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Yeshúa era judío. Fue criado en un hogar con padres que observaban
las tradiciones y las leyes judías. Vivía en una tierra de nacionalidad
judía llamada Israel y hablaba el idioma hebreo, entre otros más. Era
parte de una comunidad robusta y activa, identificada por su relación
con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Comenzó su vida como
cualquier otro bebé judío, siendo circuncidado al octavo día. Su madre
probablemente guardó sus paños de cuna y le hizo un bordado
especial para dárselo como regalo cuando cumpliera los 12 años. Durante sus
primeros ocho años, Yeshúa se mantendría cerca del lado de María (realmente
Miriam), observando cómo vivía una persona que seguía fielmente al único Dios
verdadero.
Como un maestro itinerante típico del primer siglo dentro del judaísmo, Yeshúa
seleccionó a Sus discípulos, quienes eran hombres judíos con Su mismo trasfondo y
cultura, y los unió en una relación dinámica y de profundo compromiso. Dejando
todo atrás, los discípulos de Yeshúa viajaron con Él constantemente, observando Su
cada movimiento y reacción. En un contexto de amor y lealtad, le atendían y
cuidaban: procuraban y preparaban Su alimento; le daban compañerismo y
protección; lo guardaban de problemas y de demasiada presión por parte de los
miles que le agolpaban en busca de Su sabiduría y sanidad. A cambio de ese
servicio, referido como shimush en hebreo, los discípulos recibían continua
instrucción basada en la Torá. La destreza más importante para un discípulo exitoso
era la imitación. Los caminos y las veredas de Israel se convirtieron en los salones
de clase en ese proceso del discipulado. Requería tener oídos atentos, corazón
ardiente y un agudo sentido de observación por medio de los cuales absorbían la
persona de su Maestro. El discípulo no tan sólo aprendía de Él al repetir el texto oral
de la Torá, sino también Su énfasis, Su articulación y los gestos que lo
acompañaban. No era simplemente creer y pensar como el Maestro, sino llegar a
ser igual que el Maestro.
En su libro ‘Our Father Abraham’ [Nuestro Padre Abraham], el autor Dr. Marvin
Wilson escribe: “Pablo declara que ‘los gentiles son coherederos [con Israel] y
miembros del mismo cuerpo’ (Ef. 3:6b, LBLA). Por lo tanto, los gentiles tienen una
nueva historia – la historia de Israel es ahora también su historia. Al escribir a una
iglesia predominantemente gentil en Corinto, Pablo establece que los antiguos
israelitas son los antepasados de los corintios cuando dice que ‘nuestros padres
todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el mar’ (1 Cor. 10:1, LBLA). Por lo
tanto, en la primera iglesia, los judíos y los gentiles sostenían que tenían los mismos
antecedentes que los hebreos de la antigüedad. Todos los judíos poseen como
antecedente a Abraham, quien es padre de la nación hebrea. Por eso, el Señor
exhortó a través de su profeta: ‘…Mirad la roca de donde fuisteis tallados, y la
cantera de donde fuisteis excavados. Mirad a Abraham, vuestro padre…’ (Is. 51:1-2,
LBLA).”
Teocentrismo
Para la antigua persona hebrea, Dios era el principio y el fin de todas las cosas.
Entendían que la vida era un regalo de Dios, al igual que toda cosa que les
aconteciera. La vida debería ser abrazada y disfrutada como tributo a Él. Dios
estaba firmemente en el centro de todas las cosas, y todo lo demás era periférico.
Sin embargo, los griegos eran antropocéntricos, poniendo al hombre en el centro de
todas las cosas. El individualismo era aplaudido, y cada persona se veía a sí misma
como el centro del universo. No es difícil encontrar esa misma perspectiva en la
iglesia hoy día, donde cada cual se ve a sí mismo como el centro, y a Dios como el
siervo que tiene que obedecer nuestra voluntad.
Monoteísmo
Los griegos veneraban el cuerpo humano. La belleza física era valorada sobre todas
las cosas. El nudismo era común en su arte y ciertos lugares públicos, como en los
eventos deportivos. El hebreo, sin embargo, no valoraba el hombre exterior más que
el interior. La espiritualidad, que se expresaba en una dinámica relación con Dios y
la comunidad, era el centro de la adoración judía. El cuerpo humano era apreciado y
cuidado como un regalo de Dios, pero era tratado con modestia y respeto, siendo un
vehículo por medio del cual se adoraba a Dios.
Conocimiento
El griego, por otra parte, procuraba el conocimiento sólo por el hecho de poseer
conocimiento. Su deseo era obtener información y comprensión, y no instrucción
que lo condujera a la obediencia. La diferencia entre la perspectiva hebraica y la
griega respecto al aprendizaje es resumida por Norman Snaith: “El objetivo y
propósito del sistema hebraico es ‘da’ath elohim’ (conocimiento de Dios), mientras
que el objetivo y propósito del sistema griego es ‘gnothi seauton’ (conocimiento
propio). Entre ambos existe la mayor diferencia posible. No existe acuerdo entre
estos dos en términos equitativos. Son polos opuestos en actitud y método. El
sistema hebreo comienza con Dios; la única sabiduría verdadera es el conocimiento
de Dios. El temor a Dios es el principio de toda sabiduría. Por ende, el hombre
nunca se podrá conocer, saber quién es, ni comprender su relación con el mundo a
menos que primero aprenda de Dios y sea sumiso a Su voluntad soberana. El
sistema griego, por el contrario, comienza con la comprensión del hombre y procura
alcanzar la comprensión de la naturaleza de Dios utilizando lo que denomina la
naturaleza humana más elevada. Según la Biblia, el hombre no tiene una naturaleza
más elevada a menos que haya nacido del Espíritu.”
Según ya hemos discutido en este estudio, la relación entre Dios y Su pueblo era
una interacción vital, dinámica y enérgica. Dios llamó a Sus hijos para que
caminaran con Él, que hablaran con Él, y que le siguieran. Él se reveló a Sí mismo,
no a través de ideas abstractas, sino por actos e intervenciones tangibles, visibles y
milagrosas. Por esa razón, el judaísmo pone gran énfasis en la función, mientras
que el helenismo enfatiza la estructura y la apariencia. El hebreo pregunta: “¿Cómo
practico mi fe? ¿Cómo vivo según mi pacto con Dios? ¿Cómo actúo?” Mientras que
la perspectiva griega del cristianismo occidental se interesa en teoría religiosa, el
judaísmo se interesa en acciones de rectitud y justicia. Mientras los cristianos
preguntan: “¿Cómo uno piensa acerca de ese verso bíblico?”, el judío pregunta:
“¿Cómo uno vive según ese verso bíblico?” Los cristianos tienden a pensar en su
relación con Dios en términos de fe, lo que frecuentemente implica un ejercicio
intelectual. Fe, para ellos, es un estado mental. Sin embargo, el hebreo no se
preocupa tanto por poseer fe como por ser fiel, confiable, firme, constante y estable.
En la perspectiva hebraica, la fe y la acción no pueden separarse.
Dualismo
Yeshúa llama a los cristianos para que participemos de la misma clase de relación
interactiva, vibrante y emocionante que disfrutaban Sus primeros discípulos. Nos
llama para que seamos Sus discípulos al estilo hebraico: “El mundo entero es
deudor del verdadero discípulo de la Torá. Cuando el mundo mira al que se esfuerza
por apegarse a la Torá, ésto es lo que ve: un amigo, un ser amado, amante del
Poderoso y amante de la humanidad. Está vestido de humildad y reverencia. Es
justo, piadoso, recto y fiel. Es un hombre de paz. Por medio de él, el mundo recibe
consejo, conocimiento sólido, comprensión y fortaleza. La Torá le da la capacidad
para discernir justamente; todos los secretos de la Torá le son revelados. Es como
una fuente de agua que no se seca, como un río que fluye con vigor constante. Es
modesto, tiene longanimidad y es perdonador, aunque es grande y exaltado sobre
todas las cosas.”
Preguntas de Estudio:
3. En el discipulado del primer siglo, ¿Cuál era el canon que utilizaban los discípulos
del mesías?
7. Defina “teocentrismo.”
Trabajo de investigación:
Para padres: Reconociendo que sus hijos le imitan así como los discípulos imitan a
sus maestros, considere sus acciones diarias. ¿Cómo sus acciones ayudarán o
perjudicarán los esfuerzos de sus hijos en ser un discípulo de Yeshua?
Pídale a su pastor que considere ofrecer una conferencia de todo un día para el
programa de discipulado en su iglesia sobre el tema de la defensa y apoyo de Israel,
utilizando el material que puede obtener de Puentes para la Paz.
Memorice Juan 15:8, “En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y
así probéis que sois mis discípulos.”
Motivos de Oración:
Pídale a Dios que le muestre cómo podrá ser un mejor discípulo de Yeshúa,
comprendiendo que Dios desea vincular su acción y su fe como una sola unidad en
Él.
“Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?”
(Sant. 2:20). El Dr. David Lewis lo parafraseó diciendo: “Creer sin actuar es un
engaño.”
Pídale a Dios que le enseñe Sus caminos. Ore para que su vida sea centrada en
Dios, en lugar de ser centrada en el hombre.
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de
vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno,
aceptable y perfecto” (Rom. 12:2).
Ore para que Dios le dé amor hacia Él y Su Palabra, de modo que su mayor anhelo
sea vivir su vida total y abundantemente para Él y con Él.
“El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Si eres un creyente sincero y deseas recibir estas y otras enseñanzas y sientes el
deseo de parecerte mas a nuestro santo Maestro YESHUA, ósea ser un verdadero
discípulo de el; esto es andar como el anduvo, hablar como el hablo, vivir como el
vivió, hasta ser como el, comunícate con la persona que te dio este material de
estudio.