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José Pedro Jarpa Marín

Poesía en movimiento
Escuela de Literatura
Prof. Thomas Harris
30 de mayo de 2007

Corazón de Cristal

(El mañana, el caos, la esperanza)

Nota introductoria: este ensayo para seguir la línea del film de Herzog,
se ha construido de manera atemporal, situando los fragmentos de los
párrafos como piezas de un puzle que intentan profundizar en la
propuesta romántica de Corazón de cristal.

Un profeta vive en el bosque, alejado de su comunidad. Ve el


mañana, los aldeanos lo visitan para enterarse que sucederá. El
pueblo es un clásico pueblo colonial alemán que Herzog construye
con maestría, donde la cerveza y la inmundicia afloran cómo
elementos principales.

Un pueblo donde todo gira entorno a la recuperación de la


manufactura del cristal de rubí, La obsesión del príncipe encargado
de la fábrica lo hace entrar en disputa con el profeta (Ilias)

La película está dividida en dos planos narrativos: primero las


visiones proféticas de Ilias de un mundo que se desmorona, se
destruye, todo vuelve a un estado natural. A la nada. En el
apocalipsis el tiempo se desmorona. Esta visión se complementa
con el final, que explicaré en su minuto, ahora me dedicaré a
hablar en el universo que Herzog construye entorno a ese precario
pueblo y la metáfora del cristal de rubí.
Una pequeña aldea habitada por miserables humanos, que Ilias ha
dejado atrás, donde nada se presenta con un hilo conductor claro,
todo es confuso y roza fuertemente el teatro de lo absurdo de
Samuel Beckett: dos tipos alcohólicos que saben su designio, tras
ser avisados por Ilias, juegan con el destino, bebiendo hasta el fina
de la noche, aún sabiendo que sólo morirá uno. La profecía se
cumple, son encontrados los dos y el pueblo sabe que sólo uno ha
muerto. Los cuerpos son encontrados por la perturbarte imagen de
una mujer de una ambigüedad casi hermafrodita, que duerme
desnuda y tiene un evidente retraso mental, la imagen de esta
hembra presenta el “único” prototipo de mujer evidente en la
cinta. En la taberna todos beben, cerca del fin , el propio Ilias está
ahí , profetiza un final caótico : “ todo se quema , el pueblo , la
fábrica , todos mueren. Menos uno. Ese se aleja, no queda nada
atrás.” Los hombres beben y cantan, el pueblo está de fiesta, la
chica perturbarte se desviste al son de la música y la
efervescencia de los presentes. Alguien avisa de un incendio, todo
se está destruyendo, Ilias tenía razón, el pueblo lo trata de
hechicero y lo encierran en un calabozo, el pueblo representa la
visión colectiva del pavor al vacío.

Todo el pueblo desaparece a excepción de Ilias, que vuelve al


bosque.

“De la caída y el vuelo surge un nuevo paisaje,


igual que la sumergida atlántida, la tierra emerge
de las aguas. Veo una nueva tierra.”

La profecía inicial de Ilias, culmina así, con la presencia de un


nuevo universo que emerge del caos. Las imágenes de Herzog son
preciosas, el paisaje de los bosques remite a quizás una de las
grandes imágenes poéticas vistas en el cine. No importan los
tiempos narrativos, Herzog los quiebra y los distribuye a su
manera para plasmar este atmosférico FIN QUE TRAE UN NUEVO
DESPERTAR.

La confusión emerge, Ilias sentado en el bosque es visitado por los


aldeanos, que buscan explicar la presencia de un monstruo a
través de sus visiones. Los tranquiliza diciéndoles que sólo es la
sombra de un enano reflejado en el sol, no deben preocuparse, de
lo que si, una visión donde ve un fuego que arrasa la fábrica de
cristal.

LA FLOR AZUL DE NOVALIS, HERZOG LA DISFRAZA EN UN CRISTÁL


DE RUBÍ

La propuesta metafórica se centra en la presencia del cristal de


rubí, que ha desaparecido, el pueblo sufre por la pérdida del bien
preciado, el príncipe y dueño de la fábrica se lamenta: “y esta
perfección ha sido eliminada del mundo.” Sólo el profeta – Ilis –
puede salvarlos.

Sin la presencia del cristal el pueblo se siente abandonado, ahora


nadie podrá protegerlos de los designios del universo. La metáfora
del cristal de rubí apunta a la idea romántica del objeto – símbolo –
que los acerca a la perfección a la divinidad, sin él se sienten
dejados a la suerte del destino (sueños de Jean-Paul sobre la
muerte de Dios)

Se les reza a los santos para traer de regreso el preciado cristal, el


príncipe ha caído en una angustia interna que tiene a todo el
mundo trabajando para encontrar una forma de conseguir que
vuelva el cristal de rubí. Nada pasa. La agonía se transforma en
sofocación, todo se desvanecerá. Nada quedará en pie.
Todo el mal del universo recae en el príncipe, manda a revisar la
casa de un campesino de qué quién se cree, ha robado el fuego de
los dioses, el secreto del rubí. La esperanza del pueblo (UNIVERSO)

Ilias desde arriba – en los montes – observa la locura en que ha


caído su pueblo, la búsqueda del rubí sólo traerá maldición. En sus
visiones vuelve a aparece el fuego.

“Veo gente corriendo a la colina, llegan a la cima


jadeando. Se convierten en piedras, uno al lado de
otro, un bosque repleto de piedras.

Todo se vuelve tenebroso y silencioso, veo como


todo abajo ha quedado devastado…”

El caos se aproxima, Ilis lo sabe, cómo también sabe que el único


que se salvará será él.

El final está cerca, sucesos absurdos vuelven a aparecer: el


hombre que ha muerto es velado, su alma no se respeta. Los
hombres ebrios mientras la mujer se desnuda bailan con el
cadáver, el humor negro se apodera de la atmósfera. Sólo queda
esperar el tiempo para final, el fuego se enciende, nada se salva,
todo desaparece.

Ilis camina hacía el bosque, la nieve cubre el lugar, el héroe se


inventa un obstáculo, un oso invisible que debe complicarle el
regreso, logra vencerlo. El vate regresa a la cima, donde estará
seguro.

Damos paso a la última visión de Ilias, que se conecta con el


principio. La búsqueda de la verdad es la forma de llegar al inicio.
La épica de Herzog se construye a partir lo monumental: del
génesis al apocalipsis (o viceversa)
“Ahora vuelvo a ver la isla rocosa, la veo con total
claridad. Hay una isla rocosa lejana mar adentro y
una segunda isla más pequeña. Se encuentran en
un extremo del mundo habitado. En una de las
islas, viven desde hace siglos, algunos hombres
olvidados, aún no se han enterado de que la tierra
es redonda. Entre ellos se mantiene la creencia de
que la tierra es plana y que el océano termina en un
abismo sin fondo.

Veo a un hombre en lo alto de la roca, lleva años y


años observando a solas el mar, día tras día,
siempre en el mismo lugar. Él es el primero en
dudar.

Luego algunos años más tarde, tres hombres más


se le suman, durante años y años observan juntos
el mar desde la roca. Hasta que un día deciden
atreverse a lo último: quieren llegar al límite del
mundo para ver si de verdad hay un abismo.

Emprenden el viaje, patéticos e inconscientes , en


un bote demasiado pequeño.

PODRIA PARECERLES UN SIGNO DE ESPERANZA EL


QUE LOS PÁJAROS LE SIGAN POR MAR ABIERTO.
(Reminiscencia a La balada del viejo marinero de
Coleridge)

Así concluye Corazón de Cristal, Herzog desde su estética a su


temática ha construido un mundo romántico con claras
definiciones de este: construcción de universo propio , visión
caótica de la existencia , la naturaleza cómo sustento elemental.

En esta nueva jerarquía, los hombre se han atrevido a pasar los


límites, hay un dios (ahora Ilias) qué se ha enfadado.

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