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alguna de infidelidad, y sin que exista prueba alguna acerca de que aquélla
diera lugar a tal rasgo negativo de la personalidad del esposo, generalmente
producto de la propia inseguridad de sí mismo.-
He sostenido antes de ahora (conf. mi voto en libre n° 375.552,
fechado el 20 de junio de 2006), que la causal de injurias ha pasado a tener un
contenido que podríamos denominar “residual”; es decir, continente de todo
incumplimiento de los deberes matrimoniales que pueda calificarse de grave,
pero que no encuadre en ninguna de las restantes causales que enumera el
artículo 202 del Código Civil.-
Dicho con mayor rigurosidad, comprende todo hecho o expresión,
verbal, escrita o gestual que importa una afrenta para el otro cónyuge y le
hieran en sus susceptibilidades.- Su gravedad ha de apreciarse teniendo en
cuenta -como lo ha hecho el justo Juez de mérito- la educación, posición social y
la entereza de los esposos, de tal suerte que -como en la especie- la conducta
reiterada de celar sin motivo, por su entidad y cronicidad, evidenciaron la
imposibilidad de la continuidad de la vida en común.- Tal, lo que en substancia
adocenó el experto a fs. 238 vta./239.-
Desde otro ángulo que ofrecen las “cuitas” espetadas, no mucho
cacumen hace falta tener para darse cuenta que en la situación de permanente
celosía, la dejación del hogar por parte de la esposa, sólo comportó el primer
elemento constitutivo de la imputación que le hiciera su marido, pero en modo
alguno, la segunda: es decir la intención deliberada de desatender sus deberes
conyugales; antes bien, preservarse en su salud psíquica ya bastante
deteriorada.-
En tal sentido, debo recordar que contrariamente a lo que sostiene
el apelante en su exhortación revisora, al cónyuge que funda su pretensión en el
abandono del otro le incumbe probar el hecho material del alejamiento, y
gravita sobre la esposa que se retiró, la alegación y prueba de las razones que
Poder Judicial de la Nación
“Año del Bicentenario”
Buenos Aires,
de junio de 2010.-
Y VISTOS:
Por lo que resulta de la votación de que instruye el Acuerdo que
antecede, de consuno con la fundada opinión del Sr. Fiscal General, SE
RESUELVE:
RESUELVE: I.-
I.- Confirmar la sentencia de mérito en todo cuanto decidió y ha
sido motivo de no atendidas quejas, con costas de alzada a cargo del apelante.-
II.-
II.- En atención a la calidad, extensión y mérito de la labor profesional
desarrollada, etapas cumplidas y resultado obtenido y lo que disponen los
arts. 6, 7, 14, 19, 37, 38 y conc. de la ley 21839 y la ley 24432, se elevan los
honorarios del letrado patrocinante de la parte actora, DR. PEDRO OSVALDO
BARRAZA a la suma de PESOS SEIS MIL ($ 6.000) y se confirman, por haber
sido recurridos sólo por “altos”, los del letrado apoderado de la parte
demandada DR. ALBERTO SPOTA.- Por los trabajos de alzada se fija la
retribución del DR. PEDRO OSVALDO BARRAZA en la suma de PESOS UN
MIL QUINIENTOS ($ 1.500) y los del DR. ALBERTO SPOTA en la suma de
PESOS OCHOCIENTOS ($ 800).- En atención a la calidad, naturaleza y
mérito de la labor pericial desarrollada en autos; a lo normado por los arts.
10, 13 y conc. de la ley 24.432 y a la adecuada proporción que deben guardar
las retribuciones de los expertos con las de los letrados intervinientes (ED.,
Poder Judicial de la Nación
“Año del Bicentenario”
6-614; ED. 94-632; entre otros) se confirman por ajustados a derecho los
emolumentos regulados al perito médico NICOLÁS GACCETA.- III.-
III.- Se deja
constancia que la presente sentencia se encuentra sujeta a lo establecido por el
artículo 164, segundo párrafo del Código Procesal.- Notifíquese, y al Ministerio
Fiscal en su Público Despacho; regístrese y devuélvase.-
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