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ESPIRITUALIDAD DE COMUNION

1. QUE ES LA ESPIRITUALIDAD DE COMUNION

El Papa Juan Pablo II en su Carta Novo Milennio Ineunte: “Al inicio del
nuevo milenio nos insiste: “Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la
comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio
que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder
también a las profundas esperanzas del mundo.

¿Qué significa todo esto en concreto? También aquí la reflexión podría


hacerse enseguida operativa, pero sería equivocado dejarse llevar por este
primer impulso. Antes de programar iniciativas concretas, hace falta
promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como
principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el
cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas
y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las
comunidades. Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada
del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en
nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los
hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa,
además, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del
Cuerpo místico y, por tanto, como « uno que me pertenece », para saber
compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a
sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.
Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que
hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios:
un « don para mí », además de ser un don para el hermano que lo ha
recibido directamente. En fin, espiritualidad de la comunión es saber « dar
espacio » al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga
6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y
engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias.
No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los
instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma,
máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento
(NMI 43).

2. COMUNIÓN EN EL ESPÍRITU

La palabra “comunión” ”Koinonía” es bien usada por San Pablo: “Que la gracia de
nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión en el Espíritu Santo”.
Hechos 2:42 dice: perseveraban en koinonía, en las oraciones en la Fracción del pan,
y continuaban con la doctrina.
Más que la estructura organizativa de la comunidad, es la actitud y la realidad de
comunión, participación, solidaridad, amor y servicio mutuo, de contar unos con otros, servirse
unos a otros. Visualizando el simil del cuerpo, Cristo es la cabeza, el Espíritu Santo es el alma. El
Espíritu Santo es el que produce la comunión de las personas entre sí y con su cuerpo local.
A diferencia de cuerpo y de pueblo, la expresión de comunión, obra del Espíritu
Santo, es típica del oriente cristiano, griegos, rusos católicos y ortodoxos.
El Espíritu Santo es principio de libertad y amor, subrayando no tanto lo institucional
ni la autoridad, sino la espontánea y libre comunión de los miembros, no obligada, no
estructurada, no institucionalizada.
La dimensión de comunión nos sugiere una mayor presencia y acción del Espíritu
Santo como el que convoca. Convoca, viene del griego, έk-kaλέω. kaλέω es llamar, es convocar.
El Espíritu Santo convoca a la Iglesia, la congrega y promueve su crecimiento y su unidad.
Cuatro pasos: convoca, congrega, mantiene unida, hace que crezca a la talla adulta en
Cristo Jesús, pero con la ayuda de una misma unidad vital, como un árbol. Él el tronco y nosotros
las ramas; permanezcan en Mí, como Yo en ustedes, comunión misteriosa que vincula en una
perfecta unidad al Señor: y a sus discípulos. (Juan 15)
“La comunión de los cristianos con Cristo, y de los cristianos entre sí, tiene como
modelo, fuente de esa comunión, y finalidad, la comunión intra-trinitaria del Hijo en el Don del
Espíritu Santo, unidos al Hijo en el vínculo de amor del Espíritu los cristianos se unen al Padre”,
dice Christifideles 18
Primero es la comunión con Dios en Cristo de forma directa, y de ahí brota la
comunión entre los cristianos. Juan 17, 21 “Que todos sean uno como Tu y Yo Padre somos uno
para que el mundo crea”.
Ya lo decía San Cipriano “La Iglesia es Pueblo de Dios reunido en virtud de la
unidad del Padre, del Hijo en el Espíritu Santo”. Y el lenguaje del saludo de la misa “Que la
Gracia del Señor Jesucristo, el amor del Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con ustedes”.
Tomado de 2Corintios 13:13.
Diseñada la figura de los fieles laicos expresando la dignidad de su ser, es necesario
ahora reflexionar sobre su misión y su responsabilidad en la Iglesia y en el mundo, en el contexto
vivo de la Iglesia-Comunión.
El concilio y la Eclesiología de comunión “Tal es efectivamente la idea central que
la Iglesia puso en luz en el Concilio Vaticano II. La eclesiología de comunión es la idea central y
fundamental del Concilio. La koinonía-comunión fundada en la Palabra de Dios, puesta en honor
en la Iglesia primitiva y en las Iglesias orientales.
La iglesia concebida como Comunión con Dios por mediación de Cristo en el
Espíritu, se obtiene por la Palabra y los Sacramentos, el Bautismo en la puerta y el fundamento de
la comunión, la Eucaristía es la fuente y la cumbre, la comunión con el Cuerpo eucarístico
significa y produce, edifica la intercomunión de todos los fieles en el Cuerpo de Cristo que es la
Iglesia.
Iglesia es comunión de los santos, y esta significa doble participación vital,
incorporación del mismo amor en toda la comunidad de fieles en este mundo y en el otro, unión a
Cristo y en Cristo y unión entre los cristianos en la Iglesia.
Imágenes bíblicas ponen en luz la realidad de la Iglesia comunión, comunión de los cristianos
con Cristo y la comunión de los cristianos entre ellos: rebaño, vid, edificio espiritual, ciudad
santa, cuerpo, pueblo de Dios, La Iglesia sacramento signo e instrumento de la unión íntima con
Dios y de la unidad de todo el género humano.
La realidad iglesia comunión representa el contenido central de la iglesia, pero comunión no
solo en un sentido sociológico o psicológico, la Iglesia Comunión es el pueblo nuevo, el pueblo
mesiánico, el pueblo que tiene como jefe a Cristo, la condición de ese pueblo es la dignidad y la
libertad de hijos de Dios, su ley es el mandamiento nuevo del amor, su destino es el reino de Dios,
y ese pueblo es constituido por Cristo en una comunión de vida, de amor y de verdad, los vínculos
que unen a los miembros del nuevo pueblo entre ellos no son los de la carne, ni de la sangre sino
los del Espíritu.
El Espíritu Santo vínculo de la Trinidad una en indivisa unen indisolublemente la carne
humana de Jesús y este mismo Espíritu es la fuente ininterrumpida e inagotable de la comunión en
la Iglesia y de la Iglesia”. CL 19
“Presencia simultánea de diversidad y de complementariedad, uno y múltiples, igual y diferente,
pero complementario; diversidad y complementariedad de vocaciones, de condiciones de vida, de
misterios, de carismas, de responsabilidades; gracias a estas diversidades y complementariedad
cada uno de los fieles se encuentra en relación con el cuerpo entero y en el cuerpo aporta su
propia contribución; por lo tanto comunión orgánica del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
Es siempre el mismo y único Espíritu el principio dinámico de la variedad y de la unidad en la
Iglesia y de la Iglesia, la Iglesia vivifica al cuerpo entero, la unifica, lo mueve, es como el alma,
de ahí la organicidad del cuerpo y el crecimiento incesante hacia la comunión perfecta, la unidad
en la comunión y en el servicio, los dones jerárquicos y carismáticos, la comunión eclesial es un
don un gran don del Espíritu Santo.
El fiel laico vive el compartir continuamente con los demás en una fraternidad, el Espíritu del
Señor le da a él como a los otros carismas múltiples y los llama a diversos ministerios y diversos
cargos; no es un suplemento de dignidad sino una habilitación especial y complementaria al
servicio, así los carismas, ministerios, cargos y servicios del laico existen en la comunión” CL 20

3. IGLESIA, COMUNIÓN MISIONERA

Este titulo, comunión misionera es una definición maravillosa y exacta de las dos
dimensiones básicas de la Iglesia: comunión y misión, en relación con lo cual debemos concluir:
Parroquia, comunidad evangelizadora.
En Christisfideles Laici encontramos en los tres primeros Capítulos del Documento, las tres
características de la Iglesia, las tres dimensiones que debe vivir y cumplir: Iglesia-Misterio,
Iglesia-Comunión, Iglesia-Misión.
El capítulo primero, Iglesia-Misterio, señala con eso que es iniciativa de Dios establecer la
Iglesia, y que sólo a la luz de la fe y de la Palabra se tiene la completa y profunda inteligibilidad de
la Iglesia. Ahí se habla de la dimensión de santidad de la Iglesia. Lo cual nos da los tres elementos
esenciales:
SANTIDAD + COMUNIÓN + MISIÓN
En el tercer capítulo sobra la Iglesia en misión, el número 32 dice: “La comunión engendra
comunión, y se presenta esencialmente como COMUNIÓN MISIONERA”
“La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se
implican mutuamente, al punto que la comunión representa la fuente y a la vez el fruto de la
misión: la comunión es misionera, y la misión es para la comunión”.
“El mismo e idéntico Espíritu que llama y une a la Iglesia y que la envía a predicar el
evangelio”; “La misión de la Iglesia deriva de su naturaleza misma, tal como Cristo la ha
querido: la de ser <<el signo y el medio de la unidad de todo el género humano>>”. CL 32
“Yo soy la vid… permanezcan en Mí. (Jn 15,1-4). Por estas palabras se nos revela la
comunión misteriosa que vincula en una perfecta unidad el Señor y sus discípulo, Cristo y los
bautizados” CL 18
“La comunión de los cristiano con Jesús tiene por modelo, fuente y fin, la comunión misma
del Hijo con el Padre en el Don del Espíritu: unidos al Hijo en el vínculo de amor del Espíritu, los
cristiano se unen al Padre”. De la comunión de los cristianos con Cristo brota la comunión de los
cristianos entre ellos” CL 18
“La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de los Hijos de Dios…su ley
el mandamiento nuevo de amar como Cristo mismo nos ha amado…su destino, es el Reino de
Dios” “El Espíritu Santo es la fuente ininterrumpida e inagotable de la comunión en la Iglesia y
de la Iglesia” CL 19
“La comunión eclesial encuentra su expresión más inmediata y visible en la PARROQUIA:
ésta es el último grado de localización de la Iglesia. Debemos descubrir, en la fe, el verdadero
rostro de la parroquia. La Parroquia no es, en primer lugar, una estructura, un territorio, un
edificio: es ante todo la familia de Dios, fraternidad que no tiene sino una sola alma. Es una casa
de familia, fraterna y acogedora: es la comunidad de los fieles. Es la comunidad de fe y
comunidad orgánica” CL 26
“La vida de comunión eclesial es un signo para el mundo y una fuerza de atracción que
conduce a creer en Cristo. La comunión se abre a la misión, ella misma se hace misión”. CL 31
De todos estos textos queda muy clara, precisa y fundamentada la Iglesia, como comunión
misionera. Algo que define el ser y el quehacer de la Iglesia.
Al definir lo que es la Iglesia hay que decir que es sacramento de comunión y de salvación.
Comunión y misión en el mundo. La Iglesia no sólo va “in mundum”, sino que está “in
mundo”, ir hacia el mundo, y estar en el mundo, al interior, porque la Iglesia no viene de otro lado
para dar una misión, la Iglesia esta en el mundo y es parte del mundo.
Comunión y Misión: la comunión representa la fuente a la vez el fruto de la misión, y la
comunión es misionera, y la misión es para la comunión
Expresión nueva y gramaticalmente provocadora: Iglesia comunión misionera, que no se
había usado antes en el lenguaje eclesiástico, expresión nueva que forjó esta Exhortación
apostólica que pone en vivo relieve el vínculo indisoluble, indisociable, entre comunión y misión.
En estos textos hemos encontrado afirmaciones importantes que deben ser señaladas:
La comunión engendra comunión, y se presenta como comunión misionera, la comunión se
abre a la misión, y ella misma se hace misión.
La comunión es misionera y la misión es para la comunión.
El espíritu Santo une a la Iglesia y envía a la misión.
Es la fuente de la comunión en la Iglesia y de la Iglesia.
La Eclesiología de comunión es la eclesiología del Concilio.
La Iglesia es la comunión de los Santos.
Unión a Cristo y en Cristo, y unión entre los cristianos en la Iglesia.
Su condición, la dignidad y la libertad de los hijos de Dios. Su ley, el mandamiento nuevo del
amor. Su destino, el Reino de Dios
La PARROQUIA es la expresión más inmediata y visible de la comunión eclesial. La
última localización de la Iglesia.
Por eso y para eso hay que redescubrir el verdadero rostro de la parroquia: comunidad
de fe, y comunidad orgánica.
Dos dimensiones básicas de la Iglesia: Comunión que hay que construir en varios
niveles concéntricos: comunidad, sector, parroquia, decanato, diócesis: y Misión de forma
integral.
Ser comunión es la esencia de la Iglesia, es lo que es la Iglesia, y por tanto lo que debe
hacer. Ser misionera, es lo mismo que llamada y enviada a PROCLAMAR LA BUENA NUEVA,
es decir, a EVANGELIZAR; y a HACER DISCÍPULOS a todas las gentes Mc16, 15 y Mt 28, 19

4. CONTRUCCIÓN DE LA COMUNION

4.1 Parroquial
La Iglesia es comunión por definición, por naturaleza mas intima: Pueblo de Dios, Cuerpo
de Cristo, Comunión en el Espíritu; la parroquia debe ser comunión de comunidades.
Su naturaleza es ser comunidad, pero en la realidad no la tenemos hecha, hay que
construirla, es una tarea por realizar, es un proyecto que tenemos por cumplir.
La mayoría de las parroquias, así como no son evangelizadoras, con el kerigma,
tampoco son comunidad pues están muy lejos de vivir una verdadera espiritualidad de comunión.
Desgraciadamente a nivel parroquial la mayoría no sabe como se llaman las otras
personas, y hay reuniones, asambleas, pero cada uno va por su lado, no hay ningún tipo de
vinculación entre las personas, por eso distan mucho de ser verdaderas comunidades y vivir la
koinonia.
Construir la comunidad es un objetivo, una tarea importante, esencial, pero se debe
tener primero la convicción de que así debe ser, por lo tanto debe haber causes, medios que nos
conduzcan a construir la comunidad parroquial.
La parroquia, la Iglesia, es mi casa, mi familia, mi obra y su tarea es mi tarea, su
responsabilidad es igual mía, por eso debo dar tiempo, trabajo, dinero. Debo de empeñarme en las
tareas que le corresponden y una de esas es construir la comunión.
Si ya somos conscientes de lo que implica ser comunidad parroquial, debemos poner los
medios concretos, hay que construirla: con eventos, unos sistemáticos y programados, y otras mas
informales; con reuniones a distintos niveles: pequeña, sectorial, parroquial, decanal, vicarial,
diocesana, etc. Porque de no ser así la construcción de la comunidad será una bella teoría o un
buen deseo.
La articulación de los niveles concéntricos (pequeño, sectorial, parroquial, etc.), la
promoción de reuniones y eventos formales y organizados, además de otros espontáneos e
informales irán posibilitando la construcción de la comunidad parroquial.
Eventos de convivencia e integración, acciones sociales comunales, como redes de ayuda y
servicios comunes serán necesarios, además de la creatividad de cada una de las personas que han
comprendido y desean construir la comunión.
La comunidad es algo absolutamente esencial para la vida humana y cristiana, así como hay
una universal vocación a la santidad y al apostolado, hay también una vocación universal a la
comunidad.
La comunidad es un acompañamiento cercano, profundo, comprometido entre varias
personas que se responsabilizan unas de otras en todo, y quieren caminar juntas y unidas en la
construcción del Reino.
Dios es Amor, Dios es comunión, la Iglesia es comunión en el Espíritu, y el Espíritu Santo
es el constructor de la comunión eclesial, el alma de la Iglesia, que vivifica, congrega y une.

4.2 Diocesana, Vicarial y Decanal.


La Iglesia Particular es la Diócesis, no la Parroquia, así como los sectores son divisiones
practicas de la Parroquia, la Parroquia es una división de la Diócesis, “la parroquia es la célula de
la diócesis”. AA10
La Parroquia es el lugar de cumplimento, la instancia misionera y pastoral directa más
importante, pero no aislada, ni autónoma, sino en comunión efectiva diocesana.
Debemos tener sentido de diócesis y reconocer al obispo como pastor, como el principio de
unidad y de cohesión, en sus funciones de pastor que congrega, une y conduce, de impulsor y
animador de la misión evangelizadora; y culminante pontífice en la celebración eucarística.
En Aparecida, Puebla, Medellín se dice que las Diócesis y las parroquias deben ser cada
vez mas pastorales y misioneras, el Obispo necesita ser más padre cercano y pastor solícito, que
jefe de administración, Santo Domingo y Aparecida hablan de que debe haber en la Iglesia, en las
diócesis, una conversión pastoral, y revisar y redimensionar las estructuras para que se adecuen a
la nueva evangelización. Esa conversión debe conducir, por un lado, a la construcción de la
comunidad.
“Los Obispos, como Pastores y guías espirituales de las comunidades a nosotros
encomendadas, estamos llamados a ‘hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión’” Ap 188. “los
Obispos hemos de procurar la unión constante con el Señor, cultivar la espiritualidad de comunión
con todos los que creen en Cristo” Ap 189.
En una diócesis muy grande hay zonas pastorales o Vicarias Episcopales, siendo el
responsable de este nivel un sacerdote y a veces un obispo auxiliar. Luego vienen los decanatos,
llamados también arciprestazgos o foranías.
El arciprestazgo o decanato es un nivel formal de comunión en la Iglesia (CIC 553-555). El
decano tiene que fomentar y coordinar la pastoral común, y la supervisión de la vida y deberes de
los sacerdotes; y de las parroquias, el cumplimiento adecuado de sus funciones.
Todos debemos tener consciencia de pertenencia y efectiva participación en la Iglesia en
círculos concéntricos: la Pequeña Comunidad, el Sector, la Parroquia, el Decanato, la Vicaria
Episcopal y la Diócesis, arriba de la Diócesis la Iglesia Universal.
La Iglesia como Comunión, no es sólo una comunión espiritual, invisible de todos los que
creen en Cristo, y comparten bienes espirituales. Esa era una reductiva y desubicada interpretación
de la “comunión de los santos” en el Credo.
Iglesia-Comunión es un cuerpo concreto, institucional, orgánico, jerárquico, encarnado y
cristalizado en estructuras sociales y jurídicas. Nuestra pertenencia a la Iglesia no es abstracta,
sino en cuerpos institucionales concretos, especialmente la Parroquia, el Decanato, la Viaria y la
Diócesis.
Resumiendo: viviendo y caminando en comunión diocesana. Comunión, palabra clave.
Sentirse parte de esa comunión, participando en los eventos y reuniones decanales y diocesanas,
participar en los planes misioneros y pastorales de la Diócesis, bajándolos a la Vicaria, al Decanato
y a la Parroquia.
Necesitamos tener un mayor sentido de comunión y eclesialidad: que no se aíslen las
parroquias, que no se vuelvan autónomas, sino que, a nivel vicarial o decanal haya acuerdos
pastorales, compartir, enriquecerse unos a otros, reunirse periódicamente para orar, para dar
testimonio, y reconocer la autentica figura del Vicario Episcopal y del Decano.
Una forma concreta de construir la comunión en los sacerdotes, como factores para la
comunión de los fieles, es el tener reuniones periódicas, no solo para estudio o planificación
pastoral, sino compartir su vivencia espiritual, la experiencia de Dios, lo que el señor esta haciendo
en ellos y a través de ellos; compartir experiencias misioneras y pastorales, compartir recursos
humanos y materiales.
Igualmente hacer reuniones Decanales y Diocesanas de laicos comprometidos en
parroquias y otros espacios. Sentirse parte y miembros de un mismo cuerpo, colaborar y compartir.
La Iglesia no son solo los sacerdotes u obispos, la Iglesia somos todos, vivos, activos y
comprometidos, en una corresponsabilidad en la construcción de la comunión y en el
cumplimiento de la misión Iglesia. Iglesia, toda ella y cada uno de sus miembros, discípula,
apostólica, misionera y ministerial.
Las religiosas y religiosos, o sacerdotes religiosos, deben ser también partes vivas de la
Diócesis y del Decanato; considerando que no están en la Iglesia sólo para impulsar sus obras
propias, sino primero para ser factores activos de la comunión eclesial y del cumplimiento de la
misión básica de la Iglesia.
Presentar primero a Jesús, y no a sus Fundadores; trasmitir primero el evangelio y no su
propia espiritualidad, cumplir primero con la misión común y general de la Iglesia, y sólo después
sus obras propias o particulares.
También para ellos el obispo es el eje y factor de comunión eclesial, y el centro de unidad,
en sometimiento a su dirección pastoral.
Todos en comunión diocesana como parte de un cuerpo. Lo que tenemos que hacer es
construir, tomar conciencia de la comunidad diocesana, vicarial y decanal, y participar y ser factor
activo en la construcción.

5. CONSTRUIR Y PRESIDIR LA COMUNIÓN

Los ministros ordenados son constructores de la comunión: por esto la primera tarea
del obispo, del sacerdote no es la misa, ni los sacramentos, sino construir la comunión, y antes de
esto, evangelizar para poder pastorear.
Primer misionero que proclama la Buena Nueva, a la gente que se convierte, que acepta a
Jesús como Salvador y Señor, y que recibe el Don del Espíritu, luego forma con ellas la comunidad
orante, unida, testigo, fruto de ese mismo Espíritu.
La comunión de los santos que confesamos en el credo, es la integración comunional de la
comunidad cristiana en todo nivel.
En términos del Nuevo Testamento está la Koinonia: <<los santos perseveraban en
Koinonía>>. Por tanto, la comunión de los santos es la integración en profunda comunión en
todos sus niveles concéntricos: Pastorales, Parroquia, Decanato, Vicaría, Diócesis.
La tarea primordial del pastor es congregar a la comunidad y una vez congregada,
presidirla.
Bíblicamente en el Nuevo Testamento, todo el Pueblo de Dios es sacerdote. El término
sacerdote no se le aplica a nadie, ni a los apóstoles, ni a Jesús: porque Él mismo no es sacerdote,
no es levita. Sólo la carta a los Hebreos se dice: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden
de Melquisedec”: un sacerdocio muy peculiar, diferente del sacerdocio levítico de Israel.
No se aplica el termino sacerdote a nadie en particular porque todo el pueblo es sacerdotal,
todo en su conjunto. El sacerdocio no es propio de los ministros ordenados, pero no es un laico
quien preside la Cena del Señor, sino el Pastor.
Recordemos las funciones de los Pastores que describe Ezequiel 34:
- buscar a la oveja perdida, retornar a la descarriada,
- congregar el rebaño y mantenerlo unido, lo cual implica ir a buscarlo hasta donde se ha
dispersado,
- sanar a la que esté herida,
- llevarlas a aguas limpias y alimentarlas con verdes pastos,
- evitar que se lastimen las ovejas entre sí.

Esta función de pastor implica el ir a traerlas: la misión evangelizadora, es el comienzo de la


comunión, ya congregadas, alimentarlas con la Palabra y el Sacramento, el Pan de Vida, la
Eucaristía.
Pastoreo significa acompañamiento, seguimiento, alimentación, cuidado, empezando
con congregar. Los seglares, Jefes de sector, los miembros del Consejo Pastoral, el ministerio de
comunidades, los supervisores externos, todos son una forma de pastoreo.

5.1 Funciones de los pastores.


Para que haya comunión primero debe cumplirse la misión, y la primera tarea de la pastoral
es construir la comunión
Construir la comunión, fomentarla, retroalimentarla implementando la integración de los
miembros, el acompañamiento, el seguimiento y la alimentación: catequesis y sacramentos,
Palabra de Dios y Pan de Vida.

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