“”El valor de la vida humana”” podrá establecerse de manera tarifada (...)” Dr. Morandi.
B. , N. G y otros v. OMAJA SA y otro
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala M.- Actores: Esposa e hijos del causante Demandados: Empresa Prepaga (Omaja) y Centro de Psicoterapias Integradas (Clínica) Conflicto: El conflicto está suscitado en la responsabilidad en que se les atribuye a ambos. En el caso de la Empresa Prepaga por derivación a la clínica suscitada, y en cuanto a la clínica por un deber implícito de factor de responsabilidad objetivo que fue el incumplimiento de una obligación de seguridad, especialmente en una relación contractual que vincula a dicha clínica con un paciente con padecimientos mentales de forma peligrosa “que debía ser vigilado en forma permanente”. En cuanto los actores recurren para obtener la indemnización de los daños y perjuicios derivados de la omisión de cuidado por parte de la clínica y su prestador mèdico, la empresa prepaga, por permitir el hecho sucedido, que ha llevado al suicidio, no observándose el deber de seguridad implícito en una relación psiquiatrita entre la clínica y el paciente en cuestión.- Los actores agravian en cuanto a la cuantificación del resarcimiento de todo concepto.- En cuanto al co-demandado, digase el Centro de Psicoterapias Integradas, mencionada Clínica, apela también los montos indemnizatorios del valor vida y daño moral no cuestionando el daño psíquico.- En cuanto podemos alegar que la sentencia de Segunda Instancia estableció que les competía responsabilidad a ambos entes, la Clínica en mención y la empresa prepaga mencionada ut supra, y en cuanto a los montos indemnizatorios reduce claramente el resarcimiento, en lo que hace al punto “valor vida”, en donde la Dra. De Los Santos establece un claro concepto: “La pérdida de chance como daño resarcible”, puramente económico de carácter patrimonial y no como un concepto espiritual, estableciendo que tal concepto aborda el de representación de un detrimento sobre los patrimonios de los accionantes que se ven arrebatados de una fuente productora de bienes.-
Podemos alegar en cuanto a los hechos fácticamente ocurridos, que
el motivo de la litis encuentra su conflicto en segunda Instancia, donde el accionante, llámese esposa e hijos del causante, demandan a la empresa de medicina prepaga (Omaja SA) y al Centro de Psicoterapias Integradas, siendo el motivo de la demanda la responsabilidad de ambos, ante el suicidio de la victima, pariente directo de los reclamantes por daños y perjuicios.- En esta Segunda Instancia los accionantes se agravian de la cuantificación del resarcimiento correspondiente al valor vida y daño psíquico. En tanto la empresa de Medicina Prepaga y el Centro de Psicoterapias Integradas recurre en cuanto a la responsabilidad que se les atribuye.- Los Dres. Elisa Diaz de Vivar, Carlos Ponce y Mabel de los Santos fueron unámines en cuanto a la sentencia dictaminada y la elaboración de los hechos, también en cuanto a la valoración de la prueba y en establecer, al igual que la sentenciante de anterior instancia, estableciendo que constituye una falta del control de seguridad el hecho de que un paciente psiquiátrico internado por un intento de suicidio tenga acceso a una cuchilla, y que la defensa fundada en el invocado régimen de “Hostal de puertas abiertas” ninguna relación guarda con el caso, pues el suicidio tuvo lugar en la clínica y en materia contractual la obligación de seguridad se encuentra implícita de manera especifica en la vinculación del paciente con la clínica psiquiátrica. Aún más entonces cuando se trata de un paciente que “debe ser vigilado en forma permanente” para preservar su indemnidad física. Por tanto constituye una omisión de diligencias esenciales al rol de custodia que corresponde al establecimiento que como obligación posee la función primordial de evitar daños causados por el propio paciente mientras dure la internación.- La sentencia de responsabilidad por “daño material por pérdida de vida”, “daño moral” y “daño psiquico y tratamiento psicológico”, tuvo lugar atribuyendo responsabilidad tanto a la Clinica como a la Prepaga, ante la acción incoada por daños y perjuicios, realizada por la actora, a saber sobre su esposo y padre. En donde el motivo de su suicidio tuvo lugar en la clinica de cartilla de la Prepaga, según pericias contables (en la cual, fiscalizaba por aquello), y ante las pruebas testimoniales de dos galenos, llámese los Dres. Bringieri y el Dr. García, todo ello a modo ilustrativo, ya que la intervención de Omaja tuvo lugar en la derivación realizada telefónicamente por la Lic. Helman, empleada de dicha prepaga.-
En la sentencia analizada encontramos el discurso realizado por la
Dra. Mabel de los Santos, sobre el motivo de la recurrencia en cuanto al daño por pérdida de vida, en los que realiza una disquisición jurídica, a través del enfoque económico, no psiquico, encontrando, una verdadera pérdida de chance, pero sólo a nivel económico, es por eso que aquí reduce el resarcimiento, estableciendo niveles de vida de la victima, ingresos de aquél, momento de su jubilación, y edad de sus hijos. Origina que se debe a la atribución de una supuesta merma patrimonial el valor vida, originando como tal un daño material, aunque no puedan desconocerse los aspectos morales y afectivos.- Menciona que debe tenerse para aquello la perdida de chance, dirigiéndose a aquella como una oportunidad verosímil de lograr una ventaja o impedir una pérdida. Estableciendo al daño como perdida de chance y por lo tanto resarcible por una mera cuestión económica. Voto que luego serán adheridos por ambos camaristas restantes.- Es por ello que aquí hubo una reducción en el daño material, que luego fue incrementada cuando tuvo lugar a referirse al daño psíquico, asistiendole razón a los accionantes en cuanto “…la victima resulta disminuida en sus aptitudes físicas o psíquicas en forma permanente, esta incapacidad debe ser objeto reparación, al margen de lo que puede corresponder por el menoscabo de la actividad productiva y por el daño moral, ya que la integridad física –y psíquica- tienen en sí mismas un valor indemnizable y su lesión comprende, además de aquella actividad económica, diversos aspectos de la personalidad que hacen al ámbito doméstico, cultural o social, con la consiguiente frustración del desarrollo pleno de la vida…”
Corresponde la responsabilidad tanto a la prepaga por las
derivaciones del paciente a su cuidado, como de la clínica, por un deber de cuidado y seguridad fundamentándolo en “La obligación de seguridad respecto a los Establecimientos Psiquiátricos”, obligación accesoria e inherente a la principal en la internación, la cual posee a su cuidado un enfermo con problemas mentales.-
A nivel contextual sociológico ubica a la vida del paciente
relacionándolo con su actividad creadora, dícese productora de bienes, dentro de la cuantificación por vida, ubicando en un contexto al paciente relacionado a su nivel falencial patrimonial, sus respectivos empleos, su estado que fue llevando a su detrimento físico y mental derivando en una depresión “…presentaba un cuadro clínico compatible con depresión ansiosa…”, y estimando incapacidad en un 30%.- “… El hecho objetivo y real representado por la difícil situación financiera de las empresas que dirigía, comenzó a estar asociado con un cuadro depresivo que se exteriorizaba en un cuadro de insomnio, angustias, desajuste emocional...” Vinculaba al paciente con actividades laborales a nivel familiar y societarios, y en un momento alude a mencionar que su cónyuge ocupaba cargos directivos, en los que él mismo era el presidente, actuando la misma actora como vicepresidente, actividad que el a quo no consideró honoraria.-
Podemos encuadrar la responsabilidad normativamente desde el Art.
43, en donde dicho articulo reza: “… Las personas jurídicas responden por los daños que causen quienes las dirijan o administren, en ejercicio o con ocasión de sus funciones. Responden también por los daños que causen sus dependientes o las cosas, en las condiciones establecidas en el Título: "De las obligaciones que nacen de los hechos ilícitos que no son delitos...". Tanto la responsabilidad objetiva de la clínica y totalmente directa, como de la prepaga por brindar el servicio sin las medidas suficientes para lograr el cumplimiento del contrato medico psiquiátrico, que en este caso particular residía en que el paciente que era de considerable peligrosidad no se dañara a sí mismo.- Cosa que hizo por negligencia e impericia de la clínica en mención, ocasionando su suicidio con una cuchilla de treinta centímetros que tuvo a su disposición.- También podemos enfocar desde la óptica jurídica la responsabilidad del ente, por los actos (culpabilidad, aspecto subjetivo), del agente, recayendo en el articulo 1112, el cual prescribe “Los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son comprendidos en las disposiciones de este título.”, que también puede ser utilizado para las entidades privadas, para recurrir de forma Directa ante ellas, por la responsabilidad del agente también, en sus funciones a cargo, como es el caso de negligencia en el caso concreto.- Tanto la responsabilidad objetiva, en el deber de cuidado y seguridad como medida accesoria en un instituto psiquiátrico, ligado a nivel contractual desde las posiciones de la doctrina del Dr. Prevot, que específicamente hace mención en la relación paciente psiquiátrico – clínica, en la que el deber de seguridad está implícito en el contrato, como el aspecto subjetivo de la negligencia en la diligencia del personal del nosocomio al descuidar al paciente altamente peligroso, habiendo podido tener este contacto con una cuchilla de 30 centímetros mientras, según pruebas testimoniales el personal tenia conversaciones que en nada guardaban relación con el desenvolvimiento de los pacientes en sí, o de la Clínica misma.-
La opinión que inviste el trabajo realizado por el suscripto, no guarda
consideración por la pronunciación del fallo de la Dra. De Los Santos en la cual si bien le imputa responsabilidad tanto a la Empresa Prepaga como a la Clinica mencionada Ut-Supra, en el momento que cabe referirse a los montos del resarcimiento a los accionantes disminuye significativamente el capital estipulado en Primera Instancia, en la cual el suscripto no comparte que en el punto a). Indemnización por perdida de vida, ya que es insoslayable que V.E. se basa para establecer el resarcimiento en su enfermedad mental, depresión y su incapacidad de %30, pero no debiese olvidar que el punto de pericia aclaró que esta incapacidad era temporaria, por lo cual no sería procedente la relación de causalidad establecida por el magistrado actuante, para poder establecer un resarcimiento esclarecedor y merecedora de una óptima resolución.- Si bien hay parte de la doctrina que se asemeja al Dr. Llambías, sostenemos que este punto anteriormente era punitivo y se consideraba a la vida, como a “la vida misma”, aunque no discutimos el procedimiento para llegar a encasillar a la perdida de vida, como un elemento de resarcimiento puramente patrimonial, no concordamos que se base sobre un estado que era temporal y no permanente.- Aunque si bien está asemejado a la perdida de chance, no debe pasarse por alto que este reviste la calidad de futuro, “posibilidad”, y el daño tiene que ser actual y cierto, y aún también habiendo particulares atacando la constitucionalidad del articulo 1078, decimos que es válido, ya que no es más un sentido punitivo, de sanción, sino meramente, puramente y totalmente resarcitorio. Un istituto independiente que si bien es resarcitorio hay que indemnizarlo y NO alcanza sólo con analizar la cuestión futura, porque se ha producido un daño, que perjudica a los otros patrimonios, de los accionantes, que se sienten en situación de desamparo ante la perdida del sustento patrimonial, el cual acarrea la economía doméstica y social de las personas bajo su cuidado, sujetas estas al beneficio de la productividad del causante en mención. Es por lo cual que cabe el reconocimiento dado por el Magistrado en cuestión, no en la forma, ya que a la parte le reviste el enfoque, que no es posible determinar una suma mediante un padecimiento temporal, AUNQUE SI COMPARTE el fondo de la cuestión, componiendo por ésta, una cuestión meramente patrimonial, puramente resarcible desde el ámbito económico, y NO sólo el sentido de la vida misma, ya que es totalmente resarcible.-
No es calificada desde el punto de vista Punitivo, sino meramente
resarcible, patrimonialmente.-
Cabe aclarar respecto al daño psíquico que consiste en la
modificación o alteración de la personalidad que se expresa a través de síntomas, inhibiciones, depresiones y bloqueos, según jurisprudencia de la Sala 2, Civ Comercial, Azul, esbozada en el libro de Carlos Ghersi, Valuación económica del daño moral y psicológico.-
Otro de los puntos a debate es el siguiente: “El monto a indemnizar
por el daño psicológico, debe integrar el daño moral” Sala Civil y Com. III Federal, que también encuentra sustento en el Tribunal de la Sala II de Morón, en cuanto no corresponde admitir el reclamo de daño psicológico, pues este rubro está implícitamente incluido en el daño moral.- En términos sociológicos el daño moral encontraría su descripción en la aflicción del ánimo, del sentir, que causa sin duda dolor y que produce el estado de enfermedad, concebido éste como una situación disvaliosa. Al respecto el dr. Ghersi aclara: El espacio social de los valores y los desvalores, como posiciones contradictorias y coexistentes, es construido desde la cultura y la distinción representa un significado simplificado de una dimensión amplia del capital global existente a partir del efecto general de dominación y distribución social de valores posibles, conforme al peso relativo y como toma de posición social.- A fin de concluir diremos que el daño a la psiquis es el producido al lugar físico, “neuronas”, y simultáneamente al lugar abstracto, ámbito laboral, donde se procesa la información para transformarla en producto inteligencia, en tanto el daño psicológico es la lógica del pensamiento racional y la acumulación del conocimiento, el programa de procesamiento de afectado, y por ende ahí es donde aparece la discordancia en la racionalidad, propia y merecedora de un resarcimiento.- “Pese a las limitaciones que la realidad impone a nuestra pretensiones de certeza, no debemos renunciar a procurar el rigor “”posible” que se encuentre a nuestro alcance. Justamente ante el problema de la reparación de la “”chance”” encontramos -como se ha visto- un campo donde las prealudidas limitaciones impuestas por esa noción y por la de un matemático que empleara la persuasión como reclamar demostraciones de índole de la materia a la que se dirige pueden reducirse y aun superarse en tanto el razonamiento de jueces y abogados sea enriquecido con el aporte fecundo de otras ramas del conocimiento científico (Economía, estadística, sociología y psicología, por ejemplo). Concluye Aristóteles.-
Cabe destacar algo muy importante en lo que hace al fallo que es el
daño Psicológico, y hacer una diferenciación en la prueba con el daño moral: Carlos Ghersi esboza clarificando esta diferencia: “En lo que concierne a la prueba, en virtud del art. 1078 el daño moral se presume. No sucede lo mismo con el daño psíquico que “debe probarse”, pues resulta imprescindible la prueba pericial, y ello sin perjuicio de que la misma pueda ser reforzada con otras probanzas (por ejemplo: testigos)” El daño psíquico debe ser indeminzado como diferenciado de la moral, si de la pericia surge la existencia de una alteración emocional como consecuencia del hecho.
Aunque la legitimación activa no rige para el daño psíquico, el
suscripto quiere aclarar que en el caso concreto del fallo, los actores Esposa e hijos se encuentran legitimados tanto para el daño moral como por la perdida de vida por el articulo1078, siendo de aplicación al caso la norma del articulo 1079 reconociendo la legitimación activa a los actores.- JURISPRUDENCIA:
Jurisprudencia en casos de muerte de un padre en concepto de daño
moral: Según la Sala Civil A: “La suma que por daño moral se fija a favor de los hijos de la víctima debe guardar relación con la pérdida de unpadre ya que, aún cuando por la edad del mismo (o en este caso por la situación o padecimiento del mismo) fuera algo previsible no resulta indiferente lo repentino y trágico de la misma.- En cuanto a la finalidad la Cámara de Santa Fé Cs alega que la indemizazación por daño moral es la compensación pecuniaria por el padecimiento espiritual sufrido, siendo tal de naturaleza resarcitoria, y no debiendo guardar necesariamente una proporción o equivalencia, razonable o no con el daño patrimonial, es la que más se asemeja a la sentencia dictada en el fallo en cuestión.-
También encontramos fundamentación en otros autores. En el caso el
Dr. Bueres del articulo 1078: “La obligación de resarcir el daño causado por los actos ilícitos comprende, además de la indemnización de pérdidas e intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la víctima”. La acción por indemnización del daño moral sólo competerá al damnificado directo; si del hecho hubiere resultado la muerte de la víctima, únicamente tendrán acción los herederos forzosos. En cuanto el Dr Bueres adhiere al suscripto encontrando que es de naturaleza resarcitorio el articulo mencionado ya que postula que la tesis punitiva es imposible o en todo caso arbitrario, ya que son de naturaleza ideal.- Afirma que el daño moral no se reduce a la órbita afectiva y puede ser efectivo o un beneficio cesante.- Esta teoría es explayada mediante el discruso jurídico del magistrado en cuestión, en cuanto a la referencia en el punto a) “perdida de vida.-
Para realizar una comparación en la Jurisprudencia otorgada por la
cátedra, nos detuvimos a realizar una breve disquisición jurídica sobre el siguiente fallo que también poseía una acción para intentar resarcir el daño moral anteriormente analizada por el suscripto.-
G., L. E. V Sanatorio San José de Calazanz y otro.-
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial, SALA 2°.
Los actores demandaron al Sanatorio San José de Calanzaz y a la
Obra Social Telefónica con el objeto de que las entidades indeminzáran el daño moral que sostuvo haber padecido con motivo de la desaparición de su madre quien estaba internada en el sanatorio padeciendo esquizofrenia. Haciendo mención en la obligación accesoria de seguridad que pesa sobre los entes asistenciales, los cuales debian responder por la desaparición de la madre de la actora, incumpliento las obligaciones a cargo del sanatorio, desarrollando de una manera irregular las funciones en cumplimiento fáctico.-
El Magistrado en Segunda Instancia afirmó que el rubro reclamado
tiene entidad propia y tiende a confortar el dolor y las afecciones espirituales que padece la damnificada, haciendo mención a la responsabilidad en concreto, atribuyéndole dicha responsabilidad a ambos entes.- Los entes recurren la sentencia fundamentando que la misma no se ajusta a derecho.- El mismo magistrado resalta que para que surja la responsabilidad de éstos debe configurarse su impericia o negligencia, siendo apropiado recordar que las mencionadas entidades asumen frente a sus afiliados y pacientes una obligación accesoria (mismo punto análogo al fallo anterior), y tácita de seguridad por la eficiencia del servicio a su cargo, la cual implica que la asistencia brindada debe presetarse en condiciones tales que el beneficiario no sufra daños por deficiencia de la prestación prometida.- Como respuesta el accionado alude que ninguna prueba conducente intentó producir el interesado, ni siquiera en minima medida, para probar la real magnitud d elos padecimientos espirituales que sostiene haber experimentado con motivo de la desaparición de su madre.- Que el grupo familiar que alega y reclama daños espirituales, se mantuvo al margen de las necesidades materiales y espirituales mismas, ya que en las pruebas, rescatadas de las declaraciones prestadas por los testigos, los familiares de la misma sólo concurrian a dicho establecimiento cada seis meses a buscar certificados de supervivencia para percibir los haberes previsionales pertinentes, no habiendo posibilidad de reinserción familiar por parte de la madre desaparecida.- No se permite tampoco establecer vinculación alguna con los hechos que han dado origen a este proceso, a pesar de que la actora desapreció de su sede, la entidad no había aportado prueba alguna para demostrar que semejante acontecimiento sucedió a pesar de haber cumplido adecuadamente las obligaciones a su cargo, configurándose de tal modo la culpa o negligencia que compromete su responsabilidad.- Por lo tanto y dado el abandono al que la Sra., estaba sometida por parte de su familia, proporcionándosele vestimenta a través del personal del establecimiento en el que estaba internada, y que las particularidades mencionadas ut supra no aparecen desvirtuadas, por pruebas de signos contrario no le asitió razón entendible para elevar, el magistrado actuante, con criterio, el monto en concepto de daño moral.- Con esto concluye el voto el Dr. Hernán Marcó , adhiriendo los votos el Dr. Coneza y su par el Dr. Kiernan.-
“”...es propio del hombre instruido buscar la exactitud en cada género
de conocimiento en la medida en que lo admite la naturaleza del asunto; evidentemente tan absurdo sería probar un retórico...”” Aristóteles