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primicia. (Del lat. primitĭae, -arum, primicias). f. Fruto primero de cualquier cosa. ||
2. Prestación de frutos y ganados que además del diezmo se daba a la Iglesia. || 3.
Noticia, hecho que se da a conocer por primera vez. || 4. Principios o primeros frutos
que produce cualquier cosa no material.
DICCIONARIO TERMINOLOGICO
PRIMICIAS
Primeros frutos ofrecidos a la divinidad. Esta ofrenda debió realizarse en un principio
libremente y sin ritual preciso [Gén4,3-4], pero poco a poco fue reglamentándose como un
acto importante de la vida religiosa [Éx22,28-29]; [Éx23,19]; [Éx34,22]; [Lev22,10];
[Lev22,17]; [Lev22,20]; [Núm15,20]; [Dt18,4]; [Dt26,1-10]; [2Re4,42]; [Tob1,6];
[Neh10,36]; [1Mac3,49]; [Ez44,30]; [Pro3,9]; [Si7,31]; [Si35,7]. Ya el AT conoce un
empleo figurado del término [Jer2,3]; [Pro8,22], que en el NT hace más insistente, aplicado
a Cristo [1Cor15,20]; [1Cor15,23], al Espíritu [Rom8,23] y a los cristianos [Rom16,5];
[1Cor16,15]; [Sant1,18]; [Ap14,4].
0$ִ! ִריPrimicias de los frutos, especialmente de las uvas (Núm. 13:20; 18:13 “Las primicias
de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio
en tu casa comerá de ellas”).
+ ֶ Jugo del lagar, es decir, vino. — En Exo. 22:28/29, las palabras _ _ ע
ֲ וְ ִד ְמ
ְמלֵ אָ ְת
forman hendiadis y se refieren a las primicias de la totalidad de la vendimia. La RVA
traduce aquí dos elementos: “tu cosecha” (_ ְמלֵ אָ ְת ) y “tu lagar”, es decir, el jugo del
lagar.
1 ֵרא ִ ) Principio (Gén. 1:1; Sal. 111:10). 2) Primero (Núm. 24:20). 3) Lo mejor: reshít
kol
minjáh = lo mejor de todas las ofrendas (1 Sam. 2:29). 4) Las primicias (Neh. 12:44). —
reshít
tevuatóh = primicias de su cosecha (Jer. 2:3). — Var. ֵר _ ִ ית ; Suf. _ ֵרא. _ ית
PRIMICIA
Primicia (más comúnmente usado en plural, Primicias) es la ofrenda que, en el origen de la
formación de las religiones o actos espirituales y creencias de los pueblos primitivos, se
daba a las divinidades con ocasión de las cosechas, el nacimiento de las crías del ganado o
la caza al tiempo de iniciarse estas. De ahí el término primicia, como fruto primero de
cualquier actividad, o incluso su ampliación de sentido a la primera noticia que se tiene de
un suceso.[1]
El objeto de entregar lo primero de que se dispone era que la ofrenda satisficiese a la
divinidad, hasta el punto de que en muchas creencias religiosas no es hasta después de
haber realizado el ofrecimiento que el hombre puede disponer libremente del resto de los
bienes o frutos que obtenga. Las primicias eran, generalmente, actos propios de la
comunidad y el ofrecimiento se realizaban por toda ella con ritos que fueron distintos según
culturas y, también, según lo elaborado de su civilización. Se esperaba con la ofrenda dos
cosas: que la divinidad consintiera en entregar el resto de los bienes a los hombres y que, al
mismo tiempo, los colmase de abundancia.
En el cristianismo, la primicia pasó a ser parte voluntaria que se ofrecía a Dios, la primera
entre todas y, con el tiempo, al inicio de la Edad Media, como un tributo obligatorio que
constituía un auténtico impuesto incorporado a los beneficios eclesiásticos, como el
diezmo, siendo una figura de recaudación fundamental en la Iglesia católica hasta bien
entrado el siglo XIX.