Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Antología crítica
GANADORES DE CONCURSOS
NACIONALES E INTERNACIONALES
Antologistas
JORGE LADINO GAITAN BAYONA
LEONARDO MONROY ZULUAGA
Presentación 11
© S ello Editorial Alma Mal e r, 2011
Derechos reservados para es ta edición por la Red Alma M<lter
Imagen de cubi e rla: Edi lbe rlo Ca lde rón, Los genem/es. Acrílico. Pr emio Vera" la
Mod ernid ad, Festi "a llnt~rna ciona l de Arte . Mosc", Z009. Los celos del río 45
Luz Slella
Edición y
producción editorial: Tall er d e Edición Rocea S. A.
Tra n sversa] 6 No. 27-10, ofici na 206 "Los celos del río": tensiones entre
Teléfono/Fax: (57-1) 243 2862 - 243 3591
ta ller@ta ll erd eerl icíon.com
el realismo y el modernis.m o 77
www.lalle rdeed icion .com Libardo Vargas Cele mín
Impres ió n Yac.bados: Colombo Andina de Imp resos S.A.
Referencias Álbum 1
214 ¡ 1215
Cu en tos d el Toli.tTlil Á lbum
un informe claro y preciso, jugar limpio y hacer centrales de este informe), ella se ernpeña en des
que todos, sÍ, todos, hacer que tú, Alberto, te de echarlo de su potestad.
tengas un segundo, dejes de calificar cuartillas y Ahora será mejor empezar por el principio:
de buscar artículos trascendentes para que escu Aún no puedo explicarme por qué Ricardo
ches, como he tenido que hacerlo yo; obligarte a Soler -el tierno Ricardo, así lo recuerdo-, ese
ti, Ángela, a emerger de tu mtmdo cuadricuJado, compañero de tantos años, pequeño y desdeña
de las páginas venenosas de tus libros, de tus lec ble a pesar de su fidelidad, me escogió para sus
turas interminables y fastidiosas para que obser designios. Digo que aún no lo sé porque, si bien
ves con atención lo que ahora tengo que decirte; es cierto -a juzgar por los documentos- que
hacer que tú, Fernando, abandones tu inquina, y sentía un especial aprecio hacia mí, yo siempre
tú, Enrique, y tú, y tú y todos, sí, todos conozcan pensé que esa actitud era más bien una suerte de
el destino final de Ricardo Soler. SÍ/ leyeron bien: resignada impotencia que lo llevaba a comportar
Ricardo Soler... el peqtieí10 Ricardo, el oscuro y se con todo el mundo igual. Quizás existía una
siempre despreciado Ricardo. No lo recuerdan, compleja correspondencia de espíritus -inapre
¿verdad? Nuestro compañero de hace ~nos años, ciable para mÍ- o tal vez no fue más que un ca
el colaborador-nunca-tenido-en-cuenta, el pobre pricho; no lo sé; ustedes podrán estimarlo mejór.
Ricardo, ese Ricardo, Ricardo Soler. Pero no los El hecho es que hace un tiempo Ricardo hizo lle
culpo: como la mía, su memoria ha sido estrecha. gar a mi apartamento un paquete con objetos per
Debo aclarar que no transcribo todo. El Dia sonales, incluidos un álbum de fotografías y un
rio persona1/ como la carta, aunque se le desig Diario suyo que prometí leer. En realidad, la nota
ne un destinatario, ante todo pertenece al que lo con que respondí entonces a sus requerimientos
escribe, no a quien v.a dirigido. También quiero .
fue escrita sin la. emoción, sin la atención, que
anotar (antes . de entrar en materia) que guardo sólo ahora ha logrado sobrecogerme. Lo recono,
junto a mí el é1lbum de fotografías de Ricardo So co: ni siquiera la noticia de su muerte, pocas se
ler; quien desee consultarlo puede hacerlo en mi manas después de la entrega, cargó de prioridad
casa·; por ahora lo necesito cerca para mantener aquella urgencia comprensible. Al contrario, el
viva la memoria del élJnigo, porque pese a todo (a hecho postergó las escasas intenciones que pude
la tardía lectura del Diario, el hallazgo de terribles alojar al comienzo. Ha sido necesaria la extraor
revelaciones y a mi ú.ltima visita, los tres hechos dinaria intervención del azar para que atendiera
216 1 1217
\
sus pedid.os. Creo que, de no ser por esa circuns una mirada baja y generalmente una de sus ma
tancia, el paquete ni siquiera habría sido abierto; nos oculta la barbilla. El bigote y los lentes grue
lo más probable es - como estuvo a punto de su sos le dan aspecto de máscara a su rostro. Su
ceder- que hubiera ido a parar al basurero mu cuello corto y sus hombros siempre encogidos re
nicipal como tantos otros chécheres del trasteo. alzan esa extraña ambigüedad. Así que nada me
Como en el poema de Paz, Ricardo "Ya y vie nos eficaz en el ánimo de documer1tar el informe.
ne sin ruido por mis pensamientos". Ahora mis Me parece más importante la descripción del
'.
lllO, al intentar describirlo, las pa labras resbalan, álbum fotográfico. Se trata de tUl libro sorpren
caen sin peso. Es como si mi mente se velara con dente. Está dividido en dos partes. La primera,
borrosas e incoherentes imágenes de su recuer la más extensa, está compuesta por una sucesión
do. De su voz, por ejemplo; tan sólo retengo mur más o menos convencional de fotografías familia
mullos y sonidos aislados que hacen imposible res. Yiejos daguerrotipos de comienzos de siglo,
la fiel recomposición de su registro. En cuanto aJ ajados y amarillentos, intentan desde el principio
olor; hay uno .que sí permanece en mi memoria: certificar un origen honorable: apuestos miUtaresl
el de sus chaquetas de cuero (¿has ol~idado, Án bigotudos y cetrinos; mujer~s elegantesl apretuja
gela, cuánto te fastidiaba el sonido producido por das sobre fondos artificiosos; postales magníficas
sus roces!). ¿Cómo era Ricardo Soler? ¿Cómo, por que delatan secretas intenciones de autor; todo un
otro leido, juzgar su ser, su persona? Resuenan es testimonio de alcurnias enmohecidas. Adelante
tas tres palabras y me apresuro a anotarlas: "me se advierten los primeros indicios de la época que
lancólico", "triste", "solitario'l; ecos que provienen concierne más directamente a Ricardo. El núcleo
de una perspectiva estrecha e injusta: l~ de quien familiar se cierra, se depura. Algunos rasgos co
siempre ha subvalorado a una persona. He inten munes, y sobre todo su presencia constante, reve
tado pensar en Ricardo con estas otras: iFsegluo", lan una lenta evolución: Ricardo en brazos de una
I'alegre", "sociable"; pero siento que escapa por hermosa madrel Ricardo colegial con sus herma
completo ("En verdad no somos I1lás que dimen nos, Ricardo adolescente y solitario, Ricardo mili
siones angostas / pálidos reflejos de nuestto serO). tar alIado de su padre, Ricardo universitario con
Inclusive las fotografías del álbum parecen algunos compai"ieros. Luego, la asombrosa foto
complicadas en el asunto. En la mayoría de ellas, de su matri.m onío (un hecho completamente des
Ricardo exhibe su cara sin decisión. Hay siempre conocido para todos). Su rostro adquiere entonces
218 1 ! 219
Cuentos del T'olima AlbuIll
facciones d efinitivas. Varios retratos de personas fotografías del final del álbum con las notas del
allegadas ocupan abundante espacio: páginas Diario que corresponden. De esta manera ustedes
qu e dan la impresión de una corta pero annonio podrán juzgar con claridad la sustancia de mi ho
sa, casi perfecta felicidad. En seguida hay un par rror; especialmente ahora que, tras la visita, un
de hojas vacías, con scí1ales de maltrato y restos elemento insospechado ha complicado la trans
de pegante y de papel. Es el final de la primera parencia de mis primeras justificaciones.
parte. Por la mala calidad de su composición, por
En la segunda (extensión quince páginas), el hecho de que Ricardo siempre qparece solo,
sólo se encuentran fotografías suyas, es d ecir, porque otros retratos muestran ámbitos inhabili
fotografías donde Ricardo aparece con perso tados y por más detalles de carácter técn,ico, pue
nas que nada tienen que ver con su etapa fami de inferirse que esta extraña serie de fotografías
liar; amigos comunes a nuestro círculo, como si ha sido trabajada con el dispositivo automá.tico
quisiera probar algún corte radical en su vida. del obturador; lo cual, a su vez, implica la sole
Fotografías en blanco y negro pese a u11a tom,a re dad, sentimiento evidente en estas, sus primeras
lativamen~e reciente. Hay una en la que estamos notas del 25 de juni?:
los dos, sentados en la banca de un parque ficti
cio; efecto de estudio que no recuerdo. Es un re Por Ji/! he salido y me he dado
trato grande, que ocupa toda la página. También cuenta de que la soledad
se encuentra la foto que m e envió desde París es más fría y más dura en las calles. He decidido
(debo tener la copia en alguna parte) con esa sor refugiarme definitivamen.te en mi apartamento.
prendente y exagerada nota de afecto: "Para Pep e,
amigo que aunque en el crepúsculo, ha querido Las fotografúls señqladas con 1~ misma fe
aliviar mi vida". cha, muestran la sala de trabajo y las calles ado
Qui zás todo esto no interese demasiado, quinadas del barrio donde vive, tan vacías y
pero creo que les ayudará a refrescar la m emo grises que_causan verdadero espanto (en una de
ria. Ahora ya debe estar formada cierta in"lag en las fotos, la nota inscrita resulta extremadamen
de Ricardo. Pues bien, eso me sirve para entrar, te irónica si se tiene en cuenta que es tá destinada
sin má.s rod eo, al objeto central del irtfonne, a mi precisamente a destacar linos de sus orgullos: los
aporte p ersonal al caso: relacionar las mIsteriosas estantes repletos de su biblioteca. El letrero dice:
220 I 1221
ÁJbum
Cuentos del Tolima
El trabajo de la memoria, ese leerse a uno mis La única fotografía deIS de octubre contras
mo, provoca el derrumbe del tiempo. Pero es ta, por su talnaño, con la dimensión de la hoja
precisamente en el culmen del desastre, tras donde habita solitaria. Es el acercamiento de un
Ja conciencia de la muerte, que surge la mejor pequeño adorno de su e~critorio (una- más de las
lectura del mundo. Lee r el mundo (como leer innumerables miniaturas que pueblan la mesa)
un libro) es ir suprimiéndolo. y que Ricardo ha querido destacar también -así
Leerse a uno mismo, leer al II\undo: destruir )0 creo-_con la ironía: un diminuto burrito de
el mundo, destruirse él uno mismo. madera que lleva colgado al cuello la siguiente
inscripción: "Yo también tengo que entenderlo".
Las fotos de "Finales de juLio" lo captan Si no estoy mal fue el obsequio que alguna vez ·
con una mirada opaca y con la figura fatalmente el grupo de la redacción de la revista hizo a sus
222 1 í 223
~
colaboradores a manera de broma. Tú, Enrique, que mi tarea ha sido vana. Creo también que
podrás confirmarlo. este esfuerzo sobrehumano de nada vaJe si no
Varias fotografías, marcadas con diferentes encarna en la palabra. Necesito ser escuchado.
fechas de octubre y de noviembre, quieren ilus Necesito el amor de mjs semejantes.
trar -seguramente- una de las notas finales del
Diario. En todas ellas aparece un Ricardo ancia Las últimas fotos sólo muestran la desola
no y remoto, apenas reconocible, sentado en el es ción de la sala: el escritorio se confunde en medio
critorio -probablemente redactando las notas de de tanto cachivache arrumado. No hay nada en
su Jibro- o consultando los volúmenes de su bi su sitio. Una inconcebible acumulación de basu
la
bHoteca. El desorden de sala es aterrador, la su ra anega la habitación. La Tapicería magnífica ha
ciedad ha invadido cada uno de los rjncones y el sido arrancada. En una foto d_ramática se ven los
deterioro es inminente. tomos completamente despedazados: la destruc
En el Diario de finales de novipIT,lbre, escribe: ción es total. No hay más autorretratos.
En la última página del Diario se consigna
Anclado en el pasado, ansío las premonicio el origi.nal de la carta que Ricardo Soler hizo lle
nes del futuro. Por mOlnentos las he percibido, gar a mi apartamento con otros objetos persona
como luces o como sorudos; en o~asiones, como les, incluidos un ált:-.u m de fotograJías y un Diario
aromas que transmutan en imágenes. Temo, sjn suyo que prometÍ. leer.
embargo, ser detenido prematuramente. Quie Hay en los diarios una especie de verdad
ro conclwr algo. En estos últimos meses he ex material siempre fresca, intacta, inmune al paso
plorado te~r:itorios des'conocidos, he adqu.irido del tiempo. Es 1<:> que puede leerse en el Diario de
conciencias diferentes, he descubierto secretos Ricardo: su verdad, la,verdad de su conflicto, la
ininteligibles por otra vía. Pero nada converge. evolución y su penoso desenlace. Quizás puedan
Flol'o en un mar inmenso sin alcanzar la orilla. leerse así mis propias anotaciones. Tal vez tú,
No sé si sigo el rumbo correcto. Ni siq~liera sé Ángela, encuentres entre líneas algo que valga la
si hay un rumbo correcto. Siento la asfixia del pena, ¿no crees?
ahogado y el dolor de las mutiJaciones. A veces Estoy seguro que cualquiera de ustedes ha
me agobia el cansancio. Vivo bajo el signo de la bría menospreciado la solicitud de Ricardo, ha
muerte. Pedir más es exigir la divinidad. Creo bría pensado en su postura. Porque así lo hice yo:
224 1
1225
Cue ntos del Tolima
Á1bWll
creí que Ricardo sólo posaba con aquel cuento de Al salir de la casa para visitarlo, al subir las
su Diario: Cuántas veces discutimos la posibili oscuras escaleras que conducen a su departamen
dad de publicar "Diarios literarios" por conside to, aun al momento de tocar la puerta, presen
rarlos el lado humano del escritor. tí sin extrañeza ese "Te esperaba" con que alguien
Cuántas veces exageramos su validez. Y Ri me invitó a seguir. No me sorprendió; como tmn
cardo allí, el siempre callado Ricardo, el inca poco el hecho de reconocer, en los ojos del ado
paz-de-tomar-la-palabra, el ausente, el invisible. lescente que abrió la puerta, la joven Inirada de
¿Cómo imaginar la posibilidad' de un Diario real? Ricardo. La entrevista fue corta, casi diría muda.
¿Tú lo habrías hecho, Ángela? ¿Le habrías dado la Al final, recibí de aquellas manos, vigorosas la
importancia a una carta de Ricardo· Soler? O tú, obra del amigo: su LlDRO EN BLANCO.
Alberto, ¿qu~ habrías resuelto en mi lugar? Pero, si
era inimaginable la escritura de un Diario, ¿cómo
dar crédito él la creación de 1Ul libro? Porque al fi Nota final a la redacción,:
nal, Ricardo terminó, creándolo·o no, s~ libro.
Debo agradecer a Alberto Carrasco la insinua
Mi reciente traslado de apartamento hizo
ción del título. Según él -siempre tan atento a
que tropezara con su paquete aún intacto; el azar esas curiosidades- resulta muy sugerente, dado
quiso que leyera su carta de nuevo y el destino que la etimología de la palabra álbum (dellat. al
me condujo hasta su casa. :
bum, blanco) abre y cierra así el relato. También a
él se debe el epígrafe de Léautaud; escritor fran
,.. * *
cés luenos conocido por sus obras literarias que
poi:" su Diario, donde consigna valiosas luces acer
Se cierra la noche. Marlana, este legajo estará en ca del proceso de la creación.
la oficina de la redacción. Yo mismo 10 llevaré; irá
Finalmente quiero agradecer a Ángela Ca
conmigo el Diario y el libro. Por ahora el álbum de
dena su empeño en recomendar este cuento para
fotografías lo necesito cerca para mantener viva
su publicación en el próximo número de nuestra
la memoria del amigo, porque, pese a todo, ella revista: vencidas ya las resistencias de Fernando
se empeií.a en desecharlo de su potestad. Afue GonzáJez.
ra, los últimos transeúntes intentan apresurar sus
pasos. Quizás Ricardo duerme. >1- * *
2261 1227
Álbum
Cuentos del Tolima
1229
228 1
Cuentos de) Tolima Album
forma permanente, pues se trata de reconstruir invisible para sus colegas periodistas, pero en
una historia a partir de distintos tipos de texto. frentado a una desgarradora crisis existencial de
Inicialmente el narrador nos habla de la forma de la que intenta hacer cómpUce a un amigo, que re
presentación del relato: sulta ser el narrador. Soler le envía una carta, un
Diario, y un álbum. Le cuenta en la mjsiva que
Quise didgir U{1 anónimo, uno de esos plie está escribiendo lUl libro y cuando el narrador
gos que nos llegan con tanta frecuencia a la acude a su departamento, recibe Ellib1'O blanco de
redacción. Después pensé que sería más efi parte de un adolescente que tiene los mismos ras
caz escribir una hist0ria en forma de cuento gos fisicos de Ricardo Soler.
y entregarla al consejo como un recomendado Estos textos le servirán al narrador para in
para su publicación en la revista. Analicé mu tentar comprender el Sentido de la vida de ese
chas otras posibilidades, incluidas la confesión ser desconocido. El procedimiento que utiliza el
pública y la reunión secreta con cada lmo de narrador para reconstruir la historia es el mis
los implicados, pero llegué a la sjguiente de mo propuesto por Lauro Zavala para lograr una
terminación: resulta más conveniebte escribir inte~pretación de los textos metaficcionales. Se
un informe claro y preciso (Rodríguez: 1994). trata de realizar una lectura fractal que p ermita
incorporar ".. . elementos provenientes de lnuy
. Esta explicación es parte central de su pro diversos contextos de interpretación" (1997: 70).
puesta. La estructuración es tan importante como Así pues con la lectura y comentarios que hace
la anécdota. Rodríguez hace cómplice al lector de el narrador de la carta remisoria, el Diario, y el
las decisiones previas que ha tomado, las cuales álbum, el lector IC?gra tener una aproximación a
implican al lenguaje, pues no es fo mismo el uso una comprensión de esa, cOJnpleja existencia que
de la retórica en un cuento, que el lenguaje deno arrastra a un hombre hacia su propia muerte,
tativo del infonne. Lo anterior inlplica un gran corno el sacrificio supremo para poder entregarle
reto y es el de lograr expandir los límites de un a la humanidad un libro que encarne la palabra
tipo de texto informativo, hasta convertirlo' en que lo redima: "Necesito ser escuchado. Necesi
vector de una historia literaria. to el amor de mis semejantes" (Rodríguez, 1994).
Este informe contiene datos parciales acerca Resultan interesante los mecanismos ficcio
de la existencia de Ricardo Soler, lID ser anodino, nales de los que se vale el autor para entregar los
230 1 1231
Cu entos d e) To lim a
Álbum
datos esenciales que configuran la existencia de reflexiones de la selección que hace del material
un hombre atrapado en el lenguaje. Rodriguez narrativo: "Me parece más importante la descrip
no traiciona en ningún momento el pacto que le ción del álbum fotográfico" (Rodríguez) y por
ha sugerido al lector, en el sentido de proponerle eso la mayoría de pc1ginas se dedican a seguirle
presentar 1m informe, pero este informe contie la pista a Ricardo SoJer, a partir de las fotografías
ne una de las formas propias de la metaficción, de su álbum, de las cuales se puede colegir el es
como lo es la "autoconciencia narrativa", enten tado de ánimo del personaje:
dida esta
Rkardo siempre aparece 50]0, porgue otros
[... ] como la capacidad de auto-reflexión so retratos muestran ámbitos inhabí]itados y por
bre el proceso de construcción de ficción (re más detalles de carácter técnico, puede infe
utilización de la realidad) que se realiza al ser rirse que esta extraña serie de fotografías ha
consciente de éste proceso y que el autor del sido trabajada con el dispositivo automático
relato lo deja explícito en el texto. ,Es decir, en del obturador (Rodríguez).
el texto poslTloderno se advierte un entrecru
ce de ese ficcionar el mundo con el control El narrador no esconde sus trucos y los en
consciente de la labor del artista como autor trega sin reservas a los narratarios -co~pañe
de la ficción .. (Torres, ·2006). ros periodistas de la redacción de una revista a
quienes va didgido el informe-, como tam.bién a
La lectura de cada lillO de los textos está en cualquier lector.
marcada en las propias reflexiones del narrador,
no sólo por su contenido, sino por la significación Pues bien, eso me .sirve para entrar, sin más
de su lectu ra en ese empeí10 de reconstruir una rodeos, al obje to central de] informe, a mí
. . vida. Un ejemplo de lo anterior se encuentra al co aporte personal al caso; relacionar las miste
mienzo del cuento; "Debo aclarar que no trascri riosas fotografías del. final de] álbum con las
bo todo. El Diario personal, como la carta, aunque notas del Diario que corresponden. De esta
se le designa un destinatario, ante todo pertenece manera ustedes podrán juzgar con claridad
al que lo escribe, no a quien va dirigido" (Rodrí la sustancia de mi horror (Rodriguez).
guez, 1994). El narrador también da cuenta en: sus
2321 1233
, Cuentos del Tolima Álbum
234 1 ! 235
Cuentos deJ ToJim" Álbum
'.
236 1 ! 237