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De las tres transformaciones

El hombre durante toda su vida sufre cambios que lo llevan a transformar su


espíritu, que según su capacidad de elección puede convertirse en camello
llevando una carga pesada y siendo esclavo de ésta, puede ser león teniendo
poder para crearse su libertad, o llegar a ser niño luchando por su voluntad propia
conquistando su mundo.

Que el espíritu paciente sea como un camello significa que es esclavo de algo o
de alguien, que tiene que soportar una gran carga, entendiéndose esta como el
tener que arrodillarse para humillar la soberbia; tener que limitar el goce de ciertos
placeres por amor a la verdad. En su mente siempre resuena el “tú debes” dicho
por el Dragón, es decir, su Dios, y por eso es que siempre está actuando bajo
condiciones impuestas y no por lo que él piensa.

Que el espíritu paciente sea como un león significa que ha encontrado en su


interior la fuerza o el poder para elegir lo que él quiere, y cambiar el “tú debes”, por
el “yo quiero”, expresión de libertad y revelación contra el Dragón, su Dios; y
entendiendo a este Dios como el “yo soy todos los valores”, se puede pensar que
la revelación del león contra éste acarrea la degradación de algunos de estos
principios que sobreponen al león con respecto a este Dios.

Que el espíritu paciente sea como un niño significa que lucha por su ideal, que
toma cosas del “tú debes” y del “yo quiero” para empezar una nueva etapa, en
donde prima la inocencia, el perdonar, el olvidar, y la ilusión de conquistar su
mundo y su voluntad.

Finalmente, concluimos que el hombre es una mezcla del camello, el león y el


niño, todos funcionando en gran armonía y al mismo tiempo, y un ejemplo de esto
es que todos nosotros soportamos cierto tipo de carga, sea grande o chica, lo cual
conlleva a ser camellos; pero tenemos la libertad de escoger que nos conviene o
que no nos conviene, o en últimas que camino tomar para sobrellevar estas
cargas y empezar a fijarnos una meta, que es lo que caracteriza al león; y también
tenemos el derecho de realizar o convertir en realidad esas metas y esos sueños
que cada uno de nosotros nos hemos trazado, siendo artífices de nuestro propio
universo y creando así, de una u otra forma un mundo nuevo, haciendo uso de los
dotes del niño.

Vivir no es fácil, pero no es imposible, y nuestro espíritu siempre que quiera puede
lograrlo todo: solo es cuestión de saber ensamblar los elementos de la estructura
de nuestra vida.

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