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Los enfoques son varios, los intentos han sido más, los ejemplos abundan:

caracterización, esbozo y descripción del espíritu, subjetividad, sentimiento, idea, experiencia,


mirada, poética de un artista, de una muestra, evento u obra. En este abanico de posibilidades
que son una y la misma cosa, especialmente sombras que se repliegan en lo mismo, poéticas y
narrativas más o menos exitosas según el talento particular de quien escribe. En el peor de los
casos encontraremos ideas relativas a las revelaciones de la somnolencia, a los despertares de la
inspiración, a los poderes sobrehumanos de la creación. En el mejor de los casos leeremos una
buena idea o poema. No sólo leeremos hondas interpretaciones sobre la subjetividad o sobre las
intenciones antepredicativas, sino también intentos de objetividad a través de descripciones
detalladas, formales e informativas, construcción de tipologías y géneros. En menor medida
habrá explicaciones o descripciones de obras como acontecimiento o como género histórico,
menos aún análisis sistémicos exógenos (fuera del sistema y entre sistemas) y endógenos
(dentro del sistema) e inexistente el estudio sobre las características de los sujetos que ocupan
un lugar en el espacio y los esquemas de disposiciones en el sistema del arte. Estos últimos
ejemplos podrían ser desarrollados por investigadores formados en historia y sociología con un
vasto conocimiento empírico sobre la producción y circulación del arte local.

Por todo lo anterior es necesario tomar en consideración la publicación en español del libro Los
mundos del arte: sociología del trabajo artístico de Howard Becker (1982), traducido por Joaquín
Ibarburu (Buenos Aires, 2008) editado por la Universidad Nacional de Quilmes en la
colección Intersecciones dirigida por Carlos Altamirano.

Howard Becker (Chicago, 1928) sociólogo que investigó en el marco del interaccionismo
simbólico, particularmente en el estudio de la conducta de los outsiders. Becker se formó en la
reconocida Escuela de Chicago de la mano de Robert Park, Herbert Blumer y Everett Hughes y
particularmente fue heredero del pensamiento de Cooley, Mead y Lemert. Becker fue
contemporáneo de Irving Goffman con quien compartió un marco teórico y un enfoque de
investigación afín. Su obra más significativa en este campo fue Extraños, Ensayos sobre
sociología de la desviación (1966), en la que elaboró su teoría sobre la reacción social, también
conocida como labeling theory, que refiere a los efectos del etiquetado o encasillamiento de las
desviaciones sociales.

Becker llevó a cabo un abordaje novedoso para la época, diferenciándose de la sociología y la


historia del arte que investigaban a partir de los siguientes esquemas relacionales: artista/obra,
sociedad/artista, sociedad/obra, género o estilo.

En Los mundos del arte se considera al arte como un trabajo llevado a cabo por personas, se
analiza los patrones de cooperación más que los trabajos en sí. La obra de arte que llega al
público es posible a partir de la colaboración. Por este motivo, el artista es considerado un
trabajador similar a otros tipos de trabajadores y el trabajo artístico no muy diferente a otros
tipos de trabajo. En este sentido, el enfoque de Los mundos del arte es más parecido a una
sociología de las profesiones que a una sociología del arte.

El concepto “mundo del arte”, vertebral en el análisis, refiere a una red de personas cuya
actividad cooperativa organizada por el mutuo conocimiento de los medios convencionales de
hacer las cosas produce una serie de trabajos que se definen como arte. El análisis se centra en
las formas de organización social, siendo la reputación un problema nodal abordado a partir de
principios sociales y organizacionales, no estéticos. Para Becker, la posibilidad de la cooperación
es posible por medio de las convenciones, que son saberes y criterios compartidos que funcionan
como esquemas de referencias para las relaciones y acciones en común que hacen posible ese
mundo y caracteriza su existencia. La organización de los mundos del arte articula a una red de
productores, personal de apoyo, distribuidores y público. La complejidad de las redes varía
acorde a las características del mundo particular. En el mundo de la poesía es mínima la división
de roles y actividades, el poeta es al mismo tiempo crítico, compañero de experimentación y
público, puede producir su trabajo independientemente de otros poetas y dependen sólo del
personal técnico como los impresores y distribuidores. En cambio, el mundo del cine es más
vasto y complejo en su organización, cooperación y funciones.

En Los mundos del arte se trabaja con conceptos de primer orden, es una reflexión más
profunda de temas que las personas ya tienen conciencia. La investigación no descubre hechos o
relaciones desconocidos hasta el momento sino que elabora sistemáticamente implicaciones
conceptúales del mundo del arte. Este mundo es concebido como una red de producción y
distribución que es posible por medio de convenciones, de la movilización de recursos, de la
colaboración entre diferentes actores, del papel del Estado, del tipo de artista (profesional
integrado, rebelde, artista folk y artista ingenuo), de la diferencia entre el arte, el oficio y el
comercio, de los procesos de cambio y de la reputación.

Si bien fue novedosa, esta forma aséptica y democrática de pensar el arte tiene sus
antecedentes en los etnomusicólogos Charles Seeger y Klaus Waschsmann, en Imagen impresa
y conocimiento de William Ivins, en el análisis de la pintura francesa del siglo XIX de Harrison y
Cynthia White.

Los mundos del arte critica especialmente a las teorías que sostienen la idea del artista como
una persona con dotes especiales que crea trabajos de belleza y profundidad excepcionales, y
que expresan hondas emociones humanas, los analiza a partir de su existencia social. La lectura
de este libro propone una mirada del arte como fenómeno social. Este enfoque arroja varias
preguntas posibles:

¿Cuáles son los modelos de cooperación en el mundo del arte? ¿Cómo operan los criterios de
validación? ¿Qué convenciones hacen posible la producción y la circulación de las obras? ¿Cómo
se organizan los mundo de arte de modo tal que los artistas puedan hallar los recursos que
necesitan para hacer lo que quieren? ¿Cuáles son las obras que perduran y por qué? ¿Cuando,
donde y cómo los participantes del mundo del arte establecen las líneas que distinguen que es
arte de lo que no lo es, y quien es artista y quien no lo es?

Los mundos del arte refieren a comunidades y culturas que hacen posible su existencia y forma,
es una invitación a leer el arte en coordenada sociológica

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Lo que guía el análisis de Becker es la idea de que el trabajo artístico, como


toda otra práctica humana, incorpora la actividad cooperativ de una serie de
personas. En otras palabras, que el arte es el resultado de una acción
colectiva. Las actividades de cooperación pueden ser efímers o estables, es
decir, ejecutadas de acuerdo con normas y patrones establecidos. En cualquier
caso, ellas hacen posible que la obra de arte que finalmente vemos, leemos o
escuchamos cobre existencia y perdure. Becker llama mundos del arte a esta
red de interacciones

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