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H. U. MAY

Posibilidades y límites de influencia sobre la

Lipólisis,

el catabolismo de las grasas en el tejido adiposo,

mediante la aplicación diferenciada de campos eléctricos alternos
con consideración especial a la

Terapia de tonos agudos

Información sobre la
Terapia de tonos agudos

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H. U. MAY

Posibilidades y límites de la influencia

sobre el catabolismo de grasas en el tejido adiposo
(la lipólisis)
y sobre el peso corporal
mediante terapias eléctricas diferenciales
incluida la
terapia de tonos agudos

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El control fisiológico del peso corporal, incluyendo el almacenamiento y

el catabolismo de grasas
en el tejido adiposo

I. El control fisiológico del peso corporal

Valor ideal

Regulador

Valor actual Variables de

manipulación

Sistema controlado

Variables de interferencia

Valor ideal:
El peso que el organismo (probablemente el cerebro) intenta lograr inconscientemente,
también llamado valor de guía, el “peso teórico inconsciente”, que en la mayoría de los
casos no coincide con el valor deseado conscientemente por cada individuo.

Valor real:
El peso corporal actual en cada momento. Se desconoce cómo el cuerpo mide su propio
peso y lo pone a disposición del regulador para compararlo con el peso teórico.

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Regulador:
El regulador, que supuestamente se encuentra también en el cerebro, compara el peso
actual con el peso ideal y forma una o más variables de manipulación para mantener o
alcanzar de nuevo el valor ideal.

Variables de manipulación:
Si el peso actual está por debajo del peso ideal, las variables de manipulación tendrán la
propiedad de hacer aumentar el peso actual:
§ aumentando el apetito,
§ disminuyendo el metabolismo con una mayor tolerancia al calor y una menor
tolerancia al frío,
§ disminuyendo la actividad lipolítica del sistema simpático,
§ retardando la sensación de saciedad,
§ suprimiendo la “combustión de energía” (es decir, la combustión de sustancias
propias del cuerpo y ricas en energía, dicha combustión produce sólo calor sin
producir energía utilizable por el cuerpo),
§ tendiendo a tener frío incluso con temperaturas normales,
§ cesando la necesidad de movimiento físico.

Si el peso actual es mayor que el peso ideal, las variables de manipulación tendrán las
propiedades de actuar hacia una disminución del peso actual:
§ disminuyendo el apetito,
§ impulsando el metabolismo con una menor tolerancia al calor y una mayor
tolerancia al frío,
§ aumentando la actividad lipolítica del sistema simpático,
§ aumentando la “quema de energía” (es decir, la combustión de sustancias
endógenas ricas en energía, que solamente produce calor sin producir energía
utilizable por el cuerpo),
§ tendiendo a sudar incluso con temperaturas normales,
§ aumentando la necesidad de movimiento físico.

Sistema controlado:
El sistema controlado es el organismo entero, incluida la masa muscular y las grasas
almacenadas en el tejido adiposo. Sobre el cuerpo como sistema controlado actúan las
variables de manipulación y las variables de interferencia.

Variables de interferencia:
Los valores de interferencia son unos cambios en la ingestión de alimentos (ayuno o
comida excesiva, cebado de los animales), la actividad física (desde la estancia en cama
hasta la fatiga física extrema) y la temperatura ambiental (carga de frío o de calor), o

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trastornos patológicos del metabolismo, que, voluntarios o forzados, hacen variar la

normalidad del organismo.

II. Almacenamiento y catabolismo de grasas en el tejido adiposo, su

dependencia del sistema nervioso simpático y las posibilidades de
influir sobre el metabolismo adiposo, que resultan de:

1) la irritación eléctrica de los nervios simpáticos que alimentan el

tejido adiposo, o

2) la actuación directa sobre las células adiposas.

Desde los años treinta se sabe que las células adiposas son controladas por los nervios,
sobre todo por fibras nerviosas simpáticas. Una falta de actividad simpática, o – más
característico – una denervación disminuye la lipólisis y lleva a un aumento de la
acumulación de grasas en el tejido denervado, incluso en animales hambrientos. La
movilización de las reservas químicas de energía, acumuladas en el tejido adiposo en
forma de triglicéridos, es una misión que corresponde a las catecolaminas noradrenalina y
adrenalina. La noradrenalina se libera desde las terminaciones nerviosas (dicho más
exactamente, de sus “varicosidades” o pequeños nódulos), por las siguientes causas:

§ actividad de estos nervios simpáticos, es decir, potenciales de acción que se

mandan a través de estas fibras nerviosas en dirección centrifuga, a la periferia
corporal,
§ activación natural, como ocurre automáticamente con cada activación espontánea
de la musculatura esquelética,
§ activación “artificial” mediante una estimulación eléctrica.

La adrenalina se forma en las glándulas suprarrenales como hormona (“de estrés”)

circulante y liberada al torrente sanguíneo.

Ciertos receptores específicos, llamados beta-receptores, reaccionan en las membranas

celulares de las células adiposas con las catecolaminas, que se acoplan en ellos, cambian
entonces de cierta manera su “conformación”, es decir, su estructura tridimensional bien
definida, y transmiten de esta manera informaciones a través de la membrana celular
hacia el interior de la célula. Esta transmisión de información se manifiesta, en este caso,
con la activación de una enzima hasta entonces inactiva, la adenilatociclasa, que forma
una sustancia mensajera intracelular, el adenosín monofosfato cíclico (AMPc), a partir del
ATP, disociando 2 restos de fosfatos. Esta sustancia, el AMPc, activa a su vez una
enzima lipolítica en la célula adiposa, una lipasa. Esta lipasa libera ácidos grasos a partir
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de las moléculas grasas (moléculas de triglicéridos, también llamados triacil gliceroles o

triacil glicerina), los “ácidos grasos libres” (AGL), que acceden desde el tejido adiposo a la
circulación sanguínea a través de la sangre capilar, son quemados en algunas células
directamente produciendo energía, o son transformados en el hígado.

Como las catecolaminas actúan no solamente sobre las células adiposas, sino también
sobre otras células, como, por ejemplo, las células de los músculos vasculares, una
activación natural o artificial de las fibras nerviosas simpáticas que llegan al tejido adiposo
y a los vasos sanguíneos que alimentan este tejido, puede influir tanto en la lipólisis como
en la irrigación sanguínea del tejido adiposo, y, ambos efectos, tanto los efectos lipolíticos
como los que influyen la circulación, pueden superponerse y anularse.

Con una actividad un poco superior al promedio pero todavía relativamente baja, con
valores de descargas neuronales de hasta 3 hz., resulta un aumento de la lipólisis, como
se ha comprobado en pruebas efectuadas en Suecia. Cuando los valores de descarga
sean mayores debido a frecuencias estimulantes mayores de 3 hz., se nota que el efecto
vasoconstrictor reduce la circulación, y se liberan menos ácidos grasos libres a la
circulación, a causa de disminución de la irrigación del tejido adiposo. Sólo cesando esta
actividad simpática aumentada, consecuencia de una frecuencia de descarga más alta, de
por ejemplo 10 hz., se eliminan transitoriamente más AGL del tejido adiposo.

De estos experimentos se puede deducir que, aunque la activación del sistema simpático
fomenta generalmente la lipólisis, las frecuencias más bajas, de cerca de 3Hz, son más
adecuadas para el aumento de la liberación continua que frecuencias más altas, ya que
éstas conllevan también una disminución de la irrigación del tejido adiposo.

La recomendación de emplear la frecuencia óptima estimulante probada en los

experimentos es válida sólo con restricciones: experiencias prácticas en pacientes con
sobrepeso han demostrado que, a pesar de la reducción simultánea de la irrigación, en
algunos pacientes, el efecto lipolítico con frecuencias estimulantes más altas, de hasta 10
hz., aplicadas adicionalmente de forma periódica, es más satisfactorio que la sola
aplicación de los “clásicos” 3 Hz. Por eso se debería variar la frecuencia estimulante entre
1,5 y 10 hz. o 3 y 10 hz. periódicamente en los casos en que se produzca un efecto
insatisfactorio.

Cuando, durante la estimulación eléctrica, se estimulan a la vez más intensamente las

fibras nerviosas motoras, se producen unas contracciones musculares que gastan
energía, producida, al menos en parte, por los portadores bioquímicos de energía
movilizados, los AGL, que proceden del tejido graso.

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Por eso, desde el punto de vista fisiológico, se recomienda la estimulación con

intensidades motrices claramente mayores, ya que en este caso la grasa movilizada
desde las zonas “problemáticas” se quema al menos parcialmente en el metabolismo de
los músculos activos y no se traslada solamente a otras regiones del tejido adiposo del
cuerpo.

LAS CORRIENTES DE TONOS AGUDOS

Como es sabido, las corrientes alternas de frecuencias medias, como las corrientes de
tonos agudos, tal como se aplican, por ejemplo, en los aparatos “High Tone Power
Therapy (HiToP)”, pueden producir cambios en la conformación molecular de los
receptores situados en las membranas celulares de forma directa, sin la intervención del
sistema nervioso simpático, es decir, pueden producir efectos similares a las hormonas,
imitando a las hormonas. Se puede contar con un efecto lipolítico similar al de las
catecolaminas también cuando hay una irrigación del tejido adiposo con intensidades de
corrientes más bajas, no estimulantes, que ni siquiera deben ser perceptibles para el
paciente.

Otro efecto más que fomenta la lipólisis se consigue en los aparatos de terapia de tonos
agudos durante el recorrido de frecuencias (llamado SimulFami en los aparatos
HiTop):

La actividad excitante transitoria, producida por el recorrido de frecuencias a lo largo de la

curva umbral, no solamente abarca las fibras sensibles sino también las simpáticas, y con
ello fomenta también indirectamente la lipólisis a través del sistema simpático.

Pero incluso una aplicación por debajo del umbral y de menor dosificación dentro del
rango total de recorrido, de 3 octavas, tiene aún un resultado lipolítico directo, mediante el
efecto de imitación hormonal que resulta de la influencia sobre la formación intracelular
del AMPc.

Incluso la aplicación de una frecuencia de tonos agudos que no esté modulada ni en

frecuencia ni en amplitud tiene un efecto comprobado semejante que influye en la
formación del AMPc, y con esto, mediante la imitación hormonal, actúa directamente
sobre las células adiposas y fomenta la lipólisis.

La aplicación de 73 frecuencias de tonos agudos diferentes, graduados en intervalos de

un cuarto de tono, y el aumento simultáneo de la intensidad, adaptada al umbral, con
frecuencias ascendentes, como ocurre con la ayuda de la aplicación SimulFAMi, permite
esperar un aumento de la efectividad por varias razones:

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1. La probabilidad de conseguir, mediante efectos de resonancia, una maximización de la

amplitud de las oscilaciones mecánicas causadas por los campos eléctricos alternos,
con los cambios deseados de conformación de las moléculas mensajeras, aumenta
con el número y la precisión de la graduación de las frecuencias aplicadas. La
distancia máxima entre la frecuencia propia de una estructura, o bien una frecuencia
que tiene una relación de octava con esta frecuencia, y la frecuencia más próxima
ofrecida por la aplicación SimulFAMi se reduce solamente a un octavo de tono.

2. El aprovechamiento del recorrido de frecuencias, de tres octavas, hasta más de 32000

Hz. permite ofrecer intensidades perceptiblemente más altas de las que se pueden
alcanzar con aparatos convencionales de frecuencias medias, que casi siempre
trabajan en rango de frecuencias medias cerca de 4.000 Hz.

3. La absorción desde los electrodos a través de la piel hacia las capas más profundas
del tejido se ve facilitada por los componentes capacitivos de la impedancia del tejido,
que disminuyen con las frecuencias ascendentes, igual que la superación de capas y
membranas celulares aislantes, es decir difícilmente superables o insuperables para la
corriente continua. De esta regularidad surge también la siguiente ventaja:

4. Cuando hay frecuencias más altas, las líneas eléctricas de campo discurren más
“tupidas” que con frecuencias más bajas. Las “pérdidas de capacidad“ fuera de los
tejidos a tratar, en este caso el tejido adiposo y la musculatura estimulada para gastar
energía, son más bajas con frecuencias de tonos agudos más altas, que con
frecuencias más bajas.

EL TEJIDO ADIPOSO MARRÓN

Aparte del tejido adiposo normal, blanco, existe en los mamíferos, incluido el hombre, un
tejido marrón, que se ha investigado solamente en las últimas décadas del siglo XX.
Mientras el tejido adiposo blanco recoge la grasa que sirve como acumulador de energía
química en caso de un exceso de alimentos, y según necesidad lo devuelve al torrente
sanguíneo en forma disociada, sobre todo como AGL, el tejido adiposo marrón, que
también es activado y controlado por el sistema nervioso simpático, es capaz de “quemar”
los portadores de energía absorbidos en exceso sin que se use la energía resultante para
los trabajos necesarios para el cuerpo (bombeo de iones, contracciones mecánicas,
trabajo químico). En esta combustión sólo se produce calor. Este proceso se llama
“termogénesis no acompañada de temblores (de frío)”, en inglés “non-shivering
thermogenesis”, NST. Se piensa que en muchas personas adiposas esta NST está
perturbada.

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El papel bioquímico especial del tejido adiposo marrón se ha incluido entretanto en los
manuales estándar de bioquímica, por ejemplo el de STRYER3, y también de biología
molecular de las células, por ejemplo el de ALBERTS et al.4:

“En algunas células adiposas especializadas la respiración de las mitocondrias está

separada de la síntesis del ATP por naturaleza. En estas células, llamadas células
adiposas marrones, gran parte de la energía de oxidación se libera como calor y no se
transforma en ATP. Las membranas internas de las grandes mitocondrias de estas
células contienen una proteína especial de transporte, que facilita a los protones correr a
lo largo de los gradientes electroquímicos sin desactivar con esto la síntesis del ATP.
Como consecuencia, las células oxidan sus depósitos de grasa con gran velocidad y
producen más calor que ATP. Por eso los tejidos que contienen grasa marrón forman así
una especie de “almohada eléctrica”, que reanima a los animales invernantes o protege
del frío las zonas sensibles de los recién nacidos.“

Mientras en los animales el tejido adiposo marrón se encuentra sobre todo entre los
omóplatos, en los hombres parece encontrarse, excepto en la nuca, en muchas regiones
del cuerpo distribuido entre el tejido adiposo blanco.

Mediante la estimulación eléctrica de las fibras nerviosas simpáticas presentes en el tejido

adiposo marrón, según el principio de la imitación de funciones (con 3 hz. o 1,5 – 10 hz.)
de la terapia eléctrica diferencial, que también es válido para el efecto estimulante de la
terapia de tonos agudos, se puede esperar una promoción de la NST, es decir una
combustión directa de grasas que sirve sólo para generar calor.

CONCLUSIONES

De los fundamentos fisiológicos y bioquímicos conocidos del metabolismo adiposo, como

también de los fundamentos de la fisiología eléctrica, que afectan sobre todo a las
corrientes de frecuencias medias, incluidas las corrientes de frecuencias de tonos agudos,
se pueden sacar en resumen las siguientes conclusiones:

Mediante la aplicación diferenciada de campos eléctricos alternos tanto estimulantes

como no estimulantes, tales como se aplican en la terapia de tonos agudos, se puede
activar la lipólisis y, mediante una estimulación muscular simultánea, se puede aumentar
el consumo de energía. Este hecho se puede aprovechar para fomentar la disminución del
tejido adiposo en zonas denominadas problemáticas durante una reducción de peso
mediante una alimentación adecuada, y para evitar que la reducción de grasas se efectúe
sobre todo en la cara y en la región del tronco.

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La aplicación diferenciada de campos eléctricos alternos conduce entonces a la deseada

reducción del peso y a la disminución del tejido adiposo en las regiones corporales
deseadas en combinación con un cambio apropiado de la dieta y con un aumento de la
actividad física.

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