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REVISIÓN DE LOS CONTRATOS DE SEGUROS Y SU RELACIÓN CON LAS CLÁUSULAS

ABUSIVAS.-

I ). Nociones Generales de los Contratos de Adhesión.

“¿Qué es un contrato de Adhesión?”


Estos contratos son confeccionados por los proveedores en forma
estandarizada, reproducidos en serie y de contenido general para cualquier
consumidor o usuario, por lo que quien se adhiere con su firma debe aceptar todas
las cláusulas, ya que, en general no puede negociar individualmente su
modificación. Es común que estos contratos se renueven automáticamente cada año
cuando se trata de servicios prestados por plazo indeterminado. Muchas veces estos
contratos se instrumentan mediante la firma de solicitudes, minutas de venta, recibos
o formularios propiamente dichos, y el consumidor no discute su contenido ni
negocia sus cláusulas.-

“¿ Por qué surgieron y se masificó el uso de este tipo de contratos?”

El consumo masivo de numerosos bienes o la contratación masiva de ciertos


servicios requeriría que constantemente se estén elaborando contratos individuales
para cada suscriptor. Ello sería más engorroso y costoso que confeccionar un
contrato tipo que sirva para todo consumidor o usuario. Una vez redactado o
predispuesto el contrato por el proveedor, los interesados se “adhieren” al mismo.
Este criterio de eficiencia agiliza la contratación del servicio o adquisición del bien y
reduce los costos administrativos de su gestión.-

“¿ Qué son las cláusulas abusivas?”

Son aquellas que limitan la responsabilidad del proveedor por daños, o que
importan una renuncia o restricción de los derechos del consumidor. También las
que imponen la inversión de la carga probatoria ante un hecho de incumplimiento.
Asimismo son consideradas abusivas las cláusulas que amplían los derechos de una
parte en desmedro de la otra, como por ejemplo si la empresa puede rescindir el
contrato libremente y el consumidor tiene limitaciones para hacerlo o tiene un costo
para ello. En síntesis, son “abusivas” cuando las cláusulas presentan un claro
desequilibrio en perjuicio del consumidor.-

“¿Qué puede hacer el consumidor si percibe que se enfrenta a una cláusula


abusiva?”

En el supuesto de que el consumidor padezca la consecuencia de una


cláusula abusiva, puede recurrir a la justicia para reclamar que dicha cláusula no le
sea aplicable. Pero también puede informar a la autoridad de aplicación de la Ley de
Defensa del Consumidor (esto es las reparticiones públicas de defensa del
consumidor de la Nación o de la jurisdicción que le corresponda) acerca de la
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existencia de este tipo de cláusulas para que dichas autoridades hagan quitar de los
contratos las cláusulas con efectos hacia el futuro.-

Existen, entonces dos vías posibles de acción:


. Ante Instancia Judicial.-
. Ante Instancia Administrativa.-

“¿ Qué derecho tiene el consumidor si se perjudica por una cláusula de este tipo?”

El consumidor tendrá derecho a demandar en sede judicial la nulidad del


contrato o la de una o más cláusulas abusivas. Si se declara la abusividad de esa
cláusula, se ordena que se suprima o modifique la misma y el contrato sigue vigente
sin la existencia de esa cláusula.-

“¿La letra chica de los contratos disimula la existencia de las cláusulas abusivas?”
En numerosos casos, la Autoridad de Aplicación de la Ley de Defensa del
Consumidor detectó que era práctica habitual en el mercado que las cláusulas de los
contratos de adhesión estuviesen escritas en una letra demasiado pequeña;
directamente ilegible, desalentando su lectura y dificultando su comprensión. Para
combatir esta mala práctica de la "letra chica", se dictó la Resolución S.I.C. y M. N°
906/98 que entró en vigencia el 7 de julio de 1999, disponiendo que todos los
contratos escritos de consumo, así como todo otro documento (factura, certificado
de garantía, solicitud, etc.) contengan un tamaño de letra de un mínimo de 1,8
milímetros de altura y que toda cláusula que deba ser destacada, tiene que
consignarse en "negrita" y de tamaño superior al resto del texto.

2). Concepto, Origen y evolución del Contrato de Seguro.-

El contrato de seguro es aquel por el que el asegurador se obliga, mediante el


cobro de una prima y para el caso de que se produzca el evento cuyo riesgo es objeto
de cobertura, a indemnizar, dentro de los límites pactados, el daño producido al
asegurado o a satisfacer un capital, una renta u otras prestaciones convenidas.
El asegurado, por su parte, hace periódicamente un pequeño pago, llamado prima, a
cambio de evitar tener que afrontar un perjuicio económico mucho más grande,
aunque menos probable.
Intervinientes del contrato de seguro
• Asegurado: Persona que en virtud de un contrato de seguro traslada los
riesgos de pérdida o deterioro al asegurador, los requisitos que debe cumplir
éste son:
1. Ser capaz de obligarse.
2. Tener interés real en evitar el riesgo al tiempo de celebrarse el contrato de
seguro
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Características del contrato de seguro


• Es un contrato nominado: se encuentra reglamentado por ley.
• Es un contrato de adhesión: es el asegurador quien fija los términos del
contrato.
• Es un contrato bilateral: se obliga tanto el asegurado como el asegurador.
• Es un contrato oneroso: ambas partes perciben las utilidades y cada parte se
grava a beneficio de la otra.
Es un contrato aleatorio: las obligaciones recíprocas de las partes se miran como
equivalentes pero dependen de una eventualidad como se señala en el artículo 1° de
la Ley de Contratos de Seguro.

Elementos esenciales del contrato de seguro


Son aquellos elementos que, de no confluir, no permiten la existencia del contrato de
seguro:
o La cosa asegurada
o El riesgo
o La prima

La cosa asegurada
En general se pueden asegurar todas las cosas corporales e incorporales, además se
puede asegurar la vida y el patrimonio. Para que la cosa sea susceptible de ser
asegurada debe cumplir con los siguientes requisitos:
1. Debe tratarse de una cosa corporal o incorporal.
2. La cosa debe existir al tiempo del contrato, o al menos al tiempo en que
empiecen a correr los riesgos
3. La cosa debe ser tasable en dinero
4. La cosa debe ser objeto de una estipulación lícita
La cosa debe estar expuesta a perderse por el riesgo que corre el asegurado.

A contrario sensu, no se pueden asegurar:


1. Las ganancias (precepto básico: "La indemnización no constituye ganancia").
2. Los objetos del comercio ilícitos.
3. Las cosas íntegramente aseguradas (a no ser que el último seguro se refiera a
un tiempo diverso o a riesgos de distinta naturaleza).
Las cosas que ya han corrido el riesgo (ya sea por que se salvaron o perecieron por
el riesgo).
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El riesgo
La base del negocio de los seguros es juntar todos los riesgos de los asegurados y
repartirlos entre ellos. Por estadística, el riesgo global de asegurar a una gran
cantidad de gente es mucho menor al que asumiría una sola de esas personas.
En el caso de no existir riesgo, el contrato no es un contrato de seguro. Eso ocurre,
por ejemplo, en planes de inversiones disfrazados como seguros por motivos fiscales
(el hecho que debe ocurrir es cierto, y ocurrirá en un plazo temporal más o menos
exacto).
La prima
Es el importe que determina la aseguradora, como contraprestación o pago, por la
protección que otorga en los términos del contrato de seguros ó póliza.
La aseguradora, para saber cuanto debe cobrar y que cantidad de riesgo va a correr,
recurre a las estadísticas. Gracias a ellas detecta con que frecuencia ocurre cada
incidencia cubierta y con ella hace los calculo de lo tendría que cobrar para cubrir
ese gasto al que hay que añadir el beneficio y otros gastos, como la gestión, de la
aseguradora.
Basándose en esas estadística, se aplican diferentes tarifas a las pólizas y en algunos
casos, incluso se evita hacerles el seguro.
Además, se suelen aplicar los bonus-malus: penalizaciones a los asegurados que más
gasto le suponen a aseguradoras y descuentos a los que tienen menor gasto o
ninguno. Este sistema se suele usar en los seguros de vehículos.
Existen otros tipos de primas que son:
• Prima neta: Es el importe que cobra la aseguradora por cubrir un riesgo
determinado.
• Prima total: Es el importe de la prima neta, al que se incluyen los derechos de
póliza o gastos de expedición, el recargo por pago fraccionado si lo hubiera y
el impuesto correspondiente.
Tipos de contratos de seguros
Para asegurar:
• Bienes propios.
• Posibles daños a terceros - materiales o personales.
• Propiedad Personal - seguro de alquiler
• Tratamientos de enfermedades - seguro de salud
• Posible muerte e invalidez - seguro de vida
• La pérdida de una cosecha - seguro agrícola
• Perder el trabajo. Aunque esta cubierto por el estado es una forma de seguro.
La variedad es muy amplia e incluso se pueden negociar contratos no previstos por
la aseguradora. Algunos ejemplo menos comunes son:
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• Asegurar una parte del cuerpo. Las piernas, el pecho, la nariz, etc.
• Asegurar un sorteo. Si sale premiado lo paga la aseguradora y si no sale la
aseguradora ha ganado.
• Seguros de vehículo de duración un día. Por ejemplo vehículos antiguos que
se conducen uno o pocos días al año.
• Seguro de título inmobiliario. También llamado seguro de título, es un tipo de
seguro creado en los Estados Unidos para proteger toda clase de compraventa
inmobiliaria o gravamen sobre inmueble. Según Carlos Odriozola autor del
primer libro escrito sobre el tema en idioma castellano "El Seguro de Título

Inmobiliario", el seguro de título es un convenio de indemnización, pues


colateralmente a una operación principal, que puede ser la compraventa o la
hipoteca, la aseguradora se obliga a indemnizar al asegurado en el caso de que
éste tuviera alguna pérdida causada por acciones incoadas por un tercero.
En algunos caso es obligatorio por Ley tener un seguro como por ejemplo:
• Seguro básico a terceros, que es seguro básico vehículos
• Seguro de perros considerados peligrosos.
En estos casos los poderes públicos entienden que la peligrosidad de ciertas
actividades es suficiente para obligar a quién las efectúa a contratar un seguro que
proteja a terceras personas de los daños que se puedan causar.
Otros contratos pueden venir obligados por un contrato anterior. Es muy habitual en
una hipoteca tener que asegurar el bien hipotecado a favor del acreedor.
Qué se debe saber sobre los seguros
Todas las condiciones del seguro vienen en el contrato. Esta cláusulas se deben leer
muy atentamente. Todos los años, las aseguradoras ganan muchísimo dinero por las
prestaciones que vienen en el contrato y no son reclamadas por el asegurado.
El seguro en todas partes del mundo, tiene una doble función, la económica y la
social:

o Función económica: elimina la incertidumbre económica sobre el


futuro logrando aumentar la eficiencia, estabiliza la riqueza, combate
la pobreza y estimula el ahorro.
o Función social: estimula la previsión, contribuye con el mejoramiento
de la salud.
Condiciones esenciales del seguro en España: Se encuentra regulado en la ley 50/80
de Contrato de Seguro.
No pueden asegurarse (art. 19 LCS) los siniestros causados por la mala fe del
asegurado. La mala fe penal no se asimila, sin más, a la civil, con importantes
consecuencias (sobre todo en materia de automóviles).
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Sobreseguro, infraseguro.- El riesgo asegurado no puede ser notablemente superior o


inferior al del valor real de la cosa o interés aseguado, de forma que es esencial una
prudente valoración del objeto asegurado. En el primer caso (sobreseguro)
producido el siniestro, la aseguradora solo indemnizará el daño hasta el valor real de
la cosa, aunque el asegurado fuera mayor. En el caso de infraseguro, la Cía.
indemnizará en la misma proporción en la que cubría el interés asegurado: si la cosa
valía 1000 € y se aseguró en 500, causándose un daño de 500, indemnizará la mitad
del mismo: 250 €.
Un ejemplo seria el caso de una persona que tuviese una seguro de vida previo a la
compra de una casa. Cuando se compra casa y debe hacer una hipoteca, es norma
por parte de los bancos hacer firmar un seguro que pague la hipoteca en caso de su
fallecimiento. El caso es que si se firman dos seguros de vida, no cobrara una
indemnización su familia y otra el banco, sino que se repartirán el pago entre los dos
seguros; y el cobro entre la familia y el banco. Con lo que la indemnización será la
mitad de lo contratado y pagado.
Por tanto, conviene recomendar a cualquier suscriptor de póliza que se asesore con
un Corredor o Abogado especializado, que revisen las cláusulas de los seguros
contratados.
Principios básicos del seguro
o La esencia del seguro estriba en la distribución de los efectos
económicos desfavorables de unos riesgos entre los patrimonios
individuales que están expuestos en ellos.
o El individuo evita un perjuicio económico contingente mediante un
gravamen económico real y soportable.
o En el seguro el individuo realiza un acto psicológico de "previsión"
por lo que si se llega a consumarse el riesgo la persona recibirá la
"indemnización adecuada".

3). Claúsulas Abusivas en los Seguros, nociones de la Doctrina


Española.-
Las cláusulas restrictivas o excluyentes no aceptadas de forma explícita no tienen efecto en
los contratos y las consideradas abusivas por los tribunales no pueden incluirse en estos
documentos.
Principios no siempre compatibles
En teoría las condiciones de una póliza o contrato de seguro se pactan de común acuerdo
entre la compañía aseguradora y su cliente, y ambas partes las dan por buenas. Pero en el
caso de los seguros no hay acuerdo: se utilizan contratos de adhesión, que consisten en
que una parte, en este caso la compañía de seguros, redacta e impone las cláusulas al
asegurado, que generalmente sólo se limita a suscribir o rechazar el contrato en su
integridad.
Mediante un contrato de seguro la compañía, a cambio de percibir una cantidad de dinero
del cliente, queda obligada, en caso de producirse alguno de los sucesos previstos en el
documento, a indemnizar el daño producido, abonar un capital o renta o prestar el servicio
convenido. “Las cláusulas no son más que los acuerdos entre el cliente y las aseguradoras
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para establecer las condiciones de un contrato de seguro”, explica Javier Fernández, desde
la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA). De entrada,
añade, “no hay cláusulas abusivas, las aseguradoras no ganan nada teniendo al cliente
enfadado; al revés”.
Sin embargo, el carácter abusivo lo determina después la Justicia y cuando una cláusula es
abusiva, “pese a que se pueda o no estar de acuerdo, se elimina de los contratos”, comenta
el representante de las aseguradoras.
Sobre este aspecto, los derechos de protección a los consumidores y usuarios en el sector
de los seguros y los mecanismos administrativos de control, supervisión y resolución de
reclamaciones están recogidos en la Ley 30/1995, de Ordenación y Supervisión de los
Seguros Privados, y regulados por la Ley 7/1998, de Condiciones Generales de la
Contratación, por la Ley 50/1980 de Contrato de Seguro (LCS), así como por la Ley
26/1984, General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Pero, como se apuntan
desde la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), principios como el
de la libertad de empresa y los de igualdad y de protección a los consumidores en ocasiones
se muestran incompatibles entre sí.
Las cláusulas lesivas y limitativas
Según Jorge Fuset, abogado de la Oficina del Asegurado (OFA) de Cataluña, la
jurisprudencia es “muy cautelosa” a la hora de hablar de cláusulas abusivas y prefiere
calificarlas de “limitativas”. La descripción de “lesiva” sería aquella que reduce
considerablemente el canon de manera desproporcionada a la prestación del asegurado, es
decir, que vacía de contenido la cobertura, de modo que es prácticamente imposible acceder
a la cobertura del siniestro. “En definitiva, impide la eficacia de la póliza”.
Este jurista de la asociación privada sin ánimo de lucro OFA recuerda que la Ley de
Contrato del Seguro (LSC) prohíbe las cláusulas lesivas y exige que las cláusulas
limitativas, “aquellas que restringen o limitan la cobertura en principio contratada”, sean
expresamente destacadas en la póliza y estén específicamente firmadas por el tomador-
asegurado en señal de conocimiento y aceptación. De hecho, el letrado asegura que “no
vale la firma genérica al final del contrato” y que los efectos del incumplimiento por parte
de las aseguradoras suponen, si se acude a los tribunales, la aplicación de la Ley 7/98 De
Condiciones Generales, a la que se remite la LCS, de manera que:
- En caso de las cláusulas limitativas no aceptadas: se tienen por no suscritas y no tienen
efectos en dicho contrato.
- En caso de las lesivas son nulas y no aplicables.
Si un asegurado observa cláusulas que le parecen abusivas puede iniciar una acción contra
la aseguradora para que se declare la lesividad y nulidad de las mismas. En la práctica, los
asegurados esperan “que pase algo” y al reclamar la cobertura del siniestro ejercitan dicho
derecho, dice el letrado catalán.
Sentencias judiciales
Hasta hace poco más de una década la normativa en vigor exigía que todas las pólizas de
seguros que se comercializaran tuvieran el visto bueno de la Dirección General de Seguros.
Para obtener este permiso las compañías depositaban allí sus “bases actuariales”. Hoy en
día, tal y como informa Julio Henche, secretario general del Consejo General de los
Colegios de Mediadores de Seguros Titulados, este trámite no es necesario “y por tanto no
hay un control a priori”.
Esto explica demandas como la hecha pública a primeros de junio por la Organización de
Consumidores y Usuarios (OCU) que, tras recibir sentencia, puede transformar en ilegales
algunas cláusulas presentes en las principales pólizas de seguros que se comercializan
actualmente en España.
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Cuando esta sentencia sea firme, -en estos momentos está recurrida, según informan desde
UNESPA- OCU requerirá a la Justicia que estas cláusulas se inscriban en el Registro de
Condiciones Generales de la Contratación –creado en 1999- como “abusivas” y, de este
modo, se rechace la inscripción de otra póliza que contenga condiciones como éstas.
Algunas de las cláusulas declaradas nulas a instancias de OCU, en este caso por la
Audiencia Provincial de Madrid, han sido las siguientes:
- La que exige al asegurado entregar el original, no una copia, de su póliza para poder
solicitar el pago de la indemnización, una vez producida la contingencia o siniestro,
‘desposeyéndole así del documento’ y dejándole a merced de la compañía.
- Todas aquellas que incurren en falta de información sobre aspectos esenciales del
contrato de seguro en cuanto a delimitación del riesgo y prestaciones. En los seguros de
vida, aquellas que omiten el método del cálculo del valor del rescate y de la revalorización
del capital; en los de vehículos, cuando no quedan claros los criterios de la aseguradora
para modificar la tarifa de siniestralidad, el llamado “sistema bonus-malus”. Y es que, a
veces, sin que el asegurado haya sufrido ningún siniestro ve cómo aumenta el precio de su
póliza, sin saber en qué se basa la compañía para aplicarle la subida.
- La que otorga a la aseguradora unilateralmente el derecho de prestar o no defensa
jurídica (pago de los gastos de abogado y procurador o poner al servicio del asegurado los
de la compañía). Y la que en el mismo seguro de defensa jurídica exime a la aseguradora de
tener que pagar los gastos de procurador y abogado de su cliente si éste gana el juicio y
condenan en costas al contrario. Así el cliente tiene que adelantar todos los gastos y la
aseguradora no paga nada. Por ejemplo, según glosa un agente de seguros con años de
experiencia, si nos cae un tiesto sobre el capó del coche y el inquilino del inmueble no
quiere pagar unos daños, que podrían rondar los 100 euros. En este supuesto, la
aseguradora decidiría no iniciar por tan poco importe acciones judiciales y se reservaría la
posibilidad de pagar los costes si el asegurado ganase el juicio, si lo perdiera, no.
- Aquella en la que la compañía se reserva la resolución del contrato por el mero
acaecimiento del riesgo cubierto.
La anulación de una condición general por abusiva corresponde a los tribunales. Y hay
toda una colección de fallos que dictaminan que algunos de los acuerdos de los contratos
con las compañías aseguradoras pueden considerarse nulos de pleno derecho por tratarse de
un abuso de posición respecto al tomador del seguro. Es importante tener en cuenta que,
aunque la Dirección General de Seguros haya aprobado el condicionado, no está exento de
problemas. “Muchas sentencias declaran lesivas o abusivas cláusulas que en su día fueron
aprobadas por la DGS”, asevera Fuset.
Pero, para tranquilidad de los asegurados, inicialmente todas las disposiciones que recogen
los contratos de seguros han de ajustarse a la legislación.
Reclamaciones y consejos
Las compañías de seguros atienden cada año en España casi 100 millones de pólizas. La
tasa de reclamaciones contra el seguro es “bajísima”, según UNESPA. “El seguro es un
sector supervisado, con una alta tasa de profesionalidad, con un negocio basado en la
confianza y con un nivel de respuesta elevadísimo que impide poner en riesgo este
compromiso con los clientes haciendo una mala práctica”, asegura Javier Fernández.
La Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP), a través del teléfono
902 19 79 36, se encarga de atender a los ciudadanos que plantean cualquier consulta o
duda sobre seguros o planes de pensiones. El total de escritos presentados ante el
Comisionado para la Defensa del Cliente de la DGSFP durante 2005 fue de 4.823, un 4,5%
más que en 2004. De los expedientes de reclamación admitidos a trámite fueron resueltos
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2.489, un 56,5% del total. De ellos, fueron resueltos a favor del reclamante 844, lo que
supone el 34%.
La mayoría de estas reclamaciones correspondieron a los seguros multirriesgos (37,02%) y
de vehículos (22,48%). Entre los motivos de reclamación destacan:
- Divergencias en la aplicación e interpretación de la póliza contratada
- Los derechos especiales del tomador en seguro de vida
- La declaración del riesgo al firmar el contrato
- Modificaciones del contrato, en especial la subida de prima (precio del seguro)
- En los seguros colectivos la falta de información entre las partes
- El impago de la indemnización o el pago del importe mínimo
- La valoración del siniestro
- Defensa jurídica del responsable
- Aplicación del régimen de cláusulas limitativas
- Agravación y disminución del riesgo durante la vigencia del contrato
- Nulidad del contrato por falta del objeto asegurado o interés asegurable
Lo primero que debe hacer un asegurado cuando quiera efectuar una reclamación es acudir
a su mediador (corredor) o agente de seguros con quien suscribió la póliza. Si él no puede
resolver la situación, puede enviar un escrito al Defensor del Asegurado de la propia
compañía, cuya función es canalizar todas las quejas de los clientes. Si la respuesta
obtenida no es satisfactoria se puede acudir al servicio de reclamaciones de la DGSFP.
Pasados unos meses, esta dirección emitirá un dictamen, que, aunque carece de carácter
vinculante, por lo general las aseguradoras acatan.
Si aun así el tomador del seguro no está de acuerdo con esta decisión administrativa, le
queda la posibilidad de acudir a los tribunales. En todo este proceso, las asociaciones de
consumidores pueden ayudarle a defender sus intereses. La vía extrajudicial del sistema
arbitral también permite resolver los conflictos entre el consumidor y el prestador de
servicios.
Antes de suscribir una póliza conviene seguir estos consejos:
- Analizar cuáles son las contingencias para las que se desea el seguro. Por ejemplo, en el
caso de autos si se prefiere a todo riesgo, a terceros, etc.
- Es aconsejable visitar varias entidades y comparar su oferta, aunque la mayoría de
aseguradoras utilizan condicionados muy parecidos. Lo que no cubra cada seguro debe
estar reflejado de forma resaltada. Debe revisarse la descripción del riesgo asegurado y la
cobertura, prestando especial atención a letras pequeñas que presumen una afirmación del
asegurado. Por ejemplo “el asegurado declara estar bien de salud” o “el asegurado declara
que la vivienda tiene rejas de seguridad”, pues ello podría llevar al rechazo de la cobertura.
- Considerar al agente o mediador de seguros un asesor en la materia y consultarle
todas las dudas que puedan surgir. No dejarse llevar por ofertas donde la contratación es
demasiado automática.
En cualquier caso revisar todo estrictamente antes de rubricar nada y en caso de duda no
firmar hasta aclararlo. Por ejemplo, es esencial determinar el riesgo y las sumas aseguradas.
- No ocultar datos ni riesgos. Por ejemplo, nunca se debe decir que el conductor principal
es una persona mayor con experiencia si en realidad quien va a llevar el coche
habitualmente es un joven novel. En los seguros de hogar no debe infravalorarse ni
sobrevalorarse el contenido (enseres, electrodomésticos...) o el continente (la propia
vivienda). Es aconsejable solicitar a la aseguradora que realice un peritaje de los bienes
asegurados. Si se trata de seguros de vida o sanitarios es muy importante efectuar un
chequeo médico para apoyar la declaración de salud.
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- Conservar una copia del contrato y los recibos de pago de la prima.


- Cumplir en plazos y forma de comunicación de los siniestros con la compañía.
- Conviene saber que el seguro generalmente es anual y se prorroga automáticamente,
a no ser que una de las partes manifieste lo contrario a la otra dos meses antes de la
finalización y de forma fehaciente. Sin mediar preaviso de dos meses sólo se puede no
prorrogar si existe una variación del seguro por parte de la aseguradora. Asimismo el
seguro se cancela y la aseguradora debe devolver o compensar la prima no gastada en los
casos en los que el objeto del seguro desaparezca (siniestro vehículo) o se transmita (venta
vivienda). También se puede cancelar antes de plazo y sin preaviso si una de las partes
incumple sus obligaciones. Ej. impago de la prima, incumplimiento de la cobertura...
- Finalmente, en caso de siniestro desconfiar del rechazo de la aseguradora y revisar
atentamente los motivos, consultando con profesionales antes de aceptarlo y firmar el
finiquito.

4). Fallo a analizar: Carrara Alberto y Otros c/ Providencia CÍA


Argentina de Seguros S.A.

Conversión de Sentencia:

Cabe desestimar el reclamo dirigido contra la aseguradora, toda vez que, la


cláusula o endoso que establece que la cobertura no operara en la hipótesis en
que el fallecimiento se produzca como consecuencia de una enfermedad ya
padecida por el adherente, al tiempo de su adhesión, es clara e inequivoca y, en
tanto ninguna norma legal, reglamentaria o de costumbre en plaza
aseguradora, impone a una entidad de seguros exigir una declaración sobre su
estado de salud a los adherentes, ni la coloca en el deber de someterlos a
revisación médica, no cabe reprochar a la aseguradora ni a la tomadora del
seguro no haber hecho lo que no tenían la obligación de hacer; asimismo, la
declaración del estado de salud trasladaría el tema de la delimitación del riesgo
al ámbito de la reticencia, lo que significaría confundir ambas figuras
diferentes o -cuanto menos- supondría exaltar la relevancia de una en
detrimento de la otra, cuando ambas son igualmente importantes en materia de
seguros; finalmente, el contrato cuyo cumplimiento se persigue es un contrato
de adhesión -como lo es también el de tarjeta de crédito-, lo cual implica una
característica y no un defecto, y que no podrían desarrollarse fuera del marco
de una contratación masiva; ello es así, la cláusula de delimitación –obviamente
predispuesta por la aseguradora y se supone que autorizada por la
Superintendencia de Seguros-, no es ilícita ni abusiva; simplemente, delimitó el
riesgo y colaboró en la determinación de la prima a cargo del adherente; pues,
de haber celebrado un contrato que cubriese el fallecimiento por causa de
enfermedad existente al tiempo de su contratación –teoricamente concebible-,
es obvio que esa indudable ampliación del riesgo conllevaría a un incremento
de la prima.-
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ABUSIVAS.-

Por todo lo expuesto, se revoca la sentencia recurrida. Se rechaza la pretensión


deducida en autos. Costas por su orden.-

Dr. Leandro Kabakian


Abogado - Register

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