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Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad

–Cuatro Ejes para un análisis crítico y una Propuesta–

Towards a Redefinition of the Concept Community

Mariane Krause Jacob*

Resumen
Uno de los problemas actuales en Psicología Comunitaria es la definición de comunidad.
Tradicionalmente, la Psicología Comunitaria se ha inspirado en un concepto de comunidad
fuertemente ligado a la noción de territorio (en el sentido de localidad geográfica). Sin em-
bargo, en la era histórica que se encuentra actualmente en inicio, se va desvaneciendo la
noción de territorio físico de las comunidades, estableciéndose redes y agrupaciones de per-
sonas que no comparten una ubicación geográfica común, es más, algunas de las cuales ni
siquiera tienen contacto cara a cara. Ante esta realidad cabe plantearse la necesidad de
redefinición del concepto de comunidad. Sin embargo, un nuevo concepto, si bien podrá
prescindir de la noción de territorio, deberá incluir algunos elementos que permitan distin-
guir una comunidad de otro tipo de asociaciones humanas.
Se propone, en este trabajo, un concepto de comunidad caracterizado por la inclu-
sión de tres elementos: pertenencia, entendida desde la subjetividad como «sentirse parte
de», e «identificado con»; interrelación, es decir, comunicación, interdependencia e influen-
cia mutua de sus miembros; y cultura común, vale decir, la existencia de significados com-
partidos.

Abstracs
One of the problems Community Psychology has nowadays is the definition of
community. Traditionally Community Psychology had inspired in a concept of community
linked firmly to the territory (in the sense of geographic location). But now, at the beginning
of a new historical era, the notion of territory of communities is vanishing, since there is
an increasing development of social networks and groups who do not share a geographic
location, even more, in some of them the members even don’t meet personally. Looking at
this fact, one could state the necessity of redefining the concept of community. This new
community-concept can exclude the notion of territory, but it has to be clear in other
characteristics of a community, in order to differentiate it from other kind of human
associations.

* Mariane Krause Jacob, Ph.D., Escuela de Psicología, P. Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile. Dirección Postal:
Vicuña Mackenna 4869, Santiago. Fono-fax: (56-2)6864844. Email: mkrause@puc.cl

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This paper proposes a concept of community characterized by the inclusion of three


elements: belonging (as the feeling of “being part of” and “identified with”); interrelation,
that is: communication, interdependence, and mutual influence; and common culture, in the
sense or the existence of shared meanings.

La comunidad es el «objeto» más propio, Sganzini, «el individuo aisladamente consi-


la esencia misma de la Psicología Comunita- derado es una pura abstracción» (p. 12).
ria. Es su objeto de estudio, de teorización y Además de esta noción teórica del ser
de intervención. Es su razón de existencia. humano como ser social, se ha apelado a la
Sin comunidades, carece de sentido la Psico- evidencia empírica acerca de los efectos ne-
logía Comunitaria. gativos que la desintegración social (en el
Estamos, sin embargo, en un momento his- sentido de la ruptura de agrupaciones socia-
tórico, la transición de la modernidad tardía les tradicionales y la consecuente individua-
hacia la postmodernidad en el cual –sostie- lización) tiene sobre la salud mental, para
nen algunos– las comunidades están en peli- apoyar la necesidad de vida en comunidad.
gro de extinción, o al menos sujetas a un gra- Alipio Sánchez Vidal (1988) destaca, en este
ve deterioro (García González, 1993; Sarason, sentido, la presencia de trastornos depresi-
1974; Sánchez Vidal, 1996; Beck, 1986)1. vos y ansiosos, los cuales atribuye a la
Ante este hecho vale preguntarse, sin anomia, soledad y desarraigo. También en
embargo: ¿son las comunidades las que es- mi propio país, Chile, los estudios
tán en extinción, o es nuestro concepto de epidemiológicos muestran el aumento de la
comunidad el que se está transformando en ansiedad y la depresión a nivel poblacional
anacrónico, ante nuevas formas de comuni- (Ministerio de Salud, 1999).
dad de las que no es capaz de dar cuenta Detrás de esta realidad epidemiológica
teóricamente? estaría el «hambre de comunidad»
Es ésta la discusión que desarrollaré en el (Yankelovich, 1981, citado en Sánchez Vidal,
presente trabajo, buscando la reflexión críti- 1996), «de sentir solidaridad y pertenencia,
ca del concepto mismo y presentando una integración, influencia y conexión emocio-
propuesta alternativa, más apropiada para nal». Una respuesta a esta necesidad sería la
el nuevo milenio. proliferación de sectas y agrupaciones de todo
tipo (Sánchez Vidal, 1988). También el au-
mento de los grupos de autoayuda señala
esta dirección. Con relación a éstos, existe
Pregunta Preliminar: La Vida en Comuni- evidencia empírica que muestra una relación
dad ¿Es una Necesidad Humana Esencial? entre redes sociales y participación en gru-
Las Ciencias Sociales sostienen que sí lo es, pos de autoayuda, en el sentido de que el em-
o al menos lo es el grupo humano, la relación pobrecimiento de las redes sociales es uno de
con otros. Es más, el ser humano sólo puede los elementos motivantes de la participación
ser comprendido como ser social. Como se- personal en este tipo de grupos (Krause Jacob,
ñala Amalio Blanco (1993), citando a Carlo 1997).

1 De hecho, Sánchez Vidal (1996) sostiene que «esa destrucción sería un problema capital de las sociedades industriales contemporáneas
y su reconstrucción la clave del desarrollo de la PC» (p. 45).

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Sin embargo, una cosa es reconocer También en Emile Durkheim (1898, 1964),
el vínculo con otros como necesidad huma- a propósito de la solidaridad, y en Max
na básica y otra, muy diferente, es definir las Weber (1964) existe esta idea de comunidad
características que debiera tener este víncu- como unión de intereses, que conlleva coope-
lo. Con ello estamos ante el primero de los ración y solidaridad. Weber, quien enfatiza
ejes de discusión que resultan relevantes a la la dimensión subjetiva del concepto, man-
hora de construir un concepto de comuni- tiene la dicotomía entre comunidad y aso-
dad, el cual desarrollaré a continuación. ciación, relacionando el sentimiento subjeti-
vo de pertenencia, el compromiso con el otro,
la camaradería y el afecto con la primera y
el interés motivado racionalmente, en rela-
Primer Eje de Análisis: ción a una finalidad, con la segunda. En la
La Distinción entre el Concepto y su definición «ideal» de comunidad están tam-
Valoración bién presentes: «la amistad, la lealtad, el
Cuando los psicólogos comunitarios nos amor, la gratitud, la confianza» como seña-
referimos al concepto de comunidad, con fre- la Blanco (1993, p. 13), criticando esta acep-
cuencia mezclamos el «deber ser» de las co- ción del concepto como «nostálgica».
munidades con el concepto mismo, en su sen- Muchos psicólogos comunitarios contem-
tido teórico, lo cual nos lleva a una dificul- poráneos continúan incluyendo este compo-
tad inescapable, porque, si definimos las co- nente «ideal» en su definición de comunidad,
munidades en función de su estado «ideal», así como también en la del sentido de comu-
nos quedamos sin comunidad toda vez que nidad, su expresión subjetiva principal. Así,
enfrentamos agregados humanos que no por ejemplo, McMillan & Chavis (1986) de-
cumplen con dicho estado. Y, como con cier- finen este último como sensación o senti-
ta frecuencia trabajamos justamente con co- miento de pertenencia, de seguridad, inter-
munidades problemáticas, es decir, que es- dependencia y confianza mutua, incluyen-
tán lejos de su estado ideal, estamos traba- do el compromiso de satisfacción de las ne-
jando más con «no-comunidades» que con cesidades entre los miembros de una comu-
comunidades. nidad. También las definiciones de comuni-
La inclusión del «estado ideal» en la de- dad de la vida cotidiana, es decir, las de los
finición de comunidad tiene raíces históri- propios integrantes de las comunidades, re-
cas antiguas. De hecho, Tönnies (1979), en sultan ser del tipo «ideal». Así, por ejemplo,
su publicación originaria de 1887, hace la una de las entrevistadas del estudio de Esther
distinción entre comunidad y asociación Wiesenfeld (1994) responde a la pregunta
(Gemeinschaft und Gesellschaft). Define la pri- «qué es para ti la comunidad» lo siguiente:
mera en función de características «ideales», «Es oír a los niños correr, es sentir las voces
tales como trabajo en común, apoyo social, conocidas, es sentirte segura en tu terreno,
participación, consenso, cooperación, vida es sentir que caminas sin miedo, que cono-
colectiva y sentimiento de fraternidad, en- ces a todo el que te mira que va por ahí (...).
tre otros, incluyendo la posesión y el goce Segura de que si yo grito me van a ayudar,
de bienes comunes y el placer mutuo. En segura, plenamente segura» (Wiesenfeld,
cambio en la segunda, la asociación, no exis- 1994, p. 89).
tiría tal unidad entre las personas, prima- El problema con las definiciones que in-
ría el goce y la posesión individual, la com- cluyen este componente de valoración de lo
petencia y el intercambio. que sería una comunidad ideal es que pier-

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den su utilidad como herramienta teórica cesitamos de un concepto de comunidad


para delimitar nuestro objeto de estudio e que, si bien no podrá excluir del todo una
intervención el cual, con frecuencia, dista de cierta direccionalidad hacia el «estado ideal
tal estado ideal. Por ejemplo, si trabajamos de comunidad», sea lo suficientemente flexi-
en una comunidad caracterizada por desin- ble como para no excluir agrupaciones hu-
tegración social y temor, este tipo de defini- manas menos desarrolladas.
ción no nos permite sostener que se trata de Paralelamente propongo que mantenga-
una «intervención en comunidad» mos el conjunto de elementos presentes en
El punto es que, como de todos modos tra- nuestras definiciones «ideales» de comuni-
bajamos cotidianamente con este tipo de co- dad y las reconozcamos en su valor esencial,
munidades «no ideales», debemos aceptar cual es el de ser nuestro norte en las inter-
que: o bien estamos construyendo comuni- venciones comunitarias y nuestro elemento
dades donde no las hay, o bien requerimos de contraste para la investigación en comu-
de una definición menos exigente, en la cual nidades. Todo el conjunto de adjetivos que
tengan cabida también las comunidades que componen las definiciones ideales de comu-
se encuentran en un «estado imperfecto» nidad, nos resulta imprescindible a la hora
(que son sin duda la mayoría). de decidir «hacia donde» vamos a dirigir
Requerimos, por lo tanto, de un concepto nuestro trabajo, o cuando pretendemos eva-
teórico, el cual, ojalá en términos sencillos y luar una comunidad determinada en rela-
sin la carga valórica incluida en los concep- ción a su distancia respecto de una condi-
tos «ideales», contenga los elementos míni- ción ideal. Así, por ejemplo, cada vez que
mos necesarios para que podamos distinguir señalamos que en una comunidad las redes
lo que es comunidad de lo que no lo es; para sociales se encuentran deterioradas, tenemos
que podamos decir que, en justicia, tal inter- en mente la noción de unión de individuos
vención es una intervención comunitaria, en que se apoyan mutuamente y se ayudan en
tanto tal otra, es una intervención con per- caso de necesidad; sin embargo, no es nece-
sonas que no pertenecen a una misma co- sario que las redes sociales de una comuni-
munidad. dad cumplan su función para que la poda-
mos llamar comunidad.
Blanco (1993), es uno de los autores que
propone conceptualizar comunidad en for-
ma más «aséptica» como «pluralidad de in-
dividuos que se congregan en torno a una Segundo Eje de Análisis:
estructura normativa, valorativa e incluso
La Relativización del Enraizamiento
comparten algunos modelos de conducta
Territorial de las Comunidades
formando una serie de grupos más o menos
extensos» (p. 14). Agrega a su definición la En un trabajo previo (Krause Jacob, 1999)
frecuencia de los contactos, la proximidad destaqué y critiqué la definición tradicional
(siendo la más habitual la geográfica) o la de comunidad, fuertemente ligada a la no-
semejanza por razones biológicas y sociales ción de territorio (en el sentido de localidad
y el sentimiento de pertenencia (op. cit.). geográfica). La noción de territorio como ele-
Como se verá más adelante en esta pre- mento básico de la definición de comunidad
sentación, coincido más con la primera par- está ampliamente difundida (Blanco, 1993;
te de su definición que con la segunda, aun- Rozas, 1999; Wiesenfeld, 1994, entre otros).
que por ahora solamente sostendré que ne- Señalé entonces que «en la era histórica que

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se encuentra actualmente en inicio, se va Si bien sostengo que este tipo de visión


desvaneciendo la noción de territorio físico externa es hasta cierto punto necesaria (en
de las comunidades, estableciéndose redes y particular ante intervenciones de gran en-
agrupaciones de personas que no compar- vergadura), también deseo enfatizar que
ten una ubicación geográfica común, es más, entre los elementos mínimos para definir co-
algunas de las cuales ni siquiera tiene con- munidad deben primar conceptos que apun-
tacto cara a cara» (p. 44), afirmación que me ten a la dimensión subjetiva e intersubjetiva
llevó a la necesidad de proponer un concep- (lo que –aunque parezca paradoja– no quie-
to de comunidad que prescindiera de la no- re decir que ésta no pueda ser estudiada por
ción de territorio. un evaluador externo).
Con ello no deseo desconocer la influen- Como señalé previamente, la dimensión
cia que pueda tener sobre una comunidad el subjetiva ha estado presente en la historia del
hecho de compartir un determinado territo- concepto de comunidad (por ejemplo, en
rio geográfico. Es más, probablemente, como Weber, 1964) y, en cuanto a su inclusión en la
lo demuestran estudios de colegas, el territo- definición de comunidad, podemos considerar-
rio compartido es de gran importancia para la: un elemento más, un elemento esencial de
la construcción del sentido de comunidad la definición (mi propia propuesta) o, incluso,
(Wiesenfeld, 1994), o bien, para la planifica- definir comunidad a partir de las
ción de intervenciones concretas (Rozas, verbalizaciones de sus integrantes, como lo
1999). Sin embargo, excluyo el territorio hace Wiesenfeld (1997) en uno de sus trabajos.
como ingrediente imprescindible para un La dimensión subjetiva ha sido tratada en
concepto teórico de comunidad. la literatura pertinente bajo el concepto «sen-
tido de comunidad» o «sentimiento de co-
munidad» (Sarason, 1974; Sánchez Vidal,
Tercer Eje de Análisis: 1996; Wiesenfeld, 1994; García González,
1993). El sentido de comunidad es el senti-
La Necesidad de Enfatizar la Dimensión miento de que uno es parte de una red de
Subjetiva (e Intersubjetiva) en el Concepto relaciones de apoyo mutuo, en las que se
de Comunidad puede confiar, el sentimiento de pertenecer
Está en juego aquí la distinción entre una a una colectividad mayor (Sánchez Vidal,
visión externa para el concepto de comuni- 1996). Incluye la percepción de similitud de
dad versus una interna. Blanco (1993), en uno mismo en relación a otros integrantes,
su definición ya citada, prioriza la externa la interdependencia de ellos, la voluntad de
(aunque deja un espacio a la dimensión sub- mantener esa interdependencia (sobre la base
jetiva). Esta visión externa se puede ejem- de la reciprocidad) y el «sentimiento de for-
plificar en un aspecto adicional de su defi- mar parte de una estructura social mayor
nición, cuando a propósito de la distinción estable y fiable (sentido de pertenencia o in-
de diferentes niveles en ésta, señala como tegración social)» (op. cit., p. 45).
uno de los factores necesarios para una de- McMillan y Chavis (1986), por su parte,
finición de comunidad «un factor macro- distinguen cinco componentes del sentido de
social, cual es la existencia de una estructu- comunidad: membrecía (incluyendo seguri-
ra y organización social de alguna manera dad emocional, pertenencia e identificación,
compartida en ámbitos decisivos (ayunta- inversión personal en términos de aporte y
miento, organizaciones y política sanitaria, un sistema de símbolos compartidos); in-
etc.)» (p. 14). fluencia bidireccional, que implica participa-

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ción; integración y satisfacción de necesida- La tendencia actual –también en la parti-


des, tanto personales como colectivas; y co- cipación social y política– parece ser la de
nexión emocional compartida, que tiene que agrupaciones menos estables en el tiempo,
ver con la frecuencia y calidad de la más centradas en alguna finalidad común
interacción y la historia compartida. específica, que en la tradición. La pertenen-
Resulta evidente, por una parte, que la cia a una comunidad no necesariamente es
noción de sentido de comunidad combina ele- de por vida, y mucho menos aún se traspasa
mentos conceptuales con otros afectivos y de generación en generación.
valóricos y, por otra, que parece no distin- A este fenómeno actual deberá adaptarse
guirse muy nítidamente del concepto de co- la definición de comunidad del futuro, cam-
munidad. De hecho existe una superposición biando sus coordenadas temporales. Ello tie-
entre las definiciones de comunidad y los ne consecuencias para las intervenciones que
componentes del sentido de comunidad. buscan fortalecer comunidades, ya que obli-
Propongo, entonces, una distinción simi- ga a generar metodologías y criterios de éxi-
lar a la señalada en relación al concepto de to que puedan ser aplicados en el marco de
comunidad, es decir, la distinción entre ele- una temporalidad más reducida. Para esto
mentos definitorios e ideales. Muchos de los es de ayuda lo propuesto en el segundo eje:
elementos subjetivos que aporta el concepto la prescindencia de la necesaria inclusión de
de sentido de comunidad me parecen, de he- la coordenada espacial. Ambas
cho, necesarios para una definición teórica relativizaciones, la temporal y la espacial
de comunidad: por ejemplo, la pertenencia, incorporan planteamientos construccionistas
la interdependencia, los símbolos comparti- como el de Kenneth Gergen (1992, 1994)
dos; y los retomaré más adelante. Otros en quien enfatiza lo relacional en la construc-
tanto, como la satisfacción de necesidades, ción de conceptos psicológicos y
la seguridad emocional y confianza y el apo- psicosociales y cuestiona la adhesión a las
yo mutuo, me parecen más pertinentes para dimensiones temporal y espacial.
una definición de «meta ideal» que para un Por su parte, en cuanto a la adscripción
punto de partida teórico. a comunidades, y siguiendo los desarrollos
psicosociales del mundo actual, en parti-
cular el hecho de la pertenencia a (e iden-
tificación con) grupos sociales múltiples,
Cuarto Eje de Análisis: debemos entender la pertenencia a comu-
La Relativización de las Nociones de nidades en forma no exclusiva. Es decir, es
Continuidad y Permanencia y de habitual que una persona pertenezca, si-
Adscripción Exclusiva a una Comunidad multáneamente, a más de una comunidad;
Si bien parece obvia conceptualmente, se identifique con más de un grupo. Ello
como señala Blanco (1993), la existencia de por cierto tiene importantes efectos, no so-
una relación social entre los integrantes de una lamente sobre la identidad social, sino tam-
comunidad, considero que ésta, a diferencia bién sobre la identidad individual (Gergen,
de lo señalado por el autor, hoy en día debe- 1992).
ría entenderse con flexibilidad en cuanto a su Por otra parte, ya en el terreno de lo ético,
dimensión temporal, con el fin de poder in- que se verá al final del punto siguiente, la
corporar manifestaciones humanas (grupales) no-exclusividad de la pertenencia puede pro-
de menor continuidad y permanencia en el teger de desarrollos segregacionistas.
tiempo que las tradicionalmente incluidas.

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La Propuesta que serán tratados en el próximo aparta-


do.
Componentes mínimos necesarios para un
Tal concepto de comunidad estaría basa-
concepto de comunidad
do en la inclusión de tres elementos impres-
Siguiendo la línea de un trabajo ante- cindibles: pertenencia, interrelación y cultu-
rior (Krause Jacob, 1999), propongo un ra común. Con ello propongo enfatizar la
concepto de comunidad que incluya sola- dimensión subjetiva (incluyendo parte de la
mente los elementos mínimos necesarios acepción del «sentido de comunidad» de
para distinguir una comunidad de otro Sarason, 1974), minimizar el componente
tipo de conglomerados humanos y que se valorativo y eliminar la necesariedad de la
separe de la dimensión valórica, «ideal», incorporación del territorio. Asimismo, pro-
presente en muchas otras definiciones. Esta pongo entender la pertenencia en su dimen-
dimensión valórica deberá pasar a formar sión subjetiva y no centrarla en el tiempo.
parte de una definición «ideal», La Tabla 1 sintetiza estos tres elementos del
orientadora y de una reflexión ética, temas concepto de comunidad.

Tabla 1:
Elementos del concepto de comunidad y sus significados

Elementos Significado
Pertenencia Sentirse «parte de», «perteneciente a» o
«identificado con»

Interrelación La existencia de contacto o comunicación


(aunque sea «virtual») entre sus miembros,
y mutua influencia.

Cultura común La existencia de significados compartidos

Krause Jacob (1999)

Pertenencia En cuanto al «sentirse identificado con»,


estoy haciendo referencia a la similitud
En cuanto a la pertenencia, si bien pudie-
(Sánchez Vidal, 1996) eligiendo, sin embar-
ra ser definida externamente, enfatizo su di-
go, sólo su dimensión subjetiva, es decir, que
mensión subjetiva, la cual incluye tanto el
el miembro de la comunidad sienta que com-
sentirse «parte de», como «identificado con».
parte con otros miembros ciertos valores,
Es, entonces, un sentimiento de pertenen- ideas o problemáticas, o bien los propósitos
cia, que se relaciona estrechamente con el sen- o metas de la comunidad, si los hubiere y no
tido de comunidad acuñado por Sarason que, visto desde fuera, tenga alguna seme-
(1974) y enfatizado por él como eje esencial janza con ellos.
para toda la Psicología Comunitaria.

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Esta identificación individual con los otros p. 82), cabe señalar que me refiero a un con-
y con la comunidad redunda en una identi- cepto de cultura como el de Clifford Geertz
dad grupal. Como señala Sawaia (1999), (1987), vale decir, uno que entiende cultura
comunidad e identidad son dos conceptos como red de significados compartidos.
inseparables, en el sentido que se requiere del Esto equivale a decir que una comunidad,
segundo para poder definir el primero. para ser llamada tal, deberá compartir –al
menos en cierto grado– una visión de mun-
Interrelación do, una interpretación de la vida cotidiana.
Esta cultura común es construída y
En cuanto a la interrelación, lo importan-
reconstruída permanentemente a través de
te a señalar es que elimino la necesariedad
la comunicación. Puede o no incluir la exis-
de un territorio físico compartido. Por lo tan-
tencia de determinados ritos, conductas o
to, uno de sus componentes, la comunica-
incluso objetos de significado cultural. Lo
ción, no se reduce a contactos cara a cara,
esencial es que contenga representaciones
pudiendo existir comunidades basadas en-
sociales propias (Krause Jacob, 1999) y por
tera, o fuertemente, en una comunicación
lo tanto interpretaciones compartidas de las
basada en medios artificiales (p. ej. la comu-
experiencias que se vivan comunitariamente.
nicación electrónica). Ello no incluye un jui-
cio de valor respecto de lo positivo o negati-
vo que esta forma de comunicación pueda
ser para una comunidad –un tema que de- El Contenido «Ideal», o la
berá ser investigado– sino que abre la posi- Comunidad Saludable
bilidad de concebir conceptualmente comu-
nidades que se vinculen a través de estos El tema de las características ideales de
medios. las comunidades, es decir, de la creación de
Otros aspectos de la interrelación son la un modelo de comunidad saludable escapa
mutua dependencia e influencia. con creces a las posibilidades de este trabajo,
Conceptualmente hablando, cada partici- constituyendo un tema para ser desarrolla-
pante de una comunidad depende de los do separadamente. Además, probablemen-
otros participantes para formar –en conjun- te tenga que analizarse distinguiendo entre
to con ellos– la comunidad. Es entonces la diferentes tipos de comunidades. Por lo tan-
forma más esencial de interdependencia, la to, en este espacio solamente me limitaré a
que se incluye en este concepto de comuni- presentar algunos contenidos de las defini-
dad. En cuanto a la influencia mutua, la en- ciones de comunidad antes mencionadas,
tiendo básicamente como coordinación de aquéllos que quedaron excluídos del concep-
significados, y es por lo tanto prerrequisito to teórico de comunidad, con el fin de mos-
para mantener el tercer elemento definito- trar la utilidad y potencia que puede tener el
rio, la cultura común, el cual veré a conti- trabajar estos contenidos separadamente.
nuación. Haciendo entonces caso omiso de la ne-
cesaria distinción entre tipos de comunida-
des, y estando consciente del carácter incom-
Cultura Común
pleto de la información, presentaré algunas
En cuanto a «cultura común», elemento características asociadas al buen funciona-
que es mencionado también como «sistema miento de comunidades, distinguiendo en-
de símbolos compartidos» (Wiesenfeld, 1994, tre aspectos estructurales (internos y relati-

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vos al medio externo) y otros, de tipo funcio- satisfacción de necesidades y que éstos sean
nal (Wiesenfeld, 1994). accesibles. Me refiero, por ejemplo, a que una
comunidad de residentes tenga la posibilidad
de hacer uso del sistema de asistencia sani-
Aspectos Estructurales de una Comunidad
taria, porque éste está efectivamente a su
Saludable
disposición (Sánchez Vidal, 1996). Aquí se
Wiesenfeld (1994), cuando desarrolla los incluyen, además, los medios económicos y
aspectos estructurales se centra particular- otro tipo de recursos materiales necesarios
mente en la noción de asociación o vínculo para una vida saludable.
entre los integrantes de una comunidad y en
el ambiente físico; yo incluiré, además, algu-
nos contenidos referidos a la estructura so- Aspectos Funcionales de una Comunidad
cial interna de las comunidades. Saludable
En cuanto al primer aspecto, resulta de Los aspectos funcionales pueden, a su
utilidad el concepto de red social (en su as- vez, ser subdivididos en aquellos que dicen
pecto estructural), pudiendo establecerse que relación con la interacción, aquéllos que per-
una comunidad será saludable en la medida tenecen a la esfera representacional (con con-
en que existan múltiples conexiones entre los tenidos tanto cognitivos como afectivos) y
individuos y subagrupaciones que la inte- aquéllos vinculados a la efectividad de una
gran. comunidad, tanto para sí misma como en el
ambiente externo.
Asimismo, una comunidad será más sa-
ludable en tanto tenga una estructura inter-
na consensuada (sea ésta más jerárquica o Aspectos funcionales de interacción
más horizontal) y en tanto exista claridad, Un aspecto que se destaca en la comuni-
transparencia y consenso sobre la distribu- dad ideal es el apoyo mutuo (Sarason, 1974)
ción de roles o funciones, si los hubiere. –por algunos también entendido como soli-
En tercer lugar, es parte importante de la daridad (Yankelovich, 1981, citado en
estructura de una comunidad el hecho que Sánchez Vidal, 1996)– entre los integrantes,
disponga de un ambiente físico apropiado a mencionándose también: el trabajo común,
su funcionamiento; por ejemplo, si se tratase la cooperación (Tönnies, 1979; Weber, 1964),
de una comunidad de residentes de un de- la voluntad de mantener la interdependen-
terminado barrio, que el ambiente físico cuen- cia (sobre la base de la reciprocidad) (Sánchez
te con espacios privados, semipúblicos y pú- Vidal, 1996). Además, se destaca la influen-
blicos (Wiesenfeld, 1994). Aquí se incluye, cia que los integrantes puedan ejercer sobre
además, la infraestructura necesaria para el conjunto y éste sobre ellos (entendiendo
una satisfacción apropiada de las necesida- influencia no solamente en su dimensión
des básicas. intersubjetiva, como fue tratada en el apar-
Tomando alguno de los aportes más anti- tado anterior) y su disposición a invertir per-
guos al concepto de comunidad, podemos sonalmente en la comunidad (Wiesenfeld,
incluir aquí también la posesión (y el goce) 1994).
de bienes comunes (Tönnies, 1979). De importancia resulta la vida colectiva
Por último, también es de relevancia la in- (Tönnies, 1979) (o comunitaria), es decir, la
serción de una comunidad en el ambiente ex- existencia de actividades conjuntas que fa-
terno, que en éste existan los medios para su ciliten la integración social. Ello evidente-

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mente se vincula también con la frecuencia cesidades, tanto personales como colectivas,
y calidad de la interacción (McMillan y lo cual constituye otro de los elementos de
Chavis, 1986). Dichos autores señalan, asi- una comunidad saludable (McMillan y
mismo, el compromiso de satisfacción de las Chavis, 1986).
necesidades entre los miembros de una co-
munidad.
Reflexión Ética sobre el Concepto de Co-
munidad
Aspectos funcionales representacionales De relevancia particular para la práctica
En cuanto a la esfera representacional, de la intervención comunitaria, en tanto tam-
que incluye aspectos tanto cognitivos como bién aporta a la conceptualización acerca de
afectivos, destaca no sólo el sentirse perte- una meta «ideal» a la cual dirigirse, es la re-
neciente a una comunidad (McMillan & flexión ética en torno a la noción de comuni-
Chavis, 1986; Sánchez Vidal, 1996), sino el dad.
ser una persona de valor, significativa Como señala Bader B. Sawaia (1999): «El
(Sarason, 1974) para ella. En este sentido la debilitamiento de las fronteras clásicas de co-
pertenencia es un sentimiento de integración municación entre los seres humanos, junto
social (Yankelovich, 1981, citado en Sánchez con la aparición de nuevas organizaciones
Vidal, 1996; Sánchez Vidal, 1996). También fundamentalistas, imponen la revisión del
se destacan la conexión y la seguridad emo- concepto de comunidad y de sus correlatos
cional (Wiesenfeld, 1994; McMillan, 1976), éticos, como la relación entre la felicidad
el consenso y el sentimiento de fraternidad y universal y personal, y entre el derecho a la
el placer mutuos (Tönnies, 1979). En el pla- igualdad y a la diferencia, a fin de enfrentar
no afectivo se mencionan asimismo la amis- la manipulación demagógica de la comuni-
tad, la lealtad, el amor, la gratitud y la con- dad como estratagema de segregación, tan-
fianza (Blanco, 1993). to en el discurso contra el individualismo
Por último, se destaca la importancia de como contra la globalización masificadora.
tener y mantener una historia común Esta manipulación es reforzada por su aso-
(Wiesenfeld, 1994). ciación a la idea de identidad, glorificada,
en la globalización, como el fundamento de
Aspectos vinculados a la efectividad organizaciones comunitarias y nacionales»
(Sawaia, 1999, p. 19).
En relación con la efectividad de las co-
Sawaia, en su trabajo, coloca una señal
munidades es sabido que los componentes
de alerta «en relación al riesgo de alimentar
de mayor relevancia son el empoderamiento
los sesgos fundamentalistas –basados en la
(Rappaport, 1984; Gyarmati, 1992) y, junto
lógica identitaria– en la praxis de la Psicolo-
con él, la competencia social (Sánchez Vidal,
gía Social Comunitaria» (op. cit.). Para en-
1988) y la participación social (Gyarmati,
frentar este peligro, ella propone entender la
1992; Krause Jacob, 1997). La unión de inte-
comunidad, como «buenos encuentros», que
reses (Weber, 1964) también resulta de rele-
se alimentan de la diversidad, sin temer a lo
vancia en relación con la efectividad, ya que
extraño, caracterizándose la relación con el
en ella se sostienen las acciones colectivas
otro «por la mutualidad en vez del poder des-
dirigidas a metas comunes. La efectividad
igual, como arte de dar y recibir placer»
finalmente se traduce en satisfacción de ne-
(Sawaia, 1999, p. 24).

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Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad

La fusión entre lo propio y lo diverso no rancia, y conexión y apoyo con libertad, lo


sería sólo racional, sino que «ella es emocio- cual sin duda constituye un importante reto
nal y es vivenciada por la experiencia, pero para quienes trabajamos en el fortalecimien-
con plena conciencia de que las emociones to de comunidades.
son determinadas socialmente» (op. cit.). La
comunidad debiera acoger «la multiplicidad,
en un movimiento de recreación permanen-
te de la existencia colectiva, en un fluir de Referencias
experiencias sociales vividas como realidad BECK, U. (1986). Risikogesellschaft. Auf dem
propia, pero compartida intersubjeti- Weg in eine andere Moderne. Frankfurt/Main:
vamente» (op. cit.). Suhrkamp.
Chavis y Newbrough (1986) proponen BLANCO, A. (1993). La Psicología Comu-
la inclusión de sentimientos de pertenencia, nitaria, ¿Una nueva utopía para el final del
conexión y apoyo, por un lado, y de acep- siglo XX?. En A. Martín González, F. Chacón
tación, libertad y tolerancia, por otro, a fin Fuertes & M. Martínez García, Psicología Co-
de favorecer tanto las necesidades vincula- munitaria (pp. 11-32). Madrid: Visor, 2da edi-
das a la cohesión grupal como las de respe- ción.
to a la diversidad individual. Newbrough
CHAVIS, D.M., NEWBROUGH, J.R. (1986). The
(1991) toma los conceptos de Igualdad, Li-
meaning of Community in Community
bertad y Fraternidad de la Revolución Fran-
Psychology. Journal of Community
cesa y los lleva a la teoría de la comunidad
Psychology, 14, 335-340.
para emplearlos como guías para la acción
social y las políticas sociales. DURKHEIM, E. (1898). Sociología y Filosofía.
Buenos Aires: Guillermo Kraft Limitada.
Por último, en relación con la identidad,
que fue mencionada como contenido de uno DURKHEIM, E. (1964). The Division of Labor
de los tres elementos esenciales para el con- in Society. Tr. George Simpson.. New York:
cepto de comunidad, Sawaia (1999) advierte The Free Press
sobre los peligros que encierra el vínculo GARCÍA GONZÁLEZ, J.A. (1993). Cuestiones
entre identidad y comunidad señalando y modelos teóricos en Psicología Comunitaria.
que, para escapar del peligro En A. Martín González, F. Chacón Fuertes
fundamentalista que conlleva esta unión, «al & M. Martínez García, Psicología Comuni-
incorporar la identidad como categoría taria (pp. 11-32). Madrid: Visor, 2da edición.
orientadora, la comunidad debe enfatizar GEERTZ, C. (1987). La Interpretación de las
la dialéctica que la constituye: ser igual a sí Culturas. Madrid: Gedisa.
misma y ser diferente de sí, ser permanen- G ERGEN, K. (1994). Hacia un Psicología
cia y ser metamorfosis (constante devenir). Postmoderna y Postexperimental. Psykhe,
Esta lógica impide el uso político de la idea 105-114.
de comunidad identitaria para discriminar
GERGEN, K. (1992). El yo saturado. Barce-
(...) a otro» (p. 23).
lona: Paidós Ibérica.
En conclusión, cuando enfrentamos la di-
GYARMATI, G. (1992). Salud, Poder y Demo-
mensión ética, debemos equilibrar igualdad
cracia. Hacia una Teoría de la Atención Prima-
con diversidad, pertenencia con apertura
ria. Documento Instituto de Sociología. San-
hacia el medio externo, identidad con tole-
tiago: P. Universidad Católica de Chile.

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Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2

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