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Colosenses 3:15:
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que
asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed
AGRADECIDOS.
(Del lat. gratitudo). f. Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se
nos ha hecho o a querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.
Gratitud. Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho
o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera. Amistad. Afecto personal,
puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
Confianza. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo. Fidelidad. Observancia de la
fe que alguien debe a otra persona.
—Diccionario de la Real Academia Española
Su opuesto es
Hay quienes creen que todo lo bueno que tienen lo han conseguido solos. Por orgullo o,
a veces, por simple desatención, no saben reconocer el apoyo que les dieron los demás
en un momento o circunstancia determinados. Esas son las personas desagradecidas.
Aunque parezca increíble pueden llegar al extremo de criticar o incluso hacer daño a
quienes los ayudaron. A veces se cierran todas las puertas. A veces no, pues la
generosidad nunca termina. Sin embargo, como no saben experimentar agradecimiento,
se sienten solos, no descubren que los demás los quieren y que merecen ese cariño. Su
malestar crece a cada día y los entristece. El que agradece abre las cortinas de su alma:
permite que entre el sol y proyecta hacia afuera su propia luz.
Viviendo el valor
• ·Aprendamos a usar la fórmula que no falla. “Por favor” indica que pedimos
algo especial. “Gracias” indica que reconocemos la ayuda.
• ·Pensemos y reconozcamos todo aquello que recibimos de los demás.
Expresémoslo a nuestro estilo: con palabras, con un abrazo, con un carta.
Construyamos una cadena de favores: cuando recibimos uno, hagamos otro, y pidamos
a cada persona que siga extendiendo la red de ayuda y gratitud.
·No agradezcamos sólo los bienes materiales. La ayuda que va más allá de los objetos es
tal vez la más valiosa.
“Por favor” y “gracias” son dos expresiones comunes en nuestra vida diaria que
aparecen una y otra vez en las relaciones con los demás. Detengamosnó por un
momento a pensar en ellas. La primera es un llamado de ayuda para solicitar algo que
puede ser muy sencillo (el préstamo de un objeto) o muy complicado (el auxilio en un
caso de vida o muerte). La segunda manifiesta el reconocimiento por el beneficio que
hemos recibido. En su nivel más superficial aparecen como fórmulas automáticas de
cortesía, pero cuando vivimos a fondo estas emociones ingresamos a uno de los
territorios más ricos y profundos de las relaciones humanas.
La gratitud y nosotros
Ser agradecido es apreciar a cada momento lo que los demás hacen por nosotros y
generar con ellos un compromiso de confianza: como estamos conscientes de su ayuda,
podremos responder de igual forma cuando ellos requieran la nuestra. Cuando la
confianza crece, se convierte en amistad: dos seres humanos comparten emociones,
problemas, soluciones y la ayuda fluye siempre en las dos direcciones. El respeto y los
sentimientos de cariño mutuos crecen hasta regirse por la fidelidad: no sólo
agradecemos y correspondemos a quien nos ayuda, tenemos un cariño sólido que nos
hará estar siempre allí para responder, sin importar que las circunstancias cambien.