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II ACTO
Rufina lo ve y le dice:
RUF: ¡Hola mi amigo! Adelante, aquí conmigo. (Le da un tirón a su hija y la pone a su lado)
ALE: ¿Interrumpo algo?
RUF: ¡Qué! No, señor.
ALE: Sí incomodo...
RUF: Usted, aquí no interrumpe nada, son cosas de familia.
ALE: Bien.
RUF: Ve adentro (le dice a Julieta)
JUL: Ya voy.
RUF: Tengo que hablar con usted, pasemos adentro por favor.
ALE: ¡Cómo no!
Con permiso Mon ami (le dice a Manuel)
RUF: Bótelo usted. Que se vaya (le dice a Mariquita)
MAN: (se pasa de la raya)
MARIQ: El enemigo anda aquí.
MAN: Es intolerable tantos desaires.
MARIQ: Nada, con la misma vara…
MAN: ¡Señora! ¡No me moleste!
MARIQ: Si lo tomas tan a pecho, te volverás pronto loco)
MAN: Poco me falta.
MARIQ: No es para tanto.
MAN: Déjese de sermones, señora.
MARIQ: ¡Señora, será su abuela! (se va rápido)
MAN: Está claro. Su madre me quiera dar pasaporte para que Julieta se case con otro, que le ha pintado
montes de oro. Pero no cederé porque ella me corresponde. Lo que me preocupa es saber si su padre estará
de acuerdo. Pero él es un hombre justo, y no creo que obligue a su hija. Además, él ve con buenos ojos
nuestra amistad y no habrá poder humano que nos separe. ¿A qué hora saldrá su padre?
MERC: ¡Don Manuel!
MAN: ¿Quién es? ¡Ah! Mercedes, ¿qué hay?
MERC: ¿No hay nadie?
MAN: No, dime de una vez.
MERC: Oiga usted, dice la niña que vuelva a la noche, que no se choque con don Alejo, y que no hable con
su padre. No sea que otra gresca haya entre sus padres, don Alejo y usted. Tenga paciencia.
MAN: Bien, pero pronto le hablaré a don Jesús. Ahora no lo hago por complacerla.
MERC: Pero, váyase.
MAN: Díselo.
MERC: ¡Jesús, qué hombre!
MARIQ: Merceditas.
MERC: Sí, ¿qué desea?
MERIQ: ¿Qué hablas con ese joven?
MERC: Nada, le dije que se fuera porque tenía que barrer.
MARIQ: ¡Pobre! Mal hecho, ¿Te hizo algún daño?
MERC: Ninguno. (¡Hipócrita!)
MARIQ: Pero, bueno… dice Rutinita que me hagas un poco de chocolate, y no demores.
MERC: Voy.
MARIQ: ¡¿Qué son más de las doce, y estoy sin almorzar?!
MERC: Bueno.
MARIQ: Si no hay, que lo compren.
MERC: Muy bien.
MARIQ: Y házmelo espesito.
MERC: Así lo haré.
MARIQ: Y ponle un granito de sal.
MERC: Bien. ¿Algo más?
MARIQ: Nada más. ¡Corre!
MER: (ojalá rompan su molde)
MARIQ: Que tal si su padre nos publica el matrimonio de su hija con el tal Manuel.¡Qué chasco sería el de
su madre! Aunque el nene tiene cualidades, pero no tiene dónde se le pare un piojo; y el otro es un adefesio,
pero tiene monis. Y vale más que un Adonis.
ALE: ¡Aquí doña Mariquita! (Desollando está a algún prójimo)
MARIQ: ¡Hola! ¿Cómo van los planes con Julieta?
ALE: Está contra mí hecha un fósforo.
MARIQ: ¡Si? Lo que es no tener sentido
ALE: O ser tonta. Da lástima.
MARIQ: ¡Pobre muchacha! ¿Y su madre?
ALE: No la apoya. Antes tomará primero arsénico que cambiar sus propósitos.
MARIQ: Supongo que el fin es lícito?
ALE: Valedero.
MARIQ: Él no cumple el decálogo es un hereje.(REVISAR)
ALE: Eso para los neófitos.
MARIQ: ¡Con que se niega Julieta?! ¡Sí tiene impulsos diabólicos! Pero pobrecita es víctima de los
manejos más sórdidos. Ya pondremos cierto plan, que a ese fenómeno y a ese energúmeno, los va a dejar
atónitos.
ALE: ¿Cuál es? Diga usted.
MARIQ: Ya, ya lo verá.
ALE: Solo entrégueme usted la tórtola y me hará su eterno servidor.
MARIQ: (Eso quisieras bribón) ¡Ay, tengo el vientre como órgano.
ALE: Entonces…
MARIQ: Está usted en vísperas.
ALE: ¡Eh, bien! ¡Magnífico!
MARIQ: Bailándome está el estómago. (¡Cómo demora esta chica1)
RUF: (¡Ya se habrá ido ese mozo?) ¿Cómo amigo…?
ALE: Permítame dos palabras y estoy con usted.
RUF: Pero… yo no le pregunto…
ALE: Quise hacer a esta damita un afectuoso saludo, y ya hemos hablado como 15 minutos (viendo el reloj)
RUF: Yo lo hacía a usted ya camino a su casa.
ALE: ¡Oh, ya!
RUF: Y salí a ver si se había marchado el tunante.
MARIQ: Hace rato que se fue.
RUF: Parece brujo; porque venía dispuesto a todo.
MERC: Doña Mariquita el chocolate.
RUF: ¡Qué! ¿Recién?!
MARIQ: Tengo las tripas como un canuto. Más este ayuno obligado.
RUF: Vaya usted.
MARIQ: Allá voy.
MERC: Que se enfría.
MARIQ: Voy. Con que adiosito.
RUF: ¡Pobre señora! (dice a don Alejo)
ALE: Buena alma.
MERC: (Como la de un chuncho)
MARIQ: Vamos Merceditas.
MERC: Vamos (y se queda en la puerta escuchando)
RUF: ¿Cómo está su amigo Carlos?
ALE: Bien, él me estima mucho y está muy feliz con mi próximo enlace; somos uña y carne.
Estudiamos juntos topografía y mecánica, allá en una aula de Don Félix Utroque. Un español muy profundo.
RUF: Creo haber escuchado de él.
ALE: Probablemente. Hasta los trucos le conocen. El que logra ser su amigo es hasta brujo.
RUF: ¡Jesús!
ALE: Pero, discúlpeme me retiro.
RUF: Es una pena, adiós pues…¡Qué varón! Sí es un pozo de elocuencia y de saber! No está nada mal.
Tal vez algún defecto… ¿Pero quién no lo tiene? Sólo Dios es perfecto. Pero pese a quien le pese se hará
esta boda.
JESUS:¿Se fue Manongo.?
RUF: No sé.
JES: Le dije que me espere.
RUF: ¡Ah! Claro. Lo tendré en el bolsillo.
JES: Ya empiezas. ¿No tendremos nunca paz? Demonio o mujer que es esto.
Ya tanto pleito me hostiga, esto es un infierno diario.
RUF: ¿Si no quiere riña? No se haga el sueco, cuando ese muñeco se abraza a nuestra niña.
JES: ¡Mujer, yo no he visto nada!
RUF: La ocasión hace al ladrón.
JES: ¡Qué genio!
RUF: Y lo que no pasa en años, en un minuto sucede.
JES: ¡Sí todo habla sola! ¡Hasta cuando!
RUF: Por consentidor se ha vuelto Ud. un viejo inmoral.
JES: ¿También moralizas tú? ¡Habrá adefesio como este!
RUF: La gente murmurará.
JES: Del dicho al hecho hay mucho trecho. Si acaso tú no lo inventas, todo lo cuentas.
RUF: Tú que no ves nada.
JES: Lo mejor será casarlos mañana mismo a los dos.
RUF: ¡Casarlos! No mientras yo viva.
JES: Pues será así. Ya se ve; lo que tú anhelas es unirla con don Alejo.
RUF: Es un hombre ejemplar.
JES: Y un pillo embustero…
Yo limpiaré mi casa de toda rata y hasta de ese hipócrita beata.
RUF: Ni una santa se libra de su lengua biperina ya que se empeña en semejante consorcio, hoy mismo pido
el divorcio.
JES: Se ha vuelto loca o sueña?
RUF: Hoy mismo y me da lo que recibió 4 mil y pico o los jueces me harán dar hasta la última moneda.
déme gracias más bien si está vestido y calzado.
JES: ¡Mujer!
RUF: ¡No me grites!
JES: No lograrás tu capricho. (Está solo, pero Rufina lo está escuchando)
¿Por qué sólo los casados son inmovibles? ¿Por qué los maridos no pueden ser cesantes del yugo?
Qué injusticia, hoy ante la ley todos somos iguales.
RUF: ¡Iguales…! Iguales debía de ser.
JES: ¡Loca! Espiando.
RUF: Pero reparten en zafarrancho, para ustedes siempre lo ancho y para nosotras lo angosto.
JES: ¡Qué sabes tú! Pareces hidrofóbica, qué juicios harán los criados, al vernos cual perro y gato.
RUF: Qué risa me da.
JES: Hazme el favor, anda a tu cuarto.
MERC: ¡Cuidado! (Mercedes espiando sale y se choca con doña Rufina y tropiezan)
RUF: ¡Qué! ¿No ves?
JES: ¿Quién te ha llamado?
MERC: Vine por el plumero.
JES: ¿El plumero? Lo que haces es espiar para ir con el chisme por toda la población. ¡Vete!
MERC: Ya me voy.
JES: ¡José! También estará de escucha….
JOSE: Diga.
JES: Lleva al correo esta carta.
JOSE: Voy.
JES: Van 5 ó 6 cartas, y no contesta.Ël es cumplido. Necesito que me envíe esa suma para mandar a freir
monos a mi dichosa conjunta Así como otros tienen sarna, tiña y calentura; Dios me ha dado esa furia para
que expíe mis culpas.
MARIQ: (Bien alimentada voy a rezarle a San Lázaro)
JES: (Sin ver a Mariq. Pero ella si) No soy tan estúpido para que mi mujer me vuelva loco.
MARIQ: Eso es, don Jesús, porque un marido es la autoridad de su casa.
JES: (¡Vieja hipócrita!)
MARIQ: Y todos sus vástagos lo oigan como oráculo.
JES: No moleste con sus cosas.Allá a los clérigos.
MARIQ: Respete el hábito.
JES: Respételo usted.
MARIQ: Hereje. Ya caerás en la trampa, pájaro.
JES: Quién pudiera a esta sacrílega ponerle un cierre en la boca.
MAN: Señor…
JES: ¿Me pone en ridículo…? Ya verán.
MAN: Ni me miró, ¿será que su mujer lo ha puesto en mi contra?
MARIQ: (Ya se fue, gracias a Dios) Pongámonos a rezar. (Aquí Manongo)
MAN: (Esta es otra)
MARIQ: ¿Qué haces aquí hijo?
MAN: ¡Eso a Ud. no le importa!
MARIQ: ¡Jesús! ¡Qué cara! ¿Es posible que nunca me oigas? ¡Qué feo te pones! ¡Uf!
MAN: No me agradan esas bromas.
MARIQ: ¡Ay hijo! Cuando te miro, veo a mi difunta Idelfonsa, tu misma edad tendría ahora. Se murió de
10 meses y estará en el cielo rogando por mí, que soy tan mala y pecadora. Era tan gordita y tenía un
dientecito y decía papá, mamá.
MAN: ¡Por Dios no me quiebre Ud. más la cabeza señora!
MARIQ: Por eso quisiera que me vieras como una madre amorosa. Háblame pues con confianza…¿Qué
tienes? ¿Qué te acongoja?
MAN: ¡No tengo nada señora!
MARIQ: Mariquita me llamo hijito.
MAN: ¡En qué hora llegué!
MARIQ: ¿Y por qué?
MAN: Todos me incomodan.
MARIQ: Apuesto a que adivino lo que te agobia y a que te doy un remedio que al instante te mejoras. ¿No
me oyes?
MAN: ¿Qué dice Ud.? Dispense si le he faltado en algo.
MARIQ: El amor de Julietita es lo que te sofoca; pero no te asustes con sombras. Tú no te mueres por ella.
Y ella no está loca por ti. ¿Qué más quieres?
MAN: ¿Y su madre? Me odia, me desprecia, me injuria y de su casa me arroja. ¿Y su padre que pensé que
era la mano protectora, ni me mira.
MARIQ: (¡Qué buena noticia!)
MAN: Mejor me doy un tiro.
MARIQ: ¡Jesús! ¡Morirte sin confesión! ¿Quieres que los gallinazos te destrocen y te coman?
¡Por Dios! Tu madre fue Buena cristiana, muy Linda y muy juiciosa. Era mi hermana de espíritu y me quiso
como pocas. ¡Matarse uno por su mano!
MAN: Peor es reventar de cólera.
MARIQ: ¿quieres imitar a Judas?
MAN: La muerte a mí no me asombra.
MARIQ: Estas son las modas de Francia y de California, deja, hijo, que ellos se maten si quieren. Al final
el diablo se llevará lo que en justicia le toca. Con que oye ¿hasta den Jesús está en tu contra? ¿Qué tal si le
haces una buena?
MAN: ¿Pero de que modo?
MARIQ: Fúguense…
MAN: Sí.
MARIQ: No hay de otra.
MAN: ¡Muy Buena idea!
MARIQ: Pues, hijo, manos a la obra.
MAN: Me pondré de acuerdo con ella.
MARIQ: Eso es.
MAN: Pues voy.
MARIQ: Hay cierto inconveniente que no puedo decirte por ahora, pero que tal si lo dejas para mañana.
MAN: Muy bien.
MARIQ: ¿Quedamos así?
MAN: Sí.
MARIQ: Le hablaré a una señora para que están en su casa, hasta que los case el cura de la parroquia.
MAN: Yo la pondré donde se conserve su honra.
MARIQ: No en esa casa no hay entradas ni salidas. La señora es de edad, virtuosa y muy respectable.
MAN: Seguro.
MARIQ: No te ofrezco mi casa porque como ladrona huyo del dueño que le debo 3 meses de arriendo.No
sé pues de donde sacaré para que el tal no me ponga ante el juez. ¡Yo que jamás he tenido en mi conducta
una nota! Me pondrán en carceletas.
MAN: No diga eso.
MARIQ: ¡Ay, Pancho mío si resucitaras ahora y vieras a tu mujer…!
MAN: Basta, no llore…¿Y cuánto es lo que debe?
MARIQ: Nada. Solo 12 reales cada mes.
MAN: Vaya… tome usted.
MARIQ: No, no. No vayas a creer que lo he dicho a propósito.
MAN: Nada. Tome usted…
MARIQ: Ya que te empeñas… ¡Pero qué miro! ¡Mi alma, tú habías de ser! ¡Dios te lo pague!
MAN: Tratemos de otra cosa
MARIQ: Sí, sí de tu Julietita. Hazla dichosa y no temas a las murmuraciones.
MAN: ¿Pero qué van a decir?
MARIQ: De todo, no sabes cómo es la envidia en nosotras. Si la envidia fuera tiña todas fuéramos tiñosas.
Alguuien viene… ¿Es ella! (Y ahora que se hablen, poco me importa, ya urdiré otro plan)
MAN: ¿Qué dice usted?
MARIQ: Encomendándote estoy hijo a una santa.
JUL:(¡Qué veo!)
MAN: ¡Julieta!
JUL: (No … yo me retiro)
MAN: ¿Qué es esto? ¿Te inspire odio también? No decías que solo conmigo estarías?
JUL: (¿Qué hace aquí doña Mariquita?)
MARIQ: Acércate hijita que no asusto, ya me voy. Pasa, hija, adelante.
JUL: Estoy bien.
MARIQ: Adiós, pues hijo.
JUL: (temo sus intrigas)
MARIQ: ¡No le digas que yo te dí la idea! Tu palabra exijo.
MAN: Muy bien.
MARIQ:¡No hay riña niña! Ya solos están.
MAN: ¡Todo acá me asombra!
JUL: Dí, Manongo, ¿Qué habñlabas con doña Mariquita?¿No sabes que es un aborto del infierno esa
mujer?
MAN: Yo también así creía, pero ahora, la veo como un angel que Dios manda en mi Socorro.
JUL: Te engañas.
MAN: ¿A quién buscas en esta sala?
JUL: A mi padre, para hablarle sobre nuestro matrimonio.
MAN: Hubiera sido por gusto.
JUL: Imposible.
MAN: No hace mucho se puso furioso al verme sin escucharme.
JUL: Mi madre lo ha convencido.
MAN: También lo pienso.
JUL: Todos están contra nosotros.
MAN: Menos nuestro amor, que sabrá vencerlo todo.Huyamos Julieta a donde nos entrreguemos a nuestro
amor, sin estorbos.
JUL: ¡Huir! No, nunca.
MAN: Entonces me iré lejos, donde nunca más tus ojos me vuelvan a ver.
JUL: ¡Dios mío!
MAN: Terminaré vagando como un loco por tu ingratitude y tu abandono.
JUL: Calla, por Dios!
MAN: Se feliz a tu modo. Adiós para siempre.
JUL: ¡Espera!
MAN: ¡Déjame…!
JUL: Escucha, Manongo.
MAN: Nada. Hoy mismo me marcho a bordo. ¡Quédate tú!
JUL: Amor mío.
MAN: Te perdono.
JUL: ¡Aguarda…! Iré contigo. Estoy resuelta a todo.
MAN: ¡Ah! Julieta! Mi amor, mi tesoro. Tú eres la única que mitiga mis enojos, y esta misma noche saldrás
de este purgatorio.
Dios sabe que ha sido necesario este paso.
Ahora, permíteme voy a hablar a una tía mía, para que estés ahí, hasta que ante el todopoderoso te dé mi
adoración.
JUL: Alguien viene… vete, vete, que no nos encuentren solos.
MAN: A las siete, no te olvides…
JUL: Vete pronto
MAN: Adiós.
JUL: ¡Don Alejo!
MAN: ¡Qué! ¿No sé como me contengo!
ALE: (¡Los dos aquí conversando!) ¡Hola mi amiguita! Julieta.
JUL: Adiós.
RUF: Muy bien, tenemos un plan ¿ A que no adivina usted?
ALE: ¿Yo…? ¿Cómo?
RUF: Nos mudamos de aquí en el día.
ALE: Bueno, muy bueno. ¡Excelente! (Me la entrega en mano propia)
RUF: ¿Qué le parece?
ALE: ¡Bravo! ¡Bravísimo!
MARIQ: Pues, es una gran idea.
ALE: La verdad, esta casa es muy Antigua y endeble.
MARIQ: Cierto, está indecente.
RUF: ¡José..!
JOS: ¿llamaba usted?
ALE: Pongo mis 3 criados instruídos a su sewrvicio.
RUF: Gracias. Pero volviendo a nuestro plan. Tendría usted la bondad de ir a verme unas piezas vacías, por
Matosiete.Y mandarme las llaves con este mozo.
ALE: ¡Como no!
RUF: Lo importante es que a las siete estemos todos allá.Por que esta noche duermo allá.
MARIQ: Sin que lo huela el vejete de tu marido.
ALE: Ya entiendo (¡Magnífico!) (¡Esta viejaes una alhaja!)
RUF: Si pudiese volver para que nos lleve a Julieta y a mí.
ALE: Por supuesto.
MARIQ: ¡Qué señor tan buen cristiano, tan politico y cumplido!
RUF: Pues para mi marido al hombre más chabacano.
MARIQ: Pues a nosotras nos toca enseñar al que no sabe.
RUF: Le digo doña Mariquita, que no puede haberme dadoconsejo más acertado.
MARIQ: Hago lo que puedo hijita port u bien.
RUF: Cree que este plan funciones?
MARIQ: El homvre propone y Dios dispone.
RUF: ¿Pero qué piensa usted?
MARIQ: No quisiera meterme en asuntos de casados; me sobra con mis pecados.Pero, la rabieta que le dará
a tu marido, cuando vea que te has ido, dejando la casa vacía.
RUF: Ya no veo la hora, no sea que en la demora se arruine el plan.
MARIQ: ¡Jesús! ¡¿Qué me dirá el padre si se entera?! ¡Es tan escrupuloso! ¡Dios haga santo a tu esposo y a
tí te dé sufrimiento!
RUF: Así sea doña Mariquuita; sufrimiento me sobra. ¡Julieta!
MARIQ: ¡Ay, Dios mío! Qué punzada me ha dado aquí en la barriga.
RUF: ¿Qué le pasa?
MARIQ: La fatiga. No almorcé nada.
RUF: Ya la comida no tarda.
¡Julieta!
JUL: Allá voy.
RUF: Mire usted, si estaba oyendo.
JUL: Mamita… (¡Qué querrá?)
RUF: Mira todos vivamos en paz y de tu padre y la mía es esta la voluntad. Solo queremos lo major para tí.
No pienses que te quiero obligor, te equivocas. Tu dicha es mi ambición.
MARIQ: Mucho amor es el de tu madre.
RUF: A tu edad las mujeres no distinguen entre el bien y el mal, y una cara bonita nos impresiona, y creen
que ahí está su felicidad.
MARIQ: Todo aquí es perecedero; solo Dios es eterno.
JUL: (Ya sé dónde van)
RUF: En fin, hija es necesario que termines ese amorcillo, que solo haría tu desgracia por la eternidad.
JUL: ¡Oh! ¡Nunca, nunca! ¿Olvidarlo yo? Jamás.
RUF: ¿Qué es lo que dices?
MARIQ: Hijita. Dios no manda contestar a sus padres de ese modo. Sino que dice “Honra a tu padre y a tu
madre y vivirás por largo tiempo.”
JUL: Y tampoco querrá que con la libertad que él nos da, se me pretenda forzar por capricho o que sé yo.
RUF: ¡Véala nada más! ¡Si me da ganas de darle una Buena…!
MARIQ: ¡Jesús! Mientras más se vive, más se aprende y se oye más. ¡Qué mozas las de este tiempo! ¡Tan
alzadas! POr Dios Rufinita has que se confiese esta niña.
RUF: ¡Soy la mujer más fatal!
MARIQ: Es un cargo de conciencia dejarla así… a su entender sino le sucederá como a Rosa, la sobrina de
don Cosme, el capellán, que hace un mes se salió con un señor oficial dejando un mar de lágrimas a toda su
casa.
RUF: ¡Ay, doña Mariquita! ¡Mire este demonio de hija!
MARIQ: No te aflijas, si gustas le hablo a mi padre spiritual, y mañana tempranito la llevo a confesar.
RUF: Sí, doña Mariquita, haga esa caridad.
JUL: (¡Vieja malvada!)
MARIQ: No cries cólera, pues doña Rita de la impression que su hija tuvo una criaturita, casi se muere.
RUF: ¡Pobre muchacha! ¡Su honor cómo quedará!
MARIQ: ¡Ten mucha reserva…porque en confianza,nomás me lo contaron a mí.
RUF: ¿Y usted, me juzga capaz de venderla?
MARIQ: ¡Sé que no hablarás por eso te lo he contado! ¿Yo hijita soy incapaz de quitarle a nadie el crédito!
¡Dios no lo permita!
RUF: ¡Ya!
MARIQ: Todas somos frágiles y podemos tropezar.Como estamos revestidas de ésta mala carne…¡Ay!
RUF: ¿Qué le pasa?
MARIQ: No es nada.¡Estos ayunos me matan!
RUF: ¿Apetece tomar algo?
MARIQ: Un traguito de aguardiente.
RUF: Bueno.
MARIQ: ¡Ah! (eructa) ¡No debo ayunar!
RUF: ¡Pero, por qué ayuna?
MARIQ: ¡Ay, hija! Mientras nos da fuerzas el cielo, es preciso un poco de austeridad.
RUF: Voy a pedir que le traigan el aguardiente.
MARIQ: Y un pan.
RUF: Mercedes
MARIQ: Que lo pongan allá adentro.
MERC: Sí señora?
RUF: Tom alas llaves y saca un pan y el frasco de aguardiente y ponlo allá en la mesa. Escucha.
MERC: (¡Qué vieja tan…!)
RUF: Es necesario que sepas que nos vamos a mudar. Arregla todo lo de adentro. Y cuidado con decirle
nada a la niña y menos al señor; porque sino lo versa.
MERC: Está claro. (¡Qué tramarán!)
MARIQ: Me parece bien ocultárselo a tu hija y a tu marido, porque si llegan a olerlo…
RUF: No lo sabrán.
MARIQ: Una mujer no se debe dejar dominar por su marido ni por sus hijos. Si nos ablandamos se nos
suben a la cabeza.
¡Ay hija! Mis 3 difuntos, uno más diablo que el otro. Pero ¡Pobres! ¡Descansen en paz! Pore so no me he
vuelto a casar, por no pasar sus malos modos.
Aunque parezca mal que lo diga, cierto mozo, muy formal a donde voy, va como rabo, detrás; pero yo…
¡Jesús me libre de una tentación casual!
RUF: Doña Mariquita usted tendrá unos 50 a más
MARIQ: Tengo lo que represento… la que se me antoje…¡Sí!
RUF: No se moleste. No quise agraviarla.
MARIQ: ¡Ajá! Cambiemos de conversación.
RUF: (¡Cómo se hace la Chiquita…y ser mi abuela podrá!)
MARIQ: (¡Cincuenta años, se habrá visto…vieja es ella)
RUF: Doña Mariquita, mi marido…
MARIQ: Disimulemos.
JES: (¡Qué par!)
RUF: ¡Qué gesto pone!
MARIQ: ¡Silencio!
JES: (¡Hablando de mí estarán!) (¡Tan Buena es una como otra! Son Pilatos y Caifás)
RUF: Va ardiendo.
MERC: Ya está eso.
RUF: Vamos adentro.
JUL: Mucho me da que sospechar. ¿Mudanza tan repentina ahora Mercedes, a qué?
MERC: Señorita yo no sé; cosas de doña Rufina. Pero creo que por ustedes dos. De hecho diera ella su ojo
derecho por apartarla de él.
JUL: Con que tanto te encargó que no me dijeras nada?
MERC: Pero ya me cansó. Y me iré aunque de hambre padezca.
JUL: ¿Salió mi padre?
MERC: Sí señorita, hará una hora.
JUL: ¿Y qué sabes de mi madre?
MERC: Anda en continuo trajín con la endiablada vieja, que la adula y le aconseja. Y no sería raro que
entre tanto, se guarde alguna cosita en el seno.
JUL: Vete, espero visita.
MERC: Cuidado su mama no tarda en salir.
JUL: Poco me importa, pronto a otra reñirá. No a mí.
MERC: ¡Me deja absorta, niña!
JUL: Quiero ser franca contigo. Hoy de esta casa me salgo.
MERC: Bien hecho. Puede contra conmigo. Pero calle…
Aquí se cuela doña Mariquita.
MARIQ: ¡Ay! ¡Qué sala tan oscura!
MERC: (¡Qué vieja tan fastidiosa!)
MARIQ: ¡Mercedas! ¡Mercedes!
MERC: ¿Qué hay?
MARIQ: Te llama doña Rufina.
MERC: Ya voy. Adiós señorita.
MARIQ: ¡Oh, Julietita! Aquí estás.
JUL: (Dios mío la hora se pasa)
MARIQ: ¿Qué haces niña por aquí?
JUL: ¿Yo? Nada…
MARIQ: Siempre estás de mal humor conmigo. Yo solo deseo tu felicidad.
JUL: Gracias… (¡Qué fatalidad!)
MARIQ: Los malos comunicados si no se quitan se alivian.
JUL: No sufro ningún mal.
MARIQ: Soy testigo presencial de lo que se hace contigo Pore so, yo digo, tanta madre se condena. ¿?
JUL: (¡Hasta cuando no se irá!) (¡Qué suerte la mía!)
MARIQ: (Parece que no me escucha) No hagas caso cuando hablo candideses, lo digo pore star bien con tu
madre; de otro modo ¿que he de hacer?
Pero, ¡Qué buen gusto habías tenido! El joven es tan lindo como un retablo.
JUL: ¡Siento ruido! ¿Será él?
MARIQ: En fin. Me voy Julietita.
JUL: (Andate de una vez)
MARIQ: Mira pon a San Antonio de cabeza, para que no te demore el matrimonio.
JUL: Bien..(Ya está aquí)
MARIQ: Hablando del rey de Roma…
MAN: Julieta.
JUL: Manongo
MAN: Vamos.
MARIQ: ¿Cómo es eso? ¡Mira que te expones, niña…
MAN: Vamos. Qué nos detiene.
MARIQ: ¿No te dije que mañana?
MAN: ¿Mañana? No puede ser. Anda Julieta. Mira nos aguarda en la puerta
JUL: Aguarda…Tengo un miedo que me mata.
MAN: No temas nada. Ven, ven
JUL: Tengo un recelo.
MARIQ: ( A ver si los entretengo) Sí Julietita, haces bien.
MERC: ¡Señorita! Aquí viene la señora.
MARIQ:¡ Vaya adentro Julietita! (Alza la voz)
JUL: Por Dios, calle usted la boca.
MERC: Carguemos con ella( Agarra a Mariquita de los brazos y la tira) ( Se resiste)
MARIQ: ¿Qué haces?
MERC: Ande usted.(tirándola)
MAN: Bien Mercedes.
MARIQ: ¿Te has vuelto loca? ¡Rufinita! ¿ruf…!
MERC: ¡Chitón! (tapándole la boca)
MARIQ: ¿Dónde me llevan?
MERC: Al infierno.
RUF: ¡Julieta!
MAN: ¿La oyes?
JUL: Mi madre, vámonos.
MAN: Tápate.
JES: ¡Eh! ¿Dónde bueno?
JUL: ¡Mi padre!
JES: ¿Qué es esto? ¿Qué significa este escándalo?
MAN: Señor…
JES: ¿Dónde iban ustedes?
JUL: Yo…Señor…
JES: ¡Qué atrevimiento!
MAN: Señor…
JES: ¿Y usted.qué hace aquí?
MARIQ: Rezando.
JES: ¿Dónde está tu madre?
JUL: Adentro.
JES: ¡Doña Rufina! ¡Señora Rufina!
MARIQ: (De esta no escapamos, Dios mío, sácanos con bien)
JES: ¡Rufina!
RUF: ¿Qué son esos gritos? ¿Qué hay ahora? ¿Peor qué veo? ¿Dónde hay un palo?
MAN: ¡Señora!
RUF: ¿qué hace aquí?, ¡Contesta!
JUL: Nada
RUF: ¿Cómo?, y ese bribón?
JES: Buen cuidado tiene ud de su hija
RUF: No te dije que para nada salieras de tu cuarto?
JES: Mejor te estaría no moverta de su lado; así no hubiera, hace poco, impedido yo su rapto.
RUF: ¿Cómo?, ¿Quién?, ¿Este canalla? Y Ud, ¿qué hacía?
MARIQ:Rezando.
JES: O ayudándolos
RUF: Usted tiene la culpa por darle alas, para que vuele, a este pájaro.
JES: ¡Cállese de una vez! No vaya a ser que cargue con todos a palos aquí.
MERC: (¡Caramba!)
JES: Oiga usted, caballerito; así corresponde a mi afecto, como un malvado, no merece mi amistad ni para
bien ni para mal.
RUF: A pelar zapallos. (salen 3 mozos con muebles)
JES: Parense ahí
RUF: Sigan ustedes.
JES: ¡Zamarros, alto he dicho!.
CRIADOS: Deja, pues.
JES: ¿Se ha metido en esta alguna legion de diablos? ¿Qué es esto? ¡Responda usted.
RUF: ¿Qué ha de ser? Que ya me cansé y lo dejo.
JES: ¡Dios! ¿Me dan unas ganas…! ¿Y usted…? ¡Fuera de aquí!
RUF: Carguen…
JES: ¡ Largo! o los boto a garrotazos.
MARIQ: (hagámonos invisibles, esto está quemando)
RUF: Ya vé ud Mariquita, el trato que me da
MARIQ: Yo, hija … no me meto en asuntos de casados
RUF: Lo odio, le ha de costar a ud caro
MAN: Señora, por Dios …
JES: Ya lo veremos
ALE: Señores
RUF: A buen tiempo don Alejo. Venga ud
ALE: ¿De qué se trata? ¿algún vestido nuevo?, que lo haga una modista francesa, pore so me visten
extranjeros.
RUF: Oiga, don Alejo…
ALE: ya sé, chaleco de Monsievy Pruge, botas del alemán
JES: Déjese usted Don Títere, que no se trata de chalecos ni embelecos, sino de usted que es un pillo, un
bribón, un embustero, que ha logrado embaucar con sus mentiras y enredos a esta mujer ignorante.
RUF: No me insulte.
JES: ¡Silencio! Han perturbado la tranquilidad de mi casa…
ALE: ¡Don Jesús!
JES: Mas no sera por más tiempo. ¡Vaya! Tome sus cosas y lárguese, luego, luego.
RUF: No se irá.
JES: ¡Basta! Váyase usted caballero.
ALE: Entonces me insulta usted como a un negro.
JES: Como usted guste.
ALE: ¡Cuidado! Soy muy hábil con cualquier arma.
JES: Yo no tengo miedo a nadie.
ALE: Pues bien, entonces las armas.
RUF: Cálmese ud. Don Alejo.
JES: Escuche ud. : sino se calla y se va, lo agarro del fundillo y lo estrello contra el techo.
ALE: ¡A ver!
MAN: Señor, deje ud…
JES: ¡Cangrejo!
MAN: y ud, váyase…
CRI: Señor, afuera hay un caballero que desea hablar con ud.
JES: Dile que estoy ocupado
CRI: Pero señor, me ha encargado que es preciso que lo vea ahora mismo.
JES: ¡Qué entre!
CRI: Bien
JES: (¿QUÉ querrán ahora conmigo?)
JUAN: ¡Don Jesús!
JES: ¡Oh, amigo! ¿Cuándo llegó?
JUAN: En este mismo momento
ALE: (¿No es este don Juan Sarmiento?)
JUAN: Primero que nada, le entrego la carta de don Luis.
JES: ¡Don Luis! Gracias a Dios (al fin se acordó)
ALE: ¿Qué tratarán ahí los dos?
RUF: No sé.
JES: Pase ud, don Juan
JUAN: Señoras…
RUF Y JUL: Caballero
JUAN: Señores…¡Oh! Qué feliz casualidad… ¡Don Alejo! Mi amigo …
ALE: (¿Qué irá a decir?)
JUAN: Me ha ahorrado ud el trabajo de buscarlo, tengo aquí una carta de su esposa…
TODOS: ¡De su esposa!
JUAN: Que con mil encargos me la entregó cuando salí del Cuzco.
RUF: ¡Cómo! ¿el señor no es soltero?
JUAN: No, señora
ALE: (C’EST FINÍ!)
JES: Pues no podia ud traerns una nueva más feliz.
RUF: ¿Es possible don alejo, haber sido tan ruin?
ALE: Fue un desliz de juventud.
JUAN: Don Alejo, ¿cómo así en mi presencia puede con tal decaro mentir?. Don Jesús , ¿qué ocurre?
JES: Nada, sino que el señor tenía ya dado el sí para casarse nada menos que con mi hija y la madrina iba a
ser mi mujer
JUAN: ¿Qué dice ud?, ¡eso es muy vil?
RUF: (¡Tanto sonsa que le creí!)
ALE: ¡basta de agravios!
JES: Sino sale ud al punto le hago ñizcas un cuadril
ALE: Madamas
JES: ¡Largo!
JUAN: Ese hombre es un calabera
JES: La culpa la tiene esta tonta mujer, que lo atrajo y lo aduló, porque creyó… ¿qué se yo lo que creyó?!...
y una vieja endemoniada que, con capa de virtud, nos ha hecho aquí una ensalad de la casa y la salud.
MERC: (Se le acabó la gracia)
JES: De esas, don Juan, hay millares que fingiendo honra y estima y rezando una novena, le quitan sin tón y
són a la familia más Buena el reposo y la opinion.
RUF: (¡Ella no más me ha perdido! ¿No sé cómo le creí!)
MARIQ: Pues … ¡ya perdí el juvileo, por estarme aquí metida.
JES: ahí la tiene don Juan. Esa es la santita.ç
MARIQ: Adiós, pues hija… ya es tarde… hasta manna
JUL: ¡Malvada!
JES: Escuhe ud señora…
MARIQ: ¡Mi señora! ¡Qué mania! ¿Del Carmen o del rosario?
JES: Cuidado como es su vida vuelva ud por aquí, pues si por su mala suerte, así no lo hace, se expone a
que le mande dar una buena paliza, ¡Vaya ud a enredar al diablo!
MARIQ: ¿Yo para qué necesito de ud y de su familia?
JUAN: Váyase ud mi querida
MARIQ: ¿ Y a ud quién le ha dado vela en este entierro?
JUAN: No se exponga ud.
JES: ¡Vamos!
JUAN: ¡Qué mujer!, ¡Sí, es una arpía!
JES: Que pena que ud presenciara mi dolor
JUAN: No se preocupe
MAN: Permítame ud señor…
JES: Señora mía, tome ud este dinero que me envñía don Luis y largo de aquí.
Sí ud pretende vivir por su cuenta, yo también.
RUF: (¡Dios mío!, ¿qué digo?)
JUL: Padre mío…
JES: Que se vya, que me deje
JUAN: Mire ud a su pobre esposa cuán acongojada está
RUF: (encomendándose)
JES: (Cómo soy que me enternece)
RUF: (¡Ay señor! ¿a dónde iré?)
JUAN: Mi amigo, ¿qué piensa?, no hay atajo sin trabajo
JES: Es cierto, don Juan, lo sé
JUAN: ¡vaya! Restablézcase la paz, ¿a qué esos llantos ahora?
RUF: Sino lloro soy capaz de reventar
JES: En buna hora llegó ud aquí, don Juan, a desbaratar pratañas
JUL: Mamita
RUF: ¡Ay, hija de mis entrañas! (abrazándola, ¿qué hubiera sido de ti?)
JUAN: Se acabó, concluyó… acérquense
MAN: ¡Señor …!
JUL: Padre
JES: Bien, todo olvidado, den un abrazo a su madre (don Manuel y Julieta abrazan a doña Rufina) y tú
abraza a tu marido ( a doña Rufina con los brazos abiertos) La mayor satisfacción es lo que sale del corazón,
todo lo demás es una illusion. Desconfía en adelante de todo hombre pedante, que nunca la virtud fue
ficciosa ni petulante.
RUF: Siempre estaré sumisa a tu lado. Haré que así todos me vean.
JUAN: No hablar más del pasado
MERC: (Dios no quiera que sean promesas de enamorado)