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Escuelas taxonómicas
Métodos taxonómicos
La determinación tradicional de la clasificación de un espécimen recién descubiertos requiere
varios pasos que entrañan distintos tipos de enfoques. Primero se lo asigna en principio a un
determinado taxón de acuerdo con sus similitudes externas generales con los otros miembros
de ese taxón, y luego estas similitudes se ensayan en busca de homologías. Se tienen en
cuenta fósiles, siempre que sea posible. Por ejemplo, las liebres y los conejos fueron
considerados roedores por largo tiempo, pero los primitivos restos fósiles de los lagomorfos y
de los roedores revelan que ambos grupos tuvieron orígenes muy distintos. En cambio los
osos, en un tiempo considerados un grupo muy distintos de carnívoros, hoy, de acuerdo con la
paleontología, se considera que divergieron hace relativamente poco de los perros. También se
deben examinar diversas etapas del siglo vital; en suma el juicio, cuando se hace finalmente,
refleja la consideración y la importancia de una gran cantidad de factores. Así, no es
sorprendente que a veces se propusieron clasificaciones radicalmente distintas para un
organismo. Por ejemplo, algunas autoridades agrupan a los flamencos con las cigüeñas y otras
las ocas. Hace poco se propusieron dos metodologías que son la fenética y la cladistica, en
lugar del método evolutivo tradicional. Los fenecistas y los cladistas están bastante unidos en
sus razones para buscar un cambio. Ambos alegan que la metodología tradicional se basa en
criterios subjetivos y no objetivos, y ambos sostienen que la metodología tradicional es circular,
pues utiliza la filogenia. Ambos afirman que en realidad no puede ser que un esquema de
clasificación indique al mismo tiempo la similitud general y la genealogía (patrones de
ramificación). Señalan que algunos linajes que se separaron hace mucho tiempo evolucionaron
en paralelo y, por lo tanto, continúan semejándose entre ellos en mayor medida que otros
organismos que divergieron rápidamente a partir de un antepasado común reciente. No sólo los
métodos tradicionales son dudosos, sino que sus objetivos son inalcanzables, según este
análisis conjunto. Los remedios que proporciona ambos grupos, empero, son diametralmente
opuestos entre sí.
La fenética numérica sólo se basa en las características observables de la especie. Primero,
las características de la especie estudiada se dividen en caracteres unitarios, es decir, en
caracteres de dos o más estados que lógicamente no se pueden subdividir más. En este
sistema, a cada carácter se le asigna el mismo peso, sin tener en cuenta evaluaciones
subjetivas ni conocimientos anteriores. Por ejemplo, el énfasis fenético la posesión de cinco
dedos significaría que los lagartos se parecen más a los seres humanos que a las serpientes.
No se considera la diferencia entre analogía y homología. Los caracteres que se sabe están
más sujetos a presiones ecológicas – como la forma de las hojas – pesan lo mismo de otros
caracteres más constantes, como la morfología de una flor. Los fenetistas aducen que tale
problemas se resuelven si se tienen en cuenta suficientes caracteres.
Los fundamentos de la clasificación biológica son causa de una de las más grandes
controversias en biología, debido a que existen varias formas de pensamiento que difieren en
los fundamentos filosóficos que se deben aplicar. A pesar de la gran diversidad de opiniones,
las filosofías clasificatorias pueden representarse en cuatro grupos: esencialismo, cladismo,
evolucionismo y feneticismo.
El esencialismo esta teoría predominó durante muchos siglos. Está basada en la lógica
aristotélica. A pesar de haber sido descalificado por biólogos y filosóficos, existen taxónomos
que sostienen y practican algunos de los principios esencialistas. Se caracterizan por sostener
que es tarea de la ciencia el descubrimiento de la “verdadera naturaleza” de los objetos, es
decir, su realidad oculta o esencial. Dicha esencia, llamada también forma, puede ser
descubierta y discriminada con la ayuda de la intuición intelectual. Queda claro que para el
esencialismo la clasificación no se construye, sino que se descubre.
El Cladismo, o también llamada el cladismo es la más revolucionaria de las metodologías
mencionadas. En contraste con la fenética numérica, que basa su exclusividad la clasificación
en el grado de similitud general y se basa con exclusividad en a filogenia, esta teoría que la
clasificación biológica debe basarse en la filogenia (historia evolutiva) de los organismos; se le
conoce también como el enfoque genealógico. La idea básica de esta corriente es que la
clasificación debe expresar las relaciones filogenéticas, teniendo en cuenta las ramificaciones
del árbol genealógico, por supuesto, es necesario reconstruir previamente a la clasificación.
El Evolucionismo, esta teoría posee un enfoque ecléctico, es decir, que combina varios
criterios con conformación genealógica. Esta corriente no pretende que la clasificación exprese
la filogenia, sino que se base constantemente en ellas, La diferencia entre el cladismo y el
evolucionismo radica, principalmente en que le primero quiere expresar en la clasificación la
filogenia, mientras que el segundo sostiene que la clasificación debe ser consistente con la
filogenia y representar a su vez, otros factores tales como el grado de diversificación y
divergencia, tomando en cuenta la similitud.
El feneticismo esta teoría tiene su punto de partida en una serie de trabajos modernos donde
los autores pretenden cuantificar el proceso y los procedimientos de la clasificación biológica
que da el origen a lo que se conoce como taxonomía numérica. La taxonomía numérica
comprende dos aspectos: una filosofía (el feneticismo) y técnicas numéricas que constituyen el
camino operativo para aplicar dicha filosofía. Las técnicas pueden aplicarse con la ayuda de
“ordenadores digitales”. El feneticismo sostiene los siguientes principios: Las clasificaciones
deben llevarse a cabo empleando un gran número de caracteres, tomados de todo el cuerpo de
los organismos y de su ciclo vital completo. Todos los caracteres utilizados tienen el mismo
peso. La similitud total entre dos entidades es la suma de la similitudes en cada uno de los
caracteres utilizados en la clasificación. Los grupos o taxones a formar se reconocen por una
correlación de caracteres diferentes. Finalmente, es necesario señalar que algunos taxónomos
han puesto en práctica una especie de “feneticismo atemperado”, no numérico, de pocos
caracteres, por lo general morfológicos. Los más usuales son los artificiales y los naturales. Los
sistemas artificiales se basan en características superficiales de los seres, como son: la
forma, el color, el tamaño, etcétera. Aristóteles, uno de los primeros hombre de ciencia de la
antigüedad, es considerado el “padre de la zoología” por haber elaborado la primera
clasificación artificial de animales. Aristóteles clasificó más de 500 especies siguiendo una
determinada jerarquía, lo que condujo a la idea de que los animales presentaban un cambio
progresivo, una especie de evolución. Muchos años después, el naturalista inglés John Ray
(1627 – 1705) hizo la división artificial más importante al dividir las plantas en
monocotiledóneas y dicotiledóneas.
Carl von Linneo: Primeros niveles jerárquicos
A Carl Von Linneo lo han llamado el naturalista más grande de todos los tiempos modernos.
Los biólogos clasifican a los organismos individuales en el nivel básico de especie, que es la
única categoría de esta índole que puede ser considerada en la naturaleza. Las categorías
superiores son reuniones de grupos de especies.
Una especie está compuesta por organismos que comparten muchas características
importantes. Además, en los organismos con reproducción sexual, las especies están formadas
por poblaciones entremezcladas, que de forma ideal no pueden tener descendientes fértiles
con miembros de ninguna otra especie. Esta forma de denominación fue establecida en 1758
por el naturalista sueco Linneo, fundador de la taxonomía moderna.
Utilizó nombres en latín debido a que los eruditos de su tiempo se comunicaban en esta
lengua. Linneo asignó a los humanos el género denominado Homo (hombre) y a la especie el
nombre Homo sapiens (hombre sabio). Para construir la clasificación jerárquica, se agruparon
uno o más géneros en familias, las familias en órdenes, los órdenes en clases, las clases en
filos, y los filos en reinos. Los grupos de organismos incluidos en estas siete categorías
principales, en cualquier nivel de jerarquía, reciben el término de taxones, y cada taxón recibe
una definición que abarca las características más importantes compartidas por todos los
miembros de un taxón. Para permitir una subdivisión mayor, se pueden añadir los prefijos sub-
y super- a cualquier categoría. Además, en clasificaciones complejas, pueden utilizarse
categorías intermedias especiales como rama (entre reino y filo), cohorte (entre clase y orden)
y tribu (entre familia y género). En cualquier nivel, un taxón indica una base evolutiva común.
Todos sus miembros se han desarrollado a partir de un antecesor común. Entonces, se dice
que el taxón es monofilético. En los casos en los que en un taxón determinado confluyen dos o
más miembros que tienen características en común pero que derivan de líneas ancestrales
diferentes, se dice que el taxón es polifilético. Generalmente se intenta dividir y redefinir el
taxón de modo que se obtenga una línea monofilética. En 1735, poco después de su llegada a
Holanda, publicó su Systema naturae (Sistema natural), el primero de una serie de trabajos en
los que presentó su nueva propuesta taxonómica para los reinos animal, vegetal y mineral. En
1738 regresó a Suecia, y fue nombrado médico del Almirantazgo en 1739, convirtiéndose en el
principal impulsor de la Academia Sueca de las Ciencias. En 1742 Linneo fue nombrado
catedrático de medicina práctica en Uppsala, cargo que cambió por la cátedra de botánica y
dietética, que impartió hasta el final de sus días, lo que le permitió dedicarse a la botánica y sus
tareas de clasificación. En 1751 Linneo publicó Philosophia botanica (Filosofía botánica),
su obra más influyente. En ella afirmaba que era posible crear un sistema natural de
clasificación a partir de la creación divina, original e inmutable, de todas las especies. Demostró
la reproducción sexual de las plantas y dio su nombre actual a las partes de la flor. Creó un
esquema taxonómico basado únicamente en estas partes sexuales, utilizando el estambre para
determinar la clase y el pistilo para determinar el orden. También utilizó su nomenclatura
binómica para nombrar plantas específicas, seleccionando un nombre para el género y otro
para la especie. Este sistema reemplazó a otro en el que el nombre del género iba seguido de
una extensa descripción de la especie. En la actualidad se utiliza el sistema de Linneo, pero las
especies se clasifican sobre la base de sus relaciones evolutivas, determinadas por la genética,
la bioquímica y la morfología.
Linneo también contribuyó en gran medida a la taxonomía animal. A diferencia del sistema
empleado con las plantas, su clasificación de los animales recurre a una variedad de
características que incluyen observaciones de su anatomía interna. Fue el sistema más
generalizado en el siglo XIX. Tras la muerte del hijo de Linneo, su biblioteca y su colección
botánica fueron adquiridas por el médico inglés James Edward Smith en 1783. Smith fundó en
Londres la Linnaean Society en 1788, que fue la depositaria de la colección original y difundió
las ideas de Linneo, cuya taxonomía se convirtió, a principios del siglo XIX, en el sistema de
mayor aceptación, en especial en el mundo anglosajón. Entre sus obras destacan: Genera
plantarum (Géneros de plantas, 1737) y Species plantarum (Especies de plantas, 1753). Los
sistemas naturales emplean criterios que obedecen a las semejanzas entre las estructuras
de los órganos de distintos individuos, como su organización anatómica, la conformación de
sus extremidades, etcétera. Por otra parte, se basan en los proceso evolutivos de los
organismos que dio origen a las distintas especies que conocemos en la actualidad. Antonio L.
De Jessieu.
Clasificaciones actuales.
Los últimos veinte años se han caracterizado por una mayor preocupación de los biólogos para
perfeccionar los principios de la clasificación. La conclusión a que han llegado los taxónomos
es que deben ser sumamente cuidadosos al establecer sus metodologías, así como procurar
emplear menos la intuición y hacer más explícita sus fundamentaciones. Para lograrlo, es
necesario establecer la diferencia entre lo que se entiende por clasificación y lo que significa
determinación. La determinación se define como la ubicación de un objeto específico en la
clase o grupo que le corresponda, conforme a una clasificación laborada ex profeso. Un
ejemplo podría ser la “margarita”, la cual se ubica en la división angiospermae, clase
dicotiledonaea, familia compositae. Jorge Víctor Crisci afirma que: “El objeto de la clasificación
biológica es el conocimiento, no de tal o cual organismo en particular, sino de la leyes
generales que los rigen y de las relaciones causales entre ellos. De allí que una clasificación
biológica será mejor que otra en la medida que sugieran más leyes científicas y contribuyan
mejor a la formulación de hipótesis explicativas. Los fundamentos de la clasificación biológica
son causa de una de las más grandes controversias en biología, debido a que existen varias
formas de pensamiento que difieren en los fundamentos filosóficos que se deben aplicar. A
pesar de la gran diversidad de opiniones, las filosofías clasificatorias pueden representarse en
cuatro grupos: esencialismo, cladismo, evolucionismo y feneticismo. El esencialismo esta
teoría predominó durante muchos siglos. Está basada en la lógica aristotélica. A pesar de
haber sido descalificado por biólogos y filosóficos, existen taxónomos que sostienen y practican
algunos de los principios esencialistas. Se caracterizan por sostener que es tarea de la ciencia
el descubrimiento de la “verdadera naturaleza” de los objetos, es decir, su realidad oculta o
esencial. Dicha esencia, llamada también forma, puede ser descubierta y discriminada con la
ayuda de la intuición intelectual. Queda claro que para el esencialismo la clasificación no se
construye, sino que se descubre. El Cladismo, esta teoría que la clasificación biológica debe
basarse en la filogenia (historia evolutiva) de los organismo; se le conoce también como el
enfoque genealógico.
Bibliografías:
ASIMOV ISAAC Fotosíntesis, primera edición, Editorial: Orbis S.A. México 1980, Volumen 6
P.p. 248
CURTIS ELENA, biología, cuarta edición, cuarta reimpresión, editorial: panamericana, México
D.F., 1991, P.p
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Cumbre Grolier,
México 1989 Tomo II y XI
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El mundo y sus porqués, Primera edición, Editorial: Reader´s Digest, México D.F. 1994 Tomo
I 268 – 270 P.p.
Enciclopedia Autodidacta Quillet, vigesimoséptima edición, cuarta reimpresión, Editorial:
Cumbre, Grolier,
México 1989 Tomo III
Enciclopedia metódica Larousse en color, Primera edición, sexta reimpresión, Editorial:
Larousse S.A. de
C.V. México 1987, Tomo VI 2092 – 2162 P.p.
Enciclopedia Encarta 98 Primera edición, Editorial: Microsoft Corporation, Estados Unidos
1998 Tomo I
ERENDIRA ALONSO Biología para bachillerato, Primera edición, Editorial: Mc Graw Hill,
México D.F. 1992.
40 – 45
FRIED H. GEORGE. Biología, Primera edición, cuarta reimpresión, Editorial: Mc Graw Hill
series Schaum,
México D.F. 1998. 3 – 10 330 – 338 P.p.
JARQUÍN TOPETE GUSTAVO, El hombre en la Naturaleza 2, Primera edición, Editorial
Patria S.A. de C.V,
México D.F. 1995 P.p. 13 – 61.
LIRA GALERA IRMA Biología 2, Primera edición, Editorial: Patria S.A. de C.V. México 1994,
P.p. 39 – 56.
MATEOS MUÑOZ AGUSTIN Compendio de Etimologías Grecolatinas del español,
Trigésima séptima
edición, Editorial: Esfinge S.A. de C.V. Naucalpan, Edo. de México 1998 P.p. 366
Nueva Enciclopedia Temática, Trigésima segunda edición, cuarta reimpresión, Editorial:
Cumbre, Grolier,
México D.F. 1988 Tomo IV
OPARIN ALEXANDR IVANOVICH, El origen de la vida, Primera edición, quinta reimpresión,
Editorial: editores
mexicanos unidos, México D.F. 1992, P.p. 111
OVERMIRE G. Thomas. Biología, Primera edición, segunda reimpresión, Editorial: Limusa,
México D.F. 1995.
508 – 520 P.p.

http://perso.wanadoo.es/jjdeharo/sistematica/cur
so/s3.htm

3.2 Escuelas sistemáticas

3.2.1 La visión de la realidad: taxonomía esencialista y taxonomía nominalista

La escuela del esencialismo metodológico (POPPER, 1964,66) procede de Aristóteles y


ha dado lugar a la taxonomía esencialista (DE QUEIROZ, 1994). Para éstos la investigación
científica tiene que penetrar hasta la esencia de las cosas para poder explicarlas. Así las
preguntas ¿un colémbolo es un insecto? ¿Pertenece la especie "x" a la familia "A"? Son
propias del esencialismo metodológico. Para ellos los términos tienen sentido por sí mismos, se
pretende revelar el contenido real de estos términos y, por consiguiente, la naturaleza real o
verdadera de las esencias denotadas por ellos es un requisito previo indispensable para la
investigación científica. Las esencias son caracterizadas por propiedades que permiten
clasificar la realidad en una u otra. Por lo tanto, un taxón será considerado previo a los
organismos que contiene. La tarea del taxónomo será descubrir qué organismos pertenecen a
cada taxón, según los caracteres que los definen a cada uno. Esta forma de actuar proviene del
creacionismo imperante antes del darvinismo. Las especies han sido creadas de forma que la
naturaleza presenta un orden inalterable. Es la concepción que tiene el concepto tipológico de
especie tal como se explicará más adelante.

El nominalismo metodológico haría las anteriores preguntas del siguiente modo: ¿qué
relaciones filogenéticas tiene un colémbolo con los grupos evolutivamente cercanos? ¿Cuál es
la situación de la especie "x" respecto a los miembros de la familia "A"? Es decir, no se discute
sobre la pertenencia o no a unas determinadas clases, sino que "los nominalistas
metodológicos sostienen que la tarea de la ciencia es sólo describir cómo se comportan las
cosas, y sugieren que esto se ha de conseguir por medio de la libre introducción de nuevos
términos, cuando sea necesario, o por medio de una redefinición de los viejos términos,
cuando sea conveniente, olvidando tranquilamente su sentido original. Porque consideran a las
palabras meramente como útiles instrumentos de descripción" (POPPER, 1964). Por lo tanto, el
taxón no es previo a los grupos que contiene sino a la inversa: los grupos de especies serán los
que definirán el taxón. La naturaleza ya no es concebida como algo estático e inmutable.

A menudo se tiende a volver a la concepción esencialista por mera inercia. Es fácil


considerar las descripciones de especies, géneros, familias, etc. como verdaderas esencias
inmutables. Así, por ejemplo, es posible describir una nueva familia porque una especie nueva
no se atiene a la descripción original de una familia determinada, aunque quizás, lo más
apropiado sería ampliar la definición inicial atendiendo a las relaciones de parentesco
filogenético.

3.2.2 Taxonomía Linneana

Esta agrupación nace con Linné como derivación de la taxonomía aristotélica que
procede por división lógica en la que cada miembro de un par de taxones es caracterizado por
la presencia o ausencia de determinadas características. En la taxonomía Linneana se realiza
un esfuerzo en distinguir las características importantes de las que no lo son. En la actualidad
se sigue utilizando el sistema linneano de clasificación. Siguiendo las ideas imperantes de la
época se buscaba el orden natural establecido por Dios en la creación del Universo.

3.2.3 Taxonomía Omnispectiva

Rechazan explícitamente cualquier conexión entre la utilidad de la taxonomía y los


procesos responsables de la diversidad biológica.

3.2.4 Taxonomía Evolutiva

Surge en los años 40 e incluye la teoría sintético evolutiva (darvinismo más los avances
derivados de la genética). Realizan las agrupaciones basándose en el proceso evolutivo.
Admiten grupos no monofiléticos. Por ejemplo, la clase de los reptiles es aceptada, cuando en
realidad es un grupo parafilético, rechazan los grupos polifiléticos. A veces es llamada
Taxonomía Tradicional

3.2.5 Taxonomía Fenética

Intenta cuantificar los datos y establecer grupos por la similitud global. Se basa en la
creación de taxones a partir de medidas de tipo fenético. Se obtienen fenogramas que indican
la semejanza fenotípica de los organismos. Aparece en los años 60 (Sokal & Sneath, 1963;
Sneath & Sokal, 1973). También es llamada Taxonomía Numérica. El problema que tiene es
que no hay ningún método que permita asegurar que los grupos resultantes son naturales
(descendencia de un ancestro común). Las clasificaciones establecidas no son filogenéticas.
Hoy en día es poco utilizada, excepto por los microbiólogos.
3.2.6 Sistemática (Taxonomía) Hennigiana y Sistemática (Taxonomía)
Cladista

La Sistemática Filogenética nace con la edición inglesa Phylogenetic Systematics, en


1966 de Hennig. La idea original fue buscar una forma más coherente de realizar la filogenia,
especialmente mediante la redefinición de grupo monofilético y las nuevas definiciones de
apomorfía y plesiomorfía. Los grupos establecidos son siempre monofiléticos y basados en
sinapomorfías. Se rechazan los grupos parafiléticos y polifiléticos.

Rápidamente la metodología empleada en la Sistemática Filogenética ha sufrido


modificaciones que han dado lugar a dos ramas bien diferenciadas y que se distinguen en la
metodología empleada en la elaboración de la filogenia. El núcleo central de Hennig queda más
o menos intacto en ambas ramas. Esta bifurcación ha dado lugar a lo que se conoce como
Sistemática Hennigiana (Phylogenetics en Wiley, 1981, análisis filogenético en Davis & Nixon,
1992, taxonomía filogenética en Christoffersen, 1995) y a la Sistemática Cladista, Cladismo o
Cladística (cladismo estructural en Christoffersen, 1995).

Los cladistas son empiricistas que rechazan todas las asunciones y preconcepciones
acerca del proceso sobre la construcción de una filogenia. La evolución no es un prerrequisito
necesario para la práctica de la sistemática. La teoría cladista corresponde a la noción de que
hay orden en la naturaleza pero no se manifiesta en lo que este orden representa para la
biología. Los cladistas estructurales representan el estado más empírico, operacional y objetivo
conseguido.

La taxonomía cladista forma los grupos basándose exclusivamente en sinapomorfías.


Únicamente se admiten grupos monofiléticos anidados.

El análisis cladista es una búsqueda, basada en la parsimonia, para una clasificación


jerárquica (árboles) de las unidades terminales (terminales) que han sido determinados para
una serie de atributos. Como un método estrictamente numérico no hay requerimientos de un
modelo que relacione esos árboles con un proceso biológico, como reproducción o
descendencia (Davis & Nixon, 1992).

Los Sistemáticos Hennigianos son teóricos evolutivos que deducen los conceptos
taxonómicos más usuales del proceso evolutivo (Christoffersen, 1995). Utilizan una filogenia
(en el sentido de Hennig, 1966) o un cladograma temporalizado (árbol filogenético) como
modelo gráfico para construir un sistema biológico. La filogenia se representa por un
dendrograma bifurcado, asimétrico con el tiempo en su eje vertical. Es la inclusión del tiempo y
la inclusión de la especie ancestral una de las diferencias importantes.

El análisis filogenético es la reconstrucción de las relaciones de descendencia entre los


terminales. Las relaciones filogenéticas son reconstruidas típicamente usando el análisis de
parsimonia y la distribución de atributos entre los terminales biológicos. El uso de la cladística
para inferir relaciones filogenéticas no utiliza los dos equivalentes, porque la reconstrucción de
una historia de descendencia incluye asunciones que son innecesarias para un procedimiento
únicamente numérico (Davis & Nixon, 1992),

Como ya se comentó brevemente anteriormente aunque las diferentes líneas epistemológicas


son claras, la aplicación real y diaria de la sistemática no coincide plenamente con lo expuesto
más arriba. La taxonomía, que podríamos llamar de base, como la descripción de nuevas
especies sigue siendo en su mayoría una taxonomía plenamente descriptiva de tipo linneano o
fenético. Efectivamente, muchos taxónomos se basan para sus identificaciones,
exclusivamente en la semejanza morfológica sin el menor interés por las posibles relaciones
filogenéticas (De Haro & Melic, 1998). Esto es en gran parte una necesidad ya que durante los
estadios iniciales, correspondientes al conocimiento taxonómico de los organismos, los datos
sobre éstos son escasos y no es posible aplicar técnicas filogenéticas con fiabilidad. Así
podemos encontrar en la práctica, dos fases bien diferenciadas en el estudio sistemático de los
organismos. Una primera fase está formada por el estudio "empírico" de la nueva especie
sobre la base de los conocimientos de tipo fenético que se poseen. Agrupando los
especímenes por semejanzas fenéticas junto con unos taxones u otros. En la segunda parte,
de más alto nivel, intervendrían conocimientos de tipo evolutivo para situar los taxones en una
posición filogenética determinada, confirmando o corrigiendo la posición taxonómica previa y
aumentando el grado de conocimiento del taxón estudiado en base a las relaciones de
parentesco que se establecen.

Además, en el estudio filogenético no hay siempre una clara distinción entre lo que es
la sistemática Hennigiana y la cladista. Hay una fuerte tendencia a despreciar la sistemática
Hennigiana por estar desarrollada con menos rigor que la cladista (es decir, sin el uso de una
práctica numérica y estadística), por lo que la metodología cladista (aún sin asumir por parte
del investigador todos los supuestos que la caracterizan, véase más adelante) es considerada
por muchos como el único sistema fiable de trazar la filogenia de un grupo.

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