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Gastón Bachelard, “La formación del espíritu científico” y “La filosofía del no”. Como
remate final a la revisión de los textos citados se harán comentarios y comparaciones entre
ambos textos.-
Comenzaremos explayándonos sobre “La formación del espíritu científico”, por ser
un texto mas general y abarcador, que nos facilitara la comprensión de la filosofía de
Bachelard. El autor encabeza el texto puntualizando la tarea en la que se funda el espíritu
científico, éste debe llegar a la "cantidad representada", dibujando los fenómenos y ordenando
en serie los acontecimientos decisivos de una experiencia, en este momento según Bachelard
nos encontraríamos a la mitad de camino entre lo concreto y abstracto. De esta manera el
pensamiento científico es entonces arrastrado hacia “construcciones” más metafóricas que
reales, hacia espacios de configuración en los que el espacio sensible en definitiva no es sino
un mísero ejemplo1. por consiguiente lo concreto es analizado correctamente por lo abstracto
siendo este un orden probado
Una de las consignas del libro, será mostrar “ el destino grandioso del pensamiento
científico abstracto” y que “la abstracción despliega al espíritu que ella aligera y que ella
dinamiza”
Para comprobar el trayecto desde la percepción hasta la abstracción inspirada en las
objeciones de la razón, el autor divide al recorrido de la ciencia en tres periodos, de los cuales
solo nos remitiremos al ultimo, porque el primer periodo: Estado pre científico, y el segundo:
científico; no coinciden con el tema al que se remite él filosofo, como lo hace el tercer lugar,
el que designa el nuevo espíritu científico a partir de 1905 con la relatividad einsteniana que
deforma los conceptos fijados para siempre, desde aquí la razón multiplica sus objeciones,
reconfigura las nociones fundamentales y ensaya las más audaces abstracciones.
Paralelamente a la anterior división Bachelard fragmenta los diferentes estados para el
espíritu científico en su formación individual. El estado concreto, el estado concreto -
abstracto, y el estado abstracto. En la medida que el espíritu va avanzando, hasta terminar en
el último estado donde este emprende informaciones voluntariamente sustraídas a la intuición
del espacio real, pero desligada de la experiencia inmediata.
Él filosofo continua “ para terminar de caracterizar estas tres etapas del pensamiento científico
deberemos preocuparnos de los diferentes intereses que constituyen su base afectiva”, y
justamente este es el trabajo del psicoanálisis (que se propone en una cultura objetiva) que
debe desplazar los intereses. Por esto se debe adjuntar a los tres estados del espíritu
científico “una especie de ley de los tres estados del alma, caracterizados por intereses”. Tales
son: 1)_ Alma pueril a mundana: animada por la curiosidad ingenua llena de asombro ante el
fenómeno instrumentado. 2)_ Alma profesoral: orgullosa de su dogmatismo, fija en su
primera abstracción, liberada a los intereses deductivos. 3)_ Alma de abstraerse o de quinto
esenciar: conciencia científica dolorosa, liberada a los intereses deductivos siempre
imperfectos, jugando con el pensamiento sin soporte experimental estable y segura que la
abstracción es un deber científico.
Bachelard termina sus palabras preliminares diciendo que en todo caso la tarea de la filosofía
de la ciencia esta bien delineada: psicoanalizar los intereses, destruir todo utilitarismo y por
elevado que pretenda ser, dirigir el espíritu de lo real a lo artificial, de lo natural a lo humano,
de la representación a la abstracción. Debe forjar la mente con la verdad, el amor por la
ciencia debe ser un dinamismo psíquico autógeno. En el estado de pureza logrado por un
psicoanálisis del conocimiento objetivo.
En el capitulo primero el texto se refiere a los obstáculos epistemológicos debido a que cuando
se investigan las condiciones psicológicas del progreso de las ciencias, arriba en primer lugar
a estos, es decir a los obstáculos en el acto mismo de conocer. Según el autor se conoce en
1
Bachelard esta refiriéndose al caso de la matemática que en la física actual sobrepasa la simple descripción
geométrica
contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando
aquello que en el espíritu obstaculiza a la espiritualización. El primer obstáculo a superar son
las “opiniones” porque un conocimiento científico nos impide tener opiniones sobre
cuestiones no comprendidas. Ante todo es necesario saber plantear problemas, estos que
comienzan con preguntas son para el espíritu científico el comienzo del conocimiento, pero el
autor hace una distinción, la pregunta abstracta y franca se desgasta, mientras la respuesta
concreta se invierte y endurece siendo un obstáculo epistemológico porque se incrusta en el
conocimiento no-formulado, es decir, las ideas se valorizan indebidamente porque el espíritu
conservativo domina y el crecimiento espiritual se detiene, ya que pierde su vector de
abstracción.
En el estudio de Bachelard, el cual se reemitirá principalmente al conocimiento empírico
compromete al hombre sensible a través de todos los caracteres de su sensibilidad “cuando el
conocimiento empírico se racionaliza, nunca se esta seguro que los valores sensibles
primitivos no afecten a los raciocinios” o frente a una experiencia bien determinada, el espíritu
científico jamás se siente impedido de variar las condiciones.
El tema que hemos tratado “lo que hay de inmediato en la experiencia básica” va a ser
la cuestión central para la demostración de las bases afectivas y el dinamismo totalmente
subjetivo. Así el autor estudiará el carácter psicológicamente concreto de la Alquimia.
Después de haber analizado profundamente las concepciones psicológicas y los pretextos mas
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El ejemplo al que nos remite el autor es de el conocimiento y la manipulación de la electricidad en el siglo
XVII en donde la observación por los pintoresco de la experiencia se volvía vacía de ciencia, este periodo
termina con las primeras leyes científicas de la electricidad de Coulomb.
o menos objetivos de la cultura alquímica. Este estudio según el autor nos permite vislumbrar
lo demasiado concreto, intuitivo y personal en una mentalidad pre – científica. De aquí
infiere que el papel del educador debe desligar el observador de su objeto, en defender al
alumno en contra de la masa de afectividad que se concentra en los fenómenos que al ser
interesantes se simbolizan rápidamente. Así Bachelard concluye que tanto el alquimista, el
alumno o el adepto frente al espectáculo de fenómenos atienden con todos sus deseos sus
pasiones, con toda su alma por eso no debe asombrar que el primer conocimiento objetivo sea
un primer error.