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, . Tim Fanaa | LA AMENAZA ) DEL CAMBI CLIMATIC Fa 7 EL LARGO VERANO Donde la abeja liba, libo yo Sobre la corola de una primula me tiendo; Alli me acuesto cuando canta el bitho. Allomo del murciélago vuelo Alegre en pos del verano: Alegre y alegre ahora viviré Bajo la flor que cuelga de la rama. ‘WILLIAM SHAKESPEARE, La tempestad Ei largo verano que han sido los tltimos 8,000 anos es, sin duda, hecho crucial de la historia humana. Aunque la agricultura co- menz6 hard unos 10,500 afos en el Creciente Fértil, fue durante ‘este periodo que obtuvimos casi todas nuestras plantas de cultivo y animales domésticos, cuando nacieron las primeras ciudades, se excavaron las primeras acequias, se escribieron las primeras pala- bras y se acufiaron las primeras monedas. Y estos cambios no ocu- erieron una vez, sino muchas veces en diferentes partes del mundo. Antes de que nuestro largo verano cumpliera los 5,000 aiios, habian surgido ciudades en Asia Occidental, Asia Oriental, Africa y Amé- rica Central, y sus parecidos eran asombrosos. Ya fueran construi- das por egipcios, mayas o chinos, los templos, las casas y las fortifi- caciones eran todas identificables como tales. Era como si la mente humana desde el principio hubiera albergado una plantilla de cémo habia de ser una ciudad, y sélo esperara a que las condi- ciones le permiticran manifestarlo. Estos asentamientos humanos estaban gobernados por una élite cuya base eran los artesanos. En unas cuantas sociedades se desarrollé la escritura, e incluso en las més primitivas anotaciones —tablillas de arcilla de la antigua Me- sopotamia— reconocemos la vida tal como se vive ahora en las grandes metrépolis. Hasta hace muy poco, se crefa que ese largo verano habia sido re- sultado de una chiripa césmica: los ciclos de Milankovic, el Sol y la LA AMENAZA DEL CAMBIO CLIMATICO Tierra estuvieron «en el punto justo» para crear un periodo de calor y estabilidad de una duraci6n sin precedentes. Ylo extraordi- naria que es esa chiripa queda claro cuando comparamos los cuatro anteriores periodos cAlidos. En todos los casos lo que vemos no es estabilidad, sino un largo ¢ inestable enfriamiento hasta que se llega aun punto en cl que la Tierra se sumerge en otro periodo gélido. Bill Ruddiman, cientifico medioambiental de la Universidad de Virginia, no encontraba nada en los ciclos naturales que pudiera explicar la estabilidad de ese largo verano, de modo que comenz6 a buscar algiin factor singular, algo que actuara sdlo en el tiltimo ciclo, y en ninguno de los anteriores. Decidi6 que ese factor singu- lar éramos nosotros, y al hacerlo impuls6 otro descubrimiento re- ciente: que nuestra época posindustrial posefa su propio periodo geoldgico. Fueron el Premio Nobel Paul Crutzen (se le concedié por su in- vestigacion del agujero de la capa de ozono) y sus colegas los pri- meros en identificar y bautizar ese crucial suceso geoldgico. Lo Ila- maron Antropoceno —que significa la «era de la humanidad»— y sefialaron su comienzo en 1800 d. C., cuando el metano y el CO, engendrados por las descomunales maquinas de la Revolucion In- dustrial comenzaron a influir en el clima de la Tierra (Crutzen, Stoer- mer, 2000). Ruddiman anadié un ingenioso giro a su argumento, pues detecté lo que consideraba influencias humanas en el clima de la Tierra ocurridas mucho antes de 1800. Al hacer un grafico de los niveles de dos gases invernadero cri- ticos —metano y CO,— encontrados en las burbujas de aire atra~ padas en las placas de hielo de Groenlandia y el Antartico, Ruddi- man descubrié una anomalia. El hielo revela que hasta hace unos 8,000 aiios el volumen de metano en la atmésfera estaba controla- do en su mayor parte por el ciclo de insolacién orbital de Milanko- vic de 23,000 afios de duracién, lo cual tiene sentido, pues el meta no se produce en grandes cantidades en los pantanos, de mode > las €pocas calidas y himedas (cuando abundan los pantanos) »ducen mas metano que las épocas frias y secas. Al comienzo del tiltimo ciclo de insolacién, que se inicié hace 0 altos, el mecanismo de Milankovic perdié el control de las emisiones de metano. Si el ciclo de insolaci6n los hubiese contre EL LARGO VERANO, lado, el metano habria comenzado a declinar hace unos 8,000 aiios, y ese declive se hubiese acelerado hace unos 5,000 afios. Pero fo que ocurrié fue que, tras un descenso paulatino que tocé fondo hace 5,000 afios, la concentracién de metano comenz6 un lento pero imparable ascenso. Ruddiman sostiene que ello prueba que los humanos han arrebatado a la naturaleza el control de las emi- siones de metano, y que deberiamos fechar el inicio del Antropo- ceno hace 8,000 afios, y no hace 200. Fue el principio de la agricultura —sobre todo la agricultura hameda tal como se practica en los arrozales inundados del sudes- te de Asia— lo que inclin6 la balanza, pues esos sistemas agricolas pueden llegar a ser enormes productores de ese gas. Es justo obser- var que los agricultores de otras cosechas que requieren condicio- nes pantanosas también realizaban su aportaciOn mas 0 menos en la misma época. EI cultivo del taro (que implica la creacion y man- tenimiento de estructuras de control del agua), por ejemplo, se practicaba en Nueva Guinea hace 8,000 afios. Incluso los cazado- res-recolectores pueden haber desempenado algtin papel. Ilustra su influencia la construccién de presas que transformaron enor- mes dreas del sudeste asiatico en pantanos estacionales. Estas es- tructuras fueron quiza las mas extensas creadas por un pueblo no agricola, y se utilizaban para regular los pantanos a fin de criar an- guilas. Recogidas en masa en las grandes reuniones de las tribus, las anguilas se secaban y se ahumaban para comerciar con ellas en zonas muy lejanas (Flanney, 2002). Ruddiman también encontr6 pruebas en las burbujas de aire de que la concentracién de CO, de la atmésfera habia variado por la accion humana mucho antes de lo que se creyé al principio. La pauta de concentraciones de CO, en la atmésfera a través de los ci- clos glaciares esta perfectamente determinada. Basicamente, los niveles de CO, ascienden rapidamente a medida que acaba la fase glacial, y luego comienzan a declinar lentamente hacia el siguiente periodo frio. En los tiltimos 8,000 anos, el CO, atmosférico ascen- dié de 160 partes por mill6n a su techo preindustrial de 280 partes por millén. Si los ciclos naturales hubieran seguido controlando el presupuesto de carbono de la Tierra, afirma Ruddiman, el CO, deberia haber permanecido en unas 240 partes por mill6n alla L4 AMENAZA DEL CAMBIO CLIMATIC por 1800. A primera vista su argumento parece débil. Después de todo, los primeros humanos habrian necesitado emitir el doble de carbono del que emitié nuestra era industrial entre 1850 y 1990, un resultado s6lo posible mediante una poblaci6n sin precedentes que utilizara maquinas que quemaran carb6n. La clave, observa Ruddiman, es el tiempo. Ocho mil afios, al menos en términos hu- manos, es un largo intervalo, y a medida que los humanos talaban y quemaban bosques por todo el globo sus actividades actuaban como una mano que arrojara plumas sobre una balanza: con el tiempo habria las suficientes plumas para inclinar el platillo. Yasi, postula Ruddiman, se creé el Antropoceno. Tan fragil era la estabilidad climatica creada por los humanos en los tiltimos 8,000 aiios, sostiene Ruddiman, que segufa siendo vul- nerable a los grandes ciclos de Milankovic; y el arquedlogo Brian Fagan argumenta que estos ciclos podrian amplificarse hasta con- vertirse en monumentales impactos sobre las sociedades humanas Consideremos el leve desplazamiento de la 6rbita de la Tierra entre los afios 10000 y 4000 a. C., cuya consecuencia fue que el Hemisfe- tio Norte dispuso de entre un 7 yun 8 por ciento més de luz solar, lo que hizo incrementar las precipitaciones de Mesopotamia entre un 25 y un 30 por ciento, alterando sensiblemente la proporci6n entre a Iluvia y la evaporacién, y septuplicando la humedad total disponi- ble para las plantas. Lo que antanio fue un desierto se transform6 en una verde planicie que alimentaba a pobladas comunidades de campesinos. Después del 3800 a. G., sin embargo, la 6rbita de la Tie- Tra regres6 a su pauta anterior y las precipitaciones disminuyeron notablemente, obligando a muchos campesinos a abandonar sus campos y vagar en busca de comida ( Fagan, 2004). Lo que mas interesa a Brian Fagan es el clima y las antiguas civili- zaciones. Cree que muchos de aquellos que erraban expulsados por las hambrunas encontraron refugio en unos cuantos lugares estraté- gicos, como Uruk (ahora al sur de Irak), donde los canales de irriga- cion surgian de los rios principales. Lugares como Uruk, al ser los prmeros en recibir el agua del rio, no sufrieron tanto el descenso en el nivel de precipitaciones, y ahi una autoridad central puso a traba- J2© 2 los inmigrantes hambrientos en proyectos de construcci6n, © el mantenimiento de los canales de irrigacion. Fagan sostiene EL LARGO VERANO i el hecho de que hubiera menos Iluvias oblig6 a los campesinos Uruk a innovar, con lo que por primera vez utilizaron arados y ‘imales para trabajar los campos en una rotacién que implicaba la tencion de dos cosechas. Con la produccién de cereal localizada tornoa las poblaciones estratégicas, los asentamientos de los alre- lores comenzaron a especializarse en producir bienes como cera- ica, metales 0 pescado, que se vendian en los mercados de Uruk comprar el grano cada vez mas escaso. Cada uno de estos cam- conduyjo a la creacién de una autoridad mas centralizada, que a vez fund6 la primera burocracia del mundo, cuyo trabajo era er inventario del vital cereal y distribuirlo. La suma de todos estos cambios alteré la organizaci6n humana, alla por el 3100 a. C., las ciudades septentrionales de Mesopota- ia se habian convertido en las primeras civilizaciones del mundo. hecho, Fagan sostiene que la ciudad es una adaptacién humana ve a las condiciones climaticas mas secas. Regresemos ahora al anilisis de Bill Ruddiman, pues contiene ias sorpresas. Ve una clara correlaci6n entre las épocas de baja mcentracion de CO, en la atmésfera y varias plagas causadas por bacteria Yersinia pestis: la «peste negra» de la época medieval. Estas epidemias tenian un alcance global y mataban a tanta gente que los bosques volvian a crecer sobre tierras de cultivo abandona- das. En el proceso absorbian CO,, reduciendo la concentraci6n at- mosf€rica entre 5 y 10 partes por millén. Entonces las temperatu- ras globales caian, y habia periodos de frio relativo en lugares como Europa. La tesis de Ruddiman implica que, afadiendo suficientes gases myernadero para mantener la Tierra «en el punto justo» para de- morar otra glaciaci6n, pero sin sobrecalentar el planeta, los habi- tantes de la antigiiedad Ievaron a cabo un acto de hechiceria qui- mica. Es como si, en esa fase de nuestro desarrollo, formaramos parte del equilibrio de Gaia en lugar de destruirlo. Segin Ruddi- man, sin embargo, estuvimos muy cerca. Si fuera a comenzar otra glaciacion, probablemente veriamos los primeros indicios alrede- dor de la isla de Baffin, en el Artico canadiense oriental. Aureolas de liquenes muertos alrededor de los casquetes de hielo de la isla nos hablan de glaciaciones abortadas, pues lo que maté a esas plan- LA AMENAZA DEL CAMBIO CLIMATICO tas fue una acumulaci6n de nieve que, de haber sido las condicio- nes minimamente mas frias hace tan solo un siglo, se habria con- vertido en hielo e iniciado la caida hacia un mundo gélido. De no haberse derretido la nieve, gran parte del interior del nordeste de Canada albergaria hoy en dia un manto de hielo que cada ano iria creciendo hacia el sur. El nuevo nticleo de hielo extraido de la Ctpula C pone en en- tredicho la teoria de Ruddiman, pues revela que, a pesar de que nuestra actual época interglaciar es distinta de las cuatro anteriores (que Ruddiman estudi6), es similar en algunos aspectos a la quin- taanterior a la nuestra, que ocurrié hace 430,000 aiios. Entonces la confluencia de los ciclos de Milankovic y los niveles de CO, eran parecidos a los actuales, y el periodo de calor fue excepcionalmen- te largo: 26,000 atios, en oposicion a los 12,000 aiios de las otras, Sélo el tiempo dira si Ruddiman tiene razén al fechar el inicio del Antropoceno hace 8,000 aios, y no hace 200. No obstante, su ana- lisis es uno de los mas provocadores y estimulantes publicados en los Gltimos tiempos. Sea cual sea la fecha de inicio del Antropoceno, hay signos ine- quivocos de que las cosas se estan poniendo feas. Son tan grandes los cambios que los cientificos detectan en la atmésfera que parece que las puertas del tiempo estan volviendo a abrirse. ¢Sera el Antro- poceno el Periodo geolégico mas corto de que quede constancia?

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