Sei sulla pagina 1di 14

~

Cuentos del Tolitna

Antología crítica

GANADORES DE CONCURSOS

NACIONALES E INTERNACIONALES

Antologistas
JORGE LADINO GAITAN BAYONA
LEONARDO MONROY ZULUAGA

LlBARDO V ARCAS CELEMÍN

Universidad del Tolima


2011

CLA~ I ( OS 1I:[ (j IONAL[S


Contenido

Presentación 11
© S ello Editorial Alma Mal e r, 2011
Derechos reservados para es ta edición por la Red Alma M<lter

Primera edici ó n en Sello Edih)rü'¡ A lm a Mater, febrero de 20n Introducción 13


Bogotá, D. c., Colombi.l
ISBN: 978-958-8545-34-9

Red Alma l\.Ialcr Memo 29


Luis Enrique A rango Jiménez
Pres id e nte Uva Jammillo Gaitán

Germán Toro Zuluaga

Dir ec tor Ejecuti vo

Entre el melodrama y la denuncia:


"Memo", de Uva }aramillo 33
[ditor: S ello Ed ito ri a l Alma Mater Leonardo Monroy Zuluaga
Glo ria Inés Acevedo ,\rias
Directora Ed iloria l

Imagen de cubi e rla: Edi lbe rlo Ca lde rón, Los genem/es. Acrílico. Pr emio Vera" la
Mod ernid ad, Festi "a llnt~rna ciona l de Arte . Mosc", Z009. Los celos del río 45
Luz Slella
Edición y
producción editorial: Tall er d e Edición Rocea S. A.
Tra n sversa] 6 No. 27-10, ofici na 206 "Los celos del río": tensiones entre
Teléfono/Fax: (57-1) 243 2862 - 243 3591
ta ller@ta ll erd eerl icíon.com
el realismo y el modernis.m o 77
www.lalle rdeed icion .com Libardo Vargas Cele mín
Impres ió n Yac.bados: Colombo Andina de Imp resos S.A.

Es mejor que te vayas 89


Todos 'os derechos reservadas. Es.t a publiCfICiúlI no puede ser reprorl il ridu
("11 sr.4 lodo o en sus parles, lIi reg istra da l' PI o t"rr, srn itida J70 r l.nl sis tema
f
Eutiquio Leal
de rt:cr.tpera c.:.iÓ I'l, t" tl nirlg una forma uj por lJinR"n I1I(~dio, sra mecánico
O fotoquímico, electrónico, magllét.iro, declroóptíco, Jlor fot.ocop ia o
clIlllquier otro, sin el permiso previo por r!scrilo dell~,. i it or, R..cd Alma AJfaJcf.
"Bs mejor que te vayas", de Eutiquio Leal 107
Leonardo Momoy Zuluaga
Impreso y hec ho en Co lombia • l> ri" l~d ~ nd Made in Co lombia
Cuentos del Tolim a

Referencias Álbum 1

CAMUS, Albert. (1985). EL mito de Sísifo. Barcelona:


Alianza editorial. Jaime Alejandro Rodríguez
GARdA MÁRQUEZ, Gabriel. (1983). Todos los cuentos. (1958- )
Bogotá: Seix Barral Oveja Negra.
NABOKOV, V. (1983). Curso de literatu1'a europea. Barce':' Con tal de escribír soy
lona: Bruguera. Capaz de sacrificar el universo.
RAE. (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid:
Diario
P¡\UL LÉAUTAUD
Espasa.
SEJ>ÚLVEDA GRIMALDO, Jesús ¡ Alberto. (1990). Si la
muerte me la dieras tú. !bagué: Fijao.
ZAPATA, Ángel. (2003). Practica del relato. M"drid: Edi­ Informe a los miembros
ciones Talleres de Escritura Creativa Fl,lentetaja. de la revista

Quise dirigir un· anónimo, uno de esos pliegos


que nos 1legan con fanta frecuencia a la redac­
ción, pero no estoy tan loco y, además, esa no es
mi manera de llamar la atención. Después pensé
que sería más eficaz escribir una historia en for­
ma de cuento y entregarla al Consejo como un
recomendado para su publicación en la revista.
Analicé muchas otras posibilidades, incluidas la
confesión pública y la reunión secreta con cada
uno de los implicados, pero ]legué a ]a siguiente
determjnación: resulta más conveniente escribir

Ganador del Concurso Distrital de Cuento José María Verga­


ra y Vergara, Bog otá, 1994.

214 ¡ 1215
Cu en tos d el Toli.tTlil Á lbum

un informe claro y preciso, jugar limpio y hacer centrales de este informe), ella se ernpeña en des­
que todos, sÍ, todos, hacer que tú, Alberto, te de­ echarlo de su potestad.
tengas un segundo, dejes de calificar cuartillas y Ahora será mejor empezar por el principio:
de buscar artículos trascendentes para que escu­ Aún no puedo explicarme por qué Ricardo
ches, como he tenido que hacerlo yo; obligarte a Soler -el tierno Ricardo, así lo recuerdo-, ese
ti, Ángela, a emerger de tu mtmdo cuadricuJado, compañero de tantos años, pequeño y desdeña­
de las páginas venenosas de tus libros, de tus lec­ ble a pesar de su fidelidad, me escogió para sus
turas interminables y fastidiosas para que obser­ designios. Digo que aún no lo sé porque, si bien
ves con atención lo que ahora tengo que decirte; es cierto -a juzgar por los documentos- que
hacer que tú, Fernando, abandones tu inquina, y sentía un especial aprecio hacia mí, yo siempre
tú, Enrique, y tú, y tú y todos, sí, todos conozcan pensé que esa actitud era más bien una suerte de
el destino final de Ricardo Soler. SÍ/ leyeron bien: resignada impotencia que lo llevaba a comportar­
Ricardo Soler... el peqtieí10 Ricardo, el oscuro y se con todo el mundo igual. Quizás existía una
siempre despreciado Ricardo. No lo recuerdan, compleja correspondencia de espíritus -inapre­
¿verdad? Nuestro compañero de hace ~nos años, ciable para mÍ- o tal vez no fue más que un ca­
el colaborador-nunca-tenido-en-cuenta, el pobre pricho; no lo sé; ustedes podrán estimarlo mejór.
Ricardo, ese Ricardo, Ricardo Soler. Pero no los El hecho es que hace un tiempo Ricardo hizo lle­
culpo: como la mía, su memoria ha sido estrecha. gar a mi apartamento un paquete con objetos per­
Debo aclarar que no transcribo todo. El Dia­ sonales, incluidos un álbum de fotografías y un
rio persona1/ como la carta, aunque se le desig­ Diario suyo que prometí leer. En realidad, la nota
ne un destinatario, ante todo pertenece al que lo con que respondí entonces a sus requerimientos
escribe, no a quien v.a dirigido. También quiero .
fue escrita sin la. emoción, sin la atención, que
anotar (antes . de entrar en materia) que guardo sólo ahora ha logrado sobrecogerme. Lo recono,­
junto a mí el é1lbum de fotografías de Ricardo So­ co: ni siquiera la noticia de su muerte, pocas se­
ler; quien desee consultarlo puede hacerlo en mi manas después de la entrega, cargó de prioridad
casa·; por ahora lo necesito cerca para mantener aquella urgencia comprensible. Al contrario, el
viva la memoria del élJnigo, porque pese a todo (a hecho postergó las escasas intenciones que pude
la tardía lectura del Diario, el hallazgo de terribles alojar al comienzo. Ha sido necesaria la extraor­
revelaciones y a mi ú.ltima visita, los tres hechos dinaria intervención del azar para que atendiera

216 1 1217
\

Cuentos del Toliula Álbum

sus pedid.os. Creo que, de no ser por esa circuns­ una mirada baja y generalmente una de sus ma­
tancia, el paquete ni siquiera habría sido abierto; nos oculta la barbilla. El bigote y los lentes grue­
lo más probable es - como estuvo a punto de su­ sos le dan aspecto de máscara a su rostro. Su
ceder- que hubiera ido a parar al basurero mu­ cuello corto y sus hombros siempre encogidos re­
nicipal como tantos otros chécheres del trasteo. alzan esa extraña ambigüedad. Así que nada me­
Como en el poema de Paz, Ricardo "Ya y vie­ nos eficaz en el ánimo de documer1tar el informe.
ne sin ruido por mis pensamientos". Ahora mis­ Me parece más importante la descripción del
'.
lllO, al intentar describirlo, las pa labras resbalan, álbum fotográfico. Se trata de tUl libro sorpren­
caen sin peso. Es como si mi mente se velara con dente. Está dividido en dos partes. La primera,
borrosas e incoherentes imágenes de su recuer­ la más extensa, está compuesta por una sucesión
do. De su voz, por ejemplo; tan sólo retengo mur­ más o menos convencional de fotografías familia­
mullos y sonidos aislados que hacen imposible res. Yiejos daguerrotipos de comienzos de siglo,
la fiel recomposición de su registro. En cuanto aJ ajados y amarillentos, intentan desde el principio
olor; hay uno .que sí permanece en mi memoria: certificar un origen honorable: apuestos miUtaresl
el de sus chaquetas de cuero (¿has ol~idado, Án­ bigotudos y cetrinos; mujer~s elegantesl apretuja­
gela, cuánto te fastidiaba el sonido producido por das sobre fondos artificiosos; postales magníficas
sus roces!). ¿Cómo era Ricardo Soler? ¿Cómo, por que delatan secretas intenciones de autor; todo un
otro leido, juzgar su ser, su persona? Resuenan es­ testimonio de alcurnias enmohecidas. Adelante
tas tres palabras y me apresuro a anotarlas: "me­ se advierten los primeros indicios de la época que
lancólico", "triste", "solitario'l; ecos que provienen concierne más directamente a Ricardo. El núcleo
de una perspectiva estrecha e injusta: l~ de quien familiar se cierra, se depura. Algunos rasgos co­
siempre ha subvalorado a una persona. He inten­ munes, y sobre todo su presencia constante, reve­
tado pensar en Ricardo con estas otras: iFsegluo", lan una lenta evolución: Ricardo en brazos de una
I'alegre", "sociable"; pero siento que escapa por hermosa madrel Ricardo colegial con sus herma­
completo ("En verdad no somos I1lás que dimen­ nos, Ricardo adolescente y solitario, Ricardo mili­
siones angostas / pálidos reflejos de nuestto serO). tar alIado de su padre, Ricardo universitario con
Inclusive las fotografías del álbum parecen algunos compai"ieros. Luego, la asombrosa foto
complicadas en el asunto. En la mayoría de ellas, de su matri.m onío (un hecho completamente des­
Ricardo exhibe su cara sin decisión. Hay siempre conocido para todos). Su rostro adquiere entonces

218 1 ! 219
Cuentos del T'olima AlbuIll

facciones d efinitivas. Varios retratos de personas fotografías del final del álbum con las notas del
allegadas ocupan abundante espacio: páginas Diario que corresponden. De esta manera ustedes
qu e dan la impresión de una corta pero annonio­ podrán juzgar con claridad la sustancia de mi ho­
sa, casi perfecta felicidad. En seguida hay un par rror; especialmente ahora que, tras la visita, un
de hojas vacías, con scí1ales de maltrato y restos elemento insospechado ha complicado la trans­
de pegante y de papel. Es el final de la primera parencia de mis primeras justificaciones.
parte. Por la mala calidad de su composición, por
En la segunda (extensión quince páginas), el hecho de que Ricardo siempre qparece solo,
sólo se encuentran fotografías suyas, es d ecir, porque otros retratos muestran ámbitos inhabili­
fotografías donde Ricardo aparece con perso­ tados y por más detalles de carácter técn,ico, pue­
nas que nada tienen que ver con su etapa fami­ de inferirse que esta extraña serie de fotografías
liar; amigos comunes a nuestro círculo, como si ha sido trabajada con el dispositivo automá.tico
quisiera probar algún corte radical en su vida. del obturador; lo cual, a su vez, implica la sole­
Fotografías en blanco y negro pese a u11a tom,a re­ dad, sentimiento evidente en estas, sus primeras
lativamen~e reciente. Hay una en la que estamos notas del 25 de juni?:
los dos, sentados en la banca de un parque ficti­
cio; efecto de estudio que no recuerdo. Es un re­ Por Ji/! he salido y me he dado
trato grande, que ocupa toda la página. También cuenta de que la soledad
se encuentra la foto que m e envió desde París es más fría y más dura en las calles. He decidido
(debo tener la copia en alguna parte) con esa sor­ refugiarme definitivamen.te en mi apartamento.
prendente y exagerada nota de afecto: "Para Pep e,
amigo que aunque en el crepúsculo, ha querido Las fotografúls señqladas con 1~ misma fe­
aliviar mi vida". cha, muestran la sala de trabajo y las calles ado­
Qui zás todo esto no interese demasiado, quinadas del barrio donde vive, tan vacías y
pero creo que les ayudará a refrescar la m emo­ grises que_causan verdadero espanto (en una de
ria. Ahora ya debe estar formada cierta in"lag en las fotos, la nota inscrita resulta extremadamen­
de Ricardo. Pues bien, eso me sirve para entrar, te irónica si se tiene en cuenta que es tá destinada
sin má.s rod eo, al objeto central del irtfonne, a mi precisamente a destacar linos de sus orgullos: los
aporte p ersonal al caso: relacionar las mIsteriosas estantes repletos de su biblioteca. El letrero dice:

220 I 1221
ÁJbum
Cuentos del Tolima

Quel magnifique tapisseríe. desaliñada. El bigote está más espeso y descui­


dado. El pelo ha retrocedido y se notan las pri­
Las fotos del 30 de junio, en cambio, lo meras manchas blancas sobre sus sienes. Aunque
muestran sonriente, en diferentes posturas junto de pie, frente a la ventana, algunas muestran su
al escritorio. En el1as, sin embargo, apenas que­ cuerpo ya doblado: ¡está hecho un anciano!
da huella de juventud o de belleza en su rostro, y Dos meses de silencio para recomen zar el S
la mirada de sus ojos luce distorsionada. El Dia­ de octubre:
rio reza:
La soledad me sorbe y la tristeza me golpea
Atarearse siempre, siempre trabajar, hacer del · con su aire más helado. Presiento que hay un
trabajo una droga, una compulsión. El pensa­ vórtice en alguna esquina del cuarto; un rt;­
miento es un narcótico, el yo es un proyecto, moljno que chupa y me atrapa. Embates de
la manera más digné) de adquirir libros es es­ desidia han impedido que prospere con el
cribirlos ... por lo tanto, yo he comenzado uno. ritmo esperado en mí creación. Ha sido ne­
cesaria una ~bsoluta y radical actitud: sólo la
Un mes despu és, bajo el título "Finales de ju­ inmersión total podrá salvarme. Hago lo que
lio", anota en el Diario: humanamente puedo.

El trabajo de la memoria, ese leerse a uno mis­ La única fotografía deIS de octubre contras­
mo, provoca el derrumbe del tiempo. Pero es ta, por su talnaño, con la dimensión de la hoja
precisamente en el culmen del desastre, tras donde habita solitaria. Es el acercamiento de un
Ja conciencia de la muerte, que surge la mejor pequeño adorno de su e~critorio (una- más de las
lectura del mundo. Lee r el mundo (como leer innumerables miniaturas que pueblan la mesa)
un libro) es ir suprimiéndolo. y que Ricardo ha querido destacar también -así
Leerse a uno mismo, leer al II\undo: destruir )0 creo-_con la ironía: un diminuto burrito de
el mundo, destruirse él uno mismo. madera que lleva colgado al cuello la siguiente
inscripción: "Yo también tengo que entenderlo".
Las fotos de "Finales de juLio" lo captan Si no estoy mal fue el obsequio que alguna vez ·
con una mirada opaca y con la figura fatalmente el grupo de la redacción de la revista hizo a sus

222 1 í 223
~

Cuentos del Tolima


Album

colaboradores a manera de broma. Tú, Enrique, que mi tarea ha sido vana. Creo también que
podrás confirmarlo. este esfuerzo sobrehumano de nada vaJe si no
Varias fotografías, marcadas con diferentes encarna en la palabra. Necesito ser escuchado.
fechas de octubre y de noviembre, quieren ilus­ Necesito el amor de mjs semejantes.
trar -seguramente- una de las notas finales del
Diario. En todas ellas aparece un Ricardo ancia­ Las últimas fotos sólo muestran la desola­
no y remoto, apenas reconocible, sentado en el es­ ción de la sala: el escritorio se confunde en medio
critorio -probablemente redactando las notas de de tanto cachivache arrumado. No hay nada en
su Jibro- o consultando los volúmenes de su bi­ su sitio. Una inconcebible acumulación de basu­
la
bHoteca. El desorden de sala es aterrador, la su­ ra anega la habitación. La Tapicería magnífica ha
ciedad ha invadido cada uno de los rjncones y el sido arrancada. En una foto d_ramática se ven los
deterioro es inminente. tomos completamente despedazados: la destruc­
En el Diario de finales de novipIT,lbre, escribe: ción es total. No hay más autorretratos.
En la última página del Diario se consigna
Anclado en el pasado, ansío las premonicio­ el origi.nal de la carta que Ricardo Soler hizo lle­
nes del futuro. Por mOlnentos las he percibido, gar a mi apartamento con otros objetos persona­
como luces o como sorudos; en o~asiones, como les, incluidos un ált:-.u m de fotograJías y un Diario
aromas que transmutan en imágenes. Temo, sjn suyo que prometÍ. leer.
embargo, ser detenido prematuramente. Quie­ Hay en los diarios una especie de verdad
ro conclwr algo. En estos últimos meses he ex­ material siempre fresca, intacta, inmune al paso
plorado te~r:itorios des'conocidos, he adqu.irido del tiempo. Es 1<:> que puede leerse en el Diario de
conciencias diferentes, he descubierto secretos Ricardo: su verdad, la,verdad de su conflicto, la
ininteligibles por otra vía. Pero nada converge. evolución y su penoso desenlace. Quizás puedan
Flol'o en un mar inmenso sin alcanzar la orilla. leerse así mis propias anotaciones. Tal vez tú,
No sé si sigo el rumbo correcto. Ni siq~liera sé Ángela, encuentres entre líneas algo que valga la
si hay un rumbo correcto. Siento la asfixia del pena, ¿no crees?
ahogado y el dolor de las mutiJaciones. A veces Estoy seguro que cualquiera de ustedes ha­
me agobia el cansancio. Vivo bajo el signo de la bría menospreciado la solicitud de Ricardo, ha­
muerte. Pedir más es exigir la divinidad. Creo bría pensado en su postura. Porque así lo hice yo:

224 1
1225
Cue ntos del Tolima
Á1bWll

creí que Ricardo sólo posaba con aquel cuento de Al salir de la casa para visitarlo, al subir las
su Diario: Cuántas veces discutimos la posibili­ oscuras escaleras que conducen a su departamen­
dad de publicar "Diarios literarios" por conside­ to, aun al momento de tocar la puerta, presen­
rarlos el lado humano del escritor. tí sin extrañeza ese "Te esperaba" con que alguien
Cuántas veces exageramos su validez. Y Ri­ me invitó a seguir. No me sorprendió; como tmn­
cardo allí, el siempre callado Ricardo, el inca­ poco el hecho de reconocer, en los ojos del ado­
paz-de-tomar-la-palabra, el ausente, el invisible. lescente que abrió la puerta, la joven Inirada de
¿Cómo imaginar la posibilidad' de un Diario real? Ricardo. La entrevista fue corta, casi diría muda.
¿Tú lo habrías hecho, Ángela? ¿Le habrías dado la Al final, recibí de aquellas manos, vigorosas la
importancia a una carta de Ricardo· Soler? O tú, obra del amigo: su LlDRO EN BLANCO.
Alberto, ¿qu~ habrías resuelto en mi lugar? Pero, si
era inimaginable la escritura de un Diario, ¿cómo
dar crédito él la creación de 1Ul libro? Porque al fi­ Nota final a la redacción,:
nal, Ricardo terminó, creándolo·o no, s~ libro.
Debo agradecer a Alberto Carrasco la insinua­
Mi reciente traslado de apartamento hizo
ción del título. Según él -siempre tan atento a
que tropezara con su paquete aún intacto; el azar esas curiosidades- resulta muy sugerente, dado
quiso que leyera su carta de nuevo y el destino que la etimología de la palabra álbum (dellat. al­
me condujo hasta su casa. :
bum, blanco) abre y cierra así el relato. También a
él se debe el epígrafe de Léautaud; escritor fran­
,.. * *
cés luenos conocido por sus obras literarias que
poi:" su Diario, donde consigna valiosas luces acer­
Se cierra la noche. Marlana, este legajo estará en ca del proceso de la creación.
la oficina de la redacción. Yo mismo 10 llevaré; irá
Finalmente quiero agradecer a Ángela Ca­
conmigo el Diario y el libro. Por ahora el álbum de
dena su empeño en recomendar este cuento para
fotografías lo necesito cerca para mantener viva
su publicación en el próximo número de nuestra
la memoria del amigo, porque, pese a todo, ella revista: vencidas ya las resistencias de Fernando
se empeií.a en desecharlo de su potestad. Afue­ GonzáJez.
ra, los últimos transeúntes intentan apresurar sus
pasos. Quizás Ricardo duerme. >1- * *

2261 1227
Álbum
Cuentos del Tolima

Las páginas de un "Álbum" experimental.


de la literatura. Algunos de sus textos son los si­
Jaime Alejandro Rodríguez,
guientes: "El relato digital. Hacia un nuevo arte
1bagué (1958- )
narrativo" (2006). "Trece Illotivos para hablar de
cibercultura" (2004). "Para el disfrute y estudio
Ingeniero quimico que desertó hacia la Jiteratu­ de las narraciones". "Narratología" (2004). "Pos­
. ra y se ha convertido en un experto en critica lite­ modernidad, literatura y otras yerbas" (2000) .
raria y creación digital. Adelantó su maestría en ."Hipertexto y literatura. Una batalla por el signo
la Universidad }averiana y el doctorado en Filo­ en tiempos posmodernos", CEJA¡ (2000). "Autocon­
logi.a lo obtuvo de la Universidad a Distancia en ciencia y Posmodernidad". "Metaficción en la no­
Madrid, España. Dirige Narratopeclía¡ lU1a página vela colombiana" (1995).
virtual de la Universidad Javeriana y ha obtenido "Álbum" resulta ser una muestra de la na­
varios premios en 'este campo. Fue ganador del rrativa experimental de finales del siglo xx. Su
Primer Premjo de Literatura UCM y ~icrosoft en propuesta se inscribe en el concepto de metafic­
España en el año 2007, con su novela q;olpe de gra­ ción, de Waugh¡ citado por Patricia Cifre Wibrow
cia, lo mismo que una beca de creaóón del Mi­ (2005) .c omo un término que se refiere "... a un
nisterio de Cultura con su novela hipermedial tipo de escritura ficcional que sistemáticam.e nte
llama la atención sob.re su propio estatus en tanto
Ga17riela infinita.
Ha incursionado también en el género del que artefacto a ffn de plantear cuestiones acer,ca
cuento donde ha obtenido varios premios. "Ál­ de la relación entre ficción y realidad". Lo ante­
bum" corresponde a un conjunto de cuentos pre­ rior presupone un lector competente que parti­
sentados al Concurso Distrital de Cuento José cipe en la constn~cción del artefacto e incorpore
María Vergara y V~rgara en Bogotá en 1994, don­ los contenidos tácitos o que subyacen en el texto.
de resultó ganador de dicho certalnen; fue publi­ Lauro Zavala va más allá en su apreciación de la
cado en el mismo año y posteriormente recogido escritura metaficcional y afirma que lo que 'está.
en juego en ella ".... son las posibilidades y los li­
en ellíbro Ficción y olvido (2007).
Actualmente es profesor de la Universidad mites de las estrategias de representación de la
Javeriana, y alterna su trabajo creativo con el de­ realidad por medio de la convención del lengua­
sarrollo teórico de propuestas que buscan esclare­ je cotidiano y los géneros literarios" (1997). En el
cer caminos en torno a las nuevas manifestaciones caso del cuento "Álbum", el autor lo explicita en

1229
228 1
Cuentos de) Tolima Album

forma permanente, pues se trata de reconstruir invisible para sus colegas periodistas, pero en­
una historia a partir de distintos tipos de texto. frentado a una desgarradora crisis existencial de
Inicialmente el narrador nos habla de la forma de la que intenta hacer cómpUce a un amigo, que re­
presentación del relato: sulta ser el narrador. Soler le envía una carta, un
Diario, y un álbum. Le cuenta en la mjsiva que
Quise didgir U{1 anónimo, uno de esos plie­ está escribiendo lUl libro y cuando el narrador
gos que nos llegan con tanta frecuencia a la acude a su departamento, recibe Ellib1'O blanco de
redacción. Después pensé que sería más efi­ parte de un adolescente que tiene los mismos ras­
caz escribir una hist0ria en forma de cuento gos fisicos de Ricardo Soler.
y entregarla al consejo como un recomendado Estos textos le servirán al narrador para in­
para su publicación en la revista. Analicé mu­ tentar comprender el Sentido de la vida de ese
chas otras posibilidades, incluidas la confesión ser desconocido. El procedimiento que utiliza el
pública y la reunión secreta con cada lmo de narrador para reconstruir la historia es el mis­
los implicados, pero llegué a la sjguiente de­ mo propuesto por Lauro Zavala para lograr una
terminación: resulta más conveniebte escribir inte~pretación de los textos metaficcionales. Se
un informe claro y preciso (Rodríguez: 1994). trata de realizar una lectura fractal que p ermita
incorporar ".. . elementos provenientes de lnuy
. Esta explicación es parte central de su pro­ diversos contextos de interpretación" (1997: 70).
puesta. La estructuración es tan importante como Así pues con la lectura y comentarios que hace
la anécdota. Rodríguez hace cómplice al lector de el narrador de la carta remisoria, el Diario, y el
las decisiones previas que ha tomado, las cuales álbum, el lector IC?gra tener una aproximación a
implican al lenguaje, pues no es fo mismo el uso una comprensión de esa, cOJnpleja existencia que
de la retórica en un cuento, que el lenguaje deno­ arrastra a un hombre hacia su propia muerte,
tativo del infonne. Lo anterior inlplica un gran corno el sacrificio supremo para poder entregarle
reto y es el de lograr expandir los límites de un a la humanidad un libro que encarne la palabra
tipo de texto informativo, hasta convertirlo' en que lo redima: "Necesito ser escuchado. Necesi­
vector de una historia literaria. to el amor de mis semejantes" (Rodríguez, 1994).
Este informe contiene datos parciales acerca Resultan interesante los mecanismos ficcio­
de la existencia de Ricardo Soler, lID ser anodino, nales de los que se vale el autor para entregar los

230 1 1231
Cu entos d e) To lim a
Álbum

datos esenciales que configuran la existencia de reflexiones de la selección que hace del material
un hombre atrapado en el lenguaje. Rodriguez narrativo: "Me parece más importante la descrip­
no traiciona en ningún momento el pacto que le ción del álbum fotográfico" (Rodríguez) y por
ha sugerido al lector, en el sentido de proponerle eso la mayoría de pc1ginas se dedican a seguirle
presentar 1m informe, pero este informe contie­ la pista a Ricardo SoJer, a partir de las fotografías
ne una de las formas propias de la metaficción, de su álbum, de las cuales se puede colegir el es­
como lo es la "autoconciencia narrativa", enten­ tado de ánimo del personaje:
dida esta
Rkardo siempre aparece 50]0, porgue otros
[... ] como la capacidad de auto-reflexión so­ retratos muestran ámbitos inhabí]itados y por
bre el proceso de construcción de ficción (re­ más detalles de carácter técnico, puede infe­
utilización de la realidad) que se realiza al ser rirse que esta extraña serie de fotografías ha
consciente de éste proceso y que el autor del sido trabajada con el dispositivo automático
relato lo deja explícito en el texto. ,Es decir, en del obturador (Rodríguez).
el texto poslTloderno se advierte un entrecru­
ce de ese ficcionar el mundo con el control El narrador no esconde sus trucos y los en­
consciente de la labor del artista como autor trega sin reservas a los narratarios -co~pañe­
de la ficción .. (Torres, ·2006). ros periodistas de la redacción de una revista a
quienes va didgido el informe-, como tam.bién a
La lectura de cada lillO de los textos está en­ cualquier lector.
marcada en las propias reflexiones del narrador,
no sólo por su contenido, sino por la significación Pues bien, eso me .sirve para entrar, sin más
de su lectu ra en ese empeí10 de reconstruir una rodeos, al obje to central de] informe, a mí
. . vida. Un ejemplo de lo anterior se encuentra al co­ aporte personal al caso; relacionar las miste­
mienzo del cuento; "Debo aclarar que no trascri­ riosas fotografías del. final de] álbum con las
bo todo. El Diario personal, como la carta, aunque notas del Diario que corresponden. De esta
se le designa un destinatario, ante todo pertenece manera ustedes podrán juzgar con claridad
al que lo escribe, no a quien va dirigido" (Rodrí­ la sustancia de mi horror (Rodriguez).
guez, 1994). El narrador también da cuenta en: sus

2321 1233
, Cuentos del Tolima Álbum

Con la explicación de los procedimientos cabalidad SU empeño. Mostrar desde diferentes


empleados, el narrador discurre por los hechos fragmentos (de textos) la existencia atormentada
de la historia y efectivamente crea una tensión de un hombre que flota en el mar inmenso de la
que crece con la descripción de cada fotografía y duda, sin hallar orilla.
con las citas que hace del Diario. La soledad y los El informe concluye y el lector infiere que
sentimientos de orfandad que se visualizan en Ricardo Soler ha muerto hace unos meses y que
una toto del 25 de noviembre, se corroboran con es su hijo el que le entrega un ejemplar del Libro
las palabras de Soler: "Por fin he salido y me he en blanco, y aquí se abren distintas perspectivas
dado cuenta de que la soledad es más rica y más de interpretación, sustentadas en ese titulo po­
dura en las calles. He decidido refugiarme defini­ Jisémico que puede llevar a considerar, desde la
tivamente en mi apartamento" (Rodriguez, 2007). posibilidad que no existe W1 discurso en é], hasta
La degradación física del personaje (foto­ la metafórica interpretación de una vida en pro­
grafías) se muestra en paralelo con su confusión cura de encontrarle explicación a su existencia.
mental (Diario). "Ricardo anciano y remoto ape­ La nota final de agradecimiento, a los cole­
nas reconocible, sentad~ en el escritorio -pro­ gas que intervinieron con sus sugerencias en la
bablemente redactando las notas de su libroo culminación del texto, cierra el artefacto metafic­
(Rodríguez, 2007), mientras en su Diario se con­ cional y a la vez abre las especulaciones sobre si
signa su estado de ánimo "Siento la asfixia del realmente se ha leído un cuento o un informe.
ahogado y el dolor de las mutilaciones. A veces Con este texto se puede decir que se abren
me agobia el cansancio. Vivo bajo el signo de la gra_ndes perspectivas en la narrativa del Tolima.
muerte" (Rodríguez, 2007). La interpretación si­ Si se afirma con suficientes argumentos que fue­
multánea, gracias a la escritura fractal, que hace ron Roberto Ruiz y Eutíqrúo Leal, quienes en la dé­
el narrador le permiten a este sacar sus conclusio­ cada del sesenta, incorporaron los mecanismos
nes sobre el resultado final: "Es lo que puede leer­ de la modernidad narrativa en la región, de igual
se en el Diario de Ricardo: su verdad, la verdad manera se puede concluir que es Jaime Alejandro
de su conflicto, la evolución y su penoso desen­ Rodríguez quien traza el camino de la Posmoder­
lace. Quizá puedan leerse en nlÍs propias ano­ nidad narrativa en el Departalnento, no sólo con
taciones": El <:tutor, a partir de la autoconciencia sus novelas hipermediales, las cuales son_ pre­
narrativa, aswne que el narrador ha cumplido a cursoras a nivel latinoamericano del género, sino

234 1 ! 235
Cuentos deJ ToJim" Álbum

también con sus cuentos donde está presente el Referencias


afán experimental que direcciona su trabajo ha­
cia la lnetaficcionalidad y demás prácticas escri­ CIPRE W1BROW, P. (C~fre Wibrow, 2005). "Metaficción
y Posmodernidad: interrelación entre dos con­
turales contemporáneas.
ceptos problen'1áticos". En: Revista Anthropos, Ime­
llas del conocimien to, No. 208 (2005). Barcel.ona, pp.
LIBARDO VAJ{GAS CELEMÍN 50-58.
RODRÍGUEZ, Jaime Alejandro (2007). "Álbum". Archi­
vo digHal enviado por el autor al profesor Libar­
do Vargas.
TORRES, Luis Carlos. (2006). "La Posmodernidlld o el
peligroso espacio de percolación de lo banal". En:
Espéculo. Revísta de Estudios Literarios. Universidad
-;=omplutense de Madrid. El URL de este documen­
to es http://www.ucm.es/info/especulo/nume­
r029/ d torres.h tml
~',AVALA, Lauro (2007). "De la teoría literaria a la mi­
nilicción Posmodema". En: Ciencias Sociais Unísí­
nos, pp. 86-96.
_ _ __ ___ (1997). "La metaficción en el cuen­
tohispanoamericano: algunas consideraciones
para su estudio". En: Educación y Comunicación,
pp. 61-70.

'.

236 1 ! 237

Potrebbero piacerti anche