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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR


COLEGIO UNIVERSITARIO DE LOS TEQUES “CECILIO ACOSTA”
CARRERA: TERAPIA OCUPACIONAL
UNIDAD CURRICULAR: TERAPIA OCUPACIONAL Y PSIQUIATRÍA 2
DOCENTE: VICENTA MATA
JULIO, 2010

TRASTORNOS MENTALES EN EL ADULTO MAYOR

El gran relieve que han tomado los problemas de salud durante el


envejecimiento, especialmente los trastornos mentales, se debe,
en parte, a la elevada prevalencia de trastornos psiquiátricos entre
los ancianos, con cifras que oscilan entre el 15-20%, y en las
especiales características que ofrece la enfermedad psíquica en el
anciano. Entre ellas podemos destacar el solapamiento de algunas
manifestaciones psicopatológicas con el envejecimiento normal, la
comorbilidad con trastornos somáticos, y la importancia de los
factores psicosociales.

Los ancianos con trastornos mentales constituyen un grupo


significativo de la población general; padecen el mismo espectro de
trastornos mentales que los adultos más jóvenes, pero algunas
patologías se vuelven particularmente significativas en la vejez
(trastornos cognitivos, trastornos afectivos - en especial depresión
-, trastorno por ansiedad, abuso y dependencia de alcohol,
trastornos de personalidad). Las reacciones de adaptación a los
problemas personales que aparecen en esta edad (duelos, pérdidas,
dolores físicos, trastornos del sueño, etc.) los hacen más
vulnerables a la patología mental.

TRASTORNOS AFECTIVOS

Depresión:

Los trastornos afectivos son los cuadros clínicos psiquiátricos que se


presentan con más frecuencia en la primera mitad del período de la
tercera edad, siendo dos veces más frecuente en mujeres que en
hombres. La presencia de depresión en los ancianos ha sido
estimada en un 10%: la depresión mayor alcanza una frecuencia de
3-5 %; la depresión moderada y la distimia entre el 10-12 %; el
trastorno bipolar aproximadamente un 0,1-0,5%. En los pacientes
institucionalizados, en residencias para ancianos o ingresados en
diversos servicios hospitalarios, las proporciones alcanzan hasta el

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30-40% de los casos. La depresión mayor no suele superar la
frecuencia con que se presenta en otros grupos de población, pero
sí es mayor la presencia de síntomas afectivos que no cumplen
criterios suficientes para establecer una categoría diagnóstica
depresiva.

Las depresiones en los ancianos presentan una sintomatología


similar a la que aparece en otras épocas, con diversos rasgos
diferenciales como:

• Los episodios tienden a ser más crónicos y prolongados.


• Se presenta con más frecuencia sintomatología ansiosa y
agitación.
• Es más frecuente la sintomatología paranoide.
• Son más comunes los síntomas hipocondríacos y las
somatizaciones.
• Más riesgo de suicidio.
• Insomnio más prolongado.
• Mayor resistencia al tratamiento.
• Disminución importante del rendimiento cognitivo.

Generalmente los adultos mayores se muestran irritables o ansiosos


más que deprimidos. Sin embargo, es común encontrar una pérdida
de interés en sus actividades habituales. Muchos ancianos con
síndrome depresivo presentan enfermedades físicas o deterioro
intelectual asociado.

Diferencias entre síndrome demencial y depresivo con afectación


cognitiva ("pseudodemencia depresiva").

Pseudodemencia Demencia
Historia y 1. Inicio bien definido. 1. Inicio insidioso.
Curso 2. Evolución rápida y corta 2. Evolución lenta y larga (años).
Evolutivo (semanas) 3. No antecedentes previos.
3. Antecedentes previos de depresión
o acontecimientos adversos.
Cuadro 4. Quejas detalladas y elaboradas de 4. Quejas escasas. No conciencia
Clínico deterioro cognitivo. de enfermedad
5. Poco esfuerzo en responder. 5. Se esfuerza para responder.
6. Síntomas de tristeza presentes. 6. Afecto plano, apatía.

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7. Incongruencia entre el 7. Congruencia entre el
comportamiento y el déficit comportamiento y el déficit
cognitivo. cognitivo.
8. Mejoría vespertina. 8. Empeoramiento vespertino y
nocturno.

Exploración 9. Respuestas displicentes antes de 9. Respuestas intentando disimular


iniciar la prueba (p.e. "no sé"). el déficit.
10. Patrón de déficit incongruente. 10. Patrón de déficit congruente.
11. Lagunas de memoria específicas 11. No hay lagunas específicas.
(ej. puntos "sensibles")

Entre los factores etiológicos que favorecen la presentación de los


síntomas figuran las experiencias acumuladas de pérdidas en la
vejez: Pérdida de poder y status social, pérdida de salud (por Ej. de
la agudeza visual, auditiva) pérdida seres queridos, pérdida de
capacidad económica; y disminución de ilusión y proyección hacia
el futuro; todo esto, predispone al anciano a reacciones adaptativas
que pueden evolucionar hacia un episodio depresivo.

Suicidio:
El riesgo de suicidio se incrementa con la edad. Los ancianos son el
grupo de edad con mayor tasa de suicidios consumados,
especialmente entre los varones. Entre los factores sociales
relacionados con el suicidio, el matrimonio aparece como un factor
protector, mientras que la separación y la viudez son
predisponentes. El estatus socioeconómico correlaciona
inversamente con la tasa de suicidios consumados. El aislamiento
es el factor sociodemográfico que con mayor frecuencia se asocia al
suicidio, aunque la calidad de las relaciones del anciano es un factor
pronóstico más preciso que el hecho de vivir solo.

El 20% de los ancianos que cometen suicidio o intento de suicidio


presentan consumo abusivo de alcohol y el 10% problemas de
alcoholismo crónico. La dependencia, la pérdida de capacidad para
adaptarse a los cambios, el sistema de valores del paciente y el
sentimiento de desesperanza son también indicador de riesgo
suicida en los ancianos. Algunos ancianos consultan por primera vez
con los especialistas tras un intento de suicidio.

Reacciones de duelo:

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El Duelo es la elaboración intelectual y afectiva por medio del cual
la persona logra la comprensión, aceptación y adecuación anímica a
la ausencia de lo perdido

1. Duelo normal.
Se denomina reacción de duelo normal a los síntomas cognitivos y
depresivos que aparecen normalmente tras pérdidas significativas:
la muerte de un ser querido, la pérdida de una función física, de un
objeto o actividad valiosa. La mayor parte de los ancianos superan
la pérdida y se adaptan a las nuevas circunstancias de forma
adecuada. Los síntomas del duelo normal se caracterizan por
molestias somáticas: sensación de ahogo, laxitud, pérdida de
apetito, etc.; pensamientos reiterativos sobre la imagen social del
fallecido; sentimiento de culpa; reacciones de hostilidad e
irritabilidad. Tras el fallecimiento suele presentarse un período de
incredulidad o shock que da paso a una fase depresiva, cuya
duración en torno a los 6 meses se considera normal, para finalizar
en una fase de aceptación o resolución.

2. Duelo patológico.
Existen una serie de factores que predisponen a la aparición de
reacciones de duelo complicadas o patológicas, con incapacidad
intelectual y anímica para hacer frente a la situación de pérdida.
Entre ellos se encuentran los antecedentes de dificultades
económicas; pobre autoestima con sentimiento de poca capacidad
de control interno; dificultades en las relaciones previas con los
padres y las pérdidas repetidas en el pasado. La relación con la
persona fallecida influye en la reacción de duelo. Cuando el
fallecido es el cónyuge y la relación entre ambos era de gran
dependencia, aumenta el riesgo de reacciones anormales. La
muerte inesperada, las enfermedades terminales de larga
evolución, el desconocimiento del diagnóstico y pronóstico del
fallecido, estar lejos en el momento de la muerte, el fallecimiento
por suicidio o asesinato, entorpecen la evolución del duelo. Así
mismo, la falta de soporte social, la ausencia de hijos o de familia
cercana y la carencia de apoyo familiar dificultan el proceso de
duelo en los ancianos. Puede aparecer hiperactividad sin sentido de
pérdida, como mecanismo de negación. Se alteran las relaciones
con amigos y familiares. También pueden aparecen reacciones de
hostilidad hacia personas concretas y abandono de actividades
sociales.

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Trastorno bipolar:

La edad de comienzo habitual del trastorno bipolar es la adulta.


Sólo en el 10% de los casos se inicia en la vejez.
Los síntomas de la manía en el anciano son similares a los del
adulto (euforia, disminución del sueño, distraibilidad, impulsividad,
irritabilidad, abuso de alcohol y conductas paranoides y hostiles.)
Es frecuente en los episodios maníacos de los ancianos los signos
de deterioro cognitivo sugestivos de demencia, la fuga de idea sin
taquipsiquia, el relato interrumpible de anécdotas, la perplejidad y
la presencia simultánea de sintomatología mixta maniaco-
depresiva. Destacan los delirios Megalo-maníacos, la irritabilidad y
el comportamiento sexual inapropiado.

TRASTORNOS DE ANSIEDAD

En la mayoría de los casos, los trastornos de ansiedad de la vejez


son crónicos y han persistido desde la juventud o adultez. El inicio
en la vejez es posible, pero poco frecuente.

Los trastornos de ansiedad son, como grupo, las enfermedades


mentales más comunes, y durante la tercera edad se presenta con
una frecuencia del 35%. En la mayoría de los casos, el trastorno
comienza en la vida adulta y tiende a cronificarse, con remisiones y
recaídas de diversos grados intercaladas hasta llegar a la vejez.

La ansiedad puede presentarse como un síntoma, un síndrome o un


trastorno; o ser un estado psiquiátrico comórbido (por ejemplo de
depresión o de demencia) o ser provocado por enfermedades o
medicamentos.

El estado ansioso se presenta como "un estado subjetivo de


expectación o aprehensión disfórica", acompañado por una
combinación variada de alguno/s síntomas agrupables en tres
categorías:

• Tensión motora: estremecimientos, sacudimientos,


sensación de temblor; tensión muscular, dolor, parestesias,
desasosiego, fatiga.
• Hiperactividad autonómica: respiración entrecortada o
sensación de sofocación, palpitaciones o taquicardia,
sudoración o manos húmedas, frías y viscosas, boca seca,

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vértigo o mareos, náuseas, diarreas, vómitos u otra
molestia abdominal, acaloramiento o escalofríos, rubor o
palidez, micción imperiosa, frecuentes problemas para
tragar o sensación de " nudo en la garganta", cefaleas,
disfunción sexual, etc.
• Vigilancia y registro: sensación de excitación o
impaciencia, respuesta sobresaltada, exagerada dificultad
de concentración o "mente en blanco", dificultad para
dormir o para mantener el sueño, irritabilidad.

Se debe realizar una cuidadosa historia clínica y un examen físico


exhaustivo. Es primordial establecer la relación temporal entre el
cuadro ansioso y la presencia de otros trastornos físicos, ingesta de
medicamentos, cambios en el medio ambiente del anciano, etc.
Muchas veces no se consideran importantes situaciones que
pueden ser de gran valor para el anciano, como son: mudanzas -
aún el cambio de habitación o de cama en un geriátrico puede ser
importante-, divorcios en la familia, problemas económico-
financieros del paciente o de sus allegados, muerte de seres
queridos, trastornos del sueño o dolencias corporales,
enfermedades leves, etc.

CARACTERÍSTICAS DE ALGUNOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN EL


ADULTO MAYOR

Ansiedad situacional:

Los síntomas de ansiedad se presentan ante las situaciones


aceptadas como capaces de provocar ansiedad a ciertos individuos
(viajes en avión, procedimientos odontológicos) y otras propias de
este grupo etario, como enfrentar situaciones que pongan a prueba
capacidades que han sufrido deterioro y frente a las cuales el sujeto
está inseguro, Por Ej. someterse a una evaluación neuropsicológica,
realizar un tramite bancario etc.

Ansiedad de adaptación (ajuste):

Estos individuos pueden presentar cuadros ansiosos ante cambios


mínimos en sus rutinas, ante el diagnóstico de enfermedades no
graves o en momentos de crisis personales (Jubilación, duelos, etc.).

Trastorno por estrés agudo:

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Estos cuadros duran menos de un mes y se producen en respuesta
a una causa identificable. En los adultos mayores suelen
manifestarse por medio de síntomas somáticos específicos. Pueden
evolucionar hacia un trastorno de ansiedad más persistente.

Trastorno de pánico (con o sin agorafobia):

Su manifestación principal son los ataques de de temor a una


amenaza inminente, que llevan a la ansiedad anticipatoria (miedo al
miedo) y dan por resultado la evitación fóbica y la agorafobia. Su
curso es crónico con remisiones y recurrencias frecuentes. En
muchos casos los ataques comenzaron en la juventud y no
recibieron tratamiento o éste fue inadecuado. Se lo ha observado
asociado a: depresión, abuso de alcohol, mayor riesgo de suicidio y
una tasa de mortalidad de origen cardiovascular más alta que el
promedio.

Trastorno de ansiedad generalizada (GAD):

Tiene un curso crónico y prolongado. Su diagnóstico es más difícil


en los viejos que en los más jóvenes debido a su alta comorbilidad
con la depresión. Además, muchos trastornos presentes en los
ancianos (trastornos cardiovasculares, pulmonares, neurológicos o
tiroideos) pueden provocar síntomas de ansiedad similares a los de
este cuadro y deben ser descartados.

Trastorno de estrés post-Traumático:

Dependiendo del momento del trauma, puede ser un trastorno que


continúa en la vejez. Su curso puede ser prolongado y crónico. El
pronóstico se relaciona con la respuesta al trauma original, la
presencia de fenómenos disociativos, la retracción emocional y la
presencia de abuso de alcohol y/o drogas.

Ansiedad asociada a un cuadro demencial:

La agitación es una de las causas principales de consulta ante un


paciente con demencia. Esta puede reflejar un cuadro ansioso, una
depresión o un problema clínico agudo subyacentes, o ser parte de
la evolución del cuadro demencial. La ansiedad puede ser el signo
más precoz de una enfermedad de Alzheimer; aumenta a medida
que el paciente toma conciencia de sus déficits y mientras conserva
cierto insight.

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Trastornos de ansiedad provocados por un trastorno médico general
o inducido por sustancias (Sindrome de ansiedad orgánico):

Los viejos constituyen el grupo etario más propenso a presentar


este síndrome por la alta prevalencia de enfermedades médicas y la
consecuente presencia de polifarmacia. En general los adultos
mayores consultan a diferentes especialistas, quienes indican
medicamentos para diferentes patologías, favoreciéndose la
interacción farmacológica.

Las causas orgánicas de ansiedad más frecuentes son:

- Enfermedades:

• Endocrinas: hiper e hipotiroidismo, hipoglicemia de cualquier


origen, síndrome carcinoide, enfermedad de Cushing,
hipoparatiroidismo.
• Cardiovasculares: insuficiencia cardíaca congestiva, infarto
agudo de miocardio, angina, arritmias, prolapso de válvula
mitral, hipotensión ortostática.
• Pulmonares: asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica,
neumonía, embolia pulmonar, hipoxia de cualquier origen.
• Neurológicas: aura de migraña, tumores cerebrales,
enfermedad de Parkinson, confusión mental, enfermedad
desmielinizante, inicio de un cuadro demencial, convulsiones
parciales complejas, trastornos vestibulares.

- Medicamentos:

Anticolinérgicos, antidepresivos, psicoestimulantes,


simpaticomiméticos anestésicos locales, derivados xantínicos,
alcohol, esteroides, hormonas tiroideas, etc.

- Drogas:

Alcohol, cafeína, té, cocaína y sus derivados, etc.

- Abandono de medicación o tóxicos:

Benzodiacepinas (en especial las de acción corta, pero también las


de larga acción) otros depresores del sistema nervioso central
(hipnnóticos), alcohol, nicotina, cafeína.

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TRASTORNOS PSICÓTICOS

El significado tradicional del término psicótico es pérdida del


contacto con la realidad y deterioro del funcionamiento mental que
se manifiesta con ideas delirantes, alucinaciones, pudiendo
presentarse confusión y alteraciones de la memoria.

En su uso psiquiátrico más habitual, el término psicótico se


convierte en sinónimo de deterioro grave del funcionamiento
personal y social caracterizado por retraimiento social e
incapacidad para desempeñar los roles domésticos y laborales
normales.

Peculiaridades de la psicosis en la vejez:

Con las modificaciones de las funciones psíquicas de la senectud, se


modifica la capacidad de enfrentarse eficazmente con los
problemas que impone la realidad. El anciano se resiste al cambio
de sus hábitos de conducta refugiándose en lo que conoce
previamente. Así se remarca el carácter egocéntrico, la retracción e
interiorización de su vida afectiva, la hipertrofia del instinto de
conservación, la irritabilidad y avaricia material.

Los síntomas psicóticos se presentan en los ancianos vinculados a


diversas entidades clínicas. Pueden ser consecuencia de trastornos
iniciados en la edad temprana o aparecer en la vejez. Un 10% de los
ingresos psiquiátricos en personas mayores de 65 años presentan
síntomas psicóticos.

La mayor longevidad general de la población, resultado de la


mejora de la atención sanitaria en los últimos tiempos, está
suponiendo que cada vez existan más personas ancianas que
padecen una esquizofrenia desde su juventud.

Existe poca información respecto a la prevalencia de trastornos


psicóticos graves de inicio precoz en la edad avanzada.

La evolución suele estar caracterizada por un deterioro que se da


en los primeros años de la enfermedad para alcanzarse luego una
cierta estabilidad donde son posibles las fluctuaciones, pero no de
la forma intensa en que suelen darse durante los primeros años. En

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la mayoría de los casos ocurre una estabilización sintomática en la
edad media de la vida que persiste con posterioridad.

Así, en los distintos estudios, el número de pacientes capaces de


llevar una vida independiente y socialmente ajustada no suele
superar el 50%. Por tanto, la evolución clínica y social de los
pacientes es muy variable y también lo son sus características
sintomáticas.

Los subtipos clásicos de la esquizofrenia persisten de una forma


mucho más borrosa, dando paso a estados residuales más
inespecíficos. Si persisten los síntomas positivos, interfieren en
menor medida con la vida cotidiana. Los pacientes suelen llegar a
una suerte de entendimiento con sus delirios o alucinaciones, que
las hace menos disruptivas y les permite una mejor adaptación
integrándolas en su vida diaria.

La persistencia de síntomas negativos es, en buena parte,


responsable del pronóstico poco favorable de la esquizofrenia a
largo plazo, desde el punto de vista del funcionamiento social. La
calidad de vida se ve seriamente afectada por la desconexión
social, aislamiento, soledad, ausencia de funciones definidas y
dependencia de otros.

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