido a la vida y a través de lo cual se llega a la autorreali-
encuentran. Este ejercicio de acrividades supone la actualización zación personal. Podemos verlo como un deber penoso o como
y desarrollo de las potencias personales en provecho propio o un derecho individual o social que tiene que estar amparado por
de otros. Naturalmente, para esta visión, el trabajo es algo más el Estado. Si consideramos la escala de valores de un monje me-
que el empleo y ahí englobamos tanto el trabajo doméstico como dieval, un yuppie o un dink neoyorquino, o un trabajador de sub-
todas aquellas ocupaciones que la sociedad espera que sus miem- sistencia en la economía informal de una gran ciudad del Tercer
bros ejecuten bien sea por necesidad, personal o social, o bien Mundo, podemos obtener tres distintas acepciones del trabajo.
voluntariamente pero siempre respondiendo a unos ciertos con- Por eso afirmamos que el trabajo en su descripción de conte-
dicionamientos ambientales. En este sentido queremos subrayar nidos, modos y fines está socialmente construido: no existe
la importancia del entorno que es lo que en cierta manera define una cosa objetiva y permanente llamada trabajo. La diferencia
el carácter de nuestra actividad. Es decir, el trabajo no tiene una entre trabajo y no-trabajo raramente se refiere al tipo de activi-
definición unívoca y transtemporal; el trabajo es fruto también, dad. Más probablemente esa diferencia estriba en el contexto
por tanto, de una construcción social. En nuestro entorno cultu- social que reconoce y acepta la actividad humana concreta, contex-
ral esta construcción es primariamente economicista. to que naturalmente varía espacial y temporalmente, y que hoy
A ello no es ajeno que la mayoría de los estudios realizados prima la remuneración sobre otras consideraciones.
sobre el trabajo hoy en día, casi todos en el marco conceptual de Fijémonos en dos actividades que tienen tremenda impor-
la economía neoclásica, se refieren al empleo remunerado. Y tancia y que invariablemente han tenido distinto tratamiento en
esto considerando que este tipo de trabajo tiene una historia las investigaciones referentes al trabajo en la sociedad indus-
muy limitada que no se remonta más allá de unos doscientos trializada. Son el trabajo doméstico y el desempleo. El término
años. Efectivamente, estudios diversos y la investigación an- «mujer trabajadora» es ciertamente equívoco pues a la evidencia
tropológica pueden presentarnos conclusiones quizá sorpren- de la carga de trabajo que la mayoría de las mujeres desempeñan

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SOCIOECONOMÍA LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

en el hogar se le ha superpuesto el fenómeno creciente de la sanamente desempeñar un trabajo. Cuando una situación de
participación de la mujer en el mercado laboral como asalaria- desempleo masivo y permanente se pretende estabilizar de ma-
da. A las personas que trabajan en el hogar, por contraposición, nera no traumática y se acepta el desempleo como una «ocu-
no se les incluye a veces dentro del estatus social de trabajador. pación» estamos quizá llevando al límite la idea de que trabajo
La razón está en que en una sociedad en la que el valor de las es igual a empleo remunerado. Esta desacertada opinión se basa
cosas viene dada por el precio, a aquellas personas que trabajan en la idea de que la remuneración en el peor de los casos es
fuera del sistema de intercambios monetarios no se las consi- una compensación por el esfuerzo realizado al trabajar o por
dera económicamente activas y por tanto su trabajo, si se le puede las frustraciones que el trabajo o la ausencia del mismo pueden
llamar así, carece de valor. Esto nos parece un despropósito provocar. Aquí la diferencia entre trabajo y no-trabajo es mera-
que tiene consecuencias lejanas pues muchas de las desigual- mente monetaria y se supone la centralidad exclusiva del dinero
dades que se producen en el mundo del empleo formal remune- en la vida de unas personas que se autocalificarían antes como
rado, por lo que se refiere a la presencia de la mujer en ciertos desempleadas que como jardineros, madres o enfermeras. Esta
sectores profesionales y dentro de ellos en el acceso a puestos de es quizá una de las mayores contradicciones de las asunciones
dirección, tienen su origen en una desvalorización del trabajo culturales de la economía estándar, donde la centralidad del tra-
doméstico. El hecho de que el empleo remunerado de la mujer bajo está enfrentada con su escasez, donde los graves traumas
muchas veces tenga que acomodarse a las exigencias de un tra- que provoca su ausencia se intentan remediar con compensa-
bajo doméstico socialmente infravalorado hace que en muchos ciones transitorias, y donde el desamparo de los que no tienen
casos la mujer vaya sobrecargada y no pueda tener las mismas derecho a remuneración está acentuado por la falta de alterna-
expectativas que el varón para aceptar nuevas responsabilidades tivas a lo que estrechamente se considera un trabajo normal. No
ya sea dentro o fuera del hogar. siempre ha sido así y también ahora afortunadamente están apa-
En el examen de los trabajos de investigación llevados a cabo reciendo situaciones que abogan por una mayor flexibilidad en
recientemente en diversos países, se observa que a pesar de la el trabajo. Quizá sea pertinente ahora dar una visión retrospec-
evolución de las formas de trabajo y el cambio de mentalidad, tiva sobre qué se ha entendido por trabajo para evaluar dónde
la división sexual del trabajo imperante sigue teniendo con- estamos y en qué escenarios podemos acabar.
notaciones patriarcales. Mientras que pueden obtenerse medias
reales de 44 horas semanales de trabajo para la población mas-
4.1.1. El trabajo en el período helénico
culina asalariada, en la población femenina se llega a las 70 ho-
ras, 33 de ellas de trabajo en el hogar. Incluso en los lugares y Las tradiciones greco-latina y judeo-cristiana, de las cuales es
situaciones personales donde se intenta adoptar una política heredera la civilización occidental, han tenido distintas y con-
o estilo igualitario, el acceso de la mujer al empleo remunerado trapuestas visiones del trabajo a lo largo del tiempo. Por lo que
no está acompañado de un paralelo acceso del hombre al tra- sabemos a través de las obras de Platón y sobre todo de Aristó-
bajo doméstico y cuando éste se realiza se hace de manera tre- teles, en la Grecia clásica se tenía una baja opinión del trabajo
mendamente selectiva. Por todo esto vemos pertinente llevar a en el sentido más convencional del término. La idea de un traba-
la práctica las consecuencias de la afirmación de que el trabajo jo como medio de subsistencia y por tanto de carácter más o
es algo más que el empleo remunerado y que el trabajo domésti- menos necesario era considerada innoble y alejada de las condi-
co ha de ser realmente tenido como tal para los efectos de con- ciones que promueven la virtud. Por otro lado la libertad de
sideración social y práctica que todo trabajo tiene. decidir cada día la ocupación del tiempo de manera que exista
Un caso inverso es el desempleo donde podemos encontrar la posibilidad real de dedicarse al cultivo de las virtudes, la con-
situaciones en las que se obtiene una remuneración sin nece- templación intelectual y especialmente a la política, era conside-

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SOCIOECONOMÍA LAS P O L Í T I C A S
SOCIOECONÓMICAS
rada como un patrimonio inexcusable de todo ciudadano libre.
El trabajo del ciudadano libre tenía, pues, como característica de interacción social. Pero esto, en la antigüedad está todavía
fundamental el hecho de no estar sometido a necesidad y no muy lejano. Una verdadera ideología del trabajo no puede desa-
eran las actividades, manuales o comerciales, las que se conside- rrollarse cuando la fuerza de trabajo puede quedar totalmente
raban degradantes (podían ser incluso recomendables) sino su privada de libertad, autonomía y dignidad sin peligro para la
imposición permanente sobre el individuo. Esta mentalidad ex- pervivencia del sistema. En este sentido podemos afirmar que el
plica en cierta manera la esclavitud. Los griegos entendían la sistema esclavista antiguo es más una antiideología del trabajo
esclavitud, no como se puede haber entendido en otras épocas que otra cosa.
sino de manera parecida a como boy hablamos de alguien que es
esclavo de su trabajo. La esclavitud no era entonces un mecanis-
4.1.3. El trabajo y el cristianismo
mo de explotación con vista a disponer de una mano de obra
barata sino más bien un intento de separar el trabajo de subsis- El advenimiento del cristianismo ciertamente provoca un cam-
tencia de los requerimientos de una vida verdaderamente huma- bio cultural profundo que da origen a diversas ideologías del
na en el sentido de que aquello que el hombre compartía con los trabajo. Tras la primera admonición paulina -—«el que no traba-
animales no era verdaderamente humano. Así la sociedad griega je que no coma»— hecha en el marco de un igualitarismo uni-
estaba dividida entre esclavos, artesanos libres y extranjeros, por versal y al tiempo que van tomando forma diversas tradiciones
un lado, y ciudadanos libres que no tenían que ocuparse de la al amparo del mandato del Génesis —«henchid y sojuzgad la
subsistencia, por otro. La libertad se convertía en prerrogativa tierra»—, del énfasis en la pobreza voluntaria o de la distinción
aristocrática, opinión que lia estado presente durante mucho tiem- entre vida activa y vida contemplativa, van a surgir varias teo-
po en la historia sustentada por el servilismo, la esclavitud y el rías y formas de organización social que van a dejar su impronta
apartheid. en la historia social del mundo occidental.
Por lo que se refiere al período medieval es quizá Tomás de
Aquino el exponente más significativo. Pata el de Aquino el tra-
4.1.2. El trabajo en la civilización romana
bajo es un bonum arduum, un bien arduo, una actividad respe-
La esclavitud sigue moldeando la ideología del trabajo en Roma. table y costosa pero que debe de estar en todo momento condi-
Hay, sin embargo, aquí tres factores que marcan diferencias con cionada por las exigencias de la vida espiritual. Aunque Tomás
respecto a la Grecia clásica: el aumento desorbitado del número de Aquino rescata el trabajo del estado de postración en que
de esclavos que hace que el esclavo pase a desempeñar como lo dejó su mentor Aristóteles, su visión refleja en cierta manera el
mano de obra barata y dominada uno de los pilares del sistema dualismo medieval entre el espíritu y la materia. El trabajador
romano de producción y consumo; la influencia del pensamien- podía y debía ejercitarse en el intercambio de servicios con obje-
to estoico y el consecuente auge de una mentalidad preigualita- to de mejorar su vida, pero en orden a una finalidad trascen-
ria en claro contraste con el sistema esclavista; y, por último, el dente. Por otro lado, la regla benedictina llamaba la atención
desarrollo del derecho romano que sienta las bases para una sobre el peligro de la ociosidad y otdenaba un trabajo regular
posible implantación de una estructura de derechos globales a horas fijas. El trabajo se podía imponer como penitencia y
para un marco político universal, anticipo de las posteriores era también una disciplina que contribuía a la resignación y al
formulaciones de los derechos humanos. forjamiento de las virtudes. Ciertos trabajos, como aquellos
A partir de estos condicionantes, con la desaparición de la que practicaban la usura, de dudosa finalidad trascendental,
esclavitud, se podrá hablar más adelante de la aparición de una fueron tremendamente discutidos y hasta proscritos en ciertos
mentalidad nueva que verá en el trabajo un verdadero vehículo lugares.
Es ciertamente difícil hacer un balance general de cómo se

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SOCIOECONOMiA LAS P O L Í T I C A S
SOCIOECONÓMICAS
entendía el trabajo en el Medievo, máxime cuando la teoría y la
práctica diferían ampliamente y el grado de implementación de trabajo dispuesta al sacrificio y, más importante, la aparición de
la estratificación feudal no parece que fuese uniforme en toda una vida económica racional y de carácter burgués donde el tra-
Europa. Sí parece evidente que al tiempo que las servidumbres bajo duro y la vida frugal producen el ahorro y la acumulación
sociales fueron dando paso a las servidumbres económicas y los de capital. La obra de Weber tiene puntos abiertos a la crítica, no
centros de autoridad se fueron uniformando en torno al poder obstante debe considerarse como una aportación importante.
real, este empezó a dispensar privilegios a ligas comerciales y Este breve recorrido histórico nos introduce ahora, ya en la
gremios lo que aceleró la aparición del capitalismo. época moderna, en una discusión que, no por ser antigua, es
menos importante. Nos referimos a la relación entre trabajo y
valor, que tiene, a nuestro juicio, gran relevancia para marcar
4.1.4. El trabajo y el capitalismo conceptualmentc las diferencias entre el paradigma económico
En este punto hemos de mencionar a Max Weber y su estudio de estándar y el paradigma socioeconómico.
las relaciones entre religión y cambio social. Sus investigaciones
en torno a la época de la Reforma le llevaron a publicar La ética 4.1.5. Valor y trabajo
protestante y el espíritu del capitalismo, obra que a veces no ha
sido correctamente entendida. Weber no quería decir que el pro- Ciertamente, donde más se subrayan las diferencias entre el pa-
testantismo fue la sola causa dominante en la aparición del capita- radigma socioeconómico y el neoclásico sobre el concepto de
lismo ni que contrariamente al espirítualismo medieval católico trabajo, que es el quicio donde se sostienen las diferentes con-
el «materialismo» protestante supusiese un incentivo y apoyo al cepciones económicas, es examinando la teoría del valor. To-
capitalismo. mando en consideración la importancia que tiene el trabajo en
Weber subrayó el concepto de llamada o vocación al trabajo la vida humana cabría esperar que toda doctrina sociopolítica
implícito en la predicación de Calvino, concepto al que era aje- o económica propusiese cierto entendimiento del trabajo como
no Lutero, quien, aunque después parece que cambió de opi- base de exposición de elaboraciones posteriores. El trabajo ten-
nión, inicialmente sostuvo que la adquisición de riquezas más dría que ser el punto de referencia de las distintas teorías econó-
allá de lo necesario para la digna subsistencia era un claro sínto- micas y también el elemento diferenciador. Sin embargo, una
ma de ausencia de gracia. Los calvinistas creían que una minoría profunda filosofía del trabajo se echa en falta en las mayoría de
de personas estaban predestinadas al bien o al mal eterno aun- las ideologías económico-políticas dominantes.
que no era posible conocer el carácter de la predestinación pues El trabajo se ha hecho depender de consideraciones de efi-
no se presentaba con signos externos. Esta creencia, según We- cacia pragmática en la economía planificada y de las tensiones
ber, fue cambiada en la práctica pastoral y contra los pronuncia- propias al sistema de mercado en la economía estándar. Toman-
mientos del mismo Calvino, en el sentido de que vino a ser ne- do en cuenta que, como dijo Schumacher, el recurso más impor-
cesario creerse predestinado y rechazar cualquier duda al respecto tante es la iniciativa, imaginación e inteligencia del hombre mis-
como una tentación. Los calvinistas pasaron así a conformar un mo, parece mentira que la sensatez del que produce importe tan
modelo de vida de disciplina, trabajo y buenas obras, no como poco al político moderno. El trabajo es, sin embargo, de capital
un medio para obtener la salvación eterna, sino como una ma- impottancia, y dentro de ello es crucial lo que el trabajo hace o
nera de reducir las dudas al respecto ante uno mismo y ante los produce al que trabaja. La motivación social, la integración
demás. y participación en la vida comunitaria, la satisfacción en la em-
Esta ideología —la ética protestante del trabajo— conformó, presa y en las relaciones sociales, dependen en gran manera del
según Weber, el reclutamiento y la educación de una fuerza de trabajo. Entender el trabajo así es, por otra parte, una propuesta
específicamente socioeconómica.
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SOCIOECONÓMICAS
Al sentido del trabajo no se le concede siempre la importan-
cia que merece. El porqué y para qué del trabajo se responden Esta diferenciación ideológica es de capital importancia, pues
casi siempre en contextos que no son del todo afortunados. La condiciona a la economía a buscar una teoría del valor que al tiem-
situación de irresponsabilidad que se vive en la cadena de produc- po que reconoce la utilidad del mercado para la sociedad, sea
ción no es más que un reflejo de que el trabajo es entendido compatible con el entendimiento del trabajo, como un concepto
muchas veces como una utilidad del mercado que puede comprarse primariamente metaeconómico. Esto constituye un reto para los
y venderse, es decir, separarse del individuo que le da sentido. La economistas. No es fácil convertir unos sistemas de producción
irresponsabilidad del trabajador es quizá uno de los principales orientados al beneficio, y donde capital y trabajo se consideran
problemas del sistema de producción moderno. Cuando el obje- dos fuerzas extrañas, en un sistema de participación, responsabi-
tivo básico de todo el sistema económico es alzar la productivi- lidad y autonomía. Lo que se propone en concreto es una reconci-
dad al menor coste, el ttabajo humano es marcado por la indesea- liación de principios entre lo que podemos llamar la concepción
bilidad. Es decir, hay que ahorrarlo; es un estorbo necesario ideal-cualitativa y la concepción material-cuantitativa del trabajo.
para la eficacia y el beneficio de la producción a gran escala. El contraste entre lo ideal y lo material, por un lado, y
El tema de la irresponsabilidad individual en el sistema de pro- la cantidad y la calidad, por otro, es un dualismo inherente a la
ducción moderno es importante y ha preocupado a la mayoría de moderna teoría del valor, la neoclásica, y que también está pre-
los estudiosos de la socioeconomía y, especialmente, a Etzioní. sente en la formulación de Marx. La actitud material-cuantita-
Se trata de encontrar un sistema o unas adecuaciones que per- tiva se manifiesta en el pragmatismo de la planificación econó-
mitan al trabajador participar activa y responsablemente en la mica a gran escala, que considera que los procesos económicos
producción, pero con un protagonismo propio y no delegado y están inmersos totalmente en la realidad material hasta el punto
que resulte en soluciones viables para la empresa misma. Todo de identificarse con ella. Por otro lado, la actitud ideal-cualita-
esto descansa en un concepto del trabajo verdaderamente hu- tiva, claramente distinta de la anterior, trata de compensar la po-
mano, es decir, en una filosofía del trabajo coherente y lógica al larización precedente dando unos cimientos ideológicos donde
tiempo que viable. En este sentido, y éste es el punto de partida, el trabajador pueda realizarse con su trabajo y no solamente con
el trabajo es un concepto metacconómico. Meta económico porque la recompensa del mismo.
no parece que deba de estar sujeto a las consideraciones de la Entre otras cosas, se trata de dar un análisis eminentemente
planificación económica general, sino viceversa: es la economía materialista del proceso económico aunque quepa también una
la que debe de amoldarse, y esto por su propio beneficio, a una interpretación idealista sobre las bases ontológicas de la econo-
concepción equilibrada del trabajo donde pueda estar presente mía. En definitiva, la permanencia de la bipolarización idea-materia
el ejercicio de la responsabilidad. o, lo que es lo mismo, ética-práctica, conlleva una diferencia-
A nuestro juicio, constituye un error grave equiparar trabajo ción radical entre el mundo de los bienes y el comercio, que resulta
y factores de producción; sería tanto como anular la persona- de la inventiva y el trabajo humanos, y el mundo de la razón
lidad individual. Cuando el trabajo se considera como un factor y las realidades metaeconómicas, que son las que deberían dar
de producción sin más, nos encontramos con que la estructura sentido a ese trabajo. Hay que dejar que las dos concepciones
económica falla en respetar la independencia funcional del va- se fundan, que la economía sea capaz de explicarse a sí misma y
lor del trabajo humano como algo propio del individuo, y como que las ideas abstractas dejen de ser puramente autónomas. La
consecuencia se pone en duda la mutua independencia de la eco- coherencia de los planteamientos económicos, en tanto en cuan-
nomía y la sociología. En este sentido podemos decir que el tra- to inciden en el mundo del trabajo, deben de respetar la funcio-
bajo tiene un fin en sí mismo y que, por tanto, hay que diferen- nalidad del trabajo humano, lo que significa que deben hacer
ciar conceptualmente el trabajo y el producto del trabajo. compatible su utilidad social con su funcionalidad personal. El
modo de hacer esto posible es encontrar una teoría del valor

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SOCIOECONOMlA LAS P O L Í T I C A S
SOCIOECONÓMICAS
que reconcilie la materia y la razón, la finalidad y la acción; en
concreto: que defienda el trabajo de interpretaciones meramen- días y conforma la economía estándar. La moderna teoría del
te economicistas. valor defiende que ya que con la teoría clásica no se podía dar
razón de los gustos y demandas de bienes a gran escala, es decir,
4.1.6. Los clásicos que estas corrientes ni) estaban representadas en el precio, no se
podía pretender que los precios reales estuviesen basados sola-
La teoría clásica del valor, propugnada por los iniciadores de la mente en el trabajo invertido en los diferentes bienes.
economía moderna, afirma que la medida del valor es el trabajo. Para los neoclásicos, la oferta y la demanda tienden a producir
El trabajo es la fuente del precio y principio de toda ley econó- un precio real, que es, a su vez, un factor determinante del valor
mica. Para los clásicos, el precio de un bien de consumo, que del producto. Lo que para Adam Smith era el trabajo, para los
hace referencia a su valor de intercambio y no a su valor de uso, neoclásicos es el mercado capitalista. Los precios, y en definitiva,
debe de estar basado en el trabajo y cansancio que ha llevado a el valor son determinados por las fuerzas ocultas que presiden
producir ese bien de consumo o en el trabajo y cansancio que las transacciones económicas, que si se dejan actuar libremente
uno puede ahorrarse mediante su uso. Lo primario en el precio y sin interferencia representan una más acertada fuente de valor
es el trabajo que contiene el producto, que «vale» más o menos que el trabajo. El valor, según esta teoría, es, por tanto, ajeno al
según represente más o menos trabajo. producto en sí mismo, pues viene a depender de la situación
Este precio, que puede ser llamado precio natural, debe coin- coyuntural del mercado. Una vez asentadas estas premisas, que
cidir además con la cantidad necesaria para amortizar las inver- divorcian el valor del trabajo, se presenta el problema de expli-
siones en alquiler, salarios, materia prima y transporte del que ela- car las variaciones de precios.
bora el bien. La riqueza de la persona coincide, por tanto, con su Para los neoclásicos, si los precios cambian mientras que el
capacidad para trabajar, lo que incluye su preparación, eficacia trabajo se mantiene constante, no es por otra razón más que
y la calidad que transmite a sus productos. Estamos, por tanto, porque el valor también cambia. El valor se identifica con el precio
tal y como defiende Adam Smith, ante una concepción del valor y éste con la ley de la oferta y la demanda, es decir, con el mer-
que explica el origen de la riqueza a través del trabajo y donde cado, mientras que el trabajo debe supeditarse a los condiciona-
la fijación de precios de mercado constituye una aspiración se- mientos que la venta y el suministro le imponen. En resumen,
cundaria determinada en todo caso por el trabajo mismo. tenemos una situación donde el valor es debido a una infinidad
Esta teoría del valor representa el inicio de la ciencia econó- de variables no conocidas de antemano y donde la fluctuación de
mica y en ella está consagrado el principio de que el trabajo es el precios origina una fluctuación de valor, siendo el mercado la
origen del valor y, por tanto, de que el trabajo es un concepto fuerza regulatoria. Los neoclásicos, pues, solucionan el problema
metaeconómico. Los clásicos: Adam Smith, Robert Owen, William de encontrar una justificación a las variaciones de precio en el
Godwin y David Ricardo hasta cierto punto, defienden la unifi- mercado abierto, rechazando la explicación dada por Smith so-
cación de criterios entre la concepción materialista y la idealista bre el origen del valor y desviando, como aconsejan los neoclá-
y la idea del entendimiento del trabajo humano como un fin en sicos, el centro de gravedad del sistema económico del trabajo al
sí mismo. Sin embargo, con el desarrollo posterior de la ciencia mercado. La puerta quedaba abierta también para establecer una
económica esta concepción no va a permanecer. distinción perpetua entre la etica y la práctica económica

4.1.7. Los neoclásicos


4.1.8. Marx
De la teoría clásica del valor se pasa a la neoclásica, que es la que
ha estado más en boga en el mundo occidental hasta nuestros Marx, por otro lado, también corregiría a Smith. Para Marx, que
no podía aceptar las explicaciones de los neoclásicos, el proble-

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SOCIO ECONOMÍA LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

ma de cómo encontrar una explicación lógica a la variación de de valor. Cómo pueda hacerse esto tras una larga experiencia de
la razón trabajo-precio en los distintos productos representaba predominio de ideas neoclásicas constituye uno de los más atrac-
también una separación de los postulados de Adam Smith. No tivos dilemas de la economía futura.
obstante, Marx no podía aceptar una explicación que no consi-
derase el trabajo como única fuente de valor. Él tenía que reco-
4.1.9. El trabajo y los inicios de la sociología
nocer el carácter finalista del trabajo y al mismo tiempo salvar el
escollo de la determinación del precio en el sistema de mercado, Vayamos ahora al trabajo en sí mismo. Nos parece que una discu-
que se consideraba necesario (para Marx, el capitalismo era tan sión sobre el concepto de trabajo, vista la importancia que tiene
necesario como superable). en los fundamentos de la economía y en la conformación de
Así, para formular una teoría del valor que diese al trabajo sociedades, es tremendamente pertinente. Lo que pretendemos
el carácter determinante como única fuente de riqueza, Marx es ilustrar la necesidad mutua y la dependencia que tienen la
introduce el concepto de trabajo acumulado bajo el que se agru- sociología y la economía. Para ello utilicemos a los clásicos de
parían todos esos factores no estrictamente laborales, como la sociología.
cooperación, tierra y capital. De este modo, y gracias al nuevo con- Los sociólogos clásicos y en concreto esos padres fundadores
cepto, la valoración en el precio de mercado de los bienes de que forman la troika sociológica por excelencia: Marx, Dur-
consumo, que no podía ser explicada directamente por el trabajo, kheím y Weber, tuvieron todos ellos una concepción del trabajo
en el sentido que había dado a este término Adam Smith, debía que en su mayor parte derivaba de los presupuestos sobre los que
explicarse utilizando el concepto de trabajo acumulado, que en se discutía el advenimiento de la sociedad industrial o el sistema
la mayoría de los casos se refería al capital antagónico. Según de producción y consumo capitalista. De las similitudes y dife-
esta explicación, el trabajo es todavía la fuente del valor, pero rencias que se podían apreciar en estos presupuestos surgirían
no el trabajo directo, como señalaban los clásicos, sino también diferencias en la concepción del trabajo.
el abstracto e indirecto, que no es exactamente cualificable. En Para Marx lo que diferencia esencialmente a la especie hu-
resumidas cuentas, vemos que, como ocurría con los neoclásicos, mana de las demás es la capacidad que tiene aquélla de producir
la búsqueda de una coherente teoría de precios en el mercado los medios para su propia subsistencia y mejoramiento material.
nos lleva a abandonar los postulados clásicos y, en concreto, el El mundo del trabajo encierra el secreto y nos da los indicadores
dejar de considerar al trabajo personal directo como la única para saber si una sociedad está o no encaminada a la liberación,
fuente del valor. bienestar y atmósfera de felicidad a que está llamado el ser huma-
Vista un poco la evolución y el rechazo que ha tenido la no. El análisis de la sociedad contemporánea y más en concreto
teoría del valor de los economistas clásicos, nos damos cuenta el sistema de producción y consumo capitalista y no el indus-
de que la concepción del trabajo directo como determinante del trialismo en general representa para Marx un grave obstáculo
valor y del precio, y la idea de la funcionalidad del trabajo y la para la consecución de esas metas. Por eso Marx distingue entre
disociación entre trabajo y cosa trabajada mueren con la imposi- objetivación y alienación.
ción de las leyes del mercado sobre el individuo que trabaja. Objetivación es el producto del trabajo que el hombre hace
Éste es también uno de los momentos clave para estudiar la pér- a partir de la materia prima que conlleva la creatividad de los
dida relativa de poder por parte del individuo que trabaja frente productos y al mismo tiempo está separado de él conccptual-
al sistema en el que trabaja. mente. La producción de bienes es necesaria para la vida social,
El reto que tiene la sociedad contemporánea si quiere vol- el sostenimiento de la estructura material sobre la que se asienta,
ver a dar al trabajo un sentido como vehículo de realización y también para la autorrealización del potencial humano. Sin
personal es precisamente tratar de ver en él la verdadera fuente embargo, dice Marx, en el sistema de producción capitalista, o

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SOCIOECONOMÍA LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

sea donde los bienes de producción están detentados por una ción social más claramente definida y precisa. En este sentido, la
minoría, donde la mayoría sólo dispone de su fuerza de trabajo, «solidaridad orgánica» constituye para Durkheim, a la vez, un
y donde la producción está orientada al lucro a través del mer- diagnóstico de las tendencias propias de la nueva sociedad y
cado, el resultado no es la objetivación sino la alienación, es un ideal al que siempre hay que tender.
decir la imposibilidad de la autorrealización a través del trabajo La división del trabajo, la especialización funcional, el modelo
y por ende la imposibilidad de la realización humana misma. de vida asociativo más que comunitario (o, lo que es lo mismo,
Marx sólo analiza un tipo de trabajo, el trabajo asalariado, basado en la libre contratación y no en el miedo a la sanción
que tiene lugar en el seno de la factoría industrial o en los cam- penal, propio de la «solidaridad mecánica») vigoriza a la sociedad
pos de labor y naturalmente pasa un poco de largo sobre todas moderna, dotándola de unidad y diversidad al mismo tiempo.
las otras formas de explotación que no tienen su origen en la Sin embargo, Durkheim era consciente de que no existía (ni proba-
clase social. En definitiva, si bien Marx intentó un enfoque blemente podría existir nunca) una «solidaridad orgánica» per-
metaeconómico del trabajo, vino a obtener una teoría socioló- fecta. En concreto, Durkheim destacaba una serie de factores de
gica de la factoría industrial. A pesar de ello su aportación ha crisis que le preocupaban: enfrentamiento entre empresarios y
sido y es tremendamente importante para entender en sus justos trabajadores, con la consiguiente quiebra del progreso económi-
términos el concepto de trabajo. co; exceso de especialización científica y pérdida del horizonte
La contribución de Emite Durkheim a una teoría del trabajo teórico-moral en la investigación; defectos de organización so-
se deriva fundamentalmente de sus elucidaciones en La división cial y crisis de los valores. Estas disfunciones producirán anomía
del trabajo social. Inicialmente Durkheim se pregunta por la y tienen su causa remota en la división del trabajo moderno.
función o papel que tiene la división del trabajo en la sociedad Una diferencia de planteamiento entre Marx y Durkheim ca-
en cuanto elemento persistente o, lo que es lo mismo, a qué bría recalcar. Mientras que la crítica marxiana al sistema de
necesidad corresponde. La respuesta inmediata parece ser; la de división del trabajo en el capitalismo primitivo podría parecer
aumentar la fuerza producida y la habilidad del trabajador. Sin afín a la interpretación de Durkheim de los efectos patológicos
embargo esta ley se cumple en ámbitos más amplios que el econó- de cierta división del trabajo, la alternativa marxiana apuesta
mico y, por tanto, la respuesta de los economistas, y concreta- por una reintegración de las habilidades y la durkeimiana por la
mente de Marx, en este campo no puede sernos suficiente. El expansión y profundizacíón del sistema de especializaciones
principal resultado de la división del trabajo desde el punto de de acuerdo con las naturales inclinaciones de cada individuo.
vista social no es que aumentase el rendimiento de las tareas Durkheim veía que era posible superar las consecuencias anó-
divididas, sino el hacerlas más solidarias. micas de la división del trabajo y encontrar un trabajo u ocu-
La división del trabajo sirvió para integrar más la sociedad pación no forzada, en la que se pudiesen valorar los méritos
a fuerza de diversificarla funcionalmente. En consecuencia, la individuales, mediante alguna forma de instituciones o corpo-
división del trabajo va más allá de lo económico, pues estriba en raciones que sirvieran de puente entre las partes concernientes.
el fondo en los modos de cohesión social que imponen los diver- En este sentido el optimismo de Durkheim se contrapone al
sos tipos de solidaridad. Esta última es un fenómeno totalmente pesimismo marxiano. Sin embargo, para Durkheim, como para
ético que se revela en sus manifestaciones jurídicas. Éstas co- Marx, el trabajo está del todo sujeto al tipo de organización
rresponden a dos tipos fundamentales de solidaridad que, a su social y también para los dos tiene cierto aspecto mesiánico:
vez, determinan dos tipos extremos de sociedad: la «solidaridad para el primero como forma de cimentación de la solidaridad
mecánica» y la «solidaridad orgánica». La solidaridad orgánica, (orgánica) y para el segundo como plasmación de cierto iguali-
que se da en las sociedades modernas, afirma la sociedad frente tarismo social. Estos planteamientos son claramente ajenos al
al individuo en el sentido de que el individuo tendrá una fun- entendimiento neoclásico del trabajo.

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SOCIOECONOMÍA LAS P O L Í T I C A S
SOCIOECONÓMICAS
La grandeza del descubrimiento de Max Weber sobre los orí-
genes del capitalismo radica precisamente en demostrar que re- maniobra aunque la fuerza de los aspectos organizativos (racio-
sulta posible una enorme y estrictamente mundana actividad sin nalidad y burocracia) y culturales (ética protestante, etc.}, por
tener que preocuparse o disfrutar del mundo, actividad cuya otro lado, marquen la actividad productiva con unos condiciona-
motivación más profunda es, por el contrario, el interés y pre- mientos claros si bien no pueden considerarse como determi-
ocupación por el yo. La alienación del mundo, y no la propia nantes extrínsecos. En este sentido Weber no se esfuerza en cons-
alienación, como había creído Marx, ha sido la marca de con- truir una teoría metaeconómica del trabajo, un deber ser de la
traste de la Época Moderna. Efectivamente, la Época Moderna actividad laboral. Más bien centra sus esfuerzos en analizar y
ya no sólo se caracteriza por la pérdida de la certitudo salutis, separar las características del trabajo moderno en la medida en
de la certeza de la salvación, que es lo que en opinión de Weber que a través de él se manifiesta la acción social. Esto lo vemos
realmente cambia ía estimación del trabajo en la sociedad y por perfectamente lógico dentro del enfoque weberiano cuando con-
tanto propicia el nacimiento de una nueva ética, se trata tam- sideramos las dificultades inherentes a mantener una actitud neutra
bién de una sociedad en contradicción con respecto al valor del con respecto a los valores, una de las exigencias de Weber en
trabajo mismo. la tarea del sociólogo, al tiempo que dar un juicio de finalidad
La interpretación weberiana de esta situación se centra en el sobre la actividad laboral.
redescubrimiento del peso de la individualidad en el sentido de que Las aportaciones de Weber en la consideración del trabajo nos
la acción humana individual tiene consecuencias inintencionadas son muy útiles. Algunas de sus elucidaciones sobre el trabajo
pero relevantes para la configuración del entorno socioculturai. de la antigüedad nos parecen aplicables al estado de alienación
Si a esto añadimos el énfasis que pone Weber en el desarrollo cultural en que viven muchas masas humanas en la gran urbe
de la burocracia y en el proceso de racionalización, tenemos moderna. En este contexto, la expresión weberiana, «pensionó-
quizá los principales elementos propios de la concepción del polis de un proletariado de consumidores» es tremendamente
trabajo de Weber. acertada. Por otro lado, toda su elaboración sobre la ética del
Para Weber en el lugar de trabajo confluyen no sólo una trabajo ha tenido una influencia capital en la investigaciones
necesidad económica sino también la aceptación de una ética de de muchos sociólogos e historiadores contemporáneos y con-
trabajo y de una autoridad burocrática. Esto construye un sis- tinúa siendo un punto de referencia fundamental. También para
tema de relaciones flexible y estable al mismo tiempo donde la socioeconomía, en la medida en que asume que la ligazón
cada individuo se posicíona socialmente de acuerdo con unas entre ética y ordenamiento económico vertebra y condiciona los
perspectivas de movilidad y sus circunstancias de prestigio, comportamientos humanos.
ingresos, etc. No estamos, como en Marx, ante una estructura El recorrido que acabamos de hacer, aunque pueda haber
de trabajo alienante en un sistema que no facilita el acceso del parecido prolijo, nos ha enseñado algunas cosas importantes;
trabajador a la propiedad de los medios de producción. Para principalmente dos. Por un lado, la finalidad del trabajo y la
Weber las características de! trabajo no están supeditadas a los valoración del mismo determinan y conforman culturas; por otro,
condicionamientos de clase en el sentido marxiano del término. la sociología es muy necesaria para la economía. Éstos son te-
El concepto de clase y la estratificación social weberiana son mas capitales en la formulación del paradigma socioeconómico.
mucho más amplios. Por eso su visión del trabajo humano es
que éste está menos determinado por agentes externos que en la
visión de Durkheim y ciertamente que en la de Marx. 4.2. El ejercicio del poder. El comunitarismo
La movilidad y flexibilidad presentes en la estratificación social
Los seguidores del paradigma neoclásico afirman que las orga-
weberiana dejan ciertamente al trabajo una gran amplitud de
nizaciones empresariales y otros actores económicos no tienen

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SOCIOECONOMIA LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

poder sobre el mercado sino al contrario: es el mercado el que simplificaciones. Suponer que las relaciones de poder en el mer-
dicta las formas de funcionamiento. La socioeconomía, por el cado pertenecen sólo a la esfera económica es una más de las
contrario, reconoce la ccntralidad del juego de poderes que con- simplificaciones de la economía neoclásica: la política, más que
forman y moldean los mercados. Un análisis de los procesos so- la economía, es un factor clave en el entendimiento de este pro-
ciales de legitimación de poderes es un requisito previo para blema.
poder entender los mecanismos de formación de identidades en Bien es cierto que los neoclásicos afirman que la esencia de
el ejercicio de las operaciones mercantiles. Trataremos de ver la competencia perfecta es la máxima dispersión de poder (Sti-
ahora cómo los sujetos económicos ganan o pierden poder a gler). Pero no tienen en cuenta el «poder añadido» del bene-
través de los comportamientos legitimados por el sistema vigen- ficio económico. Incluso cuando la economía estándar nos ha-
te de producción y consumo. bla de las organizaciones industriales o de la concentración
Realmente no se dan intercambios económicos entre iguales: económica, todavía trata a la economía como un mundo aparte
un centroamericano necesita trabajar cuatro veces más usando de la política, no contaminado por la ambición de poder. Na-
el mismo capital que un norteamericano si quiere comprarse un turalmente este análisis deja mucho que desear. En la medida
coche fabricado en Norteamérica, mientras que un norteame- en que la utilización del poder político por el económico es
ricano trabajará sólo un cuarto de lo que un centroamericano ignorado, en esa medida se ignora también el «poder añadido»
si desea adquirir un coche de la misma clase pero fabricado en que representa la obtención de beneficios excesivos y, al mismo
Centroamérica. Pero, aparte de esto, el poder no sólo se ejerce tiempo, se acepta, porque no se quiere ver, la corrupción. De
sobre el mercado con medios económicos: los actores económi- hecho, la separación conceptual que hacen los neoclásicos en-
cos más poderosos también usarán su capacidad de persuasión tre política y mercado, rinde una nueva simplificación: la de
sobre la esfera política para que la legislación les favorezca. Es aceptar la irrealidad del reparto equitativo del poder mediante
un hecho que los procesos económicos están profundamente el sufragio universal y, por tanto, considerar a la democracia
influenciados por grandes corporaciones, sindicatos y grupos como un «estado» y no como un proceso en el que hay que
de presión y que no siguen los dictados del mercado linealmente. profundizar continuamente.
La imagen de competición perfecta que tienen y con la que tra- Quiere esto decir, que si los actores económicos actúan políti-
bajan los neoclásicos no se ajusta a la realidad. camente, el proceso de profundización democrática también debe
De esto se sigue que, al menos si consideramos el punto de de verse como un objetivo a alcanzar en la esfera económica.
vista de la realidad de los intercambios mercantiles, la compe- Aunque de esto hablaremos en el siguiente punto, conviene ahora
tencia, o la tan manida eompetitividad, tiene una gran carga repasar de que manera podemos iniciar un proceso de profundi-
larvada de conflicto, y no solamente conflicto económico sino zación democrática y, para ello, es preciso ver cómo han evolu-
también social. La supuesta competencia libre está enmarcada cionado las estructuras de poder en los últimos años.
por normas legales y por instituciones y mecanismos políticos En tres imágenes podríamos recorrer el siglo XX. La primera
y sociales que trabajan con cierta autonomía pero que también nos da una estructura jerarquizada donde la concentración de
interactúan entre ellos. Este marco puede actuar muy poco, en- poder equivale a una concentración de propiedad. Es la situa-
trar en contradicción interna, o ser incapaz de ejercer su misión ción de principios de siglo y que da lugar a las revoluciones
reguladora y protectora de lo que se llama con cierto eufemis- sociales como las de Rusia y España, que aspiran a invertir la
mo libre competencia, pero también puede sobreactuar hasta pirámide distribuyendo la propiedad y por tanto generalizando
el punto de suprimirla. Mantener el equilibrio entre los dos ex- el poder. En esta situación la manera de escalar puestos en la
tremos es fundamental. Pero para ejercerlo es de suma impor- escala social era el acceso a la propiedad, primero rural y después
tancia situarse en el eje de la realidad y no usar abstracciones o industrial, a través de mecanismos relacionados en su mayor parte

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SOCIOECONOMÍA LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

entendido como capacidad de manejo y no como sabiduría. Los


sin-poder son los que están alejados de las estructuras que facili-
tan la experiencia de manejo. La naturaleza del poder es mucho
Estructura jerarquizada menos personalizada. Existe un poder sistémíco que funciona
Poder personal por inercia y que es muy difícil de orientar. La fuerza del pro-
Poder = propiedad greso, la implantación de las nuevas tecnologías, las grandes cor-
poraciones transnacionales, representan la punta de lanza de esta
fuerza impulsiva que va despersonalizando el poder al ritmo que
consolida la implantación del sistema de producción y consumo
dominante y la cultura que lo ampara. La integración en las
estructuras de poder no necesariamente da poder a individuos
Estructura dual concretos que son, cada vez más, instrumentos y no conducto-
Poder impersonal: de situación res del sistema de reparto de poderes a nivel mundial. Es la si-
Saber instrumental tuación que cada vez se consolida más en los países llamados
Poder = saber de manejo desarrollados.
Por último, la tercera imagen, nos presenta una estructura
de poder amorfa, sin vértices, donde todo el poder pertenece al
sistema, donde el conjunto de la población pertenece a los sin-
poder, y donde el ejercicio del poder de discreción es mínimo.
Esta es la situación que podemos entrever como más probable
Kstructura amorfa
de entre los posibles escenarios de futuro.
Poder sistematizado
Naturalmente, todo este discurso aboga por una propuesta
Comunidad de desposeídos
de soluciones. Es aquí donde la socioeconomía deja paso al comu-
nitarismo. El comunitarismo, tal y como ha tratado de explici-
tarlo Etzioni, es una invitación a la acción; nada más. Algunos
con la oportunidad y no con el mérito que han intentado ver más que eso, incluso una tercera vía po-
o la capacidad. El poder lítica, han malinterpretado las ideas de Etzioni. Éste, al pasar
tiene naturaleza personalizada y se ejerce a través de la libertad a la acción, se ha sumergido en el entorno social americano y
de arbitrio o de la benevolencia de los que lo detentan. La par- ha desarrollado propuestas para ese entorno que no son, ni mu-
ticipación, el protagonismo social, el poder de discreción, son cho menos, universalizables. Para entender el comunitarismo,
máximos en el vértice y mínimos en la base. no hay que explicitar las propuestas que con ese paraguas ideo-
La segunda imagen nos da una estructura dual. El acceso al lógico se han hecho en otro país; hay que tratar de comprender
poder lo da ahora también un nuevo factor: el conocimiento, y contextualizar la situación del actor humano en el marco cul-
tural en que vive que es global, societal y normativo. Vamos a
intentar hacer esto desde la perspectiva del análisis social.
Para ello no tenemos que hacer referencia al gran debate
filosófico de nuestro tiempo entre libertarios y comunitarios.
No pensamos que la filosofía actual, al menos la filosofía aca-
démica dominante en las universidades occidentales, esté prepa-

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SOCIOECONOMIA LAS P O L Í T I C A S
SOCIOECONÓMICAS
rada para ello. Resulta paradójico que la disciplina que quizá
más disponibilidades innatas tenía para la reflexión sobre los va no acaban de explicar la verdadera naturaleza de los pro-
problemas estructurales que afectan a la globalidad social —la blemas con que nos enfrentamos. Si bien algunos de sus diag-
filosofía— esté sumida de un tiempo a esta parte en una situa- nósticos son válidos, a nuestro entender les pierde su «progre-
ción que podíamos llamar de perplejidad crónica, acentuada so- sismo» en el sentido político del término. Ambos autores sostienen '
bremanera después de los sucesos de 198.9. Nuestra reflexión que en la misma modernidad encarnada por el actual sistema de
acerca de este alejamiento de la filosofía del mundo parte de la producción y consumo están los gérmenes de superación de su
constatación de dos premisas. Una es lo que podríamos llamar decadencia. La modernidad reflexiva sería una especie de auto-
el prejuicio metafísico y la otra la llegada a los límites geográfi- destrucción creadora de la civilización industrial por la civili-
cos definitivos. zación industrial con una apuesta de futuro arriesgada pero in-
Desde principios de la Edad Media, la filosofía ha tenido un negable. La superación de los problemas modernos pasaría por
tinte monacal, del que incluso tras la Ilustración no pudo des- una radicalización de la modernidad como sistema y como esti-
prenderse, y que se manifiesta en el esfuerzo por mantener como los de vida en un enfrentamíento de la modernidad con ella mis-
eje de sus elucidaciones la constitución ontológica del ser; se ma, deparando una edad de riesgo y ambivalencia, pero tam-
contemplaba fundamentalmente una persona aislada —sola— bién de progreso y autorrealización.
en relación con su creador. Ésta es la línea que va de Boecio a Una cierta parte de este análisis es válida. Particularmente
Descartes y que perpetúa en nuestros días de alguna manera Giddens acierta sobre el hecho de que vivimos en una sociedad
el individualismo metodológico. La soledad, el aislamiento y postradicional, y sobre el momento de crisis de civilización en
la autonomía, y por consiguiente los nuevos asentamientos y la que nos encontramos. Sin embargo, su concepto de reflexívidad
expansión geográfico-espacial de los ámbitos sociales eran posi- no nos sitúa en el contexto apropiado. Él habla en sentido cultu-
bles. El individuo tenía una autonomía histórica constatada. Sin ral y paradigmático, cuando hay que referirse al sujeto, que es el
embargo, fenómenos sociales modernos como el proceso de urba- que anda perdido (alienado). Por eso, más que de reflexividad,
nización, la globalidad económica y mercantil y el estancamien- hablamos de autorrcflexividad, y no en el sentido social sino
to geopolítico que han llevado a algunos a acuñar la expresión individual. Para contextúa!izar al sujeto contemporáneo y apre-
«el fin de la historia» y elucidar sobre ello (Fukuyama, Novak), ciar que lo que realmente le ocurre es que ha perdido su comu-
han deparado una realidad sociológica que antes sólo estaba la- nidad, distingamos tres referentes antagónicos, aquello que dis-
tente. tingue al individuo temporal y cspacialmente y lo sitúa en
Efectivamente, lo realmente radical del sujeto humano no es su contexto histórico-vital: el pasado, la naturaleza y el futuro.
sólo que sea, sino que también coexiste. La identidad planetaria Lo que pretendemos ver es que ninguno de estos referentes
es la más palmaria de las identidades humanas y este elemento están culturaimente activos. El comunitarismo intenta reacti-
parece que haya aparecido en la historia cogiendo a la filosofía varlos.
académica totalmente desprevenida. El hecho de que estamos El pasado, efectivamente, ha dejado de existir como categoría
juntos —todos— compartiendo un mismo destino, todavía no vinculante para el establecimiento de un cierto continuismo dia-
ha calado entre muchos de los que se dedican a interpretar los crónico. Estamos ciertamente en una sociedad postradicional en
signos de los tiempos. el sentido de que los hechos modernos marcan un antes y un
Algunos quizá se han aproximado más que otros en la inter- después en la historia que permanecen inconexos. Como muy
pretación de estos fenómenos nuevos. Ulrich Beck y Anthony bien afirma Giddens, los aspectos meramente formales de la tra-
Giddens han sido especialmente brillantes. Sin embargo sus
teorías sobre la destradicionalización y la modernidad reflexi- 1. Cf. U. Bcck, A. Giddens y La,sh, Refkxive Modertiizatkm, Polity
Press,
Cambridge, 19.94.

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SOCIOECONOMIA
LAS P O L Í T I C A S
SOCIOECONÓMICAS

raciones pretéritas para nosotros y las futuras generaciones, hasta


el punto que las referencias de futuro dejan de tener conside-
ración, incluso para el probable lapso de tiempo de la propia
vida. La pérdida de sentido del ahorro y la búsqueda de la grati-
ficación instantánea son actitudes paradigmáticas en este con-
texto que reflejan la idolización del hoy y el ya. Por eso pode-
mos caracterizar nuestro entorno cultural por el aumento continuo,
sostenido y exponencial de la velocidad, como si quisiésemos
consumir todo el tiempo en un instante controlado. Es también
la velocidad de implantación y generalización de comodidades;
pensemos en el relativamente largo tiempo que llevó la radio,
después la más rápida proliferación de la televisión, y ahora el
veloz desarrollo del internet. Efectivamente, el futuro, como
el pasado y la naturaleza, tampoco cuenta para los que entrega-
dos al demonio de la velocidad se obsesionan por olvidar el ayer
en un continuo escape hacia el vacío.
Perdidos los referentes antagónicos, estamos solos, somos
juntos: todo es yo. Esto es la autorreflexividad; el mimeísmo
(yo-mi-me-para mí-conmigo). Es una especie de soledad cosmo-
lógica a la que se ha llegado por atrofiamiento de la capacidad
de comunicarnos con cualquier tipo de alteridad. Es una mues-
tra de supina intolerancia con lo diverso y de egoísmo mayestátíco.
Lamentablemente, el diagnóstico que hacemos es más clara-
mente detectable en aquellos que están sujetos todavía al proce-
dición siguen vigentes, pero la repetición de actos en que queda so de socialización y tienen menos independencia crítica. A nuestros
genera comportamientos compulsivo-adictivos sin entronque y más jóvenes se les ha robado la juventud convirtiéndolos en una
ligazón con el pasado. De ahí la proliferación moderna de ciertas generación clónica horizontalmente, y quizá verticalmcnte, en
patologías culturales que pueden explicarse también como conse- la primera generación mimética de la historia.
cuencia de la multiplicación de fenómenos anómicos (Durkheim). Este análisis no es pesimista. Y no lo es porque las carencias
Por otro lado, la naturaleza también ha desaparecido como y defectos que denunciamos están intrínsicamente ligados a un
referente antagónico en el sentido de que la hemos absorbido y sistema de producción y consumo determinado que llamamos
ya no está fuera de nosotros. La hemos incorporado al mercado. capitalismo neoliberal, que es heredero del neoclasicismo eco-
La naturaleza claramente ha dejado de ser una espectadora del nómico y del individualismo metodológico, y que no es, ni mu-
paso del hombre por la historia para convertirse en patrimonio cho menos, irreemplazable.
de una forma de entender la vida que caracteriza a la moder- A fuer de ser realistas enfatizamos que el lugar idóneo de
nidad. Nunca antes el entorno natural ha estado tan sujeto a este reemplazo necesario está en nuestro interior. Ante la apa-
nuestras decisiones y omisiones. rente solidez del presente sistema mundial de producción indus-
Por último, el futuro también ha dejado de existir en sentido trial caben alternativas viables, sobre todo si reconocemos que
sociológico. Hemos consumido el bagaje acumulado por gene- este gran mercado global en el que estamos encerrados requiere

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NOMÍA SOCIOECONÓMICAS

y necesita la aquiescencia de los clientes. En la medida en que cimiento suficientes para mover a una acción continuada ininte-
sepamos sustituir en nosotros unos valores por otros, en la medida rrumpidamente. Otro, recíproco, entendido como mecanismo
en que seamos capaces de salimos del sistema vigente, como de relación vinculante con otros agentes en tipos de acción co-
consumidores, espectadores, etc., en esa medida le quitaremos lectivamente asumida. No podemos olvidar, para terminar, que
poder. La interiorización de un sistema alternativo es previa al ei propio elogio interno del contenimiento que supone el cam-
cambio paradigmático si éste ha de manifestarse y exteriorizarse bio bipolar antes mencionado es la base del renacimiento de la
social, económica y políticamente. Ciertamente, estamos hablando esperanza colectiva ahora perdida y que el comunitarismo in-
de estilos de vida. tenta recobrar.
Más adelante hablaremos del empowerment (recuperación
de poder) como vehículo apropiado para restar protagonismo al
sistema dominante. Lo que estamos diciendo es que el cambio 4.3. La sociedad civil
paradigmático no se ventila en una sustitución de sistemas, en
una propuesta teorética por una cosmogonía alternativa, sino Retomemos ahora el discurso propiamente socioeconómico para
en una razón procedural que implica necesariamente al sujeto tratar de conjugar al mismo tiempo la descripción que hemos
pensante. Lo importante en este sentido no es qué sistema se hecho sobre las estructuras de poder, con la viabilidad de cierto
propone sino qué sistema se asume. Lo que, traducido en estilos tipo de acción social. No cabe duda de que la tarea de encontrar
de vida, supone unas implicaciones valorativas claras resumidas un equilibrio entre la convicción de la necesidad de encapsular
en lo que hemos llamado la sustitución bipolar, asumida en el la actividad económica dentro del marco de las relaciones so-
propio estilo de vida, de la competitividad y el afán de beneficio ciales en general y de la acción política en particular, con la
por la austeridad y el espíritu de servicio. preservación y potencialización de los poderes de discreción de
Ésta, quédenos claro, no es una propuesta aislacionista sino los actores individuales y colectivos, será difícil. Sin embargo,
esencialmente comnnitarista y vinculante. La desmembración del podemos llegar a algún tipo de consenso de principios sobre lo
espíritu comunitario, de lo que se ha llamado la face to face que la socioeconomía ve como los principales obstáculos para
society, tuvo como causa la adquisición por ios individuos de la la elaboración de una teoría plausible de la acción social. Nos
cultura que ya había adquirido la superestructura (capitalista) centraremos en dos de estos obstáculos.
que nace de la revolución industrial. Ahora proponemos reco- El primero de ellos es de naturaleza teórica. Se trata del enten-
rrer el camino en sentido inverso en el convencimiento de que: dimiento mismo del concepto de democracia. Vista la exposición
a) la asunción de estilos de vida alternativos tiene una repercu- que acabamos de hacer sobre la naturaleza del poder, se com-
sión social, y b) la razón de la asunción no está en una ética de prenderá que la socioeconomía considere altamente relevante
los resultados (el cambio de estilo de vida se justificaría sólo en para no vaciar de contenido una noción tan importante para la
la verosimilitud de un cambio global y sistémico), sino en la ética modernidad, que la democracia no se considere «alcanzada» con
de la coherencia (la interiorización tiene justificación propia). la consecución del sufragio universal en el marco de un sistema
Naturalmente estamos advocando una participación alter- parlamentario pluralista. Más bien, al contrario, contentarse con
nativa y por tanto fuera de los cauces normales por donde se sólo eso y no poner atención en las formas de ejercicio de poder
desarrolla la dinámica de la actividad política formal. Es la so- que emanan de la actividad económica, de los privilegios adqui-
ciedad civil o el mundo de la subpolítica, en lenguaje de Beck, ridos en el marco de la globalidad circundante, o de las formas
el que debe enmarcar el desarrollo de los nuevos estilos de vida, supranacionales de actuación, es ignorar gran parte del poder
que a nuestro juicio deben de institucionalizarse en dos senti- añadido a instituciones no representativas y del poder restado a
dos. Uno, reflexivo, entendido como autoafirmación y conven- los sujetos individuales.

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SOCIOECONOMÍA LAS POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS

Es aquí cuando volvemos a traer a colación el término inglés to. Es un tema éste, por otra parte, muy querido por la socioeco-
empowerment, como sinónimo de «empoderizamiento»: la ac- nomía, porque afecta a un valor moral que hay que recuperar
ción de recuperar cuotas de poder detentadas bien por sujetos cual es la responsabilidad social o colectiva.
colectivos ajenos a la discrecionalidad del individuo o por el En las empresas y otros actores económicos preponderantes
sistema en sí mismo. Esta recuperación no es consecuencia de la responsabilidad social es ejercida por los dirigentes, por el
una pérdida de algo que se tenía antes, simplemente es la cons- poder, en función de criterios mercantiles. Esto es un engaño. El
tatación de que continuamente se crean nuevas esferas de poder ethics pays, o la idea de que tener comportamientos éticos com-
a través del avance tecnológico y del estrechamiento del mundo pensa económicamente a las empresas, además de no ser verdad
por el proceso de globalización económica, que sólo muy in- en la mayoría de los casos, esconde un cierto prejuicio anti-
directamente están sujetas a control democrático. Por eso la de- democrático. Las responsabilidades colectivas sólo pueden ser
mocracia ha de entenderse, en un contexto sujeto a cambio con- ejercidas colectivamente en la medida en que existan formas gc-
tinuo, como un concepto dinámico. Así los nacientes poderes nuinas de compartir el poder por los que participan de esas res-
son continuamente sumergidos en el baño democrático para ponsabilidades. Sólo en la medida en que se tenga poder de dis-
impedir la consolidación de estructuras anónimas de carácter crecionalidad se es responsable, lo que traducido al lenguaje de
oligárquico en sus formas de actuación externa. En teoría, pues, la empresa se lee como que la participación es la puerta de ac-
un sistema democrático sería un sistema que trabaja continua- ceso a la corresponsabilidad.
mente por repartir poder entre los individuos que son sus suje- La literatura sobre participación y democracia industrial es
tos activos o pasivos. muy extensa, y en castellano podemos mencionar particularmente
Esto conlleva dos líneas de actuación principales: la que apunta al profesor A. Lucas2, sin embargo, la realidad de la participa-
a la democratización de sistemas no estrictamente políticos, como ción va encogiéndose cada vez más debido a dos factores princi-
los económicos en la visión neoclásica, y la que lleva a la im- pales. El primero es la falta de democracia industrial en el país
plementación de formas de democracia inclusiva, que veremos cuya cultura ampara a las empresas más importantes del pla-
al comentar el segundo obstáculo (la fragmentación) con que neta, los Estados Unidos, que contando con un índice envidiable
nos encontramos para elaborar una teoría plausible de la acción de democracia formal, adolece de cultura democrática empresa-
social. En el primer caso, nos referimos a la democracia indus- rial. El segundo es el relativo poco éxito de las empresas demo-
trial que es una de las áreas prioritarias de actualización demo- cráticas por excelencia en su tarea de convencer sobre las virtu-
crática si venios a la democracia como un proceso y no como un des del sistema de autogestión interna y de reparto de poder
estado fijo. Efectivamente, como también ha afirmado Hazel Hen- real; nos referimos, naturalmente, al Grupo Cooperativo Mon-
derson, las formas de retroalimentación de individuos en or- dragón y a los Kibbutzim. Bien es verdad, sin embargo, que es-
ganizaciones complejas son los precios y los votos; pero ambos tas dos iniciativas sociales se han desarrollado en el seno de una
al mismo tiempo. Sustraer del control democrático a las empre- cultura de relaciones mercantiles mayoritaria y culturalmente
sas, por ejemplo, es restar capacidad de retroalimentación a los adversa a nivel global, cosa que con la puesta en cuestión de la
individuos. Cómo ese control puede ser ejercido está abierto a racionalidad económica neoclásica está hoy cambiando, lo que les
discusión, pero lo que parece innegable es que las personas afec- puede augurar un futuro más exitoso en este cometido e impul-
tadas, tengan o no relación laboral con la empresa, deben tener sar su rol ejemplificados
voz y voto en las decisiones empresariales que les afectan, como El otro gran obstáculo para el ejercicio responsable de la
pueden ser, a título de ejemplo, la localización de plantas indus- acción social es la fragmentación. Este ya no es un obstáculo
triales. Más todavía si se da una relación laboral. Es quizá este
campo uno de los más necesitados de estudio y repíanteamien- 2. Cf. La participación en el trabajo, Lumen, Buenos Aires, I 995.

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SOCIOECONÓMICAS
teórico sino eminentemente práctico. La fragmentación se ha
producido, fundamentalmente, a dos niveles. Por un lado, el pro- ta de un fenómeno de difícil explicación para los neoclásicos,
ceso de fragmentación de las unidades de producción en el sis- pero el hecho es obvio: en los últimos 20 años la distancia en
tema económico dominante ha ido en aumento en los últimos percepción de renta entre el Norte y el Sur ha aumentado, al
años. Por otro, la fragmentación social también ha aumentado mismo tiempo que ha aumentado también en países paradigmá-
con el incremento de los niveles de desigualdad. ticos como los Estados Unidos, donde la distancia entre el 20%
La fragmentación productiva es consecuencia del proceso de de la población más rica y el 20% de la población más pobre se
especialización en que culmina la nueva división del trabajo que ha incrementado. Las causas no derivan solamente del mal fun-
acaba por introducir, de manera más acendrada cada vez, la cionamiento de las políticas económicas. Hay razones estructu-
implementación de las nuevas tecnologías. La praxis del siste- rales: culturales y morales, que debemos de tener en cuenta.
ma continuo de producción se ha perdido, lo cual hace extrema- Un aspecto a considerar es que las desigualdades en renta
damente compleja la idea de visionar un proceso completo de podrían apuntar también desigualdades culturales que son en sí
transformación de bienes y, sin esa idea, es prácticamente impo- mismas positivas. Efectivamente, medir la riqueza en términos
sible, delimitar responsabilidades colectivas para el conjunto de de incrementos porcentuales en el P.Í.B., que es como se mide,
ese proceso. Con la superespecialización es ciertamente difícil es tremendamente estrecho. Una estrechez que se manifiesta en
cimentar lazos de corresponsabilidad. no dar valor a las infraestructuras y en ignorar la riqueza no
Consideremos, por ejemplo, el objeto de investigación más monetarizable como la riqueza moral y lo que ésta conlleva como
querido por la sociología industrial, el coche, y pensemos en una los indicadores de estabilidad familiar y solidaridad, entre otros.
unidad acabada con partes montadas procedentes de diferentes En el supuesto de satisfacción de las necesidades básicas, dis-
fábricas de distintos lugares geográficos: ¿cómo establecemos tintos niveles de riqueza bien podrían representar la diferencia
responsabilidades por el producto final entre unidades de espe- entre quien todo lo cuantifica en términos monetarios y quien
cialización y manufacturación que tienen poco que ver entre sí?, tiene otros objetivos en la vida. La pregunta es: íes éste el caso
ía quién achacamos responsabilidad por los residuos finales como que estamos considerando? Nos tememos que no. La unifor-
la chatarra?, ¿a quién por los residuos de utilización como el ruido midad cultural impuesta desde el poder —ese tipo de poder amorfo,
o el humo? Introducir al consumidor, como hacen algunos neoclá- sistémico, al que nos referíamos antes— no permite suponer que
sicos, en la línea de producción para exigirle responsabilidades las aspiraciones al bienestar alcanzado en otros lugares dejen
de uso, es una contradicción porque entonces ellos mismos equi- de producirse entre los que menos tienen. Lo cual no parece ob-
pararían poder adquisitivo con poder en términos absolutos, lo jetable en principio. El problema radica fundamentalmente en
cual es un despropósito para la misma cultura económica domi- las aspiraciones de los que más tienen, que son los que por tener
nante. La fragmentación productiva y la difuminación de res- más pueden reproducir su riqueza con más inversión. De hecho
ponsabilidades van parejas a la pérdida de poder relativo de los si medimos exclusivamente la riqueza que mide el paradigma
sujetos individuales, que se produce por acumulación del mis- dominante, las desigualdades se producen y aumentan porque
mo en las estructuras económicas anónimas. Por eso, la recom- los ricos son cada vez más ricos. La fragmentación social radica,
posición del marco, mediante una devolución de poder (y de pues, principalmente en la falta en la cultura económica domi-
responsabilidad) al individuo pasa por una nueva ordenación nante del concepto de suficiencia.
económica en ía que cuente de manera activa y primordial la íCómo se podría evitar este obstáculo? De nuevo traigamos
democratización interna de las empresas. a colación ía democracia. Hemos hablado de democracia como
Por otro lado, la fragmentación social es consecuencia del proceso, de profundización en la democracia, no solamente en
aumento de la desigualdad ocurrido en los últimos años. Se tra- el ámbito político sino también en el económico, y de democracia
industrial; ahora es pertinente hablar de democracia inclusiva.

90 91
SOCIOECONOMÍA

Realmente el problema que plantea la fragmentación social


es el de los excluidos hablando en términos de reparto de poder.
Los excluidos por la desigualdad, que es lo mismo que decir por
la insuficiencia de los incluidos, aunque ésta sea sistémica, des-
legitiman la democracia. En este sentido, poco hemos avanzado 5
desde Atenas. Ciertamente, tenemos unos mecanismos de exclu- PRINCIPALES TEMAS
sión mucho más humanos que los vigentes en el siglo V (a. C), DE LA SOCIOECONOMÍA ACTUAL
pero todavía hay mucho camino que recorrer para ajustar el
sistema de repartos de poder vigente en vista de los desequili-
brios producidos.
La actitud de los socioeconomistas actuales, y particularmente
de Etzioni, es la de revitalizar la democracia fomentando los
mecanismos de inclusión a través de la sociedad civil. La parti-
cipación democrática, en este contexto, implica el ejercicio de
responsabilidades cívicas revitalizando el sentido comunitario.
El objetivo de sensibilización democrática forma parte intrín- 5.1. El medio ambiente
seca de la nueva propuesta socioeconómica. La cabecera del ór-
gano de expresión del Communitarian Network en los Estados Los problemas ecológicos son los que trayendo a la escena la
Unidos, The Responsive Community, nos recuerda que donde cuestión de los límites al desarrollo tal y como este se concebía ge-
no hay poder no hay responsabilidad y donde no hay responsa- neralmente hasta la década de los setenta, han hecho tambalear-
bilidades asumidas {sociedad civil) no hay democracia. se las estructuras sobre las que cómodamente se asentaba el
magisterio del neoclasicismo económico. Desde entonces, las pro-
puestas alternativas al sistema establecido de producción y con-
sumo no han dejado de sucederse. La socioeconomía debe mucho
a esta actitud. Muchos socioeconomistas actuales hacen precisa-
mente, de sus propuestas de legitimación ecológica el núcleo
central de su clamor por un cambio de paradigma económico.
Nosotros vamos a enlazar el discurso sobre el poder, la de-
mocracia y la participación con los problemas medioambien-
tales. Para ello, hemos de empezar hablando del desarrollo tec-
nológico.
En un informe de la Conferencia sobre Comercio y Desarro-
llo de las Naciones Unidas presentado en 1979, Johann Galtung
fue uno de los primeros autores que, separándose de la clásica
disputa entre tecnofilia y tecnofobia, argumentaba a favor de un
cambio de énfasis que pusiese en la consideración de la estructura
cultural el centro del debate sobre el desarrollo técnico. Gal-
tung opinaba, como Wallerstein, que considerando la dicoto-
mía centro-periferia podíamos ver que la tecnología y su im-

92 93
SOCIOECONOMÍA P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
SOCIOECONOMÍA ACTUAL

plantación son al mismo tiempo causa y consecuencia del en- esperamos que dependan y que fomente al mismo tiempo. Hemos
cumbramiento de valores culturales típicamente occidentales. de considerar, pues, los condicionamientos tecnológicos de un
El análisis de Galtung ya avanzaba que aunque las nuevas tecno- sistema democrático con perspectivas de globalidad. Esto exige
logías estaban satisfaciendo necesidades materiales básicas, las evitar cuatro peligros, a saber: la transnacionalización de las
necesidades no materiales de la periferia quedaban en su mayor grandes corporaciones independientes, el nacionalismo sectario,
parte postergadas. Del mismo modo, quedaban obviadas las el encumbramiento de la vecindad (artificial) en prejuicio de la
necesidades de esa periferia eterna constituida por las futuras afinidad (natural), y la ausencia de áreas privadas. Por el contra-
generaciones y por el entorno medioambiental que tendrá que rio, habría que fomentar seis características: la interacción que
cobijarlas. Básicamente se arguye que la tecnología occidental ha llevado a algunos a hablar de teledemocracia; la universa-
tiene un carácter centrista y por tanto produce y agudiza los lidad, que impediría que el 90% de los canales de comunicación
desequilibrios. Galtung proponía la introducción de técnicas que mundiales estén controlados, cual es el caso hoy, por el 10% de
pudiesen incardinarse en nuevas estructuras cognitivas y que con la población; la ampliación de las posibilidades de elección; la
una mezcla óptima de tecnologías duras y blandas pudiesen satis- inclusión de la diversidad cultural y los diversos sistemas cog-
facer también las necesidades no materiales de la globalidad. nitivos; la aceptación de las reglas del comportamiento demo-
crático; y la disminución de obstáculos burocráticos, adminis-
trativos y políticos. Una tecnología inserta en estas características
CONDICIONAMIENTOS ESTRUCTURALES socioculturales sería una tecnología genuinamente democrática
que garantizaría un balance social positivo fundamentalmente
Tecnologías para la democracia Tecnologías para la dominación
referido a la preservación del medio ambiente.
— ínter actividad — Transnacionalización Naturalmente estos condicionamientos tecnológicos son exi-
— Universalidad: diversidad y — Indigenización: tribalismo gentes pero al mismo tiempo representan un catálogo de mínimos.
cobertura y caciquismo Reconozcamos que los desafíos ecológicos son muy notables y
— Capacidad de canales; — Democratización envolvente; que tanto las innovaciones tecnológicas como los requerimien-
máxima elección uniformidad tos democráticos distan mucho de implantarse globalmente. Si
— Diversidad de contenidos — Totalitarismo: control la tecnología está en su infancia, también lo está, como hemos
— Ruidos estructurales: luchas
■— Escaso ruido: consensos apuntado, la democracia, sobre todo si consideramos en el marco
— Mínima velocidad: se prima
— Aita velocidad: disminución de análisis de los sistemas mundiales los límites a la libre circu-
la seguridad
de burocracia lación con que se abrogan muchas de las naciones-Estado reco-
nocidas como paradigmas de democracia.
Una pregunta que salta con prontitud cuando consideramos
estas cuestiones es cómo las posibilidades de positiva contribu-
Más recientemente, autores como Tehranian, recogiendo estas ción de las nuevas tecnologías hacia la preservación del medio
aportaciones, han desarrollado esta perspectiva desde lo que se ambiente y la prevención de una crisis ecológica de no retorno
llama tecnoestructuralismo (la tecnología no es ni buena, ni mala, no se han llevado a la realidad ni parece que vayan a llevar a
ni neutra). El desarrollo tecnológico depende de las necesidades cabo dada la naturaleza de los retos planteados. Los cambios y
institucionales y su impacto se regula a través de acuerdos entre las innovaciones necesitan de un giro cultural adecuado sin nece-
los factores sociales y las instituciones que emergen en el entor- sariamente tener que esperar a que, por ejemplo, compense según
no social que consideremos. Si deseamos un impacto globalmente la racionalidad instalada una sustitución del énfasis que actual-
positivo, hemos de estudiar el marco o estructura global del que mente se pone en generar tecnologías de adición (que se suman

94 95
SOCIOECONOMÍA P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
SOCIOECONOMÍA ACTUAL
a los procesos tecnológicos existentes para hacerlos ecológica-
mente más saludables) por otro dirigido a la generación e implan- blema aparece a la hora de definir en términos geopolíticos ini-
tación de tecnologías integradas y de proceso completo que cum- ciativas económicas concretas. O bien estamos, como parece es-
plan los requisitos ecológicos culturaimente exigidos. Sabemos tar la ONU, por una apuesta por la continuidad del sistema eco-
que esto supondría: una mejora del proceso para reducir tanto nómico de producción y consumo vigente, eso sí, reajustado y
los inputs: agua, energía y materiales, como los outputs: deriva- regulado de acuerdo con criterios de sostenibilidad global, o bien
dos, residuos y basuras; un diseño que permita el recambio de optamos por argüir que un verdadero desarrollo sostenible sólo
materias primas; una capacidad de innovación para ofrecer pro- es posible dentro de un nuevo sistema de producción y consu-
ductos alternativos; y el desarrollo de la capacidad de retroa- mo. La mayoría de los socioeconomistas, con Bill Adams, que
limentación mediante la reutilización de materiales. Así, estaríamos afirma que el concepto de sostenibilidad defendido por la ONU
cambiando de una situación de predominio de tecnologías que es tecnocrático y reformista y no ecocéntrico y radical, Dieter
limpian a una tecnología verdaderamente limpia. Pero, para Ernst, que opina que hay que enfocar el crecimiento económico
entender cómo este cambio puede «compensar» desde otros a partir de la demanda interna solamente, Michael Redclift,
puntos de vista distintos a la racionalidad económica dominan- F. Trainer, R. Bahro y otros economistas alternativos apoyan
te, veamos las contradicciones de uno de los conceptos intro- esta última opción, mientras que Martín Lewis, J. Halevi, W.
ducidos por esa misma racionalidad: el concepto de desarrollo Reilly, C. Freeman y la mayoría de los neoclásicos apoyan la
sostenible. primera.
El desarrollo sostenible ha dado lugar a una gran cantidad de La propuesta oficiosa ha sido desarrollada recientemente de
literatura desde su apadrinamiento a nivel oficial en el informe manera más explícita por la Conferencia de las Naciones Unidas
Brundtland de 1987. El desarrollo sostenible es una bandera de sobre Comercio y Desarrollo, y está basada en cuatro «princi-
conveniencia bajo la que navegan todo tipo de iniciativas inte- pios equilibrados para un desarrollo sostenible» y que compren-
lectuales. No hay que ocultar, sin embargo, que la principal fuerza de los siguientes puntos:
institucional a la hora de defender este concepto es la ONU, que
puede considerarse desde cierto punto de vista como el organis- 1. Principio de que quien contamine pague.
mo más representativo a nivel mundial. Si examinamos las pro- 2. Principio de que quien use (se refiere a recursos), pague.
puestas de la. Agenda 21, el documento más ambicioso emanado 3. Principio de precaución, en el sentido de que más vale
de la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río, nos encontramos con curarse en salud y prevenir los riesgos.
una clara apuesta por «la revítahzación del crecimiento con la 4. Principio de subsidiaridad.
sostenibilidad en el proceso de desarrollo» y con una llamada a
la «vida sostenible» que se supone combina la solución al pro- Ninguno de estos principios ni todos ellos en conjunto supo-
blema de la pobreza en el Tercer Mundo con cambios de estilos nen un punto de partida hacia un diferente sistema de produc-
de vida en el Primero. ción y consumo, más bien, al contrario, refuerzan la idea de que
La apuesta por la sostenibilidad es clara al defender sus prin- un mercado sabiamente regulado no haría necesario un replan-
cipales impulsores la necesidad de que el desarrollo sostenible teamicnto sobre las fuerzas económicas que mueven el flujo de
se considere un imperativo realista y no una simple opción tanto capitales. Estas mismas fuerzas, en un sistema rebautizado como
en términos económicos como medioambientales. Pero, ¿qué «capitalismo verde», podrían muy bien servir para solucionar
entiende la ONU por desarrollo sostenible de manera más ex- los problemas de la pobreza y del medio ambiente.
plícita?, ¿qué mecanismos pueden asegurar en un entorno limi- Frente a la propuesta oficiosa o dominante, tenemos varias
propuestas alternativas. Una proposición ecléctica de entre to-
tado un desarrollo continuo y asimilable? Naturalmente el pro-
das ellas propondría los siguientes puntos:

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SOCIOECONOMÍA P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
SOCIOECONOMÍA ACTUAL
1. Principio de integridad cultural y social que afirma que
el desarrollo debe de crecer desde dentro y no puede ser impuesto académica. Por un lado, está la certeza de que si no nos ponemos
desde fuera. serios, si no aplicamos toda la fuerza de nuestro sistema en conse-
2. Principio ecológico que defiende devolver la diversidad guir parar la destrucción ecológica que el mismo sistema ocasio-
e integridad a la naturaleza (restitución). na, no podremos evitar, quizá antes de lo que pensamos, un holo-
3. Principio de solidaridad que contempla el equilibrio global causto ecológico. Por otro lado, está la convicción, o más bien el
de rentas. deseo, de generalizar unos comportamientos ilustrados que apues-
4. Principio de emancipación que supone la autoafirmación ten por valores cualitativos en el conjunto de la población del
y el empoiverment. planeta. Se trata de dos fuerzas antagónicas. Nuestro sistema de
5. Principio de no-violencia, también en sentido estructural. producción y consumo está basado en el crecimiento, en la ex-
6. Principio de bondad en el error que supone trabajar en pansión y el aumento de beneficios y Daly reconoce que no hay
un marco de riesgo donde los errores no se paguen mediante el fuerza política, que lógicamente ha de estar afianzada globalmen-
deterioro ecológico. te, capaz de dominar esta tendencia. La única manera de generar
comportamientos ecológicamente ilustrados dentro de este mar-
El contraste entre las dos visiones es evidente. Ha habido, no co económico sería mediante la implantación de un sistema geopo-
obstante, intentos de acercamiento. El más notable es el de H. lítico comparable a una dictadura universal de carácter ecológi-
Daíy y se hace desde la economía estándar y, en concreto, desde co. Naturalmente esto sería un despropósito. Una conclusión nos
el Banco Mundial:
parece clara en este punto: dentro del vigente sistema de produc-
— En primer lugar se trata de tener un buen diseño econó- ción y consumo el modelo de desarrollo sostenible que proponen
mico que incluya las externalidades en un proceso que sea tam- Daly y la ONU es insostenible a plazo indefinido.
bién transparente y que contemple tanto la regulación como los No obstante lo expresado hasta ahora, el concepto de desa-
incentivos fiscales pero sin alterar las leyes del mercado con lo rrollo sostenible tiene una gran virtud: el hecho de haber puesto
que no desechamos de entrada ni la exportación de residuos, ni contra las cuerdas lo que se pensaba era la ilimitada capacidad
las cuotas de polución, ni los permisos de emisión. del vigente sistema de producción y consumo para aceptar modi-
— En segundo lugar hay que introducir la distinción entre ficaciones sin modificarse. Ahora nos enfrentamos con un gran
crecimiento y desarrollo en la que Daly apuesta por el mejora- reto intelectual que consiste en elaborar un marco sistémico donde
miento cualitativo, aunque reconozca que se trata de una pro- puedan solucionarse los problemas que el desarrollo sosteni-
puesta idealista a la que no pone condiciones políticas concretas. ble intenta corregir.
— En tercer lugar el uso exhaustivo y perentorio de los estu- Ha sido quizá S. M. Lélé l el que mejor ha expuesto los de-
dios de impacto ambiental como garantía de viabilidad ecológica. fectos de la paulatina introducción en la geopolítica mundial
— Y, por último, en cuarto lugar, las guías operativas de del concepto de desarrollo sostenible y la agenda que han de cum-
sosteníbilidad ecológica, a saber: a) que los residuos nunca ame- plimentar los que todavía lo proponen para que sea mínima-
nacen la capacidad del entorno para aceptar sin modificarse más mente aceptable. Básicamente estos mínimos se resumen en:
residuos, y b) que los recursos cumplan la misma condición o la
capacidad de sustitución por fuentes renovables sostenidamente. 1. Buscar alternativas y rechazar el crecimiento económico
como arma para luchar contra la pobreza y la destrucción medio-
Hay como dos fuerzas empujando todo este intento de alcan- ambiental.
zar un consenso económico sobre el medio ambiente, aun a costa
por parte de algunos neoclásicos de apartarse de la ortodoxia 1. Cf. «Sustainablc Develupment: a critical Review:
WorldDevelopment 1 9
(1991).

98 99
SOCIOECONOMlA PRINCIPALES TEMAS DE LA S O C I O E C O
N O M í A ACTUAL
2. Buscar herramientas alternativas y rechazar a la economía
neoclásica como marco en el que pueden solucionarse estos pro- como se ha venido entendiendo hasta ahora. Como vemos, la
blemas. supercomplejidad es una de las características de los análisis
3. Aceptar la existencia de causas tecnológicas y estructu- de globalidad y también una de las razones por las que los ins-
rales en estos problemas y buscar soluciones sociopolíticas y edu- trumentos económicos usados por la economía neoclásica se
cativas también. quedan notoriamente obsoletos. El reto de la globalidad consis-
4. Entender la multidimcnsionalídad del concepto de sos- te en alcanzar un mínimo de acuerdo que debe estar basado en
tenibilidad. dos puntos de pattida: la necesidad de establecer normas glo-
5. Examinar las relaciones entre diferentes niveles y for- bales, y el carácter que deben tener las mismas para ser ecológi-
mas de consumo con las diversas formas de entender la sosteni- camente aceptables. Así, podemos establecer las siguientes con-
bilidad social. diciones:

1. Legitimidad, lo que implica un consenso participativo y


La propuesta supone una apertura al análisis de los proble-
el desarrollo de una ecopolítica global.
mas medioambientales y del derecho al desarrollo en una nueva
dimensión. Quizá en el centro de los problemas que subyacen 2. Equidad, lo que supone la representatividad de las dife-
para la aceptación incondicional del desarrollo sostenible está el rencias y desventajas territoriales (espaciales) y generacionales
que la geopolítica y la economía todavía no han llegado a un (temporales).
verdadero entendimiento del empequeñecimiento del mundo y 3. Volición, lo que implica la ausencia de mecanismos de
a la aceptación de la globalidad. En efecto, cuando se habla de dominación.
desarrollo sostenible, muy raramente se habla sin tener en cuen-
ta las coordenadas espacio-temporales y por tanto raramente se Ver los problemas medioambientales desde la perspectiva de
inserta uno en el marco de la globalidad diacrónica y ésta es una la globalidad y con estas condiciones acabaría por depararnos
de las razones que claman por el estudio de los problemas medio- unos parámetros de racionalidad distintos. Todo el tema de la
ambientales y de desequilibrio en una nueva dimensión. aceptación del concepto de desarrollo sostenible depende, pues,
N. Choucri ha sido particularmente brillante en este punto2. del marco que consideremos y cada vez nos parece más pa-
Su obra trata de introducir en la prognosis social del análisis de tente que en el marco de las relaciones económicas dominan-
futuro que implica el uso del desarrollo sostenible, las compleji- tes, cualquier tipo de desarrollo que vislumbre la desaparición
dades, incertidumbres, impredicibilidad y, en definitiva, el caos, de la pobreza sin dañar el medio es imposible y dañando el medio
que se derivan de la apreciación de la interdependencia global e es insostenible. El esfuerzo ha de ponerse, pues, en el diseño de
intcrgeneracional. El concepto de noosfera, introducido por marcos alternativos donde hablar de desarrollo en un entorno
Vernadsky, en el sentido de resaltar la inmersión de la mente limitado tenga sentido.
humana y su razón de actividad en el entorno, es utilizado aquí Es innegable que hay indicios de la existencia de una fuerte
para darnos idea de que quizá los análisis realizados hasta ahora corriente de opinión abogando por conceptualizacion.es alter-
pecan de simplistas vistas las variables ignoradas. Entre otras nativas del desarrollo y que existe un extendido sentido de
propuestas a considerar está el concepto de deuda generacional la obligación para con las generaciones futuras y el medio am-
biente. Ahora bien, también sabemos que incluso en organiza-
transtemporal que en el contexto de un entorno que interpela
ciones nítidamente democráticas las decisiones son tomadas
globalmente pone restricciones al concepto de soberanía tal y
no tanto en base a lo que se quiere sino en base a lo que se
espera que se puede obtener. Un ejemplo es la introducción de
2. Cf. Global Accord, MIT Press, Cambridge, 1993. propuestas para un ecologismo económicamente ortodoxo que

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SOCIOECONOMÍA P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
S O C I O E C O M O M ¡A A C T U A L
podríamos llamar ecología mercantil. La propuesta alternati-
va, la ecología integral, supondría una genuina contrapropuesta plano teórico, pero que al mismo tiempo no pueden sobrevivir a
paradigmática. una crítica planteada desde una genuina perspectiva global.

ECOLOGÍA INTEGRAL ECOLOGÍA MERCANTIL 5.2. La co-responsabüidad social: el paro, el desarrollo,


la deuda
Un nuevo estilo de vida ecoló- Quien contamine que pague.
Los grandes problemas sociales del tránsito de siglo, no pueden,
gico; contaminación cero. desde el punto de vista de la socioeconomía, ser abordados desde
Énfasis en los mecanismos de ob- Fomento del consumo ilustrado. una óptica exclusivamente económica. Esta ha sido una de las
tención y elaboración de produc- lecciones aprendidas de los errores cometidos en la transición
tos. hacia el mercado de las economías centralizadas herederas del
Enfoque global: la tierra es de Énfasis en el entorno local: los sistema comunista en los países de la Europa del Este: los ajustes
todos. problemas mictoecológicos. técnicos, por sí solos, no son suficientes. Por eso las famosas
terapias de choque puestas en práctica en algunos países ex-
Alternativas al capitalismo. Hacia una empresa con marke- comunistas para la reconversión al capitalismo han fracasado,
no solo social sino también políticamente. En muebas de estas
ting ecológico en un mercado re-
naciones se ha notado la falta de una comprensión socioeconó-
ceptivo: el capitalismo verde.
mica de los problemas de transición y adecuación a un sistema
Ruptura con el vigente sistema Autorregulación en el mercado
distinto. Esto ha sido consecuencia también del excesivo opti-
de producción y consumo. mediante leyes medioambien- mismo de los consejeros económicos, la mayoría deslumhrados
tales.
por el paradigma neoclásico, hacia la institución del mercado
concebido como un ente autónomo.
Las causas de este fracaso han sido: a) las prisas en el proceso
El problema que estamos tratando aquí es que el marco,
de privatización, sin establecer previamente unos criterios cla-
la estructura socioeconómica y cultural, en la que operamos
ros de acceso a la propiedad; b) el olvido de la cobertura cultu-
traduce los deseos por un desarrollo equilibrado y armónico y
ral en materia económica como el estatus jurídico de los contra-
un estilo de vida ecológico en propuestas y prácticas políticas
insostenibles. Desafortunadamente, la cadencia de las transfor- tos privados y el papel de las instituciones paraeconómicas como
maciones medioambientales globales raramente ha sido estudiada sindicatos, cámaras, y la misma seguridad social; y, por último,
haciendo referencia a los factores culturales. Como consecuen- c) la ignorancia pública respecto a lo que representa el dinero y
cia, pocas veces hemos enfocado el problema del desequilibrio el mal papel de algunos gobiernos en asegurar unos mecanismos
económico y del deterioro medioambiental como problemas de fiables de convertibilidad monetaria.
concepto y sí como problemas de desajuste, y por tanto, pocas Todo esto ha hecho que se vea claramente que el mercado,
propuestas culturales alternativas han sido planteadas al sistema por sí mismo, no puede solucionar problemas de índole cultural
capitalista de producción y consumo. Con este sistema, los de- y política como los presentes en la reconversión del sistema co-
seos generales por un cambio estructural que solucione los pro- munista. Hay problemas que la economía sola no es capaz de
blemas ecológicos se traducen en políticas de ajuste a largo pla- solventar, aunque sean problemas percibidos por el público en
zo que no hacen sino apuntalar la pervivencia del sistema en el general como problemas estrictamente económicos. En el caso
que estamos comentando, un análisis socioeconómico de los pro-

102 103
SOCIOECO P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
NOMÍA SOCIOECONOMÍA ACTUAL
cesos de transición en los países de la Europa oriental, incluiría TIPOS DE PARO ACCIONES ESPERADAS
primero un estudio sobre la motivación laboral en el contexto
de marco del análisis de la productividad, después, el estableci- Bajada de la tasa salarial
Clásico
miento de un sistema de redefinición de la obtención de compen- Mejoramiento de la formación y fomento de
saciones laborales en el que se acentúen no sólo la compensa- Estructural iniciativas flexibles
ción directa (salario) sino también la indirecta, y, por último, el Desajuste Mejoramiento de los servicios de empleo
estudio de la relación coste-beneficio para el conjunto de la so-
Keynesiano Estimulación de la demanda
ciedad así como para los agentes individuales previo a la in-
troducción de los mecanismos de flexibilidad de los precios y su Socioeconómico Estudio de motivaciones no económicas
expresión monetaria. La socioeconomía no cree en las terapias
de choque de marcado carácter técnico.
Desde esta perspectiva podemos comprender mejor el análi-
sis socioeconómico de otros problemas sociales de primer orden
textos espaciales. Pero aun es éstos, y teniendo en cuenta que la
como el paro, por un lado, y la deuda y el desarrollo, por otro.
relevancia de los índices de paro es sólo relativa en la medida en
Por lo que se refiere al paro, podemos referirnos a diversas
que hacen referencia a comparaciones entre zonas, es muy per-
conccptualizaciones o tipos, en el bien entendido que ninguna
tinente clarificar dónde crea o destruye empleo una determina-
de estas categorías se dan solas. Si consideramos, por ejemplo,
da política económica y una concreta cultura laboral. La com-
el paro coyuntural o keynesiano, o el paro por desajuste, un
plejidad de las inter-relaciones comerciales y el protagonismo
neoclásico puro argüiría que en definitiva es la acción del Es-
de organizaciones supraestatales depara resultados inesperados,
tado en cuanto agente regulador la que causa en su origen el
como, por ejemplo, que ciertos ordenamientos económicos y
problema y que es un eufemismo pedir ajustes a la autoridad
actuaciones empresariales concretas produzcan considerables
para solucionar los problemas que ella misma produce. La socio-
cambios en la estructura laboral de zonas geográficamente aleja-
economía cree que para comprender la naturaleza del problema
das de aquellas donde se han emprendido tales acciones, o que
debemos de retrotraernos en el tiempo y en el espacio para tener
en ésa misma zona se informalicen los modos de empleo a través
una adecuada perspectiva histórica y global. En este sentido, el
de la economía sumergida.
paro, al menos en las sociedades contemporáneas occidentales,
El fenómeno migratorio es, pues, muy relevante en estos dos
debe entenderse como paro socioeconómico, independientemente
sentidos: en sentido espacial con la aparición o desaparición de
de que se efectúen también acciones económicas concretas per-
empleos en países distintos, y en sentido cualitativo, con la apari-
tinentes a otra tipología que puede darse al mismo tiempo.
ción de nuevos modos de empleo en el mismo país quizá no
El retrotraimiento histórico y espacial tiene como finalidad
reconocibles estadísticamente. Las fuerzas que impulsan estas
enfocar toda la complejidad del problema y considerar factores
migraciones son de muy diversa índole y van desde las variacio-
como-, la migración del trabajo y las migraciones poblacionales,
nes en política social como la flexibilidad y los costes laborales,
la participación equitativa de los sexos en el mercado laboral y
las regulaciones medioambientales, las infraestructuras de servi-
en el ámbito social, y las herencias culturales asumidas desde la
cios públicos, o el protagonismo sindical, a factores relaciona-
revolución industrial y el impacto del movimiento obrero.
dos con diferencias culturales como la distinta ética del trabajo,
Hoy en día el fenómeno del paro no se puede entender sin
el espíritu emprendedor, la confianza en las instituciones o la
una previa clarificación conceptual. Ciertamente el trabajo, tal
esperada calidad de vida del que busca empleo en otro lado.
y como lo hemos visto antes, no es un bien escaso. El tipo de
No nos resistirnos a traer de nuevo a colación el tema de!
empleo convencional sí que puede serlo en determinados con-
poder en el estudio del paro. Lo hacemos para ilustrar, dentro
104
105
SOCIOECONOMÍA P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
SOCIOECONOMÍA ACTUAL
de un análisis socioeconómico, el juego de poderes que utiliza el
sistema de producción y consumo dominante para perpetuarse lidad para sopesar las ventajas sociales desde el punto de vista
y expandirse institucionalizando un tipo exclusivo de empleo. A de la satisfacción en el trabajo de nuevas iniciativas que a veces
este tipo de empleo le podíamos llamar empleo masculino, utili- sólo a duras penas consiguen abrirse paso. Estamos hablando de
zando el término en sentido no sexuado {implícitamente mante- los contratos laborales ad boc o a la carta, de la jornada reduci-
nemos la distinción entre sexo y género al situarnos en un con- da, del salario social o doméstico y del reconocimiento mer-
texto cultural). Pretendemos con ello llamar la atención sobre cantil del trabajo gratis a efectos de intercambio y trueque. Pro-
las dificultades que la cultura económica vigente tiene para equi- puestas, todas ellas, que hay que sopesar con las anteriormente
parar los sexos en el mercado laboral respondiendo a estereoti- mencionadas conquistas sociales para profundizar en el estudio
pos culturales propios de cada sexo y no, como parece ser el del marco operativo de un mercado laboral más justo que no
caso, a estereotipos marcadamente masculinos. Las dificultades reste sino que añada al poder de discrecionalidad de los sujetos
que tiene la mujer para acceder al mercado laboral tiene bastan- económicos.
te que ver, en la mayoría de los países, con deficiencias cultu- En definitiva, no hemos de olvidar que el estudio del pro-
rales que adjudican poder a la disponibilidad, a la exclusividad y blema del paro se hace hoy mayoritariamentc usando instru-
a la autonomía de la que parece disponer el hombre en su con- mentos metodológicos neoclásicos, cual es el uso de indicadores
dición de padre en mayor medida que la mujer en su condición que equiparan los conceptos de trabajo con empleo remunera-
de madre. Por el contrario, esas mismas deficiencias culturales do, y el entendimiento de que la maximización de esa remune-
privan de poder en los estereotipos de empleo mayoritarios a ración es el objetivo buscado por el —generalmente es un «el»—
las consideraciones de calidad de vida o reconocimiento afec- que trabaja.
tivo extralaboral que parece merecer la mujer en su condición El otro asunto de particular relevancia para la socioecono-
de madre en mayor medida que el hombre en su condición de mía que queríamos mencionar es el estudio de los problemas
padre. Esto conforma una masculinización genérica del empleo que afectan a los países menos industrializados y, particular-
en sentido cultural que tiene graves repercusiones sociales, im- mente, la deuda y el desarrollo económico. Sobre este punto
pidiendo no sólo que se consigan cotas de equidad mínimas Schumacher ha sido particularmente brillante al rechazar la idea
entre los géneros en el mercado laboral, sino que la sociedad en del desarrollo por compartimientos estancos y criticar duramente
su conjunto pueda beneficiarse de la ampliación de la inci- la concepción lineal del desarrollo que propugna el paradigma
dencia cultural de roles femeninos. económico dominante.
Por último, mencionemos los constreñimientos culturales La concepción lineal del desarrollo es heredera fundamen-
adquiridos en el proceso de formalización de la mayoría de las talmente de la teoría de la modernización (Rostow) y está con-
legislaciones laborales. A saber: el salario mínimo, la jornada de ceptualizada de modo práctico en los diversos programas de
ocho horas, la mayoría de edad y la educación obligatoria, y desarrollo propuestos por organismos supranacionales como el
la edad de jubilación. Todos estos puntos han sido conquistas Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. De hecho,
sociales notables, sin embargo, un análisis socioeconómico de esta concepción debe mucho también a una teoría alternativa
las causas del paro o del empleo en general debería revisar con- como la teoría de la dependencia (Gunder Frank), si bien esta
tinuamente la pertinencia de sobrepesar todos estos logros y teoría afirma que los modelos de desarrollo propuestos a los
reexaminar los criterios por los que se defienden sobre la base países pobres son una manera de ejercer la dominación, mien-
de una constante que hay que proteger de las nuevas acumu- tras que la teoría de la modernización ve los modelos de desa-
laciones de poder. Nos referimos al poder de discrecionalidad rrollo como una opción de los pobres para acceder a los pri-
de los sujetos individuales. Aquí es pertinente hablar de flexibi- vilegios del Primer Mundo. Desde ambas perspectivas, aunque
se difiere en la explicación de las causas del subdesarrollo, se

106 107
SOCIOECONOMIA P R I N C I P A L E S T E M A S DE LA
SOCIOECONOMIA ACTUAL
entiende que el subdesarrollo debe de tender al desarrollo me-
diante un proceso de ajustes internos a nivel local y estructurales no del desarrollo, nos damos cuenta de que esas actuaciones
a nivel global. Este proceso, elaborado en modelos diversos, cons- tienen lugar a un nivel exclusivamente superestructura!. Se ac-
tituye el camino que conduce de la situación de subdesarrollo a túa sobre, se presiona, o se ilustra al gobierno de turno, que una
la de desarrollo, términos que se entienden de manera relativa y vez obtenido el acuerdo o visto bueno, intenta aplicar la política
se miden de acuerdo a indicadores mayormente económicos como económica prevista. ¿En qué queda el poder de discreción de los
la renta per cápita. sujetos económicos concernientes al elaborar sus preferencias?
La crítica socioeconómica al concepto de desarrollo lineal se Ciertamente, como ya denunció Schumacher, el modo en que se
basa en cuatro premisas: la misma definición de desarrollo, la practica la geopolítica económica a nivel mundial no es demo-
separación conceptual entre superestructura económica y prefe- crático por defecto del sistema y, lo que es peor, no pretende
rencias, la contradicción entre valores culturales asumidos de serlo. Se supone efectivamente que los interlocutores válidos son
distinto signo, y los condicionamientos de perpetuación. solamente los que tienen poder, que no son precisamente los
Por lo que se refiere a la definición, cualquier entendimiento agentes económicos individuales.
reduccionista del desarrollo, que lógicamente será heredero de Esto lleva a una tercera objeción. Por olvido de las preferen-
un entendimiento reduccionista del concepto de riqueza en el cias individuales, a menudo nos encontramos con entornos eco-
sentido apuntado anteriormente, que separe los ámbitos econó- nómicos en perenne contradicción interna. Así, por ejemplo, al
mico, social y.político, peca, bien de arbitrario, o bien de eco- asumir la irracionalidad {léase racionalidad neoclásica) de los
nomicista. En este sentido se entiende que la elección de unos comportamientos humanos, no se pretende ilustrarlos, con lo que
indicadores y no de otros es una decisión arbitraria si no expli- ya no sólo se toleran sino que se esperan y fomentan actitudes
camos su justificación moral. Tenemos que tener en cuenta en consumistas en el marco de programas de austeridad económica.
base a qué códigos éticos o condicionamientos culturales se mi- Mientras que la superestructura apuesta por el rigor presupues-
den o usan preferentemente determinadas valencias para definir tario, la austeridad en el gasto público, o el control del déficit
el bienestar. Desde el punto de vista de la socioeconomía la para impulsar el desarrollo o reunir las condiciones para obte-
medición de indicadores de responsabilidad colectiva, de inser- ner un crédito, nos encontramos con expectativas confirmadas
ción comunitaria, de estabilidad familiar, de equidad entre los de comportamientos consumistas en los estilos de vida domi-
géneros, de democracia, de referentes éticos, de solidaridad, etc., nantes en ese entorno. La desconexión que denuncia esta con-
es muy relevante para la baremación relativa de niveles de desa- tradicción subraya la irrelevancia o la poca importancia que el
rrollo. Por otro lado, la supuesta inclusión de estos indicadores poder del consumidor tiene en el concierto de poderes que ri-
en los de carácter económico, en el supuesto de que con la satis- gen el sistema de intercambios mercantiles y sus defectos demo-
facción de ciertos niveles de renta la calidad de vida que apun- cráticos.
tan las anteriores escalas surge por generación espontánea, no es Por último, nos referimos expresamente a la deuda externa,
más que una asunción economicista hecha a la ligera y sin nin- que conforma el principal mecanismo de perpetuación de la ca-
guna evidencia empírica que la apoye. rrera desarrollista. La deuda ata al sistema como una patología
Los modelos de desarrollo lineales que se están aplicando no adictiva. Es un problema realmente serio que hay que analizar
tienen, por otra parte, una lógica democrática interna al separar desde varios puntos de vista a la vez conjugando la visión del
conceptualmente la racionalidad de la planificación económica Norte, la del Sur y una visión omnicomprensiva. Ciertamente,
estatal de la racionalidad de las preferencias individuales. Si nos tanto la utilización demagógica ele la deuda como instrumento
fijamos dónde actúan los organismos supranacionales en su in- de opresión por parte de los que piden su condonación sin más,
tento por reintroducir a los países del Tercer Mundo en el cami- como el ejercicio del poder de dominación a través de su uso,
han de ser dos actitudes que hemos de conjugar desde una pers-

108 109
SOCIOECONOMÍA

pectiva global. Si la deuda se forma y genera intereses con el


transcurso del tiempo, no está de más que incorporemos dentro
de un análisis histórico de la misma los trasvases de riqueza no
monetarizable que han tenido lugar entre deudor y acreedor. 6
Tarea ésta muy difícil, pero no por ello menos urgente. La pos-
EL FUTURO DE LA SOCIOECONOMÍA
tura de la socioeconomía es que una mirada al balance de las
relaciones económicas entre el Norte y el Sur centrada exclu-
sivamente en el estudio de la cuenta de resultados entre el debe
y el haber, da una visión distorsionada del problema de la deuda
internacional. Se requieren instrumentos contables más comple-
jos que incluyan también aspectos sociales, políticos y culturales,
amén de una visión no economicista del desarrollo.

No nos cabe ninguna duda sobre el hecho de que la preocu-


pación actual que denotan los medios de comunicación sobre
los condicionantes que pueden amenazar la seguridad del públi-
co en general, denota en sí mismo una cierta inseguridad colectiva
sobre el devenir, que quizá no se había manifestado antes con
tanta fuerza como para constituir un fenómeno llamativo. Cierta-
mente cualquier cambio entraña riesgos, por eso nosotros opi-
namos que incluso los intentos de introducir el factor riesgo en
el mercado, como se ve en la obra de Beck, o como ha hecho
entre nosotros el profesor Montero de Burgos, no son más que
modos de adelantar una realidad que se percibe como inminente
por necesaria. Después de la exposición efectuada en el último
punto, no extrañará que apuntemos que nos parece evidente
que así no podemos seguir y que ciertas cosas que han marcado
una continuidad en nuestra historia cercana deban de dejar de
darse como hasta ahora.
Una de estas características que conforman nuestro continuo
ideológico más cercano viene representada por un modo con-
creto de interpretar las relaciones económicas. Si se nos permite
traer a colación un dato que quizá no sea suficientemente eva-
luable desde el punto de vista científico, veamos qué ha ocurri-
do con el reconocimiento público de la misma economía mirando,
por ejemplo, la trayectoria de los últimos premios Nobel. Hay
una escuela que domina claramente: en los años 1974, 76, 79,

110 111
SOCIOECONOMÍA EL F U T U R O DE LA
SOCIOECONOMÍA
82, 90, 91, 92, 93 y 95, el premio Nobel de Economía recayó en
un miembro del cuadro de profesores de la Universidad de Chi- UN PANORAMA DE FUTURO PARA LA SOCIOECONOMÍA
cago, umversalmente reconocida como el principal baluarte
del neoclasicismo económico y de la ortodoxia del libre mer-
cado. La tendencia creemos que puede interrumpirse a la vista -►■ Austeridad
no sólo de la saturación ideológica que puede haber producido, ->- Espíritu de servicio
sino de la necesidad de rechazar unos riesgos que se presumen
como más difíciles de asumir, desde el punto de vista de la mis- Competitividad
ma racionalidad económica, conforme pasa el tiempo. Afán de beneficio
En este sentido es en el que creemos que la socioeconomía, o Razón Razón
como ahora le gusta llamarla a Etzioni, la economía comunita- de resultados de coherencia
nsta, puede representar una valuable ayuda a nivel teórico e,
incluso, una verdadera tabla de salvación para la legitimación Individualismo Lo
social de la ciencia económica en un futuro próximo. No cabe metodológico privado
duda de que en la medida en que se produzca una mayor legiti-
mación académica de la socioeconomía, se producirán también
cambios políticos y sociales de consideración. Algunos los re-
LA DEMOCRACIA COMO PROCESO ACTIVO
presentamos en el cuadro de la página siguiente.
Desde eí punto de vista de la axiología dominante, ya hemos
mencionado eí cambio bipolar en el que se puede resumir la Democracia inclusiva Responsabilidad
sustitución del paradigma económico neoclásico por otro cons- Identidad planetaria es Decision
tructo cultura! en el que, como en el caso de la socioeconomía, es
se distingue claramente el beneficio propio del ajeno. La razón colectiva
de la sustitución de la competitividad y del afán de lucro por la
austeridad y el espíritu de servicio, no es sólo el resultado de
la constatación de que efectivamente los mecanismos de deci-
sión que utilizan los sujetos individuales no están presididos por Empowermcnt
la maximización del propio interés, sino también plasmación de
que, en el fondo, tal premisa supone la negación de la sociedad.
Este es el sentido en el que Etzioni afirma que la consideración
es que contamos con sociedades e individuos en interacción conti-
de los mecanismos de toma de decisiones que contemplan los
nua que se conforman, generan y justifican mutuamente en sucesión
neoclásicos resulta siempre en decisiones irracionales.
ininterrumpida de tal forma que lo uno sin lo otro no se puede
El neoclásico argumentaría, ante la evidencia de la cantidad
dar. Por ello, pretender dar al individuo la primacía ontológica
de decisiones que se toman en beneficio ajeno, que en esos casos no tiene sentido. Por eso es por lo que decimos que la afirmación
el beneficio ajeno es el beneficio propio. Esto es lo mismo que neoclásica deja a la sociedad al albur de los individuos y, a la
decir que la sociedad es un accidente de la discrecionalidad indi- postre, la rompe.
vidual. No es que intentemos traer a escena el antiguo dilema de ¿Cuál es entonces la lógica de la elección por la austeridad y
preguntarnos qué es antes, si el huevo o la gallina, más bien, el servicio? Ciertamente, la coherencia interna y no los resulta-
intentamos rechazarlo. La evidencia social que tenemos delante dos. De saber que el individualismo metodológico lleva a deci-
siones socialmente irracionales, como pueden ser el posible sui-
cidio colectivo a que apunta el deterioro medioambiental o el
incremento del malestar social que se esconde tras el aumento
SOCIOECON EL F U TU R O DE LA
OMÍA S O C I O E C O NOMlA

de la desigualdad y otras disfunciones sociales, se sigue un re- Por este camino llegamos ciertamente a un mejor entendi-
planteamiento de la situación. miento de la democracia como proceso activo y continuo a tra-
Etzioni saca a colación en sus charlas informales muy fre- vés, no sólo de la profundización institucional, sino, sobre todo,
cuentemente el tema del diálogo, de la necesidad de aprender a a través del incremento continuo de la participación mediante la
dialogar, de aprender a enseñar, de tener conversaciones sobre asunción individual de responsabilidades públicas.
cómo conversar. De lo que está hablando es de la necesidad de Apuntamos, para terminar, dos líneas de actuación.
promover que los individuos lleven a cabo un proceso de introspec- Una, en la línea del establecimiento de relaciones afectivas
ción que ponga sus estilos de vida delante de toda la información en régimen de paridad con el proceso de globalización y tam-
de que se dispone, es decir, de la mayoría de los puntos de vista bién con el proceso de ajuntamiento o estrechamiento planeta-
posibles, de manera que las decisiones individuales, que vemos se rio en el que deviene la deteriorización medioambiental, y que
toman por intereses ajenos, se tomen por la mayor cantidad posible supone la consolidación, a plazo más o menos largo, de la iden-
de intereses ajenos. Ésta es la razón de coherencia social. Cierta- tidad planetaria. El afianzamiento de la identidad planetaria nos
mente, a estas alturas, esta razón no puede todavía estar substituida parece, por otra parte, una necesidad en el proceso de sustitu-
en la fe en la mano invisible con la que los primeros neoclásicos ción progresiva de los mecanismos de exclusión por mecanis-
justificaban la lógica de los comportamientos egoístas. mos de inclusión y en el reconocimiento de la libre circulación
En este sentido es en el que los modernos comunitaristas de personas.
defienden la generalización de cambios en los estilos de vida, Otra es la creación de espacios sociales para el desempeño
como consecuencia de la adopción de actitudes coherentes con de responsabilidades colectivas libtemente asumidas. Las respon-
la nueva racionalidad. Si estos cambios han de esperar a que se sabilidades colectivas suponen la existencia de decisiones colec-
vea una relación entre la adopción de estilos de vida alternativos tivas, que no son simplemente la suma de decisiones individua-
y los resultados en una disminución de la inseguridad, esos cam- les, en las que están presentes, como afirma A. Sen2, el diálogo y
bios difícilmente se producirían. La razón de la responsabilíza- la interacción social. Esto, ciertamente, trae a colación la nece-
ción de los sujetos individuales en los asuntos públicos es una sidad de revisar la consideración del monopolio de la soberanía
razón de coherencia, porque es más racional y lógico, y no de que, desde la consolidación del proyecto ilustrado, detentan en
eficiencia. exclusiva el individuo y el Estado.
Aquí entramos en la delimitación de ámbitos entre lo públi-
co y lo privado, sobre lo que nos hemos pronunciado más ex-
tensamente en otro lugarl. Para el individualista la intimidad se
ciñe al yo; para el comunitarista los individuos construyen ám-
bitos privados a través de sus relaciones públicas {la familia, el
vecindario, etc.). La responsabilidad individual por lo público
implica en cierta manera un ensanchamiento del ámbito privado
en el que el juego de afectos debería llegar en óptimas condi-
ciones lo más lejos posible. Por eso, la introspección, que es
un proceso de interiorización, y la adquisición de responsabi-
lidades públicas, que es un proceso de expansión, son perfec-
tamente compatibles y deseables.
2. «Rationality and Social Choice»: The American Economic
1. Cf. J. Pérez Adán, Sociología de la familia y de la población, en Review (mar-
prensa. zo 1995).

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beneficio, 37, 59, 68, 69, 79, 86, 112
bienestar, 22, 23 , 2 8 , 2 9 , 37, 41 Donati, P., 47
Boecio, 82 Douglas, M., 18
Bordieu, P., 18 Durkheim,É.,23,24,40,42,48,7
Boulding, K., 18 3,
Buber, M.,50 74, 75, 76, 86
Buchanan, j-, 55, 56
Cairnes, J., 21 ecología, 36, 102
Calvino, J., 66 economía neoclásica (ortodoxa o
capital, 69, 72 es-
capitalismo, 43, 45, 46, 66, 85, tándar), 9, 11, 13, 17, 1 9, 28,
103 30,
Cardoso, F., 26 31, 41, 43, 45-47, 53-56, 63,
Carlylc, T., 41 67,
71, 79, 101, 112
118 119
SOClOECONOMiA Í N D I C E DE
MATERIAS

educación, 23, 35, 57 Lélé, S., 99 problemas ecológicos, Read, H.,41


empleo, 60, 62, 63, 105, 107 Lewis, M., 97 holocausto ecológico, 33, 36 Redclift, M.,97
«empowerment», 86, 88, 98, liberalismo, 41, 48 progreso, 81, 83 Reilly, W., 97
113 libertad, 47, 49, 50, 52, 56, responsabilidad, 36, 49, 50,
Ernst, D., 97 57, 64, 65 68, 69,
esrilos de vida, 30, 86, 96, Locke, J-, 41 89, 90, 114, 115
102, 114 Lucas, A., 15, 89 Ricardo, D., 70
ética, 34, 35, 36, 43, 77 Lutero, M., 66 riqueza, 22, 91, 108
Etzioni, A., 15, 18, 19, 32, Mannheim, K., 25 Rostow, W., 107
36, 40, Marshall, A., 21, 40 Ruskin, J., 41, 42
44, 45, 47, 48, 49, 51, 68, Marx, K., 9, 69, 71,72-76 Samuelson, P-, 9
81, Maslow, A., 25 Schumacher, E., 37, 41, 45,
92, 112, 114 Meadows, D., 33 46, 67,
familia, 23, 36, .91 medio ambiente, 30, 43, 95, 109
fragmentación, 89, 91 99 Schumpeter, J., 25, 44,45
Freeman, C, 97 mercado, 9, 11, 12, 53, 55, seguridad, 85, 94, 111
Fukuyama, F,, 82 68, 71, Sen, A.,
Galbraith, J., 18, 22, 45, 46 97, 98, 104 18,22,45,46,47,56, 115
Galtung, J., 93, 94 MU1,J. S., 21, 40, 41 servicio, 37,59,86, 112,
Gandhi, M., 41 Montero de Burgos, R., 111 113
Garfinkel, H., 59 moral, 46, 51 Silverman, H., 59
Georgescu-Roegen, NJ., 29 Myrdal, G., 29, 45 Simiand, F\, 25
Giddens, A., 59, 82, 83 Novak, M., 82 Simmel, G., 24
Giddings, J., 23 Owen, R., 41, 70 Simón, H., 18
Gilí, E., 41,43 paradigma socioeconómico, Sismondi, 40, 41
Godwin, W., 70 67, 77 sistema de producción y
Gouldner, A., 26 paradigma neoclásico, 10, consumo, 29,
Gunder Frank, A., 107 11, 67, 77, 30,34,43,73,78, 85,97,
Halevi, J., 97 93,103,112 103
Hawley, A., 30 Pareto, V., 24 Small,A., 23
Hendcrson, H., 88 Parsons, T., 26, 48 Smelser, N., 18,26
Hirchman, A., 18 participación, 67, 69, 80,86, Smith, A.,
Hobbes, T., 49 89, 115 11,22,40,41,70,71
Hobson, J, 40, 41, 42 Platón, 63 soberanía, 56
Hume, D., 31. pobreza, 22, 23, 56, 97, 101 sociología económica, 24
individualismo, 41, 47, 48, poder, 44,72, 7S,79, 81, 86, solidaridad, 74,75,91, 98
50, 85, 113 106 Sombard, W., 40, 42
Inglehart, R., 36 Polanyi, K., 26, 35, 44, 45
inretés propio (propio Prcbish, R., 26
interés), 9, 11, preferencias, 10, 52, 53, 54,
12, 17, 19, 52, 112 109
problemas
medioambientales,
Stiglcr, G., 53,79 Taylor,' F., 25 utilitarismo, 31, 32, 34, 35 Walras, L., 42
sujeto individual, 31, 47, 50, Tehranian, M, 94 valores, 11, 12, 19, 28, 30, Ward, L., 23
51, 52, teoría del valor, 67, 69, 70, 33, 34, Warren,J.,41
55,56, 83, 86, 90, 107 71 47, 48, 50, 86 Weber, M., 23, 24, 26, 40,
Summer, W., 23 Tónnies, ir., 35, 50 Veblen, T., 24, 40, 42 42, 44,
Swedberg, R., 27 Torcal Loriente, M., 36 Vernadski, V., 100 54,66, 67,73,76,77
Tawney, R., 41 Trainer, F., 97 Wallerstcin, L, 93

Kant, I., 32 racionalidad, 9, II, 17, 23,


Keynes, J., 28, 30,
21,40 31,32,3 3,45, 52,5 3,96,
112

120 121

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