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Nadie sabe qué desencadena el parto exactamente. Lo que sí sabemos es que los
pulmones del niño y tu placenta son la clave de la sincronización. Cuando los pulmones
están maduros, segregan una proteína al líquido amniótico que altera la producción
hormonas. Este cambio hace que la placenta reduzca la emisión de progesterona y
fomente la producción de una nueva hormona: la oxitocina. La oxitocina regula las
contracciones del útero e indica si hay parto. También bloquea tus recuerdos y te
ayuda a olvidar el dolor y unirte al bebé. Es la semana 40, puedes dar a luz en
cualquier momento. Ve al hospital, llama a tu médico o prepara todo para tener el parto
que hayas planeado (convencional, natural, en el agua…).
Sus medidas: la longitud de tu bebé varía entre los 48 y los 53 cm y su peso puede estar
entre los 3 y 4,5 kg.
Son 40 semanas de embarazo, tu cuerpo ha sufrido muchos cambios (el ombligo, tus
pechos, tu útero...). El bebé está encajado y preparado para salir. Pesa más que nunca y
notarás que ejerce presión sobre la vejiga. Por tanto, es posible que tengas que orinar
con mucha frecuencia. El cérvix (cuello del útero) está dilatado, preparado para el
parto.
¿Qué puedes hacer?... Descansa, relájate y estate preparada, el parto está cerca. La
hinchazón de tobillos y pies es normal en esta etapa. Pon los pies en alto y tómate los
descansos que sean necesarios.
Sabes que hay una serie de señales que te avisarán de que vas a dar a luz: