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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES


PSICOLOGÍA SOCIAL I
Integrantes: Lesly Zapata
Marlon Niño

FINAL PSICOLOGIA SOCIAL “LA DETERMINACION DEL YO Y EL


SINDROME FATALISTA EN LATINOAMERICA”

Introducción

“Sólo el yo individual plenamente


desarrollado puede desprenderse del ego”

(Erich Fromm).

Como parte del desarrollo del ser humano se hace pertinente que el neonato
humano construya, a partir de las socializaciones con su medio una identidad
propia con convicciones “individuales”, siguiendo esta idea, la construcción de
estas hace posible de la misma forma que se institucionalicen algunas de estas
convicciones de individuales formando sociedades que, en fin último guardan
un Yo social con unas construcciones base estandarizadas y unas normas que
rigen el buen trato y la posibilidad de permanecer en sociedad con respeto.

El presente trabajo busca ahondar sobre la manera como, acontecimientos que


se han evidenciado a lo largo de la historia e incluso los que aún en la
actualidad se observan, han influenciado tanto en la determinación del yo
(pregunta No.1), para lo cual fue necesario hacer una revisión bibliográfica de
los argumentos expuestos por Kenneth Gergen en el capitulo: “el Yo saturado”
y Jerome Bruner en “la autobiografía del Yo”, así como la conexión y
funcionalidad del síndrome fatalista en Latinoamérica con el régimen político
(Pregunta No.2) para cual se revisó la referencia de Martin Barò, personaje
que con su mirada política y socializante contribuyó de manera significativa al
desarrollo de la psicología social.

1. Siguiendo las ideas de Kenneth Gergen (el Yo saturado) y


Jerome Bruner (la autobiografía del Yo) sustente como se
construye la idea de una determinación social del Yo.

Para explicar el proceso de construcción de una determinación social del yo,


es necesario desarrollar en términos generales algunas condiciones
importantes, tales como: las concepciones cambiantes del yo, el yo: De la
Concepción romántica a la Moderna (clave), el papel que cumple la cultura, el
significado del yo a lo largo de la historia y finalmente el leguaje y las
dificultades a las que se enfrenta el Yo.
En primera medida es importante reconocer que toda expresión que tenga una
persona de si misma lleva consigo consecuencias sociales. Una de las
principales consecuencias, es el vocabulario de expresión del yo, en donde una
expresión, en términos de la palabra o de vocablo (s) ya interiorizados en un
individuo cumple un papel fundamental en la formación de su personalidad, ya
que gracias a esto surgen las bases y se puede concretar.
Según Berger (1983), el lenguaje que tiene un sujeto de sus emociones,
estados, procesos y características, es estructurado por las relaciones que se
establecen en su cotidianidad, es así como se puede observar que la aparición
de límites en los actos de las personas, son producto de las expresiones
(palabras) y éstas a su vez son el resultado del lenguaje del yo individual,
fundamental para dar paso a la vida social.
Para explicar de manera detallada el proceso que da paso a la determinación
social del yo, es importante reconocer que en el desarrollo y conclusión de èste
(“yo”); las influencias a lo largo de la historia han sido contundentes. Éstas se
originan a partir de cambios producto de la saturación social.
La saturación ha provocado desde tiempo atrás, diferencias en el modo de
comprender el yo, ante ello se rescatan dos perspectivas claves, la primera,
una visión romántica, que Berger (1983) caracteriza por rasgos como el alma,
la pasión, creatividad, temple y moral, y la segunda, la “cosmovisión
modernista” singular que se caracteriza por dejar a un lado los caracteres
subjetivos de la persona y darle así una mayor relevancia al raciocinio, lo que
posibilitó una acción consciente en relación a todo acto, intención ò elección
que el individuo manifieste en el transcurso de su existencia.
Por otro lado, el posmodernismo, pese a que no trae ningún tipo de añadiduras
al vocabulario ni a determinantes exploratorios que permitan entender la
determinación social del yo, contribuye de manera importante pues alude a que
el crecimiento y desarrollo del ser humano se encuentran atravesados por una
intencionalidad de parte del individuo en construir de manera permanente su
“yo”.
Además, de la transición y modificación del concepto del yo, la cultura es uno
de los factores más importantes que determinan el yo pues esta genera gran
influencia en las apreciaciones, emociones y representaciones que un
individuo tiene de sì. Se concluye que el objetivo de la cultura, radica en la
repetición de referentes de acción que simbólicamente entran a ser parte de la
persona. Ante ello se puede decir que cada uno de los individuos manifiesta
una serie de comportamientos, estilos, pensamientos, hasta emociones, que
aparentemente son rasgos mucho mas intrínsecos de la persona, terminan
siendo no propias de èl, sino del grupo social al que pertenece o en resumidas
cuentas a la sociedad, que es la que garantiza la proliferación de la cultura por
medio de un procesos socializador.
Por otro lado, el yo, ha cobrado significantes en relación a la importancia que
se le ha dado a lo largo de la historia, se puede evidenciar por ejemplo en las
concepciones en relación a la “maduración de la mente” y el grado de “instinto
maternal”, que han variado de acuerdo a la historia y al lugar de donde
proviene la concepción. Un ejemplo mas especifico de esto es la evidencia de
la maduración de la mente, según Philippe Aries citado por Berger (1983) quien
expone que el mundo occidental aproximadamente para el siglo XVII la niñez
comparada con la adultez no tenia diferencia alguna en relación al estado de
madurez en contraste con el momento actual que evidencia que los niños antes
de los tres años no tienen un pensamiento abstracto, por lo que el niño debe
primero madurar para luego ser… ò para tener….; por otro lado se encuentra la
concepción del “instinto maternal” que Según Elisabeth Badinter citada por
Berger (1983) que dice que los niños para el siglo XVII Y XVIII no tenían
importancia, el abandonarlos no era algo sorprendente, de hecho era una
costumbre; a diferencia de lo que se cree actualmente: el amor de madre,
representa un aspecto fundamental de la naturaleza humana. Es así como lo
anteriormente mencionado permite afirmar que lo que se entiende por individuo
“bueno”, “malo”, “inhumano” ò “humano”, es relativo, termina siendo producto
de la evolución del contexto, posiblemente los referentes de las sociedades,
dinámicas, formas de pensar, interactuar y asumir las realidad cambian a
través del tiempo, lo que afecta la determinación social del yo.
En la actualidad, se han integrado concepciones acerca del hombre, que
corresponden a un conjunto de denominaciones científicas, que en su mayoría
indican defectos e irregularidades en cuanto a la salud del individuo; lo que
genera disminución de la concepción que una persona tenga de sì misma, es
decir, que si bien ahora existen características, con las que un individuo se
sienta identificado o sencillamente se diga a sí mismo que es: depresivo,
ansioso, obsesivo, bulímico, entre otros; no se logra nada diferente que el
debilitamiento el aspecto personal de cada individuo.
Para concluir es de gran importancia reconocer que la determinación social del
Yo, es algo compleja, no hay una (unìsola) manera especifica en la que se
describa la manera como este proceso se lleva a cabo en un individuo, puesto
que en èl influyen factores que se han mencionado a lo largo del escrito, ante
lo expuesto se puede inferir que tanto las ideas, como los supuestos,
pensamientos, actos, emociones, sentimientos y en si la actividad del individuo
se encuentra atravesada por la cultura y ésta a su vez determinada por un
momento en especifico en términos del tiempo, es decir, que las pautas de la
vida social de un sujeto se encuentran determinadas socioculturalmente.
Cabe resaltar que aspectos como el leguaje y los avances tecnológicos de las
ultimas décadas han influido en el aumento de las percepciones y/ò
concepciones que los individuos posiblemente pueden tener de ellos mismos;
cuestión que desfavorece la estabilidad emocional y mental de los individuos.
2. Con base en el texto de Martín-Baró El latino indolente, haga una
explicación del síndrome del fatalismo y su conexión y su
funcionalidad con el régimen político.

El síndrome del fatalismo, hace referencia a una manifestación del pueblo


latinoamericano consumido en un estancamiento en el que los pueblos de
manera pasiva tienden a tolerar y ejecutar una aceptación fatal de sus destinos,
en el que se pierde todo tipo de pasión e impulso hacia el progreso,
autorrealización y cambios a nivel social tanto como personal. Esto permite una
concepción de, abatimiento, resignación, conformismo, sumisión, falsas ideas,
sentimientos y comportamientos por parte de todo un pueblo latinoamericano
en su existencia, peor aún es que éste síndrome es el hecho de que este
síndrome se evidencia en sectores socioeconómicamente bajos, es decir, que
como el viejo refrán, “Cuando las cosas no quieren conformarse con nosotros,
nosotros debemos conformarnos con ellas.”, aquel campesino y/ò marginado;
inmersos en una cultura de pobreza, cuentan con una perspectiva contra el
progreso y hacia la vida misma; estereotipada por el aquel fatalismo.

La caracterización del síndrome fatalista, encierra principalmente tres grandes


vertientes: la ideológica, afectiva y la comportamental, la primera vertiente se
caracteriza como su nombre lo indica por ideas propias del fatalismo
latinoamericano, entre ellas, 1. el hecho de que las personas desde su
nacimiento llegan con predeterminaciones de lo que pueden ser o no ser a lo
largo de vida, 2. el sesgo y la no creencia por parte del individuo de el mismo
en su capacidad de influir y poder cambiar su proyecto su vida y 3. La no
ejecución, ni control de la vida por parte del individuo, porque toda la
responsabilidad de su destino y existencia se la ha delegado a un Dios todo
poderoso. La segunda vertiente se caracteriza por elementos afectivos que
contribuyen a dicho fatalismo latinoamericano: 1. Sentimientos de sumisión
ante el destino que le ha deparado la suerte, sin oposición alguna de parte del
individuo , puesto que piensa que el hacer algo no lo conduce a nada, 2. La
aceptación del destino sin permitir que emociones ni situaciones modifiquen
determinación alguna y 3. el asumir que la vida, es sinónimo de sufrimiento y
dolor. Finalmente la tercera vertiente, comportamental, se caracteriza por las
tendencias y estilos de conductas que el individuo tiene: 1. resignación y
docilidad ante lo que demanda el destino, 2. el no sentido del esfuerzo,
tomando la quietud como la manera mas cómoda de adaptarse al fatalismo y
3. La importancia de la experiencia en el aquí y ahora, dejando a un lado el
pasado y el futuro (Martin- Baro, 1998).

Para hablar de la conexión y funcionalidad que tiene éste síndrome con el


régimen político, es importante resaltar que no todo (el fatalismo) es parte de la
actitud estereotipada del pueblo latinoamericano, sino que se debe en gran
medida a la caracterización que se le ha atribuido a estos pueblos, en donde el
fatalismo ha sido notoriamente determinado por las mismas estructuras
sociales, las condiciones de fatalismo se han construido a través de la historia y
evidencian un fuerte lazo en el tiempo, para el mantenimiento de las
estructuras sociales y las estructuras de dominación (Martin- Baro, 1998).

Se evidencia la diferencia de las estructuras entre Latinoamérica y otras partes


del mundo debido al carácter fatalista como ya se ha descrito, pero en inicio se
presenta esto porque hay un desorden en la estructuración de los individuos,
se evidencia aquí que lo fundamental es la relación externa que funde y
cimienta las estructuras individuales y para este caso no fortalece hacia
condiciones de maduración, progreso y cambio, sino, a un mantenimiento sin
norte a la deriva del destino que es una fuerza mistica externa ajena a su
situación (Martin- Baro).

Las estructuras sociales, están determinadas por una praxis de orden social, de
las cuales la mayoría que es la gente con condiciones de vida precarias se ven
mas afectadas por el mismo, esto se describe claramente por Paulo Freire
(1970) citado por Martin- Baro (1998) que dice que el oprimido se encuentra
inmerso en una realidad de despojo e impotencia, con situaciones insuperables
a la vista general, y es debido a que el régimen político no le da suficiente
importancia a estos grupos minoritarios de Latinoamérica.

Los gobiernos denotan un desplazamiento con estas poblaciones, y


acompañan y fomentan el fatalismo, de la misma forma construyen en las
generaciones de latinoamericanos la conciencia que las condiciones no
cambiaran. No se genera una concepción de cambio, no se propician las ideas
de superación y maduración, de hecho los movimientos van enfocados a
mantener la conciencia colectiva de fatalismo por que fomenta la dominación y
propicia régimen político( Martin- Baro, 1998). Lo que debería hacer seria
centrar la mirada en la intervención y modificación social, para movilizar a la
gente hacia el progreso, la actividad productiva y el ascenso de todos primando
las condiciones sociales como el cambio de actitudes en los sujetos a fin de
propiciar la individualidad y posibilitar un verdadero cambio.

Referencias

• Bruner, J. (2006). La autobiografía del Yo. En Bruner, J., Actos de


significado: más allá de la revolución cognitiva (pp. 101 - 136). Madrid:
Alianza Editorial.
• Gergen, K. (2006). El asedio del Yo. En Gergen, K., El Yo saturado:
dilemas de identidad en el mundo contemporáneo (pp. 19 – 39).
Barcelona: Paidos.
• Martín – Baró, I. (1998). El latino indolente. En: Martín – Baró I.,
Psicología de la Liberación (pp. 73 – 101). San Salvador: UCA Editores

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